Don en Blanco

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Ideología de un motivo literario : el don contraignant o don en blanco en el Amadís de Gaula Fernando C Universidad de Murcia R L’Amadis de Gaule constitue un champ privilégié en vue de l’étude du don contrai- gnant. En trente-quatre occasions le concept apparaît ainsi formulé. Plus de la moitié de ces occasions, dans leurs différentes variantes, concernent le livre premier. Elles se pré- sentent comme un moyen privilégié d’articuler la narration chevaleresque. Ce motif ren- voie aux sources anciennes de l’Amadis et à ses origines arthuriennes. Il est surtout inté- ressant d’observer, au cours des deux siècles de refontes et d’amplifications de l’œuvre, la nouvelle fonctionnalité idéologique qui apparaît dans les derniers livres de ce récit. Le motif se dégrade et peut amener un dénouement funeste, s’il est utilisé par un monarque ou par des personnages qui ne répondent pas aux valeurs idéologiques de la société féo- dale. Le motif réclame donc l’idéologie courtoise comme espace propre et authentique. R El Amadís de Gaula ofrece un campo privilegiado para el estudio del don con- traignant o don en blanco. En treinta y cuatro ocasiones aparece formulado como tal. Más de la mitad aparecen en el libro primero, ofreciendo sus distintas variantes y presentándose como recurso privilegiado para arti- cular la narración caballeresca. Este motivo remite a la antigüedad del Amadís y a su filiación artúrica ; pero, sobre todo, los dos siglos de refundi- ciones y amplificaciones de la obra permiten observar la distinta funcio- nalidad ideológica con que va apareciendo en los últimos libros de esta narración. El motivo se degrada y puede desencadenar un desenlace funesto si es utilizado por un monarca o personajes que no responden a los valores ideológicos de la sociedad feudal. El motivo reclama, pues, la ide- ología cortés como espacio propio y natural. , , , p.

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Crítica

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Ideología de un motivo literario :el don contraignant o don en blanco

en el Amadís de Gaula

Fernando C

Universidad de Murcia

R

L’Amadis de Gaule constitue un champ privilégié en vue de l’étude du don contrai-gnant. En trente-quatre occasions le concept apparaît ainsi formulé. Plus de la moitié deces occasions, dans leurs différentes variantes, concernent le livre premier. Elles se pré-sentent comme un moyen privilégié d’articuler la narration chevaleresque. Ce motif ren-voie aux sources anciennes de l’Amadis et à ses origines arthuriennes. Il est surtout inté-ressant d’observer, au cours des deux siècles de refontes et d’amplifications de l’œuvre, lanouvelle fonctionnalité idéologique qui apparaît dans les derniers livres de ce récit. Lemotif se dégrade et peut amener un dénouement funeste, s’il est utilisé par un monarqueou par des personnages qui ne répondent pas aux valeurs idéologiques de la société féo-dale. Le motif réclame donc l’idéologie courtoise comme espace propre et authentique.

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El Amadís de Gaula ofrece un campo privilegiado para el estudio del don con-traignant o don en blanco. En treinta y cuatro ocasiones aparece formuladocomo tal. Más de la mitad aparecen en el libro primero, ofreciendo susdistintas variantes y presentándose como recurso privilegiado para arti-cular la narración caballeresca. Este motivo remite a la antigüedad delAmadís y a su filiación artúrica ; pero, sobre todo, los dos siglos de refundi-ciones y amplificaciones de la obra permiten observar la distinta funcio-nalidad ideológica con que va apareciendo en los últimos libros de estanarración. El motivo se degrada y puede desencadenar un desenlacefunesto si es utilizado por un monarca o personajes que no responden a losvalores ideológicos de la sociedad feudal. El motivo reclama, pues, la ide-ología cortés como espacio propio y natural.

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D . L- L-

El motivo del « don contraignant » o « don en blanco » ha merecido laatención de medievalistas y romanistas1. La doble denominación delmotivo impone una cuestión previa. No es indistinto optar por una deno-minación u otra. Para Frappier, el « don contraignant » se caracteriza porsu carácter constringente. El don solicitado se revela al donador como coac-ción a su voluntad ya que se ve obligado a determinado comportamientoque, con frecuencia, no es el deseado ; este romanista lo caracteriza así :« C’est une coutume assez étrange, une déconcertante contrainte psychologique et, danscertains cas, une forme presque aberrante de la générosité2. »

La presencia del motivo en tantos textos y de tan variada tipologíainvita a una postura menos reductora que la de Jean Frappier que tiendea identificarlo con un origen céltico. Así, Philippe Ménard prefiere desig-nar este motivo como « don en blanc qui lie le donateur », respondiendo altítulo de su trabajo3, y señala la extraordinaria difusión del motivo en lite-

1. J. Frappier y P. Ménard señalaron la necesidad de investigaciones sobre el tema y tam-bién la dificultad de hacer una recopilación exhautiva de la presencia de este motivo en la lite-ratura medieval europea. Su presencia desborda formas y géneros literarios (Jean FRAPPIER,« Le motif du don contraignant dans la littérature du Moyen Âge », in : Amour courtois et Table ronde,Ginebra : Droz, 1972, p. 225-264 ; Philippe MÉNARD, « Le don en blanc qui lie le donateur :réflexions sur un motif de conte » in : An Arthurian tapestry. Essays in memory of Lewis Thorpe, Uni-versity of Glasgow, 1981, p. 37-53). En fechas posteriores a los trabajos señalados me ocupé deeste motivo en la narrativa en verso no artúrica (Fernando CARMONA FERNÁNDEZ, « Elmotivo del don contraignant en la narrativa en verso de los siglos y », in : Actes du XVIIIe

Congrès international de linguistique et de philologie romanes, Tubinga, 1988, t. 6, p. 427-436) y en elAmadís de Gaula (id., « Largueza y don en blanco en el Amadís de Gaula », in : Juan PAREDES(ed.), Medievo y literatura. Actas del V Congreso de la Asociación hispánica de literatura medieval, Granada,1995, p. 507-521) ; L. Jefferson ha extendido el estudio al Lancelot en prosa (Lisa JEFFERSON,« Don – don contraignant – don contraint : a motif and its deployment in the french proseLancelot », Romanische-Forschungen, Frankfurt am Main, 104 : 1-2, 1992, p. 27-51) ; R. Dubuis haanalizado comparativamente la presencia del motivo en Hartmann von Aue (Roger DUBUIS,« Yvain et Iwein : Variations sur le motif du don contraignant », Marche-Romane, 30 : 3-4, 1980,p. 81-91) ; R. Crespo en el Novellino y Lilia E. F. de Orduna en el Belianís de Grecia (RobertoCRESPO, « Il ‘don contraignant’ nel Novellino », Medioevo-Romanzo, 15 : 3, 1990, p. 353-363 ;Lilia E. F. DE ORDUNA, « Algo más acerca del don en blanco en los libros de caballerías caste-llanos », Anclajes. Revista del Instituto de análisis semiótico del discurso, I, 1, 1997, p. 149-158).

2. Frappier afirma que puede considerarse el motivo como « don artúrico » por la frecuen-cia de su uso en los relatos bretones pero no en cuanto a su origen (J. FRAPPIER, art. cit.,p. 226). Se trata de una costumbre bárbara y anticortés que hay que remitir a la tradición céltica yemparentarla con costumbres de sociedades primitivas como el potlatch (Ibid., p. 244-249) ; deli-mita espacialmente el origen del motivo retrotayéndolo a las épocas más arcaicas. Las dos pre-sencias del motivo en la Biblia (Pasaje de Herodes y Salomé, San Mateo, 14, 3-12 ; y el de Estery Asuero, Libro de Ester, 5, 1-8 y 7, 1-7) y los dos pasajes en que aparece en las Metamorfosis deOvidio (la historia de Faetonte, II, 40-8 ; y el de Sémele y Júpiter, II, 287) los desestima porqueno se concede el don a requerimiento de un solicitante, sino que arranca de la iniciativa deldonador. Las restantes presencias del motivo en la literatura del y el siglo siguiente las jus-tifica por la influencia de la literatura artúrica.

