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Salta a fines del siglo XIX y comienzos del XX. Una realidad, múltiples espacios María Fernanda Justiniano 1 Entre 1880 y 1916 dos presidentes y once ministros del gabinete nacional fueron salteños. Además, Salta fue la única provincia sin intervención federal durante esos treinta y seis años de hegemonía conservadora. Tal representación política fue superada únicamente por Buenos Aires, aunque las asimetrías económicas y demográficas entre uno y otro Estado, si cabe compararlas, sólo vienen a resaltar el gravitante papel de la élite salteña en los máximos niveles de decisión nacional, durante la etapa de mayor crecimiento sostenido en la Argentina. Para comprender esta particularidad del caso salteño es necesario extender el análisis hacia las actividades económicas, las vinculaciones comerciales, los grupos y las redes políticas, familiares, de parentesco. En este complejo entramado de relaciones no sólo se define el territorio provincial sino que en su movimiento cristalizan múltiples espacios. Sobre estos espacios construidos objetivamente por los investigadores pretende transitar este artículo, pero también sobre aquellos formulados subjetivamente por los hombres y mujeres de la época. De su intersección podrá darse mejor cuenta de esta realidad, que se presenta fragmentada. Muchos de estos tópicos enunciados recibieron la atención de historiadores, sociólogos, antropólogos que centraron su indagación en los espacios regionales. Los estudios tomaron fuerza con la vuelta a la democracia, que trajo aparejados cambios en los modos de historiar. Desde la pasada década de los 80 el concepto de región se convirtió en una categoría analítica clave. Guillermo Madrazo y Sara Mata renovaron las preocupaciones por el comercio y sus circuitos en la etapa colonial 2 . Armando Raúl 1 Facultad de Humanidades y Facultad de Ciencias Económicas, Universidad Nacional de Salta. 2 MADRAZO, Guillermo, Hacienda y encomienda en los Andes. La Puna argentina bajo el marquesado de Tojo. Siglos XVII a XIX, Fondo Edidtorial, Buenos Aires, 1982.

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Salta a fines del siglo XIX y comienzos del XX.

Una realidad, múltiples espacios

María Fernanda Justiniano1

Entre 1880 y 1916 dos presidentes y once ministros del gabinete nacional fueron

salteños. Además, Salta fue la única provincia sin intervención federal durante esos

treinta y seis años de hegemonía conservadora. Tal representación política fue superada

únicamente por Buenos Aires, aunque las asimetrías económicas y demográficas entre

uno y otro Estado, si cabe compararlas, sólo vienen a resaltar el gravitante papel de la

élite salteña en los máximos niveles de decisión nacional, durante la etapa de mayor

crecimiento sostenido en la Argentina.

Para comprender esta particularidad del caso salteño es necesario extender el análisis

hacia las actividades económicas, las vinculaciones comerciales, los grupos y las redes

políticas, familiares, de parentesco. En este complejo entramado de relaciones no sólo

se define el territorio provincial sino que en su movimiento cristalizan múltiples

espacios. Sobre estos espacios construidos objetivamente por los investigadores

pretende transitar este artículo, pero también sobre aquellos formulados subjetivamente

por los hombres y mujeres de la época. De su intersección podrá darse mejor cuenta de

esta realidad, que se presenta fragmentada.

Muchos de estos tópicos enunciados recibieron la atención de historiadores, sociólogos,

antropólogos que centraron su indagación en los espacios regionales. Los estudios

tomaron fuerza con la vuelta a la democracia, que trajo aparejados cambios en los

modos de historiar. Desde la pasada década de los 80 el concepto de región se convirtió

en una categoría analítica clave. Guillermo Madrazo y Sara Mata renovaron las

preocupaciones por el comercio y sus circuitos en la etapa colonial2. Armando Raúl

1 Facultad de Humanidades y Facultad de Ciencias Económicas, Universidad Nacional de Salta.2 MADRAZO, Guillermo, Hacienda y encomienda en los Andes. La Puna argentina bajo el marquesado de Tojo. Siglos XVII a XIX, Fondo Edidtorial, Buenos Aires, 1982.

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Bazán reinterpretó el rol del Noroeste en el proceso histórico nacional a través de la

búsqueda de las conexiones vitales del proceso histórico regional con los desarrollos

nacionales3.

Los años noventa vieron surgir sobre el Noroeste argentino nuevos trabajos referidos a

las relaciones de la dimensión política con la estructuración y consolidación del espacio

económico regional y sus articulaciones con el Estado nacional.

En estudios como los de Daniel Campi, Marcelo Lagos o María Silvia Fleitas puede

observarse cómo el concepto de región se impone como categoría de análisis histórico4.

Los trabajos de Campi y Lagos señalan que la producción azucarera tucumana brinda a

un sector de la élite del Noroeste Argentino, no sólo a la tucumana, la oportunidad de

acumular beneficios e integrarse a las clases prósperas de la pampa agroexportadora.

Casi simultáneamente, Antonio Mitre, Erik Langer y Viviana Conti enfatizan su análisis

en los circuitos comerciales de la región de los Andes meridionales entre 1870 y 1930.

Sobre éstos señalan que en la última década del S XIX y las primeras del XX el ganado

salteño se canaliza mayoritariamente hacia los nuevos mercados abiertos en el Norte de

Chile, aunque por su bajo precio reditúa escasa ganancia a la elite local5.MATA, Sara; “Valle de Lerma, valle Calchaquí y frontera este. Tierra y producción y mano de obra (Segunda mitad del siglo XVIII), en Avances de Investigación: Historia y Antropología; Facultad de Humanidades, Salta, 1989.3 BAZÁN, Armando; Historia del Noroeste; Plus Ultra, Buenos Aires; 1986. -------------------------; El Noroeste y la Argentina contemporánea; Plus Ultra; Buenos Aires; 1994.4FLEITAS, María Silvia; "Desarrollo regional, azúcar y política en el Noroeste argentino", en CAMPI, Daniel (Coord.); Jujuy en la historia. Avances de investigación, I; Universidad Nacional de Jujuy; Jujuy; 1993.FLEITAS, María Silva; "Posturas de los sectores dirigentes del NOA ante la cuestión del "desequilibrio regional" en la Argentina", en LAGOS, Marcelo (coord.), Jujuy en la Historia. Avances de Investigación, II, Universidad Nacional de Jujuy; Jujuy; 1994.CAMPI, Daniel; "Estado nacional y desarrollo regional. El noroeste argentino y el modelo agroexportador, 1870-1914"; en VI Jornadas Interescuelas, Montevideo; 1995.CAMPI, Daniel (1997), "La renovación historiográfica en el Noroeste argentino en las últimas dos décadas", en las VI Jornadas Interescuelas, Montevideo.CAMPI, Daniel, y LAGOS, Marcelos; "Auge azucarero y mercado de trabajo en el Noroeste argentino, 1850-1930", en Revista Andes; Universidad Nacional de Salta; Nº 6; 1996.5 MITRE, Antonio, El monedero de los Andes. Región económica y moneda boliviana en el S XIX ; Hisbol; La Paz; 1987.LANGER, Erick Langer; "Espacios coloniales y economías nacionales: Bolivia y el norte argentino (1810-1930)", Siglo XIX, Revista de Historia, Monterrey; Nº 4; 1987.LANGER, Erick y CONTI, Viviana "Circuitos comerciales tradicionales y cambio económico en los Andes centromeridionales (1830-1930)", en Desarrollo Económico; Buenos Aires; v. 31; Nº 121; abr-jun.

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De esta manera la irrupción de la región como categoría de análisis amplió notablemente el conocimiento que se tenía del pasado regional. Las

dos líneas interpretativas que emergieron por los años noventa definieron sendos espacios económicos. Uno -delineado por la actividad

azucarera- ligará a Salta a los puertos del Atlántico, mientras que el otro –configurado a partir de la venta de ganado en pié- integra la economía

salteña al Pacífico.

