EDUARDO BERMÚDEZ BARRERA - Uniatlantico · como, en sus últimos días de vida, Kant angustiado...

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EDUARDO BERMÚDEZ BARRERA * RESUMEN El propósito de ir mostrando la aproximación del joven Julio Enrique Blanco a la obra de Kant tiene un carácter temático y no está motivada por el simple hecho de leer a un autor importante. Debido a este interés por Kant, Julio Enrique Blanco se procuró, a través de un librero local, las obras principales del filósofo alemán en su idioma original. Luego se dio a la tarea de traducirlas al castellano. Para 1911, encontramos ya dos traducciones: “Prolegómenos a toda Metafísica del Porvenir”, y “De las Formas y Principios del Mundo sensible e inteligi- ble”, esta última directamente del latín (es bueno aquí recordar que Blanco para estos años ya manejaba inglés, francés, griego y latín). Palabras clave Filosofía, Filosofía Alemana, Kant, Blanco, Lógica, Metafísica, Pluscuankantismo. ABSTRACT The purpose of showing the approximation of the young Julio Enrique Blanco to Kant’s work has a theme and is not motivated by the simple act of reading an important author. Due to this interest by Kant, Julio Enrique Blanco sought, through a local bookseller, the main works of the German philosopher in their original language. Then it came his task of translating the Castilian. For 1911, we found two translations: «Prolegomena of any Future Metaphysics « and «The Methods and Principles of the sensible and intelligible World, the latter directly from Latin (it is good to remember here that for these years as White drove English French, Greek and Latin). Keywords Philosophy, German Philosophy, Kant, White, Logic, Metaphysics, Pluscuankantism. * Docente e investigador universitario. Universidad del Atlántico/Universidad Simón Bolívar.

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EDUARDO BERMÚDEZ BARRERA*

RESUMEN

El propósito de ir mostrando la aproximación del joven Julio Enrique Blanco a la obra deKant tiene un carácter temático y no está motivada por el simple hecho de leer a un autorimportante.Debido a este interés por Kant, Julio Enrique Blanco se procuró, a través de un librero local,las obras principales del filósofo alemán en su idioma original. Luego se dio a la tarea detraducirlas al castellano. Para 1911, encontramos ya dos traducciones: “Prolegómenos atoda Metafísica del Porvenir”, y “De las Formas y Principios del Mundo sensible e inteligi-ble”, esta última directamente del latín (es bueno aquí recordar que Blanco para estos añosya manejaba inglés, francés, griego y latín).

Palabras claveFilosofía, Filosofía Alemana, Kant, Blanco, Lógica, Metafísica, Pluscuankantismo.

ABSTRACT

The purpose of showing the approximation of the young Julio Enrique Blanco to Kant’swork has a theme and is not motivated by the simple act of reading an important author.

Due to this interest by Kant, Julio Enrique Blanco sought, through a local bookseller, themain works of the German philosopher in their original language. Then it came his task oftranslating the Castilian. For 1911, we found two translations: «Prolegomena of any FutureMetaphysics « and «The Methods and Principles of the sensible and intelligible World, thelatter directly from Latin (it is good to remember here that for these years as White droveEnglish French, Greek and Latin).

KeywordsPhilosophy, German Philosophy, Kant, White, Logic, Metaphysics, Pluscuankantism.

* Docente e investigador universitario. Universidad del Atlántico/Universidad Simón Bolívar.

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�������� �� ��������� ������ ������ ������������ ������ ��� ��� ��� !�� "##$Cuando en noviembre del año pasadoel actual director (E) del Instituto deFilosofía de la Universidad del Atlán-tico, me comentó sobre el tema que seiba a programar para los conversato-rios filosóficos en su versión del pri-mer semestre del presente año, es de-cir el Bicentenario de la Muerte delfilósofo Alemán Emmanuel Kant, in-mediatamente irrumpió en mi memo-ria el recuerdo de nuestro maestro demaestros de la filosofía local el doctorJulio Enrique Blanco de la Rosa, cuan-do en aquellas tardes sabatinas en lasque conversábamos con el, nos esperóa Julio Núñez Madachi y a mi con laidea preconcebida quizás de hablarnossobre Kant.

De entre sus millares de libros, sacóde su biblioteca uno que si mal no re-cuerdo, había comprado en alguna deesas librerías de textos usados que tie-nen las ciudades europeas como Ham-burgo. El texto estaba dedicado, lo re-cuerdo aún con sorpresa, al estudio fre-nológico sobre el cráneo de EmmanuelKant. Por aquellas calendas sabía pocode lo que es la frenología, y aunquehoy en día tampoco podría decir mu-cho al respecto, al menos puedo deciralgo de lo que el viejo maestro de lafilosofía nos comentaba, como en untrance, sobre aquel estudio. Nos decíapor ejemplo, que hacia 1904, con mo-tivo del primer centenario de la muer-te del filósofo prusiano, se había ex-humado su esqueleto desprovisto ya decarne kantiana, y se le había tomadosu cráneo para hacerle mediciones,cálculos y suposiciones sobre el tama-ño del cerebro que ocupara aquella

cavidad ósea, para indagar sobre si eraun cráneo mayor que el promedio o sisu inteligencia se podría derivar de al-guna dádiva adicional que la naturale-za le hubiera obsequiado generosamen-te en materias grises y blancas. Todoello ilustrado en aquel extraño libro,con una buena cantidad de fotos.

