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El élenchos en Laques: ¿Es culpable Sócrates de la “falacia socrática”? Maximiliano Cosentino La insistencia de Sócrates 1 , en los diálogos tempranos 2 , de que sus interlocutores proporcionen definiciones de las diferentes aretai ha sido interpretada por Geach 3 como dependiente de ciertos supuestos epistemológicos que derivarían en un estilo equivocado de pensamiento. Clásicamente, se ha denominado a esa actitud epistemológica como “falacia socrática” 4 . La falacia se formaría por dos supuestos que sostendría Sócrates: A) Para saber si se está predicando correctamente un término X es necesario conocer qué es ser X, en el sentido de poder dar un criterio general para que algo sea X; y B) No tiene sentido intentar alcanzar el significado de X por medio de ejemplos. En donde B) se sigue de A). El centro de la falacia radicaría en que Sócrates le da una prioridad epistémica a la definición formal de X por sobre la definición extensional de casos de X y que a su vez, la 1 Considero a Sócrates como el personaje literario construido por Platón. 2 Geach no aclara que entiende por “diálogos tempranos”, pero podríamos suponer que tiene en mente aquellos en los que se busca una definición: Eutifrón, Cármides, República I, Laques, Lisis, Hipias Mayor, Protágoras (312c-313c),Gorgias (448e – 463e) Laques y Menón. 3 Geach (1966: 369-82), no es el único en atribuir estos supuestos (o variantes) a Sócrates, puede consultarse Robinson (1953:53). 4 Geach (1966:371). La interpretación de Geach se sostiene fundamentalmente en Eutifrón (6 d – e).

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El élenchos en Laques: ¿Es culpable Sócrates de la “falacia socrática”?

Maximiliano Cosentino

La insistencia de Sócrates1, en los diálogos tempranos2, de que sus interlocutores

proporcionen definiciones de las diferentes aretai ha sido interpretada por Geach3 como

dependiente de ciertos supuestos epistemológicos que derivarían en un estilo equivocado

de pensamiento. Clásicamente, se ha denominado a esa actitud epistemológica como

“falacia socrática”4.

La falacia se formaría por dos supuestos que sostendría Sócrates: A) Para saber si se está

predicando correctamente un término X es necesario conocer qué es ser X, en el sentido de

poder dar un criterio general para que algo sea X; y B) No tiene sentido intentar alcanzar el

significado de X por medio de ejemplos. En donde B) se sigue de A).

El centro de la falacia radicaría en que Sócrates le da una prioridad epistémica a la

definición formal de X por sobre la definición extensional de casos de X y que a su vez, la

definición formal es condición necesaria para la extensional. Es decir, sin un criterio

general de X sería imposible reconocer a un ejemplo como un caso legítimo de X.

Se explicaría así por qué los diálogos tempranos terminan siendo un completo fracaso para

elucidar el sentido de un término5: si no hay un acuerdo inicial sobre el tipo de ejemplos de

cosas que son X o sobre el criterio para predicar X, la discusión está destinada a la aporía.

Asimismo, la epistemología socrática sería moralmente dañina para los jóvenes. Geach nos

hace imaginar una situación en la que Sócrates le solicita a un joven la definición de, por

ejemplo, la injusticia6. El muchacho diría “eso es fácil, Sócrates, estafar es injusto”. Si no

poseemos una definición formal de la virtud, no podríamos identificar casos particulares de

ella. Con lo cual, una definición de la injusticia no podría ser “estafar es injusto” ya que

para saber si estafar es injusto primero deberíamos saber qué es la injusticia. El encuentro

1 Considero a Sócrates como el personaje literario construido por Platón.2 Geach no aclara que entiende por “diálogos tempranos”, pero podríamos suponer que tiene en mente aquellos en los que se busca una definición: Eutifrón, Cármides, República I, Laques, Lisis, Hipias Mayor, Protágoras (312c-313c),Gorgias (448e – 463e) Laques y Menón.3 Geach (1966: 369-82), no es el único en atribuir estos supuestos (o variantes) a Sócrates, puede consultarse Robinson (1953:53). 4 Geach (1966:371). La interpretación de Geach se sostiene fundamentalmente en Eutifrón (6 d – e).5 Geach (1966: 372)6 Geach (1900: 372)

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terminaría en la aporía usual y con el joven decidiendo que, después de todo, estafar no es

injusto y dedique su vida al crimen.

Ahora bien, una mirada al élenchos que Sócrates propicia a Laques (190d1-194b5) nos

enseñaría que nunca se pondría en duda que el general ateniense sea valiente o que no

pueda, ocasionalmente, identificar casos de valentía; sino lo que no lograría es alcanzar un

criterio general que los abarque.

