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Editorial

Presidente Apóstol Dr. Sergio Enríquez

Directora

Licda. Paola Enríquez

Coordinador EditorialRafael Molina

Diagramación Rafael Molina

Diseño de portada

Alfredo Ríos

Corrección y EstiloHeidy de Molina

Preguntas y [email protected]

Impreso enDinámica Gráfica S.A.

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EQUIPO DE TRABAJOA finales del siglo XX el hombre hizo uno de los descubrimientos más importantes de la historia, aunque ante los ojos de la mayoría dicho avance pasó casi inadvertido. Me estoy refiriendo al llamado “genoma humano”.

Fue éste hito histórico que le permitió al hombre adentrarse en los misterios de la genética y también vio nuevas esperanzas de una buena

expectativa de vida aunque, temiblemente a la par apareció el peligro de la manipulación genética con fines oscuros; éste tipo de avances estaba profetizado varios siglos antes en el libro de Daniel “la ciencia aumentará notablemente” (Daniel 12:4); ahora sabemos un poco más acerca de nosotros mismos a causa de la incursión en ese mundo invisible de lo microscópico. Pero cuando vamos más allá de lo físico, tenemos que entender que también en lo espiritual existe una codificación genética tanto en lo individual como en lo congregacional, es acá donde podemos aprender que la iglesia que está siendo preparada para casarse con el Señor Jesús debe parecerse a Él, despojándose de la vana manera de vivir heredada de los padres (genética); es bajo esta perspectiva cuando se nos amplía el panorama en algunos versículos como: “en vuestra lucha contra el pecado no habeís llegado a la sangre” y así varios pasajes más que merecen ser reconsiderados desde esta nueva óptica. En cuanto a la iglesia, nos damos cuenta que su ADN, espiritualmente hablando, está formado por el amor llamado philos en la Biblia y que también se traduce como amistad y es ahí en donde aparece la iglesia Filadelfia (amor fraternal) como la única candidata a ser salvada de la tribulación que vendrá.

Es por ello tan importante indagar en todos los “philos” empezando por los ministros y continuando con las cosas buenas que se deben amar (“philos”) y las cosas malas que no deberían dárseles lugar (malos “philos”).

En esta revista número 100 que representa más de ocho años y medio de entregar éste mensaje escrito sin interrupción, por la gracia de Dios, abordaremos la presente temática no dejando de agradecer a nuestro Padre por la provisión que nos ha dado y rogándole que nos permita seguir en éste privilegio grandioso de servirle a Él.

Sergio Enríquez

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APOSTÓLICOConsejo El que no recibe al enviado, no recibe al que le

envió.

3EDICIÓN 100 | JULIO 2018

Uno de los prototipos de los ministros que deben ministrar adecuadamente a la iglesia para estar preparada para el encuentro con el amado así como la iglesia de Filadelfia lo estaba, es un hom-bre llamado Filemón; este nombre tiene varios significados uno es “afectuoso” pero también significa “uno que besa”. Nos enfocaremos en este artículo viendo algunos personajes y qué significan los besos que dieron.

El beso y la respuesta correcta

Proverbios 24:25 dice que besa en los labios aquel que da una respuesta correcta; entonces los ministros a la manera de Filemón deben dar siempre una respuesta correcta a las ovejas que los escuchan y que hacen muchas veces un gran esfuerzo por llegar a la iglesia, también se puede decir que es una repuesta justa o con integridad, no es un mensaje humano, no es algo nacido del corazón del hombre sino del corazón de Dios, para llevar a la iglesia a su verda-dera naturaleza, la cual es espiritual y no terrenal.

El beso y la reconciliación (Génesis 33:15)

Jacob y Esaú tenían una tremenda ene-mistad que podía terminar en muerte, llegan a un momento crucial al reencon-trarse y un beso dado por Esaú sella la reconciliación entre los hermanos; esa es la esencia de la iglesia ya que por el sacrificio de Cristo fuimos reconciliados con Dios, entonces se debe ministrar esta actitud y no a estar en contiendas interminables que solo llevan al rencor y la amargura, la cual es enemiga de la gra-cia destinada para el final de los tiempos.

El beso y la bendición (Génesis 31:55)

Labán, suegro de Jacob, despide a sus hijas dándoles un beso y bendiciéndolas

lo que significa que el ministro debe dar constantes bendiciones a la iglesia a la manera de la bendición sacerdotal de Aarón que atrae la bendición de Dios, y no maldecir a la iglesia a la manera de Saúl que aún a su propio hijo maldecía.

El beso y la honra

Besad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino, cuando se encen-diere un poco su furor. Bienaventurados todos los que en Él confían. (Sal. 2:12 RVES) En otras versiones, en lugar de besar dice “honra”, lo que nos lleva a la idea de que el ministro del que hablamos debe enseñar a la iglesia a honrar a Dios, y una de las formas es con los bienes, o sea que debe enseñar adecuadamente acerca del diezmo y ofrenda, no para despertar codicia sino la legítima ense-ñanza del dar. Interesantemente la pala-bra “besad” también se puede traducir: equipar con armas, y recordemos que el diezmo y la ofrenda se lleva al alfolí, que también se puede llamar arsenal (lugar en donde se guardan armas). Al enseñar correctamente estos principios eternos no solo se hace la iglesia inmune al amor al dinero, sino también se equipa con armas para hacer huir al devorador.

El beso y la nueva oportunidad

Lucas 15:20 habla de la historia del hijo pródigo que se va lejos a malgastar su herencia y cómo regresa humillado, sin nada, al punto de casi perder su paterni-dad y su estatus de hijo. El padre al verlo llegar, corre hacia él y le da un beso, el cual representa perdón, una nueva opor-tunidad y también impide que pierda su identidad de hijo. El ministro debe enseñar que hay restitución, nuevas oportunidades, no cierra las puertas a los pródigos arrepentidos y enseña el enorme valor de la paternidad a la iglesia para que ésta sea una entidad que hace fiesta cuando uno que estaba muerto es vuelto a la vida.

El beso y la adoración

En Lucas 7:36-50 está la historia de aque-lla mujer pecadora que vació el perfume de alabastro y besó los pies de Jesús; esto nos habla de la adoración, no solo cantar, sino romper el frasco de perfume; una adoración que agrada a Dios aunque

no a los fariseos, no es algo para agradar al hombre, no es un concierto, no es entretención, es un olor fragante. Los ministros a la manera de Filemón, deben llevar a la iglesia a entender que en su genética hay algo que los lleva a adorar al Señor pero de la forma correcta, como consecuencia del amor y del perdón que trae como respuesta que el mismo Jesús defiende a aquella mujer.

El beso de José

José perdona a sus hermanos, los abraza y los besa cuando muere Israel su padre, y ellos creen que él se vengará por lo que le hicieron; sin embargo él los cubre y los protege como un padre, de cierta manera viene a hacer una función pater-nal. Para preparar a la iglesia Filadelfia se le debe ministrar la paternidad de Dios pero también los ministros son levanta-dos como padres para cubrir a una iglesia cuya genética la llama a estar cubierta de esta manera.

Si leemos la Epístola de Filemón vemos que parte de lo escrito en este artículo lo hizo él, dio honra al apóstol Pablo suje-tándose y le dio una nueva oportunidad a un hombre que le había fallado; en fin, los ministros que besan son necesarios para preparar a la iglesia del final de los tiempos.

Philemónuno que BesaWilly González

Citas Bíblicas para estudio

Salmos 2:121 Crónicas 12:21 Pedro 5:14

Cantares 1:2Éxodo 4:27

Philemón = Afectuoso / Uno que besa

4 EDICIÓN 100 | JULIO 2018

De la Palabra griega philetos (5372) se deriva el nombre propio Fileto, persona-je que aparece descrito en 2Ti 2:17 cuyo significado según el diccionario Hitchcock es AMADO, y según el diccionario Vila-Escuain DIGNO DE SER AMADO.

Sentirse amado y saberse amado, en especial por Dios, le dará al siervo de Dios seguridad, confianza, estabilidad y capacidad para enfrentar en su ministe-rio el desprecio, menosprecio y rechazo de parte del mundo y algunas veces aún dentro de la misma iglesia. Por esta razón el apóstol Pablo escribió: “Y yo con el mayor placer gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré del todo por amor de vuestras almas, aunque amándoos más, sea amado menos.” (2 Co 12:15 RV60).

En la Biblia existen varios personajes que alcanzaron el sobrenombre de “amados” y cada uno de ellos nos pueden enseñar por lo menos una característica que poseen los amados de Dios, es decir los ministros que perfeccionan a la iglesia en el amor para que sea arrebatada.

BENJAMÍN

“De Benjamín, dijo: Habite el amado del SEÑOR en seguridad junto a aquel que le protege todo el día, y entre cuyos hombros mora.” (Dt 33:12 LBLA). Según el diccionario Strong, Benjamín quiere decir “Hijo de la mano derecha”. Uno de los misterios que el Señor le explicó al apóstol Juan, fue el misterio de las estrellas que están en la mano derecha del Señor (Ap 1:20). El Señor Jesucristo le dijo a Juan que las estrellas en la mano derecha representan a los ángeles de las iglesias, es decir a los ministros que cubren las iglesias. Entonces, un ministro del Señor debe ser un Benjamín, uno que se sienta a la derecha, uno que se siente amado, uno que se recuesta en el

pecho del Señor, alguien como Juan “el discípulo amado” (Jn 19:26 BNP).

Cuando se habla de Benjamín como el amado del Señor, se hace un énfasis en la seguridad que le brinda la protección de Dios. Es decir que un amado es alguien que se siente protegido, uno que está cubierto y por ende se siente seguro. Recordemos que el ministro sólo puede dar lo que tiene; el apóstol Pedro dijo “Lo que tengo te doy…” (Hch 3:6). Si el ministro se siente seguro, le ministrará a la iglesia seguridad.

DANIEL

“Al principio de tus ruegos fue dada la orden, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres muy amado. Entiende, pues, la orden, y entiende la visión.“ (Dn 9:23 RV60) Tres veces le dijeron al profe-ta Daniel “Muy amado” eso significa que alcanzó plenitud en cuanto al amor, pues podríamos decir que fue amado por el Padre, por el Hijo y por el Espíritu Santo. Esto le llevó a ser amado en su espíritu, alma y cuerpo. Daniel significa, según la mayoría de diccionarios, “Dios es mi juez”. Todos conocemos la extraordinaria historia de Daniel, el muy amado; que cuando fue juzgado por los hombres fue hallado culpable de juicio. Pero al ser juzgado por Dios fue hallado justo. De Daniel podemos aprender que no es tan importante el juicio, criterio u opinión que los demás tengan de nosotros; es más importante lo que Dios piensa de nosotros.

