EL ESPECTADOR /VIERNES 6 DE ABRIL 2 01 8 Marcela GÒmez ... 6... · ticos que trajo consigo en el...

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EL ESPECTADOR / VIERNES 6 DE ABRIL 2018 / 25 Vi v ir ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ Estaba en Berkeley, Estados Unidos El fósil que recuperó su cráneo tras 66 años Después de medio siglo, el Servicio Geológico Colombiano completó uno de sus fósiles más valiosos: un plesiosaurio. El paradero de su cabeza fue un mito por años. Gracias a dos paleontólogos, la semana pasada regresó este patrimonio nacional al país. La semana pasada se deshizo un mito dentro del Servicio Geológi- co Colombiano (SGC). Después de medio siglo de rumores, volvió al Museo de Paleontología, ubica- do en Bogotá, la cabeza de un ple- siosaurio, un animal que inspiró la forma del monstruo del lago Ness. Por décadas se dijo que su cráneo había sido robada por los gringos, que el fósil no podía ras- trearse entre la historia y que el resto de este reptil marino que habitó los océanos del planeta ha- ce 125 millones de años, estaría siempre incompleto. Una pareja de paleontólogos; ella, colombia- na; él, británico, son los autores del regreso de esta pieza prehis- tórica al país. Marcela Gómez y su esposo, Leslie Noe, se dedican a redescu- brir la fauna colombiana del Cre- tácico inferior. Una era geológica en la que solo el 18 % de la super- ficie de la Tierra estaba sobre el nivel del mar. El resto era agua habitada por animales hoy extin- tos como el plesiosaurio, que por su largo cuello de hasta doce me- tros y sus cuatro aletas, fue aso- ciado por primera vez con una especie de tortuga atravesada por una serpiente. Ninguna es- pecie actual se le parece y hace falta reexaminar sus restos para entenderlos. Los científicos tenían tres fósi- les que revisar y uno de ellos sin cabeza: el primero, conservado en el Museo de la Universidad de California, en Berkeley, otro ex- puesto dentro del SGC (sin cabe- za) y el último conservado en un museo de Boyacá. Todos fueron hallados en Villa de Leyva duran- te la década de los cuarenta. De ahí que en junio pasado Le- slie haya viajado a Estados Unidos con recursos de la Universidad de los Andes, en la que es profesor. Sus objetivos eran claros: exa- minar el espécimen y desente- rrar los archivos históricos de la expedición que lo halló en 1945. Un equipo de paleontólogos co- lombianos y norteamericanos que acordó con el Ministerio de Minas de la época sacar del país el fósil compuesto por el cuerpo completo y una cabeza a medias. Entre esas cartas hubo una pista sobre el cráneo perdido que valió su visita. La misma comisión se lo había llevado. Después del primer ha- llazgo, estos científicos participa- ron en el descubrimiento del fósil que reside en Bogotá. Este, a dife- rencia del primero, tenía el crá- neo en buen estado y por eso se lo pidieron en préstamo a Enrique Hubach, entonces director del Servicio. Con él completarían la descripción. Pero los años pasaron y con ellos una decena de cartas escri- tas durante 1950 y 1960 pidiéndo- le al director del Museo de Berke- ley la devolución del cráneo, que supuestamente iba a tardar solo dos años. Esa correspondencia fue sufi- ciente para que Leslie y Marcela revivieran desde el Servicio Geológico Colombiano lo que se daba por perdido. Óscar Pare- des, su director actual, escribió a la Universidad de California, contando la historia que entre sus más de 20 antecesores se ha- bía desvanecido. La respuesta, esperada por medio siglo, llegó en contadas horas. “Sí, eso es de ustedes”, dijeron. “Era claro: hay unas cartas de préstamo, hay una re- solución que dice que podía sa- lir. Parece que cuando ellos vi- nieron acá originalmente vinie- ron por barco, o sea que es posi- ble que hayan salido igual y no existe registro de licencias de exportación”, explica Gómez, quien viajó hace una semana a Berkeley para recoger el fósil. En una caja con sellos diplomá- ticos que trajo consigo en el avión, estaban las partes fosilizadas de un reptil que, según estos científi- cos, nunca hubiera podido levan- tar la cabeza, porque sus vérte- bras próximas al cráneo estaban tan pegadas que ese movimiento le hubiera dolido. Pero en cambio, su cuello le servía para alimentar- se del fondo del mar, un banquete de amonitas y criaturas prehistó- ricas que nadaron sobre lo que hoy es el territorio colombiano hace millones de años. Por eso es patrimonio nacional. Una pieza prehistórica tan valiosa que, des- pués de 66 años, tenía que reco- brar su cabeza original. Leslie Noe(izq.) prepara el montaje del cráneo original, apoyado por un funcionario del SGC. / Fotos Cristian Garavito - El Espectador Marcela Gómez, geóloga del Museo Geológico José Royo y Gómez del SGC, ayudó a deshacer este mito entre los paleontólogos del país. El plesiosaurio habitó los océanos del planeta hace 125 millones de años. CAMILA TABORDA [email protected] @camilaztabor

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EL ESPECTADOR / VIERNES 6 DE ABRIL 2 01 8/ 25

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Estaba en Berkeley, Estados Unidos

El fósil que recuperósu cráneo tras 66 añosDespués de medio siglo, el Servicio Geológico Colombiano completóuno de sus fósiles más valiosos: un plesiosaurio. El paradero de sucabeza fue un mito por años. Gracias a dos paleontólogos, la semanapasada regresó este patrimonio nacional al país.

