El 15 de Enero de 1919 Fueron Asesinados Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht
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El 15 de enero de 1919 fueron asesinados Rosa Luxemburgo y Karl
Liebknecht, máximos dirigentes del Partido Comunista Alemán. En el
aniversario de su asesinato, publicamos un capítulo que forma parte del
libro From Revolution to Counter-Revolution de Rob Sewell, analizando los
orígenes y el desarrollo de la revolución alemana de 1918-19.
(...) El viejo régimen sintió que el suelo se
movía bajo sus pies. El creciente fermento revolucionario en el frente combinado con
las oleadas de huelgas en las ciudades engendró un sentimiento de pánico en la clase
dirigente. Según palabras del Secretario de Estado, Hintze, ' hay que prevenir una
agitación desde abajo por medio de una revolución desde arriba.'
Karl Liebknecht habla a la multitud durante la revolución
Como resultado, se estableció un gobierno "parlamentario" con el primo del Kaiser, el
Príncipe Max von Baden, a su cabeza. Incluido entre sus miembros, como medio para
apaciguar a las masas, estaba el socialdemócrata Philipp Scheidemann.
En octubre se aprobó una amnistía para los prisioneros politicos, resultando la
liberación de Karl Liebknecht, quien fue saludado por 20.000 trabajadores en Berlin.
Pero la amnistía no se aplicó para Rosa Luxemburgo que continuó estando en
'detención preventiva'.
Pero las reformas llegaban demasiado tarde. Los frentes militares comenzaban a
colapsarse y hubo más de 4.000 deserciones en 1918. Los generales del Estado
Mayor, Ludendorff y Hindenburg, habían escrito al nuevo gobierno proponiendo un
armisticio a los Aliados pero fue rechazado. El 28 de octubre de 1918, el Alto Mando
alemán, en una jugada desesperada, decidió una batalla naval en el Mar del Norte
para conservar el honor de la marina alemana, arriesgando las vidas de 80.000
hombres. Esto probó ser la gota que colmaba el vaso.
Jan Valtin, miembro de la Liga Espartaquista de la Juventud, relata lo que ocurrió en
su autobiografía La noche quedó atrás: [1]
"Hacia finales de octubre de 1918 nos escribió nuestro padre, informándonos de que
la Flota de Alta Mar recibió la orden de hacer un ataque final contra Inglaterra.
No había ningún secreto en ello. Nos dijo, en su manera brusca, que los oficiales lo
revelaban noche por noche. Hablaban del 'paseo de la muerte' de la flota. El rumor
decía que la flota recibiría orden de entablar batalla para salvar el honor de la
generación que la construyó.
'Su honor no es nuestro honor', comentó mi padre secamente.
"Días después la flota se hacía a la mar. El pueblo de Bremen estaba más furioso que
nunca.
"Después llegaron noticias asombrosas. ¡Motín en la flota del Kaiser! A los jóvenes de
la burguesía, que se alistaban como marineros por deporte, los dejaron regresar
entonces a casa. Vi a mujeres que se burlaron y se lamentaron porque tenían a sus
hombres en la flota. Desde las ventanas y puertas, y frente a los almacenes, se oían las
angustiadas preguntas: '¿Ordenarán salir a la flota?... No, la flota no debe salir. Eso
sería un asesinato ¡Terminemos con la guerra!'. Los más jóvenes gritaban," ¡Hurra!'"
Los amotinados en Kiel habían tomado el barco Thueringen. Echaron los anclas y
desarmaron a los oficiales. El barco de guerra Helgoland le siguió entonces. La flota
comenzó a regresar a puerto. Como resultado del motín, 580 hombres de ambos
barcos fueron arrestados y encarcelados. Valtin continúa:
"Esa noche vi a los marineros amotinados entrar en Bremen en largas caravanas. Las
banderas rojas ondeaban, y las ametralladoras estaban montadas sobre los
camiones. Por millares la gente llenaba las calles. A menudo los camiones se detenían
y los marineros cantaban y rugían para que les dejaran paso libre...
"Me dirigí hacia Brill, una plaza en el centro occidental de la ciudad. Desde allí tuve
que llevar muy lentamente mi bicicleta a través de la multitud. La población entera
estaba en las calles. Desde todos los lados, las masas, un mar de gentes que se movían
y empujaban, con sus rostros desfigurados, se dirigían hacia el centro de la ciudad.
Muchos de los obreros estaban armados con pistolas, con bayonetas, con martillos.
Entonces, y más tarde, sentí que el aspecto de los obreros armados inflama la sangre
de aquellos que simpatizaban con los manifestantes. Cantando roncamente, se
encontraba allí un grupo bastante numeroso de presidiarios que habían sido liberados
de la prisión de Oslebshausen, cuando pasaba por allí un camión de marineros.
Muchos de ellos traían puestos capotes verdes de militares sobre su atuendo de la
prisión. Pero el verdadero símbolo de esta revolución, que realmente no era sino una
rebelión, no eran los obreros armados ni los convictos que cantaban, sino los
amotinados de la flota, con las cintas de sus gorras al revés y sus carabinas colgando
sobre sus hombros, las culatas arriba y los cañones hacia abajo...
"Al pie de la estatua de Rolando se quejaba una
vieja mujer asustada. 'Ach du liebe Gott' [Oh, Dios mío], gritaba con voz penetrante
'¿Qué significa todo esto? ¿Hasta dónde se llega en este mundo?' Un joven obrero, alto
y enérgico, que daba de vez en cuando estruendosos vivas al triunfo y a quién yo
había seguido desde Brill, asió por los hombros a la vieja. Se reía a carcajadas. 'La
revolución ', él retumbó. ' Sí, esto es la revolución, señora'."
Manifestación en la ciudad marinera
de Wilhemshaven
El 3 de noviembre la revolución había comenzado con el motín naval en Kiel. 40.000
marineros y estibadores surgieron a través de las calles y un consejo de trabajadores
y marineros asumió el control de la ciudad. El 4 de noviembre la revolución se
extendía: las banderas rojas ondeaban en cada barco. El 6 de noviembre, consejos de
marineros, soldados y trabajadores tenían ahora el poder en Hamburgo, Bremen y
Lübeck. El 7 y 8 de noviembre Dresde, Leipzig, Chemnitz, Magdeburgo, Brunswick,
Frankfurt, Colonia, Stuttgart, Nuremberg y Munich les siguieron. No fue hasta el 9 de
noviembre cuando se estableció el Consejo de soldados y obreros en la capital, Berlín,
anterior centro de la revolución ¡En el Cuartel General del Ejército!
Sobre la última década, poco más o menos, una nueva raza de aprovechados consiguió
llegar a la cima del SPD, gente como Friedrich Ebert, Gustav Noske y Philipp
Scheidemann. Es irónico que individuos como Eduard Bernstein se hubieran acercado
a la izquierda durante la guerra y hubieran terminado en el centrista USPD. [2]
Los nuevos líderes socialdemócratas miraban con desprecio a los trabajadores
ordinarios. Scheidemann por ejemplo, exclamaba con absoluto horror que él '¡Fue
llevado a hombros por soldados condecorados con la Cruz de Hierro!' Él rápidamente
advirtió al Palacio del Emperador que: 'Hemos hecho todo lo que está dentro en
nuestra mano para tener a raya a las masas, ' y urgió al Kaiser a que abdicara para
reprimir la cólera de los trabajadores.
