EL ARTE DE LA GUERRA

Sun Tzupara nosotros los estudiantes es la capacidad de ingresar en el mundo laboral donde se tiene que enfrentar tantas dificultades, desde la misma competencia en los procesos de selección para la adjudicación de obras cuando se trata de la p

CAPITULO I

SOBRE LA EVALUACIÓN:

La guerra es una necesidad para mantener el Gobierno, el mando el poder, no es poca cosa lo que está en juego cuando uno enfrenta la guerra, en nuestro caso la competencia y el éxito en el campo del ejercicio profesional, y se tiene que hacer un reconocimiento del rival o rivales a los que se tiene que enfrentar, un análisis correcto llevará a la victoria, por el uso adecuado de todos los medios tanto materiales como humanos, mientras que un análisis inapropiado puede significar directamente la pérdida, que es lo que no se quiere oir nunca cuando se está en este proceso.

Siempre se hace este análisis considerando cinco factores:

Doctrina: quiere decir que todos los que están a mi mando piensan igual que yo, están seguros de lo que hago y tienen plena confianza de mi accionar, para poder confiar inclusiva su vida.

Tiempo: es considerado el YING YANG, los opuestos entre el día y la noche, el frío y el calor, etc. Siempre relacionados con el tiempo en el que se desarrollará en enfrentamiento, conocer a perfección para hacer uso beneficioso del tiempo, porque contra la naturaleza nadie puede vencer.

Terreno: que es lo mismo que analizar las condiciones de abierto, o estrecho, libre o protegido del terreno, en nuestro campo las condiciones para poder salir con éxito en el terreno donde nos encontremos.

Mando: el que dirige tiene que tener condiciones de liderazgo con las virtudes de la sabiduría, sinceridad, coraje, benevolencia, integridad y disciplina. Esto efectivamente lo posee el líder como condición sin el cual no puede hacer esta evaluación y su propia evaluación, resaltando la disciplina porque sin ella no se puede tener éxito especialmente cuando se trabaja en colectivo, es el mejor aliado del éxito.

En este caso se considera la disciplina para conocer la interdependencia entre los mandos, el poder utilizar adecuadamente cada uno de los recursos humanos como materiales, el que conoce esta interrelación y la respeta está dispuesto a vencer, pero aquel que no la respeta está seguro de su derrota.

Ahora los factores personales en cuanto a los que dirigen la guerra son siete:

¿Qué dirigente es más sabio y capaz?

¿Qué comandante posee el mayor talento?

¿Qué ejército obtiene ventajas de la naturaleza y el terreno?

¿En qué ejército se observan mejor las regulaciones y las instrucciones?

¿Qué tropas son más fuertes?

¿Qué ejército tiene oficiales y tropas mejor entrenadas?

¿Qué ejército administra recompensas y castigos de forma más justa?

Condiciones que el general debe tomar para vencer y no ser derrotado y destituido, porque conocerá el terreno, entendido en el sentido de conocer la situación y actuar de acuerdo lo que más conviene para cada caso.

La situación de la guerra se desarrolla en profundo secreto, llamando al engaño al enemigo, principalmente de nuestra posición, porque hacer que no nos conozcan tal cual somos, sino mentir en los actos, por ejemplo cuando somos débiles hacer notar que somos fuertes, cuando somos fuertes mostrarnos débiles, y conocer al enemigo tal cual es para no entrar en los engaños del rival, finalmente CUIDAR LAS INFILTRACIONES DEL ENEMIGO, PARA NO CARGAR CON ÈL Y BRINDAR TODA INFORMACIÓN.

Buscar de manera permanente debilitar al enemigo, especialmente en lo que es fuerte, para hacer esto siempre estar atento de desorganizarlos para enfrentarlos entre sí.

CAPITULO II

Sobre la iniciación de las acciones.

Tener cuidado de no mantener por mucho tiempo la acción violenta, cuando se enfrenta una guerra, porque debilita el ánimo de los combatientes, finalmente pueden sublevarse, sin embargo si se es rápido se puede actuar para determinados planes concretos, porque en el arte de la guerra las armas no se deben usar por largo tiempo, sino para lo que está en concreto planeado, y que si es posible cada comida para cada acción.

