El Concepto de Generación
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FACULTAD DE FILOSOFA Y LETRAS
DEPARTAMENTO DE LINGSTICA GENERAL Y TEORA DE LA LITERATURA
PROGRAMA DE DOCTORADO TEORA DE LA LITERATURA Y DEL ARTE Y LITERATURA COMPARADA
TESIS DOCTORAL
El concepto de generacin en la actividad crtica y terica de Oreste Macr
DOCTORANDO
TOMMASO TESTAVERDE
DIRECTOR
DR. ANTONIO CHICHARRO CHAMORRO V B
GRANADA
CO-DIRECTORA DR.A MARIA CARLA PAPINI
FIRENZE
A.A. 2012
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Editor: Editorial de la Universidad de GranadaAutor: Tommaso TestaverdeD.L.: GR 79-2013ISBN: 978-84-9028-161-1
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NDICE
INTRODUCCIN................................................................................................... p. 5
ARCHIVOS Y FUENTES CONSULTADOS.... p. 21
CAPTULO I
APROXIMACIN HISTRICA Y CRTICA
A LA TEORA LITERARIA DE LAS GENERACIONES.................................... p. 23
PREFACIO.................................................................................................................. p. 25
LOS ORGENES Y DILTHEY.......................................................................................... p. 31
ORTEGA Y GASSET................................................................................................. p. 43
WILHELM PINDER..................................................................................................... p. 55
EDUARD WECHSSLER................................................................................................ p. 59
KARL MANNHEIM..................................................................................................... p. 61
JULIUS PETERSEN...................................................................................................... p. 65
ASPECTOS DE UNA HISTORIA DEL CONCEPTO DE GENERACIN EN EL PENSAMIENTO ITALIANO................................................................................... p. 73
CAPTULO II
UNA INTRODUCCIN AL CONCEPTO DE GENERACIN
EN EL SISTEMA LITERARIO ESPAOL........................................................... p. 101
PREFACIO.................................................................................................................. p. 103
LA GENERACIN DE FIN DE SIGLO (CONTROVERTIDA GESTACIN DE UNA CATEGORA LITERARIA)..................................... p. 106
DE LOS AOS TREINTA EN ADELANTE: EL MODELO PETERSEN....................................... p. 124
LAS ANTOLOGAS...................................................................................................... p. 136
LAS HISTORIAS DE LA LITERATURA............................................................................. p. 147
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CAPTULO III
EL CONCEPTO DE GENERACIN
EN LA TEORA Y EN LA EXGESIS CRTICA DE ORESTE MACR ........... p. 163
PREFACIO................................................................................................................. p. 165 MACR Y LAS PRIMERAS SEAS DE UNA TEORA GENERACIONAL.................................. p. 166 Importancia de una antologa................................................................................ p. 166 Algunos estmulos del debate crtico italiano contemporneo............................... p. 189 Le generazioni della poesia italiana del Novecento: una exgesis p. 215 ACERCA DE CMO SIGUE EL DISCURSO DE LAS GENERACIONES EN ORESTE MACR........ p. 235 a. La primera triloga: Esemplari del sentimento poetico. Caratteri e figure. Realt del simbolo. p. 240 b. La monografia La poesia di Quasimodo. p. 270 c. La segunda triloga: La vida de la palabra........................................................ p. 275 CONCLUSIONES... p. 289 APARTADO EN LENGUA ITALIANA........................................................... p. 295 INTRODUZIONE......................................................................................................... p. 297 CONCLUSIONE.......................................................................................................... p. 311 BIBLIOGRAFA..................................................................................................... p. 315 LISTADO ALFABTICO............................................................................................... p. 317
LISTADO POR TEMAS Y PRIMERAS EDICIONES............................................................. p. 333
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INTRODUCCIN
El presente trabajo se plantea enfocar el concepto de generacin literaria en el contexto
italiano, con una referencia peculiar a la intencin de uso en la teora y en la exgesis
crtica de Oreste Macr. La profunda estratificacin terica de la que la palabra
generacin se carga en el tiempo y la polifactica actividad intelectual del autor en
cuestin han conllevado al desarrollo de un recorrido atento en evaluar aspectos
aparentemente colaterales al objetivo planteado, y que en cambio parecen
indispensables en la economa de la investigacin.
En primer lugar, nos pareci importante proporcionar una mirada a la historia del
concepto entre los siglos XIX y XX. Seguir la fase de nacimiento, evolucin y
circulacin de la palabra, a travs del uso que de ella hicieron los intelectuales ms
representativos de su historia, es un paso que abre al entendimiento de su entramado
semntico constitutivo y de sus nsitas potenciales contradicciones que de vez en
cuando afloran en los empleos ms calificados. Justo en el primer captulo,
Aproximacin histrica y crtica a la gnesis de la teora de las generaciones, hemos
centrado la atencin en los orgenes: a partir del pensamiento de Dilthey, Ortega y
Gasset, Mannheim, Weschssler, Pinder y Petersen llegamos a evidenciar el cauce de
movimiento de la nocin de generacin entendida tanto bajo el perfil social como bajo
el perfil literario. En este mismo captulo, adems, nos planteamos recorrer los primeros
pasos de la palabra en el mbito cultural italiano de principios del siglo XX, lo que nos
pareci importante para luego destacar los aportes innovadores de Oreste Macr en su
teora generacional y lectura de la poesa italiana contempornea. Espigando entre las
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revistas y entre los ensayos de los intelectuales ms representativos de las primeras
dcadas del siglo, tratamos de evidenciar los problemas a los que se enfrenta la palabra
generacin, las dificultades y las resistencias que manifiesta en calificar un mbito
exclusivamente literario y la tendencia ms evidente a enfocar las dinmicas sociales y
culturales entendidas en su sentido ms extensivo.
En Italia, esta tendencia a un empleo genrico y extensivo de la palabra marca una
diferencia especfica respecto a Espaa, pas en el que, ya a partir de sus primeras
atestaciones, la palabra generacin refleja ms claramente su constitutiva concurrencia
polismica que lleva a tener ahora un sentido ms genricamente social, ahora un
sentido ms estrictamente literario. En la pennsula Ibrica ya desde los primeros aos
del siglo XX, la palabra generacin se usa para identificar un grupo de escritores
conocidos como generacin del 98 y caracterizados por un cdigo expresivo y una
sensibilidad homogneos. Sin embargo, es justo acerca del carcter de esta
homogeneidad donde empiezan a surgir los problemas de cohesin terica. En el
segundo captulo de este trabajo, Una introduccin al concepto de generacin en el
sistema literario espaol, seguimos la historia de la constitucin y circulacin del
marbete generacin del 98, y justificamos las dos principales directrices de sentido
del concepto (social y literaria) reconducindolas a la elaboracin terica
respectivamente de Ortega y Gasset y de Julius Petersen. La difusin de la metodologa
de Petersen (a partir de los aos treinta) parece indicar la eficacia de su planteamiento;
muchos estudios y testimonios (directos e indirectos) nos revelan que la crtica literaria
acude de forma masiva a su idea de generacin y a los ocho puntos propuestos para
averiguar la existencia de una generacin literaria en un sistema cultural dado. Sin
embargo, la condensacin quizs excesivamente esquemtica del mtodo y una
aplicacin muchas veces demasiado sencilla, lleva a los intelectuales ibricos a una
progresiva toma de conciencia de sus contradicciones, y finalmente de su inservibilidad.
El anlisis detallado de la situacin espaola y del debate crtico relativo al tema de
las generaciones literarias es funcional para entender el planteamiento de Oreste Macr,
para el que la cultura y la literatura espaolas representan uno de los puntos cardinales
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de su educacin potica y literaria, y por lo tanto constituyen el arranque para el
abordamiento y la elaboracin de su peculiar metodologa generacional.
El tercer captulo, El concepto de generacin en la teora y en la exgesis crtica de
Oreste Macr, trata en primer lugar de posicionar el pensamiento terico del crtico
italiano en el ms amplio marco de las fuentes citadas y analizadas en los captulos
anteriores, luciendo tanto los puntos de inspiracin como las divergencias ms
evidentes.
Al respecto, se eligieron dos trabajos como piedra de toque: la antologa Poesia
spagnola del Novecento (Macr, 1952c) y el artculo Le generazioni della poesia
italiana del Novecento (Macr, 1953a), que en la experiencia crtica de Oreste Macr
representan la primera ocasin de aplicacin de una perspectiva generacional,
respectivamente, al panorama potico espaol y al panorama potico italiano. Los
trabajos mencionados se redactan a principios de los aos cincuenta, es decir, en una
fase histrica en la que el clima cultural italiano est sometido a muchos estmulos y en
la que, por ende, la tabla de valores poticos y literarios vacila manifestando la
exigencia de una actualizacin. Por lo tanto, para comprender el empeo intelectual de
Oreste Macr y ceir su horizonte de accin, no se poda pasar por alto el entorno
cultural italiano en que el crtico acta. Por este motivo, adems de los trabajos ahora
mencionados, decidimos otorgar espacio al anlisis de otros artculos publicados en el
mismo perodo, porque las intervenciones de Macr tomadas en su globalidad ayudan a
entender en primer lugar cmo el crtico participa de forma activa en un amplio y
profundo debate cultural sobre poesa y literatura, y en segundo lugar ayudan a enfocar
la atencin sobre algunos elementos que luego formarn parte de sus consideraciones
generacionales.
Asimismo, con la intencin de bosquejar un cuadro general de los carcteres
salientes de su pensamiento crtico, en una segunda parte de este tercer captulo,
decidimos seguir el desarrollo de la nocin y aplicacin del concepto de generacin en
los ensayos crticos de Macr, abordndolos con una perspectiva esta vez diacrnica y
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destacando los momentos en que la perspectiva generacional interacta con otras claves
crticas.