Cuando se hace referencia de que Daniel era muy amado, es precisamente cuando está recibiendo sabiduría de Dios para entender la visión, y en respuesta a sus oraciones recibe revelación de lo alto. Podríamos decir que los amados son los que suplican a Dios poder entender su Palabra, piden a Dios poder conocer y entender los tiempos, son ministros que aman la sabiduría y que reciben ayuda de Dios para poder explicarle a la iglesia los eventos del final de los tiempos.

ASER

“A Aser dijo: Bendito sobre los hijos sea Aser; Sea el amado de sus hermanos, Y moje en aceite su pie.” (Dt 33:24 RV60). Aser significa dichoso, bienaventurado y

feliz. Su nombre se deriva de la misma raíz hebrea que se usa en todo el Antiguo Testamento para hablar de los bienaven-turados. Siendo Aser uno de los que lleva el sobrenombre de amado, podemos decir que los amados son bienaventu-rados. Según la bendición que Moisés pronunció a favor de Aser, el amado “Y moje su pie en aceite…” los ministros que alcanzan al estatura de amados, mojan sus pies en aceite. El aceite se utiliza para ungir, con el propósito de consagrar y santificar aquello que se dedica a Dios.

Entonces los pies de los amados deben ser consagrados para el Señor. Los pies representan el caminar, es decir, la for-ma de vivir. Los amados deben entonces dedicar su forma de vida al Señor, para que se pueda decir de ellos: “Cuán her-mosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas” (Ro 10:15 RV60).

Otros hombres como David, (el adorador) cuyo nombre significa amado y Salomón (el predicador) quien además se llamaba Jedidías, que significa amado por Jehová; también nos muestran el perfil de los siervos amados que están preparando a la iglesia Filadelfia del final de los tiempos.

PhiletosLos Amados

Citas Bíblicas para estudio

Salmos 127:23 Juan 1:2Salmos 60:5Nehemías 13:26

Proverbios 16:13Apocalipsis 3:9

Hilmar Ochoa

Philetos = Amado / Digno de ser amado.David = AmadoJedidías o Salomón = Amado por Jehová

5EDICIÓN 100 | JULIO 2018

“Saluden también a Filólogo y a Julia, a Nereo y a su hermana, a Olimpas y a todos los hermanos en la fe que están con ellos” (Rom. 16:15). El apóstol Pablo nos sorprende con una sección de la Epístola a los Romanos fuera de serie, porque se toma el tiempo de saludar y agradecer a cada miembro de su equipo apostólico. Dentro de esta lista de discípulos, Pablo manda a saludar a Filólogo. Quién a través de la etimología de su nombre nos muestra un mensaje, que representa una importante ministración que la Iglesia debe de recibir a través de sus ministros.

Filólogo tiene su origen en dos palabras griegas philos y logos, cuyo significado es: “el que ama la Palabra”, o también “amigo de la Palabra”. En la identidad de todo aquel que desee ser un discípulo de Jesús, debe resaltar en su vida el amor por la Palabra de Dios. El Señor les concede esta bienaventuranza de Salmos 1:2-3: “Dios bendice a quienes aman su palabra y alegres la estudian día y noche. Son como árboles sembrados junto a los arroyos: llegado el momento, dan mucho fruto y no se marchitan sus hojas. ¡Todo lo que hacen les sale bien!”.

Según el libro “¿Qué es la Biblia?” de las Sociedades Bíblicas Unidas: “Es alentador descubrir que la Biblia, palabra escrita de Dios, hable de manera tan elocuente de la misma Palabra de Dios. Pasajes tales como Josué 1:7-8; Salmo 1:3; Salmo 119:165 nos hablan de la promesa que la misma palabra de Dios ofrece para quienes la estudien y la hagan parte de su vida las veinticuatro horas del día: «todo les saldrá bien», «tendrán éxito», «prosperarán», «no tendrán tropiezo alguno», «vivirán en paz». De acuerdo a su mensaje, ningún rincón de la vida humana debería mantenerse ausente del impacto e influencia de la palabra divina.”

Ahora bien, ¿Cómo saber si realmente amamos su palabra? Una forma de res-ponder a esta pregunta es, si la palabra logos, se convierte en rhema en nuestra vida. El Diccionario Vine describe la diferencia entre logos y rhema de la siguiente forma: “El significado de rhema, en su distinción de logos, queda ejemplificado en la instrucción a tomar la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios (Ef. 6.17); aquí la referencia no es a la Biblia entera como tal, sino al pasaje individual de las Escrituras que el Espíritu trae a nuestra memoria para su utiliza-ción en tiempo de necesidad, siendo el prerrequisito de ello la lectura habitual y memorización de las Escrituras”. Es decir, que no solamente obtenemos un conocimiento, sino que la palabra de Dios, cambia nuestra vida, haciendo que ella se convierta en una forma de vida. Sabemos entonces, que amamos Su pala-bra cuándo la practicamos.

Esdras nos muestra una sugerencia para llegar a amar Su palabra: estudiarla, practicarla y enseñarla. “Ya que Esdras había dedicado su corazón a estudiar la ley del Señor, y a practicarla, y a enseñar sus estatutos y ordenanzas en Israel” (Esd. 7:10). Es decir, que además de oir la palabra de Dios y de estudiarla, Esdras encontró el amor por la palabra y la puso en práctica y finalmente, la enseñó a su pueblo. Tomando de referencia las face-tas que nos enseña Esdras, encontramos:

Estudiar la Palabra, para esto debemos ser constantes en la lectura, así como le dijo a Josué: “Este libro de la ley no se apartará de tu boca, sino que meditarás en él día y noche”. No podemos decir que amamos la palabra de Dios, si primera-mente no la estamos estudiando; un ver-dadero discípulo no puede quedarse con la palabra que el Pastor da en la iglesia solamente. Alguien que realmente ama la palabra, escucha el discurso dado por el pastor, va a su casa y sigue estudiando, sigue buscando, de tal forma que Dios mismo le hable por medio de la Escritura.

Practicarla, luego de haber estudiado la palabra de Dios, tendremos conoci-miento, pero la siguiente etapa es vivirla, ponerla en práctica; el apóstol Pablo dice en Santiago 2:16-17, que la fe sin obra es muerta, dando a entender también en esta línea de pensamientos, que, sino practicamos lo que estudiamos de la palabra, será una palabra sin vida, sin rhema, una palabra muerta.

Enseñarla, cuándo nuestro nivel de amor por la palabra está alto, esa Palabra tras-ciende nuestra vida para llegar a los que nos rodean, naciendo el deseo de com-partir con los demás, de ser luz en medio de la oscuridad. Entonces, si realmente amamos su palabra, si tenemos esa genética en nosotros, lo podemos iden-tificar porque la practicamos, la hacemos vida en nosotros y lo compartimos con cualquier persona.

Esta es la ministración de la Palabra de Dios a aquellos que la amamos: “Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para enseñarnos lo que es verdad y para hacernos ver lo que está mal en nuestra vida. Nos corrige cuando estamos equi-vocados y nos enseña a hacer lo correc-to. Dios la usa para preparar y capacitar a su pueblo para que haga toda buena obra.” (2 Tim. 3:16-17).

PhilologoEl que Ama la PalabraMarco V. Martínez / Josué Santos

Citas Bíblicas para estudio

Efesios 4:11-13Juan 16:13Génesis 13:10-11

Proverbios 18:1Romanos 12:2

Philologo = el que ama la Palabra /Amigo de la PalabraRhema = Palabra revelada por el Espírtu SantoLogos = Palabra escrita

6 EDICIÓN 100 | JULIO 2018

La Biblia nos deja ver como una figura, que la iglesia que va a ser arrebatada es la Iglesia con las características que tiene la iglesia Filadelfia; es decir, que dentro de su genética trae el “Amor” (Filos) el cual debe ser canalizado de la manera correcta hacia Dios, porque se pueden amar cosas buenas que nos alejen de Él. Y la revelación del Espíritu Santo nos dice que esta iglesia debe ser ministrada por cuatro tipos de ministros que dentro de su genética también llevan un tipo de “Amor” (Filos). Analicemos la ministra-ción impartida por un Ministro primario con la genética de Teófilo.

El nombre Teófilo es una palabra griega relacionada con G2321 Dseófilos “amigo de Dios”, según el diccionario Word Study significa “amante de Dios”. Los amados por Dios son justos ante sus ojos y de conducta intachable: “Ambos eran justos delante de Dios, y se conducían intacha-blemente en todos los mandamientos y preceptos del Señor (LBA Lc. 1:6). A estos Dios se les revela y concede los anhelos del corazón, cumpliendo sus promesas y oyendo sus oraciones (Lc. 1:13).

Abraham le creyó a Dios y le fue tomado por justicia y fue llamado amigo de Dios (SRV Stg. 2:23); es decir que en Teófilo no faltaba la Fe, por el contrario alguien puede constituirse en enemigo de Dios, amando al mundo; “¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad hacia Dios? Por tanto, el que quiere ser amigo del mundo, se constitu-ye enemigo de Dios.” (RVA Stg. 4:4). El que se constituye amigo de Dios, va a amar lo que Dios ama y va a aborrecer lo que Dios aborrece. A los que toma por amigos los ama y guarda su pacto con ellos. (Dt. 7:8).

Teófilo caminaba según la palabra de Dios y entendía que “Amar” es el gran mandamiento: “Amarás al SEÑOR tu Dios

con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza” (Dt 6:5).

En Teófilo podemos ver las característi-cas de lealtad, permanecer en amor y de evolucionar. El apóstol Lucas se dirige a Teófilo en el libro de los Hechos de los Apóstoles haciendo una narración res-pecto al Señor Jesucristo, en donde deja ver la revelación que le compartió:

a) Relató de lo que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, es importante notar cómo el orden de los factores confirma que nuestro Señor enseñaba con autori-dad aquí en la tierra, pues primero hacía y después enseñaba, además les decía a sus discípulos: hagan lo que ellos dicen más no lo que ellos hacen (Mt 23:3).

b) Le relata acerca del día de la ascensión del Señor Jesucristo. El que tengamos en nuestra genética el amor de Dios, porque Él nos amó primero, su amor fue incondicional y nos ha salvado, nos ha habilitado para amar a otros: “porque toda la ley se ha resumido en un solo precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (RVA Ga. 5:14). Si decimos que somos amantes y amigos de Dios, pero no amamos a nuestro prójimo, estamos con nuestros hechos contradiciendo lo que profesamos. Dios nos amó siendo pecadores y enemigos de Él: “Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (LBA Ro. 5:8).

Recordando lo enseñado en los discipu-lados, debe haber una evolución hasta alcanzar la estatura de un Teófilo:

a) Oyentes; la palabra oyente se traduce del griego akouo que significa “oír” (Strong 191), que tiene dos usos: oír sonidos u oír el significado de un men-saje; por eso algunos tienen oídos, oyen los sonidos de la Palabra, pero no su significado y por eso no la reciben.

b) Creyentes; la palabra creyente se tra-duce del griego pistis que quiere decir:

“creyente y confiado” (Strong 4102). El creyente es la persona que oye los soni-dos del significado de la Palabra, cree y confía en ella, es dotado de fe y está en la capacidad de obedecer.

c) Discípulos, se traduce del griego mathetes que significa “aprendiz”, y de math, “un pensamiento acompañado de esfuerzo” (Strong 3101), por lo que discí-pulo es quien se esfuerza por aprender lo que un maestro le enseña.