Luego después de cada acción cumplida siempre la evaluación y la premiación para hacer ganar el reconocimiento de los que obraron bien, porque quién no gratifica los pequeños éxitos no puede prepararse para los mayores. Las recompensas siempre para los hechos emblemáticos y luego buscarás que se esfuercen en conseguirlos.

Con respecto al alimento proveer siempre a tiempo y a menor costo, el traslado lo màs eficiente posible, sin dilación de tiempo, y el que roba una ración al enemigo es como veinte en beneficio del cuerpo de batalla.

El que dirige la batalla si trata bien a su soldada, y trata bien a los cautivos, puede hacer que estos luchen por el general que los capturó, por tanto se puede ganar con los enemigos a tu favor por el buen trato.

CAPITULO III

Sobre las proposiciones de la victoria y de la derrota

La mejor victoria es vencer al rival sin derrotarla con las armas, solo con la estrategia y con la capacidad de la disuasión, el vencer por la violencia es el recurso último cuando no se tiene

otro remedio que hacer esto mismo, igualmente atacar a una ciudad es lo peor que se puede hacer siendo esto un acto muy repudiable y de mucho costo.

Vencer con la planificación que no debe ser menor de tres meses y armarse de los medios igualmente en tres meses, pero vencerlos cuando se preparan , cortar sus alianzas, evitar su organización, es lo mismo que ser el mejor general.

Si tus fuerzas son diez veces mayores que el del enemigo, asédialo, si son cinco veces mayores lucha, sin son dos veces mayores divídelo, sólo cuando eres superior entra en la guerra, sino mantente vigilante porque no siempre el valiente es el que lucha, sino el que huye, conociendo sus fuerzas.

Por esto es necesario conocer realmente al enemigo y a nuestras tropas, de lo contrario la valentía se convierte en temeridad, y esto es sinónimo de derrota.

Triunfan aquellos que:

Saben cuándo luchar y cuándo no.

Saben discernir cuándo utilizar muchas o pocas tropas.

Tienen tropas cuyos rangos superiores e inferiores tienen el mismo objetivo.

Se enfrentan con preparativos a enemigos desprevenidos.

Tienen generales competentes y no limitados por sus gobiernos civiles.

Estas cinco son las maneras de conocer al futuro vencedor.

Para ganar siempre hay necesidad de conocerse primero uno mismo, y conocer al enemigo, porque sino te conoces, e igualmente no conoces al enemigo, puedes perder siempre.

CAPITULO IV:

Sobre la medida en disposición de los medios.

Que seas invencible depende de la manera como te preparas, pero la vulnerabilidad depende de cómo te atacan, podemos conocernos bien y saber nuestras fortalezas y debilidades, e igualmente conocer las debilidades del enemigo para atacarlas.

E mundo conoce las victorias por medio de batallas y por bravura, sin embargo esta no es una verdadera victoria, porque su costo siempre es grande con derroche de vida y dinero, la verdadera victoria es con la persuasión, es sin batalla, pero el mundo elogia el que se haga desde las alturas del cielo y con violencia y estridencia de un trueno.

El mejor ejército es el que primero gana y luego batalla, además respeta el Camino y las leyes, tanto del derrotado y no lo somete a bajezas y vilezas, sino que respeta sus costumbres y leyes. Lo contrario es de bárbaros.

Las reglas militares son cinco: medición, valoración, cálculo, comparación y victoria. El terreno da lugar a las mediciones, éstas dan lugar a las valoraciones, las valoraciones a los cálculos, éstos a las comparaciones, y las comparaciones dan lugar a las victorias.

Mediante la medición se puede hacer los cálculos de todos los aspectos que son escrutables, pero cuidado, porque en debilidad siempre se esconden en lo más profundo de los mares y las virtudes por encima de los cerros.

CAPITULO V:

Sobre la firmeza

Siempre se reconoce la victoria sin el empleo de la fuerza, para esto en la guerra se utilizan los métodos ortodoxos y hetorodoxos, los ortodoxos, son aquellos que se conocen como maneras de acatar en pleno combate, y el heterodoxo, la manera de atacar con estrategias y de manera indirecta. Siempre que se ataca por el método ortodoxo, se debe hacer por sorpresa y con la mayor rapidez.