Finalmente, cabe aclarar un ltimo punto que tiene que ver con la eleccin
especfica de otorgar ms espacio en el anlisis del rea cultural italiana en aparente
detrimento de la espaola, con la que Macr tuvo sin embargo en el curso de su vida una
larga y profunda relacin. La motivacin tiene origen en el hecho que, en la actividad de
Macr, es precisamente en el mbito de la literatura italiana donde ms destaca la
novedad de aplicacin de la perspectiva generacional. El trabajo de Anna Dolfi (Macr,
1995) pone de relieve cmo la teora de las generaciones de Macr despierta las
perplejidades de los crticos contemporneos, que se expresan al respecto y comparten
sus opiniones acerca de la oportunidad de su uso. De hecho Macr es el nico intelectual
que se compromete en tomar unas coordenadas crticas, aclararlas y aplicarlas en un
sistema literario, el italiano, sustancialmente ajeno a la idea de generacin. Un sistema
literario en que vala el magisterio de Croce y donde por lo tanto la nocin de individuo
y de unicidad de la creacin literaria excavaban un surco que aislaba al poeta de toda
tentativa que apuntase a valorar los aspectos compartidos con otros individuos de su
ambiente literario. Macr es uno de los intelectuales que se plantean corregir la rigidez
terica de Croce integrndola con otros conceptos y metodologas. Por eso pareci til
detener la mirada sobre el mbito italiano, donde Macr crece y desarrolla sus
posiciones estticas confrontndose con sus colegas en un dilogo constante. Si Anna
Dolfi ha aclarado el humor de la crtica en la fase receptiva de los artculos de Macr
relativos a la teora literaria de las generaciones, quedaba por aclarar el enfrentamiento
con el ambiente crtico en la fase de formacin de su teora generacional, y enfocar ms
detenidamente la mirada en el anlisis de los estmulos que concurrieron a su lectura de
la poesa italiana.
Antes de adentrarnos en el trabajo, se quieren proporcionar aquellas coordenadas
bibliogrficas y crticas que ayuden a enfocar mejor la figura de Oreste Macr, sobre
todo en consideracin de su limitada circulacin en el ambiente cultural ibrico, si
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prescindimos de su famosa contribucin a la hispanstica con la edicin crtica de la
obra de Antonio Machado (Macr, 1989a). Adems de este trabajo, Macr deja a la
comunidad literaria un inmenso material bibliogrfico producido durante toda su larga
carrera acadmica. Una idea de la extencin de sus intereses cientficos puede darla la
recopilacin bibliogrfica de sus escritos: Bibliografia degli scritti di Oreste Macr
(Chiappini, 1989) y el catlogo de su consistente biblioteca (ahora disponible en CD: La
biblioteca di Oreste Macr, Firenze, University Press, 2007). Al respecto se seala la
existencia de un volumen, I libri di Oreste Macr (Dolfi, 2004) que propone recorridos y
perspectivas de estudio a partir de los libros posedos por el crtico.
A la vasta obra crtica de Macr es preciso aadir la importancia de muchos estudios
que han marcado y marcan todava el panorama crtico-cultural tanto italiano como
espaol. En la vertiente hispnica, al ya citado trabajo sobre Antonio Machado (que
sigue siendo el punto de referencia vigente para las ediciones de bolsillo de las obras del
poeta de Sevilla) se debe aadir por lo menos la importante y constante atencin a la
obra de Jorge Guilln, que llevar a la impresin de un volumen italiano comprensivo
de textos, traducciones y exgesis crtica (Guilln, 1972), volumen que encontraba la
total adhesin por parte del propio poeta, sorprendido y entusiasta de una lucidez crtica
tan acertada (cfr. Macr, 1996a: 302 y sgg). La traduccin ser una de las actividades
ms constantes e intensas para Oreste Macr, una dedicacin compartida con otros
compaeros de generacin, que lo llevar a la publicacin de muchas versiones con
texto paralelo y estudios crticos sobre los autores ms importantes de la literatura
espaola. En muchos casos la traduccin se convierte en un recurso importante para
difundir en el mercado editorial italiano el conocimiento de autores ignotos. Garca
Lorca, por ejemplo, lleg a conocerse en Italia sobre todo gracias a las traducciones de
Carlo Bo y Oreste Macr, quien contribuy a su difusin con el trabajo Canti gitani e
prime poesie (Garca Lorca, 1949) que todava goza de mltiples reediciones. En otro
sentido, la traduccin es uno de los elementos que junto con los estudios crticos, con la
atencin filolgica hacia el texto de origen y con el comentario contribuye a que los
volmenes imprimidos destaquen en el panorama cultural por calidad, seriedad y
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originalidad de mirada. Al respecto, adems de los ya citados, queremos mencionar los
trabajos sobre Bcquer (Bcquer, 1947) y sobre Fray Luis de Len (Fray Luis, 1950)
junto al Machado italiano (Machado, 1959) que representa el primer ncleo de
investigacin sobre el poeta sevillano luego integrado en el tiempo hasta llegar a la
citada edicin espaola (Macr, 1989a). Y tampoco podemos pasar por alto un trabajo
excepcional al que nos dedicaremos ms adelante en el curso de este trabajo: la afamada
y ya mentada antologa Poesia spagnola del Novecento (Macr, 1952c) que tambin
tuvo muchas reediciones.
Asimismo no faltan los ensayos crticos que fijan un punto de vista y un paradigma
de interpretacin de los momentos cruciales de las letras espaolas; los ms importantes
estn ahora recogidos en los dos volmenes Studi ispanici al cuidado de Laura Dolfi
(Macr, 1996a y b). Se puede identificar en la poesa, y ms precisamente en la
contempornea, el mbito de preferencia aunque no faltan incursiones en la literatura de
los siglos pasados dirigidas a aclarar categoras literarias (recurdese a ttulo
ejemplificativo La storiografia del barocco letterario spagnolo) y poticas de autor. Al
respecto, se quiere citar la monografa sobre Fernando de Herrera (Macr, 1959) que se
dedica a estudiar i fondamenti e i postulati delle poetiche cinquecentesche nella sfera
del petrarchismo maggiore (Chiappini, 1989: XI).
Si nos desplazamos a la literatura italiana, no faltan aqu tampoco ensayos clave
que en muchos casos abren campos de estudio y marcan la posibilidad de aplicacin de
metodologas analticas innovadoras. Son importantes las largas y constantes
investigaciones sobre la poesa italiana contempornea concebidas como participaciones
a conferencias o como ensayos dirigidos a peridicos locales o cientficos luego
ciclicamente recopilados en volumen. Nos limitamos ahora a recordar los nombres de
los volmenes que componen las dos trilogas de las que hablaremos ms
detenidamente ms adelante en el trabajo: Esemplari del sentimento poetico
contemporaneo (Macr, 1941b), Caratteri e figure della poesia italiana contemporanea
(Macr, 1956b), Realt del simbolo (Macr, 1968) e La vita della parola: studi su
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Montale (Macr, 1996c), La vita della parola: Ungaretti e poeti coevi (Macr, 1998a),
La vita della parola: da Betocchi a Tentori (Macr, 2001).
Sin embargo la atencin de Macr envuelve la prosa tambin y los problemas
crticos-estticos ms candentes del siglo XX. Un claro ejemplo de ello est constituido
por el trabajo Intorno ad alcune ragioni non formali della poesia (Macr, 1939a) luego
puesto como prefacio de la recopilacin Esemplari del sentimento poetico
contemporaneo. El ensayo es un verdadero documento fundacional de la escuela del
hermetismo florentino, junto al estudio de Carlo Bo Letteratura come vita (Bo,
1938).
El inters de Macr en el campo de la literatura italiana llega hasta aquellos autores
de los siglos pasados que bien se integran con su disposicin crtica fraguada segn una
sensibilidad viquiana. As se explica la atencin hacia Ugo Foscolo, que lleva a la
publicacin de la monografa Semantica e poetica dei Sepolcri di Ugo Foscolo (Macr,
1978).
Testimonian la anchura de horizontes del intelectual Macr, tambin los ensayos
profundos y competentes hacia reas literarias distintas de la espaola e italiana. Al
respecto no se olvide la traduccin, exgesis y comentario de una de las obras ms
importantes de Valry y ms influyentes en el panorama potico contemporneo: Il
cimitero marino (Valry, 1947). Asimismo dignas de mencin son las reseas a las
traducciones de Rilke y Benn llevadas a cabo por Leone Traverso (Macr, 1939a y
1955a). Al respecto cabe evidenciar que las reseas, numerosas en la actividad de
Macr, adquieren el tono y la profundidad de verdaderas interpretaciones dirigidas tanto
a calificar y contextualizar el producto cientfico resultado de la aplicacin de un
estudioso sobre el autor objeto de anlisis, como a colocar el propio autor en la tabla de
valores literarios europeos.
En esta polifactica y multiforme actividad destaca la imagen de una Europa
cultural entendida como espacio abierto y compartido en el que las literaturas nacionales
desarrollan los carcteres ms propios slo a partir de un intercambio recproco de ideas
y estticas. En esta dimensin la poesa genera el discurso crtico ms vivo y presente
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por parte de Macr, quien se compromete en agredir el texto literario con todo tipo de
reactivo crtico que el siglo XX ha producido a lo largo de su desarrollo.
io tento tutti gli strumenti e metodi per entrare nellordigno del significante poetico,
dalla metrica ai campi semantici, dallarchetipica alla psicologia analitica. Il pericolo
addurre una narcisistica sovrastruttura ipercritica, una sorta di cotenna che viene a
opacizzare il nero lampo del fondo. (Tabanelli, 1986: 82)
Su esmero esconde la exigencia de revelar, bajo el entramado lingstico-semntico
del texto el impulso primigenio que mueve todo poeta al cante, a verbalizar la alteridad
sobre la que se asoma el propio texto potico.
Leer a Oreste Macr no resulta fcil, su lenguaje crtico lleva la memoria de estas
mltiples estrategias crticas y se deforma. El pensamiento no es siempre lineal, el
sentido brota de sus palabras de forma no siempre usual. El estilo crtico-cientfico
organizado por lgicas y consecuentes sucesiones causa-efecto deja paso a un sentido
que puede manifestarse a travs de la fusin de conceptos. La escritura no coge al lector
de la mano: la alta frecuencia de alusiones a conceptos o realidades dadas por supuestas
impone una participacin consciente y activa en el reconocimiento y en la construccin
del sentido del discurso. El dominio de siglos enteros de literatura y cultura
desencadena intuiciones sorprendentes y a menudo condensadas en frmulas
aparentemente tan sencillas como deslumbrantes, que presuponen por parte del lector un
bagaje cultural descomunal.
