El Depravado Ejercito Del Señor Kony

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Niños soldado de Kony

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  • El depravado ejercito del Seor Kony

    Santiago Tazn

    Colaboraciones n 598 7 de octubre de 2005 Uganda ha aprobado recientemente un retorno a la democracia de partidos. Una medida de cara a lavar la imagen pblica de Uganda ante la comunidad internacional y particu-larmente ante los pases donantes. Pero sea con partido nico o con pluralismo, Uganda sigue teniendo enquistada una guerra civil desde hace 19 aos en el norte del pas, esce-nario de graves crmenes en un reinado de terror de Joseph Kony y su Ejrcito de Resis-

    tencia del Seor, el LRA.

    A finales de septiembre de 2005, las Naciones Unidas han mantenido, por primera vez, conversaciones con el LRA (Lords Resistance Army o Ejrcito de Resistencia del Se-

    or)1. I. Introduccion El norte de Uganda es el escenario de una cruenta guerra civil que dura ya 19 aos. La razn por la que ha atrado la atencin internacional es porque este conflicto presenta unas caracte-rsticas especiales: se produce la ab-duccin continuada de nios por las fuerzas rebeldes, prevalece la vio-lencia contra civiles ordinarios y provoca oleadas de refugiados.

    El grupo tnico mayoritario en esa sub-regin2 es la tribu acholi La guerra civil ha provocado miles de muertos y el rapto de miles de nios. Pero la guerra se limita a Acholiland, a la regin norte del pas; en el sur de Uganda, el pas ha conseguido unos elevados ndices de bienestar y crecimiento econmico. Una historia de xito que contrasta con la reali-dad de guerra y hambre en el norte

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  • dnde muchas cosechas se pierden porque el miedo a ataques rebeldes impide el trabajo en el campo. El pas es todava un rgimen de partido nico (el Movimiento de Resistencia Nacional) aunque el Pre-sidente Yoweri Museveni est deci-dido a acometer ahora las reformas para instaurar una democracia con pluralismo poltico, pese a que Mu-seveni siempre se ha pronunciado en contra con el argumento de que los partidos polticos en Africa slo sirven para fomentar los enfrenta-miento tribales. Si bien es cierto que no se puede culpar al Gobierno de Museveni de los terribles crmenes cometidos por el LRA (Lords Resistance Army), s hay por su parte, una seria respon-sabilidad en su incapacidad para detener una grave crisis humanita-ria que dura ya dos dcadas, el em-peo del Presidente Museveni en acabar con el LRA por vas exclusi-vamente militares no slo no ha da-do sus frutos sino que slo ha servi-do para prolongar el conflicto y para incrementar el sufrimiento de la po-blacin civil. Pueden parecer excesivas las crticas que algunos cooperantes han verti-do sobre el Gobierno de Uganda, al sugerir que un pas que financia casi la mitad de su presupuesto con ayudas internacionales, puede estar poco interesado en acabar con la crisis humanitaria. Pero s resultan ms convincentes los anlisis del ICG3 que indican que el Gobierno busca solucionar el problema de forma exclusivamente militar para lo que presiona a los donantes para

    recibir ayudas destinadas a defensa. Las fuerzas armadas (UPDF) 4 tam-bin han cometido graves abusos contra civiles en Acholiland, la discu-sin de si son causa o efecto de la rebelin ayuda poco a las vctimas. II. Antecedentes A finales de los aos 80 una mujer conocida como "Lakwena" deca poseer superpoderes y pretenda alcanzar la pureza espiritual de la tribu de los acholi. Form un movi-miento que llam el Movimiento del Espritu Santo. No hubiese pasado de ser una secta ms, como la tris-temente clebre (y tambin ugande-sa) secta para la restauracin de los diez mandamientos5 si no hubiese sido por un condicionante importante: en aquellos momentos, la insurgencia comandada por Mu-seveni (originario del sur de Ugan-da) haba tomado el poder y derri-bado a una junta militar mayorita-riamente acholi (presidida por Tito Okelo), tras alcanzar la victoria, la tribu acholi sufri venganza y abusos a manos de los vencedores. Esto condicion a la secta del Espri-tu Santo de dos maneras: se convir-ti en una fuerza armada paramili-tar y tuvo decenas de miles de miembros. Tras sufrir severas derrotas, se uni con otros grupos rebeldes del norte y paso a ser liderada por Joseph Ko-ny y cambi su nombre por el de LRA6 "Ejrcito de Resistencia del Seor". Era el ao 1987. Desde entonces Jo-seph Kony ha conseguido mantener

