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Elgranmisteriodelasrelacioneshumanaseselhiloconductorde¿Quémequieres,amor?Relatosduros,algunosconunadurezaextrema,encaramadosaldolorya lasoledad,perodondeemergenlaternurayelhumorcomolosmejoresamuletosylasposibles salvaciones de los males del mundo actual. Un viajante, vendedor delencería,esperaansiosolareaparicióndesuhijo,yrecibelamilagrosaayudadeunhéroedelrock.Elmisteriodelaluzdeuncuadro,LalecheradeVermeer,devuelvaaun escritor al regazo de la madre. Un niño tiene su mejor aliado y amigo en untelevisorportátil.Unjovensaxofonistaencuentraeldondelamúsicaenlamiradadeunachica,enunaverbenapopularinvadidaporlaniebla.Lalenguadelasmariposas,relatoquedioorigenalguióndeRafaelAzconaparalapelículadelmismonombre,es sin duda una obra sublime. Trata de la amistad entre un niño y su maestroanarquista, que nace de lamutua curiosidad por la vida de los animales, y que esdestrozadaporlabrutalidadde1936.

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ManuelRivas

¿Quémequieres,amor?ePubr1.2

Titivillus25.10.2019

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Títulooriginal:¿Quemequeres,amor?ManuelRivas,1995Traducción:DoloresVilavedraIlustraciones:MGDDiseño:TheBlindGirl,JohnEverettMillais(1854)Editordigital:TitivillusCorreccióndeerratas:AuroraeLuxePubbaser2.1

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AYoyo,quedibujaalpendresparasoñar

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¿Quémequieres,amor?

Amor,ativenh’oraqueixardemiasenhor,quetefazenviar

cadaudormiosemprem’espertarefaz-medegramcoitasofredor.

Poism’elanomquereveernemfalar,quemequeres,Amor?[1]

FERNANDOESQUIO

Sueñoconlaprimeracerezadelverano.Seladoyyellaselallevaalaboca,memiraconojoscálidos,depecado,mientrashacesuyalacarne.Derepente,mebesaymeladevuelveconlaboca.Yyoquevoytocadoparasiempre,elhuesodelacerezatodoeldíarodandoeneltecladodelosdientescomounanotamusicalsilvestre.

Porlanoche:«Tengoalgoparati,amor».Dejoensubocaelhuesodelaprimeracereza.Peroenrealidadellanomequierevernihablar.Besayconsuelaamimadre,yluegosevahaciafuera.Miradla,¡megustatanto

cómosemueve!Parecequesiemprellevalospatinesenlospies.Elsueñodeayer,elquehacíasonreírcuandolasirenadelaambulanciaseabría

caminohacianingunaparte,eraqueellapatinabaentreplantasyporcelanas,enunsalónácristalado,yveníaapararamisbrazos.

Porlamañana,aprimerahora,habíaidoaverlaalHíper.Sutrabajoerasurtirdecambioa lascajerasy llevar recadospor lassecciones.Paraencontrarla, sólo teníaque esperar junto a la Caja Central. Y allí llegó ella, patinando con gracia por elpasillo encerado.Diomedia vuelta para frenar, y la largamelenamorenaondeó alcompásdelafaldaplisadarojadeluniforme.

«¿Quéhacesporaquítantemprano,Tino?».«Nada».Mehiceeldespistado.«VengoporcomidaparalaPerla».Ellasiemprelehacíacarantoñasalaperra.Excusodecirqueyoloteníatodomuy

estudiado.ElpaseonocturnodePerla estaba rigurosamente sometidoalhorariodellegadadeLola.Eranlosminutosmáspreciososdeldía,allí,enelportaldelbloqueTulipanes, barrio de las Flores, los dos haciéndole carantoñas a Perla. A veces,

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fallaba,noaparecíaalas9.30yyoprolongabayprolongabaelpaseodelaperrahastaqueLola surgiese en la noche, taconeando, corazón taconeando.En esasocasionesmeponíamuynerviosoyellameparecíaunaseñora,¿dedóndevendría?,yyounmocoso. Me cabreaba mucho conmigo mismo. En el espejo del ascensor veía elretratodeun tipo sin futuro, sin trabajo, sin coche, apalancadoenel sofá tragandotodalamierdaembutidadelatele,rebañandomonedasporloscajonesparacomprartabaco. En esemomento tenía la sensación de que era laPerla la que sostenía lacorreaparasacarmeapasear.Ysimamápreguntabaqueporquéhabíatardadotantoconlaperra,ledecíacuatroburradasbiendichas.Paraqueaprendiese.

AsíquehabíaidoalHíperparaverlaycogerfuerzas.«Lacomidaparaperrosestáalladodelospañalesparabebés».

Semarchósobrelospatines,meciendorítmicamentelamelenaylafalda.Penséenelvuelodeesasavesemigrantes,garzaogrulla,quesevenenlosdocumentalesdedespuésdecomer.Algúndía,seguro,volveríaparaposarseenmí.

Todoestabacontrolado.DombomeesperabaenelaparcamientodelHíperconelbugaafanadoesanoche.Meenseñóelarma.Lapeséenlamano.Eraunapistoladeaire comprimido, pero la pinta era impresionante. Metía respeto. Iba a parecerRobocop o algo así. Al principio habíamos dudado entre la pipa de imitación orecortarlaescopetadecazaquehabíasidodesupadre.«Larecortadaacojonamás»,habíadichoDombo.Yo había reflexionadomucho sobre el asunto. «Mira,Dombo,tienequesertodomuytranquilo,muylimpio.Conlaescopetavamosaparecerunoscolgados,yonquisoalgoasí.Ylagenteseponemuynerviosa,ycuandolagenteestánerviosahacecosasraras.Todoelmundoprefiereprofesionales.Ellemaesquecadaunohaga su trabajo.Sinmontar cristo, sin chapuzas.Comoprofesionales.Así quenadaderecortada.Lapistoladamejorpresencia».ADombotampoco leconvencíamucho lo de ir a cara descubierta. Se lo expliqué. «Tienen que tomarnos en serio,Dombo. Los profesionales no hacen el ridículo con medias en la cabeza». EraenternecedoralaconfianzaqueelgrandullóndeDombotuvosiempreenmí.Cuandoyohablaba,lebrillabanlosojos.SiyohubiesetenidoenmílaconfianzaqueDombometenía,elmundosehabríapuestoamispies.

Dejamos el coche en el mercado de Agra de Orzan y cogimos las bolsas dedeportes.Almediodía,ytalcomohabíamoscalculado,lacalleBarcelona,peatonalycomercial, estaba atestada de gente. Todo iba a ser muy sencillo. La puerta de lasucursalbancariaseabrióparaunaviejaeinmediatamentedetrásentramosnosotros.Loteníatodomuyensayado.«Porfavor,señores,nosealarmen.Estoesunatraco».Hice un gesto tranquilo con la pistola y toda la clientela se agrupó, en orden ysilencio, en la esquina indicada.Un tipo voluntarioso insistía en darme su cartera,peroledijequelaguardase,quenosotrosnoéramosunoscacos.«Usted,porfavor,llene las bolsas», le pedí a un empleado con aspecto eficiente. Lo hizo en unsantiaményDombo,contagiadoporelclimacivilizadoenquetodotranscurría,ledio

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lasgracias.«Ahora,paraquenohayaproblemas,haganel favordenomoverseendiezminutos.Hansidotodosmuyamables».Asíquesalimoscomosiaquellofueseunalavandería.

«¡Altoodisparo!».Antetodo,muchacalma.Sigoandandocomosinofueseconmigo.Uno,dos,tres

pasosmásysalirdisparado.Demasiadagente.Dombodánnolopiensa.Seabrepasocomounjugadorderugby.Yyoqueestoyenotrapelícula.

«¡Alto,cabrón,odisparo!».Sacolapistoladelabolsaabiertaymevuelvoconparsimonia,apuntandoconla

derecha.«¿Quépasa?¿Algúnproblema?».Eltipoqueantesmehabíaofrecidolacartera.Plantado,conlaspiernasseparadas

yelrevólverapuntándomefirme,cogidoconlasdosmanos.Heaquíunprofesional.Guardajuradodepaisano,seguro.

«Nohagaseltonto,chaval.Sueltaesejuguete».Yoquesonrío,quedigonanay.Yletirolabolsaalosmorros,todalapastaporel

aire,cayendoacámaralenta.«¡Comemierda,cabrón!».Yechoacorrer,lagentequeseapartaespantada,quédesgracia,lagentequeseapartaydejauncorredormalditoen la calle, un agujeroque se abre, un túnel pordelante, un agujero en la espalda.Quema.Comounapicaduradeavispa.

La sirenade la ambulancia.Sonrío.El enfermeroquememiraperplejoporqueestoysonriendo.Lolapatinaentrerosanovasyazaleas,enunsalónacristalado.Vienehaciamí.Meabraza.Esnuestra casa.Ymequieredar esa sorpresa, sobrepatines,meciendolafaldarojaplisadaalmismotiempoquelamelena,elbesodelacereza.

Por lanoche, a travésdel cristalde lapuerta,puedo leer el rótulo luminosodePompasFúnebres:«Se ruegahablenen tonomoderadoparabeneficiode todos»[2].Dombo, el gigantón leal de Dombo, estuvo aquí. «Lo siento en elacompañamiento»[3], le dijo compungido a mi madre. No me digan que no esgracioso. Parece deCantinflas. Para llorar de risa.Ymemiró con lágrimas en losojos. «Dombo, tonto, vete, vete de aquí, compra con la pasta una casa con salónacristalado y un televisor Trinitrón de la hostia de pulgadas». Y Dombo venga allorar,conlasmanosenlosbolsillos.Vaaempaparlotodo.Lágrimascomouvas.

YestáFa, laseñoraJosefa, ladelpisodeenfrente.Ellasíquesuposiempredequé iba la cosa. Su mirada era una eterna reprimenda. Pero le estoy agradecido.Nuncadijonada.Niparabien,niparamal.Yosaludaba,«Buenosdías,Fa»,yellarefunfuñabaenbajo.Sabetodoloquesecueceenelmundo.Peronodecíanada.Leayudabaamamá,esoeratodo.Fumabaconellaunchésterporlanoche,ybebíanunlágrima de Porto, mientras yo manejaba el mando a distancia. Y ahora está así,sosteniendoamamá.Devezencuando,sevuelvehaciamíperoyanomeriñeconlamirada.Sepersignayreza.Unaprofesional.

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Yafaltapoco.Enelrótuloluminosopuedoverelhorariodeentierros.Alas12.30enFeáns.

Lolasedespidedemamáyvahacialapuertadelasaladelvelatorio.Esaformadeandar.Parecequevuelainclusoconzapatos.Garzaoalgoasí.Pero¿quéhace?Derepentesevuelve,patinahaciaaquíconlafaldaplisadayquedaposadaenelcristal.Me mira con asombró, como si reparase en mí por vez primera. «¿Impresionada,eh?». «Pero Tino, ¿cómo fuiste capaz?». Tiene ojos cálidos, de pecado, y la bocaentreabierta.

Sueñoconlaprimeracerezadelverano.

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Lalenguadelasmariposas

AChabela

«¿Qué hay, Pardal? Espero que por fin este año podamos ver la lengua de lasmariposas».

Elmaestroaguardabadesdehacíatiempoquelesenviasenunmicroscopioalosde la Instrucción Pública. Tanto nos hablaba de cómo se agrandaban las cosasmenudaseinvisiblesporaquelaparatoquelosniñosllegábamosaverlasdeverdad,comosisuspalabrasentusiastastuviesenelefectodepoderosaslentes.

«La lenguade lamariposaesuna trompaenroscadacomounmuelledereloj. Si hay una flor que la atrae, la desenrolla y lamete en el cáliz parachupar.Cuandolleváiseldedohumedecidoauntarrodeazúcar,¿aquesentísyaeldulceenlabocacomosilayemafueselapuntadelalengua?Puesasíeslalenguadelamariposa».

Y entonces todos teníamos envidia de las mariposas. Qué maravilla. Ir por elmundovolando,conesostrajesdefiesta,ypararenflorescomotabernasconbarrilesllenosdealmíbar.

Yo queríamucho a aquelmaestro. Al principio,mis padres no podían creerlo.Quierodecirquenopodíanentendercómoyoqueríaamimaestro.Cuandoeraunpequeñajo,laescuelaeraunaamenazaterrible.Unapalabraqueseblandíaenelairecomounavarademimbre.«¡Yaveráscuandovayasalaescuela!».Dosdemistíos,comomuchosotros jóvenes,habíanemigradoaAméricaparano irdequintosa laguerradeMarruecos.Puesbien,yotambiénsoñabaconiraAméricaparanoiralaescuela. De hecho, había historias de niños que huían al monte para evitar aquelsuplicio.Aparecían a los dos o tres días, ateridos y sin habla, comodesertores delBarrancodelLobo.

Yo iba para seis años y todosme llamaban Pardal.Otros niños demi edad yatrabajaban.Peromipadreerasastreynoteníatierrasniganado.Preferíavermelejosque no enredando en el pequeño taller de costura. Así pasaba gran parte del día

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correteandoporlaAlameda,yfueCordeiro,elrecogedordebasurayhojassecas,elquemepusoelapodo:«Parecesunpardal».[4]

Creoquenuncahecorrido tantocomoaquelveranoanteriorami ingresoen laescuela.CorríacomounlocoyavecessobrepasabaellímitedelaAlamedayseguíalejos,conlamiradapuestaenlacimadelmonteSinaí,conlailusióndequealgúndíame saldrían alas y podría llegar a Buenos Aires. Pero jamás sobrepasé aquellamontañamágica.«¡Yaveráscuandovayasalaescuela!».Mipadrecontabacomountormento, como si le arrancaran las amígdalas con la mano, la forma en que elmaestrolesarrancabalajeadadelhabla,paraquenodijesenajuanijatonijracias.«TodaslasmañanasteníamosquedecirlafraseLospájarosdeGuadalajaratienenlagargantallenadetrigo[5].¡MuchospalosllevamosporculpadeJuadalagara!».Sideverdad me quería meter miedo, lo consiguió. La noche de la víspera no dormí.Encogido en la cama, escuchaba el reloj de pared en la sala con la angustia de uncondenado.Eldíallegóconunaclaridaddedelantaldecarnicero.Nomentiríasileshubiesedichoamispadresqueestabaenfermo.

Elmiedo,comounratón,meroíalasentrañas.Ymemeé.Nomemeéenlacama,sinoenlaescuela.Lorecuerdomuybien.Hanpasadotantosañosyaúnsientounahumedadcáliday

vergonzosa resbalando por las piernas. Estaba sentado en el último pupitre,medioagachadoconlaesperanzadequenadiereparaseenmipresencia,hastaquepudiesesaliryecharavolarporlaAlameda.

«Aver,usted,¡póngasedepie!».Eldestinosiempreavisa.Levantélosojosyviconespantoqueaquellaordeniba

pormí.Aquelmaestrofeocomounbichomeseñalabaconlaregla,Erapequeña,demadera,peroamímepareciólalanzadeAbdelKrim.

«¿Cuálessunombre?».«Pardal».Todoslosniñosrieronacarcajadas.Sentícomosimegolpeasenconlatasenlas

orejas.«¿Pardal?».Nome acordaba de nada. Ni de mi nombre. Todo lo que yo había sido hasta

entonceshabíadesaparecidodemicabeza.Mispadreserandosfigurasborrosasquese desvanecían en la memoria.Miré hacia el ventanal, buscando con angustia losárbolesdelaAlameda.

Yfueentoncescuandomemeé.Cuando los otros chavales se dieron cuenta, las carcajadas aumentaron y

resonabancomolatigazos.Huí.Echéacorrercomounlocueloconalas.Corría,corríacomosólosecorreen

sueñoscuandovienedetrásdeunoelHombredelSaco.Yoestabaconvencidodequeesoeraloquehacíaelmaestro.Venirtrasdemí.Podíasentirsualientoenelcuello,yeldetodoslosniños,comojauríadeperrosalacazadeunzorro.Perocuandollegué

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alaalturadelpalcodelamúsicaymiréhaciaatrás,viquenadiemehabíaseguido,queestabaasolasconmimiedo,empapadodesudorymeos.Elpalcoestabavacío.Nadie parecía fijarse en mí, pero yo tenía la sensación de que todo el pueblodisimulaba,dequedocenasdeojoscensuradoresmeespiabantraslasventanasydequelaslenguasmurmuradorasnotardaríanenllevarleslanoticiaamispadres.Mispiernas decidieron por mí. Caminaron hacia el Sinaí con una determinacíóndesconocidahastaentonces.EstavezllegaríahastaCoruñayembarcaríadepolizónenunodeesosbarcosquevanaBuenosAires.

DesdelacimadelSinaínoseveíaelmar,sinootromonteaúnmásgrande,conpeñascos recortados como torres de una fortaleza inaccesible. Ahora recuerdo conunamezcla de asombro ymelancolía lo que logré hacer aquel día. Yo solo, en lacima, sentado en la silla de piedra, bajo las estrellas, mientras que en el valle semovían como luciérnagas los que con candil andaban en mi busca. Mi nombrecruzabalanochealomosdelosaullidosdelosperros.Noestabaimpresionado.Eracomo si hubiese cruzado la línea delmiedo. Por eso no lloré nime resistí cuandoapareciójuntoamílasombrareciadeCordeiro.Meenvolvióconsuchaquetónymecogióenbrazos.«Tranquilo,Pardal,yapasótodo».

Aquellanochedormícomounsanto,bienarrimadoamimadre.Nadiemehabíareñido.Mipadresehabíaquedadoenlacocina,fumandoensilencio,conloscodossobreelmanteldehule,lascolillasamontonadasenelcenicerodeconchadevieira,talcomohabíasucedidocuandosemuriólaabuela.

Teníalasensacióndequemimadrenomehabíasoltadolamanodurantetodalanoche.Asímellevó,cogidocomoquienllevaunserón,enmiregresoalaescuela.Yenestaocasión,conelcorazónsereno,pudefijarmeporvezprimeraenelmaestro.Teníalacaradeunsapo.

El sapo sonreía. Me pellizcó la mejilla con cariño. «Me gusta ese nombre,Pardal».Yaquelpellizcomehiriócomoundulcedecafé.Perolomásincreíblefuecuando,enmediodeunsilencioabsoluto,mellevódelamanohaciasumesaymesentóensusilla.Elpermaneciódepie,cogióunlibroydijo:

«Tenemos un nuevo compañero. Es una alegría para todos y vamos a recibirloconun aplauso».Penséqueme iba ameardenuevopor los pantalones, pero sólonotéunahumedadenlosojos.«Bien,yahoravamosaempezarunpoema.¿Aquiénletoca?¿Romualdo?Venga,Romualdo,acércate.Yasabes,despacitoyenvozbienalta».

ARomualdo lospantalonescortos lequedabanridículos.Tenía laspiernasmuylargasyoscuras,conlasrodillasllenasdeheridas.

Unatardepardayfría…

«Unmomento,Romualdo,¿quéesloquevasaleer?».«Unapoesía,señor».

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«¿Ycómosetitula?».«Recuerdoinfantil.SuautoresdonAntonioMachado».«Muy bien, Romualdo, adelante. Con calma y en voz alta. Fíjate en la

puntuación».ElllamadoRomualdo,aquienyoconocíadeacarrearsacosdepifiascomoniño

queeradeAltamira,carraspeócomounviejo fumadordepicaduray leyóconunavozincreíble,espléndida,queparecíasalidadelaradiodeManoloSuárez,elindianodeMontevideo.

Unatardepardayfríadeinvierno.Loscolegialesestudian.Monotoníadelluviatrasloscristales.Eslaclase.EnuncartelserepresentaaCaínfugitivoymuertoAbel,juntoaunamanchacarmín…

«Muy bien. ¿Qué significa monotonía de lluvia?, Romualdo», preguntó elmaestro.

«Quelluevesobremojado,donGregorio».

«¿Rezaste?», me preguntó mamá, mientras planchaba la ropa que papá habíacosidoduranteeldía.Enlacocina,laolladelacenadespedíaunaromaamargodenabiza.

«Puessí»,dijeyonomuyseguro.«UnacosaquehablabadeCaínyAbel».«Eso está bien», dijomamá, «no sé por qué dicen que el nuevomaestro es un

ateo».«¿Quéesunateo?».«AlguienquedicequeDiosnoexiste».Mamáhizoungestodedesagradoypasó

laplanchaconenergíaporlasarrugasdeunpantalón.«¿Papáesunateo?».Mamáapoyólaplanchaymemirófijamente.«¿Cómovaaserpapáunateo?¿Cómoseteocurrepreguntaresabobada?».YohabíaoídomuchasvecesamipadreblasfemarcontraDios.Lohacíantodos

loshombres.Cuandoalgoibamal,escupíanenelsueloydecíanesacosatremendacontraDios.Decían las dos cosas:me cago enDios,me cago en el demonio.MeparecíaquesólolasmujerescreíanrealmenteenDios.

«¿Yeldemonio?¿Existeeldemonio?».«¡Porsupuesto!».

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El hervor hacía bailar la tapa de la cacerola. De aquella boca mutante salíanvaharadas de vapor y gargajos de espuma y verdura. Una mariposa nocturnarevoloteaba por el techo alrededor de la bombilla que colgaba del cable trenzado.Mamá estaba enfurruñada como cada vez que tenía que planchar. La cara se letensabacuandomarcabalarayadelasperneras.Peroahorahablabaenuntonosuaveyalgotriste,comosiserefirieseaundesvalidó.

«Eldemonioeraunángel,perosehizomalo».Lamariposachocóconlabombilla,quesebamboleóligeramenteydesordenólas

sombras.«Hoyelmaestrohadichoque lasmariposas también tienen lengua,una lengua

finita y muy larga, que llevan enrollada como el muelle de un reloj. Nos la va aenseñarconunaparatoque le tienenqueenviardeMadrid.¿Aqueparecementiraesodequelasmariposastenganlengua?».

«Siéllodice,escierto.Haymuchascosasqueparecenmentiraysonverdad.¿Tehagustadolaescuela?».

«Mucho.Ynopega.Elmaestronopega».No,elmaestrodonGregorionopegaba.Alcontrario,casisiempresonreíaconsu

cara de sapo. Cuando dos se peleaban durante el recreo, él los llamaba, «parecéiscarneros», y hacía que se estrecharan la mano. Después los sentaba en el mismopupitre.Así fue como conocí amimejor amigo,Dombodán, grande, bondadoso ytorpe.Habíaotrochaval,Eladio,que teníaun lunaren lamejilla,alque lehubierazurradocongusto,peronuncalohicepormiedoaqueelmaestromemandasedarlelamanoyquemecambiasedelladodeDombodán.LaformaquedonGregorioteníademostrarsemuyenfadadoeraelsilencio.

«Sivosotrosnooscalláis,tendréquecallarmeyo».Ysedirigíahaciaelventanal,conlamiradaausente,perdidaenelSinaí.Eraun

silencioprolongado,descorazonador,comosinoshubiesedejadoabandonadosenunextrañopaís.Prontomedicuentadequeelsilenciodelmaestroeraelpeorcastigoimaginable.Porque todo loqueél tocabaerauncuentofascinante.Elcuentopodíacomenzar con una hoja de papel, después de pasar por elAmazonas y la sístole ydiástoledelcorazón.Todoconectaba,todoteníasentido.Lahierba,lalana,laoveja,mifrío.Cuandoelmaestrosedirigíahaciaelmapamundi,nosquedábamosatentoscomo si se iluminase la pantalla del cine Rex. Sentíamos el miedo de los indioscuando escucharon por vez primera el relinchar de los caballos y el estampido delarcabuz,íbamosalomosdeloselefantesdeAníbaldeCartagoporlasnievesdelosAlpes,caminodeRoma.LuchábamosconpalosypiedrasenPonteSampaio[6]contralas tropas deNapoleón. Pero no todo eran guerras. Fabricábamos hoces y rejas dearadoenlasherreríasdelIncio.EscribíamoscancionerosdeamorenlaProvenzayenelmar deVigo.Construíamos elPórtico de laGloria. Plantábamos las patatas quehabían venido de América. Y a América emigramos cuando llegó la peste de lapatata.

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«LaspatatasvinierondeAmérica»,ledijeamimadrealahoradecomer,cuandomepusoelplatodelante.

«¡QuéibanavenirdeAmérica!Siemprehahabidopatatas»,sentencióella.«No, antes se comían castañas. Y también vino de América el maíz». Era la

primera vez que tenía clara la sensación de que gracias almaestro yo sabía cosasimportantesdenuestromundoqueellos,mispadres,desconocían.

Perolosmomentosmásfascinantesdelaescuelaerancuandoelmaestrohablabadelosbichos.Lasarañasdeaguainventabanelsubmarino.Lashormigascuidabandeunganadoquedabalecheyazúcarycultivabansetas.HabíaunpájaroenAustraliaquepintabasunidodecoloresconunaespeciedeóleoquefabricabaconpigmentosvegetales. Nunca me olvidaré. Se llamaba el tilonorrinco. El macho colocaba unaorquídeaenelnuevonidoparaatraeralahembra.

TaleramiinterésquemeconvertíenelsuministradordebichosdedonGregorioyélmeacogiócomoelmejordiscípulo.Habíasábadosyfestivosquepasabapormicasa e íbamos juntosde excursión.Recorríamos las orillas del río, las gándaras, elbosqueysubíamosalmonteSinaí.Cadaunodeesosviajeseraparamícomounarutadeldescubrimiento.Volvíamossiempreconuntesoro.Unamantis.Uncaballitodeldiablo.Unciervovolante.Ycadavezunamariposadistinta,aunqueyosólorecuerdoelnombredeunaalaqueelmaestrollamóIris,yquebrillabahermosísimaposadaenelbarrooelestiércol.