3. « Le terme de “don contraignant” utilisé par J. Frappier a l’avantage de la brièveté, bien qu’il manque

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ratura no artúrica (fabliaux, lais, Cleomadés de Adenet le Roi, Floire et Blan-chefleur, el Charroi de Nîmes, el Roman de Thèbes, crónicas medievales, etc.). Eldon contraignant, para este estudioso, es menos constringente por las salva-guardas que se hacen en su concesión en los relatos artúricos siendo másbien su concesión en blanco el rasgo caracterizador4.

Si el motivo está presente en momentos destacables de la narraciónartúrica5, en la narrativa no artúrica del la importancia del don se irádebilitando. Seguirá presente en los dos romans de Jean Renart pero limitado a un recurso que puede facilitar los deseos de los personajesprincipales y facilitar un final feliz6. Hacia la mitad del siglo , en laManekine7, aparece el don utilizado de una forma sorprendente ya que vaa ser la causa de las penalidades y desgracias de nuestra protagonista8. A

un peu de clarté. Je préférerais dire “don en blanc qui lie le donateur”, même si la formule est un peu longue »(P. MÉNARD, art. cit, p. 38).

4. Para Ménard, los elementos fundamentales del motivo son tres : 1) La concesión del donen blanco, incluso sin petición previa, 2) demanda precisa y 3) concesión final (ibid., p. 40). Aleliminar los dos elementos reductores – solicitud previa y carácter constringente –, este recurso seabre a tantas modalidades que puede convertirse en un motivo folclórico de cuento popular(ibid., p. 46). Tras los trabajos de estos estudiosos, se puede entender que optar por una deno-minación u otra – don contraignant o en blanco – implique orientarnos por la caracterización deldon hecha por uno u otro de estos romanistas.

5. Aparece en el punto de partida o la culminación del relato. Así, por el don, Erec consiguesu matrimonio con Enide (Erec et Enide), Alejandro obtiene de su padre el permiso para mar-char a la corte de Arturo (Cligés) e Yvain partir a los torneos con Gauvain ; y Lunette, mástarde, lo utilizará para reconciliar a Yvain con Laudine (Le chevalier au lion). En la primera de lasnovelas de Chrétien, el matrimonio y la aventura final, culminación de las aventuras caballe-rescas de Erec – Joie de la Cort –, dependen de la utilización de este recurso. En Le chevalier aulion, su doble utilización sirve para abrir la crisis fundamental de la narración y cerrarla al final(F. CARMONA, « El motivo del don contraignant en la narrativa en verso… », p. 429-431).

6. En L’Escoufle (1200-1202), el emperador de Roma utiliza este recurso para pedir al condeRichard el matrimonio del hijo de éste, Guillaume, con Aelis, hija del emperador. El condeavisa al emperador que un matrimonio tan desigual no será aceptado por sus barones ; a lo queresponde que utilizará también con ellos el recurso de pedirles el don, lo que hace a continua-ción (v. 2136-2303). En su roman posterior, Roman de la Rose o Guillaume de Dole (1210), reapareceel don como solución a una situación similar a la del relato anterior : ahora, el emperador deAlemania, dispuesto a casarse con la joven Lienor que pertenece a la baja nobleza ya que eshija de un valvasor. El emperador, como en el relato anterior el de Roma, se propone romperla resistencia de sus barones al matrimonio desigual recurriendo también al don (v. 3082-3095) ;aunque en esta ocasión las vicisitudes posteriores de la narración no harán necesario que seponga en práctica.

7. Se ha datado esta obra entre 1270 y 1280 manteniéndose la datación que hizo su editorH. SUCHIER ; recientemente J. Dufournet la atribuye a Philippe de Rémi, padre, ubicándolaentre 1230 y 1240 (Jean DUFOURNET, « Introduction à la lecture de Jehan et Blonde de Phi-lippe de Remy », in : Jean DUFOURNET (dir.), Un roman à découvrir, Jehan et Blonde de Philippe deRemy, XIIIe siècle), París : Champion, 1991, p. 7-49, p. 7-10).

8. La narración comienza con la reina de Hungría que, moribunda, pide un don en blanco asu marido (v. 117-120). El rey se lo concede (« sur ma loialté le vus jur », v. 127) ; y la reina le revelael contenido de la promesa que es que sólo se case con una mujer totalmente semejante a ella.El esposo ratifica su compromiso siguiendo la fórmula habitual de la aceptación del don (« joul’otroi bien », v. 143). Obligado por sus barones a contraer matrimonio para tener heredero y

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principios del siglo siguiente, Jean Maillard, en su Roman du comte d’Anjou(1316), retoma el argumento de la Manekine pero elimina el don9.

Hacia finales del , en la Chastelaine de Vergi, el desenlace trágico delos protagonistas se debe a una promesa en blanco hecha al duque de Bor-goña por el amante de la Castellana. Este acepta la petición del duque dedecirle la verdad sobre lo que le pregunte10. Cuando conoce la natura-leza de la pregunta es demasiado tarde y tiene que revelar su secretoamoroso, lo que da lugar a la tragedia final. En fin, esta narración, comolas que acabamos de señalar, confirma que, desde la segunda mitad del, el motivo del don tiende a diluirse en su formulación o es disfuncio-nal en el relato ya que viene a causar la desgracia de los protagonistas. Sealeja de los relatos de igual manera que la narrativa se aleja del códigocortés11.

Puede sorprender que a finales del siglo , con el Amadís, el recursoreaparezca con un protagonismo extraordinario, aunque los problemasde autoría y datación de la obra y el tono de los primeros libros retrotraena una época anterior. Por la frecuencia y la variedad de situaciones enque aparece el motivo del don, esta novela caballeresca ofrece un campoprivilegiado para su consideración.

La presencia de este recurso no es ajena a la cuestión de su datación yantigüedad. Se ha considerado el Amadís como novela artúrica. Frente ala designación genérica de libro de caballerías y novela de caballerías, que seríala adecuada para el Tirant lo Blanc, aquella se ha denominado « roman deAmadís de Gaula »12 y se ha datado la aparición de los primeros libros haciafinales del siglo aunque su conocimiento nos haya llegado con unossiglos de retraso13.

comprometido por el don a casarse con una mujer semejante a la reina difunta se ve impulsadoal matrimonio incestuoso con su hija que es la mujer más semejante a la difunta reina, sumadre.

9. Los deseos incestuosos del padre surgen de la tentación del demonio al contemplar labelleza de su hija (v. 241-272). Si en la obra de Philippe de Remy hay cierta perversión en el usodel don, con Jean Maillard, se ha optado por su eliminación. El espíritu cortés del don en blancoparece alejarse de la narrativa de principios del .

10. Fernando CARMONA (ed.), Jean Renart, El lai de la sombra. El lai de Aristóteles. La Caste-llana de Vergi, Barcelona : PPU, 1986, v. 217-239.

11. En un trabajo anterior he abordado la función y significación que tiene el motivo ennarraciones en verso no artúricas del – las de Jean Renart y la Manekine de Philippe deBeaumanoir – ; y concluía en su valor de recurso de intriga, dramático y acomodado por elnarrador a las necesidades del desarrollo de la acción (F. CARMONA, « El motivo del don con-traignant en la narrativa en verso… », p. 436).