'Odio la revolución como el pecado'
Las acciones contrarrevolucionarias de Noske quedaron claramente reveladas cuando
fue enviado a Kiel para acabar con la rebelión naval. No era secreto el apoyo
imperecedero de Ebert a la monarquía. Estos nuevos líderes del SPD claramente veían
que su papel era hacer todo lo que estuviera en su poder para detener la revolución.
Sus escandalosas acciones no fueron el producto de la ingenuidad, sino de la traición
consciente.
La cabeza del gobierno, el Príncipe Max von Baden se acercó a Ebert y le preguntó:
'Si yo logro persuadir al Kaiser, ¿Le tengo a usted a mi lado en la batalla contra la
revolución social?' Ebert contestó: 'Si el Kaiser no abdica, entonces la revolución
social es inevitable. No la quiero - de hecho la odio como el pecado.'
Pero el Kaiser estaba determinado a esperar. Él había perdido completamente el
contacto con la situación y hablaba de la impertinencia de los súbditos hacia su Rey y
la necesidad, si fuera necesario, de reprimirlos con '¡Bombas de humo, gases, o
escuadrones de bombardeo y lanzallamas!' El general Groener le dijo a secas: 'Sire,
usted ya no tiene ejército'.
Los soldados armados vagaban por las calles silenciosas de Berlín pero el Kaiser
titubeaba, y rehusaba abdicar. La clase dirigente tuvo que actuar rápido cuando el
SPD, bajo presión, dimitió del recién nombrado gobierno. Sin retraso, el Príncipe Max,
anticipando la respuesta de Kaiser, anunció la abdicación del Rey. ¡Guillermo II quedó
asombrado al oír las noticias de segunda mano!
La ola revolucionaria que estaba barriendo Alemania era similar a los sucesos de
febrero de 1917 en Rusia. Los trabajadores, los soldados y los marineros tomaron el
poder en sus propias manos y los consejos [soviets] espontáneamente formados se
hicieron cargo de la situación. Pero el pueblo no diferenciaba entre las diferentes
capas de socialistas rivales. 'Fuera de la pura lealtad, centenares de miles de
trabajadores volvieron a su viejo partido que habían ayudado a construir, no importa
cuán violentamente estaban en desacuerdo con su política ... la lealtad a su
organización se ha convertido en una materia de instinto para el trabajador.' (Evelyn
Anderson, en Hammer or Anvil). En febrero 1917, en Rusia, las masas no hicieron
distinción entre los bolcheviques, mencheviques y Social Revolucionarios (SRs).
Trotsky explicó cómo tenían los mencheviques y SRs más recursos a su disposición,
más agitadores, más propagandistas, más vínculos con la intelligentsia, y pudieron
usar estos puntos de apoyo para influenciar a las masas que se habían movido en la
lucha. En Alemania como en Rusia, sólo la experiencia directa pondría a prueba las
lealtades de los trabajadores.
A corto plazo, a pesar del papel traidor de los líderes del SPD, que se oponían a la
revolución, las masas vieron a su organización tradicional como la personificación del
partido que los había despertado a la vida política. En este contexto, el USPD jugó un
papel importante pero secundario.
¡Viva la revolución!
Las manifestaciones de masas armadas que
convulsionaban Berlin, ahora obligaron al aterrorizado Max von Baden a actuar sobre
la base de situar a Ebert como Canciller (Primer Ministro):
"La revolución está a punto de ganar. No podemos aplastarla pero quizá la podamos
estrangular... si Ebert se presenta como el líder del pueblo, entonces tendremos una
República; si es Liebknecht, entonces bolchevismo. Pero si el abdicado Kaiser nombra
a Ebert como Canciller del Reich, entonces hay aún un poco de esperanza para la
monarquía. Quizás será posible desviar las energías revolucionarias por los canales
legales de una campaña electoral".
Friedrich Ebert, líder del SPD
Poco tiempo más tarde, cuando Scheidemann estaba ocupado en comer sopa en el
restaurante delReichstag oyó ruidosos gritos de las masas afuera. Corrió para el
balcón y espontáneamente anunció que Ebert era ahora Canciller. Entonces, como si
se le acabara de ocurrir, gritó '¡ Larga vida a la Gran República Alemana!'.
Tan pronto como Ebert escuchó esta noticia se puso completamente furioso. Según el
relato de Richard Watt, The Kings Depart: 'Su rostro se tornó lívido ... y golpeó
ruidosamente la mesa con su puño. Él estaba furioso por la presunción de
Scheidemann. ¡"Usted no tiene derecho a proclamar una República".' Pero era
demasiado tarde.
El primer acto del líder SPD como Canciller fue pedirle a Von Baden que aceptara el
cargo de Regente, esperando así restaurar una monarquía constitucional. El primer
llamamiento al pueblo fue: '¡Conciudadanos! Os pido a todos vosotros apoyo en el
difícil trabajo que nos aguarda... ¡Conciudadanos! Os apelo urgentemente : ¡Despejad
las calles! ¡Mantened la ley y el orden!'.
El poder efectivo estaba en manos de los Consejos de trabajadores, de soldados y de
marineros que se habían levantado por todo lo largo y ancho de Alemania. Se habían
elegido delegados en las asambleas en cada fábrica, cuartel, y barco para ver
representados sus intereses. Estos consejos eran lo mismo que los soviets, que los
trabajadores espontáneamente habían erigido Rusia en 1905, y otra vez en 1917. Pero
los trabajadores y los soldados, al igual que sus camaradas rusos después de febrero,
no tenían conciencia de su poder. Si la hubieran tenido, entonces podrían haber
formado, sobre una nueva base, un estado obrero alemán. En lugar de eso, cedieron
este poder a la coalición del SPD/USPD.
Los hechos se sucedieron rápidamente. El 10 de noviembre una reunión conjunta de
los Consejos Obreros y de Soldados de Berlin eligió una comisión directiva
provisional, la cual, a falta de un gobierno elegido, tomó el poder efectivo en sus
manos nombrando un gobierno de comisarios del pueblo. El nuevo gobierno estaba
compuesto exclusivamente de miembros del SPD y USPD: tres socialistas mayoritarios
(SPD), Ebert, Scheidemann y Landsberg; y tres socialistas independientes (USPD),
Haase, Dittmann y Barth. Aunque su poder descansaba sobre los consejos obreros,
estos líderes pronto se acomodaron a la vieja burocracia estatal y al Alto Mando
Alemán.
¿Qué tipo de democracia?