Alregreso,cantábamosporloscaminoscomodosviejoscompañeros.Loslunes,enlaescuela,elmaestrodecía:«YahoravamosahablardelosbichosdePardal».

Paramis padres, estas atenciones delmaestro eran un honor. Aquellos días deexcursión,mimadrepreparabalameriendaparalosdos:«Nohacefalta,señora,yoya voy comido», insistía don Gregorio. Pero a la vuelta decía: «Gracias, señora,exquisitalamerienda».

«Estoyseguradequepasanecesidades»,decíamimadreporlanoche.«Los maestros no ganan lo que tendrían que ganar», sentenciaba, con sentida

solemnidad,mipadre.«EllossonlaslucesdelaRepública».«¡LaRepública,laRepública!¡YaveremosadondevaapararlaRepública!».Mipadreerarepublicano.Mimadre,no.Quierodecirquemimadreerademisa

diaria y los republicanos aparecían como enemigos de la Iglesia. Procuraban nodiscutircuandoyoestabadelante,peroaveceslossorprendía.

«¿Qué tienes túcontraAzaña?Esoescosadel cura,queosandacalentando lacabeza».

«Yovoyamisaarezar»,decíamimadre.«Túsí,peroelcurano».—UndíaquedonGregoriovinoarecogermeparaira

buscarmariposas,mipadreledijoque,sinoteníainconveniente,legustaríatomarlelasmedidasparauntraje.

«¿Untraje?».

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«DonGregorio,nolotomeamal.Quisieratenerunaatenciónconusted.Yyoloqueséhacersontrajes».

Elmaestromiróalrededorcondesconcierto.«Esmioficio»,dijomipadreconunasonrisa.«Respetomucholosoficios»,dijoporfinelmaestro.DonGregoriollevópuestoaqueltrajeduranteunaño,ylollevabatambiénaquel

día de julio de 1936, cuando se cruzó conmigo en la Alameda, camino delayuntamiento.

«¿Qué hay, Pardal? A ver si este año por fin podemos verle la lengua a lasmariposas».

Algoextrañoestaba sucediendo.Todoelmundoparecía tenerprisa,perono semovía.Losquemirabanhaciadelante,sedaban lavuelta.Losquemirabanpara laderecha,girabanhacia la izquierda.Cordeiro,el recogedordebasurayhojassecas,estaba sentado en un banco, cerca del paleo de lamúsica.Yo nunca había visto aCordeiro sentado en un banco.Miró hacia arriba, con la mano de visera. CuandoCordeiromirabaasíycallabanlospájaros,eraqueseavecinabaunatormenta.

Oíelestruendodeunamotosolitaria.Eraunguardiaconunabanderasujetaenelasiento de atrás. Pasó delante del ayuntamiento y miró para los hombres queconversabaninquietosenelporche.Gritó:«¡ArribaEspaña!».Yarrancódenuevolamotodejandoatrásunaesteladeexplosiones.

Lasmadres empezaron a llamar a sus hijos. En casa, parecía que la abuela sehubiesemuerto otra vez.Mi padre amontonaba colillas en el cenicero ymimadrelloraba y hacía cosas sin sentido, como abrir el grifo de agua y lavar los platoslimpiosyguardarlossucios.

Llamaronalapuertaymispadresmiraronelpomocondesazón.EraAmelia,lavecina,quetrabajabaencasadeSuárez,elindiano.

«¿Sabéisloqueestápasando?EnCoruña,losmilitareshandeclaradoelestadodeguerra.EstándisparandocontraelGobiernoCivil».

«¡SantoCielo!»,sepersignómimadre.«Yaquí»,continuóAmeliaenvozbaja,comosilasparedesoyesen,«dicenqueel

alcalde llamó al capitán de carabineros, pero que este mandó decir que estabaenfermo».

Aldíasiguientenomedejaronsaliralacalle.Yomirabaporlaventanaytodoslosquepasabanmeparecíansombrasencogidas,comosiderepentehubiesellegadoelinviernoyelvientoarrastrasealosgorrionesdelaAlamedacomohojassecas.

Llegaron tropasde lacapitalyocuparonelayuntamiento.Mamásaliópara iramisa,yvolviópálidayentristecida,comosihubieseenvejecidoenmediahora.

«Están pasando cosas terribles, Ramón», oí que le decía, entre sollozos, a mipadre. También él había envejecido. Peor aún. Parecía que hubiese perdido todavoluntad.Se había desfondado en un sillón y no semovía.Nohablaba.Noqueríacomer.

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«Hay que quemar las cosas que te comprometan, Ramón. Los periódicos, loslibros.Todo».

Fuemimadre laque tomóla iniciativaduranteaquellosdías.Unamañanahizoquemipadresearreglarabienylollevóconellaamisa.Cuandoregresaron,medijo:«Venga,Moncho,vasavenirconnosotrosalaAlameda».Metrajolaropadefiestaymientrasme ayudaba a anudar la corbata,me dijo con vozmuy grave: «Recuerdaesto, Moncho. Papá no era republicano. Papá no era amigo del alcalde. Papá nohablabamaldeloscuras.Yotracosamuyimportante,Moncho.Papánoleregalóuntrajealmaestro».

«Síqueseloregaló».«No,Moncho.Noseloregaló.¿Hasentendidobien?¡Noseloregaló!».«No,mamá,noseloregaló».Habíamuchagenteen laAlameda, todacon ropadedomingo.Tambiénhabían

bajadoalgunosgruposdelasaldeas,mujeresenlutadas,paisanosviejosconchalecoysombrero,niñosconaireasustado,precedidosporalgunoshombresconcamisaazuly pistola al cinto. Dos filas de soldados abrían un pasillo desde la escalinata delayuntamientohastaunoscamionesconremolqueentoldado,comolosqueseusabanparatransportarelganadoenlaferiagrande.PeroenlaAlamedanohabíaelbulliciode las ferias,sinounsilenciograve,deSemanaSanta.Lagentenosesaludaba.Nisiquieraparecíanreconocerselosunosalosotros.Todalaatenciónestabapuestaenlafachadadelayuntamiento.

Unguardiaentreabriólapuertayrecorrióelgentíoconlamirada.Luegoabriódeltodoehizoungestoconelbrazo.Delabocaoscuradeledificio,escoltadosporotrosguardias,salieronlosdetenidos.Ibanatadosdepiesymanos,ensilentecordada.Dealgunosnosabíaelnombre,peroconocíatodosaquellosrostros.Elalcalde,losdelossindicatos, el bibliotecario del ateneoResplandorObrero,Charli, el vocalista de laOrquestaSolyVida,elcanteroalquellamabanHércules,padredeDombodán…Yalfinaldelacordada,chepudoyfeocomounsapo,elmaestro.

Se escucharon algunas órdenes y gritos aislados que resonaron en la Alamedacomo petardos. Poco a poco, de la multitud fue saliendo un murmullo que acabóimitandoaquellosinsultos.

«¡Traidores!¡Criminales!¡Rojos!».«Gritatútambién,Ramón,porloquemásquieras,¡grita!».Mimadrellevabaa

papá cogido del brazo, como si lo sujetase con todas sus fuerzas para que nodesfalleciera.«¡Queveanquegritas,Ramón,queveanquegritas!».

Yentoncesoícómomipadredecía:«¡Traidores!»,conunhilodevoz.Yluego,cadavezmásfuerte,«¡Criminales!¡Rojos!».Soltódelbrazoamimadreyseacercómásalafiladelossoldados,conlamiradaenfurecidahaciaelmaestro.«¡Asesino!¡Anarquista!¡Comeniños!».

Ahoramamátratabaderetenerloy le tiróde lachaquetadiscretamente.Peroélestabafueradesí.«¡Cabrón!¡Hijodemalamadre!».Nuncalehabíaoídollamareso

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anadie,nisiquieraalarbitroenelcampodefútbol.«Sumadrenotienelaculpa,¿eh,Moncho?,recuerdaeso».Peroahorasevolvíahaciamíenloquecidoymeempujabaconlamirada,losojosllenosdelágrimasysangre.«¡Grítaletútambién,Monchiño,grítaletútambién!».

Cuandoloscamionesarrancaron,cargadosdepresos,yofuiunodelosniñosquecorrieron detrás, tirando piedras. Buscaba con desesperación el rostro del maestroparallamarletraidorycriminal.Peroelconvoyerayaunanubedepolvoalolejosyyo,enelmediodelaAlameda,conlospuñoscerrados,sólofuicapazdemurmurarconrabia:«¡Sapo!¡Tilonorrinco!¡Iris!».

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Unsaxoenlaniebla

Uno

Unhombrenecesitabadineroconurgenciaparapagarseunpasaje aAmérica.Estehombreeraamigodemipadrey teníaunsaxofón.Mipadreeracarpinteroyhacíacarrosdelpaísconruedasderobleyejedealiso.Cuandoloshacía,silbaba.Inflabalas mejillas como pechos de petirrojo y sonaba muy bien, a flauta y violín,acompañado por la percusión noble de las herramientas en lamadera.Mi padre lehizouncarroaunlabradorrico,sobrinodecura,yluegoleprestóeldineroalamigoque quería ir a América. Este amigo había tocado tiempo atrás, cuando había unsindicatoobreroyestesindicatoteníaunabandademúsica.Yseloregalóamipadreeldíaenque seembarcóparaAmérica.Ymipadre lodepositóenmismanosconmuchocuidado,comosifueradecristal.

—AversialgúndíallegasatocarelFranciscoalegre,corazónmío.Legustabamuchoaquelpasodoble.YoteníaquinceañosytrabajabadepeóndealbañilenlaobradeAduanas,enel

puerto de Coruña. Mi herramienta era un botijo. El agua de la fuente de SantaMargaridaeralamásapreciadaporloshombres.Ibaporellamuydespacio,mirandolosescaparatesdeloscomerciosydelafábricadeChocolateExprésenlaPlazadeLugo.Habíatambiénunagaleríacontresjaulasdepájarosdecoloresyunciegoquevendíaelcupónyledecíapiroposalaslecheras.Aveces,teníaquehacercolaenlafuenteporquehabíaotroschicosconotrosbotijosyqueveníandeotrasobras.Nuncahablábamos entre nosotros. De regreso a la obra, caminaba deprisa. Los obrerosbebían el agua y yovolvía a caminar hacia la fuente, ymiraba el escaparate de lafabrica de Chocolate Exprés, y la galería con las tres jaulas de pájaros, y parabadelantedelciegoqueahoraledecíapiroposalaspescaderas.

Cuandohacíaelúltimoviajedeldíaydejabaelbotijo,cogíaelmaletíndelsaxo.Durantedoshoras,alanochecer,ibaaclasesdemúsicacondonLuisBraxe,enla

calle de Santo Andrés. El maestro era pianista, tocaba en un local nocturno devarietésyseganabalavidatambiénasí,conaprendices.Dábamosunahoradesolfeoyotraconelinstrumento.Laprimeravezmedijo:«Cógeloasí,firmeyconcariño,comosi fueraunachica».No sé si lohizoadrede,peroaquella fue la lecciónmásimportante demi vida. Lamúsica tenía que tener el rostro de unamujer a la queenamorar.Cerrabalosojosparaimaginarla,paraponerlecolorasupeloyasusojos,perosupequemientrassólosaliesendemisaxorebuznosdeasno,jamásexistiríaesachica. Durante el día, en el ir y venir a la fuente de Santa Margarida, caminabaembrujado con mi botijo, solfeando por lo bajo, atento sólo a las mujeres quepasaban.Comoelciegodelcupón.

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LlevabapocomásdeunañodemúsicacondonLuiscuandomepasóunacosaextraordinaria. Después de salir de clase, me paré ante el escaparate de CalzadosFaustino,enelCantón.Estabaallí,conmimaletín,mirandoaquelloszapatoscomoquienmiraunapelículadeFredAstaire,yseacercóunhombremuygrandote,calvo,lafrenteenormecomoeldinteldeunapuerta.

—¿Quéllevasahí,chaval?—mepreguntósinmás.—¿Quién,yo?—Si,tú.¿Esuninstrumento,no?Tananchoyalto,embestíaconlacabezayllevabaloslargosbrazoscaídos,como

siestuvieracansadodetirardelaboladelmundo.—Esunsaxo.—¿Unsaxo?Yadecíayoqueteníaqueserunsaxo.¿Sabestocarlo?Recordélamiradapacientedelmaestro.Vasbien,vasbien.Perohabíamomentos

enquedonLuisnopodíadisimulary ladesazónasomabaen susojoscomosi, enefecto,yohubiesedejadocaeralsuelounavaliosapiezadevidrio.

—Sí,claroquesabes—decíaahoraaquelextrañoquenuncamehabíaescuchadotocar—.Seguroquesabes.

AsíentréenlaOrquestaAzul.AquelhombresellamabaMatías,eraelbateríayunpocoel jefe.Necesitabaun saxopara el finde semanay allí lo tenía.Paramispadresnohabíaduda.Hayquesubirsealcaballocuandopasaanteuno.

—¿SabestocarelFranciscoalegre?¿Sabes,verdad?Puesyaestá.Mehabíadadounadirecciónparaacudiralensayo.Cuandolleguéallí,supeque

ya no había marcha atrás. El lugar era el primer piso de la fabrica de ChocolateExprés.Dehecho,laOrquestaAzulteníaunsuculentocontratopublicitario.

ChocolateExprés¡Ayquéricoes!

Habíaque corear esa frase tres o cuatroveces en cada actuación.A cambio, lafábricanosdabaunatabletadechocolateacadauno.Hablodelaño49,paraquesemeentienda.Habíatemporadasdeinsípidosolores,decaldo,demugre,depannegro.Cuando llegabas a casa con chocolate, los ojos de los hermanos pequeños seencendíancomocandelasanteunsanto.Sí,quéricoeraelChocolateExprés.

Desdeallendelosmares,elcrepúsculoenpopa,laOrquestaAzul.¡LaOrquestaAzul!

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En realidad, laOrquestaAzulnohabíapasado laMarola[7].Había actuadounavez en Ponferrada, eso sí. Pero era la forma garbosa de presentarse por aquelentonces. América era un sueño, también para las orquestas gallegas. Corría laleyenda de que si conseguías un contrato para ir a tocar aMontevideo y BuenosAires, podías volver con sombrero y con ese brillo sano que se le pone a la caracuando llevas la cartera llena. Si yo fuera con el botijo, tardaría día y noche enrecorrerunaavenidadeBuenosAiresyelaguacriaríaranas.Esomelodijounodelaobra.Muchasorquestasllevabannombreamericano.HabíalaorquestaAcapulco,queeradelapartedelamontaña,ysepresentabaasí:

Tintintín,tírititín…Nos dirigimos a nuestro distinguido público en castellano ya que el

gallego lo hemos olvidado después de nuestra última gira porHispanoamérica.

¡Manííiiii!Sitequieresunmomentodivertir,cómprateuncucuruchitodemaní…

También había orquestas que llevaban el traje de mariachi. La cosa mejicanasiempregustómuchoenGalicia.Entodaslascancioneshabíauncaballo,unrevólveryunamujerconnombredeflor.¿Quémásnecesitaunhombreparaserelrey?

La Orquesta Azul también le daba a los corridos. Pero el repertorio era muyvariado:boleros,cumbias,pasodobles,cuplés,poleas,valses,jotasgallegas,detodo.Una cosa seria.Ochohombres en el palco, con pantalónnegro y camisas de colorazulconchorrerasdeencajeblancoyvuelosenlasmangas.

MacíastrabajabadurantelasemanaenCorreos.Loimaginabaponiendosellosytamponescomoquienbateenplatosybombos.ElvocalistasellamabaJuanMaría.Erabarbero.Unhombreconmuchapercha.Muchaschicasseconsumíanporél.

—¿Bailasconmigo,JuanMaría?—¡Veteapaseo,perica!YtambiénestabaCouto,queeracontrabajoydurantelasemanatrabajabaenuna

fundición.AesteCouto,quepadecíaalgodelvientre, elmédico lehabíamandadocomer sólopapillas.Pasó siete años seguidosaharinademaízy leche.Undía, encarnaval,llegóacasayledijoasumujer:«Hazmeuncocido,conlacón,chorizoytodo.Sinomemueroasí,memuerodehambre».Ylefuedemaravilla.

El acordeonista,Ramiro, era reparador de radios.Unhombre de oído finísimo.Llegaba al ensayo, presentaba una pieza nueva y luego decía: «Esta la cogí por elaire».Siempredecíaeso,lacogíporelaire,acompañándosedeungestoconlamano,comosiatraparaunpuñadodemariposas.Apartedesuinstrumento,tocabalaflautadecañaconlanariz.Unvalsnasal.Eraunnúmeroextraqueimpresionabaalpúblico,tantocomoelburrosabiodelostitiriteros.Peroamíloquemegustabaeraunade

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sus canciones misteriosas cogidas por el aire y de la que recuerdo muy bien elcomienzo.

Auroraderosaenamanecernotamelosaquegimióelviolínnovelescoinsomniodovivióelamor.

Y estaba también el trompetaComesaña, el trombón Paco ymi compañero, elsaxotenor,donJuán.Unhombremayor,muyelegante,quecuandomelopresentaronmepasólamanoporlacabezacomosimedieselabendición.

Seloagradecí.Dentrodenada, ibaasermidebut.EnSantaMartadeLombas,segúninformóMatías.

—Sí,chaval—asintióJuanMaría—.¡SantaMartadeLombas,irásynovolverás!

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Dos

Eldomingo,muytemprano,cogimoseltrendeLugo.Yoiba,másquenervioso,enlasnubes,comositodavíanohubiesedespertadoyeltrenfueseunacamavoladora.Todosmetratabancomounhombre,comouncolega,peroteníalasensacióndequepor lanochehabíaencogido,dequehabíaencogidode la cabezaa lospies,yquetodoenmídisminuía,inclusoelhilodevoz,altiempoqueseagrandabalodefuera.Porejemplo,lasmanosdeMacías,enormesypesadascomoazadas.Mirabalasmíasyloqueveíaeranlasdemihermanapequeñaenvolviendounaespigademaízcomoun bebé. ¡Dios! ¿Quién iba a poder con el saxo?Quizás la culpa de todo la teníaaqueltrajeprestadoquemequedabalargo.Meescurríaenélcomouncaracol.

Nos bajamos en la estación deAranga.Era un día de verano,muy soleado.Eldelegado de la comisión de fiestas de Santa Marta de Lombas ya nos estabaesperando. Se presentó como Boal. Era un hombre recio, de mirada oscura ymostachogrande.Sujetabadosmulasenlasquecargólosinstrumentosyelbaúlenelque iban los trajesdeverbena.Unode los animales se revolvió, asustadopor elestruendodelabatería.Boal,amenazador,seleencaróconelpuñoalaalturadelosojos.

—¡Teabrolacrisma,Carolina!¡Sabesquelohago!TodosmiramoselpuñodeBoal.Unaenormemazapeludaqueseblandíaenel

aire.Porfin,elanimalagachómansolacabeza.Nos pusimos enmarcha por un camino fresco que olía a cerezas y conmucha

fiesta de pájaros, Pero luego nosmetimos por una pista polvorienta, abierta en unmontedebrezosytojos.Yanohabíanadaentrenuestrascabezasyelfogóndelsol.Nada, excepto las aves de rapiña. El palique animado de mis compañeros fuetransformándose en un rosario de bufidos y estos fueron seguidos de blasfemiassordas,sobretodocuandoloszapatosacharolados,enharinadosdepolvo,tropezabanenlospedruscos.Encabeza,recioyconsombrero,Boalparecíatirarauntiempodehombresymulas.

ElprimeroenlanzarunapiedrafueJuanMaría.—¿Visteis?¡Eraunlagarto,unlagartogigante!Al poco rato, todos arrojaban piedras a los vallados, rocas o postes de la luz,

comosinosrodeasencientosdelagartos.Delante,Boalmanteníaimplacableelpaso.Devezencuandosevolvíaalosrostrossudorososydecíaconunasonrisairónica:«¡Yafaltapoco!».

—¡Laputaquelosparió!Cuando aparecieron las picaduras de los tábanos, las blasfemias se hicieronoír

como estallidos de petardos. La Orquesta Azul, asada por las llamaradas del sol,llevabalascorbatasenlamanoylasabanicabacomolasbestiaselraboparaespantarlosbichos.Paraentonces,elbaúlquecargabaunadelasmulasparecíaelféretrodeundifunto.Enelcieloardienteplaneabaunmilano.

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¡SantaMartadeLombas,irásynovolverás!Nada más verse el campanario de la parroquia, la Orquesta Azul recompuso

enseguidasuaspecto.Loshombresseanudaronlascorbatas,sealisaronlostrajes,sepeinaron,ylimpiaronyabrillantaronloszapatosconunrocemagistralenlabarrigadelapierna.Losimitéentodo.

Sonaronparanosotroslasbombasdepalenque.¡Hanllegadolosdelaorquesta!Sihayalgoqueunodisfrutalaprimeravezeslavanidaddelafama,porpequeña

e infundada que sea.Los niños, revoloteando comomariposas a nuestro alrededor.Lasmujeres, con una sonrisa de geranios en la ventana.Los viejos asomando a lapuertacomocucosdeunreloj.

¡Laorquesta!¡Hanllegadolosdelaorquesta!Saludamoscomohéroesqueresucitanalosmuertos.Mecrecía.Elpechoseme

llenaba de aire. Pero, de repente, comprendí. Nosotros éramos algo realmenteimportante, el centro del mundo. Y volví a encogerme como un caracol. Metemblabanlaspiernas.Elmaletíndelsaxomepesabacomorobadoaunmendigo.Mesentíaunfarsante.

HicimosunaltoenelcruceroyMacíasposósubrazodehierroenmihombro.—Ahora,chaval,nosvanallevaralascasasenlasquenosalojan.Túnotengas

reparo.Sitieneshambre,pidesdecomer.Yquelacamaseabuena.Eseeseltrato.YluegosedirigiósentenciosoaBoal:«Elchavalqueestébienatendido».—Eso está hecho—respondió el hombre, sonriendo por primera vez—. Va a

dormirencasadeBoal.Enmicasa.En la planta baja estaban también los establos, separados de la cocina por

pesebres de piedra, así que lo primero que vi fueron las cabezas de las vacas.Engullíanlahierbalamiéndolacomosifueraunanubedeazúcar.Porelsuelodelacocinahabíanextendidobroza.Habíaunhumodehogarquepicabaunpocoenlosojosyenvolvíatodoenunahoraincierta.Enelextremodelalarguísimamesacosíaunamuchachaquenodejósutrabajonisiquieracuandoelhombrepusocercadeellalacajadelsaxo.

—¡Café,nena!Selevantósinmirarnosyfueacogeruncazodelfregadero.Luegolocolocóenla

trébedee,inclinándoseysoplandolentamente,conlasabiduríadeunavieja,avivóelfuego. Fue entonces cuando noté con asombro rebullir el suelo, cerca demis pies.Había conejos royendo la broza, con las orejas tiesas como hojas de eucalipto. Elhombresedebiódedarcuentademitrastorno.

—Hacenmuybuenestiércol.Ybuenosasados.Boalmeenseñó,conorgullo,elganadodecasa.Habíaseisvacas,unaparejade

bueyes,uncaballo,lasdosmulasquehabíantraídonuestroequipaje,cerdosyequisgallinas.Asílodijo:equisgallinas.Elcaballo,meexplicó,sabíasumaryrestar.Lepreguntócuántoerandosydosyélgolpeócuatrovecesenelsueloconelcasco.

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—Aquínovasapasarhambre,chaval.Aver,nena,traeelbizcocho.Yelqueso.Mmm.Nomedigasquenoquieres.NadiedicequenoencasadeBoal.

Fueentonces, con la fuentedecomidaen lamano,cuandopudeverlabienporvezprimera.Mirabahaciaabajo,comosituviesemiedodelagente.Eramenudaperocon un cuerpo de mujer. Los brazos remangados y fuertes, de lavandera. El pelorecogidoenuna trenza.Ojos rasgados.Alargué lamanopara coger algo. ¿Quémepasaba? ¡Cielo santo! ¿Qué haces tú aquí, chinita? Era como si siempre hubieseestado en mi cabeza. Aquella niña china de la Enciclopedia escolar. La miraba,hechizado,mientraselmaestrohablabadelosríosqueteníannombresdecolores.ElAzul,elAmarillo,elRojo.QuizáChinaestabaallí,pocodespuésdeSantaMartadeLombas.

—No habla—dijo en voz alta Boal—. Pero oye.Oír sí que oye.A ver, nena,muéstralealmúsicolahabitacióndedormir.

La seguí por las escaleras que llevaban al piso alto. Ella mantenía la cabezagacha, incluso cuando abrió la puerta de la habitación. La verdad es que no habíamucho que ver. Una silla, una mesilla con crucifijo y una cama con una colchaamarilla. También un calendario de una ferretería con una imagen del SagradoCorazón.

—Bien,estámuybien—dije.Ypalpélacamapormostrarunpocodeinterés.Elcolchóneraduro,dehojasdemazorca.

Mevolví.Ellaestabaacontraluzyparpadeé.Creoquesonreía.Bien,muybien,repetí,buscandosumirada.Peroahoraellavolvíaatenerlosojosclavadosenalgunapartedeningúnlugar.