12. Juan Bautista AVALLE-ARCE, Amadís de Gaula : el primitivo y el de Montalvo, México,1990, p. 19 y 35.

13. La antigüedad del texto refundido por Montalvo se explicaría por la rápida y tempranadifusión que tiene la literatura artúrica por la península ibérica, como prueban las referenciasde Guerau de Cabrera en su ensenhamen (hacia 1170), o los versos de Guillem de Berguedá refe-rentes a Tristán (antes de 1196, fecha de su muerte) o las menciones del rey Alfonso el Sabio ; lo

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Se ha señalado la procedencia artúrica de algunos nombres14, perohay más : el gusto medieval por el anagrama hace que los nombres de losfamosos monarcas bretones estén ante los ojos del lector, y de los estu-diosos de esta novela, sin haberse reconocido : Lisuarte es el anagrama de Li Artus (-()15 = -). El nombre de la reina es otro ana-grama derivado de Ginebra : (--- = --)16. La homofoníaentre Gaula y Galuá (Perceval le Galois), Elisena y Elena, Leonorina de Le-onor-ina, Amadís y Tantrís o París, etc. convierte la onomástica en una alusión, omás bien resurrección, enmascarada de la corte artúrica17.

La fidelidad del roman de Montalvo al artúrico explicaría la presenciadel don contraignant o en blanco en la narración del siglo . En 1995, cons-taté su presencia en treinta y cuatro ocasiones en las que es formuladocomo tal, que se incrementaría con los casos en los que el narrador alude

confirmarían las continuas referencias del Amadís al roman artúrico (ibid., p. 19-35 ; PedroBOHÍGAS BALAGUER, « La novela caballeresca, sentimental y de aventuras » in : GuillermoDÍAZ-PLAJA, Historia general de las literaturas hispánicas, Barcelona : Barna, 1968, vol. 2, p. 189-236, p. 222-224). Sobre testimonios manuscritos e impresos anteriores a Montalvo, verJ. M. CACHO BLECUA, « Amadís de Gaula » in : Carlos ALVAR y José Manuel LUCÍAMEGÍAS, Diccionario filológico de literatura medieval española. Textos y documentos, Madrid : Castalia,2002, p. 192-198, p. 192-196 y Martín DE RIQUER, Estudios sobre el Amadís de Gaula, Barce-lona : Sirmio, 1987, p. 8-35.

14. Quadragante que derivaría de Calogrenant y Nicorán, caballero del rey Lisuarte, deNichorant amigo de Tristán (Tristan en prose) ; y el grito de guerra de los monarcas es el mismo :« ¡ Clarence ! » el de Arturo y « ¡ Clarencia ! » de Lisuarte (J. B. AVALLE-ARCE, op. cit., p. 244y 270-271).

15. La e añadida a Lisuart es una e paragógica que tiene vigencia literaria hasta bien entradoel siglo .

16. Ginebra se pronunciaría Sinebra. En el siglo , se mantenía la confusión de g, j y x conla s. « Otras vezes escrevimos s y pronunciamos g – dice Nebrija en 1517 – ; y por el contrario,escrevimos g y pronunciamos s » (cit. por Rafael LAPESA, Historia de la lengua española, Madrid :Gredos, 1968, p. 34-35).

17. El gusto por el anagrama tiene larga tradición medieval ; recordemos cómo firmaba susobras Jean Renart convirtiendo el último verso en un anagrama de (« en li-gion », Guillaume de Dole, v. 5655). Contemporánea a la redacción del primer Amadís, hacia 1285,es la del Roman du Castelain de Coucy et de la Dame de Fayel cuyo autor se vale de un recurso simi-lar – engien, lo llama –, un acróstico por el que las letras de su nombre – Jakemes Sakesep – for-man las primeras de los últimos versos de su roman. La literatura artúrica gustaba del juego depalabras buscando correspondencias sonoras. Recordemos el juego de palabras – la mer, amer yl’amer (mar, amor y amargo) – en el Tristán de Thomas (Christiane MARCHELLO-NIZIA(ed.), Tristan et Yseut. Les premières versions européennes, París : Gallimard, 1995, v. 38-71). Los nom-bres de Leonoreta y Leonorina evocan el de Lienor (protagonista de la novela señalada de JeanRenart) ; nombre que nos refiere al honor caballeresco en sus distintas grafías (onor, enor, anor). Lasprimeras letras de Oriana, or-ori, recuerdan oro-onor y a la Soredamor (« sobredorada de amor »)del Cligès de Chrétien de Troyes ; Galaor sugiere la unión de Galaad (que tuvo difusión en laforma antroponímica de Galás) y -or. Las fecuentes terminaciones en -án de nombres, comoGuilán, Florestán, Esplandián, suenan a manera de un eco de los de Galván o Tristán. M. deRiquer piensa en la procedencia del nombre de Amadís del protagonista del roman del Ama-das et Ydoine ; Galaor de Galahors, variante de Galahot ; Arcalaus de Archelaus (Tristan enprosa) ; y Oriana de Orianda, hada benéfica del cantar de gesta Maugis d’Aigremont (M. DERIQUER, Historia de la literatura universal, Barcelona, 1984, vol. 3, p. 448-449).

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o supone su concesión sin formularlo. Más de la mitad de las concurren-cias, casi la veintena18, tiene lugar en el libro I ; las restantes aparicionesdel don, se distribuyen entre los demás libros : cinco, siete y tres, respecti-vamente.

La tarea refundidora y creadora de Montalvo, y antecesores másinmediatos se centra en los últimos libros. El carácter primitivo del libroI, datado en las últimas décadas del siglo , e influido por el espíritufeudal y cortés de la novela bretona, explicaría la eclosión de este motivoen correspondencia con otros recursos narrativos de dicha época19.Podríamos pensar que el motivo del don explica la antigüedad de la obray la antigüedad, el motivo.

A pesar de la larga génesis del Amadís, el tratamiento del don pareceanclado en el espíritu cortés de finales del y principios del ; sinembargo, su menor presencia en los últimos libros y la mayor imprecisiónen su formulación hace pensar en una decadencia del motivo influida porla época posterior de nuevas versiones y prosificaciones.

Algunos pasajes remiten al don como contraignant, en el sentido de don« extraño » y « aberrante » de Frappier. El episodio final del primer libro,en el que combaten Galaor y Florestán, reproduce la última aventura deErec en la novela de Chrétien : el vergel del roman francés, y la floresta de lanarración española, desempeña la misma función en ambos textos. Ellugar es tan importante que aparece en el nombre que da a su defensor(Florestán). Los caballeros combaten encarnizadamente y el desenlace trá-gico se evita en el último momento por el reconocimiento en el Amadís.

18. En el artículo anterior, he señalado dieciocho en el primer libro pero teniendo encuenta que en una misma situación se concede más de un don por dos caballeros a personasdistintas, caso de Briolanja y Grovenesa, podemos incrementar el cómputo (F. CARMONA,« Largueza y don en blanco en el Amadís de Gaula », in : Juan PAREDES (ed.), Medievo y literatura.Actas del V Congreso de la Asociación hispánica de literatura medieval, Granada : Universidad de Gra-nada, 1995, p. 507-521).