El bautismo en agua es requisito para ser discípulo de Cristo (Mt. 28:19).

d) Siervos, la palabra siervo se traduce del griego doulos e indica “sometimiento sin la idea de esclavizar” (Strong 1401), esto señala a la persona que se hace servidor por amor. Y por último alcanzar la estatura de Amigos de Dios.

La impartición de la genética Filos, de los cuatro ministros: Philemon, Philetos, Philologo y Theofilo nos van a catapultar de ser oyentes a alcanzar la estatura de amigos de Dios y van a despertar esa genética que Dios nos puso cuando nuestros espíritus estaban en la casa del Padre. Aférrate a las promesas de Dios, aun en medio de las tormentas, que son necesarias, volveremos al lugar de donde fue nuestro inicio.

TheophiloAmigo de DiosRamiro Sagastume

Citas Bíblicas para estudio

Romanos 10:14,171 Tesalonicenses 2:13Hechos 6:7Marcos 13:34

Theophilo = Amigo de DiosAmante de Dios

7EDICIÓN 100 | JULIO 2018

La palabra filosofía es una palabra griega que está compuesta por “Filos: amar” y “sofia: sabiduría”, uniendo los términos es “amor por la sabiduría”. Como parte de la iglesia del tiempo final (Filadelfia) debemos amar la sabiduría, porque es uno de los atributos que son parte de la iglesia que es arrebatada, por eso debemos crecer en sabiduría para poder alcanzar las características que son parte de la naturaleza espiritual (genética espi-ritual) de la iglesia que será regenerada. Debemos de amar la sabiduría que pro-viene de Dios, porque también hay una sabiduría terrenal.

El Apóstol Pablo escribe a la iglesia en Colosenses 2:1-9, les hace ver la pre-ocupación que tiene porque alcancen, en la unidad del amor, las riquezas que proceden de la comprensión de un verdadero conocimiento del misterio de Cristo, para que puedan caminar como Él y ser confirmados en la fe, para que no sean cautivados por una sabiduría falsa fundada en la tradición de los hombres y en los elementos del mundo y no en Cristo. Por eso Santiago describe con claridad este tipo de sabiduría que no proviene de Dios: “porque donde hay celos amargos y ambición personal es una sabiduría terrenal, animal, diabólica. Porque el que se cree sabio y entendido debe mostrar por su conducta que la sabiduría ha impregnado de amabilidad su vida” (Stg. 3:13-15).

De acuerdo con Santiago, el que es sabio no es solo por el conocimiento, su pensamiento o su razonamiento, sino que debe ir acompañado de una forma de vida, de tal manera que al no honrar a Dios, ni darle gracias, perdiéndose en razonamientos y en una conciencia cegada que se convierte en tinieblas, “…aunque profesen ser sabios se vuelven necios” (Ro. 1:22); tal sabiduría no es de Dios, por eso Dios atrapa a los sabios de

este mundo en la trampa de su propia astucia (1 Co. 3:19).

Es necesario amar la sabiduría (filosofía), pero la sabiduría que proviene de Dios; la misma epístola de Santiago describe la sabiduría de Dios, como la sabiduría que viene de lo alto e invita a los que consi-deran no tenerla, a que la pidan a Dios, “porque Él da a todos abundantemente y sin reproche” (Stgo. 1:5).

El apóstol Santiago, de la sabiduría que viene de lo alto dice:

1) Es pura, o sea una sabiduría sin contaminación que no permite mezclas, porque la sabiduría de Dios es verdadera y no necesita de la sabiduría terrenal.

2) Es una sabiduría pacífica, porque pro-mueve la paz y al tener paz se obtiene el fruto de una vida recta y justa.

3) Es comprensiva, tolerante, es la que examina razonablemente los hechos de un asunto; la sabiduría de lo alto es benigna, condescendiente o sea que hay disposición de acceder, no es rígida sino flexible.

4) Está llena de misericordia, la que manifiesta externamente la compasión comprendiendo la necesidad del que la recibe; la misericordia de Dios provee de los recursos adecuados para afrontar la necesidad de aquel que la expone y dará como resultado buenos frutos.

5) Es imparcial, que no es amiga de criti-car, sin discriminación y la sabiduría de lo alto es sin hipocresía, es la manifestación de la sinceridad.

La sabiduría de Dios choca con la sabidu-ría terrenal al no encajar con sus corrien-tes filosóficas humanas. El Apóstol Pablo se enfrentó con dos corrientes filosóficas de su tiempo: en Atenas, una ciudad que fue centro cultural donde vivieron muchos de los filósofos de la antigüedad, los “epicúreos”, quienes

creían que se debía vivir de tal manera que se pudiera conseguir el mayor placer durante la existencia y no debía de haber temor a ninguna forma de dios, porque estaban muy lejos de los hombres, y los “estoicos” que su filosofía era el control de los hechos, de las cosas y pasiones que podían perturbar en la vida. Pablo fue llevado al Areópago donde se reunía la nobleza de la región griega, para que expusiera su doctrina. El Apóstol Pablo con el auxilio del Espíritu Santo y con la sabiduría que proviene de Dios, expuso el evangelio de nuestro Señor Jesucristo utilizando las propias inscripciones de ellos dirigidas “Al Dios Desconocido”, a ese es al que les anunciaba y les dijo que es el que creó todas las cosas. Les hizo ver que ese Dios verdadero estaba cerca de los hombres, el cual juzgará al mundo con justicia; cuando les habló de la resurrección de los muertos, unos se burlaron y otros nos les quedó más que decir, que les hablara de ese tema en otra ocasión.

La predicación de Pablo, sabiamente expuesta produjo frutos, algunos se unieron a él, entre los cuales estaba Dionisio, nombre que significa: “agitado con discusiones o riñas”. La sabiduría que proviene de lo alto no es contenciosa, pero si es fructífera, a tal grado que pue-de convertir a aquellos que han basado sus vidas en los fundamentos filosóficos humanos (Hch. 17:22-34).

PhilosofíaAmando la SabiduríaAbraham De La Cruz

Citas Bíblicas para estudio

Lucas 21:15Proverbios 2:6Proverbios 3:13

Daniel 1:17Lucas 2:521 Corintios 2:6

Philosophia = Amar la sabiduría

8 EDICIÓN 100 | JULIO 2018

“Porque la raíz de todos los males es el amor al dinero, por el cual, codiciándolo algunos, se extraviaron de la fe y se tor-turaron con muchos dolores” (1 Ti 6:10 LBLA). Amar a Dios es una necesidad dentro de la iglesia, sin embargo se ha querido cambiar ese sentimiento por el amor al dinero (philarguria) y es que éste tiene un efecto impresionante en el ser humano incluso hay estudios que compa-ran el efecto que producen en el cerebro las drogas como la cocaína, con alguien que recibe dinero en efectivo, convirtién-dose en una necesidad cada vez mayor imposible de satisfacer. El amor por el dinero causa toda clase de males, en este artículo hablaremos de algunos de ellos, que pueden impedir la preparación de la iglesia para el arrebatamiento afectando su capacidad de amar.

Llevar a la obsesión

Los que aman el dinero nunca tendrán suficiente. “¡Qué absurdo es pensar que las riquezas traen verdadera felicidad!” (Ec 5:10 NTV). La philarguria es un amor patológico ya que es una obsesión, nunca será suficiente para el que tiene esta necesidad, es más, no encontrará la felicidad pero hará cualquier cosa para obtenerlo incluso destruir vidas tanto literal como espiritualmente. Un ministro que ama el dinero va a llevar a la iglesia por ese camino.

Llevar al cautiverio

Lot llegó a tener riquezas y éstas lo lleva-ron a separarse de Abram, en este caso su cobertura ministerial. Se fue a Sodoma comparándola con el jardín del Señor, y la consecuencia fue ser cautivo y casi ser destruido. El amor al dinero puede llevar a alguien a sentirse tan grande que puede rechazar a la autoridad ministerial y arrastrar a aquellos que están con él.

Llevar a la traición

Judas un hombre que estuvo con Jesús en su ministerio llega a preguntar a los

sacerdotes ¿Cuánto me dan ustedes si les entrego a Jesús? Pone un precio a la vida de su maestro, traicionándolo; esta fue una de las estrategias del diablo al entrar en su corazón y lo llevó al suicidio. El amor al dinero puede traer espíritu de traición para afectar familias incluso a un ministro como Judas a apostatar de la fe.

Llevar a la destrucción de ministerios

En Judas 1:11 el error de Balaam a causa de la necesidad de tener dinero le provo-có una degeneración: de ser un profeta de Dios que es tentado con dinero para hacer daño al pueblo de Israel, a conver-tirse en un adivino; vemos cómo el amor al dinero cambió el rumbo de la vida de este hombre. La philarguria puede llevar a la destrucción incluso de ministerios al permitir que se cambien las motivacio-nes como Balaam llegando a profetizar por dinero.

Llevar a la destrucción familiar

En Josué 7:21 Acán codició el dinero que estaba apartado para destrucción en Jericó, esto trajo como consecuencia la derrota de Israel y al encontrar el dinero escondido en su casa trajo la destruc-ción para él y su familia. Al igual Giezi, criado de Eliseo que codició el dinero de Naamán y como consecuencia la lepra de éste lo contaminó a él y su descendencia. El amor al dinero trajo derrota, muerte y maldición a las familias de estos hom-bres, por eso no debemos tener ese tipo de amor en nuestros corazones.

Extirpando el amor al dinero

Es necesario considerar nuestra actitud frente al dinero ¿pensamos solo en él?, ¿cómo nos sentimos cuando tenemos o no tenemos?, ¿nos cuesta ser generosos? Recordemos que los mismos discípulos fueron contaminados por Judas al creer que era un desperdicio el perfume a los pies de Jesús. Debemos de buscar en nuestra genética cuál es el destino que debe tener nuestro amor para dirigirlo apropiadamente.

Amar a Dios

No podemos servir a dos señores porque amaremos a uno y aborreceremos al otro, nadie puede servir a Dios y a las riquezas. Amemos al Señor con todo nuestro corazón.

El amor por la palabra

“Dame entusiasmo por tus leyes en lugar de amor por el dinero” (Sal 119:36 NTV). Al ser expuestos al logos y rhema, y deleitarnos en ello vemos claramente que el amor por la palabra nos protege del amor al dinero.