La metodologa en permanente apertura y revisin no contribuye a simplificar el
cuadro del conjunto. En realidad muchos ensayos nos permiten evidenciar los puntos
cardinales de la esttica literaria de Oreste Macr. Sin embargo, aislar e identificar los
textos a los que Macr confia las lneas tericas de su pensamiento y de su metodologa
analtica, no equivale a adquirirle inteligibilidad y completitud.
Un metodo (valga sottolinearlo) mai esplicitato per intero, se non appunto per qualche
teoria puntuale e per la costanza di riflessioni ritornanti, di ribaditi obiettivi polemici:
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lasciato piuttosto nel suo complesso al fascino e al rischio dellinterpretazione del
lettore. Che dovrebbe, a cogliere appieno il suo discorso, muoversi ogni volta alla
ricerca del pensiero teorico sotteso e calato nella prassi operativa. N operazione
facile, visto tutto lo scibile alle soglie del 2000 convogliato da Macr nella sua ricerca.
(Dolfi, 2007: 29)
Destaca el cuadro de un intelectual excepcionalmente culto cuya lucidez y
profundidad mental le hacen adquirir una conciencia literaria muy peculiar respecto a la
que sera inapropriado adems que equvoco aislar un aspecto y analizarlo
separadamente del conjunto. Al respecto hay quien habla de opus perfectum:
non bisogna perdere di vista la forte tensione unitaria dellattivit saggistica di Macr,
intesa come opus perfectum sin dalla sua origine, tensione in grazia della quale emerge
la natura comunque militante della critica e il suo esito ambiguamente modernizzante
di ogni latitudine e ogni cronologia (Valli, 1996: 17)
A eso cabe aadir un aspecto del que no se terminar de remarcar la importancia: la
fuerte implicacin recproca de Macr con su entorno y la incidencia de los compaeros
y del ambiente florentino en la maduracin de sus intereses.
Mi viene in mente che proprio lanno scorso [1997], mi accadde di accennare al
Prof. Macr circa una mia speranza di poter trovare qualche studente adatto per
cominciare a dar qualche tesi di laurea sulla sua figura e lopera ispanistica. L per l
si compiacque, poi mi disse drasticamente: Non su me solo! Ma su tutta la mia
opera, naturalmente, non solo quella ispanistica! E di noi tutti insieme, dentro la mia
generazione; altrimenti, non voglio! (Chiappini, 2007: 34)
Nace justo desde estos testimonios nuestro esfuerzo de atar el peculiar aspecto de la
teora literaria de las generaciones con el contexto coevo circunstante y con otros
aspectos de la educacin crtica de Oreste Macr. Una educacin que saca sus motivos
inspiradores ms profundos de la filsofia ms que de la literatura. No se debe olvidar la
profunda influencia de los estudios sobre Giambattista Vico.
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Macr insinua nel tessuto dellErmetismo antiscientifico e antideologico, nato cio per
contrastare scientismo e ideologismo tradizionali, aspirazioni di nuova metodologia:
per giungere a questo, si avvale del sussidio delle correnti meno schematiche e
cristallizzate del pensiero moderno (esistenzialismo, psicologia analitica), con il
risultato di una complessit assai varia che germoglia sulla originaria pianta vichiana
della mente di Macr (Ramat, 1979: 257).
Vico es el fundamento de una peculiar intuicin que ve la fantasa como entidad
engendradora del lenguaje y de la poesa. Macr estudiar profundamente la obra del
filsofo campano, sobre el que redactar su tesis de licenciatura en 1934 y que dejar
huellas evidentes ya a partir de sus primeros escritos juveniles. Vico vuelca el
planteamiento cartesiano que pona los principios lgicos a fundamento del lenguaje, y
teoriza la facultad fantstica como motriz primera del acto lingstico y de la
consecuente salida del hombre del estado de brutalidad. Ya en el ensayo Poesia e mito
nella filosofia di G.B. Vico (Macr, 1937) que junto con Lestetica del Vico avanti
la Scienza Nuova (Macr, 1939d) constituye el extracto de su tesis se puede notar
que Macr emplea toda su atencin crtica en sondear esta facultad fantstica:
luniversale fantastico dunque il concetto poetico: esso proviene da inopia della
lingua primitiva e dalla difficolt di astrarre le propriet dai subietti. il risultato, cui
partecipa la deficienza stessa a formare il concetto logico (op. cit.: 257)
Los esquemas lgicos representan una condicin mental epistmica que acta slo
posteriormente respecto a la accin creadora de la fantasa. Al principio de todo, el
hombre se halla en un estado de inopia, el estupor provocado por el choque del
individuo desarmado en contacto con la realidad y sus manifestaciones estimula la
fantasa a producir el lenguaje. Su carcter originario nacido a partir de un impulso
primigenio profundo representa una condicin significante en la que lo universal y lo
particular convergen antes de que la lgica intervenga a desenredarlos a travs de
procesos subsuntivos. Slo hay mitos, imgenes densas de sentido, cargadas de
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universal y particular al mismo tiempo: universales fantsticos a los que no se niega
cierta potencialidad conocedora.
Nel nascimento della prima favola [] in quellistante luomo attua pienamente la
sua natura fantastica; tutto stupore, enfasi, pathos, sublimit, aspirazione: un
atteggiamento completamente lirico, esuberante, che ha bisogno semplicemente di
sfogarsi, di concretizzarsi in forme fantastiche: la violenta passione non inquinata da
nessun elemento intellettuale o etico; cio luomo non si propone n di conoscere il
vero n un fine pratico, perch prima, dietro di se stesso, non v se non fantasia,
questo conato che forza del vero, nel significato di semplice principio dinamico
insito nella elementare natura umana e nella guisa fantastica, ossia tendenza,
aspirazione lirica ad aderire colla propria natura; e in questo senso poesia linguaggio
naturale. (op. cit.: 262)
El contacto con la realidad provoca la urgencia de una significacin, la urgencia de
adherir con propia naturaleza a la misma realidad circunstante. Macr describe ese
proceso con palabras pertenecientes a un rea semntica corporal: ntense los vocablos
pathos, exuberante, pasin que nos hacen percatar de cmo la dinmica que lleva el
hombre a la palabra se vive de forma concreta y no slo espiritual.
El lenguaje brotado naturalmente y cargado de esencia fantstica y simblica
representa la poesa en su sentido ms profundo y originario. Entre poesa, mito y
smbolo se entabla una relacin estrecha que Macr capta de Vico trasladndola a la base
de su esttica literaria. Ya en esta primera fase juvenil de elaboracin crtica, Macr tiene
la ocasin de acercar las reflexiones sobre la fantasa creadora al concepto de arquetipo
que Jung iba elaborando aproximadamente en el mismo perodo. Esta tangencia entre
arquetipo y fantasa destacar en un ensayo dedicado al psiclogo austraco, Larte
nella psicologia di C. G. Jung con un risguardo al Vico (Macr, 1943), que representa,
adems, uno de los primeros documentos de la difusin de las teoras junguianas en
Italia:
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Diciamo che il mito vichiano e il mito junghiano sono simboli nascosti di
unintuizione non oltre definita della creativit dello spirito fantastico [].
Lincosciente la sfera degli archetipi di queste immagini mitiche e simboliche
dellesperienza mondiale delluomo []: il luogo immobile e eterno del sentimento
fondamentale della specie e della sua verit organica []. Ma in definitiva, manca la
sintesi dialettica in idea tra lincosciente collettivo e lindividuo cosciente: resta il
gioco equivoco tra razionalit della persona e spirito naturale della specie []. Il
problema comincia nel punto in cui occorre spiegare la natura e il modo del linguaggio
della traduzione dellarchetipo della specie nel nome del certo e distinto dellindividuo
e del suo tempo. (op. cit.: 131)
Es importante la relacin entre historia, especie, arquetipos de un lado y del otro el
poeta, individuo que con su existencia particular llega a expresarlos en clave universal.
Sin embargo, el pasaje de la condicin individual a las categoras universales no llega a
tener un suficiente esclarecimiento lgico.
Larte il simbolo della nascita perenne dellumanit. In questo senso larte
simbolica e operatrice di miti: rammemora lantica inopia delluomo ferino e
sprovvisto di fronte allo spettacolo del tuono celeste e dellalba della sua coscienza: il
mito non larchetipo junghiano eterno, una radice dellincosciente collettivo, ma il
dolore personale del poeta fatto nome e figura quindi cosa. Solo luniversale fantastico
vichiano ci ha permesso il passaggio alla persona. Ma questo passaggio resta ancora
aperto a una soddisfacente esplicazione. (op. cit.: 116)
En los ensayos ms emblemticos de Oreste Macr se puede notar, detrs del
anlisis textual, esta referencia constante a los arquetipos de la humanidad, al universal
fantstico, a una motivacin originaria del acontecimiento artstico que hace hablar en
relacin a Guilln de su conversin del accidente en smbolo, en relacin a Ungaretti
de un canto que llega de edades sagradas y que empuja en Foscolo a la bsqueda del
drama cosmognico encarnado en su poesa.
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Macr intenta sacar a la luz la motivacin ms profunda que se esconde por detrs
del velo de la escritura; expresa bien esta intencin Bigongiari, un compaero de
generacin, que escribe del amigo:
contribu ad allargare nello spazio e nel tempo dellinvenzione poetica le altre porte,
quelle che danno sullaltra parte dellinvenzione, verso lintrovabilit degli
archetipi, eppure da rintracciare nei segni della poesia: dalloggetto poetico alla
soggettivit aggettante degli archetipi quali rivelatori della societas cosmica e umana
non solo che lo sottintende ma che ne libera il discorso attualizzandone le energie
originarie e giacenti nel prelinguistico. (Bigongiari, 1996: 333)
En este sentido Macr se inscribe en aquella tradicin esttica que a partir de Vico
se desarrolla a lo largo de siglos de literatura y cultura hasta encontrar en Heidegger, en
el concepto de Dichtung, y de toda la reflexin sobre el sentido del orgen y de la
inspiracin potica, un privilegiado referente contemporneo. No ser casualidad
entonces aquella intensa afinidad electiva con su Machado, que fundaba una potica
justo sobre la calidad de la palabra humana, palabra en el tiempo, capaz desde el punto
de vista del individuo senciente de llegar a las supernas y universales categoras del ser
para expresarlas. Baste leer las pocas pero incisivas palabras que figuran como epgrafe
a sus poesas en la antologa de Gerardo Diego (cfr. Diego, 2007: 144-5). Ser el propio
Macr quien evidenciar la calidad heideggeriana de ciertas reflexiones de Machado,
precursor y seguidor (Macr, 1996a: 563) del filsofo alemn.
