El asesino de la regana - Julio Munoz Gijon.pdf

7/27/2019 El asesino de la regana - Julio Munoz Gijon.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/el-asesino-de-la-regana-julio-munoz-gijonpdf 1/151



Annotation

¿Qué pasaría si apareciera en Sevilla un asesino e

erie de 'sevillanas maneras'? Un inspector de Madrersigue a un cruel psicópata que tiene en su punto de mirlos modernos de la ciudad. Seguirá su rancio rastro por E

Tremendo, en el olor a adobo de la calle Tetuán o por labigarradas paredes del Garlochi. Será una carrera que i

dejando muertes que sólo podrían pasar aquí. 'En todas iudades se pueden comer croquetas de Boletus, aquí nquí de pringá.'



El asesino de la regañáJulio Muñoz Gijón



© 2012, Julio Muñoz GijónEditorial: Se Leer Fecha Publicación: 02/2012

ISBN: 9788415615767



UNO

ELISENDA Trastamara tiene 84 años. Es la encargada da tienda de la Basílica de la Macarena. Vive en una especi

de pequeña vivienda anexa a la de la que sale. Es primerhora y va a abrir el templo. Lleva una fregona. Abre y mirhacia delante para santiguarse ante Nuestra Señora dSanto Rosario y Nuestro Padre Jesús de la Sentencia.

Si lo que Elisenda quería era ver algo sobrenaturlguna vez en la Basílica después de años de dedicación, vver su deseo cumplido.

Abre con una de las llaves de su llavero la puerta quune su casa al templo. Entra. Mira al techo y se desmaya.

Ha pasado menos de una hora pero evidentemenElisenda no lo sabe. Se despierta en brazos del ConsiliariPrimero de la Hermandad. Hay gente alrededor, muchgente, gente que no conoce. Hay policías que hacen fotoe oye gente llorando en la puerta.

Una grúa baja del techo un cadáver que pendocaabajo. Se oyen gritos. El cuerpo tiene una máscara dnonymus, una camiseta negra en la que puede leerse e

etras rojas “NO HAY PAN PARA TANTO CHORIZO”astas y un pantalón ancho. Está colgado de una de las vigaon un cíngulo de nazareno.

Cuando llega al suelo, le retiran la máscara y puede



verlo algo mejor, tendrá unos 25 o 26 años, está lleno dangre y la causa de la muerte parece ser el apuñalamienton una extraña pieza triangular en el cuello. La aorta eseccionada de manera limpia. El policía científico mira co

uriosidad la herida del cuello. Saca unas pinzas de maleta y extrae el arma.-Cuidado con que salga publicado ningún detalle e

rensa... Pero... ¿qué demonios es esto? Nadie puede creérselo, el arma homicida es un afilad

rozo... de regañá.



DOS

A la luz de un cirio rojo alguien pega letras recortadas eun folio de El Galgo.

El incienso le da a la habitación entera un ambienesado. Todo está oscuro. Apenas entran unos cuantoayos de luz por los agujeros de unas persianas que no está

del todo cerradas. Si no fuea por esos haces concreto

odría ser de madrugada. Es una planta baja.Él tiene manos grandes, dedos largos que puede

omper, fracturar, y que ahora sin embargo componen unrase con delicadeza, una pinza y un cutter rodeado por un

guita.

E-S-T-O S-O-L-O A-C-A-B-A...

Un rosario descansa en su muslo. De una pequeñelevisión de tubo que lleva horas encendida salen gritos d

ánico. Se ve lo mismo una y otra vez: aquella madrugadn la que el terror recorrió la espina dorsal de la SemanSanta de Sevilla. Están grabadas en VHS. Él sigue juntandetras.

D-E C-O-M-E-N-Z-A-R. S-E-R-Á-N...



Esas manos predestinadas a la destrucción estádentro de unos guantes blancos de algodón. Parecen dlguna hermandad. Con una delicadeza impropia, se asegur

de que cada letra del mensaje quede bien pegada al pape

caba. Lo sostiene en alto. Sopla con cariño para secar egamento. Lo lee para sí mismo y lo mete en un sobre. Niene remitente, pero sí destinatario:Jefatura para Andalucía Occidental de la Policía Nacional

Plaza de El Duque 2, 41002, HISPALIS.Al ruido de aquella noche de Semana Santa que escup

l pequeño televisor se le añade de repente un crujido. Unegañá se parte. Él muerde con violencia un trozo. Sevanta y lleva unas ropas arrugadas hacia la lavadora, estálenas de sangre, y de pequeños restos de regañá partida.



TRES.

ESTACIÓN de Santa Justa. Final de las escaleras. Ave das 12.

-¿Inspector Villanueva?-Si señor, ¿es usted Jiménez?-Afirmativo. Me mandan de la jefatura con la misió

de recogerle y llevarle lo antes posible allí. La ciudad es

omo loca con todo esto de “El asesino de la regañá”.-Perfecto, lléveme, no hay tiempo que perder.-Un momento, voy a comprar el Estadio Deportiv

que estoy coleccionando una vajilla con los jugadores dBetis, no sé si sabe que ayer le ganaron al Racing y quier

eerlo.Villanueva le da dos palmadas en la espalda con la

que lo dirige en la dirección opuesta al puesto de revistade la estación.

-Mejor quédese conmigo y explíqueme, qué es eso d

El asesino de la regañada”-De la regañá, se dice regañá. No diga regañada quso es otra cosa. Pase, éste es el coche, se lo explicaré pol camino.

Varios taxistas discuten de broma en la cola de loaxis de Santa Justa. Fuera de la visera de la estación un sogradable acaricia un gimnasio enorme, bares con mesas d



luminio que brillan y un campo de fútbol de albero. Eoche de la policía local que conduce Jiménez se para e

un semáforo que acaba de ponerse en ámbar. Villanuevesopla sin que su nuevo compañero ni siquiera se percate

-Verá, “El asesino de la regañá” es como le han puesthoy en el ABC al caso por el que le han mandado a ustequí Inspector.La regañá es, para que usted se haga una ide

una especie de torta dura de pan. La masa es parecida a de los picos, bueno, ustedes por ahí, en Madrid y eso, ledicen colines. Está muy buena, la verdad, si no te la clavalaro, entonces ya es un poquito más desagradable. Eomo todo.

-¿Tiene ese periódico para echarle un ojo?-Si me hubiera dejado comprar el Estadio Deportiv

odría tenerlo, pero como ha venido usted con las prisas..

-Es igual, lo miraré más tarde en el iPad, cuénteme lque sepa.

- Pues verá, en mi humilde opinión, Sevilla es uniudad tranquila. Tiene sus cosas, avanza sí, que se hace

muchas cosas de teatro y todo eso, pero se muev

despacio. Eso hace que la gente sepa donde pisa, estontenta y haya pocos problemas, crímenes quiero deciEso sí, cuando los hay, suelen ser bastante sonados. Lo ququiero decirle es que esto no es Alicante, Valencia Murcia, donde siempre hay decapitaciones y cosas tela d

desagradables, aquí no, aquí no pasa casi nunca nada.



-Está ya en verde. No pasaba nada hasta ahora, ¿No?-Honestamente yo tampoco lo veo para tanto. Es u

muerto, que sí, pero vamos... Probablemente un ajuste duentas. La víctima era uno de esos niñatos del 15M, y

abe, los de las pancartitas y las historias que son medihippies y no han dado un palo al agua en su vida. Ustemejor que yo sabrá que dentro de esos grupos se escondenti-sistemas, drogadictos y gente de convivencia difíci

Demasiadas pocas cosas pasan. Se deberían dinero dorros, se hartarían de setas o de pastillas y a alguno se ue de las manos. Eso explicaría también las extrañaircunstancias del caso.

-¿Extrañas?-Sí, supongo que por eso lo habrán enviado a usted. E

adáver se encontró atado por los pies con un cíngulo, qu

s un tipo de cinturón que llevan los nazarenos en Semana Santa, a la viga más alta de la cúpula de la basílicde la Macarena.

-Vaya, para no pasar nunca nada, se concentra lreatividad criminal...

-Sí, y eso no es todo, el arma mortal no era de acerino de harina, agua y sal.-¿Perdón?-Le cortaron la aorta con un trozo de regañá, eso sí s

o he traído, pruebe un poco, es de El Guijo, de la car

Parta, parta. Ya hemos llegado, dese prisa, que nos esperan



Jiménez coge una bolsa del asiento de atrás y se frece a Villanueva. En uno de los laterales de la Plaza de

Duque se encuentra la Jefatura. Todos los demás lados da plaza están ocupados por negocios de El Corte Inglés.

Villanueva le llama la atención.-Curioso, ¿Verdad? Uno de los corazones de la ciuday comprado por tiendas. Sabemos que los dueños de ECorte Inglés en privado presumen y llaman a la plaza“Duqu

ostrum”, como los romanos.Villanueva y Jiménez suben en un ascensor sin habla

hasta la planta séptima. Las puertas se abren y les recibe omisario Principal para Andalucía Occidental, Migue

Rodríguez Durán. 64 años. Parece bastante compactuerte. Tiene barba cana y brazos fuertes. Aprieta la mano strecharla. Quizá más de la cuenta.

-Usted debe de ser Villanueva. Es un honor caballerooy el Comisario Rodríguez, acompáñeme a mi despachor favor. Gracias por su trabajo agente Rodríguez, puedetirarse.

-Jiménez, me llamo Jiménez.

-Magnífico, gracias Domínguez.La puerta del despacho se cierra detrás de Villanueval comisario. Este propone a su invitado tomar asiento y sienta detrás de una mesa llena de papeles y carpetas. En ared de detrás, al lado de una fotografía de Juan Carlos

hay un cartel en el que se lee “Faltan 23 días para



Domingo de Ramos”. Los números no son fijos. Cada dse hombre debe actualizar su cartel. Parece que

Villanueva le llama la atención. Hay también un cuadro col escudo del Sevilla en un cristal de esos que tienen u

apel de plata arrugado detrás, como para dar textura.-Inspector Villanueva, seré franco.-Espero que no me hable de una reencarnació

Comisario.El comisario no se para ni de puntillas en el juego d

alabras de su colega madrileño y prosigue coreocupación.

-Estamos acojonados. Queda menos de un mes para Semana Santa de Sevilla y no sabemos cómo puede afectaste asesinato a la ciudad. Entenderá que para Sevilla

Semana Santa es el momento medular del año caballero,

no le hablo sólo de una cuestión de fe. Justo antes decogerle, a porta gayola, en el ascensor, he estad

hablando con el presidente de la asociación de hoteleroevillanos. Me ha pedido explicaciones porque una historomo la del “ Asesino de la regañá”, descontrolada, pued

er nefasta. Y aún tengo que hablar con los hermanomayores de todas las hermandades para tranquilizarles, on los taxistas que, honestamente, son los que más mied

me dan.-¿Así que no cree usted que estemos ante un cas

islado, Comisario?



-Me encantaría creerlo, Villanueva, pero mi intuicióme dice que hay algo más. Es un crimen demasiado extrañara que vaya a quedarse ahí, y el asesino ha incorporadou obra elementos que representan la esencia de Sevilla: L

Semana Santa con el cíngulo, La Macarena, y por si fueoco, ese extravagante detalle de la regañá.-De acuerdo. Me pongo manos a la obra, no s

reocupe, pero sobre todo necesito saber que tendré toda colaboración que necesite por su parte.

-Lamentablemente, Villanueva, los recursos de estefatura no son los mismos a los que usted estarcostumbrado. Desde luego no tendrá injerencias del tipeste es nuestro caso, no puedes dárselo a los federale

ack ”. Aquí no nos gustan esas películas porquinceramente, por un lado, mientras menos se trabaj

mejor, y porque, por otro, a muchos agentes esta histories da bastante miedo. Solo podrá disponer de Míngue

que es policía local. No es un lumbreras, pero se conoce iudad como la palma de su mano.

-De acuerdo, me quedo con... Jiménez. Nos vamos a

mesa de información permanente del 15M a conocer ntorno de la víctima.En ese momento entra Jiménez en el despacho. Tra

un sobre en la mano.-Igual esa visita puede esperar, Inspector, nos acaba d

legar una carta del asesino.



Todos se miran. Jiménez deja el sobre color cremncima de la mesa.



CUATRO

“ESTO SÓLO ACABA DE EMPEZAR, SERÁN REVUELTAS, 7 LATIGAZOS. QUEDAN DEUDAS PORCOBRAR”

El comisario está mudo. A duras pensas, acierta decir

-Mandadlo a laboratorio por si hay alguna huella.Villanueva asiente, pero parece que sabe que no habr

ninguna, seguramente no quiere decir nada por no parecerrogante. En lugar de eso, le lanza a Jiménez.

-Vamos a la fábrica de sombreros, es una casa okup

que frecuentaba la víctima.-Sé dónde es, está al lado de la Hiniesta, que m

uñado es hermano.El comisario asiente desde su silla.-Vayan, vayan, yo le mantendré informado cuand

enga resultados del laboratorio.Villanueva y Jiménez bajan en ascensor sin hablar. Smontan en el coche. Villanueva va leyendo en su iPad todo que hay publicado en prensa. Efectivamente la etiqueEl asesino de la regañá” es propiedad de ABC. Tambiés el periódico que tiene más datos. Después de un bueato buscando aparcamiento llegan a la casa okupada.



La fábrica de sombreros tiene una mezcla rara dmbientes. Por un lado parece ser un lugar alegre, por otra desgracia se nota en cada cara. Panfletos, horarios dctividades colgados de las paredes, todo muy orgánic

muy vivo, y sin embargo, lleno de caras sin expresiónVillanueva se acerca a un joven que está haciendo un jarróde barro en un torno.

-Hola, somos policías, pero tranquilos, estamouscando al asesino de vuestro compañero.

-No te preocupes, pasa, en el taller de encuadernacióstá Jose Ángel, era su mejor amigo.

Jose Ángel está rodeado de herramientas, botes dola y pliegos de papel. 27 años. Guerra perdida a lopecia. Gafas de ver redondas. Pantalón de hilo amiseta con el hashtag #spanishrevolution. Se saludan, s

resentan. Jose Ángel responde educado y los invita harlar en una mesa del patio.

-Estoy seguro de que tiene que ver con el videojuegosé lo olvidó porque ya pasó hace mucho tiempo y inal, afortunadamente quedó en nada, al meno

udicialmente.-¿Qué videojuego? Pregunta Villanueva.-José estudió informática, tenía bastante talento co

os lenguajes de programación y, bueno, ya da igual decirlhackeó más de una y más de dos webs de agrupacione

ocales del Partido Popular. Se divertía y era muy creativo



Una vez cambió la foto del index de la página de Javirenas por la de Héctor Cúper, el entrenador ese que n

ganaba nunca. Antes, en 2002, creó por entretenerse uvideo juego, todo Copyleft, y además sin querer gana

dinero, se llamó “Matanza Cofrade”.Jimenez se levanta de repente.-Hijo de puta. ¡Ese era el videojuego en el que hab

que ir matando nazarenos!-Bueno, técnicamente eran nazarenos zombies. Uste

arece que no es de aquí Inspector, pero como puede veor la reacción de su compañero, ésta es una ciudaompleja en la que tocar ciertas cosas se paga bastantaro, y a lo que ha pasado me remito.

-Hombre, es que encima pasaba todo delante de EGran Poder... completa Jiménez mientras vuelve a sentars

vergonzado.-Cállese Jiménez, por Dios. Replica Villanueva

rosigue con el joven.-¿Recibió amenazas?-Sí, muchas. El problema vino cuando el videojueg

legó a un grupo de hip hop sevillano. Se encapricharon dijeron que lo incluirían en su disco. Hasta ese momento videojuego era un divertimento privado que no salió dnuestro grupo de amigos. Aquello, sin embargo, lo disparodo y, claro, empezaron las amenazas.

-¿De alguien en concreto?



-Bueno, la verdad es que llegaron muchahonestamente nos reíamos de la mayoría porque o bieran de gente muy mayor a la que se le había ido la cabeza

de capillitas mariquitas que daban más pena que mied

Pero hubo una que sí nos asustó más.-¿Por qué?-No estaba escrita a mano, eran letras recortadas d

evistas, como en las películas, y directamente llamaba ose por su nombre y le citaba en un sitio: la chocolater

Virgen de los Reyes de calle Feria.-¿Llegásteis a ir?-No, desde luego que no. Decía cosas como “pagará

u ofensa”, no recuerdo bien, creo que la ofensa se quería cobrar a latigazos pero... ¿Con un cíngulo? ¿Pueder? ¿Se llama así?

Villanueva y Jiménez se miran.-Sí, es correcto, se llama así.



CINCO

HACE un muy buen día. El sol calienta pero no quemPaco Flores ya ha comprado el aceite que necesita para sequeña freiduría. Camina a comenzar el día. Va pensandorobablemente en la cantidad de pescado que tendrá quacar hoy de sus congeladores. Lleva las garrafas de aceit

y una bolsa de plástico con papel de estraza y cuentas en u

uaderno Guerrero.Deja las dos garrafas de 15 litros de aceite de un

ooperativa de la Virgen del Espino de El Pedroso.-Sus muertos, cómo pesa, coño.Se mete la mano en el bolsillo, saca un manojo d

laves. Tiene dos de aluminio de color verde. El llavero el logotipo de Ford por delante y la dirección doncesionario donde compró su furgoneta por detrás. Eelieve.

Son las 11 de la mañana. Mete la llave. Gira la llav

Repite la operación en cada una de las dos cerraduras. Suba persiana y se encuentra todo revuelto. Lo primero quhace es pensar en un robo, pero no. En el centro dedesastre hay un cadáver. Lleva camisa y pantalón oscuroun delantal negro y una cartera de cuero, grande, en intura, como para cobrar. Tiene los ojos desencajados lguien le ha metido a presión kilos y kilos de puntillita



or la boca y las orejas. Tiene frituras incluso en las fosanasales. Están mezcladas con sangre y probablemenágrimas.



SEIS.

VILLANUEVA sobrepasa como puede a los vecinos que arremolinan alrededor de la freiduría. El cordón policie cuesta menos que los curiosos. Lo sobrepasa enseñanda placa.

-Buenas, Jiménez, siento no haber podido llegar anteMe ha cogido una especie de paso de Semana Santa co

acos de arena en vez de virgen y el taxi ha tenido que dauna vuelta.

-Sería San Gonzalo.-¿Cómo dice?-Por la hora y la zona, digo, serían los costaleros de

Hermandad de San Gonzalo.-Perfecto. San Gonzalo. Muy bien. ¿Qué tenemo

quí?-Oriol Fernández, joven chef de uno de lo

estaurantes de cocina de vanguardia de Sevilla, el Abanta

Me han contado que hacen chochadas del tipo de catas dceites, pero no me pida muchos datos porque yo soy máde serranito y montadito de palometa con roque... demás, hay dos malas noticias.

-¿Cuáles?-La primera es que el arma asesina ha vuelto a ser un

uña de regañá. Y la segunda, que nuestro hombre tien



astante paciencia y sangre fría. En este caso no lo apuñalo ató y tuvo la frialdad de cortarle las venas de las muñecaasándole una y otra vez la regañá.

-¿Nadie oyó nada?

-Sorprendentemente, nada de nada.Los curiosos se agolpan en la puerta. Gente joven eu mayoría. Villanueva hace como el que habla con Jiméneero parece estar pendiente de las caras que observan. Nabe qué busca. Es un gran fisionomista y aunque nunca l

ha pasado, no olvida que hay serial killers que vuelven a scena del crimen ocultos por el disfraz de cotilla. Intenetener todas las caras posibles y compararlas con scena del próximo crimen, porque algo le dice que esta nerá la última muerte.

-¿Este sitio está cerca del restaurante de la víctima?