La meta de Ebert, Scheidemann, y los líderes socialdemócratas, era la de restablecer
la seguridad ciudadana tan rápido como fuera posible, a fin de que el control efectivo
y el poder pudieran ser devueltos a la clase dirigente. Mientras
los espartaquistas querían un Congreso Nacional de los consejos de obreros y
soldados como base para una genuina República Socialista de trabajadores, los líderes
SPD querían el establecimiento de una Asamblea Constituyente. [3]
Según la amenaza inmediata de revolución comenzaba a apaciguarse, la burguesia
alemana, que ayer había respaldado la autocracia, ahora era una apasionada
demócrata. Los partidos burgueses fueron reorganizados y renombrados, y pusieron
todo su peso detrás del llamamiento a una Asamblea Constituyente, como manera de
socavar la posición de los consejos de los trabajadores.
La cuestión de constituir una Asamblea Constituyente dio origen a una gran
controversia. En su lucha con la autocracia, la demanda de tal asamblea por mucho
tiempo había sido parte de las demandas democráticas del SPD. En el seno de las
masas, como reacción a los gobiernos antidemocráticos del Kaiser, había un apoyo
extendido a esta demanda democrática. Pero la Revolución de Noviembre había
erigido otro poder en forma de los consejos de obreros y soldados, lo cual en Rusia se
había convertido en la base del poder de los trabajadores. Los Espartaquistas, quienes
eran una diminuta minoría de la clase obrera alemana a esas alturas, tomaron una
actitud ultraizquierdista hacia la convocatoria de una Asamblea Nacional.
En Rusia, en la lucha contra el zarismo, los bolcheviques habían puesto el eslogan de
una Asamblea Constituyente revolucionaria como parte de su programa. Tuvieron en
cuenta las profundas aspiraciones democráticas de los trabajadores, los campesinos y
de otros explotados después de años de poder autocrático. Dependiendo de la relación
de fuerzas de las clases en una situación revolucionaria, una Asamblea Constituyente
puede proveer un foro para que los representantes de la clase obrera ganen el apoyo
masivo más amplio para un programa de cambio revolucionario.
Aún con el establecimiento de los soviets, en febrero de 1917, todavía los
bolcheviques ponían la demanda de una Asamblea Constituyente, la cual a esas
alturas había sido negada por el gobierno provisional. Esto no impidió a los
bolcheviques, de abril en adelante, que sacaran la demanda central de "todo el poder
para los soviets". Esto no les impidió explicar las ventajas de la democracia soviética
sobre una Asamblea Constituyente.
Al contrario, Lenin se hizo cargo de las fuertes críticas de Karl Kautsky contra el
poder soviético en su libro La revolución proletaria y el renegado Kautsky. Lenin
argumentó contra las distorsiones de Kautsky sobre Marx en relación al Estado.
Kautsky falló en reconocer la importancia de los soviets como los organismos para la
democracia de trabajadores. En relación a Alemania, él argumentaba a favor de la
necesidad de combinar los consejos obreros con el estado burgués. Él ignoraba los
antagónicos irreconciliables intereses de clase representados por los consejos obreros
por un lado, y el gobierno Ebert por otro. Él fue incapaz de captar el significado de la
situación de "poder dual" que se había presentado tras la revolución de noviembre. O
los consejos de obreros y soldados consolidaban su posición en la sociedad y
colocaban las bases para la democracia de trabajadores, o la burguesía alemana
restablecería su posición y reconstruiría su aparato estatal. No podría haber caminos
intermedios, como Kautsky discutía.
Reconociendo la importancia vital de los consejos obreros en la revolución, los
espartaquistas francamente denunciaron a todos los que trataban de promover la idea
de una Asamblea Constituyente. No comprendieron que mientras amplios estratos de
trabajadores todavía tenían ilusiones en las formas parlamentarias y en sus líderes
reformistas, el ala más avanzada y revolucionaria del proletariado tenía que hacer
campaña para destruir esas ilusiones y socavar la influencia del reformismo. Mientras
las amplias secciones de trabajadores todavía viesen a la Asamblea Constituyente
como algo muy prometedor, y mientras los Espartaquistas todavía no hubieran ganado
un apoyo abrumador, era incorrecto para los revolucionarios rechazar por principio
cualquier idea de una lucha alrededor de la convocatoria de una Asamblea
Constituyente.
Denunciaban a los líderes del SPD y el USPD como
"agentes camuflados de la burguesía" por su apoyo a dicha asamblea. Rosa
Luxemburgo llamó a la Asamblea Nacional un "desvío cobarde" y una "concha vacía".
Para los espartaquistas la cuestión estaba planteada rigurosamente y simplemente en
términos de democracia burguesa contra democracia socialista. Los espartaquistas
tenían una actitud completamente ultraizquierdista, como en el caso de La
Izquierda de Bremen - ¡Que incluso se salieron del Consejo de Obreros y Soldados
de Bremen porque no podían mezclarse con los "elementos contra-revolucionarios" del
SPD! Aunque eran luchadores revolucionarios valientes, carecían de una comprensión
de la estrategia y las tácticas. Estaban inflamados por las luchas de los trabajadores e
intoxicados por la revolución.
Cartel conmemorativo de la Liga Espartaco
En una de sus demandas se lee: '¡Abolición de todos los parlamentos y transferencia
de todo el poder a los consejos de obreros y soldados!' Esto simplemente jugaba a
favor de los líderes reformistas que canalizaban las simpatías democráticas de las
masas, y podían denunciar a los espartaquistas como "terroristas",
"antidemocráticos", etc.
El 16 de diciembre, el Congreso Nacional de Consejos de Obreros y Soldados apoyó
fuertemente a la Asamblea Nacional y aprobó su apertura para el 19 de enero. Un mes
atrás, el Comité Ejecutivo del Consejo de Obreros y Soldados de Berlin había tomado
la misma posición. Karl Radek recordaba, cuando llegó a Alemania a mediados de
deciembre:
"Eché un vistazo al periódico (Rote Fahne). Me quedé sobrecogido por la alarma. El
tono del diario sonaba como si el conflicto final estuviera sobre nosotros. No podría
ser más alarmista. ¡Si sólo pudieran evitar exaltarse!...
"Fue la cuestión de cómo relacionarse con la Asamblea Constituyente la que dio inicio
a la controversia... Era una idea muy tentadora la de contraplantear el eslogan de los
consejos por el de una Asamblea Constituyente. Pero el mismo Congreso de los
consejos estaba a favor de la Asamblea Constituyente. No podrías apenas pasar por
alto este detalle. Rosa y Liebknecht lo reconocían... Pero la juventud del partido
estaba decididamente contra ello, 'la romperemos con ametralladoras'."
Los bolcheviques y la Asamblea Constituyente
Lenin, el 26 de diciembre de 1918, claramente había puesto sobre la mesa la posición
bolchevique:
"Esta demanda sobre la convocatoria de la Asamblea Constituyente era una parte
perfectamente legítima del programa de la social democracia revolucionaria... Al
demandar la convocatoria de una Asamblea Constituyente, la social democracia
revolucionaria siempre, desde el comienzo de la revolución de 1917, ha enfatizado que
una república soviética es una forma más alta de democracia que la república
burguesa usual con su Asamblea Constituyente".
Lenin constantemente explicaba que una cosa era haber desarrollado una posición
teórica completa, y otra aplicarla a unas condiciones concretas. En noviembre de
1918, en Alemania, el poder estaba en manos de los consejos de obreros y soldados,
pero el proletariado no tenía conciencia de su posición dominante. Como en febrero
de 1917 en Rusia, los trabajadores y los campesinos se lo dieron a los
"compromisarios", quién a su vez se lo dio a la burguesía.