El orden en la batalla obedece al desorden, la valentía a la debilidad, el ímpetu a la desmoralización, como se ha visto en el primer capítulo que inducir al error al enemigo es lo mejor para poder ganarle, es no hacerle ver bien al rival, para cogerlos en error y vencerlos.

Trabajar en el ímpetu, de los combatientes es el preludio de la victoria, porque serán como piedras redondas que ruedan contra pendiente y ataquen con tanta violencia y fuerza que merezca el éxito.

CAPITULO VI

Sobre lo lleno y lo vacío

La manera de ganar al enemigo es hacer que él venga a atacarte, que utilices su cansancio, que ataques los lados débiles, como las provisiones, con tanta violencia del rayo y moverse como el aire sin la posibilidad de ser contrarrestado, atacar en lo imprevisto, donde no sea posible la defensa, esto requiere del conocimiento del terreno.

No es fácil tener los cuatro lados de una tropa sin debilidades, para ellos indúcelos a formar en plan de ataque, para que observes si el ala izquierda es débil o la derecha, para poder atacar por el lado más débil, igualmente tomar conocimiento si la vanguardia o la retaguardia son más débiles, tomar conocimiento para poder atacar por lo más débil con una superioridad numérica y con la violencia que impidas que los refuerzos intervengan.

Por eso como el agua que se adapta a cada espacio vacío para inundarla, igual nunca el escenario es el mismo y no se puede ser repetitivo en la batalla, de modo que seas predecible, siempre el efecto de la sorpresa es favorable, para el genio, para evitar regularidad y prevención de parte del enemigo.

CAPITULO VII

Sobre el enfrentamiento directo e indirecto

Una tropa gana cuando tiene los recursos, la insumos y dinero, además cuando las distancias son cortas para poder llegar, no siempre cansado de puede luchar lo harán uno de diez, igualmente evitar desgastarlos o movilizarlos sin previos conocimientos del ambiente y del terreno.

Cuando tienes el conocimiento del enemigo y atacar por sorpresa y con rapidez de un rayo, puedes luego repartir los trofeos de guerra, para alentar a los simbólicos de la batalla y para que el botín el enemigo no lo recupere como cuando lo tiene almacenado.

La utilización de los símbolos, señales y cuanto más diversas y variadas son siempre mejores porque debilitan al enemigo, se hacen menos predecibles, y por otra parte apoya y anima por

el oído y por la vista al ejército en la batalla, unifica los criterios, evita dispersión y afianza el sentido de luchar en grupo antes que desertar sólo y sin señales.

Tener el corazón y la templanza en su estado formado, para no desesperar en la batalla, no ataques cuando el enemigo finge retirada, puede inducirte a error.

No presiones ni ataques al que se retira o cuando está para ser vencido, porque al saber que puede huir, huirá, sin embargo cuando no conoce la huida y sabe que moriría luchará con valentía por su vida.

CAPITULO VIII

Sobre los nueve cambios

Conocer el terreno donde se debe acampar y adaptarse lo mejor que se puede al terreno es lo que saben los generales inteligentes, para poder hacer que los soldados se sientan cómodos, primero se tiene que conocer los accesos al terreno escogido, en seguida las salidas y finalmente lugares con proximidad a las provisiones.

Por esto, existen cinco rasgos que son peligrosos en los generales. Los que están dispuestos a morir, pueden perder la vida; los que quieren preservar la vida, pueden ser hechos prisioneros; los que son dados a los apasionamientos irracionales, pueden ser ridiculizados; los que son muy puritanos, pueden ser deshonrados; los que son compasivos, pueden ser turbados.

Evitar como generales que se caiga en el caos, porque no siendo nada definido cuando se presenta, al querer entenderlo casi ya lo hemos perdido todo

Siempre se debe seleccionar a los generales que estén ávidos por los triunfos y ellos buscarán de manera directa o indirecta el salir victorioso de las batalla.

CAPITULO IX

Sobre la distribución de los medios.