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  • su "ejrcito" en activo, evitar las ac-ciones de las fuerzas de defensa pa-ra capturarle vivo o muerto y con-vertir el norte de Uganda en su ma-tadero particular. III. Crimenes de guerra Las dudosas motivaciones polticas y religiosas que pueda haber detrs de dos dcadas de insurgencia del LRA palidecen al considerar las atrocidades cometidas de forma continuada, lo que desautoriza cualquier reivindicacin. El conflicto no puede ser considera-do como un conflicto ms entre un Gobierno y un grupo rebelde sino que debe ser tratado como un caso de graves crmenes de guerra y cr-menes contra la humanidad. El con-flicto en el norte de Uganda ha pro-vocado el desplazamiento de ms de un milln y medio de refugiados. La poblacin civil acholi ha sido so-metida a niveles extremos de vio-lencia durante veinte aos. Ataques a la poblacin civil El LRA desde sus orgenes ha de-mostrado preferencia por atacar a la poblacin civil. En cierto modo la guerra civil de Uganda tiene dos dimensiones: por un lado, la guerra entre el LRA como insurgencia y el Gobierno de Uganda y por otro la guerra civil en la comunidad acholi. Esta segunda dimensin se nota en las vctimas; la mayor parte de las vctimas son civiles y casi todas las victimas son acholi ya que los ata-ques se producen en el territorio de Acholiland en el norte de Uganda.

    El ejrcito ugands ataca a los acholi basndose en que son las bases del LRA y el LRA los ataca igualmente acusndolos de traicionar al LRA y de avisar de su presencia al ejrcito. La sociedad acholi se ha visto com-pletamente devastada por la guerra, y su tejido social ha ido desapare-ciendo hasta verse reducido a un puado de comunidades divididas entre varios campamentos de refu-giados y una pequea dispora. Su cultura y tradiciones se han visto atacadas y desbordadas en unos campamentos masificados (i.d. Pab-bo en Gulu de hasta 33.000 residen-tes o Pajule en Kitgum de 24.000 residentes) especialmente difciles para unos individuos generalmente acostumbrados a residir en aldeas rurales dispersas de menos de un centenar de casas. Se calcula, segn estimaciones de la ONU, que el conflicto del norte de Uganda ha producido un milln y medio de refugiados. Como fruto de estos abusos, la rela-cin entre el LRA y los pueblos acho-li del norte de Uganda es muy dis-tinta de la que puede darse en la mayor parte de los conflictos del continente. En este caso, es un grupo armado que ni cuenta con el apoyo de las comunidades de la regin en la que opera ni puede intentar ser el representante de sus intereses. Los nios del LRA El LRA ha raptado miles de nios7, a lo largo del conflicto. Los varones fueron raptados para engrosar sus

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  • filas de combatientes en primera lnea de fuego y las nias fueron destinadas como esclavas sexuales. Los miembros del LRA raptaban a los nios en los pueblos de Acholi-land para obligarles a combatir, en ocasiones les obligaban a matar a sus padres para que no tuvieran ninguna posibilidad de regresar. El LRA ha atacado varios colegios y escuelas primarias e incluso un se-minario catlico para raptar a los alumnos. Dado que el conflicto perdura al cabo de casi dos dcadas, los co-mandantes del LRA de hoy son los nios raptados del pasado, pero eso no les impide seguir raptando nios. Se calcula que el 90% de los solda-dos del LRA son menores de edad, se ha hablado de una guerra de nios contra nios8. La juventud de los mandos del LRA hace que su fanatismo sea exacerba-do y ha dificultado especialmente, por el momento, cualquier tipo de negociacin o proceso de paz. Algunos combatientes del LRA son nios muy pequeos, que tienen slo siete u ocho aos de edad pero resultan muy peligrosos. A un nio traumatizado y aterrorizado se le puede convencer para que cometa una atrocidad, es diferente con los adultos.9 Se les brutaliza psicolgicamente y se les fuerza a cometer crmenes horribles hacindoles decidir entre opciones imposibles con el miedo