Vivo esta en mí también el recuerdode una palabra alemana que aquellamisma tarde de noviembre de 1981(año del bicentenario de la publicaciónde la crítica de la razón pura), repetíauna y otra vez el filósofo fundador dela Universidad del Atlántico, citandoel libro de Thomas de Quincey “Losúltimos Días de Kant”, en donde éstereconocido biógrafo inglés nos narracomo, en sus últimos días de vida, Kantangustiado por la vecindad de la muer-te, y al cuidado de su criado Lampe,gritaba por toda su casa de Koenigs-berg: ¡Der Abgrund! ¡Der Abgrund!¡Der Abgrund! O ¡El Abismo! ¡El Abis-mo! ¡El Abismo!

Esto lo relato como introducción parair mostrando la cercanía que siempretuvo nuestro pensador filosófico localcon aquel provinciano universal naci-do en una pequeña población de la cos-ta norte europea a comienzos del sigloXVIII, quien es homenajeado en esteciclo.

El tema que nos ocupa hoy: la relaciónKant Blanco, se remonta a las lecturasque sobre la explicación acerca delorigen de la vida y la teoría evolucio-nista hacía el joven Julio Enrique Blan-co en los últimos años del primer de-

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�������� �� ��������� ������ ������ ������������ ������ ��� ��� ��� !�� "##$cenio del siglo XX. Fue leyendo a E.Haeckel como aquel joven se interesópor obtener las obras de EmmanuelKant para conocer directamente supensamiento. En el libro de Haeckeltitulado “La Creación natural - unaDoctrina científica de la Evolución”,que aún reposa en la biblioteca parti-cular que detentan los herederos denuestro autor, en versión francesa im-presa en París 1877. Fue leyendo laquinta lección de dicho libro comoBlanco de interesó en Kant. En efecto,la quinta lección del citado texto co-mienza con la crítica de Haeckel al lla-mado “Dualismo biológico de Kant”.Allí se propone este autor comentar elcurso seguido con la teoría de la evo-lución después de Kant y Lamarck. Eldarwinista alemán era partidario acé-rrimo del monismo materialista en bio-logía y en su crítica a Kant cita la “Crí-tica del Juicio” diciendo que los filó-sofos que admiten la causalidad fina-lista o teleología, caen en un dualismoflagrante en la concepción de la natu-raleza “este es el caso de uno de losmás grandes filósofos alemanes”(Kant). Admite así Haeckel que Kantdesde su obra titulada “Historia gene-ral de la Naturaleza y Teoría del cie-lo”, ensaya una exposición acerca delorigen y la constitución mecánica delmundo que sigue los principios de lafísica atribuida a Newton y explica lasfases de la evolución natural de la ma-teria por causas mecánicas. Haeckelconsidera “La Crítica del Juicio” comola obra principal de Kant (página 90).

Sin duda para un naturalista, que seocupaba de explicar el origen de la

vida, la obra “Crítica del Juicio” deKant en lo que tiene que ver con susegunda parte dedicada a la teleología,debe resultar mucho más interesantepor sus nexos con el mundo biológicoque otras también importantes obras deKant. Así, con una extensa y signifi-cativa cita tomada de la crítica del jui-cio en su parágrafo LXXIX, Haeckelnos dice que ese solo pasaje basta paraapreciar la claridad y la profundidaddel profesor alemán quien “...ya en1790 reconocía la estricta necesidad dela doctrina genealógica y la señalabacomo el único modo posible de expli-car la naturaleza orgánica por leyesmecánicas “(página 93). Citamos todoesto con el propósito de ir mostrandola aproximación del joven Julio Enri-que Blanco a la obra de Kant tiene uncarácter temático y no está motivadapor el simple hecho de leer a un autorimportante.

Debido a este interés por Kant, JulioEnrique Blanco se procuró, a través deun librero local, las obras principalesdel filósofo alemán en su idioma ori-ginal. Luego se dio a la tarea de tradu-cirlas al castellano. Para 1911, encon-tramos ya dos traducciones: “Prolegó-menos a toda Metafísica del Porvenir”,y “De las Formas y Principios delMundo sensible e inteligible”, esta úl-tima directamente del latín (es buenoaquí recordar que Blanco para estosaños ya manejaba inglés, francés, grie-go y latín).

