Dos paises una tradicion el cafe y la salud por guillermo e arias m

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Dos países una tradición: el café y la salud. Por Guillermo E Arias M. Al disfrutar de un café, un delicioso café, en ocasiones pensamos en quién lo realizó, su destreza al hacerlo; combinando el agua con el grano molido. Incluso, notamos la presencia del posillo, vaso, copa o taza donde lo sirven (el recipiente, por supuesto, depende del tipo de café que tomemos). Pero muy pocas veces realmente reflexionamos acerca de la zona de donde proviene el grano. Es decir, dónde se cosechó, su clima, su gente, la técnica del caficultor. Esta excusa motiva a realizar algunos comentarios contrastando el paisaje cafetero colombiano , que es patrimonio cultural mundial y algunas situaciones que se dan en Venezuela . Producto de que el género coffea ingresase a América diversas consecuencias se vivencian en los que hoy día son entendidos como territorios de Colombia y de Venezuela. A nivel económico, se tiene como en Venezuela durante el 2011 la International Coffe Organization señala que el consumo de café per capita se ubicaba en 3.38 Kgrs mientras el de Colombia para esa misma fecha era de 1.81 Kgrs. Este año la compañía de investigación de mercado Nielsen viene reportando para el territorio colombiano un crecimiento significativo, que se refleja en que el colombiano promedio en el inicio de 2014 consume una media de 4 tazas de café diarias. Lo que ha hecho que en días próximos pasados cadenas internacionales de café inaugurasen nuevos espacios en territorio colombiano. La producción del cafeto, además, ha generado una impronta en el desarrollo urbano regional. Ello se nota en que por ejemplo existen zonas geográficas dentro de Venezuela, específicamente en los estados Aragua, Miranda, Mérida, Monagas, Sucre y Táchira que son denominadas como El café, Mata de café o La mata de café o directamente el cafetal 1 . Por su parte, en territorio colombiano, qué decir del eje cafetalero, que muestra el gran impacto que ha recibido la arquitectura y la toponimia de su geografía producto del cultivo de dicha planta. La confluencia entre naturaleza y humanidad ha mostrado que es posible generar paisajes culturales como el eje cafetero colombiano en el que la economía, la cultura y la topografía se encuentran y hacen junto con el hombre un elemento de gran valor para la humanidad. Pero existe otro elemento que une a estos dos territorios en los que el café ha sido un producto de gran consumo y producción y que puede ser considerado dentro del llamado ecoturismo cultural. Es el referido al valor excepcional para la humanidad del panorama cafetero colombiano pero visto desde el ángulo de las propiedades curativas de dicha planta. El café no sólo representa una estabilidad social, económica y cultural también ancestralmente se considera contribuye al mantenimiento de un estado de salud propicio para un bienestar pleno tanto individual como grupal. Tanto Colombia como Venezuela comparten un fuerte componente indígena en sus orígenes y presentan sistemas de curación tradicional que les son propios y particularizantes pero con elementos comunes que se han ido incorporando a la modernidad. Si estudiamos el Paisaje Cafetero Colombiano con detalle notamos que a nivel territorial está conformado por áreas urbanas y rurales de 47 municipios distribuidos en los departamentos de Caldas, Quindío, Risaralda y el Valle del Cauca en donde impera la biodiversidad, pero también encontramos que el café con el tiempo se ha convertido en fuente de rituales, de comunión, de alegría, de orgullo y es fuente de respeto por las formas tradicionales de producción. Ante ello resulta interesante considerar que la cafeína, componente activo presente en el café, viene siendo utilizado terapéuticamente como analgésico, diurético, tónico digestivo y estimulante del sistema nervioso pero también es dentro de dichos sistemas de tratamiento considerado como nocivo cuando supera ciertas dosis ya que altera la digestión, las reservas de calcio y puede generar nerviosismo. Ello hace que el café también este presente en los manuales de plantas curativas tradicionales o ancestrales como se les prefiera llamar. Lo que invita a realizar sobre él lecturas desde diversas disciplinas y creencias. En las que se considere su valor como elemento fitoterapeútico. 1 Casale, I. (1997). La fitotoponimia de loa pueblos de Venezuela. Caracas: Ediciones UCV.

