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HISTORIA AGRARIA · n.º 41 · Abril 2007 · pp. 205-247 · © SEHA 205 ¿Es la relación entre el ser humano y la ganadería un hecho exclusivamente económico? ¿Existe una cultura de la carne más allá del centro comercial y de la fast food? ¿Es la sacralización del ganado en la India un fenómeno peculiar o se ins- cribe en una corriente más profunda? Cuestiones como éstas están implícitas en el libro de Donald K. Sharpes, profesor de educación de la Universidad Estatal de Arizona, experto en humanidades y cien- cias del comportamiento. Su pesquisa a través de museos y bibliotecas de medio mundo (Siria, Gran Bretaña, Chipre, Israel, Francia, EEUU entre otros) le conduce a establecer una premisa inicial que explica en una extensa introducción: las ceremo- nias del culto al toro son universales, en el tiempo y en el espacio, mientras que la huella del culto a la vaca permanece a lo largo del tiempo en el idioma, la alimenta- ción, la vestimenta y los complementos, la ciencia, la medicina e incluso la construc- ción. Se nos propone una obra de historia cultural, con constantes referencias a la antropología y que versa sobre las implica- ciones etnográficas, religiosas, artísticas y literarias de las estrategias y recursos de subsistencia. Sin embargo, el libro que nos ocupa no es fácilmente clasificable, ya que aparece una evidente interdisciplinariedad con la apelación a la explicación económi- ca y medioambiental del proceso de la domesticación. Estamos pues ante una obra compleja en sus ambiciones y en los temas tratados, no así en su prosa, fluida, ágil y a veces en exceso coloquial. La introducción da a entender que vamos a asistir a una narración diacrónica de la relación entre el vacuno y el humano, ejemplificada en las diferentes produccio- nes culturales según el contexto histórico. Para el lector español puede resultar una propuesta tópica, dada la relevancia signi- ficativa de la tauromaquia, interpretada como ceremonial de reafirmación de la muerte del toro, representación de la fuer- za y de la virilidad, y dramatización históri- ca de la domesticación de la vaca, fuente de recursos alimenticios que por su valor era divinizada en las sociedades antiguas. Pero no estamos ante una obra de historia cultural sino ante un trabajo multidiscipli- nar con intencionalidad divulgativa, lo cual se traduce en una estructura un tanto dis- persa y casi más identificable, en la hete- rogeneidad de sus enfoques y contenidos, DONALD K. SHARPES Sacred Bull, Holy Cow. A Cultural Study of Civilization’s Most Important Animal New York, Peter Lang Publishing, 2006, 302 páginas.

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HISTORIA AGRARIA · n.º 41 · Abril 2007 · pp. 205-247 · © SEHA

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¿Es la relación entre el ser humanoy la ganadería un hecho exclusivamenteeconómico? ¿Existe una cultura de lacarne más allá del centro comercial y de lafast food? ¿Es la sacralización del ganadoen la India un fenómeno peculiar o se ins-cribe en una corriente más profunda?Cuestiones como éstas están implícitas enel libro de Donald K. Sharpes, profesor deeducación de la Universidad Estatal deArizona, experto en humanidades y cien-cias del comportamiento. Su pesquisa através de museos y bibliotecas de mediomundo (Siria, Gran Bretaña, Chipre, Israel,Francia, EEUU entre otros) le conduce aestablecer una premisa inicial que explicaen una extensa introducción: las ceremo-nias del culto al toro son universales, en eltiempo y en el espacio, mientras que lahuella del culto a la vaca permanece a lolargo del tiempo en el idioma, la alimenta-ción, la vestimenta y los complementos, laciencia, la medicina e incluso la construc-ción. Se nos propone una obra de historiacultural, con constantes referencias a laantropología y que versa sobre las implica-ciones etnográficas, religiosas, artísticas yliterarias de las estrategias y recursos desubsistencia. Sin embargo, el libro que nos

ocupa no es fácilmente clasificable, ya queaparece una evidente interdisciplinariedadcon la apelación a la explicación económi-ca y medioambiental del proceso de ladomesticación. Estamos pues ante unaobra compleja en sus ambiciones y en lostemas tratados, no así en su prosa, fluida,ágil y a veces en exceso coloquial.

La introducción da a entender quevamos a asistir a una narración diacrónicade la relación entre el vacuno y el humano,ejemplificada en las diferentes produccio-nes culturales según el contexto histórico.Para el lector español puede resultar unapropuesta tópica, dada la relevancia signi-ficativa de la tauromaquia, interpretadacomo ceremonial de reafirmación de lamuerte del toro, representación de la fuer-za y de la virilidad, y dramatización históri-ca de la domesticación de la vaca, fuentede recursos alimenticios que por su valorera divinizada en las sociedades antiguas.Pero no estamos ante una obra de historiacultural sino ante un trabajo multidiscipli-nar con intencionalidad divulgativa, lo cualse traduce en una estructura un tanto dis-persa y casi más identificable, en la hete-rogeneidad de sus enfoques y contenidos,

DONALD K. SHARPES

Sacred Bull, Holy Cow. A Cultural Study of Civilization’s Most ImportantAnimal New York, Peter Lang Publishing, 2006, 302 páginas.

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con un formato documental y televisivo. Esevidente además su orientación hacia unpúblico amplio y norteamericano, percepti-ble en el lenguaje coloquial y las alusio-nes, a veces simplistas, a otras realidadesculturales así como en los guiños a lapeculiar mitología de la conquista del leja-no oeste y a la cultura pop.

Dividida en 14 capítulos (más unaintroducción y un epílogo), podemos esta-blecer cuatro bloques temáticos. Los pri-meros cinco capítulos narran el proceso dedomesticación del vacuno y su repercusióncultural desde el neolítico (con referenciasprevias al peso del bovino salvaje en lasculturas cazadoras) hasta el medioevo.Los tres capítulos siguientes se centran enla cultura del bovino en Norteamérica,interpretada como resultado de la emigra-ción del modelo pastoril del viejo mundo alnuevo. Los capítulos nueve y diez profundi-zan en la caracterización de la modernaindustria cárnica y sus repercusiones en lasalud pública. Los últimos cuatro capítulosretoman el análisis cultural para explicar larelación entre humanos y bovinos en Áfri-ca, India, Latinoamérica y el ExtremoOriente.

El capítulo primero introduce puesla domesticación de los grandes mamífe-ros como un hecho clave para la aporta-ción de provisiones y transportes a las cul-turas antiguas. A la domesticación lecorrespondería un interesante papel civili-zatorio perceptible en aspectos como lareligión, en la cual para el autor es muyclara la supremacía del vacuno como ani-mal totémico. Símbolo de fertilidad y fuer-za, la temprana domesticación del vacunohace 10.000 años reafirma, según Shar-pes, los lazos culturales con esta especie,muy marcados en las antiguas civilizacio-nes mesopotámicas, como muestra el mitode Gilgamesh.

En el capítulo segundo Sharpes uti-liza la Biblia como referente literario de larelación del «espíritu humano» con el bovi-no, cuantificando las citas al vacuno en lassagradas escrituras. Se destaca así elpapel de los sacrificios rituales que rela-ciona el judaísmo naciente con las culturasdel Creciente Fértil. Los sacrificios deljudaísmo temprano tienen que ver con elpeso de los ritos orientales, pero la figurade Moisés (representado como mediohombre y medio toro por Miguel Ángel) ysu lucha contra el culto al becerro de orosimbolizarían la consolidación del monote-ísmo y el peso de la tradición del culto a lavaca y al toro entre los hebreos, así comola rebelión contra su status divino porparte de los que buscan establecer unmonoteísmo propio y una «sociedad nacio-nal». La llegada del cristianismo supondrála consolidación de este cambio de menta-lidad en la medida que tanto judíos comocristianos van a considerar los sacrificiosanimales como no aceptables.

El capítulo tercero introduce la im-portancia de la vaca en el Antiguo Egipto através de las escenas pictóricas de vacassagradas y del toro en las tumbas reales,explicando un proceso de divinización quetraspasará incluso la época de los farao-nes llegando al período ptolemaico y hastala cristianización. La domesticación co-menzó en Egipto antes del cuarto milenio(bronce temprano) a partir del bos primige-nius (toro salvaje de cuerno largo), peroalrededor del 4.500 AC las vacas de cuer-no corto llegaron desde oriente al valle delNilo y se cruzaron con el ganado autócto-no. La religión egipcia, muy formalizada yritualizada, introduciría dos deidades vacu-nas: Apis (toro) y Hathor (vaca). Ambas tie-nen que ver con la fertilidad y la sexuali-dad y se inscriben en un modelo religiosoque tendrá gran influencia en las grandesreligiones monoteístas posteriores. Tras

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Egipto, Sharpes destaca el esplendor cul-tural representado por Grecia y la presen-cia en la cultura helénica del culto al toro,ya desde el período Micénico. La sacraliza-ción del toro vendría ejemplificada en surelación con diversas deidades, como seve en mitos como el rapto de Europa, lasaventuras de Hércules, Teseo y el minotau-ro, el culto al toro minoico o la Odisea.

En el capítulo quinto se aborda elpapel de los romanos en la selección denuevas variedades del vacuno. La culturalatina también usaría la literatura paraexpresar la importancia del bovino en susvidas, como se observa en las celebracio-nes poéticas de Virgilio y Horacio. El autorse implica en una larga disquisición sobreel papel de tauro en la astrología, su ori-gen oriental (Babilonia) y su importanciaen la Europa medieval. Abordará tambiénla figura de Mitra (el matador de toros),objeto de culto entre los soldados roma-nos, repasando los orígenes históricos delmitraísmo. El triunfo del cristianismo comoculto oficial romano erradicó los vestigiosde una religión que celebraba la domina-ción del toro en la civilización, salvo en la«rebelde España», que siguió celebrandolas corridas de toros. El colapso delImperio romano se interpreta como lacaída de la cría selecta y el empobreci-miento de las variedades, dando paso a unganado medieval más pequeño que el pre-histórico y a la desaparición de las varie-dades romanas, no regresando la críaselecta hasta el XVIII con Robert Bake-well.

El capítulo sexto se aparta de lalínea diacrónica para profundizar en elmodelo norteamericano (dejando sin trataraspectos como el impacto de la revoluciónagraria europea en el bovino y su papel enel proceso de integración entre agriculturay ganadería). De hecho, este capítulo va a

ser un monográfico de la cultura del bison-te desde el punto de vista histórico, etno-gráfico y conservacionista. El bisonte ame-ricano, especie conectada a la vida de lasgrandes praderas, fue masacrado por losblancos en la conquista del oeste y llevadocasi a la extinción cuando sólo sobrevivie-ron dos rebaños, uno en Yellowstone(USA) y otro en Wood Buffalo (Canadá).Paradójicamente, y a pesar del papel quejugaba en su economía como su principalrecurso alimenticio, nunca sería domesti-cado por los indígenas ni por supuesto porunos colonizadores europeos que, herede-ros del culto a la carne, no dudaron en eli-minar una importante fuente de proteínas.La llegada del ferrocarril y de los colonossupuso pues la casi total extinción delbisonte desde una población aproximadade 60 a 75 millones. La causa fue lademanda de su piel, que provocaría lamatanza de alrededor de 100 piezas al díaen 1876, a lo que se uniría el uso de sushuesos para fertilizante.

La herencia del bisonte es percepti-ble en la literatura norteamericana del XIX.Lewis y Clark describieron la «danza delbúfalo» en 1805, mientras que WashingtonIrving introdujo la cultura de las praderasen algunos de sus relatos. El bisonte pre-sentaría aún hoy un carácter polémico,protegido por unos y cazado por otros porsu papel en la transmisión de enfermeda-des como la brucelosis. Hay para Sharpesuna relación directa entre la pérdida de latierra nativa y la pérdida del bisonte, y esen esta parte donde aparecen las líneasmás sugerentes, incluso poéticas, con unprofundo sentimiento conservacionistamuy atractivo para el lector. La destruccióndel bisonte implicó la ocupación de laspraderas por el vacuno doméstico. Estefenómeno es abordado en el capítulo sép-timo con un enfoque medioambiental, defi-niendo la conquista del oeste como la

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«usurpación del continente», concentradaademás la propiedad de la tierra en unaspocas manos. Sharpes abandona aquí losreferentes culturales para abordar un estu-dio de las bases jurídicas de la coloniza-ción, estableciendo lazos con la obra deTocqueville. La consolidación del conceptode propiedad privada estaría representadaen la Declaración de independencia por elpeso de las ideas de Hume, Locke y AdamSmith, condicionando los fundamentoslegislativos de la conquista del oeste y jus-tificando episodios como la conquista deTexas (aplicando el principio del DestinoManifiesto). La creación de leyes específi-cas de protección de la cría de ganadoestimularía la expansión territorial creandolos pastos apropiados. Dicha legislaciónfavorecerá a los colonizadores, los ranche-ros y los ferrocarriles, expandiendo la críade ganado como fuente de riqueza econó-mica (Preemption Act de 1841, HomesteadAct de 1862, Desert Land Act de 1877,Taylor Grazing Act de 1934).

En este punto el discurso gira paraabordar la historia de la llegada del vacuno(longhorn) a Norteamérica, iniciada conlos españoles y convertida en una cabañasemisalvaje cuando sus misiones fueronabandonadas en la década de 1840. Laexplotación de los grandes rebaños se ini-ciará después de la Guerra de Secesión,cuando comienzan los masivos desplaza-mientos de ganado hacia los mercados deleste (Chicago). El vacuno se convertirá enuna gran industria que va a impulsar loscambios empresariales con la producciónde carne para los mercados propios y forá-neos. En esta consolidación empresariales destacable el papel de los británicos yde otros inversores externos en la funda-ción de grandes ranchos productores deganado, definido el proceso por Sharpescomo una historia de avaricia, adquisiciónilegal de tierras y abuso medioambiental.

A fines del siglo XIX surgirían doscambios tecnológicos que transformaron elnegocio de la carne: la culminación de lared ferroviaria transcontinental (1869) y eldesarrollo de los vagones refrigerados(1875). Previamente al desarrollo ferrovia-rio, el ganado debía ser conducido hastaChicago, donde era engordado, y de allíconducido a través de los canales de losgrandes lagos hasta la costa este eInglaterra. Con la introducción del vagónrefrigerado la carne podía ser sacrificada ytransportada fresca. El ferrocarril ayudó adestruir el hábitat de los bisontes perotambién a hundir los precios destruyendola industria del tráfico de ganado y las ciu-dades efímeras creadas para ella (Abilene,Wichita, Dodge City). El daño ecológico dela sobreexplotación de los pastos fue con-siderable antes de la llegada del trigo y elmaíz como cultivos principales, con resul-tados como la gran tormenta de polvo de1934. Una explotación ganadera másracional podría mejorar la calidad ecológi-ca de los terrenos para lo cual se estable-ció en 1937 la estación de las altas llanu-ras del departamento de Agricultura. A lausurpación de la tierra siguió su pauperi-zación, arrasada por una cultura de la fron-tera de la que se aportan ejemplos enforma de biografías de personajes míticoscomo Buffalo Bill o Theodore Roosevelt,paradójicamente el exterminador y el con-servador del bisonte. El capítulo ocho pro-fundizará precisamente en la penetraciónde la cultura del vacuno en Norteamérica,acompañando a inmigrantes y colonizado-res desde la irrupción de los españoles enel sudoeste y de los puritanos ingleses enla costa este, que consolidaron dicha cul-tura alrededor de la explotación y lacomercialización de las reses.

Tras la revisión histórica del pesodel vacuno en la colonización de Norte-américa, Sharpes aborda su protagonismo

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en los actuales EEUU, a través de dosfenómenos: el peso del lobby de la carne(capítulo 9) y las repercusiones sanitariasde dicha industria (capítulo 10). El peso delsector se traduce en una dialéctica cons-tante entre la necesidad de control porparte del Estado frente a la voluntad des-reguladora del sector. Este conflicto sepone de manifiesto en aspectos como lasprácticas de sacrificio, cuestionadas porsus implicaciones sanitarias y por el mal-trato animal. Estas críticas se iniciaron en1906 cuando Upton Sinclair, con su obraThe Jungla, convenció a Roosevelt paraaprobar la Federal Meat Inspection Act,pero la liberalización económica y la pre-sión de la industria impulsaron un sectorcárnico con graves carencias con respectoal control sanitario, las condiciones deexplotación y el trato a los animales.Sharpes profundiza en este fenómeno condatos concretos como el hecho de que haycerca de 6 millones y medio de casos deenvenenamiento alimentario anuales enUSA, acusando directamente al avance dela desregulación de la industria de la carney a su expansión como sector agroalimen-tario.

En el aspecto sanitario se redunda-rá en el capítulo 10, cuando se aborde lacrisis de las vacas locas. Para Sharpes, lasimbiosis entre los humanos y el bovinoimplica como efecto no deseado la existen-cia de infecciones comunes debidos a bac-terias y virus. La convivencia entre ambasespecies se remonta a 10.000 años en unproceso donde los animales domesticadostransmitieron dolencias a los humanos (fie-bre aftosa, tuberculosis…). En el caso delas vacas locas aparece sin embargo unfactor distorsionador, la incertidumbresobre sus causas unida a la ubicuidad delconsumo de carne. Este segundo aspectointrodujo fuertes condicionamientos econó-micos en la crisis sanitaria, habida cuenta

de que un caso de vaca loca automática-mente cerraría el mercado internacional, yen el caso americano donde el lobby de lacarne boicotea sistemáticamente cualquierrestricción legal, la epidemia nacida enGran Bretaña expondría el lado vulnerablede la salud del consumidor. En 1996,161.000 vacas estaban afectadas en GranBretaña sin existir un acuerdo sobre lascausas del fenómeno (bacterias o virus). Elpánico estalló cuando se dieron casos enhumanos, la enfermedad de Creufeldt-Jakob. La encefalopatía espongiforme bo-vina se convierte así en un grave problemaeconómico y de salud pública, uniéndose aotras epidemias como la fiebre aftosacomo epidemia global, pero introduciendoel matiz de la necesidad de control sobrelos instrumentos de alimentación y engor-de de un bovino destinado a la alimenta-ción masiva de la población.