Intentaré mostrar, entonces, que (i) al menos algunos ejemplos son aceptados por Sócrates

como correctos y (ii) que el objetivo del élenchos sería mostrar a Laques que no ha

armonizado su lógos con su érga y, por consiguiente, no sería el consejero indicado para

hacer mejores a los hijos de Lisímaco y Melesias.

I

El diálogo Laques comienza con Lisímaco y Melesias presenciando una exhibición de

combate en armadura con sus hijos adolescentes. Allí también se encuentran Laques y

Nicias, dos famosos generales atenienses, quienes son consultados por la importancia de

aprender este tipo de combate para hacer mejores a las almas de los jóvenes.

Como los dos generales no se ponen de acuerdo sobre la utilidad de aprender este arte,

Sócrates, que estaba presente en la exhibición, es propuesto como árbitro. Sócrates sugiere

que quien quiera ser un buen consejero debe ser un experto (technikós) (185 a1) en el tema.

Continúa con el problema de cómo hacer las almas de los jóvenes lo más buenas posibles.

Pero para poder contestar a este interrogante deberían saber qué es lo que vuelve mejor a un

alma. Y saber esto, es saber qué es la areté (189 d-190 a). Como la areté es un tema muy

amplio, Sócrates propone indagar la virtud que está ligada con la lucha en armadura: la

andreía (190 c-e). Laques afirma saber qué es la valentía. Allí es donde tiene lugar la

pregunta por el qué es la valentía. Si Laques sostiene saber qué es la valentía, entonces,

debería mostrar sus credenciales de technikós para hacer mejores las almas de los jóvenes.

Al mismo tiempo, se esperaría que pudiese dar un lógos, es decir, un criterio general para

reconocer en toda circunstancia actos valientes7.

7 Woodruff (1987:285) sostiene que el technikós debería ser como un médico alguien que sabe cómo hacer un implante de valentía que permita, una vez realizado, actuar de forma valiente en toda circunstancia. Para saber que no fallará en realizarlo el experto necesita poseer epistéme, es decir, conocer la esencia de la valentía.

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Es importante hacer notar el contraste que realiza Laques entre la acción (erga) y las

palabras (lógos) antes del intercambio eléntico con Sócrates. Por un lado, éste al referirse a

los instructores de combate en armadura, resalta la tensión entre sus supuestos dotes como

profesores de un arte y su fracaso en la práctica efectiva (182 d-184 c). Y por el otro, se

alegra por quienes sustentan sus palabras con acciones y se avergüenza de aquellos que no

pueden armonizar su érga con su lógos (188 c – 189 d). Asimismo, Laques enfatiza el valor

de los actos (érga) por sobre la teoría, en tanto sustentan o refutan al lógos (188 c-189b)8.

No es extraño, entonces, que reconozca a Sócrates por su actitud valerosa en la retirada de

Delion y por éste antecedente se deje examinar por él (181 b).

Tampoco es sorprendente que la primer respuesta que da Laques a la pregunta de Sócrates

se encuentre relacionada con el ámbito de las acciones: valiente es aquél que resiste firme

en su formación y no huye (190 e6). Ahora bien, de acuerdo a Geach deberíamos esperar

que Sócrates rechace este ejemplo argumentando que probablemente se trate de un caso de

valentía pero no lo podríamos identificar antes de poseer una definición. Pero esto no es lo

que ocurre. Sócrates no cuestiona el ejemplo de Laques como un caso de andreía, de hecho

lo acepta como tal. Aún más, Sócrates utiliza ejemplos suyos como el de los escitas que

combaten huyendo o el de los espartanos en platea (191 a7 – c5) para mostrar a Laques que

permanecer firme en la formación y no retroceder no es la única forma de actuar con

valentía. Lo que Sócrates le estaría prohibiendo a Laques sería dar un ejemplo de valentía

como respuesta a su pregunta por el qué es. Pero no prohibiría el uso de algunos ejemplos

como motor para la búsqueda de la valentía9.