Mientras los bolcheviques, entre febrero y octubre de 1917, pedían "Todo el poder
para los soviets", también pedían una Asamblea Constituyente, la cuál había estado
bastante tiempo en su programa. Aun después de octubre, cuando los soviets de los
trabajadores tomaron el poder en sus manos, estos soviets siguieron adelante en
noviembre con los comicios para una Asamblea Constituyente. Se veía como una
manera de consolidar el apoyo a la revolución entre las secciones políticamente más
atrasadas de la clase media y el campesinado, para legitimar los logros de los soviets
entre todos los estratos y en cada esquina del país. Los comicios, sin embargo,
reflejaron el peso de muchas secciones que estaban lejos de los radicalizados
trabajadores y campesinos de las ciudades y áreas circundantes. Cuando la Asamblea
Constituyente fue convocada en enero de 1918, incluía a una mayoría de delegados
(predominantemente Social Revolucionarios de derecha y mencheviques) opuestos al
gobierno soviético.
En Alemania, el llamado a una Asamblea Constituyente estaba vinculado, a los ojos de
los trabajadores avanzados, con las aspiraciones revolucionarias. En Rusia, en 1918,
cuando los soviets, los órganos realmente democráticos de las masas, habían llevado a
cabo un transformación social, la Asamblea Constituyente fue tomada de los
terratenientes, capitalistas, y partidarios de los generales "blancos" como vehículo de
la contrarrevolución. Con una relación completamente cambiada de fuerzas, los
derechos "democráticos" formales de una asamblea constituyente reaccionaria no
podían amenazar la revolución socialista, y la Asamblea por eso fue disuelta por los
soviéticos. Bajo las condiciones que prevalecían en Alemania en 1918, cuando la clase
obrera no había tomado poder, la cuestión de la Asamblea Constituyente estaba
planteada de una forma completamente diferente.
Lenin, en su libro La enfermedad infantil del izquierdismo en el Comunismo [escrito
posteriormente, en 1920], al ocuparse de muchas de las tendencias ultraizquierdistas
dentro de los jóvenes partidos comunistas, intentó sacar todas las experiencias y las
lecciones del desarrollo de bolchevismo. Para educar a estos estratos jóvenes, Lenin
clarificaba: 'Las tácticas deben basarse en un análisis sobrio y estricto de todas las
relaciones entre las clases...". Lenin continua: "es demasiado fácil mostrar el
temperamento "revolucionario" de uno simplemente insultando el oportunismo
parlamentario.' En todo tiempo hay que tomar en consideración en tu propaganda y
tus esloganes, la conciencia presente de la clase obrera. 'No debes hundirte al nivel
de las masas, al nivel de los estratos atrasados de la clase. Eso es incontestable, '
expone Lenin. 'Pero al mismo tiempo, debes seguir sobriamente el estado real de la
conciencia de la clase y el estado de preparación de la clase entera (no sólo de su
vanguardia más común), y de toda la clase trabajadora (no sólo de sus elementos más
avanzados).' Ocupándose de la actitud comunista de la "izquierda" alemana hacia el
Parlamento, él aclara:
"No debemos observar lo que es obsoleto para nosotros sino lo que es obsoleto para la
clase, para las masas... ¿¡Cómo puede uno decir que "el parlamentarismo está
políticamente obsoleto, entonces millones y legiones de proletarios no sólo están a
favor del parlamentarismo en general, sino que son categóricamente (de acuerdo con
la izquierda alemana) contrarrevolucionarios"!? Es obvio que el parlamentarismo no
está todavía políticamente obsoleto. Es obvio que la "izquierda" en Alemania ha
confundido su deseo, su actitud ideológica política, con la realidad objetiva. Ese es el
error más peligroso que los revolucionarios pueden cometer".
Lenin remachó constantemente la necesidad de evaluar la conciencia de la clase
obrera, con todas sus ilusiones, para hacer a la medida la propaganda material y
esloganes que encontraran el mayor eco. Las ilusiones de las masas no se subsanarían
simplemente repitiendo abstractamente la importancia de los soviets sino mostrando
positivamente en la acción la exactitud de las ideas revolucionarias y experimentando
con ellas. La ultraizquierda, o simplemente los sectarios, gritan desde afuera mientras
que los marxistas genuinos participan en la lucha de los trabajadores, atendiendo
a todas sus ilusiones, tratando constantemente de subir su nivel de conciencia en cada
etapa en el desarrollo de la lucha.
Los argumentos para el boicot hacia la Asamblea Nacional, cuando las masas estaban
abrumadoramente a favor de la participación, estaban completamente equivocados. Al
final, a pesar del boicot del KPD, el 83% de la población votó, un porcentaje mayor
que en cualquier elección de la preguerra.
De modo semejante, su demanda después del 8 de diciembre de "Abajo con el
Gobierno" era ultraizquierdista y enteramente incorrecta, dado su pequeñísimo apoyo
en la población, y con simplemente 3.000 miembros poco preparados y alimentados de
impaciencia hacia los trabajadores que miraban hacia la revolución. Lenin había
avisado en contra del uso indebido de tal eslogan el 22 de abril de 1917: [4]
"El eslogan "Abajo con el Gobierno Provisional" es incorrecto en este preciso momento
porque, en ausencia de una mayoría bien fundada (una clase consciente y organizada)
de gente del lado del proletariado revolucionario, tal eslogan es, o una frase vacía, u,
objetivamente, una cantidad de intentos de un carácter aventurerista".
Las tareas de los bolcheviques fueron: (1) explicar la línea proletaria; (2) criticar la
política pequeño burguesa; (3) llevar a cabo propaganda y agitación; (4) organizar,
organizar, y otra vez organizar.
Lenin luchó contra cualquier rasgo de golpismo o Blanquismo en el Partido
Bolchevique. [5]
Su tarea principal fue ganar una mayoría para su lado por medio de la explicación
paciente, y no por los discursos ultraizquierdistas que seriamente podrían maleducar
a los cuadros dirigentes y desorientar al partido. Otra vez en abril, Lenin escribió:
"En las tesis reduje definitivamente la cuestión a una de lucha por la influencia dentro
de los Soviets de Diputados obreros, soldados y campesinas. Para no dejar huella de
duda a este respeto, dos veces enfaticé en las tesis la necesidad de un trabajo
"explicativo" paciente y persistente "adaptado a las necesidades prácticas de las
masas".
Fue el fracaso de Luxemburgo y Liebknecht en entrenar suficientemente a los cuadros
de dirigentes espartaquistas en la estrategia y las diferentes tácticas lo que permitió a
los ultraizquierdistas mantener el control de la organización espartaquista.
El 11 de noviembre, los espartaquistas formalmente cambiaron su nombre de Die
Internationale Group por el de Liga Espartaquista y se habían marcado nuevos
rumbos en las negociaciones con los sindicatos revolucionarios y el USPD. Aunque
tenían una influencia mucho mayor que lo que reflejaba su afiliación, los
espartaquistas tuvieron un muy limitado papel en los consejos, que se redujo
principalmente a Brunswick y Stuttgart - no tenían a nadie en el Ejecutivo de los
consejos en Berlin.