En el curso del ejercicio crtico de Macr, habr otros elementos que se aglutinarn
sobre este ncleo esttico motor de un ojo tendido a iluminar en la expresin potica los
smbolos y los mitos de la humanidad, a travs de la experiencia creativa del poeta.
Cabe al respecto enfocar la atencin sobre las cuatro races de la poesa, que
representan otro momento importante en la reflexin de Macr, que tomar consistencia
en la fase ms avanzada de su experiencia de estudio. Es difcil afirmar cundo las
cuatro races se asoman al horizonte crtico en forma de sistema; localizamos la primera
formulacin en una resea de 1972, relativa a una recopilacin de poesas del autor
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salentino Ugo Ercole DAndrea (Macr, 1972a). Sin embargo deben de haber concurrido
a la maduracin de estas coordenadas una serie de consideraciones recurrentes en la
obra crtica precedente tales como la importancia de la tierra de origen y de las patrias
electivas en la actividad del poeta, sus metforas auto-exegticas que califican su propia
obra como flor y fruto o la identidad profundamente y latamente expiativa de la poesa.
Todo esto representa un material que en aos tardos precipita en la formulacin de los
cuatro puntos siguentes:
1) dimora larica ancestrale e presente, acrona e attimale;
2) qualit del sacro e del trascendentale;
3) dinamica della maturazione e del fiore;
4) significato salvifico della poesia.
Si pu dire che non c poesia in cui non si attui tale modello quadratico: la
metamorfosi del principio personalistico fino al singolo della poesia (significato) si
opera per analogia naturalistica vegetale (dinamica), attraverso equivalenti
simbolici delle pulsioni della matrice materna - domestica (dimora), sacralmente
qualificata in maniera primaria e di verifica misura controllo del vettore
individualistico (qualit). (op. cit.: 105)
Morada es palabra clave a la que Macr atribuye un sentido fundamental y que
volvemos a encontrar en el ttulo de un pequeo libro autobiogrfico: Le mie dimore
vitali (Macr, 1998b). La morada, el hic et nunc del nacimiento, junto a todas las patrias
que inciden en la formacin del individuo, ponen ste en la condicin de interactuar
profundamente con un patrimonio de memorias y tradiciones que en el crisol creativo
potico manifiesta los signos de una identidad y una pertenencia. Esta dimensin radical
de la poesa se enlaza a una de sus caracterticas fundamentales, es decir la sacralidad, la
capacidad de vehicular la presencia del limen, de un umbral frente al que se detiene la
posibilidad humana de expresar la transcendencia, fin ltimo de la interrogacin
potica. La expresin de la calidad de lo sagrado y la traduccin del conato creativo en
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imgenes afecta la dinmica que siempre adquiere un sentido salvfico el momento en el
que logra liberar al hombre de los confines de su individualidad llegando a tocar
categoras universales. En otros ensayos Macr volver sobre estos puntos (vase por lo
menos Macr, 1972b, 1974 y 1978) que representan un modo maduro de condensar su
reflexin y su experiencia de anlisis.
Dejamos ahora que otros elementos de la personalidad de Macr destaquen a lo
largo del trabajo que vamos a desarrollar, en el que siempre con la atencin dirigida a
aclarar la modalidad de actuacin de la teora literaria de las generaciones, remitiremos
constantemente a las caractersticas que acabamos de mencionar.
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ARCHIVOS Y FUENTES CONSULTADAS
El trabajo se ha desarrollado prevalentemente entre Roma y Florencia. En la Biblioteca
Nazionale Centrale de Roma, en el Fondo Falqui, que recoge el inmenso patrimonio
libresco del crtico e intelectual italiano, se ha tenido la ocasin de consultar
prcticamente todas las revistas, las obras y las monografas relativas a la literatura
italiana del perodo en cuestin (en la mayora de los casos, primeras ediciones
incluidas). El buen estado de conservacin del archivo, que est abierto a una consulta
directa, ha permitido seguir en tiempo real las relaciones recprocas entre artculos y
obras examinadas.
En Florencia, til ha sido el Fondo Oreste Macr en el Palazzo Corsini Suarez,
que aloja la biblioteca y la correspondencia del crtico. A diferencia del Fondo Falqui la
modalidad de consulta del Fondo Macr prev el pedido especfico de los volmenes
que se quieren visionar. Se limita entonces la posibilidad de seguir pistas e intuiciones
consultando libremente (y an con cierta casualidad) los libros. A pesar de ello, el
archivo ha permitido averiguar cules obras fundamentales sobre la teora literaria de las
generaciones posea Macr, y adems ha permitido individuar los referentes
privilegiados de la correspondencia epistular a lo largo del perodo tomado en examen.
Un verdadero y casual descubrimiento ha sido la sucursal del Fondo Falqui, alojada
en el Archivio del Novecento de la Universidad La Sapienza de Roma, que ha
permitido descubrir las cartas de Macr enviadas a Falqui, de las que se da cuenta en
este trabajo y que sin embargo no ha sido posible publicar, por razones de derechos de
autor.
Por lo que respecta a la parte espaola del trabajo, han proporcionado una ayuda
fundamental las bibliotecas Mara Zambrano del Instituto Cervantes de Roma, y la
biblioteca interdepartimental Angelo Monteverdi, de la facultad de Lettere e
Filosofia de la Universidad La Sapienza de Roma. Asimismo, en Espaa se ha
podido acceder a la mayora de las obras de referencia de la crtica en la biblioteca
universitaria de la facultad de Filosofa y Letras de la universidad de Granada.
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CAPTULO I
APROXIMACIN HISTRICA Y CRTICA A LA TEORA LITERARIA DE LAS GENERACIONES
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Como las hojas de los rboles nacen y perecen, as pasan del hombre las edades: que unas hojas derriban por el suelo los vientos del otoo y otras cra la selva al florecer, y ufanas crecen al aliento vital de primavera; y las generaciones de los hombres as son: esta nace, aquella muere (Homero, Ilada, VI, vv. 145-59)
PREFACIO
No es nuestra intencin recorrer los pormenores de las fases de nacimiento y desarrollo
del concepto de generacin y de la metodologa que a l se relaciona; sin embargo es
indispensable presentar crticamente por lo menos aquellos puntos fundamentales en la
evolucin del concepto, tiles, en un segundo momento de este trabajo, para mejor
enmarcar el aporte llevado por la reflexin de Oreste Macr al respecto. Por eso se ha
elegido evidenciar el fruto de aquellos autores que han contribuido a madurar una lnea
de pensamiento atndose concientemente a las reflexiones de quienes los precedieron.
Por lo tanto no interesa registrar de forma incondicionada cmo el trmino generacin
circul por las publicaciones del siglo XIX y XX; ese tipo de planteamiento en el que
se inspiraron ciertos estudiosos tendra que tomar en cuenta una cantidad de textos no
indiferente, y correra el riesgo de sensibilizarse demasiado hacia aquellos fenmenos
de polignesis que, ms que contribuir a la creacin de una historia entendida como
evolucin consciente de una tradicin, dara cuenta ms bien de las simples frecuencias,
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a veces inconexas, que constituyen solo el marco sobre el que dicha tradicin toma
forma.
Asimismo nos mueve a una resea razonada de las fases de desarrollo peculiares de
la fortuna del concepto de generacin: la ausencia de una bibliografa italiana de
referencia. Quitando la contribucin de aquellos que con sus propias consideraciones
promueven la evolucin del concepto, pases como Francia, Espaa o Alemania por lo
menos cuentan con una panormica histrica del problema, aunque verdaderas
monografas sobre el tema no existen. Las panormicas histricas en efecto forman
parte de trabajos ms amplios cuyo objetivo es promocionar un mtodo terico peculiar
de aplicacin, o la evolucin del concepto a travs de una formulacin ms innovadora
y actualizada. Pertenece ms a esta primera tendencia, sin particulares innovaciones
conceptuales, el trabajo de Julin Maras, El mtodo histrico de las generaciones
(Maras, 1967) estrechamente relacionado con el horizonte filosfico de Jos Ortega y
Gasset, del cual se encarga de promover la perspectiva generacional afinndola en sus
puntos de menor firmeza. La fase preliminar de este trabajo es un examen de las
formulaciones precedentes. Tambin el estudio de Henri Peyre, Les gnrations
littraires (Peyre, 1948), responde a la genrica exigencia de promocin del mtodo
generacional sin efectivamente proponer una lnea personal despus de haber analizado
el contexto histrico de referencia.
A la segunda tipologa pertenece el trabajo de Pedro Lan Entralgo, Las generaciones en
la historia (Lan Entralgo, 1945), o el de Karl Mannheim, The problem of the
generations luego recogido en Essays on the Sociology of Knowledge (Mannheim,
2000), ambos orientados a considerar, por breves indicaciones, la evolucin histrica
del problema generacional antes de insertar reflexiones personales.