Los estudios sobre la dimensión política no estarán ausentes. Natalio Botana, ya a mediados de los años 70, brinda una importante contribución

para el estudio del pasado provincial. En su investigación sobre el orden conservador en Argentina atenderá tanto a destacar la extraordinaria

presencia que tienen los salteños en el gobierno nacional como a subrayar la ausencia de intervenciones federales durante esos 36 años de

hegemonía conservadora en la provincia de Salta.

Si bien el politólogo bonaerense no brinda respuestas que expliquen esta particular situación, se formula frente a ella una serie de interrogantes:

"¿Estabilidad oligárquica del sistema político salteño, un distrito de apoyo permanente que no sufrió el impacto de la intervención y que, además,

acarreó recursos para el poder nacional en las figuras de dos presidentes y once ministros? ¿Por qué esas familias controlaron el gobierno? ¿Por

tradición, dominio de la propiedad, especialización de la actividad política?". Estas preguntas, que el propio investigador considera como una

"hipótesis sugestiva", serán dejadas en suspenso y aguardan hasta el día de hoy contestaciones posibles y claves explicativas6.

No es el objetivo de este artículo proporcionar respuestas últimas a estos interrogantes, aunque obviamente forman parte del campo de

indagación. Sin embargo es dable señalar que en este punto los espacios económicos y políticos se superponen hasta formar acaso una sola

CONTI, Viviana; "Una periferia del espacio mercantil andino, el norte argentino en el siglo XIX", en AVANCES DE INVESTIGACIÓN; Salta; 1989.CONTI, Viviana; "El norte argentino y Atacama: Producción y mercados", en Revista SXIX, nueva época; Nº 14, julio-dic; 1993.6BOTANA, Natalio; El orden conservador (1º ed., 1977); Sudamericana, Buenos Aires, 1994.

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imagen. También se hace necesario advertir que esta es la percepción construida por los estudiosos de la realidad salteña de fines del XIX y

comienzos del XX.

Tabla1. La presencia de salteños en el PEN entre 1880-1916Presidentes Vice

Presidentes

Ministros

del

Interior

Ministros

de

Relaciones

Exteriores

Ministros

de

Hacienda

Ministro

de

Justicia

Ministro

de

Guerra

Ministro

de

Agricultura

Ministro de

Obras

Públicas

José

Evaristo

Uriburu,

1898

José

Evaristo

Uriburu,

1892-1898

Benjamín

Zorrilla

1879-

1880

1898

Francisco

J. Ortiz

1883-1886

Victorino

de la

Plaza,

1879

Gregorio

Vélez,

1910-

1913

Damián M.

Torino

1904-

1906

Miguel

Tedín

1906-1907

Victorino de

la Plaza,

1914-1916

Victorino de

la Plaza,

1912-1916

Indalecio

Gómez

1910-

1914

Francisco

Uriburu,

1886-

1890

José

Mariano

Astigueta

1886-

1890Miguel S.

Ortiz

1914-

1916

Victorino

de la Plaza,

1908-1910

Carlos

Ibarguren

1913

Fuente: Elaboración propia a partir de Actas de Sesiones de la Cámara de Diputados de la Nación, 1880-1916.

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Botana observa que el control del Estado provincial salteño marcha sobre vínculos de parentesco configurados a manera de verdaderos gobiernos

de familia. A partir de una lista de apellidos repetidos en cargos públicos nacionales identifica a cuatro familias de actuación determinante en el

orden político provincial: los Güemes, Uriburu, Ovejero y Ortiz7.

Tabla 2. Familias predominantes de la Provincia de Salta 1880-1916

Familia Miembros Cargos desempeñadosOrtiz Miguel

FranciscoAbel

Gob - Senador - MinistroSenador – MinistroDiputado

Ovejero DavidSixtoÁngel M.

Gobernador – SenadorGobernadorDiputado

Güemes MartínLuis Domingo

Gobernador – SenadorSenadorDiputado

Uriburu FranciscoPío

Senador – MinistroGobernador - Diputado

Fuente: Natalio Botana, El orden conservador, p. 157.

Desde otra perspectiva disciplinar, Ian Rutledge, en su tesis defendida en 1973 sobre el desarrollo del capitalismo en Jujuy, avanza en otras

direcciones. El antropólogo inglés discute a aquellos que conciben al período de Organización nacional como una lucha entre Buenos y el

Noroeste, y sugiere que éste debe entenderse como un proceso a través del cual los sectores más “ordenados” del Noroeste colaboran con Buenos

Aires en la destrucción de los sectores denominados ingobernables8.7 BOTANA, ob. cit.8 RUTLEDGE, Ian; Cambio Agrario e Integración. El desarrollo del Capitalismo en Jujuy: 1550-1960”; Proyecto Ecira y Cicso; Tucumán; 1987; p. 154.

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Para Rutledge el resultado final de esta alianza es la integración política del Noroeste a la dirigencia de nivel nacional. Desde aquí explicará esta

extraordinaria participación de las dirigencias provinciales del interior en el gobierno nacional y la consecuente integración de esta región al

mercado nacional. Sostiene que esta incorporación de las elites del Noroeste a la estructura de poder nacional otorgará a las oligarquías

provinciales de la región la oportunidad de emplear la maquinaria del Estado nacional para su propio beneficio económico. A su entender, será la

presión política ejercida la que les permitirá conseguir los apoyos del gobierno federal para la naciente industria azucarera de Tucumán, Salta y

Jujuy, ya desde 18809.

La imagen queda superpuesta, la elite económica y la elite política se confunden y con ello, también el espacio de lo político y lo económico. A

la par de estos planteos, Botana y Rutledge extienden sus preocupaciones más allá de los límites de los espacios provinciales interrogándose

sobre la articulación, ya sea política o económica, de estos con el Estado nacional. La importancia de la actividad azucarera en la formación de

los patrimonios familiares, en el desarrollo histórico de la región y en la relación-tensión entre Estado nacional y las provincias adquirirá mayor

relevancia para explicar la realidad tucumana que la salteña10.

Para las respuestas en clave política sobre los modos en qué se conforma una clase dirigente de nivel nacional, y las formas que adquiere el

enlace entre la política nacional y la provincial, Paula Alonso propone adentrase en las características del Partido Autonomista Nacional, por

cuanto considera que constituye una puerta de entrada a la naturaleza de la política nacional11. Resta por parte de aquellos preocupados por el

devenir histórico salteño brindar más elementos para contribuir a esta novedosa propuesta interpretativa.9 RUTLEDGE; ob. cit.; p. 156.10 No pueden obviarse los estudios de Noemí Girbal, Donna Guy, Jorge Balán, entre otros, además de los citados anteriormente.11 ALONSO, Paula (2003), “La política y sus laberintos: el Partido Autonomista Nacional entre 1880 y 1886”, en Hilda Sábato y Alberto Lettieri (comp.), La vida política en la Argentina del siglo XIX. Armas, votos y voces, Argentina, FCE.

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Para el caso de la Provincia de Salta los estudiosos que se ocuparon sobre algunos de estos aspectos del periodo se inclinaron a aceptar, entre las

diversas perspectivas presentadas, la línea de investigación propuesta por Langer y Conti para dar cuenta de las diferentes problemáticas de la

etapa y la sociedad en cuestión. Ello, aunque los investigadores antes mencionados advirtieran de los bajos beneficios que acarrea la venta de

ganado en pie al Pacífico12.

Esta perspectiva continúa reforzándose si se analiza la actividad azucarera salteña en relación con el resto de las provincias de la región. Los

datos de los censos muestran un panorama ciertamente desalentador. Al compararse con la producción tucumana, la salteña no llega al 1% en

1895 y al final del período este porcentaje disminuye a menos de la mitad.

