El 28 de Marzo Del 585 a.C.

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 El 28 de Marzo del 585 a.C. L a primera Gran Revolución Mental. Del   My thos  al Logos (Josep Seguí Dolz. Capítulo de l ibro en proceso) Estas cosas jamás sucedieron, pero existen siempre”. Salustio. Sobre los dioses y el mundo 1 . "El mejor de entre ellos no conoce sino opiniones, y las retiene firmemente; sin embargo, la justicia descubrirá a los engendradores y testigos de falsedades". Heráclito, Fragmentos . Pero ahora dejemos que nuestro mito vaya adonde lo lleve la voz  popular ”. Platón, La República. Remontémonos de nuevo a principios del Neolítico. Como hemos visto durante este período se dan procesos que parecen generar la capacidad mental humana de abstracción y el pensamiento inferencial. Mediante ambas capacidades es posible explicar una cosa en función de otra, independientemente de que esta otra cosa sea verdadera o no. O sea real o no; asuntos que no importan en el pensamiento mítico. Lo único importante es poder explicar algo que no se entiende. Ese algo, durante el Neolítico, es la naturaleza, el cosmos. Lo que he aprendido hasta aquí es que el mito es ni más menos que la primera muestra de nuestra capacidad de hacer algo con símbolos. No hay absolutamente ningún otro ser en la tierra (desconozco si en el resto del universo) capaz de hacer eso. Ni de lejos. Me asombraría mucho que algo se pueda explicar sólo desde la experiencia directa. Pero lo que realmente me maravilla es que se pueda explicar algo en función de otro algo. Por analogía. Usando metáforas. Creando, en definitiva el lenguaje, tal y como hacemos unos cuarenta mil años atrás. Me atrevo a afirmar muy seriamente que sin eso no hubiera venido todo lo que ha venido después. Todo empieza a 1  Cit. en Calasso , Roberto (1988).

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Del Mythos al Logos

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  • El 28 de Marzo del 585 a.C. La primera Gran Revolucin Mental. Del

    Mythos al Logos

    (Josep Segu Dolz. Captulo de libro en proceso)

    Estas cosas jams sucedieron, pero existen siempre. Salustio.

    Sobre los dioses y el mundo1.

    "El mejor de entre ellos no conoce sino opiniones, y las retiene

    firmemente; sin embargo, la justicia descubrir a los engendradores y

    testigos de falsedades". Herclito, Fragmentos.

    Pero ahora dejemos que nuestro mito vaya adonde lo lleve la voz

    popular. Platn, La Repblica.

    Remontmonos de nuevo a principios del Neoltico. Como hemos visto

    durante este perodo se dan procesos que parecen generar la capacidad

    mental humana de abstraccin y el pensamiento inferencial. Mediante ambas

    capacidades es posible explicar una cosa en funcin de otra,

    independientemente de que esta otra cosa sea verdadera o no. O sea real o

    no; asuntos que no importan en el pensamiento mtico. Lo nico importante es

    poder explicar algo que no se entiende. Ese algo, durante el Neoltico, es la

    naturaleza, el cosmos.

    Lo que he aprendido hasta aqu es que el mito es ni ms menos que la

    primera muestra de nuestra capacidad de hacer algo con smbolos. No hay

    absolutamente ningn otro ser en la tierra (desconozco si en el resto del

    universo) capaz de hacer eso. Ni de lejos. Me asombrara mucho que algo se

    pueda explicar slo desde la experiencia directa. Pero lo que realmente me

    maravilla es que se pueda explicar algo en funcin de otro algo. Por analoga.

    Usando metforas. Creando, en definitiva el lenguaje, tal y como hacemos

    unos cuarenta mil aos atrs. Me atrevo a afirmar muy seriamente que sin eso

    no hubiera venido todo lo que ha venido despus. Todo empieza a

    1 Cit. en Calasso, Roberto (1988).

  • mentalizarse en el mito. Pero el mito no se acaba en s mismo Demos la

    bienvenida al Logos!

    Hay algo que llama poderosamente la atencin en la etapa

    inmediatamente pre-lgica: la enorme movilidad fsica y cultural de las ciudades

    de la costa jnica, como Mileto y feso. Es all especialmente donde se da el

    cambio revolucionario que supone la aparicin del Logos. Pero, por qu el

    Logos? El caldo de cultivo previo est en plena ebullicin mtica. Y algunas

    personas cambian su mirada de la naturaleza y sus explicaciones a lo social y

    sus relaciones. Dejan de buscar en el ms all y encuentran en el ms ac.

