El Director Emprendedor

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MEDEX 2010-2012 Marco Alvarado 1 Ensayo Final sobre la Lectura: Humildad y Liderazgo ¿necesita el empresario ser humilde? El recuerdo de mi abuelo José. Por el lado de mi padre, fallecido hace apenas cinco años, mi abuelo José tenía en los años 80´s una fábrica de válvulas cerca del centro de la ciudad de México. En sus mejores días había docenas de empleados trabajando en ella, herreros, soldadores, torneros y otros, incluyendo a mi papá. Lamentablemente, después de las múltiples crisis transexenales la fábrica tuvo que cerrar. Mi abuelo y mi padre se quedaron en la calle y tuvieron que entregar la fábrica en pedazos a los empleados a manera de liquidación, pues los ahorros se habían agotado. No pude evitar recordar a mi abuelo después de las lecturas asignadas, pues reconozco en él muchas de las virtudes humanas y profesionales que vivía día a día con nosotros su familia y sus empleados. Hombre sereno pero decidido, creyente y benefactor de la parroquia local, lo que él decía toda la familia obedecía. Estoy seguro de que durante ésos últimos meses de la fábrica, cuando las horas y los días se iban en limpiar máquinas y acomodar herramientas en espera de pedidos y clientes, todos los obreros mantenían ésa esperanza que él proyectaba y un optimismo elegante que se transmitía en todos nosotros. Al mismo tiempo mi abuelo jugaba con sus nietos, hacía bromas con los empleados, platicaba con el vendedor de billetes de lotería al que le compraba su “cachito” cada semana, a pesar de ésas enormes responsabilidades, mi abuelo se mantuvo humilde, sereno y confiado. ¿Será acaso que la serenidad provenga de la humildad? El Liderazgo y sus responsabilidades Es fácil reconocer cuántas y diversas responsabilidades enfrentan los Empresarios y Directores de empresa, sin importar el tamaño de esta, no sólo de cara a sus empleados y familiares. Concuerdo con la llamada “Responsabilidad trascendente” que comenta el Dr. Llano, que se deriva lo que el Director hace, dice y decide, así como de lo que no dice y no hace y no decide. Mi abuelo José transmitía ésa confianza en todos a su alrededor y mantenía una actitud amable y humilde, actitudes que considero como virtuosas propias del Director de empresa, también reconozco que existen muchos empresarios de mediano o gran éxito que no perciben a la humildad como una virtud Directiva. De ésa actitud humilde, serena y cálida considero que se desprende un tipo de “autoridad especial” a la que no quiero llamar moral, sino ejemplar. No me cabe duda que el Director de empresa envía mensajes a través de su ejemplo y en muchas ocasiones no necesariamente para bien. Considero que algunos de los mensajes asociados a actitudes humildes pueden ser: serenidad, confianza, optimismo, diligencia, capacidad. Al contrario de ello los mensajes asociados a un ejemplo arrogante pueden ser, el estrés, angustia, inseguridad, incapacidad, incertidumbre. Buen jefe, buena persona La autoridad formal que se desprende de un cargo de responsabilidad en la empresa me hace recordar aquélla famosa “Ley del Jefe” popular en los 80´s; Primera Ley.- El jefe siempre tiene la razón. Segunda Ley.- En caso de que el jefe pudiera no llegar a tener la

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MEDEX 2010-2012 Marco Alvarado

1

Ensayo Final sobre la Lectura: Humildad y

Liderazgo ¿necesita el empresario ser

humilde?

El recuerdo de mi abuelo José.

Por el lado de mi padre, fallecido hace apenas

cinco años, mi abuelo José tenía en los años

80´s una fábrica de válvulas cerca del centro

de la ciudad de México. En sus mejores días

había docenas de empleados trabajando en

ella, herreros, soldadores, torneros y otros,

incluyendo a mi papá. Lamentablemente,

después de las múltiples crisis transexenales la

fábrica tuvo que cerrar. Mi abuelo y mi padre

se quedaron en la calle y tuvieron que

entregar la fábrica en pedazos a los empleados

a manera de liquidación, pues los ahorros se

habían agotado. No pude evitar recordar a mi

abuelo después de las lecturas asignadas, pues

reconozco en él muchas de las virtudes

humanas y profesionales que vivía día a día

con nosotros su familia y sus empleados.

Hombre sereno pero decidido, creyente y

benefactor de la parroquia local, lo que él

decía toda la familia obedecía. Estoy seguro de

que durante ésos últimos meses de la fábrica,

cuando las horas y los días se iban en limpiar

máquinas y acomodar herramientas en espera

de pedidos y clientes, todos los obreros

mantenían ésa esperanza que él proyectaba y

un optimismo elegante que se transmitía en

todos nosotros. Al mismo tiempo mi abuelo

jugaba con sus nietos, hacía bromas con los

empleados, platicaba con el vendedor de

billetes de lotería al que le compraba su

“cachito” cada semana, a pesar de ésas

enormes responsabilidades, mi abuelo se

mantuvo humilde, sereno y confiado. ¿Será

acaso que la serenidad provenga de la

humildad?

