Dossier Masaje

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ELEMENTOS BASICOS DEL TRATAMIENTO POR MASAJE La sala de masaje La sala de masaje d ebe ser lurninosa, limpia, agradable y bien ventil ada . EI ba nco 0 camil1 a de masaje d ebe ser accesible per todo su perirnetro , y di s- pon er de un es pa c io lib re c irc undan te suficientemente grande pa ra el masa- jis ta. E l es p a cio opt irno a emplear pue de ser de 2, 5 m etr os de anchura y 4 met ros de Iongitud. La mana de! masajist a La s mane s del masaji sta deb en est ar secas y limpias. Mano s sudoro sas result an ina decu ad as para el rnasaje. Las ufias seran cort as y cor tadas en re- dondo , y las yernas de los ded os d eben sobresa lir li ge ra ment e de los bord es de las mismas. POl' supues to, el ma saji sta se lavara las mane s an tes de cad a masaje. La higiene cuid adosa es el mej or pr eve ntive de las infecciones de la piel. A causa del ejercicio del rnasaje, Ia mano del ma sajista experime nta deter- minad as transforrnaciones, cuya au senci a pu ede ser indic ativ a de una tecnica def e ctuosa. Con la mayor fre cu encia se desa rroll a, d urant e el arn asa m iento con la pu nta de los dedos, un a corn ificac ion de la piel del 1 ado radi al de la s yemas de los d edos, que alcanza ha sta el rep liegue ungueal. Los fie xore s co- mun es superficiales y profundo s y el flexor largo del pulga r se Iortalecen pr o- gresivarnente. La agudeza de la sens acion tac til de las yemas de los dedos se perfecc iona , po r el continuo con ta cto con los teji dos. Gra cias al ama samient o con una y con 'dos rnanos se fortalecen y de sarrol lan esp ecia lm ente los flexores su perficiale s, los lumbric ales y los i ntero seos, al igual que el aductor y el opo- nente del pulgar: PO I' estas r azone s, y co mo preparacion para el oficio de masajista, s610 pod emos recorn endar un a y otra vez el entrenamiento y fort alec im iento selec- tivos de estos nnis culos, especialmente en las personas con tejidos cone c tivo s la xo s. P OI' otr a pa rte , las co nd ici one s de adec ua c ion par a es te trab ajo no se dan en los casos en qu e una enfermedad oca sion a defi cit se nsor ial de las ra kes C6 y C7, 0 deficit mo tor, especialme nte del nerv io media no 0 del ner v io cu bital , incluso en casos con af ect acion unilater al. En las personas que pre- sentan con tractura s cicatric ia les ex te nsas, rniopati as 0 secciones t endi no sa s, o en casos de t ende ncia a la luxaci on del pulg ar, de si ndrome del ninel car-

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ELEMENTOS BASICOS DEL TRATAMIENTO POR MASAJE

La sala de masaje

La sala de mas aje debe ser lurninosa, lim pi a, ag radable y bi en ven tilada . EI ba nco 0 camil1 a de masaje debe se r accesibl e per todo su perirnetro, y di s­poner de un es pa c io lib re c irc undan te sufic iente me nte gr ande pa ra el m asa­jis ta. E l esp acio opt irno a emp lear puede ser de 2,5 metros de anchura y 4 metros de Ion gitu d.

La mana de! masajista

La s manes del masa jista deb en est ar secas y lim p ias. Manos sudorosas resultan inadecu ad as para el rnasaje. Las ufias se ran cortas y cortadas en re­dondo , y las yernas de los dedos deben sobresa lir lige ra mente de los bordes de las mism as . POl' sup ues to , el ma sajista se lava ra las manes an tes de cada mas aje . La h igiene cuid ado sa es el mej or p reventive de las infecc ione s de la pi el.