Los últimos cuatro capítulos reto-man el discurso cultural para describir cua-tro sociedades ganaderas contemporáne-as y sus ramificaciones históricas. Todastienen como eje común la importancia eco-nómica y antropológica del vacuno. En elÁfrica actual la carne es «comida sagra-da» y no simplemente alimento. Sharpesretoma el discurso mediambiental, quizásel que mejores resultados narrativos le da,para describir el paso de una África orien-tal, que fue una vez fértil, a una África sub-sahariana diezmada por las guerras civi-les, los genocidios, la superpoblación«humana y animal» y epidemias como elVIH y el ébola. En esta África en procesode hiperurbanización, la vida rural mantie-ne al vacuno como fuente de vida, en unatradición que se remonta en el este de Áfri-ca a 2000 años. El pastoreo no es másque la adaptación a un medio ambiente desabana, pese a lo cual las políticas actua-les de algunos estados tienden a resucitarviejos programas coloniales que eliminan

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el nomadismo y estimulan el asentamien-to, aún cuando la tierra de pastoreo nosiempre puede sostener una agriculturaestable. La calidez narrativa que consiguecon el caso africano, donde mezcla conacierto aspectos económicos, ecológicos yantropológicos, no la consigue en la des-cripción del caso de India, dado que laexplicación religiosa de la sacralización delbovino no va acompañada de una clarifica-ción de los aspectos económicos, que tocade soslayo en un análisis superficial delvegetarianismo y de las objeciones a lacultura de la carne, con los efectos perni-ciosos de la explotación de vacuno a granescala desde el punto de vista de suimpacto medioambiental.

El logro de un análisis multidiscipli-nar lo explicita en su acercamiento alpapel de la carne en Latinoamérica, dondedescribe el nacimiento a lo largo del sigloXIX de una estructura social de grandespropietarios de ganado destinado a laexportación. El vacuno en Latinoaméricaguarda una directa relación con la consoli-dación del capitalismo a través de la pro-ducción de carne a gran escala, de lo quese deduce en la actualidad su gran pesoeconómico en la producción ganadera, alcontrario de su papel como consumidora.La incidencia de la fiebre aftosa como epi-demia global y el papel de la ganadería enla deforestación introducen con acierto elanálisis medioambiental en un capítulo desugerente lectura, que será continuado enel capítulo final por la descripción de vacu-nos olvidados como el búfalo de agua y elyak, característicos del Asia Oriental.

La obra de Sharpes se caracterizapor la irregularidad en la presentación desus planteamientos. La ambición inicial seve matizada por una preocupante superfi-cialidad, que confiere al ensayo un sospe-choso tono «televisivo». La exhaustiva

explicación de la tauromaquia con perlascomo la afirmación de que en España seha elevado al toro a un status «mítico yheroico» debido al mantenimiento de losviejos cultos, nos recuerda más alSánchez Dragó de Gárgoris y Habidis queal Bennasar de Los españoles. A ellopodemos unir la descripción de laAndalucía tópica con sus cerca de 200 fin-cas dedicadas exclusivamente a la cría detoros de lidia y, cómo no, la inclusión deHemingway, de Manolete, de las tardestaurinas y de la figura del torero como «unsacerdote oficiando el antiguo sacrificio deltoro». Resulta sugestiva la identificaciónde comportamientos económicos con pau-tas culturales, pero en ese afán el autorcomete constantes excesos argumentales.Además, en su búsqueda de un lenguajeclaro y divulgativo, establece imágenessimplistas como la identificación de loshéroes y dioses griegos con los superhé-roes de la cultura pop anglosajona.

Los mayores logros los va a conse-guir cuando establece las claves económi-cas y culturales de la conquista del oeste.Los capítulos dedicados al bisonte y a lacolonización de las praderas son un buenejemplo de cómo se puede interpretar unfenómeno socioeconómico abordando susimplicaciones culturales y medioambienta-les. También el estudio del peso de laindustria cárnica, su relación con el marcolegal y su historia a través de los cambiosempresariales y técnicos tiene una calidadpor encima de otras partes de la obra. Unaobra que no dudamos en calificar de unaoportunidad perdida, por lo sugerente desus propuestas y lo irregular de sus resul-tados.

Antonio Bernárdez SobreiraColexio Fingoi (Lugo)

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JOSEP MARIA SALRACH (COORDINADOR) Història Agrària dels Països Catalans, Volumen 2: Edat Mitjana Barcelona, Fundació Catalana per a la Recerca, Universitat de Barcelona,Universitat Autònoma de Barcelona, Universitat de Girona, Universitat deles Illes Balears, Universitat Jaume I, Universitat de Lleida, UniversitatPompeu Fabra, Universitat Rovira i Virgili i Universitat de València, 2004,602 páginas.

Avalada por prestigiosas institucio-nes científicas y por el muy acreditadobuen hacer de sus ocho autores (MercèAventín Puig, Josep Fernández Trabal,Antoni Furió, Ferran García Oliver, ThomasF. Glick, Antoni Riera Melis y Josep M.Salrach, responsable éste último de lacoordinación de la obra), esta historia ruralmedieval de los Países Catalanes(Cataluña, Valencia y Mallorca) es antetodo amplia y actualizada síntesis deconocimientos. Desde los hispani que,huyendo del dominio de los musulmanes,se instalaron en la Cataluña Vieja y en elLanguedoc, hasta los remensas, estrecha-mente sometidos al control señorial, sedespliega en este libro la historia de loscampesinos catalanes, valencianos ymallorquines. Síntesis para expertos, peroaccesible a un público amplio, la obraresume conocimientos, al tiempo que, enri-quecida por la experiencia investigadorade sus siete autores, los actualiza. Milnovecientas cuarenta y una notas a pie depágina y mil ochocientas veintiocho entra-das bibliográficas dan idea de la solidez delos apoyos sobre los que se sostiene eltexto y, por otra parte, ofrecen al lectorinteresado o al especialista excelentesposibilidades de consulta, ampliación, críti-ca y profundización en los diferentes te-mas tratados.

La perspectiva diacrónica, el análi-sis estructural y la contextualización socialdan lugar a las tres grandes partes en queel libro se divide. Atiende la primera a las

peculiaridades que, en el conjunto de losPaíses Catalanes, presenta el conocidociclo de crecimiento, crisis y recuperaciónde la población y la economía rural.Organización del territorio, cultivos, utillajey técnicas, industrias y mercados son loselementos esenciales de la estructura quese examina en la segunda. La familia, lacomunidad y el señorío son los marcos dela vida social que, junto a la caracteriza-ción de la cultura campesina, se estudianen la tercera y última parte de la obra.Temas y tiempos se funden con una pro-yección espacial que, a partir de laCataluña altomedieval, se extiende aValencia y Mallorca, acompañando laexpansión del feudalismo sobre los territo-rios de dominio islámico. Es amplia, pues,la gama de los temas que se tratan y soncon frecuencia novedosos y enriquecedo-res los enfoques desde los que son abor-dados. Sin pretender una exhaustividadimposible, ofreceremos una muestra de lostemas y enfoques que nos han parecidomás relevantes.

En el punto de partida se estable-cen dos realidades diferentes. Al norte, enlos territorios de la Cataluña Vieja, la tran-sición del gran dominio esclavista a lapequeña explotación campesina comobase de la economía agraria dio lugar a unuso más extenso y más intenso de las téc-nicas agrícolas, que acompañaron el creci-miento de los siglos IX y X. A partir de esarealidad, se desarrollaron los cambios–proceso de concentración de la propie-

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dad y consiguiente apartamiento de granparte del campesinado del dominio emi-nente de las tierras trabajadas, nuevos sis-temas de control político– que condujerona la progresiva definición de los rasgos delfeudalismo. En el sur, frente a los tratadosde agronomía o las indicaciones generalesde los geógrafos árabes, sobre los que sehan construido las interpretaciones tradi-cionales de la historia agraria de al-Ánda-lus, el análisis microrregional es el soportede la renovada visión que se ofrece de laorganización territorial y social del mundoislámico. Estrategias flexibles en funciónde los diferentes nichos ecológicos danlugar a la puesta en marcha por las comu-nidades campesinas de formas diferentesde relación entre áreas cultivadas y no cul-tivadas, a distintos sistemas de reparto delagua y a usos diversos de los animalesdomésticos. En esta profunda revisión delos problemas, el libro se beneficia de losavances recientes de la investigaciónarqueológica y, de manera especial, de losresultados del estudio de los espacios irri-gados impulsado por Miquel Barceló.Frente a una visión en que la función con-troladora del estado, expresada en el terri-torio mediante las fortificaciones, tiene elpapel ordenador y explicativo preponde-rante, el nuevo modelo interpretativo, queentiende las fortalezas esencialmentecomo lugares de refugio, sitúa en primerplano la acción de las comunidades cam-pesinas que dan lugar a la aparición de lasagrupaciones de alquerías en función delos sistemas de regadío y las correspon-dencias con la organización tribal y susprocedimientos de segmentación. La lógi-ca del sistema no parte, por tanto, de loscastillos, es decir, del estado, sino de losregadíos y los molinos, esto es, del cam-pesinado.

Ese sistema organizativo se trans-formó drásticamente al compás de la

expansión económica y política del feuda-lismo. La imposición de la renta feudal estáen la base de los estímulos al crecimientoque se expresa, mediante la inversión cre-ciente de trabajo posibilitada también porel aumento de la población, en la fragmen-tación de las explotaciones, en la amplia-ción de la superficie cultivada y en la crea-ción de nuevos núcleos habitados que, enlos espacios conquistados, desintegran lamorfología del paisaje andalusí. La influen-cia directa e intensa de la ciudad, el usodel dinero, el recurso al préstamo, elendeudamiento son otros tantos factoresque explican, en razón de los resultadosdiferentes de la adaptación a las nuevascircunstancias, la polarización del campe-sinado. De una parte, ha de contarse a laminoría que, sobre la base de la propiedado la posesión de tierra suficiente, consigueel excedente necesario para acceder almercado, monopoliza los cargos comunita-rios y participa en los escalones inferioresde la administración señorial. Del otro ladode la divisoria, la gran mayoría tenía difi-cultades para garantizar la subsistencia yeran muchos los obligados a recurrir al tra-bajo como aparceros, jornaleros y brace-ros o a la búsqueda de otros medios devida en la ciudad. También entre los seño-res el crecimiento generó desequilibrios.Da la impresión de que la extensión de losmalos usos, y particularmente la extensiónde la remensa, es un mecanismo jurisdic-cional compensatorio de los inconvenien-tes generados por las rentas fijas y un ins-trumento, no siempre eficaz, paragarantizar la habitación y explotación delmas.

Hasta entrado el siglo XIV se man-tuvo la dinámica expansiva. Luego, laetapa de crisis se entiende no como unaquiebra del sistema, sino como una fasede transformación y adaptación que darálugar a un nuevo ciclo de recuperación.

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Los efectos y características de la crisisson diferentes al norte y al sur de unalínea aproximadamente trazada por elEbro. En el Principado y en las Baleares lacrisis demográfica es persistente; a finesdel siglo XV, el déficit de población eratodavía allí una realidad. En el PaísValenciano, exceptuada el área castello-nense, la recuperación comenzó antes y eldespegue fue más visible en las comarcasmeridionales, donde era complementariodel auge sostenido de la capital.

Desde el punto de vista social, losderechos jurisdiccionales fueron una piezaclave de la supervivencia de la clase seño-rial y una de las causas del enfrentamientodirecto con el rey, porque únicamente laposesión de los derechos de justicia y demando permitía a los señores compensarlos efectos de la disgregación de susdominios y disponer de medios efectivosde coacción sobre el campesinado. Enestas circunstancias, la nobleza conoce unfuerte proceso de selección: sólo los lina-jes capaces de aliarse con el rey e incrus-tarse en el Estado, de ampliar sus pose-siones y diversificar sus ingresossobreviven a la crisis y consiguen atrave-sar el umbral de los tiempos modernoscomo integrantes de la elite dirigente.

La crisis, la presión fiscal, el endeu-damiento, el fortalecimiento de ciudades yvillas el sometimiento a los señores crea-ron un estado de tensión latente en elcampo que desembocó en las dos grandesrevueltas de los foráneos mallorquines ylos remensas catalanes. En el primer caso,la derrota militar de la sublevación, losdaños de la propia guerra, el coste de lasreparaciones y el incremento de la presiónfiscal sumió al campesinado de la isla enuna situación de pobreza de la que seaprovecharon caballeros y burgueses yobligó a desplazamientos de la población

tendentes a reforzar el peso demográficode la ciudad. En el caso de los remensas,la sentencia arbitral de Guadalupe ha sidosin duda sobrevalorada como expresióndel triunfo campesino. Las investigacionesrecientes tienden más bien a considerarlacomo la restauración que permite larecomposición de un sistema seriamenteamenazado. La idea tiene una proyecciónmás general: la crisis en su conjunto secierra en los Países Catalanes con el forta-lecimiento del feudalismo que, sostenidoen un campesinado jerarquizado económi-camente y homogeneizado desde el puntode vista político, se asienta para muchotiempo.

Una nueva fase de recuperacióndemográfica y económica inicia ese cami-no de largo futuro. El elemento diferencia-dor de los tres territorios –Cataluña,Valencia, Baleares– sigue estando aún, enbuena medida, en el origen: transforma-ción endógena secular del feudalismo enCataluña; imposición del sistema por con-quista y colonización en los otros dos.Desde el punto de vista demográfico, porejemplo, el sistema del hereu único enCataluña Vieja dificulta el crecimiento; elreparto igualitario en las demás áreasfavorece la más precoz creación de nue-vas familias. El punto más bajo de la evolu-ción demográfica catalana se sitúa a finesdel siglo XV, con un número de fuegosregistrados en 1497 que supone una pérdi-da del 55,1% de los efectivos respecto alas primeras décadas del siglo XIV. A partirde aquí se inicia el crecimiento y se acele-ra en la segunda mitad del XVI. En el PaísValenciano, la población es aproximada-mente la misma a fines que a principiosdel XV, con una fase de crecimiento en laprimera parte del siglo, de retroceso en losaños centrales y de recuperación final. Laconstatación de esta evolución ha de com-pletarse con el espectacular crecimiento

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de la ciudad de Valencia y lo que suponede redistribución de la población en elreino. La recuperación demográfica seconsolida a partir de los años treinta delXVI, pasadas las Germanías. En Mallorca,la recuperación es visible desde mediadosdel siglo XV, superada la peste de 1440;una nueva y grave crisis, que supone unacaída del 41% de los fuegos en 1531, dapaso a la recuperación posterior. Concarácter general para el conjunto de losterritorios, el rasgo más sobresaliente dela nueva situación es una redistribución dela población que favorece la concentraciónde los habitantes en los principales núcle-os urbanos y en la red de las pequeñasvillas. Esta realidad explica que la expan-sión de la economía agraria, que se mani-fiesta en la ampliación de la superficie cul-tivada y en el aumento de la producción degranos, de lugar también a la intensifica-ción de cultivos de orientación comercialcomo, según las regiones, el viñedo, elarroz, la caña de azúcar o el conjunto delos de aprovechamiento textil. La tenden-cia a la diversificación del campesinado esel rasgo mayor de la evolución social enesta etapa. El fenómeno, más visible enCataluña y Mallorca que en Valencia, con-solida un grupo de acomodados que tien-de a concentrar la posesión de la tierra yhace crecer el número de los apartados dela propiedad en detrimento del campesina-do medio, que tiende a desaparecer.

Completada la visión diacrónica, ellibro adopta, en la segunda y tercera parte,la perspectiva estructural, para ofrecervisiones de detalle de los distintos elemen-tos examinados antes en su dinámica evo-lutiva. Desde el punto de vista de la organi-zación del territorio, se insiste en laprofunda transformación a que da lugar laexpansión feudal. Alquerías y fortificacio-nes-refugio, resultado de la actividad delas comunidades campesinas en los terri-

torios de dominio musulmán, son sustitui-das, después de la conquista cristiana, poruna territorialización precisa en la que loscastillos cumplen una clara función contro-ladora. Se impone un modelo de explota-ción con parcelas fragmentadas y dividi-das entre las diferentes partes del terrazgo–viñedos, campos de cereal, huertos– querompe la anterior estructura de las alquerí-as. Era la expresión de la acción del nuevosistema social en un medio en el que elagua, la necesidad de domesticarla anteun clima caracterizado por el contrasteentre aridez y torrencialidad, es el puntode partida del trabajo campesino.Impulsado por las exigencias de maximiza-ción de la renta, ese trabajo dio lugar a ladesecación de humedales, a la creaciónde huertas, a la extensión de viñedos ycampos de cereal y, en estrecha relacióncon la demanda urbana, a una nueva agri-cultura, sobre todo en el País Valenciano,del arroz, el azúcar, el azafrán, la morera,el lino y el cáñamo. Una agricultura que,examinada con atención, obliga a romperviejos tópicos sobre el estancamiento téc-nico, tanto en lo que se refiere al utillajecomo a los procedimientos de cultivo, enlos que molinería y regadío, transformadosy adaptados a la lógica de la exigenciaseñorial y la demanda urbana, continúandesempeñando un papel esencial.