A últimos de noviembre, el Alto Mando Alemán en connivencia con Ebert, planeó
ocupar Berlin con tropas leales para establecer un gobierno fuerte. El general
Groener más tarde explicaba: "Diez divisiones van a marchar a Berlin para arrebatar
el poder de los consejos de obreros y soldados. Ebert estaba de acuerdo con esto ...
desarrollamos un programa para limpiar Berlin y desarmar a los espartaquistas".
Se intentó un golpe militar el 6 de diciembre, cuando las tropas marcharon a la
Cancillería declarando a Ebert presidente. Ebert trató de confundir y pidió tiempo
para consultar con su gobierno. Entretanto, los grupos de soldados del gobierno
asaltaron el periódico espartaquista Rote Fahne, atacaron una manifestación
espartaquista, matando a 14 de ellos, mientras que otro grupo arrestaba al Comité
Ejecutivo de los consejos de Berlin. Espontáneamente, un gentío de trabajadores
cayeron sobre los soldados del Reichswehr, liberando a los miembros del comité y
frustrando el intento de golpe.
Los líderes del SPD le dieron la vuelta al acontecimiento, culpando a los
espartaquistas de provocación. Aprovechando la oportunidad, la Liga Espartaquista
organizó manifestaciones de masas e incluso huelgas contra el intento de golpe de
estado. La cólera de los trabajadores de Berlin se reflejó en la manifestación del 8 de
diciembre que reunió a 150.000 personas. Los espartaquistas emitieron una llamada
urgente: '¡Trabajadores, Soldados, Camaradas! ¡La revolución está en peligro!
¡Preservad vuestro trabajo del 9 de Noviembre!...¡Los criminales son Wels,
Scheidemann, Ebert, y compañía... Echad a los culpables del gobierno! ¡La revolución
debe ser preservada ... a la tarea! ¡A la lucha!'
Las tropas de Groener comenzaron a llegar a la capital, bienvenidas por Ebert. Pero
en un pequeño espacio de tiempo comenzaron a fraternizar con los trabajadores
radicalizados de Berlin. La clase dirigente se vio forzada a esperar pacientemente su
momento.
El 16 de diciembre, se reunió en Berlin un Congreso Nacional de consejos de obreros
y soldados. Las reglas para la elección de delegados fueron dejadas a los designios de
los órganos regionales, de lo que resultó un Congreso completamente fuera de la
realidad de lo que ocurría en el resto de Alemania. Cuatro quintos de los 489
delegados eran miembros o partidarios del SPD, 195 eran funcionarios a tiempo
completo de partidos o de sindicatos - ¡Que sobrepasaban holgadamente a los 187
obreros asalariados registrados! Predeciblemente, la inmensa mayoría del congreso
respaldó la convocatoria de la Asamblea Constituyente, proponiéndola para enero de
1919.
Aunque la mayor parte del Congreso
Nacional apoyaba al SPD, su política estaba lejos de ser conservadora. Se aprobaron
resoluciones por una gran mayoría demandando la abolición del ejército permanente y
el establecimiento de la milicia popular. También demandaron que se eliminaran
todas las insignias de rango y que todos los soldados tuvieran permiso para elegir a
sus oficiales con derecho inmediato de revocación.
Soldados revolucionarios a finales de 1918
Además, los consejos de los soldados serían responsables del mantenimiento de la
disciplina en todas las Fuerzas Armadas. Más tarde, una resolución crucial del
Congreso sobre la economía demandando la nacionalización inmediata de todas las
industrias claves fue aprobada por una mayoría abrumadora.
Los ministros del SPD, sin embargo - confrontados con una rebelión - no tenían
ninguna intención llevar a cabo estas demandas, sino que por el contrario,
establecieron vínculos más cercanos con el Alto Mando Alemán.
El 23 y 24 de diciembre hubo choques entre el ejército regular y los marineros
amotinados en Berlin. El gobierno había exigido que el 80% de las tropas navales
fueran licenciadas y su cuartel general evacuado. Su negativa condujo al gobierno a
usar a las tropas contra ellos, lo que resultó en 67 muertos. Ésta no fue la primera vez
que el Reichswehr era usado de este modo, pero resultó que los ministros del USPD
dimitieron del gobierno en señal de protesta y fueron reemplazados por socialistas
mayoritarios (SPD), incluyendo al ambicioso Gustav Noske.
Durante todo diciembre, una alianza de elementos de monárquicos y
contrarrevolucionarios de adscripciones diversas (conjuntamente con los líderes del
SPD), dirigieron una cruel caza de brujas contra la Liga Espartaquista. La Liga Anti-
Bolchevique, financiada con dinero del gobierno, pegó carteles en las paredes de
pueblos y ciudades calumniando a los líderes espartaquistas. Se estaba creando una
atmósfera asesina para originar un pogromo contra Liebknecht y Luxemburgo.
Aparecieron carteles gigantes:
"¡Trabajadores! ¡Ciudadanos!
¡La caída de la Patria es inminente!
¡Salvadla!
No está siendo amenazada desde afuera, sino desde dentro:
Por el Grupo Espartaquista.
¡Apalead a su líder!
¡Matad a Liebknecht!
¡Entonces tendréis paz, trabajo y pan!
Firmado: Los Soldados del Frente".
La fundación del Partido Comunista
La situación se polarizó de manera sumamente rápida. A finales de diciembre, bajo el
impacto de la Revolución Bolchevique, la presión interna de la Liga Espartaquista la
obligó a transformarse de una organización federal autónoma en un partido comunista
centralizado. Para empezar, dio un ultimátum al USPD, al cuál estaba afiliada, para
organizar un congreso de emergencia para abordar la nueva situación. Tras su
inevitable rechazo, los espartaquistas siguieron adelante el 29 de diciembre con su
Conferencia, a la que llegaron 127 delegados, incluyendo a los de la Juventud Libre
Socialista, y fundaron el Partido Comunista de Alemania (KPD). Al igual que otros
partidos comunistas recién formados, estaban saturados de tendencias
ultraizquierdistas, lo cual se reflejó en su decisión, a pesar del consejo de Rosa
Luxemburgo, por 62 votos a 23, de boicotear las elecciones de la Asamblea Nacional
en enero.
Para enfatizar la resolución de boicot, Otto Rühle se encrespó con frases
escalofriantes: 'Debemos estimular continuamente la política viva de la calle ... será
nuestra tarea intentarlo y romperla (la Asamblea Nacional) por la fuerza. Y si esto no
tiene éxito, entonces déjemosla ir a Schilda. Entonces estableceremos aquí en Berlin
un nuevo gobierno. ¡Todavía tenemos dos semanas!'.
Dos mociones más fueron discutidas, que declaraban la afiliación a las asociaciones
sindicales incompatible con la del nuevo partido. Los comunistas se unirían a los
consejos obreros en lugar de eso, e '¡Iban a continuar de la manera más determinada
al trabajo de luchar contra los sindicatos!'