    Ya hace aos que los socilogos Howard Becker Barnes y Harry Elmer

    Barnes (1938) proponen un concepto que parece acertado para explicar ese

    cambio de mirada: la movilidad mental. Esta movilidad est basada, sin duda,

    en la fsica y la social. La ebullicin de comercios, relaciones, razas y culturas

    en las costas jnicas durante los siglos VII y VI a.C. es enorme. El territorio, el

    entorno cambia. Y esa ebullicin no parece darse en otros entornos

    geogrficos. Por qu s aqu? Lo desconozco...

    El discurso lgico aparece en Grecia casi de repente un poco ms tarde,

    durante los siglos VI i V a.C. Insisto: por qu? Esa aparicin se nos muestra

    de forma algo abrupta e inesperada. Sin embargo, sabemos que las cosas no

    ocurren porque s, ni de repente. Siempre hay un caldo de cultivo, un entorno

    social y procesual que facilita la aparicin de nuevos paradigmas (siguiendo la

    terminologa del terico de la fsica Thomas S. Khun, 1962, 2), el gran cambio

    de paradigma en este caso.

    Los prrafos que siguen a continuacin tratan de apuntar alguna idea en

    torno al cmo de este gran cambio. Dar una respuesta definitiva es imposible.

    Se trata tan slo de expresar en voz alta algunas reflexiones acerca de

    sucesos que influyen de forma definitiva en el ser y el saber del humano; en su

    mentalidad.

    2 De quien ms adelante revisar algunas de sus propuestas al respecto.

  • El proceso del paso del Mythos al Logos supone cambiar la mirada y el

    centro de atencin de lo csmico a lo humano. Sin que desaparezca la

    religiosidad (que no es lo mismo que el pensamiento mtico), asistimos a lo que

    podemos llamar un cambio de mentalidad. A continuacin propongo tres

    niveles de anlisis que dan un cierto orden a las reflexiones: el poltico; el

    social; y el psicolgico. Esta propuesta es un tanto artificial, pues las

    interacciones entre los diferentes niveles son mltiples, como advierte el

    profesor ingls N.R.E. Fisher en cuanto a una taxonoma similar a la propuesta:

    en la antigua polis cuestiones en teora separables en compartimentos

    diferentes, tales como "social", "poltico", "econmico" y "religioso", tienden a

    estar inextricablemente interconectadas (1976, p. ix).

    Lo que acontece durante el perodo de aparicin del Logos muestra una

    poltica enormemente convulsionada a todos los niveles. Durante los siglos VIII

    y VII a.C. se genera una intensa actividad comercial partiendo desde la Grecia

    antigua hacia todo el Mediterrneo. Al mismo tiempo, y probablemente a causa

    de la actividad mencionada, se dan amplios y profundos procesos de

    colonizacin, expansin y fundacin de nuevas polis. El imperio persa parece

    reaccionar ante la expansin griega y en el siglo V tienen lugar las guerras

    mdicas. Como resultado del triunfo sobre los persas parece adivinarse una

    eclosin de los sentimientos de pertenencia de los griegos a una misma

    comunidad. Fruto de ellos se refuerzan las ciudades-estado, entre las que es

    preciso destacar Atenas y Esparta y los nuevos regmenes polticos que

    instauran. No podemos hablar exactamente de un sentimiento nacional griego.

    La rivalidad (aunque tambin hay alianzas puntuales) entre las dos grandes

    ciudades es potente.

    Esparta mantiene un rgimen poltico muy peculiar. Es un rgimen anti

    tirnico que, de hecho, derroca otras tiranas. El ciudadano vive por y para el

    Estado y el ejrcito; al tiempo que estos no tienen ningn sentido sin aquel. Es

    un rgimen estatista, s. Pero no tirnico. Podramos hablar, quiz, de un

    rgimen comunista en el sentido de que nada tiene sentido sin la comunidad,

    sin un fuerte sentimiento de pertenencia a la misma, que es regulada por el

    poder estatal de los ms fuertes. Esto no es en s tirana aunque s que lo

  • sera para nosotros, claro- ya que se acepta con naturalidad de generacin en

    generacin.

    En Atenas nace la democracia durante el siglo V (bajo los auspicios,

    bsicamente, de las potentes reformas institucionales impulsadas por Pericles)

    tras constantes luchas aristocrticas por el poder durante finales del siglo VI.

    Las reformas de Pericles y la democracia generan un desarrollo en todos los

    mbitos poltico-culturales desconocido hasta la fecha. A partir del siglo V el

    rgimen democrtico se mantiene con pocas variaciones estructurales durante

    casi doscientos aos.