La relación con la ciudad es funda-mento explicativo imprescindible; por másque la concentración de la actividad arte-sanal no elimine por completo las indus-trias rurales –el pan, el hierro, la construc-ción, el vestido siguen dando lugar a unaserie de actividades de transformación quetienen presencia significativa en elcampo–, la complementariedad económicaentre industria urbana y producción agrariaes, desde el siglo XI en adelante, el rasgodominante. El funcionamiento del mercadoha de ser, por tanto, objeto de atención. El

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mercado, o mejor, los mercados. El merca-do de la tierra, en primer lugar; muy activoya en la Cataluña del siglo X y luego ace-lerado, no obedece a la racionalidad capi-talista, pero existe y genera desequilibriossin los que no podría entenderse cabal-mente la dinámica social. El mercado de latierra es, primero, mercado de la propie-dad de la tierra y, luego, a medida que éstase concentra, mercado de su usufructo, desu renta. Y, junto al mercado de la tierra,han de tenerse en cuenta el mercado deldinero y el mercado del trabajo, que condi-cionan también la actividad económica. Elmercado es, finalmente, mercado de pro-ductos; intercambiados en los núcleosurbanos grandes y pequeños, se generauna red de lugares de compraventa per-manentes o temporales, que se extiende yda lugar a regulaciones, instrumentos,impuestos y conflictos por el control de susbeneficios. Examinados los elementos mássignificativos de la estructura económica,el libro se cierra con una aproximación alconjunto de los marcos –la familia, lacomunidad, el señorío– en que se desarro-lla la vida social y con una referencia a lamentalidad y a las formas de sociabilidadque condicionan ese desarrollo. Estanueva perspectiva completa y aclaramuchos de los problemas estudiados. Porejemplo, el análisis de las estructuras fami-liares, de la relación entre matrimonio ypatrimonio, de la regulación del tránsitointergeneracional, del funcionamiento de lacasa campesina como soporte del procesode producción, son otros puntos de vistadesde los que pueden entenderse mejor lainversión de trabajo, los desequilibrios quese producen a ese respecto, las restriccio-nes del corsé señorial o la influencia delmercado en el proceso de diferenciaciónde crecimientos.

No agotan, ni mucho menos, estasconsideraciones los contenidos de esta

completa historia agraria de los PaísesCatalanes. Sirvan las consideracionesanteriores como muestra de su indudableriqueza. El lector de las muchas páginasde este libro está en todo momento bienorientado por un amplio aparato crítico quefundamenta lo que se dice y abre caminosde profundización o de ampliación. Y elresultado de la lectura es una visión cohe-rente y actualizada de la historia rural deCataluña, Valencia y Mallorca, bien contex-tualizada en la historia medieval delMediterráneo y de Europa. Estamos, enfin, ante una ineludible referencia para tra-bajos futuros.

Mª Carmen Pallares y Ermelindo PortelaUniversidad de Santiago de Compostela

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Este libro recoge las aportacionesde seis investigadores de la Facultad deFilología y Geografía e Historia de laUniversidad del País Vasco en Vitoriasobre la hidalguía alavesa. Se trata de untrabajo dividido en dos partes. Una prime-ra, a modo de introducción, nos acerca aeste grupo, mientras que en la segunda sepresenta una cuidada selección de docu-mentos, en su mayoría inéditos, entre losaños 1332 y 1521.

El estudio introductorio, a cargo deJosé Ramón Díaz de Durana, toma comopunto de partida las tesis de la historiogra-fía tradicional defendidas por José Joaquínde Landázuri y Romarate (1730-1805) yotros autores. Para Díaz de Durana, lainsistencia de este autor en sostener laindependencia histórica de los habitantesdel territorio alavés unida a una forma deorganización política inmemorial represen-tada por la Cofradía del Campo deArriaga, hay que encuadrarla dentro de ladefensa de los fueros y privilegios de laprovincia de Álava frente a los intentoscentralizadores de la monarquía borbóni-ca. Se trata de una argumentación utiliza-da de manera intencionada con la finalidadde garantizar la exención fiscal de los ala-veses frente al resto de súbditos de laCorona. Esta intencionalidad también seampliaba al plano institucional. Así el des-conocimiento sobre el momento exacto dela constitución de la Cofradía de Arriagasirvió de excusa para que, junto conLandázuri, los foralistas del siglo XIX con-sideraran a esta institución como la ante-

cesora de las Juntas Generales de Álava.Y lo mismo sucedía al intentar vincular a laCofradía de Arriaga y la Hermandad deÁlava, cuando los objetivos de ambasnada tenían que ver. Finalmente, la autodi-solución de la Cofradía en 1332, interpre-tada habitualmente como fruto del enfren-tamiento entre hidalgos y villas, hay quevincularla realmente a un pacto por el cual,a cambio de la entrega de la jurisdicción ala Corona de Castilla, los hidalgos alave-ses obtuvieron la confirmación de su esta-tuto jurídico, el derecho de persecuciónsobre sus campesinos y el monopolio de laferrerías.

Las fuentes de este estudio tienenuna procedencia diversa, si bien se insistepor los autores en que las más valiosasproceden del archivo de la RealChancillería de Valladolid, que custodianumerosa documentación relacionada conprocesos judiciales y que aportan intere-santes noticias sobre la consideración delos hidalgos en la sociedad alavesa. Por lotanto, su selección se ha basado en elámbito cronológico apuntado en el título yen presentar aquéllos más representativosde algunos de los temas abordados.

Una primera reflexión sobre loshidalgos alaveses apunta a su escasoconocimiento, como consecuencia de laprimacía dada por la historiografía a losgrandes linajes. Ello plantea la necesidadde acometer su análisis en el seno de lascomunidades rurales en las que vivían afin de concretar sus características, evolu-

FRANCISCO JAVIER GOICOLEA JULIÁN, EIDER VILLANUEVA ELÍAS, JOSÉ ÁNGEL

LEMA PUEYO, JON ANDONI FERNÁNDEZ DE LARREA, JOSÉ ANTONIO MUNITA

LOINAZ Y JOSÉ RAMÓN DÍAZ DE DURANA ORTIZ DE URBINA

Honra de hidalgos, yugo de labradores: nuevos textos para el estudiode la sociedad rural alavesa (1332-1521)Bilbao, Universidad del País Vasco, 2005, 231 páginas.

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ción a lo largo del período señalado y cau-sas de su perpetuación. La rápida exten-sión del término «hidalgo» en el caso ala-vés se atribuye a la incorporación de losinfanzones y milites de los siglos XI y XII yde los elementos más acomodados de lasociedad rural con estrechos lazos familia-res y clientelares con los caballeros einfanzones. Al mismo tiempo se produjouna asimilación de los campesinos másacomodados que, a cambio de los servi-cios de armas, obtendrían las ventajaseconómicas, judiciales y fiscales de loscaballeros. Pese a ello y a diferencia de losterritorios limítrofes como Guipúzcoa,Vizcaya o las Montañas de Burgos, loshidalgos alaveses representaban a finesdel siglo XV una minoría en el conjunto dela población alavesa y cuya densidadvariaba de unas zonas a otras. En los años30 del siglo XVI unos 15.000, en torno al20%-25% de la población, disfrutarían dela condición de hidalgos, en cuya distribu-ción se ha observado una progresiva gra-duación de mayor a menor de Norte a Sury de Oeste a Este. Pero se trataba de unaminoría influyente que tenían reservadoslos principales oficios municipales, de lashermandades locales y de las JuntasGenerales de la Provincia de Álava. Estapreeminencia social aparece recogida enlos ordenamientos jurídicos locales y terri-toriales de Álava. Por un lado, los fueroslocales de las villas alavesas de laCofradía de Arriaga tendieron a nivelar elstatus de todos sus habitantes o a mante-ner el estatuto privilegiado de una parte dela población frente al resto no hidalgo. Otrofuero como el de Ayala de 1373 fijaba ladistinción entre hidalgos y labradores en laposesión de un solar o no. Al mismo tiem-po, los hidalgos trataron de asegurar susprivilegios frente a las amenazas de lasvillas de Vitoria y Salvatierra. En este con-texto se produce la disolución de laCofradía de Arriaga cuyos integrantes, los

hidalgos, obtuvieron, a cambio de renun-ciar a su jurisdicción, la confirmación de suestatuto jurídico por Alfonso XI.

Esta situación privilegiada tenía sufundamento en la exención fiscal y en lainmunidad judicial de la que gozaban,semejantes al resto de los hidalgos caste-llanos y recogidos en la legislación generaldel reino. Un reflejo de esto se encuentraen las prestaciones económicas satisfe-chas por la mayoría de la población nohidalga tales como el «semoyo», el «bueyde marzo» o el «pecho forero». Las posi-bles vías de acceso a la hidalguía erantres. La primera de ellas consistía en elmatrimonio entre mujeres labriegas ehidalgos, estrategia empleada por loslabriegos más acomodados con el objetivode convertir en exentas las tierras que sushijas aportaban. La segunda fórmula eramediante privilegio real en pago por servi-cios reales o mediante una ejecutoria.Pero esta prevalencia fiscal y social de loshidalgos se vio contestada por los labrie-gos pecheros en sucesivos pleitos. En elterreno fiscal, la causa de este enfrenta-miento se encuentra en el interés de loshidalgos en convertir en exentas de tribu-tación las tierras que proceden de sumatrimonio con labriegas. Algo a lo que seoponían los pecheros ya que supondríaver separados estos bienes del conjuntosobre el que se realizaba el cálculo de lacantidad a pagar. En el plano político, laconfrontación tiene su origen en el mono-polio ejercido por los hidalgos sobre losoficios concejiles, las alcaldías de la her-mandad y las procuradorías en las JuntasGenerales. Un primer paso de cara a cues-tionar esta prevalencia se produjo con laconstitución de la Hermandad de Álava,cuyas ordenanzas abrían la puerta a laparticipación de los pecheros al establecersólo limitaciones de tipo económico paraser procurador, comisario, contador etc.

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Sin embargo, el resultado final en amboscasos se saldó con una victoria de loshidalgos.

La segunda parte de este trabajoreúne 30 documentos, destacando los detipo judicial como los pleitos, las comisio-nes, los memoriales etc. En su edición, acargo de José Antonio Munita Loinaz yJosé Ángel Lema Pueyo, se añaden unasnotas previas sobre los criterios emplea-dos en su datación, elaboración de laregesta documental, procedencia y trans-

cripción. Finalmente, Francisco JavierGoicolea Julián y Jon Andoni Fernándezde Larrea han añadido un índice onomásti-co de los nombres de personas y lugaresque aparecen citados en los textos. Laprincipal virtud de la publicación de estosdiplomas es aportar un valioso e inéditoconjunto de noticias sobre la hidalguía ala-vesa de cara a su utilización por otrosestudiosos.

Gonzalo Francisco Fernández SuárezUniversidad de Santiago de Compostela

VÍCTOR MANUEL MIGUÉS

Pousas e Fidalgos no Miño Medio. Arquitectura, territorio e sociedadenos solares da Terra de Chantada,Lugo, Servicio de Publicaciones de la Diputación Provincial de Lugo, 2004,173 páginas.

FELIPE CASTRO PÉREZ

A Casa de Valladares: Formación e evolución do patrimonio dunhafamilia dominante na Pontevedra do Antigo RéximePontevedra, Publicaciones de la Diputación Provincial de Pontevedra,2004, 253 páginas.

ANTONIO PRESEDO GARAZO

A fidalguía galega ante a crise do Antigo Réxime, 1812-1868Santa Comba (A Coruña), tresCtres, 2006, 309 páginas.

Desde que Montero Ríos y la litera-tura foralista del XIX se hicieran eco delcarácter intermediario de los hidalgos alcatalogarlos como «señores medianeros»,y de que, casi un siglo más tarde, la histo-riografía gallega de los años setenta del s.XX retomase dicha expresión para desig-nar la posición de privilegio de la «hidal-guía intermediaria» gallega entre los gran-des dominios y el campesinado (EirasRoel, 1972: 10-12), mucho han progresa-do nuestros conocimientos acerca de la

pequeña nobleza gallega, merced a queen las últimas décadas el interés por lainvestigación de este grupo social haexperimentado un notable desarrollo, alen-tado por el convencimiento de que su for-mación y consolidación constituyó el pro-ceso de movilidad social más importanteacontecido durante la Edad Moderna en elReino de Galicia.

Durante los años setenta y primeramitad de los ochenta las monografías

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comarcales de historia rural surgidas en elseno de la «escuela» de modernistas com-postelanos dirigida por Eiras Roel consta-taron que la hidalguía, a pesar de constituirun sector reducido de la población gallega(que a mediados del XVIII apenas superael 3 % del total de vecinos censados), seconfiguraba como un grupo social privile-giado, por su influencia y poder, hasta sudesaparición como grupo rentista a princi-pios del siglo XX. Las investigaciones deRamón Villares centradas en el dominiohidalgo de la Casa de Lagariños, en lacomarca de Chantada (Lugo) (Villares,1982), contribuyeron a iniciar una línea deinvestigación seguida por otros historiado-res, centrada en el estudio del origen yascenso de la hidalguía. Desde esosmomentos, la historiografía gallega haintentado definir la cronología y las causasdel proceso de formación y consolidaciónde la hidalguía, así como los protagonistasy las estrategias para ascender socialmen-te. Cabe destacar a Pegerto Saavedra,quien, por medio de sus excelentes traba-jos (1992 y 1997), y a través de la direc-ción de buena parte de las investigacionessobre el tema realizadas desde los noven-ta (fundamentalmente las de Migués yPresedo, o las de Iglesias Santos sobre laCasa de Xunqueiras), ha hecho aportacio-nes fundamentales al conocimiento deeste poderoso grupo social. En este empe-ño colectivo de aproximación a la noblezagallega tampoco se pueden obviar investi-gaciones como las de Baz Vicente sobre laCasa de Alba en Galicia, las deDomínguez Castro sobre la Casa deCasaldereito y la comarca orensana delRibeiro de Avia, ni las de muchos otrosque han prestado atención a este gruposocial (Barreiro Mallón, Pérez García,Rodríguez Ferreiro, Fernández Cortizo...).

Debido a las características de lasfuentes empleadas y a las preocupaciones

del momento, en las últimas décadas lasinvestigaciones se centraron en la forma-ción y composición de los patrimonioshidalgos y en la procedencia social de losfundadores de vínculos, así como de suevolución y crisis, ya en plena EdadContemporánea, aunque sobre la vidacotidiana y las pautas sociales y culturalesde este grupo social persisten grandessombras. Los estudios más recientes hantratado de cubrir dichos vacíos procurandoprestar mayor atención al análisis de losmodos de vida de la hidalguía, aproximán-dose a su sociabilidad, condiciones devida (alimentación, vivienda, vestido...),relaciones con el campesinado, mentalida-des, nivel cultural, etc. (Saavedra, 1998 y2003; Presedo, 2001); a la vez que se hanido introduciendo nuevos elementos dereflexión, que evidencian la gran diversi-dad interna de dicho grupo social, y lanecesidad de abordar su estudio teniendopresentes las especificidades comarcales.En este contexto historiográfico se inscri-ben las tres obras objeto de reseña, queponen de manifiesto las muchas perspecti-vas desde las que se puede abordar elestudio de la hidalguía gallega en la EdadModerna y en el siglo XIX.

Sabemos que las casas-torre,casas grandes, «pousas» y pazos hidal-gos, además de moradas residenciales dela hidalguía gallega, actuaban como insti-tuciones económico-sociales de las fami-lias, y poseían un rol simbólico de grantrascendencia, como emblema de estaselites, pues eran centros de explotación yadministración del territorio, a la par quesedes de un linaje, instituciones concebi-das como «cabezas de vínculo», por loque se configuraban como auténticos refe-rentes simbólicos. La obra de MiguésPousas e Fidalgos abre nuevos caminos ala reflexión sobre la vivienda de la hidal-guía gallega desde una perspectiva históri-

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ca. Haciendo uso de una simbiosis entre lainvestigación de archivo y un minuciosotrabajo de campo, el autor trata de probarla inoperancia de la adopción de esque-mas rígidos a la hora de tipificar las vivien-das nobles en la Galicia del AntiguoRégimen, intentado superar el tópico queidentifica con excesiva generalización casahidalga con construcción de carácter pala-ciego. Centrando su investigación en la tie-rra de Chantada, comarca lucense situadaen el centro de Galicia y con destacadadensidad de solares nobiliarios, el autorsostiene que, atendiendo a la gran diversi-dad interna de la hidalguía gallega tantoen su papel económico como en su culturay modo de vida, desde una perspectivahistórica el término «pazo» no es adecua-do para la mayoría de los solares de lanobleza gallega, pues sólo una minoríamuy selecta moraba en construccionescuyo tamaño, suntuosidad, y calidad artís-tica autorizan a emplear dicho término conpropiedad. Por ello presenta una novedosaatención a las «pousas», un tipo de arqui-tectura institucional de la pequeña noblezagallega suficientemente genérica y popularcomo para referir un numeroso contingen-te de las construcciones de la hidalguíagallega de la época. Las «pousas» alterna-ban funciones residenciales con otras agrí-colas, y aunque modestas desde la pers-pectiva arquitectónica-artística, tienenconnotaciones nobles desde la perspectivahistórica.