El Dar

Deuteronomio 14:23 dice que el diezmo sirve para aprender el temor del Señor, eso nos llevará a crear anticuerpos espirituales que nos librarán del amor al dinero, además nos hace tener un cora-zón que le gusta dar, no por codicia, no por ambición, sino por amor porque Dios ama al dador alegre. Científicamente se dice que el ser humano es más feliz cuando hace algo generoso que cuando recibe, y la Biblia dice: “Más bienaventu-rado es dar que recibir”. El dinero puede ser un escudo y al ser dado por Dios trae alegría, pero el amarlo es idolatría, expongámonos a la palabra para conocer nuestra identidad espiritual y amar lo que debemos amar para ser como la igle-sia Filadelfia. “Manténganse libres del amor al dinero, y conténtense con lo que tienen, porque Dios ha dicho: “Nunca te dejaré; jamás te abandonaré.” (Hch. 13:5 NVI)

PhilarguriaAmor al DineroPiedad de González

Citas Bíblicas para estudio

2 Timoteo (3:2 NTV) Proverbios 28:25 (TLA) Proverbios 30:14 (TLAD) 1 Timoteo 6:5 (TLA)Miqueas 3:11 (BHTI)

9EDICIÓN 100 | JULIO 2018

La palabra del Señor nos indica que en los postreros días los tiempos serán difí-ciles, otras traducciones catalogan esos tiempos como peligrosos (2 Ti. 3:1). Es interesante que Dios nos muestra, a la luz de la palabra las características de los hombres de esos días y que de una u otra manera ya los vemos en acción hoy por hoy.

En 2 de Timoteo 3:2 la biblia dice: “Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, sober-bios, blasfemos, desobedientes a sus padres, malagradecidos, sin santidad”. Es interesante ver que en este capítulo podemos apreciar 19 características de los hombres del fin, pero la primera característica: “Hombres amadores de sí mismos”, es el punto de partida para que los otros 18 se activen. Cuando le ponemos el zoom a la primera caracterís-tica, vemos que es una palabra que viene de la raíz griega PHILAUTOS (G5367) que significa: Que se ama a sí mismo, egoís-ta. Según el Diccionario Bíblico Tuggy también significa: Egocéntrico.

EGOÍSMO: Es una actitud de quien mani-fiesta un excesivo amor por sí mismo, y que solamente se ocupa de aquello que es bueno para su propio interés y bene-ficio, sin atender ni reparar en las nece-sidades de los que están a su alrededor. La palabra, proviene del latín ego, que significa “yo” y se compone con el sufijo “-ismo”, que indica la actitud de quien solo manifiesta interés por lo propio. Un ejemplo de ello lo tenemos con Jezabel que armó todo un plan para quedarse con la viña de Nabot, aún a costa de la muerte de él (1 R. 21:15-16).

Definitivamente en las congregaciones nos encontramos con lobos con piel de oveja que tratarán de desviarnos ofreciendo el pan del egoísmo (LBLA Pr. 23:6).

AUTOSUFICIENCIA: El que se ama a sí mismo tiene un grado elevado de autosuficiencia y según el Diccionario de la RAE, autosuficiencia no es más que aquella persona que se basta a sí mismo, que no necesita ayuda de otros y que se vanagloria de sus éxitos pregonándolos a los cuatro vientos. Un ejemplo de ello lo tenemos con el rey Nabucodonosor quien dijo: “¿No es ésta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad?” (Dn. 4:30). Debemos pedirle a Dios que no seamos arrogantes ni orgullosos y no creer que todo está bajo control por nuestras fuerzas. Vemos que a Nabucodonosor, le fue quitado el reino debido a su vanidad, recordemos que el soberbio no reconoce su dependencia de Dios, ni la mutua dependencia de sus semejantes.

En la autosuficiencia existe una glori-ficación a sí mismo como lo podemos apreciar con el fariseo que en su oración decía: “Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano” (Lc. 18:11). La Glorificación no es más que alabar los logros y tener un concepto más alto de sí mismo. La Biblia enseña que son otros los que deben manifestar nuestros logros o virtudes y no nosotros (Pr. 27:2).

NARCISISMO: Es considerado un tras-torno que se caracteriza por una exage-rada sobrevaloración de sí mismo (2 Ti. 3:2) y de un gran deseo de admiración por los demás acompañada de una baja autoestima. Hay personas que buscan el reconocimiento de los demás de varias formas. Una de ellas es recurrir a estilizar su cuerpo a través del ejercicio. La pala-bra de Dios dice que en Israel no había nadie tan alabado por su hermosura como Absalón y era un evento cuando le cortaban el pelo cada año (2 Sa. 14:25-26).

Debemos escudriñar dentro de nuestro corazón la razón real que nos motiva a

hacer “X” o “Y” actividad. Uno de los fenómenos del siglo XXI es el Narcisismo y en esta oportunidad lo asociaremos al uso inmoderado de las redes sociales y las denominadas “Selfies”, que según la Universidad Nottingham Trent y la Escuela de Administración Thiagarajar (en India) define la “selfitis” como: el “deseo obsesivo compulsivo de tomarse fotos y publicarlas en las redes sociales”.

La palabra del Señor nos indica que todo nos es lícito pero no todo conviene, es necesario tener un equilibrio en este tema, vemos en Génesis 4:7 que Dios le dice a Caín que si hiciere lo bueno Él lo aceptará, pero si hace lo malo, el pecado está esperando para atacarlo (Gn. 4:7); nosotros debemos buscar que Dios se agrade de nosotros más que buscar un LIKE o reconocimiento en las redes sociales.

Definitivamente la genética de toda la maldad inicia con los amadores de sí mismos, esa condición le corresponde a los hombres del fin y no a los hijos de Dios, pero el Diablo va a querer alterar nuestra conducta. El Cristiano puede amarse a sí mismo, porque el amor proviene del Padre; es por ello que la Palabra dice: “AMARÁS AL SEÑOR TU DIOS con todo tu Espíritu, Alma, Cuerpo, Mente y a tu prójimo como a ti mismo”. La condición primera para amarnos a nosotros, es amar al Señor sobre toda las cosas y de esta forma se alejará todo egoísmo, autosuficiencia o narcisismo. ¡Maranatha!

PhilautosAmor por Sí mismoEdwin Castañeda / Vilma Cruz

Citas Bíblicas para estudio

2 Timoteo 3:2Filipenses 2:21-221 Reyes 21:15-16Daniel 4:30

Lucas 18:112 Samuel 14:25-26Génesis 4:7

10 EDICIÓN 100 | JULIO 2018

La genética es heredada de padres a hijos por medio del ADN. En cada célula de nuestro cuerpo, en su núcleo se encuentran 23 pares de cromosomas, compuestos por ADN enrollado sobre sí mismo, desde aquí los genes que se encuentran a lo largo del ADN controlan las funciones celulares; por ejemplo en nuestros ojos hay células en el iris que producen un pigmento que si los genes dan la orden de producirlo en abundante cantidad, el color de nuestros ojos será café y si la orden es de producirlo en poca cantidad serán de color verde o azul. El gen da una orden, esto se llama genotipo y la expresión en nuestro cuerpo de esta orden, se llama fenotipo. Nuestros genes pueden alterarse y provocar enferme-dades; la mayoría de las enfermedades crónicas tienen una base genética, una alteración en los genes que se expresa como una enfermedad, ejemplo, en la artritis reumatoide, los glóbulos blancos, que genéticamente están diseñados para defendernos de agresiones externas, sufren una alteración en algunos de sus genes que los hacen atacar a las articula-ciones del cuerpo.

Dios, el Padre, que es amor (1Jn 4:8), ha heredado su genética a su cuerpo místico, la iglesia, para que llegue a ser perfecta, genética que nos permite amar; esta genética la podemos ver en aquella iglesia que va a ser preservada del día de la prueba que vendrá sobre el mundo. Filadelfia, cuyo nombre significa amor por el hermano y que está compuesto por dos palabras en el griego Phileo que es “amor” y Delfos que es “hermano”, podríamos decir que el gen es el amor Phileo y la expresión del gen es amar al hermano.

De la misma manera que los genes pue-den ser alterados, el amor Phileo puede ser alterado, lo que viene a expresarse en enfermedades que afectan nuestra alma y cuerpo y en algunas ocasiones

aún nuestro espíritu; dentro de estas alteraciones en la genética de la iglesia podemos encontrar la palabra griega philohedonos, en el diccionario Strong´s #G5369 está compuesta por dos pala-bras: Phileo que es “amor” y hedonos que significa “placer”, deleite sensual, es decir amor o amador de los placeres, este tipo de amor Phileos viene a tratar de sustituir al amor a Dios, el PhiloTheos, según lo vemos en 2 Timoteo 3:4.

¿Cómo se ha llegado a alterar el gen Phileo en la iglesia para que ya no se ame lo que Dios quiere que amemos y que la iglesia ame lo que Dios no quiere que amemos?

La Biblia enseña en Proverbios 23:7 que tal como el hombre piensa, así es, esta-bleciendo una estrecha relación entre el pensamiento, nuestra personalidad y el comportamiento. Es actualmente aceptado por los estudiosos del compor-tamiento y las neurociencias, la estrecha relación entre los genes y el pensamien-to, cómo estos moldean nuestra forma de pensar y sentir; además de esto se ha demostrado cómo nuestras vivencias, experiencias y adquisición de conoci-miento, pueden cambiar la expresión de nuestros genes y así cambiar nuestros pensamientos, forma de actuar y sentir; convirtiéndose en una inter-relación entre educación, vivencias-pensamien-to-genética y nuestra forma de ser y comportarnos.

La iglesia está inmersa en una sociedad que sus raíces culturales son griegas y dentro de esta cultura existían diferentes corrientes filosóficas entre ellas el hedo-nismo, que tenía dos ramas: la cirenaica y el epicureísmo; la primera, proponía el placer como fin último y lo comparaba con la felicidad haciendo énfasis en el placer físico, además de no importar el medio por el cual se alcanzaba; y la segunda, que proponía el placer como no tener dolor en el cuerpo ni turbación en el alma, desechando a las religio-nes; de estas dos se deriva una tercera

filosofía moderna que se denomina el utilitarismo que es aplicar los conceptos del hedonismo para el bien común. Estas corrientes campean en nuestra sociedad por medio de la mercadotecnia, la publi-cidad y la educación. Su mensaje es de alcanzar el éxito y la felicidad por medio de placeres de todo tipo como: el entre-tenimiento masivo, el alcohol, el sexo, comida, seguridad, tratando de evitar la enfermedad y el sufrimiento físico y emocional. Este tipo de enseñanza ha permeado en la iglesia con teorías como: ya no sufrir más, alcanzar la prosperidad económica como sinónimo del éxito espi-ritual o de felicidad; énfasis en el éxito personal o ministerial, salvo siempre salvo, sin importar si se peca; confesar positivamente para que la prueba no llegue a nuestra vida, instaurar en la tierra un reino sin sufrimiento, combinar la música mundana, como una forma de alabanza dentro de la iglesia.

