el cabralito

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el cabralito rodrigo españa

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texto que forma parte de una presentación del desensamble sonoro integrado por juan soto, migue rossi, mili carón, pablo soler y rodrigo españa entre 2014 y 2015 para homenajear al mítico ser del dique cabra corral, en la provincia de salta, argentina.

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el cabralito

rodrigo españa

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texto que forma parte de una presentación del desensamble sonoro integrado por juan soto, migue rossi, mili carón, pablo soler y rodrigo

españa entre 2014 y 2015 para homenajear al mítico ser del dique cabra corral, en la provincia de salta, argentina.

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la mañana es verde como tu espalda

lo temprano es un alquitrán que no se quita por más traje que te pongas para salir escupido por sobre la línea divisoria entre lo líquido y lo aéreo. eso es casi tan meritorio como ponerse una armadura de pelo, cara y sonrisa para guarecerse entre los troncos hundidos. entre los narcos ajusticiados.

al bombril, al brillo, a la virulana cósmica que se te va enredando entre las cejas. espesas, espesas como moco de sapo, como baba postfornicatoria, hecha canto y coraje en las horas largas, en medio del ring, por entre la quietud del tráfico.

prendidos de las espaldas de las hembras, anclados en el puro placer, fornicando todas las mañanas, todas las tardes, todas las noches, regodeados en la espuma. blanca.

esa no es vida, esa no es vida cabralito. la inexistencia no es una vida muy tranquila. es más o menos una mierda. pero es lo que hay. al menos esta claridad que se espesa en el fondo hace de filtro para todo sonido inmundo.

el círculo reproducido y constante, que va del centro a la orilla, no es sino la constatación de que tu cuerpo es todavía algo que produce olas, movimientos en el agua que no rompen, reverberaciones entre los sapos que flotan alegres. escozor entre los plásticos

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arrastrados por la corriente. tronar inaudible de los zancudos en la madrugada.

la transparencia no asoma antes del afuera. sólo la memoria y los olores te pueden dar la pauta de hacia dónde salir. entonces, justo antes de la costra, hay un recuerdo que no se te escapa: el mar es una ilusión para los principiantes.

dos caricias a una piedra y estás afuera. casi apto para el aire, dejando que la membrana se acostumbre a la luz que no ciega, pero es luz al fin. ahora queda el resto del trance geográfico. camino de ripio hasta la ruta. churki. bolsa. tronco. churki. así hasta volver a cero.

te faltan brazos cabralito. te faltan ojos, te falta una sombra. pero eso no es lo importante, porque ahora cualquiera se hace un cuerpo, un molde, para que no parezca que todos estamos vacíos. que somos puro vientre y entraña.

el mito se construye con los cascajos. el mito se construye con los cascajos. elmitoseconstruyeconlos cascajos. el mito se construye con los cascajos.

posición sur, de ojo al sol íntegro

mantenga los brazos dentro de la unidad. mantenga la mente tranquila y no arme alboroto. mantenga el rostro apuntando al piso, no se gaste, no mire, toque un

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poco, pero no mire. crea. tenga fe. el viaje es seguro si usted ha pagado su boleto.

lleno. colgado de una barra de litio. con el sol ensayando un disparo por entre las agallas como para que te caliente el cuerpo ahora que estás afuera, desanudado y sin agua.

mimbre, los pulmones de mimbre por la mañana y esa cáscara que se te arma en el sobrevientre. no hay disimulo capaz de esconder esa alegoría de la monstruosidad. panamá es una isla debajo de un cerro. panamá es un pedazo de cáñamo.

casitas de material por la ventana. árboles. las gomas trinan, hay movimiento del otro lado del vidrio, por dentro son todos perritos que mueven las cabezas, de un lado para el otro. de un lado para el otro. timbre. se quedan quietos. te quedas quieto. afuera ya no hay movimiento.

de vuelta al coletazo del viento. el vidrio abierto deja que entre todo. entran los cables de la ruta, entran los caballos al costado de la ruta, entra la policía que custodia la ruta, entran los zumbidos y el dopler. no falta para el destino sino lo que se cuenta de menos en las señales al costado.

bienvenido. te recibe el boro, la serpentina y el anonimato. mil millones de almas que peregrinan por la mañana. mil millones de litros bajo el cruce del

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asfalto. hay una línea de merca tan larga como la ruta. que va desde un puente, hasta la nariz de romero.

parada. no tema. respete. guarde las apariencias. no mire a los ojos. entre, salga y no vuelva.

un capibara de la conciencia

de llegada un alambique de carne extenso, seseante y nutrido. un camión cisterna de la piel edificada sobre el protomártir que no pudo evadir las ansias. esta no es sino otra de las meriendas del hombre mono, del gorila esquizoide que habita entre las persianas. porque el miedo lo lleva en la sangre y su sangre es más espesa que el engrudo.

una canaleta de plexiglás por sobre todo el valle para que no se escape el alarido de los sabuesos. el olfato no es el mejor sentido para despertar en esta comisura de la contienda. olor a ciudad. a centro. a tradición.

poncho de hule por si el agua pasa volando. no se permite entrar con oídos. no se permite entrar con la boca llena. un quemaquema de paciente común. lento. más lento. hasta el cristal cortado. ahí el intercambio. un papel por varios papeles. de vuelta a la bocacalle.

no hay moneda bajo la virgen. hombrecito caminante lunar. hombrecito quieto. hacia arriba hay un resguardo. presuroso. libre, pero sin sombra. retorno a la espesura choripanc.

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la tarde es todavía un resto por ser amortiguado. mientras no cruje, el hambre es un misterio. no queda sino, visitar a los patos.

satán no necesita bronquios

retenidos, incipientes y hasta felices. aquí la familiaridad no tienen nada que ver con la sombra, ni con la sangre: todos son hermanos bajo la viña del señor, todos somos hermanos bajo la constante del pánico.

luego de prensar entre tanto cuerpo la tarde no te espera; la humedad del pasto no te espera; la forma rancia de un puente no te espera. sólo queda alimentar a los peces, ver cómo andan sobre el agua los patos. maní, maíz, maní. pan.

una madre te esconde al hijo cuando pasas, le arranca la boca de la teta y se va en busca de un lugar que no sea contiguo. el olor te alcanza a esta hora y todavía queda tiempo para emprender la retirada.

el hambre es el motor del universo: choripanc al atardecer.

fidel castro es un holograma, la conciencia también

viceversa. empaquetado sobre ruedas.la vuelta es todo canto, un retorno al líquido que no es vientre. viceversa del embole. recuadro y fotograma espaciado.

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la vida de los míticos tiende hacia el recorte de la experiencia.

cabralito intuye que el agua lo espera. en el fondo no hay ni peces, ni piedras, ni gente, ni bondi, ni bancos, ni parques, ni nada. ésto y sólo esto. hay lo que hay.