El despegue de Marruecos A través de sus proyectos y ...

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C on sólo pegar un pequeño salto por mar o aire, ya se han salvado los 14 kilómetros que separan Eu- ropa de Marruecos. Las nuevas líneas aéreas de bajo coste y las recientemente estrenadas vías marítimas para pasajeros impulsadas desde el gigante portuario, Tanger Med, situan al país magrebí en una casilla pro- metedora, la de los países emergentes. Este esfuerzo, a partir de la entronización del monarca Mohamed VI, por acortar distancias, tiene como objetivo desalojar a Ma- rruecos del puesto de los países atrasados y colocarlo en una posición privilegiada tal y como ya recoge el acuer- do de Estatuto Avanzado firmado con la Unión Europea. Desde lo alto, se vislumbra Tánger y, al otro lado del Estrecho, España. Allí el viento sopla fuerte y frío. Más de 120 enormes aerogeneradores dan al paisaje un aspecto irreal, fuera de contexto en su modernidad. Los gigantes pertenecen al mayor parque eólico de África, con 140 me- gavatios (MW) de potencia instalada, un proyecto llave en mano construido por Gamesa que funciona a mar- chas forzosas. En Uchda, ciudad fronteriza con Argelia, un parque solar, el primero de estas características en el país magrebí, está permitiendo que familias enteras mi- ren con alivio cada espejo aupado que calienta alrededor de 140.000 hogares para los que la corriente eléctrica su- pone muchas veces un gasto muy difícil de asumir. Marruecos tiene grandes planes para las energías re- novables, y un marco temporal también muy preciso: en 2012 espera obtener el 10% de su consumo energético glo- bal y el 18% de la demanda eléctrica nacional de fuentes limpias. Y el Plan de Desarrollo de Energías Renovables espera que en 2030 el sector haya creado más de 25.000 empleos, evitado la emisión de más de 20 millones de to- neladas de CO 2 al año y ahorrado la importación de 2,6 millones de toneladas de combustible fósil al año. El despegue energético en Marruecos y el imán que es- to supone para los inversores extranjeros han puesto la pri- mera piedra a los nuevos aires de modernidad. De hecho, se respira modernidad –salvo cuando se impone la para- da del besamanos– y desarrollo. Dejando atrás el norte de Marruecos y con destino a la capital, Rabat, las tradicionales imágenes instaladas en el colectivo europeo de niños que deambulan por las calles llamando a las ventanillas de los coches para hin- car el diente a una moneda, o las carreteras que asfixian de polvo con empresas rudimentarias, existen pero no son igual de titánicas que antes. La lucha por levantar un peldaño cada día en el creci- miento del país –la cifra del PIB es de un 4% de media– pre- tenden conseguir que esos niños, atados a la cola para en- tumecer sus miserias, sean algunos menos con proyectos como el de la Asociación Marroquí de Ayuda a Niños en situación Precaria (AMESIP). Este colectivo ofrece a los me- nores la posibilidad de escolarizarse y de desarrollar algún talento en la escuela del circo Shem’sy, en Salé. Alrededor de un centenar de menores desarraigados se han visto en poco tiempo haciendo piruetas de vértigo y saltos acro- báticos, inscritos en el mundo artístico y finalmente inte- grados en compañías profesionales de teatro. El esfuerzo por lograr el desarrollo del país ha per- mitido que muchas de esas mugrientas carreteras se hayan convertido en asfalto. Los casi mil kilómetros de autopistas, la modernización de aeropuertos y estacio- nes de trenes, la aparición del tranvía y, como colofón, el gran puerto de referencia en el estrecho de Gibraltar, Tanger Med, y el Plan Azul que previó 10 millones de tu- ristas para este año –aún no se ha alcanzado la cifra, pe- ro está a punto– ponen de manifiesto que “vamos por buen camino. Los cambios son lentos pero lo impor- tante es que se sigan produciendo y continuemos po- niendo objetivos”, señaló Munia Benchekrun. Dedicada en cuerpo y alma a lo social, a sus 39 años, pilota una cooperativa de mujeres en la región de Aga- dir, al sur de Marruecos, que promueve el desarrollo eco- nómico, social y artístico con el fin de “dar un rol a la mujer rural, concederle derechos y sacarla de la sumi- sión”, explica Benchekrun. Su asociación Kane Ya Ma- kane (“todo es posible”) cuenta con el apoyo incondi- cional del ministerio de Educación, desde donde se reconocen las “todavía dramáticas” cifras de analfabe- tismo: uno de cada tres niños de 16 años no va al cole- gio, hay 10 millones de analfabetos y casi el 80 % pro- cede del mundo rural. Según Benchekrun, la explosión de cooperativas fe- meninas “colabora en la lucha contra la precarización DIALOGOS AFKAR/IDEAS, OTOÑO DE 2010 87 El despegue de Marruecos A través de sus proyectos y cooperativas, empresarias, mujeres de la política, de la escena cultural y social contribuyen al desarrollo del país. Beatriz Mesa Beatriz Mesa es colaboradora de El Periódico de Catalunya. 31Beatriz Mesa.qxp:bernabefr.qxd 6/10/10 09:10 Página 87