A ca u sa del ejercicio de l rnas aj e, Ia mano de l masajista ex per imenta deter­minadas tran sfo rrnaciones, c uya au sencia puede ser indicativa de u na tecn ica defectuosa. Con la mayor fre cu encia se desa rroll a, durante el arn asa miento con la pu n ta de lo s dedos, una cornificacion de la piel del 1ado radial de la s yemas de los dedos, que alcanza hasta el repliegue ungu eal. Lo s fiexores co ­munes superficia les y profundos y el flexor largo del pulga r se Iortalecen pro­gresivarnente . La agud ez a de la sensacion tactil de las yemas de lo s de dos se perfecc iona , po r el continuo contacto con los teji dos . Graci as al amasamiento con una y con 'dos rna no s se for talecen y desarrollan especialm ente los flexores su perficiales, los lumbrical es y los interoseos, al igu al qu e el adu ctor y el opo­ne nte del p ulgar:

POI' es tas razones, y co mo preparacion para el o ficio de masajista , s610 pod em os recornendar un a y otra vez el entre namient o y fort alecim iento selec­tivos de estos nnisculos, especialme nte en las p ersonas con teji dos conectivos laxo s. P OI' otra pa rte , las co nd iciones de adecua cion para es te trabajo no se dan en los caso s en qu e una enfe r me da d ocasion a defi cit sensorial de la s ra kes C6 y C7, 0 defi cit mo tor , especialme nte del nervio mediano 0 del nervio cu bital , incluso en casos con afect acion unilateral. En la s pe rsonas q ue pre­sen tan con tracturas cicatricia les ex tensas, rniopatias 0 secc iones tendino sa s, o en casos de tendencia a la luxacion del pulgar, de sindrome del n inel car­

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piano, 0 de tendovaginiti s, debe pOl' supuesto ponerse en duda 1a capacidad de ejercer el masaje. EI amasarniento can una sola mana reclama, a mas de la capacidad de oposicion del pulgar y un a flexion pot ente de las articul acicnes int erfalan gicas, una arnpl ia movilidad para desviacion radial y cubita l de la mane. En este tipo de movimientos, en el principiante se observa con fre­cuencia una falta de resistencia . Estas dificultades iniciales se corr igen Iacil­mente con un entrenamiento fr ecuente previo a la asistencia a la escuela de masaje .

, reparaci6n de la piel de la zona a tratar

La piel de 13 zona qu e se ha de someter a masaje debe estar limpia y seca ; es recomendable su lava do ante s de iniciar el masaje . Evidentemente se elimi ­nara toda prenda de ropa de la zona a trarar, para que no haya contacto entre la rcpa l' la mano act iva. No es suficient e el separar 0 recoger la ropa, pu esto que las zonas corporales centrales resp ecto a la zon a tratada no deben verse atenazadas 0 comp rimid as por prenda alguna , Para reduci r la fr icci6n sobre la piel empleamos agentes lub ricantes, Pe rsonalrnente, nosot ros los empleamos en forma de polvo , l' concretarnente el polvo de talco corrien te . No hemos onservado obstruccion de los po res -ni la subsiguiente Iirnitacion fun cionai de la piel-, pero inclu so esto puede evitarse lavando la piel desp ues del ma saje . Considera rn os inadecuad o el uso a manera de lubricantes de grasas, aceites. unguentos y jabon es, ya que reducen dernasia do la necesar ia adherencia de la mario activa a la piel y red ucen el efecto en profundidad, esp ecialmente en el acari ciam ien to y el amasamiento . J:I1 las zonas pi losas es conveniente recortar los pelos an tes del masaje, y preferimos para este pro posito la tijer a a Ia navaja de afeitar .

Las verrugas y papilornas deben excluirse de las man ipulaciones del rna­saje, l' es deseable su extirpaciori antes de iniciar el tr ata mien to por masaje. En las zonas afectadas por enfermedades de la piel , y muy especialmente en las zonas-de infec cion purulenta , el masaje esta absolu tarnente prohibido.

olocaci6n del paciente

Antes de iniciar el rnasaje propiamente dicho, el rnasajista debe ocuparse de colocar 81 paciente en posicion optima. Solo cuando se han creado las con­diciones que penniten la relaja cion del musculo pueden esperarse efectos positives del masaje.

En este senti do, la pr irnera tarea es descargar al musculo de todas sus ta reas de sosten y estabilizaci6n . En la rnedid a de 10 posibl e se procurara que todas las articulaciones sobre las que el mtisculo pasa esten firmemen te apo ­yadas, 0, como en el caso del amasamiento con una sola mano, qued en fijadas y sostenidas por la mane libre del masajista .