La ubicación de la tropa es indispensable para el éxito es preferible siempre luchar desde lo más alto, contra lo bajo, igualmente avanzar a favor del viento en lugar de estar contra el, acampar no en las orillas los ríos porque por asalto puedes ser invitado a huir y ahogarte, igualmente avanzar a favor de la corriente del río, en los lugares pesados y escarpados trata de salir lo más rápido y no batallar en estos lugares, no conviene tener enfermedades en la tropa.

Sobre las maneras de avanzada y de atrincheramiento además de infiltraciones, son artes de la guerra que se puedan leer las señales que emiten tanto el polvo, los animales huyendo, espantados, los pájaros volando, las señales de humo de polvo alto o bajo, señales que se tienen que leer.

Del mismo modo las palabras dirigidas por los emisarios, peligrosos sin dicen en voz baja, señal que traman algo diferente, si son altisonantes, señal que están de retirada, no se puede pedir paz sin firmar, porque algo se trama.

Todo tipo de reacción de la tropa enemiga dice el estado de la misma tropa leer las diferentes maneras de comportarse nos hará decir, si se respeta la autoridad, si se está cansado, con sed, con hambre, desesperados, que han perdido el control y que efectivamente están con o sin provisiones, de modo que leer esto es siempre un arte en la guerra.

El enemigo si toma sus decisiones sin la lectura del adversario y de las circunstancias está orientado a la derrota.

Las órdenes deben ser claras, sencillas y con coherencia para generar confianza en los soldados, de lo contrario hacen perder confianza.

CAPITULO X

Sobre la topología

Conocer bien el terreno es la base del éxito en la batalla, primero se deben ocupar los lugares altos, soleados, con fácil acceso para los insumos, e igual acceso a la retirada, si se está en terrenos angostos, es preferible llegar antes y tomar las precauciones de las trincheras de acceso, pero si se ha llegado después es preferible no entrar en combate. Estudiar todas las condiciones del terreno depende del éxito de la batalla de lo contrario se lucha para perder.

Con respecto a los generales, que siempre mantengan un liderazgo con la tropa, haciendo y diciendo, sin resentir, tampoco exagerar la exigencia de los soldados, mantener a raya el estado de ánimo y apreciar todo lo que referente al estado emocional de los soldados, hará que contribuyan al éxito de la campaña, de lo contrario no se llegará a comprometer a los soldados hasta el final.

Estas son las seis maneras de ser derrotado. La comprensión de estas situaciones es la responsabilidad suprema de los generales y deben ser consideradas.

La primera es no calibrar el número de fuerzas; la segunda, la ausencia de un sistema claro de recompensas y castigos; la tercera, la insuficiencia de entrenamiento; la cuarta es la pasión irracional; la quinta es la ineficacia de la ley del orden; y la sexta es el fallo de no seleccionar a los soldados fuertes y resueltos.

Distinguir a los soldados de acuerdo a su temperamento preparación para la batalla es un bune proceder, hacer que ellos se desanimen y lleguen al engreimiento, es invitar a la desobediencia, cuidar a ellos como a los hijos propios es lo que gustosos llegarían a la muerte con su generales, tener en cuenta siempre los motivos de la lucha es como conocer el cielo y la tierra, y por esto invencibles, conocer el estado anímico y físico de los soldados es señal de victoria.

CAPITULO XI

Sobre las nueve clases de terreno

Terrenos de dispersión, cuando los soldados luchan cerca de sus pueblos.

Terreno ligero, cuando se conoce de manera superficial al terreno donde se está

Terreno clave; cuando tiene ventajas para el que lo toma y desventajas para el que lo pierde.

Terreno de comunicación, cuando se puede ingresar con igual facilidad.

Terreno de intersección, cuando el enemigo ha ocupado y es el punto de referencia.

Terreno difícil, cuando es un terreno en medio de ciudades y difícil de retornar.

Terreno desfavorable, cuando es trata de escarpados, pendientes, desfiladero.

Terreno cercado, un lugar donde tiene sus fortines el enemigo.

Terreno mortal, aquel del que no saldrías sino fuera por una batalla brava.