Coneltrajedecorbata,laOrquestaAzulsereunióenelatrio.Teníamosquetocarel himno español en la misa mayor, en el momento en que el párroco alzaba elAltísimo.Conlosnervios,yocambiabaacadamomentode tamaño.Yaenelcoro,sudoroso con el apretón,me sentí comoun gorrión desfallecido e inseguro en unarama.Elsaxoeraenorme.No,noibaapoderconél.Yyamecaía,cuandonotéenlaorejaunalientosalvador.EraMacías,hablandobajito.

—Túnosoples,chaval.Hazquetocasyyaestá.Yesomismofueloquehiceenlasesiónvermú,yaenelpalcodelaferia.Eraun

pequeñobailedepresentación,antesdequelagentefueseacomer.Cuandoperdíalanota,dejabadesoplar.Mantenía,esosí,elvaivén,deladoalado,esetoquedeondaalqueMacíasdabatantaimportancia.

—Hayquehacerlobonito—decía.¡QuétiposlosdelaOrquestaAzul!Teníalaíntimasospechadequenoslloverían

piedrasenelprimerpalcoalquehabíasubidoconellos.¡Erantangenerososensusdefectos! Pero pronto me llevé una sorpresa con aquellos hombres que cobrabancatorcedurosporiratocaralfindelmundo.«¡Arriba,arriba!»,animabaMatías.Yelvaivén revivía, y se enredaban todos en un ritmo que no parecía surgir de losinstrumentossinodelafuerzaanimosadeunosbraceros.

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Yotehedeverytehedeverytehedeveraunqueteescondasyteapartesdemivista.

Intentabairalmismoritmoqueellos,porlomenosenelvaivén.Pormomentos,parecíaqueunalmaaleteabavirtuosasobremí,ymesorprendíaamímismoconunbuensonido,peroenseguidaelalmadelaorquestahuíacomounpetirrojoasustadoporunrebuzno.

FuiacomeracasadeBoalydelamuchachamenudaconojosdechina.Desdeluego,noibaapasarhambre.Boalafilóelcuchilloen lamangadesubrazo,comohacen losbarberoscon la

navaja en el cueroy luego, deuna tajada, cortó endos el lechónde la fuente.Meestremeció aquella brutal simetría, sobre todo cuando descubrí que una de lasmitades,consuorejaysuojo,eraparamí.

—Gracias,peroesmucho.—Unhombreesunhombreynounagallina—sentencióBoal sindejar salida,

comosiresumieselahistoriadelaHumanidad.—¿Yella?—preguntébuscandoalgunacomplicidad.—¿Quién?—dijoélconverdaderasorpresaymirandoalrededorconelrabodel

lechónenlamano.Hastaquesefijóenlamuchacha,sentadaalaluzdelaventanadelfregadero—.¡Bah!Ellayacomió.Escomounpajarito.

Duranteunosminutosmasticódeformavoraz,porsienelairehubiesequedadoalgunadudadeloquehabíaquehacerconaquelcerdo.

—Vas a ver algo curioso —dijo de repente, después de limpiar la boca conaquellamangatanútil—.¡Venaquí,nena!

Lachiquitavinodócilasu lado.Él lacogióporelantebrazoconelcepodesumano.Temíquesequebrasecomounaladeaveenlasmanosdeuncarnicero.

—¡Datelavuelta!—dijoaltiempoquelahacíagirarylaponíadeespaldashaciamí.

Ella llevaba una blusa blanca y una falda estampada de dalias rojas. La largatrenza le caía hasta las nalgas, rematada por un lazo demariposa. Boal empezó adesabotonarlablusa.Asistíatónitoalaescena,sinentendernada,mientraselhombreforcejeaba torpementecon losbotones,quese leescurríanentre lasmanos rugosascomobolitasdemercurioenelcorchodeunalcornoque.

Porfin,abriólablusaalolargodelaespalda.—¡Mira,chico!—exclamóconintrigaBoal.Yoestabahechizadoporaquellazodemariposayelpéndulodelatrenza.—¡Miraaquí!—repitióél,señalandoconelíndiceunaflorrosaenlapiel.Cicatrices.Habíaporlomenosseismanchasdeesas.—¿Sabesloqueesesto?—preguntóBoal.Yo sentía pudor por ella y una cobardía que me atenazaba la garganta. Me

gustaríaserunodeaquellosconejosconorejaspuntiagudascomohojasdeeucalipto.

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Neguéconlacabeza.—¡El lobo!—exclamóBoal—.¿Nuncahabíasoídohablarde laniñadel lobo?

¿No?Puesaquílatienes.¡Laniñadellobo!Aquellasituaciónextrañaydesagradableentrórepentinamenteenelordennatural

deloscuentos.Melevantéymeacerquésinpudorparamirarbienlascicatricesenlaespaldadesnuda.

—Aúnsevenlasmarcasdelosdientes—dijoBoal,comosirecordaseporella.—¿Cómofue?—preguntéporfin.—¡Anda,vístete!—ledijoalamuchacha.Yconungestomeinvitóavolverami

asiento—.Ella teníacuatroaños.Fuiacuidarelganadoy la llevéconmigo.Habíasido un invierno rabioso. ¡Sí, señor! ¡Un invierno realmente duro! Y los lobos,hambrientos,melajugaron.¡Carajosimelajugaron!

Aparte de lo que había pasado con la niña, Boal, por lo visto, estabapersonalmentemuydolidoconloslobos.

—Fueunaconjura.Estábamosenunpradoquelindabaconelbosque.Unodeloscabrones se dejó ver en el claro y huyó hacia elmonte bajo. Los perros corrieronrabiososdetrásdeél.Yyofuidetrásdelosperros.Ladejéallí,sentaditaencimadeunsaco.Fuecosademinutos.Cuandovolví,yanoestaba.¡Cómomelajugaronloscabrones!

Aquelhombreeradueñodeunahistoria.Loúnicoqueyopodíahacereraesperaraqueladesembucharacuantoantes.

—Nadie entiende lo que pasó… Se salvó porque no la quisomatar. Esa es laúnicaexplicación.Elquelaatrapónolaquisomatar.Sólolamordióenlaespalda.Podía hacerlo en el cuello y adiós, pero no. Los viejos decían que esas eranmordedurasparaquenollorara,paraquenoavisaraalagente.Yvayasilehizocaso.Quedómuda.Nuncamásvolvióahablar.Laencontramosenunamadriguera.Fueunmilagro.

—¿Ycómosellama?—¿Quién?—Ella,suhija.—Noesmihija—dijoBoal,muyserio—.Esmimujer.

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Tres

—Seenganchadelascosas.Quedaembobada.Comoalgolellamelaatención,yanolosuelta.

Noté el calor enmismejillas.Me sentía rojo como el fuego. Ella,mi esquivachinita, no dejaba de mirarme. Había bajado de la habitación preparado para laverbena,conlacamisadechorreras.

—Es por el traje—dijo algo despectivoBoal.Y después se dirigió a ella paragritar—:¡Québobitaeres!

Aquellosojosdeluzverdosameibanaseguirtodalanoche,paramisuerte,comodosluciérnagas.Porqueyotambiénmeenganchédeellos.

La verbena era en el campo de la feria, adornada de rama en rama, entre losrobles, con algunas guirnaldas de papel y nadamás. Cuando oscureció, las únicaslucesqueiluminabanelbaileeranunoscandilescolgadosaambosladosdelpalcoyenelquioscodelasbebidas.Porlodemás,lanochehabíacaídoconuntuldenieblamontañesaqueenvolvíalosárbolesconenaguasyvelos.Segúnpasabaeltiempo,sehacíamásespesayfuearropandotodoenunacosafantasmal,delaquesólosalían,abrazadosygirandoconlamúsica,lasparejasmásalegres,enseguidaengullidasunavezmásporaquelcíelotendidoarasdelsuelo.

Ellasíquepermanecíaalavista.Apoyadaenuntronco,conlosbrazoscruzados,cubiertosloshombrosconunchaldelana,nodejabademirarme.Devezencuando,Boalsurgíadelanieblacomouninquietopastordeganado.Lanzabaasualrededorunamiradadeadvertencia,denavajayaguardiente.Peroamímedabaigual.

Medabaigualporquehuíaconella.Íbamossolos,alomosdelcaballoquesabíasumar,porlosmontesdeSantaMartadeLombas,irásynovolverás.YllegábamosaCoruña,aAduanas,ymipadrenosestabaesperandocondospasajesdelbarcoparaAmérica,ytodoslosalbañilesaplaudíandesdeelmuelle,yunodeellosnosofrecíaelbotijoparatomaruntrago,yledabatambiéndebeberalcaballoquesabíasumar.

Macías,pegadoamioreja,mehizoabrirlosojos.—¡Vasfenomenal,chaval!¡Tocascomounnegro,tocascomoDios!Medicuentadequeestabatocandosinpreocuparmedesisabíaono.Todoloque

habíaquehacereradejarseir.Losdedossemovíansolosyelairesalíadelpechosinahogo,empujadoporunfuellesingular.Elsaxonomepesaba,eraligerocomoflautadecaña.Yosabíaquehabíagente,muchagente,bailandoyenamorándoseentre laniebla.Tocabaparaellos.Nolosveía.Sólolaveíaaella,cadavezmáscerca.

Ella,laChinita,quehuíaconmigomientrasBoalaullabaenlanoche,cuandolanieblasedespejaba,derodillasenelcampodelaferiayconelchaldelanaentrelaspezuñas.

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LalecheradeVermeer

Claroquenuncapodrépagar loquemimadrehizopormí,ninuncaserécapazdeescribir algo comparable alCorreio que Miguel Torga fechó en Coímbra el 3 deseptiembrede1941.

«“Filho”…EoqueaseguirselêÉdeumatalpurezaeumtalbrilho,Queatédaminhaescuridãosevé».[8]

Mimadre era lechera. Tiraba de un carrito con dos grandes jarras de zinc. Lalecheque repartíaera lade lasvacasdemiabueloManuel,deCorpoSanto,aunadocenadekilómetrosdelaciudad.Esteabuelomío,cuandoerajoven,tuvoundíaenlamano la pluma de escribir del párroco y dijo: «¡Qué letramás bonita tendría sisupieseescribir!».Yaprendióahacerloconunahermosaletradeformasvegetales.Porencargode lasfamilias,hizocientosdecartasaemigrantes.Ensuescritorioviporvezprimera, enpostal, laEstatuade laLibertad, lasCataratasdel Iguazúyunjinete gaucho por la Pampa. Nosotros vivíamos en el barrio de Monte Alto deCoruña,enunbajodelacalledéSantoTomás,tanbajoquehabíacucarachasqueserefugiaban en las baldosasmovidas.A veces jugaba contra ellas, situándolas en elejércitoenemigo.Yoconocíaelmiedo,peronoelterror.Voyacontarlescómoentréencontactoconelterror.Mimadrelalecherasevaconsucarritoysusjarrasdezinc.EstoyjugandoconmihermanaMaría.Derepente,escuchamosestallidosyungranalborotoenlacalle.Nosasomamosalaventanadelbajoparaverquépasa.Pegadosal cristal, descubrimos el terror. El terror viene hacia nosotros. Mi madre nosencontróabrazadosyllorandoenelbaño.ElterroreraelReyCabezudo.

En1960yotengotresaños.Porlatarde,escucholoscánticosdelospresosenelpatío de la cárcel. Por la noche, los destellos de la Torre deHércules giran comoaspascósmicassobrelacabeceradelacama.Laluzdelfaroesundetalleimportanteparamí:mipadreestáalotroladodelmar,enunsitioquellamanLaGuaira.

Tengotresaños.Lorecuerdotodomuybien.Mejorqueloquehaocurridohoy,antesde comenzar esta historia. Incluso recuerdo loque losotros aseguranquenosucedió.Porejemplo.Mipadrino,nosécómolohaconseguido,traeunpavoparalafiestadeNavidad.Lavíspera,elanimalhuyehaciaelmontedelaTorredeHércules.Todoslosvecinoslopersiguen.Cuandoestánapuntodepillarlo,elpavoechaavolar

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deunaformaimposibleysepierdeenelmarcomoungansosalvaje.Esafueunadelascosasqueyoviynosucedieron.

En1992fuiaAmsterdamporvezprimera.Aquelviajetandeseadoeraparamíuna especie de peregrinación. Estaba ansioso por verLos comedores de patatas[*].Anteaquelcuadrodemisteriosofervor,elmáshondamentereligiosodecuantoshevisto, la verdadera representación de la Sagrada Familia, reprimí el impulso dearrodillarme.Tuvemiedode llamar laatencióncomoun turistaexcéntrico,deesosquepaseanporunacatedralcongafasdesolypantalónbermudas.Encastellanohaydospalabras:hervoryfervor.Engallegosólohayuna:fervor.Laluzdelhervordelafuentedepatatasasciendehacialatenuelámparaeiluminalosrostrosdelafamiliacampesina quemiran con fervor el sagrado alimento, el humilde fruto de la tierra.TambiénfuialRijksmuseumyallíencontréLalecheradeVermeer[*].

ElembrujodeLalechera,pintadoen1660,radicaenlaluz.Expertosycríticoshan escrito textos muy sugerentes sobre la naturaleza de esa luminosidad, pero laúltima conclusión es siempre un interrogante. Es lo que llaman el misterio deVermeer.AntesdeirapararalRijksmuseum,tuvovariospropietarios.En1798fuevendidoporuntalJanJacobauntalJ.Spaanporunpreciodé1500florines.Enelinventariosehacelasiguienteobservación:«Laluz,entrandoporunaventanaenellateral,daunaimpresiónmilagrosamentenatural».

Anteesapintura,yotengotresaños.Conozcoaaquellamujer.Sélarespuestaalenigmadelaluz.

Hacesiglos,madre,enDelft,¿recuerdas?,túvertíaslajarraencasadeJohannesVermeer,elpintor,elmaridodeCatharinaBolnes,hijadelaseñoraMaríaThins,aquellaestirada,queteníaotrohijomedioloco,Wíllem,simalnorecuerdo,elquedeshonróalapobreMaryGerrits,lacriadaqueahoraabrelapuertaparaqueentrestú,madre,yteacerquesalamesadelrincónyconlajarraderramesmariposasdeluzqueelganadodelostuyosapacentóenlosverdesysombríostapicesdeDelft.LamismaqueyosoñéenelRijksmuseum,JohannesVermeerencalaráconlecheesasparedes,ellatón,elcesto,elpan,tusbrazos,aunqueenlaficcióndelcuadrolafuenteluminosaeslaventana.

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LaluzdeVermeer,eseenigmadesiglos,esaclaridadinefablesacudidadelasmanosdeDios,lecheportiordeñadaenelestablooscuro,alahoradelosmurciélagos.

Cuandoledialeerelpoemaamimadre,nisiquierapestañeó.Mesentíinseguro.Aunquehablabade la luz, quizá erademasiadooscuro.Fui a un estantey cogí unlibrosobreVermeer,eldeJohnMichaelMontias,enelqueveníaunareproduccióndeLalechera. Esta vez,mimadre pareció impresionada.Miró la estampa durantemuchotiemposinhablar.Despuésguardóelpoemaysefue.

Díasmástarde,mimadrevolviódevisitaanuestracasa.Traía,comoacostumbra,huevosdesusgallinas,ypatatas,cebollasylechugasdesuhuerta.Ellasiempredice:«Vayasdondevayas,llevaalgo».Antesdedespedirse,dijo:«Hetraídotambiénunacosa para ti».Abrió el bolso y sacó un papel blanco doblado cómoun pañuelo deencaje.Elpapelenvolvíaunafoto.Mimadreexplicóquehabíaidodecasaencasadesushermanasparapoderrecuperarla.

Lafotoeradesoltera.Anteriora1960peromuyposterior,desdeluego,a1660.Mimadreno recuerdaquién fue el fotógrafo.Sí recuerda la casa, ladueñademalcarácter,elhijomediolocoylacriadaqueabríalapuerta.Eraunachicamuyguapa,decercadeCulleredo.«Undíafuiymeabrióotra.Aellalahabíandespedido,peroyonuncasupeelporqué».Ensumiradahabíaunapregunta:«¿YtúcómosupistelodelapobreMary?».Luegosentenció:«Traslospobresandasiemprelaguadaña».

Por el contrario,mimadre no le daba ninguna importancia a que lamujer delcuadroyladelafotosepareciesentantocomodosgotasdeleche.

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Soloporahí

No tuvo la sensación de despertar sino de salir de un sopor de tila templada.Maestabaallí,alpiedelacama,aguijoneándoloconaquellosojosdeperrasonámbula.

—¡Cielosanto!¿Dóndesemetería?—Tranquila,mujer.Habíanesperadoporélhastalascuatrodelamañana,dandovueltasentornoal

teléfono y con un nervio eléctrico tendido por el pasillo hasta la cerradura de lapuerta.

—¡Sihubiésemosllamadoantes!—sequejabaella—.Alomejor,estáencasadeRicky.OdeMini. Sí, seguro que en la deMini.Medijo que sus padres les dejanensayarhastatarde.Vivenenundúplex,claro.

—Pormuchodúplexquetengannocreoquelesdejenarmarfollónporlanoche.¡Angelitos[9],niquetocarannanas!

Ellacruzólosbrazosybuscóalgoquemirarenelmuroopacodelanoche.—Deesotequeríahablar,Pa.Creo…creoquedeberíamosprocurarqueestuviese

másagustoencasa.—¿Agusto?¿Aquéterefieres?¡Sitienetodalacasaparaél!Elotrodíalleguéy

habíaaquí,aquímismo,enlasala,cuatromocososcomiendopizzayviendounvídeode tipos y tipas que se cortaban piernas y brazos con una sierra eléctrica. ¡Mandacarajo!¿Porquénovenpelispomo?¡Mellevaríaunaalegría…!

—Sonasí.Hayqueentenderlos.—¿Entenderlos? ¿Sabes lo que le dije? Oye, de puta madre esa película. ¿La

últimadeWaltDisney?Esofueloqueledije.¿Duro,eh?—Lepareciófatal.Dijoquehabíassidounborde,quesiempreletomabaselpelo

delantedesusamigos.—¿Yquéquieresquehaga?¿Aver? ¡Unashostias!Esoes loqueyo teníaque

hacer.Darleunasbuenashostias.—¡Porfavor,Pa!—Amímelasdiomipadreundíaqueledijemierda.¡Vetealamierda!Yoyaera

unmozo,nocreas.Ymemetióunabofetadaquecasimetumba.Leestaréagradecidotodalavida.Meaclarólasideas.

—Élnuncatemandóalamierda.—No.Esoescierto.Medijo«¡Muérete!».Peronuncamemandóalamierda…Eranlascuatrodelamañanayaesahorayanopodíanllamarporteléfonoalos

padres de Ricky o deMini. Sería como entrar sin permiso en casa ajena con loszapatosllenosdebarro.Intentóconvencerladequelomejorerairadormirunpoco.

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—Nopasa nada, ya verás.Estará a punto de llegar,O se quedaría a dormir encasadesusamigos.Hayquedescansar,anda.

—Acuéstatetú.Mañanatienesqueconducir.¿Quieresunatila?Ahoraeran las sieteyellaestabaallí, con lasojerasde lamujerqueatiendeel

guardarropaenunclubnocturno.Lepedíasinhablarquehiciesealgo,antesdequesequedasesolayelpasillose

convirtieseenunlargoembudo.—Todavíaesunpocotemprano.Tranquila.Esperamosmediahorayllamamos.Se vistió y se afeitó.Mojó la cabezamás de lo normal y se peinó para atrás,

alisandocon lasmanos.Tomóuncafésoloysintióen lacabezaelcombatecon latila,elencontronazodeunviajanteaceleradoconunvagabundoqueibaapieporelbordedelacalzada.Fueelviajantequiensepusoenpieysedirigióhaciaelteléfono,seguidoporunamujeralacecho.

—Disculpaquellameaestashoras.SoyArmando,elpadredeMiro.¿Quería…queríasabersisequedóadormirporahí?

—…—¿No?Vale,perdonad,¿eh?—…—No,nopasanada.Eraporsi…—…—Claro,claro,estaráporahí.Graciasyperdona,¿eh?Nada, dijo.Ymarcó otro número, el de los padres deMini.No contestaban y

volvióamarcar.—Nada.Paraestosdebedesermuytemprano.Cogió a lamujer por los hombros y le dio un beso.Toda ella parecía tan leve

comosucamisón.—Llama tú dentro de media hora. Yo ahora tengo que irme. Ya voy muy

retrasado.Venga,venga,tranquila.Aver,alegraesacara.Venga,unasonrisa.Venga,mujer,venga.Asímegusta.Estamosencontacto,¿eh?

Antesdemarcharse,seasomóalahabitacióndesuhijo.Sobrelaalmohadahabíaunarlequíndetrapoconlacabezadeporcelana.Otrosdíasledabarisaaqueldetalleinfantil, pero hoy hizo un gesto de desagrado.La expresión delmuñeco le parecíainquietante. Una sonrisa doliente y triste. En la pared, en el póster más grande yvisible, estaba aquel tipo, StevenTyler, líder deAerosmith.Murmuró: «¿Qué, quépasa,tío?».LabocatodavíamásgrandequeladeMickJagger.Greñasmuylargasyalborotadas.Elpechodesnudo,condosgrandescolmilloscolgandodeuncollar.Depantalón, una malla ceñida, como piel de felino, que le marcaba el paquete condescaro.Dehecho,pensó,todoelpersonajeesundescaro.Porvezprimeraleasaltóladudadequeaquelpósterestabaallíporél.Teníasumismaedad,¿Ono?StevenTylereramásviejo.CuandoMiroselodijo,sehabíaquedadomudo.

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Pasóporelalmacényrepasólamercancía.Cargóloscincomaletones.Sepusoencamino. Cuando ya llevaba un trecho, notó un aviso. Siempre le hacía caso a suinstinto.Teníaque llevarotramaletadeSuperbreasts.Pensóen llamardesdeallí acasa,perocambióde idea.SinohabíanoticiasdeMiro, ibaaaumentar la alarma.Acabaría estropeando el día y la cosa no estaba para bromas. Pensó en lacompetencia.Sielmocososupieraloqueeslavida…

Conducía a contracorriente. En dirección a la ciudad, en lenta formación, loscochesdelcarrilcontrariocabeceabancomoganadoimpaciente.Paróenlagasolinerade Bens, antes de meterse en la autopista de Carballo. Mientras le llenaban eldepósito,miróelmuestrariodecasetesparaconsumorápidodeautomovilistas.Unamezcladecosasdesiempre,contapasdescoloridasporelsol.Loscorridosmejicanosde Javier Solís. Antonio Molina. Carlos Gardel. Chistes verdes. Los Chunguitos.Fuxanosventos.AnaBelén&VíctorManuel.JulioIglesias.OrquestaCompostela.Y allí, en el medio, como una maldita casualidad tramada por un guionista depelículas,laportadadeunavacaconuntatuajeenelpemil,Aerosmith,yunarodemetalclavadoenunamama.Getatrip.

—Mellevoestotambién—dijo,señalandolacásete.Hoyharía todoel recorridopor lacosta,por lomenoshastaRibeira.Teníaque

cronometrarbienydetenerseeltiempojustoencadatienda.EnCarballoparóenlacorsetería Lucy. La dueña del comercio rebuscaba entre unas prendas y tardó enrespondera susbuenosdías.Paciencia,pensóél, laviejaacabadeabrir losojosy,además,tienemalaspulgas.

—Laveomuybien,señora.—Nomevengaconpamplinasaestashoras.—Aquienmadruga,Diosleayuda.—¿Dios?Estoesundesastre.Unacalamidad.—Pasófebrero.¡Yaveráahora!—No necesito nada.Nada de nada—dijo con un gesto rotundo de lasmanos,

comosiquisieraecharlo.—Ustedsabequeno laengaño.¿Laheengañadoalgunavez?Ledigoqueuna

cosasevaavenderysevende,¿ono?—Tambiénse ibanavender lospantiesenel invierno.¿Quieresaberunacosa?

HaypantiesahíparacalentarlelabocadeabajoamediaEspaña.—Me encanta verla enfadada. Se parece, se parece a… ¿Cómo se llama esta

actriz?¡LizTaylor!—Sí,ya.Nonecesitonada.—Quiero que vea una cosa, sólo una cosa. ¿Se imagina algo mejor que el

Wonderbra,peroamitaddeprecio?¿Aquenomecree?—No.Aver.—Nolaengaño.Mireesto.Elmejorsujetadordelmercado.Realzaelpecho,pero

noesunaarmadura.Toque,toque.¡Vienelaprimavera,Lucy,vienelaprimavera!

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SiguiólarutaporMalpica,YluegoPonteceso,Laxe,Baio,Vimianzo,Camarinas,Muxía,Cee,Corcubión,Fisterra.Lacosaibayendo.¡MenosmalquehabíatraídounextradeSuper-breasts!Gracias,corazón,sextosentido,quenomefallas.Habríaquecomeralgo.Miróel reloj.Derepente,sintióunabofetada,unabofetadamásfuertequeaquelladesupadre.¡Cielosanto!Peroquébestia,quécabrónsoy.Corrió,corriócomolocohacialacabinadeteléfono.

—¿Ma?¿Erestú,Ma?—…—Perdona, perdona, por Dios. Tuve problemas, de verdad, Ma, créeme, una

complicación.—…—No,nada.Unaavería.¿Yelchico?¿AparecióMiro?—…—¿Noapareció?—…—Bueno,mujer.Sillamó,yaestá.¿Quélepasó?¿Lepasóalgo?—…—Sí,voyahablarconél.Voyahablarconélmuyenserio.Tútranquila.Yome

encargodequeestonovuelvaapasar.Anda,ahoraduermeunpoco.Descansa.Yatellamaré.Todavíatengomuchocurropordelante.Descansa,¿eh?

