El Experimento de La Cárcel de Stanford (Zimbardo, 1971)

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    El experimento de la Crcel de Stanford(Philip Zimbardo, 1971)

    [Este documento ha sido compuesto a partir del texto y las imgenes de la pgina web que PhilipZimbardo cre para dar a conocer su ya clsico experimento (http://www.prisonexp.org/espanol/). Slo herealizado algunas correcciones menores respecto del original ortografa, orden de las fotos, maquetado,etc., con el fin de usar el documento para fines pedaggicos. Espero sea de utilidad.]

    Un tranquilo domingo por la maana...

    Un tranquilo domingo de agosto por la maana, enPalo Alto, California, un coche de lapolica realiz una incursin por la ciudad y detuvo a estudiantes universitarios comoparte de una redada por la violacin de los artculos del cdigo penal 211, atraco a manoarmada, y 459, robo. Se detuvo a los sospechosos en su casa, se les leyeron los cargosde los que se les acusaba, se les advirti de sus derechos legales, se les puso contra elcoche de polica con las piernas abiertas, y se les registr y espos, a menudo ante lamirada de curiosidad y sorpresa de los vecinos. Metieron a los sospechosos en la parte

    posterior del vehculo policial y los llevaron a comisara con las sirenas a todo volumen.Los coches llegaron a la comisara, se hizo entrar a los sospechosos, fueronfichados formalmente y de nuevo se les comunicaron sus derechos; despus se lestomaron las huellas dactilares y se les hizo una identificacin completa. Se encerr a lossospechosos en una celda provisional donde se les dej con los ojos vendados para quemeditasen sobre su suerte y se preguntaran qu haban hecho para meterse en semejantelo.

    Voluntarios

    Los sospechosos haban contestado a un anuncio del peridico local que pedavoluntarios para un estudio de los efectos psicolgicos de la vida en la crcel.Queramos ver cules eran los efectos psicolgicos de convertirse en un preso ocarcelero. Para ello decidimos construir una crcel y despus observar los efectos deesta institucin sobre el comportamiento de todo aquel que estuviera entre sus paredes.

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    Ms de setenta solicitantes respondieron a nuestro anuncio. Les hicimosentrevistas de diagnstico y pruebas de personalidad para eliminar candidatos con

    problemas psicolgicos, discapacidades mdicas o un historial delictivo o de abuso dedrogas. Finalmente, nos quedamos con una muestra de veinticuatro estudiantesuniversitarios de Estados Unidos y Canad que se encontraban en el rea de Stanford y

    queran ganar quince dlares diarios participando en un estudio. En todos los aspectosque pudimos probar u observar reaccionaron de una forma normal.Nuestro estudio de la vida en la crcel empez, pues, con un grupo medio de

    hombres saludables, inteligentes y de clase media. Se dividi a estos chicos en dosgrupos, arbitrariamente, lanzando una moneda al aire. Se asign aleatoriamente a lamitad de ellos el papel de guardas, y a la otra mitad, el de reclusos. Es importanterecordar que al principio de nuestro experimento no haba diferencias entre los chicosasignados como reclusos y los chicos asignados como guardas.

    Estructuracin del experimento

    Para ayudarnos a simular un ambiente carcelario requerimos los servicios de consultoresexpertos. El consultor principal fue un antiguo recluso que haba pasado casi diecisieteaos tras los barrotes. Este consultor hizo que nos disemos cuenta de lo que significabaser un preso. Anteriormente, durante un curso de verano sobre la psicologa delencarcelamiento que impartimos conjuntamente en Stanford, tambin nos haba

    presentado a varios ex convictos y a funcionarios de prisiones.Nuestra crcel se construy cubriendo con placas cada extremo del pasillo en el

    stano del edificio del Departamento de Psicologa de Stanford. Este pasillo fue el

    patio, el nico espacio exterior donde los reclusos tenan permiso para caminar, comero hacer ejercicio, excepto para ir al lavabo situado en el vestbulo (los reclusos iban allcon los ojos tapados para que no supieran la salida de la crcel).

    Para crear las celdas de la crcel, quitamos las puertas de algunos laboratorios ylas sustituimos por otras hechas especialmente con barras de acero; luego lasnumeramos. En un extremo del pasillo haba una pequea apertura a travs de la cual

    podramos grabar el sonido y la imagen de lo que pasara en la crcel. En el lado opuestoa las celdas, haba un pequeo cuarto ropero que se convirti en el agujero o celda deaislamiento. Era oscura y muy reducida, de unos 60 cm de ancho y de profundidad, perolo bastante alta como para que un recluso malo pudiese estar de pie.

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    Un sistema intercomunicador nos permita intervenir las celdas secretamente paracontrolar de qu hablaban los reclusos y para hacerles anuncios pblicos. No habaventanas o relojes que permitiesen juzgar el paso del tiempo, circunstancia que mstarde provocara algunas experiencias de distorsin del tiempo.

    Con todas estas instalaciones, nuestra crcel estaba preparada para recibir a los

    primeros reclusos, que esperaban en las celdas de detencin del Departamento dePolica de Palo Alto.

    Debate

    Cules son los efectos de vivir en un entorno sin relojes, sin ver el mundoexterior y con una estimulacin sensorial mnima?

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    Un estado deshockleve...

    Con los ojos vendados y en un estado dechoque leve provocado por la detencinsorpresa por parte de la polica local, seintrodujo a nuestros presos en un coche y seles condujo a la prisin del condado deStanford para continuar el proceso. Los

    presos fueron llevados uno por uno anuestra crcel, donde los recibi el alcaide,que les comunic la seriedad de su falta ysu nueva condicin de reclusos.