Pero volviendo a la relación Blanco-Haeckel-Kant, en torno al problema dela explicación del mundo orgánico y

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�������� �� ��������� ������ ������ ������������ ������ ��� ��� ��� !�� "##$discutiendo el tema de la causalidadmecánica y de la teleología, el da-rwinista alemán nos dice que Kant secontradice en muchos otros pasajes,pero aún así, el lo ubica al lado deGoethe y Lamarck como uno de losfundadores de la llamada doctrina ge-nealógica evolucionista.

Lo anterior nos conduce directamentea los artículos publicados por JulioEnrique Blanco en la Revista Voces.“La Causalidad en Biología”, “Sobreel Origen y Desarrollo de las Ideas te-leológicas en Kant”, “Camino de Per-fección” (en donde hace una exposi-ción del sistema kantiano en oposiciónal platónico), “De Herbart a Hoy”, y“La Contingencia de la Vida, conduceal Vitalismo psíquico de Bergson?”,artículos en los cuales Blanco temati-za sobre el aludido problema de la cau-salidad mecánica y la teleología. Allíescribió sobre las dificultades queafrontó el propio Kant en la segundaparte de la “Crítica del Juicio”. ParaJulio Enrique Blanco, esta obra cons-tituía el intento de Kant por superaralgunas contradicciones que se le ha-bían presentado en su sistema filosófi-co. Yo diría en pocas palabras, quedespués de publicar “La Crítica de laRazón práctica” Kant estaba conscien-te de que tenía que escribir un nuevolibro que diera cuenta de que la razónpura no era tan pura como ya lo habíaadmitido al publicar “La crítica de larazón práctica”.

Por ello se dio a la tarea de realizaruna obra que conectara al mundo deentendimiento con el de la razón o lo

que es más o menos lo mismo, el mun-do de la física con el de metafísica.Julio Enrique Blanco explicando lo queen el sistema Kantiano deberíamosentender como “Juicio” escribió “ElJuicio efectivamente, sería en la lógi-ca trascendental una facultad de segun-do orden en cuanto incumbiera al ori-gen de las nociones últimas porquevalidara las preposiciones... el enten-dimiento en cambio, por cuanto pro-ducía esas mismas nociones últimas deque el juicio se valía, sería la facultadde conocer por excelencia”.

De ese modo, nos aclara Julio EnriqueBlanco, que el entendimiento sería unafacultad autónoma al no derivar losprincipios más que de sí mismos. Porel contrario, el juicio sería una facul-tad heterónoma que obtendría sus prin-cipios de otra parte. En síntesis, el en-tendimiento sería independiente y eljuicio dependiente. Pero, adelantándo-se en estas interpretaciones al neokan-tiano E. Cassirer, Blanco en 1918, con-cluye que en “La Crítica del Juicio”de Kant, el problema lo podemos re-ducir a saber cual es la relación que sepuede establecer entre el tipo de cono-cimiento causal mecánico y el finalis-ta o teleológico. Esta claridad denotaque ya por aquellos años el joven filó-sofo barranquillero tenía un cabal co-nocimiento del sistema kantiano.

Ello se confirma en otra afirmacióncomo la que sigue: “Discrepando asípues de ‘La Crítica de la Razón pura’y ampliando los conceptos de ‘La Crí-tica de la Razón práctica’, fue comoKant llegó con ‘La Crítica del Juicio’

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�������� �� ��������� ������ ������ ������������ ������ ��� ��� ��� !�� "##$a la idea general de la teleología”.Puesto que la ampliación de los con-ceptos de la razón pura y práctica lollevaron a la noción de Juicio (Urteils-kraft), Blanco afirmó que la falta delJuicio sería lo que se llama propiamen-te estupidez y que “Un erudito, porconsiguiente, podría ser un gran creti-no, si aunque conocedor de todas lasreglas posibles, es incapaz de distin-guir a cual de ellas y como todo lo queexperimenta se subordina”. Kant mis-mo dio como ejemplo que un médico,un abogado o un político aunque su-pieran los principios patológicos, jurí-dicos o políticos podrían no saber cuales la aplicación de sus conocimientossi no poseen buen juicio para articu-larlo.

Así pues, para efectos prácticos, el“Juicio” para Kant resultó una facul-tad de más valor que el Entendimien-to. En síntesis, el conocimiento quetenía Julio Enrique Blanco de Kant enel periodo de la Revista Voces se pue-de considerar a la par de los mejoresconocedores de Kant en Europa y susentido crítico lo muestra como un jo-ven pensador que ya se atrevía a criti-car con fundamentos serios al filósofoalemán. Un aspecto significativo paradestacar es que coincide, por aquellosaños, en darle un valor especial a “LaCrítica del Juicio” como un libro capi-tal para entender el sistema Kantiano.

