El Evangelio de la Natividad de María

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  • 8/6/2019 El Evangelio de la Natividad de Mara

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    EL EVANGELIO DE LA NATIVIDADDEMARIA

    Evangelios Apcrifos.

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    Prefacio

    El suave requerimiento que me dirigs reclama de mun trabajo relativamente fcil, pero penoso en

    grado sumo, por las cuidadosas precauciones que hay que tomar contra el error. Me ped s, en efecto,

    que ponga por escrito lo que haya encontrado en diversas fuentes sobre la vida y la natividad de labienaventurada Virgen Mara hasta su incomparable parto y hasta los primeros momentos del

    Cristo, empresa poco difcil de ejecutar, pero singularmente presuntuosa, como os digo, por los

    peligros a que expone a la verdad. Porque lo que de mexigs, hoy que las canas blanquean mi

    cabeza, lo he ledo, sabedlo, cuando era joven, en un librito que cay en mis manos. Ciertamente,

    despus de ese laps, colmado por otras preocupaciones nada triviales, ha podido muy bien suceder

    que varios rasgos se hayan escapado de mi memoria. Por ende, si accedo a vuestra splica, habra

    injusticia en acusarme de haber querido suprimir, aadir o cambiar un pice de la historia. Si esto

    ocurriese, y no lo niego, sera, a lo menos, cosa independiente de mi voluntad. En estas condiciones,

    y en stas solamente, satisfago vuestros deseos y la curiosidad de los lectores, previnindoos,

    empero, tanto a vosotros como a ellos, que el susodicho opsculo, si no me es infiel la memoria,

    comenzaba por el siguiente prefacio, que recuerdo, a lo menos en su sentido.

    Mara y sus padres

    I 1.Sabemos que la bienaventurada y gloriosa Mara siempre virgen, salida del tronco real de lafamilia de David, naci en la ciudad de Nazareth, y fue educada en Jerusaln, en el templo del

    Seor. Su padre se liamaba Joaqun, y su madre Ana. Su familia paterna era de Galilea, de la ciudad

    de Nazareth, y su familia materna era de Bethlehem.

    2.Y la vida de ambos esposos era sencilla y santa ante Dios, y piadosa e irreprensible ante los

    hombres. Todos sus bienes, en efecto, los haban dividido en tres partes, consagrando la primera al

    templo y a sus servidores, distribuyendo la segunda entre los pobres y los peregrinos, y

    reservndose la tercera para smismo y para los menesteres de su hogar.

    3.Y de esta manera, amados por Dios y buenos para los hombres, hab an vivido durante cerca de

    veinte aos en un casto connubio, sin tener descendencia. No obstante, haban hecho voto, si por

    acaso Dios les daba u hijo, de consagrarlo al servicio del Seor. Y, as, cada ao, acostumbraban,

    en los das festivos, a ir, piadosos, al templo.

    Maldicin de Joaqun por Isachar

    II 1.Y, como se aproximase la fiesta de la Dedicacin, Joaqun, con algunos de sus compatriotas,subi a Jerusaln. Y, en aquella poca, Isachar era Gran Sacerdote. Y, habiendo visto a Joaqun con

    su ofrenda, en medio de sus conciudadanos, lo mir con desprecio, y desde sus presentes,preguntndole por qul, que no tena hijos, se atreva a estar entre los que eran fecundos. Y le

    advirt que, habindolo Dios juzgado indigno de posteridad, no podan serle aceptos sus presentes,

    por cuanto la Escritura dice: Maldito sea quien no engendre hijos en Israel. Y lo conmin para que

    se librase de esta maldicin, creando una progenitura, porque slo entonces le sera lcito acercarse,

    con sus ofrendas, a la presencia del Seor.

    2.Y este reproche que se le lanzaba cubri de extremo oprobio a Joaqun, el cual se retir al sitio en

    que estaban sus pastores con sus rebaos. Y no quiso volver a su casa, temiendo sufrir los mismos

    reproches de sus comarcanos, que haban asistido a la escena, y que haban odo al Gran Sacerdote.