    Probablemente ese sentimiento de pertenencia a que me refiero

    adems de causas econmicas y territoriales, entre otras- provoca la gran

    guerra del Peloponeso entre las dos ciudades. La derrota de Atenas genera

    entre sus ciudadanos una gran crisis a todos los niveles.

    Socialmente la sensacin de pertenencia a una comunidad determinada

    es la que refuerza la polis, que no es un espacio fsico o la organizacin en s

    aunque tambin forman parte del concepto- sino que adquiere un significado

    simblico mucho ms amplio. El individuo siente que sus quehaceres son tiles

    a su comunidad, percibiendo que sus acciones individuales repercuten en el

    entorno poltico, al tiempo que esa individualidad se percibe protegida contra la

    opresin, el crimen o la guerra (Fisher, 1963). La organizacin social en torno a

    la oiks (familia) cambia sin perderse, al tiempo que las viejas organizaciones

    sociales basadas en la demos micnica amplan sus estructuras y parecen

    suavizarlas, mostrndose en las nuevas polis ms al servicio del ciudadano.

    No podemos hablar de clases sociales en el sentido en que ahora las

    entendemos; aunque s de un cierto paralelismo con la cosmovisin trifuncional

    caracterstica de las culturas indoeuropeas (Eliade, 1978). Dicha cosmovisin

    se fundamenta en lo que podramos llamar (aunque el concepto no es exacto;

    pero por entendernos) clases sociales. Como digo, son tres: a) las aristocracias

    bsicamente militares; b) los sacerdotes y juristas; y c) los hombres libres. Esta

    es la estructura social bsica. Pero hay en Grecia una cuarta funcin (o grupo,

    si se quiere) social (en ningn caso clase): los esclavos, grupo que no aparece

  • en las culturas precedentes o contemporneas a la griega (y a la romana) tal

    como lo hace en esta. El historiador norteamericano Moses I. Finley (1980)

    dedica un interesante estudio a la cuestin, analizndola de forma diacrnica y

    comparando la esclavitud de los griegos con la de los primeros decenios de la

    historia de los Estados Unidos de Norteamrica, pas en cuya gran prosperidad

    y potencia econmica tuvo mucho que ver la mano de obra gratuita que supuso

    la esclavitud. Resulta interesante resaltar dos asuntos: a) los esclavos son

    propiedad absoluta de sus amos. Aunque comparten tareas con los

    trabajadores libres, son seres aparte. No tienen ningn derecho ms que el de

    ser esclavos. b) Pero este discurso que aparece tan negativo a la mirada actual

    se muestra, sin embargo en el perodo analizado, como natural. Algunos de los

    relatos de la pequea historia (con minscula) de la vida cotidiana griega

    narran, entre otras cosas, ancdotas ilustrativas de esta naturalidad. Por

    ejemplo, el papel de la esclava en el relato de Lysias sobre el asesinato de

    Erastosthenes por el adulterio cometido con la esposa de Euphiletos, su

    asesino (Fisher, 1976). Explicar...

    Hay otro grupo en la Grecia clsica que alcanza una gran relevancia

    social; nunca conocida en otras pocas: la de los nios y adolescentes.

    Dejando de lado aspectos seguramente un tanto oscuros para nuestra cultura

    (me refiero, obviamente, al sexo), los ms jvenes son autnticos protagonistas

    de la vida social y cultural griega. No son proyectos de adultos, sino autnticas

    realidades psicolgicas y funcionales. Si en Esparta abandonan pronto la oiks

    para integrarse en el ejrcito, en la Atenas democrtica son educados en las

    artes de la Ciencia y la Filosofa, llegando a institucionalizarse sus funciones.

    Algn autor, de hecho, afirma que la institucionalizacin de la llamada

    pederastia es lo que llev a Grecia a su grandeza (Armstrong, 1996). Este

    aspecto es por s solo ms que discutible; pero no deja de invitar a la reflexin

    si lo consideramos junto a otros.

    Mileto es, en el siglo VI a.C. una Ciudad de la costa de la actual Turqua.

    Parece ser que all nace o, al menos, desarrolla la mayor parte de sus

    actividad, un tal Tales, considerado el fundador del Filosofa occidental. La

    mirada del milesio se vuelve ya definitivamente hacia su entorno. El filsofo ha

  • viajado por Egipto y tambin por Caldea, cerca de la actual Irak y regada por

    los ros Tigris y Eufrates y se trae de all una parte del todava pensamiento

    mtico. Pero, de alguna manera, lo transforma. Propone que el origen de todo

    est en el agua y que todo tiene vida, digamos, orgnica. Todo est invadido

    por el espritu de los dioses. Esta propuesta, todava parcialmente mtica,

    supone un cambio de mirada, ya que ve a los dioses en la materialidad, no en

    lo desconocido. Invito a la lectora o al lector a que se site en el tremendo

    cambio paradigmtico que esto supone. Tales no busca el origen de las cosas

    en el ms all, si no en las propias cosas. Estn animadas (tienen alma; nima)

    por el espritu de los dioses3. Pero su origen est aqu; no all. No temo

    repetirme e insisto: el cambio de paradigma es tremendo. Y este cambio,

    seguramente, lleva tambin al nacimiento de la incipiente Ciencia. No como la

    conocemos ahora; pero ya incipiente, como digo.

