ECOLOGÍA DE LOS MEDIOS

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Ecología de los Medios de Comunicación David García Marín ECOLOGÍA DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Existen no pocos investigadores de los medios de comunicación, su evolución y su historia que utilizan una acertada metáfora para explicar el surgimiento de nuevos medios y cómo éstos influyen en los ya existentes. Esa metáfora intenta equiparar los sistemas mediáticos con los ecosistemas animales. Cada nuevo medio de comunicación sería una suerte de nueva especie mediática aparecida como evolución de una especie anterior, de la misma forma que un nuevo tipo de animal aparece como mutación y posterior evolución de una especie antigua. Los viejos medios tendrían, como sucede en el reino animal, la función de adaptarse a la nueva situación creada en su ecosistema tras el surgimiento de nuevos entes mediáticos junto a los que deben convivir. ¿Qué condiciones ha de tener una práctica comunicativa para que se defina como nuevo medio de comunicación? La pregunta tiene una compleja respuesta, si bien podemos indicar, de forma muy resumida, tres aspectos esenciales que provocan que una determinada práctica social, más o menos extendida, pueda ser entendida como un nuevo medio de comunicación. La primera condición es que esa nueva práctica contenga unas nuevas condiciones de producción de mensajes. Explicación ejemplarizada de esta primera premisa: la radio es un medio diferente a la prensa porque las tecnologías y los procesos que utilizan y requieren para la creación de sus mensajes son totalmente diferentes. Del mismo modo, si encontramos entre dos formas de comunicación diferentes condiciones de recepción y/ o consumo, estaremos ante dos medios comunicativos distintos. El caso de la radio y la prensa sirve también para ilustrar esta segunda condición. Aquí tenemos otro: las condiciones de recepción de los mensajes televisivos son también muy diferentes a las que se dan cuando leemos el periódico, por eso prensa y televisión son medios tan alejados. Nuestra tercera tercera condición es el lenguaje diferenciado. El cine, por ejemplo, tiene un lenguaje (audiovisual) completamente distinto del radiofónico (sonoro), por eso ambos medios no son el mismo. No todas las condiciones anteriormente citadas han de darse necesariamente a la vez para el surgimiento de un nuevo medio. Hay medios muy distintos que solo se diferencian en una de estas premisas. Por ejemplo, la televisión y el cine son medios que comparten -con matices- el mismo lenguaje (audiovisual) y coinciden en gran parte de sus procesos productivos y tecnologías creativas, pero aún así están conceptualizados como medios diferentes porque sus condiciones de descodificación no son las mismas. Está demostrado que el visionado de una película en una pantalla cinematográfica, con el sonido envolvente que caracteriza a las salas de cine y rodeado de personas desconocidas modifica la experiencia comunicativa lo suficiente como para distanciar al cine de la televisión. Asimismo, la capacidad del espectador de intervenir en la interfaz del medio televisivo es muy superior a la potencial interactividad que se da en el cine: podemos cambiar de canal o subir y bajar el volumen de la televisión, acciones éstas imposibles de realizar en una sala de cine. En resumen: a diferentes condiciones de recepción/consumo del mensaje, medios diferentes, aunque estos medios coincidan en el resto de premisas (lenguaje y proceso de creación).

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Breve reflexión acerca de la evolución de los medios de comunicación y la emergencia de una adaptación de los viejos medios al nuevo entorno digital en el que modernas tecnologías mediáticas cohabitan con veteranas estructuras y procesos vinculados a la comunicación.

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Ecología de los Medios de Comunicación David García Marín

ECOLOGÍA DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

Existen no pocos investigadores de los medios de comunicación, su evolución y su historia que utilizan una acertada metáfora para explicar el surgimiento de nuevos medios y cómo éstos influyen en los ya existentes. Esa metáfora intenta equiparar los sistemas mediáticos con los ecosistemas animales. Cada nuevo medio de comunicación sería una suerte de nueva especie mediática aparecida como evolución de una especie anterior, de la misma forma que un nuevo tipo de animal aparece como mutación y posterior evolución de una especie antigua. Los viejos medios tendrían, como sucede en el reino animal, la función de adaptarse a la nueva situación creada en su ecosistema tras el surgimiento de nuevos entes mediáticos junto a los que deben convivir.

¿Qué condiciones ha de tener una práctica comunicativa para que se defina como nuevo medio de comunicación? La pregunta tiene una compleja respuesta, si bien podemos indicar, de forma muy resumida, tres aspectos esenciales que provocan que una determinada práctica social, más o menos extendida, pueda ser entendida como un nuevo medio de comunicación.