19. J. B. AVALLE-ARCE señala la clara diferencia entre los dos primeros libros y los res-tantes que son posteriores al siglo concluyendo en el carácter artúrico de aquellos por elpredominio de la onomástica bretona y de la técnica narrativa del entrelazado del roman sobre laalternancia que sustituye a aquella a partir del libro II ; el libro I, pues, se atiene a los rasgoscaracterizadores del roman no sólo por sus rasgos lingüísticos – de lingua franca, la designa esteestudioso – y recursos narrativos sino porque predominan los rasgos de la fin’amors : amorsecreto y adúltero, maravilloso pagano y ausencia de lo religioso cristiano, y valoración de lasociedad feudal sobre la concepción monárquica cristiana que empieza a imponerse a partirdel libro II. Este estudioso ve a partir del episodio de Peña Pobre (II, lii) « un decidido aleja-miento de los principios rectores del amor cortés y una exaltación de los valores cristianos queauguran el derrumbe ideológico de la cortesía » (J. B. AVALLE-ARCE, op. cit., p. 424). Y másadelante : « En este mismo momento [se refiere a la lucha de Amadís con el Endriago dellibro III] comienza la oscura desbandada de todas las ideas y cánones del amor cortés, lo quese hace de claridad meridiana en el libro IV y último. […] Estrepitosamente se ha venido abajoel tinglado del fin’amors, con fines ulteriores que Montalvo hará claros y patentes en Las sergas deEsplandián » (ibid., p. 426).

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La anagnórisis tampoco falta en el Erec ya que Maboagraín, defensor delvergel, es un caballero de Arturo y Enide es prima de la joven que le haimpuesto el don de defender el lugar. La identificación de Maboagraín yFlorestán por sus armas bermejas (v. 5995 y p. 61620), el rito de tocar elcuerno (v. 6138-67 y p. 619) ; la facultad de las damas de sanar heridas delos combatientes de uno y otro relato (v. 5109-11 y p. 625), la resistenciade los caballeros a dar sus nombres ; en fin, una sucesión de datos enambos pasajes que manifiesta la filiación del texto conocido del siglo al francés del .

Esta situación dramática que está a punto de llevar a un desenlacemortal a nuestros protagonistas es causada por don entendido principal-mente como contraignant ; su carácter constringente predomina de maneraque el vencido es a la vez liberado de una promesa primitiva y bárbara21.Tiene lugar en un espacio mágico (vergel del Más Allá o floresta) en el queel don ha funcionado como encantamiento que ha negado la libertad alcaballero y, paradójicamente, su promesa lo ha hecho prisionero de suhonor y de su amor según la exposición que el mismo Maboagraín hace(v. 6044-6077). Vive en la prisión (« avoec li tenir an prison », v. 6093) ya quedejarse vencer, opción que le tienta, supone perder a su dama y su honor(v. 6078-98). El autor del Amadís suaviza y humaniza el pasaje : elimina laspicas que sostienen las cabezas de los caballeros vencidos, el cuernopierde su carácter mágico y sólo sirve para llamar al caballero y expresarel desafío. El elemento contraignant del don sólo explica la presencia delcaballero en el lugar : cuando Galaor pregunta la razón de que el caba-llero « estraño » esté defendiendo la floresta, recibe esta respuesta : « que élprometió un don a una donzella antes que aquí viniesse, y demandóleque guardasse aquella floresta » (p. 618) ; su presencia se debe también alsometimiento directo a su dama : « y tiénelo consigo, que no lo dexa salira ninguna parte ; y porque él ha querido algunas vezes salir a buscar lasaventuras, la dueña por lo detener fácele passar algunos cavalleros que loquieren con que se combata » (p. 617). El conflicto entre promesa cons-tringente y cortesía caballeresca del texto del siglo tiende a diluirse en eldel .

El autor del Amadís utiliza el don dentro del proceso de adaptación cor-tés que ha tenido lugar en la narrativa a partir de Chrétien22. De aquí lapreocupación del narrador de eliminar elementos primitivos constringentes.

20. Cito los versos por la edición de D. Poirion (Daniel POIRION (ed.), Chrétien de Troyes.Œuvres complètes, París : Gallimard, 1994) y remito a las páginas de edición de J. M. Cacho Ble-cua (ed.), Garci Rodríguez de Montalvo, Amadís de Gaula, Madrid : Cátedra, 1991).

21. Al final del Amadís, el don que obliga a nuestro héroe a poner en libertad a Arcaláus apa-rece también como constringente (p. 1720).

22. F. CARMONA, « El motivo del don contraignant en la narrativa en verso… »

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Cuando, utilizando este recurso, una doncella le pide su nombre a nues-tro Donzel del Mar, este se niega inicialmente invocando que no debe uti-lizarlo contra la libertad del donante : « no sois en ello cortés en querer deningún hombre saber nada contra su voluntad » (p. 299)23.

E AMADÍS

Los caballeros saben que la concesión del don ha de servir para su reali-zación y afirmación como tales. El libro I consagra el recurso como laforma primordial del desarrollo narrativo : nuestros protagonistas sonarmados caballeros, entran en la aventura caballeresca, descubren su nom-bre y su identidad, combaten y multiplican sus proezas ; hasta les permiteocultar su personalidad y mantener una intriga que se resolverá con laanagnórisis. El aplazamiento en la revelación del don concedido provocacierto suspense e inquietud y puede derivar en riesgos que hagan peligrarla vida de nuestros valientes, o las relaciones con su amada cuya pérdidasería la peor de las desgracias. Hacer un resumen de sus apariciones don nos obliga a resumir casi todo el libro o, al menos, los pasajes másimportantes lo que nos hace ver su importancia en la construcción de lanarración :

Tras los tres primeros capítulos consagrados a los orígenes e infanciadel Doncel del Mar (Amadís), en el cuarto, podrá ser armado caballerogracias al don en blanco que Oriana pide a su padre ; Agrajes, que ya lo era,lo utilizará para que su padre le permita combatir con su tío amenazadopor sus enemigos. Nuestro Doncel encuentra en la puerta de un castillo auna doncella que ha sido deshonrada por sus moradores y a la que hacejusticia. Esta conocerá el nombre de su salvador recurriendo al don (VI)24.Galaor, gracias a este recurso, solicitará al Caballero de los Leones (Ama-dís) ser armado caballero, admirado por sus hazañas e ignorando que essu hermano. El novel caballero iniciará sus hazañas por la promesahecha a su padre adoptivo que recurre al don (XI). Amadís, por el mismorecurso, es obligado a presentarse en la corte de Lisuarte para proteger auna doncella (XIV). De la corte de Lisuarte tendrá que salir por las noticias que le llegan de Galaor. Encuentra un enano al que tiene que

23. El padre adoptivo de Galaor le pide a éste un don que lo concede con la siguiente con-dición : « con tanto que no sea estorvo de ir yo a ganar honra » (p. 341). Amadís se presentaráen la corte de Lisuarte pero con la condición de que el rey no le demande nada contra suvoluntad (p. 387) ; Amadís concede un don a una doncella con la condición de poder cumplirlo(« que podamos cumplir », p. 610) ; en el último don del capítulo final del libro I, Galaor se loconcede a Floristán con la condición de que « buenamente sin mi vergüença pueda complir »(p. 645). Podríamos multiplicar los ejemplos que vienen a confirmar la actitud de los caballerospor mantener este recurso dentro del espíritu de la cortesía.