II

Para esta segunda parte hemos de de-cir que la enumeración de los escritosde Julio Enrique Blanco en donde se

refiere a Kant sería bastante extensa yno pretendemos aquí y ahora hacer unanálisis exhaustivo de ella. En la bi-bliografía se puede revisar gran partede los escritos de Blanco como lectorde Kant.

El segundo momento que queremosanalizar y comentar aquí, pertenece alas conclusiones que sobre el sistemakantiano expone nuestro autor en suextenso ensayo titulado “Kant y lamatemática física”, publicado en laRevista de la Academia Colombiana deCiencias exactas, físicas y naturales,en diciembre de 1946. Podemos decirque en este ensayo se muestra el pen-samiento de un hombre de 56 años quehabría de ubicarse como en su periodode madurez. Esto último no debe sig-nificar, en mi opinión, que sus reflexio-nes filosóficas sean mejores que las delperiodo de la Revista Voces.

Este ensayo “Kant y la matemática fí-sica” comienza con una cita tomada dellibro: “La Filosofía de la Ciencia físi-ca” del científico inglés Arthur Edding-ton. Esta cita tiene gran relevancia paralo que vamos a comentar y analizar ynos marca el tono y la dirección quesigue el pensamiento de Blanco poraquellos años. Dice: “si fuere necesa-rio escoger un conductor entre los fi-lósofos anteriores, yo no vacilaría enelegir a Kant. No aceptaría el rótulode kantiano. Pero, como deber de re-conocimiento, me parece justo decirque Kant anticipó con notable alcan-ce las ideas a las cuales impulsan aho-ra los progresos recientes de la física”.

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�������� �� � ��� ���� ����� ��� � ��������� ������ ��� ��� ���� �� !""#Si el rector de la recién fundada Uni-versidad Politécnica del Caribe (1946),actual Universidad del Atlántico, usóesta cita como epígrafe a este ensayo,fue porque, como se puede asumir, élse quería identificar con dichas afir-maciones.

Veamos por qué. Acudamos a sus cua-dernos autobiográficos “Autobiografíade una Inteligencia solitaria, cuadernoNo. 12º, apartados 9, 10 y 11 (1918).Estos cuadernos permanecen inéditosen su mayoría, y corresponden a suslecturas entre 1907 y 1920. Aquí en-contramos el germen de muchos de suspensamientos. Leyendo sus comenta-rios al ensayo de Kant “Intento de in-troducir el Concepto de Cantidad ne-gativa en el Conocimiento del Mun-do” (Versuch den Begriff der negati-ven Gröben in die Weltweisheit einzu-führen) y al libro “Principios metafísi-cos de la ciencia de la naturaleza”, ellosnos dan la clave cuando allí se nos diceque su trabajo se propone ser “una exé-gesis pluscuankantiana”, pues Kant“casi proféticamente se había adelan-tado a las investigaciones sobre el fe-nómeno físico de la electricidad quetrabaja con fuerzas o energías positi-vas y negativas”, y para ello refuerzasu argumentación citando el libro deJ.J. Thomson “La Teoría corpuscularde la Materia” (1907).

Ya que este trabajo tiene un tono engeneral descriptivo, no pasaré a invo-lucrar aquí más citas y comentariossobre este tema. Solo quiero comentarpor considerarlo importante ese extra-ño neologismo de “PLUSCUANKAN-

TIANO”. Se puede interpretar más omenos así: Julio Enrique Blanco, nose consideró así mismo como un kan-tiano, tampoco como un neokantiano,pues conocía bien los diversos mati-ces de las corrientes kantianas, desdeel protokantismo de Hermann von Hel-mholtz, destacado hombre de cienciaque trabajó la fisiología de la percep-ción haciendo eco de los métodos kan-tianos para la ciencia natural, pasandopor Otto Liebmann quien hizo famosala frase “debemos volver a Kant”, hastallegar a los neokantianos propiamentedichos, como Windelband, de quienrecomendaba su historia de la filoso-fía, y Hermann Cohen (de quien aúnse conserva en la biblioteca de Blancosu Logik der Erkenntnis en la ediciónde 1914), Blanco no interpreta a Kanten esas direcciones, su pluscuankan-tismo pretende ser como lo dice la pa-labra compuesta tomada del tiempoverbal pretérito pluscuamperfecto, enel cual se narran unos hechos en pasa-do que están relacionados de tal modoque, uno de ellos sucedió antes que elotro sucediera. A manera de ejemplopara ilustrar un poco más al auditorio,se me ocurre uno tomado de las pri-meras frases de la novela clásica de laliteratura colombiana, “La Vorágine”de José Eustasio Rivera, quien escri-bió: “Antes que me hubiera apasiona-do por mujer alguna, jugué mi cora-zón al azar y me lo ganó la violencia”.