-No, lo tuvo que traer hasta aquí por alguna razón. Esalle, Amor de Dios, está dentro de la zona de La Alamedas digamos, la zona modernita de la ciudad...

-¿Qué quiere decir, Jiménez?-Pues que me da a mi que nuestro amigo tiene alg

ontra todo lo que huela a moderno en la ciudad. A mampoco me vuelven loco muchas de las chufladas que shacen pero, hombre, no es para ponerse así, mira cómo hadejado a este pobre, harto de puntillitas.

-No está mal, Jiménez, no está mal. Ahora volvamos

a Jefatura, quizá el cartero nos traiga noticias.



Planta séptima de la Jefatura. Siete u Ocho personastán alrededor de una mesa. Todas miran algo que hay el centro cuando llegan Villanueva y Jiménez. Jiménez sanza.

-No digáis nada, ha llegado Correos.El comisario les abre hueco para que puedan ver arta.

-Efectivamente, mismo formato, mismo papel, mismmanera de recortar las letras y distinto mensajGAZPACHO DE FRESA... ¿DE QUÉ Y DE CUÁNDO?”

-No entiendo nada. Pero apostaría a que el Gazpachde Fresa es uno de los platos del restaurante de la víctimiménez, ¿Sabe dónde está?

★ ★ ★

El restauante Abantal tiene la puerta cerrada, simbargo hay gente dentro: todo el personal del local

lgunos amigos que tienen caras desencajadas. Villanuevlama con los nudillos.-Está cerrado, lo siento. Dice un joven amanerado co

un piercing en el septum y dilataciones en las orejas.-Somos de la policía, abra por favor.Cinco minutos después están sentados en una mes

partada Villanueva, Jiménez, Rubén Mata, el encargado,



Ruth Soler, segunda de cocina. Ruth es la que habla.-Somos todos catalanes como Oriol. Honestament

desde Adriá, ser catalán es una venta muy buena para seocinero, pero en Cataluña y Madrid ya da el cante un poc

i no eres de verdad excepcional. Así que decidimos abrun poco las miras. Buscamos una ciudad menor, pero quno fuera un pueblo. Es una mera cuestión de target, ya sabomo somos los catalanes, muy de estudio de mercado.

-Ya. Dice Villanueva y mira a Jiménez que se encogde hombros.

-El caso es que nadie podría imaginarse una cosa asabe?. El restaurante tuvo lo que es una gran acogida desdl principio. Con los precios tan altos que tenemos, porqu

vaya precios, era complicado encontrar mesa muchaveces. La gente salía contenta con la comida y sobre tod

on el tipo de cliente que se encontraba en la mesa de ado. Verá, está feo que yo lo diga, pero no eras nadie si nenabas de vez en cuando aquí. No le hablo de este rollo dutbolistas y cosas de estas así ordinarias, todo lontrario: músicos, diseñadores, actores, periodista

oreros, pero más del lado de José Tomás que del de FraRivera, espero explicarme. La verdad le digo que no sé quha podido pasar, no había problemas con competencia, nnadie le había amenazado, es todo demasiado raro.

En este momento, Rubén, el encargado, ejerce d

rotector.



-Agente, entienda que es un momento complicadodemos contarle poco más, la verdad. Si nos disculpa...

-Lo entiendo perfectamente, perdonen la insistencero ¿Cómo era la víctima?

Ruth no tiene problemas en seguir contando.-Él era un chico maravilloso. Una excelente personenunció a muchas cosas ¿eh?, a su catalanismo, a samilia, a su masía... Verá, él era homosexual y eso e

Barcelona no es un problema, ya sabe que somos muuropeos, pero en determinadas zonas fuera de la capital o es, ya lo creo que sí. Su familia tenía mucho dinerenían industrias textiles, pero poco respeto por otrapciones sexuales. No quiero mirar a nadie, pero lrimero que pensé fue en alguien de su familia.

Rubén vuelve a interrumpir.

-Son solo conjeturas, agente, le repito que estamomuy tocados y ahora igual decimos cosas que no pensamodel todo. Le rogaríamos un poco de descanso, igual puedvolver otro día...

-No hará falta, ya tengo suficiente y lo entiendo, per

ualquier detalle nos ayuda. Ya nos vamos. Sólo una últimregunta... ¿Tienen gazpacho de fresa en carta?En ese momento la cocinera y el encargado se mira

on la cara desencajada. A Villanueva le sorprende.-¿Pasa algo?

-Eh, bueno, la verdad es que no sabemos si tendrá alg



que ver, pero hace unos meses llegaron unos clientes omar la cena. Era la típica cena de negocios. Ningunarecía mucho el tipo de clientes al que estamocostumbrados. Venían enchaquetados. Recuerdo que un

venía muy engominado y hablaba mucho de Jerez, comon amargura. Se molestaron porque no les dejamos fumauros cuando se quedó el restaurante vacío. Se traían algúhanchullo entre manos con acciones, la discreción mmpidió atender más. El caso es que una de las cosas quidieron fue gazpacho de fresas. Cuando llegó la cuenta leareció muy caro y aunque el del pelo engominadntentaba calmarle, uno de los comensales se puso hech

un energúmeno. Hizo llamar a Oriol y lo puso de vuelta media, oye. Nos llamó la atención, aparte de por numerito, por las barbaridades que decía “seguro que va

destrozando matrimonios por ahí, sinvergüenza”, “tomeuena nota, 21 euros por un gazpacho, hombre por DioEs que el gazpacho este tiene intermediarios?”, “es que h

visto la cuenta y se me ha caído el alma a los pies” “Aquara pedir un plato de jamón hay que venir con avalist

omen buena nota”. Y eso que él no bebió, en toda lomida sólo tomó zumo de naranja, natural.Villanueva se sorprende.-Y ahora me dirán que no saben cómo se llama es

liente

Ruth y Rubén se miran. Ruth no duda en contestar: “S



quel hombre era Manuel Ruíz de Lopera”.



SIETE.

-HOMBRE, por Dios Hugo, no seas pesado y deja a estoeñores. No ladres que te doy en los hocicos. Tenga

ustedes cuidado que es muy cariñoso pero muy pesadomo una sandía de Los Palacios.

-No se preocupe, está bien. Dice Villanueva mientrae quita al perro de encima.

-Miren, este es el auditorio que tenemos aquí parnuestras fiestas, nada de alcohol, eso sí, porque yo sólomo zumo de naranja, tomen buena nota, sólo zumo d

naranja, bueno, y agua. Así que ya me dirán ustedes en ques puedo ayudar porque me están esperando unos señore

los que les tengo que mandar unos burofax de ungestiones muy importantes. Yo todos los días puedo move

00 u 800 millones de pesetas ¿saben?.Villanueva comienza-Don Manuel, ¿Conoce usted el restaurante Abantal?

-¿Abantal? Verán ustedes, yo soy poco de comer fuerde mi casa, a mi me gustan mucho las milanesas que hacmi señora, con papas fritas de perol, y cuando tengo quomer fuera, porque esté en alguna reunión con señore

voy a alguno de los restaurants que tenemos por toda iudad, los de la cadena de los Hermanos Gomez, tenemo

una chacina de Cumbres Mayores muy buena, muy bue



olomillo al whisky...Villanueva le interrumpe.-El restaurante del que le hablo está cerca d

cueducto, igual lo recuerde porque tienen gazpacho d

resa en el menú. Varios testigos le sitúan a usted allí amenos una vez.Manuel Ruiz de Lopera se mete el dedo entre

amisa y su cuello y mueve la cabeza. Levanta un teléfonde cable

-Señorita Jacinta, venga usted a por Hugo un momenty me hace el favor de llevárselo por favor, que aunque seun perro se entera de todo. No te preocupes Huguito, quodo está bien.

Don Manuel vuelve al investigador.-Efectivamente sí estuve en ese restaurante, pero ca

refiero olvidarlo. No sé a qué vienen ustedes porque ya nme queda más sangre que dar por el Betis. ¿¿QUÉ LPASA A ESA JUEZA, DIOS MÍO, QUÉ LE PASA QUE MESTÁ EXIGIENDO QUE ES QUE ME ESTCANSANDO??

-Tranquilícese, don Manuel.-Yo ya le he dicho que no suelo salir de mi casa omer fuera nunca. Soy un hombre muy ocupado y duermres horas cada dos días. Pero el demonio aquel de Olive

me convenció de que había que celebrar la operación en u

itio bueno, que no fueramos a ninguno de los míos qu



después los pagarés olían a fritanga. Él fue el que lo dijPor lo visto alguien le había hablado de ese sitio. Tomeuena nota de que Don Manuel Ruiz de Lopera reconocus errores y sabe que no se portó allí bien con los chico

del restaurant, pero, vamos a ver, yo acababa de vender eBetis, lo que había sido MI VIDA en los últimos 20 añoYo iba de pequeño con mi padre por la vía del tren a ver loartidos del...

Villanueva vuelve a interrumpir bruscamente discurso.

-Don Manuel, el cocinero de aquel restaurante ha sidsesinado.

Jiménez completa.-Y en una freiduría.Lopera palidece.

-¿No habrá sido en La Isla?Responde sorprendido Manuel Ruiz de Lopera.-Exactamente.-Hombre, por Dios. Con lo que me gusta a mi el cazó

de esa gente. ¿Y entonces ustedes no vienen de parte de

eñorita Ayala o Alaya, o como se llame?-Pues no, venimos, me temo, por algo más serio: Esesino de la regañá.

-Ah, sí... sí... he leído hoy a Antonio Burgos en eBC. Que aunque no hay que justificar lo que ha hecho

riatura, ya era hora de que saliera un asesino de sevillana



maneras y no uno que copie modos de forasteros. A mi mecuerda al representante de Odonkor, debe ser tambié

una persona sin escrúpulos. Me quedo mucho máranquilo, no tengo nada que ver. ¿Quieren un licor d

manzana? Es sin alcohol. Lo hay también de mora, está muico, para no beber siempre zumo.Jiménez en ese momento se lanza, como si llevar

iempo conteniéndose.-Yo tomaré uno Don Manuel. De mora. ¿Me podrí

hacer una foto con usted? Hay que ver con lo que hizusted en el 92...

-No me hago fotos normalmente, pero hacía tanto qunadie me reconocía lo del 92... qué rápido olvida la gentMe tenía que haber gastado el dinero en Los Lebreros evez de en comprar el Betis, ¿Nos la puede hacer uste

Villanueva?En ese momento, el teléfono de Villanueva suena

alva la situación.-Inspector, al habla el comisario, vengan de prisa a l

efatura. Hay algo en la segunda carta que tienen que ver. E

URGENTE.



OCHO.

-EFECTIVAMENTE, Villanueva, como usted pensaba, nn la primera ni en la segunda carta del asesino de la regañ

había huella alguna. Aún así, decidimos buscar cualquieista, como manda el protocolo.Cómo nos sorprendimos ncontrar que todas las letras habían sido recortadas devistas sin ningún tipo de relación. Eso nos hizo pensa

ápidamente en un kioskero.-O en un peluquero. Añade Jiménez ante la cara d

desesperación del Comisario.-Muy bien Jiménez, incluso en un abuelo que vay

mucho a García Morato, ahora... ¿Puede callarse?

-Perdón.-El caso es que una de las letras, concretamente la

staba recortada de un papel que no era una revista. Esecorte proviene de un folio normal y corriente. Un foli

que por el otro lado tenía escrito una especie de horario

uadrante por las rayas que pueden verse, un horario quertenece a algo que en su nombre tiene la parte de palabrErpet”, que es lo que ha cuadrado en la parte de atrás drozo de papel.

-No sé si le sigo. Avisa Villanueva.-No se trata de que nuestro hombre tenga algo que ve

on algún sitio o empresa que se llame Erpet, que po



ierto, Google sólo nos ha dado como resultado unábrica de cristalería de Praga, no. Se trata de que nuestrsesino tenía un papel en casa de un sitio con doaracterísitcas: que tiene horarios y que tiene el conjunt

de letras “erpet ” en algunas de las palabras de su nombre.Villanueva de repente propone ¿“pERPETuo”?Jiménez y el comisario rematan al unísono.-Perpetua. Capilla de adoración pERPETua.Villanueva tuerce el gesto.-Creo que necesito más datos.-Son pocos los que conocen la historia de la Capil

de San Onofre en Sevilla, y eso que está situada en plenorazón de la ciudad, en la Plaza Nueva, a 25 metros de uerta del Ayuntamiento. Sólo la anuncia un pequeño carte

y pasa absolutamente desapercibida al lado de la inmens

ienda de Telefónica que hay en la esquina. Verá, se trata dun templo pequeño, al que acude el verdadero podeconómico de la ciudad, al menos la parte cristiana ququí es prácticamente el 100%. Entre todo el tráfico d

gente de la plaza casi nadie le presta atención, pero, si un

e fija, ve cómo llegan taxis con señoras de abrigos dieles muy bien peinadas a todas horas, tanto del día, comde la noche.

-¿Y qué hacen allí?-Simplemente van y rezan. El Santísimo que hay en

apilla no puede quedarse solo ni un momento. Por eso ha



una especie de horario en el que uno se inscribe, de tal hortal hora y está allí, rezando o haciendo lo que se

vitando que la imagen esté solo ni un segundo.-¿Y si en algún momento no hay nadie? ¿Si hay hueco

n ese horario?-Suele pasar poco, porque ya le digo que entre la genmás poderosa de la ciudad es una especie de lugar deunión, allí, de alguna manera lavan sus conciencias por uado y, por qué no decirlo, establecen relaciones, no s

hacen negocios pero se acercan los que los hacen. Pero el caso de que haya huecos en el papel cómo preguntaara eso está el capellán. Aún así, está bastante mayor

hace poco me contaron que tenía algunos ayudantes, máóvenes, no ordenados, pero muy religiosos claro. La letr

de la carta del asesino está impresa en un papel que por

tro lado llevaba ese horario. Villanueva, creo que nuestrsesino frecuenta ese sitio.



NUEVE

VILLANUEVA y Jiménez van en el Metrocentro, unspecie de tranvía que une Viapol con la Plaza Nueva. Vento.Muy lento.

-¿No había otra manera más rápida de llegar, Jiménez-Pues no, y mire que conozco la ciudad bien pero qu

quiere que le diga. Se puede tirar en coche por detrás

arar en el Hotel Inglaterra y ahora aparcar en un parkingelearte luego para que te pagan el ticket... pero es que sta hora están ensayando en la zona tres hermandades coasos de carga como el que vio usted el otro día, cuatrandas de cornetas y están ya poniendo las sillas de palo d

a Carrera Oficial.-¿Y entonces no se puede pasar con el coche?-¡Claro que no!-¿Y el que viva ahí?-Pues, si le gusta la Semana Santa no le importa y,

no le gusta, la playa de Matalascañas está a una hora y tienunos chiringuitos magníficos.El MetroCentro les deja justo enfrente de la capilla d

San Onofre. Es tan pequeña que casi ni se ve. Villanuevrunce el ceño. Se acercan a la Capilla.

-¿Hay tiempo para tomarnos un montadito de pata dmulo en Casa Diego? Está aquí mismo y ese queso no l



hay en Madrid, de hecho esa abacería es el único sitio quo tiene.

-Por supuesto que no.-Pues yo es que estoy muy flojo, voy a acercarme y

un momento a ver si está abierto sólo.Son las 11:32 de la mañana de un viernes. Villanuevntra solo en la capilla. Es oscura. Silenciosa. Hay treersonas sentadas separadas. Rezan. Villanueva entra

mira. Son dos beatas y un hombre. Ellas están bierregladas y a él se le ve corpulento, pero está de espalda

Silencio. Villanueva silencia el móvil. Camina casi sihacer ruido.

Llega al libro de registro. El ruido de las hojas suenn toda la capilla. Efectivamente no hay huecos en lo

horarios. Cambia de página, nada. Todo completo. Lo

pellidos son todos rimbombantes: Ybarra, AstolfBenjumea, Moliní, Orleans... El sitio trasmite paVillanueva se sienta en la cuarta fila de bancos. Justo detrádel hombre que es bastante ancho. De alguna manera irradnergía, tensión. Villanueva sigue allí en silencio

sperando a Jiménez y captando. Mira. Observa detalles: ltar, un cepillo en el que no hay monedas sino sobres coetra inglesa y apellidos largos, la alfombra. Los hombro

del hombre de delante se mueven mínimamente. Villanueviensa que está rezando un rosario. Busca al capellán per

nada. En ese momento toca con la palma de la mano



hombro del hombre de adelante y le susurra al oído.

-Oiga, perdone...Justo entonces y de manera inesperada el hombre gir

l brazo en un movimiento preparado y le da un golpe secon el codo en la mandíbula a Villanueva. Las beatas de loendientes de perlas comienzan a gritar y el hombr

mucho más grande de pie y con una sudadera sale corriendor encima de los bancos. Villanueva reacciona comuede, parece mareado y sale detrás de él. Rápidamente

hombre grande gira a la izquierda y otra vez a la izquierdn una esquina en la que hay una tienda de Max Mara. Sruza con Jiménez, que viene comiéndose un montaditrae una bolsa en la mano y no repara en nada. Reaccionuando ve a Villanueva, sangrando por la boca, que lleg

orriendo a él, y se para porque será imposible cogerlo ya-Magnífico, Jiménez, magnífico. Muchas gracias po

u atención.Jiménez no sabe qué decir o hacer salvo tragar

ocado de montadito que tenía en la boca.

Vuelven a la capilla. Las mujeres están siendranquilizadas por el capellán que se va enterando de lo quasa entre sollozos.

-¿Es usted el capellán? Soy Villanueva, inspector de olicía.

-Inspector y uno de los responsables de una pelea e



a casa de Dios, por lo que veo en su boca.-Bueno, verá, yo no hice nada...-Oiga, mire usted y le aconsejo que no me lleve

ontraria, los que no hicieron nada son estas señoras n

ste templo. Su presencia aquí no es grata, Inspector, hago que tenga que hacer, pero hágalo rápido y no vuelva poquí.

-¡Inspector! Avisa Jiménez desde otro punto de lapilla.

-El asesino de la regañá se ha dejado aquí una bolsa, ede la FNAC y dentro tiene un vinilo: Jose Manuel Soto. “Euena compañía”. Todavía tiene el precio: 14’95€. Toma yon el Soto.

El capellán monta en cólera.-¿¿El asesino de la regañá dicen?? ¿Pero qué estupide

s esa? No sólo vienen a perturbar sino que ahora encimquieren asustar a mis fieles...

-Sólo estamos investigando, padre, tranquilícesConocía usted a un hombre de complexión fuerte qustaba sentado en esta fila hace un momento?

-Mire, inspector, me da la sensación de que usted ns creyente, y seguramente le parecerá este un sitio dultracatólicos y de gente rara, pero no son cuatro los quvienen por aquí, sería imposible que conociera a todo mundo

Una de las señoras no para de llorar.



-Tranquilícese, señora Matamoros.Villanueva no ceja.-¿Tiene usted ayudantes?-Rotundamente no, qué más quisiera, ¿Me puede deja

ranquilo ya?-Sí, disculpe, una última cosa, ¿le importa que mire ibro de horarios?.

-Haga lo que le dé la gana, ese libro está a la vista dodos.

Villanueva se acerca a ver el libro. Sólo hay donombres escritos para esa hora: Sra. Regla Matamoros Doña Elvira Garvey. Las dos beatas que aún lloran y soonsoladas por el capellán. Ningún dato del hombre grand

Villanueva mira el libro y encuentra una hoja que estrrancada.

-Capellán, ¿Ha arrancado usted esta hoja?El religioso se acerca. Mira el libro, pasa el dedo po

l resto de papel que queda y dice no con la cabeza.-Nunca había faltado ninguna hoja en los 58 años qu

levo aquí.