24. Hago referencia con los números romanos a los capítulos correspondientes del libro.

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otorgar el don para que le lleve a donde se encuentra su hermano. A con-tinuación, unos caballeros, que buscan a Amadís para vengarse de él,conocerán su identidad recurriendo también al don (XVII). El enano se loexige para obligarle a entrar en el castillo de su peor enemigo, Arcaláus.La aventura es tan temible que el enano está dispuesto a retirarle la obli-gación de su cumplimiento pero nuestro caballero saldrá victorioso yliberará a los cautivos de unas celdas infernales como Cristo en su des-censo a los infiernos, así es aclamado nuestro héroe por los liberados ; y sedará a conocer a ellos como el caballero que llegó allí por el don prometidoal enano (XVIII-XIX). Liberado Galaor y recuperado de sus heridas sedispone a proseguir sus aventuras pero, en un momento de descuido, uncaballero le arrebata armas y caballo ; una doncella está dispuesta ainformar sobre el lugar en que se encuentra aquel caballero a cambio dela concesión del don. Este es vencido y como la doncella era su amantedeclara que aplicará el don como instrumento de su venganza ; por suparte, Amadís concede otro don a otra doncella cuyo cumplimiento tam-bién queda aplazado (XXI). El don concedido por Galaor le obliga acombatir con su hermano Amadís desconociendo ambos la identidad desu contrincante. La doncella, que era sobrina de Arcaláus, buscaba laperdición de ambos (XXII). Más adelante, otra doncella implora a Ama-dís por el caballero vencido que es su amante, nuestro héroe accedepidiéndole un don (XXVII) que Amadís, generoso y cortés, utilizará másadelante para facilitar el matrimonio de la doncella con su enamorado(XXXI). En la corte, Lisuarte hace dos promesas en blanco de forma pre-cipitada e interesada ; el rey se compromete a devolver unas arquetas conel manto y la corona que contienen o lo que aquellos caballeros le pidan(XXIX). Cuando regresan los caballeros, las arquetas están vacías yOriana, obligado el rey por la promesa en blanco, será entregada al mal-vado Arcaláus que es la verdadera identidad de uno de los caballeros ; eldon concedido precipitadamente por el rey a una doncella dará lugar aque el monarca caiga también en manos de Arcaláus (XXXIV). En con-traposición al comportamiento del rey, la reina, en plenas cortes, pide undon a su esposo y a la nobleza presente. Es el momento en el que la con-cesión del don encuentra el más solemne y grandioso marco. El don le esconcedido por aclamación unánime y la reina lo utiliza para estableceruna especie de don-ligio, o preferente, es decir que todos los caballerosantepongan la protección de dueñas y donzellas a cualquier don concedido ahombre alguno. El don en blanco queda así integrado con toda solemnidaden la ética caballeresca (XXXII). A continuación, en el capítulosiguiente, una doncella se presenta en la corte para pedir ayuda. Amadísy Galaor parten con ella pero resulta ser una trampa y les hace sus pri-sioneros ; ante el dilema de morir o prometer que abandonan la fidelidad

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a Arturo, optan por lo segundo, aunque se valdrán de una ingeniosaestratagema para evitar el cumplimiento de dicha promesa (XXXVIII).Más adelante, a cambio de una información sobre un caballero, una don-cella conseguirá la concesión de dones en blanco de los tres caballeros –Amadís, Agrajes y Galaor – (XL). El concedido por Amadís que le obligaa estar encerrado en una torre hasta tener un hijo de Briolanja lleva anuestro caballero casi a la muerte, ya que la prefiere a ser infiel a Oriana.Briolanja viendo el desenlace funesto al que conduce el don acaba porsuspender la obligación, rechazando el autor la solución difundida deque Oriana permite a Amadís las relaciones con Briolanja para evitar sumuerte (XL). En el capítulo siguiente, el don concedido por aquella don-cella a Galaor le lleva a enfrentarse en combate con su hermano Flores-tán (XLI). Mientras tanto, Amadís y Agrajes parten con Briolanja y Gro-venesa a cumplir con la misión que les habían prometido ; conociendonuestras jóvenes doncellas la facilidad con que nuestros caballeros conce-den dones antes de resolver los anteriores con sus consiguientes demoras,una y otra recurren a Amadís y Agrajes, respectivamente, solicitándolesun nuevo don que es una especie de don-preferente demandándoles « quepor ninguna cosa que viessen saliessen del camino sin su licencia dellas,porque se no ocupassen en otra afrenta sino en la que presente tenían »(XLII). En el siguiente, y último capítulo del libro que finaliza con el felizreencuentro de nuestros protagonistas, no falta la presencia de la solicituddel don que expresa la caballerosidad de Florestán, recién integrado algrupo, que solicita de Galaor que no le ayude en combate, ocurra lo queocurra, a no ser en una situación extrema.

Como puede observarse en este resumen, el recurso del don permite enla-zar episodios y aventuras e impulsar la acción narrativa que responde aun don o se inserta en alguno pendiente de cumplirse. El carácter constrin-gente del don mantendrá la intriga y la sorpresa ; y el aplazamiento en suenunciación, una especie de suspense. La peripecia y el reconocimiento quecaracterizan la metábasis, o narración complicada de la poética aristoté-lica, son caracterizadores de nuestro roman25 pero se organizan y articu-lan gracias al señalado recurso del don.

El don puede tener función y significación específicas según atendamosal demandante del mismo, al donante o a la naturaleza de lo demandado.En primer lugar, estarían los casos en los que demandante y donante pertenecen al mismo grupo de caballeros o al mismo linaje : a) entrecaballeros : Galaor obtiene de Amadís ser armado caballero y Florestán

25. Susana GIL-ALBARELLOS, Amadís de Gaula y el género caballeresco en España, Valladolid :Universidad de Valladolid, 1999, p. 50-51.

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de Galaor que no le ayude en combate ; b) entre padres e hijos : Agrajesconsigue de su padre entrar en combate ; o viceversa, el gigante y padreadoptivo de Galaor obtiene del hijo ayuda contra su enemigo ; c) en ter-cer lugar, las peticiones singulares de Oriana y la reina su madre : Ama-dís será armado caballero por la petición de Oriana al rey Perión, padrede nuestro héroe, cuya filiación es aún sólo conocida por el lector ; o lareina pide a su esposo, que encabeza la asamblea de barones, la señaladaprotección preferente de damas y doncellas por los caballeros.

En segundo lugar, tendríamos la modalidad de caballeros demanda-dos por personajes secundarios : doncellas, otros caballeros o enanos.Podríamos distinguir dos tipos de demandas : unas, legítimas en las que serecurre a la ayuda caballeresca por una situación de injusticia ; y otrasque podríamos designar de ilegítimas ya que se utiliza el don indebida-mente para tender una trampa que cause daño al donador. Así, por unlado, tendremos a) la doncella socorrida por Amadís y que obtiene sunombre por medio del don ; igualmente, los de Briolanja y Grovenesaque consiguen de Amadís y Agrajes, respectivamente ; y, por otra parte,b) los de doncellas perversas que atentan contra nuestros caballeros yasea contra su fidelidad amorosa como la que le exige que tenga un hijode Briolanja o las que llevan a luchar a Amadís y Galaor ; y a éste, con-tra su hermano Florestán. Comportamiento similar tiene el enano queutiliza el don para introducir a Amadís en el castillo de Arcaláus o losque buscan a nuestro caballero para matarlo y utilizan el don para cono-cer su identidad.

En tercer lugar, por su interés en la narración y su carácter peculiar,colocamos los dones que concede el rey Lisuarte y provocan la mayor cri-sis de su reino y de la narración. Por el primero, queda « endonado » conuna doncella, por soberbia y vanidad, ya que ella se limita a provocarlo(p. 519). A continuación, siguiendo este pasaje, entran en la corte trescaballeros con una arqueta de la que sacan una corona de oro que suscitala codicia del rey (« el Rey la catava mucho con sabor de la aver », p. 520)y un manto para la reina que tiene la virtud de mantener la armonía con-yugal de su poseedora (« Y la Reina, que mucho amava al Rey, ovo saborde aver el manto, porque entre ellos fuessen los enojos escusados »,p. 522). Se aplaza la posible compra y el rey queda depositario de laarqueta que contiene estos preciados objetos con el siguiente compro-miso real : « Cavallero, agora creed que vos avréis lo que demandardes, oel manto y la corona » (p. 522). Los reyes constatarán, después, queambos objetos han desaparecido ; y, obligado por el don, el rey tendrá queentregar a Arcaláus, verdadera identidad del caballero, a su hija, Oriana,y el concedido a la doncella es utilizado como una trampa que lo haceprisionero del malvado Arcaláus.