    como argumento principal para as incrementar su desconexin de su pasado y de la realidad y su depen-dencia absoluta de sus captores (su nueva familia). Cualquier persona de menos de veinte aos que viva en Acholiland no ha conocido en su vida otra rea-lidad que la de un conflicto armado permanente, conflicto en el cual l es un objetivo principal. Segn las propias palabras de Jan Egeland (Vice-secretario General de la ONU para asuntos humanitarios y coordinador de operaciones de ayuda de emergencia) en 2003:

    el mundo ha olvidado que estos 18 aos de guerra en el norte de Uganda son acerca de nios nios raptados,

    nios asesinados y nios que cambian de lugar por las noches para huir de la

    violencia.(...) En que otro lugar del mundo ha habi-

    do 20.000 nios raptados? En que otro lugar del mundo el 90% de la poblacin de un gran distrito ha

    sido desplazada? En que otro lugar del mundo los nios constituyen ms del 80% de un grupo

    insurgente terrorista ?10 Asaltos a campamentos de refugia-dos La lnea seguida por el LRA de ata-car a la poblacin civil se ha visto intensificada conforme el LRA ha ido perdiendo fuerza en general y capacidad operativa en particular. El LRA selecciona sus objetivos dando preferencia a objetivos civiles y seleccionando los ms vulnera-bles.

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  • En los ltimos aos hemos asistido al terrorfico espectculo del LRA dirigiendo sus ataques contra cam-pamentos de refugiados. Dirige sus fuerzas contra los ms dbiles para practicar violaciones, torturas, mutilaciones y matanzas en masa. Destaca la matanza de 300 civiles en el campamento de Barlon-ya, en el distrito de Lira en febrero de 200411. Tambin han sido frecuentes los ataques del LRA a convoys de transporte de alimentos destinados a los campamentos de refugiados, provocando la desnutricin y el hambre en los mismos. Las dramticas condiciones de vida en los campamentos resultan en muchos casos insoportables: en los de los distritos de Lira y Pader se-gn un informe de Medecins Sans Frontieres de octubre de 2004 se llega a 28 muertes diarias por cada diez-mil personas. (por encima de 2 se clasifica como emergencia fuera de control) Auto-genocidio Todas estas conductas han aterrori-zado a la poblacin acholi y han condicionado de tal modo su exis-tencia que hay muchos casos en que las madres se han visto obligadas a vagar con sus hijos lejos de las al-deas durante las noches para evitar que sean raptados. El LRA siempre ha intentado man-tener aterrorizada a la poblacin, en ocasiones enviaban una oreja de la

    persona raptada a su aldea de pro-cedencia. Algunos de estos ataques han con-cienciado a la comunidad interna-cional12 que dndose cuenta del gravsimo problema y en aras de evitar un nuevo genocidio similar al de Ruanda, ha provocado algunas acciones concretas, sobre todo por parte de los Estados Unidos. Estos comportamientos contra su propia comunidad han sido califi-cados de auto-genocidio y compa-rados slo con los Khmers Rouges (Jemeres Rojos) de Camboya.13 Los ocasionales abusos contra la poblacin civil por parte de las fuer-zas armadas regulares (UPDF) en Acholiland han agravado la situacin por un lado al no poder confiar en quienes deberan salvaguardar sus vidas y por otro al ayudar a justifi-car a cierto nivel entre los acholi la rebelin de Kony y su LRA. incluso despus de haber sido despla-zados forzosamente a campamentos pro-tegidos, la gente vive bajo la amenaza constante de la violencia causada tanto por los ataques del LRA como por los abusos del ejrcito del Gobierno (UPDF) que es el responsable de prote-gerlos14 Crmenes cometidos por fuerzas dependientes del Gobierno de Uganda La fortsima represin llevada a ca-bo por el ejrcito de Uganda (UPDF) en Acholiland comenz en 1986 y ha sido una constante en todos estos aos de conflicto.