El arduo trabajo de campo llevado acabo por Migués en tierras de Chantada lepermite descubrir un número superior decasas con atributos hidalgos o parahidal-gos al señalado por los inventarios hastael momento publicados, lo que le lleva apensar que la cantidad de casas y cons-trucciones de la hidalguía gallega podríaser muy superior a las estimacioneshechas hasta la actualidad. Migués opina

que dos mil «pazos» y casas fuertes parala Galicia del siglo XVIII sería un umbralmínimo. Finaliza el libro con un completoapéndice en el que incorpora una selec-ción de fichas con la descripción y caracte-rísticas de las casas hidalgas deChantada, así como un exhaustivo aparatográfico, compuesto por los planos y foto-grafías de cada casa. Para el autor seríaplausible que las conclusiones obtenidaspara la Tierra de Chantada tuviesen uncarácter universal para toda Galicia, lo queabriría una vía de investigación en el estu-dio de los solares nobiliarios gallegos, con-tribuyendo además a un mejor conoci-miento de la diversidad interna de lahidalguía gallega en el ámbito de la vidacotidiana.

Por lo que respecta al libro deFelipe Castro, A Casa de Valladares, tienepor objetivo analizar el proceso de forma-ción del patrimonio de una de las familiasrentistas más importantes de la Galicia delXIX, la de los marqueses de Valladares.Tras ofrecer al lector un breve pero clarifi-cador estado de la cuestión acerca de lahistoriografía sobre la hidalguía gallega, elautor hace una madura crítica previa defuentes, en la que pone de manifiesto lametodología empleada en su investiga-ción, en la que recurre al cruzamiento dedocumentación, combinando fondos de lacasa del marquesado de Valladares desdefines de la Edad Media hasta el s. XX, condocumentación genealógica, notarial, judi-cial, fiscal e impresa.

La obra se estructura en seis capí-tulos en los que el autor desmenuza la tra-yectoria histórica de una de las familiashidalgas que logró acumular un mayorpatrimonio, y que además tuvo un granprotagonismo en los procesos políticos ysociales de Galicia durante siglos. En elprimer capítulo analiza el proceso desvin-

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culador y el patrimonio de las casas deMontenegro y Valladares en el XIX, uno delos mayores conjuntos rentistas de laGalicia del XIX. En un segundo apartadose estudia el complejo proceso de cons-trucción genealógica que se desarrollódesde el s. XI hasta 1834, a través del cualse fueron articulando las casas deValladares y Montenegro, nucleares en laformación del patrimonio del marquesado.El autor presenta la forma en la que se fuearticulando la integración de un grannúmero de vínculos –hasta 17–, proceden-tes de familias de muy diversa condiciónsocial. Los capítulos 3 y 4 constituyen eleje de la obra, ya que en ellos se analizael origen de la propiedad de la pequeñanobleza gallega. A partir de un origenmedieval proveniente del favor real y losvínculos de dependencia vasallática con elarzobispo de Santiago, el patrimonio delos marqueses de Valladares se irá conso-lidando, superando los problemas y adap-tándose a los tiempos. Aunque todos loson, resulta especialmente atractivo elcapítulo 4, dedicado a analizar las estrate-gias de crecimiento patrimonial, en lamedida en que el autor incita a buscarnuevas e interesantes perspectivas deinvestigación en torno al tema, y concluyeque la hidalguía gallega constituyó suspatrimonios, y con ello su ascenso social,apoyándose en tres factores fundamenta-les: participación en el mercado de tierrasy rentas, intermediación en el sistema foraly desarrollo de estrategias matrimoniales yfamiliares; factores que deben ser conjuga-dos con flexibilidad según la época, elespacio y las circunstancias, pues en laGalicia del Antiguo Régimen se puedenobservar diferencias sustanciales.

A medida que las investigacionessobre la hidalguía vayan extendiéndose anuevas áreas del territorio gallego quizásea necesario definir distintos modelos

comarcales en función de las realidadeseconómicas de cada zona. Dado que lamayor parte de los estudios se han centra-do en la Galicia interior, mientras que lahidalguía costera apenas ha centrado laatención de los investigadores, el autor sepregunta si es posible que la estrategia dela intermediación foral no tuviese la mismaimportancia en las áreas costeras que enel interior. Ninguna de las familias hidalgasde la Galicia sudoccidental de las que ana-lizó las estrategias para formar sus domi-nios se centró tanto en la intermediaciónen el sistema foral cuanto en la participa-ción en el mercado de tierras y rentas, enla procura de buenos casamientos y en lacimentación de una profunda idea deCasa.

En el capítulo 5 se analiza la ges-tión patrimonial de esta casa rentista y susrentas. Por último, el autor examina la inci-dencia sobre el patrimonio de los marque-ses de Valladares de la legislación liberaldel XIX, llegando a la conclusión de queresistió los embates de la revolución libe-ral. Aunque la desvinculación y la aboliciónde señoríos abrieron una etapa de dificul-tades para esta casa hidalga, su podersocial posibilitó compensar la fuerte con-testación antiseñorial de sus antiguos pue-blos jurisdiccionales con la ayuda de lalegislación del Estado y el apoyo incondi-cional de la justicia, lo que llevó a que lalegislación abolicionista fuese muy suave ymediatizada en función de sus intereses,merced al funcionamiento de las redesclientelares que ponían a la justicia a suservicio.

Por su parte, Antonio Presedo en AFidalguía galega, reúne seis trabajossobre la hidalguía gallega presentadospreviamente en diversos congresos ypublicaciones, si bien lleva a cabo una cui-dada revisión e introduce materiales inédi-

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tos de carácter gráfico y estadístico de sutesis doctoral, amén de una actualizaciónbibliográfica. Los seis capítulos tienen unhilo argumental común, en los que el autorpone de manifiesto varias cuestiones deinterés acerca de la hidalguía gallega,entre las que cabe destacar la gran diver-sidad interna de este grupo, al mismotiempo rural y urbano, en el que la estrate-gia reproductiva basada en la agregaciónde casas tuvo un papel destacado en elespectacular enriquecimiento de algunasfamilias. Dichos patrimonios se gestiona-ron bajo formas de explotación diferentes,por vía de la renta foral muchas veces,pero también por medio de arrendamien-tos o de la explotación directa, como ocu-rre en tierras de Valdeorras. Destaca elanálisis de las repercusiones que tuvo laaplicación de la legislación liberal sobrelos patrimonios de la elite hidalga deGalicia durante la primera mitad del sigloXIX, aportando claves de cómo se produjosu adaptación después de la crisis delAntiguo Régimen y ante la apertura de unanueva situación propiciada por las refor-mas liberales.

Aunque el marco cronológico teóri-co de la obra se sitúa entre 1812-1868, enrealidad se retrotrae a mediados del XVIII,momento en que se inicia el análisis devarios de los capítulos. El autor, conscien-te de la escasez y carácter incompleto dela documentación de los archivos familia-res, completa la base heurística de suestudio con fuentes variadas, desde escri-turas notariales a las de carácter fiscal.

En el primer capítulo reflexionasobre cómo afecta la nueva legislaciónliberal a los patrimonios amortizados de lanobleza provincial gallega, valorando tantola repercusión de la abolición señorial,como el alcance de la legislación desvin-culadora y antiforal, llegando a la conclu-

sión de que, al margen de la conflictividadque generó la abolición de los señoríos,ésta no afectó seriamente a su estructurade ingresos, ni a su capacidad adquisitiva.Además, todo parece indicar que la legis-lación antiforal supuso un proceso tardío yselectivo que apenas representó un graveobstáculo para las casas hidalgas con altonivel de ingresos, por lo que las redencio-nes forales sólo afectaron a los modestosrentistas. Del mismo modo, los efectos dela ley de desvinculación definitiva de 1841no fueron excesivamente negativos para laelite hidalga ya que las estrategias dereproducción social y biológica adoptadasaplazaron su aplicación hasta comienzosdel s. XX. Concretamente, el autor observala importancia que tiene en dicho procesola dinámica de la Casa, al propiciar unareproducción social centrípeta y social-mente endogámica, a través del reforza-miento de las alianzas horizontales, lo queaseguró que permaneciese indivisa lamayor parte de los ingresos económicosde las grandes casas hidalgas.

En los capítulos 2 al 5, el autor ana-liza la composición y estructura de variospatrimonios hidalgos; concretamente algu-nos aspectos de las haciendas de la hidal-guía de la ciudad de Santiago, de variascasas hidalgas de la provincia de Lugo conniveles de riqueza diferenciados, así comode otras afincadas en la comarca orensa-na del Barco de Valdeorras, llegando a unaserie de conclusiones que, en buena medi-da, resultan comunes a los diversos casos.En primer lugar destaca el elevado nivel deingresos de las casas más sobresalientesen el último tramo del Antiguo Régimen, loque va a servir para amortiguar momentá-neamente la legislación liberalizadora yreconducir las estrategias de reproducciónsocial en lo que resta de siglo. En segundolugar, dichos ingresos altos permiten haceruna inversión elevada en consumo y lujo,

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contribuyendo al refinamiento de sus hábi-tos cotidianos, como se desprende delanálisis de la alimentación en las moradashidalgas del sexto capítulo, que constituyeuna muestra palpable del poderío econó-mico y un claro exponente propagandísticodel prestigio social de de este sector elitis-ta de la sociedad gallega en la primeramitad del XIX.

Pero además el autor constata lagran diversidad interna de la hidalguíagallega, que se manifiesta en los diferen-tes orígenes de los patrimonios hidalgos yla estructura de sus ingresos, en las moda-lidades de gestión, e incluso en la formaen que afrontan la crisis del AntiguoRégimen y los embates del liberalismo. Apartir de libros como los de Castro yPresedo parece cada vez más claro quelas estrategias adoptadas por la hidalguíagallega para sortear la legislación liberaltuvieron una desigual eficacia, pues, mien-tras que casas con escasos ingresos eco-nómicos se ven seriamente afectadas porlas redenciones forales que acaban propi-ciando su ruina, definitivamente consuma-da a principios del s. XX, las poderosascasas de la elite hidalga propietarias deimportantes patrimonios lograron demorarla aplicación de dicha legislación, adaptán-dose al nuevo régimen sin perder su iden-tidad de sector privilegiado y dominante.De todas formas, la revolución liberal lejosde dejar todas las cosas como estaban,tuvo sus efectos, incluso en el seno dedichos grupos privilegiados, y acabó porpropiciar una serie de cambios en el senodel propio grupo, que habrían de ser tras-cendentales en la sociedad gallegadelXIX.

En suma, si bien en los últimostiempos la historiografía ha hecho notablesprogresos en el conocimiento de la hidal-guía gallega, quedan todavía muchos pro-

blemas por investigar y nuevas perspecti-vas que aportar. Las obras de Migués,Castro y Presedo que se han reseñado enestas páginas suponen un enriquecedorpaso adelante en el conocimiento de esteelitista grupo social que ante el absentis-mo de los principales linajes de la noblezatitulada llegó a convertirse en rector de lasociedad gallega del Antiguo Régimen.Dichos textos introducen nuevos e intere-santes elementos de reflexión, que futurasinvestigaciones sobre el tema, a buenseguro, van a tener presentes.

Hortensio Sobrado CorreaUniversidad de Santiago de Compostela

REFERENCIAS

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SAAVEDRA, P. (1997): «Formación, consolidacióne influencia social e cultural da fidalguía, ss.XVI-XVIII», en VV.AA., Galicia fai dous milaos O feito diferencial galego, I, Historia,Santiago.

SAAVEDRA, P. (1998): «A vida cotiá da fidalguíapacega», en VV.AA., Un percorrido polaGalicia cotiá, Santiago, pp. 373-396.

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SAMUEL GARRIDO

Cànem gentil. L’evolució de les estructures agràries a la Plana deCastelló (1750-1930)Castelló de la Plana, Ajuntament (Premi Ciutat de Castelló Humanitats2003), 2004, 192 páginas.

A la rica historiografía valencianasobre las transformaciones agrarias con-temporáneas se añade esta nueva obra,que confirma el dinamismo de la agricultu-ra y la sociedad valencianas, así como lacomplejidad por la que ha transitado elproceso de transformación de la produc-ción y las estructuras rurales en los últi-mos siglos. Samuel Garrido, cuyo buenhacer destacaba hasta ahora en el ámbitodel cooperativismo agrario, aborda en estelibro los cambios agrícolas habidos enPlana de Castellón entre la segunda mitaddel siglo XVIII y la tercera década del sigloXX. El territorio analizado lo constituyencinco municipios irrigados por el ríoMillars, donde han coexistido tres espaciosagrarios –huerta, secano y marjal– muydiferenciados tanto en sus produccionescomo en sus estructuras y sus potenciali-dades ambientales. En este escenarioambientalmente complejo se produjo,desde la segunda mitad del siglo XVIII, unnotable proceso de intensificación y creci-miento agrario que tuvo como protagonis-tas primero al cáñamo, cuya relevancia datítulo a la monografía, y posteriormente alnaranjo. El libro se articula en cuatro capí-tulos, además de una breve introducción,un epílogo y un apéndice con 21 tablas. Elorden de los temas abordados sigue unalógica clara y funcional: se empiezareconstruyendo la evolución de la superfi-cie cultivada, se sigue estudiando los prin-cipales usos del suelo en el secano y en elregadío, y se continúa analizando lasestructuras de la propiedad y de la explo-tación. En el cuarto y último capítulo seanaliza con agudeza el surgimiento y laexpansión de una agricultura comercial

basada en la naranja, teniendo presente lalógica de los campesinos que la protagoni-zaron.

La evolución de la superficie cultiva-da se aborda siguiendo un esquema cro-nológico, poco preciso pero funcional, entres grandes fases, correspondientes acada uno de los siglos –o porciones desiglo– analizados. Las dificultades parainterpretar las fuentes y datos disponiblesconducen al autor a realizar un estudiodetallado, municipio por municipio, y leobligan a tratar el asunto con precaución ya discutir algunas conclusiones precipita-das de otros autores. Es probable que, eneste punto, el lector eche en falta comple-mentos cartográficos que le orienten en elterritorio. Sin embargo, el autor consiguedestacar los grandes rasgos de un agricul-tura en expansión por encima de las ambi-güedades documentales: ciertos avancesroturadores y la ampliación del regadío enel siglo XVIII; una fuerte expansión del cul-tivo en el siglo XIX en parte a costa deterrenos pantanosos convertidos regadío yfavorecida por la desamortización y la ocu-pación –a través de establecimientos- delpatrimonio municipal y comunal; la trans-formación del secano en regadío desde lasúltimas décadas del siglo XIX, fruto tantode la acción e inversión de grandes propie-tarios como de la actuación de numerososcampesinos agrupados en sociedades deriego para la construcción y gestión depozos.

En lo referido a los usos del suelo,Samuel Garrido defiende la sintonía de laPlana de Castellón con el modelo de creci-

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miento agrario dinámico y orientado haciael mercado que Ramon Garrabou planteóaños atrás. Aunque el segundo capítuloesté organizado en dos partes, una dedi-cada a la agricultura de secano y la otra alregadío, el autor ni defiende ni comparte latesis de una agricultura dual basada endos sectores contrapuestos –el comercial,en el regadío, y el atrasado, en el secano–.Por la mala calidad de sus suelos, en elsecano no se cultivaban cereales, sino cul-tivos arbóreos y arbustivos: olivos, vides,higueras y especialmente algarrobos. Setrata de cultivos con una clara orientacióncomercial, con la excepción del algarroboque –sin dejar de comercializarse– jugabaun papel más importante en la alimenta-ción del ganado de labor, al tiempo quepermitía el aprovechamiento de suelospoco aptos para otros cultivos. Las produc-ciones de la huerta (seda, cáñamo) tam-bién tuvieron, desde el siglo XVIII, unaclara orientación mercantil, aunque ésta secompatibilizaba –en rotaciones complejas–con una producción cerealícola destinadoal autoconsumo. La morera, en declive yaen el siglo XVIII, retrocedió en favor delcáñamo, que mantuvo una presenciaimportante en la Plana hasta principios delsiglo XX. Este cultivo, sin embargo, entroen decadencia ya desde principios delsiglo XIX con la desaparición de la deman-da procedente de la Marina española, y supersistencia a lo largo del ochocientos elautor la explica tanto por la existencia deuna cierta demanda interna protegida conaranceles, como por su integración en unciclo rotativo de cosechas y por el fracasoen los intentos de sustituirlo. Sólo la naran-ja ofreció una alternativa viable al cáñamo,y no en vano su primera expansión se rea-lizó –a diferencia de otras comarcasnaranjeras– sobre tierras de huerta.

El tercer aspecto abordado concier-ne a las estructuras de la propiedad y la

explotación. En este punto Samuel Garridohalla matices diferenciales en los munici-pios analizados (para esta cuestión reduci-dos a tres), pero remarca que dichas disi-militudes, por una parte se redujeron conel tiempo, y por otra empequeñecen alconsiderar el valor agronómico de cadatipo de suelo. En cualquier caso, a princi-pios del siglo XX, el conjunto de la Planase caracterizaba por una gran presenciade la pequeña propiedad campesina y poruna notable abundancia de ‘agricultoressuficientes’ –siguiendo un concepto pro-puesto por S. Calatayud y J. Millán–. Losinversores urbanos nunca llegaron a tenerel peso que tuvieron en zonas más próxi-mas a la ciudad de Valencia y, a partir de1880, también se constata un viraje favora-ble a la pequeña propiedad campesina.Cabe destacar en este capítulo la grancantidad de datos y fuentes que, de formadiscreta y abreviada, son utilizados paraanalizar los cambios en la estructura de lapropiedad, y que combinan tanto la visiónestructural procedente de padrones deriqueza como la dinámica de transferen-cias a través del mercado de la tierra refle-jada en los apéndices a los amillaramien-tos. Los repartos de guardería rural–inexistentes en otras regiones– tambiénle permiten cuantificar los regímenes detenencia y explotación y, tras establecerque el cultivo directo fue la forma predomi-nante de explotación –excepto en el térmi-no de la capital–, puede identificar un pro-ceso de reducción de la superficie enarriendo a lo largo de la segunda mitad delsiglo XIX.