Estas teorías han sido enseñadas a la iglesia y este tipo de pensamiento ha trastocado la genética de la iglesia, alterando el gen del amor Phileo para que la iglesia ame el placer personal, el no sufrir, su propio éxito, más que a Dios o más de lo que Dios quiere que ame, ahogando de esta manera la palabra de Dios, convirtiéndonos en esclavos con apariencia de estar vivos. Tal como fue enseñada, así piensa, como piensa, es su genética y como es su genética, así actúa.

PhiledonosAmador de los PlaceresJuan Luis Elías Cárcamo

Citas Bíblicas para estudio

2 Timoteo 3:1-4 Mateo 5:48 2 Corintios 3:11

Lucas 8:14 1 Timoteo 5:6 Tito 3:3

Philedonos = Amor por el placer

11EDICIÓN 100 | JULIO 2018

En la primera epístola a los corintios capítulos doce y trece se instruye respec-to a los ministerios, dones y operaciones afirmando que Dios hace todas las cosas y da a cada quien la manifestación del Espíritu para su provecho, como miem-bros que conforman el cuerpo de Cristo.

Entonces, al ser parte del cuerpo de Cristo seguramente compartimos una misma genética, una genética basada en el amor, el cual es mayor a la fe y la esperanza, con el propósito que no haya división dentro de la Iglesia (Cisma según el original 1 Co 12:25) sino por el con-trario todos los miembros se preocupen los unos por los otros, en amor, que es el vínculo de la unidad (Col 3:14).

Sin embargo debemos reconocer que no siempre es así, todos estamos en un proceso de perfeccionamiento descrito en la epístola a lo efesios capítulo cuatro, proceso mediante el cual estamos siendo liberados de la vana manera de vivir heredada de nuestros padres (1 P 1:18) y cada día que pasa buscamos parecernos más a Jesús, lo cual podríamos decir es el orden normal a partir de nuestra conver-sión. El problema es cuando se pretende sustituir el amor al Señor y a nuestros hermanos por otro tipo de amor, como el que algunos tienen por las peleas o disputas e insertar de manera ilegal tales elementos a la genética de la Iglesia; sería una alteración a las características que debe manifestar el pueblo del Señor y se convertiría en obstáculo para el perfeccionamiento y en causa para una posible involución espiritual.

En el nuevo testamento podemos encon-trar dos ejemplos muy claros de cómo opera esta desviación, si la podemos lla-mar así. El primero de ellos se encuentra en el capítulo once de la primera carta a los corintios en donde el Apóstol Pablo instruye acerca del velo para la mujer que

ora o profetiza, corrige abusos por parte de algunos miembros en la celebración de la Cena del Señor e instruye sobre la forma correcta de llevarla a cabo, señalando además las consecuencias de tomarla indignamente.

Me llama la atención que en medio de dichas instrucciones el Apóstol advierte que siempre habrá algunos que siendo amadores de las peleas, contenderán respecto a tan importante función apostólica, generando disputas que han trascendido hasta el día de hoy, sin importarles qué consecuencias espiri-tuales puedan acarrear para su propia vida o la de sus ovejas. ¿Que si se cubren las hermanas o no?, ¿si se debe impedir la ministración de la Cena del Señor a alguien en particular o no?, etc.

En este punto ¿qué dice el ministerio apostólico a tales actitudes? “Con todo esto, si alguno quiere ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios” ( 1 Co 11:16); nóte-se el énfasis cuando se aclara, que tal actitud no es parte de la genética de la Iglesia del Señor, es como una invitación a reflexionar sobre nuestras actitudes y sobre la búsqueda de un cambio genuino de nuestra forma de ser y pensar, arre-pentimiento en otras palabras.

En el evangelio de Lucas capítulo veinti-dós, podemos apreciar otro pleito: esta vez entre los discípulos del Señor, lo que evidencia a cierto tipo de cristiano que se enfoca en las posiciones dentro de la oficialidad y hace de ello su fortaleza; para explicarme basta con leer el versí-culo veinticuatro en donde tuvieron un altercado (amor por las peleas) sobre quién de ellos debería ser considerado el mayor. En este caso se observa cómo el Señor Jesús está revelando acerca del padecimiento que habrá de sufrir, del establecimiento de la Santa Cena y del cumplimiento de su ministerio sobre la tierra, mientras que algunos lo que pensaban era ¿quién habría de susti-tuirlo como el más grande dentro de los

demás discípulos? En este caso el Señor les explica de nuevo: no se enseñoreen entre vosotros ¡aquí en la Iglesia no es como en el mundo!

La genética de la Iglesia se basa en el amor y este se manifiesta en servir a los demás, por eso les increpó y enseñó lo siguiente: “el que quiera ser mayor hága-se el menor y el que dirige como el que sirve” (Lc 22:26); y eso fue lo que hizo cuando ciñéndose la toalla lavó los pies a sus discípulos (Jn 13:4-5); cualquier otro evangelio y cualquier otra enseñanza que sea diferente sea anatema (Gá 1:7-8) porque se trata de una alteración de nuestra genética, la genética de Cristo.

Por lo tanto, habiendo entendido la importancia de no darle espacio en nuestro corazón al amor por las peleas, se hace necesario el ser ministrado por los cinco ministerios (1 P 5:6), especial-mente por un genuino ministerio apos-tólico, porque dentro de sus múltiples funciones se encuentra el reengendrar con la genética de Cristo por medio del evangelio (1 Co 4:15).

Además debemos participar de la Cena del Señor siendo conscientes que parti-cipamos de la sangre y del cuerpo Cristo (1 Co 10:16) y que al conmemorar su sacrificio vamos adoptando cada vez más su genética, hasta el día que Él vuelva por nosotros y se complete la obra en nosotros, cuando por fin despertemos a su semejanza (Sal 17:15).

PhiloneikosAmor por las PeleasFernando Álvarez

Citas Bíblicas para estudio

Romanos 12:5-21Proverbios 4:182 Pedro 2:1

2 Timoteo 2:25Mateo 16:6Lucas 10:16

12 EDICIÓN 100 | JULIO 2018

“Escribí algo a la iglesia, pero Diótrefes, a quien le gusta ser el primero entre ellos, no acepta lo que decimos” (3 Juan 1:9 LBLA)

La Biblia dice en el libro de Apocalipsis que la Iglesia de Filadelfia será librada de la hora de la prueba, es decir de la tribulación, que ha de venir para probar a los moradores de la tierra (Ap. 3:10); en otras palabras Filadelfia representa a los más que vencedores que serán arrebatados para participar de las bodas del Cordero. La característica principal de esta iglesia está en su nombre, que significa “amor entre hermanos”; por lo que todo lo que tenga que ver con amor en el buen sentido, ayudará para que sea tomada por digna para ser arrebatada; por el contrario, todo lo que se ame en lo negativo será de tropiezo para alcanzar ser más que vencedores, ya que cuando los hombres aman más las tinieblas que la luz, sus obras vienen a ser malas; ejem-plo de ello es a lo que se refirió el apóstol Juan cuando hablaba de Diótrefes, quien amaba los primeros lugares, caracterís-tica negativa que se desarrolla en este artículo (Jn. 3:19; 3 Jn. 1:9).

La frase: “le gusta ser el primero entre ellos” del versículo base de este artículo, se traduce de la palabra griega “G5383 Philoproteúo”, palabra compuesta por “Philos”, que significa amante y de “Proteuo”, que significa tener la preemi-nencia.

Este término también significa, según el diccionario Strong: que le gusta ser el primero, ambicioso de distinción, amor por tener la preeminencia; Tuggy: querer ser el primero o querer dirigir; Vine: codiciar, tener el primer lugar; Swanson: amar la posición o el nivel más elevado. Estos significados van en contra de lo que dijo El Señor Jesucristo: “Cuando fueres convidado por alguno a bodas, no te sientes en el más alto puesto, no sea que

otro de mayor distinción que tú haya sido convidado por él” (Lucas 14:8 VM).

Doctrina de los nicolaitas

La Doctrina de los Nicolaítas es un conjunto de enseñanzas que pretenden dominar o enseñorearse del pueblo de Dios a través de costumbres paganas. Una de las costumbres que practicaban los líderes religiosos de esta secta era amar el lugar de honor en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas (Mt. 23:6); la frase lugar de honor se traduce del griego G4411 protoklisía y según el diccionario Tuggy significa lugar de honor en fiestas. El Señor Jesucristo en la parábola del banquete de las bodas, hizo una analogía entre la “protoklisia” y el enaltecimiento, diciendo que cualquiera que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido (Lc. 14:7-11). Las revelaciones pueden ser causa de enaltecimiento; el apóstol Pablo men-cionó que le fue dada una espina en la carne, para que no se enalteciera a causa de tan grandes revelaciones que recibía (2 Co. 12:7).

La frase: primeros asientos en las sina-gogas, se traduce del griego “G4410 protokadsedría”, término que significa según los diccionarios Strong: preemi-nencia en el concilio; Swanson: el asiento que indica una posición alta. El Señor Jesucristo les advirtió a sus discípulos que no hicieran lo que observaran hacer a los escribas y fariseos, quienes se sen-taban en la cátedra de Moisés, en donde se enseñaba y explicaban las Escrituras.

Estos personajes deseaban que se les lla-mara Rabí, es decir, mi maestro, hacién-doles sentir orgullosos por la posición de liderazgo en la enseñanza que tenían; en cambio el Señor Jesucristo dijo: en cuan-to “Protokadsería”, que el que quiera ser el mayor tiene que convertirse en el servidor de los demás. Los Philoproteúo buscan tener cargos eclesiásticos de alto honor para tener de qué gloriarse ante los demás, buscan ser servidos en lugar

de servir, contrario a lo que hizo el Señor Jesucristo (Mt. 20:28; 23:1-11).

Diótrefes

La única vez que aparece en la Biblia la palabra Philoproteúo, es en relación a Diótrefes, nombre que significa según el diccionario de nombres Enlow:, sus-tentado por Júpiter; educado por Zeus. Se considera que Diótrefes tenía en la iglesia un cargo de liderazgo, pero su ambición personal influida por doctrinas gnósticas, deseaba gobernar sobre toda la iglesia, lo que lo llevaba a rechazar el mensaje apostólico, es decir la doctrina apostólica.

El apóstol Juan señala las obras de Diótrefes: rechazaba la autoridad; habla-ba mentiras, insultos, falso testimonio en contra del ministerio apostólico; no tenía amor por el extranjero, ya que no recibía a los hermanos que visitaban la iglesia y a los que lo hacían se lo prohibía hasta el punto de expulsarlos de la congregación si lo hacían (3 Jn. 1:9-10).

En la iglesia del Señor existen personas amadoras de los primeros lugares, que tienen hambre de poder, buscan ser ser-vidos, son orgullosos, altivos y envidiosos entre otras cosas y por ello no les importa dañar con su autoridad a otros hermanos con tal de obtener el primado; rechazan la autoridad y doctrina apostólica, o a los encargados de enseñarla.

