Domingo 34º xto, rey

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1 1. MONICIÓN DE ENTRADA Bienvenidos a la Eucaristía. La Solemnidad de Jesús, nuestro Pastor y Rey del Universo marca el final de este ciclo de las misas y nos situamos a las puertas del Adviento, que iniciaremos el próximo domingo. Como escucharemos en las lecturas, y muy especialmente en el Evangelio de Mateo, Jesús es un Rey amoroso, que nos examinará del amor al final de nuestras vidas. El Reino de los Cielos no es otra cosa que un Reino de Amor. Jesús es, pues, un rey pacífico que quiere que seamos felices amándonos unos a otros. Él nos preguntará en el cielo ¿Os habéis preocupado los unos por los otros, habéis servido a los demás, especialmente a los pobres y a los débiles? No es sólo cuestión de servir a otros: Se trata también de servir a Dios, ya que el prójimo en necesidad no es sino Cristo mismo "disfrazado". Se trata, por lo tanto, de un acto de fe profunda y de amor sin límites. Esta fiesta de Cristo Rey, fue creada por el Papa Pío XI el año 1925. Quería decir al mundo que, a pesar de que muchos no creían en Jesucristo y querían quitarlo de en medio, Él, Jesús, era el verdadero “rey” del mundo que quiere reinar en nuestros corazones. Que la escucha de la Palabra de Dios fortalezca nuestra fe, nuestro amor y deseos de libertad. 2. PETICIONES DE PERDÓN * Señor Jesús, tú buscaste a los que estaban perdidos, vendaste a los heridos y fortaleciste a los débiles: Señor, ten piedad de nosotros. * Cristo Jesús, tú viniste a unir y juntar a los que estaban dispersos en la niebla y en la oscuridad. Cristo, ten piedad de nosotros. * Señor Jesús, tú te identificaste con los hambrientos y los enfermos, con extraños, extranjeros y presos. Señor, ten piedad de nosotros. 3.- ORACIÓN Oh Dios, Padre de los pobres: Tu Hijo Jesús nació entre nosotros pobre, humilde y dependiente. Abre nuestros ojos, nuestros corazones y nuestras manos para honrarle ahora como nuestro Rey y Señor, acogiéndole en los hambrientos y sedientos, en todos los solos y abandonados, en los marginados y encarcelados en los refugiados, en los pobres y en los enfermos. Que nuestro amor llegue a ser libre y espontáneo, como la ternura que tú nos has mostrado en tu Hijo. Acógenos en tu reino eterno preparado para nosotros por medio de Jesucristo nuestro Señor. Amén DOMINGO 34º del T. O. Jesucristo, Rey del Universo 20 de noviembre de 2011

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1. MONICIÓN DE ENTRADA

Bienvenidos a la Eucaristía. La Solemnidad de Jesús, nuestro Pastor y Rey del Universo marca el final de este ciclo de las misas y nos situamos a las puertas del Adviento, que iniciaremos el próximo domingo. Como escucharemos en las lecturas, y muy especialmente en el Evangelio de Mateo, Jesús es un Rey amoroso, que nos examinará del amor al final de nuestras vidas. El Reino de los Cielos no es otra cosa que un Reino de Amor. Jesús es, pues, un rey pacífico que quiere que seamos felices amándonos unos a otros. Él nos preguntará en el cielo ¿Os habéis preocupado los unos por los otros, habéis servido a los demás, especialmente a los pobres y a los débiles? No es sólo cuestión de servir a otros: Se trata también de servir a Dios, ya que el prójimo en necesidad no es sino Cristo mismo "disfrazado". Se trata, por lo tanto, de un acto de fe profunda y de amor sin límites. Esta fiesta de Cristo Rey, fue creada por el Papa Pío XI el año 1925. Quería decir al mundo que, a pesar de que muchos no creían en Jesucristo y querían quitarlo de en medio, Él, Jesús, era el verdadero “rey” del mundo que quiere reinar en nuestros corazones. Que la escucha de la Palabra de Dios fortalezca nuestra fe, nuestro amor y deseos de libertad.

2. PETICIONES DE PERDÓN * Señor Jesús, tú buscaste a los que estaban perdidos, vendaste a los heridos y fortaleciste a los débiles: Señor, ten piedad de nosotros. * Cristo Jesús, tú viniste a unir y juntar a los que estaban dispersos en la niebla y en la oscuridad. Cristo, ten piedad de nosotros. * Señor Jesús, tú te identificaste con los hambrientos y los enfermos, con extraños, extranjeros y presos. Señor, ten piedad de nosotros. 3.- ORACIÓN Oh Dios, Padre de los pobres: Tu Hijo Jesús nació entre nosotros pobre, humilde y dependiente. Abre nuestros ojos, nuestros corazones y nuestras manos para honrarle ahora como nuestro Rey y Señor, acogiéndole en los hambrientos y sedientos, en todos los solos y abandonados, en los marginados y encarcelados en los refugiados, en los pobres y en los enfermos. Que nuestro amor llegue a ser libre y espontáneo, como la ternura que tú nos has mostrado en tu Hijo. Acógenos en tu reino eterno preparado para nosotros por medio de Jesucristo nuestro Señor. Amén