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  • Estos crmenes estn igualmente siendo investigados por el Tibunal Penal internacional. Segn consta en los informes de HRW (Human Rights Watch)15 las fuerzas gubernamentales han come-tido horribles crmenes contra el pueblo acholi que comprenden, entre otros: ejecuciones extrajudiciales, tortura de prisioneros, abusos sexuales y violaciones a mujeres y a hombres16, incendio de las tukel (chozas familiares) con sus morado-res dentro y reclutamiento de meno-res en sus filas. En algunos hechos se pueden encontrar comportamien-tos que se acercan al genocidio17 No slo el ejrcito de Uganda (UPDF) lleva a cabo estas conductas, tambin otros grupos paramilitares como las llamadas unidades de proteccin locales (dependientes del Ministerio del Interior) y los ser-vicios de inteligencia. IV. Evolucin del papel jugado por Sudn Apoyo al LRA La posible regionalizacin del con-flicto ha sido permanentemente un problema aadido. La difcil situacin de una frontera entre dos zonas de control rebelde: el sur de Sudn y el norte de Ugan-da se vea agravada por la constante presencia de tropas ugandesas en el sur de Sudn. Las relaciones entre los dos pases nunca fueron buenas y la mala ve-cindad sirvi para avivar los con-flictos internos.

    Sudn ha sido el apoyo ms impor-tante que ha tenido el LRA. Cmo es posible que el gobierno paladn del islamismo radical que daba cobijo a Bin Laden financiase a una secta seudo-cristiana que se de-nomina a s misma como "Ejrcito del Seor"? El deseo de Sudn de entorpecer al Gobierno de Uganda apoyando al LRA y a otros grupos insurgentes ugandeses se sostena en el apoyo que Uganda prestaba a los rebeldes del Sur de Sudn, el SPLA (Ejrcito de Liberacin Popular de Sudan) de Garang. Del mismo modo, al estar a sueldo de Sudn, a veces, unidades del LRA se dedicaban a combatir al SPLA en el sur de Sudn. Acuerdo de Nairobi Actualmente, el apoyo de Sudn al LRA ha terminado. Esas polticas de mala vecindad mu-tua han desaparecido en los ltimos aos con la firma del Acuerdo de Nairobi18. Sudn fue severamente conminado primero a interrumpir la financiacin y segundo admiti que las fuerzas ugandesas pudiesen am-pararse en la "persecucin en calien-te" para entrar en territorio sudans para combatir a efectivos del LRA. Paz norte-sur en Sudn El efecto de la reciente firma del acuerdo de paz en Sudn19 y con John Garang, lder rebelde del SPLM/A, como nuevo vicepresiden-te de Sudn empez a resultar posi-

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  • tivo para el conflicto del norte de Uganda. La muerte en accidente de helicptero de John Garang a las tres semanas de ser nombrado Vice-Presidente ha supuesto un obstcu-lo, pero no va a cambiar la tenden-cia.20 Sudn ha dejado de apoyar al LRA y en adelante desaparecern los esca-sos flecos que todava perviven. Re-sulta dificil acabar absoluta y rpi-damente con una relacin de tantos aos, por lo que algunos desertores del LRA han podido revelar que todava se recibe algn que otro suministro de municin.21 V. Quien es Joseph Kony? Los informes que se tienen de l hablan de un hombre carismtico y mstico que predica que l, como Moiss, ha sido elegido por Dios con distorsionadas interpretaciones del Antiguo Testamento. Motiva a sus seguidores con mensa-jes divinos que recibe como una es-pecie de medium que le indican que su destino es conquistar el poder para regir Uganda con los Diez Mandamientos bblicos y afirma estar en contacto con espritus de distintas nacionalidades (particu-larmente con los de una mujer su-danesa y un hombre coreano) y uti-liza a esos espritus como consejeros militares. Al comienzo, Kony deca estar com-batiendo para liberar a la tribu acholi de la opresin del Gobierno. Pero ms adelante22 sinti que los acholi le haban fallado y no haban apo-yado suficientemente al LRA, por lo