    HumillacinSe registr y se desnud a cada reclusosistemticamente. Despus se les espulgcon un spray para transmitirles nuestraconviccin de que podan tener grmenes o

    piojos tal como podemos ver en estaserie de fotografas.

    Este procedimiento de degradacin estabapensado, en parte, para humillar a losprisioneros y en parte para asegurarnos deque no se introdujesen grmenes quecontaminaran nuestra crcel. Fue un

    proceso similar a las escenas captadas porDanny Lyons en estas fotografas de laCrcel de Texas.

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    Todos los reclusos recibieron un uniforme cuyo componente principal era un vestido, osaco, que llevaban siempre sin ropa interior. Delante y detrs del saco constaba sunmero de identificacin personal.

    Cada recluso arrastraba el peso de una cadena atada al tobillo derecho, que debanllevar a todas horas. Como calzado llevaban sandalias de goma, y todos tenan que

    cubrirse la cabeza con un gorro hecho de una media de nailon femenina.

    Debe quedar claro que intentbamos crear una simulacin funcional de una crcel, nouna crcel en sentido literal. Los reclusos masculinos reales no llevan vestidos, pero s

    se sienten humillados y afeminados. Nuestro objetivo era producir efectos similares deuna forma rpida, hacindoles llevar un vestido sin ropa interior. De hecho, tan prontocomo algunos de los reclusos vistieron este uniforme empezaron a caminar, sentarse ycomportarse de manera diferente -ms como una mujer que como un hombre.

    La cadena del pie, que tampoco es habitual en la mayora de las crceles, se uspara recordar a los reclusos la opresin de su entorno. Incluso cuando dorman, nopodan escapar de la atmsfera de opresin. Cuando un recluso se mova, la cadenagolpeaba el otro pie y lo despertaba, recordndole que an estaba en la crcel y que,incluso en sus sueos, era incapaz de escapar.

    Los nmeros de identificacin se utilizaron para que los reclusos se sintiesenannimos. Slo se les poda llamar por su nmero de identificacin y slo podan

    referirse a s mismos y a los dems reclusos por el nmero.El gorro hecho de media que llevaban sustitua el afeitado de la cabeza. El procesode afeitar la cabeza, que se da en la mayora de las crceles e instituciones militares, est

    pensado en parte para minimizar la personalidad del individuo, ya que algunas personasexpresan su individualidad mediante el peinado o la longitud del cabello. Tambin esuna manera de conseguir que la gente empiece a cumplir con las normas arbitrarias ycoercitivas de la institucin. El cambio drstico en la apariencia que produce el rapadose puede apreciar en esta pgina.

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    Inculcacin de la ley

    Los guardas no recibieron ninguna formacin especfica sobre cmo ser guardas. Eranlibres, dentro de unos lmites, para hacer lo que considerasen necesario para mantener laley y el orden en el interior de la crcel y obligar a los reclusos a que mostrasen respeto.

    Los guardas crearon su propio cdigo de normas, que despus hicieron cumplir bajo lasupervisin del alcaide David Jaffe, un estudiante de la Universidad de Stanford. Noobstante, se les advirti de la seriedad potencial de su misin y de los peligros quecorran en la situacin en que estaban a punto de entrar, como pasa con los guardasautnticos que voluntariamente deciden realizar un trabajo tan peligroso.

    Como si fuesen presos reales, nuestros reclusos esperaban alguna vejacin, laviolacin de su intimidad y de algunos de sus derechos civiles mientras estuviesen en lacrcel, as como una dieta mnimamente adecuada todo ello constaba en el contratoque firmaron, con conocimiento de causa, al ofrecerse voluntarios.

    ste era el aspecto de uno de los guardas. Todos los guardas llevaban uniformes caqui

    idnticos, un silbato colgado del cuello y una porra prestada por la polica. Los guardasllevaban tambin unas gafas de sol especiales, una idea que tom prestada de la pelculaLa leyenda del indomable(Cool hand Luke). Las gafas de espejo evitaban que alguienviese sus ojos o descubriese sus emociones y, por tanto, acrecentaba an ms suanonimato. Y es que, evidentemente, no slo estudibamos a los reclusos, sino tambina los guardas, que asumieron un nuevo papel cargado de poder.

    Empezamos con nueve guardas y nueve reclusos en nuestra crcel. Tres guardastrabajaban en cada uno de los tres turnos de ocho horas, mientras que tres reclusosocupaban cada una de las tres celdas desnudas, permanentemente. Los guardas y losreclusos restantes de la muestra de veinticuatro estaban disponibles en caso de que fuesenecesario. Las celdas eran tan pequeas que slo haba espacio para tres catres, donde

    dorman o se sentaban los reclusos, y para poca cosa ms.

    Imposicin de autoridad

    A las 2.30 de la madrugada, se despert bruscamente a los reclusos con toques desilbato para el primero de los numerosos recuentos. Los recuentos servan parafamiliarizar a los reclusos con sus nmeros (los recuentos se repetan varias veces encada turno y a menudo por la noche). Pero lo ms importante es que estas actividades

    proporcionaban a los guardas una forma regular de ejercer el control sobre los reclusos.Al principio, los reclusos no estaban totalmente metidos en su papel y no se tomaban losrecuentos con mucha seriedad. Todava intentaban afirmar su independencia. Tambin

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    los guardas tanteaban sus nuevos papeles y an no estaban seguros de cmo ejercer suautoridad sobre los reclusos. Esto fue el inicio de una serie de enfrentamientos directosentre los guardas y los reclusos.

