El Cuerpo en La Posmodernidad

download El Cuerpo en La Posmodernidad

of 4

description

Soengas, Stella Elvira;Zamorano, Silvia (2009).

Transcript of El Cuerpo en La Posmodernidad

  • I Congreso Internacional de Investigacin y Prctica Profesional en Psicologa XVIJornadas de Investigacin Quinto Encuentro de Investigadores en Psicologa delMERCOSUR. Facultad de Psicologa - Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires,2009.

    EL CUERPO EN LA POSMODERNIDAD.Soengas, Stella Elvira y Zamorano, Silvia.

    Cita: Soengas, Stella Elvira y Zamorano, Silvia (2009). EL CUERPO EN LAPOSMODERNIDAD. I Congreso Internacional de Investigacin yPrctica Profesional en Psicologa XVI Jornadas de Investigacin QuintoEncuentro de Investigadores en Psicologa del MERCOSUR. Facultadde Psicologa - Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.

    Direccin estable: http://www.aacademica.com/000-020/717

    Acta Acadmica es un proyecto acadmico sin fines de lucro enmarcado en la iniciativa de accesoabierto. Acta Acadmica fue creado para facilitar a investigadores de todo el mundo el compartir suproduccin acadmica. Para crear un perfil gratuitamente o acceder a otros trabajos visite:http://www.aacademica.com.

  • 334

    muerte del hijo, la muerte impensada, la muerte que no tiene Fort-da que pueda nombrarla. Esa muerte insustituible deja al enluta-do con la certeza de que ya no es el mismo, y que la misma vida ya no lo es la de antes.Cmo es que Freud, dndose cuenta de que algo muri en l, de ese pedazo que muere, de esa condicin de irremplazable, no traslad esto a su teora?Freud yerra. No hace el traspaso de una conceptualizacin del duelo a otra, del duelo esperado al duelo imprevisto, de la versin de la muerte del padre a otra versin que debera llamarse la muerte del hijo.Las consecuencias a ms de 100 aos de nacimiento del psicoa-nlisis es que no sabemos cmo desde un punto de vista terico y por tanto clnico, acompaar con nuestras conceptualizaciones a los enlutados y a los duelistas. Y all donde deberamos estar ms preparados para adentrarnos en campo cenagosos, queda-mos a pie.Desde Duelo y melancola[viii] hay duelo normal y duelo patol-gico, y es el duelo patolgico el que va a ser profesionalizado. Freud no habla del duelo ligado a alguien que debera haber vivi-do, a alguien cuyas huellas se hubieran querido seguir, y que que-daron para siempre embarradas en un tiempo pasado que se obstina en no poder olvidarse. En esta muerte, pese a Freud, no hay reemplazo de objeto, y la elaboracin del duelo, nos deja cer-cano a lo inabordable. El anlisis no puede dejar de percibir que la separacin entre duelo normal y patolgico es un piiada que ha llevado a que el movimiento psicoanaltico se encuentre hurfano en este tema tan de todos los das.Los pacientes que hablan del duelo lo dicen claramente, una cosa es al momento de la muerte pero el duelo comienza en el momen-to que aparece la igura del ausente, lo que podra haber hecho, y aqu viene el dolor, lo que ha quedado de nosotros sin se que tanto amamos.Y ese es el duelo imposible, para qu mandar a los pacientes al trabajo del duelo? Se trata de un tiempo de vida que no fue realiza-do, hay que apelar a una escritura, marcas que tiene que construir el que queda ante la ausencia del otro. Escribir, ser un autor de lo que no existe[ix], pero presente en la ausencia es un trabajo que s requiere el acompaamiento del movimiento psicoanaltico.Lo que se espera del psicoanalista el da de su muerte. El para-digma de la muerte no es la muerte del padre sino la muerte del hijo. No nos podremos liberar, ni an en la muerte de las marcas que nunca jams fueron escritas. Repensar las conceptualizacio-nes acerca del duelo, es repensar tambin el deseo del analista, que suena muy bien pero que no est lejos de pensar la relacin con la muerte del otro y la muerte propia. El pase es intransmisi-ble, por ms que no haya otra alternativa que escribirlo, mostrarlo, hacerlo circular pero siempre con esa franqueza cruda de saber que el pase es inasible, intratable, intragable. No es lo siniestro porque ste marca el camino de la angustia, la ausencia que nos lleva un pedazo de nosotros, igual que ese pedazo que se llev la ltima paciente antes de que tengamos que decir adis a nuestro psicoanalista, antes que nos tengan que decir adis.