Veamos qué ocurre luego del rechazo de la primera definición. Sócrates se disculpa por no

haberse expresado correctamente y aclara cuál es la condición para dar una correcta

respuesta a su pregunta. Para esto enumera una serie de circunstancias, con las que Laques

acuerda, en las cuales se puede demostrar valentía10 y lo insta a que intente “nuevamente de

8 Véase Hoerber (1968: 99-101) para un análisis más detallado del contraste entre lógos y érga en el Laques. O también Beversluis (2000:111ss) para una caracterización psicológica de Laques.9 Véase Santas (1972:165-168) para una distinción más profunda sobre las posibles formas de rechazar un ejemplo.10 “(…) no sólo cuáles son valientes en la infantería, sino también cuáles en la caballería y en todo género bélico; y no sólo cuáles son valientes en la guerra, sino también en los peligros del mar; y (…) en las enfermedades, (…) en la pobreza y en los asuntos políticos, y más aún: no sólo quienes son valientes en las penas y los temores, sino también fuertes para luchar contra los deseos y placeres”(Laq. 191d)

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decir primero con respecto a la valentía qué es, siendo en todas las situaciones la misma”

(190 e11)

Ahora bien, si es inútil intentar alcanzar la definición de la valentía a través de ejemplos

¿cómo se debería entender el pedido de Sócrates por lo que es común en todos los casos?

Los ejemplos tendrían una función operativa, es decir, a partir de que Laques pose su

mirada sobre ellos es que puede abrirse la pregunta por sobre qué es lo uno y lo mismo

presente en todas las circunstancias que hace que se consideren como casos de valentía.

Esto permitiría que Laques intente dar una definición más amplia que luego sería puesta a

prueba mediante ejemplos11. Si Sócrates hubiese rechazado el uso de ejemplos, el élenchos

a Laques no podría haber seguido adelante12.

II

Consideremos la segunda definición que da Laques sobre la andreía. Intentando dar cuenta

de lo común a todos los casos, el general ateniense, define a la valentía como “cierta

perseverancia del alma” (192 b9). Sócrates hace un arreglo que Laques acepta: la

perseverancia es algo hermoso y digno cuando es acompañada de sensatez; por tanto,

ambos aceptan que la perseverancia sensata es la valentía. Una vez más, Sócrates hace uso

de ejemplos en el élenchos para poner a prueba la nueva definición. Le solicita a Laques

que considere quién es más valiente, si el soldado que persevera en el campo de batalla

sabiendo que se encuentra en condiciones inferiores que su enemigo, o aquél que persevera

sabiendo que vendrán refuerzos para ayudarlo. Laques se inclina a considerar más valiente

al primer soldado pero pronto Sócrates le revela que considerar a ese caso como uno de

valentía no estaría de acuerdo con su definición (lógos) ya que se trataría de un caso de

perseverancia insensata (áprona kartérsin).

Es en este momento en donde Laques queda en aporía. Se encuentra en una situación de

perplejidad: el élenchos lo ha guiado a observar que la falta de armonía entre lógos y érga,

que criticó en los profesores de combate en armadura, es ahora suya. Está confundido, no

11 Véase Robinson (1953: 33-48). El uso de casos sería un paso intermedio necesario para alcanzar las premisas, sin que esto implique una inducción, que luego serán objeto de refutación mediante un silogismo.12 La importancia de los ejemplos y contraejemplos en el élenchos es defendida, entre otros, por Beversluis (1987), Santas (1972) y Woodruff (1987).

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encuentra el lógos para expresar lo que es la valentía. Así diagnóstica Sócrates la situación

aporética: “Por consiguiente, según tu argumento, tú y yo, Laques, no estamos afinados al

modo dórico, pues nuestros actos no están acordes con nuestras palabras. Pues por los

actos –al parecer- se podría afirmar que participamos de la valentía, pero por las

palabras, como yo creo, no, si ahora se nos oyera dialogar” (Laq. 193 d11-e4)

El problema central queda delimitado en la tensión que existe entre las acciones de Laques

y su lógos. Sócrates estaría reconociendo que el general ateniense ha actuado efectivamente

de forma valiente en su vida y que también, en algunos casos, pudo identificar de forma

correcta ejemplos de andreía. Pero a pesar de esto, le fue imposible alcanzar un criterio

general que dé cuenta de todos los casos particulares. Es decir Laques, en terminología de

Menón13, tendría opiniones verdaderas en relación a la valentía éstas al ser inestables son

como un sueño vago que tiende a escaparse del soñante. Sin embargo, le han permitido

actuar valientemente en el pasado y reconocer correctamente, algunas veces, casos de

valentía. El intento de Sócrates era guiar a Laques a que brinde un criterio general que

englobe todos los casos de andreía. Es decir, que muestre si posee armonizada su érga con

su lógos de modo que no exista esa tensión que lo avergonzaba cada vez que la observaba

en los profesores de combate en armadura. Alcanzar la definición o criterio formal le

permitiría a Laques identificar todos los casos valentía y dar cuenta de todos los actos

valientes. En suma, lograr afinar la propia vida acorde en las palabras (lógoi) con los actos

(érga). Pues es sólo mediante el élenchos que se va alcanzando una mayor comprensión de

las creencias que guían las acciones, las afirmaciones sobre los casos particulares se harán

con menos confusión, se volverán menos propensas a la inconsistencia y menos vulnerables

a los contraejemplos14. De esta manera, las creencias de Laques se irían, gradualmente,

convirtiendo en epistéme si tan sólo estuviese dispuesto a obedecer al discurso que ordena

perseverar (tó lógo des karterein keleúei) (194 a1-5).