£1 rnasaje de la espalda y del vientre no ofrecen en este punto dificultades. Es cond ici6n importante e1 masaje en posic ion de decubito, regla de la que

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solo nos desv iaremos en muy poco s casos concretos, en los que una enfermedad ca rd iaca 0 pulmonar hace in tolerable es ta posicion.

Una segunda cond icion , de igual importancia , es la de qu e al coloca r al pacient e se consiga la aproxi rnacion entre las dos inserciones del muscul o, po r l, 10 menos hasta la posicion intermedia de la articul acion que ese musculo mueve . El intent ar aplicar masaje a un mu sculo distendido ca rece de sent ido, a cau sa de la escasa defo rmabilidad. Adern as, el dolor innecesario indu cido, la di sten­sion de la capsula de pOI' 10 menos una de las art iculac iones adyace ntes , y la mala diferenciacio n entre tejid o muscular di stend ido y tejid o muscul ar local y circunscritamen te alterado deben cons idera rse un obs tacu lo adic ional.

Colocaci6n del masajista

Para la aplicacion del masaj e, el masa jista pr ecisa libertad de movimient os y liber tad de respiracion , condiciones que se curnpl en con mas facilidad cuando se encuent ra en pie. POI' esta razon reco mendamos el empleo de ba ncos 0 ca­millas de masaje de altura suficiente como para hacer pos ible el masaje con el masaj ista en pie. Sin embargo, el masaje en posicion sedente no es incorrecto. Al trata r el rnasaje de [as regiones corporales nos ocu parernos mas deta llada­mente de la posicion del masaji sta.

Ritmo de las manipulaciones del masaje

El aca riciarniento es la manipulaci6n mas len ta del rnasaje : al tratar una zona muscul ar, cad a pasc requiere aprox imada mente 3 segundos. En los casos -1

en que los pases se hacen en dos direcc iones op uestas, como en el mu sculo erector del tronco , cada dobl e pase dura tam bien tres segundos, 1

En e! amasamiento, rnan ipulacion mas rapida que Ia ant erior, la duracion de un «tiernpo», ent endi do como el espacio ent re dos Iases iguales de la misma man o, es de un segun do. Asf, en el amasarniento con una sola mano, un «ti ern­po» abarca desd e una fase de com pres ion con la eminen cia tenar ha sta la siguiente, y en el amasarniento con dos manos desde una Iase de cornpresion con la eminencia tenar de la mano derecha hasta la siguiente fase de com­pre sion con ia misma eminencia de la misma rnano: en el amasa rniento con la pun ta de los ded os, un «tiempo » abarca desd e el momento en que Ia mario derecli a coge el tejido hasta qu e Ja misma man o 10 vue lve a coger .

En las rnaniobras de Iriccion se desarrollan aproximadamente tres ciclos comp letos pOI' segundo .

Estas indicaciones de tiempo supone n solam en te datos indicativos arnpl ios, ~ y estrin sometidas a variaciones individuales. Sin embargo, es necesario evi tar J un ritmo dernasiad o rapi do en las manipulaciones de masaje , especialmente J en el acariciarnicnto y el arnasarnient o, ya que la intens idad y el efec to deere­cen si se efectuan con veloc idad excesiva.

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\- - ..- ---..- -- --- - - - - -t-­FIG. 130. Co locacion del pac icn tc en el tratamien to del cu adriceps. La pierna es ta apo­ya da en tod a su ex tension, a l igua l qu e el tronco. Arnasamie ruo ados man os de todo el muscul o y amasa mien to con las pun tas de los dedos em plean el m ism o ti po de co loca­cion . La rodilla debe estar en ex tens ion, la cadera en flexion . En caso de con tractu ra en flexion, se ernpleara un apoyo de espum a de gorna como en Ja con trac tura en flex ion de Ja cadera.

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~~1\ )1/ ~\ FIG. 131. Co locacion para el masaje del triceps sural , en este caso el de recho . El pie derecho del pa cien te se apoya con to d a su superficie sob re el mu slo izq uierdo del rna sa­jis ta (para el masaje del lado izquie rdo, se in vier tcn los te r rninos) . Part iend o de la pos i­cio n med ia , el p ie de be apoyarse en flexion pla n tar de ap rox imada mente J0 g rades.