Italia, decamos, parece el nico pas que no aporta ninguna contribucin al
ahondamiento histrico del problema de las generaciones. Adems, si nos fijamos, Italia
tambin es el nico pas en el que el debate terico sobre el mtodo generacional ha
tenido menos arraigo, y que se ha mostrado ms bien el ms refractario a su recepcin y
circulacin. El motivo principal de esta reaccin tan peculiar ha de localizarse en el
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sistema literario, desde siempre hostil a la posibilidad de enmarcar el desarrollo
histrico en trminos de una perspectiva generacional. En los prrafos siguientes
tendremos la oportunidad de retomar el asunto proporcionando una panormica de la
situacin italiana; sea ahora suficiente observar, como sintomtica, la ausencia en el
ensayismo nacional de la mayor parte de aquellas obras extranjeras que han fundado y
articulado el espacio de discusin del problema. Las obras de Ortega y Gasset, Pinder,
Petersen circulan en Francia, Espaa y Alemania en muchas ediciones y traducciones, lo
cual es sntoma de un inters, por parte de estas reas culturales, por una recproca
fecundacin de ideas. Y sin embargo en el sistema cultural italiano los autores
mencionados o permanecen desconocidos, o no se traducen, o permanecen
desconocidos porque no se traducen. Y esto baste para entender la posicin de Italia en
relacin al tema. 1
Todos los que critican el concepto de generacin y su aplicacin en el mbito
histrico o literario (el segundo parece el que ms atrae las crticas de los estudiosos),
Quien se acerque a la teora de las generaciones an tan solo para trazar su historia,
percibira dos impresiones: en primer lugar se dara cuenta que se enfrenta a un material
bibliogrfico de conspicua entidad. En segundo lugar tomara conciencia de que el
mismo estatuto de teora, con el que a menudo el concepto de generacin se pone en
relacin, parece equvoco e insuficiente para entender su radical abertura.
Las fases histricas que el concepto atraviesa, enriquecindose y modificndose,
han de entenderse, por lo tanto, como peculiares puestas-en-forma de una intuicin que
rehsa una completa sistematizacin cientfica. Prueba de esta resistencia a la total
coherencia, y por ende, a la pacfica aplicabilidad paradigmtica, es el hecho de que el
concepto de generacin se mueve entre los mbitos de la sociologa, de la historia y de
la literatura, en los que cualquier aproximacin cientfica rgidamente entendida tiene
que rendirse antes o despus a la incalculabilidad e imprevisibilidad del factor humano.
1 Antese, de pasada, que no existen traducciones italianas del estudio de Petersen, y la primera
traduccin de la obra de Ortega y Gasset, El tema de nuestro tiempo, remonta a los aos cuarenta, es decir a un perodo en el que el concepto de generacin ya gozaba de una profundizacin terica y prctica en otros pases (cfr. Ortega y Gasset, 1947b).
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ponen dos tipos de objecin. O manifiestan la duda de que la evolucin histrica pueda
encasillarse conforme a un ritmo regular y cadencioso del tiempo, tal y como es en
efecto lo supuesto por las ms rgidas metodologas generacionales. O bien le atribuyen
una polisemia que de por s contradice cada pretensin cientfica.
Una de las ms directas y frontales crticas llega de Gambarte, en su estudio El
concepto de generacin literaria, que apunta a deconstruir el mtodo generacional
exhibiendo su falacia justo en relacin a los puntos ahora mencionados. Para Gambarte
el mtodo generacional no hace ms que:
sustituir la dinmica social concreta por una artificial y abstracta dialctica
generacional donde lo que subyace es la recomposicin de un orden anterior
monoltico, sin cambios postfigurativo [] es la sustitucin del yo por un nosotros
arbitrario; no es la incardinacin de la persona en la historia, sino la instalacin en el
disco rayado de lo permanente ahistrico. (Gambarte, 1996: 272)
En Gambarte la hostilidad a la propuesta generacional estriba en el ms hondo
rechazo de cualquier forma de historicismo, entendindose con historicismo una
perspectiva de estudio viciada por una ideologa de fondo que constituye siempre su
ineludible premisa de partida: El enfoque historicista posee de entrada dos mentiras
que no declara y que intenta ocultar: el actuar con la perspectiva actual sobre el pasado
y el determinismo de la historia (op. cit.: 255). A este intolerable acuerdo entre
historia e ideologa se aade el peligro de una instrumentalizacin pedaggica que plega
la educacin literaria al servicio del nacionalismo: Lo primero que mixtifica todo
nacionalismo es la historia, y su enseanza se convierte en pilar fundamental de
legitimacin (op. cit.: 254). Lo que Gambarte critica del mtodo generacional es, en
suma, la sobreposicin de los conceptos de historia e ideologa, o historia literaria y
crtica literaria, que es lo mismo: La historia literaria, tal y como se escribe ahora, slo
es, en el mejor de los casos, una sucesin de crticas literarias (op. cit.: 271).
Gambarte, an ofreciendo muchos e interesantes motivos de reflexin que ayudan a
colocar en el justo lveo la idea de generacin, es portavoz del entorno cultural actual en
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el que la crtica militante ha perdido todo el valor que se le otorgaba justo en los aos de
ms profunda circulacin de las teoras generacionales. Se puede compartir la opinin
de Gambarte cuando dice:
Es muy importante, por lo tanto, dejar muy claro que la historia es interpretacin, y
que existen unos intereses previos en el historiador, conscientes o inconscientes,
procedentes tanto de su sistema de valores, como de su estado cultural, como de su
competencia intelectual. (op. cit.: 14)
Sin embargo hay que manejar cuidadosamente la proposicin basilar que acabamos
de citar, para no hallarse en la condicin de no poder empuar ninguna metodologa de
anlisis por lo que al mbito de la historia, de la historia de la literatura y de la
sociologa respecta. No se debe abrigar demasiado estrictamente la conviccin de que
cada interpretacin procede del inters preliminar de quien la ejerce, porque se acabara
por interpretar ese inters como inhibente de la pretendida objetividad del juicio crtico.
Por otro lado no se debe radicalizar el estatuto del concepto de generacin, y se debera
por lo tanto evitar de interpretar la unidad de medida temporal que responde al nombre
generacin como si fuera un rgido e infalible barrido de los acontecimientos
humanos, tanto histricos, como literarios. A pesar de que las teoras generacionales
tiendan a menudo a coger esta deriva, no todas las formulaciones se exponen a ese
riesgo. 2
En el mismo mbito de reflexin que hemos considerado hasta ahora, es ejemplar el
estudio de Albert Thibaudet. En el Prefacio a su generacional Historia de la literatura
francesa sacada a la luz en 1936, el gran estudioso reflexionaba sobre la categora de
historia literaria reconocindole la particularidad de pertenecer al mundo del Discours
y subrayaba la constitutiva arbitrariedad de la seleccin y orden de los temas que
2 Gambarte propone sustituir el estudio y la enseanza de la historia por generaciones, o cualquier
otro tipo de planteamiento relacionado con el mtodo historicstico, por una nueva alba pedaggica y conceptual. Desgraciadamente su propsito se detiene en la mera cita bibliogrfica de ttulos que en su opinin pueden quedar tiles para un nuevo arranque, y por lo tanto no llega a substanciarse en una propuesta concreta. En suma, despus de una aguda y en cierto sentido condivisible pars desturens, no sigue ninguna pars construens.
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fundamentan el discurso en cuanto tal: cada orden es en parte arbitrario (Thibaudet,
1967: 4). Despus de revistar tres tipologas de ordenamiento 3
Las consideraciones que hemos venido haciendo hasta ahora, aunque pertenezcan
especficamente al universo literario, en realidad exceden aquel mbito ceido para
llegar a afectar la historia y la sociologa aun, que tambin forman parte de las
y despus de exhibir los
respectivos lmites metodolgicos, Thibaudet elega para su historia literaria el
ordenamiento por generaciones. La inteligencia del crtico francs no estriba tanto en
el deslegitimar los criterios ordinativos descartados, sino que en el declarar con franca
honestidad la razonable inconsistencia an del mtodo generacional que l mismo
elega.
Ognuno dei discorsi fatti per Epoques, Suite, Empires, un discorso possibile,
risponde a certe articolazioni della realt letteraria, a necessit della storia letteraria,
esplicative, didattiche, organizzative. Per quanto ci riguarda, adotteremo un
ordinamento del quale non ci nascondiamo gli inconvenienti e il carattere arbitrario,
ma che si avvantaggia, cos almeno ci pare, della facolt di seguire pi da vicino il
passo della natura, di coincidere pi fedelmente con il cambiamento imprevedibile e la
durata viva, di meglio adattare la realt e il prodotto dellattivit umana alle
dimensioni ordinarie della vita umana: lordinamento per generazioni successive (op.
cit.: 7)
Las premisas que Thibaudet planteaba no son, en suma, tan distintas de las de
Gambarte: ambos focalizan la atencin sobre una idea de historia entendida como
interpretacin sujeta inevitablemente a la arbitrariedad del estudioso. La diferencia es
que Gambarte radicaliza su anlisis invalidando cualquier enfoque historicista, y
estigmatizando la relacin entre historia y crtica que, aunque no es compartible en su
totalidad (pero cul mtodo cumple con este requisito?), tiene sus ventajas y sus
iluminaciones.
3 Thibaudet habla de Historias literarias ordenadas por pocas, por Squitos y por Imperios.
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disciplinas calificables como Discours, y cuya fiabilidad de buena parte depende del
orden que asume la materia relatada en ellas.