Muchos en el joven Partido Comunista alemán se equivocaron en reconocer la vuelta
de las masas hacia sus organizaciones sindicales. Antes de la revolución de
noviembre, había 1,5 millones de miembros sindicados; para el fin de diciembre de
1918, eran 2,2 millones; para el fin de 1919, 7,3 millones. Fue con gran dificultad que
el liderazgo del partido logró evitar poner estas resoluciones a votación. Pero, en una
semana, el KPD experimentaría un bautismo de fuego.
En la mayoría de las revoluciones, cuando los sucesos se calman, particularmente
después del rubor inicial de la victoria, las masas pueden sentir cómo las ganancias de
la revolución se zafan de sus manos. Las secciones avanzadas del proletariado,
dándose cuenta de la peligrosa situación, comienzan impacientarse e intentan retomar
la iniciativa. Algo semejante fue la situación que se dio, entre finales de diciembre de
1918 y primeros de enero de 1919, en Alemania.
Se pueden ver paralelismos similares en la Revolución Rusa, donde en junio y
primeros de julio de 1917, los estratos avanzados de los trabajadores, particularmente
en Petrogrado, intentaron el derrocamiento del Gobierno Provisional. En las "Jornadas
de Julio", en la revolucionaria Petrogrado, los trabajadores organizaron enormes
manifestaciones de masas armadas contra Kerensky, en respuesta al intento del
Gobierno Provisional de traer provocadoramente un Regimiento de Ametralladoras del
frente. Lenin vio los peligros de una prematura toma del poder: 'Debemos estar
especialmente atentos y ser cuidadosos, a fin de no caer en una provocación... Una
jugada equivocada de nuestra parte puede destrozar todo...'.
Los bolcheviques, sin embargo, no se apartaron de los trabajadores revolucionarios de
Petrogrado sino que, al contrario, intervinieron a la cabeza de las manifestaciones
para asegurar su carácter tranquilo y organizado. Eso no previno que la reacción se
moviera contra el Partido Bolchevique en julio, pero al menos pudo mantener intacta
la avanzada del proletariado ruso. Las acciones del Partido Bolchevique le ganaron un
prestigio enorme entre la clase obrera, y abonaron el terreno para conquistar a la
mayor parte de los trabajadores y a la mayor parte de los campesinos para el lado del
partido y preparar el terreno para el éxito de la Revolución de Octubre.
Otros sucesos similares pueden verse en la Revolución Española durante mayo de
1937 en Barcelona. Allí, el gobierno Republicano, bajo la presión de los estalinistas
que actuaban como una fuerza contrarrevolucionaria, intentó retomar el edifico de la
Telefónica de Barcelona de manos de los anarquistas. Esta provocación resultó en un
prolongado choque armado con el gobierno republicano, y acabó con la supresión
cruenta de la rebelión y la prohibición de organizaciones de trabajadores, como el
POUM. Esta vez, en la medida que no había un Partido Bolchevique fuerte, la derrota
en mayo fue un golpe aplastante para las secciones revolucionarias avanzadas del
proletariado español. Iba a sentar la base para la derrota de la Revolución Española y
la victoria final de Franco en 1939.
El "Levantamiento Espartaquista"
En Berlin, a principios de enero, existía un estado de crisis. Los tres ministros del
USPD acababan de dimitir del gobierno. Habían comenzado a circular rumoress sobre
un golpe, la campaña de la ultraderecha contra los Espartaquistas estaba en plena
actividad, y un ambiente de ansia y frustración comenzaba a desarrollarse entre los
trabajadores avanzados. Después de su formación, el Partido Comunista de Alemania
comenzó a dirigir una campaña implacable contra el Gobierno Social Demócrata y por
la necesidad de extender y completar la revolución socialista. La reacción, ligada a los
ministros de derechas, preparaba un cruento y decisivo encuentro con los
Espartaquistas y las tropas de los Independientes [el USPD] para asestar un golpe
definitivo contra la revolución y preparar el terreno para la restauración del viejo
orden.
En 1925, el general Groener, en un juicio en Munich, describió el complot ideado
entre el estado mayor y Ebert y Noske:
"El 29 de diciembres Ebert emplazó a Noske a dirijir a las tropas contra los
espartaquistas. En ese mismo día el cuerpo voluntario se reunió, y todo estuvo listo
ahora para la apertura de hostilidades." Otra vez, en las memorias del general Georg
Maercker se lee: 'En los primeros días de enero una reunión a la que asistió Noske,
que acababa de regresar de Kiel, tuvo lugar en los Cuarteles Estado Mayor en Berlin
con los líderes del Freikorps acordando los detalles de la marcha (a Berlin)." [6]
Gustav Noske, quién, el 6 de enero, había asumido el cargo de "Comisario del Pueblo
de Defensa", respondió a la petición de tratar con los trabajadores Berlin con las
palabras: "Uno de nosotros debe ser perro de presa". Noske iba a saborear este papel
recién descubierto.
Al final de diciembre, se habían puesto 10.000 marcos alemanes por la cabeza de Karl
Radek, el representante bolchevique en Alemania, por parte de la Liga Anti-
Bolchevique. Al mismo tiempo, una campaña de denigración contra Emil Eichhorn, el
presidente de la policía de Berlín, miembro del USPD, estaba siendo llevada a cabo. Él
había organizado una fuerza policial de "izquierda" con 2.000 trabajadores y soldados.
La acción contra este hombre iba a ser utilizada como provocación para forzar a los
espartaquistas, las bases del USPD y los trabajadores de Berlin a una acción
prematura. El 3 de enero, después de una serie de cargos falsos, Eichhorn fue llamado
al Ministerio de la Gobernación para dimitir. El Socialdemócrata de extrema derecha,
Eugen Ernst, iba a ser puesto en su lugar. Como se esperaba, Eichhorn rehusó su
remoción.
Al mismo tiempo que esta provocación, el Ejecutivo de Berlin del USPD, que eran los
principales dirigentes de los "delegados sindicales revolucionarios", inmediatamente
adoptaron una resolución respaldando a Eichhorn. Entonces se reunieron con líderes
del KPD para abordar una acción conjunta. [7]
Con la negativa del gobierno de echarse atrás, el Ejecutivo del USPD en Berlin,
conjuntamente con los "delegados sindicales revlucionarios" y el KPD, convocaron una
manifestación masiva el 5 de enero. Esto resultó en centenares de miles de
trabajadores marchando hacia el cuartel general de la policía. Un "Comité
Revolucionario" fue establecido representando al USPD, el KPD y a los "delegados
sindicales revolucionarios". Fueron informados de que la guarnición de Berlin
apoyaba su reivindicación y que podrían confiar en la asistencia militar de Spandau y
Frankfurt. El comité por consiguiente decidió, dado su apoyo aparente, rechazar el
despido y usar la oportunidad para intentar el derrocamiento del gobierno de Ebert-
Noske-Scheidemann.