-Capellán, no quiero asustar a nadie, pero la que fals la hoja del 3 de marzo, justo el día en el que apareció rimera víctima. Coja el disco de José Manuel Sotiménez, nos lo llevamos.

Ha pasado una hora y media de todo eso. En Cas

Diego hay un hombre corpulento que se acaba de un trag



rácticamente la mitad de un botellín helado dCruzcampo.

-Dime la cuenta, Diego, tres botellines y los domontaditos de Pata de Mulo. Y cobráme también esto par

sta noche.El hombre se mete la mano en el bolsillo y paga. L

que ha pagado a última hora es un paquete de regañá.



DIEZ

LA casa de Jose Manuel Soto está en Espartinas, a uno2 kilómetros de Sevilla. Tiene escrito, con letras d

mensaque en la puerta “Villa Déjate Querer”.Después de pasar por el Hospital Policlínico de

Macarena y de que a Villanueva le pongan cuatro puntos el interior, él y Jiménez llegan a la casa y llaman a

uerta.Les abre la mujer de Jose Manuel Soto. Han llamad

ntes por teléfono, así que allí saben de su visita. Sole lecompaña por un jardín de césped. Hay un jazmín y arriateon geranios. No entran en el chalet. Lo rodean y llegan

una pequeña casita que tiene otro cartel en la puerQuitapesares”. Abren. Dentro hay poca luz y unas diez

doce personas.Uno tiene una guitarra. Otros beben. Hay botellas d

on y whisky encima de las mesas. José Manuel Soto toc

almas sordas mientras una mujer canta una versión poumba de “My Way” de Frank Sinatra. Hay sólo una personde pie, que baila con sensualidad. Es Ernesto Neyra. Antrar Villanueva y Jiménez todos se callan de golpe. Sotjerce de anfitrión.

-Hombre, supongo que serán ustedes los agenteasen, pasen y siéntense, estamos de celebración porqu



mi compadre José Luis, del grupo Siempre Así, va a volveser padre.

Un hombre grueso, con el pelo engominado hactrás, rizos en la nuca y una camisa rosa, asiente y hace

gesto de brindar con un cubata en vaso de sidra hacia loolicías.-Verá señor Soto, no sé si es el mejor sitio para habla

on usted teniendo en cuanta por qué venimos...-Mire señor Policía, me da igual hasta su nombr

usted viene a mi casa y aquí se hace lo que digo yo, mmigos son mi familia y ustedes si están aquí son ya mmigos, así que ustedes se sientan y están con nosotros uato. Niña, trae dos sillas para los señores y dos vasos co

hielo, de tubo no, que esto no es un bingo.Ron con cola. Whisky. Risas. Suenan “Vivo por ella

You can leave your hat on ”, “19 días y 500 noches” muchas otras canciones versionadas a rumba. Villanuevon tres Coca Colas solas en el cuerpo, se levanta omienza a mirar las fotos que hay colgadas en la pare

Las hay de otras fiestas: El anfitrión Soto con Tedd

Bautista, otra toreando una vaquilla, discos de oro, un cartnmarcado con mensajes de fans, una foto de Jose Marznar dedicada, otra con Lopera... En ese moment

Villanueva comienza a mirar una foto de familia, en eardín, en la que sale mucha gente, José Manuel Soto l

oge por el hombro y amistosamente lo saca fuera. Ya e



de noche. Corre un aire fresco que huele a jazmín. Cierra uerta. El ruido de la juerga suena sordo. Un San Bernard

viene corriendo y se sienta al lado del cantante, para que lcaricie.

-Cada vez que veo mi foto con Lopera... Ay, qumigos fuimos Manolo y yo, en fin, el tiempo cura laheridas... ¿Y el hijo puta del perro este? Me lo comprorque creí que venía con el barril de whisky y cuando

que era mentira casi lo devuelvo. Ya lo que pasa es que lhe cogido cariño al cabrón, qué cabeza tiene coño, ahorque lo miro... ¿En fin, qué quería preguntarme agenteVILLANUEVA?

Al detective parece sorprenderle que conozca snombre, aún no se había podido presentar a nadie.



DIEZ

-VERÁ Jose Manuel...-Llámeme Pepe, José Manuel solo me dicen los fans-Muy bien, Pepe. Seguramente le parecerá de lo má

eregrino el motivo de mi visita, pero debo de reconocerlque estoy absolutamente perdido y tengo pocos sitios a loque agarrarme en una investigación importante que esto

levando. Seguramente habrá leído algo acerca del Asesinde la Regañá.

Villanueva suelta el comentario como si nadSeguramente espera ver qué reacción provoca. Jose ManuSoto sigue acariciando el enorme cráneo del San Bernard

siente con la cabeza. Es un asentimiento absolutamentnatural. No tiene prisa por nada. La noche huele a jazmín

cloro de piscina en ese jardín. Hay grillos que cantanVillanueva continúa.

-Creo que he estado realmente cerca del asesin

Siguiendo las pocas pistas que nos deja, llegué a una capily allí creo que estuve con él. Fue un encuentro rápido, pere puedo garantizar que contundente, de hecho mi mentóuede probarlo.

Jose Manuel Soto continúa acariciando la cabeza derro con una mano. Con la otra bebe sorbos de un cubaon los hielos casi derretidos completamente en un vas



ncho con una publicidad de Brugal serigrafiada. No snmuta, incluso parece interesado.

-Verá Jose, Pepe, perdón, el caso es que en su huídaorque salió huyendo de aquella capilla, se dejó esto.

En ese momento Villanueva saca el vinilo de la bolsde la FNAC y se lo enseña al cantante, que lo coge.-“José Manuel & Amigos”, hombre, no es “Por ella

que no vea aquello, menudo melocotonazo de disco. Esasa, la del Rocío, el chalet de Isla Canela y un montón dhucherías más me llegaron de aquí, y todavía me siguentando. Pero ¿Qué quiere que sepa yo de esto? Aparte d

que es un asesino con un excelente gusto musical, claro.-Comprobé en la FNAC si el disco había sido pagad

on tarjeta, ese día o en los últimos meses, pero nada, habido abonado en efectivo poco tiempo antes, por eso l

levaría. Ya le dije que me parece incluso ridículo estaquí, pero se sorprendería de los datos que he sacadlgunas veces de intentos absurdos. Me preguntaba si costo de los foros, o los clubs de fans le sonaba a ustelguien que se significara por ser especialmente violento,

gresivo... con lo moderno.-¿Cómo que agresivo con lo moderno?El tono es diferente en su pregunta. Parece un poc

lterado. Villanueva se sorprende. Calla y deja hablar aantante.

-No hay que ser agresivo con lo nuevo, hay que se



gresivo con lo que es una pedazo de mierda. Por supuestque tengo muchos fans que se enfadan con la porquermusical que se hace hoy, pero como todos deberíamohacer. ¿Sabe usted quién es Lady Gaga? Valient

mamarracha. Mire, no quiero calentarme y desde luego nomparto la forma de lo que está haciendo ese degeneradero cambiar por cambiar lo que está bien, no tiene ningúentido. Mire escuche esto “Para olvidar un amor / si se h

querido de veras / se hace tan grande el dolor / que se tcaban las fuerzas”

El cantante asiente con la cabeza sonriendo. Sigudando palillos con los nudillos en la pierna. Y retomaantando más agudo y más bajo aún. Casi susurra.

-Para olvidar un amor / si se ha entregado la vidaduele tanto el corazón / duele taaaanto el corazón / qu

hasta el dolor se te olvida.-Muy sentido. Responde Villanueva.-Ahora compare con esto “Don´t bother me, Don

other me, Alejandro... Don t́ call my name, don t́ call mname, bye Fernando” de Lady Mamarracha, hombre po

Dios. En fin, Sevilla es una ciudad especial VillanuevSabe por qué el escudo del Betis tiene trece barras? Por masonería. Aquí se guarda un legado de siglos con lSemana Santa, esta ciudad ha sido cuna de variaivilizaciones y todas por cierto, sucumbieron al re

atólico, es una ciudad que tiene esencia, y no una mierd



de ciudad-tienda de cartón piedra como Barcelona, o unido de after hours y maricas drogadictas como Madri

quí se es serio, y no gusta que vengan a tocarnos loojones. Perdone que me ponga así, pero estoy harto d

que haya artistas como la copa de un pino como PascuGonzález, los chavales de Siempre Así que ha conocido ahdentro, Rafael Gómez de la Serna, que es un pedazo drtista como la copa de un pino o yo mismo y que nengamos ningún tipo de apoyo y estemos malviviendo.

En ese momento se abre la puerta de la caseta. SaManuel Orta.

-¿Pepito estás bien?-Sí, sí, Manolo, no te preocupes, el agente Villanuev

ya se iba, siento no haber podido ayudarle. Vaya con Dios.Villanueva asiente.

-Sí, ya me marchaba, perdón por haberle robado siempo y gracias por la invitación.

-Y por cierto, quédese el disco que lleva y escúchelos música buena.

Situación incómoda. Villanueva parece no saber si irs

orque Jiménez sigue dentro. Manuel Orta y Soto bloqueaa entrada invitándole a irse. Entra entre ellodisculpándose, para buscar a Jiménez. Su compañero esentado, con una copa en la mano, hablándole al oído a un

de las cantantes de Las Soles que se ríe, imposib

determinar a cual de ellas habla, probablemente habría sid



mposible también a plena luz del día. Villanueva lo miron reprobación. Jiménez suelta la copa y se levan

despidiéndose de la cantante.

-Te llamo ¿Eh, rubia?. Y hace el gesto de llevarse lmano como si fuera un teléfono a la oreja.



ONCE

MADRUGADA. Villanueva no puede dormir en su hotei siquiera está en pijama, sigue vestido. Da vueltas por

habitación. Fuera hay silencio.Está delante del ventanal de su habitación en el hot

BBA Triana. Da directamente al río Guadalquivir. Puedver la Giralda, la Torre del Oro, y todo el skyline de

iudad. El vinilo de Jose Manuel Soto descansa encima duna mesa auxiliar, al lado de un libro de pastas duras sobros monumentos de Sevilla y su provincia. “Multiplic

Sevilla” se titula. En ese momento, suena la puerta. Es uamarero del hotel.

-Buenas noches, han dejado esto para usted eecepción.

-¿Quién?-Pues verá, no lo sabemos, es tarde, el compañer

staba dentro, cuando ha salido ha encontrado el sobre e

l mostrador, tiene su nombre.Es un sobre extraño. A Villanueva se le cambia egesto. Coge el sobre y rápidamente reconoce el estilo.

-¿Tienen cámaras que graben la recepción?-Desde luego que sí, señor, ¿Por qué?.-Tiene que enseñármelas ahora mismo.En la sala de seguridad, el vigilante no controla d



odo bien el sistema de grabación de las cámaras deguridad.

-Espere un momento que me aclare, ¿FF es padelante o para atrás?

Los dos conserjes, un camarero de habitación Villanueva miran desde atrás el monitor. Villanueva sdesespera. Finalmente llegan al punto.

-Ahí, ahí, ¡Pare!En las imágenes se ve al único cliente que entra. No e

un hombre alto, encapuchado y de complexión grandomo espera Villanueva. Se trata de un joven con el pelargo. No mucho, desde luego. No se distingue bien

Parece que lo tiene ondulado y por debajo de las orejaViste unos pantalones anchos que parece que son de linoUnas sandalias que podrían ser de tiras de cuero y un

amiseta de rayas horizontales. También lleva un bolso dsparto colgado al hombro. Entra en el hall. No hace ningúuido. Apenas se le ve la cara. Saca del bolso un sobre y l

deja en el mostrador. Es el mismo que tiene ahorVillanueva en la mano mientras le habla al vigilante.

-Perfecto. No borre estas imágenes, envíelas a efatura de la Policía de El Duque lo antes posible.-Hombre, lo antes posible es ya mañana cuando veng

l compañero del siguiente turno, ¿No?Villanueva está en su habitación de nuevo. Lo tiene e

as manos. Es un sobre negro. Lo coge con miedo. Ya sab



o que es. No quiere abrirlo aún, como si quisiera retrasao que seguramente ya ha pasado. Lo huele. Efectivamenlguien lo ha perfumado con incienso. Le da vueltas. Lscruta. Parece desesperado. Habla en voz baja para

mismo.-Hasta que no lo abra no podré leerlo, y hasta que no lea no tendré la certeza de que ha ocurrido otra ve

Villanueva saborea cada segundo de tu existencia actuaorque en ella buscas a un asesino que sólo ha matado a doersonas, no a más, no a más. Pero eso se acaba.

Abre el sobre negro. Saca como temía un folio de EGalgo doblado perfectamente en tres. Letras de revisomponen un mensaje:

“DEL MOMENTO EN EL QUE MÁS CERCA HA

ESTADO DE MÍ SÓLO HA SACADO UNA HOSTIA.HOY HA VUELTO A HABER LEÑA.

MARISMEÑA.”



DOCE

-SE llamaba Pere Rubinat. Llevaba tiempo ya en Sevilero era en realidad de Vilanova i la Gertrú. Era uno de lo

miembros más activos de Ecologistas en Acción. Lonocíamos por haber intentado evitar que atracara uetrolero en Gibraltar hace unos años con una pequeñancha y antes porque se subió con otros compañeros a

opa de un árbol en la Alameda de Hércules, estuvo cercde un mes para que no los talaran. Últimamente habstado muy involucrado en la lucha antitaurina.

El cuerpo del que fue Pere está justo en el centro dlbero de la Maestranza. Jiménez y Villanueva están a do

metros. Ha sido apuñalado por la espalda con seis o sieuñas de regañá. Parecen banderillas. Con la sangre de

víctima el asesino ha escrito una frase “ Esto si es tortura

ipi comeflores”.Villanueva suspira y niega con la cabeza.

-¿Trabajaba en algo?Jiménez prosigue.-Bueno, trabajar... Ya sabe que esta gente de los jerse

de lana no producen. Llevaba siete años preparando unesis sobre la biodiversidad de la marisma de Doñana.

-Ya... Vaya “leña marismeña”. Musita para si mismoVillanueva.



-Sí, la verdad es que siete años a mi también marece una barbaridad. Seguramente sería un niño de pap

de esos que va de hippie y que cuando se harte tendrá uillón cómodo...

-No hablo de eso Jiménez, este hombre estuvo anochn mi hotel.-¿Cómo que estuvo anoche en su hotel? Es que com

ha dicho usted lo de “leña marismeña...”-Estuvo anoche en mi hotel y no sólo eso, mire, m

dejó este sobre escrito.Jiménez lo abre, lo lee y mira a Villanueva con terror



TRECE

DOS personas hablan en un bar.-Atiende, compadre, en Sevilla hay dos tipos d

ersonas, las que dicen que la calle Almirante Apodaca ea de la Hemeroteca y las que dicen que es la del bar E

Tremendo.Es jueves, sobre la una. El Tremendo está lleno. Ha

una conversación en un grupo.-Total, que el nota ese, el representante de las fuente

sas de agua vuelve a ir al taller a intentar colocarme a mhermano y a mi una fuente de esa con vasitos. Yo le digo lnormal, que a mi el agua me da asco porque ahí follan lo

eces y que por eso bebe Cruzcampo nada más. Y va eolega y me dice que las garrafas las hacen en Alemania

que son imposibles de rellenar.-¿Imposibles? Venga ya, si eso es de plástico malo.-Te lo juro, eso me dijo. Total, que le digo que l

raiga, que vale. Me la trae el colega y me pongo a darlvueltas dos días al pitorro hasta que descubro que aliento la boquilla se ensancha y la puedo sacar. Total, qua relleno y al ponerla, y darle al agua fría se contrae y tirerfectamente.

-Qué arte más grande.-Pues figúrate el nota del agua mosqueado porqu



habían pasado cuatro meses ya y no le pedíamos garrafas. venga a llamar. Y medio en broma me decía “que si yengo una hija que come un taco”, “que eso es imposibleque nada más que el agua que se evapora ya es más de

que falta”... Total, que un día viene, y al día siguiente vuelvpasarse de sorpresa. Y yo la había rellenado y el segunddía había más agua que el primero, ¿me sigues compadre?

-Sí, sí, perdona que ha pasado una tía por ahí y me hdespistado, pero vamos, que el nota se queda mosqueadorque hay más agua, ¿No?

-Eso, total, que mi hermano y yo ya decidimodecírselo pero de una manera guapa, ya verás.

-Miedo me da.-Lo llamo y le digo que me hace falta una garrafa, qu

e me ha acabado ya. El colega ni se lo creía. Me dec

¡Hombre! Ya era hora”. Y yo, “sí, sí, lo que tú quierasvente mañana”. Al día siguiente llega el nota con el carrse raro con dos garrafas, entra en el taller, me saluda y l

digo “Ahí tienes la fuente”. Y cuando se da la vuelta y mira fuente... ¡Estaba toda rellena de Tinto de Verano!

Todo el grupo en la puerta del bar estalla earacajadas.-Y sale mi hermano con un vaso y dice “ Mira, y si l

damos a la palanca azul sale fresquito!”. Escucha, que lode reír en serio, el colega tirado por el suelo de la risa. S

hizo una foto con la fuente y todo para mandársela a lo



lemanes, y ahora no nos cobra ya las garrafas porque dicque la foto que se ha llevado vale más.

En otro grupo a pocos metros hay otra conversacióotalmente distinta. Hay un hombre corpulento que char

on otros dos. Puede parecer una conversación sobrualquier cosa.-¿Qué esperábais? ¿Que nadie preguntara nada con

ajarraca que estamos montando?-No, hombre, ya, si es normal, pero que no nos gust

anta prensa, lo de la Capilla... Responde uno de lohombres.

Uno va vestido de manera discreta. El otro clásicambién, pero lleva una chaqueta de ante roja y huele ncienso. El corpulento interviene.

-Hombre, pues imagínate a mí que soy el que es

dando la cara y al que se la pueden partir.-Sabes que eso no va a pasar, aunque te parezca qu

stás solo sabes que estamos todos ahí detrás de ti, no tlvides de que somos una “empresa” fuerte.

-Ya lo sé. Igual que espero que sepáis que esto no l

hago por nada más que porque creo en nuestra idea, porqusto no puede seguir así.-Bah, déjalo, no nos vamos a convencer lo

onvencidos, ¿pido otras tres?-La última, que me tengo que ir. Dice el hombr

grande.



-¿Por qué?-Ya lo sabéis, mi madre tiene alzheimer.-¡Y la mía tiene papas con chocos! Anda, tómate l

última, que siempre caes. A cualquiera que se le diga la qu

stás liando y viviendo con tu madre... Además, te tenemoque dar el cuarto encargo, toma, anda.-¿Ya? Ayer mismo estuve en La Maestranza, ¿No e

demasiado precipitado?-Mira, “manos grandes”, que tienes las manos qu

arecen un catálogo de nabos, tú eres el brazo ejecutores importantísimo, pero no te olvides de que eres braz

no más. No pienses, no es tu papel.-Deben ser siete máculas. Y después, debe ser lo de l

madrugá. Quedan 13 días y cuatro operaciones por cerrano puedes dormirte. No te preocupes por la exposición, y

e digo que no estás solo. Toma.Le entregan un sobre grande de papel Kraft. El hombr

grande lo abre. Dentro hay dos fotos: Una de una mujer qumira unos planos en una obra con un casco azul puesto, tra, del proyecto de la Torre Pelli ya finalizada.



CATORCE

VILLANUEVA está en su habitación del hotel. Tiene lmesa llena de papeles. Las paredes están prácticamenapadas con mapas y fotos de las víctimas. Tiene las mangaemangadas. Llaman a la puerta. Villanueva se levanta, abr

y ve a Jiménez. Trae un reproductor de vinilos y encima unspecie de cartucho.