Alsalirdelacabina,enelmuelledeFisterra,sefijóenelmarporprimeravezentodoeldía.Elsoldemarzoledabaunbrilloduro,demetaldeacero.Regresóalacabinayvolvióamarcar.

—¿Ma?Soyyo.Perdona,¿eh?Perdonaquenollamaraantes.Noséquemepasó.—…—Todoirábien.Yaverás.Todoirábien.Unbesomuygrande.Ydescansa,¿eh?Porlatarde,enlaplayadeCorrubedo,ungrupodechicosychicashaciendosurf.

Losmiróconenvidia.Noporél,sinoporsuhijo.Legustaríaqueélestuvieseasí,conaquellos trajes ceñidos y de colores vivos. Alegres, sanos, seguramente ricos,luchando con elmar bravo, deslizándose con suavidad sobre la cresta de las olas.Bueno,pensó,élnotienemalcorazón.Yparecequetocabien,asumanera.Saldráadelante.Tambiényosalí.

DioporfinalizadalajornadaenRibeira.Estabacontento.EnlalenceríaFlordePiel le compraron la última partida de Superbreasts y también de bragas BasicInstinct.Eltipodelacompetencia,aquelvendedorachulapado,conmásanillosquededos,decorbataexcesivacomo ramodegladiolos, ibaaquedarconunpalmodenaricescuando llegasemañana.Se la jugóporsorpresayelquedaprimerodadosveces.Estabacontentoycansado.Cuandocerróelmaleterodelcoche,sintióquesuspárpadostambiénsedejaríanabatircongusto.Decidiótomaruncaféyllamardesdeelbar.

—Hola,Ma.¿Cómovaeso?

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—…—Bien.Dilequeseponga.—¿Cómoquenolediganada?—…—¿Quenolegrite?Túerespeorqueél.Unashostias,esoesloquenecesitaese

mocoso.—…—¿Quenolovaahacermás?¡Puesmenosmal!—…—Claro,claro.¡Quédelicadezaporsuparte!¿Ydondepasólanoche?—…—¿Soloporahí?Hubounsilencioentreellos,comosiporeltúneldelteléfonoseescucharaeleco

delospasosdeuncaminanteinsomneysolitario,yelrepiquedeunagotera.Miródereojo. Toda la clientela del bar estaba pendiente del resumen deportivo en latelevisión.

—¿Cómoquesoloporahí?¿Durmióenunportaloqué?Enalgúnsitiodormiría.—…—¿Quenodurmió?—…—No,nomeamargo.¿Quéhaceahora?—…—¿Traíahambre,eh?—…—Esoestábien.—…—Ma,dile,dileque…¡Bah!Noledigasnada.—…—EnRibeira.—…—No,nollueve.—Cuelgo.Notepreocupesporlacena.Yapicaréalgodelanevera.—…—Buenasnoches,Ma.—…—Sí,irédespacio.Antes de encender el coche, respiró hondo. Los primeros neones se encendían

desganadosy lasfarolas teníanaúnunaluztullida.«Soloyporahí»,murmuró.Detodolosucedido,aquellofueloquemáslohabíaperturbado.EscuchabalospasosdeMiroporuntúnel.Llevabalacaramaquilladadeblancocomounarlequín.Aquellaimagenledolía.Preferiríamilvecesquehubieseestadodeparrandaconlosamigosyamaneciesefumandounachinadehachísenlaplaya.

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Porenésimavezeneldíapuso lacintadeAerosmith.Aquel regaloparaMiro.Después, volviéndose hacia Steven Tyler, que iba de copiloto, hizo un gesto decomplicidad.

—Serámejorqueconduzcastú.Lepesabanlosojoscomolaspuertasdeunmaleteroinfinito.

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Ustedesseránmuyfelices

EldoctorFreirésearrodillóenreverentesilenciosobrelaalmohadademusgo,comosiaquelpeñascalfueseunaltar,yunapilasagradalafuentedondeempozabaelagua.Decaminohaciaaquellugar,ydelamanodeFina,sentíaunantiguoplacerdeoboeyarpaqueamansabaelapremiante relojdesuvidadeespecialistaen trasplantedecorazón.Perohoyelritualteníaunvalorañadido.

—Aquíesdondenace—dijoeninglés,girandohaciasusinvitados.Surostroresplandecíadeorgullo,comosifueseeldestinatariodeunaconfidencia

bíblica.AquelfragmentodelGénesiseradesupropiedad.Elaguaburbujeabaenellecho arenoso, entre hilas de hierba y centelleos demica, y fluía por sus venas dehombre antes de descender entre alisos. En aquel instante era su corazón el quebombeabaelriachuelohaciaelvalledeAmoril.

EldoctorFreiréadmirabaaldoctorKimball.Enciertamanera,aquellainvitaciónera una ofrenda de gratitud. Acababa de conocerlo en persona, en un congresomédicoque loshabía reunidoenSantiagodeCompostela.Peroduranteañoshabíaleído todossus libros, todossus informes,yestabaalcorrientedesusexperienciaspioneras en la sustitución en los trasplantes de órganos vivos por equivalentessintéticos.Granpartedesusabermédicolohabíatomadoprestadodeaquelhombreque trabajaba al otro lado del océano. Muchas de sus dudas habían encontradosolución en la terminal informática, gracias a ideas aportadas desde la lejanía poralguienconquienhoycompartíaelchacchactsuitchacdelatarabilla,esainquietapreguntaquequedasuspensaenelanochecer.EldoctorKimballeraunaeminenciaensucampo,unhombredeprestigio internacional,yaldoctorFreiré leparecíaunmilagroverloallí,ahorareclinadoéltambiénsobrelapila,conlosojosmuyabiertos,comounmonjebudistaqueinterpretaelpestañearsilenciosodelasburbujas.

Cuando elmédico norteamericano y su esposaEllen acogieron con simpatía lapropuesta de pasar el fin de semana en su pazo de Amoril, antes de regresar aHouston,eldoctorFreirésintióunamezcladesorpresayhalago.AldarlelanoticiaaFinayasentíaelefectoexcitantedellicordelavanidad,unareacciónquesaborearonjuntos al tratar de los preparativos, y lo hacían sin disimular el uno con el otro,porquelesparecíaquelaocasiónmerecíaundisfruteabiertoygoloso,comosifueseunafortunatraídaporelazar.Así,élpensabayaenel impactoentrecolegasdeunpreámbulodeltipo:«TalcomomedijoeldoctorKimballenmicasadeAmoril…».Yella,Fina,aunquemásconlospiesenlatierra,sumergidayaenlaspreocupacionesdeanfitriona,seprecipitóarealizarunasselectasllamadastelefónicasquecalculaba

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tendrían un efecto semejante a una nota de sociedad en el periódico El CorreoGallego.

AsíqueallíestabaelfamosodoctorKimball,sentadoahoraantelalareira[10],conunvasocondosdedosdewhisky,mientrasFreirécolocabaenhábilpirámidelaleñayencendíafuegoconlasolemnidaddequienpresentaunnúmerodemagia.AlotroladodelasalaFinabuscabapalabrasensubalbuceanteinglésparaexplicarleaEllenqueelcuadroquemirabanrepresentabaelmundocomounamascaradadecarnaval,likeacarnaval,yquesuautor,Laxeiro,eraelmáscotizadodelpaís.

Fue ella, Fina, quien encendió las luces, como inducida por la observación deEllenanteelcuadro.

—Esmuyhermoso…ytambiénmuyextraño.Sí, pensóFina, esun carnavalmisteriosoyoscuro.En realidad,nunca lehabía

gustadoaquelcuadro.Teníaalgodeinquietanteydeformequeleresultabamolesto.Preferiríaunacosaconmáscoloryplacentera.Unpaisajecomolosquesepintabanantes. Algo bonito de verdad, con las cosas en su sitio, donde los campos fueranverdes, los tejadosrojosyelcieloazul.Peroaquelerauncuadrodevalor.Todoelmundoqueentendíadepinturaselodecía.Unvalorque,asegurabanlosentendidos,se multiplicaría en el futuro, cuando el autor fuese uno de esos difuntos queparrandeabanenellienzo.

Laoscuridadveníatambiéndefuera.Lanocheinvernalhabíacaídoderepenteyenlutabaloscristalesdelasventanas.CuandoFinaencendiólaslámparas,sumaridosevolvió,contrariado,desdelalareira.

—¡No,mujer,esperaunpoco!La magia del fuego de la lareira, a diferencia de las chimeneas encajonadas,

radicaprecisamenteeneltemblordellamasysombrasqueextiendeportodalacasa.Lalareiratieneloslateralesabiertos.Escomouncineentresdimensiones.EldoctorKimballseguíalasexplicacionescongestointeresadoyasintiósonriente.

Fina hizo caso y se acercó con Ellen a donde crepitaba la naciente hoguera.Después,mientraslosdosmédicosfilosofabanacercadelfuegoyelserhumano,seacordódelacenaysedirigióalacocina.Nolegustabalaoscuridad.Sumaridosabíaqueaellanolegustabalaoscuridad,perohoyhabíaquedejarlo,igualqueaunniñofeliz que le enseña a otro sus juguetes. Miró por la ventana del pasillo. No sedistinguía nada. Abrió la puerta y, ante la luz, respiró con el alivio de quien sedesprende de unas garras en la espalda. Allí, en la cocina, remangada y con lasmejillascoloradasporlosvapores,trajinabaReme.

—¡Québienhuele!—VaaseruncocidocomoDiosmanda,señora.Losgreloshanllegadodirectos

delahuerta.¡Aúntraíanlasestrellasdelaescarcha!—Diegoqueríaofrecerlesunacosatípica.—Esoestábien.¡Nadamejorquelascosasdelatierra!

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Habíasidounhallazgo,lodeReme.Eraunamujerservicialy,almismotiempo,simpáticayespontánea.Ellaysumaridohacíandecaseros,manteníanelpazolimpioyhabitadoysebrindabanparatodotipodetrabajos.Ellaeraunabuenacocinerayelmarido,Andrés,tambiénllamadoO’Courel,ademásdejardineroyhortelano,sedabamañaconmuchosoficios;igualarreglabaunacerraduraqueretejabapordondehabíahumedades.Además,eramuybuenconversador.ÉlnoeradeAmoril.HabíanacidoenlamontañayhabíaestadoemigradoenBarcelona.Aveceslosdejabaconlabocaabierta, al adornar una historia con dichos en latín o sabidurías sorprendentes. Porejemplo,cadaárbol frutal tenía supropiamosca.Había lamoscadelmanzano,delmelocotonero,delperal…Ycadaanimal tenía también lasuya.Eranmuydistintaslasmoscasquerondabanalavacadelasquerevoloteabanalrededordeunburro.Alrecordar esto, Fina sonrió y Reme se animó aúnmás con la faena viéndola a ellasatisfecha.

—Tambiéntengolistalasalsadelasalmejas,señora.Lacebollitamuypicada,yuncasinadadepimientablanca.

—Seguroqueestáriquísima,Reme.Andaban alrededor de los cincuenta. No tenían hijos. Cuando hablaba de eso,

Remeseentristecía.—Tienenqueanimarseustedes.Nosotrosya…Peroustedesaúnson jóvenes,y

nolesvaafaltarconquecriarlos.Siyopudiese,tendríaunadocena.Pero no era de hijos de lo que hablaban ahora, sino de la hora apropiada para

ponerlamesaycausarlamejorimpresiónaloshuéspedes.Seescuchóuntrueno,ylalámparadeltubofluorescentedelacocinapestañeóy

emitióunzumbidodeinsecto.Perosemantuvoencendida.Lasdosmujerescruzaronsusmiradas.Remesepersignó.

—¡VayaporDios!Seavecinaunabuenatormenta.Fina volvió a la sala. Esta vez fue derecha a la llave de la luz y encendió las

lámparassinpreocuparsedelareaccióndesumarido.PeroeldoctorFreirénohizoningún comentario.Dijo: «¿Has oído, Fina?Los ratones andan por el desván».Deinmediato,tradujoliteralmentelafrasealinglés.EldoctorKimballhizoungestodeentenderelsignificado.Losratones.Lostruenos.Rieron.

Ellencontóqueella,deniña,alcontrarioquesushermanos,noteníamiedoalastormentas.Suspadres teníanuna casade recreo al nortede la costaEste, cercadeCanadá, y a veces el cielo parecía quebrarse comobolas deNavidad enmanos decríos revoltosos. Por la noche, despertaba e iba a mirar por la ventana. Losrelámpagos,decía,eranunespectáculofascinante.Unafiestade lanaturaleza.Peroahorano,confesó.Amedidaquepasabanlosaños,ibasintiendomásrespetoytemor.

El doctor Kimball la miró con irónico arrobo: «Puedes estar tranquila. Teprotegerésiempre.Yoserétúpararrayos».

Lassonrisasquedaronpetrificadasenlasombracomoviñetasdeuntebeo.Cayóunrayoqueretumbócomounlátigorestallanteeneltejadodelpazo.Transcurrióun

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instantedesilenciosaconmoción,hastaquealguiencomentóquesehabíaidolaluz.Deinmediato,seescuchólavozdeRemequesalíaatientasdelacocinaeinvocabaalossantosdelcielo.Porfin,seorientógraciasalfuegodelalareira.Cuandollegóadondeellosestaban,aúnteníaelrostrocongestionado.

—¡Fueterrible!Centellearonlascacerolasdelantedemí.¡Cosadeldiablo!—Tranquila,Reme,siéntateunpoco—dijoFina.—Sefundiríanlosplomos.PorahídebedeandarmiAndrés.Lostruenossehabíanidoalejandoyllegóelagua.Unalluviadesmedidaquehizo

cantar a los canalones del tejado y que repicaba con un punto de cólera en loscristales.Laluznovolvía,ytampocoseteníannoticiasdelesperadoAndrés.Aquellasituación los acercó más al fuego, que se iba agrandando, atizado por ojos ypensamientos.Derepente,Finabrincólevementeenelsofáymiróasustadahaciaelventanaldelasala.

—¡Ah,ahíestáAndrés!—dijoRemeconvoztranquila.—¡Santo cielo, qué susto me acabo de llevar! —reconoció Fina, en tono

avergonzado.Noloquisoconfesar,peroporuninstantehabíavistoenaquelencapuchadoque

balanceabauncandiluna figuraqueel relámpagohubieseexpulsadodelcuadrodeLaxeiro.

—¡BuenasnochesnosdéDios!Andrés saludó con aire viril y con irónica solemnidad cuando le abrieron la

puerta. Era un hombre corpulento y tan tranquilo en susmovimientos que parecíatorpe. Levantó el candil a la altura de la cabeza, e hizo una ligera inclinación defrente,alaviejausanza,dirigidaalosdesconocidos.Laimprovisadacapuchahechauniendo las puntas de un saco de tela, las cejas espesas, los ojos escrutadores, elbigoterojizoydenso,ledabanunairedecazadorboreal.Sedesprendiódelcobertor,que venía empapado, y pidió permiso para entrar en la sala. Dejó ceremonioso elcandilenlarepisadelacampanadelareira.

—¡Sí,señor!Unareliquia.Peroyavenquéútilresultaencasodeapuro.¡Elviejocandil!¡Sí,señor!

—Andrés,¿yquépasaconlaluz?—loapremióReme.—Puespareceunacosaseria.—¿Cómoqueseria?—preguntóinquietoeldoctorFreiré.—Puesbien,creoqueesdelalínea.Odeltransformador.Delosfusiblesnoes.

Deesoestoyseguro.—¿Ycuántotardaránenarreglarlo?—preguntóFinacontonodeimpaciencia.—¡Huy!Conelaguaqueestácayendo…Andréssabíaqueeraelcentrodeatención,comosiensuspalabrasestuviesela

claveparaelretornodelaluz.Podríaresponder«unashoras»o«dosotresdías».Olasdoscosas.MiróaldoctorKimball.Unduendedivertidolehizodecir:«ConestosdelaCompañíanuncasesabe.Alomejor,dosotresdías».

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—Pero ¿qué dices? —saltó Reme, intentando corregir a su marido como sihubiesedichounacalumnia.

—Laúltimaveztardaronmás.—Nodigastonterías,hombre.—Yodigolascosascomoson.Estoeselculodelmundo,dispensando.Miróparasumujer.Enunojohabíasúplica.Elotroloestabafulminando.—Lo más seguro es que lo arreglen esta noche —dijo sonriente, como si

estuviese poniendo final a una broma—.Cuando escampe un pocome acercaré alpueblo,averquépasa.

Todosrespiraronconalivio.—¿Saben?Andrésesadivinó—dijoderepenteelanfitriónalaparejaextranjera

—.¿Traeslascartas?—Lasllevosiempreenelbolsillo—respondióelhortelano,dándoseunapalmada

alaalturadelcorazón.—¿Porquénose lasechasaellos?—dijoeldoctorFreiré, satisfechodepoder

presentarunnúmerorealmenteoriginalasushuéspedes.—¡Ay,no,señor!—exclamóReme.—¿Yporquéno?¿Quéhaydemalo?—insistióeldueñodelacasa.—No,nada—dijoellaresignada—.Yovuelvoalacocina,queyasehanidolos

truenos.—¿Deverdadadivinaelfuturo?—preguntóeldoctorKimballentonodivertido.—Esincreíble—dijoFreiré—.Siempreacierta.Venga,Andrés.Adelante.Eljardinerosacóunabarajadelbolsillodelacamisayseacomodóantelamesa

bajadelasala.AsuladoestabaeldoctorFreiré.Enfrente,losinvitados,KimballyEllen, expectantes. De pie, fumando un cigarrillo y apoyada en la columna de lalareira,Fina.

—Bien—dijoAndrésconeltonosolemnedequieniniciaunaceremonia—.EstaformadeecharlassellamadeSieteenCruz.Primerosecortanasí,sietevecesconlamanoizquierda.Ahorasecolocanasí,encruz,bocaabajo.

Unavezcolocadaslascartas,Andrésrespiróhondoyfrotólasmanosconcalma,sin levantar lamirada.Sóloseescuchabaelmego,disparandodevezencuando lapirotecniadelaschispas.Luego,conungestopausadodeclérigo,Andréslevantólacartadelcentro.Untresdebastoscabezaabajo.

Eladivinoquedópensativoporuninstante.MiróimperceptiblementeparaelladodeldoctorFreiré.Luegorecogiólascartas.

—¿Quépasa?—preguntóelanfitrión.—Nada.Lasvoyaechardeotraforma.—Vaahacerlodeotramanera—dijosonrienteeldoctorFreiréasus invitados.

Estosasintieron.

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Esta vez sin explicar nada, Andrés colocó doce cartas en círculo y una en elcentro.

Levantóladelmedio.Untresdebastosconlacabezahaciaabajo.Todosreaccionaronconnerviosascarcajadas.EldoctorKimballpreguntóalgoen

inglésysucolegalotradujo.—¿Algomalo,Andrés?—No,no,perovoyaprobardeotramanera.—¡Atención!—proclamóconvozteatraleldoctorFreire—.¡Tercerintento!Andrés barajó repetidamente. Ahora colocó nueve cartas, en filas de tres,

formandouncuadrado.Levantólacentral,ladelmediodelasegundafila.Untresdebastosconlacabezahaciaabajo.Las nuevas risas, acobardadas, eran lo más parecido a un gesto de inquietud.

Todosmiraronalcartománticoesperandounainterpretación.AndréssevolvióhaciaeldoctorFreiréydijoenvozbaja, intentandoaparentar

normalidad:«Meparecequeesmejorseguirotrodía,señor».—¿Porquénolevantasmáscartas?—Estacartaesmuymalaseñal.Créame,esmejordejarlo.EldoctorFreirémiróalaparejaysonrió.—Dicequeustedesseránmuyfelices.Quedasiempreelmismoresultado.EldoctorKimballcogiólamanodeEllenypidióalanfitriónquelecomunicara

aladivinosuagradecimiento.—Bien, voy a ver si arreglan o no lo de la luz—dijoAndrés levantándose—.

Parecequeyanolluevetanto.Finalosiguiócaminodelapuerta.Cuandoyaasomabafuera,ellaloagarrópor

unbrazo.—¿Quépasabaconlascartas,Andrés?—Nada,señora.Nada.—¿Eraalgomalo?—Muymalo,señora.Ellaquedófastidiada.Cuandoeljardineroerayaunamediosombraenlanoche,

Finalegritó.—¿Lonuestroeracierto?—¿Loqué?—Loquenosdijisteelotrodía.—Losuyovaamisa,señora.Ustedesseránmuyfelices.Ytendránunhijomuy

pronto.«Sí,tendránunhijo.Elhijoquenosotrosnuncatendremos»,murmuróelhombre

enlaoscuridad,pisandoduroenelsueloenfangado.

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Carmiña

¿AsíquenuncahasidoaSarandón?Hacesbien.¿Aquéibasair?Unbrezalcortadoanavajaporelviento.

O’LisdeSésamosóloveníaalbarlosdomingosporlamañana.Acostumbrabaaentrarcuandolascampanasavisabanparalamisadelasonceylashondashuellasdesuszapatoneseranlasprimerasenquedarimpresasenelsuelodeserríncomoenelpapellatintadeunsellodecaucho.Pedíasiempreunjerezdulcequeyoleservíaencopafina.Élhacíagestodebrindarmirandohaciamíconsusojosdegatomontesyluego se refugiabaenelventanal.Al fondo, lamoledelXalo, comoun imponentebueytumbado.

Sí,chaval,elvientorascandocomouncepillodepúas.Brezos, cuatro cabras, gallinas peladas y una casa de mampostería con una

higueramediodesnuda.EsoestodoloqueeraSarandón.EnaquellacasavivíaCarmiña.O’LisdeSésamobebióunsorbocomohacenloscurasconelcáliz,quecierran

los ojos y todo, no me extraña, con Dios en el paladar. Echó un trago y luegochasqueólalengua.

VivíaCarmiñayuna tíaquenuncasalía.Unmisterio.Lagentedecíaque teníabarbaycosasasí.Yo, sihededecir laverdad,nunca lavidelante.Yo ibaalláporCarmiña,claro.¡Carmiña!¿TúconocisteaCarmiñadejoven?No.¡Quécoñolaibasa conocer si no habías nacido! Era buena moza, la Carmiña, con mucho dondeagarrar.Ysedababien.

¡CarmiñadeSarandón!Para llegara su ladohabíaquearrastrarel culopor lostojos.Ysoplabaunvientofríoquecortabacomofilodenavaja.

SobreelmonteXaloselibrabaahoraunaguerraenelcielo.Nubesfieras,oscurasycompactas lesmordían los talonesaotras lanudasyazucaradas.Desdedondeyoestaba, detrás de la barra, con los brazos remangados dentro del fregadero, meparecióquelavozdeO’Lisenronquecíayquealcontraluzseleafilabaunperfildearmiñoodegarduña.

Yhabíatambién,enSarandón,undemoniodeperro.SellamabaTarzán.O’LisdeSésamoescupióenelserrínyluegopisóelesgarrocomoquienborraun

pecado.¡Dios,quémaloeraaquelperro!Niundía,nidos.Siempre.Teníasqueverloa

nuestrolado,ladrandorabioso,casisindescanso.Perolopeornoeraeso.Lopeoreracuandoparaba.Sentías,sentíaselengranajedelodio,así,comoungruñidoaveriado

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al apretar las mandíbulas. Y después ese rencor, ese arrebato enloquecido de lamirada.

No,noseapartabadenosotros.Yo,alprincipio,hacíacomosinada,einclusoiniciabaunacarantoña,yelmuy

cabrónseenfurecíamás.YosubíaaSarandónalanochecerlossábadosydomingos.Nohabía formadequeCarmiñabajase al pueblo, al baile.Segúndecía, erapor lavieja,quenosevalíapor símismayademáshabíaperdidoel sentidoyyaenunaocasiónhabíaprendidofuegoalacama.Yasídebíadeser,porqueluegoCarmiñanoresultabasertímida,no.MientrasTarzánladrabaenloquecido,ellasedababien.Mellevabadelamanohaciaelcobertizo,semeapretabaconaquellasdosbuenastetasqueteníaydejabaconmuchogustoymuchosayesqueyohicieraydeshiciera.

¡CarmiñadeSarandón!Perdíalacabezaporaquellamujer.Estabacachonda.Eracaliente.Ydemuybuenhumor.TeníamuchoméritoaquelhumordeCarmiña.

¡Demoniodeperro!,murmurabayocuandoyanopodíamásysentíasustenazasrechinardetrásdemí.

Eraunmiedodeniñoelqueyotenía.Yelcabrónmeolíaelpensamiento.¡Vete de ahí, Tarzán!, decía ella entre risas, pero sin apartarlo. ¡Vete de ahí,

Tarzaniño! Y entonces, cuando el perro resoplaba como un fuelle envenenado,Carmiñaseapretabamásamí,fermentaba,yyosentíacampanasencualquierpartedesupiel.Paramíquelascampanadasdeaquelcorazónrepicabanenelcobertizoyque,llevadasporelviento,todoelmundoenelvallelasestaríaescuchando.

O’LisdeSésamodejólacopavacíaenlabarraypidióconlamiradaotrovinodulce.Paladeóun trago,saboreándolo,ydespués lodejó ircomounanostalgia.Esmuyalimenticio,dijoguiñandoelojo.Lagentesaldríaenseguidademisa,yellocalsellenaríadehumeantesvocesdedomingo.Porunmomento,mientrasvolvíaameterlasmanosbajoelgrifoparafregarlosvasos,temíqueO’Lisfueseadejarenfriarsuhistoria.Porsuerte,allíenlaventanaestabaelmonte,llamandoporsusrecuerdos.