La convivencia del cáñamo y elnaranjo durante este período da pie alcapítulo más interesante del libro, dondese plantea la complejidad del cambio agra-rio y las distintas vías de adaptación cam-pesina a una situación de creciente mer-cantilización. Aunque ambos eran cultivos

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comerciales representaban dos modelosde inserción mercantil: la naranja, cultivoemergente, rentable y orientado a laexportación; el cáñamo, cultivo poco com-petitivo, poco rentable y dependiente de unmercado protegido. Samuel Garrido seadentra tanto en los motivos que impulsa-ron el cultivo naranjero –haciendo casoomiso a la desconfianza de los técnicos–hasta convertir la comarca en una de lasprincipales zonas de producción naranjera,y lo hace descubriendo lógicas ambienta-les ligadas a la escasez de agua para elriego, poniendo de relieve la capacidad delos pequeños campesinos propietariospara invertir en plantaciones de naranjos,considerando los cambios que comportóen el mercado de la tierra y del trabajocomo un mecanismo que forzó a los cam-pesinos a asumir los riesgos del naranjo, yatendiendo a los cambios que éste intro-dujo en el sistema de riegos y sus normas.En cierta medida se trata de una argumen-tación en espiral: la propia expansión delnaranjo introdujo tensiones y cambios quelo impulsaron a continuar expandiéndose.

A su lado, el cultivo del cáñamopersistía en un estado de crisis y, lo mássorprendente, en estrecha convivencia conel naranjo. Todos los sectores socialesestaban implicados en ambos y muchospropietarios y agricultores tenían interesesen uno y otro cultivo. ¿Paradoja irracional?Como reza el título de un apartado, elcáñamo era ruinoso pero atractivo. En laparte final del libro Samuel Garrido nosbrinda un interesante análisis sobre la lógi-ca de este cultivo, cuya menor rentabilidadno tenía un fundamento técnico –el autorcuestiona una supuesta supremacía tec-nológica italiana–, sino una base climáticay edáfica. Un cultivo que, por otra parte,tenía mayor rentabilidad de la que aparen-taba si se considera el conjunto de la rota-ción donde se insertaba, que era eficiente

para los perceptores de renta y que, a juz-gar por los intentos de sustituirlo con hor-talizas, cañamiel o ramio, no encontrómuchas alternativas viables.

Brevedad, capacidad de síntesis yagudeza para insertar cuestiones clave dela historiografía agraria contemporáneason cualidades que destacan en estamonografía cuyo interés supera en mucho,no sólo al marco local donde se desen-vuelve, sino a la propia historiografíavalenciana con la que dialoga constante-mente. Se trata, pues, de una mirada rica ymatizada a los complejos procesos decambio agrario y sus condicionantes. Unamonografía ejemplar y altamente recomen-dable.

Enric Saguer HomUniversitat de Girona

REFERENCIAS

GARRABOU, R. (1985): Un fals dilema. Modernitato endarreriment de l’agricultura valenciana,1850-1900, Valencia, Alfons el Magnànim.

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JOHN FRY

The Farm Press, Reform, and Rural Change, 1895-1920New York, Routledge, 2005, 230 páginas.

Resulta paradójico el contrasteentre el uso generalizado de la prensaagraria (y agrícola, sin entrar ahora en dis-tinciones) por los historiadores como fuen-te de información, y la escasez de trabajosque la tomen como materia de estudio ensí misma. En el caso de la historiografíahispana e hispanoamericana, con escasasexcepciones (Díez, 1980; Herrera, 1996;Cabo, 2003) queda relegada al tratamientoa la fuerza superficial que de ella se puedahacer en obras generales sobre la historiade la prensa o a menciones esporádicasen monografías sobre aspectos de historiaeconómica o agraria. Ni siquiera cabece-ras tan influyentes y longevas como la bar-celonesa El Cultivador Moderno o lamadrileña El Progreso Agrícola y Pecuariocuentan con aproximación historiográficaalguna.

En esta tarea pendiente las referen-cias internacionales tampoco son muyabundantes, pero la historiografía estadou-nidense constituye una excepción ya quecuenta con una considerable tradición en elestudio de la Farm Press en la que seenmarca la reciente monografía de JohnFry. Claro está que es un fenómeno que difí-cilmente podría pasar desapercibido puestoque en 1920 su tirada total superaba los 17millones de ejemplares (p. XIX) y podíaremontar su genealogía a 1819 con la apa-rición del American Farmer (Baltimore). Eltítulo de la obra es un tanto engañoso, yaque en realidad se centra en una regiónconcreta, el Medio Oeste, y más específica-mente los Estados de Iowa, Illinois yMissouri (el llamado Lower Midwest).

Se trata de un período de prosperi-dad y elevación del nivel de vida para los

granjeros y en el conjunto del país la pren-sa específicamente dirigida a ellos multipli-ca tanto su tirada como el número de cabe-ceras, de manera que se podría definircomo una verdadera edad de oro. Fry secentra en cuatro periódicos semanales oquincenales (dos preexistentes y otros doscreados en 1895 y 1902) que alcanzan unacomplejidad y una profesionalización desdeel punto de vista empresarial sorprenden-tes para quien conozca la precariedad delas aventuras periodísticas equivalentes enEspaña. Ello favorece indirectamente suestudio ya que la variedad de fuentes esenvidiable (máxime cuando para las publi-caciones españolas rara vez se conservancolecciones completas). Precisamente unode los capítulos más sugerentes es el pri-mero, en el cual se presenta cómo estosperiódicos no sólo sirven a un públicopotencial sino que literalmente crean supropio nicho de mercado con imaginativasy casi diríamos agresivas campañas depromoción. Los precios eran muy bajos, yaque la principal fuente de ingresos era lapublicidad y para aumentar el número desubscriptores se emplea a agentes comer-ciales y se ofrecen fórmulas como la sus-cripción simultánea a dos publicaciones opromociones y obsequios de todo tipo. Setrata en concreto del Iowa Homestead, elMissouri Ruralist, el Prairie Farmer y elWallace’s Farmer, que en 1920 superabano rondaban los 100.000 ejemplares de tira-da. A priori el más conocido para el lectorfamiliarizado con la historia estadounidensees este último, editado en Iowa, ya que sufundador Henry Wallace fue secretario deAgricultura entre 1921 y 1924 y su hijohomónimo ocuparía años más tarde elmismo cargo y la vicepresidencia con F.D.Roosevelt.

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Otra constatación que queda demanifiesto es el alto grado de familiaridadde los granjeros con la cultura escrita,moviéndose en los mismos o superioresparámetros que la población urbana.Apoyándose en inventarios de particula-res, estadísticas y encuestas oficiales delos años diez Fry muestra cómo en EEUUhacia 1913 en dos tercios de los hogaresde granjeros se recibía prensa relacionadacon la agricultura, porcentaje que inclusoera superior en diez puntos en el Medio-Oeste. Más aún, los datos indican que noera apenas relevante a estos efectos ladiferencia entre colonos, jornaleros y pro-pietarios, como se deduce del desglose delos listados de suscriptores.

Al igual que para sus equivalenteseuropeos, los contenidos de la prensaagraria estudiada por Fry rebasan lo estric-tamente profesional e incluyen artículosrelacionados con el hogar dirigidos a lasmujeres, con la religión, seriales literarios oun porcentaje de hasta la mitad de las pági-nas dedicadas a publicidad. Algunas de sussecciones, abiertas a la participación de loslectores, terminaban por crear a través deréplicas y contrarréplicas un anhelado sen-tido de comunidad que recuerda la funciónque actualmente juegan los foros en inter-net y terminaban por ayudar al nacimientode iniciativas asociativas de todo tipo(especialmente femeninas). La mitad de laobra está dedicada a ir analizando diversosaspectos de la sociedad rural del MedioOeste a través de la información facilitadapor la prensa (así como un intento de aden-trarse en el difícil aspecto de la percepciónde los granjeros a través de las cartas aldirector). De este modo, el capítulo quintopone de manifiesto la sensibilidad hacia lacrisis de las iglesias rurales, afectadas porel comienzo del éxodo hacia las ciudades.En general las soluciones propuestas fue-ron en la línea de reforzar los aspectos de

las iglesias que la convirtiesen en verdade-ros centros sociales, la asunción por lospastores de un rol de líderes comunitarios yla colaboración entre las distintas confesio-nes, lo cual se reveló inviable por las dife-rencias doctrinales y las reticencias de losfeligreses. Igualmente la prensa agrariarefleja los debates sobre la educación en elmedio rural y aboga por un mayor peso dela agricultura en los curricula y la concen-tración de las escuelas con la desapariciónde las unitarias. En cuanto a mujeres yjóvenes, la obsesión permanente era com-batir el hechizo de las ciudades y revalori-zar la función social y económica de losagricultores, con nulos resultados a la vistade los datos demográficos.

Aunque tomen partido en las polé-micas y debates de la época, estos perió-dicos huyen de un compromiso políticoexplícito que ahuyentaría a una parte delos potenciales lectores, una vez extingui-do el populismo agrario que tanto arraigohabía tenido en la región. Las publicacio-nes analizadas estaban eso sí permeadasde la ideología progresista (y más especí-ficamente del Country Life Movement) quetrataba de reformar la sociedad estadouni-dense en todos los aspectos animada porun optimismo vital que va a sufrir un durogolpe con la Depresión. En un breve epílo-go se pasa revista precisamente a las tác-ticas de la prensa en tan crítica coyuntura,fundamentalmente la reducción (por con-centración) de cabeceras. La recuperaciónde la postguerra daría paso ya a principiosde los sesenta a nuevas dificultades, pro-venientes de la competencia de los mediosde comunicación audiovisuales y del impa-rable declive de la población rural. La pren-sa fue despojándose de los contenidos noagrarios, adquiriendo una conformaciónmás profesional. Pese a todo, hoy en díase editan en los EEUU 260 publicacionesdirigidas específicamente a los agriculto-

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res (entre ellas tres de las cuatro estudia-das por Fry), aunque ligadas de formamucho más estrecha que antaño a lasempresas del sector.

El balance último que podemoshacer de la obra es positivo, en particularsi sirve para estimular el interés por uncampo de estudio que en la historiografíaespañola y europea no ha sido muy transi-tado. Fry va desgranando los capítulos conclaridad expositiva, pero la lectura de sulibro deja una sensación de estar demasia-do apegado a las fuentes, de no sabersobrevolar los temas yendo más allá de loprevisible. Parafraseando a Andreotti, sepodría decir que manca finezza, una suti-leza que bien podría haber sido alimenta-da o inspirada por estudios sobre la pren-sa y la cultura escrita en las historiografíaseuropeas. En la bibliografía no se cita noya obras en idiomas que no sean el inglés,sino ni siquiera referidas a otros paísesaunque sea a cargo de autores anglosajo-nes. Por poner un solo ejemplo, las aproxi-maciones al tema de Martin Lyons (1997entre otras) centradas en la Francia con-temporánea. Una suerte de autismo inte-lectual por desgracia bastante común enmonografías en lengua inglesa.

Una última reflexión que se imponecomparando el enfoque y los campos deinterés de los autores estadounidenses yeuropeos: en el caso europeo en la aproxi-mación a los encuentros de la poblaciónrural con el mundo de la cultura escrita loshistoriadores se interrogan sobre todo entorno a la interacción de aquélla con la cul-tura nacional predominante. En EEUU, porel contrario, los receptores de la prensarural no presentan una especificidad cultu-ral, todo lo más matices derivados de suactividad profesional, puesto que en lo

esencial comparten los valores de la socie-dad englobante.

Miguel Cabo VillaverdeUniversidade de Santiago de Compostela

REFERENCIAS

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DÍEZ RODRÍGUEZ, F. (1980): Prensa agraria en laEspaña de la Ilustración: El Semanario deAgricultura y Artes dirigido a los Párrocos(1797-1808), Madrid, MAPA.

HERRERA DUARTE, A. (1996): La prensa agrariaen la comunidad hispanoamericana, Madrid,MAPA.

LYONS, M. (1997): «What did the Peasants read?Written and Printed Culture in Rural France,1815-1914», European History Quarterly,27:2, pp.165-197.

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Desde los años finales de la déca-da de los ochenta y a lo largo de la décadade los noventa del pasado siglo XX hanproliferado las interpretaciones renovado-ras acerca del decisivo papel político des-empeñado por los pequeños y medianospropietarios o arrendatarios agrícolas en eltortuoso proceso de construcción de losEstados Liberales, o en las respuestas a laprolongada crisis del liberalismo aconteci-da tras la Gran Guerra. Desde la sociolo-gía histórica, numerosas y fructíferas apor-taciones han enriquecido nuestraspercepciones sobre el comportamientopolítico de las clases medias y el campesi-nado de Europa occidental entre las déca-das finales del siglo XIX y las iniciales delXX. Casi todas han mostrado la versatili-dad de los segmentos sociales interme-dios, su capacidad de autorreproducción yel éxito de sus estrategias de adaptación alas necesidades del capitalismo europeo einternacional. Entendiendo al campesinadode los pequeños propietarios o arrendata-rios agrícolas como un componente socialdecisivo de las clases medias europeas, lamás reciente historiografía sobre el com-portamiento político del campesinadoeuropeo-occidental construye un discursoinnovador alrededor del protagonismo deeste último en las luchas políticas de lasegunda mitad del siglo XIX y el primertercio del siglo XX. Teniendo en cuenta lainterrelación cada vez mayor en la Europaoccidental de comienzos del siglo XX entreagricultura, producción industrial y merca-dos capitalistas, las nuevas aportacionescentradas en tan decisiva cuestión sostie-nen que el campesinado se ha visto arras-trado indefectiblemente a la participaciónen las luchas políticas nacionales. Pero

asimismo, y gracias a las nuevas premisasepistemológicas, hoy entendemos mejorcómo tal fenómeno se vio frecuentementeauspiciado por la emergencia de «discur-sos mitificadores» o lenguajes simbólicos,que contribuirían a la construcción ideali-zada de los componentes identitarios deun campesinado perjudicado por el avancedel capitalismo, cuando no severamentemarginado en medio del entramado deestrategias políticas lideradas por las cla-ses urbanas y sus representaciones parti-distas. Quede claro, pues, que las másrecientes investigaciones sobre las motiva-ciones y los mecanismos de funcionamien-to sobre los que se instaló la participaciónpolítica del campesinado en las socieda-des liberales han comenzado a resaltar elpapel desempeñado por los «discursospolíticos» y las «construcciones simbóli-cas» de la realidad en todo lo relacionadocon la movilización y sensibilización políti-ca de los individuos y los grupos sociales.

En medio de este cambiante pano-rama, el «dossier» coordinado por Merce-des Yusta (Université de Cergy-Pontoise) yÉdouard Lynch (Institut d´Ètudes Rurales,Université Lumière-Lyon 2), compuesto decinco artículos que abordan con desigualfortuna una temática común, constituye un«soplo de aire fresco» en la relativamenteenrarecida atmósfera intelectual que rodeólos estudios clásicos sobre la relaciónentre campesinado y política en la Europaoccidental contemporánea. La temáticacomún podría condensarse en la cambian-te adopción de novedosas estrategias,protagonizada por el campesinado depequeños productores, arrendatarios oasalariados agrícolas de Europa occiden-

MERCEDES YUSTA Y ÉDOUARD LYNCH (COORDS.)Campagnes européennes en lutte(s) (XIXe-XXe siècles)Monográfico de la revista Histoire et Sociétés, 13 (1er trimestre), 2005, pp.5-65.

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tal, en diferentes coyunturas cruciales rela-cionadas con el proceso de construccióndel Estado liberal, el advenimiento de lapolítica de masas, o la crisis del parlamen-tarismo liberal durante el agitado periodode entreguerras. Casi todos los artículosdel monográfico exhuman la intención deaprovechar las aportaciones novedosas entorno al análisis de la construcción social ycultural de los discursos interpretativos dela realidad. Los autores persiguen, de estamanera, ahondar en el perfeccionamientoy la ampliación en torno al uso de un pris-ma analítico incontrovertiblemente fértilpara el estudio de los comportamientoscolectivos del campesinado. Sin dejar decontribuir a un mejor entendimiento delcomplejo modo en que los distintos seg-mentos de la población rural, y los diferen-ciados protagonistas políticos con los queaquella se vio catapultada o revestida,canalizaron su acción individual y colectivade cara a la resolución de las múltiplesadversidades, las renovadas propuestas olas incesantes contradicciones con las quetropezaron a lo largo del devenir históricode los pasados siglos XIX y XX. Sinembargo, las intenciones que presidencada una de las colaboraciones insertasen el monográfico no se limitan exclusiva-mente a poner de manifiesto en qué cir-cunstancias se gestó la aparición de lasdistintas tendencias ideológicas, o las«construcciones discursivas», que estimu-laron la conversión del campesinado en unagente político independiente y crucial.Más allá de todo ello, los autores se propo-nen llevar a cabo un abordaje novedoso dela referida temática, cuya amplitud cronoló-gica abarcaría el lapso temporal compren-dido entre las décadas centrales del sigloXIX y el turbulento periodo comprendidoentre las dos guerras mundiales aconteci-das en el siglo XX. En su conjunto, lascolaboraciones del «dossier» tratan deresponder a los interrogantes surgidos en

torno al modo en que se fueron gestandolos distintos discursos y lenguajes políticosde la contemporaneidad, y su especialincidencia en el ámbito rural. Entendién-dolos a casi todos ellos como los entrama-dos de simbolización de la realidad a tra-vés de los cuales el campesinado artículosus diferenciadas respuestas. Hasta adqui-rir voz propia y declarado protagonismoante fenómenos tales como la hegemoníadel capitalismo en la agricultura, la prepon-derancia de los intereses urbanos en elconglomerado de las fuerzas políticas sos-tenedoras de las alianzas parlamentariasdominantes, la política de masas, o elpotencial movilizador de las clases mediasy las corporaciones de intereses.