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Con sólo pegar un pequeño salto por mar o aire, yase han salvado los 14 kilómetros que separan Eu-ropa de Marruecos. Las nuevas líneas aéreas de

bajo coste y las recientemente estrenadas vías marítimaspara pasajeros impulsadas desde el gigante portuario,Tanger Med, situan al país magrebí en una casilla pro-metedora, la de los países emergentes. Este esfuerzo, apartir de la entronización del monarca Mohamed VI, poracortar distancias, tiene como objetivo desalojar a Ma-rruecos del puesto de los países atrasados y colocarlo enuna posición privilegiada tal y como ya recoge el acuer-do de Estatuto Avanzado firmado con la Unión Europea.

Desde lo alto, se vislumbra Tánger y, al otro lado delEstrecho, España. Allí el viento sopla fuerte y frío. Más de120 enormes aerogeneradores dan al paisaje un aspectoirreal, fuera de contexto en su modernidad. Los gigantespertenecen al mayor parque eólico de África, con 140 me-gavatios (MW) de potencia instalada, un proyecto llaveen mano construido por Gamesa que funciona a mar-chas forzosas. En Uchda, ciudad fronteriza con Argelia,un parque solar, el primero de estas características en elpaís magrebí, está permitiendo que familias enteras mi-ren con alivio cada espejo aupado que calienta alrededorde 140.000 hogares para los que la corriente eléctrica su-pone muchas veces un gasto muy difícil de asumir.

Marruecos tiene grandes planes para las energías re-novables, y un marco temporal también muy preciso: en2012 espera obtener el 10% de su consumo energético glo-bal y el 18% de la demanda eléctrica nacional de fuenteslimpias. Y el Plan de Desarrollo de Energías Renovablesespera que en 2030 el sector haya creado más de 25.000empleos, evitado la emisión de más de 20 millones de to-neladas de CO2 al año y ahorrado la importación de 2,6millones de toneladas de combustible fósil al año.

El despegue energético en Marruecos y el imán que es-to supone para los inversores extranjeros han puesto la pri-mera piedra a los nuevos aires de modernidad. De hecho,se respira modernidad –salvo cuando se impone la para-da del besamanos– y desarrollo.

Dejando atrás el norte de Marruecos y con destino ala capital, Rabat, las tradicionales imágenes instaladasen el colectivo europeo de niños que deambulan por las

calles llamando a las ventanillas de los coches para hin-car el diente a una moneda, o las carreteras que asfixiande polvo con empresas rudimentarias, existen pero noson igual de titánicas que antes.

La lucha por levantar un peldaño cada día en el creci-miento del país –la cifra del PIB es de un 4% de media– pre-tenden conseguir que esos niños, atados a la cola para en-tumecer sus miserias, sean algunos menos con proyectoscomo el de la Asociación Marroquí de Ayuda a Niños ensituación Precaria (AMESIP). Este colectivo ofrece a los me-nores la posibilidad de escolarizarse y de desarrollar algúntalento en la escuela del circo Shem’sy, en Salé. Alrededorde un centenar de menores desarraigados se han visto enpoco tiempo haciendo piruetas de vértigo y saltos acro-báticos, inscritos en el mundo artístico y finalmente inte-grados en compañías profesionales de teatro.

El esfuerzo por lograr el desarrollo del país ha per-mitido que muchas de esas mugrientas carreteras sehayan convertido en asfalto. Los casi mil kilómetros deautopistas, la modernización de aeropuertos y estacio-nes de trenes, la aparición del tranvía y, como colofón,el gran puerto de referencia en el estrecho de Gibraltar,Tanger Med, y el Plan Azul que previó 10 millones de tu-ristas para este año –aún no se ha alcanzado la cifra, pe-ro está a punto– ponen de manifiesto que “vamos porbuen camino. Los cambios son lentos pero lo impor-tante es que se sigan produciendo y continuemos po-niendo objetivos”, señaló Munia Benchekrun.