Tabla 3: Establecimientos y producción azucarera de Salta y Tucumán

Jurisdicción Nº de establecimientos

1895 1913

Producción1895

Producción1913

Aumento o disminución, de la

producción en 1913

12 “...ambos rubros ganaderos -asnos y ovinos - ocuparon, durante este período, el primer lugar en cantidades de animales vendidos a Bolivia, aunque por su bajo precio en el mercado sólo la cantidad redituaba alguna ganancia”, en Eric Langer y Viviana Conti, Circuitos comerciales..., p. 21.Entre los historiadores salteños que toman esta perspectiva puede citarse a Azucena Michel y Elizabeth Savic quienes afirman para el período que nos ocupa “hay dos excepciones en el interior: las agroindustrias del azúcar (Tucumán) y del vino (Mendoza) que orientan su economía al mercado interno, mientras que otras regiones se insertan en espacios extranacionales. Los estados provinciales del Noroeste argentino de la que forma parte Salta, como región marginal en términos económicos, estiman como única salida reforzar los vínculos comerciales tradicionales con las naciones vecinas: Chile y Bolivia. De allí que la provincia de Salta, cuya principal riqueza es la ganadería, dirige su producción hacia el norte chileno que le ofrece un excelente mercado como consecuencia de la explotación del salitre cuyo auge se mantiene, con algunos altibajos, hasta 1930”. En MICHEL, Azucena y SAVIC, Elizabeth, “Comerciantes-Ganaderos y propietarios. Salta 1880-1920”, Cuadernos de Humanidades, N ° 11, Universidad Nacional de Salta. Las negritas son nuestras. En línea semejante, Rubén Correa, María Elva Frutos y Carlos Abrahan afirman que en Salta, “la mayor parte de la población se encuentra en las zonas rurales, por lo tanto allí se dan las más diversas formas de producción material para la vida, predominando la producción ganadera y la agricultura para el consumo doméstico, el abastecimiento al mercado urbano y la exportación de los excedentes al mercado nacional y fundamentalmente hacia el tradicional andino, bajo un régimen de propiedad privada”. CORREA, Rubén, FRUTOS, María Elva y ABRAHAN, Carlos “Consideraciones teóricas-metodológicas en el análisis de los actores sociales y políticos en la Provincia de Salta a fines del siglo XIX y comienzos del XX”, Mimeo, 2001. Las negritas son nuestras.

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SALTA 1 1 160.300 468.000 + 307.700

TUCUMÁN 36 30 20.966.050 95.229.860 + 74.263.810

Fuentes: Datos extraídos del Censo Nacional de 1914

El hecho de que en Salta sólo figure un establecimiento azucarero apuntala también esta línea interpretativa. Más aún si se considera que el

apellido Cornejo, el más vinculado al azúcar en el espacio provincial, no figura en la lista de gobernadores del período hasta su finalización en

1916.

Tabla 4: Lista de gobernadores de la Provincia de Salta entre 1880-1914

La escasa atención que demuestran los contemporáneos por las posibles

prodigalidades del azúcar también incide en la construcción de esta imagen de

una Salta eminentemente ganadera. Es el caso de la “Memoria descriptiva” de

Salta, de Manuel Solá, o al texto de Emilio Schleh, “Salta y su riqueza”. En

ambos la actividad azucarera está pensada a futuro aunque, como se verá en

líneas posteriores, por estos años el azúcar forma parte del presente provincial y adquiere potencial explicativo.

Período Gobernador1881 Dr. Miguel S. Ortiz1883 Cnel. Juan Solá1886 Dr. Martín Gabriel Güemes1889 Dr. Adolfo Martínez1890 Dr. Pedro J. Frías1893 Delfín Leguizamón1895 Antonino Diaz1898 Pío Uriburu1901 Angel Zerda1904 Dr. David Ovejero1907 Dr. Luis Linares1910 Avelino Figueroa1913 Dr. Robustiano Patrón Costas1916 Dr. Abrahan Cornejo

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Gobernadores azucareros: Fortunas salteñas con raíz jujeña

A principios de la década de 1880 en la provincia de Salta existe un único establecimiento azucarero organizado, se trata del Ingenio de San

Isidro. Éste está localizado en el departamento de Campo Santo y cuenta por estos años con maquinarias cuyos valores oscilan alrededor de

300.000 pesos bolivianos13. Este dato no es menor, ya que supera en 20.000 pesos m/n los montos del presupuesto de la provincia fijado para ese

año14.

13 Archivo y Biblioteca Histórico de Salta, (ABHS), Memoria del Ministerio de Hacienda presentada a la H. L. de la Provincia Años 1881-1882, 1883; Imprenta de Solíverez y Alsina; Salta; p. 9. El propietario de este ingenio es Juan Nepomuceno Fernández Cornejo, hijo del general José Antonino Fernández Cornejo y Josefa de Usandivaras y Figueroa. Al fallecer su madre la importante hacienda familiar de San Isidro queda en su poder, por la venta que le hicieran sus hermanos.14 Por esta época el peso m/n equivalía a 0,57 bolivianos, de acuerdo a las conversiones que se encuentran en los libros de escribanos de la época. Cabe agregar que los segundos constituían la moneda de circulación corriente por estos años, mientras que los primeros tendrían que esperar para imponerse en la actividad comercial cotidiana.

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CUADRO 3: Presupuestos de la Provincia de Salta

Fuente: Censo de 1914 y Registros Oficiales de la Provincia de Salta

Aunque el azúcar no sea señalada por los hombres de la época como fuente de riqueza de la provincia, el ministro de Hacienda durante los años

1880 y 1883 advierte que si se tienen en cuenta los datos municipales, en Salta se producen cerca de 500 cuadras cuadradas de plantaciones de

AÑO MONTO EN $ m/n Provincia de Salta*

1880 147.9681885 244.488,841886 281.006,801888 780.943,821889 780.943,821891 1.082.554,641893 552.5001894 449.387,541896 553.3711897 466.297,311898 503.573,071899 508.520,871900 528.005,041902 515.124,31903 526.0001904 546.794,41905 527.4521906 589.6001907 732.5151908 814.234,21909 955.1001910 1.082.5001911 1.105.2741912 2.664.5941913 2.063.3181914 3.764.041,58

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caña de azúcar, de las cuales se obtienen 400 arrobas de azúcar, miel, aguardiente que dejan en su venta un capital de 800.000 pesos bolivianos,

es decir 456.000$ m/n15. Una suma nada desdeñable si es comparada con el total de los ingresos de la Provincia a lo largo del período.

Entre los departamentos donde se destaca la actividad azucarera se encuentran Campo Santo y Orán. Según los datos provistos por el presidente

de la Comisión Municipal de Campo Santo, Alejandro Figueroa, se producen en 1870 un total de 80 arrobas de azúcar y 80 de aguardiente por

cada cuadra cuadrada. Para esta fecha calcula que en el departamento se cultivan 140 cuadras cuadradas de azúcar, es decir casi el 30% del total

de la provincia16.

La escasa erogación que realizan los empresarios azucareros en la mano de obra aumenta los excedentes que les proporciona la actividad.

Anualmente los ingenios traen desde poblaciones aborígenes del Chaco alrededor de mil o más hombres, a los que se suman mujeres y niños para

trabajar en la zafra y otras actividades17.

Sobre el jornal, Alejandro Figueroa señala que éste oscila en los 6 pesos bolivianos mensuales, a lo cual suma la manutención y el tabaco18.

Manuel Solá describe aún con más detalles el cuadro de explotación en el que se desenvuelve la actividad y que obviamente contribuye a hacer

más sustanciosos los beneficios obtenidos por los propietarios de los ingenios. Afirma Solá que “…aún cuando el indio no recibe dinero, se

calcula que entre ropa y manutención se le abona un salario de 10$ m/n por al hombre y la mitad á la mujer. Este salario, en apariencia bajo,

15ABHS, Memoria del Ministerio…; ob. cit.; p. 9.16 En Biblioteca de la Universidad Nacional de la Plata, Memoria Estadística General Departamento de Campo Santo, por el presidente de la Comisión departamental para la Esposición Nacional; Imprenta El Comercio, Salta setiembre de 187017 Todavía en esta época los propietarios de los ingenios utilizan los trapiches de madera movidos por bueyes y también los de hierro movidos por agua. Sólo el ingenio San Isidro introduce la propulsión a vapor. La diferencia entre los antiguos y modernos métodos puede medirse en tiempo de trabajo. Mientras que los procesos que utilizan los primeros demandan aproximadamente 30 días, los segundos lograrán la depuración de la arcilla y el producto final en tan sólo 12 horas18 JUSTINIANO, María Fernanda; “La oferta ambiental y la construcción del Estado provincial salteño”; Revista de la Escuela de Historia, Nº 2; Universidad Nacional de Salta; Argentina; 2003; pp. 287-308.