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: IG. 132. Colocacion para el masaje del area poster ior del cuello y los hom bres. si este ultimo debe hacerse sin trata r la totalidad de la espalda (por ejemplo, si existe contra ind i­cacion para el decubiro, 0 una cifo sis con tr actural do rsal) . La cabeza se apoya en ma ntas dobladas y en un rod illo para nuca , con Ia frent e como supe rficie cl e eontaeto . Ya qu e L:; fl exores de la ca beza estan contraidos, se inte rcalaran en el masaje 2 0 3 pa usas

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br eves cle relajacion.

FIG. 133. Para evitar la hiperex tension de la colu mna cer vical se coloca bajo el tronco un a ma nta doblada 0 una pieza de espuma de goma; el soport e debe ab arcar aprox irnada ­mente desde la cres ta ilfaca hasta la clavicula .

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FIG. 134. La frente reposa sobre un rodi llo . Durante el masaje de las reg iones lumb ar y toracica puede perrni tirse el apo yo lateral. Se co loca o tro rodi llo ba jo los p ies.

FIG. 134 bis. Durante el masaje de Ia reg ion torac ica y cervical, la fren te p uede apo ­yarse sobre el dorso de las manes, si con el rod illo no se consigue una re lajaci 6n adc ­cua da de ia musculatura dorsal del cuello.

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F IG, 135. Colocaci6n par a el masaje del deltoides, Posicio n med ia . pero e n nin gun caso di stensi6n exc esiva de l rnuscu lo . EI sopo rte pa ra cl br azo y cl co do deb e ser firme , pa ra que el delt oides pued a relajarse por completo. EI bra zo sc co loca aproximad am ente en a bd uce io n de 60 gra dos , el co do flexion ad o en angulo recto y el untebrazo en posici6n media entre ro tacion exte rna e inte rna; e l br aze estara par alelo a l tronco , en posici6 n me­d ia entre Ia anteve rsio n y la retroversio n. En los casos de co ntrac tu ra no deb e p rod uc irse nunca el mov imie nto de la eintura csca pular con el rnasa jc : en tal ca so , el masaje se har a en una posic ion de rneno r ab du cc i6n.

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1 FIG. 136. Situaci6n de la cadera en el masaje de l glu teo mayo r : ex tension , abd uce i6n de 10 grad os, punto med io de ro taci6n, saco de a rena bajo los tob illos. Es ta co locaci6n es recomenda ble pa ra todo rnasaje qu e deba haccrse co n el paciente en decubit o pro no . En caso de co ntractu ra en flex ion se ap licar a un sopor te de esp uma de goma de tal rigi­de z que no Ilegue a ceder bajo el peso del cuerpo per o suministre nun una cierta elast icidad.

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Elementos basicos del tratamiento por masaje 91

Dolor y masaje

Se discu te aun energicarnente el tema de si dur ante el masaje debe, puede o no puede nunca producirse dolor. Por prudencia, la mayorfa de los masajes se realiza de una man era demasi ado superficial. Tememos que el paciente se quejara antes a causa de un dolor infligido de rnanera inmediata que de un tratarniento sin exito, y de esta manera se prategen tanto el participante pasivo como el act ivo en el masaje.

Solo en el masaje deportivo, segun oimos a veces, se amasa y bate aiin, se trabaja durante un tiempo suficiente, bajo el acicate de la necesidad obl iga­tor ia de exito. Y aSI, el masaje deporti vo reclama pa ra sf algunas hojas de la corona de laurel del vencedor, si bien algunos de sus metcdo s adicionales no son del todo justificables desde el punto de vis ta medico (anestesia de zonas musculares lesionadas para evitar la contractura refleja fisiologica, vendaje de esguinces con cornpresion exces iva para que el atleta pueda continuar a cual­quier precio en la cornp etici on , etc.).

En estos casos se juega con una puesta excesiva, en detrimento de la salud del atleta. La consecuencia forzosa es la aparicion precoz de lesiones secun­daria s.