En este variopinto haz de direccio-nes, el artículo de Alberto Sabio Alcuténmerodea alrededor de las cambiantesestrategias adoptadas por la poblaciónrural, integrada tanto por modestísimospropietarios o arrendatarios como por losjornaleros de numerosas regiones agríco-las españolas, en el extenso lapso tempo-ral en el que se registró la culminación delas medidas desamortizadoras y la conso-lidación de la propiedad burguesa sobrelos recursos agrarios. Para ello señala laimportancia adquirida por las instanciasdel poder municipal en el proceso de liqui-dación del viejo orden feudal que hasta loscomienzos del siglo XIX había prevalecidoen la agricultura. Y lo hace confiriendo alas mencionadas instancias la naturalezade plataformas decisivas, o si se quiere,de auténticos crisoles. Que ayudaron a lasolidificación de diferentes alianzas inter-clasistas que cooperaron a la contención,más o menos exitosa, de los intentos depreservación de los antiguos derechosjurisdiccionales, o las ansias de usurpa-ción de los terrenos comunales, por partede la antigua nobleza o la emergente bur-guesía agraria. La recreación idealizada

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de la comunidad rural y la justeza de susreivindicaciones, frente a la inculpaciónrecaída sobre los señores como agentesenfrentados a los intereses comunitarios,dotaron de cierto éxito a las estrategiascampesinas orientadas hacia la consecu-ción de los objetivos ya señalados. No obs-tante, la implantación del Estado liberal, yla hegemonía alcanzada por las propues-tas privatizadoras en el pensamiento eco-nómico preponderante, convirtieron aaquél en un nuevo impedimento para lasatisfactoria culminación de las pretensio-nes campesinas en torno a la preservaciónde las superficies de aprovechamientovecinal y los montes comunales. Serán laspropuestas de algunos insignes teóricosagraristas, y la explícita defensa de algu-nos de ellos del carácter óptimo de lasfiguras jurídicas ensalzadoras de la propie-dad comunal y el aprovechamiento comúnde los recursos agrícolas y forestales enmanos de los pueblos de cara a la preser-vación de la comunidad campesina, lasque inspiren o refuercen buena parte delas estrategias adoptadas por esta últimaen su sempiterna lucha por la preserva-ción de los comunales.

El apartado correspondiente aJérôme Lafargue acerca de las luchas delos resineros de las landas por la dignifica-ción de su condición laboral y el reconoci-miento de sus sindicatos reivindicativos seinserta en otra tradición de estudios rura-les, que trata de rescatar la importanciadecisiva de los discursos identificativos,las simbolizaciones y los lenguajes comoelemento primordial en la suscitación deenergías de movilización de determinadoscolectivos sociales. Partiendo de los efec-tos deflacionarios de la crisis agraria fini-secular, y la adopción de estrategias pro-ductivas entre los propietarios agrícolas ylos cultivadores encaminadas a la reduc-ción de los costes de la producción y a

una sobreexplotación de la mano de obrajornalera o contratada en régimen dearrendamiento y aparcería, el autor descri-be el proceso de inserción de los resine-ros de las landas en el asociacionismosindical que emergió con fuerza en laFrancia de fines del siglo XIX y primerísi-mos años del XX. En el caso de las condi-ciones de explotación y aprovechamientode los recursos, padecidas por los peque-ños arrendatarios y aparceros agrícolas,fueron frecuentemente los ricos propieta-rios quienes recurrieron a una revisión delas condiciones pactadas en los contratossuscritos, saldándose tales pretensiones,en la mayoría de los casos, mediante unaumento de los beneficios obtenidos porestos últimos. Las dificultades para hacerfrente al pago de la renta, o al aumentodel porcentaje de lo cosechado que iba aparar a manos del propietario en la nuevaregulación de condiciones pactadas, moti-varon en muchos casos la ruina de losmodestos aparceros o arrendatarios. Y enotros, luchas antipatronales orientadas auna nueva remodelación de las cláusulascontractuales para hacerlas menos lesivasde los intereses de los pequeños cultiva-dores directos. De alguna manera, la pola-rización social emergente en el seno delas comunidades rurales como conse-cuencia de la crisis agraria finisecular, asícomo la progresiva fragmentación de launidad de los grupos sociales campesinosexistentes en muchas de ellas, dio paso aimportantes movimientos huelguísticos.Pero también a la proliferación de sindica-tos agrícolas antipatronales en algunasregiones agrarias de Francia desde lasdécadas finales del ochocientos. En estanueva dinámica destaca el surgimiento delos primeros sindicatos específicamentedirigidos contra los intereses de los ricoslabradores capitalistas y de los medianosy grandes propietarios. De entre los quesobresalió la «Fédération syndicale des

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fermiers, métayers, résiniers et partiessimilaires de la terre landaise», en diciem-bre de 1906. Se trataba de un sindicalismode pequeños propietarios o aparceros,que reivindicaba un modelo de actuaciónestrictamente jurídico. Pero igualmentehostil a los grandes propietarios y a laconcentración de la propiedad, o al endu-recimiento de las condiciones de los con-tratos de aparcería, que se estaba regis-trando como respuesta patronal a lasconsecuencias deflacionarias de la «crisisagropecuaria» de fines del siglo XIX. Sinembargo, lo más destacado de la aporta-ción de Lafargue quizás consista en lapresentación de los esfuerzos de algunosresponsables de la SFIO socialista a lahora de definir discursivamente a losmodestísimos arrendatarios que constituí-an el colectivo de los resineros landeses.Pues serán los trazos simbólicos e ideali-zadores de su condición de explotados porla insaciable voracidad y avaricia de lospropietarios agrícolas, los que con máseficacia actúen en la sensibilización desus componentes, así como sobre el con-siguiente estímulo orientado hacia su pau-latina incardinación en los sindicatos ges-tados para la defensa de sus particularesdemandas.

La colaboración de Guido Crainz seadentra, desde el ensayo de la metodolo-gía instrumentalizada por la historia com-parada, en la dilucidación de las herra-mientas teóricas y los presupuestosinterpretativos que permitan comprender laconexión entre las viejas tradiciones demovilización del campesinado europeo-occidental, y el barniz cultural con el quefueron impregnadas muchas de estas tra-diciones en un afán por introducirlas en lamodernidad. El autor hacer un recorridopor las estrategias de movilización yencauzamiento de la protesta seguidaspor las formaciones políticas o sindicales

de la izquierda, y aquellas otras surgidasal calor de la política de masas, que pre-tendieron integrar al campesinado depequeños propietarios y asalariados ensus estructuras organizativas. Para el autorresulta significativo que en las regionesagrícolas europeas en las que las condi-ciones en que se efectuó el tránsito a unaagricultura capitalista hicieron posible lapreservación de un amplio segmento deasalariados dotados de homogeneidadcultural e identificativa, los discursos igua-litaristas de las organizaciones de laizquierda contribuyeron a vincular lasexpresiones del rechazo campesino a lapreservación de sus tradicionales formasde vinculación con los recursos con reno-vadas manifestaciones de protesta quereforzaban aún más la solidificación de unsentimiento identitario fuertemente cohesi-vo. Además, la preservación de un ampliocolectivo de población rural homogeneiza-do gracias a la continuidad de formas deexplotación de la mano de obra jornaleravinculadas a una agricultura capitalistanecesitada del recurso a una abundantemano de obra políticamente subordinada,hizo posible en amplias regiones agrícolaseuropeo-occidentales (como Andalucía, elvalle del Po o comarcas del BassinParisien) la prolongación de formas deprotesta que guardaban entre sí no sola-mente una sorprendente similitud, sinouna fuerte carga simbólica que contribuyóa la forja de una identidad jornalera dilata-da en el tiempo.

La aportación de Andreas Dorn-heim visualiza, en una perspectiva que seprolonga desde la década de los sesentadel siglo XIX hasta el ascenso de los nazisal poder en 1933, el proceso de insercióndel campesinado alemán de pequeñospropietarios y arrendatarios en las dispu-tas políticas nacionales, así como las cam-biantes estrategias de una clase campesi-

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na frecuentemente fragmentada por aline-amientos religiosos, políticos, ideológicoso culturales. Partiendo de las primerasasociaciones campesinas de inspiracióncatólica, que trataban de representar losintereses del mundo rural trascendiendolas divisiones de clase, el autor pasa revis-ta al largo periodo de sometimiento delcampesinado a las propuestas conserva-doras respaldadas por organizaciones cor-porativas de defensa de los intereses agrí-colas, y hegemonizadas por la noblezaterrateniente de los Junker y la burguesíaagraria. Para detenerse en el periodo deentreguerras y en la formalización de órga-nos autónomos e independientes de ges-tión y representación de los intereses cam-pesinos ante el Estado alemán, quediscurrió paralelamente a la generalizaciónde las prácticas de movilización propias dela política de masas y la creciente corpora-tivización de las expresiones reivindicati-vas de la sociedad alemana. Destaca elautor la originalidad que supuso, para elmovimiento campesino desplegado duran-te la inestable República de Weimar, laadopción de repertorios de protesta y«marcos de referencia» culturales innova-dores, que ayudaron a la redefinición delpapel del campesinado en la política parla-mentaria de la época.

Por último, el estupendo artículo deÉdouard Lynch trata de desentrañar loscomponentes de adaptación modernizado-ra exhibidos por la estrategia de moviliza-ción y protesta puesta en escena por elParti agraire et paysan français. Esta for-mación política se había constituido, paradefender de manera eficaz e independien-te los intereses de los pequeños propieta-rios y arrendatarios afectados por la crisisagrícola de entreguerras, en 1927, tratan-do de desasir a sus adheridos de los lazosde dependencia con los intereses domi-nantes de la burguesía agraria y las oligar-

quías rurales mediante la hegemonía queejercieron durante más de cuatro décadasal frente de la conservadora Rued´Athènes y la republicana BoulevardSaint-Germain. Lynch prueba la extraordi-naria capacidad del Parti agraire paraadaptarse a las nuevas formas de encua-dramiento político, los nuevos repertoriosde protesta o las novedosas puestas enescena de la movilización de intereses quehabía suscitado la política de masasdesde el final de la Gran Guerra. Insiste enla importancia otorgada por el Parti agrairea la construcción idealizada del campesi-nado, y a su adhesión explícita a los dis-cursos ideológicos del agrarismo, carga-dos de connotaciones exaltadoras de lassupuestas virtudes del campesinado. Puespara el Parti agraire, este segmento socialdebe ser considerado el más firme baluar-te contra el proceso degenerativo de losideales patrios, al ser configurado demanera simbólica como un colectivo ancla-do en la defensa de valores morales y cul-turales ajenos al individualismo y el afánde ganancias imperantes en el capitalismourbano, y en consecuencia inmune a lainfluencia supuestamente devastadora delos mensajes ideológicos antipatrióticos yrevolucionarios de la izquierda marxista ocomunista.

Tras lo apuntado, qué duda cabe,que nos hallamos ante una aportacióncolectiva de insoslayable consulta. Sobretodo porque pese a contener «luces ysombras» en la consecución del objetivoprimordial sobre el que pivotaban sus pre-tensiones cardinales, y pese a la desigualcontribución en el esfuerzo común pormostrar la «otra cara» del proceso de con-versión del campesinado europeo-occiden-tal en un agente social capacitado para laacción política independiente, se nos reve-la esencial en el largo camino hacia laredefinición del papel desempeñado desde

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el mundo rural en la construcción de losestados liberales y la conformación delcapitalismo.

Francisco Cobo RomeroUniversidad de Granada

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GIOVANNI FEDERICO

Feeding the World. An Economic History of Agriculture, 1800-2000Princeton University Press, 2005, 388 páginas.

La expresión Feeding the world esusual en el debate sobre los problemasalimentarios de la humanidad. Además deser actualmente el slogan de un grupoecologista para su campaña contra los cul-tivos transgénicos, fue utilizada por VaclavSmil (2000) para titular un libro que, a par-tir de un análisis integrado del ciclo de losalimentos, trataba de mediar entre las pos-turas más pesimistas que vaticinan laimposibilidad de alimentar a una poblacióncreciente, y las más optimistas que plante-an un futuro en el que la tecnología serácapaz de superar con creces cualquierrestricción. Que Giovanni Federico hayaelegido la misma expresión como títulopara el libro que ahora nos ocupa podríainterpretarse como un intento de realizaruna aportación a ese debate desde la his-toria económica, aunque, curiosamente, elautor no alude a esa opción al menosdirectamente y, lo que es más desconcer-tante, ni siquiera cita el libro homónimo deSmil. En cualquier caso, la postura deFederico se acerca mucho a la de los opti-mistas. Ya en la introducción señala que lade la agricultura es principalmente la his-toria de un éxito (ha sido capaz de gene-rar alimentos para una población que enlos dos últimos siglos se ha multiplicadopor más de 6) y en el epílogo muestra su

confianza en que los científicos vayanconsiguiendo avances significativos quepermitan seguir en la misma dirección.

El libro tiene un planteamiento muyambicioso. El autor trata de analizar, enalgo menos de 400 páginas, la evoluciónde la agricultura mundial a lo largo de lossiglos XIX y XX, incluyendo en ese análi-sis tanto a los países ricos como a los paí-ses en desarrollo, sin olvidar las econo-mías de planificación centralizada y sutransición hacia el mercado a partir de1990, y haciendo referencia a una variadagama de variables como las cuestionesambientales, la producción, los precios, laproductividad, el cambio técnico o el papelde las instituciones, los Estados y los mer-cados. Un trabajo que trate de acometeresa ingente tarea con éxito tiene que sernecesariamente restrictivo en su plantea-miento y algo de eso señala el propioautor en la introducción: ante la ingentecantidad de trabajos que se podrían tomaren consideración para abordar la evolu-ción mundial de la agricultura en el largoplazo, el autor opta por utilizar sólo fuen-tes originales (provenientes sobre todo dediversos organismos internacionales) otrabajos ya elaborados que se inserten enel marco de la teoría económica y que, a

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la vez, basen sus afirmaciones en datosde carácter cuantitativo (con una predilec-ción no declarada aunque bastante evi-dente, por los trabajos que utilizan méto-dos econométricos para la medición). Eneste marco general, el libro traza concoherencia las principales líneas de evolu-ción de la agricultura y aporta, además deun apéndice cuantitativo, una abundanteselección bibliográfica que incluye más demil referencias.

Cabe advertir, sin embargo, que laopción tomada conlleva algunas otras res-tricciones que, aunque en ningún momen-to se hacen explícitas, van haciéndosepatentes conforme se avanza en la lectura:por un lado, el principal objetivo del librose convierte en cuantificar y tratar de expli-car el incremento de la producción y de laproductividad, lo cual no es poco, perohace que el análisis de todas las demásvariables (incluido el medio ambiente o lasinstituciones) se supedite casi exclusiva-mente a valorar en qué medida han contri-buido o no a ese incremento; por otro, ladependencia de las series de datos haceque, en realidad, el análisis cuantitativoriguroso se restrinja al periodo posterior a1870 y muestre una sutil inclinación a con-siderar como líneas maestras de evoluciónaquellas que reflejan las cifras de los paí-ses que cuentan con mejores estadísticashistóricas (esto es, en general, los paísesmás desarrollados); finalmente, el autor estambién bastante selectivo con la teoríaeconómica y, de hecho, se limita a utilizarprácticamente en exclusiva la de corteneoclásico, aunque en una versión actuali-zada que toma en consideración algunoselementos de la Nueva Economía Insti-tucional o de la Elección Pública.

El libro tiene una estructura claraque facilita la lectura. Después de unabreve introducción, el trabajo comienza

analizando las peculiaridades del sectoragrario aludiendo básicamente a aspectosrelacionados con el medio físico y con ladiferente dotación de factores que danlugar a distintos sistemas agrarios (capítu-lo 2). Partiendo de ese contexto general,se describen las tendencias de largo plazoen la producción y en su composición bási-ca, en el comportamiento de los precios yen el comercio internacional agrario (capí-tulo 3). Una vez constatadas las principa-les pautas de crecimiento, se intentan dife-renciar algunos modelos básicos delmismo, describiendo cómo ha evoluciona-do la utilización de los factores de produc-ción en las diferentes partes del mundo alo largo del tiempo (capítulo 4). Se razonamás adelante sobre la evolución de la pro-ductividad (capítulo 5) haciendo especialhincapié en el concepto de productividadtotal de los factores (TFP en sus siglasinglesas), para pasar a centrarse despuésen el análisis del cambio técnico (capítulo6), considerado como la principal causadel crecimiento agrario de largo plazo aescala planetaria.

A partir de ahí el libro se introduceen el mundo de las instituciones, que abor-da en tres apartados diferenciados. En pri-mer lugar (capítulo 7), plantea la importan-cia del análisis institucional, repasandodesde un punto de vista teórico aquellosaspectos que considera más importantespara el funcionamiento de la agricultura.En el capítulo 8 desciende a la realidadtratando de observar cómo se han idodesarrollando esas instituciones histórica-mente y cómo unas y otras han podidocontribuir (o no) al crecimiento del produc-to y de la productividad. En tercer lugar(capítulo 9) se hace un repaso de las polí-ticas agrarias en el largo plazo, tratandode valorar sus resultados prácticos paragenerar más o menos crecimiento agrario.Finalmente en el capítulo 10 se resaltan

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algunas conclusiones básicas y se discutebrevemente sobre la contribución del sec-tor agrario al crecimiento económicomoderno. El trabajo sintetiza, en definitiva,una enorme cantidad de información cuan-titativa y cualitativa que, en conjunto, ofre-ce una panorámica muy útil para la discu-sión pero que no está exenta declaroscuros.