Para nuestro caso, en el ensayo “Kanty la Matemática física”, Julio EnriqueBlanco elabora su exégesis plus-cuankantiana intentando persuadirnosde que a través de toda su obra, el filó-

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�������� �� ��������� ������ ������ ������������ ������ ��� ��� ��� !�� "##$sofo prusiano, quien “ se distinguióante todo por un don genial para lasciencias exactas, físicas y naturales”,se anticipó en su interpretación filo-sófica de dichas ciencias a los desa-rrollos que habrían de tener las teoríasfísicas en el siglo XIX y comienzos delXX como el electromagnetismo deMaxwell, la física de los quantos dePlanck, la teoría de la relatividad deEinstein, etc.

Lo que acabo de afirmar podría serentendido como una muestra del máspuro kantismo fanático, sino fuera porque Blanco se apoya en autores comoErnst Mach, Thomson, Helmholtz, W.Heisenberg y el ya citado ArthurEddington, entre otros. También auto-res actuales en filosofía de las cienciasapoyan su punto de vista, como el edi-tor principal para filosofía de la Enci-clopedia Británica, Lawrence Starkeyquien en un reciente artículo titulado:“Astrofísica y Partículas: un Reto alFenomenalismo de Kant” se ocupa enreflexionar desde la física de hoy so-bre las antinomias de Kant e intenta oafirma resolverlas, argumentado que selas puede socavar apelando a los desa-rrollos actuales de la astrofísica. Sudocumentación científica es de la ma-yor actualidad y según él, los progre-sos de la física teórica resuelven lasdos primeras antinomias kantianas.Starkey afirma que “Kant nació dema-siado temprano como para acceder aconceptos como el de ‘Agujeros ne-gros’ y ‘Tiempo elongado’, como losque maneja la astrofísica de StephenHawking por ejemplo.” Esto suponeuna concepción espacio-temporal dis-

tinta a la que servía de base para lamecánica clásica en la que se basabanNewton y Kant.

Pero volvamos a “Kant y la matemáti-ca física”. De allí nos interesa comen-tar el concepto de ciencia sostenido porJulio Enrique Blanco. Primero hay quedecir que junto a científicos como Er-nst Mach y Arthur Eddington, nuestroautor mantiene la opinión que la físicatrata con sombras, o fenómenos, esdecir el fenomenalismo kantiano en elestudio de la física. En segunda ins-tancia, esos fenómenos físicos, siguensosteniendo ellos, hay que tratarlosmatemáticamente (recordemos queotra de las lecturas de Julio EnriqueBlanco fue H. Poincaré matemático yfísico que según algunos se adelantó alas conclusiones de Einstein). En ter-cer lugar tenemos que decir que Blan-co siguiendo a Einstein prefiere pro-poner la matemática-física, en vez dela física matemática. Recordemos queKant hablaba de física matemática yque mostró dudas sobre que los prin-cipios matemáticos sean los genuinosprincipios de la ciencia. Esto lo hizoen su libro “Principios metafísicos dela Ciencia de la Naturaleza”. Un reco-nocido filósofo de la ciencia como H.Reichenbach nos dice al respecto losiguiente: “El periodo de la Ilustracióndentro del cual se desarrolló el trabajode Kant no abandonó la religión sinoque la transformó en un credo de larazón, hizo de Dios un científico ma-temático que sabía todo porque teníaun dominio perfecto de las leyes de larazón”. Por eso, diría yo, que a Newtonle fue concedido arbitrariamente –por

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�������� �� ��������� ������ ������ ������������ ������ ��� ��� ��� !�� "##$la historia de la ciencia tradicional– elpermiso para convertirse en un peque-ño dios que había descubierto las le-yes que unificaban el mundo naturalde los cielos y de la tierra, es decir,unificó matemáticamente las leyes te-rrenales y las leyes celestiales. Kantmantenía sus dudas pero no parecehaber tenido el suficiente tiempo paraque, como el Búho de Minerva, levan-tara el vuelo con la llegada del crepús-culo. Sin embargo Blanco, otro Búhotropical y caribeño, si pudo ver algomás para realizar su interpretaciónpluscuankantiana dado que tenía con-diciones temporales que le eran venta-josas con respecto de Kant en cuantoa los desarrollos de la física de princi-pios de siglo.

Prueba de ello lo podemos apreciar enel ensayo que estamos comentando“Kant y la matemática física”, y en elopúsculo que publicara con motivo deltricentenario del nacimiento deNewton en 1942 titulado “Newton:Valor inglés de la Cultura universal”,mostrando allí con claridad que la fa-mosa teoría newtoniana se convirtió enuna físico-teología pues Newton cre-yó haber descubierto que las leyes dela física mecánica eran las mismas conlas que Dios había creado al mundo.