    BIBLIOGRAFA

    [i] LANSKY, E.: en revista Litoral, Nmero 22, El dolor del dinero Escuela Lacaniana de Pars.

    [ii] JONES, E.: Biografa de Sigmund Freud (1953), Editorial Anagrama.

    [iii] LACAN, J.: Seminario 1: Los escritos tcnicos, Editorial Paids.

    [iv] FREUD, S.: Ms all del principio de placer (1920), tomo XVIII, Editorial Amorrortu editores, Pag. 16

    [v] Correspondencia Freud-Zweig: Editorial gedisa, 1 edicin (06/03/2000).

    [vi] FREUD, S.: La transitoriedad (1916) Tomo XIV, Editorial Amorrortu editores, pag. 305

    [vii] ALLOUCH, J.: Ertica del duelo en los tiempos de la muerte seca, Edit. Edelp.

    [viii] FREUD, S.: Duelo y melancola (1915) Tomo XIV, Editorial Amorrortu editores, pag. 235

    [ix] BERNASCONI, E.; SMUD, M.: Sobre duelos, enlutados y duelistas, Edit Lumen, Buenos Aires, 2000. Segunda versin.

    EL CUERPO EN LA

    POSMODERNIDAD

    Soengas, Stella Elvira; Zamorano, Silvia Facultad de Psicologa, Universidad Nacional de La Plata. Argentina

    RESUMEN

    Sabemos que la subjetividad est determinada por el Otro cultu-ral, es decir que cada poca engendra una modalidad subjetiva particular. El cambio en la subjetividad trae aparejado un necesa-rio cambio en el modo en que se presenta el malestar, por lo cual existe un malestar correspondiente al discurso imperante. En este sentido el estatuto del cuerpo ha variado en el curso de la historia y con ello las modalidades en que el malestar se maniiesta. Nuestro inters ser hacer un breve pasaje por las concepciones del cuerpo en distintos perodos de la historia para abocarnos al valor y tratamiento que cobra en la actualidad y preguntarnos acerca de sus consecuencias subjetivas manifestadas principal-mente en los llamados nuevos sntomas.

    Palabras clavePosmodernidad Otro Cuerpo Goce

    ABSTRACT

    BODY IN POST MODERNS TIMESWe know that subjectivity is ixed by the cultural Other, it es to say that each epoch generates a particular subjective modality. A change in this implies a necessary change in the way maladjus-ment is present, that is why there is a particular maladjustment within each main discourse. In this sense, we may say that body statute had change during the course of History and so did mani-festations of maladjustment. Our main interest will be to summari-se body conceptions through different historical periods to enter, then, in the consideration of value and management gained nowadays by this aspects, asking ourselves about the subjective consequences mainly manifested in the so called new sympto-mes.

    Key wordsPost Modernity Other Body Enjoyment

    INTRODUCCIN

    Sabemos que la subjetividad est determinada por el Otro cultu-ral, es decir que cada poca engendra una modalidad subjetiva particular. El cambio en la subjetividad trae aparejado un necesa-rio cambio en el modo en que se presenta el malestar, por lo cual existe un malestar correspondiente al discurso imperante.En este sentido el estatuto del cuerpo ha variado en el curso de la historia y con ello las modalidades en que el malestar se maniiesta.Nuestro inters ser hacer un breve pasaje por las concepciones del cuerpo en distintos perodos de la historia para abocarnos al valor y tratamiento que cobra en la actualidad y preguntarnos acerca de sus consecuencias subjetivas manifestadas principal-mente en los llamados nuevos sntomas. RECORRIDO HISTRICO

    Con el transcurrir de los siglos, las representaciones simblicas que el hombre se hace de s mismo, de los dems y del universo que lo rodea, han ido cambiando con el acontecer de diversos sucesos sociales, econmicos y polticos. Es por esto que para aprehender el momento presente debemos necesariamente re-montarnos al pasado. Y ser el arte, en este caso, quien vendr en nuestra ayuda.En la Antigedad, las imgenes del cuerpo humano que los grie-gos nos han dejando en sus esculturas, son una referencia inevi-table. Representaciones de un cuerpo humano idealizado, en las que el mismo Hegel ha visto la expresin del espritu mismo, en