Dedicada en cuerpo y alma a lo social, a sus 39 años,pilota una cooperativa de mujeres en la región de Aga-dir, al sur de Marruecos, que promueve el desarrollo eco-nómico, social y artístico con el fin de “dar un rol a lamujer rural, concederle derechos y sacarla de la sumi-sión”, explica Benchekrun. Su asociación Kane Ya Ma-kane (“todo es posible”) cuenta con el apoyo incondi-cional del ministerio de Educación, desde donde sereconocen las “todavía dramáticas” cifras de analfabe-tismo: uno de cada tres niños de 16 años no va al cole-gio, hay 10 millones de analfabetos y casi el 80 % pro-cede del mundo rural.

Según Benchekrun, la explosión de cooperativas fe-meninas “colabora en la lucha contra la precarización

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El despegue de MarruecosA través de sus proyectos y cooperativas,empresarias, mujeres de la política, de la escenacultural y social contribuyen al desarrollo del país. Beatriz Mesa

Beatriz Mesa es colaboradora de El Periódico de Catalunya.

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y las bolsas de pobreza”. Tiene una visión reservada dela gran obra de la década de reinado de Mohamed VI,llamada Iniciativa Nacional para el Desarrollo Humano(INDH) cuyo objetivo era en 2005 reducir la pobreza ala mitad en cinco años. Según la ONU, en 2007 la po-breza afectaba al 9% de la población frente al 15,3% en2001. Aunque basta echar una mirada rápida a las ciu-dades periféricas inundadas de asentamientos de cha-bolas, donde falta el agua corriente y el alumbrado eléc-trico, para pensar que la pobreza es aún el principaldesafío para el reinado de Mohamed VI.

De hecho, la erradicación de la miseria pasó a serprioritaria después de que desde el arrabal de Sidi Mu-men, núcleo de infravivienda, una docena de jóvenesse dirigiera al centro de la ciudad de Casablanca, en lanoche del viernes del 16 de mayo de 2003, convertidosen kamikazes, y llevaran a cabo los peores ataques te-rroristas de la historia del reino con más de 30 muertos.Desde entonces, el programa “Villes sans bidonvilles”(ciudades sin chabolas) pretende ofrecer un techo dig-no a más de tres millones de personas.

“La INDH necesita mejores estrategias y un mayor con-trol y seguimiento de los proyectos”, apunta la jefa de lacooperativa. Su acuciante preocupación es la educación,donde se cocina el futuro de Marruecos. “En el programaeducativo nacional no se contemplan elementos básicoscomo los valores de igualdad entre hombres y mujeres ode los derechos humanos. Igualmente falta análisis y re-flexión”, matiza esta mujer, que abandonó su exitosa ca-rrera en las finanzas para aportar nuevos granos de are-na en la educación social, que no deja de ser uno de losfrenos de la emergencia de Marruecos con ejemplos co-mo éste: alrededor de 78.000 niñas de entre siete y 15 años,según la organización Human Rights Watch, están seña-ladas como cenicientas, o lo que es lo mismo “les PetitesBonnes”, al servicio de los hogares acomodados.

En la metrópoli de Casablanca, el Marruecos de lasdos velocidades está cada vez más presente. Una nue-va generación desvinculada de los requerimientos so-ciales, culturales o religiosos, como pueden ser la co-locación del velo y de la chilaba frente a otra, dispuestaa echar el freno a todo aquello que huela a haram (pe-cado en árabe). Ambos colectivos se entrecruzan enla famosa Corniche de Casablanca y se saludan. Enpleno fragor juvenil, el paseo marítimo abre un am-plio abanico de ocio en bares, restaurantes o centroslúdicos. Una enorme estructura turística, mirando almar, que acogerá hoteles, centros comerciales y salasde cine, culminará las ambiciones de esta metrópoliseñalada como el nuevo Marruecos. Entre los queempujan el país hacia arriba consideran que las me-joras deberían ir más rápidas. La empresaria MiriemBensaleh, de 46 años, opina que para acompañar elcrecimiento económico del país se debe “mejorar elsistema sanitario estableciendo un sistema mixto Es-tado-privado”. Uno de los principales lastres de Ma-rruecos es que los marroquíes deben pagar desde que

ponen un pie en los hospitales. Teniendo en cuenta quepara muchas familias el salario medio está por debajo delos 180 euros, las posibilidades de acceder a la sanidad pú-blica se convierten en quimera.

Bensaleh es de esas mujeres de armas tomar, impul-sadas por un entorno familiar pudiente. Ejecutiva y co-propietaria del holding Holmarcom y de las aguas Oul-més, opina que las personas “deben seguir moviéndose”como hasta ahora porque es el principal y más impor-tante recurso de este país, privado de las fuentes de ener-gías que poseen los vecinos.

