El cuento vanguardista.
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Transcript of El cuento vanguardista.
Universidad Fermín Toro
Facultad de ciencias económicas y sociales
Escuela de Comunicación Social
VENEZOLANO
Alumna
Andrea Rodríguez CI 20.320.078
Asignatura
Literatura Latinoamericana
Febrero 2015.
En 1928 surge la generación de vanguardia caracterizada por su rebeldía y
por un extremado gusto por la metáfora y el lenguaje barroco. En el marco de los
postulados de la vanguardia y a partir de la década del cincuenta son significativos
los nombres de Guillermo Meneses y Gustavo Díaz Solís.
El premio de cuentos del diario El Nacional se constituye en una institución
legítima de la labor de los jóvenes cuentistas. Uno de los cuentos más celebrados
e influyentes dentro de la narrativa venezolana a partir de su publicación hasta
nuestros días es La mano junto al muro (1952) de Meneses. Relato cuya trama
está dominada por lo psicológico, la interioridad de los personajes y la
ambigüedad de una estructura anecdótica circular.
Meneses es uno de los escritores que más ha influenciado a las nuevas
generaciones, junto con Gustavo Díaz Solís, quien se dio a conocer al ganar el
premio literario de la revista Fantoches, con su cuento Llueve sobre el mar en
1943. Muy importante para generaciones posteriores es su cuento Arco Secreto,
en el que la anécdota está tejida por un discurso de resonancias contemporáneas.
En los años sesenta y setenta las experimentaciones formales que atravesaron la
novela también influyeron en los cuentos. La experimentación lúdica exacerbada
con el lenguaje es una de las características fundamentales de la obra de Oswaldo
Trejo. La experimentación formal y genérica se hace presente en la obra
de Alfredo Armas Alfonzo, especialmente en El Osario de Dios, libro conformado
por cuentos cortos de anécdotas que se conectan, apelando a un género
intermedio entre el cuento y la novela.
En realidad, casi toda la obra literaria de Armas Alfonzo conforma un corpus que
algunos críticos han planteado como una gran novela fragmentaria, como la
realidad. Como William Faulkner, escribió muy específicamente sobre una región
geográfica, la Cuenca del Unare, a la que conformó según sus recuerdos,
nombrando la fauna y la flora con las palabras regionales. Milagros Mata Gil, quien
ha estudiado a fondo su obra, lo considera «un demiurgo» de la Cuenca del
Unare, cuyo eje es Clarines.
En los comienzos de la cuentística venezolana, las revistas como El Cojo
Ilustrado juegan un papel fundamental para la difusión de las obras de los
escritores dedicados a este género. El modernismo y el realismo dominan el
panorama literario del país. Las mismas corrientes literarias que marcaron las
pautas literarias de la novela influyen en las narraciones cortas. Muchos autores
se dedican a ambos géneros, tal es el caso de Manuel Díaz Rodríguez, quien
escribió cuentos modernistas; Luis Manuel Urbaneja Achelpolh, quien creó
cuentos de corte pornorafico, entre otros.
Cuentos grotescos de José Rafael Pocaterra es una obra capital para comprender
la evolución de la narración corta venezolana de esta época. Con la llamada
generación del 18 el realismo se ve robustecido con el contenido social de las
nuevas tendencias, sin desdeñar el criollismo. Aunque la Generación del 18 fue
una generación fundamentalmente de poetas, tuvo proyección en el campo de la
cuentística. Estuvo influenciada por movimientos europeos, en especial por el
cuento ruso.
Fuera de grupos literarios y de movimientos definidos, Julio Garmendia escribió
cuentos con un particular estilo, que le ha consagrado como uno de los principales
cuentistas venezolanos. Entre su obra cabe destacar La Tienda de Muñecos y La
Tuna de Oro. Obras que se anticipan a la temática fantástica que tendrá lugar
después.