El Liderazgo y sus responsabilidades

Es fácil reconocer cuántas y diversas

responsabilidades enfrentan los Empresarios y

Directores de empresa, sin importar el tamaño

de esta, no sólo de cara a sus empleados y

familiares. Concuerdo con la llamada

“Responsabilidad trascendente” que comenta

el Dr. Llano, que se deriva lo que el Director

hace, dice y decide, así como de lo que no dice

y no hace y no decide.

Mi abuelo José transmitía ésa confianza en

todos a su alrededor y mantenía una actitud

amable y humilde, actitudes que considero

como virtuosas propias del Director de

empresa, también reconozco que existen

muchos empresarios de mediano o gran éxito

que no perciben a la humildad como una

virtud Directiva.

De ésa actitud humilde, serena y cálida

considero que se desprende un tipo de

“autoridad especial” a la que no quiero llamar

moral, sino ejemplar. No me cabe duda que el

Director de empresa envía mensajes a través

de su ejemplo y en muchas ocasiones no

necesariamente para bien. Considero que

algunos de los mensajes asociados a actitudes

humildes pueden ser: serenidad, confianza,

optimismo, diligencia, capacidad. Al contrario

de ello los mensajes asociados a un ejemplo

arrogante pueden ser, el estrés, angustia,

inseguridad, incapacidad, incertidumbre.

Buen jefe, buena persona

La autoridad formal que se desprende de un

cargo de responsabilidad en la empresa me

hace recordar aquélla famosa “Ley del Jefe”

popular en los 80´s; Primera Ley.- El jefe

siempre tiene la razón. Segunda Ley.- En caso

de que el jefe pudiera no llegar a tener la

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razón, la primera Ley opera en automático.

Durante mucho tiempo en México se asoció la

figura del Jefe a un ser exigente, autoritario,

malvado. Quizá algunos de los Jefes necesitan

construirse una imagen de “duros” como

mecanismo de defensa y por inseguridad. Creo

que hoy es más común encontrar jefes que

son lo opuesto. Tal vez esto sea sintomático de

una nueva generación de Jefes y de una nueva

generación de empresas. Hoy al Jefe (Director,

Dueño o Líder) se le asocia con virtudes como;

Integridad, Honestidad, Laboriosidad,

Transparencia, Equidad, Humanidad,

Prudencia etc. No me queda duda de que es

en la “Empresa virtuosa”, que es dirigida por

un Líder Virtuoso, en donde tenemos la

esperanza de construir un mejor y más justo

mundo para todos. No puedo concebir que

una empresa cumpla con su cometido social si

se encuentra a cargo de una Mala persona

(carente de virtudes).

La autoformación del Líder y del equipo.

La mala noticia es que la enorme mayoría de

los líderes requieren de un proceso de

formación que además debe ser “auto-

aplicado” y “auto-supervisado” -lo que supone

humildad y madurez- y que en Carlos Llano se

puede encontrar en su “auto-dirección” o

“auto-corrección”.

La autodirección exige objetividad de un tipo

especialmente difícil de lograr, que es la

objetividad hacia sí mismo, el reconocimiento

honesto de las debilidades y fortalezas, de las

pasiones y de las virtudes. Pero aquí no

termina el reto del Director, pues esta

responsabilidad que se aplica a sí mismo, debe

de fomentarla y cultivarla en su equipo

Gerencial, hacerla hábito integral del trabajo

para conseguir que el equipo se autoconstruya

y desarrolle.

¿Qué tipo de Líder quiero ser yo?

La presentación de los distintos tipos de

liderazgo descritos por Carlos Llano a partir de

los trabajos de Bernard Bass -desde los

Transaccionales hasta los Transformacionales-,

despierta inevitablemente la pregunta, ¿y qué

líder quiero ser?, aunque tal vez la pregunta

correcta no sea ésa, sino ¿qué tipo de Líder

puedo ser?

Me gustaría evitar cualquier tono romántico

en mis conclusiones y acudo a la celebrísima

frase “quod Natura non da, Salamanca non

presta”, queriendo decir con esto que los

talentos que requiere un Liderazgo del tipo

Transformacional no dejarán de ser para

algunos puramente aspiracionales.

El conjunto de virtudes humanas y

profesionales que se requieren para

convertirse en un Líder profundamente

humano, pero decididamente eficaz en los

negocios no es fácil de alcanzar. Y vuelvo al

recuerdo de mi abuelo José, que frente a una

crisis de tales dimensiones mantuvo

estoicamente su posición profundamente

humana pero al final no pudo rescatar su

empresa. Pero con ésa humildad y sencillez

continuó por la vida hasta su muerte y no

perdió la alegría por vivir.

Puedo mantener la esperanza de llegar a

convertirme en un líder profundamente

humano y decididamente eficaz en los

negocios, ya que al menos la genética, me

favorece, y me pregunto ¿eso será falto de

humildad?

Gracias.