El Consumidor Venezolano Desesperación o Prevención
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El Consumidor Venezolano ¿Desesperación o Prevención?
Ing. Ángel González
Las operaciones económicas y el
comercio son prácticas que se hacen
presentes en casi todas las sociedades
existentes, lo que implica algún tipo de
intercambio o trueque o mercado.
Generalmente se encuentran dominadas
por La Ley de la Oferta y La Demanda
donde se establece que la cantidad de
productos ofrecidos por los productores y
la cantidad de productos demandados
por los consumidores dependen del
precio de mercado del producto; aunque
existen ciertos mercados en los cuales
este modelo carece de sentido.
En Venezuela, las medidas
implementadas por el poder ejecutivo a
fin de generar ”bienestar social” han
repercutido significativamente en los
hábitos de consumo de la población.
En primera instancia, la aplicación de la
Ley de Precios Justos ha generado la
pérdida del control que ostentaban los
productores de las ganancias que
percibían por la venta de sus productos,
puesto que los márgenes de utilidades
no resultan atractivos, es decir, no
permiten cubrir a totalidad los gastos
operativos implícitos en la generación del
producto.
Surge la pregunta ¿Cómo afecta esto a
los consumidores?, la respuesta es muy
sencilla e inclusivamente obvia, el
consumidor es quien recibe el impacto
mas directo de esta situación, puesto que
al no tener que mantener precios bajos
para la venta de los productos, los
ofertantes se ven en la obligación de
reducir la producción y/o suministro del
producto y/o servicio, lo cual se traduce
en la “lenta desaparición” de los mismos
del mercado y por ende genera una
sensación de escasez.
En función de esto se ha puesto en
práctica una nueva actividad comercial
denominada como “bachaqueo”
gobernada por individuos que adquieren
los productos que “no se consiguen” para
su posterior reventa a precios
inaccesibles para la mayoría de los
consumidores clásicos, puesto que en
condiciones normales la cesta básica
supera en razón de 5:1 al ingreso salarial
mensual percibido por la mayoría de la
población venezolana.
En aras de adquirir un producto se pone
en práctica la realización de colas
multitudinarias en prácticamente todos
los establecimientos de distribución de
enseres (Distribuidores, Supermercados,
Almacenes, Farmacias, entre otros)
puesto que la situación no se encuentra
parcializada en un mercado especifico; la
situación se manifiesta desde algo tan
básico como artículos de higiene
personal hasta repuestos de maquinas
industriales.
Todo esto a generado que el consumidor
cambie su manera de ver las compras,
pone en marcha practicas como la
sustitución de productos por aquellos que
se hacen presentes en el mercado, la
implementación de trueques por
productos de similar escasez, la
adquisición de productos en base a la
incertidumbre (compras nerviosas), todo
esto bajo un clima de escepticismo,
frustración y desesperación,
generalmente causada por las
interminables colas que se deben realizar
a expensas de la posibilidad de no
obtener el productor por el cual espero.
Citando al economista Jesús Casique
“Los niveles de inventario han bajado
muchísimo y seguirán bajando si
continúa la demanda tan alta que hay por
la gran preocupación que genera el
desabastecimiento”, esta situación a
causado que el consumidor realice una
práctica coloquialmente conocida como
“lleve lo que hay”, impactando de forma
directa en la fidelidad que el mismo
pueda tener en una marca.
En consecuencia de esta situación el
consumidor venezolano se ha visto en la
necesidad recurrir a la compra en
mercados reinados por la especulación
para tratar de cubrir sus necesidades
generando impacto directo en sus
finanzas, lo cual lo ha conducido a
pensar aun mas detenidamente en si
realmente adquirir el producto.
Lo único que puede considerase positivo,
si es que podemos verlo de esa manera,
es la reducción del consumismo masivo
que ha caracterizado a nuestro país
desde hace muchos años y, aunque un
cambio por la fuerza no es bien visto, a
juicio de quien escribe estas líneas es
necesario.