    que inici una campaa de masacres para limpiar de pecadores a los propios acholi. Los nios-soldado del LRA ven a Kony como una figura divina con poderes mgicos. El prestigioso africanista britnico Martin Meredith lo defina sin am-bages en su ltimo libro, como un psicpata mesinico cuya especia-lidad es abducir, violar y mutilar nios.23 La palabra kony en el lenguaje acholi significa ayudar. En el 2004 una revista de la comuni-dad de exiliados del sur de Sudn en Kenia public la primera y nica entrevista que Joseph Kony ha con-cedido24, realizada en la ciudad de sudanesa de Juba. VI. Avances en la solucion Tanto Joseph Kony como el Presi-dente Museveni han confiado du-rante aos en la victoria total de sus fuerzas como va para conseguir el final del conflicto. La intervencin de la comunidad internacional ha forzado la necesi-dad de buscar una solucin dialo-gada y han sentado al Presidente Museveni y a algunos comandantes del LRA (nunca a Joseph Kony) en la mesa de las negociaciones. Betty Oyella Bigombe (Ministra para la Pacificacin del Norte de Uganda) ha sido la que ms ha trabajado para alcanzar un acuerdo de paz con el LRA, pero la falta de confianza entre

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  • ambos bandos ha sido siempre un lastre en las negociaciones. La intervencin de los Estados Uni-dos de Amrica Una teora del autor de este anlisis es que los graves atentados terroris-tas en Estados Unidos el 11 de sep-tiembre de 2001 han influido mucho en la evolucin de los conflictos del continente africano. En noviembre de 2001 el Departa-mento de Estado de los Estados Unidos clasific al LRA como or-ganizacin terrorista internacional, incluyndolo en su TEL (Terrorist Exclusion List)25 tambin en el ao 2001, lo que afecta a sus fuentes de financiacin e impide la entrada de sus miembros en los Estados Uni-dos. El 2 de agosto de 2004, el Presidente Bush firm una ley que busca solu-cionar el conflicto de Uganda: la Northern Uganda Crisis Response Act.26 La presin de los Estados Unidos ha incidido tambin sobre la disposi-cin del Gobierno de Uganda a ne-gociar con el LRA. As, a finales de 2004 El Presidente Museveni declar un alto el fuego unilateral en una zona acotada dentro de Acholiland durante 47 das.27 Posicionamiento dbil de las Nacio-nes Unidas La Organizacin de las Naciones Unidas ha sido acusada repetida-mente de ignorar el conflicto del norte de Uganda, aparte de la Reso-

    lucin 146028 de aplicacin ms ge-neral (no slo en Uganda) contra el reclutamiento de nios en conflictos armados. Una de las personas ms concien-ciadas dentro de la ONU sobre este conflicto es el noruego Jan Egeland, Vice-secretario General de la ONU para asuntos humanitarios y coor-dinador de operaciones de ayuda de emergencia, que ha emitido demo-ledores informes sobre la situacin en el norte de Uganda en reuniones del Consejo de Seguridad.29 Jan Egeland ha solicitado repetida-mente una mayor implicacin de la ONU en el conflicto del norte de Uganda. Pero los xitos conseguidos (tan es-casos en el continente) en la econo-ma y en la lucha contra el SIDA por el Gobierno de Museveni unido al apoyo de alguno de los miembros del Consejo de Seguridad (China) han provocado que se haya optado siempre por una solucin interna del problema30 y se haya desesti-mado la posibilidad de una inter-vencin internacional acorde con la importancia de la crisis, optando slo por brindar ayuda a los refu-giados y amparar las iniciativas de las ONGs que operan en la zona.31 Jan Egeland lleg a calificar de ul-traje moral de nuestro tiempo la situacin del norte de Uganda. Ahora, en septiembre de 2005 la ONU se rene por primera vez con miembros del LRA. La reunin ha tenido lugar en la Repblica Demo-crtica del Congo.