PhiloproteuoAmador de los Primeros LugaresOswaldo Gutiérrez

Citas Bíblicas para estudio

Efesios 4:11-13Juan 16:13Génesis 13:10-11Proverbios 18:1Romanos 12:2

Génesis 19:14Génesis 19:16Génesis 19:19Judas 1:12Ezequiel 16:49

13EDICIÓN 100 | JULIO 2018

Cuando iniciamos nuestra carrera en la fe, experimentamos un cambio de naturaleza: nuestro nuevo hombre, que ha sido creado conforme a la imagen de Dios en justicia y santidad verdadera (Ef. 4:24), continúa renovándose para llegar a la imagen de su Creador hasta alcanzar el perfecto conocimiento, es decir, que la vieja naturaleza que nos regía antes, queda sojuzgada y comenzamos un pro-ceso de descontaminación y renovación.

Lo primero que ocurre es un cambio de mente y corazón, nos es dada la genética de nuestro Dios, que contiene todo lo bueno, como la capacidad de amar, de perdonar, de dar, de servir, etc. Es por ello, que el Señor espera que demos buen fruto, porque el árbol bueno no puede dar frutos malos y el árbol malo no puede dar frutos buenos (Lc. 6:43). Por lo tanto, es necesario que estas capacidades sean canalizadas adecuadamente, porque si no lo hacemos, corremos el peligro de utilizar todo esto que es bueno en lo que no conviene, por ejemplo: alguien podría poner su amor en algo prohibido, como el amor al dinero, en lugar de ponerlo en el Señor.

Es importante saber que la Iglesia del final, la que será arrebatada, tiene escondido en su ADN el amor, ya que esta Iglesia lleva por nombre Filadelfia cuyo significado es “amor por el herma-no” (Ap. 3:7). La palabra de Dios nos enseña que hay varias formas en las que el amor de Dios se debe manifestar en nuestra vida, primeramente, debemos amar al Señor por sobre todas las cosas (Mt. 22:37), pero también nos enseña a amar al cónyuge (philandros G5362 Tit. 2:4), amar a los hijos (philoteknos G5388 Tit. 2:4), amar al extranjero (philonexia G5381 He. 13:2), amar a los padres (phi-lostorgos G5387 Ro. 12:10).

Una de las facetas del amor a destacar la identificamos con la palabra griega

philagathos (Strong G5358), que signi-fica: “amante de lo bueno”, la cual es una característica que se manifiesta en los ancianos de la Iglesia y aparece en Tito 1:8 “sino hospitalario, amante de lo bueno, prudente, justo, santo, dueño de sí mismo”. También es un requisito para las ancianas, ya que la Biblia nos dice que deben ser maestras de lo bueno (BTX Tit. 2:3). Por ello debemos comprender que el que es amante de lo bueno, buscará todas las cosas buenas que agradan al Señor. El Señor le pregunta al pueblo de Israel: ¿podréis hacer lo bueno, estando habituados a hacer lo malo? (Jer. 13:23). La respuesta la encontramos en Isaías 1:16-17: “…dejad de hacer lo malo, aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda”.

Hacer lo bueno entonces, es algo que debemos aprender y la Biblia nos dice qué cosas buenas son las que debemos practicar, entre ellas: llevar el yugo de Cristo desde nuestra juventud, pues es más fácil aprender a hacer lo bueno para un joven, que para una persona que ha vivido la mayor parte de su vida apartada de Dios.

El Señor en su infinita misericordia nos enseña y declara lo que es bueno en Miqueas 6:8 “Él te ha declarado, oh hombre, lo que es bueno. ¿Y qué es lo que demanda el SEÑOR de ti, sino sólo prac-ticar la justicia, amar la misericordia, y andar humildemente con tu Dios?”. Por consiguiente, el cristiano, amante de lo bueno, buscará la justicia de Dios, que es Cristo, amar y agradecer la misericordia que ha mostrado el Señor y caminar manso y humilde como enseñó el Señor, delante de Dios.

La Palabra nos enseña en el Salmo 92:1 “Bueno es alabarte, oh Jehová, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo. Y el Salmo 133: “¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!”. Cuando nos congregamos para alabar al Señor y exaltar su Nombre

rindiéndole culto en unidad y armonía, estamos haciendo lo bueno, lo que a Él le agrada. Otra forma de amar lo bueno, es procurar la unidad, como lo hizo Abraham con Lot (Gn. 13:8), evitando contiendas, porque lo amaba como a un hermano (philadelfo G5361).

La Biblia menciona a varios personajes que eran buenos, entre ellos Bernabé, lleno del Espíritu Santo y de fe, quien vendió una heredad y puso su precio a los pies de los apóstoles para cubrir las necesidades de la Iglesia (Hch. 11:23-24); también ayudó a Pablo en el principio de su carrera pues los discípulos le temían y no lo aceptaban. Una de sus actitudes más relevantes fue, que aunque aven-tajaba a Pablo en el tiempo de conocer al Señor, pudo reconocer que Pablo fue levantado por Dios como el perito arquitecto de la Iglesia y lo aventajaba a él en revelación y conocimiento de los misterios de Dios.

Otro varón bueno fue José de Arimatea, éste era miembro del concilio (Lc. 23:50), pero al creer en el Señor, no estuvo de acuerdo con la crucifixión y sin impor-tarle las consecuencias de lo que iba a hacer, fue y pidió a Pilato el cuerpo Jesús, para enterrarlo en un sepulcro nuevo (Mt. 27:57-60). Esto quiere decir que el hombre que es bueno, del tesoro bueno de su corazón saca lo bueno, mientras el malvado, de su mal tesoro saca lo malo y de la abundancia del corazón habla su boca (Lc. 6:45).

Louisette Moscoso / Sammy Pérez

Citas Bíblicas para estudio

Ro 5:51 Jn 2:151 Tes 4:1

Lam 3:27Hch 4:36-37Hch 9:26-27

Philagathos = amadores de lo bueno

PhilagathosAmadores de lo Bueno

14 EDICIÓN 100 | JULIO 2018

Tito 2:3 “Asimismo las ancianas deben ser reverentes en su conducta: no calum-niadoras ni esclavas de mucho vino, que enseñen lo bueno, que enseñen a las jóvenes a que amen a sus maridos…” La palabra griega que se usa para decir “amen a sus maridos” es Philandros, que significa: amar como una esposa ama a su marido. Empecemos diciendo que en el ámbito espiritual la esposa es comparada con la iglesia y el esposo comparado con Cristo.

Entonces, si usted y yo somos iglesia deberíamos aprender a amar a Cristo de esta manera. El ser humano genética-mente fue hecho para amar, me refiero a que si fuimos hechos a la imagen y semejanza de Dios y Él amó de tal manera al mundo que dio a su Hijo para morir por nuestros pecados, entonces deberíamos, por naturaleza poder AMAR y DAR con liberalidad; necesitamos un cambio de genética espiritual para poder amar como Dios nos amó. Ese amor se hace fuerte en la comunión con el esp-so. El caso de Abigail lo tomo como un ejemplo claro del amor de una esposa que protege el patrimonio de su marido. Nabal, fue un hombre insensato que no quiso alimentar a los siervos de David. La insensatez provocó la ira de David contra la casa de Nabal pero una mujer sabia (Abigail = mi padre es gozo), salió al encuentro de un castigo de muerte y destrucción de su casa (1 S 25:30). Esa valentía le valió para casarse con el rey David. No dejemos de dar lo que es justo (diezmo, ofrenda, provisión para tu casa, deudas y a los pobres); haciendo de esta manera nos irá bien.

En el caso de la iglesia y nosotros como creyentes, necesitamos al Espíritu Santo para que nos enseñe cómo expresar nuestro amor al esposo, o sea, Cristo. La necesidad de ser llenos del Espíritu Santo debería ser un asunto de urgencia nacional en la vida de la esposa, solo así

podrá conocer los gustos de su amado y satisfacerlo en todo lo que le agrada. Esa llenura del Espíritu Santo nos guiará a la verdad (Jn 14:26); no hay nada mejor para un esposo que ver a su amada con-tenta, viendo al futuro con esperanza. Por eso dice el Salmo 64:10 que “el justo se alegrará en el Señor y en Él se refugiará; todos los rectos de corazón se gloriarán”. Hagamos una pausa para sugerirle a los esposos: “maridos, igualmente convivan de manera comprensiva con sus mujeres, como un vaso más frágil, puesto que es mujer, dándole honor como a coheredera de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no sean estorbadas” (1 P 3:7).

En Apocalipsis 19:7 dice que “la esposa se ha preparado…”, dando a entender que no se trata de presentarse ante el esposo como sea, ¡¡no!! Ella debe dejar-se preparar. Ester, la joven desconocida que se casó con el rey Asuero; fue pre-parada por 12 meses con óleo de mirra y especias solo para entrar a la recámara del rey y casarse con él. Amar como una esposa ama a su esposo, no es tarea fácil, requiere disposición, voluntad, per-severancia, humildad y sencillez. La igle-sia es una entidad espiritual admirable, cuya genética está siendo rediseñada por medio del conocimiento de la Palabra de Dios. Recuerdo a Séfora, esposa de Moisés, cuando se enfrenta a una situa-ción extrema y corta el prepucio de su hijo lanzándoselo a los pies diciendo: “Tu eres, ciertamente, un esposo de sangre para mí” (Ex 4:25). ¿Cómo ama la esposa madura? Reconociendo la cobertura y con ella la autoridad y responsabilidad que viene como consecuencia de sujetar-se a su marido.

Cantares 4:9 dice que el esposo se siente cautivado por una mirada de sus ojos… esto quiere decir que a nuestro amado le puede agradar o disgustar lo que vemos, cómo vemos, para qué vemos. Proverbios 18:27 dice que el Señor humilla los ojos altivos. ¿Será que al esposo le gusta que la esposa lo menosprecie? El rey David entró danzando y saltando al llevar el

arca del pacto de vuelta a Jerusalén, pero Mical, su esposa, lo menospreció en su corazón (2 S 6:16). Pregunto: ¿estaremos menospreciando algunas cosas que nuestro amado valora muchísimo? El uso del velo en la cabeza de las mujeres, los cinco ministerios, la Santa Cena, el bau-tismo en agua, el bautismo en el Espíritu Santo, el don de lenguas, las profecías, las ofrendas y los diezmos, son cosas que el Señor valora mucho. No cometamos el mismo error, no seamos Mical.

En el Cantar de los cantares leemos: “Yo dormía pero mi corazón velaba, Una voz! Mi amado toca a la puerta…” (Cnt 5:2). Es un tipo de mujer madura que conoce la voz de su marido, que se agrada y se deleita escuchando sus palabras. La esposa que aprendió a amar a su esposo le demuestra una profunda admiración, por lo que Él es y llega a un punto de agradarle tanto, que el esposo le responde: “mujer hacendosa, ¿Quién la hallará? Su valor supera en mucho al de las joyas. En ella confía el corazón de su marido y no carecerá de ganancias… fuerza y dignidad son su vestidura y son-ríe al futuro. Abre su boca con sabiduría y hay enseñanza de bondad en su boca” (Pr 31:10-31).