    Las flexiones eran una forma habitual de correctivo fsico impuesto por los guardas paracastigar las infracciones de las normas o las muestras de actitudes inadecuadas hacia losguardas o la institucin. Cuando vimos que los guardas hacan hacer flexiones a losreclusos, inicialmente pensamos que era un tipo de castigo inapropiado para una crcel

    una forma de castigo suave y un poco juvenil. Sin embargo, ms tarde descubrimosque las flexiones se usaban a menudo como forma de castigo en los campos deconcentracin nazi, como puede verse en este dibujo hecho por un antiguo prisionero deun campo de concentracin, Alfred Kantor. Hay que sealar que uno de nuestrosguardas incluso se suba de pie sobre la espalda de los reclusos mientras hacan lasflexiones u obligaba a otros reclusos a sentarse o subirse de pie sobre la espalda de suscompaeros.

    Debate

    Al principio, las flexiones no eran una forma de castigo muy repulsiva, perolo fue siendo ms a medida que avanzaba el estudio. Por qu se produjoeste cambio?

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    Afirmacin de la independencia

    Debido a que el primer da transcurri sin incidentes, la rebelin que estall durante lamaana del segundo da nos sorprendi y nos pill totalmente desprevenidos. Losreclusos se quitaron los gorros de media, se arrancaron los nmeros e hicieron

    barricadas dentro de las celdas poniendo las camas contra la puerta. El problema era,qu hacamos con esta rebelin? Los guardas estaban muy enfadados y frustrados

    porque los reclusos, adems, empezaron a burlarse de ellos y a maldecirlos. Cuandollegaron los guardas del turno de maana, se enfadaron con los del turno de noche

    porque pensaban que stos haban sido demasiado indulgentes. Los guardas tuvieronque manejar la rebelin ellos solos, y lo que hicieron nos dej fascinados.

    Al principio insistieron en que necesitaban refuerzos. Llegaron los tres guardasque esperaban en casa preparados y el turno nocturno de guardas permaneci deservicio voluntariamente para reforzar el turno de la maana. Los guardas se reunieron ydecidieron responder a la violencia con la violencia.

    Tomaron un extintor que disparaba un chorro de dixido de carbono que helaba

    hasta los huesos, y obligaron a los reclusos a alejarse de las puertas. (Los extintoresestaban all para cumplir con los requisitos del Consejo de Investigacin de

    Humanidades de Stanford, que se haba preocupado por el potencial peligro deincendio.)

    Los guardas forzaron la entrada de las celdas, desnudaron a los reclusos, lesquitaron las camas, aislaron a los cabecillas de la rebelin y, en general, empezaron ahumillar e intimidar a los reclusos.

    Privilegios especialesLa rebelin haba sido temporalmente sofocada, pero entonces los guardas seenfrentaron a un nuevo problema. Lo ms probable era que nueve guardas con porras

    pudiesen aplacar una rebelin de nueve reclusos, pero no poda haber nueve guardas deservicio a todas horas. Era obvio que el presupuesto de la crcel no poda mantener una

    proporcin de personal por reclusos como sa. Por lo tanto, qu haran? Uno de losguardas encontr una solucin: Usemos las tcticas psicolgicas en lugar de las fsicas.Las tcticas psicolgicas consistan en establecer una celda de privilegio.

    Una de las tres celdas se convirti en celda de privilegio. Los tres reclusosmenos involucrados en la rebelin recibieron privilegios especiales. Les devolvieron los

    uniformes y las camas y se les permiti lavarse y cepillarse los dientes. A los otros no.A los reclusos privilegiados se les sirvi, adems, una comida especial ante lapresencia de los otros reclusos que haban perdido, temporalmente, el privilegio decomer. El resultado fue que se rompi la solidaridad entre los reclusos.

    Debate

    Cmo creis que os habrais comportado si hubierais sido reclusos en estasituacin? Habrais rechazado estos privilegios para mantener lasolidaridad entre reclusos?

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    Despus de medio da bajo este nuevo tratamiento, los guardas tomaron a algunos de losreclusos buenos y los pusieron en las celdas malas, y a algunos de los reclusosmalos los pusieron en la celda buena, desconcertando completamente a todos losreclusos. Algunos de los que haban sido cabecillas pensaron que los reclusos de lacelda privilegiada deban de ser confidentes y, de repente, empezaron a desconfiar los

    unos de los otros. Los consultores ex presidiarios nos informaron despus de queguardas autnticos utilizaban una tctica similar en crceles reales para romper alianzasentre reclusos. Por ejemplo, el racismo se usa para enfrentar entre s a negros, chicanosy blancos. De hecho, en una crcel real, la mayor amenaza para la vida de cualquierrecluso proviene de los otros reclusos. Con este divide y vencers los guardasfomentan la agresin entre los internos y, por tanto, la desvan de s mismos.

    La rebelin de los reclusos tambin tuvo un papel importante en el aumento desolidaridad entre los guardas. De repente, ya no era slo un experimento, ni una simplesimulacin. Al contrario, los guardas vieron a los reclusos como alborotadores que ibana por ellos y que les podan hacer dao. En respuesta a este peligro, los guardasempezaron a aumentar su control, vigilancia y agresin.