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resulta para el plantador muy alto, porque toda la familia del indio chupa caña desde la mañana á la noche, resultando que 1/5 parte de la

cosecha se pierde en el estómago insaciable de los indígenas”.

De acuerdo con lo expuesto es posible matizar las afirmaciones de los historiadores salteños. Los datos expresados indican que, aunque la

producción de azúcar sea sólo para el consumo interno, brinda ingentes oportunidades a los propietarios de ingenios para acumular y acrecentar

fortunas.

Ahora bien, en este punto el espacio a observar supera el marco de los límites provinciales en construcción. Las fortunas son salteñas pero los

ingenios son jujeños, y justamente serán los empresarios vinculados al azúcar, quienes entre 1898 y 1906 detenten la primera magistratura

provincial.

Pío Uriburu, gobernador de la provincia durante el período 1898-1901, fue copropietario de los ingenios de San Isidro en Salta y La Esperanza en

Jujuy19. Angel Zerda y David Ovejero, gobernadores entre 1898 y 1907, fueron propietarios junto a Félix Usandivaras del ingenio azucarero de

Ledesma (Jujuy)20. El propio Alejandro Figueroa, autor de la Memoria de Campo Santo, la cual se incluye en esta investigación, pertenecía a una

familia azucarera, propietaria del ingenio Unión, que después de 1895 pasó a manos de Bonex y Revoux21.

Interesa entonces plantearse qué sucede con los patrimonios de estos salteños propietarios de ingenios jujeños.

A continuación se avanzará sobre el caso de la finca Ledesma, ubicada en la vecina provincia de Jujuy, cuya propietaria es la familia Ovejero.

19 Citado por TRINCHERO, Héctor Hugo; Los dominios del demonio. Civilización y barbarie en las fronteras de la nación. El Chaco central; Eudeba; Buenos Aires; 2000 pp. 154.20 BAZÁN, A; El Noroeste…; ob. cit., p. 211. 21 TRINCHERO; Los dominios…;, ob. cit., p. 154.

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Concretamente, Ledesma pertenece hasta el año 1889 a los hermanos Sixto y Querubín Ovejero, ambos de sólida fortuna y propietarios de los

principales inmuebles urbanos de la capital salteña. Sixto fue gobernador de la provincia entre 1867 y 1869, contrajo matrimonio con una jujeña

y falleció en Salta en 1896 a los sesenta y nueve años de edad. Ocho años después su hijo David Ovejero será gobernador de la provincia.

Hasta 1889 el ingenio estará en manos de estos dos hermanos. En este año la razón social Ovejero Hnos decide su remate público. Los avisos

publicados en los distintos diarios nacionales informan que durante los meses de junio a octubre en Ledesma pueden llegar a elaborarse 150.000

arrobas de azúcar. A la par, indican que el alambique destila alrededor de 5.000 barriles durante cualquier época del año22.

De estos avisos se desprende que el consumo de Salta y Jujuy es de 90.000 arrobas de azúcar por año. Por esta época el valor de cada arroba es

de 3,5$ m/n. Se estaría hablando entonces de un comercio interno que dejaría una entrada aproximada de 315.000 $m/n anuales sólo en cuanto al

azúcar, sin contar el aguardiente, la miel y otros derivados elaborados a partir de la caña.

El cuadro que sigue muestra la envergadura posible de los ingresos de la familia Ovejero en relación a los presupuestos de la Provincia de Jujuy.

Lamentablemente sólo se cuenta con la información de los presupuestos posteriores a 1895. Se optó por delimitar como espacio temporal el de

los gobiernos azucareros de Salta, pero debe tenerse en cuenta que la relación se hace con los ingresos probables de Ledesma en 1889, de

acuerdo con los datos brindados por el aviso, publicado a nivel nacional, de su remate público.

22 ABHS, Libro de Escribano Francisco Romero, fs. 387-415.

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CUADRO 4: Relación de los presupuestos de la Provincia de Jujuy y los ingresos de la Finca Ledesma

AÑO MONTO EN $ m/n

Provincia de Jujuy**

Relación de los

ingresos de Ledesma1896 288.398,36 Superior un 9,22%1897 308.116 Superior un 2,23%1898 326.926 96,35%1899 362.059,63 87%1900 380.109,38 82,87 %1902 472.560 66,65%1903 499.477 63,06%1904 526.835 59,79%1905 564.851 55,76%

Fuente: Censo de 1914 y Registros Oficiales de Salta

Ángel Zerda, quien fuera gobernador de Salta dos años más tarde, 1901-1903, su primo Sixto y su sobrino David serán los nuevos compradores

del Ingenio, que constituye una posibilidad cierta para acumular riqueza y conservar el poder político.

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Genealogía de los Zerda Ovejero: familia de gobernadores

Ángel Mariano Zerda Urristi = Fabiana Medina

Ángel Zerda Medina (n.1837)

Servanda Zerda Medina (n. 1824) = Manuel Usandivaras Díaz de la Fuente (1805)

Félix Rosa Usandivaras Zerda (b. 1848)

María Antonia Zerda Urristi = José Ramírez Ovejero González

Florentina Ovejero Zerda (n.1802) =Manuel Usandivaras Díaz de la Fuente

Restituta Usandivaras Ovejero Zerda = Francisco María Fernández Cornejo Figueroa

Dolores Usandivaras Ovejero Zerda (n. 1839) = Florentín Linares Toledo (b. 1821) (1858)

Luis Linares Usandivaras (n. 1867)

Manuel Ovejero Zerda

Sixto Ovejero Zerda = Florencia González Sarverri

David Ovejero González (n. 1859) = Candelaria Ortiz Ortiz (n. 1870)

Querubín Ovejero Zerda

Delfina Ovejero Zerda = Miguel Jerónimo Figueroa Güemes

Avelino Figueroa Ovejero Zerda

José Ovejero Zerda

Daniel Ovejero Zerda = Elvira Tezanos Pinto

Carolina Ovejero Zerda

Fuentes: JÁUREGUI, Carlos Rueda (2003), Los Vascos en América, Buenos Aires, Fundación Juan de Garay, T. VI y FIGUEROA, Fernando

1996), De Figueroa y otros linajes, Salta.

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El esquema de la página anterior es elocuente en cuanto manifestación del nepotismo, o

expresión de los llamados gobiernos de familia. El primer Ovejero que ejerce la

magistratura provincial será Sixto en 1867. Por este año la familia hacía

aproximadamente treinta y siete años que tenía entre sus bienes la finca Ledesma, cuatro

antes que la provincia de Jujuy se conformara como tal.

Habrá que esperar más de tres décadas para que otro miembro de la familia sea electo

gobernador. Será el primo hermano de Sixto, Ángel Zerda. Este último será sucedido

por su sobrino David Ovejero, quien a también contará como sucesor a otro miembro de

la familia, Luis Linares. Su tío Avelino Figueroa será el último miembro de la familia

en ejercer la dirección del gobierno provincial.

Por una docena de años consecutivos el gobierno de la provincia de Salta estará en

manos de los propietarios del ingenio Ledesma, la expresión usada por el diputado

Araya para describir este cuadro de situación fueron: “el gobierno de Salta se convirtió

en anexo de este ingenio”23. En el año 1911 se ponen en venta las acciones y con ello se

erosiona la base de poder de los Ovejero. Surge la “Nueva Compañía Azucarera

Ledesma”, cuyos nuevos propietarios son Enrique Wollman y Carlos Descalsse24.

Queda claro quela fuerza de la actividad azucarera en el acontecer político y económico

de la provincia ya se manifiesta a mediados del siglo XIX. Su relevancia es tal que

posiciona gobernadores, delimita ocupaciones territoriales, delinea mapas geográficos,

moviliza líneas de fronteras, define en el suelo salteño -y no sólo en él- espacios

económicos, promueve nuevas departamentalizaciones y desestructura comunidades

humanas.