-A los buenos días fiera, aquí le traigo el tocadiscoque me pidió. Yo pensé que estas cosas ya no se vendíanero hay muchísimos, este es el segundo más barato, laosas no están en la jefatura como para presentarles uacturón, que luego se piensan cosas raras, ya s

mosquearon una vez por los tickets de los taxis... ¿Buenara que lo quiere, para ambientarse investigando o quéCómo van esas pesquisas?

-Bueno, pues la verdad es que no hay mucho. Hay uatrón, desde luego: todas las víctimas podrían catalogars

dentro un mismo grupo, gente joven, innovadora eualquier ámbito que, de alguna manera, amenazaron a arte más rancia de la ciudad.

-Modernas, vamos.-Sí. Todas además aparecieron en lugares de evident

radición de la ciudad, mire.Villanueva señala con el índice varios puntos macado



on rojo en un mapa inmenso que hay colgado de la pared.-De momento los tres puntos no parecen describ

ningún dibujo, me he matado a proponer líneas esperandver algo que me diera alguna pista, pero no encuentro nad

Lo dramático es que tendríamos que esperar a que vuelvamatar para añadir otro punto y ver si reconocemos algo. so no puede ser.

-Lo bueno de que las víctimas sean modernitos es quno hay tantos en esta ciudad.

-Ya, Jiménez, pero no podemos ponerle protección odo el que lleve unas gafas de pasta, unas Gazelle scuche Radio 3.

-¿Unas Gazelle qué son?-Unas zapatillas, Jiménez-Madre mía, con lo bonitos que son unos bueno

otos de Valverde... ¡Y cómodos!Jiménez se señala abajo con la mirada y se levanta

manga del pantalón enseñándole las botas a Villanueva.-¿Quiere decir que ese calzado es cómodo?-¿Está de broma? Con estas botas he ido yo a ver a

Blanca Paloma cuatro Rocíos ya. He pasado el Quema y ne me mojaron los calcetines ni un poquito.-¿Son de Goretex?-Con todos mis respetos, Villanueva... el coño de s

rima Goretex. Son de piel de becerro flor, color d

rabia, engrasada con forro de piel de ciervo.



-Usted va mucho al Rocío ¿No? Un día deberlevarme, aunque sea otra ciudad, tiene mucha relación cosa parte de la ciudad que nos interesa ¿Verdad?

-¿Con las modernas?

-No, con las modernas no, con la otra parte de iudad que nos interesa: la clásica.

-Ah, sí, sí, pero vamos, ahora hay poco que ver allí. Ye llevo pero para eso lo bonito es ir en la época. Es econtecimiento religioso más multitudinario del mund

más de un millón de personas se juntan en esa aldea ¿SabeEs impresionante.

-Bueno, de momento, seguimos con lo nuestro. Hstado investigando sitios de esa mitad rancia de la ciudad

-Rancia no, clásica, decente, normal vamos.

-Perfecto, Jiménez, la normal, y me gustaría que noasáramos por algunos de estos lugares.

-A ver, ¿Qué sitios son esos?Villanueva pasa las hojas de su cuaderno y finalment

ncuentra una hoja.

-Un bar que se llama Garlochí, la tienda de artesanPasión Cofrade, y la redacción de la revista El Escaparate.-Droga dura, incluso para mí, Villanueva.-Me alegra que diga eso, tengo la sensación de qu

mientras más rancio sea el sitio en el que investiguemo

más cerca estaremos de nuestro asesino. Por cierto, ¿Qu



ra ese cartucho que traía encima del tocadiscos? Lo hdejado todo manchado de aceite.

-¡Hostia, es verdad! ¡Los chicharrones! ¿Quiere?-No, déjelo, me gustaría vivir más allá de los 40 si

gota.-¿Gota? Yo tengo ya un chorrito.Villanueva y Jiménez entran en el bar Garloch

Significa, más o menos, corazón en caló. Es imposibldescribir la cara de Villanueva. La de Jiménez sí es máencilla: es orgullo. No hay diez centímetros de pared librn todo el local. Todo está repleto de esculturas d

vírgenes, ángeles y cristos. Hay varios lienzos recubiertoon visillos que retratan a varias de las caras más conocida

de la alta sociedad sevillana. Llama sobre todo la atencióun lienzo de la Duquesa de Alba que tiene clavados do

endientes de pedrería real. Hay clientes que rápidamene pueden identificar como habituales, y grupos de jóvene

que beben ajenos a toda la barroca decoración. Villanueva iménez se acercan a la barra. Atienden dos personas, uoven marroquí de ventipocos y un hombre mayor, d

onrisa usada y camisa impecable. Él es quien se acerca.-¿Qué pasa, Pedro? ¿Cómo estás?El hombre se echa sobre la barra y sobre sus ochen

ños y saluda con dos besos a Jiménez.-¿Qué tal Santiago? Vengo de trabajo, te presento a

nspector Villanueva, así que no me pongas nada, que esto



de servicio.-Encantado, Inspector, pero bueno, por muy d

ervicio que estén, una cervecita les podré poner ¿No? ¿refieren una jarra de sangre?

En ese momento Villanueva da un salto.-¿Cómo dice?-Tranquilo, Inspector, no es nada raro, es sangre.

ero de Cristo. Simplemente es una bebida que preparamoquí. ¿No la conoce? Eso no puede seguir así, les prepar

una jarra, se hace con vodka, ron, granadina, champán, nay algunas cosas que si le contara le tendría que mandar sesino de la regañá para que no saliera de aquí ese cóctel

Todos en el bar se ríen.Ya con la jarra preparada, la barra es atendida ahor

olo por el camarero musulmán. En una mesa apart

residida por un azulejo que dice “El rincón de Luz” estáos tres sentados.

-¿Por qué el “Rincón de Luz”, Santiago?-Bueno, como usted entenderá alma mía, nuestro ba

s bastante singular, eso hace que venga mucha gente y mu

distinta. Muchos son artistas de categoría y, una de lalientes a las que más cariño le tenemos es Luz CasaViene mucho por aquí, dice que esta es su casa, y por esiene su mesa. Falete es otro de los habituales, no es raruando cerramos que se quede aquí y tengamos can

rivado y sangre, hasta altas horas de la noche. Sangre d



Cristo, se entiende.-La mesa de Falete no sé, pero la silla estará reforzad

No, Santiago? Interrumpió Jiménez.La gente vuelve a reírse casi al unísono. Villanuev

mira. Todo el mundo parece disimular que está pendientde lo que se cuece en esa mesa.-Seré claro, ¿Por qué me ha gastado la broma d

sesino de la regañá? Precisamente veníamos aquí reguntarle por eso.

-Bueno, no sé el tiempo que lleva en esta ciudanspector, pero aquí se hace una broma de todo. Es lo que conoce como guasa.

-¿Guasa?-Sí, no sé de dónde viene, la respuesta estará en

historia, como dice el programa ese... El caso es que, desd

uego que es grave lo del malaje este, pero eso no quita quodamos hacer bromas sobre eso. Antes de que llegara

ustedes, un cliente me ha dicho que quitara una canción dMiguel Bosé que como se enterara el de “la regañá”, iba venir a pegarle fuego al bar.

-¿Qué cliente fue?-Entiendo su interés Inspector, pero ese cliente suede decir que es mayor que su madre, tiene 87 añoleva toda la vida viniendo y apenas puede sostenerse eie. No es su hombre. No creo que tenga energía ni par

artir un trozo de regañá.



-Ya...-No puedo ayudarle mucho me temo, pero de toda

ormas le diré que no es alguien temido ni mucho menose tipo de la regañá.

-¿Qué quiere decir?Santiago mira hacia su copa. Parece arrepentirse de lque ha dicho. Mete la cañita de su cóctel en la boca y sdecide.

-Pues que hay mucha gente que de alguna manera esde acuerdo con lo que hace.

-¿Qué está usted diciendo?-Antonio Gala dijo una vez “lo peor no es que lo

evillanos piensen que tienen la ciudad más bonita d

mundo, lo peor es que puede que tengan hasta razón

Eso es así, Inspector, no lo digo yo, y para muchos, vivimo

n un momento en el que se destroza todo eso que nos hdistinguido como lugar único. Hay muchas ciudades en laque comer foie y croquetas de boletus ¿Aquí tambiéoño? No. Aquí se come carrillada, serranito, pavíspinacas con garbanzos y croquetas del Ovidio, y l

demás, perdóneme porque no le conozco y no sé de qué pojea Inspector, son mariconadas. Desde luego que no haque desear la muerte a nadie, pero aquí en la barra del bauno escucha muchas opiniones y para muchos no había otalida. Se estaban cargando la ciudad. Para muchos, no par

mí desde luego, que quede claro, ese asesino tiene do



huevos.



QUINCE

SÁBADO por la mañana. El Pasaje de los Azahares. Eleno centro de la ciudad, entre calles de adoquines y casantiguas, hay una especie de callejón con locales de tiendaxtrañas. Villanueva es dirigido por Jiménez hasta la tiendPasión Cofrade”.

La tienda se parece más al bar que visitaron ayer, a

Garlochi, que a cualquier otra cosa. Si alguien quieromprar una virgen de casi dos metros, cirios o velas ncluso un cáliz, ese es el lugar que necesita. Lo atiend

Carolo. Treinta y pocos años. Rellenito. Camisa celeston rayas azules. Cráneo importante. Pelo engominad

hacia atrás. Patillas de hacha.-Ustedes deben de ser los agentes. Bienvenidos a es

humilde negocio, ya me dirán en qué podemos colaboraon ustedes.

Es muy amanerado al hablar y al moverse. Sonríe s

arar.-Verá, no se preocupe, es más que nada una ronda dnformación, por supuesto no tenemos nada contra usted nospechamos de nada, puede estar tranquilo, lo único e

que estamos preguntando por algunos negocios de la zonstamos investigando el caso del asesino de la regañá.

-Es tremendo, desde luego que sí, pero... ¿En qué l



uedo ayudar yo?-Seguramente en nada, pero tenía que comprar una

velas y ya he decidido aprovechar el viaje. AñadVillanueva.

-Unas velas, eso es otra cosa, ¿quiere velas blancas dvelatorio o un buen cirio rojo?-No lo tengo muy claro, ¿me las enseña?-Claro.Villanueva y el dependiente hablan de tipos de cera, d

apidez con la que se derrite o de la cantidad de modelos dmecha que hay. Jiménez no entiende nada y curiosea por lienda. De repente, la conversación cambia.

-Estando aquí, supongo que escuchará a mucholientes, habrá muchas conversaciones

-Hombre, claro, claro...

-¿Y qué opina la gente de este hombre, del asesino da regañá?

El dependiente traga saliva y gira la cabeza. Es ugesto que le recuerda al inspector al que hacía Manuel Rude Lopera constantemente.

-Se dicen muchas cosas inspector, ya sabe que Sevils una ciudad señorial para muchas cosas, pero un pueblara muchas otras. La gente habla mucho, más con casi u0 por ciento de paro.

-¿Qué cosas se dicen?

-Pues de todo, hay quién dice que lo ha visto dand



vueltas por el barrio Santa Cruz buscando algún guiri al qulavarle la regañá, otros dicen que es un fantasma que niene sangre sino vino de naranja, hay quien dice que es eencarnación de un antiguo inquisidor o los hay inclus

que dicen que tiene que ver con el mismísimo Lopera-¿Con Lopera el presidente del Betis?-Sí, pero yo creo que es porque a ese señor se le ech

de menos en la ciudad desde que dejó el equipo. Tambiéxiste el rumor de que serán siete las personas que asesine

-¿Cómo?-Sí, ya le digo que son solo habladurías, pero el siet

s un número clave en la ciudad. Una de las calles máonitas es la de Las siete revueltas, está aquí cerca por

quieren pasarse, se llama así porque tiene siete giroSegún a quién se le pregunte, lo más importante o lo má

dioso para otros, la Expo, fue en el 92, 9 menos 2 dambién 7. Una de las hermandades con más tradición es

Real e Ilustre Hermandad Sacramental de Nuestra Señodel Rosario, Ánimas Benditas del Purgatorio y Primitiv

rchicofradía del Sagrado Corazón y Clavos de Jesú

uestro Padre Jesús de la Divina Misericordia, SantísimCristo de las Siete Palabras, María Santísima de loRemedios, Nuestra Señora de la Cabeza y San JuaEvangelista, que para ahorrarse uno toda esa barbaridad, sonoce como la Hermandad de las Siete Palabras. Ya par

os precristianos era un número místico. Existe



estaurante de las siete lunas, donde se comen unaspinacas con garbanzos y, no se olvide de una cosuente: Sevilla

-¿Qué cuente qué?

-Las letras, Sevilla tiene siete letras.



DIECISEIS

VILLANUEVA y Jiménez llegan al portal del barrio dLos Remedios en el que según la página web está edacción de la revista “El Escaparate”. Villanueva tiene ujemplar en las manos. Lo tiene más que ojeado: entrevis

Olivia de Borbón Von Hardenbert, desfile flamenclamado “Gitanería” en el Real Club de Labradores, baile d

máscaras en los Reales Alcázares o cómo presenta su discEn buena compañía”.

-¿Quién es?Jiménez se adelanta.-¡Policía, abra por favor!. Lo siento, siempre h

querido pronunciar esa frase.Abren y suben. La redacción es amplia. Muy ampli

Hay unas diez o doce mesas, cada una con un ordenador lguien escribiendo. Les recibe una chica rubia de unoreinta años. A Jiménez le gusta. Tiene la piel muy moren

y una sonrisa rara. Según un pequeño cartel que tiene en mesa se llama Sara Gallardo.-Buenos días, ¿En qué puedo ayudarles?-Buenos días, no hay ningún problema, señorit

implemente es una ronda de preguntas rutinaria. Nogustaría hablar con el director o el editor, o la persona qusté al mando.



-Mario, Mario Niebla del Toro. En un momento llamo, siéntense si son tan amables.

Dos minutos de espera. En el despacho de Mariiebla del Toro hay una foto dedicada de Carmen Lomana

ortadas de la revista encuadradas: La Duquesa de AlbFrancisco Rivera Ordóñez o Pitita Ridruejo. Mario Niebdel Toro es bastante alto, bien parecido y grande, mugrande. Lleva patillas de hacha y viste traje de chaqueta ddos piezas: la chaqueta verde y camisa de estampado rojmbos de lana. Lo corona todo con una pajarita azul. Podrener el mismo estilista que Jaime de Marichalar y unuena cuenta de cliente en El Ganso. Si llega a los 30 años por poco a pesar de su estilismo. Les recibe desde

mesa. Está llena de papeles y tiene dos ordenadoreVillanueva no puede verle las manos. Es grande. Mu

grande.-Hola, me llamo Mario Niebla del Toro, encantado d

onocerles, siéntense y díganme en qué les podemoyudar.

Parece bastante nervioso. Villanueva decide n

ndarse con rodeos.-Me gustaría ver sus manos si no tiene inconvenientMario.

La cara de Mario palidece. Se pasa las palmas por lomuslos de su pantalón de lana en un gesto con el qu

ntenta secarse el sudor debajo de la mesa. Las levanta y la



frece, palmas hacia arriba. Villanueva las mira. Jiméneas mira. Los dos las contemplan unos segundos. Villanuevas coge y las toca como si fuera a leer el futuro en ellaunque lo que le gustaría de verdad es leer el pasado.

-Está bien. Muchas gracias. Tiene usted unas manomuy suaves y bastante pequeñas, por cierto.-Vaya, ¿y eso es bueno o malo?-Créame que para usted bueno... para mi, quizá, peo

Quería preguntarle, qué sabe del asesino de la regañá.-Así que es por eso... Verá, fue un malentendido de m

olaborador, no fue con mala fé, se malinterpretó y ya en número de esta semana hemos pedido disculpas a loamiliares de las víctimas, sean lo tiesos que sean.

-¿De qué habla?-Supongo que estarán aquí por el artículo qu

ublicamos en el número anterior. Tenemos una seccióque se llama “Buenos días, Sultana” en la que grandenombres de la vida de esta ciudad escriben sin ningunensura sobre lo que quieran. Lo suelen hacer coobrenombres. Nuestros lectores, gente bien relacionad

uelen saber de quién se trata, es una especie de secreto domunidad. Aún así, hacerlo bajo un seudónimo es clavara que se expresen como de verdad sienten las grandeirmas de esta ciudad. Ya le digo que nos hemos retractadoero también le digo que como estrategia de comunicació

nos ha venido muy bien porque ha tenido mucha difusión



os pasó lo mismo hace tiempo porque la revista tiene yinco años, con un artículo sobre los frikis que escribi

una colaboradora, Sara, la han conocido en la puerta.-Muy guapa, por cierto. Interrumpe Jiménez.

-Una verdadera yegua, y con cabeza agente, coabeza.-¿Puedo ver ese texto? Corta Villanueva.Mario Niebla del Toro busca algo en su iPad. Tard

oco. Finalmente lo localiza y se lo entrega a VillanuevEn la pantalla, los ojos del inspector leen esto:

“Buenos días, Sultana. Buenos día

Sevilla, buenos días, Sultana. Sé que está

preocupada por estos tiempos extraños d

furia, pero cree a este hijo tuyo enamorado dque no tienes por qué.

“Eso lo dirás tú” me dirás con esa sonris

de plata que retrató el poeta y esa dulzura qu

tintinea en las fuentes de los Alcázares. “Ya, y sé”, te respondería yo mirándote a tus ojos d

luz, “ya sé que hay poco trabajo, que mucho

de tus hijos lo pasan mal y que ahora, ademá

anda suelto un hombre peligroso, pero no t

preocupes, no tienes que temer, ¿Acaso Sa

Fernando no mató también por ti?”.



Esto fue lo que yo le conté a la bell

sultana que es nuestra ciudad y que m

escuchó. Estuvimos toda la noche hablando, a

olor de una dama de noche y un jazmín cuando ya rayaba el alba por Guillena me dij

“Cuánta razón tienes, pero qué dolorosos so

los medios de un fin sano. Me vuelvo a queda

tranquila”.

Que ¿qué es lo que le dije? Pue

escúchenme y ya verán que razón no me falta

Le puse el doloroso ejemplo de que a alguie

le matan a una hija. Doloroso trance, sin duda

y uno, aunque a veces tenga ganas, no pued

pedir pena de muerte no, pero ¿Acaso no serícomprensible o alguien pensaría mal de u

padre que sin poder soportar el dolor, acabar

con la vida de quién lo más preciado le quitó?

No una respuesta institucional, no delegaen que alguien nos arregle lo nuestro, mirar

la rabia a la cara e ir decidido hacia aquell

que nos ataca y que, si no acabamos con é

acabara con lo que queremos.



Sevilla, nuestra sultana, lleva siend

mucho tiempo atacada. Unas veces gritándol

en nuestra cara como con ese absurd

proyecto de las setas, y otras más en silencio

¿Por qué no había de comenzar a defenders ya? Y sobre todo, ¿Por qué temer a quién vien

a salvaguardar lo que queremos que perdure

Yo no tendría valor de hacer lo que hace

otros, pero si lo tengo para quitarme la caret

y decir “¡Ole! Y encima con una regañá.

Siempre tuyo, el Almirante

Villanueva acaba de leer el texto y mira a Mario.

-¿Me puede decir quién escribió esto?-El Almirante Topete.-¿Perdone?-Cómo le he explicado, las firmas que escriben e

Buenos días Sultana” lo hacen desde el más respetad

nonimato. Para la revista es interesante contar con firmaque serían inaccesibles por nuestros recursos y la únicondición que ponen es que nunca sea desvelado quiéscribe qué. Lo siento, no puedo decírselo.

Villanueva se levanta y se apoya en la mesa. Se acercla cara del editor amenazante.

-Mira, pijo blandito, o me dices quién ha escrito eso



vuelvo con una orden de un juez para matricularte a uerza en una escuela taller de carpintería en el barrio máhungo que haya en toda la ciudad.