LOS ORGENES Y DILTHEY
El concepto de generacin encuentra una estabilizacin inicial alrededor de la
primera mitad del siglo XIX despus de una gestacin auroral precientfica que sin duda
se puede definir larga como la historia de la humanidad. En la seccin panormica de su
estudio sobre el concepto de generacin y del mtodo con l relacionado, Maras
identifica las primeras huellas de la palabra en la cultura semtica y registra su presencia
a partir de los albores de la cultura occidental citando autores tales como Homero,
Erdoto, Esodo y fragmentos del Antiguo Testamento (cfr. Maras, 1967: 13-5). Sin
embargo preferimos pasar por alto la fase precientfica del concepto por dos motivos. El
primero es que, como nota Maras, al que remito para una exposicin panormica, los
autores pertenecientes a esta fase desarrollan muy a menudo ideas sobre el concepto de
generacin independientemente los unos de los otros, sin que sus reflexiones lleguen a
urdir los hilos de una tradicin:
Como tema de la experiencia de la vida, la idea de las generaciones constituye uno de
los ms antiguos que conocemos; como tema cientfico, como problema de
historiologa, es de los ms modernos; y esa modernidad nos permite asistir a su
nacimiento y a sus vicisitudes todas como cuestin intelectual. Presenta algunos
caracteres extraos; ante todo, el del escaso nmero de sus cultivadores; contados
pensadores se han detenido en l, si se prescinde, sobre todo, de los ltimos aos, en
que la situacin es algo distinta en varios aspectos; y esos pocos autores han solido
ignorarse mutuamente. Lo cual quiere decir que por lo general no lo han recibido unos
de otros, sino que han llegado a ese problema movidos por razones personales. (op.
cit.: 27)
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El segundo es que la mayora de ellos utiliza el concepto tendiendo a deprimir su
acepcin social y a valorar, al contrario, solo el aspecto cronolgico. Esta postura
mental se extiende a lo largo de todo el siglo XIX, respecto al que Mannheim habla de
dos tendencias distintas: una tendencia positivista que es proclive a desequilibrar el
concepto de generacin hacia el mero dato biolgico, y una tendencia romntico-
historicista ms orientada a interpretar el fenmeno generacional como crecimiento y
evolucin espiritual (cfr. Mannheim, 2000: 241 y sgg). Estas distintas tendencias se
manifiestan en otras tantas reas culturales, respectivamente francesa y alemana.
Petersen halla el origen del planteamiento positivista generacional en el formalismo
mecnico ingls y francs, que justo en el siglo XIX tena su desarrollo ms pleno (cfr.
Petersen, 1947: 146-7). Por lo que respecta la actitud de Alemania a interpretar la
alternancia de las generaciones segn un sentido romntico-espiritual se puede
fcilmente remontar al magisterio de Hegel, cuya reflexin sobre la historia y sobre la
relacin entre historia y filosofa parece fundar de forma determinante el escenario
dentro del que se mueven las formulaciones siguientes.
In realt, lo Spirito non mai in quiete, ma impegnato in un continuo movimento
progressivo. Come per nella creatura, dopo un lungo e tranquillo nutrimento, il primo
respiro interrompe, con un salto qualitativo, quella gradualit del processo di
accrescimento unicamente quantitativo, e il bambino nato; cos lo Spirito che va
formandosi matura lentamente e silenziosamente verso la nuova figura, e dissolve una
dopo laltra le parti delledificio del suo mondo precedente, del cui vacillare sono spie
per il momento solo sintomi sparsi; il senso di inanit e la noia che pervadono ogni
sussistenza, il vago presentimento di un ignoto, sono segni premonitori
dellavvicinamento di qualcosa di diverso. (Hegel, 2006: 59-61)
Son por lo menos dos los elementos que cabe notar en este fragmento de la
Introduccin a la Fenomenologa del Espritu: la Historia entendida como evolucin,
que luego el filsofo articular en pocas a travs de las que el espritu alcanza una
progresiva y mayor consciencia de s; y la idea de que esta evolucin adquiera los
rasgos de una constante dialctica cuya peculiaridad es una forma de superacin que
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conlleva el englobar disolviendo. A pesar de que Hegel no habla especficamente de
generacin, el filsofo constituye una base que permite a los autores siguientes
desatarse del horizonte positivista en el que la generacin representaba una mera unidad
de medida temporal a travs de la que se sistematizaba el flujo histrico de los
acontecimientos humanos. Este planteamiento, que podramos definir tomando
prestada una feliz expresin de Macr de excesivo humor pitagrico, a menudo
conlleva la tendencia a limitar la investigacin histrica al fiel registro de los hechos sin
exponerse demasiado a su interpretacin o sin armonizarlos en una orgnica visin de
conjunto. Pero es justo cuando, a partir de la fidelidad palmar a los hechos, se siente la
exigencia de componerlos en una lnea ideal de desarrollo postulando detrs de ellos un
principio intrahistrico que los mueve como un organismo, es justo en aquel momento
cuando el concepto de generacin pasa de un estado temporal cuantitativo a un estado
cualitativo adquiriendo ms significados e implicaciones. Y Hegel, precisamente, es el
representante ms emblemtico de una visin histrica que considera cada
acontecimiento como reconducible a una entidad ultradimensional responsable de su
concatenacin y desarrollo. En este mismo cauce que, repetimos, afecta tanto al mbito
historiogrfico como al social, se inserta la reflexin de Dilthey, que representa el
primer grande iniciador de la fortuna conceptual de la palabra generacin tal y como
ser utilizada por los autores posteriores. El modo en el que Dilthey entra en contacto
con el concepto de generacin est directamente relacionado con su planteamiento
filosfico.
Dilthey se pregunta cules son las condiciones a partir de las que se produce
conocimiento, y llega a disgregar el sistema metafsico inmutable desde el que todos los
filsofos antes de l hacan originar los principios del saber. La misma historia nos
ensea que los principios primeros, que el hombre pone como fundamento del
conocimiento y de la razn, estn sometidos a evolucin. Tales principios deben quedar
abiertos a una alteracin o desmentida, cada vez que la experiencia, bajo la cual
proceden, los invalide u obligue a organizarlos diversamente. Esto conlleva que las
condiciones del conocimiento no son puras e inmutables, sino que estn siempre
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determinadas histricamente a partir de aquella experiencia individual bajo la cual el
saber se supedita. La razn se convierte de absoluta en histrica y la idea de Erlebnis
(experiencia vivida) empieza a desempear un papel determinante. Es precisamente el
limitado punto de vista de la experiencia individual, diremos (anticipando una
sensibilidad que encontraremos en Ortega y Gasset) su perspectividad, lo que impide
anclar el saber a visiones abstractas y unilaterales, y nos obliga a calificarlo como una
visin del mundo constituida por la presencia temporneamente constante de nexos de
consciencia en cambio continuo. Y en este mbito de reflexin, Dilthey en su larga
experiencia filosfica trata de contextualizar y emplear el concepto de generacin, que
ya desde un primer momento se mueve en la copresencia de aquellos elementos que en
los autores posteriores sern siempre percibidos como fundantes: experiencia
individual, perspectiva histrica, nexos de consciencia, visin del mundo. La primera
vez que el filsofo alemn se muestra interesado en el concepto de generacin es en la
leccin magistral universitaria El movimiento potico y filosfico en Alemania entre el
1770 y el 1800, escrita con ocasin de su toma de posesin de la ctedra en la
Universidad de Basilea en 1867 (Dilthey, 1997). No es superfluo observar como, ya
desde esta primera prueba, la poesa es una instancia cuyo papel resulta fundamental en
la construccin de una visin del mundo, teniendo ella la capacidad de exhibir y aclarar
sus carcteres constitutivos. 4
Da una serie di condizioni storiche costanti scatur, nella Germania dellultimo terzo
del secolo scorso, un movimento spirituale, da Lessing fino alla morte di
Schleiermacher e di Hegel. E certamente la potenza che continuava ad agire
costantemente nel corso di questo movimento consisteva nellimpulso, fondato
storicamente, alla fondazione di unintuizione della vita e del mondo nella quale lo
4 Lanse al respecto las palabras de G. Magnano San Lio, introductorias a la edicin italiana de la
antes citada leccin magistral: Innanzi tutto, in tale Antrittsvorlesung viene fuori in modo inequivocabile quella compenetrazione di poesia e filosofia che percorre tutta lopera diltheyana: Dilthey mette in campo, infatti, da un lato la sua formazione strettamente filosofica e, dallaltro, la consapevolezza di appartenere ad un orizzonte culturale nel quale i poeti hanno contribuito in modo determinante alla formazione dei diversi ideali di vita (Dilthey, 1997: 9-10). Sin embargo baste, al respecto, citar el ensayo del filsofo alemn del emblemtico ttulo: Experiencia vivida y poesa. Vase ms adelante.
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spirito tedesco trovasse il suo appagamento. Le epoche di questa intuizione della vita e
del mondo erano costituite dalle grandi creazioni dei nostri poeti: queste creazioni
agivano, in riferimento al contenuto, come una nuova filosofia. (op. cit.: 34-5)
Dilthey se acoge al concepto de generacin para definir mejor el desarrollo de estas
pocas de las que habla. La primera est representada por la actividad de Lessing, la
segunda por la de Goehte y Schiller, y en fin la tercera, partida por el filsofo en dos
grupos: uno actuante en Berln y representado por Gentz, Tieck, Bernhardi y
Schleiermacher; y otro representado por la actividad de Schelling y Hegel. En este
primer ensayo, la palabra generacin no parece demasiado cargada de significado, al
contrario parece que predomine su acepcin comn, desprovista de implicaciones
particulares. Sin embargo la reflexin sobre el concepto evolucionara hacia
planteamientos ms articulados y problemticos al mismo tiempo.
Justo en el mismo perodo de redaccin de la leccin magistral (1867), en efecto,
Dilthey se dedicaba a escribir una biografa de Schleiermacher, Leben
Schleiermachers.5
El intento de la biografa es el de mostrar cmo el predicador aleman con su
brillante personalidad hubiera sido capaz, por s solo, de condicionar el ambiente
circunstante, propiciando su desarrollo. Sin embargo el anlisis as planteado conllevaba
la idea preliminar de que el individuo, tomado en su singularidad, fuera el motor de la
El escenario sobre el que se articula la biografa es el mismo
expuesto en la leccin magistral, tanto que escribe Dilthey en la Introduccin:
Lo sfondo della mia esposizione costituito dal grande movimento dello spirito
tedesco, che ha inizio con Lessing e Kant e termina con la morte di Goethe, di Hegel e
di Schleiermacher. A partire dalle sue condizioni, dalla loro connessione e dal loro
carattere deve essere compresa la collocazione storica di Schleiermacher, e da questo
movimento desidero perci iniziare la mia trattazione. (Dilthey, 2008: 42)
5 Para una sumaria exposicin de la compleja gestacin de la obra publicada en dos partes en 1867 y
1870, y luego retomada sucesivamente a finales del siglo XIX con el objetivo de una sistematizacin definitiva nunca llevada al cabo, vase la Introduzione de F. DAlberto a Dilthey, 2008: pp. 3-8.