Es conveniente luchar en terrenos claves, con las precauciones porque los soldados lucharán por su honor, en terrenos mortales, porque sabrán que de allí se sale con la victoria, pero en todo momento se pretende tener las provisiones bien atentas a las necesidades.

Los soldados expuestos a las situaciones clave y de muerte, no necesitan de mando y de jerarquía, son los que luchan con bravura para defender su vida, por esto se tiene que mantener con las condiciones básicas cubiertas para que estén descansadas y con buenas provisiones.

El general que maneja a una tropa cómo se maneja a un solo individuo es el que garantiza la victoria.

Corresponde ser a un general: tranquilo, reservado, justo y metódico, porque la serenidad le infunde respeto y ventaja, reservado para no develar sus estrategias, y poder cambiar sin detrimento de ser interpretado como debilidad, justo cuando no exija más de lo debido a cada uno de acuerdo a su condición de formación militar y metódico para poder actuar en los diferentes escenarios, como cuando ingresa a un terreno del enemigo.

Por esto, la psicología de los soldados consiste en resistir cuando se ven rodeados, luchar cuando no se puede evitar, y obedecer en casos extremos.

Infórmate cuanto puedas de las condiciones de los enemigos, desde la preparación, hasta los abastecimientos, sabiendo que se extreman las informaciones y los salvoconductos a fin de evitar información

Conocer lo mejor que se pueda al enemigo es lo mismo que hacer que este sea más franqueable.

CAPITULO XII

Sobre el arte de atacar por el fuego.

El ataque con el fuego es tan importante conocer sus técnicas, porque no siempre se puede atacar con ello, dependerá de la estación del tiempo, de la dirección del viento, de la capacidad de reservarse el uso del mismo, porque no siempre se puede arremeter cuando el fuego haga su trabajo.

Siempre se tiene en cuenta que tras el fuego muchas veces no se puede atacar, dependiendo del estrago sí o no que haya hecho el mismo, tanto como el fuego el agua se puede utilizar para dividir, por esta razón se `puede pensar que tanto el agua como el fuego se utilizarían para dominar, sino dependerá de la conveniencia y del momento.

Siempre ten presente que la muerte no se puede devolverla por mucho interés del estado, y si no hay otra salida utiliza este medio, prefiere gobernar siempre en paz y a resolver de otras maneras, porque la propensión a la guerra genera dependencia y mucha miseria.

Un gobierno no debe movilizar un ejército por ira, y los jefes militares no deben provocar la guerra por cólera.

CAPITULO XIII

Sobre la concordia y la discordia.

No puede haber asesor de gobierno ni militar que inmediatamente pueda aconsejar una guerra, sabiendo las consecuencias, de gasto y de vidas, que no son fáciles de calcular en perdidas, por esta razón se tiene que nuevamente volver a reiterar que la guerra es una situación extrema para resolver problemas.

Las informaciones no vienen solas ni por las visiones de un sueño, sino vienen del trabajo de un equipo de personas la inteligencia para esto se puede considerar cinco clases de espionaje:

Existen cinco clases de espías: el espía nativo, el espía interno, el doble agente, el espía liquidable, y el espía flotante. Cuando están activos todos ellos, nadie conoce sus rutas: a esto se le llama genio organizativo, y se aplica al gobernante.

Los espías nativos son aquellos que viven en la localidad y pueden ser tomados para este servicio.

Los espías internos: aquellos que viven y son influyentes entre las ciudades en conflicto, y se pueden contratar dependiendo de su descontento con el gobierno, son empleados, etc. Que conocen las estrategias internas el ejército.

El uso de los espías tiene un problema de trato que cuando no se siente bien, puede informar al revés, o contra el grupo, por esta razón se tiene siempre a los espías para poder estar de acuerdo a las necesidades militares de la nación.

Así, sólo un gobernante brillante o un general sabio que pueda utilizar a los más inteligentes para el espionaje, puede estar seguro de la victoria. El espionaje es esencial para las operaciones militares, y los ejércitos dependen de él para llevar a cabo sus acciones.

No será ventajoso para el ejército actuar sin conocer la situación del enemigo, y conocer la situación del enemigo no es posible sin el espionaje