23 CANTÓN, Darío (1973), Elecciones y partidos políticos en la Argentina, Buenos Aires, SXXI, p. 100.24 El otro ingenio jujeño de propietarios salteños, también será vendido a capitales ajenos a la región. Es el caso de La Esperanza que será adquirido por los Leach en 1899.

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Las representaciones cartográficas de la época ponen en evidencia que el dominio y el

control del territorio provincial avanza hacia el Este, mientras que el Oeste encontrará

su límite con la creación del Territorio Nacional de Los Andes en 1884.

Es la necesidad de acceder a las poblaciones aborígenes que trabajarán en los ingenios

azucareros la que moviliza las líneas de las fronteras. Esto sucederá incluso antes de la

llegada del ferrocarril a Tucumán en 1876 y del boom agroexportador de la Pampa

húmeda. La empresa en un primer momento será privada y estará a cargo de los dueños

de los ingenios, quienes envían a sus capataces a sacar la población indígena. En poco

tiempo encontrarán el auxilio del Estado provincial y después del Estado nacional25.

Aquí se encuentra el origen de Colonia Rivadavia, primero, y del Departamento del

mismo nombre, después26.

En resumen, los datos vertidos confirman la fuerza de la actividad azucarera y su

incidencia en el devenir histórico provincial por casi dos décadas, pero ello no supone

que se asista a una única imagen que expresa una correspondencia entre la elite

económica y la elite política, entre las familias azucareras y las familias gobernantes.

Los Ortiz no tienen ingenios azucareros; tampoco los Güemes, ni los Solá, sólo por

nombrar algunos apellidos que no pasan inadvertidos al estudiar la realidad salteña de

fines del siglo XIX y comienzos del XX y sus vinculaciones a nivel nacional.

Queda como interrogante el por qué de la fuerza de la imagen de la Salta ganadera. Si

bien algunas respuestas ya se adelantaron, resta llevar el análisis a otros espacios, los

espacios mentales.

25 En 1872 el Estado nacional crea la Gobernación del Chaco, ese año envía la expedición dirigida por Napoleón Uriburu y en 1880 enviará la de Juan Solá.26JUSTINIANO, La oferta…, ob. cit.

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MAPA 1: La Provincia de Salta en 1895

Fuente: En AGN, “Mapa de Salta de 1895”, en Atlas General de la República Argentina, construido según los datos más recientes bajo la dirección de Carlos Beyer Ingeniero Geógrafo de la casa editora.Grabado y revisado por los. SS. W. y A. K. Johnston, ( séptima edición corregida y aumentada); Ángel Estrada y Cía; Buenos Aires; 1895.

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En resumen, los datos vertidos confirman la fuerza de la actividad azucarera y su

El poder de la tradición

En el año 2003 el genealogista Carlos Jáuregui Rueda escribía: “Salta se caracterizó,

tal vez, por ser en Argentina la Provincia con mayor conciencia social en su clase

principal o élite dirigente. Ser de la clase alta salteña, pareció dar patente de nobleza

en Argentina”27.

Como se observa, esta imagen de una Salta nobiliaria tiene presencia hasta el día de

hoy, incluso en el año 2004 a la revista local Nexo no le fue difícil decir que la princesa

de Holanda, Máxima Zorreguieta, no sólo desciende de una familia salteña, sino que su

genealogía se remonta al mismo Alfonso XI, “caballero de quien descienden todas las

monarquías europeas que reinaron en el Viejo Continente hasta la estrepitosa caída de

algunos tronos”28. De dicha nota se desprende, para aquellos que se interesan en los

lazos reales, que Máxima tendría más linaje que el propio rey de Holanda.

Estos ejemplos sólo intentan mostrar la fuerza que tiene la imagen de la Salta nobiliaria,

que está instalada hasta en el sentido común de los intelectuales y formadores de

opinión. Aunque no se trata sólo de esto, sino de algo mucho más profundo, es parte del

esquema diferenciador y clasificador del conjunto social que todavía sigue funcionando

y da origen a muchas de las prácticas cotidianas. Esta imagen “nobiliaria” va

acompañada y es indisociable de otra: la de la Salta ganadera.

Lo llamativo del cuadro descrito es que estas construcciones son relativamente nuevas,

e inventan una sociedad tradicional cuando Salta no puede sindicarse en el período en

estudio como tal. El dinero era la fuerza y la medida de esos tiempos29. 27 RUEDA, Carlos Jáuregui; Los vascos y navarros en Salta, siglos XVI al XIX. Notas para su estudio; Buenos Aires; Fundación Vasco-Argentina Juan de Garay; 2003; p. IX. (Los Vascos en América; T. VI).28 ABAD, María Fernanda, “Lazos de sangre”, Revista Nexo, 22 de agosto de 2004, Nº 120.29 Sara Mata realiza una observación semejante cuando estudia la consolidación de los comerciantes de mayor giro como grupo hegemónico a fines del siglo XVIII. Al respecto plantea que se asiste a una transformación social que conlleva la preeminencia de la riqueza sobre el linaje y la construcción de un

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A fines del siglo XIX y sobre todo en las primeras décadas del siglo XX comienza todo

un trabajo de construcción simbólica –no se detiene hasta el día de hoy- que consiste en

asignar identidades y establecer diferencias dentro del conjunto de la sociedad. Este

invento de tradiciones es simultáneo y coincide con las acusaciones de prácticas

nepóticas en las jerarquías más altas del poder provincial.

Es éste una respuesta inmediata a los males del igualitarismo y a la erosión de la

deferencia que acechan desde los textos constitucionales y las ideas liberales en boga.

Toma forma, de esta manera, el discurso de la familia tradicional, una ideología del

poder, una manera de posicionar las nuevas jerarquías y desigualdades necesarias en

momentos en que las antiguas se encuentran en derrumbe.

Esta es la línea interpretativa que proponen Eric Hobsbawm, Terence Ranger y otros

autores en la obra La invención de la tradición30. Si bien sus estudios se orientan hacia

otros espacios geográficos, la propuesta teórica es muy válida para guiar el análisis en el

caso concreto que se analiza.

De estas investigaciones se desprende que el siglo XIX es la centuria donde se

configura y refuerza la identidad y la autoridad de Europa, se despliega todo un trabajo

de construcción simbólica que se expresa en la fabricación de rituales, ceremonias y

tradiciones31. A las elites dirigentes europeas les urgía construir un pasado, una tradición

que proyectada hacia atrás en el tiempo les otorgue historia y legitimidad, en una época

en la que los antiguos nexos que sostenían las sociedades premodernas comenzaban a

resquebrajarse por dentro.

nuevo orden social vinculado a la modernidad. En Mata, Sara; Tierra y poder en Salta. El noroeste argentino en víspera de la independencia; Diputación de Sevilla; España, 2000; p. 181. 30 HOBSBAWM, Eric y RANGERr, Terence (Eds.); La invención de la tradición; Crítica; Barcelona; 2002.31 Nada más gráfico que los agasajos y la Asamblea Imperial que organiza el Virrey Lord Lytton para proclamar a la reina Victoria Emperatriz de la India. En COHN, Bernard; “Representación de la autoridad en la India victoriana”, en HOBSBAWM y RANGER (eds.); La invención…; ob. cit., pp. 173-217

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Por estos lugares la situación no es diferente, las elites locales también tienen la

necesidad de construir nuevos nexos que las afirmen en el nuevo esquema

independiente, embebido del liberalismo decimonónico. Porque en realidad los grupos

dirigentes salteños del siglo XIX no son viejos, están también necesitados de construir

una historia y un pasado que los legitime.

La elite local no tiene fronteras fijas ni valores estáticos. Está en un permanente proceso

de construcción material y simbólica. Las familias Uriburu, Güemes y otras tantas nos

remiten a nuevos espacios de influencias donde cobra importancia el dinero. Éstos

apellidos y otros como Benguria o Patrón, integran el nuevo grupo que se incorpora al

espacio de fines de la colonia como consecuencia de la política de liberalización

comercial promovida por las Reformas Borbónicas.