    Todos los aspectos del comportamiento de los reclusos quedaron bajo el controltotal y arbitrario de los guardas. Incluso ir a los servicios se convirti en un privilegioque un guarda poda otorgar o negar a su antojo. Despus del cierre y apagado de lucesdiario a las diez de la noche, a menudo se obligaba a los reclusos a orinar o defecar enun cubo que haban dejado en su celda. A veces, los guardas no permitan a los reclusosvaciar los cubos, y pronto la crcel empez a apestar a orines y excrementos,aumentando as el ambiente degradante del entorno.

    Los guardas fueron especialmente duros con el cabecilla de la rebelin, el recluso#5401, un fumador empedernido al que controlaron regulando cuando poda o no fumar.Despus supimos, mientras censurbamos el correo de los reclusos, que era un supuestoactivista radical. Se haba presentado voluntario para desenmascarar nuestro estudioque, por error, pensaba que era una herramienta del sistema para encontrar formas decontrolar a los estudiantes radicales. De hecho, haba planeado vender la historia a un

    peridico clandestino cuando acabase el experimento! A pesar de ello, incluso l entrtan completamente en su papel de recluso que estaba orgulloso de haber sido elegidolder del Comit de quejasde la Crcel delCondado de Stanford, tal como revelaba enuna carta a su novia.

    El primer recluso liberado

    Cuando an no haca treinta y seis horas que duraba el experimento, el recluso #8612empez a sufrir un trastorno emocional agudo, razonamiento ilgico, llantoincontrolable y ataques de ira. Pese a todo, como ya habamos llegado a pensar casicomo autoridades penitenciarias, cremos que intentaba engaarnos para que lolibersemos.

    Cuando el consultor presidiario principal entrevist al recluso #8612, lo reprendipor ser tan dbil y le explic qu tipo de abusos poda esperar de guardas y reclusos siestuviese en la Crcel de San Quintn. Luego se le ofreci convertirse en confidente acambio de no sufrir ms humillaciones de los guardas. Se le dijo que lo pensara.Durante el siguiente recuento, el recluso #8612 dijo a los dems reclusos: No podis

    iros. No podis dejarlo. Este mensaje fue realmente estremecedor y les hizo aumentarla sensacin de que estaban encarcelados de verdad. El recluso #8612 empez entonces

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    a actuar como un loco, a gritar, maldecir y a enfurecerse de tal manera que parecaque estuviese fuera de control. An necesitamos un poco ms de tiempo antes deconvencernos de que realmente sufra y de que haba que liberarlo.

    Padres y amigos

    Al da siguiente, dispusimos una hora de visita para los padres y amigos. Nospreocupaba que cuando los padres viesen el estado de la crcel, insistieran en llevarse asus hijos a casa. Para contrarrestar este efecto, manipulamos la situacin y a losvisitantes para que el ambiente de la crcel pareciese agradable y saludable. Lavamos,afeitamos y arreglamos a los reclusos, les hicimos limpiar y pulir las celdas, leshartamos de comida, pusimos msica por el intercomunicador e, incluso, utilizamos auna antigua animadora deportiva de Stanford, la atractiva Susie Phillips, para dar la

    bienvenida a los visitantes en recepcin.

    Cuando los visitantes llegaron, aproximadamente una docena, entusiasmados antelo que pareca una experiencia novedosa y divertida, recondujimos sistemticamente sucomportamiento, para controlar totalmente la situacin. Tuvieron que registrarse yesperar media hora, les dijimos que slo dos visitantes podan ver a cada recluso, y selimit la visita a diez minutos, bajo la vigilancia de un guarda. Antes de que los padres

    pudiesen entrar en el rea de visita, tuvieron que discutir el caso de su hijo con elalcaide. Naturalmente, los padres se quejaron de estas normas arbitrarias, pero hay quedecir que las cumplieron. Y, de esta forma, participaron tambin en nuestro dramacarcelario, haciendo de buenos adultos de clase media.

    Algunos padres se disgustaron al ver lo cansados y angustiados que estaban sus hijos.

    Sin embargo, su reaccin fue la de actuar dentro del sistema, apelando de forma privadaal superintendente para que mejorasen las condiciones de sus hijos. Cuando una madreme dijo que nunca haba visto a su hijo tan mal, respond pasando la culpa de lasituacin a su hijo:

    Qu le pasa a tu hijo? No duerme bien?

    Luego le pregunt al padre:

    No cree que su hijo pueda aguantar?

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    Se ofendi:

    Claro que puede; es un muchacho muy fuerte, un lder.

    Se volvi hacia su mujer y le dijo:

    Vmonos cario, ya hemos perdido bastante tiempo.

    Y me dijo:

    Nos volveremos a ver en la prxima visita.

    Debate

    Comparad las reacciones de estos visitantes con las reacciones de losciudadanos en encuentros con la polica u otras autoridades. Hasta qupunto fue tpico su comportamiento?

    Un plan para una huida en masa

    El siguiente suceso importante al que tuvimos que enfrentarnos fue el rumor de un plande huida en masa. Uno de los guardas oy hablar a los reclusos acerca de una huida quese producira inmediatamente despus del horario de visitas. El rumor era el siguiente:el recluso #8612, al que habamos liberado la noche anterior, iba a reunir a un grupo deamigos y forzara la entrada para liberar a los presos.

    Cmo creis que reaccionamos ante este rumor? Creis que tomamos nota de laforma en que haba corrido el rumor y que nos preparamos para observar la huidainminente? Eso es lo que deberamos haber hecho, desde luego, si hubisemos actuadocomo psiclogos sociales experimentales. En cambio, reaccionamos con preocupacin

    por la seguridad de nuestra crcel. Lo que hicimos fue mantener una reunin estratgicacon el alcaide, el superintendente y uno de los tenientes principales, Craig Haney, para

    planear cmo desbaratar la huida.