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Podríamos establecer inductivamente, en el funcionamiento de esterecurso, el principio siguiente : el don puede ocasionar grave perjuicio aldonante por la naturaleza del demandante o por las condiciones en quese concede. Es decir, cuando el solicitante es un personaje envilecido pordeseos de venganza, por abuso de la justicia, por traición, etc., o cuandose solicita como contraprestación de un servicio. Así, Amadís concederáel don al enano como contraprestación a una información que le llevaráal lugar donde se encuentra Galaor : « Sí llevaré – dixo el enano –, con talque me otorgués un don, y iréis comigo donde vos le demandare »(p. 418). Cuando Galaor sale tras el caballero que le ha arrebatado sucaballo y sus armas, encuentra a una doncella que le pide el don en simi-lares condiciones al caso anterior : « Pues si me otorgáis un don – dixoella – yo vos juntaré con él » (p. 458). La doncella lo utilizará para quecombata con Amadís buscando la muerte del caballero y su venganzaparticular. Los « sendos dones » (p. 613) dados a una doncella a cambiode información sobre un caballero arrastran, por una lado, a Amadís casia la muerte porque le obliga inicialmente a tener un hijo con Briolanja y,por otro, a luchar a Galaor con Agrajes.

Nuestros caballeros nunca piden un don como contraprestación. Hayun momento en la narración que parece que Amadís va a responder a esetipo de comportamiento26 pero lo utilizará, con la consiguiente sorpresade la doncella donante, para facilitar el matrimonio de ella con su ena-morado (p. 536-539). El don solicitado por Amadís como contrapresta-ción resulta no ser tal ya que sirve para manifestar la generosidad denuestro caballero.

El principio señalado de que el don dado como contraprestación puedecausar daño y desgracia al donante explica el sentido del pasaje anteriordel rey Lisuarte. El rey queda endonado con un desconocido que le mues-tra la arqueta con los ricos objetos. El hecho de no ir armado, aunquevaya acompañado de dos caballeros armados, hace pensar en un merca-der y, como tal se expresa, ya que está dispuesto a vender la corona y elmanto. Demasiado tarde conocerá el rey que es el malvado Arcaláus. Elmonarca será víctima de su enemigo, más que por la astucia de éste, porsu propio pecado al conceder un don interesado movido por la codicia(« con sabor de la [la corona] aver »). Este pasaje y los anteriores señala-dos muestran que el don sólo debe ser manifestación de generosidad caba-lleresca. El comportamiento villano y burgués (de la villa y del burgo) fun-dado en el intercambio interesado puede pervertir la ética de la larguezacaballeresca.

26. Una dueña le pide que no dé muerte a su tío al que acaba de vencer y nuestro caballeroaccede a cambio de que se presente en la corte de Lisuarte en donde le pedirá un don (p. 511).

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Lisuarte, como Arturo, fracasa a la hora de conceder el don27 ; ambosson unos monarcas cargados de cierta ambigüedad ideológica. Aunqueen la idealidad literaria, representen el orden de valores de la nobleza de lasegunda edad feudal, recordando la famosa tesis de Erich Köhler, no dejade proyectarse en aquellos monarcas ideales la amenaza histórica que lamonarquía de los siglos y , ya sea la capeta francesa o la castellanade la península ibérica, representa para los intereses de la nobleza de laépoca28. A pesar de las luchas de poder entre la monarquía y la nobleza,ambas se necesitan mutuamente. La nueva monarquía centralista erauna fuente de riqueza29 y la dependencia real una garantía de su conser-vación. La pertenencia a la « clientela » del rey facilitaba la promociónsocial. Esto contribuía a aumentar su poder por su número pero propor-cionará al rey una nobleza « de servicio » más sometida al poder monár-quico.

La nobleza, en Castilla, a finales de la Edad Media alcanzará unaextensión inusual30.

En los años en que se compone el primer libro del Amadís, Alfonso Xintenta fortalecer una institución monárquica centralista sobre las insti-tuciones feudales y de vasallaje31 lo que dará lugar a levantamientos de lanobleza, aprovechando problemas de sucesión de la monarquía, y luchasencarnizadas que se prolongarán hasta pasada la minoridad deAlfonso XI y el advenimiento de la dinastía Trastamara. Ésta aceptarácompartir el poder con una « nobleza nueva » y de « servicio » que se

27. Recordemos el pasaje de Lancelot de Chrétien de Troyes en el que Keu obtiene, recu-rriendo al don, que Arturo le confíe a la reina para combatir contra Méléagant. La derrota delsenescal la convierte en prisionera del caballero enemigo (D. POIRION, ed. cit., v. 154-187).Como en el Amadís, la precipitada concesión del don por el rey causa la prisión de la familia real.

28. Las novelas de Chrétien de Troyes, negando en la ficción la existencia de villanos y bur-gueses, y las de Jean Renart, en las que son desalojados del poder (L’Escoufle) o aparecen comocoro que celebra el restablecimiento de una monarquía feudal representado por el matrimonioentre el emperador y la hija de un valvasor (Guillaume de Dole), manifiestan la crisis política quede Felipe Augusto al reinado de San Luis vive la monarquía y la nobleza (F. CARMONA,1987). En Castilla, al contrario de lo que ocurre en otros reinos peninsulares como el de Ara-gón, hacia la mitad del « se había sometido al gobierno de un rey fuerte, absoluto » (Marie-Claude GERBET, Las noblezas españolas en la Edad Media, Madrid : Alianza, 1997, p. 68).

29. « La fuente de enriquecimiento realmente se encontraba en el rey, que autorizaba las“presuras”, otorgaba las recompensas, los sueldos en metálicos y, sobre todo los “prestimo-nios”, que eran acaparados en seguida » (ibid., p. 69).

30. « Oscilaba entre un 10 por ciento y un 15 por ciento de la población, mientras que enla Corona de Aragón era de un 1,5 por ciento, densidad corriente en Europa » (ibid., p. 382-383). Esto podría explicar la prolongación temporal del interés por la literatura bretona en elreino de Castilla.

31. La legislación del Rey Sabio tiende a dar al monarca el poder absoluto : « Según las Par-tidas, el señorío real convertía al rey en señor natural, por encima de todos los señoríos y juris-dicciones, lo que implicaba el derecho a legislar, juzgar, hacer la guerra y la paz, recaudar losimpuestos, acuñar moneda y nombrar a los oficiales » (ibid., p. 121).

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pliega más fácilmente a los intereses monárquicos, pero hasta la llegadade los Reyes católicos no podremos hablar de pacificación y control de lanobleza. Es en este largo periodo, de más de dos siglos, en el que aparece,se amplifica y se refunde el Amadís. Si el libro I se atiene al molde narra-tivo cortés respondiendo a la ideología feudal de la narrativa francesa desegunda mitad del y principios del , los libros III y IV, cuentanprincipalmente las luchas entre Amadís, caballero por antonomasia, yLisuarte, representación de la nueva monarquía32. Las tensiones políticashistóricas están en los conflictos dramáticos de nuestra narración ; y noson ajenas a los vaivenes narrativos que sufre el motivo que considera-mos. Del Lisuarte artúrico y feudal de los capítulos iniciales pasaremos a otro más piadoso y cristiano ; de la misma manera, Amadís sufre unproceso similar33.