EI masaje clasico se diterencia del masaje depo rtivo y de sus etectos sobre el musculo, esencialmente, solo en el planteamient o de las indi caciones.

En el masaje clasico, el dolor casi nun ca aparece en Ia pr imera sesion; para el ejemplo clasico del masaje de la espalda se acepta que son la segunda y la tercera sesion las que hab itualmente son dolorosas. Depende de la habi­lidad -del masajista el iniciar el trabajo en estas sesiones segunda y tercera con escasa intensidad , a fin de veneer la contractura defensiva, para despues (en el cur so de los pri meros 5 minutos, apr oximadamente) volver a la fuerza em­plcada du rant e la primera sesion. Si esta ::forma de aplicacion fracasa ante la hipersensib ilidad algogena del paciente, 0 gracias a la mal ent endid a arnabi­lidad del rnasajista , el umbral de dolor aceptado de la segunda y tercera se­sion se alcanzara mucho mas tarde, 0 tal vez nunca, con 10- que partes impor­tant es de los efectos hurnorales y neu rales no se prod ucen y se abandona la resoluci6n de adhere ncias, condicion previa absoluta para el tratam iento de cada musculo por separa do.

No siempre se ha de elegir el camino de la minima resistencia, ya que er tal caso el masaje muscular se queda detenido en la piel, desapareciendo la es timulac ion de los recentores mas profundo s.

Por supuesto, tambi en existen excepciones a la regIa de realizar el masaje clasico lege arti s; solo es necesa rio que la excepci6n nun ca Ilegue a conver­tirse en regla La fuerza aplicada en el masaje debe regirse por el cuadra clinico, la constituci6n del paciente, su umbral de sensibiliclad dolorosa v su edad . ­

La importancia del contacto estrecho entre el medico qu e ha orclenado el tratamiento y el masajista que 10 ap lica se hace especi alrnente clara con el ejern­plo del masaje de la region lum bar. Un dolor resistent e al masaje puede surni­nistrar aqu f dat os sobre enfe rmedades que nada tienen que ver con una afec­

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cion muscular. Dolores repet itivos justarnent e po r debajo de los arcos costa les infer iore s do rsales pu eden indi car un a urolitiasis, especialrn ente si el dolor se irradia hacia el vientre y la ingle.

EI masaje de la musculatu ra lumbar pued e tarnbi en desencadenar cri sis hip ert ensivas con taquic ardia , extrasis tolia, er iterna facial inten so y dolor pre­cordial cuando existe un feocr omocir oma, afeccion tumoral de la rnedula su­prarrenal . La palpacion de la region renal , y por Jo tant o tarnbien e1 masaje intenso, pueden desencad enar esta situacion a manera de p rueb a dia gnosti ca .

EI que un dolor en la region lumbar no remita puede sin embargo debers e tambien a irritacion con tinua de los nerv ios en su pu nto de sal ida de la co­lumna verteb ral , a causa de un prolapso discal, de un neurofibroma, 0 de otro tipo de tumor (vease el capitu lo re ferente a contraindicacion es) .

EI prolapse uteri no y otras afecciones gineco logicas cursan con dolor en el area sacra , que usualmente no pueden aliviarse por med io del masaje. Sin embargo, tarnbi en se supo ne con excesiva frecuencia la existenci a de enferrne­da d gineco logica w and o en rea lidad se trat a de do rsalgias dinarnicas 0 estati cas .

El masaji sta con sciente se pondra en contacto con el medico en casos de dolor resisten te al tratamiento, especialm ent e si observa adernas reaccion es in frecuentes 0 no habitu ales en rel acion con el masaje.

Muchos pacien tes se as ustan al observa r hematomas. Si el hema toma se encuentra en la espalda, usualrnente sera una tercera persona la que, con e\ correspondiente dr arnati smo , llarne su atencion sobre el, y en este momento el dolor hasta enton ces sopor tado puede transforrna rse en an tipa tia con tra la persona ca usan te, 0 en un estado de resignac ion con tendenci a al emp eora ­miento. EI mejor remedio con tra esto es informa l' previamente al paciente de la pos ibilidad de apar icion de «carderiales» , especialm ente si la palpacion ex­ploratoria ha evidenc iado una consist encia aurnen tada y firme, con capas «pe­gada s un as a otras».