Yo estabamuy enamorado, pero hubo un día en que ya no pudemás. Le dije:mira,Carmiña,¿porquénoatasaesteperro?Meparecióquenoescuchaba,comosiestuvieseenotromundo.Eramuydesuspiros.Elquelooyófueél,elhijodemalamadre.Dejó repentinamentede ladraryyocreíquepor fin íbamosapoder retozartranquilos.

¡Quéva!Yoestabaencimadeella,sobreunoshacesdehierba.Antesdedarmecuentade

loquepasaba,sentíunascosquillashúmedasyqueelcuerpoenteronomehacíacasoy perdía el pulso. Fue entonces cuando noté el muñón húmedo, el hocico queolisqueabalaspartes.

Diunsaltoyechéunamaldición.Después,cogíunaestacayse la tiréalperroquehuyóquejándose.Peroloquemásmeirritófuequeella,concaradedespertardeunapesadilla, saliódetrásdeél llamándolo: ¡Tarzán,ven,Tarzán!Cuando regresó,solayapesadumbrada,yofumabaunpitillosentadoeneltroncodecortarleña.Nosé

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por qué, pero empecé a sentirme fuerte y animoso como nunca había estado.Meacerquéaella,ylaabracéparacomerlaabesos.

Tejuroquefuecomopalparunsacofofodeharina.Norespondía.Cuandomemarché,Carmiñaquedóallíenloalto,parada,muda,comoatontada,

nosésimirandohaciamí,azotadaporelviento.AO’LisdeSésamolehabíanenrojecidolasorejas.Susojosteníanla luzverde

delmontesenun rostrode tierraallanadocon lagrada.Amímeardían lasmanosbajoelgrifodeaguafría.

Porlanoche,continuóO’Lis,volvíaSarandón.Llevabaenlamanounavaradeaguijón,deesasparallamaralosbueyes.Lalunaflotabaentrenubarronesyelvientosilbaba con rencor.Allí estaba el perro, en la cancela del valladode piedra.Habíaalguna sospecha en su forma de gruñir. Y después ladró sin mucho estruendo,desconfiado,hastaqueyopuselavaraalaalturadesuboca.Yfueentoncescuandola abriómucho paramorder y yo se lametí como un estoque. Se lametí hasta elfondo.Notécómoelpunzóndesgarrabalagargantaeibaagujereandolablanduradelasvisceras.

¡Ay,Carmiña!¡CarmiñadeSarandón!O’LisdeSésamoescupióenelsuelo.Despuésbebióelúltimotragoylodemoró

enelpaladar.Lanzóunsuspiroyexclamó:¡Québiensabeestamierda!Metiólamanoenelbolsillo.Dejóeldineroenlabarra.Ymediounapalmadaen

el hombro. Siempre se iba antes de que llegaran los primeros clientes nada másacabarlamisa.

¡Hastaeldomingo,chaval!Enelserrínquedaronmarcadossuszapatones.Lashuellasdeunanimalsolitario.

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Elmíster&IronMaiden

AArsenioIglesiasyBasilioLosada

El muchacho maldijo, se levantó furioso y tiró la banqueta de una patada. Elhombre de pelo cano, al hablarle, miraba en la camiseta, con la inscripción IronMaiden,elespectromonstruosoqueconlasmanossujetabalosextremosdeuncabledealtatensiónyrelampagueabaporlosojos.Elpelodelespectroeramuylargoydeunblancodenieve.

¿Quéhaces?¡Ponlabanquetaderecha!Estabanviendoelpartidotelevisado.Elrivalhabíametidoelgoldelempateyasí

se alejaban las posibilidades de que el Deportivo de Coruña se hiciera con elcampeonato. Al fondo de la cocina la madre palillaba[11] flores de encaje. Aquelsonido industrioso pertenecía al orden natural de la casa. Cuando no existía, seechabaenfalta.

Laculpaesdeél,dijoelmuchachoconresentimiento.¿Dequién?Tambiénelhombredepelocanosesentíamolesto.¿Dequiénvaaser?¡Miraqueesburro!¿Porquélellamasburro?¡Nosabesnidequéhablas!Estábamos ganando, estábamos ganando y va y cambia un delantero por un

defensa.Siemprerecula.¿Notedascuentadequesiemprerecula?¿Estáenelcampo?Dime.¿Estáélenelcampo?¿Nohayahíoncetiposjugando?

¿Porquésiempreleecháisaéllaculpa?¡Porque la tiene! ¿Por qué no quita a Claudio? ¿A ver? ¿Por qué no?, íbamos

ganandoyvaycambiaaSalinas,¡Todoalcarajo!¿NodicessiemprequeSalinasesunpaquete?Pero¿porquélocambiaporundefensa?Losotrostambiénjuegan.¿Notedascuentadequeelcontrariotambiénjuega?

Éramosunosmuertosdehambre.¿Recuerdasqueéramosunosmuertosdehambre?Estábamosenelinfiernoyahoravamossegundos.¡Noséquécoñoqueréis!

¡Nomevengasconrollos!Túeresigualqueél,dijoelmuchachohaciendoenelaireunaespiralconeldedo.Quesital,quesicual.Cuidadito,prudencia.Elfútbolesasí,unacomplicación.Rolloymásrollo.

Yalloraréisporél.Recuerdaloquetedigo.¡Acabaréisllorandoporél!

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Ellocutoranuncióqueseibaacumplireltiempo.Elarbitroconsultabaelreloj.Luego se vio en la pantalla el banquillo local y la cámara enfocó el rostroapesadumbrado delmíster. El hombre de pelo cano tuvo la rara sensación de queestabaanteunespejo.Hundiólacabezaentrelasmanosyelentrenadorloimitó.

¡Jubílate,hombre,jubílate!Elhombredepelocanomiróparaelmuchachocomosilehubiesedisparadopor

laespalda.Lamadredejódepalillaryesocausóelefectodeunabandasonoradesuspense.

¿Porquédiceseso?Elmuchachofueconscientedequeestabaatravesandounaalambradadepúas.La

lengua rozaba el gatillo como un dedo que le hubiera cogido gusto y que ya noobedecíalasórdenesdelacabeza.

Digoqueyaesviejo.Queselargue.Habíandiscutidomuchodurante toda laLiga,pero sin llegar al enfado.Ahora,

por fin, el asuntoestabazanjado.Elhombredepelocano sehabíaquedadomudo,abstraídoenalgúnpuntodelapantalla.Lacámarabuscóalarbitro.Estesellevóelsilbatoalabocaydiolostrespitidosdelfinal.

¡Yaestá,sejodiotodo!¡Atomarporelculo!¡Encasanohablesasí!,lereprendiólamadre.Cuandoapartabalosojoscansados

de los alfileres de la almohadilla de bolillos, tenía la sensación de que miraba elmundoporunacelosíaenrejadaconpuntodeflor.

¡Hablocomomesaledelcarajo!Elmuchachosefuedandounportazoquehizopestañearlanoche.

El muchacho gobernaba ahora el motor y el padre escrutaba el mar. Por elacantilado delRoncudo deCorme, en laCosta daMorte, se descolgaban los otrosperceberos.Se acercaba laúltimahorade labajamar.Desde esemomento,yhastaquepasaralaprimerahoradelapleamar,cadaminutoerasagrado.EseeraeltiempoenquesedejabanpisarlasPenasCercadas,lostemidosbajíosdonderompeelMarde Fóra. Sólo se aventuraban allí los perceberos versados, los que saben leer elcabrilleo, lasgrafíasquehace laespumaen las rocas.Ycomocormoránogaviota,hayquemedirelrelojcaprichosodelmar.

Elmartienemuchosojos.Cadavezque se aproximaban a lasCercadas, elmuchacho recordaba esa frase

repetidasolemnementeporelpadreen laprimerasalida,comoquien transmiteunacontraseñaparasobrevivir.Habíaotralecciónfundamental.

Elmarsóloquierealosvalientes.Pero hoy el padre iba en silencio. No le había dirigido la palabra ni para

despertarlo.Golpeó con el puño en la puerta.Bebiódeun trago el café, congestoamargo,comosituvierasal.

Elpadre teníaotranormaobligadaantesdesaltara lasCercadas.Por lomenosdurantecincominutosestudiabalasrocasyseguíaelvuelodelasavesmarinas.Una

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costumbreque él, al principio, y cuando todo aparentaba calma, había consideradoinútilperoqueaprendióarespetareldíaquedescubrióloquedeverdaderaungolpedemar.Elsilenciototal.Elpadrequegritadesdelarocaquemaniobreyquesealeje.Yderepente,salidodelanada,aquelestruendodemáquinainfernal,deexcavadoragigante.Trastornado, temblando,conlabarcainundadapor lacargadeagua,buscacon angustia la silueta de las Penas Cercadas. Allí, erguido y con las piernasflexionadascomoungladiador,conla ferrada[12]dispuestacomolanzaquefueraaatravesarelcorazóndelmar,estabaelpadre.

Tantosojoscomoelmar.Hoyelpadretienelamiradaperdida.Élvaadeciralgo.Mastica laspalabrascomounchicle.Oye,que.Ayer,no.Peroelpadre,derepente,cogelahorquillaylamanga,seponedepie,ledalaespaldaysedisponeasaltar.Élsólo tiene tiempo demaniobrar para facilitarle la operación.Mantiene elmotor alralentí, con un remo apoyado en la roca para defender la barca. Aguarda lasinstrucciones.Ungesto.Unamirada.Yesélquiengrita:¡veteconcuidado!

Elmarestátranquilo.Elmuchachotieneresaca.Bebióyvolviótardeacasa,conlaesperanzadequelanochehubieralimpiadotodolodeldíaanterior,comohaceelhígadoconellicorbarato.

Mojólasmanosenelmaryhumedeciólospárpados,apretándolosconlayemadelosdedos.Alabrirlosojos,tuvolasensacióndequehabíanpasadoaños.Elmarsehabíaoscurecidoconelcolorturbiodeunvinopeleón.Miróalcielo.Nohabíanubes.Perofueaquelsilenciocontraídoloqueloalertó.

Buscóalpadre.Incomprensiblemente, ledabalaespaldaalmar.Gritóhaciendobocinaconlasmanos.Gritócontodassusfuerzas,comosisoplaraporunacaracolaeldíadelJuicioFinal.Atentoalosmovimientosdelpadre,seolvidóporcompletodegobernarlabarca.Escuchóunsonidoarrastradodebielaslejanas.Yentoncesllamóal padre por última vez. Y pudo ver que por fin se volvía, afirmaba los pies,flexionabalasrodillasyempuñabalaferradafrentealmar.

ElgolpepillóalabarcadecostadoylalanzócomounpalodebillardacontralasCercadas. Pero el muchacho, cuando recordaba, no sentía dolor. Corría, corría ybraceabaporlabanda,electrizadocomoelespectrodeIronMaiden.Habíaesquivadoa todos los contrarios, uno tras otro, había metido el tercer gol en el tiempo dedescuento,yahoracorreporlabandaacámaralenta,lasguedejasflotantes,mientraslosRiazorBluesondeanyondeanbanderasblanquiazules.Correporlabandaconlosbrazosabiertosparaabrazaralentrenadordepelocano.

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ElinmensocamposantodeLaHabana

YotambiéntuveuntíoenAmérica.Yesperotenerlotodavía,regandorosanovasenelPanteónGallegoconsucubodezinc.

Mi tío se llamabaAmaroy se habíamuerto por lomenosochoveces antes demorirse. Era un especialista en morirse y siempre lo hacía con mucha dignidad.VolvíadelamuerteperfumadoconjabonesLaToja,peinadocomoelacordeonistadela Orquesta Mallo, con un traje nuevo Príncipe de Gales y con una historiasorprendente. En una ocasión hizo una descripción muy detallada del menú delBanqueteCelestial,enelque,segúnél,abundabaellacóncongrelos.

¿Yhabíacachola?,preguntómipadreconretranca.¡Hombreclaro!Unacabezadecerdoencadamesa,condosramitasdeperejilen

losagujerosdelhocicoyuncollardemargaritas.¿Quétaltiempohacía?Soleado,peroalgofrío.Enelpurgatorio,no.Enelpurgatoriosoplabaunnordés

horripilante.Aquelloesunbrezaldesarbolado.Esacapacidaddemorirsinmorirsedeltodoselaatribuíaaunaextrañanaturaleza

deniñovaquerode sangreazul, extremoestequeAmarodemostrabaen las fiestasrompiéndose la nariz, igual que cristal de escarcha, con sólo hacer pinza con dosdedos.Entoncesresbalabandosazulísimoshilosquesorbíacomoanísdementa.

Meparece,noobstante,quehabíaaprendidoamorirseenelinmensocementeriodeLaHabana.

Aúnsemovíaelocéanobajomispiescuandoalguienmepusounaescobayuncubodezincen lasmanos.Asícontabaélaquel suprimerviaje,desde laaldeadeNéboaalCaribe.Eratanjovenquenoconocíalanavajabarbera.SeguílospasosdeMingosO’Pego,elpaisanoalquemehabíanencomendadomispadres,yconescobade palmitos y aquel cubo luminoso entré en la intendencia delCristóbalColón, elcementerio más principal de América. Y no salí durante un mes, lo creas o no.O’Pegoeraundevotodelron.TeníatodaunabodegaocultaenunodelosnichosdelPanteónGallego.Miraestedifunto,medijo,¡je,je!Ymeavisóbienavisado:¡Túnitocarlo,ehchaval!Corríadesucuentabuscarmeunahabitaciónen laparroquiadelosvivos,peromientras,trabajabaallítodoeldíayallídormía,enunacabañuchadelcamposanto,entrecoronasdefloresycrucesdemármol.Allíaprendíaoírvocesymúsicasquelosdemásnoescuchaban.

MeacurrucabaenelregazodeAmaro,ymimiedoparecíaanimarlo.¡Qué noches en el camposanto de La Habana! ¡Indios, negros, gallegos!

¡Tamboresygaitas!

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¡Todosbailandoenlanochecálida,mientrasO’Pegoroncabasobrealmohadaderosanovasycoronasdeclaveles!Teníamosungatoquepor lanoche sehacíamuygrande,oceloteojaguar,ydevorabaratasgrandescomoliebres,¡je,je!¡LaHabana,Habanitamía,québonitoestodoenLaHabana!¡HastaerabonitoserenterradorenLaHabana!

MispadresregentabanunatabernaenlacallecoruñesadelOrzan,unacalletanmarineraqueelocéanosubíaavecesporelojodelretrete.Ylaclientelaerafija,tanfijaqueteníalastazasdevinonumeradas.LadeAmaroerala36.Alcontrariodelohabitual,mítíobebíaapequeñossorbos,delicadamente,acercandoconsolemnidadlaporcelanablanca.Luegomirabaconojoshúmedoselposodelvinoribeiro,comoquienmiraundramáticobordado.¡Elmundo!¡Sisupierasquépequeñoeselmundo,criatura!

¡Aver,pasmarote,dime!¿Quéesmásvieja,laTorredeHérculesolaCatedraldeSantiago?,preguntabaenlabarralatazanúmero7.

¡Amí,todo,tooodo,meimportauncarajo!,proclamabalataza9.

Estánasnubeschorandoporunamorquemorreu.Estánasrúasmolladasdetantocomochoveu.[13]

Quien cantaba era un marinero que no tenía taza numerada y había llegadoarrastrandounatormentaquedejóenelquiciodelapuerta,aullandocomounperroabandonado.

¡Cierra el pico, animal!, dijo la taza número 3, que era uno de esos solitariosmimetizadosconlamesadepinoviejo,ycontelasdearañacolgándoledelosojos.

¿Esovapormí?,preguntódesafianteelmarinero,sacandopechodelobo.Oiga,caballero,medióoportunamentemitíoAmaro,¿conoceustedLaHabana?¿LaHabana?¡Depuntaacabo!,gritódesdelabarra.Despuésséacercó,picado

porlacuriosidad.¡LaHabana,cielosanto,quéhermosaesLaHabana!¡Mesaltaelcorazónsóloconmencionarla!

Yamímeduele, dijomi tíoAmaro enun suspiro. ¿Yel cementerioCristóbalColón?¿ConoceelinmensocamposantodeLaHabana?

Puesno.¡Llevabaotraruta!Lástima. Allí fui yo oficial jardinero mayor, explicaba con sentido orgullo mi

señortío.Loscrisantemossonbuenosparalosmuertos,dijolataza5.¡Prefierolasdalias!,proclamólasiguiente.¡Borrachos!,gritóunsolitarioquenoseteníaenpie,despuésdeunlargotrago.¿Hacemuchoquesevino?,seinteresabaelmarinero.

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FuecuandoAquello.Yoerapobre,pero teníaundientedeoro,yalguien llegógritandoquelaRevoluciónmequitaríamidientedeoro.Aúnloconservo.Yabriólabocaparaenseñarlelaprótesisdoradaalmarinero,quieninclinólacabezaconmuchointerés.Cuandomedicuenta,habíaperdidoLaHabana,dijomitíodespuésdelustrareldienteconlagamuzadelalengua.

Enesoscasos,comentóelmarineroconvozsentenciosa,unosiemprevadetrásdelosotrosyavecesmetelapata.

¿Acuántosaleahoracalzarseundientedeoro?,preguntólatazanúmero12.¡NollegalapagadeNavidad!,dijola7.¿YcómoquedabaLaHabana?,preguntómitíocontonoherido.Despintada…ybonita.Asíladejéyo.Ydespuésalegrabalavoz.¡Deshojemoslarosadelribeiroensu

memoria!Malditalagraciaquelehacíanapapáaquellasrondasimpagadas.Amaronotenía

unduroysiempreacababamuriéndosedespuésdebrindarporLaHabana.Yasífue.Hartosdesutrajíndeunmundoaotro,estavezmispadresnoleprepararonvelorio,nihuboperfume,nipeinado,nitraje.

Quédateahí,ordenómipadre,yavísanoscuandovuelva.Mequedédormidoa su lado,peroaldespertar estaba fríoy conaspectodeno

volvernuncade eseviaje.Teníauna sonrisadoloriday, en labocaentreabierta, seechaba en falta su diente de oro. Por ahora no regresó de la travesía. Meter, lometieronenunnichoen la aldeadeNéboa,peroyo lo imaginoen alguna aduana,intentandopagarelbilleteconsudienteenlapalmadelamanocomopreciosogranodemaíz,yhaciendogestionesparavolveralinmensocamposantodeLaHabana.

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Lachicadelpantalónpirata

Unodeelloshabíatenidoladebilidaddesilbarbajitoduranteunossegundos,yluegoélmismomiró alrededor como si buscase una rendija culpable por la que hubiesesilbadoelviento.Elotroreconocióaquellacanciónyfuetrasellaporeltecho,hastabatirconlasalasdelosojosenaquellaluzpobreysomnolienta.

Apartaloureiroverde,deixaclarearalúa,queestounomediodomonte,nonvexocousaningunha[14].

Peronodespególoslabios.Dehacerlo,detararearla,sonaríacomounadelación.Como calló también aquel dolor inconfesable de alfiler de agua en la sien, elimplacablegoteardelgrifodel ruinoso lavabo.Disimulandolaangustia,pusoenelfondounpañoqueamortiguarael tintín,peroaquelestallido líquidodebalínya lehabíaagujereadolacabeza.

Los dos fumaban tabaco negro. Había un envoltorio de cigarrillos vacío yestrujado y que ahora tenía la redondez deforme de un balón de cuero sin aire,abandonadoenelrincóndeunhúmedovestuario.

Losdoshabíansidoporterosdefútbol.Esafuelamáximaconfidenciapersonalalaque llegarondespuésdecincodías, largoscomocincoaños.Porsupuesto,nosedijeronenquéequiposnienquécomarcas.Aquellacasualidadhizoquesemirasenpor un instante con signos de sorpresa e interrogación dibujados en las cejas.Proseguir aquella conversación era una imprudencia. Saber que fumaban elmismotabacoerael límitede intimidadalquepodían llegar.Erancamaradasy teníanunamisiónquecumplir.Esoeratodoloquepodíanconocerunodelotro.

Los unía un plano. Lo demás era falso. Los nombres, las profesiones, lasprocedencias.Inclusolasyemasdelosdedosfuerontratadasconácidosparaborrarlaidentidad.

Elplanoestabaallí,encimadelamesa,juntoalcazodezincconloscigarrillosquemadoscomoescoriadelanoche.Ningunaotracosadebíadelatarsupaso.Enlahora final, alisaron lasmantasde loscamastros, comoquienespantael aurade loscuerposqueallíhabíandormido.

Los dos, en efecto, habían sido porteros. Alguien, en algún lugar, los habíaelegidoyquiénsabesiesedatohabíasidodecisivo.Porqueél,quienquieraquefuese,lo sabía todo de ellos, una cámara oculta en sus vidas. Y seguramente los había

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imaginadoasí, comoeran,mudos,acostumbradosa largas soledadesyeternamentealertas, incluso cuando el balón estaba lejos, en la otra área.Reposados y sólidos,perotambiénfelinos,alacechó,conlosmúsculosenalerta,conresortesquesindudasaltabanenelmomentodecisivo.

Miraron sus respectivos relojesyasintieronconungesto,puesduranteel largoencierroellosmismossehabían idoconformandocomoengranajes internosdeunamáquinadeltiempo,ynotabanenlasvisceraselrodarmecánicodelosdientesdelaHistoria.

Eralahora.Recogierontodoslosrestos,comenzandoporelplano,ylosfueronquemandoen

unfuegomínimo,deretirada.Era,sí,elmediodía.Después de la larga noche de cinco días, los cegó la luz del sol y los puso en

guardiaelcantometálicodelosgrillos,unejércitoensordecedoryocultoqueparecíaestarlos esperando cuerpo a tierra. Pero enseguida echaron a andar con decisión,reduciendo el mundo a las líneas del plano impreso en la memoria. Allí, a laizquierda,entredossetosdelaurel,estabaelatajo,elviejocaminoporelqueantañohabíanrodadoloscarros,ahoraalfombradodehojarascayheléchos.Caminaronigualqué submarinistas por un leve fondo acuático, intentando que el espanto de lospájarosfuesetanmudocomoeldelospeces.

Más que cosa de hombres, aquella misión parecía haberse urdido en el magínumbroso de la naturaleza. La misma algarabía de los grillos les parecía ahora unprotectorfuegode infanteríaamiga.Todoestabadispuesto,dibujadoysoñadohacetiempo.Labradores con brazos de hierro como rejas de aradohabían cavado aquelcaminohondohacíamuchosañosporquealguien,enunsueñohumeantedeestiércol,intuyó que sería el túnel vegetal que un día recorrer rían dos valientes que iban amataralBestión.

Así fue como, a salvo del sol y de cualquier mirada, llegaron al viejomolinoabandonado, enrejado de altas zarzas. Pero la ruda vegetación los acariciaba comoterciopelo.Lasentíandesuparte.Elplanoeraexacto.Lasmuelaserandoscírculosesbozados en piedra y, en el muro, la mano del dibujante había abierto la exactaventana,concristalesbordeadosdepolvilloy telasdearaña.Eraelmejoryelmásdiscreto de los miradores posibles. A poca distancia, espléndido y nítido, comodibujadotambiénporlamismamanoquehabíahechoelplano,allíestabaelpuente.Hastalosguardiasdevigilancia,situadosaambosextremos,parecíanquererimitarlarigidezdeltrazoconquehabíansidoseñaladosenelpapel.

Debajodelaventana,enelsuelo,yocultosporunpañuelodemusgo,estabanlosextremosdeloscables.Segúnloprevisto,elBestiónysucomitivapasaríanenmediahora. En el instante preciso, ellos sólo tenían que hacer el contacto y el puente sederrumbaríacomomecanoinfantil.

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Atentos al reloj, vigilaban por turnos y el que nomiraba permanecía silente ypétreo, apoyado en el muro. Apenas había circulación por el puente. De vez encuando, un automóvil que reducía la marcha, intimidado por el control, y algúntractorconelremolquecargadodehierba,conesedejarseirperezosoquetienenlasmáquinasdelcampoenlashorasdecalor.Tambiéneltiempoavanzabalentamente,retenidoporloszumbidosdelosinsectosylosestallidosdelasvainasdelasretamas.Cincominutosantesdelahora,asíeralarutinaregistradaenelplano,losguardiastendríanquecortareltráficoyordenaralosconductoresquesearrimasenaloslados,conelpuentedespejado.

Peroaúnnohabíallegadoesemomentoyahoraeraunamuchachalaquepasabaen bicicleta y tres pares de ojos la siguieron cautivos como si quisiesen ocupar ellugardelasruedas.Llevabaelpelorecogidoenunalargacolayvestíaunablusademangas globo y un pantalón pirata de color negro, muy ceñido, y que dejaba laspiernasdesnudasdelasrodillasparaabajo.Losdosguardiasyelvigíaocultoenelmolinovieroncómolamuchachagirabalacabezahaciaelrío,dejabadepedalearyluego echaba un pie al suelo para detener la marcha. Apoyó la bicicleta en labarandillaydescansóloscodosenelpretildelpuente.

Desde que apareció la esbelta figura de la ciclista, el vigía del molino habíaestadoalmargende la realidad.Aquellapresencia seproducía fueradelplano.Noexistía ningún trazo que simulase una figura de mujer apoyada en el pretil,contemplando el discurrir del río, ni dos círculos como ruedas que señalasen elpreciso lugar, justo en el del puente, donde estaba el pilar principal y, adherida, lacarga explosiva.Él permaneció aúndurante unos segundos hechizadopor la grácilbellezadelajovenciclistasinestablecerunvínculoentrelairrealidaddelaaparicióny lasagujasdesu reloj.Másbienalcontrario, laasociócon los lechosde trébolyfresasilvestrequeseinsinuabanbajolosalisos,enlosrecodosdelrío.Perohabíaundesajuste.Sintiócomoundesagradableretortijónenlastripascuandobajólavistayreparóenloscablesquelouníantanestrechamenteaella.

