El arte de hoy dejó de ser el arte de ayer

5
Genietta Varsi Lari El arte de hoy dejó de ser el arte de ayer Los humanos nos transformamos, cambiamos, nos movemos. Sucede en cada individuo a lo largo de su vida, como también en la sociedad, los ideales, valores y costumbres de las sociedades también mutan en el paso del tiempo. Por lo tanto los modos de manifestación de las artes también varían y se adecuan a su entorno y pueden ser también dichas expresiones los motores de la variación. El arte es una acumulación de tradiciones, tiene una historicidad que la lleva hasta lo que es hoy, el arte contemporáneo –cuando se habla de arte contemporáneo se habla del arte del siglo XXI. Cada siglo se caracteriza por uno o unos cuantos tipos de arte: el medieval, el renacimiento, el romanticismo, el modernismo, etc; eso no significa que todos los artistas de dichas épocas hacían exclusivamente ese arte, es una clasificación de lo más destacado. Cada uno de estos trae consigo una serie de cuestionamientos y posturas. A continuación se responderá algunas preguntas que surgen a partir de las manifestaciones artísticas, exclusivamente a partir del arte contemporáneo, no obstante podrían también preguntarse sobre otras épocas. ¿Hasta qué punto una idea es propia y exclusiva de un autor? ¿Se puede ser libre y auténtico hoy en día? ¿Es necesario matar al autor para garantizar un buen porvenir del arte? ¿Ser contemporáneo –a tu época- es garantía de que tus proyectos e ideas sean acogidos con éxito? En el arte contemporáneo la autenticidad del autor se ve puesta en duda por la influencia y tradición que carga tras él. Como plantea Barthes, “El escritor se limita a imitar un gesto siempre anterior, nunca original; el único poder que tiene es el de mezclar las escrituras” estableciendo que sólo tiene dominio de composición, pero no crea la escritura, o en el caso de un artista visual se podría decir que no crea la forma. Además, también se añade una carga cultural, la obra no se crea de la nada, más bien se crea de una suma de elementos y situaciones extraídas de lo que rodea al autor. Y esto no sucede sólo en el arte contemporáneo, desde siempre el artista no crea

description

Arte

Transcript of El arte de hoy dejó de ser el arte de ayer

Page 1: El arte de hoy dejó de ser el arte de ayer

Genietta Varsi Lari

El arte de hoy dejó de ser el arte de ayer Los humanos nos transformamos, cambiamos, nos movemos. Sucede

en cada individuo a lo largo de su vida, como también en la sociedad, los

ideales, valores y costumbres de las sociedades también mutan en el paso

del tiempo. Por lo tanto los modos de manifestación de las artes también

varían y se adecuan a su entorno y pueden ser también dichas expresiones

los motores de la variación.

El arte es una acumulación de tradiciones, tiene una historicidad que la

lleva hasta lo que es hoy, el arte contemporáneo –cuando se habla de arte

contemporáneo se habla del arte del siglo XXI. Cada siglo se caracteriza por

uno o unos cuantos tipos de arte: el medieval, el renacimiento, el

romanticismo, el modernismo, etc; eso no significa que todos los artistas de

dichas épocas hacían exclusivamente ese arte, es una clasificación de lo más

destacado. Cada uno de estos trae consigo una serie de cuestionamientos y

posturas. A continuación se responderá algunas preguntas que surgen a

partir de las manifestaciones artísticas, exclusivamente a partir del arte

contemporáneo, no obstante podrían también preguntarse sobre otras

épocas. ¿Hasta qué punto una idea es propia y exclusiva de un autor? ¿Se

puede ser libre y auténtico hoy en día? ¿Es necesario matar al autor para

garantizar un buen porvenir del arte? ¿Ser contemporáneo –a tu época- es

garantía de que tus proyectos e ideas sean acogidos con éxito?