    Tras la reunin, decidimos introducir un confidente (un cmplice experimentado)en la celda que haba ocupado el recluso #8612. La labor del confidente sera pasarnosinformacin sobre los planes de huida. Entonces volv al Departamento de Polica de

    Palo Alto y pregunt al sargento si podamos transferir a los reclusos a su antiguacrcel.

    Mi peticin fue denegada porque elDepartamento de Policano estara cubiertopor el seguro si trasladbamos a los reclusos a su crcel. Me fui de all enfadado yasqueado ante aquella falta de cooperacin de las instituciones (haba entradocompletamente en mi papel).

    Despus formulamos un segundo plan. Se trataba de desmantelar la crcel cuandolos visitantes hubiesen marchado, llevar ms guardas, encadenar a los reclusos juntos,

    ponerles bolsas en la cabeza y trasladarlos a un almacn en el quinto piso hasta despusdel momento en que esperbamos que se forzase la entrada. Cuando llegasen los

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    conspiradores, yo estara sentado all solo. Les dira que el experimento haba terminadoy que habamos mandado a todos sus amigos a casa, que no quedaba nada por liberar.Cuando se fuesen, haramos volver a los reclusos y doblaramos la seguridad de lacrcel. Llegamos incluso a pensar en hacer volver al recluso #8612 con algn pretexto yencarcelarlo de nuevo dicindole que haba sido liberado errneamente.

    Una visita

    Estaba sentado all yo solo, esperando ansiosamente a que los intrusos forzasen laentrada, cuando apareci un colega y antiguo compaero de habitacin de laUniversidad de Yale, Gordon Bower. Gordon haba odo que hacamos un experimentoy vino a ver qu pasaba. Le expliqu brevemente lo que estbamos haciendo, y Gordonme hizo una pregunta muy simple:

    Dime, cul es la variable independiente de este estudio?

    Sorprendentemente, me enfad de verdad. Estaban a punto de forzar la entradadelante de m, peligraba la seguridad de mis hombres y la estabilidad de mi crcel, yahora tena que enfrentarme a este memo decadente, acadmico, liberal, de buencorazn que estaba preocupado... por la variable independiente! Hasta mucho despusno me di cuenta de hasta qu punto me haba metido en mi papel carcelario; en aquelmomento ya pensaba ms como un superintendente de prisin que como un psiclogode investigacin.

    Debate

    En un estudio experimental como ste, uno de los problemas es definircules son los datos, la informacin que se debe recoger. Asimismo, quhubiramos debido hacer para minimizar los efectos de la parcialidad delexperimentador en el resultado del estudio? Cules fueron los riesgos deque el investigador principal asumiera el papel de superintendente de la

    prisin?

    Pagar con la misma moneda

    El rumor de que forzaran la entrada de la crcel no pas de ser un rumor. Nunca sematerializ. Imaginad nuestra reaccin! Habamos pasado todo un da preparados parafrustrar la huida, imploramos ayuda a la polica, trasladamos a nuestros reclusos,desmantelamos gran parte de la crcel ni siquiera recogimos ningn dato aquel da.Cmo reaccionamos ante tal desastre? Con una frustracin considerable y con unsentimiento de fracaso ante tanto esfuerzo para nada. Alguien tena que pagar por ello.

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    Los guardas intensificaron de nuevo considerablemente el nivel de vejaciones,aumentando las humillaciones que hacan sufrir a los reclusos, obligndoles a realizartrabajos repetitivos y denigrantes como limpiar las tazas de los vteres con las manosdesnudas. Tambin les obligaron a hacer flexiones, saltos extendiendo brazos y piernas,cualquier cosa que se les ocurriese, y aumentaron el nmero y la duracin de los

    recuentos.

    Un elemento kafkiano

    A estas alturas del estudio, invit a un sacerdote catlico, que haba ejercido de capellnen una prisin, para evaluar hasta qu punto nuestra situacin carcelaria era realista, y elresultado fue verdaderamente kafkiano. El capelln entrevist individualmente a todoslos reclusos y observ, con estupor, cmo la mitad de los reclusos se presentaban con elnmero en vez de con su nombre. El sacerdote, despus de hablar sobre nada enconcreto, les haca la pregunta clave:

    Hijo, qu haces para poder salir de aqu?

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    Cuando los reclusos respondan con perplejidad, les deca que la nica manera desalir de la crcel sera con la ayuda de un abogado. Despus se ofreca voluntario paraavisar a sus padres en caso de que quisiesen obtener ayuda legal, y algunos de losreclusos aceptaron la oferta.

    La visita del sacerdote desdibuj an ms la lnea entre la asuncin de un papel y

    la realidad. En la vida diaria, este hombre era un sacerdote de verdad, pero habaaprendido tan bien a actuar en un papel programado y estereotipado hablar de ciertamanera, doblar las manos de una forma establecida, que pareca ms un cura de

    pelcula que un cura autntico, aumentando as la incertidumbre que todos sentamossobre dnde acababa nuestro papel y dnde empezaba nuestra identidad.

    #819

    El nico recluso que no quiso hablar con el sacerdote fue el #819, que se encontraba

    mal, se haba negado a comer y quera ver a un mdico antes que a un cura. Finalmente,lo convencimos de que saliera de su celda y hablara con el cura y el superintendente

    para que pudisemos ver qu tipo de mdico necesitaba. Mientras nos hablaba, tuvo unacrisis nerviosa y empez a llorar de forma histrica, igual que los dos chicos quehabamos liberado antes. Le quit la cadena del pie, el gorro de la cabeza y le dije quefuese a descansar en una habitacin contigua al patio de la crcel. Dije que le daracomida y lo llevara a que lo viese un mdico.