A diferencia de lo que comúnmente se cree, los grupos dominantes salteños no son

cerrados; están abiertos y dispuestos a integrarse con estos europeos recién llegados.

Las madres veían en aquel rubio, alto, como un atisbo de realeza europea, escribe

Zulema Usandivaras de Torino32. Aunque en realidad sólo estén operando los prejuicios

étnicos y raciales incorporados y aprendidos socialmente33.

Estos recién llegados, muchos de ellos ubicados en posiciones relevantes que se ven

constantemente amenazadas tanto por la situación de enfrentamiento civil que

promueven las luchas de independencia como por el nuevo esquema de organización

32 Dirá en su novela la escritora salteña Zulema Usandivaras de Torino quien nos retrotrae a la Salta de fines del siglo XIX y siglo XX. Ambos apellidos indican el lugar y origen social de la autora, que como ella expresa desde allí puede“observar desde el ángulo en que estuve situada, en que me colocó el azar. Yo no lo elegí. Alguien me puso allí”. Para Fernando Figueroa, quien presenta la novela, La Esposa permite levantar el velo tradicional que impedía al gran público conocer lo que pasaba en el otro lado de la fachada señorial de la élite lugareña.USANDIVARAS de TORINO, Zulema; La Esposa; Víctor Manuel Hanne Editor; Salta; p. 76. 33 Pocos trabajos se detienen en el componente étnico-racial que caracteriza a las formas de dominación que ejerce la élite salteña. La hispanofilia que caracterizó a la producción historiográfica local, y que se expresó en las obras de Bernardo Frías y Atilio Cornejo, no sólo no observó estas cuestiones sino que las registró como naturales. Los estudiosos que sucedieron a éstos generalmente han vinculado o confundido las prácticas racistas con las divisiones de clase y de esta manera encubrieron involuntariamente o no el racismo existente en el profundo del tejido social.

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que propone el naciente Estado independiente, están deseosos de historia y de la

legitimidad que esta trae.

Las dos citas que se transcriben a continuación muestran el éxito que tuvo esta empresa.

La primera es de Bernardo Frías, hombre perteneciente a la elite salteña, que vivió las

últimas décadas del siglo XIX y las tres primeras del XX. La segunda pertenece a José

María Posse, quien escribe su libro a fines del siglo pasado.

Obsérvese que Bernardo Frías todavía no tiene incorporado el concepto de familia

tradicional, habla de la voz de la sangre, de la cual dice que “sirve para disculpar a

algunos cuando aplauden los desbarros del pariente, o que lo siguen como viejos

carneros por la misma razón, haciendo del gobierno patrimonio de familia”34.

Un siglo después de Frías la categoría ya está elaborada y se le han asignado una serie

de atributos. José María Posse escribe en el año 1993: “Considero que ser miembro de

una familia tradicional, no da derecho ni privilegio alguno, y por el contrario, crea una

doble e ineludible obligación. La primera es transmitir a los jóvenes, quiénes fueron y

qué hicieron sus mayores. Lo segundo es ser consecuente en nuestra vida con ese legado

que nos enorgullece recibir”35.

Ambas expresiones contradictorias, y alejadas en el tiempo, se refieren a esta realidad

que se extiende más allá del Noroeste argentino y que tiene vigencia hasta estos días: la

importancia de los vínculos de parentesco. Nada más que ahora estos vínculos

adquieren entidad en las llamadas familias tradicionales, o familias distinguidas, como

dirá la escritora salteña Juana Manuela Gorriti, al relatar su vuelta a Salta en 188036.

34 FRÍAS, Bernard; “Tradiciones históricas. La Salta Vieja. El vecindario Güemes”; Boletín del Instituto San Felipe y Santiago de Estudios Históricos de Salta; T IV, Nº 13, Primer semestre; Talleres Gráficos “La Provincia”; Salta; 1944.35 POSSE, José María ; Los Posse. El espíritu de un clan; Sudamericana; Tucumán; 2993; p. 11. 36 GORRITI, Juana Manuela; “La casa natal”.

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De la familia ‘benemérita’ a la familia tradicional, la segunda es diferente a la primera y

resume en su formulación una serie de atributos que se irán definiendo en el propio

proceso de construcción, pero que a la vez conserva la cosmovisión dominante.

Se está ante un desplazamiento de los viejos criterios de clasificación y diferenciación

que venían sosteniéndose. Éste no obedece a luchas o cuestionamientos elaborados

desde los otros grupos distanciados en el espacio social, sino que están en relación con

los nuevos discursos del liberalismo y positivismo en boga que orientan o exigen nuevas

prácticas, las cuales las más de las veces enmascaran las viejas costumbres.

Muchos de estos criterios clasificatorios que ordenan el conjunto social de la época

están presentes desde la etapa colonial. Aquí interesa destacar los principios

diferenciadores que emanan desde las instituciones del propio Estado provincial o

nacional y que por ende no sólo son entendidos como legales y oficiales, sino que

también son considerados legítimos.

Uno de los principios básicos para establecer la diferencia es el color de la piel. Todavía

en el primer censo provincial se manifiesta como un dato objetivo y explícito. El

informe censal expresaba en 1865: “El habitante de la Provincia es robusto y poco

laborioso, de estatura generalmente mediana, y rara vez gordo; el color de la clase

decente es blanco y pertenece a la raza Española ó Caucasiana; la otra clase es

mestiza y participa de la raza Africana ó Indiana… Las Salteñas, las de la clase

decente, pertenecen a la misma raza Caucasiana, y son muy blancas y hermosas, y se

distinguen por los lindos ojos y cabellos negros. La otra clase es mestiza y bastante fea

y parece mucho al tipo Indiano, con pocas excepciones”37.

37 Biblioteca Armando Caro; Registro Estadístico de la Provincia de Salta. Con el resumen del censo de la Población de año de 1865. Parte Primera. Registro Estadístico de 1866, Parte Segunda. P. 95.

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Periodistas e historiadores pertenecientes al círculo, o fuera de él, son los “especialistas”

que producen y reproducen estas taxonomías que incluyen y ubican a unos y excluyen y

reposicionan a otros.

Bernardo Frías, el primer historiador profesional salteño, al realizar su Historia del

General Martín Güemes y de la Provincia de Salta, o sea de la Independencia

Argentina, recupera en su estudio lo aprendido socialmente. Afirma que la situación

social de las castas, las costumbres y respetos personales eran el resultado de una

cultura de siglos. En su trabajo divide a la sociedad salteña en sociedad culta y plebe, y

a esta última la considera un elemento social tres veces superior en su número a la

“gente decente”. A su juicio la plebe era una “mezcla grosera” de todas las razas que

entraron en la formación de la sociedad colonial, con preeminencia de lo que calificaba

como una “casta de mulatos” con “todos los vicios del esclavo”.

De ella destaca Frías que “ejercían todos los oficios viles, vivían descalzos, en una

lastimosa miseria, porque viciosos como eran y generalmente cargados de familias, no

conocían las virtudes del ahorro, y las ganancias de su trabajo, con ser miserables, las

empleaban a fin de semana en beber el aguardiente, durmiendo la embriaguez tres días

o moliendo a golpes a sus mujeres”38.