-¡Vade Retro! ¡No hace falta ponerse así! ¡Lo escribi

ntonio Burgos!.



DIECISIETE

EL hotel Incosol está a unos 6 kilómetros del centro dMarbella pero parece que está en medio de la nada. Desda autovía de la Costa del Sol, el coche de Jiménez

Villanueva coge el desvío de Torre Real. La carretera, unspecie de calle con chalés lujosos a los lados va subiend

Hay un badén cada diez o quince metros.

-Aquí la gente tiene buenos coches y les dan igual loadenes, pero menudo coñazo. Apostilla Jiménez.

Finalmente llegan a una rotonda con un cartel en que se lee Incosol. El coche atraviesa un arco y llega a uhotel inmenso en lo alto de una colina. Nada se ha tocad

desde los 70.-¿Le gusta a usted Sabina, jefe?-Pues mira, sí-A ver si recuerda está canción: “Cris, Cris, Cristin

dirige una oficina sentada en la piscina de Incosol”.

-No me diga-Efectivamente. Incosol era el sitio al que durante lo0 y 80 venía la gente de mucha pasta. Jefes de Estado, lo

mejores artistas, todos venían aquí desde cualquier partdel mundo atraídos por su confidencialidad y por suratamientos de salud a partir del agua. Dicen que tienncluso quirófanos. Uno llega aquí, se hospeda durante u



mes en el que no sale de ese arco que acabamos de cruzaruando vuelve a su casa pesa 20 kilos menos, tiene larejas abrochadas y tetas de goma.

-¿Y qué pinta aquí Antonio Burgos?

-Bueno, creo que también hacen tratamientos que souras, sin necesidad de operarse de nada. “Renacimientoe llaman. Estás aquí todo el día de piscina en piscinomiendo bien, durmiendo diez horas al día, sin quitarte lbornoz y vuelves casi más nuevo que operándote.

En el hall de entrada hay una inmensa recepción y uillón circular lleno de africanos. Todo parece de loetenta: el gotelé de las paredes, las barandillas doradas da escalera, la moqueta, incluso la ropa que visten lofricanos parece de alguien que se preocupara por sspecto, pero, efectivamente, en los 70. Jiménez

Villanueva llegan a la recepción.-Hola, somos el inspector Villanueva y el agent

iménez, hemos quedado con el señor Burgos.-Bienvenidos a Incosol. Ya nos ha avisado. El seño

Burgos está en la piscina tropical. Si salen por esta puer

de cristales se la encontrarán de frente. Intenten no pasara siguiente piscina porque la ha reservado un cliente parl solo.

-¿Quién? Preguntó JiménezLa recepcionista hizo un gesto hacia los africanos d

ofá.



-Un jefe de estado africano, estos son algunos de seguridad. Allí Incosol todavía mantiene mucho cartel.

Villanueva y Jiménez avanzan por el hall y salen a loardines. No pueden disimular que son policías por

manera de andar y las gafas Aviator . Atraviesan unauentes en las que hay ranas. Todos los clientes del hotevan vestidos con albornoces. Reconocen varias caraantantes, empresarios, ex futbolistas.

-Todo tiene un aire de secta. Apunta Jiménez.Llegan a la piscina tropical y ven a Antonio Burgo

Está tumbado en una especie de cama de hidromasajHabla con alguien al lado que está también dentro de iscina y que mira. Es Andrés Pajares.

-Esos son maderos Antonio. Ya empezamos...Antonio Burgos los ve y les saluda con la mano. Lo

gentes llegan a la piscina-Buenos días, señor Burgos, soy el inspecto

Villanueva y este es mi compañero, el agente Jiménez.De momento Andrés Pajares los mira y se acomoda.-Buenos días, seguramente conocerán a mi amig

ndrés, los viejos rockeros también necesitan de vez euando de cuidados.-Sí, sí, sí, bueno, bueno, yo os dejo tranquilos, te ve

n el wellness, Antonio, para tomarnos una cervecitncan... encantado señores.

Andrés Pajares se aleja del grupo. Se queda a uno



quince metros. Toma el sol sentado en el bordillo de iscina. Deja los pies dentro del agua.

-Ustedes dirán, a qué debo esta visita.-¿Vive usted aquí? Pregunta Jiménez.

-Bueno, no exactamente, me siento como en casero no vivo siempre aquí, está relativamente cerca y llterno con Sevilla. Gracias a Dios, escribir puede hacers

desde cualquier sitio, se podría decir que desde hace un pade años estoy siete u ocho meses aquí y el resto en mSevilla.

-Aha.-Sé lo que están pensando, que esto debe salir por u

dineral, ¿No? Bueno, a los dueños les gusta mantener aras conocidas por aquí y a algunos como a Andrés o a m

nos hace precio, ¿Verdad, Andrés? Dice levantando la voz

10 metros, Andrés Pajares responde.-Sí, sí, sí, desde luego, sí.-Discúlpenme la postura del recibimiento, pero teng

roblemas en la espalda y no puedo faltar a mi tratamientYa está acabado, vamos a aquella mesa, estaremos má

ranquilos.La mesa está a unos diez metros de donde están. Poanto a unos veinte de Andrés Pajares. Villanueva caminensativo y mira la distancia con Pajares. Jiménez, camin

mirando a una clienta que hace top-less.

-Mucho mejor aquí. ¿Qué necesitan? Y por cierto



denle recuerdos a Miguelón, hombre, que hace mucho quno lo veo, díganle que nos toca cena en Robles, y que esvez pago yo se ponga como se ponga.

-¿Miguelón?

-Sí, Miguel Rodríguez, el comisario. Es un gran amigmío, ¿Saben?Villanueva parece captar el énfasis de la entonació

del ¿Saben?.

-No lo veo mucho, yo voy un poco por libre, la verdaPero cuente con ello si lo vemos. Mejor llámelo usted sí se asegura. En cualquier caso, supongo que estará anto de todo lo relativo al “Asesino de la regañá”

-Ya, ya sé por qué vienen, ese niño pijo gordo no hguantado y les ha dicho que yo escribí la Sultana aquell

Verdad?-Así es.-Entiendo su preocupación, pero entiendan qu

hablamos de un género periodístico antiquisimo: la ironío sean tan básicos como el locaje.

-¿Locaje?-Bueno, la plebe, los civiles, la gente que no son nadEs un término que me pegaron mis compañeros periodistadeportivos, se refieren así a la afición. “Hay que teneuidado con lo que se escribe que el locaje después...” M

hizo gracia desde el principio, viene de loco claro. M



ascina que el lenguaje sea algo tan vivo y evolucione... Ein, etimologías aparte, que quede clarísimo: yo no teng

nada que ver con esas muertes. Ni conozco al enano, ni se nada de la barca, com

dirían los Morancos en aquel chiste. Ni sé quién es ese hombre, ni me parece bien qulguien vaya por ahí ajusticiando a gente porque sndependientemente de lo que hayan hecho. Para rectificaonductas incorrectas está el buen gusto y, en últimnstancia, profesionales en la policía como Miguelón

ustedes, que hacen tan bien su trabajo.-¿Entonces por qué escribió lo que escribió?-Bueno, fue en parte idea de Mario, el director de

evista, quería algo contundente sobre un tema complejara conseguir difusión. Yo entré al trapo a cambio de

nonimato y de unas cuantas comidas en los mejoreestaurantes de la ciudad, que son los que se anuncian en sevista.

-¿Cómo?-El escaparate de Sevilla aspira a ser un grupo d

resión y eso vale dinero, no lo da. Es una revista gratuiton buenas firmas, que no cobra dinero por ninguno de sununcios, simplemente, cómo el lo llama recibintercambios”.

-¿No se cobran los anuncios?

-No en dinero. Créanme que, en Sevilla, invitar



lguien a cenar en uno de los restaurantes más caros dndalucía como el Robles, o el Oriza y que al ir a pagar n

e dejen a uno porque invita la casa es casi mejor que dinero. Se consigue una imagen que después da lugar

muchos otros favores. Eso es lo que queremos todos loque colaboramos en esa revista. La familia de Mario tienmuchísimos posibles, por un lado le pone un chiringuitou hijo para que esté entretenido y por otro se labran u

nombre en la ciudad.-Me parece siniestro, ¿Le puedo preguntar qu

retende en último objetivo ese chaval?-A usted le parecerá una tontería seguramente, per

stá trabajando, poco a poco, para ser el próximo HermanMayor de la Macarena. Créame que eso es ser más qulcalde en Sevilla.

En ese preciso momento Antonio Burgos se levande la silla y sin que nadie entienda nada comienza a gritar.

-¡YA LES HE DICHO QUE NO SÉ NADAQUIÉNES SE CREEN USTEDES PARA VENIR A M

CASA A INCORDIARME CON SEMEJANTE

ESTUPIDECES! NO-SE-NA-DA. ¿Les queda claro?Toda la piscina mira hacia la mesa en la que estánndrés Pajares también. Antonio Burgos vuelve a sentars

Villanueva y Jiménez no entienden nada. Jiménez incluse ha asustado con el ruido.

-Lo siento, pero creo que ya está bien. Necesit



descanso y no que me molesten con charlotadas. Leogaría que se marcharan.

Burgos se levanta y les ofrece la mano en alto en señde despedida. Tres vigilantes de seguridad aparecen de

hotel y miran la escena desde lejos. Valoran si deben entra no. Villanueva le da la mano y el escritor hace una muecxtraña que solo ve el inspector.

-Muchas gracias por atendernos, señor Burgos. Sientas molestias.

-No se preocupe. Todo está bien. Ahora márchenseor favor.

Villanueva y Jiménez salen del recinto de la piscinTuristas, clientes, todos los miran marcharse couriosidad. Todos menos Andrés Pajares que hace com

que no los ve. Villanueva lo mira al pasar a su lado.

-Adiós, señor Pajares, espero que descanse.-Guantá sin manos. Dice Jiménez.Ya están fuera. Los dos caminan en silencio por e

arking del hotel hacia el coche. Hay aparcados un Bentleun Jaguar, un par de Aston Martin, todo son cochazos e

se parking. Los dos andan en silencio. Jiménez mira looches y finalmente se atreve a decir.-Joder cómo se ha puesto el abuelo, ¿No?-Cállese y ande Jiménez. Nos están vigilando.-¿Vigilando?

-Ese hombre tiene miedo: Cuando me ha dado la man



me ha pasado una nota.



DIECIOCHO

A unos 177 kilómetros de Marbella, Susana Abalde entrn su chalet de Simón Verde. Es una de las zonaesidenciales más caras de Sevilla. Técnicamente esuera, en otra localidad, pero tan cerca que erácticamente un barrio. Llega cansada. Tiene los zapato

de seguridad llenos de barro y cemento. Quizá por eso lo

deja a la entrada. Se calza unas zapatillas que tiene justllí. Deja las llaves en un vaciabolsillos diseñado por Ales

y cuelga los portarrollos con planos en la percha de umueble oriental. Es joven, sobre unos 35 años. Tambiénon la poca luz que hay, parece guapa y delgada. Se lava la

manos en el fregadero. Pulsa un mando a distancia omienza a sonar un disco de Florence +The Machin

Camina por la casa medio bailando y cantando estribillon voz alta. Llega a la cocina. Es americana, nada la sepa

del salón. Coge un cuenco y se sirve unas uvas. Saca s

Pad del bolso y lo coloca en una pequeña barra de ocina. Se sienta en un taburete y mientras come uvaomienza a repasar los planos de una obra. Parece unorre.

De repente, detrás de una cortina emerge una sombrEs bastante grande. Se aproxima hacia ella. Aunque música ahoga el sonido de los pasos, las zapatillas victor



negras, propias de costalero, apenas producen ningúonido contra la tarima flotante de sauce noruego. Cuandstá justo detrás de ella la música cambia de repente.

mucho más volumen, al máximo del equipo de músic

Denon, suena la marcha de Los Campanilleros. Ella saltSe asusta. Mira su iPad y ve el reflejo en la pantalla dlguien justo detrás de ella.. No le da tiempo ni a gritar, s

gira y dos manos que casi no son humanas por su tamañomienzan a estrangularla. Ella abre la boca queriend

gritar y los ojos casi se le salen. Una voz que parece naciddel mismísimo infierno le grita:

-¡Puta! ¿Quieres dejarnos sin ser patrimonio de humanidad ¿No zorra? Con tu torre de mierda... ¡Te uedes meter por el coño! ¡Entérate de que la única torr

de esta ciudad es la Giralda!

La joven y prometedora arquitecta deja de resistirse ae al suelo: inánime.

Las manos que hasta ahora estaban arrebatándole vida que transitaba por su cuello ahora le comprueban ulso. No tiene. Esas mismas manos, envueltas en guante

de algodón blanco de nazareno apagan la música. Ahora, esesino le acerca la boca a su oreja y le canta algo eusurro.

- “La giralda es chocolate. Turrón la plaza de toros. EPostigo es un piñonate y un flan la plaza de toros. A ver s

ega ahí la torre Pelli, so puta”.



El asesino ahora le araña los brazos y las piernas couna regañá que deja allí. En unos instantes desaparecomo si nunca hubiera estado allí.

El cuerpo de la arquitecta está en el suelo de la cocin

leno de cortes. Han pasado horas. El teléfono ha sonadvarias veces. De repente, casi ya de noche, tiene una toviolenta. La arquitecta se despierta con la boca seca. Tienoda la cara manchada de maquillaje corrido de habelorado. Se despierta milagrosamente y vuelve a comenzarlorar. Apenas puede ponerse en pie. Intenta llegar con l

mano hasta la barra en la que se comía las uvas. Las tira uelo. El cuenco se parte. Sigue tentando con la mano. Tir

un cuchillo. Finalmente su mano consigue que caiga seléfono, marca como puede desde su iPhone el 112.

Habla. Da su dirección y pronuncia entre llantos "N

arden, por favor"En ese momento, cierra los ojos y cae al suelo.



DIECINUEVE

SERÁ una paciente protegida pero la habitación dhospital Virgen del Rocío es la misma que para cualquierUna tele por monedas, cama de hierros, la única diferencs que la otra cama está vacía y que hay dos policías en uerta. Villanueva y Jiménez están dentro, alrededor de ama.

-Sabemos que está muy débil, de verdad que somoonscientes de ello...

Jiménez parece nervioso por si vuelven a venir lomédicos. Les han dicho hace un momento que traten de nresionarla.

-Está más floja que todas las cosas, Villanueva. Ainal nos echan de García Morato.

-No, no, está bien, entiendo que es importante tambiéara mí por muy magullada que esté. Llegué a casa muer

de la obra...

Jiménez interrumpe-Bueno, muerta muerta casi se queda luego...Villanueva se lo come con la mirada.-El caso es que no noté absolutamente nada, tod

staba en orden, la puerta no parecía tener nada raro legué, puse música, me preparé un poco de fruta y apenaecuerdo poco más.



-¿No hay ningún dato que le venga a la memoriaEntiendo que es pronto y que en estado de post traumáticno se recuerda todo, pero cualquier cosa, un olor, unensación, puede sernos de mucha ayuda.

-Lo siento, recuerdo que era bastante grande y quenía unas manos aún más grandes, eran demasiado grandencluso para su inmenso tamaño, aunque no sé si fue unpreciación real. Imagino que cuando te están dejando sire cualquier mano te debe parecer gigante.

-Ya...-Recuerdo también que iba de oscuro, con la cabez

ubierta por una especie de capucha. Lo sé porque lo que eflejado en la pantalla de mi iPad era muy oscuro. Apenae le distinguía la cara.

-¿Le dijo algo?

-Sí, no lo recuerdo bien, pero criticó la obra de Torre Pelli y me insultó varias veces.

-¿Cómo la insultó?-Me dijo “Puta”, lo recuerdo bien.-¿Tiene cámaras de circuito cerrado en casa?

-No, lo siento, no me gustan demasiado las cámaras.-¿Alguna vez hubo alguien que se señalaspecialmente contra la obra que está realizando?

-Bueno, no sé si está al tanto de que ha habido mucholémica con esa obra, pero a mí no me importa mucho, y

stuve en la ejecución de las setas de la Encarnación y a al



ambién se acercaban muchos locos. No sabría decirle euál de los dos proyectos tuvimos más. Lo normal en unbra es que se acerque la gente para preguntar curiosidade simplemente para mirar, pero tanto en las setas com

quí, era llamativo porque había muchos, bueno muchomuchos tampoco, pero había algunos que protestaban, squejaban e incluso nos llegaban a insultar. Aquello, quizor ser la primera vez, fue más duro, no lo entendía muien. Yo soy de Santander y allí nadie se plantea actuar asl menos hasta donde yo conozco. De manera que cuandomenzaron las mismas historias en Pelli yo ya me lomaba un poco a broma. De hecho recuerdo que inclusranquilizaba al resto de personal, porque la UTE de unbra no es la misma que de la otra y yo era la única de todl equipo que participé en los dos proyectos..

-Perdone, ¿una UTE?-Son las siglas de Unión Temporal de Empresas, y

abe, en proyectos demasiado grandes, varias constructorae unen y actúan como un todo mientras dura la obra.

-Aha, muchas gracias señorita, de verdad que ha sid

de mucha ayuda, es probable que recuerde más cosaonforme se vaya recuperando, si es así, cualquier detallme gustaría que nos lo contara. Aquí tiene mi tarjeta.

-Desde luego, inspector, así lo haréVillanueva y Jiménez salen de la habitación. A l

derecha dejan una sala en la que seis enfermeras está



entadas detrás de un mostrador, hablando. Dicen adióero ninguna lo nota. Villanueva mira a Jiménez mientrasperan a que llegue el inmenso ascensor del hospital.

-¿Qué te parece, Jiménez?

-Me he asustado cuando ha dicho lo de UTE porquhabía entendido el LUTE.¿Y a usted?-Pues que desde luego es nuestro hombre, no ha

duda. Ni de eso ni de que tiene unas manos que podríadelatarlo. Otra cosa que me llama la atención es que creque este hombre no trabaja solo.

-¿Cómo dice?-Con un simple ordenador se puede investigar much

y desde luego alguien como el que buscamos es un loco, os locos investigan todavía más. No me extrañaría que un

ola persona hubiera podido rastrear hasta llegar rogramador de Matanza Cofrade, al cocinero del Abantaor supuesto al ecologista que había sido visible en medio

de comunicación, pero... ¿Cómo iba a descubrir alguiequién es la única persona que repite en el personal de do

bras? Eso no está publicado en ningún sitio, así que, ien este hombre es un loco que investigó y que se fijó ea cara de esta chica y la reconoció en la obra de la torre, iene ayudas de gente con mucha información.

Villanueva y Jiménez salen del hospital. Hace un

mañana soleada. Entran en el coche. Jiménez pregunta.



-¿A dónde vamos?-Vaya hacia el Aljarafe. Le iré indicando. ¿Se acuerd

de la nota de Antonio Burgos? Parece que alguien tienlgo que contarnos.

Villanueva le entrega un pequeño papel doblado iménez: “El artículo de la revista era una manera dlamarles. Me tienen encerrado aquí porque esto ha id

demasiado lejos. Tienen que hacer algo antes de las sietmuertes. Vayan a hablar con Jorge. Al dorso está sdirección. Intenten que su hermano César no se entere. Lasa se llama La Moranca. Esto es más grande de lo qu

usted puede imaginar.”VEINTE“Ha llegado a su destino”. Pronuncia el GPS. La cas

de Jorge Cadaval parece grande. Villanueva y Jiménez baja

del coche y llaman al portero electrónico.-¿Sí?-Agentes Villanueva y Jiménez, venimos a hablar co

orge.-Pasen.