La primera condición es que esa nueva práctica contenga unas nuevas condiciones de producción de mensajes. Explicación ejemplarizada de esta primera premisa: la radio es un medio diferente a la prensa porque las tecnologías y los procesos que utilizan y requieren para la creación de sus mensajes son totalmente diferentes. Del mismo modo, si encontramos entre dos formas de comunicación diferentes condiciones de recepción y/o consumo, estaremos ante dos medios comunicativos distintos. El caso de la radio y la prensa sirve también para ilustrar esta segunda condición. Aquí tenemos otro: las condiciones de recepción de los mensajes televisivos son también muy diferentes a las que se dan cuando leemos el periódico, por eso prensa y televisión son medios tan alejados. Nuestra tercera tercera condición es el lenguaje diferenciado. El cine, por ejemplo, tiene un lenguaje (audiovisual) completamente distinto del radiofónico (sonoro), por eso ambos medios no son el mismo.

No todas las condiciones anteriormente citadas han de darse necesariamente a la vez para el surgimiento de un nuevo medio. Hay medios muy distintos que solo se diferencian en una de estas premisas. Por ejemplo, la televisión y el cine son medios que comparten -con matices- el mismo lenguaje (audiovisual) y coinciden en gran parte de sus procesos productivos y tecnologías creativas, pero aún así están conceptualizados como medios diferentes porque sus condiciones de descodificación no son las mismas. Está demostrado que el visionado de una película en una pantalla cinematográfica, con el sonido envolvente que caracteriza a las salas de cine y rodeado de personas desconocidas modifica la experiencia comunicativa lo suficiente como para distanciar al cine de la televisión. Asimismo, la capacidad del espectador de intervenir en la interfaz del medio televisivo es muy superior a la potencial interactividad que se da en el cine: podemos cambiar de canal o subir y bajar el volumen de la televisión, acciones éstas imposibles de realizar en una sala de cine. En resumen: a diferentes condiciones de recepción/consumo del mensaje, medios diferentes, aunque estos medios coincidan en el resto de premisas (lenguaje y proceso de creación).

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Siempre que la tecnología ha provocado el surgimiento de un nuevo medio a partir de una práctica comunicativa anterior, el humano ha identificado ese nuevo medio en sus orígenes como una evolución del antiguo, no como una categoría mediática diferente. Cuando se inventó el cine a partir de la tecnología fotográfica conocida en aquel momento, las gentes de la época lo consideraban “fotografía en movimiento”. En el momento de nacer la radio, se la identificó “prensa con sonido”, no en vano los primeros noticiarios radiofónicos se les llamaba “diarios hablados”. Las primigenias emisiones radiofónicas se las conoce como “radio de tijeras” porque los locutores utilizaban este instrumento para recortar las noticias de los diarios y leerlas tal cual en antena. Con el paso del tiempo, el medio radiofónico fue construyendo un lenguaje propio para fabricarse una identidad particular, alejándose cada vez más del inicial anclaje al periodismo en papel. En este sentido, pensemos en las primeras emisiones televisivas. También fueron definidas con arreglo a un medio anterior: la televisión fue en un primer momento conceptualizada como “la radio con imágenes”. Haciendo una rápida búsqueda en Internet, podremos encontrar anuncios publicitarios de los primeros años de la televisión en España y observaremos cómo técnicamente aquellos primeros spots eran cuñas de radio a las que se les adicionaban imágenes. Las pequeñas emisoras televisivas locales que existen en la actualidad utilizan, por falta de medios, esa fórmula de creación publicitaria: la inserción de una sucesión de imágenes del negocio a anunciar a una cuña locutada en estilo radiofónico. La televisión utilizaba esas dinámicas radiofónicas en sus inicios hasta la creación de un lenguaje propio que la distanció para siempre de la radio.

Todos los medios de comunicación nacen de manifestaciones comunicativas viejas y, en un primer momento, tienden a copiar procesos y lenguajes de esos medios antiguos de los que surgen o con los que comparten alguna propiedad. Pero todos desarrollan una evolución posterior para buscar una identidad propia. La historia nos dice que los nuevos medios no acaban con los viejos, sino que todos -viejos y nuevos- se adaptan y terminan ocupando su nicho en el nuevo ecosistema mediático. Son numerosas las voces que pronostican que los medios de comunicación digitales (diarios online, blogs, redes sociales, etc…) terminarán con la prensa en papel. Tienen razón, pero solo en parte. Acabarán con el tipo de prensa en papel que ha existido en las últimas décadas, pero los periódicos seguirán existiendo, adaptados al nuevo ambiente mediático. También se pronosticó la destrucción de la radio cuando surgió la televisión. Y sí, efectivamente, la radio desapareció como medio que ocupaba la centralidad del hogar alrededor del cual se reunía la familia para seguir la radionovela, la lista de éxitos musicales o la retransmisión de los partidos de fútbol. Ese rol terminó para la radio, pero es indudable que ha sabido encontrar su lugar en un escenario dominado por la televisión, el medio casero por excelencia de las últimas décadas. Todos los medios realizarán ese mismo proceso de reubicación en un panorama mediático actual cada vez más colonizado por lo digital. También lo hará la propia televisión, inmersa en un entorno en el que cobra una creciente importancia el consumo de contenidos audiovisuales a través de Internet en plataformas pujantes como las tabletas y los smartphones.

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