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  • Difcil reinsercin Cualquier plan de paz debe con-templar la reinsercin de los miem-bros del LRA. Esto presenta problemas tanto de orden jurdico como prctico. Muchos de los combatientes del LRA presentan el doble carcter de victimas y verdugos, al haber sido raptados, brutalmente adoctrinados y en cualquier caso obligados a co-meter los crmenes. Las autoridades ugandesas en un esfuerzo por reintegrar a los comba-tientes del LRA a la vida civil han ofrecido medidas de reinsercin, llegndose a aprobar una ley de amnista (Amnesty Act 2000). Esta ley contempla la puesta en marcha de unos equipos (los DRT: Demobili-zation and Resettlement Team) para llevar a cabo el desame y desmovili-zacin de los miembros del LRA y su regreso a la vida civil. No obstante el Presidente ha asegu-rado al Tribunal Penal internacional de La Haya que las medidas de am-nista nunca supondrn la impuni-dad de aquellos que hayan cometi-do crmenes contra la humanidad y que de hecho no alcanzaran a los altos mandos del LRA que debern ser procesados por el Tribunal Penal Internacional32. Desde un punto de vista prctico, los combatientes del LRA han come-tido graves crmenes en sus propios lugares de origen y sus victimas han sido sus vecinos. En esas circunstan-

    cias el regreso a sus aldeas de origen resulta especialmente difcil.33 No obstante el Presidente Museveni ha afirmado pblicamente34 que estara dispuesto a ofrecer garantas a Joseph Kony permitindole residir en otra parte de Uganda (lejos de la zona norte, lejos de Acholiland), dnde su presencia no constituyese una ofensa permanente a la pobla-cin. El paquete incluira una resi-dencia adecuada con un dispositivo de vigilancia y una garanta vitalicia de no ser procesado ni en el interior de Uganda ni por tribunales inter-nacionales. Esto contradice bastante la actual situacin frente al Tribunal Penal Internacional. Museveni est jugando ambas cartas antes de optar por una de las dos soluciones. De todas formas, algunos jefes triba-les acholi, entre ellos el Jefe Supre-mo35, se han mostrado contrarios al procesamiento de los lderes del LRA por el Tribunal Penal Interna-cional. Desean un acuerdo en lugar de una solucin militar o judicial, debido a que es ms acorde con la cultura y tradicin acholi de resolver pacfi-camente las disputas mediante el mato oput (conversaciones de recon-ciliacin)36. Los acholi, en cierto modo, no reconocen que exista una responsabilidad individual por los actos, la responsabilidad es enten-dida de forma colectiva y atribuible a la influencia de los cen (esptitus malignos).37 VII. Conclusiones

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  • EL final del LRA no parece lejano pero decir esto es siempre arriesga-do y difcil ante un conflicto que dura ya dos dcadas. (El propio Museveni lleg a anunciar que haba acabado con el LRA en el 2002). Desde que perdi el apoyo de Su-dn las dificultades operativas del LRA son muy grandes lo que se ha traducido en derrotas militares fren-te al ejrcito ugands (UPDF). Las continuas amenazas de tono blico por parte de polticos y mili-tares ugandeses han llevado a los integrantes del LRA a creer firme-mente que si abandonan sus refu-gios los mataran, algo que dificulta las llamadas a la desmovilizacin y a la entrega de armas que las auto-ridades intentan transmitir desde las emisoras de radio locales. No estn teniendo xito, los destinatarios las interpretan como engaos y propa-ganda de guerra. Las negociaciones de paz son muy difciles pero algunos elementos del LRA se han mostrado dispuestos a abandonar las armas.38 La disidencia de los ms moderados y su acercamiento a las negociacio-nes puede resultar positivo pero tambin aislar al ncleo duro, im-pidiendo un final global negociado. Del mismo modo, resultar muy difcil poder negociar estando abier-ta una investigacin del Tribunal Penal Internacional, pero tambin resulta muy negativo para Africa ver como en el continente se va asentando lo que se ha venido a llamar cultura de la impunidad.