Que el libro se inicie dedicandounas cuantas páginas a las cuestionesambientales debe considerarse un acierto.Sin embargo, el análisis que realiza de lascomplejas relaciones entre agricultura ymedio ambiente es un tanto parcial. Dehecho, esas relaciones quedan restringi-das prácticamente a las limitaciones que elmedio natural puede imponer al incremen-to del producto, pero no se fijan en el otropolo de la ecuación, esto es, en los efectosque el crecimiento del producto agrario hapodido tener sobre el medio y en las con-secuencias que ello ha podido generarpara la propia evolución del sector. Haberincorporado, por ejemplo, algunos de lostrabajos recientes sobre los balancesenergéticos de diferentes tipos de agricul-turas en el pasado podía haber contribuidoa una mejor inserción de la variableambiental como elemento clave. Por lodemás, conforme el libro avanza el medionatural tiende a desaparecer del razona-miento y, prácticamente deja de estar pre-sente cuando se aborda el tema de las ins-tituciones y de la política agraria.

Las partes del libro que puedenconsiderarse mejor resueltas son las quehacen referencia a la productividad y alcambio técnico. En lo que se refiere al pri-mer aspecto, se realiza un análisis finosobre las limitaciones que tienen las medi-ciones parciales de la productividad(basadas en los rendimientos de la tierra,de las semillas o del trabajo) y, en conse-

cuencia, se propone como herramientamás adecuada la medición de la TFP. Eneste contexto se hace una recopilación yun comentario muy interesante de los tra-bajos (sorprendentemente numerosos)que han utilizado esa forma de medición yse lanzan algunas propuestas para seguiravanzando. En lo referido al cambio técni-co, realiza una descripción de las princi-pales innovaciones tanto biológicas comoquímicas y mecánicas, para adentrarsedespués en la explicación teórica de lasmismas. Para ello parte de una concep-ción neoclásica, pero enriquecida con elplanteamiento de un modelo que conside-ra no sólo el precio de los factores tierra ytrabajo, sino también las dotaciones decapital físico y humano. A eso se añade,además, toda una serie de matices para elámbito microeconómico referidos a laapropiabilidad de las innovaciones y alriesgo, a la necesaria complementariedadde muchas mejoras y a la especificidadambiental (nuevamente el medio ambientecomo limitante) que pueden resultar tam-bién importantes a la hora de explicar eléxito o el fracaso de determinadas tecno-logías. Se trata, por tanto, de una pro-puesta compleja que partiendo de unplanteamiento ortodoxo lanza puenteshacia otras formas de entender el cambiotécnico y resulta muy útil para seguirexplorando y debatiendo.

Los apartados dedicados a las ins-tituciones son también sugerentes, ya queincorporan muchas variables (derechos depropiedad, contratos y formas de cesiónde la tierra, actuaciones para la reformaagraria, instituciones crediticias, coopera-tivas) y, a partir del comentario de unalarga serie de investigaciones, se vanplanteando debates y alternativas para elanálisis. El problema es que el autor vuel-ve a optar en este caso por una visión untanto reduccionista, al centrarse casi

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exclusivamente en la valoración de losefectos productivos de las instituciones yal considerar que las implicaciones políti-cas y sociales de las mismas (las relacio-nadas, en definitiva, con los aspectos dis-tributivos y sus posibles derivacionespositivas o negativas para el desarrollo)quedan fuera de su objeto de estudio.Quizás por ello las conclusiones a las quellega sobre el cambio institucional resultanun tanto borrosas. A eso se añade unadescripción de las políticas agrarias segui-das en los dos últimos siglos en las princi-pales áreas geográficas del mundo (paí-ses desarrollados, países en desarrollo yeconomías planificadas), que tiene suinterés como resumen pero que concluyecon una visión marcadamente negativa dela práctica totalidad de las políticas deintervención. De hecho, el autor viene adefender que las cosas hubieran funciona-do mucho mejor si los estados se hubie-ran limitado a garantizar el establecimien-to y el cumplimiento de los derechos depropiedad, a fomentar la investigación y laextensión agraria y a favorecer la compe-tencia, dejando al mercado una mayorlibertad para asignar los recursos. Unplanteamiento que tiende a hacer tablarasa de realidades históricas tremenda-mente complejas.

Finalmente, la valoración que serealiza en el último capítulo sobre la con-tribución de la agricultura al crecimientoeconómico se escora hacia una visión tra-dicional del problema. De hecho, el mode-lo elegido para ello es una reediciónactualizada de Johnston y Mellor (1961),según el cual la agricultura podía contri-buir al crecimiento aportando alimentosbaratos y divisas, convirtiéndose en mer-cado para los productos manufacturadosy aportando trabajo y capital para el restode los sectores. No se puede decir queesa visión de las cosas sea falsa, pero

convendría preguntarse hasta qué puntosigue siendo útil como base para interpre-tar el papel que la agricultura ha jugadohistóricamente en el conjunto de la eco-nomía. Por un lado, algunos organismosinternacionales (especialmente la FAO)llevan algún tiempo reconociendo a laagricultura toda una serie de funciones enel desarrollo que superan con mucho alas tres indicadas. Por otro, si tenemos encuenta que a lo largo del siglo XX laindustria alimentaria se ha ido imbricandocada vez más profundamente con la pro-ducción, el procesamiento y la distribu-ción de los productos agrarios, ¿no con-vendría plantear el papel de loagroalimentario desde una perspectivamás amplia?

El de Giovanni Federico es un librosin duda importante para la historia agra-ria, aunque su valoración pueda ser ambi-valente. Para quien se acerque a él desdela teoría económica ortodoxa puederepresentar un auténtico hito, un libro fun-damental que combina con rigor esa teo-ría, en su versión más avanzada, con unaingente investigación empírica de carácterprincipalmente cuantitativo. Para quien lolea buscando una perspectiva históricamás integradora que entienda lo agrariocomo un complejo sistema de relacioneseconómicas, pero también sociales, políti-cas y ambientales, el libro puede resultarun tanto reduccionista, en la medida enque se centra en explicar el crecimientodejando de lado las repercusiones para eldesarrollo. Ese alguien podría alegar queel enorme éxito de la agricultura que elautor resalta, es fruto, en parte, de unametodología que a fuerza de cerrar el focode análisis, deja en la sombra los costes ylos fracasos (distributivos y ambientales)que han acompañado al incremento delproducto y de la productividad. En cual-quier caso, unos y otros deberían encon-

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trar en este trabajo una buena oportuni-dad para el debate.

Iñaki Iriarte GoñiUniversidad de Zaragoza

REFERENCIAS

JHONSTON, B.F. Y MELLOR, J. W. (1961): «The Roleof Agriculture in Economic Development»,American Economic Review, 51, pp. 566-593.

SMIL, VACLAV (2000): Feeding the world. AChallenge for the Twenty-First Century,Cambridge, MIT Press.

ENRIC SAGUER (COORD.)Els últims hereus. Història oral dels propietaris rurals gironins, 1930-2000 Barcelona, Centre de Promoció de la Cultura Popular i TradicionalCatalana, Departament de Cultura. Generalitat de Catalunya. 2005, 466páginas.

Esta publicación es resultado de untrabajo colectivo de los miembros de laAssociació d’Història Rural de lesComarques Gironines. Enric Saguer hacoordinado a los doce autores de los tex-tos y a los diez colaboradores que hanparticipado en la creación y trascripciónde las fuentes orales empleadas. Losresultados constituyen una primera fasede un proyecto más amplio, cuyo objetivoes recopilar e interpretar la memoria pluralde los diferentes agentes implicados enlas transformaciones del mundo rural cata-lán (concretamente en las comarcas de laSelva, el Ampurdán y la Garrocha) desdeel último tercio de siglo XIX.

En el pasado, los propietarios rura-les gerundenses constituyeron en laregión un grupo con identidad propia yposición hegemónica. Sin embargo, lasprofundas transformaciones de los últimoscincuenta años han producido la rupturade las bases del sistema agrario. Esta rup-tura, que ha sido un fenómeno de alcanceeuropeo, ha tenido lugar al menos en dosámbitos que son claves: en el sistemahereditario y en la renta de la tierra.

¿Cuáles han sido las respuestas ante lacrisis y transformación de la gran propie-dad rural? ¿Qué evolución histórica hanseguido los hacendados? Estas son lascuestiones centrales a la que se proponenresponder los autores, a partir de analizare interpretar la evolución de este grupo yde las instituciones que habían constituidolas piezas básicas de su reproducciónsocial y económica.

La investigación reflexiona y apues-ta por la potencialidad del método regresi-vo sugerido por Marc Bloch en sus estu-dios sobre la historia rural francesa yeuropea. De esta forma, se parte de vesti-gios del presente para analizar la transfor-mación social y económica del campogerundense, subrayándose la continuidaddel proceso histórico. Se trata, por tanto,de conocer cómo viven y qué piensanestos hacendados sobre su propia condi-ción y cómo interpretan su pasado. A par-tir de los métodos de la mal denominada«historia oral» se construyen relatos bio-gráficos del grupo de los hacendados.Para ello se emplea la técnica de los rela-tos de vida elaborados mediante entrevis-

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tas semi-abiertas con las que se han reco-pilado la «experiencia vivida» de 35 testi-monios de grandes propietarios rurales ode sus descendientes. El material obtenidopermite abordar las trayectorias vitales demiembros de este grupo social, así comolas diversas actitudes, valoraciones e inter-pretaciones incorporadas en sus discur-sos. Según advierte Enric Saguer, desdeel punto de vista cuantitativo estos testi-monios no constituirían una muestra repre-sentativa excesivamente sólida, pero locierto es que ofrecen elementos cualitati-vos de gran interés. Lo que se constata encualquier caso, al margen de las cuestio-nes siempre complejas y polémicas sobrela construcción de la muestra y su «repre-sentatividad», es que los testimonios reco-gidos contienen un potencial para la inda-gación que ha sido aprovechadopositivamente por los autores que partici-pan en el proyecto.

La premisa de la que se parte esque en el último medio siglo la transforma-ción agraria ha estado acompañada dedificultades en el proceso de moderniza-ción del sector, y entre sus consecuenciasdestaca la erosión de las bases económi-cas en que se sustentaba la figura y elpoder del hacendado. Hasta tal punto quese ha transformado de manera radicaltanto su posición e influencia social, comolas actitudes y comportamientos que ha-bían definido su identidad grupal, hoy enfranca regresión. Este proceso de cambioes descrito con detalle en los diferentescapítulos como el proceso de decadenciade una «clase». El estudio se divide ensiete grandes capítulos, aparte de la pre-sentación. El primero, del que son autoresRosa Congost y Pere Gifré, constituye unavaliosa síntesis, en base a los sistemáticosy valiosos trabajos de ambos y de otrosautores, sobre un proceso que arrancó enel siglo XVI y se consolidó en el ochocien-

tos. A modo de introducción se presenta laevolución de los hacendados gerundensesy se ofrece una definición precisa de estegrupo: de su ascenso social, que alcanza-ría su máximo esplendor en el siglo XIX, ydel inicio de notables cambios en su situa-ción a partir de la crisis agraria finisecular.

Los dos siguientes capítulos correna cargo de Enric Saguer. El primero secentra en la evolución del sistema heredi-tario universal y analiza su crisis, abierta aprincipios del siglo XX, que aparece hoycomo definitiva. A lo largo de estas déca-das el hecho fundamental ha sido la ruptu-ra que hoy representan el tipo de matrimo-nios de los entrevistados con respecto alos que realizaron sus antecesores. Paraargumentar la ruptura producida son anali-zadas las diferentes piezas del sistemahereditario que se han visto afectadas(capítulos matrimoniales, la dote, las legíti-mas, las herencias gravadas). Además deconstatar que se ha modificado el elevadoíndice de endogamia social de los propie-tarios, aparece como un hecho fundamen-tal la quiebra del sistema de alianzas quese fraguó a finales del siglo XIX entre loshacendados y las clases más poderosasde la sociedad. Se concluye que la percep-ción de las personas entrevistadas es queel sistema hereditario es anacrónico: pien-san en un reparto igualitario entre los dife-rentes hermanos más que en preservar elpatrimonio en unas solas manos como eratradicional.

En el quinto capítulo, Saguer abor-da el análisis de los cambios en las formasde gestión patrimonial y las actitudes eco-nómicas de los hacendados. El análisis delos testimonios recogidos permite observarque los procesos de formación para lagestión de los patrimonios estuvieronhasta los años treinta fuera de las universi-dades, y a partir de entonces su progresi-

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va valoración, antes nula, se orientó hacialas carreras de ingeniero y de perito agrí-cola. Por otro lado, a partir de una aproxi-mación analítica a los discursos sobre lasactitudes económicas, se describe elimpacto de la crisis y decadencia de lamasoveria, en las décadas centrales delsiglo XX, y sus consecuencias en la granpropiedad. Los hacendados han articuladodiferentes estrategias, que han pasado porla transformación de alguna de las anti-guas figuras contractuales, pero también, ycon especial relevancia, por la decisión dellevar a cabo la explotación directa de sustierras, produciéndose lo que alguno de lostestimonios denomina «la revolución bur-guesa dentro del patrimonio». De estaforma, durante las últimas décadas la figu-ra del hacendado como rentista, y portanto el no trabajar como signo de distin-ción, se ha visto desplazada por la figuradel empresario agrario. No obstante, noparece que la vía a la gestión empresarialhaya constituido una salida generalizadaentre este grupo de propietarios. La impre-sión que las entrevistas proporcionan esque se está cerrando un ciclo de experi-mentación en las explotaciones agrícolas,protagonizado por las generaciones queaccedieron a la gestión patrimonial entrelos años cincuenta y setenta, y se está vol-viendo a fórmulas rentistas, que lo sonincluso más que los viejos contratos demasoveria. Los cambios recientes en lasformas de explotación pasan por diferen-tes opciones: un nuevo modelo como elque constituyen «las integradoras» en laexplotación ganadera, la creación desociedades anónimas para la gestión patri-monial a través de nuevas formas de admi-nistración, o bien el turismo como «tablade salvación», tanto el «turismo rural»como las plusvalías procedentes de las tie-

rras recalificadas como urbanas en laszonas costeras.

El capítulo sexto, del que son auto-res Marc Auladell, Josep Colls y SebastiàVillalón, se centra en la evolución de lasrelaciones entre los hacendados, especial-mente la figura de los masoveros1 (sureclutamiento, su estabilidad en el patrimo-nio y su movilidad fuera de él, y en las for-mas de paternalismo), pero también en larelación entre propietarios y trabajadoresasalariados (mozos, criadas y jornaleros).Los propietarios tienen una visión no siem-pre armónica de las relaciones con estosgrupos, encrespadas, según su recuerdo,con especial intensidad durante los añostreinta. Asimismo, tras analizar las nuevasmodalidades contractuales que se hanestablecido en el campo en los últimos cin-cuenta años, los autores señalan que enlos cambios de las formas de relacionarsehan influido tanto la mecanización de lastareas agrícolas y el abandono de la agri-cultura tradicional, como el efecto que haprovocado en la mano de obra la atracciónde las oportunidades generadas por laactividad turística en la costa de Girona.Se han producido de esta forma serias difi-cultades para el reclutamiento de masove-ros y de trabajadores agrícolas. La explo-tación directa llevada a cabo por losgrandes propietarios no está siendo capazde asumir unos costes de mano de obraque no han dejado de aumentar, mientrasse ha producido una caída constante de larenta agraria. Ambas condiciones han pro-vocado que los hacendados abandonen deforma progresiva las actividades en estesector.

Los capítulos sexto y séptimo anali-zan la pérdida de peso social y político de

1 Masover es el labrador que, viviendo en masía ajena, cultiva las tierras de otro a cambio de unaretribución o de una parte de los frutos.

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la elite de los hacendados y los cambiosque la han provocado. El trabajo deMònica Bosch analiza la figura social delpropietario, la articulación de las significa-ciones en el vocabulario y el papel en losámbitos de relaciones informales (familia-res, de formación y aficiones, en el merca-do) y formales (societaria en los terrenosreligioso, benéfico, cultural y deportivo, yeconómico y político). La autora concluyeque hoy no existe conciencia de «clase»entre los hacendados, que ni siquieraemplean ya este término para definirse.Asimismo con el texto de Joaquim MariaPuigvert se da un tratamiento detallado delpeso de la Iglesia y de la religión en elmundo de los valores y las prácticas de loshacendados, así como de sus formas derepresentación en la vida de las casasfamiliares tradicionales (pairales).

En el capítulo séptimo, por JosepMª Barris y Antoni Reyes, se estudian lasactitudes políticas y las estrategias depoder de la gran propiedad agraria en elcampo gerundense. La posición social queocupaban y las redes de relación de lasque formaban parte convirtieron a loshacendados en los intermediarios entre lacomunidad rural y el poder político. Desdeun enfoque diacrónico los autores analizanla percepción de los hacendados sobre laproclamación de la II República –comoamenaza– y de la guerra civil –como«hecatombe»–, así como el inicio de larevolución como factor de cohesión delgrupo. Los hacendados ciertamente estu-vieron comprometidos con el proyecto polí-tico franquista, participando en su adminis-tración y dándole su apoyo, por cuantoaquel fue el garante de su continuidadsocial y económica en el ámbito rural.Formaban parte de una burguesía agrade-cida a Franco. No obstante, como señalaBarris, cabe reflexionar sobre si «los pro-pietarios agrícolas ganaron la guerra, pero

perdieron la paz», puesto que el «NuevoEstado» no era una mera restauraciónconservadora. Por esta razón, y aunquelas actitudes no fueron permanentes y uní-vocas, la identificación ideológica de loshacendados con el régimen fue incomple-ta. Y es que la victoria social y la victoriapolítica no siempre fueron coincidentes enlos ámbitos de poder locales. Con el tránsi-to democrático en nuestro país, los hacen-dados han visto diluido definitivamente supapel. Han perdido la posibilidad de cons-tituirse en referente político con la articula-ción de un discurso propio. Los autores delcapítulo sugieren que, en combinación conotros factores, algunas de las condicionesque han hecho posible que esto sea asídeban buscarse en la renuncia a jugar unpapel político autónomo a partir de 1939.