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evolucin histrica de la colectividad y por lo tanto, si se hubiera seguido
consecuencialmente esta premisa, Dilthey se hubiera encallado en la imposibilidad de
justificar una relacin que se mostraba a sus ojos cada vez menos unidireccional.
Sulla modalit di ordinare i dati cos ottenuti, si potr poi discutere a lungo, come
ancor oggi accade per ogni parte dello sviluppo spirituale: si tratta, infatti, di un
compito difficile e non sostenuto da nessun modello. Il mio modo di organizzare tali
dati nasce dal piano di questopera, conformemente al quale non ho mai temuto di
interessarmi in modo oggettivo dei presupposti schleiermacheriani gi realmente
presenti nei suoi grandi predecessori; non ho mai semplicemente caratterizzato,
accennato a relazioni, bens ho esposto i fatti secondo il loro contenuto, dimostrandone
la connessione secondo causa ed effetto. (op. cit.: 49)
Destaca claramente la consciencia de que el contexto circunstante y precedente a la
formacin del individuo desempea un papel determinante, sin embargo la tendencia
positivista a explicitar esa relacin segn los nexos de causa-efecto lleva a Dilthey a
percatarse de que no es siempre posible una derivacin elemental del individuo a partir
de su entorno. Es as como en el Leben Schleiermachers el vnculo entre individuo y
generacin se empieza a problematizar.
Nella relazione del singolo con la totalit, nella quale si sviluppa e sulla quale
retroagisce, infatti, sta il punto chiave della biografia come della vita stessa; in modo
particolare, per, la biografia di un pensatore o di un artista deve risolvere la grande
questione storica di come elementi culturali del tutto sconnessi, costituiti da
condizioni generali, premesse sociali e morali, influssi dei predecessori e dei
contemporanei, vengano trasformati nel laboratorio dello spirito individuale e siano
formati in un tutto originale, che a sua volta interviene creativamente nella vita della
comunit. (op. cit.: 39)
Ser la imposibilidad de aclarar el nexo de la relacin del individuo con la
totalidad lo que llevar a Dilthey a sentir el Leben Schleiermachers como marcado por
un vicio metodolgico, aquel vicio que alterara la coherencia de fondo del trabajo e
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inhibira su cierre. 6
Si deve per mettere in rilievo la vera natura del metodo che noi usiamo nei riguardi
delle condizioni storiche. Noi non teniamo affatto conto della maggior parte di esse, e
ne scegliamo soltanto una serie limitata, trattandola senzaltro come totalit. Se noi
pretendiamo quindi di rappresentare con la nostra analisi un tutto, gi per questo
motivo la nostra pretesa non pu che avere unesattezza molto approssimativa. Le
nostre spiegazioni sono soltanto in funzione delle condizioni che fanno maggiormente
spicco. Ma noi spieghiamo per mezzo di esse soltanto. Le condizioni non contengono
En este sentido el lema goethiano individuum est ineffabile puesto
como epgrafe del primer captulo de la obra, suena como una admonicin. Como
escribe DAlberto:
la debolezza di fondo dovuta allincapacit di decidere tra una
sovradeterminazione generazionale, in cui il singolo viene prodotto dalle
circostanze in cui si trova, secondo una ben identificabile legge che regola tutti i fatti
spirituali, e una sostanziale autonomia formativa dellindividuo, forte di una struttura
propria, a ostacolare, nel corso dellopera, ogni tentativo di restituire lomogeneit e la
saldezza di storia individuale e storia universale. Lirriducibilit delluna allaltra
costringe Dilthey, negli anni successivi, a mettere in discussione il fondamento stesso
del proprio progetto. (op. cit.: 12)
Sin embargo esa imposibilidad de cerrar la obra era un sacrificio que haba de
consumarse para que el filsofo tomara consciencia de un nexo que ms adelante
acaparar su atencin. Efectivamente, en la biografa de Novalis contenida en la
recopilacin de ensayos Experiencia vivida y poesa, de 1906 (Dilthey, 1999), el
filsofo vuelve sobre la relacin entre individuo y generacin concediendo a sta un
relieve digno de subrayarse.
6 Lase F. DAlberto en su Introduzione a la edicin italiana del Leben Schleiermachers: in
primo luogo lelaborata costruzione dellindividualit, tentata da Dilthey nella prima edizione, a mettere in discussione la possibilit di una storiografia di questo tipo: il contrasto tra una personalit autocentrata, che richiama una costituzione individuale originaria e autonoma, e un meccanismo generazionale che spiega, a partire dagli influssi e dai contrasti con lambiente spirituale che circonda lindividuo, la formazione di questultimo, lelemento che pi evidentemente minaccia la tenuta di questa biografia (Dilthey, 2008: 11).
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la spiegazione piena dei fenomeni intellettuali. Il rapporto piuttosto questo: soltanto
col presupposto di quelle condizioni si compie la formazione di una serie di individui,
che danno il carattere alla cultura di unepoca. Sembra quindi che noi siamo
completamente affidati allarbitrio della natura creatrice, dal cui seno misterioso
escono gli individui in una determinata scelta e successione. O ci sarebbe, pur nelle
condizioni, una determinazione? Con moltissima cautela possiamo porre, per lo meno
in forma negativa, tale determinazione come limite. Le condizioni chiudono in limiti
determinati la variabilit di ci che si forma. Quale metodo consegue, ora, da quanto si
detto, per lo studio della cultura di unepoca? Qui possiamo soltanto accennare. Un
concetto straordinariamente fecondo, di cui si dovrebbe parlare con maggiore
approfondimento, nel nostro caso quello generazione. Il caso pi fortunato si ha
quando una generazione si presenta in una fisionomia cos evidente che essa pu
diventare oggetto di uno studio preciso. E questo il nostro caso. A. G. Schlegel,
Schleiermacher; Alessandro von Humboldt, Hegel; Novalis, Friedrich Schlegel,
Hlderlin, Wackenroeder, Tieck, Fries, Schelling: nel primo decennio della loro
comparsa costoro mostrano, nel loro carattere intellettuale, nettissima lefficacia delle
condizioni in cui essi si erano tutti assieme sviluppati. (op. cit.: 273-4)
Dilthey se hace preguntas otra vez acerca de la relacin entre el individuo y su
entorno histrico. Cmo se forman las distintas personalidades que luego a su vez
inciden con sus marcas en la cultura de una poca dada? Tienen un margen de
autonoma creativa, o ms bien ha de pensarse que tales individuos estn determinados a
priori por el contexto cultural en el que nacen? Las condiciones del contexto no pueden
llegar a explicar plenamente los fenmenos intelectuales, razn por la que Dilthey
piensa en la determinacin del entorno sobre el individuo de forma negativa, como
lmite. La poca ofrece las condiciones de posibilidad, y por lo tanto los lmites, entre
los que un individuo puede ejercer su libertad creadora. Estas condiciones de
posibilidad se dan a travs de la generacin, en el interior de la cual un individuo nace y
crece. Valindose de la generacin, Dilthey descubre un concepto
extraordinariamente fecundo. Sin embargo desde el primer momento el filsofo parece
consciente de que hay casos en que la fisonoma de una generacin es ms evidente que
en otros, y esa peculiaridad expone el anlisis a un posible vicio cientfico.
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En un ltimo ensayo de 1875, El estudio de las ciencias humanas, sociales y
polticas (Dilthey, 1975), que representa una primera forma de elaboracin de la ms
famosa Introduccin a las ciencias del espritu, el filsofo alemn vuelve sobre el
concepto de generacin revisndolo a la luz de un sistema filosfico ya maduro en sus
principales ncleos de referencia. El anlisis histrico acaba siendo el nico instrumento
que el hombre tiene a disposicin para entender y comprender exhaustivamente el
desarrollo de las ciencias del espritu en su progresin. Desde esta perspectiva histrica,
los procesos espirituales se mueven en el interior de un armazn, como lo llama el
propio Dilthey.
Larmatura del processo dei movimenti spirituali e delle realizzazioni scientifiche
risiede, da un punto di vista esterno, nel sistema di ore, mesi, anni, decenni, nel quale
noi le ordiniamo. Lunit, attraverso la quale noi chiaramente rappresentiamo questo
processo deve risiedere nel processo stesso. Al rapporto tra i secondi e i minuti
dellora e la misura di tempo psicologico interiore corrisponde, per grandi spazi di
tempo del processo storico, quello tra decenni, secoli e, daltra parte, la vita umana
nella sua durata media con la successione delle sue et, poich lunit naturale per una
misurazione evidente della storia dei movimenti spirituali data nel processo della
vita umana. (op. cit.: 57)
En el flujo de la existencia el filsofo reconoce entonces una manera exterior de
medir el tiempo que sin embargo no da cuenta directamente de la evolucin espiritual.
sta, en cambio, se puede examinar ms apropiadamente a travs de un sistema de
medida orientado hacia la interioridad de la existencia, y que el filsofo llama tiempo
psicolgico, que es el nico tiempo que debe importar si tenemos el objetivo de
entender las razones evolutivas de la vida humana. Y el concepto de generacin es el
medio con el que se mide el tiempo psicolgico:
Alla totalit del tempo della vita umana poi subordinata una seconda nozione
misuratrice, quella della generazione. Io ho tentato nella mia Vita di Schleiermacher,
di fare un ampio uso di questa nozione, senza nascondermi le sue difficolt. Ma l io
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non ho lasciato trasparire in nessuna parte il fondamento della mia esposizione, che
risiede nella mia visione filosofica della storia. La generazione, dunque, innanzitutto
come si detto lindicazione di uno spazio di tempo, e, in secondo luogo, una
nozione misuratrice del tempo interno, che subordinata a quella della vita umana.
Questo spazio di tempo si estende dalla nascita fino a quel limite di et nel quale, in
media, un nuovo strato si aggiunge allalbero della generazione; esso abbraccia,
dunque, circa 30 anni La generazione una designazione per un rapporto di
contemporaneit di individui; quelli che sono cresciuti per cos dire, luno accanto
allaltro, che hanno cio avuto uninfanzia comune, e la cui potenza dellet virile
coincide in parte, noi li designiamo come appartenenti alla stessa generazione. Da ci
si rileva la connessione di queste persone attraverso un pi profondo rapporto. Coloro
che negli anni della ricettivit esperimentano le stesse influenze direttrici,
costituiscono insieme una generazione. Da ci si rileva la connessione di queste
persone attraverso un pi profondo rapporto. Coloro che negli anni della ricettivit
esperimentano le stesse influenze direttrici, costituiscono insieme una generazione.
