EL EGO
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EL EGO
Francisco de Sales
“Cuestionarse el ego vuelve a ser ego. No es alejarse de él, sino adentrarse en él” (Juana Marín)
“Ser el más torpe, el más desgraciado, el más humilde…
eso también es EGO. Y este es el peor de los egos”. (Juana Marín)
¿Y si el YO es el espíritu y el ego es el cuerpo?
“Nadie ha aprendido el sentido de la vida hasta que ha sometido a su ego
para servir a sus hermanos.” (Ralph Waldo Emerson)
“La mentira mayor es el ego.”
(Alejandro Jodorowsky)
“El ego en su justa medida es un aliado; como amo, es tiránico…” (Anónimo)
“El ego es ese pequeño argentino que todos llevamos dentro.”
(Anónimo)
El ego es un falso yo creado por la mente.
“Si hubiera que resumir la definición de ego en una palabra, esta sería “interés”.
"Dos personas han estado viviendo en ti durante toda tu existencia. Una es el ego: charlatana, exigente, histérica, calculadora;
la otra es el ser espiritual oculto, cuya queda y sabia voz has oído y atendido sólo en raras ocasiones"
(Sogyal Rinpoche)
El ego es, también, una máscara social.
“Sólo el yo individual plenamente desarrollado puede desprenderse del ego.” (Erich Fromm)
“Yo, es una palabra muy pequeña para contener nuestro egoísmo,
que es tan grande.” (Madame de Amiel-Lapèyre)
EL EGO
Francisco de Sales
Si traducimos ego del latín, o buscamos su definición en
la RAE no encontramos con que significa yo, pero, en cambio, cuando uno dice ego piensa automáticamente en
un aspecto negativo de la personalidad.
Todas las palabras que se refieren al ego tienen una
connotación desagradable, y se interpretan como un
exceso de autoestima y un deseo de preponderancia:
egocéntrico, egoísta, egotista, ególatra… parece que
siempre fuera malo ser el centro, tener prioridad sobre
los demás, merecer la propia atención.
¿Por qué?
¿Acaso no hay una gran parte de ego en la compra de un
coche, en vestirse, en leer este texto, o en estudiar una
carrera?
El más claro ejemplo de lo bueno que puede llegar a ser
el egoísmo, es el niño. El niño es, por naturaleza y
afortunadamente, egoísta.
Quiere. Quiere y pide, o quiere y coge. Reclama
constantemente atención. No le importan ni las normas ni
el orden preferencial ni la hora que es ni lo que piensan o
sienten los demás. Sólo piensa en sí mismo. Es
espontáneo.
Es el auténtico Niño Libre.
Sólo piensa en el placer, en su placer. Más adelante
aprenderá a compartir su placer con los demás.
Después, cuando somos un poco más mayores, y sin dejar
de ser Niños Libres, deberíamos ser más correctos en la
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Francisco de Sales
forma de actuar, en los modos, pero sin olvidar la esencia
del deseo, y el merecimiento a que uno tiene derecho.
No confundir. No todo lo relacionado con el ego es malo:
uno tiene que admitir lo que es, y sentirse ligera o
grandemente orgulloso de ello, y esto no es un asunto de
ego.
Quizás la ecuanimidad sea la capacidad de ver las cosas
sin ego.
Deberíamos aprender a evaluar las cosas y hechos de
este mundo sin que nuestro ego sugiera de inmediato un
sentimiento de aprobación o de repulsa.
ATENCIÓN El ego es la antítesis de la humildad. O quizás la humildad, sin pretenderlo, se convierte en una feroz desafiante a la integridad del ego. Las filosofías orientales promueve la disolución del ego. Cuando nos imaginamos un gurú o un guía espiritual, siempre le asociamos a la ausencia de ego. Saben y son, y como ellos conocen que saben y son, no necesitan un ego que lo propague a los cuatro vientos. REFLEXIONES PETULANTES Cuestionarse el ego es un acto del ego. No es intentar alejarse de él, sino adentrarse en él. Ser el más torpe, el más humilde, el más desgraciado… vuelve a ser un asunto de ego. Es pretender ser el más de lo que sea. Y este es el peor de los egos.