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4.- DIOS NOS HABLA POR SU PALABRA PRIMERA LECTURA

� Comentario El momento en que tenemos que afrontar nuestra responsabilidad es ahora, el “gran día es hoy”. Hemos de prepararnos para el tiempo nuevo y por eso es oportuno meditar sobre todo lo que hemos hecho en el tiempo viejo. LECTURA DE LA PROFECÍA DE EZEQUIEL 34, 11-12. 15-17. Así dice el Señor Dios: Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas, siguiendo su rastro. Como sigue el pastor el rastro de su rebaño, cuando las ovejas se le dispersan, así seguiré yo el rastro de mis ovejas y las libraré, sacándolas de todos los lugares por donde se desperdigaron un día de oscuridad y nubarrones. Yo mismo apacentaré mis ovejas, yo mismo las haré sestear --oráculo del Señor Dios--. Buscaré las ovejas perdidas, recogeré a las descarriadas; vendaré a las heridas; curaré a las enfermas: a las gordas y fuertes las guardaré y las apacentaré como es debido. Y a vosotras, mis ovejas, así dice el Señor: Voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carnero y macho cabrío. Palabra de Dios. SALMO RESPONSORIAL (SALMO 22) R. - EL SEÑOR ES MI PASTOR, NADA ME FALTA. El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar. R.- Me conduce hacia fuentes tranquilas, y repara mis fuerzas; me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. R.-

Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor, por años sin término. R.-

SEGUNDA LECTURA

� Comentario San Pablo “profetiza” con el final de los tiempos, pero en el plano de la relación inefable entre el Padre y el Hijo. Además nos dice que el último enemigo de Cristo es la muerte y que esta también será derrotada. Cristo nos llevará a todos a la felicidad eterna. LECTURA DE LA 1ª CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS 15, 20-26a. 28 Hermanos: Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos. Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida. Pero cada uno en su puesto: primero Cristo, como primicia; después, cuando él vuelva, todos los que son de Cristo; después los últimos, cuando Cristo devuelva a Dios Padre su reino, una vez aniquilado todo principado, poder y fuerza. Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies. El último enemigo aniquilado será la muerte. Al final, cuando todo esté sometido, entonces también el Hijo se someterá a Dios, al que se lo había sometido todo. Y así Dios lo será todo para todos. Palabra de Dios. EVANGELIO

� Comentario Jesús nos dice que nos va a juzgar sobre nuestro amor que hemos dado a los demás y, por lo tanto, a Él. Cristo viene a dar sentido a las acciones de los hombres. No viene a destruir sino a

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recuperar lo positivo, a dar valor a lo que realizamos. Por tanto lo esencial no es lo que veamos en los demás, sino lo que hemos hecho por ellos. LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 25, 31-46 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -- Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: "Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme." Entonces los justos le contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?" Y el rey les dirá: "Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis." Y entonces dirá a los de su izquierda: "Apartaos de mi, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis." Entonces también éstos contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?" Y él replicará: "Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo." Y éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna. Palabra del Señor

REFLEXIÓN A la hora del juicio final no importarán las diferencias de razas, naciones o ideas. No importará lo que se creyó o lo que se dejó de creer —con la cabeza o con la boca—, s ino lo que se hizo o se dejó de hacer por los demás. Eso unificará a todos los seres humanos. A los de todos los t iempos. No habrá entonces ropajes de colores diferentes. Todos estarán desnudos ante Dios con un único equipaje: Sus obras de justicia. Hay tres ideas teológicas esenciales a este texto evangélico del juicio final. La primera es que el sentido de la vida humana es la fraternidad, la unión entre los hombres. Fuimos hechos por Dios para eso: Para que fuéramos hermanos. Y sobre eso serán juzgadas nuestras vidas. Seremos juzgados por el amor que hayamos tenido a los demás y por la capacidad que hayamos desarrollado de crear en el mundo condiciones fraternales de vida. En segundo lugar, este amor