(op. cit.: 58)
Por vez primera la generacin resulta el instrumento elegido para examinar
cualitativamente la evolucin espiritual y por lo tanto se convierte en la nica nocin
capaz de proporcionar al mismo tiempo dos percepciones distintas. Por un lado remite a
una dimensin meramente temporal, como todos los conceptos que en sentido implcito
o explcito se estructuran sobre la idea de alternancia y sucesin (y por este aspecto
coincide con el sistema de medida temporal dividido en minutos, horas, decenios, etc.).
Por otro lado la generacin remite a una idea de contemporaneidad siempre que esa
palabra indique un conjunto de invariantes histricas compartidas por un grupo
determinado de individuos. 7
7 Enmarca bien ese aspecto Bianco en su anlisis sobre Dilthey: Solo nel transitorio tendersi delle
forze in direzione delle strutture costanti, sia per confermarle che per rivoluzionarle, Dilthey vede la concreta possibilit di una indagine capace di cogliere leffettivo impatto del singolo sulla storia. Cos, accanto allo studio del singolo, che compito delle scienze dellindividuale, prende forma lesigenza di un analogo studio di queste strutture costanti, le quali costituiscono il necessario termine di riferimento dellazione umana. Allinterno di tali strutture permanenti, Dilthey distingue una prima serie di collegamenti superindividuali, originati dal vincolo con cui un nesso finalistico comune, legato ad una componente della natura umana e perci costante, avvicina tra loro gli atti psichici dei singoli individui, da una seconda serie, che si ha viceversa quando cause costanti spingono volont diverse a vincolarsi in
Es precisamente aqu donde cabe la posibilidad de
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suspender la duracin temporal exterior hasta la registracin de un cambio de dichas
invariantes, que puede significar la reviviscencia de nexos de conciencia vigentes en
pocas transcurridas, y redescubiertos y revisados en una nueva luz durante la poca
contempornea.
La serie delle generazioni che hanno creato la scienza europea forma, intendo la cosa
in certi limiti, un tutto congiunto attraverso la continuit. Limportante concetto della
continuit storica mostra in ogni campo un volto diverso. La continuit dello spirito
scientifico si basa sulla possibilit di trasmissione delle idee e concetti del pensatore,
che ha trovato una verit, a coloro la cui capacit di giudizio intellettivo adatta a
riceverli. Ne deriva che supposto che le circostanze siano uguali le verit si
accresceranno, in ogni generazione aumenteranno e, di conseguenza, le scienze si
svilupperanno in modo continuo. Questa relazione fondamentale del tutto diversa da
quella che determina la successione degli stati morali. Frattanto, anche nel campo
delle scienze lumanit non aggiunge i suoi strati annuali tanto regolarmente. Essendo
le trasmissioni da una nazione allaltra, da una situazione culturale allaltra,
imperfette, importanti parti costitutive del patrimonio acquisito vanno smarrite per le
generazioni pi vicine e, spesso, anche per una lunga serie di generazioni ed agiscono
poi di nuovo in un periodo in cui la capacit di esercizio intellettivo andata a
riceverle. Senza dubbio importanti verit gi accolte vanno poi perdute nelle tempeste,
nel travaglio e nellindifferenza di queste epoche di trapasso: vi dunque una reale e
completa interruzione della continuit. (op. cit.: 60)
El sentido de sucesin y el de contemporaneidad se formulan a la luz del horizonte
generacional. En efecto ya no conllevan solo la idea de una pacfica y progresiva
superacin de un paradigma cultural por parte del siguiente, sino que esa superacin ya
supone la posibilidad de una fragmentaria recuperacin a distancia que altera la
percepcin de la historia como desarrollo lineal.
un tutto, sia che tali cause risiedano nellarticolazione naturale, sia che possano essere individuate nei fini che muovono la natura umana. Al primo ordine di collegamenti Dilthey d il nome di sistemi di cultura, al secondo quello di organizzazione esterna della societ, intendendo in questo caso con il termine societ quellinsieme di stati, associazioni, obbligazioni delle volont che lumanit si data nel corso della sua evoluzione storica (Bianco, 1985: 36).
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Por esta razn, Dilthey cobra una relevante importancia en la elaboracin del
concepto de generacin y de la consecuente idea de tradicin. El filsofo alemn logra
desviar el concepto del limitado cauce positivista en el que haba encontrado una
primera y significativa estabilizacin, para colocarlo en un mbito de reflexin abierto y
original que dar el impulso a los planteamientos siguientes. Ms precisamente, los
aspectos que despertarn la atencin sern: el problema de la relacin entre el individuo
y su contexto de maduracin y el problema de la relacin de una generacin con las
precedentes. Lo que se puede afirmar sin duda es que con Dilthey llega a su completa
formalizacin la idea de que no se puede concebir la vida humana slo como identidad
individual, sino que existe una dimensin supraindividual de la que la identidad de una
persona no puede prescindir.
Nel passato si cercato di penetrare la vita in base al mondo; ma c solo la via che
procede dallinterpretazione della vita al mondo, e la vita esiste solo nellErleben,
nellintendere e nella comprensione storica. Noi non rechiamo nella vita nessun senso
del mondo. Noi siamo aperti alla possibilit che il senso e il significato sorgano
soltanto nelluomo e nella sua storia. Ma non nelluomo singolo, bens nelluomo
storico. Poich luomo un essere storico. (Dilthey, 1982: 384)
Esta intuicin del hombre que no puede resolverse en la simple individualidad
dejar en herencia a los siguientes pensadores no pocos problemas. En efecto Dilthey
reconoce en la generacin aquella dimensin supraindividual que hay que poner en
relacin con el individuo, pero en el fondo no substancia el concepto. Por lo tanto aun
reconociendo el importante descubrimiento del papel de la contemporaneidad, ha de
admitirse que Dilthey asume la palabra generacin bsicamente en su sentido comn sin
esclarecer cul es la efectiva extensin del grupo de hombres que la caracteriza, y sin
explicitar el tipo de relacin que pasa con el hipernimo sociedad. Adems, y sobre
todo, la imposibilidad de resolver la evolucin histrica tanto en el individuo como en la
dimensin supraindividual en la que ste se mueve, ser un rasgo que sobresaldr
tambin en la reflexin de los intelectuales siguientes. En aos ms tardos esta
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insoluble contradiccin ser uno de los temas que utilizarn los que criticaran la validez
de la teora de las generaciones.
ORTEGA y GASSET
Con Ortega y Gasset la reflexin sobre el concepto de generacin pasa del mbito
alemn al espaol, cargndose de nuevas y preciadas implicaciones. Se podra empezar
el examen del pensamiento de Ortega y Gasset, por lo que al tema de las generaciones
respecta, recordando que el pensador espaol estudi Dilthey y consider su aporte a la
filosofa del tiempo tan fundamental, que se encarg de difundir su obra en Espaa. En
efecto, la idea de razn vital, que es la piedra angular del planteamiento filosfico de
Ortega y Gasset, no es ms que la afinacin de aquella razn histrica de la que hablaba
Dilthey. A eso hay que aadir la conciencia, por parte del filsofo espaol, de una
radical semejanza de las respectivas posturas de fondo en relacin al tema de la
sociedad, de la historia y de la vida. En el ensayo Guillermo Dilthey y la idea de la
vida, de 1934, escribe Ortega y Gasset:
Al tomar recientemente contacto pleno con la obra filosfica de Dilthey, he
experimentado la pattica sorpresa de que los problemas y posiciones apuntados en
toda mi obra se entiende, los estricta y decisivamente filosficos corren en un
extrao y azorante paralelismo con los de aqulla. Nada ms azorante, en efecto, que
encontrarse ya muy dentro de la vida, de pronto, con que exista y andaba por el
mundo otro hombre que en lo esencial era uno mismo. La literatura ha dado forma a
ese medular azoramiento en el tema del alter ego. (Ortega y Gasset, 1961: 174)
La reflexin acerca del concepto de generacin est diseminada por toda la obra del
filsofo espaol. Maras, que revista detalladamente todos los lugares orteguianos en los
que se toca el tema, identifica las exposiciones capitales (Maras, 1967: 92) en El
tema de nuestro tiempo, de 1923 (Ortega y Gasset, 1955), y en Entorno a Galileo, de
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1933 (Ortega y Gasset, 1947a). Podemos aadir Papeles sobre Velzquez y Goya de
1950 (Ortega y Gasset, 1962b) en el que adems se intenta una aplicacin prctica de
las reflexiones recogidas en las dos obras antedichas.
Ya proporcionando una rpida mirada a los fragmentos fundamentales de El tema
de nuestro tiempo, se puede comprobar cmo Ortega tambin centra su reflexin sobre
la relacin entre individuo y colectividad que, como habamos adelantado, representa
uno de los nudos fundamentales en la estructuracin del concepto de generacin.
Ha habido una interpretacin colectivista y otra individualista de la realidad histrica.
Para aqulla, el proceso sustantivo de la historia es obra de las muchedumbres difusas;
para sta, los agentes histricos son exclusivamente los individuos. El carcter activo,
creador de la personalidad, es en efecto, demasiado evidente para que pueda aceptarse
la imagen colectivista de la historia. Las masas humanas son receptivas; se limitan a
oponer su favor o su resistencia a los hombres de vida personal e iniciadora. Mas, por
otra parte, el individuo seero es una abstraccin. Vida histrica es convivencia
(Ortega y Gasset, 1955: 147)
Respecto al pensamiento de Dilthey en el filsofo espaol parece mucho ms
evidente la tendencia a desautorizar al individuo de su capacidad de intervencin en la
sociedad. 8
8 En apoyo de esta tesis, lase este fragmento sacado de la introduccin que Ortega redacta