El General en Su Laberinto

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“EL GENERAL EN SU LABERINTO” (Gabriel García Márquez) La historia, que recoge los últimos días de Simón Bolívar se inicia en mayo de 1830, cuando José Palacios, el fiel servidor del general, lo encuentra “Flotando en las aguas depurativas de la bañera, desnudo y con los ojos abiertos”. Está aún en la, ahora más que nunca, fría, inhóspita e ingrata Santafé: la gloria le ha dado la espalda y la opción ha sido su renuncia del gobierno. Debe emprender entonces un penoso viaje hacia Venezuela para “empezar otra vez desde el principio”, intento que frustra la parca en San Pedro Alejandrino el 17 de diciembre de ese mismo año. Bolívar deja Bogotá en medio de la sordina de las manifestaciones. Los robos, incendios e insultos provocados por los seguidores de Santander, a quien el libertador apodaba “Cajandro”. En medio de consternación y victima ya de la tuberculosis que lo llevo a la tumba, ignora lo que sucede a su alrededor. Nadie, ni aún los oficiales Venezolanos de su confianza, saben que piensa hacer. Durante el viaje duerme pocas horas recostado en su hamaca. Su sueño es intranquilo y salpicado de fiebre; extrema cada día los cuidados de su aseo personal “con una sevicia más frenética que la habitual, tratando de purificar el cuerpo y el ánima de veinte años de guerra inútiles y desengaños del poder”. En el juego es impaciente, su humor es variable, quienes lo rodean lo toleran y sobrellevan. Conserva su extraordinaria memoria y es en extremo sensible a lo que se dice de él; utiliza espejuelos y un pañuelo empapado en agua de colonia con el que cubre permanentemente la nariz. Pierde peso en forma acelerada hasta llegar a las 79 libras que tenía al morir; calza 35 y mide 1,6/cm; ama a los perros y a los caballos, es generoso con su dinero y afecto, y llora dormido. Bolívar deja el poder desconcertado , agobiado, melancólico, triste y angustiado por la derrota que sufre ante un cuerpo que no puede más, un cuerpo que sobrevivió a guerras y atentados y ahora renuncia con estrepito a toda posibilidad vital. No afronta la muerte, elude la enfermedad, no asume la gravedad de su estado y en

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EL GENERAL EN SU LABERINTO (Gabriel Garca Mrquez)

La historia, que recoge los ltimos das de Simn Bolvar se inicia en mayo de 1830, cuando Jos Palacios, el fiel servidor del general, lo encuentra Flotando en las aguas depurativas de la baera, desnudo y con los ojos abiertos.

Est an en la, ahora ms que nunca, fra, inhspita e ingrata Santaf: la gloria le ha dado la espalda y la opcin ha sido su renuncia del gobierno. Debe emprender entonces un penoso viaje hacia Venezuela para empezar otra vez desde el principio, intento que frustra la parca en San Pedro Alejandrino el 17 de diciembre de ese mismo ao.Bolvar deja Bogot en medio de la sordina de las manifestaciones. Los robos, incendios e insultos provocados por los seguidores de Santander, a quien el libertador apodaba Cajandro.

En medio de consternacin y victima ya de la tuberculosis que lo llevo a la tumba, ignora lo que sucede a su alrededor. Nadie, ni an los oficiales Venezolanos de su confianza, saben que piensa hacer. Durante el viaje duerme pocas horas recostado en su hamaca.

Su sueo es intranquilo y salpicado de fiebre; extrema cada da los cuidados de su aseo personal con una sevicia ms frentica que la habitual, tratando de purificar el cuerpo y el nima de veinte aos de guerra intiles y desengaos del poder.

En el juego es impaciente, su humor es variable, quienes lo rodean lo toleran y sobrellevan. Conserva su extraordinaria memoria y es en extremo sensible a lo que se dice de l; utiliza espejuelos y un pauelo empapado en agua de colonia con el que cubre permanentemente la nariz.

Pierde peso en forma acelerada hasta llegar a las 79 libras que tena al morir; calza 35 y mide 1,6/cm; ama a los perros y a los caballos, es generoso con su dinero y afecto, y llora dormido.

Bolvar deja el poder desconcertado , agobiado, melanclico, triste y angustiado por la derrota que sufre ante un cuerpo que no puede ms, un cuerpo que sobrevivi a guerras y atentados y ahora renuncia con estrepito a toda posibilidad vital.

No afronta la muerte, elude la enfermedad, no asume la gravedad de su estado y en cambio prefiere continuar pensando en su utpico proyecto de reconstruir la gran Colombia.Antonio de Jess Medina Gmez4B BTA T/M23 de noviembre de 2011LiteraturaMaestro: Cornejo Lpez Cesar Eduardo