Por último en este apartado quisieraañadir algo más sobre la concepciónde Julio Enrique Blanco de la ciencia.Blanco invierte el término “física-ma-temática” y habla de “matemática-fí-sica”. Al sustantivar la matemática,como el componente autónomo de todaciencia, da muestras de un formalismo

platonizado que no da cuenta de laquiebra que éste sufrió en el seno mis-mo del círculo de Viena, gracias a lostrabajos del entonces joven (1931)matemático y filósofo Kurt Goedel.

John Barrow, en su libro “¿Por qué elMundo es matemático?”, explica comoGoedel demostró que el objetivo deHilbert –quien pretendía demostrar lacoherencia (consistencia) de las mate-máticas– era inalcanzable: “...cualquie-ra que sea el contenido de axiomas departida consistentes que uno escoja...siempre debe existir alguna proposi-ción que pueda ser enmarcada en ellenguaje de dicho símbolo y cuya ver-dad o falsedad no pueda ser decidida(demostrada) utilizando (procedimien-tos finitos) dichos axiomas y reglas”.Julio Enrique Blanco parecía ignorarlo anterior, cuando hacía afirmacionescomo las siguientes: “hay que preferira la expresión ‘física-matemática’ quehoy se ha hecho corriente, por la aúninusitada de ‘matemática-física’, ocuando seguía diciendo esta otra quedenota su extremo formalismo mate-mático: “lo que la física tiene que ad-quirir para ser ciencia exacta está enla matemática” y remata su formalis-mo afirmando: “el tipo de perfecta au-tonomía científica, que es el que en-cuentra en el propio dominio de losprincipios en que estriba, sigue siendoexclusivamente el de la matemática.Esta irradia para servir de modeloa todas las demás ciencias” (las ne-grillas son mías para resaltar el ultra-formalismo blanquiano).

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�������� �� ��������� ������ ������ ������������ ������ ��� ��� ��� !�� "##$Julio Enrique Blanco interpreta a Kantdesde esta posición formalista, lo cualno es apropiado si tenemos en cuentalo que ya se ha dicho con respecto a loque Kant se había propuesto en los“Principios metafísicos de la Cienciade la Naturaleza”. Con mayor preci-sión Hans Reichenbach, nos aclara laposición de Kant con respecto de lasmatemáticas y las ciencias naturalescuando dice: “el concepto del conoci-miento de la ciencias naturales de laépoca kantiana puede parecernos sos-pechoso, pero – y esto es lo sorpren-dente– esto ha sido considerado porKant mismo y sus sucesores a lo largode muchas generaciones como el másgrande éxito de su filosofía. Kant creehaber mostrado que el conocimientode las ciencias de la naturaleza (física-matemática) está fundamentado en elser de la razón; el no ve que precisa-mente ha analizado aquella razón queha sido desarrollada con la cienciasnaturales matematizadas, y que tampo-co este nivel del conocimiento signifi-ca algo acabado.” (Citado por Vollmeren Evolutionäre Erkenntnistheorie,Hirzel Verlag, Munich, 1975. Traduc-ción de R. Campis).

De otro lado, ya Jorge Álvarez Lleraspresidente por entonces (1946) de laAcademia Colombiana de Ciencias,mostraba su disensión al respecto dela “matemática-física” propuesta porBlanco, y en la nota de la redacciónque acompañó al ensayo citado dice:“...consideramos su colaboración (la deJ. E. Blanco) muy importante, aunqueno aceptemos su sutil distinción entre“física-matemática y matemática-físi-

ca”. Para nosotros las matemáticas sonun instrumento maravilloso en el co-nocimiento...”

III

En la tercera parte de esta charla mededicaré a hacer unos breves comen-tarios sobre el artículo “Ortega anteKant y la Filosofía pura.” Este fue pu-blicado en dos entregas por la RevistaUniversidad de Medellín entre 1959-1960. Aún cuando se refieren a unosartículos publicados por Ortega y Gas-set en 1924 en la Revista de Occiden-te, el autor aclara que las notas y co-mentarios han sido repensadas paraexponerlas analítica y críticamente.Todo ello estructurado en cinco fija-ciones analíticas con su respectivo co-mentarios críticos.

El autor cita las obras compendiadasde Ortega fechadas en 1943. Comien-za citando un párrafo en donde el pen-sador madrileño nos dice: “durante 10años he vivido dentro del pensamien-to kantiano: lo he respirado como unaatmósfera y ha sido a la vez mi casa ymi prisión. Dudo mucho que quien nohaya hecho una cosa parecida, puedaver con claridad el sentido de nuestrotiempo. En la obra de Kant están con-tenidos los secretos decisivos de laépoca moderna, sus virtudes y sus li-mitaciones”. A renglón seguido se pro-duce la fijación analítica de Blanco ysu respectiva crítica así nos dice:“Quien conoce la mentalidad de Orte-ga, típico ejemplo del más exaltadomodo de pensar y escribir españoles,sabe bien que él como sus demás ilus-

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�������� �� ��������� ������ ������ ������������ ������ ��� ��� ��� !�� "##$tres coterráneos ya citados (Unamuno,Baroja, Salinas, Eugenio D’ors), seríaimpotente para mantenerse estáticodurante 10 años en la consideración deuna obra continua y sistemática de lafilosofía”.