Tanto el censo provincial de 1865, como las expresiones descriptivas y “científicas” de

Bernardo Frías exponen las representaciones que desde el poder se tiene de la sociedad

38 FRÍAS, Bernardo; Historia del General Martín Güemes y de la Provincia de Salta, o sea de la Independencia Argentina; Ediciones Desalma; Buenos Aires; 1972; Tomo IV; pp. 542-544. Esta publicación es encargada a Frías en el año 1913, durante el gobierno de Robustiano Patrón Costas. La pretensión del autor es insertar a Martín Miguel de Güemes en la gesta de la historia nacional. La lectura de esta obra lleva a un historiador que sale de los moldes de los grandes acontecimientos para preocuparse por distintos aspectos de la sociedad que pretende estudiar. No queda apegado sólo al documento escrito, sino que recurre a los testimonios orales, a las cartas privadas, entre otros tantos vestigios del pasado. Esta cita de Frías evidencia las dilucidaciones éticas, morales y científicas de un hombre que vive las últimas décadas del siglo XIX y las tres primeras de la centuria siguiente. Su mirada sobre los “otros”, está atrapada por las concepciones propias del grupo social del cual se siente partícipe, la tensión siempre vigente, que no puede resolver, de unos “otros” que conllevan para él todo lo negativo pero que a su vez son el apoyo de Martín Miguel de Güemes. De estos “otros” que de acuerdo a algunas de las teorías que están en boga al momento que escribe Frías son la expresión del degeneramiento que produce la mezcla de razas. Es obvio que Frías comparte estos puntos de vistas.

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en la que viven. Es obvio que estos criterios étnicos y (pre) juicios sociales y raciales no

son propios de la élite salteña. Ésta comparte la profunda y firmemente asentada

perspectiva de la hegemonía cultural europea39. Como puede observarse el proceso

independentista no trajo aparejado consigo una ruptura de este esquema ideológico, que

se vio reforzado en el transcurso del siglo XIX por los aportes provenientes del campo

científico y por la voracidad imperialista de los países del viejo mundo.

No interesa aquí justificar o acusar, sino señalar que los artífices de estas clasificaciones

y jerarquizaciones perciben la Salta decimonónica escindida en dos grupos presentados

como antagónicos. Aunque en realidad, cabe agregar, sólo son los reproductores

autorizados de un sistema de ideas y valores que organiza la sociedad de la época en

función de aquellos que detentan y detentaron en los últimos cuatrocientos años el

poder.

minoría mayoríablanco de color

hermosas feasculta baja

de costumbres españolas de costumbres indígenas, viciososcaucásicos mezcla grosera de razas

Además del color de la piel, la participación que les cupo en la gesta de la

independencia fue otra de las líneas divisorias construidas entre “unos” y “otros” en el

siglo XIX. Los propios protagonistas fueron quienes acentuaron, a través de sus

testimonios escritos, su rol en la construcción de la Nación argentina40.

39 Teun A. van Dijk al establecer las semejanzas y diferencias entre el racismo latinoamericano y europeo observa que si bien en Europa el racismo suele dirigirse contra los extranjeros que son distintos, en Latinoamérica son los propios inmigrantes europeos quienes discriminan e los pueblos indígenas. De esta manera la tónica general en el continente americano será la existencia de grupos de gente de mayor apariencia europea que discrimina a los de menor apariencia europea. En este sentido para el estudioso holandés el racismo latinoamericano opera como una variante del europeo. En VAN DIJK, Teun; Dominación étnica y racismo discursivo en España y América Latina; Gedisa; España; 2003; pp. 99-100.40 ABHS, URIBURU, Dámaso; Guerra del Pacífico. Episodios 1879-1881; Buenos Aires; 1899. ABHS, URIBURU, Dámaso, Memorias. Buenos Aires; 1934.ABHS, URIBURU,Evaristo; Memoria Histórico Biográfica del Coronel Evaristo Uriburu; Buenos Aires; 1910.

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La presencia inmigrante y la ubicación rápida de algunos de ellos en la cúspide social

contribuyó y obligó a la búsqueda de los antepasados y a la formación de los linajes.

Algunos de éstos, como se expresó en líneas anteriores, superan en el tiempo a los

linajes europeos de mayor estirpe41.

Dirá Carlos Ibarguren: “La vieja cepa, cuyas raíces se hunden profundamente en la

madre patria, retoñó en mi terruño traída en la noble sangre hispana de los

conquistadores de América. De ese linaje proceden mis padres, Federico Ibarguren y

Margarita Uriburu”. El ex ministro de Justicia de Roque Sáenz Peña subraya que sus

antepasados, los Ibarguren, habían llegado con la corriente colonizadora del Perú y

habían esposado en América a hijas y nietas de encomenderos.

Se suma a los atributos enunciados el origen ganadero de la fortuna familiar, aunque

quizás esta no existiera. Que el dinero proviniera del comercio, de la actividad minera o

del todavía peor visto oficio de prestamista, no es bien considerado en la sociedad de la

época. Cuando los descendientes de Serapio Ortiz, una de las familias más acomodadas,

con un gobernador provincial y dos ministros de la Nación en su haber, explican el

origen de la riqueza familiar aluden a las tres ollas de barro llenas de onza de oro que

salieron de la demolición de la casa de Serapio, padre de Miguel y tío de Francisco,

ambos apellidados Ortiz42.

41 Fernando Figueroa, en un libro muy útil por su información genealógica, dice que el apellido salteño Figueroa pertenece a un antiquísimo linaje español, cuya génesis se ubica en el Valle de las Figueras y entronca con la monarquía goda, la más antigua de la península. En el año 791unos caballeros cristianos enfrentados con los moros adoptaron por armas las hojas de higuera y comenzaron a llamarse Figueras. En FIGUEROA, Fernando; De Figueroa y otros linajes; Salta; 1996; pp. 9-20.42 Miguel Ortiz es gobernador de Salta durante el periodo 1880 y 1883, ejercerá un ministerio nacional durante la presidencia de Victorino de la Plaza. Francisco Ortiz es su primo, quien también ejercerá cargos y funciones relevantes en el quehacer provincial, además de acompañar como titular de la cartera de Relaciones Exteriores a Julio Argentino Roca, en su primer gobierno. También desempeñó cargos relevantes en la provincia de Santa Fe.

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Tristan Platt en un estudio de caso sobre esta familia demuestra el origen minero de la

fortuna de Serapio, origen que después sus descendientes negarán, además de negar las

actividades de prestamista, a la par que inventan la leyenda del tapado familiar43.

Damián Torino, salteño, diputado nacional por su Provincia en 1900, ministro de

agricultura de la Nación durante la presidencia de Manuel Quintana y vinculado a la

familia Uriburu por su casamiento con Amelia, deja escrita la visión compartida por la

época respecto a este triángulo indisociable que se crea: Apellido-Ganadería-

Aristocracia. Sobre esto expresa: “Nuestra ganadería aún es la industria aristocrática

que tiene la República; patrimonio casi exclusivo del grande y rico terrateniente, a ella

se hallan vinculadas las tradiciones de nuestros más antiguos y pudientes apellidos,

notándose en los que los llevan, cierto orgullo y amor propio en ser los conservadores

de esta tradición, hacia la que se sienten irresistiblemente atraídos”44.

Todo este discurso, cargado de construcciones de genealogía, aristocracia y épica, está

acompañado desde temprano de alusiones a la importancia de la familia y la

consecuente relevancia que debe tener para sus integrantes la reciprocidad de los

vínculos de sangre, que tiñen las relaciones sociales, políticas y económicas.

Juan Ignacio Gorriti, hombre de la gesta de mayo, escribe: “En una familia bien

ordenada, los intereses de cada miembro de ella son mirados como de toda entera:

todos los miembros concurren con su contigente de auxilios a ayudar al que los

necesita, cualquiera sea la adversidad en que se encuentre”45.

43 Platt en su estudio descubre que los tres hermanos Ortiz nacidos en Salta –Manuel, Francisco de Paula y Serapio-, afincados después de 1830 en Bolivia inventan una máquina de repaso que les permitió ahorrar el salario de los indios repasiris. El trabajo de los aborígenes consistía en que sus pies mezclen la harina de mineral con el azogue en los buitrones para producir la amalgama de la plata con el mercurio. El invento les permitió a estos hermanos consolidar una posición entre los azogueros de la región, la cual mantendrían hasta mediados del siglo XIX. Después dos de estos hermanos se radicarían en Salta. En PLATT, Tristan; "Historias Unidas, Memorias Escindidas. Las empresas mineras de los hermanos Ortiz y la construcción de las elites nacionales. Salta y Potosí, 1800-1880"; Andes; CEPIHA; Salta; 1996; Nº 6; pp. 137-220. 44ABHS, TORINO, Damián; El problema del inmigrante y el problema agrario en la Argentina; Buenos Aires; 1912, p. 153.45 GORRITI; Juan Ignacio; Reflexiones; La Facultad; Buenos Aires; p. 95.