Llamó laatencióndelcompañeroyestenecesitóotrospreciosos segundosparaasimilar aquel error de la realidad, aquella muñeca absurda en el escenario de lahistoria.

—¿Quécarajohace?—Nada.Miraelrío.—Esoscabroneslateníanqueechardeahí.—Siemprelohacen.Losinformesdecíanquenuncadejananadieenelpuente.—Mira,cortaneltráfico.Joder,¿porquénoledicennadaaella?Faltaban cinco minutos para liberarse del Bestión. Durante mucho tiempo,

duranteaños,laOrganizaciónhabíapreparadoconelmáximosigiloelgolpequeloibaamandaral infierno.Cientosdeojosespiaron losmovimientosdel tiranohastadescubrir,ensuteladearañasinrutinas,estepuntodébil,elpuentedeunacarreterasecundaria. Y a partir de ahí,mucha gente se había jugado el pellejo sin saber ni

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querersaber,dándolealabolacomojugadoresestáticosdeunfutbotín,movidosporalguiendesconocidoqueenalgúnlugar,asuficientealtura,contemplabaelconjunto.Todaaquellaurdimbre,aqueltejidodevoluntadesanónimas,dependíaahoradeellos.

Tambiénelhombrequeescribíamirabaahoraporlaventana,fumandoeltabaconegroqueaelloslesestabaprohibidoenesahoradecisivadelahistoria.

Lahija,unacríadeochoaños,abriólapuerta.—¿Quéhaces?—Uncuento.—¿Deniños?—No.Esdemayores.—¡Bah! Siempre dices que vas a hacer cuentos para niños y luego nunca los

escribes.—Cuandoacabeeste,escribiréuncuentoparaniños.Deverdad.—Esoesloquedicessiempre.Elhombrequeescribíamiróelrelojyluegobuscóunpuentesobreunrío,más

alládelpaisajedetejadosdegaviotasyazoteasdetendederos.—Escucha—le dijo a la niña—. Hay un hombre muy malo, muy malo, que

manda enunpaís como si fueseuna cárcel y a vecesmata a los queprotestan.Éltienemuchafuerza,muchosguardiasquehacenloqueélordena.Estehombre,alquellaman por lo bajo el Bestión, va a pasar por un puente en coche. Debajo de esepuentehayunabombamuygrande.Peroentonces,enelpuente,pasaalgo.Apareceunamuchachamontadaenunabicicleta,dejadepedalearyseponeamirarelrío…

—¿Yqué?—Bien.Ellos,losdelabomba,nosabenquéhacer.—¡Quétontería!Loquetienenesque…Derepente,elhombremiróconespantoporlaventana.Vibrabanloscristalesy

untruenosordoexplotóensucabezayespantóalasgaviotas.Maldijoentredientes.—¿Quépasa?—preguntólaniña.—Nada.Yaesmuytarde—dijoélmirandoelreloj.Horadequelasniñasbonitas

sevayanalacama.

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Conga,conga

Laluzdelsollearañóenlosojos.Entrabaporlaspersianas,afiladacomohojasdeguadaña.Mirócongestodoloridoeincréduloeldespertador.Lospuñalesdelrelojsebatíanenduelo.Anasehabíaidosindespedirse,dejandoenellechounvacíollenodereproche.

Notóenlapielelsudoraceitosoyazucaradodelaborrachera.Eratantardequesintióunavergüenzaantigua,decampesinoholgazán.Semetiódebajodeladuchayabrióalmáximoelaguafría.Ojaláarrastrasetodo,aquellimodemúsicanostálgicaquelehabíadejadolanoche.Unafiestadeviejoscompañeros.Comobabosas,todosmasticandolashojasdelafucsiadeledénperdido.

Anahabíadejadoencimadelamesadelacocinaunanotaconladirecciónylosdatosprecisos.UnchaletenMera.Cumpleaños.ElniñosellamaÓscar.Tienenueveaños. Gente de pelas. Tres horas, a cincomil pesetas la hora, quincemil pesetas.Sumardosmildedesplazamiento.Total:diecisietemilpesetas.

Buscóenvanoenelpapelunsignodecariño.Nisiquieraestabafirmado.Otroreproche.

Cogióunaszanahoriasenlaneveraysepusoaroerlasconansia.Crearelconejonuevo.

Cuandoteníaresaca,leajustabalascuentasaltontosoñadorquellevabadentro.Ese tontoque,noobstante, se salía siemprecon la suya.Fueélquien sepuso seisarosenlaorejaytatuajeseneldorsodelasmanos.FueélquiencomprólaYamahaen vez de un coche, como quería Ana. Y era él quien lo seguía enredando comozarzalentodolíocuantosecruzabaensucamino.

EsetontosoñadorteníaenAnaasupeorenemigo.Lomirabadefrenteyledecía:¡PorDios!¿Cuándodejarásdeseruncrío?

Teníaeltiempojusto.SevistiódepayasoyconlamotosedirigióhaciaMeraporlacarreteradelacosta.Eracurioso.Siempreserepetíalamismahistoria.Losadultosque conducían lomiraban con severidad, como si se sintiesen objeto de burla. Elresto,no.Losviejosylosniñosqueibanenlosasientostraserosdeloscochesoenlosautobuseslosaludaban,reíanohacíanelsimulacrodedispararconlasmanos.

Enelportaldelchalethabíaunodeesosporteroselectrónicosconvisor.Apretóelbotón,mirófijamenteelojooscurodelacámara.Aúnasípreguntaronquiénerayélrespondiómuyserio.

—Soyyo.Elpayaso.Sabíaloqueibaapasar.Enpocossegundosseoiríanloschillidosdeloschavales.

Comocríasdegaviota.Allíestabamamágaviota,observándolodearribaabajo.Una

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deesasrubiascondotesdemando.—EsteesÓscar.¡Óscar,saludaalpayaso!¡Hala,venga,ajugar!Portaosbienconél,¿eh?Pico,elpayaso,seechóacorreralapatacoja.

Todoelmundoenestafiestasetendráquedivertir.Todoaquelloqueyohagalotenéisquerepetir.

—¡Asaltar!—gritóPico.Ytodossaltaron.—¡Avolar!Óscar y un compañero con rizos de ángel rubio permanecieron con los brazos

caídos,sedijeronalgoaloídoylomiraroncongestoburlón.—Óscar,porfavor,venaquí—dijoPico.Elchavalleobedecióperezosamente,concaradefastidio.

—Mira,Óscar,meduelemuchísimoestamuela—dijoPicoabriendo labocayseñalando—.¿Melaquieressacar?

Todoslosniñosyniñasseacercaronaellosymirabanexpectantes.—Esunpocomásgrandequelasotras.¿Laves?—Sí,sí—dijoelniñoalgonervioso—.Pero¿cómoquieresquelohaga?—¡Con esto!—dijo Pico, mostrando de improviso unas tenazas que sacó del

fondodelbolsillo.—¿Conesto?—¡Venga,venga,sinmiedo!Elchavaltitubeóantesdemeterlelaherramientaenlaboca.—¿Quieresquelohagaotro?—preguntóPico.Contrariado,elchavalapretólastenazasytiródelamuelacontantafuerzaque

cayó hacia atrás. Era unamuela dementira. Todos se echaron a reír. El payaso sellevólamanoalamejillaconmuchachanza.

—¡Quéestupidez!—dijoÓscarallevantarse.Paraeljuegosiguiente,elpayasolesmandóponerseencorro.Habíaqueaprender

unacanciónybailar.

Conga,conga,quericaeslamilonga.QueremosveraPicobailarconga.Unamanoenlacabeza,

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laotraenlacintura,moviendolacolitacomounaseñorita[15].

Repitió el número tres veces.Bailaba congracia y los chavales, sobre todo lasniñas,aplaudieron.

—Bien.AhoraletocaaÓscar.—No,noquiero—dijoelniñodelcumpleaños.—¡Óscar,Óscar!—gritabantodos.—¡Venga, hombre, anímate!—dijo el payaso con un tono ya un poco serio—.

¿Porquénoquieres?—¡Esunjuegodemariquitas!—rioelángelrubio.—¡Sí,esdemariquitas!—dijoÓscar.Elpayasosediolavueltaypreguntóquiénqueríasalirenprimerlugar.Loscrios

parecíandesconcertados.Porfin,unaniñalevantólamano.—¿Comotellamas?—Ana.—¿Ana,eh?¡Magnífico!¡Venga,todosjuntos!

Conga,conga,quericaeslamilonga.QueremosveraAnabailarconga…

Alreclamodelaspalmasacudieronalgunosmayores,quetambiénbailaron.Picomiró de reojo. Óscar y el ángel rubio sonreían con desprecio y tenían el aspectoinequívocodetramaralgo.

—¡Ven,Óscar!—llamóamigable—.Ahoravamosconalgoque tevaagustar.¡Lacarreradesacos!

—¡Quétontería!—exclamóÓscar.—¡Quépayasomásaburrido,tío!—dijoporsuparteelángelrubio.Pico hizo que no había oído. Élmismometió los pies en un saco y se puso a

brincarcontantarabiacontenidaqueparecíaqueibaasalirvolandoporencimadelsetodecipreses,comounodeesospersonajesdeficción.Sucaídafuemuycelebradacon carcajadas. Bien, de eso se trataba, pensó, había que caer y caer para que losotrossesintiesenenlaverticaldelafelicidad.

—¡Payaso!EraÓscarquienlollamaba.Parecíamáscontento.—Payaso,venporfavor.Quieroenseñartealgoquetevaagustar.—¡Venga,chavales!¡VamosconÓscar!

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—No,no—dijoelniño—.Sólotú.Esunasorpresa.Despuésquevengantodos.Pico se olió una diablura.Aquelmocoso seguramente estaba jugando a una de

esaspelículasestúpidasdeniñosrepugnantes,tipoSoloencasaoasí.Peronohabíamásremedioquetirarparadelanteyverenquéparabalacosa.

—¡Poraquí,poraquí!Óscarabriólapuertadeunaespeciedeinvernaderodealuminioycristal.—Oye,Óscar…Elchavalsalióderepenteycerrólapuertaasuespalda.PicoforcejeóperoÓscar,

conunasonrisasiniestra,corrióelpestillo.Cabrón,murmuróelpayaso,mamarracho.—¡Abre,Óscar!¡Porfavor!Pero el chaval apoyó la nariz en el cristal. A su lado estaba ya, con lamisma

sonrisasiniestra,elángelrubio.Elpabellónestabaatestadodegrandesplantasdeaspectotropical.Hacíauncalor

húmedo y él se sintió como en una sauna vegetal. No estaba mal aquel invento.Decidió sentarse.Ya se cansarían aquellosmocosos.Fue entonces cuando su sextosentido, loqueel llamabaelDetectordeDentro,empezóapitarenloquecido.MiróalrededorsinvernadaespecialhastaquesediocuentadequeunodelostroncosdelBrasiltambiénlomiraba.Murmuróunamaldición.

Hacía tiempo que se había acostumbrado a la idea de que su indumentaria detrabajadorautónomoeraladepayaso,Peroahorasesentíatanfueradelugarcomosicorriesedesnudoporlaselva.TranquiloPico,nogrites,pensó.Puedeserpeor.No,nopareceuncocodrilo.Debedeseruncaimán.

Pesea suapariencia, sonmuyveloces.Cuandoatacan, lohacencomoun rayo.Muerdenynosueltan.Etcétera.

Muy despacio, sin apartar la mirada, se puso de pie en la silla. Fue entoncescuandogritó.

—¡Socorro,socorro!¿Quiéninventóesapalabra?Erademasiadolarga.Haymujeresquesellamanasí,

Socorro.—¡Socorro,socorro!Letemblabanlaspiernas.Nuncahabíasentidounmiedoigual.Enlascristaleras

seagolpabantodoslosniños.Muydivertido.Unadedibujosanimados.Cabrones.Larubiacondotesdemandoaparecióporfin,lollevóalinteriordelacasayle

ofrecióalgoparareanimarse.Sí,claroquetomabaunwhisky.—Túyyotenemosquehablar—lehabíadichosumadreaOscarcito.Durísima.Aquelcriminalenpotencianisedioporaludido.Saliócorriendoconel

ángelrubioajugaramatargente.—¡Cosasdeniños!—dijoella—.Estarásacostumbrado.—Sí.Mepasacasitodoslosdías.Cuandonoesuncaimán,esunaserpienteboa.Sonrió.Chicalista.

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Le ofreció el baño para que se desmaquillase y se cambiase de ropa. Se loagradeció.Hoylepesabadeverdadelpersonaje.Teníaganasdeverresbalarporlosdesagüesaquellamáscarapegajosa.

Cuando estaba en la ducha, oculto por lamampara, sintió que alguien abría lapuertayentraba.¡Asíquesí!Óscaryelángelrubioveníanahacerpis.Saliódeunbrincoyseapresuróaecharelpestilloparaquenopudiesensalir.

Lomiraronextrañados. ¿Quiéneraaquel invitadoyquéhacíaallídesnudoconaquellasonrisasiniestra?

—Soisdosniñosmuymalos,muymalos—dijoPicoconsorna,muylentamente.Lo reconocieron y rieron nerviosos.Había un tono inquietante en su forma de

hablar.Elpayasoteníalacarapálida,conrestosdepinturablancaenlasojeras,ysupechoerapeludocomoeldeungorila.

—¿Sabéisloquelespasaalosniñosmalos?¿Nolosabéis?AhoraPicodejódeimitaraJackNicholsonenelpapeldelJokerdeBatman.Puso

lavozsolemnedeDioseldíadeljuiciofinal.—Pueslosniñosmalosvanalinfierno.Óscaryelángelrubiosoltaronunarisitadeespanto.Reíancomoríenlosniños

malospocoantesdecaerporlatapadelinfierno.

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Lascosas

Como espectador no era muy expresivo, esa es la verdad, dijo la Televisión. Sesentabaahí,enelsofá,conunvasodewhisky,ymirabaconfrialdad,comosisólosele subiesen a la cabeza las piedras de hielo. Esa noche, no. Esa nochemovió loslabiosalmismotiempoqueelpersonajedelapantalla.Parecíaestarenunasesióndedoblaje.Ycreoquenolegustóloquedijo.Niloquevio.Hacíamuecas,comoquiensemiradeformeenunespejodeferiayquiereacentuarlafealdad.

LaTelevisión,contrasucostumbre,meditóduranteunossegundos.Bueno, reconozco que esta última observación mía está condicionada por lo

sucedido.Noerademucha lectura, dijo elHamlet apoyadoen lamesade la sala.Por lo

menos, no lo era en estos últimos años. Pero esa noche, esa noche vino hacia elestanteyloslibrosnosdimosunosaotrosconloscodosenlosriñones.Tocóvarioslomos,peroalfinalmecogióamí.Leyódeunatiradahasta laescenasegundadelacto tercero.Me dejómarcado aquí, en la página donde se dice eso deLetme becruel,notunnatural.

Másclaro,agua,dijoelVasoconvozronca.¿Porqué?,preguntólaLámpara.¿Cómoqueporqué?Ahíestálaexplicaciónquebuscan.Noseastonto,replicólaLámpara,queproyectabasombrascomocisnesnegros.

¡Seayocruelperojamásmonstruoso!Paraelcaso,esosirvelomismoparaunrotoqueparaundescosido.Además,contodoslosrespetosparaelamigoHamlet,noesalgoqueundetectivepuedapresentar,enestos tiempos,comopruebaanteunjuez.Unversosólocomprometeasuautor,ynisiquiera.Loúnicoqueéldejóescritodesupuñoyletrafueunaanotaciónparalaseñoradelalimpieza:Porfavor,déleunrepasoalventanaldelasala.Nopareceprecisamenteunadespedidadramática.

Puesunode lospolicías, elmásgordo, tomónota,dijo elHamlet con timidez.Abrióporlamarcayescribióenelcuaderno.

Pude leer lo que escribía, ironizó la Lámpara.My tongue and soul in this behypocrites.Esofueloqueanotó.Tuproblema,amigó,esqueunoencuentraloquebusca.

Lachicafuemuylista,dijoelCeniceroconelorgullocaracterísticodequiensabedemás.Borrótodaslashuellas.Inclusoguardóenelbolsolacolillaconcarmín.

¡Ellanolohizo!,gritóindignadalaTelevisión.¿Cómo estás tan segura?, preguntó el Reloj de Pared. Nadieme había mirado

nuncaasí.Concarademalepitafio,quediríaelHamlet.

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Estaba furiosa, eso es todo, dijo laTelevisión.Y luego añadió en voz baja:Laconozcomuybien.Nuncaloharía.Nuncaloharíaenlarealidad…

ElRelojseriócomoquienestádevueltadetodo.Algunavezlavimosdisparardentrodeti.¿Porquénoloibaahacerahora?Era

tanpeliculeraenlavidarealcomoenlapantalla.¿Recordáislasescenasdeamorahí,enelsofá?¡Rómpeme,cómeme,mátame!

Túerestonto,interrumpiólaTelevisión.Noentiendesnada.Yosoyrealista,dijoelRelojsininmutarse.Todosnosotrossabemosloquepasó.

Lagente,no.Lagentetragaráconloquetúdigas.Perolascosasfueroncomofueron.Ellateníacelos.Yteníarazónparatenerlos.Descubrióquelaotrahabíaestadoaquí.Laotra estabaenel aire.Fueronaldormitorio.Discutieron.Yhabíaunarma.Ellasabíaqueenlamesillahabíaunarma.Disparóylomató.Comoenlapelícula.¿Paraquéengañarnos?TodoshemosoídoloquedecíalaPistola.

Tienestodalarazón,asintiólaLámpara.Novimosnada,dijolaTelevisión.Enrealidad,novimosnada.¡Oímosyyaestá!,gritóelReloj.¡Noavasalles!,respondióirritadalaTelevisión.Fuerallovíaconpercusióntristedeserienegra.Porelventanalescurríanlágrimas

deneón.ElReloj,dominante,midióelsuspense.Luegohablóconparsimonia.TodoshemosescuchadoloquedijolaPistola:¡Fueella,fueella!Peroentonces,convozdeultratumba,desdeeldormitorio,gritólaOscuridad.¡LaPistolaesunacínica!Todaslascosasquedaronexpectantes,conelpulsodelRelojtamborileandoenlas

sienesdelacasa.Cuandolachicacorrióhaciaélparaabrazarlo,relatólaOscuridad,yooícómola

Pistolamurmuraba:Sinollegaaserpormí,nuncatelibraríasdeestecabrón.EsperabanqueelHamletdijeselaúltimapalabra.Peroélestabamirandohaciael

puerto.LasirenadeunbarcodelGranSolsaludabaaldiosdeldía,comogallodemar.

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Dibujosanimados

AlastortugasNinja,queenseñaronamishijosadecir:

«¡Deputamadre!».

—Ven,Mary,esteesnuestropatrocinador—dijoThanksDankeconunasonrisadeorejaaoreja—.ElseñorMilleTausend.

Eramásartificialquelasonrisadeunsobrecargodeavión.Loúniconaturaleraelcolorblancochimpancédelapalmadelasmanos.

—Hola,querida.Encantadora,Danke,talcomolaimaginé.Yohabía tenido unamañana fatal. Se quemaron las tostadas y peleé conHahn

Cock.Lodejéparasiempre.Sólomellevélasllavesdelcoche.—Dankemedijoqueustedesqueríanfinanciarunaserie.—Exactamente,querida.—¿Legustanlosdibujosanimados,señorTausend?—preguntéporpreguntar.—Sonmipasión,querida—dijoélconsarcasmo.—Sinomeengaño,elprotagonistatendráquepasareldíacomiendosalchichas.—Algoasí.¿Aqueesunabuenaidea?—Salchichasdecerdo.—Todaslassalchichasdelmundo,querida,siemprequeseandecerdo.Delresto

—dijolevantandolosdospulgares—,¡totallibertad!—Pagaránmuybien,Mary—tercióThanks.—Seguro.Pues así fue como nació Fat Fatty, el personaje más repugnante que conseguí

imaginar. El interés deMille Tausend por los dibujos animados no tenía nada decasual.Habíaaparecidoenelmercado,congranacogida,lanuevasalchichavegetal.El impacto de este producto no había sido ajeno al lanzamiento previo de la serieinfantilprotagonizadaporGreenGrun,quiensehabíaconvertidoenungranhéroeenpocas semanas. Se podían ver carteles de Green Grun, pegatinas de Green Grun,insigniasdeGreenGrun,muñecosdeGreenGrun,videojuegosdeGreenGruny,porsupuesto,lassalchichasGreenGrun.ElpatrocinadordelaserieeraDenaroMoney,eltradicionalenemigodeMilleTausend.Aunquelasempresasdetelevisiónmanteníanesedatoensecreto.LoséporqueelguionistaeraHanhCock,miexamante.Tausend

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yMoneycompetíanentodo,peroespecialmenteensalchichas,cuadrosymujeresporesteorden.Undíase insultaronenunasubastadearteenSotheby’sytuvieronquesepararlos los respectivos matones. Tausend iba acompañado por la exmujer deMoney,unaexmodeloindonesia,yMoneyllevabadelbrazoalaexmujerdeTausend,unaexmodelojamaicana.

GraciasaFatFatty,unhéroeasesinosinescrúpulosquefascinabaalosniñosyquecomíasalchichaspordocenasdespuésdemearencimadeloscadáveresypintarenlasparedes:«Muertealosrepollos»,pudeporfincomprarunáticocontechodecristalenunedificiointeligenteconstruidoenlaGranManzana.

Una noche, jugando al ajedrez conmi ordenador, estalló una terrible tormenta.Nunca hasta entonces había experimentado lo que era el pánico. Salí al pasillo ycuando pulsé el mando del ascensor, escuché una voz impersonal, de azafata deaeropuerto.

—Losientomucho,señora,perotengoproblemasparafuncionar.También era un ascensor inteligente. La escalera de socorro, por su parte, me

recomendóquenolautilizase.Suvozeramásroncaqueladelascensor.—Estimados inquilinos, en caso de tormenta eléctrica permanezcan en su

vivienda —dijo otra voz, con ese inequívoco tono clínico de los que aterrorizancuandopretendentranquilizar.

Yadevueltaenmiático,constatéque,porfin,alguienhabíatomadounadecisióninteligente.Sehabíacerradolagigantescabóvedadeltecho,liberándomedelcelestefragor bélico. Pero ahora, en la cubierta metálica, el granizo repicaba con ira deametralladora. Era superior amis fuerzas.Allí estaba yo, indefensa ante el ataqueinclementedelterroristainternacionalporexcelencia,esoquellamanGaia,lapérfidaNaturaleza, lamalditaMadreTierra,y justoenelcorazónde laciudadmásurbanadelmundocivilizado.Recordé,conunamezcladerencorymorriña,aHahnCock.Erauntipocurtido.LlegóasalirenunanunciodetabacoyhabíaescritounaGuíapatrióticaparalainfanciaantesdededicarsealosdibujosanimados.Lollamé,claro.

—Tranquila,querida.Endiezminutosestoyahí.—Esunedificiointeligente.Nosésitedejaráentrar.—Notepreocupes.Sécómotratarconesoscacharros.Imaginé,poruninstante,queHahnllegaríavolando,acaballodeunrelámpago,y

que caería ahí de frente, con una sonrisa de acero inoxidable. Me alegró unabarbaridadescuchareltimbremuypocodespués.EraHahn,miHahnCock.Nopudeevitar arrojarme en sus brazos. Pero él, después de manosearme con rudeza y dedarmeunbesoanimal,metiróenelsofáviolentamente.

—Puta.Quieresacabarconmigo.—Pero¿quédices,Hahn?—Yasabesaquémerefiero.Nuncalohabíavistoasí.Teníalosojosllenosdeodio.Miinstintomedecíaque

nobromeaba.Parecíaquehabíaperdidototalmenteelcontrol.

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—Tevoyamatar,Mary.—Cock,querido.Túeresmiúnicoamor.—Ahoranosetratadeeso,ratacachonda.Meparecióuncumplidosimpático,peronoeraprecisamenteelmomentodereír.—Yasabesaquémerefiero.Vasatragartetodoestotúsólito.Unaauna.¡Cielosanto!EraunpaquetesuperfamiliardelassalchichasdeFatFatty.—¿Sabes?DicenquesoyunfracasadoyvanaretirarlaseriedeGreenGrunpor

culpadetugrasientoyrepugnanteasesinomeónmata-berzas.—Escucha,Cock.—Nuncapenséqueteibasavengardeestaforma,putoperversa.—Escucha,Cock.¡OdioaFatFatty!—¿Qué?—Sí,loqueoyes.Odioaesecerdosebosoylomatarésitúmelopides.Nohabrá

máshistoriasdeFatFatty.—¿Estásseguradeloquedices?—Telojuro,Cock.Sefuetranquilizando.Luegonosbesamosenelsofáyacabamosrodandoporel

suelo. Acabado el combate, nos sentamos relajados. Reparé en que ya no seescuchabanlasbalaseneltechoydescorrílabóveda.

—¡Ah,Mary,quéhermoso!—exclamóélconvozdeJohnWayneenlapraderayennocheestrellada.