  • 335

    tanto que ellas reprimen totalmente el elemento fsico, siendo la expresin del espritu mismo. Estas esculturas ofrecen a la visin una imagen divina, autosuiciente, en la calma de la felicidad.Nosotros podemos decir que la fascinacin, el encantamiento de la representacin idealizada del cuerpo en las esculturas griegas, nos ofrece una imagen de homeostasis perfecta, podramos decir, de un cuerpo sin goce y sin castracin. El goce, nos dice Miller, no se lee en esos rostros tranquilos, ya que este debera ser repre-sentado por un gesto, por una mueca.Se opondr a estos cuerpos el Cristianismo, donde surgir el cuerpo de Cristo como gloriicado, primero como nio, en esa imagen de felicidad en brazos de su madre, es el Dios con su madre, si bien no al estilo de los griegos, ya que esta imagen de felicidad encubre por debajo la castracin femenina. Luego ser la imagen de Cristo en la cruz, imagen de un cuerpo totalmente torturado y que nosotros hemos recibido para que lo adoremos. Una representacin del cuerpo mutilada. All entonces, donde los Griegos nos ofrecen la representacin de un cuerpo perfecto y sereno, sin castracin, el cristianismo nos muestra la crudeza de la castracin para que la adoremos.La sociedad Medieval (siglo V-XV), con el cristianismo como su gran operador ideolgico, nos presenta un cuerpo crispado y a la vez gloriicado. La idea no fue desarrollar la belleza del cuerpo humano, ms bien acentuar el peligro que el mismo podra supo-ner para el alma. La Edad Media es la poca de la gran renuncia del cuerpo: desaparecen estadio, termas, teatros y circos, los que estaban asociados al culto, a la gimnasia y el deporte tpicos de la Antigedad grecorromana, tpicos del culto del cuerpo. El Renacimiento signiic un movimiento cultural de los siglos XV al XVII, iniciado en Italia y propagado por Europa, que termin dando nombre a un perodo de la civilizacin occidental caracteri-zado por la vuelta a la antigedad clsica como reaccin contra la mentalidad teolgica medieval, desvinculando el arte del mono-polio cultural de la iglesia. El canon de belleza se ajusta ahora a la belleza humana. La pintura se vuelve un cuadro en s mismo, soporte de una memoria, de una celebracin personal sin ninguna otra justiicacin.La incisin de un utensilio en el cuerpo humano en la Edad Media se consideraba una violacin al ser humano El cuerpo era tratado con respeto, con precaucin en esta poca. Incluso, si repasamos los estudios que se hacan, todos ellos estaban supeditados a la Teologa, el Derecho o la Filosofa, careciendo de inters los es-tudios anatmicos, a no ser para explica algo relacionado con la salud -.En el primer Renacimiento esto va a cambiar. El artista ser el primero en desnudar al hombre y mirarlo con ojos estticos. Sur-ge inters por el cuerpo humano como tal, como as tambin los estudios anatmicos con ines cienticos, que colocaran al cuer-po en otro estatuto, mas all del la belleza. Es en este momento cuando dos concepciones estticas van a aparecer. Alberti, teri-co de la esttica Renacentista, adverta que entre los miembros del cuerpo deba buscarse esa proporcin que lo hiciese bello. Es decir, vamos a encontrar el principio de lo que ser la representa-cin ideal del cuerpo humano. En el siglo .XV, con Leonardo da Vinci, esta idea variar. Sus dibujos sobre el cuerpo humano tie-nen un inters esttico clarsimo: el de descubrir la estructura so-bre la que se basa el orden corporal. Con este enfoque, Leonardo llega a conclusiones totalmente distintas a las de Alberti. Para Leonardo, existen diversos sistemas de proporciones corporales hermosos, sin que se pueda sealar uno superior a otro: un hom-bre puede estar bien proporcionado y ser gordo y bajo, o alto y delgado o corriente. Vemos nacer las dos concepciones que b-sicamente se van a tener sobre el cuerpo humano en la Esttica. La ideal, basada en la perfeccin irreal; y la que surge de la reali-dad, basada en el estudio realista del cuerpo humano. LA POCA POSMODERNAAlgunos autores como Guy Trobas se reieren al ocaso del Edi-po para caracterizar la poca actual en tanto se presenta el fen-meno de la decadencia de la funcin paterna, ms precisamente del papel que cumple la autoridad en dicha funcin. Freud en El malestar en la cultura anticipaba que esta degradacin progresi-va de la autoridad paterna que observaba en nuestras socieda-des, conllevara un crecimiento del papel imperativo del superyo.