    Aparicin de un ngel a Joaqun

    III1. Y permaneca alldesde haca algn tiempo, cuando, cierto da que estaba solo, le apareci un

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    ngel del Seor, rodeado de una gran luz. Y, a su vista, Joaqun qued turbado. Pero el ngel

    apacigu su turbacin, dicindole: No temas, Joaqun, ni te turbe mi vista, porque soy un ngel del

    Seor, enviado por l a ti, para anunciarte que tus splicas han sido escuchadas, y que tus limosnas

    han subido a su presencia. Ha visto tu oprobio, y ha considerado el reproche de esterilidad que sin

    razn se te ha dirigido. Porque Dios es vengador del pecado, mas no de la naturaleza. Y, cuando

    cierra una matriz, lo hace para abrirla despus de una manera ms admirable, y para que se sepa que

    lo que nace asno es fruto de la pasin, sino presente de la Providencia.

    2.La primera madre de vuestra nacin, Sara, permaneci estril hasta los ochenta aos, a pesar de lo

    cual, en los ltimos das de su vejez, dio a luz a Isaac, en quien le haba sido prometido que seran

    benditas todas las naciones. Asimismo Raquel, tan agradable a Dios y tan amada por Jacob,

    permaneci estril durante mucho tiempo, y, no obstante, pari a Jos, que fue no solamente el

    dueo de Egipto, sino el salvador de numerosos pueblos que iban a morir de hambre. Quin, entre

    los jueces, ms fuerte que Sansn y ms santo que Samuel? Y, sin embargo, ambos a dos tuvieron

    por madres a mujeres por mucho tiempo estriles. Si, pues, la razn no te persuade por mi boca,

    cree a lo menos que las concepciones dilatadamente diferidas y los partos tard os son de ordinario

    los ms portentosos.

    3.As, tu esposa Ana te parir una nia, y la llamars Mara. Y, conforme a vuestro voto, se

    consagrar al Seor desde su niez, y estar llena del Espritu Santo desde el vientre de su madre. Y

    no comer ni beber nada impuro, ni vivir en medio de las agitaciones populares del exterior, sino

    en el templo, a fin de que no pueda enterarse, ni aun por sospecha, de nada de lo que existe de

    vergonzoso en el mundo. Y, con el curso de la edad, bien como ella naci milagrosamente de una

    mujer estril, de igual modo, por un prodigio incomparable y permaneciendo virgen, traer al

    mundo al hijo del Altsimo, que ser llamado Jess o salvador de todas las naciones, conforme a la

    etimologa de su nombre.

    4.Y he aquel signo de la verdad de las cosas que te anuncio. Cuando llegues a la Puerta Dorada de

    Jerusaln, encontrars a Ana tu esposa, la cual, inquieta hasta hoy por tu retardo, se regocijarsobremanera, al volver a verte. Y, dicho esto, el ngel se separ de Joaqun.

    Aparicin de un ngel a Ana

    IV1. Y despus apareci a Ana su esposa, dicindole: No temas, Ana, ni imagines que es unfantasma lo que ves. Yo soy el ngel que ha llevado vuestras oraciones y vuestras limosnas a la

    presencia de Dios, y que ahora he sido enviado a vosotros para anunciaros el nacimiento de una hija,

    que se llamar Mara, y que ser bendita entre todas las mujeres. Llena de la gracia del Seor desde

    el instante de su nacimiento, permanecer en la casa paterna durante los tres aos de su lactancia.

    Despus, consagrada al servicio del Altsimo, no se apartar del templo hasta la edad de la

    discreci

    n. Y all, sirviendo a Dios d

    a y noche con ayunos y con plegarias, se abstendr

    de todo loque es impuro, y no conocer varn jams, mantenindose sin tacha, sin corrupcin, sin unin con

    hombre alguno. Empero, virgen, parir un hijo, y, sierva, parir a su Seor, el que ser por gracia,

    por ttulo, por accin, el salvador del mundo.