    Mientras tanto, uno de los guardas aline a los dems reclusos y les hizo cantar:El recluso #819 es un mal recluso. Por culpa del recluso #819, mi celda es un desastre,seor oficial de prisiones. Corearon esta frase al unsono una docena de veces.

    En cuanto me di cuenta de que el recluso #819 poda orlos cantar, volvrpidamente a la habitacin donde lo haba dejado, y encontr a un chico que llorabadesconsoladamente mientras de fondo se oa a sus compaeros de crcel gritando queera un mal recluso.

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    El canto ya no era desorganizado y divertido como haba sido el primer da. Ahoraestaba marcado por una absoluta sumisin y conformidad, como si una sola voz dijeseel recluso #819 es malo.

    Suger que nos marchsemos, pero se neg. Mientras le caan las lgrimas, dijoque no poda irse porque los dems lo haban etiquetado como mal recluso. A pesar de

    encontrarse mal, quera regresar y demostrar que no era un mal recluso.En aquel punto, le dije:

    Escucha, t no eres el recluso #819. T eres [su nombre] y yo me llamo Dr.Zimbardo. Soy psiclogo y no superintendente de prisiones, y esto no es una crcel real.Esto es slo un experimento y aquellos chicos, como t, son estudiantes y no reclusos.Vmonos.

    Dej de llorar de golpe, me mir como un nio pequeo que acaba de despertar deuna pesadilla y contest:

    De acuerdo, vmonos.

    Comisin de libertad condicional

    Al da siguiente, a todos los reclusos que crean que tenan razones para obtener lalibertad condicional se les encaden y se les llev individualmente ante la Comisin de

    Libertad Condicional. La comisin estaba formada, principalmente, por personas quelos reclusos no conocan (secretarios de departamento y estudiantes licenciados) yestaba encabezada por nuestro principal asesor penal.

    Durante estas vistas sucedieron algunas cosas remarcables. En primer lugar,cuando preguntamos a nuestros reclusos si renunciaran al dinero que haban ganadohasta el momento a cambio de la libertad condicional, la mayora dijo que s. Entonces,cuando terminamos las entrevistas diciendo a los reclusos que volvieran a sus celdasmientras considerbamos sus peticiones, todos los prisioneros obedecieron, a pesar deque podan haber obtenido el mismo resultado simplemente abandonando elexperimento. Por qu obedecieron? Porque se sentan impotentes para resistir. Susentido de la realidad haba dado un vuelco y ya no perciban el encarcelamiento comoun experimento. En la crcel psicolgica que habamos creado, slo el personal de

    prisiones tena poder para conceder la libertad condicional.

    Durante las sesiones de libertad condicional tambin fuimos testigos de unametamorfosis inesperada de nuestro asesor principal cuando adopt el papel de jefe dela Comisin de Libertad Condicional. Literalmente, se convirti en el ms odiosooficial autoritario imaginable, tanto que, cuando todo acab, sinti repugnancia de veren lo que se haba convertido: era igual a su verdugo, el que haba rechazado sus

    peticiones anuales de libertad condicional durante diecisis aos mientras estuvo preso.

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    Tipos de guardas

    El quinto da se haba creado una nueva relacin entre los reclusos y los guardas. Ahoralos guardas se identificaban ms fcilmente con su trabajo un trabajo que unas vecesera aburrido y otras, interesante.

    Haba tres tipos de guardas. En primer lugar, estaban los guardas duros perojustos, que seguan las normas de la crcel. En segundo lugar, estaban los buenostos, que hacan pequeos favores a los reclusos y nunca los castigaban. Y por ltimo,casi una tercera parte de los guardas eran hostiles, arbitrarios e imaginativos en susformas de humillar a los reclusos. Estos guardas, aparentemente, disfrutabancompletamente del poder que ejercan, a pesar de que ninguno de nuestros tests de

    personalidad previos haba podido predecir este comportamiento. La nica conexinentre personalidad y comportamiento en la crcel, fue el descubrimiento de que losreclusos con un alto grado de autoritarismo aguantaron ms tiempo que otros reclusos elautoritario entorno de nuestra crcel.

    Debate

    La mayora de los reclusos pensaron que se seleccion a los guardas porqueeran ms corpulentos que los individuos seleccionados para ser reclusos,

    pero en realidad no haba diferencia en la estatura media de los dos grupos.Qu creis que caus esta percepcin equivocada?

    John Wayne

    Los reclusos incluso pusieron el mote de John Wayne al guarda ms brutal y duro denuestro estudio. Ms tarde supimos que el guarda ms infame de una prisin nazicercana a Buchenwald, reciba el nombre de Tom Mix el John Wayne de unageneracin anterior a causa de su imagen de vaquero macho del salvaje Oeste alhumillar a los internos del campo.

    Dnde haba aprendido a ser un guarda as nuestro John Wayne? Cmopodan l y otros adoptar ese papel con tanta facilidad? Cmo hombres normales,

    mentalmente sanos e inteligentes, podan convertirse en perpetradores del mal de formatan rpida? stas fueron preguntas que nos vimos obligados a plantearnos

    Los estilos de los reclusos para enfrentar la situacin

    Los reclusos se enfrentaron a sus sentimientos de frustracin e impotencia de variasformas. Al principio, algunos reclusos se rebelaron o discutieron con los guardas.Cuatro reclusos reaccionaron con crisis nerviosas como vlvula de escape. Un reclusodesarroll una erupcin psicosomtica por todo el cuerpo cuando supo que se habarechazado su peticin de libertad condicional. Otros intentaron sobrevivir siendo buenos

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    reclusos, haciendo todo aquello que los guardas les mandasen. Uno de ellos recibi elmote de Sargento, por su manera militar de ejecutar todas las rdenes.