En el arte contemporáneo la autenticidad del autor se ve puesta en

duda por la influencia y tradición que carga tras él. Como plantea Barthes, “El

escritor se limita a imitar un gesto siempre anterior, nunca original; el único

poder que tiene es el de mezclar las escrituras” estableciendo que sólo tiene

dominio de composición, pero no crea la escritura, o en el caso de un artista

visual se podría decir que no crea la forma. Además, también se añade una

carga cultural, la obra no se crea de la nada, más bien se crea de una suma

de elementos y situaciones extraídas de lo que rodea al autor. Y esto no

sucede sólo en el arte contemporáneo, desde siempre el artista no crea

Page 2: El arte de hoy dejó de ser el arte de ayer

Genietta Varsi Lari

imágenes sino las toma prestadas de su contexto. Pero es ahora, en lo

contemporáneo que la carga histórica, cultural, visual, etc, está más cargada

que nunca, debido al tiempo acumulado. La mayoría de artistas

contemporáneos toman la idea de la falta de autenticidad como un medio

para comenzar y sustentar su obra, recurriendo a la seriación y reproducción

masiva, lo cual para Alan Badiou es una de las normas del arte

contemporáneo. Como hay tanta información, y tantos medios de

comunicación, los artistas no se limitan a trabajar individualmente y tampoco

a realizar proyectos de una técnica específica, buscan abarcar nuevos y

muchos territorios, tomar un poco de todo, llenarse de información y avanzar

igual de rápido que la vida acelerada de estos años. Por lo tanto no, una idea

no es totalmente propia del autor, la autenticidad no existe, y se podría decir

que nunca existió, pero hoy es más evidente que nunca. Y no es un aspecto

negativo, es la naturaleza humana, es inevitable influirnos y hacer uso de lo

que nos rodea, pues es todo y lo único que conocemos.

¿El arte está decadencia? ¿Por qué Barthes plantea matar al autor

para que viva el receptor? Para Roland Barthes, desde la modernidad el

autor debió perder su valor como autor sagrado, excedente y superior a su

obra para que tenga un valor propio, y que no se recurra a la biografía de su

creador como medio de interpretación. El receptor debe ser más importante

que el lector pues es para quien la obra está dirigida y será él quien la llene

de vida y de nuevos significados. Para que el arte prospere, en las

circunstancias actuales, sí es necesario revalorar al espectador por encima

del autor. En la mayoría de obras contemporáneas ya se da esta situación,

no es como antes donde se le daba al autor un valor sagrado, el “artista-rey”

donde no se sabe el nombre de la obra pero si de quién es, al contrario, en la

actualidad muchas veces es más de un autor y hasta puede ser anónimo

pues el valor de su obra está por encima de ellos y la dirección hacia el

público predomina. Por ejemplo, Banksy es un artista callejero que no se deja

ver, a pesar de ser muy famoso. Pero su obra va más allá de su nombre,

pues su valor está en los mensajes sociales y políticos que deja en las calles

europeas y se vuelven parte del paisaje urbano. Otro ejemplo son los trabajos

Page 3: El arte de hoy dejó de ser el arte de ayer

Genietta Varsi Lari

de arte relacional –término implementado por el curador Nicolás Bourriaud

desde los 90s sobre obras de arte que se centran en relaciones humanas y

su contexto social, apuntando hacia el intercambio e interacciones- como Lisa

Cheung quien realizó un Huert-o-bus en donde los ciudadanos de varios

barrios de Madrid podían ingresar a un huerto dentro de un bus para llevarse

plantas, informarse y conversar con los demás habitantes. En Huert-o-bus,

además, se ve que ya no es una técnica específica como pintura o escultura,

sino combina varios recursos y debe ser un trabajo multidisciplinar con otras

personas que aporten a la realización de la obra, como elaborar el automóvil,

trabajar en conjunto con los gobiernos municipales, e incluir a los

“espectadores” como realizadores del proyecto. Hay una tendencia a abrir el

arte hacia el público, a que se genere una relación horizontal entre autor-

obra-espectador y que de a pocos las líneas que dividen los tres términos se

hagan más borrosas, y así el arte sea vida. Al parecer ahí es hacia donde nos

dirigimos, no se puede determinar si es bueno o malo, pues dependerá de

quien, cómo y dónde lo vea. El arte ha ido mutando a la par de las

sociedades y es así como está respondiendo ahora.