    La pregunta de si en aras de acabar con una tremenda crisis humanitaria y poner fin al drama humano se de-be o no de permitir la impunidad de los perpetradores sera formulada una vez ms en Africa. A esta pregunta acompaarn otras: qu tipo de negociacin y que acuerdo de paz puede proponerse? El modelo creado por Sudfrica de la Comisin de la Verdad y Recon-ciliacin que ya fue imitado por Sierra Leona podra servir en el norte de Uganda? No parece ade-cuado a primera vista, resulta muy difcil deslindar entre vctimas y perpetradores. Otras medidas que han ayudado a solucionar otros conflictos en el con-tinente, como la integracin de la guerrilla en el ejrcito nacional tam-poco sera adecuado aplicar ni a los nios ni a los que dejaron de serlo combatiendo, parece prioritario desmovilizarlos y apartarlos de la guerra. Las medidas de carcter poltico (gobiernos de unidad nacional, fe-deralismo, reparto de recursos natu-rales, etc.) carecen de sentido frente a un ejrcito de nios siguiendo a un visionario. Joseph Kony es el principal obstcu-lo para la solucin del conflicto. Re-sulta muy difcil negociar con quin no sabe por qu lucha ni lo que quiere. Optar a una vida retirada en el exi-lio, como consigui Charles Taylor

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  • (ex-Presidente de Liberia) en Nige-ria o su compatriota Idi Amn en Arabia Saud parece fuera del alcan-ce de Kony. El nunca ha sido jefe de estado y carece de apoyo interna-cional, hoy seguramente ni Sudn estara dispuesto a admitirlo en su territorio, ni tampoco Etiopa que pareca ser la opcin preferida por Kony39

    Si el escurridizo Kony fuese captu-rado, antes de nada debera ser examinado por especialistas para determinar su grado de lucidez y sus necesidades de tratamiento psi-quitrico. Veinte aos de guerra civil, 20.000 nios raptados, miles de muertes, violaciones, mutilaciones...y este horror sigue cada da, an no ha terminado.

    El final de Kony, probablemente, conllevara el final del LRA de una forma parecida (salvando las tre-mendas diferencias entre un caso y otro) a lo que supuso para la UNITA de Angola el final de Jonas Savimbi.

    Est cuerdo o no el fatdico Seor Kony, todos tenemos algo de culpa.

    Notas 1 Segn nota de prensa de las Naciones Unidas publicada por BBC News Kampala a 25 de sep-tiembre 2005. 2 Sub-regin conocida como Acholiland, que engloba los distritos de Kitgum, Gulu, y Pader. 3 International Crisis Group , anlisis sobre Uganda de abril 2004 4 Las Fuerzas de Defensa del Pueblo de Uganda (UPDF son sus siglas en ingls) tiene su origen en el Ejrcito de Resistencia Nacional, la milicia comandada por Museveni,, en ingls NRA (Na-tional Resistance Army). Sus miembros, y especialmente los mandos, son mayoritariamente del sur de Uganda. 5 A comienzos del 2000, un culto suicida llamado Movement for the Restoration of the Ten Com-mandments of God dejo ms de 150 cadveres en el sur de Uganda. 6 Siglas de su nombre en ingls: Lords Resistance Army 7 El Institute for Security Studies (ISS) cifraba en 15.500 nios la cifra de nios abducidos a finales del ao 2000 en su informe Violence, reconciliation and identity: The reintegration of Lord's Resis-tance Army child abductees in Northern Uganda fechado en diciembre del 2003. 8 Informe sobre el conflicto del norte de Uganda publicado por la Divisin de Medios de Infor-macin del Departamento de Estado de los Estados Unidos, el 09 de febrero de 2005 9 Segn Carlos Rodriguez, sacerdote catlico en Gulu miembro de la Acholi Religious Leaders Peace Initiative 10 Extraido de la entrevista que Jan Egeland concedi a la cadena de televisin canadiense CBC. 11 Investigacin del fiscal Luis Moreno Ocampo del Tribunal Penal Internacional de La Haya: Statement by the Prosecutor Related to Crimes Committed in Barlonya Camp in Uganda 12 Foro Internacional por la prevencin de Genocidio en enero de 2004 en Estocolmo. 13 Jackson, P. "The March of the Lord's Resistance Army: Greed or Grievance in Northern Uganda?" Small Wars and Insurgencies 13, no. 3 (2002) 14 Extrado del documento Life in Northern Ugandade Diciembre 2004 elaborado por la ONG Medecins Sans Frontieres. 15 Abducted and abused: Renewed Conflict in Northern Uganda informe de Human Rights Watch vol 15 n 12 de julio 2003 16 Las violaciones homosexuales se hicieron tan comunes que los acholi acuaron un trmino: tek gungu