    En el mismo sentido, Lacan diagnostica esta decadencia de la funcin del padre y sus consecuencias subjetivas en varias oca-siones a lo largo de su enseanza.A la altura del seminario 19 Lacan menciona al discurso del capi-talismo como una torsin del discurso del amo. Establece que en la actualidad asistimos a una modiicacin en el tratamiento del goce que desemboca en la sustitucin de la falta de goce inheren-te a la estructura, por el plus de gozar.En el discurso del amo existe una la disyuncin, sealada por la doble barra entre $ y el a, entendida como la separacin entre el sujeto y el goce, es decir que para el ser hablante, el goce se halla interdicto, el objeto, perdido, ello implica un lmite que en el lazo al Otro resulta paciicante para el sujeto. Por el contrario, en el discurso del capitalismo, el goce se reintegra a travs de los objetos de consumo, ofertados por el mercado, con los cuales se tapona la divisin del sujeto. De esta manera, lo que caracteriza a la actualidad es el rechazo sistemtico de la castracin, el mercado genera una homogenei-dad de goce que borra las diferencias, pero paradjicamente ge-nera cada vez mayores procesos de segregacin. El imperativo superyoico retorna a travs del mandato capitalista Consume!.La cultura actual pone a disposicin del sujeto mltiples objetos que prometen suprimir el malestar a todo nivel (productos tecno-lgicos, de belleza, farmacolgicos, entre otros) con lo cual, resul-ta que el objeto es quien procura satisfaccin en forma inmediata en detrimento de la elaboracin de saber. El sujeto posmoderno no quiere saber nada de la falta y encuentra la respuesta a su falta en ser en los objetos de consumo.Zygmund Bauman, quien acuara el trmino de modernidad l-quida para referirse a la poca actual, airma que en la sociedad de consumidores nadie puede convertirse en sujeto sin antes convertirse en producto. Dice: la caracterstica ms prominente de la sociedad de consumidores es su capacidad de transformar a los consumidores en productos consumibles. Es decir que el sujeto consumidor se deine primeramente por ser un objeto ven-dible, que se entrama en las redes del mercado.La subjetividad posmoderna sugiere la puesta en marcha de la apetencia, la bsqueda inmediata de satisfaccin, produciendo un efecto de aplastamiento sobre el deseo. EL CUERPO POSMODERNO

    La posmodernidad no tiene banderas. Podemos en todo caso de-cir que lo que presenta es un ataque desde todos los ngulos al sistema establecido, sin que este ataque represente una corriente ideolgica determinada ni un discurso. Cincunegui y Chebar (1996) consideran que: El sujeto actual, producto de la crisis de la modernidad, se halla descredo, sin ideales totalizantes, frag-mentado, y su nocin temporal vari en el sentido de privilegiar lo inmediato por sobre el proyecto a largo plazo, con la consiguiente prdida de la capacidad de espera y del valor de la palabra, des-plazado por la imagen. Estamos entonces, inmersos en lo que podemos llamar una cultura de la imagen donde la apariencia es fundamental, somos slo cuerpo y ste debe ser atractivo. En este terreno de las apariencias, de los semblantes, el sujeto que-da forcludo y la imagen se confunde con el sujeto. Encierro en un mundo imaginario, alienados a la imagen que pasa a ser la prota-gonista de nuestra poca.El concepto posmoderno de belleza corporal se separa radical-mente de los que observbamos en otras pocas, y as la obesi-dad, caracterstica admirada en las sociedades subalimentadas y en la Edad Media comienza a ser considerada como un enemigo, un estigma que obsesiona a mujeres y tambin a hombres. Para stos tener barriga deja de ser una marca de respetabilidad para considerarla un signo de dejadez. Los adelantos de la ciencia vie-ne en apoyo a esto, al descubrir que es la grasa la causa de diver-sos males: arterioesclerosis, presin elevada, diabetes, etc.El cuerpo es un objeto para ser visto, aparece como objeto de la mirada, del goce esttico. Una fantasa comn en los jvenes se-ala Barman, es ser famoso, ser exhibido en la portada de miles de revistas y en pantallas, ser visto, mirado, ser tema de conver-sacin, en deinitiva ser deseado por muchos. Con lo cual el cuer-po se transforma l mismo en un objeto de consumo.En el contexto de la posmodernidad signada por el discurso capi-talista, el objeto cobra una relevancia signiicativa en tanto objeto