Se p rodu cen a menudo hematomas en la piel 0 bajo ella durante el tra­tarn ient o de miogelosis ref'ractarias, que por 10 general cursan con dolor . Tanto la fr iccion como el masaje de las fascias subcutaneas son forrn as de masaje en las que con frecuencia se observan estos fen6m enos acornpafiantes . H ay que tene r el maximo cuid ado , sin emb argo, en los casos de pacient es con tra s­tornos de la coagulac i6n, y especialm ente en los enfermos que est an recibiend o tratarnient o anticoagula nte (despues de infa rto de miocardio, 0 en riesgo de embolia, 0 como pr ofilaxis de la trombo sis). Deberia establecerse como regia que los pacien tes acudan al masajist a con una prescrip ci6n de rnasaje espe cial­mente de taJlada y marcada. Tarn bien los pacientes con incr emento de la perrnea­bilidad vascula r (por ejernplo , en los casos de pu rpura) y cifra baja de pla­queta s de berfan !levar una nota especifica al respecto en la p rescrip cion de masaje. Las locali zacion es mas frecu entes de hematomas son el tensor de la fascia la ta con el tracto iliotibial, los bordes del delt oides, la region interesca­pul ar, la zona por debaj o de la cresta iliac a, y en general todas las zon as lirni­trofes entre rmisculo y otros tejidos.

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93 Elementos baslcos 'tiel tratamiento por masaje

Secuencia de las manipulaciones del masaje

En todo masaje deben respeta rse las secuencias siguientes: acari ciamien to ­amasamiento - acariciamiento , 0 acariciamiento - f riccion - acariciarniento. Esto es, todo masaje se inicia y se concluye con el acariciamiento. Las maniobras de friccion y amasami en to que se intercalan se hacen mas tolerabl es interca lan­doles a su vez, y hac iendolas seguir, de maniobras de acaric iamiento.

Tambien e! masaje de fascias subcutaneas puede precederse de acar icia­miento; esta maniobra supone hab itualrnente un buen suplernento al amasa­miento de la musculatura adyacente.

Planeamiento de un tratamiento de masaje

En el planearni ento de un trat amiento masajistico debe respetarse siernpre el precepto de tratar primero las regiones centrales, con el proposito de per­meabilizar venas y linfat icos para el transporte de los residuos, antes de pro­gresar hac ia la periferia. Asf, por ejemplo, al tratar la extremidad superior, el masaje se iniciara en el area de la nuca, siguiendo luego a la region del hom­bro para llegar POl' fin al brazo, el antebrazo y la mano . Siempre se aplicara el masaje en direccion centrfpeta, hacia el corazon , y solo los mufiones pueden someterse a masaje cen trffugo, hacia el mufion,

EI terri torio a tratar se prepara median te acari ciamien to repetido seis a diez veces una tras otr a. Siguen las maniobras de amasamiento, que se repi ten seis a echo «tiempos». Del mismo modo se actua a1 tratar una region. Las fric­ciones, por fin, se intercalan en la secuencia segun necesidad .

En toda afeccion inflarnatorio-i nfecciosa de las articulaciones debe consi­derarse terminantemente prohib ido el masaje , dado el riesgo de que los ger­menes pasen a la sangre y se dis tribuyan por via hernatica .

Duraci6n y frecuencia de tratamientos y curas por masaje

Para un masaje parcial, es decir , para el masaje de una sola region cor­poral , se precisan entre 12 y 15 minut os. Pa ra un masaje total 0 completo se

. acepta como maximo el tiempo de media hora. E1 masaje con fines terapeuticos debe efectuarse diariamente, y si es nece­

sario y posible dos veces al dfa. Para el tra tamiento de una region corporal se requi eren aproximadamente 15 a 20 dias de trat amiento . No es aconsejable prolongar una cura de masaje mas de seis sernanas, a causa de la habituacion del cuerpo a los estfmulos del masaje, salvo en casos de enferm edad reumatica progresiva . Una vez concluida una cura por masaje, y antes de iniciar un nuevo tratamiento , debe insertarse un a pausa de reposo que, en 10 posib1e , correspondera a la duracion del trat amiento pr evio. Asf, a cua tro semanas de tratamiento seguiran otra s cuatro de reposo, y luego ot ras cuat ro semanas de tralamiento .