La obra de Montalvo es una fuente privilegiada al recoger las distintasvariedades de utilización del motivo que estudiamos en el primer libro.La pervivencia en los libros siguientes señala su prolongación en la litera-tura caballeresca de los últimos siglos medievales. He señalado anterior-mente la disfuncionalidad del motivo al pasar a la narrativa no artúrica.Igual que se convierte en un motivo extraño para la literatura no cortés,la caballeresca no podrá vivir sin llevarlo. Cervantes lo sabía y lo repro-dujo en dos momentos importantes en la primera parte de su Quijote34.

Aunque los últimos libros se escriben bajo la influencia del prestigio dela monarquía de los Reyes católicos35, se mantiene una especie de ley

32. Montalvo inicia el penúltimo libro con el siguiente rótulo : « Comiença el tercero libroen el cual se cuentan de las grandes discordias y cizañas que en la casa y corte del rey Lisuarteuvo por el mal consejo que Gandandel dio al rey por dañar a Amadís y sus parientes y amigos »(p. 945). En el libro cuarto, tiene especial protagonismo la batalla entre Amadís y Lisuartetanto por su ubicación como por su extensión (ver J. B. AVALLE-ARCE, op. cit., p. 343-344).« La acción se debate – señala Cacho Blecua – entre el poder absolutista del rey a la hora denombrar un heredero de sus posesiones y la negativa a aceptar sus decisiones. Se trata de unproblema dinástico, germen de continuos conflictos históricos entre nobleza y rey en la Casti-lla de los siglos y » (J. M. CACHO BLECUA, Amadís : heroísmo mítico cortesano, Madrid :Cupsa, 1979, p. 302).

33. « Amadís ya actúa como el caballero cristiano – señala Avalle-Arce –, cuya misión esdefender la religión, catequizar y evangelizar » (J. B. AVALLE-ARCE, op. cit., p. 374). Refirién-dose al libro III, dice este autor en sus Conclusiones finales : « una aventura la emprende porDios, no por su dama, la del Endriago. De pronto nos hallamos ante una caballería a lo divino,una caballería cristiana, que dan al episodio la impronta característica de la ideología de Mon-talvo » (ibid., p. 417).

34. Francisco RICO (ed.), Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, Barcelona : Crítica,1998, p. 55 y 338.

35. J. B. Avalle-Arce señala que la valoración de la monarquía en el libro III se debe a lainfluencia de la figura del Rey católico (J. B. AVALLE-ARCE, op. cit., p. 313). J. M. Cacho-Blecua señala que el autor procura no caer de parte del rey ni de la nobleza y, optando por latregua, evita una victoria definitiva de Amadís (J. M. CACHO BLECUA, Amadís : heroísmomítico…, p. 270 y 306).

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sobre la incompatibilidad del monarca con la buena fortuna en la conce-sión del don. La crisis entre la nobleza y su monarca que cierra el libro IIse debe a la negativa del Lisuarte a conceder un don solicitado por Ama-dís que lo formula también en nombre de Agrajes y Galvanes. El don, conla generosidad que caracteriza a nuestros caballeros, no es para beneficiode ellos sino como dote para Madasima. La ingratitud y mezquindad delrey queda manifiesta (p. 893-896).

El libro III prolonga la misma actitud del narrador en el manejo deldon. Su concesión es algo que caracteriza y enaltece a la caballería y no esutilizado con el mismo resultado por el monarca. Así, Galaor invoca lacostumbre de que el caballero novel debe conceder el primer don que sele pida para exigirlo pero, en realidad, es un gesto generoso (p. 999)36 ; yGrasandor lo solicita a Amadís para combatir junto a él (p. 1097). Losúltimos capítulos del libro presentan el contraste entre la corte llena decortesía del emperador de Constantinopla y la del rey Lisuarte degra-dada por el comportamiento del monarca.

En ambas cortes, la utilización que hacen los respectivos monarcas deldon señala las diferencias. Al ver a la hija del emperador, Leonorina, suhermosura le lleva a recordar la de Oriana quedando transportado ensus pensamientos para acabar rompiendo en lágrimas (p. 1162). El empe-rador preocupado por las penas del Caballero de la Verde Espada, nom-bre por el que es conocido ahora nuestro héroe, pregunta a Elisabad,maestro y médico que le acompaña, sobre la razón de su tristeza. Paraello, recurre cortésmente a una promesa en blanco, recurso similar a lasolicitud del don37. La actitud generosa y caballeresca de este monarca seconfirma a continuación cuando le dice al maestro que intente que sequede en su corte el caballero « y todo lo que demandare se le otorgará »(p. 1164). Leonorina intentará conocer el secreto amoroso del caballerorecurriendo también al don ; en este caso, solicita tres dones : le pide queuna de las coronas que lleva la entregue a la doncella más hermosa y laotra la envíe a la dueña también más bella. Nuestro caballero, en un gestode galantería coloca la primera sobre la cabeza de Leonoreta procla-mándola la doncella más bella (Oriana ya no es doncella). La joven prin-cesa le pide en correspondencia con el tercer don que le diga el nombrepor la que había llorado y que enseñorea su corazón. El caballero se resistey la doncella no cede. Él, finalmente, encontrará una salida ingeniosa :

36. El don en algo consustancial a la condición de caballero, es decir, empieza a realizarsecomo tal con la concesión del don.

37. El emperador le dice : « — Maestro quiero que me digáis una verdad si la sabéis […].El maestro le dixo : — […] Dezirvosla he de muy buena voluntad. — ¿ Por qué llora agora –dixo el Emperador – El Cavallero de la Verde Espada » (p. 1163). Elisabad sólo le podrá res-ponder que « es gran fuerça de amor que le atormenta teniendo soledad de aquella que ama. »

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Sabed, señora, que aquella que yo más amo es la misma a quien vos embiáisla corona, que al mi cuidar es la más hermosa dueña de cuantas yo vi, y ahúncreo que de cuantas en el mundo hay. Y por Dios, señora, no queráis de mísaber más, pues que soy quito de mi promesa (p. 1167).

Leonorina reconocerá que ha intentado tenderle una trampa paraconocer su secreto y en compensación le regalará un anillo. La escena secerrará arrancando la joven e ingeniosa doncella a nuestro héroe quealargue su estancia unos días y lo amenaza de que, en caso contrario, lohará prender por sus doncellas :

Y este don vos demando que le otorguéis de grado ; si no, faré que os prendanestas mis donzellas, y no havré qué os gradezca (p. 1172).

Contrapunto a esta corte griega, en la que brillan la generosidad y lacortesía, aparece el comportamiento del rey Lisuarte.

Nuestro héroe, ahora llamado el Caballero Griego, está comprome-tido por el don dado a Grasinda de proclamarla, incluso por la fuerza delas armas, en la corte de Gran Bretaña como la más hermosa de todas lasdoncellas. Amadís puede cumplir con este compromiso (p. 1182-1183) yaque Oriana tiene un hijo suyo, por lo que no es doncella aunque losdemás lo ignoren. Los caballeros romanos solicitan el don de ser ellos losque entren en justas contra el Caballero Griego y sus acompañantesdesoyendo el rey la buena razón y el consejo de esperar a Galaor yNorandel (p. 1243-1244). De nuevo, Lisuarte da un don precipitadamentea unos caballero ensoberbecidos y, como le dice al rey Grumedán, « la sober-via nunca ovo buena fin ; y assi espero que os acaescerá, pues que segúnvuestra alabança sois capitán y caudillo della » (p. 1245). Agramón, tíodel rey, se aleja de la corte ante el desatino del monarca no sin antesreprenderle por su soberbia que le hace entregarse a malos caballeros,alejarse de los buenos y desoír el buen consejo (p. 1246-1247)38.