Por último, en Apocalípsis 22:7 leemos: “El Espíritu y la esposa dicen: Ven...”. Necesitamos, como iglesia, dejarnos enseñar por el Espíritu Santo de cómo esperar la segunda venida del Señor Jesucristo.

PhilandrosComo ama una Esposa a su EsposoRafael Molina / Heidy de Molina

Citas Bíblicas para estudio

Philandros = como ama una esposa a su esposo

Cnt. 4:10Is 62.5Cnt 2:3

Cnt 5:16Is 5:12 Co 11:2

15EDICIÓN 100 | JULIO 2018

El más que vencedor es el que ha ven-cido en el contexto de cada una de las 7 iglesias. Todo lo que tenga que ver con el amor (Fileo) es entonces algo que contribuye a que nosotros lleguemos a la meta de ser los más que vencedores, de ser arrebatados.

“Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor hacia la humanidad…” (Tit 3:4 LBLA) – Filantropia, GR 5363 = amor al hombre.

Verdaderamente quien ha amado a la humanidad y lo ha demostrado ha sido Jesucristo. La manifestación más evi-dente de amor es dar la vida, es sufrir el castigo por otros, es evitar que otros sufran o en este caso, mueran. “Mas Él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades. El cas-tigo, por nuestra paz, cayó sobre Él, y por sus heridas hemos sido sanados” (Is 53:5 LBLA). Las demás obras por la humani-dad carecen del mismo significado, si una persona, si un humano hace obras de filantropía, normalmente lo hace de lo mucho que tiene, pero no se despoja de todo.

“Haya, pues, en vosotros esta actitud que hubo también en Cristo Jesús, el cual, aunque existía en forma de Dios, no con-sideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres. Y hallándose en forma de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Fil 2:5-8 LBLA).

Si alguien se despojara de todo, igual-mente sería uno más entre nosotros, pero Jesucristo era Dios en el momento de tomar esa decisión, lo que hizo pen-sando en usted y en mí. Aún cuando no habíamos nacido, Él sabía de nuestra existencia y sabía de nuestras necesida-des. Sabía que el pecado estaría al ace-cho para destruir nuestras vidas y evitar

que nos acercáramos a Dios. Entonces tomó la decisión de intervenir, de pararse entre ese futuro y nosotros y nos dio un nuevo futuro, si le recibimos en nuestro corazón y le reconocemos como Señor y Salvador (Mt 16.16).

Parte de los frutos de la vida cristiana es que amemos a la humanidad, así como lo hace Cristo. Sin embargo, algunos sentimos una cierta amenaza cuando nos hablan de dar. Puede ser porque damos gran valor a lo que tenemos y no creo que nadie se atreva a discutir eso. Cada uno de nosotros conoce su realidad y sabe cómo Él mismo ha provisto sin falta para nuestras necesidades. En general sen-timos que, si damos, se reduce nuestro haber. ¿No es cierta forma de egoísmo?

Entonces parece que dar no está en nuestra naturaleza. Sin embargo, hay hombres que, sin el conocimiento de la gracia de Dios, dan a manos llenas. Los grandes filántropos de este siglo han donado miles de millones de dólares con ayudas para la educación, la salud, el apoyo a personas marginadas, los niños, etc. ¿Pero realmente, aman a la huma-nidad? Sería sorprendente que hubiese alguna institución que promoviera como Cristo amó y ama a la humanidad. Bueno, de hecho, ese mensaje no está reservado sino para la iglesia de Cristo misma. No como una fundación filantrópica a la manera secular, sino como un llamado que nace en lo individual y provocado en el corazón de cada uno por el mismo amor de Dios. Nuestra reacción a este mensaje, como cristianos, debería llevar-nos a esa forma de pensar que hubo en Cristo.

“Y al desembarcar, vio una gran mul-titud, y tuvo compasión de ellos y sanó a sus enfermos” (Mat 14:14 LBLA). La iglesia debe ir desarrollando una nueva identidad, debe evolucionar para dejar de ser un humano, a tener la imagen de Cristo. Este amor, debe ser parte de su nueva identidad renovada. “Pero noso-tros todos, con el rostro descubierto, con-

templando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados en la misma imagen de gloria en gloria, como por el Señor, el Espíritu” (2 Co 3:18 LBLA). Las palabras de Jesús a Pedro son tan profundas y poderosas, deben reso-nar en nuestro corazón todo el tiempo. “Pedro, ¿me amas?” Por favor observe que amar a Dios no es llorar, no es cantar, tampoco es solo decirlo. Si amamos al Señor lo debemos manifestar.

“Entonces, cuando habían acabado de desayunar, Jesús dijo, a Simón Pedro: Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? Pedro le dijo: Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: Apacienta mis corderos. Y volvió a decirle por segunda vez: Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Pedro le dijo: Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: Pastorea mis ovejas” (Jn 21:15-16 LBLA).

El amor por la humanidad no puede demostrarse solamente por medio de las grandes donaciones. De hecho, si usted tiene la capacidad económica para dar, hágalo. Le animamos que lo siga haciendo. Pero también le animamos a reflexionar y contemplar en su corazón, cuáles sean las motivaciones más pro-fundas. Cristo nos pide que, al tener Su sentir, nos unamos a Él compartiendo de Su amor. Puede compartir el evangelio de Jesucristo, pero puede compartir su alimento, su tiempo y en general sus recursos para que otras personas puedan sentirse amados por Dios, pero también por usted.

PhilantropiaAmar a la HumanidadRaymundo Rodríguez

Citas Bíblicas para estudio

Ap 3:12Hch 28:2Mat 5:43

Jn 3:16Jn 15:91Jn 4:20

Philantropia = amor por la humanidad

16 EDICIÓN 100 | JULIO 2018

Philonexia (G5381 – Strong) es un térmi-no compuesto por los vocablos griegos: Philos (G5384) que literalmente significa Amigo, pero de forma activa también se puede interpretar como Amar; y Xenos (G3581) que significa Extranjero, de manera que el término expresa la idea de ser amigo o mostrar amor por los extranjeros. Philonexia aparece sólo dos veces en el Nuevo Testamento y en ambos casos se traduce Hospitalidad, la cual se define como una “buena acogida y recibimiento que se hace a los extran-jeros o visitantes.” (DLE). Sin embargo, también es importante definir quién es un extranjero, considerando que el término Xenos puede referirse a “ambas partes ligadas por la hospitalidad; tanto el huésped como el hospedador” (Dic. Vine).

Xenos es el término que se utiliza para decir que cuando estábamos sin Cristo, éramos “ajenos a los pactos de la prome-sa…” (Ef. 2:12), por lo que podemos decir que el término extranjero no se aplica solamente a las personas originarias de otro país, sino en un sentido espiritual también se puede aplicar a aquellas per-sonas que no tienen al Señor Jesucristo en su corazón, de manera que Philonexia también se podría definir como amor por los inconversos. Debemos conside-rar los mandamientos que el Señor dio al pueblo de Israel con respecto a los extranjeros, sabiendo que el pueblo de Israel es figura de la Iglesia de Cristo y que las cosas que a ellos les sucedieron en el pasado son un ejemplo para noso-tros, a quienes ha alcanzado el final de los tiempos (1 Cor. 10:11), de manera que estos mandamientos nos enseñan la forma como se debe manifestar el amor por el extranjero.

El Señor ordenó a los hijos de Israel diciendo: “Cuando un extranjero resida con vosotros en vuestra tierra, no lo maltrataréis. El extranjero que resida con

vosotros os será como uno nacido entre vosotros, y lo amarás como a ti mismo, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto; yo soy El Señor vuestro Dios.” (Lev. 19:33-34). En primer lugar, la palabra maltratar se traduce del hebreo Yânâh (H3238) que significa encolerizar-se o ser violento y por lo general se apli-ca para describir el trato impropio que se daba a los extranjeros o a los pobres (Word Study).

Evidentemente, el Señor está haciendo referencia a la forma en que los egipcios trataron a los israelitas para hacerles entender que ellos no deben actuar de la misma manera con aquéllos que habiten entre ellos como extranjeros. Asimismo, el término amar se traduce del hebreo ‘Âhab o ‘âhêb (H157) que se define, entre otras acepciones, como el amor que los seres humanos pueden mostrar a sus semejantes, principalmente a su familia (BDB Definitions). Esto significa que el amor por el extranjero se muestra al no discriminarlo, sino haciéndole sentir que es parte de una familia.

Por otra parte, el Señor también ordenó al pueblo de Israel diciendo: “No opri-mirás al extranjero, porque vosotros conocéis los sentimientos del extranjero, ya que vosotros también fuisteis extran-jeros en la tierra de Egipto.” (Éx. 23:9) Nuevamente el Señor hace recordar al pueblo de Israel su experiencia como extranjeros en la tierra de Egipto, pero de forma más específica apela a los sentimientos que brotaron en su corazón como consecuencia de dicha experien-cia, a fin de que ellos no se comporten de la misma manera con los extranjeros. En este caso, la palabra oprimir se tra-duce del hebreo Lâchats (H3905) que literalmente significa presionar, pero en un sentido figurativo se refiere a afligir o acosar. Sin embargo, es interesante que en algunos casos también se utiliza en el sentido de “presionar una puerta para impedir la entrada a alguien” (Dic. Moisés Chávez).

Esto concuerda con la actitud que el Señor Jesús reprochó a los escribas y fariseos, porque cerraban el reino de los cielos delante de los hombres, de manera que ellos mismos no entraban, ni dejaban entrar a quienes estaban entrando (Mt. 23:13). Recordando que los extranjeros son figura de los incon-versos, podemos decir que el amor por el extranjero también se muestra cuando no se le impide la entrada al reino de los cielos a una persona, sino por el contra-rio, se le facilita.

Sin lugar a dudas, aquella parte de la Iglesia de Cristo que llegará a ser la Esposa del Cordero, se caracteriza por mostrar amor a los extranjeros, lo cual se puede ver en la figura de Rebeca, cuando Eliezer fue enviado a buscar esposa para Isaac (Gén. 24:1-67). Ella fue amable y servicial con aquel extranjero; ella dio más de lo que él le pidió y finalmente, practicó la hospitalidad al ofrecerle un lugar para descansar y alimento para él y para sus camellos. Como resultado de ello, no sólo recibió regalos de parte de Abraham por medio de Eliezer, sino principalmente, llegó a ser la esposa de Isaac. Por esta razón, no debemos olvidar la exhortación que se nos hace: “No os olvidéis de mostrar hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles.” (Heb. 13:2) ¡Maranatha!