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94 Tecnica del masaje de los 6rganos del movimiento

Vale la pena hacer notal' que noso tros suspendemos el masaje du ra nte la me nstruacion .

Durante la practica del masaje, la posici on del masajista respecto a la su­perficie en tratamien to debe elegirse de ta l mod o que el curso de los mov i­mien tos no tenga que int erru rnpirse br uscame nte, sino que se desarrolle en pasos fluidos. La di stribuc ion y regulacion de los movimientos de los dedos desde la mu fieca hasta el hombro hace que la apl icacio n de Iuerza sea ma s econornica . Tam bien es posible, si el rnasajista esta bien colocad o, acen tuar la Iuerza de la mana con el refuerzo qu e supone el peso afiad ido de los rnovi ­mientos del tor so .

Los errores tecnicos mas frecuentes

De 10 expuesto en el capitulo ant erio r pueden ded ucirse ya algunos errores tecnicos que se ap recian durante el amasamien io con las puntas de los dedos:

1) EI aflojamiento de la presion de la falange distal del pul gar durante el «amasarniento» del tejido. Este fallo se encubre a menudo reduciendo la presion que ejerce el pul gar, con el resultado de un masaje excesivamente su­per ficial. EI p roposito del tratamiento, la deformacion mecani ca del musculo , no se alcanza ya . En esta tecnica, apro ximadamente dos terc ios de la presion de l masaje se ejer cen en sentido craneal con el pu lgar, y en sen tido caudal con el dedo Indice y el dedo medic.

2) El contacto entre los dedos que desc riben cfrculos hacia arr iba y la pie l no es con tinuo, y los dedos «saltan» , porque los cfrculos no se aprox iman uno a ot ro .

3) La mana esta en desviacion cubita l excesiva: las manipulaciones se hacen po r esta ra zon demasiad o superficiales , Los pia nos de las dos superficies palma res deben ser aproxirnada mente para lelos, y solo se permiten pocos gra­dos de desv iacion al abrir la «tenaza» para abarcar tejido .

4) Los dedos cuarto y qu into no estan en flexion ; esto no es en realidad un error grave, pero usualm ente hace imposible el ab arcar ais ladamente un grupo muscular. Adicion almente, los dos dedos no flexionad os origina n un es­tfm ulo cuta neo ad icional no planeado .

5) Falt an los movimientos circula res de dedos y pulgares , y par tanto las transiciones fluidas entre las fases de aba rcamien to y presion . La conse­cuencia es un ma saje innecesariamen te doloroso para el paciente por las tran ­siciones demasiad o duras entre las fase s; el paciente reacciona habitu almente ante este tipo de masaj e con una contrac tura de defensa. Pa ra el masaji sta , esto significa un cans ancio acelerado, ya que solo se esfuerzan al maximo de­term inados haces de fibras muscula res.

6) El acariciam iento correcto, en el que en el movim ien to bacia arriba van los nudi llos por delante, mientras que en el movimient o bacia ab ajo se aplica toda la rnano, para abarcar una a rea muscula r tan grande como sea posi ble,

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Elementos biisicos (lei tratamiento por masaje 95

COn frecu encia no se efectua con la fu erza debida. Est e hecho no tiene nad a qu e ver con la distribucion del lubricante antes del ma saje.

7) En la fase de acariciamiento del amasamiento con una sola mano, est a y los dedos deb en estar tan extendidos como sea posible sobre la piel. EI 1evantar el lade radial y no ext ender suficientemente el pulgar suponen un a desventaja por cuanto, en esto s casos , frecuentemente no se domina tampoco la primera Iase de 1a maniobra. Esto causa una reduccion de la masa muscular abarcada en el amasarniento. Otro error frecuente es la contractura de Ia mana durante 1a fase de presion, 0 e1 no aminorar la pre sion durante la fase de acariciamiento, 0 la transicion demasiado abrupta entre amba s fases.