El octavo y último capítulo, a modode epílogo, de Joaquim Alvarado, resumelas visiones y percepciones de los hacen-dados sobre su situación actual. Desde supropia óptica, percibirían y juzgarían elmundo de sus antecesores como un ana-cronismo, ante el que existiría la necesi-dad de ser o constituirse en algo distinto aun hacendado. El proceso de transforma-ción de los propietarios rurales ha conduci-do a trayectorias diversificadas entre susmiembros. Algunos se han convertido conéxito en hoteleros, en empresarios foresta-les o han hecho fortuna con los procesosde recalificación de sus terrenos. Por tanto,como señala Enric Saguer, cuando sehabla de «decadencia social» se hace conrelación a la figura del hacendado, pero notiene nada que ver con la suerte individualde los herederos de los grandes patri-monios.

Solamente una cuestión críticacabe señalar, y es que junto al enfoqueteórico adoptado respecto de las fuentesorales -de carácter «reconstructivo», inte-

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resado en el recuerdo como evidencia-debería señalarse por los autores que esésta su opción, pero que existen otrasposibles. De esta forma la «historia oral»no se presentaría como un todo homogé-neo, por cuanto desde hace años en ellaconviven, con fuertes debates, diferentesformas de concebir las fuentes orales. Uncomentario que no resta interés a esteestudio que es una primera pieza, conautonomía propia, del mosaico que se estáconstruyendo sobre la historia del mundorural en las comarcas de Girona. Por la

forma de abordar la investigación metodo-lógicamente y por los resultados obteni-dos, el trabajo constituye un referentetanto para los estudios sobre la gran pro-piedad, como para los interesados o queya estén empleando de forma rigurosa lahistoria con fuentes orales, también en elterreno de la historia rural.

Javier Tébar HurtadoCentre d’Estudis sobre les Èpoques

Franquista i Democràtica de la UAB

2 En 1998 no se había publicado ningún trabajo de carácter global ni de ámbito regional. Para el con-junto de España sólo disponíamos de las Estadísticas Básicas de España, 1900-1970, editadaspor la CECA en 1975, y las Estadísticas Históricas de España. Siglos XIX y XX, coordinadas porAlbert Carreras y editadas por la Fundación Banco Exterior en 1989, que venían a subsanar, engran medida, las deficiencias de nuestro país en este terreno. Estas últimas, recientemente reedita-das por la Fundación BBVA, se convertirían en el referente más próximo para el proyecto que sehabía planteado el IEA

JUAN FRANCISCO ZAMBRANA PINEDA

El sector primario andaluz en el siglo XXSevilla, Instituto de Estadística de Andalucía, 2006, 288 páginas.

En septiembre de 1998 se firmó uncontrato entre Gaspar J. Llañes, por partedel Instituto de Estadística de Andalucía(IEA), y los profesores Antonio Parejo yJuan Francisco Zambrana, por laUniversidad de Málaga, y Manuel Martínpor la Universidad de Granada, con elobjeto de elaborar las Estadísticas históri-cas de Andalucía. Se trataba de un pro-yecto ambicioso tanto por la dimensión deesta comunidad autónoma, como por elamplio marco cronológico que abarcaba,la diversidad de aspectos que se proponíaestudiar y lo novedoso de la idea dentrodel contexto español2. Su resultado fue lapublicación, en 2002, de las Estadísticasdel Siglo XX en Andalucía, una obra en laque colaboraron investigadores de lasUniversidades de Granada y Málaga, yque en quince capítulos compilaba las

estadísticas de un amplio abanico temáti-co, desde el clima y medio ambiente hastalas macromagnitudes

Las características de aquel pro-yecto determinaron, no sólo que la publi-cación tardara cinco años en ver la luz,sino que padeciera de una serie de limita-ciones relativas tanto al nivel de desagre-gación de los datos como a la carencia, enel ensayo introductorio a cada capítulo, delanálisis de las series aportadas. Desde2003 el IEA, con buen criterio, está com-pletando el proyecto con la edición demonografías relativas a los principalescapítulos. Esta que vamos a pasar acomentar es la tercera, después de la deTitos Martínez (2003) sobre el sectorfinanciero y la de Parejo Barranco (2005)sobre el industrial.

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Los autores de El sector primarioandaluz en el siglo XX, Juan FranciscoZambrana Pineda, profundo conocedor delsector agrario e investigador de referenciapara el estudio del complejo aceitero, ySegundo Ríos Jiménez, que ha llevado acabo algunas de las más recientes investi-gaciones sobre el sector pesquero enAndalucía, se marcan como objetivo «sin-tetizar los principales cambios y transfor-maciones experimentados por el sectorprimario andaluz a lo largo del siglo XX»,apoyándose en una rica bibliografía y en laconstrucción de numerosas series estadís-ticas que han de constituir una imprescin-dible base de datos para historiadores,geógrafos, economistas, etc, en su laborinvestigadora y docente. La obra se com-pone de tres partes: una presentación crí-tica y minuciosa de las fuentes; un ampliorepertorio de series estadísticas que refle-jan la profunda transformación del sector alo largo del siglo XX; y un cuidado análisisde los cambios acaecidos, con una profun-da revisión de tesis largo tiempo admi-tidas.

En la presentación y crítica de lasfuentes (capítulo I), se pone de manifiestola dificultad para construir series, partien-do de datos en su mayoría oficiales, dadala lenta formación de la estadística agrariaen España, la diversidad de organismosque intervinieron en su elaboración y lafalta de homogeneidad y continuidad.Teniendo en cuenta estas características,el capítulo está organizado atendiendotres criterios: el origen -estatal, regional,otros-; el periodo al que pertenecen; y elsubsector al que están referidas. Estaestructura permite una exposición ágil delos avances y limitaciones de las fuentes ysus consecuencias a la hora de construirseries. Los autores concluyen que, a pesarde las deficiencias de las fuentes y de lapérdida de relevancia macroeconómica del

sector primario, se dispone de una ricainformación que ha permitido reflejar loacaecido a lo largo del siglo en las distin-tas actividades agrarias y pesqueras.

La segunda es el núcleo de la obra,y la componen las series estadísticas queintegran sus apéndices. Las 75 tablasestán ordenadas en nueve apéndices, tresde ellos relativos a la actividad agraria–Propiedad y régimen de tenencia; aprove-chamientos y tipos de cultivo; superficiesagrícolas y producciones físicas–; el resto,uno por tema, a la actividad ganadera, a laforestal, a la maquinaria agrícola, a lasmacromagnitudes del sector agrario, a laactividad pesquera, y, por último, a otrasvariables que nos permitan relativizar loscambios del sector. Las series tienen comounidad de análisis la provincia, la comuni-dad autónoma, y, cuando la actividad lorequiere, el conjunto de España. En cuan-to al arco temporal, se ha considerado elsiglo XX, con una referencia anual, siem-pre que las fuentes lo han permitido.

Los ensayos introductorios son lagran aportación de este trabajo. Al contra-rio de la publicación de 2002 que carecióde un capítulo dedicado al análisis de losdatos, en esta monografía del IEA losautores han elaborado unas páginas que,redactadas de forma rigurosa, y apoyadasen un valioso soporte de cuadros y gráfi-cos, se han de convertir en textos de obli-gada consulta para todo aquel que quieraacercarse a la historia contemporánea delsector primario andaluz. Esta parte de laobra está recogida en los capítulos 2,3 y 4.En el primero, La evolución secular de laeconomía agraria en el siglo XX, JuanFrancisco Zambrana plantea, siempre enrelación al conjunto de España, una visiónglobal de lo ocurrido en el sector agrarioandaluz. Partiendo de la evolución econó-mica de la región, que pone de manifiesto

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el importante crecimiento y el cambioestructural que se ha producido a lo largodel siglo, pero también el deterioro progre-sivo respecto al conjunto nacional, el autorlleva a cabo una apretada síntesis de lastransformaciones en la agricultura.Destaca como líneas de fuerza, por unlado, el claro predominio de este sectorsobre el conjunto de la economía andaluzadurante la mayor parte de la pasada centu-ria; por otro, la conveniencia de diferenciardos grandes periodos, que tendrían comobisagra los años centrales del siglo, y quepondrían de relieve la existencia de dosmodelos de agricultura que, a su vez,registran fases donde la intensidad delcambio adquiere ritmos propios. Las trans-formaciones las analiza centrándose en laproducción agraria, en el uso del suelo, yen las técnicas de cultivo del trigo y el oli-var, y como indicadores de los cambiosrecurre a la evolución de la productividad yel comportamiento de la población activa.

El capítulo tercero, El sector agrarioandaluz en el siglo XX, es el más impor-tante. Su objeto es analizar el proceso demodernización, tomando la sucesión defases de expansión y crisis como marcomás apropiado para entender los cambios.Zambrana estructura el proceso en cincograndes periodos, estudiados en otrostanto epígrafes: los antecedentes del cam-bio; el primer tercio del siglo XX; el primerfranquismo; la crisis definitiva de la agricul-tura tradicional; y los últimos decenios delsiglo XX. En el epígrafe 3.1., Los antece-dentes, Zambrana se remonta al siglo XIXpara situar las raíces de la modernización.Los cambios institucionales iniciados en ladécada de los treinta, con la ReformaAgraria Liberal como piedra angular, y lacreciente demanda, nacional e internacio-nal, son los elementos que permitieronuna primera fase expansiva tanto del siste-ma cereal, en busca de asegurar el abas-

tecimiento de un mercado regional cre-ciente, como del olivar y el viñedo, ambosincentivados por la demanda externa. Aestos cultivos tradicionales de carácterextensivo se unió la expansión de cultivosintensivos –frutas y hortalizas– y de culti-vos nuevos –remolacha, maíz, algodón,etc.–, así como un significativo incrementode la cabaña ganadera. Síntomas de estedinamismo sería la intensidad del procesodesamortizador en Andalucía, el alza de larenta de la tierra, o el incremento de lossalarios. Esta primera expansión se vio fre-nada por la crisis agraria finisecular, queafectó de modo singular a una agriculturatan abierta al exterior como la andaluza.En el balance de este primer periodo detransformaciones el autor matiza y, en granmedida, rebate la imagen negativa, deestancamiento, con la que se ha identifica-do al sector agrario andaluz del siglo XIX.

En el epígrafe 3.2., Cambios agra-rios y conflicto social en el primer tercio delsiglo XX, el autor plantea la relación entremodernización agrícola y crecimiento eco-nómico y conflictividad social. Zambranano pasa por alto esta relación en la quearraiga la visión de una Andalucía identifi-cada con el atraso y con elevadas tasas deconflictividad social originadas por unaagricultura anquilosada. A partir de lasuperficie cultivada, de la evolución de lastécnicas y de los rendimientos físicos ymonetarios, llega a la conclusión de queen las tres primeras décadas del siglo XXla agricultura andaluza en absoluto perma-neció estancada, muy al contrario, el pro-ducto agrario andaluz, apoyado en pilaressimilares a los que habían permitido elanterior periodo expansivo, creció porencima del número de habitantes y a unritmo similar al promedio español.

Que el sector agrario creciera aeste ritmo no significa que los efectos

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positivos sobre el conjunto de la economíafueran de la misma intensidad en unas yotras regiones, ni le exime de responsabili-dad en la elevada conflictividad social delperiodo. La explicación a la primera partela plantea Zambrana recurriendo: por unlado, a los modelos de crecimiento de laagricultura española en este periodo(Gallego, 1993); por otro, al desequilibradoreparto de la riqueza generada en el sec-tor. En el esquema de Gallego, la agricultu-ra andaluza, en unión de otras regionesdel sur de España, habría seguido unmodelo de crecimiento de carácter extensi-vo, poco favorecedor del desarrollo de lasindustrias de bienes de consumo y debienes intermedios. La fuerte polarizaciónen sus extremos de la propiedad de la tie-rra, con la consiguiente distribución des-igual del excedente, constituiría una rémo-ra añadida al desarrollo económico de laregión. En cuanto a la tensión social labase estaría formada por el «injusto y des-equilibrado reparto del excedente» origina-do por la distribución de la propiedad de latierra, y por la reducida participación en elmismo de las rentas salariales.

En el epígrafe 3.3., La agriculturaandaluza en el primer franquismo, se estu-dia la larga etapa de incertidumbre quevivió el sector agrario andaluz. Sobre lasconsecuencias de la crisis económica delos años treinta, que afectó de modo sin-gular a un sector especialmente volcado alexterior, se analizan los efectos de la polí-tica autárquica e intervencionista de losaños cuarenta y primeros cincuenta. Elresultado fue un importante retroceso en elproceso de modernización y en la orienta-ción exportadora, al tiempo que el sectorse sumió en una fuerte descapitalización yun reforzamiento de los sistemas agrariostradicionales. A decir de Zambrana, unperiodo de ida y vuelta en el que el fracasode la política autárquica y los cambios en

la situación internacional orientaron denuevo al sector en la senda de la moderni-zación.

A la modernización definitiva delsector está dedicado el epígrafe 3.4.,Crisis de la agricultura tradicional y moder-nización agraria. La mayor riqueza defuentes y publicaciones sobre este periodopermiten al autor poner de manifiesto latrayectoria del sector agrario hacía unaprofunda y definitiva transformación queterminó con la sociedad agraria tradicional.El proceso es estudiado partiendo de losfactores que permitieron el cambio en laagricultura (dando especial relevancia alencarecimiento de los costes salariales, ala superación de los límites medioambien-tales y a la nueva demanda de productosagrarios), hasta la profunda transforma-ción que sufrió el paisaje andaluz comoconsecuencia de la política forestal deestos años, pasando por la gran trasforma-ción productiva, por los intentos de laadministración autonómica de poner enmarcha una Reforma Agraria anacrónica, ypor lo ocurrido en una ganadería que nodeja de perder peso en el sector. Unatransformación en la que Andalucía siguióa la agricultura española, si bien mante-niendo un mayor nivel de especializaciónagrícola.

Finalmente, el epígrafe 3.5. estádedicado a La agricultura andaluza en losúltimos decenios del siglo XX. En esteperiodo el sector agrario, fuertemente con-dicionado por la integración de España enla Comunidad Económica Europea, avan-zó en su convergencia con las agriculturasmás desarrolladas, profundizando en laespecialización y en la industrialización enun contexto de creciente importancia delas subvenciones comunitarias. Zambranaanaliza el comportamiento de los diferen-tes aprovechamientos, destacando el

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éxito, en primer lugar, de los cultivos horto-frutícolas, basados en el uso intensivo decapital, trabajo e información, y no exentosde problemas, medioambientales y socia-les; en segundo lugar, del olivar, que,ampliamente beneficiado por la PolíticaAgraria Comunitaria (PAC), ha continuadosu expansión en superficie, al tiempo queha introducido cambios de relieve en lasindustrias de primera transformación; entercer lugar, y como fenómeno más nove-doso, el desarrollo de la agricultura eco-lógica.

El cuarto capítulo está dedicado alsubsector pesquero. Escrito por SegundoRíos Jiménez, tiene como objeto el análi-sis su proceso de modernización, conside-rando el nivel de capturas como indicadordel cambio. El autor recoge la evolución deun sector que a lo largo del siglo XX hadescrito una trayectoria circular, en la quepartiendo de una situación de atraso y dereducido significado en la economía regio-nal y nacional, ha terminado el ciclo endimensiones parecidas, tras haber prota-gonizado periodos brillantes. En estos cienaños, destacan dos intensos periodos demodernización y crecimiento (1910-1925;1961-1978), basados en un fuerte incre-mento de la demanda y reflejados en «unaauténtica revolución tecnológica», y enuna ampliación del radio de acción quellevó a la flota pesquera andaluza a lascostas de Senegal, Angola y Mozambique.Junto a ellos, fases de crisis y estanca-miento (1926-1939), o de crecimientoextensivo (1940-1960), con origen enfactores diversos (conflictividad social,descenso de la demanda, o factores me-dioambientales para el primer caso; aisla-miento y falta de estímulos a la renovaciónde los equipos, en el segundo). Final-mente, el último tercio del siglo XX confor-ma un largo periodo de decadencia, en elque la pérdida de caladeros y el incremen-

to de los costes laborales y energéticoshan llevado al sector, pese a su reestructu-ración, a una situación crítica, que se tra-duce en su incapacidad para satisfacer lademanda andaluza y en la pérdida de sig-nificado en la estructura económica de laregión.

En resumen, una obra de gran inte-rés para investigadores y estudiosos delsector primario que, en unión a las restan-tes monografías del IEA, ha de constituirun soporte documental y crítico de granvalor en el desarrollo de la HistoriaEconómica andaluza.

Salvador Hernández ArmenterosUniversidad de Granada

REFERENCIAS

GALLEGO, D. (1993): «Pautas regionales de cam-bio técnico en el sector agrario (1900-1930)», Cuadernos Aragoneses de Econo-mía, 3, 3, pp. 241-276.

PAREJO, A. (2005): Estadísticas históricas sobreel sector industrial, minero y energético enla Andalucía del siglo XX, Sevilla, IEA.

TITOS, M. (2003): El sistema financiero enAndalucía. Tres siglos de historia, 1740-2000, Sevilla, IEA.

Crítica y reseña de libros

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