La puerta se abre y deja ver un jardín grande y bieuidado. Al final hay una casa blanca. Tiene paredes dristal tapadas con cortinas. Es una construcción bastan

moderna. Jorge Cadaval sale de la puerta y los encuentrViste unos pantalones anchos, una camiseta y una sudader

de un gimnasio que se llama SatoSport. Parece que viene



va al gimnasio.-Bienvenidos, muchas gracias por venir tan pronto. Y

olo no me habría atrevido a citarlos, pero cuando mlamó Antonio entendí que hay veces que uno tiene que se

valiente.-Le agradecemos mucho su colaboración, señoCadaval.

-¿Les han seguido?-Hostia, pues yo la verdad es que no me he fijad

ómo veníamos hablando... Responde Jiménez.-No se preocupe, hemos tomado precauciones, n

iene por qué temer.-Perfecto, pasen dentro.El salón es espacioso. Muy elegante. En ese moment

parece un joven. Es rubio. También atlético. Por s

specto parece de fuera. Inglés o americano quizá.-Les presento a mi marido.-Encantado.Por el acento efectivamente parece americano. Lo

uatro se sientan en un sofá chase longue frente a una gra

antalla recogida de proyector. Jorge comienza a hablar.-Verán. No sé muy bien cómo hemos llegado a estoUsted parece de fuera, Inspector, seguramente se lo habrádicho ya muchas veces, Sevilla es una ciudad distinta.

-Ya me voy haciendo a la idea, sí.

-El caso es que aquí las tradiciones tienen un pes



muy grande, se lo digo yo, que no tuve nunca problemas eeconocer mi homosexualidad y eso, fue muy traumátic

Supongo que el humor me ayudó, pero seguramente mostó más sufrimiento que a alguien en Madrid

Barcelona.-Me hago cargo perfectamente.-Aquí hay gente muy inmovilista y tiene mucho

mbitos en los que exhibir ese bloqueo a lo nuevo: SemanSanta, Rocío, Feria de Abril. Esas son las más obvias, perhay mucho más. Es como si se retroalimentaran unos cotros y comenzaran una especie de competición para ve

quién es más clásico, quién sabe más de Sevilla y quién sdapta más al cuerpo de creencias que ellos llamaSevillanas maneras”.

-¿Sevillanas maneras?

-Sí. Mi hermano y yo somos muy diferentes, pero lquiero aún más que a un hermano. Puede imaginarse qurabajando juntos tenemos una relación muy especial. Easo es que hace años comenzó a contarme que comenzabir con un grupo de gente influyente de la ciudad. Nunc

me dio nombres, pero siempre hablaba de “gente muy gordorge”. A mí al principio me hacía gracia, sonaba como unspecie de masonería de rancios. Quedaban, hacían sueuniones secretas, se ponían tibios de botellines

discutían de si el solemne triduo por aquí, de si el quinari

or allá... Todo inofensivo, me parecía a mí.



-¿Su hermano se refería a ellos de alguna manera?-Cuando vio que yo no estaba por la labor d

compañarlo dejó de contarme cosas. Me contestaba covasivas, pero al principio, cuando estaba tan excitado,

me dijo el nombre: Serva la Bari.Villanueva no deja de escribir cosas en su libreta. Estxcitado.

-¿Cuándo comenzó a preocuparse usted?-Bueno, la impresión que tengo es que la cosa fu

reciendo. Como ya le he dicho, estas cosas tienen muchde competición entre ellos. Por lo poco que me llegabrganizaban actividades y era como si fueran cada veubiendo el listón más y más. Comenzaban por quedadas euaresma por los bares de la ciudad comiendo tapas siarne, que si bacalao, que si espinacas con garbanzo

después ya fueron subiendo el tono y llegaron las palizas.-¿Palizas?-Sí, ahí fue donde mi hermano se distanció. Desde

nmigrantes, hasta a okupas. Salían de cacería pero ellos ne manchaban las manos. Contrataban a gente para que l

hiciera por ellos. Según yo entendía, ellos decían qustarían en tal velador de bar o que pasearían por tal calleal hora y allí, casualmente se encontraban con una pele

que se quedaban a ver como si fuera una obra de teatro.-¿Quiénes daban las palizas?

-Neonazis, pero de fuera. No querían nadie de aqu



Son listos. Muchos tienen contactos en Madrid. Loontrataban como si fueran sicarios sudamericanos dstos que salen en el programa de Mercedes Milá, qu

vienen, matan y se van. Les pagaban y les daban un bille

de AVE ida y vuelta. Mi hermano intentaba no contarmnada, pero más de una vez se le escapaba. No se sí eran un varios, pero de vez en cuando se le escapabaomentarios sobre un tal Juanito, que era el que mánterés ponía en estas cosas. Por lo visto cobraba más peres compensaba.

-Juan Galvez, creo que se quién es. Es uno de loíderes de los Ultrasur.

-El problema vino después. Empecé a notar a mhermano preocupado. Tuvimos incluso que cancelar la girde nuestro espectáculo Risoterapia. Estábamos en el Teatr

Haagen-Dazs de Madrid y cuando acabamos allí me pidiun descanso para volver a Sevilla. Teníamos programadGalicia, Barcelona... Económicamente fue un desastre peryo por mi hermano hago lo que sea, y ya te digo que sentque lo necesitaba. Llegamos a Sevilla y su preocupació

ue en aumento. No me decía nada pero de vez en cuandoltaba cosas como “esto es de locos”, “se está yendo das manos” y lo que comenzó a preocuparme “tengo qualir de aquí”.

-¿Cuánto hace de esto?

-Pues coincidió exactamente con la aparición de “E



sesino de la regañá”. Recuerdo incluso que le regalamoun curso de cata de vinos biológicos y me dijo, después dr un solo día, que lo sentía pero que no podía volver urso, que me devolvería el dinero. Mi hermano nunc

habría hecho ninguna de las dos cosas, ni dejar de ir a uitio en el que dan vino gratis, ni intentar devolverme dinero de un regalo que no puede aprovechar. Llámemaranóico, no sé si estoy dándole demasiadas vueltas, perreo que mi hermano se ha metido en un lío del que quieralir y no puede.

-¿Por qué dice eso?-Porque hace tres días que ha desaparecido



VEINTIUNO

JIMÉNEZ y Villanueva salen de la casa de Jorge CadavaSe meten en el coche. Villanueva saca el teléfono sierder un instante y marca un número de teléfono.

-¿Sara?-Hola Carlos.-Necesito volver urgentemente a Madrid. Sácame do

illetes de AVE. Es muy importante que pueda interrogar uanito Galvez, el líder de los Ultrasur, cuanto antes.

-Va a ser complicado, Carlos. Ha aparecido muertsta mañana.

-¿Cómo?

-Pensábamos que era un ajuste de cuentas sin máTienes algún dato?

-Ninguno, pero dime una cosa, ¿Dónde ha aparecido?-En el centro, en las escaleras de una parada de Metro-¿En cuál?

-En la de Sevilla.



VEINTIDÓS

-MIERDA.Villanueva ni se despide. Cuelga el teléfono y le d

una patada a la guantera del coche. Jiménez calla. No sabdónde meterse ni cómo calmarle. Vuelve a sonar eeléfono. Es el teléfono de la Jefatura de Policía de Sevill

Suena la voz del comisario.

-¿Villanueva?-Sí-¿Ha leído el ABC?-Intento evitarlo.-Pues le recomiendo el número de hoy, porqu

nuestro hombre ha cambiado el destinatario de sus cartaHay una nueva víctima, pero aún no sabemos dónde.

A Villanueva no le hace falta buscar un kiosko. Consultawww.abc.es y lee el titular:

El asesino de Sevilla envía una carta a ABC.

-Busque un kiosko, quiero leer esto en papel.“La policía no impedirá que el trabajo se concluya

ay ya otra bofetada a los herejes, no fue tan crue

alió a mear tres veces”.

Villanueva frunce el entrecejo y Jiménez le toca e



hombro.-Sé donde está: La fábrica de Cruzcampo.Han pasado más de tres horas. Todos los alrededore

de la fábrica están llenos de curiosos. Villanueva, Jiméne

l Comisario y un equipo de la unidad de subsuelo de olicía están encima de uno de los depósitos de CervezHay varios buzos dentro del depósito de 30.000 litros derveza. El Comisario se desespera.

-Es el último depósito que nos queda, Jiménez, esperque su presentimiento sea real.

Jiménez parece dudar de su instinto. Se lo piensa y streve a hablar.

-Verá, no es un presentimiento, señor, tiene basientífica, se trata de un chiste.

Villanueva se echa las manos a la cara y se da la vuelt

El Comisario se sale de si mismo.-¿Cómo que un chiste?-Sí, ese de “Compadre ¿Te has enterado que Miguel s

ha muerto? Coño, si yo lo vi el martes y estaba tan normaPues se ha caído en un depósito de 30.000 litros d

Cruzcampo. Hostia que muerte tan desagradable ¿no?. Pueno te creas, salió a mear tres veces”Todos los miembros del equipo sin excepción s

quedan callados. Sólo se oye una risa de Villanueva que sha alejado un poco para evitar el ruido. El comisario s

dirige a él como una bestia.



-¿Sabe usted cuánto vale montar un dispositivo dúsqueda cómo este? ¿Sabe que hay que pagar, 30.00itros de Cruzcampo por cuatro depósitos, 120.000 litro

de cerveza porque se han metido buzos?

-La verdad es que es el trabajo soñado por más de unque yo conozco, comisarioEl comisario se acerca con furia a Jiménez. Este hac

l ademán de protegerse cuando suenan golpes dentro ddepósito.

-Un momento, están avisando Comisario.Dice uolicía.

El cable de acero de una grúa que se metía en depósito se tensa y vuelven a sonar golpes. La máquinomienza a tirar hacia arriba. Desde la calle puede versse depósito. En la calle, todos los curiosos y periodista

stán agolpados. Todas las cámaras apuntan a lo que saqusa grúa. Efectivamente, del depósito sale el cadáver de u

hombre chorreando cerveza.



VEINTITRÉS

U NA gran habitación en la que casi todo es de aluminiontiene a todos los policías. Todos en el depósito dadáveres están delante del cuerpo que aún huele a cervez

El cadaver es muy delgado, debe medir metro setenta iene las manos grandes. Un policía habla.

-Se llamaba Claudio França. Era brasileño y llevab

viviendo en Sevilla unos cinco años. Se vino de Brasil pou novio, José María Maduit, él sí sevillano. Desde hacres tenía una tienda de delicattesens cerca de la cal

Zaragoza, ya sabe, una de esas tiendas pijas en la que que venden botellas de agua por seis euros y foie gras po

venticinco.Están todos en el tanatorio de Virgen del Rocío. E

omisario, Villanueva, un policía que explica todo lo que sha averiguado de la víctima y Jiménez que no se reprime.

-Coño con el agua, seís euros, menuda hostia.

Todos vuelven a mirarle.-Vale, ¿Nadie se acuerda ya de que encontré euerpo?

-No se le conoce ningún tipo de enemigos ni droblemas con nadie. No ha recibido amenazas nunca y erbsolutamente feliz por lo que nos parece ver. La tiendnexplicablemente, le iba bastante bien. Murió asfixiad



Probablemente con una bolsa. Están analizándola, pero muego mi carnet del Sevilla a que era una bolsa de Regañá E

Guijo que encontramos en uno de sus bolsillos. Habscrito un mensaje “Cata todo esto, sommelier d

mojones. 6 de 7”Villanueva sigue todos los datos atentamente regunta.

-¿Tenemos localizado a su marido? Me gustarnterrogarle.

-Lo tiene en la habitación de al lado. Está velando adáver mientras vienen sus familiares de Brasil.

Villanueva sale del depósito y mira la sala de espero le cuesta identificar quién es Carlos. El marido e

delgado. Mide metro setenta aproximadamente. Va vestidon un pantalón vaquero estrecho, unos zapatos bluche

amisa por dentro y flequillo largo.-¿Carlos?-¿Sí?-Soy el inspector Villanueva, sé que no es el mejo

momento, pero me gustaría charlar con usted a solas.

-Por supuestoEl joven se levanta. Se seca las lágrimas. Obedece ndicación de la mano de Villanueva para salir fuera.

-¿Tengo entendido que no tenían problemas de ningúipo usted y su marido?

-¿A qué se refiere?



-A amenazas, ¿Temían que alguien les pudiera hacelgo?

-No. Claudio era muy cariñoso y todo el mundo ldoraba.

-Igual le extraña mi pregunta pero, ¿En su tiendrganizaban catas de vino?-Pues sí que me extraña la pregunta, pero sí, así es, er

uno de los servicios que ofrecía Claudio. Yo trabajo en ustudio de arquitectura. Además también hacía cateringursos de cocina... era una persona muy inquieta.

-¿Sabe si fue algún famoso alguna vez a alguna cata?-Pues no, no tengo ni idea, quizá porque era de fuer

quizá porque era de familia acomodada, a Carlos no mpresionaban mucho esas cosas, aunque hubiera aparecid

Madonna, no me lo habría contado. Bueno, miento, el cas

de Madonna sí que me lo habría dicho.Llegan dos personas a donde están habland

Villanueva y el viudo.-¡CLAUDIO! ¡DIOS MÍO, QUE COSA MÁ

TERRIBLE!

Lo abrazan rápidamente. Comienzan a lloraVillanueva se echa hacia atrás y agacha la cabeza. La sube e encuentra con la mirada de Jorge Cadaval y su maridorge Cadaval asiente como pidiendo aprobación sin qu

Carlos se de cuenta. Su marido se lleva un dedo a los labio

n señal de silencio. Se le acerca.



-Ya no puede hacerse nada, no le diga que lo pusimonosotros en el punto de mira, por favor.

Villanueva asiente y se marcha.



VENTICUATRO

CIMA de la Giralda. Entre cientos de turistas, dohombres hablan tranquilamente asomados a las ventanas.

-¿Se nos ha echado encima la Semana Santa, eh?-Sí, y da gusto llegar con todos los deberes hecho

Las flores para los pasos ya están reservadas, los ciriosodo está a punto. O casi a punto, no creo que en cuatr

días que quedan para el Domingo de Ramos nuestrhombre no acabe su trabajo, ¿No es así, hombretón?

En ese momento se giran. El hombre de manograndes se incorpora a la reunión. Se apoya en la barandilde piedra del mirador con los codos y mira también

horizonte.-No os imagináis cómo me jode que la obra de la pu

Torre esa se cargue la misión, y que fuera ese el únicrabajo que se quedara a medias...

-No te preocupes, de psiquiatría me han dicho que n

reen que vuelva a dormir tranquila en su vida. Muchmenos con el tratamiento que le están dando. Se acabarvolviendo loca y se tirará de su propia torre, si no, iempo. No te preocupes por eso, grandullón, que aguasada no mueve molino. Además, ya cuadraste abalística en la capital del Reino con el mandril ese qu

nos hacía los encarguitos.



-Perfecto.-¿Cómo va nuestro traidor?-¿Esa rata? Lo tengo en el sótano de Cash Badía atad

Pilla cerca de mi casa, así que voy a verlo a menudo pa

que no se nos muera antes de tiempo. Creo que lo que mádaño le está haciendo es no decirle cómo queda el Sevilla-Nunca tuvo que haber entrado.-Ya, pero reconoce que echamos unos ratitos mu

uenos cuando se ponía con lo del taco y lo de los tiesos.-Eso sí. Da pena, la verdad.-Yo lo veo como una herramienta, y ya está.Quedan en silencio un momento. El tercer hombr

hasta ahora callado, sin dejar de mirar el horizonte, regunta al hombre de las manos grandes.

-No todo va a ser trabajo, tendrás limpio ya tu traje d

diputado de tramo ¿No?-Este año es especial, hermano. Encargué hace tiemp

uno nuevo. Cuando sean los fuegos artificiales quiero estao más presentable posible.

-Me parece genial. Intenta controlarte este año y n

ormes ningún pollo cuando se te cruce algún imbécomo otros años. A ver si vamos a cagarla al final por unontería.

-Descuida, seré paciente, sé que hay un fin mayor. ESeñor requiere mi fuerza en otros caminos.

Vuelve a hablar el otro hombre, sin mirarlo.



-Por cierto, y de último regalo... qué bonita camislevas.

-Es de camisería Galán, de calle Sagasta.-Ya, ya sé de donde es, incluso sé que no te han dejad

agarla, para que veas que te cuidamos.-Eh, gracias.-Toma, el último sobre. Un diseñador, no hac

amisas tan bonitas desde luego. Más bien mariconadas. Lúnico bueno es que se le ven las tetas a las tías con tanransparencia. En los desfiles claro, porque yo todavía n

he visto una cosa así por la calle en mi vida.-Perfecto. Lo he entendido perfectamente.



VEINTICINCO

ES por la tarde en los relojes pero ya se ha hecho dnoche en el cielo.

Villanueva está absolutamente perdido.Camina pensativo por la calle Tetuán. No deja de mir

as caras de la gente. No sabe a dónde ir. De repente, llega un intenso olor a algo avinagrado. Muy fuerte. Huele

dobo.Hay un callejón que sale a la izquierda. Ve gente en l

uerta. A un lado del callejón está una tienda Zara, enfrentun pequeño bar “Blanco Cerrillo”. Villanueva entra y entra gente pide una cerveza.

-¿Quiere adobo?Villanueva no sabe muy bien a lo que dice que sí per

siente.Le ponen un pequeño plato con pescado frito y s

poya en la barra a escuchar. Hay una discusión entre do

ersonas a gritos que siguen todos. Parece que bromeanesar del volumen.-Te digo que mi cartel de toros es más antiguo.-Pero, vamos a ver, ¿Si no te acuerdas de la fech

ómo estás tan seguro?-Coño, porque tú eres un triste, y tú no vas a tener u

artel de toros más antiguo que el mío seguro, que m



ostó un dineral.-Vamos a ver, aunque no te acuerdes de la fecha

vamos a hacer una comprobación ¿De qué está hecho uyo?

-¿Cómo que de qué está hecho?-Sí, de qué material, cojones.-El mío de un papel muy antiguo, muy antiguo. Mu

viejo, viejísimo, el más viejo que hay, vamos, será papiro odo.

-Ea, pues ya está, el mío es más antiguo seguro porqun el mío las letras están escritas sobre una tela así... quarece seda.

A todo el bar de repente le parece un argumentncontestable. La gente asiente y murmura, todos están dcuerdo. El otro hombre no parece darse por vencido.

-Mira, te voy a decir una cosa y me vas a dar la razón que mi cartel es más antiguo, ya verás, so enteradSabes quién es el primer espada que sale en mi cartel?

El bar entero se calla. Todo el mundo espercontecimientos. Villanueva parece pensar en

onversación con el Moranco sobre cómo se compite esa ciudad por ser más de esa ciudad. El hombre del cartde seda por fin responde.

-No tengo ni idea, ¿Quién?Silencio total en el bar. Podría hablarse incluso d

ensión. Finalmente, el hombre responde.



-¡GLADIATOR! ¡Ole, Ole, Ole! Y el hombromienza a dar saltos por el bar con las manos arriba, comailando sevillanas y riendo.

Villanueva, como todos en el bar, no puede evitar l

arcajada. Sale con la cerveza a la calle. Se apoya en ared de Zara. En ese momento se le acerca un hombrmayor. Tendrá unos setenta años. Bebe una copa de vinoLleva una cartera de piel.

-Usted no es de aquí, ¿No?-¿Perdone?-Disculpe que haya entrado así, tan brusco, me llam

icolás, soy periodista y me he fijado en usted cuandstos dos discutían. Me llama mucho la atención cómeacciona la gente de fuera en esta ciudad ant

determinadas situaciones que aquí son más o meno

normales. De hecho, estoy escribiendo ahora algo que vor ahí. Perdone, si le molesto me marcho.

-Nada, nada, no se preocupe. Me estoy despejandEsta es una ciudad compleja. Ya lo sabrá usted.