no es una idea abstracta, un buen sentimiento, una palabra cariñosa. Son obras concretas: Dar de comer, vestir, visitar en la cárcel... Y hacer todo eso no necesariamente «por amor de Dios». Basta con que se haga por «amor al hombre». Si realmente es así, se está haciendo a plenitud y según la voluntad de Dios. Y esta es la tercera idea básica: Dios no nos juzgará por lo que le hayamos hecho «a él». Nadie ama a Dios directamente ni ofende directamente a Dios. Le amamos y le ofendemos en nuestro hermano (1 Jn. 4, 19-21). El hombre es el sacramento de Dios, la necesaria mediación y el único camino para llegar a él. Nadie será juzgado por su doctrina, por las ideas que tuvo sobre la religión, por los dogmas era los que creyó. Esas diferencias que existen hoy entre las distintas religiones y grupos no son fundamentales. Un diálogo profundo y serio nos haría ver ya ahora lo cerca que a veces podemos estar unos de otros, sin darnos cuenta. Nadie será juzgado tampoco por los actos de culto dir ig idos a Dios: Oraciones, penitencias, promesas, novenas, jaculatorias, primeros viernes, escapularios, velas. Eso no contará al final. Sólo contará el dar de comer, el dar de beber, el dar vestido... Cosas tan simples y tan básicas, las elementales «obras de misericordia» sa lvarán al hombre. Jesús —esto es esencia l a su mensaje—considerará como hecho a él mismo —y por él a Dios mismo—lo que se haya hecho por el hombre. Hay que evitar la interpretación de este amor y de este servicio en una dimensión puramente individualista. Nuestro prójimo no es sólo el hombre o la mujer individua les. Es, y hoy más que nunca, el hombre en la colectividad. Son las mayorías, la clase social explotada, la raza marginada, el

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pueblo oprimido y esclavizado. Dar de comer no es dar un plato de comida, por más que a veces esto sea urgente y necesario. Dar de comer es posibilitar que los pueblos coman y para esto es necesaria no tanto la beneficencia, sino la transformación de las estructuras económicas que impiden que hoy todos puedan comer. Y así podríamos decir de todos los actos de servicio por los que Dios juzgará a los hombres. Si a Dios le encontramos en nuestro hermano, el lugar privilegiado para ese encuentro es el hermano empobrecido y despojado de su misma condición humana por la ambición de otros hombres. El lugar del encuentro del hombre con Dios (lugar teológico) es la cárcel, el hospital, los barrios marginales, las chabolas, los guetos de inmigrantes, los campos de refugiados. Al final de la historia, Jesús, el pobre, nos juzgará en nombre de todos los pobres. El sentido último de la historia pasa por ellos. Nuestro compromiso con ellos determinará nuestra salvación o nuestra condenación definitiva. ORACIÓN DE OFERTORIO Oh Padre bondadoso: Éste es el pan que tú nos das para compartirlo con los pobres y éste es el vino que tú deseas que lo bebamos con todos los que han olvidado lo que es la alegría. Que tu Hijo Jesús venga a nosotros en estos signos y nos dé el amor y la fuerza para encontrarle en todos los que padecen hambre y sed de alimento material y de afecto, en los pequeños e inseguros. Que éste sea el sacrificio que aceptas con agrado, por medio de Jesucristo nuestro Señor ORACION FINAL TÚ, JESÚS, VALES MUCHO MÁS Que el poder de los poderosos de la tierra Que el bien que algunos presumen Que los millones de palabras que otros dicen TÚ, JESÚS, VALES MUCHO MÁS Que la alegría que el mundo vende Que la mano que otros esconden Que el corazón pequeño que otros ofrecen TÚ, JESÚS, VALES MUCHO MÁS

Más que los reyes del mundo Más que los príncipes de la tierra Más que los que piensan que son todo TÚ, JESÚS, VALES MUCHO MÁS Porque Tú vences con el amor Porque Tú sirves con el perdón Porque Tú sirves muriendo Por que Tú sirves caminando TÚ, JESÚS, VALES MUCHO MÁS

PASTOR DE ISRAEL, ESCUCHA (Sal. 79) Pastor de Israel, escucha: Vienes a pastorear la humanidad con la fuerza del Señor. Oigo tus silbos de amistad y veo tus gestos entregados. Eres un hermoso pastor, herido de amores. Mira, buen pastor, a tu grey numerosa, sufre sin cuento penas y dolores, anda dispersa por lobos desalmados, cunde el desaliento, son muchas las muertes y los llantos. Vienes con la paz, paz en tus ojos, paz en tus labios, paz en tus manos, paz en tu cayado. Eres un pastor pacífico, eres Paz-Pastor. Pero hay lobos fieros, hijos del diablo,

señores de la guerra, el mundo está en sus manos. ¿Qué puedes hacer, buen pastor? Yo defenderé a mis ovejas con mi Espíritu y mi Palabra. Yo enseñaré a mis ovejas con mi paz y mi Palabra. Yo alimentaré a mis ovejas con mi pan y mi Palabra. Yo haré pastores de mis ovejas con mi sangre y mi Palabra. Si hieren al pastor ya no se dispersarán las ovejas, estarán más unidas por la fuerza de mi Espíritu. Si muere el pastor, su sangre, en paz ungida, regará toda la tierra, y florecerán los pastores