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  • 17 Un ejemplo puede ser la llamada masacre de Amakura en la que perecieron todas las perso-nas a las que el ejrcito forz a subir a un vagn de tren. 18 Segn lo pactado en el Acuerdo de Nairobi entre Uganda y Sudn el 8 de Diciembre de 1999 19 Acuerdo de Paz Norte-Sur de Sudn firmado el 9 de enero de 2005 e implementado el 8 de julio de 2005 20 Salva Kiir Mayardi veterano comandante del SPLA y que era desde hace tiempo la mano de-recha de Jhon Garang le ha sucedido como Presidente del autnomo Sur de Sudn y como Vi-cepresidente de Sudn. (vid. Islamic Affairs Analyst septiembre 2005) 21 Crisis Group interviews, May 2005. 22 Sobre todo a partir de 1992, despus de la operacin militar llamada Operacin Norte para acabar con el LRA en la que el Gobierno cont con algunos grupos acholi. 23 Martin Meredith The State of Africa publicado por Free Press en el Reino Unido 2005 pg. 594 24 Revista semanal The Referendum publicada en Kenia. .25 Creada de acuerdo a la Seccin 411 de la USA Patriot Act de 2001 26 Que entr en vigor como la Ley Pblica nmero 108-283 27 El alto el fuego fue renovado el 4 de febrero de 2005 por otros 18 das, pero transcurrido estos se anuncio la inmediata reanudacin de todas las operaciones militares. 28 Aprobada por el Consejo de Seguridad el 30 de enero de 2003 y codificada como S/RES/1460/2003. 29 Statement by Under-Secretary-General Jan Egeland at the Security Council open debate on the protection of civilians in armed conflict. 30 Especialmente las conversaciones de paz iniciadas en 1994 con Betty Bigombe como mediado-ra. 31 Comunicado de Prensa sobre el Norte de Uganda de la Presidencia del Consejo de Seguridad (14 de abril de 2004) 32 El propio Presidente Museveni tom la decisin en diciembre de 2003 de presentar el caso ante el Tribunal Penal Internacional 33 Especialmente interesante resultan las recomendaciones recogidas por el International Crisis Group en su Africa Briefing N27, 23 June 2005 hacindose eco de las iniciativas de acogida de ex-combatientes a desarrollar en las propias comunidades que seran dirigidas por mujeres y vc-timas. 34 International Crisis Group Africa Briefing N27 Kampala/Brussels, 23 Junio 2005 35 Declaraciones de Rwot Acana, el Jefe Supremo, tras el encuentro de una delegacin acholi con el Tribunal Penal Internacional en el 2004. 36 El mato oput consiste, agrndes rasgos, en una especie de careo entre las partes frente a un consejo de ancianos que investiga y establece la culpa, que se reconoce colectivamente por un representante del clan familiar, luego se decide una compensacin y se sella el acuerdo bebien-do juntos una bebida elaborada con races que purifica a las partes de espritus malignos (los rencores se atribuyen a esptitus y deben ser tratados para su expulsin). 37 Recogido en Violence Reconciliation and Identity por Angela Veale y Akri Stavrou 38 Siendo la ms clara e importante, la rendicin del Sam Kolo (con grado de General de Brigada en el LRA) el 16 de febrero de este ao. 39 Segn su entrevista publicada en la revista keniata The Referendum ha sido invitado a exi-liarse en la regin de Oromo, en la que actua el movimiento insurgente Oromo Liberation Front

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    Colaboraciones n 598 7 de octubre de 2005