  • 336

    de consumo, perentorio, desechable, rpidamente sustituible. En ese sentido el cuerpo pasa a ser tambin un objeto de consumo entre otros. Tal como airma Bauman, citando a Anders hoy en da el cuerpo humano es algo que debe ser superado y dejado atrs. Los cuerpos en crudo y sin adornos, no reformados ni inter-venidos, son vergonzantes, ofensivos para la vista (). El cuer-po desnudo no reiere en la actualidad al cuerpo sin ropa, sino a aquel que no ha sido trabajado.El cuerpo como objeto de las miradas necesita un creciente cui-dado, ya que es mostrado y se convierte en la carta de presenta-cin. Se hace ostentacin de las formas, de la agilidad, del bron-ceado, de la textura de la piel, de la calidad de los cabellos. Este cuerpo, ahora preparado para ser ofrecido a la vista de los de-ms, proporciona muchas gratiicaciones narcisistas. El cuerpo contemporneo se presenta como un objeto que se fabrica, ya no es el cuerpo de la natura bruta. Es formado, tnico, esculpido. Es fundamentalmente objeto de mirada, objeto de goce esttico.El ideal esttico de la delgadez, origina la necesidad de una dieta y actividad fsica apropiada, se generalizan as las actividades que tienen como inalidad el cuerpo, su bienestar, su apariencia, el ob-jetivo narcisista de sentirse a gusto con el propio cuerpo. Y as, aquello que no se puede lograr con gimnasia o aparatos, se trata de alcanzar con ciruga esttica, prctica que tambin ha sido al-canzada por la posmodernidad, dejando de ser ya slo reparadora para responder al actual requerimiento del estiramiento facial, arre-glo de ojeras, convertir los labios en gruesos y pulposos, agregar volumen a los pechos, aspirar grasas, etc., etc., etc. El ideal del cuerpo triunfa producto de dietas, gimnasia y cirugas. EL LUGAR DEL GOCE

    Tiempo atrs, Colette Soler sealaba que frente a la homogenei-zacin del goce, movimiento patente en la globalizacin de los mercados, se da la tendencia a lo unisex esto es al borramiento de las diferencias sexuales, tambin como modo de rechazo a la castracin. En ese sentido, el cuerpo de la mujer, borra sus for-mas femeninas como consecuencia de las dietas y es vestido con amplias ropas que esconden an ms las diferencias. En otros casos respondiendo a la amplia oferta de los gimnasios muscula-riza su cuerpo, dndole a ste apariencia masculina. Como con-trapartida el cuerpo del hombre se femininiza, no solo por los ca-bellos largos, aros o collares que luce, sino que tambin la cos-mtica viene en su ayuda ofreciendo todo tipo de productos para el mantenimiento de su piel, pelo y manicura, dando origen a una nueva denominacin, la de metro-sexuales.En el marco de este rechazo a la castracin, que sealbamos como caracterstico de la posmodernidad, resulta interesante c-mo la castracin retorna de manera paradjica en el cuerpo, a travs de sus marcas. Las intervenciones sobre el cuerpo, en to-do orden (cirugas, tcnicas, disciplinas) implican la puesta en escena de la castracin. El cuerpo contemporneo pasa a ser un cuerpo marcado. Se trata de la inscripcin de una amputacin sobre el cuerpo, ya sea como implante o como sustraccin.En La iccin contempornea del cuerpo Reginald Blanchet , airma que en la actualidad el goce del cuerpo pasa eminente-mente por el goce de la marca, hecho manifestado en el cuerpo esculpido, modelado por la vestimenta. El cuerpo pasa a ser un objeto que se fabrica, siguiendo ideales estticos de la moda. Resulta interesante pensar el valor que hoy en da tienen tam-bin, las marcas indelebles en el cuerpo, por ejemplo los tatuajes, en una sociedad donde todo es pasajero. Prctica esta realizada mayoritariamente por los jvenes, quienes en muchos casos la identiican con una nueva forma de arte, llevar el arte en la piel.Ser esta tal vez, una manera de plasmar la juventud, en esta sociedad posmoderna que rechaza el envejecimiento? CUERPOS SIN ALMA