    Al final del estudio, los reclusos quedaron desintegrados, como grupo y comoindividuos. Ya no exista una unidad de grupo; solo un puado de individuos aisladosresistiendo, casi como prisioneros de guerra o pacientes de un hospital psiquitrico. Los

    guardas lograron el control total de la prisin e impusieron la obediencia ciega de todorecluso.

    Un acto final de rebelin

    Vivimos un ltimo acto de rebelin. El recluso #416 era un recin llegado, uno de lossustitutos que tenamos en reserva. A diferencia de los dems reclusos, que habanexperimentado un aumento progresivo de las vejaciones, este recluso se enfrent alhorror de golpe. Los reclusos veteranos le dijeron que era imposible abandonar, que era

    una crcel autntica.El recluso #416 se declar en huelga de hambre para forzar su liberacin. Despus

    de varios intentos fracasados para conseguir que comiese, los guardas lo dejaronincomunicado durante tres horas, aun cuando sus propias normas establecan una horacomo lmite. No obstante, el recluso #416 sigui rechazando la comida.

    A estas alturas, el recluso #416 hubiera debido convertirse en un hroe para losdems reclusos. En cambio, lo consideraron como un alborotador. El jefe de los guardasexplot este sentimiento dando a elegir a los prisioneros entre dos opciones: dejaransalir al recluso incomunicado si a cambio renunciaban a sus mantas, o lo dejaranincomunicado toda la noche.

    Qu creis que eligieron? La mayora prefiri quedarse con su manta y dejar queel recluso sufriera en solitario toda la noche. (Nosotros intervenimos ms tarde ydevolvimos al recluso #416 a su celda.)

    Un final para el experimento

    La quinta noche, algunos padres visitantes me pidieron establecer contacto con unabogado para liberar a su hijo de la crcel. Explicaron que un sacerdote catlico loshaba visitado para decirles que deban conseguir un abogado o defensor pblico si

    queran obtener la libertad bajo fianza de su hijo! Llam a un abogado, tal comosolicitaron, y vino al da siguiente para entrevistar a los reclusos con una serie depreguntas estndar, aunque tambin saba que slo era un experimento.

    Llegados a este punto, se vio claro que debamos acabar con el estudio. Habamoscreado una situacin abrumadoramente poderosa, a la que los reclusos se ibanabandonando, comportndose de manera patolgica, y en la que algunos de los guardasse comportaban sdicamente. Incluso los guardas buenos se sentan impotentes paraintervenir y ninguno de los guardas dimiti mientras el estudio se llevaba a cabo. Enrealidad, hay que destacar que ningn guarda lleg nunca tarde a su turno, ni se ausent

    por enfermedad, sali antes de hora, o exigi una paga extra por trabajar ms horas.Decid terminar el estudio prematuramente por dos razones. En primer lugar, en

    las cintas de vdeo habamos descubierto que los guardas haban intensificado lasvejaciones a los reclusos durante la noche, cuando pensaban que los investigadores no

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    miraban y que el experimento estaba parado. El aburrimiento los haba llevado a unabuso ms pornogrfico y denigrante de los reclusos.

    En segundo lugar, Christina Maslach, una doctorada de Stanford trada paraentrevistar a los guardas y reclusos, protest enrgicamente cuando vio que a losreclusos se les haca marchar en fila hacia el lavabo, con la cabeza dentro de bolsas, las

    piernas encadenadas y las manos los unos sobre los hombros de los otros.Escandalizada, exclam: Es terrible lo que les estis haciendo a estos chicos!. De lascincuenta personas o ms que haban visitado nuestra crcel, ella fue la nica quecuestion su moralidad. No obstante, una vez se opuso a la situacin, se hizo patenteque se deba acabar con el estudio.

    Y en consecuencia, despus de slo seis das, nuestra simulacin deencarcelamiento prevista para dos semanas, fue cancelada.

    El ltimo da tuvimos una serie de reuniones, primero con todos los guardas,despus con todos los reclusos (incluidos aquellos a los que se haba liberado antes), y

    por ltimo una reunin conjunta con guardas, reclusos y todo el personal. Lo hicimoscon el fin de que todos diesen a conocer sus sentimientos abiertamente, para explicar lo

    que habamos observado de los dems y de nosotros mismos, y para compartir nuestrasexperiencias, que haban sido bastante profundas para todos.

    Tambin intentamos que fuese un momento de reeducacin moral, revisando losconflictos que la simulacin haba hecho aparecer y nuestro comportamiento. Porejemplo, revisamos las opciones morales de que habamos dispuesto, a fin de estarmejor preparados para comportarnos ticamente en situaciones futuras de la vida real, yevitar u oponernos a situaciones que podan transformar a individuos comunes enejecutores complacientes o vctimas del mal.

    Debate

    En estas reuniones, todos los reclusos mostraron su alegra porque elexperimento hubiese terminado, pero la mayora de los guardas se mostraron

    preocupados de que el estudio hubiese acabado prematuramente. Por qucreis que los guardas reaccionaron de esta manera?