    2. As, pues, levntate, sube a Jerusaln, y, cuando llegues a la llamada Puerta Dorada, all, a

    manera de signo, encontrars a tu esposo, sobre cuyo paradero anda inquieta tu alma. Y, cuando

    hayan sucedido estas cosas, lo que yo te anuncio se cumplir al pie de la letra.

    Nacimiento de Mara

    V1. Y, obedeciendo al mandato del ngel, ambos esposos, abandonando uno y otro los parajes

    respectivos en que estaban, subieron a Jerusaln. Y, al llegar al lugar designado por el orculo delngel, se encontraron mutuamente. Entonces, gozosos de volver a encontrarse, y pose dos de

    confianza en la verdad de la promesa de que tendr an descendencia, rindieron accin de gracias bien

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    debidas al Seor, que exalta a los humildes.

    2. Y, habiendo adorado al Altsimo, regresaron a su casa, y, llenos de jbilo, esperaron la realizacin

    de la divina promesa. Y Ana concibi y pari una hija, y, conforme a la orden del ngel, sus padres

    le pusieron por nombre Mara.

    Presentacin de Mara en el templo

    VI1. Transcurridos tres aos y terminado el tiempo de la lactancia, llevaron a la Virgen conofrendas al templo del Seor. Y haba alrededor del templo, segn el nmero de los salmos

    graduales, quince gradas que subir. Porque, estando el templo situado sobre una altura, slo por

    gradas era accesible el altar de los holocaustos, que estaba situado en el exterior.

    2. Y sobre la primera de aquellas gradas colocaron los padres a la bienaventurada Maa, todava

    muy pequea. Y, en tanto que ellos se quitaban los vestidos de viaje, para ponerse, siguiendo la

    costumbre, trajes ms bellos y ms propios de la ceremonia, la Virgen del Seor subi todas las

    gradas, sin mano alguna que la condujese, de tal suerte que todos pensaron que no le faltaba nada, a

    lo menos en aquella circunstancia, de la perfeccin de la edad. Es que el Seor, en la infancia misma

    de la Virgen, operaba ya grandes cosas, y mostraba por aquel milagro lo que ser a un da.3. Y, despus de haber celebrado un sacrificio conforme al uso de la ley, dejaron all a la Virgen,

    para ser educada en el recinto del templo, con las dems vrgenes. Y ellos regresaron a su casa.

    Negativa de la virgen a contraer matrimonio ordinario

    VII1. Y la Virgen del Seor, a la vez que en edad, creca igualmente en virtud, y, segn la palabradel salmista, su padre y su madre la haban abandonado, pero Dios la haba recogido. A diario, en

    efecto, era visitada por los ngeles, y a diario gozaba de la visin divina, que la libraba de todo mal,

    y que la haca abundar en toda especie de bienes. Aslleg a los catorce aos, y, no solamente los

    malos no podan encontrar en ella nada reprensible, sino que todos los buenos que la conocan

    juzgaban su vida y su conducta dignas de admiracin.

    2. Entonces el Gran Sacerdote anunci en pblico que todas las vrgenes que haban sido educadas

    en el templo, y que tenan catorce aos, deban volver a sus hogares, y casarse, conforme a la

    costumbre de su nacin y a la madurez de su edad. Todas las v rgenes obedecieron con premura esta

    orden. Slo Mara, la Virgen del Seor, declar que no poda hacerlo. Como sus padres la haban

    consagrado primero a Dios, y ella despus haba ofrendado su virginidad al Seor, no quera violar

    este voto, para unirse a un hombre, fuese el que fuese. El Gran Sacerdote qued sumido en la mayor

    perplejidad. l saba que no era lcito violar un voto contra el mandato de la Escritura, que dice:

    Haced votos, y cumplidlos. Mas, por otra parte, no le plac a introducir un uso extrao a la nacin.