En libro IV, el don aparece como forma de culminar, cerrar o abriraventuras. Así, Amadís pide a Lisuarte el don de que, a su vez, pida a suhija el de pasar la prueba del arco encantado de los leales amadores(p. 1619-1620). Por otra parte, otro don obliga Amadís a poner en libertada Arcaláus39 y el rey por otro, accediendo a la demanda de ayuda de unadoncella, es raptado con encantamiento40. La narración finaliza con

38. Ante el ermitaño Nasciano, en el libro IV, Lisuarte reconocerá que su « coraçón yvoluntad de la sobervia sojuzgado estuviesse » (p. 1501).

39. Amadís reconoce que se trata de una especie de don contraignant – como diríamos noso-tros – ya que resulta excepcional, como nuestro caballero confiesa : « Y bien puedo dezir quedesde la hora que cavallero fui, nunca servicio ni socorro que a dueña ni donzella fiziesse fuecontra mi voluntad, si éste no » (J. M. CACHO BLECUA, ed. cit., p. 1720).

40. J. M. Cacho Blecua señala el paralelismo de esta escena con la desafortunada concesióndel don por parte del rey a la doncella en el libro I. En ambos pasajes, es aprisionado el monarca

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Esplandián que, armado caballero, tiene que ir a Constantinopla por eldon hecho previamente por Amadís de enviar a un caballero de su linajede no poder ir él (p. 1760).

C :

El análisis de las variadas representaciones del don en el Amadís permiteconcluir afirmando su carácter feudal y cortés, a la vez que su funciona-lidad propia de la ética caballeresca. Frappier afirmando el origen célticoy el carácter constringente del don, respondió a la tesis sociológica de Köh-ler, con la afirmación de que « le don contraignant est anticourtois »41. Enel Suplemento a la segunda edición de su libro, el estudioso alemán le res-ponde, autocitando un trabajo anterior, que su interés no se dirige a losorígenes celtas de los motivos sino al fin y la función que desempeñan42.Si se piensa en el origen y se pone el acento en el término contraignant, sepuede pensar con Frappier en un motivo que amenaza el espíritu de lacortesía ; si atendemos, en cambio al sustantivo, don, y consideramos másque su constringencia, su función más amplia de don en blanco, nos remite altema de los dones, expresión continua, en la literatura cortés, de la gene-rosidad y la largueza, virtud principal de la caballería43.

El intercambio de presentes ocupaba un lugar primordial en la socie-dad bárbara y guerrera ; y la largueza es la forma de distinción y articu-lación social. Los trovadores, como Marcabrú, lamentan su decadencia yes la cualidad resaltada en la presentación de los protagonistas de los laiso romans. En otra ocasión44, analizando la composición del Guillaume deDole, he señalado la importancia del tema de los dones como recurso que

por el don concedido. « Amadís y Galaor lograron ayudarle para librarse de la trampa maqui-nada por Arcaláus. El esquema se repite, pero ahora la tarea está destinada a su nieto » (ibid.,p. 1743, n. 13).

41. J. FRAPPIER, art. cit., p. 257, n. 61. 42. Erich KÖHLER, L’aventure chevaleresque. Idéal et réalité. Études sur la forme des plus anciens

poèmes d’Arthur et du Graal (1a edición 1956, tr. francesa 1972), suplemento a la 2a edición, París :Gallimard, 1974, p. 301.

43. E. Köhler había escrito en 1956 (ibid., tr. francesa de 1972, p. 39) : « C’est ainsi que la lar-gesse se généralise comme vertu par excellence, englobant tout. Elle se rattache à la réalité aussi bien par la dis-tribution de riches présents au cours de fêtes ou d’occasions particulières que par le simple acquittement de l’en-tretien, mais ce n’est qu’avec le don, qui signifie au royaume d’Arthur l’autorisation à l’action, au départ enchevauchée, à l’aventure, qu’elle prend tout son sens. […] Mais dans l’ensemble, largesse, au sens général etsous ses formes spécifiques de distribution des biens, et don sont les seuls liens qui unissent cette société » (subra-yados del autor). J. Marx habla del mundo artúrico como « arrastrado y ligado a una especiede carrusel de regalos » y, comentando el Perlesvaus, dice : « La Cour repose sur le don. Si la faculté dudon s’affaiblit chez le Roi, le ressort de la vie de la Cour est brisé, la raison des exploits et la chaîne qui lie le don du donateur à sa contrepartie, l’aventure et le risque du recevant disparaissent » (Jean MARX, La légendearthurienne et le Graal (1a edición 1952), París : Slatkine Reprints, 1981, p. 72 y 74.

44. F. CARMONA, « El motivo del don contraignant en la narrativa en verso… », p. 151-152.

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cierra las escenas que componen la narración y forma de interrrelaciónde los personajes45. En esta obra, frente al rey centralista capeto, el empe-rador alemán y feudal ; y frente al monarca que cobra impuestos, elemperador liberal que se limita a recoger los frutos de su generosidad(« Mult li fesoient / plus d’onor / cil present que s’il les taillast », v. 609-610). Una generosidad ideológicamente interesada que propugna elregalo espontáneo46 – el « present » – en vez del impuesto – la « taille ». Eldon en blanco es sobre todo don, es decir expresión del donars caballeresco,llevado a cabo hasta el extremo de poner en peligro la identidad física yespiritual de sus ejecutantes. Se convierte, pues, en un rasgo tan consus-tancial a la nobleza caballeresca que es incompatible su utilización porlos que no pertenecen a ella, reyes antifeudales o villanos. Este recurso sedegrada y se convierte en disfuncional o perturbador para la sociedadcaballeresca si es utilizado por un monarca que se aleja de los valores deésta como Lisuarte lo que no ocurre con el emperador de Constantino-pla como con el alemán del Guillaume de Dole. Largesse y don son patrimo-nio ideológico de la sociedad feudal caballeresca. Y, como muestra elAmadís, sólo en aquella literatura que responde a la ideología cortés y feudal encuentra el motivo del don en blanco su espacio natural.

45. El arte narrativo de este relato responde a su pensamiento político enunciado al princi-pio de la narración : muestra al protagonista, el emperador Conrado, alejado del comporta-miento de los monarcas de la época del autor ya que no sólo no da el poder a los villanos(v. 575-586) sino que en vez de aplicar una política impositiva y fiscal suscitaba la generosidadfavoreciendo el intercambio de dones (v. 593-610).

46. J. Frappier afirma que el don contraignant es « anticortés » y contrapuesto al cortés : « le doncourtois, la “largesse”, c’est l’effet d’une générosité spontanée et sans contrainte » (J. FRAPPIER, art. cit.,p. 258). He subrayado el calificativo « espontáneo » con cierta intención irónica ya que la lar-gueza cortés no es tan desinteresada como pretende la sociedad idealizada de los textos litera-rios ni libre de contradicciones. Por una parte, la largueza y el donars es un valor contrapuesto aavareza y escarsetat que caracteriza la cortesía (feudal) frente a la villanía (monárquica y burguesa).Por otra parte, la generosidad caballeresca no es ajena a la función redentora y mesiánica delcaballero, que recuerda la del guerrero del cantar de gesta. La liberación de cautivos en unlugar del Más Allá y tras vencer a seres demoníacos (Ivain, Lancelot, Amadís, etc.) invita a pen-sar en una ética de la abnegación y renuncia personal propia del modelo cristiano.