PhilonexiaAmor por el ExtranjeroVinicio Castillo

Citas Bíblicas para estudio

Hebreos 13:2Romanos 12:13Éxodo 22:21

Éxodo 23:9Levítico 19:33-34Ruth 2:10

Philonexia = Amar al extranjero / Hospitalidad

17EDICIÓN 100 | JULIO 2018

Una de las etapas más especiales y que la mayoría de nosotros anhela vivir es la de ser padres, es de los acontecimientos que definitivamente marcan nuestra vida. Sin embargo, en lo que menos pensamos y que es de suma importancia es, de qué manera vamos a marcar la vida de nues-tros hijos. Al pensar en esto lo que viene a nuestra mente es la cantidad de amor que seremos capaces de derramar hacia ellos. Pero en realidad, ¿Sabemos qué es amar a nuestros hijos? ¿De qué manera debemos amarlos? Y definitivamente cuando pensamos en amor rápidamente recordamos el pasaje 1 Corintios 13:4-8 en donde se exponen todas las virtudes que tiene el amor. Pero es importante conocer que amar a nuestros hijos está íntimamente ligado con la disciplina y la enseñanza que debemos darles.

La práctica de este amor, la biblia lo define simplemente como “Amor a los Hijos” que en griego se dice Philoteknos (G5388) y aparece exclusivamente en el siguiente versículo: “que enseñen a las jóvenes a que amen a sus maridos, a que amen a sus hijos (philoteknos)” (LBLA Tit. 2:4). Por lo tanto, es una forma de amar en la cual debemos ser ense-ñados y definitivamente de quien mejor podemos aprender es de nuestro Padre Celestial.

“El Señor corrige al que ama como lo hace el padre con su hijo amado” (Pr. 3:12); vemos que el Señor mismo nos da un ejemplo claro acerca de la forma de amar a nuestros hijos y es guiándolos por un buen camino y cuando haya alguna desviación en su conducta o su caminar corregirlo para que retome la senda correcta.

Como padres, anhelamos lo mejor para nuestros hijos y es por esta razón que el versículo anterior nos habla del hijo amado, porque siempre queremos

procurarles el bien y para lograr que puedan andar en el bien debemos, no solo corregirlos sino también instruirlos para que siempre sepan en qué dirección deben avanzar.

La Biblia nos enseña otra forma de amarles: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” (RV60 Pr. 22:6) y aunque a veces esto de cómo instruirlos y enseñarles puede parecernos abrumador, siempre tenemos a quien acudir. Manoa es un claro ejemplo de esto, cuando él se enteró por su mujer que venía en camino ese hijo que tanto habían anhelado, imploró al Señor para que el ángel le enseñara lo que debían hacer (LBLA Jue. 13:8). Pero si dejamos a nuestros hijos a su suerte o cumpliendo sus caprichos y deseos de forma desmedida, sin límites, ciertamente lo que estamos haciendo no es amarlos sino todo lo contrario. “El que escatima la vara odia a su hijo, mas el que lo ama lo disciplina con diligencia” (LBLA Pr. 13:24).

Elí por ejemplo, (LBLA 1 Sam. 3:13) sabía todas las cosas que sus hijos hacían, blas-femaban el nombre de Dios y profanaban el templo, sin embargo, siendo él un Sacerdote del linaje de Levi no los corre-gía, jamás les llamó la atención acerca de su actuar, lo cual provocó una maldición sobre su familia completa y podríamos decir que en realidad Elí no amaba a sus hijos. “El hijo necio es pesadumbre de su padre, y amargura para la que lo dio a luz.” (LBLA Pr. 17:25).

Aunque a veces se nos haga difícil rela-cionar la vara, el castigo, la disciplina, la reprensión, la enseñanza, la dirección, etc. con el amor hacia nuestros hijos, estas son las herramientas que necesita-mos para manifestar, de manera correcta y equilibrada, imitando a nuestro Padre Celestial, al Philoteknos, ese amor que proviene de la genética de la persona de Cristo, pues Dios es Amor y es Él quien nos da las directrices para amar de la forma en que Él nos ama. “Ciertamente, ningún

castigo es agradable en el momento de recibirlo, sino que duele; pero si uno aprende la lección, el resultado es una vida de paz y rectitud” (DHH He. 12:11).

Sin embargo, tampoco debemos pensar que solamente consiste en corregir o dis-ciplinar a nuestros hijos de una manera áspera e irritante, sino en que es una corrección llena de amor, el cual tiene virtudes tales como: ser paciente, bon-dadoso, no arrogante (LBLA 1 Corintios 13:4) “Padres, no irriten a sus hijos; edúquenlos, más bien, en la disciplina e instrúyanlos en el amor de Dios” (BNP Efesios 6:4).

El resultado de esta práctica de amor hacia nuestros hijos, de la cual apren-demos cada día en la dulce y maravi-llosa tarea de ser padres, es ver cómo nuestros hijos caminan de acuerdo a lo que es agradable a los ojos de Dios, escucharlos hablar aquellas palabra que les enseñamos en casa sentados a la mesa, la escrituras que leímos con ellos antes de dormir y todo aquello en lo cual les instruimos para que no se olviden en ningún momento de su Dios. “No tengo mayor gozo que éste: oír que mis hijos andan en la verdad” (3 Juan 1:4).

PhiloteknosAmor por los HijosPablo Enríquez

Citas Bíblicas para estudio

Lucas 11:11Tito 2:4-5Efesios 6:1-4

Proverbios 22:151 Timoteo 5:8Proverbios 3:12

Philoteknos = Amor a los hijos

18 EDICIÓN 100 | JULIO 2018

Como hijos de Dios y como figura de la iglesia que se casa, en nuestro ADN lle-vamos impregnado el AMOR; el cual se manifiesta de diferentes formas en nues-tro actuar y vivir diario, aun en pequeñas cosas que hacemos ya como una rutina y que no dejan de ser manifestaciones importantes acerca del amor de Dios en nosotros. “Les doy un mandamiento nuevo: Ámense unos a otros. Ustedes deben amarse de la misma manera que yo los amo” (LBLA Jn. 13:34).

Una de estas manifestaciones de amor la encontramos en la palabra G5387 Philostorgos. Según la Concordancia Strong esta palabra quiere decir: “Amor por nuestros Familiares” o bien “Amor por los Nuestros”, la cual aparece en el Nuevo Testamento tan solo una vez de la siguiente manera: “Amaos (PHILOSTORGOS) los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros” (RV60 Ro. 12:10). Es interesante ver como este versículo hace énfasis a la preferencia de amor que debemos tener, como una forma de honra, “…prefiriéndoos los unos a los otros…” dándonos a entender que, es a los de nuestra familia a quienes debemos amar con preferencia, es decir antes que a los demás y desde luego sin ponerlos antes que a Dios. Esta clase de amor, philostorgos, es una clara señal de que nosotros como hijos de Dios le amamos; que esa genética de amor que proviene de Cristo mora en nosotros y por lo tanto somos hijos de la verdad. “El que dice: Yo amo a Dios, pero al mismo tiempo odia a su hermano, es un menti-roso. Pues quien no ama a su hermano, al que ve, tampoco puede amar a Dios, al que no ve” (LBLA 1 Jn. 4:20).

En realidad si no practicamos esta clase de amor, aunque digamos con nuestra boca miles de veces que amamos a Dios en realidad no lo hacemos; amar a

nuestros hermanos es un elemento que nos ayuda a estar amarrados al amor de Cristo y por lo tanto a su genética. Además, amar a los nuestros crea un vín-culo perfecto de unidad en nuestra fami-lia, “Y sobre todas estas cosas, vestíos de amor, que es el vínculo de la unidad” (LBLA Col. 3:14); y esa perfecta unidad es la que nos ayuda a permanecer como familia delante de Dios: “Si una familia se divide contra sí misma, esa familia no podrá permanecer” (VIN Mr. 3:25). Además, Dios nos da un mandato de amor cuando empezamos a formar una familia, la cual empieza a partir de un matrimonio, es decir la unión de dos per-sonas que se aman haciendo un equipo perfecto cuando Dios es el centro de la pareja. “Esposos, amen a su esposa así como Cristo amó a la iglesia y entregó su vida por ella. En todo caso, cada uno de ustedes ame a su mujer como a sí mismo, y la mujer respete a su marido” (PDT Ef. 5:25;33).

El Apóstol Pablo, en varias de sus epís-tolas nos deja ver la claridad de ese mandato, de amarse entre esposos, de honrarse y respetarse, pero esto a partir del amor, el cual edifica cada día ese edi-ficio que va creciendo para formar una familia y no solo de manera física sino de forma espiritual, principalmente. “Si el Señor no edifica la casa, de nada sirve que los edificadores se esfuercen…” (RVC Sal. 127:1).

Por otro lado, también debemos referir-nos a nuestra familia de la fe, ya que por medio de Jesucristo hemos sido hechos hijos de Dios; todos los que en Él hemos creído y le hemos recibido como nuestro único y suficiente salvador (RV60 Jn. 1:12). Por lo tanto, hemos sido llamados a amar a nuestros hermanos en Cristo, a practicar ese mismo amor que Dios demostró por nosotros. “Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio: que nos amemos unos a otros; Y este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y que nos amemos unos a otros como Él

nos ha mandado” (1 Jn. 3:11; 23). Hay muchas maneras en las que podemos mostrar amor hacia nuestros hermanos de la fe; acordándonos de ellos en el tiempo de necesidad, extendiendo nues-tra mano de ayuda “…y ve a su hermano en necesidad y cierra su corazón contra él, ¿cómo puede morar el amor de Dios en él?” (LBLA 1 Jn. 3:17). Otra de las maneras de amar a nuestros hermanos es sirviéndonos unos a otros por amor; el Señor nos enseña que todo servicio que hagamos lo hagamos como para Él y como Él nos enseñó, dando su vida por nosotros (LBLA Mr. 10:45).

Por tanto, esta práctica de “Philostorgos”, nos conecta con la genética de Cristo y la novia. El amar a los de nuestra familia antes que a los demás, haciendo lo que el Señor ha mandado desde el principio y que se ha encargado de repetirlo siempre para que podamos ser envueltos en el río de su amor y no solamente diciéndonoslo, sino haciéndose Él mismo ejemplo nuestro al dar su vida por noso-tros, enseñándonos que la más grande muestra de amor es dar nuestra vida por los hermanos. “En esto conocemos el amor: en que Él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos” (LBLA 1 Jn. 3:16), de diferentes formas para que ese amor siga arraigándose en nosotros y sigamos conectados a quien es el amor. (LBLA 1 Jn. 4:8).

PhilostorgosAmor por nuestros FamiliaresJimena de Enríquez

Citas Bíblicas para estudio

Romanos 10:121 Juan 4:20Marcos 3:25

1 Juan 4:81 Timoteo 5:8Salmos 133:1

Philostorgos = Amor por nuestros familiares / Amor por los nuestros