Ser contemporáneo –a tu época- es una habilidad y hasta un don que

no muchos logran manejar. El filósofo Agamben define al ser contemporáneo

– refiriéndose no al arte contemporáneo, sino al acto de ser contemporáneo a

la época en la que se vive- como una relación de desfase con el tiempo en el

que se vive, vivir en anacronismo, lo que permite tener una mirada objetiva,

sin cegarse por las luces de lo obvio y así poder ver lo que está inmerso y

oculto. Las ideas y los proyectos que plantean los contemporáneos a su

época usualmente no son bien recibidos por la masa, recién después de

varios años es que se reconoce su actitud vanguardista y se valora la

capacidad de dar un paso por encima del montón. Son pocos los que logran

ser contemporáneos y a primera instancia conseguir un recibimiento positivo.

Por lo tanto es un riesgo, una espada de doble filo, el poder del ser

contemporáneo. Sin embargo, en la actualidad, aparentemente la

contemporaneidad está en más personas, o esa es la sensación transmitida.

Debido al fácil y rápido acceso a la información, se puede estar

Page 4: El arte de hoy dejó de ser el arte de ayer

Genietta Varsi Lari

constantemente actualizado y por lo tanto mantenerse contemporáneo a la

época. Definitivamente es más fácil para los jóvenes adaptarse y ser

contemporáneos, pues tienen la mentes limpias y muchas veces sin miedo a

ver más allá de lo conocido.

En el arte contemporáneo – ahora si hablando sobre el arte del siglo XXI –

todo está permitido. La multidisciplinariedad y lo borroso de los límites entre

especialidades- pintura, escultura, grabado y hasta otras profesiones- permite

que cualquier propuesta pueda ser considerada arte. Hoy en día la mayoría

de proyectos se realizan con más de una persona, ya sea el artista con sus

ayudantes, o con un grupo de varios artistas y otros especialistas como

arquitectos, antropólogos, programadores, etc. Por la amplitud a la que el arte

ha llegado, muchas veces es difícil considerar algunos proyectos como

propuestas artísticas. Por ejemplo un acto cotidiano como el de persignarse,

acción que realiza el artista peruano Emilio Santiesteban cada vez que pasa

por delante de un cajero automático. Él considera esto arte y encuentra su

valor en la repetición y en el registro que realiza, pero más que nada en la

idea, el concepto y la intención. Se han realizado proyectos artísticos aún

más “sorprendentes” como el accionismo vienés (siglo XX) donde se

realizaban actos sangrientos y violentos como prácticas sexuales o sacrificios

de animales, eran tan polémicos y transgresores que algunos de los artistas

fueron aprisionados. La razón de estos actos era romper con la tradición del

arte y las convenciones éticas y morales de la sociedad donde vivían. En

ambos ejemplos, el valor estético del arte se pone en juego, ya no es

importante, y hasta se podría afirmar que se enganchan de lo opuesto, lo

grotesco y lo abyecto para generar impacto con la propuesta. Lo que vale de

las propuestas del arte contemporáneo es la idea y la intención que quieren

proyectar. El arte sale de las galerías o museos para presentarse a una

mayor audiencia y poder comunicar. Esto no ocurre en todos los artistas

contemporáneos, hay muchos que aún siguen exclusivamente pintando, o

esculpiendo. Sin embargo la mayoría si realiza arte donde la idea prima sobre

lo estético, y el objetivo principal es transmitir un mensaje relevante o generar

una experiencia transformativa. Ya ni siquiera es tan importante el nombre

del autor, ni vender la pieza artística, sino el lograr llegar al público y que el

Page 5: El arte de hoy dejó de ser el arte de ayer

Genietta Varsi Lari

objetivo del proyecto se cumpla. Es por esto que la tendencia del arte es

estar al acceso de cada vez más personas y hablar más de ellas y menos del

artista.

Para finalizar, el arte está respondiendo a la vida acelerada, solitaria y

consumista. Hay quienes tratan de imitarla generando arte fácil y rápido de

consumir, mientras que otros – a quienes se puede llamar los verdaderos

contemporáneos pues están logrando ver más allá de lo obvio- buscan

oponerse al estilo de vida actual proponiendo un respiro, una pausa para

generar reflexión, y en el mejor de los casos transformación del individuo y

algún día de la masa. Los artistas tienen las herramientas para cambiar

mentes, ahora que la sociedad está mal encaminada, deberían actuar con

más empeño para dirigir el destino del mundo por un mejor camino.