8) £1 amasamiento con una 0 con dos manos comprende esencialmente tre s componentes : elevacion, amasamiento y pul sion en sentido craneal. Con maxima frecuencia se presta poca atencion a 1a primera fase. En ella es ne­cesario reducir la pr esion de la punta de los dedos a favor de la presion de superficie de las Ialanges, qu e se desplazara, segiin el perimetro del musculo , mas hacia la primera 0 hacia 1a segunda falange.

9) £1 nece sario ritmo hornogeneo de ambas manos, por ejemplo en el masaje del cuadriceps, tiene en el masaji sta poco entrenado el aspecto de un a serie diffcilment e definible de eventos sincopados, cuya desv entaja se encuen­tra principalmente en Ia expres ion insuficiente de los musculos, Tarnbien en el amasamiento ados manos es necesario pre star atencion a la aplicacion com­pleta de las manos y a la extension del pulgar, qu e a menudo se echan de menos en la fase de aca rici amiento.

10) La intensidad de la friccion se ve limitada por el aumento de pre­sion que ejerce una mana sobre la otra, la que ejerce la Iriccion. La gelotripsia tal como la describe Max Lang e, que recomienda e1 ernpleo de los nudillos y ha sta de ba stoncillos de masaje, es en manos del masaj ista una actividad con riesgo de reclamacion por dafios, De hecho, Lan ge acentiia que «el masaje de las miogelosis debe quedar en manos del medico». Con las infiltraciones de Impletol en las miogelosi s, 0 con otros procedimientos , el medico puede ac­tualmente evitar la gelotripsia en la mayoria de los casos.

El masaj e palpatorio segun Ruhmann 30 es por otra parte un procedimiento que vemos con excesiva frecuencia , y que parece ser el apoyo moral y lite­rario de todos los masajistas que pr efieren no esforzarse. En el se aunan la palpacion exploratoria y el masaje terapeutico, en perjuicio tanto del paciente como del metodo .

11) Para el masaje profundo tornado de las tecnicas de las fascias conec­tivas subcutaneas se aplican los mismos argumentos que para e1 «rnasaje pal­patorio ». Aplicado con excesiva frecuenc ia entre las maniobras de am asamiento, llega incluso a ocupar 1a mayor extension de tiempo de tod a la sesion de tra­tamiento. Por el contrario, debe utilizarse despues del acariciamiento, y dos o tres veces mas en el curso de la sesion , sin exceder los 5 a 10 pases sucesivos.

12) En el periostio, tanto el masaje profundo de las fasci as subcutaneas como la fricci6n desencadenan impulsos sumamente dolorosos . Por esta razon

30. Ruhmann : Medizinische W och el1 sch rijt, p . 278, 1929.

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96 Tecnica del masaje de los 6rganos de! movimiento

no deben aplicarse estas tecnic as antes de haber palpado cuidadosamente la zona a tratar. Uno y ot ra se apli can solarnente a zonas de endurecimiento tisu­lar claramente diferenci ables, como contracturas 0 miogelosis. Por esta razon apun tamos aqui una vez mas su diagnost ico diferencial respecto a otr as anorna­lias tisul ares.

La miogelosis es un estado de edernatizacion dent ro del rnusculo , de form a habitualmente redondeada pero a veces alarga da y por tan to no diferenciable de la contractura. En eJ diagn ostico diferencial de la miogelosis entra n en conside rac ion : lipomas, lipofibro mas, neurinomas , glandulas sebaceas ocluidas e inflarnada s, oleoma s y abscesos post inyeccion , hematom as organificados, lin­faden opatias, en raras ocasiones los gornas intrarnusculares en la lues 0 la tuber­culosi s, el eriterna indurado (Bazin) , el erit erna nudoso reurnaticc , la triquinosi s. la per iart er itis nudosa y las metastasis tumorales.

En el diagnostico diferencial de la contractura (y de las miogelosis de forma alargada) se consideraran: el cordon tromboflebitico (vease en el capitulo sobre contraindicaciones), las alteraciones rnusculares cicatriciales postraurnaticas, la ruptura de fascias muscula res, las «zonas de prim er ord en » (Teirich-Leube) profundas, la fibrorniositis reurnatica, las miositis y polimio sitis, las fibrositis, las neuritis de un nervio que se encuentre en el area muscular (neuritis ciatica) y las linfangiti s.

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