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Dos países una tradición: el café y la salud. Por Guillermo E Arias M.

Al disfrutar de un café, un delicioso café, en ocasiones pensamos en quién lo realizó, su destreza al hacerlo; combinando el agua con el grano molido. Incluso, notamos la presencia del posillo, vaso, copa o taza donde lo sirven (el recipiente, por supuesto, depende del tipo de café que tomemos). Pero muy pocas veces realmente reflexionamos acerca de la zona de donde proviene el grano. Es decir, dónde se cosechó, su clima, su gente, la técnica del caficultor. Esta excusa motiva a realizar algunos comentarios contrastando el paisaje cafetero colombiano , que es patrimonio cultural mundial y algunas situaciones que se dan en Venezuela .

Producto de que el género coffea ingresase a América diversas consecuencias se vivencian en los que hoy día son entendidos como territorios de Colombia y de Venezuela. A nivel económico, se tiene como en Venezuela durante el 2011 la International Coffe Organization señala que el consumo de café per capita se ubicaba en 3.38 Kgrs mientras el de Colombia para esa misma fecha era de 1.81 Kgrs. Este año la compañía de investigación de mercado Nielsen viene reportando para el territorio colombiano un crecimiento significativo, que se refleja en que el colombiano promedio en el inicio de 2014 consume una media de 4 tazas de café diarias. Lo que ha hecho que en días próximos pasados cadenas internacionales de café inaugurasen nuevos espacios en territorio colombiano.

La producción del cafeto, además, ha generado una impronta en el desarrollo urbano regional. Ello se nota en que por ejemplo existen zonas geográficas dentro de Venezuela, específicamente en los estados Aragua, Miranda, Mérida, Monagas, Sucre y Táchira que son denominadas como El café, Mata de café o La mata de

café o directamente el cafetal1. Por su parte, en territorio colombiano, qué decir del eje cafetalero, que muestra el gran impacto que ha recibido la arquitectura y la toponimia de su geografía producto del cultivo de dicha planta.

La confluencia entre naturaleza y humanidad ha mostrado que es posible generar paisajes culturales como el eje cafetero colombiano en el que la economía, la cultura y la topografía se encuentran y hacen junto con el hombre un elemento de gran valor para la humanidad. Pero existe otro elemento que une a estos dos territorios en los que el café ha sido un producto de gran consumo y producción y que puede ser considerado dentro del llamado ecoturismo cultural. Es el referido al valor excepcional para la humanidad del panorama

cafetero colombiano pero visto desde el ángulo de las propiedades curativas de dicha planta.

El café no sólo representa una estabilidad social, económica y cultural también ancestralmente se considera contribuye al mantenimiento de un estado de salud propicio para un bienestar pleno tanto individual como grupal.

Tanto Colombia como Venezuela comparten un fuerte componente indígena en sus orígenes y presentan sistemas de curación tradicional que les son propios y particularizantes pero con elementos comunes que se han ido incorporando a la modernidad. Si estudiamos el Paisaje Cafetero Colombiano con detalle notamos que a nivel territorial está conformado por áreas urbanas y rurales de 47 municipios distribuidos en los departamentos de Caldas, Quindío, Risaralda y el Valle del Cauca en donde impera la biodiversidad, pero también encontramos que el café con el tiempo se ha convertido en fuente de rituales, de comunión, de alegría, de orgullo y es fuente de respeto por las formas tradicionales de producción. Ante ello resulta interesante considerar que la cafeína, componente activo presente en el café, viene siendo utilizado terapéuticamente como analgésico, diurético, tónico digestivo y estimulante del sistema nervioso pero también es dentro de dichos sistemas de tratamiento considerado como nocivo cuando supera ciertas dosis ya que altera la digestión, las reservas de calcio y puede generar nerviosismo. Ello hace que el café también este presente en los manuales de plantas curativas tradicionales o ancestrales como se les prefiera llamar. Lo que invita a realizar sobre él lecturas desde diversas disciplinas y creencias. En las que se considere su valor como elemento fitoterapeútico.

1 Casale, I. (1997). La fitotoponimia de loa pueblos de Venezuela. Caracas: Ediciones UCV.