    Dos meses despus del estudio, el recluso #416, nuestro aspirante a hroe, que haba

    estado incomunicado durante varias horas, explicaba:

    Empec a notar que perda mi identidad, que no era yo la persona que se llamabaClay, la persona que se meti en ese lugar, la persona que se present voluntaria para ira esa crcel; porque fue una crcel para m y an lo es. No lo considero un experimentoo una simulacin porque fuera una crcel regida por psiclogos en lugar de gobernada

    por el Estado. Empec a sentir que aquella identidad, la persona que yo era y que habadecidido ir a la crcel, estaba muy lejos de m, que era un extrao, hasta que finalmenteya no era esa persona, sino que era el 416. Yo era, en realidad, un nmero.

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    Comparad esta reaccin con la del siguiente recluso, que me escribi desde unapenitenciara de Ohiotras haber estado incomunicado durante un periodo inhumano detiempo:

    Recientemente se me ha liberado de la incomunicacin despus de treinta y siete

    meses aislado. Se me impuso el silencio total y el mnimo susurro al recluso de lacelda de al lado provocaba que los guardas me pegasen, me rociasen con aerosol dedefensa, me vendasen los ojos, me pisoteasen, y que me tirasen completamentedesnudo en una celda donde tena que dormir sobre un suelo de cemento, sinsbanas, mantas, lavabo, ni siquiera vter... S que los ladrones deben sercastigados y no justifico el hecho de robar, aunque yo mismo sea un ladrn. Peroahora no creo que cuando me liberen siga siendo un ladrn. No, tampoco estoyrehabilitado. El hecho es que ahora ya no pienso en robar o llegar a rico. Ahoraslo pienso en matar, matar a aquellos que me han pegado y que me han tratadocomo a un perro. Espero y rezo por mi bien y el futuro de mi vida en libertad, sercapaz de superar la amargura y el odio que diariamente corroe mi alma. Pero s quesuperarlo no ser fcil.

    Concluido el 20 de agosto de 1971

    Nuestro estudio acab el 20 de agosto de 1971. Al da siguiente hubo un intento dehuida en San Quintn. Los hechos transcurrieron as: los reclusos del Centro de

    Adaptacin Mxima(Maximum Adjustment Center) fueron liberados de sus celdas porel cura de Soledad, George Jackson, que haba introducido una pistola en la crcel deforma ilegal. Varios guardas y algunos reclusos confidentes fueron torturados y

    asesinados durante el intento, pero la huida fracas despus de que su lder fuerapresuntamente abatido a tiros cuando intentaba escalar los nueve metros del muro de laprisin.

    No haba pasado un mes cuando las crceles volvieron a ser noticia al estallar unmotn en la prisin deAttica,Nueva York. Tras semanas de negociaciones con reclusosque retenan a guardas como rehenes mientras exigan los derechos humanos bsicos, elgobernador de Nueva York, Nelson Rockefeller, orden a la Guardia Nacionalrecuperar el control de la crcel por la fuerza. Aquella desafortunada decisin ocasionnumerosos muertos y heridos entre guardas y reclusos.

    Una de las peticiones fundamentales de los reclusos deAtticaera que se les tratasecomo a seres humanos. Despus de observar nuestra crcel simulada durante slo seis

    das, pudimos comprender cmo las crceles deshumanizan a las personas,convirtindolas en objetos e inculcndoles sentimientos de desesperacin. Y en cuanto alos guardas, nos dimos cuenta de como personas corrientes pueden transformarsefcilmente del buen Dr. Jekyll al malvado Mr. Hyde.

    La cuestin ahora es cmo cambiar nuestras instituciones para que fomenten losvalores humanos en lugar de destruirlos. Desgraciadamente, desde que se llev a caboeste experimento, las condiciones de las crceles y las polticas penitenciarias enEstados Unidos se han hecho ms punitivas y destructivas. El empeoramiento de lascondiciones es consecuencia de la politizacin de las penas, con polticos que compiten

    para ver quin es el ms duro con la delincuencia, junto con el racismo en lasdetenciones y sentencias, con una representacin cada vez mayor de afroamericanos e

    hispanos. Los medios de comunicacin tambin han contribuido al problema generando

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    un temor exagerado a los delitos violentos, aunque las estadsticas muestren que loscrmenes violentos han disminuido.

    Hay ms americanos que nunca en crceles y presidios hombres y mujeres.Segn un estudio reciente del Departamento de Justicia, el nmero de americanosencarcelados aument algo ms del doble durante los ltimos doce aos, con ms de 1,8

    millones de personas en la crcel o el presidio en 1998. Para saber ms sobre este temao sobre elExperimento de la Crcel de Stanford, consultad la bibliografa que aparece acontinuacin, o bien visitad los enlaces relacionados con el experiemento (disponiblesen http://www.prisonexp.org/espanol/links.htm).

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    Zimbardo, P. G. (2004). A situationist perspective on the psychology of evil:Understanding how good people are transformed into perpetrators (pp. 21-50). In A. G.Miller (Ed.), The social psychology of good and evil. New York: Guilford Press.

    Zimbardo, P. G., Maslach, C., & Haney, C. (2000). Reflections on the Stanford PrisonExperiment: Genesis, transformations, consequences. In T. Blass (Ed.), Obedience toauthority: Current Perspectives on the Milgram paradigm(pp.193-237). Mahwah, N.J.:

    Erlbaum.

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    Zimbardo, P. G., Haney, C., Banks, W. C., & Jaffe, D. (1973, April 8). The mind is aformidable jailer: A Pirandellian prison. The New York Times Magazine, Section 6,36, ff.

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