En diciembre, grupos de trabajadores revolucionarios habían ocupado las oficinas de
la redacción delVorwärts, la publicación del SPD. Habían sido persuadidos para salir,
pero ahora, una vez más, se sugirió una ocupación mayor aún. Después de lograr esto,
otras oficinas importantes de noticias impresas fueron también ocupadas. Al día
siguiente, 500.000 trabajadores tomaron las calles, también las grandes fábricas se
unieron al paro. Más manifestaciones fueron convocadas por el Comité
Revolucionario, que entonces entró en sesión permanente, pero sin planes o
estrategia detallada de cómo podrían alcanzar sus metas.
Los trabajadores no sólo ocuparon el Vorwärts, sino también la oficina de imprenta
del Reich, el cuartel general del ferrocarril, los almacenes de comida y otros edificios.
Incluso el Reichstag fue ocupado por un período breve. Noske más tarde escribió:
"Grandes masas de trabajadores... respondieron a la llamada a la lucha. Su eslogan
favorito 'Abajo, abajo, abajo' (con el gobierno) resonaba una y otra vez. Tuve que
cruzar al cortejo en la Puerta de Brandenburgo, en el Tiergarten, y otra vez delante
del cuartel general del Estado Mayor. Muchos manifestantes estaban armados. Varios
camiones con ametralladoras estaban parados en elSiegessaule. Repetidamente,
educadamente pedí permiso para pasar, ya que tenía un recado urgente. Atentamente,
me permitieron cruzar. Si las masas hubieran tenido líderes determinados, firmes en
lugar de vacilantes, para el mediodía Berlin habría estado en sus manos".
La posición oficial del KPD en esta hora estaba en contra
de un intento de derrocar al gobierno Social Demócrata. Dado el balance de fuerzas a
nivel nacional, tal acción sería una pura aventura. Pero el tono general del periódico
del KPD, Rote Fahne, estaba lleno de ataques al gobierno y urgía a los trabajadores a
pasar a la acción. Los dos representantes del KPD en el comité, Karl Liebknecht y
Wilhelm Pieck, sin autorización del partido, secundaron la resolución que apoyaba la
insurrección. Liebknecht era un líder obrero, un hombre de acción cautivado por el
movimiento de las masas. Para él la revolución era una reacción gutural. Él no era un
teórico, y carecía de una comprensión firme de las tácticas y la estrategia necesarias
para llevar a cabo una revolución con éxito.
Karl Liebknecht en un mitin
El "Comité Revolucionario" tuvo debates interminables, pero fracasó en dar una
dirección coherente al movimiento de masas, que comenzaba a disiparse. Esta
vacilación prolongada y esta indecisión tuvo consecuencias catastróficas en la
confusión y desorientación del proletariado.
El terror blanco
Las fuerzas de la contrarrevolución se habían preparado para una confrontración
sangrienta con los trabajadores de Berlín. El 10 de enero el regimiento de Potsdam de
los Freikorps llevó a cabo un ataque. El 11 de enero Noske trajo más contingentes de
tropas dirigidas por oficiales monárquicos. El gobierno estaba determinado a retomar
el edificio Vorwärts por la fuerza. A primeras horas, un ataque con artillería pesada y
morteros provocó daños enormes en el edificio y muchos heridos. Para los rebeldes, la
situación se volvió desesperada y los restantes 300 trabajadores en el edificio se
vieron forzados a rendirse. En una semana, oficialmente 156 personas habían sido
asesinadas y centenares heridas. Según palabras de Paul Frölich, "el Terror Blanco
había comenzado".
La contrarrevolución actuó rápidamente. En un pequeño espacio de tiempo, dos
miembros avanzados del KPD, Leo Jogiches y Hugo Eberlein, fueron arrestados. El
ministro de gobernación Philipp Scheidemann había puesto un precio extraoficial de
100.000 marcos alemanes a las cabezas de Liebknecht y Luxemburgo. Un frenesí
batió a la prensa burguesa para tratar de acabar con estos bolcheviques de una vez
por todas. Incluso la publicación del SPD, Vorwärts, tomó parte en la algaraza. El 13
de enero publicaron un poema que acababa con un verso:
¡"Muchos cientos de cadáveres en fila - Proletarios! Karl, Radek, Rosa y Compañía–
¡Ninguno de ellos está aquí, ninguno de ellos está aquí!
¡Proletarios!".
El 15 de enero Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo fueron arrestados por oficiales
reaccionarios delFreikorps. Ambos fueron llevados al cuartel general de la División de
Guardias de Caballería para "una investigación". Liebknecht fue el primero en ser
'escoltado' afuera y en ser disparado, supuestamente tratando de escapar. Luego Rosa
Luxemburgo fue conducida afuera. Según ella dejó el edificio, un oficial usó la culata
de su rifle para hacer pedazos su cráneo. Su cadáver fue tirado en elLandwehr Canal,
donde no fue descubierto hasta el 31 de mayo. Los oficiales responsables de los
asesinatos, con excepción de dos breves condenas, quedaron virtualmente impunes. El
proletariado alemán había perdido a dos de sus líderes más sobresalientes.
Los sectarios han sacado conclusiones completamente erróneas del
llamado Levantamiento Espartaquista. Por supuesto, la existencia de un partido
revolucionario de masas en la línea de los bolcheviques en 1918-19 pudo haber
transformado la situación completamente. Pero surge la cuestión de cómo puede
forjarse tal partido. Chris Harman en su libro, La Revolución Perdida, reprende a Rosa
Luxemburgo:
"Su error táctico no puede explicarse por lo que ocurrió en diciembre o enero, sino
por un error muy anterior - cuando en 1912 y 1916 ella subestimó la importancia de
edificar un partido socialista revolucionario independiente... en contraste con la
repetida insistencia de Lenin en la independencia política y administrativa de los
revolucionarios de los centristas".
Esto es fundamentalmente falso, entiende a Lenin al revés y repudia la experiencia
entera del bolchevismo. El fracaso de Rosa Luxemburgo en construir un partido
revolucionario de masas no se debió al hecho de que ella no había roto antes con la
social democracia para formar a una facción independiente, sino que su fracaso fue no
crear una tendencia homogenea y organizada dentro del SPD mucho antes.
El Grupo Die Internationale no fue establecido hasta 1916, y fue una federación
imprecisa de agrupaciones. En este sentido, ella menospreció la importancia de la
organización.
Harman falla en reconocer que el bolchevismo se desarrolló dentro de la estructura
del Partido Obrero Social Demócrata Ruso. Los bolcheviques de Lenin formaron el ala
revolucionaria de la social democracia y llevaron a cabo una lucha teórica, una lucha
política, con los mencheviques dentro de la misma organización. No fue hasta 1912
que la facción bolchevique se constituyó a sí misma como un partido independiente.
En el campo internacional, Lenin se consideraba a sí mismo pariadario de Karl
Kautsky, hasta 1914. Por aquel entonces, Rosa Luxemburgo estaba mucho más
acertada en sus críticas hacia Kautsky que Lenin, en la medida que ella tenía la
experiencia de las actividades cotidianas de Kautsky. Hasta 1914, Lenin consideraba
al SPD alemán bajo el liderazgo de Bebel-Kautsky como el modelo para cada partido
de la Segunda Internacional. La crítica bolchevique hacia los mencheviques se
equiparaba a la de los ataques de Kautsky hacia los revisionistas del entorno de
Bernstein.