    Efectivamente, fruto de sus viajes Tales de Mileto aprende muchas de

    las tecnologas que las culturas egipcia y caldea han desarrollado. La Ciencia

    es eminentemente tecnolgica; es decir prctica. Se crean cosas que

    funcionan; pero no se analiza todava del todo por qu funcionan. Sin embargo,

    el milesio predice un eclipse solar el 28 de Marzo del 585 a.C. De forma un

    tanto simblica se considera esta fecha como la del nacimiento de la Filosofa y

    de la Ciencia (ahora no hay diferencias) tal y como empezamos a concebirlas.

    Con su prediccin Tales busca la causa de un fenmeno csmico. Si es posible

    predecirlo en base a observaciones previas y a lo aprendido de las sociedades

    orientales todava mticas, recodmoslo; pero con un desarrollo tecnolgico

    apreciable- sobre el cosmos, entonces es posible explicarlo sin necesidad de

    acudir al capricho de los dioses en el ms all. Y si el mundo el csmico, pero

    tambin el natural y el humano- no dependen exclusivamente de los dioses es

    que puede ser explicado en trminos humanos, racionales; ya no mticos. El

    mundo se repliega sobre el hombre, lo envuelve y absorbe sus esperanzas. Ah

    se incrusta otro significado de la existencia (Lorite, 2003, p. 24), tratando de

    encontrar principios inteligibles y coherentes detrs de las apariencias de lo

    csmico (Finley, 1963).

    3 Es muy importante seguir pensando que todava es impensable la existencia de un Dios nico; el

    monotesmo aparece bastante ms tarde. Cada cosa, cada suceso como en Egipto- tiene su propio dios; su propio espritu, aunque posiblemente- compartido.

  • Este creciente inters por lo puramente humano se traduce en un

    intenso trabajo colectivo de los primeros y los posteriores- filsofos sobre el

    mundo social. Pero tambin sobre el material y el devenir cotidiano. La

    Filosofa, en la que muchos encontramos los orgenes de la Ciencia en

    confrontacin con las explicaciones mticas de lo tecnolgico, busca, a su vez,

    la solucin a los males de la humanidad, solucin que parece alejarse cada vez

    ms de las manos de dioses y hroes. Para la Filosofa probar su eficacia en

    estos menesteres es complejo, dificultoso y peligroso; recurdese el

    ajusticiamiento de Scrates unos aos ms tarde por, entre otras causas,

    corromper a la juventud. Pero s le permite construir algn que otro digamos

    que brillante razonamiento como en el supuesto relatado por el especialista en

    estudios de la Grecia clsica Robin Waterfield cuando Anaximandro

    (presocrtico; mediado el siglo VI a.C.) un poco despus de Tales dice todo es

    aire. Alguien le puede contestar: prubalo!. A lo que el filsofo puede

    responder: T no me puedes mostrar a Zeus y el resto de su panten. Yo, por

    lo menos, te puedo mostrar el aire en alguna forma (1989, pg. 117). La lgica

    emprica parece irrefutable. Volveremos sobre el asunto.

    La palabra deja de ser obra de los dioses. Deja de ser el instrumento con

    que crean el mundo. Tampoco sirve ya para traer al presente a los

    desaparecidos, como ocurra en Egipto. Ni siquiera es un instrumento para

    ensalzar las proezas de dioses y hroes, como en Homero. La palabra se

    vuelve propiedad del hombre; es su responsabilidad, construyendo su

    psicologa. Ya no vale con me han dicho que; sino yo digo que. El cambio

    epistemolgico es enorme. La palabra se convierte en pensamiento. Y el

    pensamiento en razn. Razn y pensamiento conforman la psicologa de la

    mentalidad griega; de la nuestra.