-Ya lo creo, “Sevilla es una ciudad con muchos hijos

hijos ilustres e hijos humildes, hijos sencillos e hijooberbios, hijos enamorados de ella e hijos enamorados dí mismos...Pero, en definitiva, hijos que aguardan la dádiv

de su madre” Lo dijo Jose Luis Manzanares, el arquitecto.-Ya, ese es mi problema, alguno de sus hijos...

-Cualquier ciudad debe ser extraña viniendo desd



uera, mucho más esta que se abre tan poco.-Ese es el problema, es casi imposible penetrar. L

gente, que parece muy abierta de primeras, luego se ciern torno a los suyos, cuesta, ya le digo yo.

-Si quiere sacarle cosas a la ciudad tiene que fijarse eos detalles. No olvide esto, dele una vuelta a las cosas. Lde darle una vuelta a las cosas es una frase muy deriodista, le reconozco que yo la odiaba cuando era máoven, pero es muy útil. Escuche, seguramente es

discusión que ha escuchado en el bar, la de los carteles doros, sea lo más verdad que vaya a sacar esta noche de esiudad. Dígame una cosa, ¿Le gusta?

-Es bonita, sí, no está mal.-Ya, pero, uno sabe a los diez minutos de estar en u

itio si podría vivir allí o no, ¿Usted podría?

-Ciertamente no. Me parece una buena amante, perno me podría casar con ella.

-Esa es una de las mejores definiciones que hscuchado de esta ciudad, enhorabuena. La meteré en mibro, si a usted no le importa. ¿Está aquí por trabajo?

-Sí, sí... llevo ya un tiempo.-Espero que le dé tiempo a quedarse para SemanSanta, todos los años es especial, pero este yo creo que lerá aún más.

En ese momento le suena un mensaje de texto

hombre. Saca el teléfono y lo mira.



-Vaya, parece que mis nietos salen de conservatorioTengo que marcharme, ha sido un placer para este pobrviejo.

-Igualmente, mucha suerte.

El hombre se marcha, pero antes de desaparecer svuelve.-Perdón por la descortesía. Me llamo Nicolás Sala

or si quiere buscar el libro que escriba, le aseguro que sita, la de que tendría a Sevilla de amante pero no de esposaldrá. No deje nunca de aprender, esa es la clave.

-Perfecto, Villanueva, me llamo Villanueva, perdonno haberme presentado yo tampoco, tendré en cuenta lo dibro, un placer.

Villanueva se apura de un trago lo que le queda derveza y deja el vaso en un saliente de una de lo

scaparates del Zara.Vuelve a la calle Tetuán, que está llena de gente. Sigu

ensando y mirando manos. Mira todas las que puede. Bajhacia la plaza del Duque. La Comisaría está cerca. Entrmano y mano ve una Casa del Libro. Decide entrar. Hay u

hico con un chaleco de tela verde y una placa en la que see Teo.-Perdona, estoy buscando algún libro de Nicolá

Salas.-Sí, debe haber algo, pero espere, que se lo miro en

rdenador.



El joven se acerca a un ordenador y comienza a teclen silencio. Villanueva parece pensar en cualquier cosa. Lúsqueda acaba rápido.

-Nos queda un solo ejemplar suyo. Le acompaño.

El empleado camina diligente hacia el final del locaSe para en la sección de Ensayo y busca entre los lomoon la mirada y el dedo índice.

-Aquí lo tiene.Villanueva lo coge con las manos. Lo lee y palidece

El libro se llama “Morir en Sevilla”



VEINTISEIS

ES por la mañana. El día está despejado a pesar de que eemprano. Unos seis policías rodean un cuerpo extraño quende de una viga en un patio.

-El cadáver lo encontró uno de los asistentes de JosVíctor.

Villanueva y Jiménez entran en una elegante cas

alacio del centro de Sevilla. Villanueva se queda parado ee una placa en la que se dice que allí nació Velázquez. Egente de la policía científica que les va contando todo, lecompaña.

-No sé si usted estará más familiarizado con muerte

violentas, pero le aseguro que por aquí, esta es la peor quecordamos.

Villanueva anda deprisa. Jiménez sigue pensativo hastque pregunta.

-Victorio es el delgado alto ¿No? O el otro. Jode

Aquí huele limón o me lo parece a mí?.Los tres acaban saliendo a un típico patio sevillanero abierto al cielo. Parece un claustro. Tiene un pozo el centro. Lo cruzan varias vigas. En una de ellas haolgado un cadáver que queda suspendido en el aire y salancea. Lo sostiene a la viga una tela de color granate quo tiene atado por la cintura. Los brazos y las piernas cae



Parece una gran C bocabajo. Villanueva casi comienza lorar. Varios policías lo están desatando siguiendo lardenes del juez. El policía científico sigue.

-Se llamaba Nino Bauti. Tenía 33 años. Era u

rometedor diseñador de moda. Se licenció en SainMartins, una de las escuelas más prestigiosas del mundo da moda y comenzó muy fuerte. Fue colaborador dlexander McQueen y vistió a gente como Kylie Minogu

Sin embargo, parece que las cosas no le fueron siemprien y decidió volver a Sevilla. Llevaba poco más de un añon una tienda propia cerca de La Campana.

-¿Cómo ha muerto?-Aparte del evidente trozo triangular de regañá que

ha perforado uno de los pulmones, parece que ha muertbrasado por dentro.

-¿Qué quiere decir?-Alguien le obligó a tragar algo que lo quemó vivo po

dentro, y por el olor que hay, no creo que haya muchadudas de que ese producto fue Agerul.

-¿Agerul?

-Sí, es un quitagrasas muy potente que se fabrica aqun Sevilla concretamente. Yo lo usé una vez para limpiar lgrasa de un mueble de la cocina y se llevó hasta la pinturmagínese lo que debe ser tragarlo.

-Dios mío...

En ese momento el ambiente se rompe con un alarid



y un llanto que sigue, absolutamente desconsolado. Todoe giran. Jose Víctor Rodríguez Caro y Jose Luis Medin

del Corral, diseñadores sevillanos, entran llorando al verlodo. Un agente sale a su encuentro y comienza

ranquilizarlos. Se acercan a la escena y observan el cadáveya en el suelo.-Pero ¿Qué ha pasado aquí? Por el amor hermoso,

mañana es Domingo de Ramos ¿Qué ha pasado aquí..Quién puede ser tan malvado...? ¿Y por qué huele tan bien

Villanueva se acerca a ellos y le extiende la mano paraludarlo. Primero a Jose Víctor y luego a José Luis.

-Soy el inspector Villanueva. Este hombre ha sidntoxicado hasta la muerte con un producto de limpieza.

Los dos diseñadores miran el cuerpo y Jose Luñade.

-Agerul, ¿No?-Efectivamente.Jose Víctor se agacha para mirar de cerca el cadáver.-Dios mío, es Nino, aquel chaval que acababa d

legar, ¿Te acuerdas, Jose Luis? El que había trabajado co

McQueen.-Ay por Dios...-¿Lo conocían?-Bueno, tampoco mucho. Nos lo habíamos cruzado e

un par de fiestas, la verdad es que tampoco era mu

hablador. Acababa de llegar y parecía ir un poco de vuelt



on eso de venir de Londres, imagínese, a nosotros quhemos desfilado ya en todo el mundo.

-Madre mía, que horror, tan joven, eso sí, era un pocstirado. Verá, lo normal cuando se llega a una ciuda

omo esta, y más si tienes oportunidad, es pedir ayuda onsejo a gente que ya nos hemos abierto paso aquí. A éarecía que no le hacía falta. Vendía mucho para fuerueno, mucho... que vendía algo, que en estos tiempos ya eastante, pero la verdad es que comenzaba a sonar aquí. L

duquesita le compró un par de vestidos creo. VirginTroconi, la mujer de El Cordobés y creo que alguna mujede futbolista también anduvo por allí.

En ese momento Jose Víctor se fija en algo y apartavarios agentes hacia el cadáver.

-Un momento por favor, déjenme pasar...

Se agacha, coge la tela granate con la que el cuerpstaba atado a la viga y comienza a buscar algo dentr

Levanta la tela enseñando la etiqueta.-Efectivamente, lo sabía, estas mangas tan malament

hechas sólo podían ser de una persona.

-¿De qué habla?-Agente, creo que le acabo de dar una pista, este trajde flamenca con el que ha sido atado el cuerpo ha siddiseñado por una persona en concreto: Vicky MartíBerrocal.



VEINTISIETE

HAN pasado apenas 15 minutos. Villanueva y Jiméneparcan como pueden en un hotel, y caminan hacia howroom de Vicky Martín Berrocal.

-Si es diseñadora, supongo que tendrá un control dequién vende qué trajes. No espero un descuido de nuestrhombre, nos ha demostrado que no es tan torpe, pero a l

mejor sí es un hilo del que tirar, por fin. Nadie les espera. Hay cinco o seis personas dentr

Miran ropa y apuntan datos en papeles. Se giran al escuchque Villanueva y Jiménez entrar. Vicky Martín Berrocal ses acerca con mala cara.

-Estamos cerrados, lo siento. Marcos, por favoierra la puerta para que no entre nadie.

Se vuelve a lo que estaba haciendo dándoles la espaldTodo está desordenado. Hay ropa por todas partes.

-Soy el inspector Villanueva y este es el agent

iménez.Vicky Martín Berrocal se vuelve entonceorprendida.

-Anda, qué barbaridad, perdón. Vaya, y cómo se hanterado del robo, si todavía ni siquiera nos ha dado tiempllamar a la policía.

-¿Robo?



-Bueno, de hecho todavía no sabemos ni si se halevado algo. Supongo que pensarían encontrarse dinerquí en vez de trajes. Ya sabe, es el precio de ser una caronocida, dentro y fuera de la moda. Marcos me ha dich

que ayer vio a dos hombres empujando un carro de esoon chatarra y entraron a preguntar si teníamos algo, algospechoso ¿No? Uno por muy de Rumanía que sea sab

que en el taller de una modista no hay chatarra. Umomento, por favor.

En ese momento le suena el teléfono móvil.-Hola Deni... qué tal... Oye, ¿Me puedes llamar en otr

momento? Que ahora no puedo hablar que me pillas con uío... ¿Todo bien, canarinho? Ea, pues yo que me alegro, ye llamo en otro momento con más tiempo, gordito.

-Disculpen, les decía que huele a los de la chatar

stos, de momento nos hemos encontrado la puerorzada, mucho revuelo, pero llevamos un rato dnventario y parece que no falta nada.

-¿Podría comprobar si le falta un traje color granaton el escote en V y la espalda descubierta?

-Sangre de Trabajadera.-¿Perdón?-Ese traje al que usted se refiere lo bauticé Sangre d

Trabajadera en honor a un costalero que falleció en el Arcdel Postigo hace unos años. Disculpen, otro momento po

avor...



El teléfono le vuelve a sonar. Lo mira fastidiada.-Javi, me pillas con la policía en el taller y todo... S

í, todo está bien, nos han forzado la puerta pero parece qustá todo, o casi todo, te llamo en otro momento ¿Vale

gordito? Vale... Adiós.La diseñadora cuelga el teléfono y se gira a syudante.

-Ahora llama el defensa, Marcos, tendrá cara... comi no hubiera pasado nada, en fin, por dónde íbamos, ah shicos, ¿“Sangre de Trabajadera” está?

Todos los colaboradores comprueban sus papeles ninguno lo tiene.

-Hijo de puta el chorizo maricón. Era mi nuevolección, ¿No habrán sido los Victorio y Pepino

Disculpe pero es que usted no sabe la envidia me tienen lo

dos loros esos.-Señorita Martín, me temo que hemos encontrado s

raje en casa de esos diseñadores, pero también estorácticamente seguro de que no tiene nada que ver co

ningún tipo de espionaje industrial. Le seré claro: ha

sesinado a Nino Bauti envenenándolo y parece que sesino ha usado su traje para atarlo a una viga de la casa dVictorio y Lucchino.

Vicky Martín Berrocal abre la boca y directamente sdesmaya. Villanueva es capaz de cogerla antes de qu

hoque contra el suelo en un acto reflejo que Jiménez ni h



visto.-Rápido, Jiménez. Llame a una ambulancia.La ambulancia se lleva a la mujer. Villanueva

iménez miran cómo se cierra la puerta y se march

fortunadamente el hospital está muy cerca.-Jiménez, llame para que le pongan protección. No si la utilización del traje en la escena del crimen es uviso para ella o un simbolismo más de nuestro asesino.

-Perfecto, pero con el diseñador van siete ataques, lueno, si se me permite, es que se supone que ya hcabado. ¿Qué pasará ahora?

Suena el teléfono de Villanueva. Este se separa parhablar. Está unos dos o tres minutos alejado. Vuelve donde está Jiménez con la cara desencajada.

-No hable tan rápido, y vamos al coche lo antes qu

odamos, acaba de llegar una carta a la comisaría. Parecque nuestro hombre tiene nuevos planes.



VENTIOCHO

LA nota sigue las características habituales. Letraecortadas y pegadas con pegamento de barra. Ningun

huella.

SEVILLA. UNO POR CADA LETRA. UNO POCADA REVUELTA. YA FALTA MENOS PARA QUE

TODO SE CIERRE. NO SE PREOCUPEN, NO TENDRÁQUE ESPERAR, LA MADRUGÁ YA ESTÁ AQUÍ.

El Comisario no para de dar vueltas por su despachVillanueva y Jiménez están sentados mirando la carta. E

omisario sigue caminando de un lado a otro del despachhasta que por fin se detiene.

-Me dijeron que usted era el mejor, Villanueva. Me ldijeron. ¿Sabe el trabajo que me costó desplazar a mhombres de este caso y decirles que venía uno de Madrid

hacer el trabajo que ellos llevaban haciendo toda la vida?-Imagino, comisario. Esto no está siendo fácil parnadie. Desgraciadamente, esclarecer un crimen no es algmatemático. Es algo más complicado.

-¿Algo más complicado? Le diré qué es algomplicado, dentro de una hora tengo que ir yuntamiento a ver al alcalde y explicarle qué pasa. Teng



después una rueda de prensa delante de trescientoeriodistas de aquí, de toda España y de todo el mundo, pol amor de Dios, me acaban de llamar de prensa par

decirme que hay hasta medios ingleses y americano

creditados. ¿Y por qué? Porque quieren que explique poqué todos los que hacían algo moderno en esta ciudaintores, escultores, actores, músicos, están haciendo la

maletas y se están yendo de esta ciudad, porque quieren quxplique si me siento responsable de que los hoteles de iudad estén a 24 horas del domingo de Ramos a un 15 poiento de ocupación y, sobre todo, porque quieren saber enemos la más remota idea de qué trama ese hijo de pul que no cogemos ni por equivocación.

-No es una cuestión ni de dinero, ni de imagen, ni dnada Comisario, el problema es que siete personas ha

erdido su vida.-Me sudan la polla esos siete niños pijos a los qu

ste se ha follado. ¿Lo entiende? Yo ya tengo que mirar pomi propio culo. He avisado al ejército, se encargará de eguridad del Jueves Santo. Las Hermandades no han n

querido hablar de suspender este año la Semana Santa. Parun año que no llueve me dicen... Estoy desbordadespecto a usted, está fuera del caso. No hay billetes par

volver ya porque el AVE está completo, así que tómeselde vacaciones si quiere, pero no interceda en ningun

nvestigación, se lo pido por favor. Volverá el viernes a s



asa y muchas gracias por todo o por nada.Jiménez y Villanueva están de pie. Jiménez parece n

aber qué decir. Villanueva asiente y se marcha. Antes dalir del despacho, el comisario habla.

-Ah, esto es muy violento, Villanueva, tanto para usteomo para mí, se lo aseguro, pero deje aquí su pistola.-No pienso dejar mi arma aquí, Comisario.-Es una petición de su comisaría. Nada Personal.Villanueva deja el arma en el escritorio. Sale de

despacho sin dar portazo.



VEINTINUEVE

PUERTA de uno de los Cash Badía de la ciudad. Unurgoneta blanca está aparcada en carga y descarga. Tre

hombres descargan cajas de cartón blancas, sin ningún tipde indicador y las meten en el sótano de la tienda con totnaturalidad. Abajo espera un hombre trajeado. Hay cientode cajas apiladas.

-Estas son las últimas.-Perfecto. ¿Todo como acordamos, no?-Desde luego. Llevamos varios meses comprand

equeñas cantidades en tiendas repartidas por toda iudad. Nadie puede sospechar nada y por supuesto, nad

odrá tirar de ningún hilo una vez que pase todo. En ienda en la que más hemos comprado han sido solo cuatritros.

-Eso es. Perfecto.-Aunque no seamos líderes, para nosotros es mu

mportante participar en esto, que nuestros nombrequeden relacionados con lo que va a pasar.-Así será. Las grandes historias se escriben co

equeñas letras, todas fundamentales. Vuestra participacióerá recompensada, ya sabéis que la agrupación nunca o

dejará de lado, subid arriba y preguntad por Jacinta. Que oden un paquetito de jamón y un morcón a cada uno, and



que os lo habéis ganado.-Muchas gracias, señor.Los tres hombres suben la escalera y cierran la puer

ras de sí. El hombre del traje observa los cientos de caja

de cartón blanco en el almacén. Se pasea tocando con unta de los dedos algunas cajas. Sigue caminando. Llegauna puerta de trastero. Saca una llave del bolsillo. La abre da la luz. Dentro está César Cadaval amordazado y atadouna silla. Está sucio y tiene los ojos fuera de sí. Tienuesta una camiseta del Sevilla con el nombre d

Dragutinovic en la espalda. Está llena de suciedad y sangrrobablemente vómitos. Huele mal. Frente a la silla tienuesto un partido de fútbol.

-¿Cómo estás, ratita? Seguro que ya te estácostumbrando a tu casita ¿verdad? Quién te lo iba a decir

i, tanto meterte con los tiesos y ahora mírate, viviendntre basura, en un sótano oscuro, y todo por quereodernos.

César Cadaval comienza a emitir gemidos a través da mordaza. Parece que implora algo con la mirada.

-Vaya, parece que la ratita quiere decirnos algo, a vever con qué nos sorprende, que él es muy gracioso.El hombre le quita la mordaza. César parece agotad

Mueve la mandíbula como desentumeciéndola. Y por fihabla.

-Vale que me tengáis secuestrado, vale que lleve má



de 20 días comiendo sólo lo blanco del jamón, que parezcSamanta Villar pero por favor, quítame ya el gol de Oliveirn el derbi, que me sangran los ojos.

El hombre abofetea al Moranco que se cae con la sil

y comienza a llorar absolutamente roto.-Mira, hijo de puta, no te veo en situación de pednada. Nos ibas a traicionar y todo se habría ido a tomar poulo por un culo gordo como tú. A mí el fútbol me suda lolla porque ya sabes que yo soy más de solemneesamanos, pero ya sabes quién ha pedido que eso sea así,Manolo no lo hace cambiar de opinión nadie. Ya sabe

que lo que dice un miembro va a misa, mucho más si eara castigar una traición como la tuya.

El moranco no para de llorar.-Sé que vais a acabar conmigo. Lo sé. Voy a perder l

abeza, cabrón. Sé que si no viene alguien y soluciona todsto no volveré a ver a mi familia. Sólo quiero que les diga

que su padre y marido se equivocó, pero que nunca lalvidó. Y por favor, te lo pido por favor, una cosa solo.

-¿Qué quieres?

-Habla con Manolo, pídele por el Gran Poder que mdeje ver una sola vez, aunque sea una vez solo antes de qucabéis conmigo... la final de Eindhoven.

El hombre vuelve a colocar la mordaza al moranco. Levanta con la silla y lo vuelve a colocar frente a la tel

ún más cerca, Oliveira vuelve a pegarle desde la fronta



Otra vez no llega Palop. Detrás de la mordaza César rhistérico con los ojos inyectados en sangre y comienza antar el gol entre risas y lágrimas.