    El cristianismo rescat la dignidad del cuerpo sin alma y sigui ofrendando al cadver sus ms respetuosos honores y ha sido el que con mayor furor se ha dedicado a depreciar e in-fravalorar los alcances del cuerpo. Nacida y desarrollada como religin exitosa en el perodo en el que dominaba la esclavitud, logr desarrollar una multitud de justiicaciones de fe para aceptar el sufriente destino del cuerpo esclavizado como formula inevita-ble y de mero transito terrenal Pero increblemente el cristianis-

    mo, que tanto se ha dedicado a lo largo de su historia a devaluar la originaria plenitud del cuerpo y que tanto esfuerzo prodiga para someterlo, es el que con ms fuerza ha consagrado la majestad del cuerpo ya vaco de alma, el que ms ha elevado la dignidad del cadver, ocurriendo que para los restos del cuerpo ha ofren-dado el privilegio de la eterna sepultura y la inmunidad divina. In-slita paradoja que incrementa el valor de la muerte. Extraa ob-sesin esta la del cristianismo; mansedumbre, sacriicios, penu-rias, castidad y ayunos para el cuerpo con alma; solemnidad, pompa fnebre, sepultura y eterno respeto para el cuerpo sin al-ma, para el polvo que todos fueron.En el capitalismo hasta el cuerpo sin alma es convertido en mer-canca y se desatara la extendida industria de las casas funera-rias con toda la gama de servicios que supone su existencia. La posmodernidad no parece haber cambiado tales afanes lucrativos y el cuerpo occiso sigue siendo objeto de presurosas urgencias econmicas, cada vez mas especializadas. La aparicin reciente de la tcnica de polimerizacin de los cadveres (tcnica por la cual el tejido humano se conserva permanentemente por medio de caucho de silicona lquida) pareciera abrir a este campo, nue-vas y auspiciosas posibilidades de negocios y una muy deinitiva solucin al problema de la corrupcin del cuerpo que a travs de la historia tanto embalsamador busc.Esta ultima tcnica, desarrollada principalmente desde China en los ltimos aos, ha dado pie a un espectculo que han dado en llamar Bodies y cuyo secreto radica en exponer cuerpos humanos polimerizados de lo que fue un verdadero cadver. A diferencia de los museos de cera de la modernidad que exponan los cadve-res como representacin, el espectculo de los Bodies calca un verdadero cadver y lo expone sin intermediacin. CONCLUSIN

    La posmodernidad, implica un nuevo rgimen de goce, donde to-ma relevancia el objeto, encarnado en el cuerpo y ya no el Otro. El goce contemporneo se caracteriza por prescindir del Otro. La pulsin ya no va a recorrer ese camino a travs del pasaje por el Otro para ir en busca del objeto perdido, sino que recurre directa-mente a la sustancia. Goce devastador que justiica las manifes-taciones actuales del sntoma, tales como la anorexia, bulimia, toxicomanas que muestran a las claras el obstculo en la trans-ferencia y el privilegio del objeto. Sntomas en los que falta la signiicacin del Otro como mediacin entre el sujeto y el objeto del fantasma, que se presentan desprovistos de sentido y en los que la vertiente real aparece al descubierto poniendo en eviden-cia que el sntoma en su satisfaccin, prescinde del Otro. Como deca Lacan: el sntoma se basta a s mismo. Y esto es as, no por un defecto en el proceso de elaboracin del sntoma, sino por un efecto de discurso. Lacan escribe el discurso capitalista con una pequea alteracin en el orden de las letras del discurso del Amo, poniendo en evidencia que ya no hay un S1 que regule los modos de distribucin del goce. Discurso posmoderno que estructura un mercado cuya inalidad es la produccin de objetos listos para gozar y para colmar la divisin subjetiva.-

    BIBLIOGRAFABLANCHET, R.: La iction contemporaine du corps - La Causa Freudiane N 41- Pars 1999.-

    BAUMAN, Z.: Vida de consumo - Fondo de Cultura Econmico 2008.-

    FREUD, S.: El malestar en la cultura Amorrortu Editores - Tomo XXI

    LACAN, J.: Seminario 17 - El reverso del Psicoanlisis Editorial Paidos

    LACAN, J.: Seminario 19 - o peor - indito-

    LE GOFF, J.: Una historia del cuerpo en la Edad Media Editorial Paidos.

    LIPOVETSKY, G.: La era del vaco: ensayos sobre el Individualismo Contemporneo Ed. Anagrama- 2000.-MILLER, J.A.: L image du corps en psychanalyse- La Cause Freudienne N 68- Pars -2008.-.

    TROBAS, G.: Tres respuestas del sujeto ante la angustia: inchibicin, pasaje al acto y acting out - Logos I, Grama Ediciones- 2003.-