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Si uno pretende, por ejemplo, ser el más generoso, y para demostrarlo financia la construcción de un Hospital, y además le pone su nombre en letras grandes y doradas, y lo hace llamar Hospital de Don Gregorio Relanza, es evidente por una parte que es un grandísimo acto de ego, pero por otra parte habrá una serie de beneficiados por la ostentación ampulosa de ese ego. Si lo hubiese financiado de un modo anónimo, altruista, y no pensando en sí, sino en el servicio a los beneficiados, el resultado final sería el mismo y el ego se hubiera quedado sin motivo de lucimiento. Es importante, por tanto, contar con un ego modesto, educado, y que sepa retirarse sin protestar para dejar paso a la modestia. SOLUCIONES O SUGERENCIAS El ego tiene aspectos que tienen un fin positivo. No siempre es malo ni destructivo. No siempre está relacionado o afectando a la espiritualidad. No siempre es malo: muchas veces es necesario, eso sí, en una medida prudencial. Aprende a distinguir algunos tipos de ego. DESTRUCTIVOS – querer acaparar la atención continuamente; querer ser el más o el mejor en todo; tener unos errores por ideas y decirlos como dogmas; pisar a los otros por conseguir sus objetivos… SIMPÁTICOS – contar chistes para ser el más brillante en las reuniones (no se hace mal y, por lo menos, se ríen). BENÉFICOS – dar limosnas si no es de un modo realmente desinteresado.
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MALVADOS – dictadores, crueles mandatarios, asesinos.
DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL Tras varios o bastantes años de convivencia con el ego, uno aprende que es imposible destruirlo de golpe, por la tremenda, sino que hay que dejarlo que se diluya. Se consigue a base de demostrarle, con la sutileza de las palabras y la influencia de los ejemplos, que no es necesario seguir luchando por ser el más o el mejor; que uno es bueno y está bien aún cuando no ande pisando a los demás; que no hace falta ser el número uno. Jesucristo, siendo quien fue, no demostró ni una sola vez un asomo de ego. TRABAJA TÚ Observa cuántas veces dices “yo” a lo largo del día. Acorta el número de veces que lo pronuncias y estarás acortando tu ego. Trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti y estarás difuminando tu ego. Las ofensas que crees recibir no van dirigidas a ti, sino a tu ego. El ego oculta carencias. Averigua cuáles son las tuyas. CUENTECITO Una mujer estaba profundamente ofendida por la conducta de su hijo de quince años, el cual, siempre que salían juntos,
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caminaba unos pasos por delante de ella. ¿Qué era lo que le avergonzaba de ella? Un día se lo preguntó. “¡Oh, mami, nada de eso!, respondió él bastante turbado. “Lo que ocurre es que pareces tan joven que me fastidiaría que mis amigos pudieran pensar que tengo una nueva novia.” La ofensa se desvaneció como por ensalmo. CUENTECITO Un maestro estaba explicando en clase los inventos modernos. “¿Quién de vosotros puede mencionar algo importante que no existiera hace cincuenta años?”, preguntó. Un avispado rapaz que se hallaba en la primera fila levantó rápidamente la mano y dijo: “¡Yo!”. CUENTECITO Fallecieron el mismo día dos personas que eran vecinos. Uno de ellos era un santo, el otro un pecador. Cuando llegaron al Cielo, llamaron ambos a la puerta. Abrió San Pedro, que ni siquiera miró al santo, pero dio la bienvenida al pecador. El santo, resentido, preguntó a San Pedro: “¿Qué pasa? Me siento ofendido. ¿Por qué no me recibes bien y al pecador le das la bienvenida? Dijo San Pedro: “Esta es la razón. Tú lo esperabas. Él no. Él se siente agradecido por haber venido al Cielo, mientras que tú sientes que te lo has ganado. Él siente la gracia de Dios, pero tú piensas que es a causa de tus esfuerzos que lo has conseguido. Para ti es un logro, y todos los logros son del ego. Él es humilde porque no puede creer que haya venido al Cielo”. (Del libro Tao, de Bhagwan Shree Rajneesh)
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RESUMIENDO El ego está ahí y parece que te va a seguir dando guerra. De su conocimiento depende que se convierta en tu mala carta de presentación o en tu aliado. Ser Uno Mismo consciente en todo momento es el mejor método de hacerlo desaparecer, porque en tu esencia no vive lo ingrato del ego malo. Mientras antes te des cuenta de su inutilidad, y su poco de tiranía, antes te descargarás de la parte negativa de su influencia.