Sumaya Naâmane Guessus, socióloga, escritora y pro-fesora universitaria estima, sin embargo, que la partici-pación ciudadana en el desarrollo de Marruecos es “de-ficiente”, a causa del “espíritu negativo que rodea a losjóvenes y que les bloquea en sus intentos de tomar ini-ciativas”. La experiencia de esta mujer en el terreno ex-plica que “falta compromiso” en las nuevas generacio-nes golpeadas por el pesimismo ante un sistema que nofunciona del todo y una clase política vacía.

“Los jóvenes no están preparados para implicarse co-mo ciudadanos porque el sistema escolar no les ayudaa que se construyan y creen discursos políticos”, consi-dera la socióloga para quien la sociedad emergente de-be aprender primero “el deber” y luego “el derecho”.Aunque para materializar esta teoría “habrá que empe-zar viviendo en un Estado de derecho”, responde Jadi-ya Riadi, presidenta de la Asociación Marroquí de De-rechos Humanos (AMDH).

Las dos mujeres, Riadi y Guessus, coinciden en quela primera prueba de fuego para Mohamed VI fue cuan-do impulsó el Código de la Mudawana, el Código de Fa-milia que pone a la mujer como jefe de familia al mis-mo nivel que el hombre, prohíbe las bodas antes de los18 años y hace casi imposible la poligamia. Aunque loque realmente se vio como un empujón para los dere-

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Jadiya Riadi, presidenta de la Asociación Marroquí de DerechosHumanos (AMDH). /ABELHAK SENNA/AFP/GETTY IMAGES.

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chos de la mujer fue “la aparición en público de su es-posa tras casarse. Significó el símbolo de un rey joven yabierto para quien la mujer es visible y no forma partede un harén”, señala la socióloga.

A pesar de que la Mudawana entró en vigor en 2004, lainserción de la mujer en la vida social y política y sobre to-do, la falta de aplicación del texto sobre el terreno porque“la mentalidad de la justicia es aún machista” –añade Ria-di– muestran que quedan muchos kilómetros por reco-rrer. “El derecho es feminista, pero se opone la mentalidad,el juez actúa como hace años y aunque conoce el texto, seimpone la dominación masculina” aclara María Daif.

A esta mujer la conocen todos, hombres y mujeres deltejido cultural. Periodista joven y comprometida, du-rante los últimos años ha luchado a marchas forzosas“por el respeto hacia aquel que es diferente” desde la pla-taforma Telquel, una revista independiente crítica conel poder central, y como profesora en la Escuela de Pe-riodismo. Entre sus inmediatos deseos, “ver una movi-da marroquí de calidad”. Para Daif, la movida o Nayda,que significa “nacer” o “estar despierto”, como acuña-ron los jóvenes durante un periodo de explosión cultu-ral, comenzó con el primer festival de música Gnaua enEssauira, en 1998, que abrió la puerta a la cascada de fes-

tivales que se han celebrado en la última década. Aun-que lo que realmente significó el punto de partida de lanueva ola de músicos fue el expediente a 14 músicos demetal que fueron condenados por satanismo. “Enton-ces, el Estado no entendía nada. Ignoraba que lo metaly esa moda de los jóvenes, con camisetas y pantalonesnegros, era también riqueza musical”, comenta Daif.

Siete años después del caso de los músicos que con-mocionó al país y cambió su visión de la modernidad,está convencida de que “lo que empezó como una mo-vida ya terminó”. La Nayda anduvo sólo con festivales ycon reivindicaciones de identidad y de espacios para lacultura hasta que se convirtió en una recuperación delEstado. “El Rey ofreció un cheque de dos millones dedirhams a Boulevard, la única plataforma de música al-ternativa en este país. Aunque, bueno, con o sin recu-peración, lo importante es que exista”, apunta.

La verdadera movida, a juicio de Daif, es la que “semueve con absoluta independencia, y, de momento, fal-ta mucho para ganar espacios de libertad. Lo poco quehabíamos conseguido en la prensa ha terminado pormarchitarse”. Pero, eso sí, reconoce que ahora hay es-pacios de expresión que con Hassan II estaban prohi-bidos o, directamente, no existían. ■

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La AMESIP ofrece a los menores la posibilidad de escolarizarsey de desarrollar algún talento en la escuela del circo Shem’sy,en Salé. Julio de 2010. /ABDELHAK SENNA/AFP/GETTY IMAGES.

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