Cuando se formaron partidos comunistas de masas en Alemania, Francia, e Italia, no
surgieron de grupos pequeños o sectas, aisladas de las organizaciones de masas, sino
que salieron de escisiones enormes de la vieja socialdemocracia - los partidos
tradicionales de la clase obrera.
Precisamente, la razón por la que el Partido Comunista Británico permaneció siendo
una secta fue por su fracaso en conquistar a los trabajadores de las organizaciones de
masas, particularmente en el Partido Laborista. Aún después de su formación como un
partido independiente, en 1920, Lenin sostenía que el nuevo Partido Comunista
Británico debería afiliarse al Partido Laborista. Esta también fue la postura adoptada
en el Segundo Congreso de la Internacional Comunista. ¿Por qué esto? Eso está en
completa contradicción con la interpretación de Harman sobre Lenin de de crear un
partido comunista británico de masas, fuera del Partido Laborista, conquistando a sus
bases. La postura de Lenin fue combatir las ideas del reformismo y revisionismo, pero
nunca permitir que las fuerzas del marxismo se aislaran de la clase obrera. Esto sería
caer en los errores estériles del sectarismo.
Después de la sangría de Berlin, los nuevos comicios para la Asamblea Nacional
(el Reichstag) tuvieron lugar el 19 de enero. El KPD equivocadamente boicoteó los
comicios. El SPD, sin embargo, logró 11,5 millones de votos, mientras que el USPD
tuvo casi 2,5 millones. Así, los dos partidos obreros, que formalmente defendían el
marxismo y el socialismo, consiguieron alrededor del 45% de todos los votos. Los
partidos burgueses de derecha lograron reunir con esfuerzo un escaso 15% del
electorado.
La primera acción del SPD fue acercarse a los Independientes [el USPD] para formar
el nuevo gobierno. Pero cuando éstos rehusaron, se aproximaron a los partidos
burgueses: ¡Los Demócratas y el Partido del Centro, que no sólo aceptaron participar
sino que incluso aceptaron el programa de socialización!
Después de la derrota del "Levantamiento
Espartaquista", las fuerzas contrarrevolucionarias de los Freikorps y otras divisiones
"leales", tomaron la iniciativa en un buen número de provincias para restaurar la
seguridad ciudadana. En febrero, sus tropas habían ocupado Bremen y disuelto a la
fuerza su Consejo de Obreros y Soldados. Otras acciones militares siguieron a ésta en
Bremerhaven y Cuxhaven. En Alemania central, tropas respaldadas por el gobierno
desarticularon los consejos en una ciudad tras otra. Los trabajadores, sin embargo, no
dejaron sus conquistas sin una dura lucha en la cual hubo miles de muertos durante
prolongadas batallas callejeras.
Los Freikorps - formaciones militares semifascistas - fueron establecidos en diciembre
de 1918, estaban dirigidos por oficiales de clases altas reaccionarios. Estos, atrajeron
a los elementos mercenarios más degenerados que comenzaron sus carreras militares
de posguerra luchando contra el bolchevismo en los estados bálticos. En su regreso a
Alemania, mucha de esta escoria, de la "División de Hierro" del General Ruediger von
der Goltz, todavía traían puestos los emblemas de la esvástica del Freikorps báltico en
sus cascos de acero. Noske iba a confiar completamente en este gente reaccionaria en
su intento para restaurar la "seguridad ciudadana".
Al final de febrero, 1.500 delegados se reunieron en la reunión general de los consejos
Berlin para abordar acciones de solidaridad con los trabajadores de Alemania Central.
La composición de estos consejos reflejaba un cambio en el equilibrio de fuerzas
dentro de la clase obrera, con los partidarios del SPD ahora siendo sobrepasados en
número por los Independientes y los representantes del KPD. En la asamblea
convocada se discutieron demandas que incluían la organización de una milicia
trabajadora, la disolución de los Freikorps y la liberación de los presos políticos. Para
obtener sus demandas, el 90% favoreció la convocatoria de una huelga general. En 24
horas una huelga masiva paralizó Berlin.
Se levantaron barricadas y comenzó la lucha cuando los Freikorps trataron de
restituir la normalidad. El gobierno actuó velozmente, dando poderes dictatoriales a
Noske sobre todo en Berlin. Él inmediatamente dio órdenes para que 30.000 soldados
de los Freikorps entraran en la ciudad. El 9 de marzo el Consejo de Obreros y
Soldados resolvió terminar la huelga, pero esto no logró aplacar a Noske y a
los Freikorps. Al contrario, él anunció que "cualquier ciudadano que use armas contra
las tropas del gobierno será fusilado en el sitio". Cuando la lucha terminó, unos 2-
3.000 trabajadores resultaron muertos y al menos 10.000 fueron heridos. El 10 de
marzo, Leo Jogiches, el presidente del Partido Comunista, fue asesinado en una
estación de policía, "al tratar de escapar".
Notas del editor:
*Este artículo es un capítulo que forma parte del libro From Revolution to Counter-
Revolution de Rob Sewell.
[1] La noche quedó atrás, Jan Valtin, editorial Seix Barral, Barcelona 2008, páginas
17-19.
[2] Término político con el que el marxismo denomina a una tendencia política que
oscila entre el reformismo de izquierda y el marxismo. Antes del estallido de la
revolución, un grupo de dirigentes del partido tradicional, el SPD, se habían escindido
para formar el USPD, Partido Social Demócrata Independiente, con una fuerte base
obrera, en particular en Berlín.
[3] Espartaquistas, miembros de la Liga Espartaco, constituidos como tal el 1 de
noviembre de 1918. Antes, durante la I Guerra Mundial, los seguidores de Rosa
Luxemburgo, Liebcknecht y demás dirigentes de la izquierda del SPD que se
opusieron activamente a la política belicista de los dirigentes del partido durante la I
Guerra Mundial, habían empezado a crear una especie de red entre ellos, el grupo Die
Internationale. Al final de diciembre de 1918, junto a otras tendencias de izquierda,
celebraron el Congreso para constituirse en Partido Comunista de Alemania, KPD por
sus siglas en alemán.
[4] En abril de 1917, dos meses después de la revolución que depuso al Zar, al
comienzo de la Revolución Rusa.
[5] Blanqui, revolucionario francés del siglo XIX que propugnó la realización de golpes
o putchsrevolucionarios de una minoría, como forma de llevar adelante la Revolución.
[6] Freikorps, "cuerpos libres", batallones de soldados especialmente reaccionarios,
provenientes de las zonas más atrasadas de Alemania, organizados de común acuerdo
entre los máximos líderes socialdemócratas y el Alto Mando alemán del ejército.
[7] Los delegados sindicales revolucionarios, del USPD, habían trabajado en los dos
últimos meses estrecha y casi diariamente con Liebcknecht, y eran los dirigentes de
500.000 afiliados a los sindicatos en Berlin, donde los espartakistas tenía tan solo a 50
militantes en noviembre según un informe de Radek (Pierre Broué, Revolución en
Alemania /I. A. Redondo editor. Barcelona, 1973, pag. 162)