Mi comentario aquí, consiste en recor-dar que Julio Enrique Blanco estuvopensando y repensando los temas kan-tianos, no por 10 años sino por aproxi-madamente 75 años de manera muyconsciente (1910-1985). Pero esto essolo el comienzo, veamos otra perlitade Ortega comentada por nuestro filó-sofo: “Después de haber vivido largotiempo la filosofía de Kant, es decir,después de haber morado en ella, esgrato, en esta razón de centenario, ir avisitarla para verla desde fuera, comose va en día de fiesta al jardín zoológi-co para ver la jirafa”. La respuesta deJulio Enrique Blanco es la siguiente:“Otra vez el intento de chiste, que enverdad resulta grosero, o por lo menos,de mal gusto. Ni la filosofía de Kantes un zoológico, ni el pensador Kantes una Jirafa”.

Veamos otra más de Ortega “A unadistancia secular, contemplamos hoy lafilosofía de Kant, perfectamente loca-lizada en un alveolo del tiempo euro-peo en ese instante sublime en que vaa morir a época Rococó y va a comen-zar la enorme erupción romántica.¡Hora deliciosa del extremo otoño, enque la uva, ya toda azúcar, va a serpronto alcohol, y el sol vespertino seagota en rayos bajos que orifican lostroncos de los pinos!”.

Blanco responde: “Otra posición deOrtega. Posición ya meramente litera-ria. Posición de preciosismo fraseoló-gico... pero era lo que necesitaba Or-tega para no entrar a fondo en el pen-samiento de Kant”. Quiero decir aquíque no toda la crítica de Blanco a Or-tega es puramente negativa, tambiéndice que: “Evidentemente no todo loque ha escrito Ortega en torno a Kantes un desacierto”, lo que el filósofobarranquillero quiere mostrar es la ten-dencia del pensador español a lo queel llama “extravagancias chistosas ysus fuertes inclinaciones a las divaga-ciones, fraseologías literarias, metáfo-ras y paradojas”, quisiera hacer unaporte aquí para no desbalancear ladisputa entre Blanco y Ortega. Supon-go que Ortega le hubiera podido res-ponder a Julio Enrique Blanco de lasiguiente manera: “... cuando un escri-tor censura el uso de metáforas en fi-losofía revela simplemente su desco-nocimiento de lo que es filosofía y delo que es metáfora. A ningún filósofose le ocurriría emitir tal censura”. Or-tega no deja de advertir que Aristóte-les censuró a Platón el uso de metáfo-ras. Pero aún así continúa diciendo:“La metáfora es un instrumento men-tal imprescindible, es una forma depensamiento científico”.

De Ortega: “La lógica o metafísica deKant culmina en su ética. No es posi-ble entender aquella sin ésta. Ahorabien, la ética no es filosofía del ser, sinode lo que de ser... De esta manera que-da “lo que debe ser” incluido en elámbito ingente de lo que es y el pensa-miento ético se subordina al lógico o

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�������� �� ��������� ������ ������ ������������ ������ ��� ��� ��� !�� "##$metafísico. Pero he aquí que Kant pro-clama el primado de la razón prácticasobre la teoría. ¿Qué quiere decir esto?

Responde Blanco: “Quería decir, paraOrtega, lo que él había anticipado: eldesenmascaramiento de Kant. El triun-fo, ya indicado, definitivo del literatoespañol sobre el filósofo alemán, lasuperación definitiva también por esomimos del kantismo. Y se levantó asíel irracionalismo, el vitalismo mal lla-mado raciovitalismo...”.

Podríamos seguir citando a Ortega y aBlanco en las fijaciones analíticas deBlanco sobre Kant, y a la vez seguircitando sus críticas, pero lo que yoquiero destacar con ello es lo siguien-te: “El autor barranquillero demuestrasin duda, un conocimiento muy supe-rior del sistema crítico kantiano y dela obra en general de Kant que lo quese muestra que escribió Ortega. Estono solo porque 75 años de pensar yrepensar la obra de Kant son más que10, sino por el rigor con el cual trabajóy escribió sobre el filósofo alemán. Noes mi propósito con esto tomar partidopor el colombiano en contra del espa-ñol por un simple motu chovinista, esmás bien la necesidad de repensarnosdesde otra perspectiva, y si me lo per-miten me apoyaré en una frase del pro-pio Ortega y Gasset que muchas vecesha sido citada incompleta: “Yo soy yoy mi circunstancia, si no la cambio aella no cambio yo”. Esta frase nos sir-ve para el propósito siguiente, me ex-plico un poco: en las historizacionesparciales de las ideas filosóficas enColombia se ha afirmado que la filo-