La semana pasada se deshizo unmito dentro del Servicio Geológi-co Colombiano (SGC). Despuésde medio siglo de rumores, volvióal Museo de Paleontología, ubica-do en Bogotá, la cabeza de un ple-siosaurio, un animal que inspiróla forma del monstruo del lagoNess. Por décadas se dijo que sucráneo había sido robada por losgringos, que el fósil no podía ras-

trearse entre la historia y que elresto de este reptil marino quehabitó los océanos del planeta ha-ce 125 millones de años, estaríasiempre incompleto. Una parejade paleontólogos; ella, colombia-na; él, británico, son los autoresdel regreso de esta pieza prehis-tórica al país.

Marcela Gómez y su esposo,Leslie Noe, se dedican a redescu-brir la fauna colombiana del Cre-tácico inferior. Una era geológicaen la que solo el 18 % de la super-ficie de la Tierra estaba sobre elnivel del mar. El resto era aguahabitada por animales hoy extin-tos como el plesiosaurio, que porsu largo cuello de hasta doce me-

tros y sus cuatro aletas, fue aso-ciado por primera vez con unaespecie de tortuga atravesadapor una serpiente. Ninguna es-pecie actual se le parece y hacefalta reexaminar sus restos parae n t e n d e r l o s.

Los científicos tenían tres fósi-les que revisar y uno de ellos sincabeza: el primero, conservadoen el Museo de la Universidad deCalifornia, en Berkeley, otro ex-puesto dentro del SGC (sin cabe-za) y el último conservado en unmuseo de Boyacá. Todos fueronhallados en Villa de Leyva duran-te la década de los cuarenta.

De ahí que en junio pasado Le-slie haya viajado a Estados Unidos

con recursos de la Universidad delos Andes, en la que es profesor.

Sus objetivos eran claros: exa-minar el espécimen y desente-rrar los archivos históricos de laexpedición que lo halló en 1945.Un equipo de paleontólogos co-lombianos y norteamericanosque acordó con el Ministerio deMinas de la época sacar del paísel fósil compuesto por el cuerpocompleto y una cabeza a medias.Entre esas cartas hubo una pistasobre el cráneo perdido que valiósu visita.

La misma comisión se lo habíallevado. Después del primer ha-llazgo, estos científicos participa-ron en el descubrimiento del fósilque reside en Bogotá. Este, a dife-rencia del primero, tenía el crá-neo en buen estado y por eso se lopidieron en préstamo a EnriqueHubach, entonces director delServicio. Con él completarían ladescripción.

Pero los años pasaron y conellos una decena de cartas escri-tas durante 1950 y 1960 pidiéndo-le al director del Museo de Berke-ley la devolución del cráneo, quesupuestamente iba a tardar solodos años.

Esa correspondencia fue sufi-ciente para que Leslie y Marcelarevivieran desde el ServicioGeológico Colombiano lo que sedaba por perdido. Óscar Pare-

des, su director actual, escribió ala Universidad de California,contando la historia que entresus más de 20 antecesores se ha-bía desvanecido.

La respuesta, esperada pormedio siglo, llegó en contadashoras. “Sí, eso es de ustedes”,dijeron. “Era claro: hay unascartas de préstamo, hay una re-solución que dice que podía sa-lir. Parece que cuando ellos vi-nieron acá originalmente vinie-ron por barco, o sea que es posi-ble que hayan salido igual y noexiste registro de licencias deex p o r t a c i ó n ”, explica Gómez,quien viajó hace una semana aBerkeley para recoger el fósil.

En una caja con sellos diplomá-ticos que trajo consigo en el avión,estaban las partes fosilizadas deun reptil que, según estos científi-cos, nunca hubiera podido levan-tar la cabeza, porque sus vérte-bras próximas al cráneo estabantan pegadas que ese movimientole hubiera dolido. Pero en cambio,su cuello le servía para alimentar-se del fondo del mar, un banquetede amonitas y criaturas prehistó-ricas que nadaron sobre lo quehoy es el territorio colombianohace millones de años. Por eso espatrimonio nacional. Una piezaprehistórica tan valiosa que, des-pués de 66 años, tenía que reco-brar su cabeza original.

Leslie Noe(izq.) prepara el montaje del cráneo original, apoyado por un funcionario del SGC. / Fotos Cristian Garavito - El Espectador

Marcela Gómez,geóloga del

MuseoGeológico JoséRoyo y Gómez

del SGC, ayudóa deshacer este

mito entre lospaleontólogos

del país.

El plesiosauriohabitó losocéanos delplaneta hace125 millonesde años.

CAMILA TABORDA

c z u l u a g a @ e l e s p e c t a d o r.co m@camilaztabor