—GraciasaFat—dijedeformaquenoleresultasemolesto.Rio.—Eresgenialcomoguionista,Mary.Sitedejo,acabasconmigo.Ledijeque iba apreparar algode cenaparami amor.Entré en la cocinay fui

derechaalanevera.TeníaunbuencargamentodesalchichasGreenGrun.Ytambién,enladespensa,unascápsulasdevenenodeefectofulminante.

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Unaflorblancaparalosmurciélagos

ACamiloNogueira

Elviejoacaricióconrudezaalniño,pellizcándoleenlapieldelanucacomoaunperrodecaza.Luegoloalzóporlascostillasylodejóresbalarporlacriptaoscuraymalolientedelacuba.

—Venga,Dani.¡Duroconesamierda!El pequeño sujetaba un cubo de agua y una escoba de retama. Restregó las

superficieslisasydespués,aconciencia,azuzadoporelviejo,lasjuntasdelastablasde robley laspartesmás esquinadas, allí donde se fijan losposos, los restosde lapasada fermentación,comoun liquensucioypútrido.Cuandoelviejo,aunaseñalacordada,hizomoverlacuba,elchavalsesintiórodarporelintestinodeunanimalgiganteyantiguo,deesosquedormitanenlaimaginacióndelosbosqueshúmedosyfrondososyque,cosquilleadosenlabarriga,sevolteanconparsimonia.

—Venga,Dani,¡quenoquedenada!Laescobadearbustorascabalaroñayelaguaibadescubriendolamemoriadel

olorde lamadera.Alprincipiohabíasentidoundisparoavinagradoen lanariz.Alcaer la tarde olfateaba las hendiduras y lasmuescas a la búsqueda de los últimosposos. Escuchaba elmurmullo del viejo como una letanía de los antepasados: unapizca de mierda puede malograr la mejor cosecha. El del abuelo era un viñedopequeño,CorpoSanto,nomásdeciencepas,peroeraunadelasjoyasdelribeirodeAvia, un bendito trozo de tierna que enorgullecía la estirpe. De allí salía un vinoenvidiado,elmejoramigoqueunopuedeencontrar.

—¡Dale,Dani!¡Déjalacomoelculodeunángel!Lapatriadelhombreeslainfancia.ElSeñorlesdaaunosunascualidades,ya

otros,otras.Algunoslasdesarrollanyotroslasechanaperder.AmíelSeñormediounaescobade retamayuna facultad innataparadetectar lamierda.PuedoolerlaadistanciaybiensabeDiosque,enloqueestédemiparte,ledaréunbuenfregadoallídondeseencuentre.

Les voy a contar ahora cómo funciona mi nariz. La lancha de vigilanciazigzagueabaentrelasbateas[16]mejillonerasdelaríadeArousa.Derepente,notoelpicorcaracterístico,minarizsemuevecomounabrújula.Lehagounaseñalalpilotoy laembarcaciónquedaal ralentí.Elmarestáencalmay refunfuñaal compásdel

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motor,Todoellitoralescomounacenefaluminosa,verbenera.LaAtlántida.Perolatripulación escruta la mejillonera más próxima, como si hubiésemos llegado a unpalafitofantasmagórico.

—¡Ahora!El potente foco de la lancha corta en dos la noche. Una bandada de gaviotas

despierta indignada y comienza a insultarnos. Sobre la gran balsa van cobrandoformas perezosas montones de algas y de gruesas cuerdas retomadas del mar conracimos de conchas. Más que mástiles, los troncos que tensan los cabos parecensupervivientesdeunprimitivotendidoeléctrico.Losojossedesplazansiguiendoelfoco. Hay una cabañuela de tablas con techumbre de retama seca. Cuelga, comopellejoplástico,untrajedeaguas.Minarizaleteaconfuerzaamedidaqueelfocosedesplazahaciaelextremodelaplataforma.

—¡Ahí,apuntaahí,Fandiño!Saltodelalanchaybrincoentrelastraviesas.Paraseruntanquedeflotación,la

trampillaesdemasiadogrande,comodeunsubmarinooalgoasí.Forcejeocon lasmanos,intentandoabrirla,perolanarizmeponeenguardia.Lesgritoaloshombrespara que se apresuren con la linterna y una palanca. Con un impulso sobre laherramienta, hago saltar la tapadera. ¡Mierda!El oscuro agujero empieza a escupirdisparoscompulsivamenteynosprecipitamossobrelastraviesas.Aunpalmodemicara,elmarchapoteacomountontofeliz.

—Tuturno,Fandiño.LavozdeFandiñoretumbacomoladeuninmisericordeconserjedeljuiciofinal.—¡Escuchad bien, hijos de la gran puta! ¡Ahí abajo hay miles de fanecas

hambrientasdeseandocomerpichasdecadáveres frescos! ¡Fanecascomepollas! ¡Ycangrejossacaojos!¡Ypulposchupahuevos!¡Asíquevaisasalircagandochispasyen pelota picada! ¿Escucháis, cabrones? ¡Vamos ameter toda la artillería por esteagujero!¿Habéisentendido?¡Novaisatenerniesquelaenlosperiódicos!¡Lafamiliasevaaacordardevosotroscadavezqueabraunalatadeconservas!

—Valeya,gordo—ledigoaFandiño—.¡Policía!¡Unminuto!Noesprecisoesperar.—¿Yesto?Porlatrampillaasomaunafiguraincreíblementemenuda.Tanmenudacomoun

crío.—¡PorlosclavosdeCristo!—exclamaFandiño,separandoeldedodelgatillo—.

¡Perosiesuncrío!Elaparecidosetambaleaalintentarapoyarseenlostroncos,comosilafuerzade

laluzdelfocoastillasesuspiernasdebambú.Estanflacocomounahojadebacalao.—¿Fuistetúquiendisparó?—Teníamiedo.Muchomiedo,se…señor—dicetartamudeando.Fandiñobajaporlatrampillayvuelveaasomarrápidamente.—¡Aquíhayharina[17]paraunmillóndenapias!

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—¿Cómotellamas?—lepreguntoalchaval.—Sebastião.A veces hacen esto. Mientras no recogen la mercancía, dejan guardia en los

flotadores.Hayrobosentreellos.Eseltrabajodelosmáspringados.Díasydíasallímetidos,comoparavolverseloco.Pero¡coño!,norecuerdonadaparecido.¡Esteesunniño!

—Bien,Sebastião,¿sabesunacosa?Voyahacertutrabajo.Mientras la lancha se va, allímequedoyo,metido en el tanque.Tengomucha

paciencia.Veocómomecrecelabarba.Hastaqueescuchoelrezongardeunmotor.Pongo a punto la pipa. Pero, de repente, mi nariz me dice que tengo que salirvolando. Cuando consigo abrir la trampilla, la humareda apenas me deja ver.Empapadaengasóleo,labateaardecomounaqueimadaenmediodelaría.

FuelaprimeravezqueescuchélacarcajadadeDon.Seguroqueélnoestabaallí,pero escuché su risotada. Se rió demímuchas veces, y alguna enmis narices. Laúltima vez, lo recuerdomuy bien, fue en elElefante Branco de Lisboa.Me habíavueltoacrecerlabarbaesperándole.Yestabasegurodequeenaquellaocasiónporfin lo iba a fotografiar con otroDon llegado deAmérica.Había trabajado durantesemanas descifrando códigos, interpretando mensajes telefónicos, buscando elsentidodeconversacionesabsurdas.Fueunatontería,«RecuerdosaSanAntoniodepartedelelefanteblanco»,laquemediolapista.

Derepentemevipreguntando:«¿CuándocarajoeseldíadeSanAntonio?».Peroalgo,alguien, lehizocambiardeagenda.YDonsaliódelElefanteBrancoconunaespectacularmulata.Pasaronjuntoamimesa,losdedosdeélrepicandolamúsicaenaquellasnalgassoberbiasantemispropiasnarices.Pocodespués,micochesesalíadela autopista en dirección a Oporto. No funcionaron los frenos. Un trabajo debricolaje.

Miambiciónsiemprefuellegarconlaescobaderetamahastalamierdamásalta.Noesuntrabajofácilniagradecido.Confrecuencialaencuentrasdondemenosteloesperas.Enlosdespachosdemoquetaimpecable.Inclusoeneldealgúnsuperior.Elhedorsalepordebajodelapuerta,seexpandeporlospasillosyrezumaporlaslíneastelefónicas.Aguantashastaque lapestesehace insoportable:Comoelpurínde lospozosnegros.

—Meestánvendiendo,jefe.Aquíhayalgoquehuelemal,muymal.—¿Quéestáinsinuando?—Bueno,nosetrataprecisamentedemiscalcetines.—Por esta vez no he oído nada. Cambio de destino. Y, ¿quiere un consejo?

Relájese.Unasvecesseganayotrassepierde.Hayquetomarloconfilosofía.Mepusieron

anteunamáquinadeescribirydetrásdeunmostrador.FuecomoingresarenManosUnidas.Desdeelprimermomento,yenloqueamírespecta,lagentesiempretuvoclaroqueteníadelanteaunservidorpúblicoynoaunfuncionarioperezoso.Lagente

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buenahavenidoalmundoajoderse,lamalaandaporahípisandofuerte.PuedequeelSeñorlohayaqueridoasíparaponernosaprueba,peropormiparte,yallídondeme encuentre, hago todo lo posible para equilibrar un poco la balanza. Hay casosdudososperoelolfato,alfinal,nomefalla.

Infanciadesgraciada.Incomprensiónpaterna.Lasmalascompañías.Lasociedad,etcétera.

Vale,ledigo,perotepodríadarporiramisa,¿no?,enlugardejoderalagente.Conozcoaunmuchachoqueescampanero.Elpadre,borracho.Lamadre,nisesabe.Élse levanta temprano todos losdomingosyvaa tocar lascampanas.¿Porquénotocastútambiénlascampanas?Conozcoaotroqueesbizcoyestáespecializadoenpararpenaltis.¿Porquénoparastúpenaltis?Yhayotrosmuchoschavalesqueamanlanaturalezayseechanalmonteaobservar losmilagrosde lavida,unpetirrojoycosasasí.¿Sabesquehayfloresblancasqueabrendenocheparalosmurciélagos?

Por otra parte, unmal pequeño puede causar un daño grave. Así que, primeraregla:nuncaminusvaloresuncaso.Siempreheprocurado ser consecuenteconesteprincipioymehelabradociertareputaciónentrelamayoríasilenciosa.

Porejemplo.Unaviejecitasepresentaencomisaríaalascuatrodelamañana.Lahatraídoun

taxihastalapuerta.Debiódeserunaseñoraguapa.Visteunabrigoqueseguramenteresultóelegantehacecuarentaaños,seapoyaenunbastóny,aunasí,alandararrastralos pies como si el suelo estuviese cubierto de nieve. Por lo visto, ya es conocidaentrelosdelservicionocturno.Fandiño,elcompañerodeguardia,mehaceeltípicogestodeltornilloenlasien.Yacontinuaciónseocultatraslatrincheradedenunciasnoresueltas.Fandiñoesunbuentipo,peromuchomásescépticoqueyorespectoalasposibilidadesdelavirtudenelimperiodelmal.Sobretododesdequesecasóyhatenidoquemanteneraunafamilia.Ahorarecuerdoconnostalgianuestrostiemposdeacciónenlaría,cuandosuvozpoderosaresultabamásútilqueuncañónhumeante.Metidoen laoficina,noeramásqueungordosomnoliento.Sinmediarpalabra, laviejecitagolpeaconelbastónenelmostrador.Diríaqueunoshermososojosazulessinoestuvierandesorbitados,conelesmaltecascado,yhundidosendospozososcuros.

—¿Enquépuedoservirle,señora?—ledigoconmimejorsonrisa.Dejóelbastónconempuñaduradecaballosobreelmostradorybuscóunpañuelo

enelbolso.Ahoralloraba.Losojosrecuperaronelbrilloperdido.Laslágrimassonelmejorcoliriodelmundo.Suslarguísimasmanostemblabancomoesqueletosdegarzabajolalluvia.

Bien,yonosoydeesosquedicen:tranquilícese,señora.Sialguientienequeestarnervioso,quémejorsitioqueunacomisaría.Unabuenalloreraledaunciertoordenalmundo,enlaantesaladelasensatez.

—Me va a volver loca, va a acabar conmigo —dijo después de secarse laslágrimasypeinarseconlosdedos.

—¿Dequésetrata,señora?

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—Ustedparecebuenapersona,inspector.—Losoy,señora.—Verá.Yocomprendoalajuventud.—Meparecemuybien.—Yotambiénfuialegre,¿sabe?—dijoconunasonrisamelancólica.—Estoysegurodeello,señora.—Verá.Noconsigodormir.Tomopastillas,Valium,Tranxilium…Todoeso.Pero

¡oh,Dios!,tengolasensacióndequeélvaavenir,dequesinqueyomedécuentafuerza lapuerta,yqueentraenmihabitación,yconesehorriblecuchillodematarcerdos…

—¡Venga,señora,quenopasanada!—Ustednosabeloterriblequees.Lorematadamentemalvadoquees.Es,es…—¿Quién,señora?—preguntointrigadodeverdad.Volvíaatenerlamiradafragmentada,quebrada,comouncristaldespuésdeuna

pedrada.Hizoungestoparaquemeacercaseymesusurróaloído.—Toni.ToniGrief.¡Quierematarme,señor!BusquéconlamiradaaFandiño,peroyasehabíaperdidoenuncrucigrama.—Asíquealguienquiereasesinarlayustedsabequiénes.—¿NoconoceaToniGrief?NomedigaquenoconoceaToniGrief.¡Claro,así

funcionalapolicía!Lavozdelaancianaibasubiendodevolumen.Ahoraestabaenojada.Seapoderó

denuevodelbastónysediríaque loblandíadeformaamenazadora.VolvíamirarhaciaFandiño.Meguiñóunojoporencimadelatrinchera.Paraentonces,elbastóndelaseñoratraqueteabasobreelmostrador.

—¿Es que usted no ve la televisión? ¿Cómo piensa entonces encontrar a loscriminales?¿Porquéno tieneaquíun televisor?¿Dequé lessirven tantospapeles?¿Paraesopagamosimpuestos?

—ToniGrief—dijoFandiño,molestándoseporfinenecharunamano—eseldeTiempodecrisantemos.Unaseriedemuchotomate.

—¿Sabe una cosa, señora? Si hay una clase de forajidos que odio—dije convehemencia—esladeesostiposquenodejandormiralasancianitassolitarias.

Mi interés la dejó confundida. Por la reacción de Fandiño, no debía de ser laprimeravezquesepresentabaencomisaríaparadenunciarelcaso.Lomásprobableesque,enlasanterioresocasiones,lehubiesenrecomendadocambiardecanal.

—¿Notieneanadiequelaayude?¿Notienehijos?—Tengounhijopero¿sabeusted?,siempreestámuyocupado.—Le voy a decir lo que vamos a hacer. En primer lugar, formalizaremos una

denunciacontraeseelemento,ToniGrief,yparaesoesnecesariocubriresteimpreso.Usteddirá,conrazón,quécoñodepapelhayquecubrircuandolavidaestáenjuego,peroyasabequehayunmontóndeparásitosalosquelosimpresoslesdanunarazónpara vivir. Una vez realizado este trámite, que justificará mi salida de esta

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madriguera, nos dirigimos a su domicilio y le ajustamos las cuentas a ese cabrón.Dígame,¿quélehacepensarquesuvidaestáenpeligro?

Porunmomentopenséquelaviejaibaaretornaralasensatez.Sueleocurrirconlagentequepierdeel juicio.Cuandotehacesel lococonellos,el instinto leshacerecuperar la cordura. Es una ley física, como la de los vasos comunicantes. Pero,consternado, pronto comprendí que esta vez no iba a funcionar. La viejamemirófeliz.Porfinhabíaencontradounsocioalaalturadelascircunstancias.

—Mireusted,yoteníaaToniGriefcontrolado.Nosoyunaloca.Todoibabienmientrasestabaenpantalla.Loodiabaporqueesun tiporealmenteasqueroso,perocomoseodiaalmalodelaspelículas.Esciertoqueloinsultabayloamenazabaconelbastón.Perobueno,nohaymuchagenteconquienhablar,¿sabe?Yyosiemprehesido muy habladora. También les riño a los políticos en el telediario. Les llamotroleros, chupones y cosas así.Hay otros personajes queme caen simpáticos y lesmandobesossoplandoen lapalmade lamano. ¡PeroeseGrief!Creoquemepasécon los insultos, porque en los últimos capítulosmemiraba. Iba a paso rápidoporesascallessiniestras,conelvientosilbandocomouncaballo locoy,de repente, sedetuvo, la caramedio iluminada por una farola, ymemiró fijamente con sus ojosinyectadosensangre.

—Supongamosque,efectivamente,lamiró.PeroeseToniGriefsiguiósucamino,¿ono?

—Ustedpiensaqueestoyloca.¿Creequenodistingoelretintín?Bien.Teníarazónalpensarqueyocreíaqueestabaloca.Peronoeramiintención

tomarleelpelo.LoquepasaesqueempezabaaestarunpocohartodeesemalbichollamadoToniGrief.

—Señora, tenga la seguridad de que estoy dispuesto a llegar al fondo de esteasunto—dijecontodalaseriedaddelmundo.

—Seestropeóeltelevisor.—¿Cómo?—Sí. Poco después de que Toni Grief clavase en mí su repulsiva mirada, la

pantalla se llenó de rayas. Cambié de canal, pero nada.No había nadie con quienpasarlanoche.

—Puessíqueesunacasualidad.—Noescasualidad.—¿Yesocuándofue,señora?—Haceunasemana.Peroverá,déjemeque lecuente.Aquellanochenodormí.

Eché todos los cerrojos. Había una sombra rondando por la calle. Yo vivo en eltercero y la vi con estos ojos…Oí sus pasos con estos oídos.Al día siguiente, eltelevisorseguíaaveriado.Yonopuedoandarporahíconuntelevisoracuestas.Asíquebusquéenlaguíauntallerdereparacionesyllaméporteléfonoparaqueviniesenaarreglarlo.

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—¿Ysuhijo?¿Porquénollamóasuhijo,señora?Loshijosestánparaeso,paraunmomentodeapuro.

—Lollamé—dijoenuntonotriste,bajandolamirada—.Peromihijoestámuyocupado.Nisiquieraseponealteléfono.

—¿Yarreglaronelaparato?Pudeverunvideoclipdeespantoen losojosde lavieja.Sehabía enredadoen

estamalditamadeja.Comodiríamiabuela,queenpazdescanse,selehabíametidoelsistemanerviosoenlacabeza.

—Bien. Verá. Como le dije, llamé por teléfono al taller. Al poco rato sonó eltimbre.Yoapretéelpasoparaabrir.Pero,cuandoestabaapuntodeabrirelcerrojo,tuveunacorazonada.Ypregunté.Preguntéquiénera.

Se quedó en silencio, mirándome. Buscaba mi protección. Me pedía que lesiguieraelhilo.

—EraToniGrief—dijeconvozgrave.—Sí —dijo ella—. Contestó que era el del taller de reparaciones. «¿No ha

llamadoustedpara arreglaruna televisión?».Era suvoz.Esavozcínica, achulada.Nohabíaningunaduda.Cuandocomprobóquenoleabría,sepusofurioso.Aporreólapuertaygritó:«¡Viejachocha,ojalátemueras!».Sí,eraToniGrief.

CreoqueinclusoFandiñoestabaimpresionado.—Volverá.Estoyseguradequevolverá.Yestavezecharálapuertaabajo.—Bien,señora.Vamosahacerunacosa.Voyacogermiabrigoylaacompañoa

casa.Echaremosunvistazo.¿Quéleparece?—Usted es bueno.Me di cuenta desde el primermomento.Me dije: ese es un

hombrebueno.—Sí,soybueno—murmurémientrasmeponíaelabrigo.Elde laseñoraeraunpisode lapartevieja,sobreelBerbésde lospescadores.

Las escaleras crujían, peromerecía la pena llegar hasta allí. Desde el ventanal, lavistadelaría,denoche,elcinemascopedelalunasobrelasislasCíesledespertaríael sentido poético hasta a un traficante de armas. Era el lugar ideal para que dosenamoradosgalopasenporelmarhastaelamanecer.

—Esunbonitositioparaserfeliz,señora—ledije,buscandouninterruptorensucabeza.

—Venga,mire—respondióellasinhacermecaso,indicándomelasaladeestar.Allíestabaeldichosotelevisor,comoenunaltar,rodeadodepiezasdeunmuseo

doméstico. Sobre tapetes de encaje de Camarinas, fotografías enmarcadas,candelabros, un reloj engarzado en una piedra de cuarzo, un gallo deBarcelos, unhórreodealpaca,unartísticoporróndeBuño,unbotafumeirodeplata,unCristodelaVictoria,conchasdeperegrino.Enlapantalla,rayas,unacontinuainterferencia.

—¿Veusted?Así,duranteunasemana.—Bien,señora,ahoraustedvaadescansar.Vayaseadormirtranquila.Yovelaré

aquí.

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No parecía segura. Seguramente pensaba que me largaría en cuanto la vieseacostada.Asíquedecidídarunaseñal.

—SisepresentaToniGriefsevaallevarunadesagradablesorpresa.Abríelventanal,saquélapistolayledisparéalalunadelasCíesparaversise

desangraba.—AsíharemosconToniGrief.Aquello pareció convencerla y creo que ya dormía cuando llegó al final del

pasillo.Yo,encambio,poralgunarazón,ahoramesentíadesasosegado.Despuésdededicaruncigarroalasaluddelaría,mesentéenelsofá,frentealtelevisor,yesperéa que actuase como somnífero. Creo que ya estaba funcionando cuando mi narizempezóaagitarse.Eraunolordebajaintensidad,peroinquietante.Ladelapantallaera ahora una luz de sala de autopsias que impregnaba toda la habitación. Por vezprimeramefijéenlasfotografías.Melevantédeunsaltoylasmirédecerca,unaauna.Don con sumadre.Don vestido de soldado.Don, sonriente, con autoridades.Don,mássonriente,altimóndesuyate.Donconuntrofeo,decorbata,enelmediodeunequipodefútbol.Dondeniño,contrajedeprimeracomunión.

Alaseñoralehabíasentadobienelsueño.Coneldesayunoenlamesa,memiróconalgodezozobra.

—Tienequedisculparme.Alllegarlanochepierdolacabeza.—Nosepreocupe.Séloqueeslasoledad.Iba a pedirle un favor y sabía que no me lo podía negar. Quería que me

acompañaseaunsitio.SubimosalcocheyfuimosbordeandolacostahastaArousa.Ella sedabacuentadeldestino,peropermanecióen silencio.Y tampocodijonadacuandotuvimosdelanteaDon,enelportalóndesupazodeOlinda.

—Cuidedesumadre.Lonecesita.Séquenuncalometeréenchirona.Peromesentítanbiencomosilerefregaselas

tripasconunaescobaderetama.

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LaluzdelaYoko

Elpadrehabíaperdidosutrabajo.Seibanaotraciudad.Laúltimavezqueelpadrehabíadejadodefumarhabíasidoelmiércoles.CogiólacajetilladeLuckyylatiróalcubo de la basura. Después le escupió encima. Ahora era domingo y, mientrassostenía el volante con una mano, el cigarrillo dé la boca buscaba tembloroso yansiosolabrasaeléctricadelmecherodelcoche.

Enlaradioseescuchabanloscomentariosdeportivos.Elpadreestabapreocupadopor la suerte de un equipo y se puso amover inquieto el dial. Lamadre tambiénestabapreocupadaporunacorazonada: todoslosdemáscochesveníanendireccióncontraria, lanzando destellos de advertencia en la ceniza gris de la carretera. A sulado,aseguradaconlospies,llevabaunamacetaconunaazalea.Enelasientotrasero,abrazado aYoko, el niñomiraba con angustia la evasióndel día en la pantalla delautomóvil,losrescoldosdelsolenelvídeoindolentedelhorizonte.Tambiénélteníaun problema. Si no se daban prisa, si esa maldita ciudad no aparecía enseguida,perderíaelcapítulodeHell’sKingdom.

El niño adoraba a Baby Devil, el pequeño Satán protagonista de la serie. Eracapaz de dibujarlo idéntico y de memoria, con trazos muy rápidos. Lo hacía encualquier papel que tuviera amano, con tiza en el pavimento o con un palo en laarenade laplaya.En la escuelaque ahoradejaba atráshabíanorganizadopara losniñosunconcursodepostalesnavideñasyélretratóaBabyDevilsobreelportaldeBelén, sosteniendo una estrella con el tridente.No le dieron el premio, pero él yasabía distinguir lo que era éxito de lo que no lo era. Todo el mundo habló de supostal.

—¿Serías capaz de dibujar algo que no fuese ese Baby Devil?—preguntó laprofesora.

GraciasaBabyDevil,elniñohabíaconseguidoquedejasendeapodarloBoladeSebo.Dibujóunbebédinosauriodeojosgrandesytiernos.