sofía moderna en nuestro país, le debemucho al pensador español, porque suobra escrita se divulgó en Latinoamé-rica a través de la Revista de Occiden-te. Allí también junto a García Moren-te y José Gaos se tradujo una pequeñaparte del pensamiento alemán. Enton-ces, por ello se concluye equivocada-mente que esa labor fue clave para elsurgimiento de la modernidad filosó-fica en Colombia. Como responsablesde esta interpretación parcial podemosseñalar entre otros a autores como Ca-yetano Betancur, Danilo Cruz Vélez,Rubén Sierra Mejía y Rubén Jarami-llo Vélez. Lo que ellos afirman es solouna interpretación parcial de la histo-ria de las ideas filosóficas en Colom-bia. Una refutación para todo ello se-ría la obra filosófica de Julio EnriqueBlanco, o el grupo de la Revista VO-

CES (en donde se destacaron en filo-sofía Enrique Restrepo y Antonio LuisMacAusland, principales interlocuto-res de Blanco a principios del siglo XXen Barranquilla,), quienes no necesi-taron de la Revista de Occidente deOrtega, ni de las traducciones de JoséGaos y García Morente para leer aKant, Mach o a Bergson. A Kant y aBergson lo discutían, los traducían ylos criticaban los del grupo Voces porlos años de la primera guerra mundial,mucho antes de que, según lo dicen losautores citados, para los años 40, seinteresaran otros pensadores colombia-nos por los escritos de Kant, Scheler oHusserl, y se “introdujera la filosofíamoderna en Colombia”, u “ocurrierala ‘normalización’ filosófica en Co-lombia”. Yo pregunto, ¿Acaso Bogotáes el país entero?

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�������� �� ��������� ������ ������ ������������ ������ ��� ��� ��� !�� "##$A no ser que Barranquilla fuera la ca-pital de un hipotético e independientepaís caribeño de unos diez millones dehabitantes, que se hubiera separado dela Gran Colombia como lo hicieranVenezuela, Ecuador o Panamá, los ci-tados filósofos andinos tendrían todala razón. Recordemos para el caso laconferencia de Rubén Jaramillo Vélezdurante el XIII Foro Nacional de Filo-sofía en Pereira, mayo de 2000, cuan-do al hablar de la influencia de la filo-sofía alemana en Colombia no men-cionó ni por asomo algún artículo deJulio Enrique Blanco de entre las de-cenas de ellos que están relacionadoscon la filosofía alemana, y no solo conKant, sino también con Haeckel, Her-twig, Hering, Hertz, Helmholtz, Hegel,Husserl, Heidegger, Loeb, Mach, Ave-narius, Nietzsche, Scheler, Círculo deViena, etc. Artículos que además pu-blicó en Revistas como las de la Uni-versidad de Antioquia, La Universidadde Medellín, y la Universidad Católi-ca Bolivariana. O en la Revista de laAcademia Colombiana de CienciasExactas, Físicas y Naturales, en la Re-vista Ideas y Valores, en la RevistaBolívar, en la Revista de América, enla Revista de la Universidad del Rosa-rio todas ellas en Bogotá, por no men-

cionar los que también publicó en laRevista América Española en Cartage-na. También, ¿Por qué no indagaronestos investigadores por los artículospublicados por Blanco en la Revistadel Museo del Atlántico, la RevistaStudia, o el Periódico El Heraldo enBarranquilla? Sin contar con algunasde sus colaboraciones a revistas deMéxico, Argentina o Estados Unidos(como en el Philosophy and Phenome-

nological Research de la Sociedad In-ternacional de Fenomenología, de lacual fue miembro). Escritos todos quedenotan no a un lector pasivo y epigo-nal, sino a un lector activo que propu-so interpretaciones críticas desde Amé-rica para confrontar con rigor filosófi-co las obras más importantes de la tra-dición filosófica mundial.

Si “Comprender a Kant, significa irmás allá de Kant”, como ya lo dijoWindelband, hemos venido aquí hoy aproponer que sigamos trabajando en ladirección que señalara nuestro maes-tro de maestros, Julio Enrique Blanco,pues, si el kantismo ya no es posiblecomo filosofía sistemática, sí lo es laconsigna de Kant: ‘no se enseña unafilosofía, se enseña a filosofar.’

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1 Este es un inventario parcial de los archivos personales de Julio Enrique Blanco, a los que accedimos graciasa la generosa colaboración de su hijo, Pedro Blanco Lassen. El inventario y la revisión fueron hechos por elautor de este artículo en equipo con el estudiante de filosofía René J. Campis C.

Bibliografía de Julio Enrique Blanco sobre Kant1

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