TREINTA

LA habitación del hotel de Villanueva está repleta dapeles. Jueves Santo por la tarde.

Villanueva tiene la maleta hecha. Hay un billete dVE encima de la mesilla de noche para mañan

Villanueva está en el escritorio. Mira una y otra vez laotos de las víctimas. Lee y relee el libro “Morir e

Sevilla”. Comienza a ordenar sus ideas en voz alta.-Maldita sea, vamos a ver, el libro habla de la muert

de un pintor extranjero, pero aparte del título, no haninguna otra similitud. Por mucho que mire en los detalleomo dijo aquel periodista en aquel bar. "Dale una vuelt

dale una vuelta" me decía.Villanueva se asoma al gran ventanal del hotel. Ha

anchas de la armada patrullando el Guadalquivir. Puede veintegrantes de la UME, la Unidad Militar de Emergencia

evisando una y otra vez los bajos de cada uno de lo

uentes. Varios helicópteros iluminan con haces de luz liudad. Desde su ventana puede ver destellos de sirenas quvan y vienen y que no dejan de sonar. Villanueva corre lortina de un golpe. Es tarde, pero sigue pensando.

Pasan las horas. Suena el móvil. Es un mensaje dexto de Jiménez. “No sé si le importará mucho ahora, per

ha sido un placer trabajar con usted. Mucha suerte a part



de ahora. Quédese con el tocadiscos de recuerdo, ya mnventaré yo algo en la comisaría para justificar la pérdida

A Villanueva le cambia la cara. Se le ilumina. Tira eeléfono a la cama. Va corriendo hacia una montaña d

apeles. Los aparta de un manotazo. Todo cae al sueloDebajo de todos está el tocadiscos. Busca en otro rincóde la habitación. Encuentra el disco de Jose Manuel SotEn buena compañía”.

Lo abre y lo mira. La primera canción se llamCuando vuelvas a Sevilla” comienza con Jose Manuel Sot

diciendo “Vamos ahí, lo primero que tengo que decir eViva Sevilla, Viva la gente buena”. Villanueva comienza eer todas las letras mientras escucha. Copia en uuaderno. Tacha vocales. Une palabras con frenesí pero nncuentra nada. Pasan las horas. Se echa las manos a

ara. Es casi la una de la mañana. Está fuera de sComienza a hablar para él mismo en voz alta.

-Tiene que estar aquí. Tiene que estar aquí, lo sé coñoiene que estar aquí.

Sus gritos se solapan con los versos del disco “

uando vuelva / y a Sevilla en primavera / volveré a mis 2ños / recorriendo sus callejas / y volveré y al olor de lonaranjos / y a vivir un jueves santo”. Villanueva salta sobrl vinilo. Sigue hablando en voz alta.

-"Dale una vuelta..." "Dale una vuelta..."

Gira el disco para escuchar esa parte otra vez. Al gira



l disco al contrario, oye algo, un pareado extraño. En esmomento Villanueva reproduce el disco al contrario, comi fuera uno de Led Zeppelin y buscara la voz del demoni

Lo que encuentra es a Jose Manuel Soto, pero en una rim

iniestra que se oye con increíble nitidez.-Morirán inocentes, el jueves más que ayer, pero nerá culpa nuestra, será de Jurgen Mayer.

Repite la operación. Y otra vez. Parece que quierstar seguro. Lo apunta en su cuaderno. Villanueva pareceguro pero lo comprueba en su iPad. Sí, está en lo ciertourgen Mayer es el arquitecto de las Setas de la Plaza de

Encarnación.



TREINTA Y UNO

VILLANUEVA va a toda velocidad por el pasillo dehotel. Llega a la recepción y pide un taxi.

-¿A dónde quiere ir, señor?-¡A Las Setas!-Me temo que ahora mismo, en plena madrugada po

muy poco multitudinaria que sea ésta, tardará menos uste

n ir caminando, el taxi no puede entrar, le indico eamino en un mapa.

Villanueva sale corriendo sin esperar al mapa. Gira a derecha y cruza el puente de Triana. Ve gente. Todo e

mundo tiene miedo. Parece fuera de sí. Va pensando en vo

lta.-Vamos, vamos, vamos, ya sé el día y el sitio, lo únic

que no sé es el cuándo, pero si todo el mundo esranquilo es que aún es todavía, no hay sitio para el “ya noara el "tardaste demasiado", no hay sitio para

rreversible.Villanueva esquiva patrullas de la Policía NacionaCamiones del ejercito. Hay controles en cada cruce de iudad. Atraviesa el puente. Sigue hasta calle Sierpes. Paserca de Blanco Cerrillo, el bar en el que comió adobo

habló con aquel periodista.-“Fíjate en los detalles”. "Dale una vuelta". ¡Es



hombre me dio la clave!.Por fin llega a Las Setas. Se para justo delante. La

mira. Vuelve a correr. Hay varias entradas, pero busca unn concreto: la de mercancías. Encuentra una especie d

únel que baja y lleva hasta la puerta. Está cerrada sin llavEntra en un inmenso almacén vacío. Cierra la puerntentando no hacer ruido. Jadea. Anda. Observa y de unuerta a unos doscientos metros sale una sombra inmens

Está vestida de nazareno. De alguna hermandad que vaya dnegro. Se quita el antifaz y enseña un rostro ancho. Es éPor fin le ve. Tiene nariz aguileña. La raíz del peletrasada. Tiene rizos en la nuca. Se cruje las manos. Sonmensas. Está descalzo.

-Vaya, al final desentrañó el misterio del disco. Fue uiesgo, pero nos pareció divertido, parodiar a todos eso

atánicos de mojones. Me presento, me llamo Ivan, IvaLarriba.

Villanueva comienza a acercarse.-¿Qué va a pasar aquí?-Vaya, parece que no le van los formalismos, vayamo

l grano entonces ¿Ve esta llave? Es la única que abre estuerta que hay a mi espalda.Iván se agacha. Choca la llave contra algo metálico

deja caer la llave dentro.-¿Y ve esta alcantarilla? Pues se acaba de llevar

única posibilidad, por remota que fuera, de que uste



vitara lo que tiene que suceder.-Hijo de puta, ¿Qué has tramado?-Puede verlo usted mismo, inspector. Hay un

equeña ventana en la puerta.

El inmenso nazareno se aparta. Se aleja del sitio. Sabugar con las distancias. Villanueva se acerca y mira por

ventana, una especie de ojo de pez como de puerta damarote de barco.

-Ahí dentro está nuestro ex amigo César Cadavaeguro que lo conoce. Le hemos puesto un partido dútbol, para que se entretenga. Concretamente la final de

UEFA de la temporada 2005/2006: Sevilla contra eMiddlebrough. Sí, sí, la de Eindhoven. ¿Ve todas esas lataque hay alrededor? Se preguntará qué son, pues yo se l

xplico, miarma. Son 700 latas de zotal que hemos vaciadn ese depósito que ve y al que está atado nuestr

humorista, o lo que queda de él. El Zotal, querido amigo, eun disolvente tremendamente potente que se fabrica aquí eSevilla. De la tierra. Pocos saben que si se mezcla co

ólvora y alcohol se convierte en una de las sustancias máxplosivas y destructoras que existen. Última preguntSabe de donde se saca la pólvora? No se preocupe, ya espondo yo, de la naranja, la inventaron los chinos, quntes de poner supermercados ya se comían el talent

Pues lo que hay encima del depósito de zotal es otr



ontenedor, algo más pequeño, pero lleno de vino dnaranja del bar de Álvaro Perejil. Nuestro amigo Moranco tiene unas cuerdas atadas a las muñecas, en momento en el que suba los brazos para celebrar un gol,

e aseguro que lo hará, el vino cae en el Zotal, se mezclaneacciona y... ¡PUM! Se lo acabo de poner y, si no recuerdmal, Luis Fabiano marcó en el 29, yo de usted me iría ahorque puede, le aseguro que lo va a celebrar con ganas.

Villanueva se abalanza sobre el nazareno. Comienzaos golpes. Son manos grandes, que aprietan. La peleigue. Caen al suelo. Los golpes se suceden de maneronfusa, Villanueva golpea la cabeza del nazareno contra erregular suelo del almacén. El nazareno se recompon

Lanza sus manos y coge el cuello de Villanueva. Logrdarle un giro a la pelea y ponerse encima del inspecto

Comienza a apretar el cuello. Cada vez más. Villanueva vdebilitándose. Su cuerpo pierde rigor y está a punto deder. Entonces suena un disparo. Las manos que aprietanflojan y el inmenso cuerpo de nazareno se desplom

Villanueva abre los ojos hasta su límite y aún más la boca

penas puede respirar. Intenta coger aire. Se echa unmano al cuello y levanta la cabeza, ve a Jiménez aúmpuñando el arma a unos diez metros. Le mira y sonríe.

-Villanueva, sabía que lo conseguiría... Le he seguidorque lo sabía, y al final he tenido que salvarle el cul

omo en la fábrica de Cruzcampo.



Villanueva sonríe, intenta recomponerse. Con apenaun hilo de voz y entre toses responde.

-Sí, esta vez ha sido incluso mejor, Pedro, esta vez hido incluso mejor.

Villanueva se levanta. Jiménez y él miran dentro de habitación. César Cadaval está fuera de sí. Se le cae la babEstá delgado. Tiene mal color de cara y no deja de mirar antalla ansioso. El Sevilla ataca con todo al conjuntnglés.

-Rápido, dispare al candado. Esperemos que no ssuste y se lleve las manos a la cabeza.

-Prefiero no hacer ruido ni chispas con todo lo quhay ahí metido Villanueva, llámeme mijita.

Jiménez saca unas tijeras y un destornillador y abre andado. Villanueva lo mira sorprendido.

-Soy del Polígono, jefe.Abren la puerta. El moranco los mira sin verlo

Villanueva y Jiménez entran con mucho cuidado. Edepósito de disolvente es mucho más grande de lo quarecía desde fuera y el de vino de naranja está suspendid

in apenas sujeción. Villanueva y Jiménez lo miran.-Cualquier movimiento podría verter el vino, tenguidado, Jiménez, por Dios a ver si va a cagarla al final.

Villanueva se acerca lentamente a César Cadaval.-César, tranquilo, César, estamos aquí para ayudarte.

-Sentaos, ahora trae mi mujer unos platos de jamón e



ondiciones, coged una silla hombre, que es la final de UEFA y podemos ser campeones, traedme un botellíresquito.

Villanueva está a un par de metros. Semiflexionado

Tiene los brazos estirados. Gesticula con las manouavente.-César, tranquilo, ese partido ya se ha jugado, es d

hace siete años, es muy importante que no levantes lorazos.

-¿Qué decís? Vosotros sois del Betis seguroabrones, no os acerquéis que me cago en los muertos d

Oliveira ya y de su puta madre... Vamos, Daniel, sube ahoño, sube, cómo ha mejorado este jugador, cuando llegra una cabra...

-¿En qué minuto va el partido, César?

-Yo que sé, ahí lo pone, pero da igual porque... ¡Estartido lo vamos a ganar! ¡Este partido, lo vamos a ganar!

El Moranco mueve levemente las manos acompañandus vítores. Villanueva y Jiménez miran cómo se mueveos cables. El depósito de arriba se balancea. El líquido s

queda al borde.-César sí, claro que lo vamos a ganar, seguro, pero emportante que me digas en qué minuto va el partido.

-Niño, qué pesado eres con lo del minutito, haz favode traerme un botellín y unos chicharrones aunque sea par

mpapar... A ver, que veo menos que un gato metido e



ejía, el minuto es el 27, ¿Contento? Trae ese botellín ya.Villanueva y Jiménez se miran. Intentan acercars

ero el Moranco no cede.-Si no traéis botellín, aquí no se acerca ni Dios, qu

vosotros sois béticos y me vais a cambiar el fútbol paroner el Sálvame ese, que os lo ha dicho mi mujer, quomo os vea cerca pego un tirón de la cuerda esta de isterna mismo que tanto miedo os da. Venga, a por eotellín, ¡Ar!

En la televisión el partido sigue. Manolo Ladrón dGuevara lo narra.

Minuto 28. Ataca el Sevilla. El balón por la banda...-Vamos Daniel, vamos, ponla niño, pónsela a LuisFa.Jiménez mira con miedo a Villanueva y le toca e

hombro.

-Villanueva, esta es la jugada del golVillanueva mira al Moranco. Parece estar en otr

arte. No oye a nada. No hay nada que pueda hacer quparte la vista del televisor de ese hombre. El balón d

Daniel vuela desde la banda. Va a llegar a la cabeza de Lui

Fabiano. El Moranco está con la tensión contenida. Louños los tiene abajo. Emite un ruido sostenido, algo comUuuuuuuuh”. De repente, Jiménez le grita con todas suuerzas:

-¡MORANCO!

César no despega los ojos de la pantalla. Remata Lu



Fabiano y antes de que el balón llegue a la portería Jiménegrita aún más fuerte.

-¡¡MORANCO!! ¡¡HAN METIDO A DEL NIDO ENLA CÁRCEL POR ARREGLARLE MAL LOS PAPELES A

LA PANTOJA!!El moranco se gira. No oye nada. No ve el gol. No veLuis Fabiano corriendo y abrázándose con sus compañero

o escucha la celebración de la televisión. Mira a Jiméneiménez se ha quedado petrificado con los puños cerrado

y la mandíbula apretada. El Moranco se derrumba, agacha abeza y hunde en sus manos.

-Pues para mi siempre será el mejor presidente de historia.

Villanueva se acerca rápidamente. Le sujeta las mano-Tranquilo, César. No es sentencia en firme.

Le desata los cables y lo levanta.-Ya, si en el Sevilla nadie es imprescindible...-Vamos. Ahora tienes que descansar. Todo h

erminado.



TREINTA Y DOS

SALA de prensa de la Comisaría de Sevilla. El Comisarihabla a través de una sonrisa con su mejor traje planchado

-Desde luego nos hemos enfrentado a uno de loriminales más despiadados e inteligentes que hemoonocido. Se llamaba Iván Larriba y tenía 32 años. Hasta

momento no sabemos cuál era su oficio actual, antes hab

stado vinculado al mundo de la comunicación. Lo que odemos asegurar es que había en marcha una operacióonjunta de los mejores cuerpos de policía del mund

habida cuenta de que corría peligro la Semana Sanevillana y que ha sido uno de nuestros equipos,

esponsable de su final.Los periodistas apuntan cosas en cuadernos

uchichean unos con otros. Los técnicos tienen laámaras en los trípodes y charlan entre ellos sin prestatención a lo que dice el comisario.

-Para el Programa de Ana Rosa, ¿Podría confirmarnoi el asesino de la regañá era diputado de tramo en LEsperanza de Triana?

-No podemos darles más datos que los que les hemodado.

-En directo para Tiene Arreglo, de Toñi MorenoComisario ¿Se sabe si era miembro de alguna hermanda



de Semana Santa?-De momento ya le digo que no podemos dar má

nformación que la que hemos dado.-En directo para Espejo Público, de Susanna Gris

Es cierto que era un fanático religioso que además enazareno...?Villanueva y Jiménez miran desde el final de la Sala d

Prensa.-¿Por qué siempre preguntan lo mismo?-No lo sé Jiménez, llevo 20 años resolviendo cosas

sa aún no la he entendido.Salen de la sala. Llegan a los vestuarios. Villanuev

oge su trolley gris. Salen a la calle y Villanueva mira eeloj.

-Mi taxi debe estar al llegar. Ha sido un place

iménez, espero que volvamos a vernos, tienes un nuevmigo.

-Lo mismo le digo, si quiere volver algún año a Semana Santa... Supongo que por mucho que llueva ya peoque la de este año no la va a tener.

-Créame que ya me quedé satisfecho de Semana Sant-Bueno, pues a la feria, que está a la vuelta de squina. Me da a mi que este año en la feria se va a liar

-¿Cómo dice?-Pues que al final, con esta Semana Santa tan rara qu

hemos tenido, muchos se habrán quedado con las ganas d



arana, así que este año seguro que se coge la feria con máganas. Si quiere, está invitado a mi caseta.

-Me lo pensaré, muchas gracias amigo. Aquí está maxi. Nos veremos.

-Cuente con ello.El taxi se marcha con tranquilidad calle abajo. Dobuna esquina y desaparece.



TREINTA Y TRES

DESDE fuera, el horno de Inés Rosales, en Castilleja de Cuesta, parece cerrado y a oscuras. Son las cuatro de mañana. Es martes. Llega un coche, un Audi A8 azuscuro. De él se baja un hombre. Viste elegante. Lleva un

gabardina fina que parece cara, con los cuellos levantadopenas se le ve la cara. No hay absolutamente nadie en

alle. Llama siete veces con los nudillos a la puerta y dicn voz baja cerca de la puerta "Pringá de la Algaba". Luerta se abre despacio y el hombre entra.

-Llegas tarde.-Lo siento.

Alguien con capucha acompaña al recién llegado pol horno vacío. Aparta una mesa y abre una trampilla en euelo. Hay una escalera por la que los dos bajan. Llegan

una capilla secreta en la que hay unas quince personalrededor de una. Todas visten túnicas de penitentes con u

xtraño escudo en el antifaz. Miran a los que acaban dlegar. El último se disculpa, se quita el abrigo, los zapatoy se pone una túnica. Se incorpora al círculo, pero entro. No quedan huecos. Una de las personas parece efe. Comienza a hablar.

-Entendemos que te haces cargo del especimomento que atraviesa nuestra orden. Quizá el má



delicado de toda su historia pero sin duda uno de los mápasionantes. El hermano Iván dejó la obra inconclusa per

mucho camino recorrido. Sabemos que el listón está altero también que eres el candidato ideal para continuar s

bra... Comisario.En ese momento, el hombre del centro se quita apucha. No se le distingue. Solo unos cirios moradoluminan la capilla secreta.

-¡Traed la iniciación! Grita el sacerdote mayor.Dos de los encapuchados salen del círculo. Van a un

mesa y traen una bandeja de la que van cogiendo todos algoSon aceitunas gordales. El hombre del centro coge última. Todos se las comen. Vuelven a pasar la bandeja dejan los huesos, apurados. El último que deja el suyo es acerdote mayor.

-Ya eres un miembro más de Serva La Bari, es hora dque conozcas a tus hermanos de dolor.

Todos los miembros de la reunión. Comienzan quitarse los antifaces y a presentarse.

★ ★ ★

Todos están destapados y se miran unos a otroTodos, menos el líder. Parece que nadie conoce sdentidad.



-Yo, como hermano mayor de Serva la Bari te doy lienvenida hermano, nos vendrán muy bien suonocimientos en armas y su reciente jubilación. Estamoeguros de que esta feria será movidita, de momento y

ienes un encargo.Da dos palmas y otros dos encapuchados traen en unilla de ruedas a Antonio Burgos amordazado y esposado.

El Comisario mira desde el centro y sonríe.-Lo entiendo perfectamente, Hermano Mayor, l

seguro que esta feria será movidita.



Table of ContentsEl asesino de la regañá Julio Muñoz Gijón

UNODOSTRES.CUATROCINCOSEIS.

SIETE.OCHO.

NUEVEDIEZDIEZ

ONCEDOCETRECECATORCEQUINCE

DIECISEISDIECISIETEDIECIOCHODIECINUEVEVEINTIUNOVEINTIDÓSVEINTITRÉS



VENTICUATROVEINTICINCOVEINTISEISVEINTISIETE

VENTIOCHOVEINTINUEVETREINTATREINTA Y UNOTREINTA Y DOSTREINTA Y TRES

El asesino de la regana - Julio Munoz Gijon.pdf

Documents

Transcript of El asesino de la regana - Julio Munoz Gijon.pdf