    Algo que resulta singular es que la palabra se recupera de forma escrita

    y se pone al abasto de todo el mundo. En pocas anteriores, los escritos se

    usaban slo en entornos administrativos. Pero adems, eran bsicamente

    icnicos y representaban cosas que haba que interpretar. Tan slo unos pocos

    especialistas eran capaces de hacerlo. Ahora la palabra escrita es la realidad,

    el motor del pensamiento. Puede explicarlo todo auto referencindose; sin

  • necesidad de recurrir a referencias ajenas a lo propiamente humano. Buena

    prueba de ello pueden ser no slo los primeros escritos filosficos algunos de

    cuyos fragmentos han llegado a nuestros das (Herclito, por ejemplo), sino

    tambin los primeros relatos que se pueden considerar histricos como los de

    Herodoto y Tucdides, muy lejanos ya, no slo en las formas sino en el fondo,

    de los mticos de Homero.

    Palabras filosficas e histricas puestas por escrito para que todos las

    lean. He aqu lo que puede definir de forma resumida pero clara el nuevo gran

    paradigma. Antes ni la Filosofa ni la Historia existan. Los griegos empiezan a

    construirlas.

    Llama la atencin que todas estas cosas pasan en Grecia; pero no en

    otras culturas, como las orientales. Si bien el desarrollo tecnolgico de estas

    ltimas (como ya ocurri en Egipto) es muy apreciable, su Psicologa sigue

    perteneciendo al mbito de lo puramente mtico. Ello no quiere decir que su

    religiosidad o espiritualidad sean inferiores o peores4 que las griegas o las

    posteriores romanas y cristianas. Pero no hay esa diferenciacin entre lo

    mtico, lo religioso y lo mental que s aparece con los griegos. En las culturas

    orientales no existe una, digmoslo as, filosofa humana. El filsofo francs

    Jean Beaufret lo explica as: La fuente est en todas partes, indeterminada,

    tanto china, como rabe o india Pero resulta que existe el episodio griego, los

    griegos tuvieron el extrao privilegio de nombrar la fuente ser (cit. en

    Deleuze y Guattari, 1991, pg. 115). Las culturas orientales viven el Ser; pero

    no se distancian de l para mirarlo mejor y darle nombre, como s hacen los

    griegos, creando as algo nuevo. Los factores territoriales, polticos, sociales y

    psicolgicos a que he aludido tienen que ver con este desarrollo de la Filosofa

    en Grecia y no en Oriente. Pero no tienen por qu conducir necesariamente a

    ello. Hay otros factores? Lo desconozco. Quiz la libertad individual que

    aquella democracia ateniense otorga a sus ciudadanos, frente a la tirana real

    (no la de Esparta) de los imperios orientales, cerrados en s mismos durante

    siglos y siglos. Esa libertad permite seguramente separar al sujeto del objeto y

    crear as el concepto, trabajo fundamental de la Filosofa. En Oriente no hay

    4 Tampoco superiores o mejores. Poco a poco intentar ir limando estas dicotomas

  • concepto. No es posible como no lo era en Egipto- conceptualizar el ser y

    mirarlo as independientemente del no-ser. El ser, la esencia, entonces no

    puede ser objetivado ni nombrado, fin ltimo de la Filosofa: nombrar,

    conceptualizar en el plano de la inmanencia, crear nuevos conceptos, hacer.

    Homo Sapiens griego se separa de lo mtico, pero tambin de lo

    csmico, de lo natural y de s mismo. Parece que desde la distancia se ve

    mejor; algo que en el mtodo cientfico positivista (puesto en duda en la

    actualidad; pero vigente en la mayor parte de mbitos acadmicos e

    institucionales) se asume como fundacional. Antes del Logos nuestros

    antecesores tambin ven. Pero de otra forma. El Mythos es una forma de ver;

    el Logos quiz- de ver y hacer. No es ni mejor ni peor que lo que se vea

    antes de que Tales predijera el eclipse, de que Herodoto narrara sus viajes.

    Las convulsiones polticas y guerreras cambian el punto de vista sobre la

    propia identidad en tanto miembros de una comunidad. La organizacin social

    que, a pesar de aqullas, se estructura de una manera diferente, dando ms

    poder al ciudadano comn, al tiempo que aceptan como naturales prcticas

    que hoy detestamos como la esclavitud y la pederastia- aportan un giro de la

    mirada de lo que est arriba a lo que est alrededor, lo social. La palabra

    escrita (o sea la Psicologa escrita) no slo libera a los griegos de la tirana de

    la interpretacin inalcanzable pura y dura (la fe nica caracterstica del Mythos),

    sino que posibilita unas formas de comunicacin y, por tanto, cambio social

    impensables hasta la fecha y en otras culturas. Son estas algunas reflexiones

    fuertemente interconectadas en las cuales se hace difcil discernir qu es causa

    o qu consecuencia de la aparicin del Logos. Pero que algo, bastante, tienen

    que ver.