    Orden, pues, que, en la fiesta prxima, se reuniesen los notables de Jerusaln y de los lugares

    vecinos, por cuyo consejo podra saber cmo le convendra obrar en una causa tan incierta.

    3. Y asse hizo, y fue comn parecer que haba que consultar sobre ese punto a Dios. Y, mientras

    todos se entregaban a la oracin, el Gran Sacerdote avanz para consultar al Seor, segn la

    costumbre. Y, a poco, una voz, que todos oyeron, sali del orculo y del lugar del propiciatorio. Y

    esa voz afirmaba que, de acuerdo con la profeca de Isaas, deba buscarse a quien deba desposar y

    guardar aquella virgen. Porque es bien sabido que Isaas vaticin: Y saldr una vara del tronco de

    Isa, y un vstago retoar de sus races. Y reposar sobre l el espritu del Seor, espritu de

    inteligencia y de sabidura, espritu de fortaleza y de consejo, espritu de conocimiento y de temor

    del Altsimo.

    4.

    Y, conforme a esta profeca, el Gran Sacerdote orden

    que todos los hombres de la casa y de lafamilia de David, aptos para el matrimonio y no casados, llevasen cada uno su vara al altar, y que

    deba ser confiada y casada la virgen con aquel cuya vara produjera flores, y en la extremidad de

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    cuya vara reposase el espritu del Seor en forma de paloma.

    Recae en Jos la eleccin de esposo para la Virgen

    VIII1. Y haba, entre otros, un hombre de la casa y de la familia de David, llamado Jos y yaavanzado en edad. Y, al paso que todos fueron ordenadamente a llevar sus varas, l omiti llevar la

    suya. Y, como nada apareci que correspondiese al orculo divino, el Gran Sacerdote pens que

    haba que consultar de nuevo al Seor. El cual respondi que, de todos los que haban sidodesignados, slo el que no haba llevado su vara, era aquel con quien deba casarse la Virgen. Jos

    fue asdescubierto. Y, cuando hubo llevado su vara, y en su extremidad repos una paloma venida

    del cielo, todos convinieron en que a l le perteneca el derecho de desposar con Mara.

    2. Y, una vez celebrados los desposorios, se retir a Bethlehem, su patria, para disponer su casa, y

    preparar todo lo necesario para las nupcias. Cuanto a Mara, la Virgen del Seor, volvi a Galilea, a

    casa de sus padres, con otras siete vrgenes de su edad y educadas con ella, que le haba dado el

    Gran Sacerdote.

    Revelacin hecha por unngel a la Virgen

    IX 1. Y, en aquellos das, es decir, desde los primeros tiempos de su llegada a Galilea, el ngelGabriel fue enviado a ella por Dios, para anunciarle que concebira al Seor, y para exponerle la

    manera y el orden segn el cual las cosas pasaran. Y, entrando en su casa, inundando con gran luz

    la habitacin en que se encontraba, y saludndola muy graciosamente, le dijo: Salve Mara, virgen

    muy agradable a Dios, virgen llena de gracia, el Seor es contigo, bendita eres entre todas las

    mujeres, bendita eres por encima de todos los hombres que hasta el presente han nacido.

    2. Y Mara, que conoca ya bien las fisonomas anglicas, y que estaba habituada a recibir la luz

    celeste, no se amedrent ante la visin del enviado divino, ni qued estupefacta ante aquella luz.

    Unicamente la palabra del ngel la turb en extremo. Y se puso a reflexionar sobre lo que poda

    significar una salutacin tan inslita, sobre lo que presagiaba, sobre el fin que tena. Y el ngel

    divinamente inspirado previno estas dudas, dicindole: No temas, Mara, que mi salutacin oculte

    algo contrario a tu castidad. Has encontrado gracia ante el Seor, por haber escogido el camino de la

    pureza, y, permaneciendo virgen, concebirs sin pecado, y parirs un hijo.