De esta manera, el élenchos, mediante el señalamiento de la falta de armonía entre actos y

palabras mostraría que Laques carece de epistéme. Y dado que se había aceptado al

comienzo del diálogo que quién no sabe qué es la virtud no puede ser un buen consejero

13 Véase Menón 95 a – 100c, para una caracterización de la orthé dóxa en contraposición con la epistéme.14 Considérese, Beversluis (2000:226) para una caracterización de la adquisición de epistéme en los diálogos tempranos: “the road to knowledge begins with what is before one´s very eyes, and one´s very embarks upon it not, as the later Plato would have it, by a vertical flight of the soul (…) but by a horizontal expansion of the understanding”

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sobre la mejor forma de adquirirla (190 b7-c2), Laques no sería el consejero adecuado que

Lisímaco y Milesias están buscando.

III

Al examinar la interpretación de Geach bajo la luz del élenchos a Laques nos encontramos

con que en ningún momento se pondría en duda la capacidad del general ateniense para

reconocer actitudes valientes, como la de Sócrates en la retirada de Delion; ni tampoco su

capacidad de dar algunos ejemplos que Sócrates aceptó como casos correctos de valentía.

En lo que fallaría Laques sería en mostrar la concordancia entre sus acciones y sus palabras,

es decir, en dar un criterio general que le permitiera identificar todos los casos de valentía y

diera cuenta de todas sus actitudes valientes. Y fallar en esto es poner en relieve que Laques

no es un technikós, todo lo que podría recomendar sería algo que no es valentía en todas las

circunstancias15. Cómo se puede consignar un caso particular correcto de valentía sin la

definición formal es una cuestión que quedaría sin resolver en este trabajo pero al mismo

tiempo, se reconocería el uso de ejemplos como de vital importancia para que el élenchos a

Laques pueda funcionar.

EDICIONES Y TRADUCCIONES

15 Véase, nuevamente, Woodruff (1987:285) y también Prior (1998:108).

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Divenosa, M. (2007), Platón, Laques y Menón, Buenos Aires, Losada.

Garcia Gual, C. (1981), Platón, Diálogos I, Laques, Madrid, Gredos.

Ute Schmidt, O. (1983), Platón, Laques, México, UNAM. Ed. Bilingüe.

BIBLIOGRAFÍA SECUNDARIA

Beversluis, J. (1987), “Does Socrates Commit the Socratic Fallacy?”, American Philosophical Quarterly, Vol. 24, No. 3, 211-223.

Beversluis, J. (2000), “Laches and Nicias”, en Cross-Examining Socrates: A Defense of the Interlocutors in Plato´s Earlier Dialogues, Cambridge.

Beversluis, J. (1974), “Socratic Definition”, American Philosophical Quarterly, Vol. 11, No. 4, 331-336.

Geach, P. (1966), “Plato´s Euthyphro: An Analysis and Commentary”, Monist, 369-82. Reimpreso en Plato's Euthyphro, Apology, and Crito: critrical essays, Kamtekar, R. (ed) (2005), 23-35.

Hoerber, R. (1968), “Plato´s Laches”, Classical Philology LXIII, 95-105.

Prior, W. (1998), “Plato and the Socratic Fallacy”, Phronesis, Vol. 43, No. 2, 97-113.

Robinson, R. (1953), Plato´s Earlier Dialectic, 2da edición, Oxford, Clarendon Press.

Santas, G. (1972), “The Socratic fallacy”, Journal of the History of Philosophy, 124-141. Reimpreso en Prior, W. (ed.). (1996), 163-179.

Wolfsdorf, D. (2004). “The Socratic Fallacy and the Epistemological Priority of Definitional Knowledge.” Apeiron, Vol. 37, 35-68.

Woodruff, P. (1987), “Expert knowledge in the Apology and Laches: What a General Needs to Know” Proceedings of the Boston Area Colloquium in Ancient Philosophy, 3: 79–115. Reimpreso en Prior, W. (ed.) (1996) 275-299.

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