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Después de más de un siglo seguir los desbarros del pariente es ‘natural’. Ernesto Aráoz

expresa: “en ese tipo de hogar antiguo la solidaridad del clan trascendía en un afecto

cálido y sincero, en una férvida y permanente adhesión recíproca”46.

En estos principios diferenciadores, construidos e incorporados históricamente, se funda

la idea dominante-dominadora de familia tradicional, que alude al conjunto de

individuos ‘blancos’ criados en el seno del ‘hogar’, portadores de un apellido que los

liga con los descendientes de los primeros conquistadores, o con los partícipes de la

gesta independentista, aristócratas por nacimiento, ganaderos de oficio, auto-

reconocidos como reserva moral y ética de la sociedad y enlazados entre sí por la

sangre.

La familia tradicional deja de ser una invención para adquirir realidad en sí misma. Se

convierte en un constructo ideológico que contribuye al desarrollo de la sociedad de la

época. En su propio proceso de construcción, y por oposición, se configura y adquiere

identidad el otro grupo, alejado del espacio social. Ello, en una sociedad que se percibe

a sí misma como dual.

Es el peso de ésta tradición inventada el que explica la fuerza de la imagen de la Salta

ganadera, la consecuente ausencia del azúcar tanto en los análisis de los

contemporáneos como en los estudios actuales y la afirmación en las percepciones de la

gente de una sociedad dual, profundamente jerarquizada, en tiempos de consolidación

de la república y propagación de las ideas liberales. Como expresa Pierre Bourdieu las

representaciones mentales son actos de percepción y apreciación, de conocimiento y

reconocimiento, en que los agentes invierten sus intereses y presupuestos, además de

46 En ARÁOZ, Ernesto, Al margen del pasado; Bernabé y Cía; Buenos Aires; 1944; p. 35.Ernesto Aráoz, nació en Salta en 1891. Se recibió de abogado en la Universidad Nacional de Buenos Aires en 1918. Se dedicó a las actividades agrícolas y ganaderas. Fue también profesor de Educación Cívica. Desempeñó diferentes funciones públicas: fue Diputado provincial, Ministro de gobierno, Diputado Nacional, vicegobernador y gobernador en el período 1941-1943.

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constituir estrategias interesadas de manipulación simbólica cuyo objeto es determinar

la idea que los demás pueden hacerse de esas propiedades y de sus portadores47.

En conclusión

El análisis de la realidad salteña de fines del siglo XIX y comienzos del XIX obliga a

detenerse múltiples espacios: aquellos que elaboraron por los estudiosos a partir de

datos objetivos proporcionados por las fuentes y los que fueron construidos por los

varones y mujeres de la época, actores del proceso histórico, quienes elaboraron las

formas de concebir, percibir y aceptar al mundo compartidas por el conjunto social de la

época.

Son los espacios cimentados por los grupos dominantes a partir de las interacciones

económicas, políticas, familiares, sociales que anteceden incluso a la etapa

independiente, inmersos en el mundo de las representaciones mentales construidas por

las propias élites a fin de mantener y profundizar las posiciones, distancias, jerarquías y

diferencias en el seno de una sociedad que se percibe, se muestra como dual y es

racista.

Tal como lo planteó Botana los Ovejero forman parte de ese grupo de familias

dominantes salteñas durante la etapa de la hegemonía conservadora, su etapa de apogeo

en la política provincial y nacional se extenderá por más de una década, entre 1900 y

1913, y los frutos del ingenio Ledesma constituirán la base social y económica de su

poder.

En este caso la familia es la categoría social, tanto objetiva como subjetiva, que

organiza las prácticas y las representaciones de los actores de la época, convirtiéndose

47 En BOURDIEU (1999), “La Fuerza de la Representación”, ¿Qué significa hablar?, Madrid, Akal, p. 88-89.

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en un instrumento de construcción de estas realidades pasadas48. Las prácticas

familiares no sólo están presentes en el espacio de la política sino también en el de la

economía.

El cuadro de relaciones esbozado de los Zerda Ovejero muestra el papel central que

tienen las mujeres en la configuración y el mantenimiento de los vínculos. El apellido

no es el único elemento a tener en cuenta a la hora de reconocer a los integrantes de una

familia. Son éstos quienes perciben a la familia y deciden las inclusiones o exclusiones.

Sólo unos participan de la compra del Ingenio en 1899 y serán estos quienes dirijan el

destino del gobierno provincial, además de decidir quienes participarán en el orden

nacional.

Aunque la base de su reconocimiento económico está en la vecina provincia de Jujuy,

los Ovejero se abocan a participar del juego político de la Provincia de Salta, donde está

el reconocimiento social. Los elementos aquí aportados marcan la necesidad de superar

el marco rígido de los espacios dados por los límites provinciales y extender el análisis

hacia las posesiones e intereses de los grupos dirigentes salteños en las provincias

vecinas.

Este ejercicio permite observar que, si bien el comercio de ganado al Pacífico tuvo su

relevancia y extensión, la actividad azucarera posibilitó que sólo un puñado de familias

pudieran acaparar los ingentes beneficios que les proporcionaban las fértiles tierras

48 Los estudios de Pierre Bourdieu contribuyeron a redefinir esta problemática, teórica y metodológicamente

m

. En ellos se afirma que la definición tradicional de familia como un conjunto de individuos vinculados entre sí -sea por alianza, matrimonio o filiación, o más excepcionalmente por adopción- y que viven bajo el mismo techo (cohabitación), poco ayuda a definir las familias. Aclara el sociólogo francés que la familia no es más que una palabra, una mera construcción verbal, de modo que se deben analizar las representaciones que tiene la gente de lo que designa por familia. En este sentido, la familia, como categoría social objetiva (estructura estructurante), es el fundamento de la familia como categoría social subjetiva (estructura estructurada), categoría mental que constituye el principio de miles de representaciones y de acciones (matrimonios, por ejemplo) que contribuyen a reproducir la categoría social objetiva

r

. Para Bourdieu, hay que dejar de aprehender la familia como un dato inmediato de la realidad social para considerarla un instrumento de la construcción de esa realidad. Pierre Bourdieu (1997), Las razones prácticas, Buenos Aires..

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ubicadas al norte del Río Las Pavas y la explotada mano de obra de los grupos

originarios de la región chaqueña.

El análisis también exige desprenderse de las concepciones y visiones del mundo en las

cuales el estudioso también se encuentra atrapado. Las elites del siglo XIX son pródigas

en invenciones de tradiciones, que van desde la construcción de la ideología de la

nación hasta otra igualmente compartida por la totalidad del conjunto social que es la de

la familia tradicional.

Las cosmovisiones fabricadas por las elites salteñas se convierten en hegemónicas y

embeben a todo el conjunto social, de tal manera que organizan las prácticas sociales,

incluso hasta el día de hoy. La ideología de la familia tradicional contribuye a

comprender la extensión y arraigo de las prácticas nepóticas, que desvirtuaron o

mutaron el sistema de representación individual propuesto por el liberalismo

decimonónico.

La valoración dada al color blanco de la piel no es un dato menor para comprender la

rápida incorporación de los inmigrantes, de fines del XVIII y del XIX, a los grupos

dirigentes locales y su posterior desplazamiento, a tal punto que sus apellidos

acompañarán a los ya instalados, y pasarán también a ser considerados distinguidos por

las generaciones posteriores.

Así como el color de la piel incluye, también excluye. Quizás no sea muy audaz pensar

que este principio organizador de diferencias contribuyó a delinear el régimen político

de la época. No se dice en voz alta, no se acepta, pero las prácticas racistas, tal cual

habla Teun A. van Dijk están presentes, aunque ocultas, no explícitas, y por ello

peligrosas para una sociedad que se piensa democrática.

María Fernanda Justiniano