—Megusta.Esbonito—dijolaprofesora—.¿Meloregalas?Ellanuncalosupo,peroaquellacriaturamenudaquesonreíaentrefloresgigantes

eratambiénBabyDevil,porqueentrelospoderesdelhéroesecontaban,desdeluego,losdeserinvisibleotransformarseencualquierotroser.Paraserexactos,BabyDevilcomíaalmascomoquienchupaunheladoCamyJetosezampaunachocolatinaKitKat o traga una bolsa de Pop Corn Star. No tenía que molestarse demasiado endeshacerse de sus enemigos. En el peor momento, cuando estaban a punto déestrangularlo con la trenzamortal de la Princesa Gélida o de desintegrarlo con ellanzadorde rayosde lanadadelCaballeroVacío,elpequeñoSatánsoltabapor los

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ojossusproyectilesdelágrimas,deltamañodeunabaladelaviejaBrowning22quesupadre llevabadebajo de la axila y neutralizaba losmandos sentimentales de losagresores, luego introducíaunadepresión en su softwarey finalmente les comía elalma. Esa era una parte del programa especialmente emocionante pues cada almateníaunaformasorprendenteyunsaborexquisito,porperversosynauseabundosquehubiesensidosusantiguosdueños.Porejemplo,ladelaPrincesaGélidaeraunpezdealmendrayladelCaballeroVacíounahojadelimonerofritaenmantecadecisne.Gomo todos loshéroes,BabyDevil quería llegar a algún lugar ypara él ese reinomisterioso era la confitería donde se fabricaban las almas, pero después de cadaaventura,conlasansiasmultiplicadasporelefímerodeleite,debíaregresarjuntoasuenvejecidopadre,aquelhorneroquenoconseguíacalentarlospiesyquearrastrabaun mortificante secreto. Él sabía dónde se encontraba la Suministradora Real deAlmas, pero no quería enseñarle el camino a su hijo por miedo a perderlo parasiempre.

—Haganado—dijoelpadreconalegría,palmeandoenelvolante—.HaganadoelTirna-norg.Allíesadondenosotrosvamos.

—¿Porquésaldríamostantarde?—dijolamadre—.Siempresalimostarde.—¿Seguroqueseventodaslascadenas?—preguntóelniñoconvozqueda.Yale

habíandichomuchasvecesquesí.—Mañanatendremosquebuscaruncolegio—respondiólamadreconunsuspiro.Lanocheesperóemboscadaaquehubiesenpasadolagasolinera.Despuéselniño

lavioenmascaradaconunpañorojo,conlaspiernascolgandoenelremolquedeuntractor. La noche movió acompasadamente los pies como el péndulo de un relojartesanoydurmióalniño,quesequedóacurrucadoenelasientotrasero,conlaYokoenelregazo.

Lo despertó el silencio con un soplo de aire fresco sobre los párpados yacariciándole fríamente lasmanos regordetas. Sudaba por todo el resto del cuerpo,puesestabavestidoencimadelacama,conunamantaporencimayelchaquetóndelpadreenlospies.Enelcielodelahabitacióndesconocidahabíaunaescaleradeluzquenacíaenlapersianaentreabierta.Fuesiguiendolospeldañosconlosojoshastaquedecidiólevantarseyacercarsealaventana.Reconocióelcochefamiliarjuntoalafarola,conaquellacicatrizenelcapó.Enlavallapróximahabíaungrananuncioconunhombreconcascodemineroy lacara tiznada,ycongrandes letrasquedecían:«¿Qué no daría yo ahora por unaPaddy?».Esa era la cerveza que le gustaba a supadre.Abrió la puerta y fue tanteando por el corredor hasta acostumbrar los ojos.Encendió la luzyvioque estaba en la cocina, desnudade cosasy fría, como si elespíritude lanevera, abiertayvacía,deambularavagarosopor lacasa,posandosualientoenelbrillopálidodelosazulejosydelaluminio.Loúnicovivo,deunavidatanradiantecomoperpleja,eralaplantadeazaleaencimadélamesa.

Otrapuertaqueabrióeraladelcuartodebaño,ynadahabíaquénohubiesesidoya visto, aquella desolación nocturna de laboratorio humano abandonado al sonido

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sordo de la cisterna, un murmullo, una vieja canción que enlazaba todas lasviviendas,todaslasciudadesconocidas,enlamemoriadelniño,comosienlanochehubieseunlargotubosubterráneoquecomunicaseaquelgorgoteoroncódearrabalenarrabal,allápordondeellosfuesen.Aquelmanantialciegotiródeélparamearyelniño,allevantarlatapadelváter,encontró,flotandoenelaguacomounaviejaculpa,inútilocultacióndevueltasiempreporelsumidero,lacolilladelcigarrillodelpadreylashebrasdeshilachadasdeltabaco.

Despuésencontróelcuartodeellos.Sequedóen lapuerta,sinencender la luz,solamente mirando el bulto de sus padres en la cama, sintiéndolos respirar a untiempo,encrecienteintensidad.Notólospiesfríosenlabaldosa,ytuvolaimpresióndequeporelpasilloseacercaba,enformadecorrientevioláceayconsuciosdientesamarillos, el fantasmade lanevera.Estuvoapuntodeecharacorrerhaciaaquellacama. Siempre que los veía así, abrazados, le entraba el deseo de deslizarse entreellos.Peroarrimólentamentelapuertaysefueallugarquefaltaba.

Elniñorecorrióconlamiradalasfamiliaresbolsasdelequipaje,tumbadasydebruces en el suelo de la sala como gruesos y somnolientos animales de compañíaenvejecidos mudanza a mudanza. Allí, junto a ellas, protegida como un perrito,estaba laYoko,con su lomo lisodegrismetalizado.Buscóunenchufeymovióelmandoparasintonizarlascadenas.¿Quéhorasería?Enlapantallitadelatelevisiónportátil sesucedieronunapersecuciónautomovilística,unarrecifedecoralpobladodepecesdecolores,unapelículaenblancoynegroenlaqueunhombreamenazabaaotro: «Llévatela de aquí si no quieres que te la quite», y una carta de ajuste conmúsica de gaita. Baby Devil, pensó el niño, estará con su padre, dormido en suregazo, mientras este intenta inútilmente mantener los pies calientes y cura sunostalgia,comolapolilla,mirandoelcorazóndelasllamas.

Estabancaraacara.LapequeñaYokolamíadeluzelrostrodelniño,chispeabaensusojos,peroélnotabaenlanucaelalientofríodelespíritudelanevera.Sintiópasos.Enmarcadaenlapuerta,apareciólafiguradelpadre,giganteestavez,grandecomonuncalahabíavisto.

—¿Sabesquéhoraes?—legritóconenfado.—Nopuedodormir—tardóenresponderelniño.Elpadreseacercódespacioyacabóinclinadoasulado.Elchavalseguíaconlos

ojosclavadosenlaYoko.—¿Nopuedesdormir?—No.Medespertéynopuedodormir.El padre posó su mano en la cabeza del niño y las llamaradas de la Yoko

flamearonenlapiel.—¿Quieresveniranuestracama?—preguntóenvozbaja.—Sí—dijoelniño.—¿Sabescuántosañostienes?—dijoelpadreahoraaladefensiva.

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Elniñonorespondió,Parecíahechizadoporalgoquesucedíaen lapantalla.EldemoniocanosoderostroflacomalafeitadoacariciabaaBabyDevilconsusdedoshuesudosyteñidosdenicotina.Después,apagabalaYoko,cogíaalniñoenbrazosylobesabaconsuhocicodepúas.

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Lallegadadelasabiduríaconeltiempo

ALuisónPereiro

Aunquelashojasseanmuchas,laraízessólouna.

Atravésdelosmentirososdíasdemijuventudmecíalsolmishojas

ymisflores.Ahorapuedomarchitarmeenla

verdad.

W.B.YEATS

LaescobadeotoñobarríaconfuriaTempleVillas.OldM.cerrólacanceladesujardíndeortigas,aquelverdesombríoqueloirritabacomounpecado,pueslehacíadecir: «Está bien, papá. Mañana arrancaré las malas hierbas para que retoñen tussiemprevivas. Sí, claro, ya veo cómo lucen los malditos rosales de la señoraO’Leary».Asíqueechóelpasadorcomoquien suelta elbadajodeunacampanayemprendió,sinaliento, lacuestaarriba,desenredandolospiesentre lashilasajadasdelviento.

Había cambio de turno en la prisión deArbourHill.OldM. saludó al guardiaseñorEyre, quienpor lo visto era algopariente por parte de los deGalway, y queteníaunhermanocurayotrotambiénatravesado,untalBill,inquilinoahímismo,esohabíaoído,loquesonlascosas,unopordentroyotroporfuera.Lacuestiónesdarsetrabajounosaotros.

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Esperabaunevasivogruñidoderespuesta,peroelguardiaseñorEyrelomiróconatenciónyluegodijoconeltonosolemnedequienrecicaunviejosalmo:

«Aunquelashojasseanmuchas,laraízessólouna».

También él reparó en el remolino de hojarasca, en aquella danza alocada delinquieto espantapájaros que vislumbra el invierno.Giraba al azar entre los prados,porelatriodelaiglesiaquelindabaconlacárcel,yluegosealejaba,conunvueloarrastrado de zancudo, por entre las lápidas del Cementerio de los Héroes, dondeestabaeltúmulodelosfusiladosen1917.Partedelashojasseperdíanporelcamino,yvolabansueltascomogorrionesdesnortados.

«Sí,señor.Laraízessólouna»,repitióOldM.,muysatisfechodequeelseñorEyrelohubiesehechopartícipedeunaobservacióndetantocalibre.

AhoraelseñorEyremiróaúnmásaltoysentencióconelpesoenlavoz:«Ylanocheestáalcaer».

«Sí,lanocheestáalcaer»,asintióOldM.,comosinotarayasusgarrasdegataenloshombros.

Sinmás,elseñorEyresemetióenelcocheyarrancóveloz.Ylanochetoda,talcomoéltemía,cayósobreOldM.

ÉlapuróelpasohaciaManorStreet,buscandoamparoenelbullicio,peroyaenlaesquina,Options,lapeluquería,síseñor,paraperderlacabezaconlarubiaesaquecortaelpelo,debuenaganaentraría,peroelbarberoMullen,esa lenguadenavajaafilada, lo teníaatemorizado.Podíaoírlo:«¿Sabéis?OldOrejasGrandessepasóalotro lado, ¡je, je!».Fue loquehizoconTomO’Grady,esoqueescamionero,yél,OldM.,riéndolelagraciaparaquenopensaraque.Yesquecuandosereferíaalaspeluqueras,elbarberoMullenseponíaunpocoagresivoychasqueabalatijeratraslanucadelclientecomounamenazadormilanometálico.

«¿QuémedicesdelplumerodeTom?¿Quién ibaapensarlo?Yasomospocos,Old.Elmundollenodegilipollasytodaslastías,todas,Old,esperandoaquellegueuntíodeverdad,untíocomotúycomoyo,Old,conunpardecojones,yapretarlasasí, contra lapared, conunapollaqueembista, nadadeviento,Old, eso es loquequiereunatía,Old,queledescañayladejesmansa,agotada,ensusitio,Old,esoesloquequiereunatía».

Chic,chic,elpicoasesinodélatijera.Así que decidió nometerse en complicaciones y dirigirse directamente al pub

Glimmer.PeroyaentoncesnotóqueestabaencadenadoenlospasosquehabíadejadoenArbourHill,comoenungrilletedeviento.Ymiróhaciaatrás,yencontróaaquelperro flaco y orejudo, moteado de blanco y negro. Paró, y el perro también. Susorejas,desdeluego,eranlargas,ycolgabancomounabufanda.Anduvootropoco,yelperro le siguió elpaso.OldM.volvió adetenerse,y elperrohizo lomismo.Elanimal le resultaba desconocido, pero esa estrañeza no parecía correspondida.

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Cuandolollamó,deunaformatanimpersonalcomopuedeser«Ven,chucho,ven»,lo acarició en la nuca. La piel era áspera como estropajo y parecía tan insensiblecomolasábanadelforense.Paraexpresarleafectotendríaquedarleunapataditaenelhocico.Yesofueloquehizo.

ElletrerodeGlimmerpasóaocuparelcentrodesuatención.Olvidóelperroycruzólacalleesquivandoluces.

Aesahoraaúnestabasoloenlabarra.LablusadeMaggiedejabatransparentarlalenceríadelossenos.Legustabamuchoaquellaprimerapintadecerveza,cuandoellocalestabatandesnudodehumoscomolacabezaylasbaladasparecíansalirdeungrifodeagua.

«Haceviento,¿eh,Old?»,dijoMaggie,cruzandolosbrazosjustamentepordondeélloharíasipudiese.

«Síquehace».Yañadióenuntonoqueaélmismoleresultómisterioso:«Aunquelashojasseanmuchas,laraízessólouna».Maggielomirócomosidescifraraunenigma.Eraalgomásdeloqueesperabade

OldM.,metidosiempre,comoquiendice,ensupropiasombra.Esascosassepaganconunasonrisa.Asíqueseechósobrelabarra,nosinantesmiraraambosladosporsialguienacechaba,yacercólacara,losojospicarosposadosenél,talmentecomomujerquevaaavivarenlachimeneaelfuegotibiodelaturba.

«Enlosmentirososdíasdemijuventudmetímisfloresalsol»,dijoMaggieenundulcesuspiro.

OldM.sintiótreparlasllamasdesdelacalderadesusentrañas.Todoslosañosdemonosílabos ardían ahora amontonados comohojarasca seca.El instante en que lacervezapasadeunamanoaotra,ellazoefímerodeunbilleteomoneda,eratodoloqueleuníaaaquellamujer.Muchosañosalotroladodelabarra,viendo,díaadía,cómocambiabaelpelo,elescote,elcolordelasuñas.Cadanochepusounanilloenaquellasmanos,cuandoibaapagar.

YahoralaspesasdelrelojdepareddelGlimmermovíanelUniverso.Maggieseapartóconcalma,comoempujadapor lamismagravedadquehabía

tardadoañosenatraerlaasulado.Lahiedradelamúsica,enredadaenlasvolutasdelasmiradasperdidas.SiOldM.encontraselapalabra,lellamaríanostalgiaalhumodelBensonquesellevóaloslabios.ComosiaquelgestodeMaggiefuesedehadaohuracán,cadacosa teníaunnuevosentido,quealcanzaba tambiénaaquelloque lehabía sucedido en el pasado. Al avanzar, el reloj hacía visible un surco antiguo,dondebrotaban todos los trastornos.Elhabernacido,porejemplo,habíasidohastahoy una cosa que le producía vergüenza, un acontecimiento excesivo. No seangustiaba, porque también eso sería exagerado, un problema añadido, peroprocurabaevitarlascosasquelehabíancausadomásvergüenzas.

Una vez sufrió una caída ante elmercado de patatas de Sraid SanMicein. LaaceraestabaheladayOldM.resbalóysecayóhaciaatrás.Laspatatassesalierondela bolsa y rodaron por la calle como bolas de un billarmanejado por el demonio.

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Evitóparasiempreaquellugar.Paraél,asíeraeldolordelavergüenza,semejantealdelgolpedeunacaídaenelhuesosacro.Elmundoesunescenariodondelagentevigilaparaverquiénsecaedeculo.

«Tócalos,Old»,lehabíadicholavendedoradetomatesdeMooreStreet.Ycuandolohizo,ellagritandoportodoloalto:«Nosonpollas,Old.Pormucho

quelostoquesnosevanaponerduros».Perohoy,al salirdelGlimmer,OldM.eraotrohombre.Ni siquiera lemolestó

queelseñorMorganlepreguntasesiaquelperroqueloseguíaerasuyo.«No,noesmío,señorMorgan».«ParecequenocomiódesdeelAñodelaPeste.Deberíasalimentarlomejor,Old

M.»«Laverdad,señorMorgan,esquenoesmío».Yelmalditoviejosordo,dalequedale.«Selovanacomerlaspulgas.Atupadrenolegustaríaverloasí».OldM.miróalperroyelperrolomiróaél.Enotromomento,sehabríadeshecho

en explicaciones. Pero, extrañamente, no notaba dolor en el hueso sacro. Unabocanadadevientovinoensuayuda.

«Sabe,señorMorgan,aunquelashojasseanmuchas,laraízessólouna».El anciano, pensativo y como intimidado por alguna cosa invisible, prestó

atenciónporvezprimera.«Cierto,muchacho,cierto»,dijoantesdeperderseporelembudodelanoche.«Eresflacoyfeo»,ledijoOldM.alperrocuandosequedaronsolos.«¡Dios,qué

flacoyquéfeoyquétristeeres!Escucha,OrejasGrandes.AhoraOldvaatomarotraalKavanaghtytúteiráspordondeviniste,¿deacuerdo?Puesvenga,¡largo!».

Senotó raro dandoórdenes.Él nuncahabía tenido a quiendárselas y pensaba,además,queeramejor recibirlas.Toda lavergüenzadeunaorden lecorrespondeaquienlada.Seveíaenelpatiodeuncuartel,enlostiemposdelainstrucciónmilitar,tirandodeunamula.Yallíhabíaunsargentoquegritaba¡Eartbquake!,elnombredelanimal,yél,Old,dabaunpaso,seponíafirmeyrespondía:«¡Presente!».

Sintióunpinchazocomodealfilerenelhuesosacro.«Venga,vete»,ledijoalperro.SeencogiódehombrosyentróenelKavanaght.«Escucha,Old»,dijoBruton,«todoloquesedicesobrelacarnedecerdoesuna

trola.¿Sabesquelacarnedecerdoeslamejorparaelcolesterol?¿Aquenolosabías,Old?».

Bruton,JohnBruton,hoyllevabacorbatayaligerabaelnudocadavezquebebíaunlargo trago.Por loqueélsabía,Brutonno teníaningúninteréseconómicoenelsectorporcino,asíquesuentusiasmomerecíalamáximaconsideración.

«Laverdad,señorBruton,esquelosestadosdeopiniónnosiempresesostienensobreunabase,digamosrazonable».

JohnBrutonhizoungestoderecolocarlacorbataymiróaOldM.conunachispadecuriosidad.Sehabíapuestoahablarconél,enprimerlugar,porquenopodíaestar

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callado.Yensegundolugar,porqueenaquelmomentonohabíanadiemásamanoenlabarradelKavanaght.

«Exacto, Old. Me gusta eso que has dicho. Ahí quería yo llegar. La gente,simplemente,habladeoídas.Hablarpornoestarcallados.Sí,pero¿quiéntelodijo?¡Ah, no sé! ¡Vamos a ver! ¿Por qué la carne de cerdo esmala para el colesterol?¡Hombre,esloquesediceporahíysiempresehadicho!Puesaver¿quién,cuándoydóndelodemostrócientíficamente?Cientíiiiificamente.Esaeslacuestión».

«Sí,señorBruton.Todoesrelativo.ElgeneralGrant,unsuponer,elquevencióalossudistasenEstadosUnidos,bebíatodaslasnochesunabotella.Omás.Yfueronunos a quejarse al presidenteLincoln, a acusar aGrant de que era un borracho.Yentonces va Lincoln y les dice: “Señores, quiero saber lo que bebe Grant paramandarlesunascuantasbotellasdeesasatodoslosdemásgenerales”».

Bruton quedó sorprendido, como si estuviese desgranando la historia. LuegolanzóunaestruendosacarcajadaypalmeóenlaespaldaaOldM.

«¡Cojonuda,Old!¡Esahistoriaescojonuda!¿Dedóndesacasteesahistoria?¡Esmuybuena!».

«Hedebidodeleerlaenalgúnsitio,nosé,meacordéahora…».LaideadeOldM.conalgoqueleerenlasmanosparecióagrandarlasorpresade

Bruton. La imagen que de él tenía era la de un tipo gris y atontado, incapaz deenhebrarunafrasecongracia.

«Estábienleer,Old.Lástimaque…¡Escojonudaesahistoria!DíganmequébebeGrant paramandarles unas botellas al resto de los generales. ¡Jodidamente buena,Old!».

Acabó su pinta de cerveza, muy animado por el cuento, y llamó al barman.«¡Vamosatomarotra,Old!¡InvitaBruton!».

«Gracias,señorBruton,esmuyamable.Perotengoqueirme».Eralaprimeravezquealguien,sinquemediaraunfavorespecial, lo invitabaa

una ronda. En otras circunstancias, habría aceptado enseguida. Le habría dadovergüenza decir que no, pensar que el señorBruton se pudiese sentirmolesto.Nosabíapor quéhabíadecididomarcharse, peropensóque era elmomentoydecidióhacerlo.

«Tomalaúltima,Old,fuerahacemuchoviento».Unabandadadepájarossecosymariposasmuertasrevolóensucabeza.Decían:

«Aunquelashojasseanmuchas,laraízessólouna».Peroélcalló.ElseñorBrutonsecolgaría de la frase como de una percha y prolongaría la velada. Quizás, si noencontraseuneslabónapropiado,sesentiríahumillado.

«Se loagradezcomucho, señorBruton.Conmuchogusto,y, siquiere,otrodíametomoesapinta».

«Porsupuesto,Old,esoestáhecho».«Slánagat,señorBruton».«Slánabhaile,Old».

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Elperroesperabaen lapuertayOldM. tuvobuencuidadodenoasustarlo.Nisiquierarefunfuñó.Alcontrario,sedejóguiar.BajaronporManorStreetyatajaron,ala altura del colegio de Standhope, por las casas del ayuntamiento. Las farolasproyectaban las dos sombras unidas en un mismo ser de seis patas y orejaslarguísimas.OldM.rio.Eralaprimeravezquesereíadesímismoyestabafeliz.Ylacómicasombrasevolvióhaciaélydijo:

«Ahorapuedomarchitarmeenlaverdad».Yaen lacasadeTempleVillas,abrió lacancelay le franqueóelpasoalperro:

«Tienesrazón,papá,hastaporlanochelucenlosrosalesdelaseñoraO’Leary».Trasellos,comounabandadadegorrionessorprendidosporlaescobadelotoño,

entrarontodaslashojassecas.

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MANUEL RIVAS. Nacido en A Coruña en 1957, Manuel Rivas es periodista,novelista,ensayistaypoeta.

Su carrera como periodista se inició muy tempranamente, a los 15 años, comomeritorio enEl IdealGallego. EstudióCiencias de la Información enMadrid. Fuesubdirector deDiariodeGalicia. Es y ha sido colaborador en diversosmedios decomunicacióngallegosyespañoles;ElPaís,ElIdealGallego,DiariodeGaliciayLavozdeGalicia.

Comoperiodistasehamantenidosiemprecomprometidoconlosproblemassocialesy ecológicos. Fue socio fundador de Greenpeace. Su actividad en este sentidoadquirió una importancia fundamental con el desastre ecológico provocado por elhundimientodelPrestige.

Consideradalavozmássobresalientedelaliteraturagallegacontemporánea,ManuelRivas se ha convertido también en una rara excepción dentro del panorama de laliteratura mundial. Por su manejo del lenguaje, su autenticidad, la ternura de sushistorias, la profunda resonancia poética de su palabra, sus libros han ido ganandoadeptosnosóloenelcontinenteeuropeo,sinoenelamericano.Suobraliterariaestáescritaoriginalmenteengallego.ManuelRivasharevolucionadolaliteraturagallegayhafundadodiversasrevistasliterarias.

Algunasdesusobrashansidoadaptadasalcinecongranéxitocomo:Lalenguadelasmariposas,relatoincluidoensunovela¿Quémequieres,amor?,quefuedirigida

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por JoséLuisCuerda oEl lápiz del carpintero, dirigida porAntónReixa, que fueseleccionadaparapresentarseenlospremiosGoyadelaAcademiaespañoladecine.

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Notas

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[1]Amor,ativengoabaraaquejarme/demiseñora,queteenvía/dondeyoduermosiempreadespertarme /ymehacesufridorde tangranpena. /Yaqueellanomequierevernihablar/¿quémequieres,Amor?<<

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[2]Encastellanoeneloriginal.<<

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[3]Encastellanoeneloriginal.<<

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[4]Gorrión.(N.delaT.)<<

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[5]Encastellanoeneloriginal.<<

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[6]LugaremblemáticodelaprovinciadePontevedraenelquedurantelaguerradeIndependencia las tropas gallegas derrotaron a las francesas, mandadas por elmariscalNey.<<

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[7]EnlaconfluenciaqueformanlasentradasdelasríasdeFerrol,Ares,Mugardos,Pontedeume, Sada y Betanzos se levanta un peñasco rodeado de mar y conocidocomo Pena da Marola. El encuentro de diversas corrientes en ese punto provocahabitualmentequeelmarestémuyagitado,porloquelasabiduríapopulardictaminaque«OquepasouaMarolapasouamartoda».(«QuienatravesólaMarola,atravesótodoelmar»).<<

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[8]Enportuguéseneloriginal.«“Hijo”…/Yloqueacontinuaciónselee/esdeunatalpurezayuntalbrillo/quehastadesdemioscuridadseve».<<

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[9]Encastellanoeneloriginal.<<

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[10] Piedraopiedrasque forman la cocina rústica.Se encuentranunpoco elevadassobre el nivel del suelo y sobre ellas se enciende el fuego. Normalmente estáncubiertasaunaciertaalturaporunacampanadepiedra.(N.delaT.)<<

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[11]Tejerencajeentrecruzandobolillos,unaespeciedepalitostorneados;setratadeuntrabajodeartesaníatradicionaldelacomarcacoruñesadeCamarinas.<<

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[12]Láminadehierroqueseutilizaparacogerpercebes,mejillonesoalmejas.(N.delaT.)<<

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[13]Están las nubes llorando / por un amor que se ha muerto. / Están las callesmojadas/detantocomohallovido.<<

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[14]Aparta,verdelaurel,/dejaclarearlaluna,/porgueestoyenmediodelmonte/ynoveocosaninguna.<<

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[15]Encastellanoeneloriginal.<<

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[16] Plataformas en las que se cría artificialmente el marisco, principalmente elmejillón.SeencuentranfondeadassobretodoenlasRíasBajasgallegas.(N.delaT.)<<

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[17]Cocaína,enlajergadeloscontrabandistas.(N.delaT.)<<

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Notas-Cuadros

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Loscomedoresdepatatas(1885)-VincentvanGogh

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Lalechera(1658-1660)-JohannesVermeervanDelft

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