    3. Y l ser grande, porque dominar de un mar a otro, y hasta las extremidades de la tierra. Y ser

    llamado hijo del Altsimo, porque, naciendo en la humildad, reinar en las alturas de los cielos. Y el

    Seor Dios le dar el trono de David su padre, y prevalecer eternamente en la casa de Jacob, y su

    poder no tendr fin. Es, en efecto, rey de reyes y seor de los seores, y su trono durar por los

    siglos de los siglos.

    4. Y, a estas palabras del ngel, la Virgen, no por incredulidad, sino por no saber la manera como el

    misterio se cumplira, repuso: Cmo eso ha de ocurrir? Puesto que, segn mi voto, no conozcovarn, cmo podr dar a luz, a pesar de ello? Y el ngel le dijo: No pienses, Mara, que concebirs

    al modo humano. Sin unin con hombre alguno, virgen concebirs, virgen parirs, virgen

    amamantars. Porque el Espritu Santo descender sobre ti, y la virtud del Altsimo te cubrir con

    su sombra contra todos los ardores de la pasin. El que de ti saldr, por cuanto ha de nacer sin

    pecado, ser el nico santo y el nico merecedor del nombre de hijo de Dios. Entonces, Mara, con

    las manos extendidas y los ojos elevados al cielo, dijo: He aqula esclava del Seor. Hgase en m

    segn tu palabra.

    5. Sera quiz demasiado largo, y para muchos enojoso, insertar en este opsculo todos los sucesos

    que, conforme a nuestros textos, precedieron y siguieron a la natividad de Nuestro Seor.

    Omitiendo, pues, lo que est suficientemente referido en el Evangelio, pasemos a la narracin de loque allaparece menos detallado.

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    Revelacin hecha por unngel a Jos

    X 1.Habiendo ido Jos de Judea a Galilea, tena la intencin de tomar por esposa a la virgen que lehaba sido confiada. Porque, desde el da de los desposorios, haban transcurrido ya tres meses, y

    haba comenzado el cuarto. Y, en el intervalo, el vientre de la Virgen se haba hinchado, hasta el

    punto de manifestar su embarazo, cosa que no pudo escapar a Jos, quien, segn la costumbre de los

    desposados, entraba ms libremente a ver a Mara, y conversaba ms familiarmente con ella, por loque descubri su estado. Y comenz a agitarse y a turbarse, ignorando lo que le sera preferible

    hacer. Como hombre justo, no quera entregarla, y, como hombre piadoso, no quera infamarla,

    haciendo recaer sobre ella sospecha de fornicacin. Pens, pues, en disolver secretamente su

    matrimonio, y en devolverla secretamente.

    2.Y, estando en estas cavilaciones, he aquque un ngel del Seor le apareci en sueos, y le dijo:

    Jos, hijo de David, no temas, ni imagines que hay en la virgen nada de vergonzoso, porque lo que

    ha nacido en ella, y que hoy angustia tu corazn, no es obra de un hombre, sino del Espritu Santo.

    Entre todas las mujeres, slo ella, permaneciendo virgen, traer el hijo de Dios al mundo, Y dars aeste hijo el nombre de Jess, es decir, Salvador, porque salvar a su pueblo de sus pecados.

    3.Y Jos, conforme a la orden del ngel, tom a Mara por esposa. Mas no la conoci, sino que la

    guard en castidad. Y, llegado el final del noveno mes del embarazo, Jos, tomando consigo a la

    Virgen y a las dems cosas que le eran necesarias, parti para la ciudad de Bethlehem, de donde era

    oriundo. Y sucedi que, durante su estancia en aquel lugar, sobrevino el tiempo del parto de Mar a,

    la cual trajo al mundo, como los evangelistas nos han enseado, a su hijo primognito, Nuestro

    Seor Jesucristo, que vive y reina, con el Padre y con el Espritu Santo, por todos los siglos de los

    siglos.