El Incontrolable Poder de Los Bankster

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El incontrolable poder de los Bankster Francisco Belmonte LA MANO INVISIBLE (I) “El hombre necesita casi constantemente la ayuda de sus semejantes, y es inútil pensar que lo atenderían solamente por benevolencia (…) No es la benevolencia del carnicero o del panadero (cuanto más del banquero) la que los lleva a procurarnos nuestra comida, sino el cuidado que prestan a sus intereses”. Adam Smith. Introducción: Indiscutiblemente no se llega a un punto por más cercano que sea (mucho peor si la distancia recorrida es importante), sin haber recorrido un trayecto. Esto es igual para los eventos de la vida de un ser humano común como para el devenir de la entera humanidad. La debacle económica mundial actual no es producto de la última década de abuso de la liberalidad del sistema capitalista; ya desde fines de la década de los sesenta, el capitalismo enfrentaba la reaparición de su crisis histórica, desde la gran depresión; y para superarla, igual que ahora, desplegaba los medios de intervención del estado sobre la economía para tratar de frenarla y descargar sus efectos más dañinos sobre los países más periféricos.

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Una breve resena de los manejos economicos que han devenido en quiebras bancarias.

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El incontrolable poder de los

Bankster Francisco Belmonte

LA MANO INVISIBLE (I) “El hombre necesita casi constantemente la ayuda de sus semejantes, y es inútil pensar que lo atenderían solamente por benevolencia (…) No es la benevolencia del carnicero o del panadero (cuanto más del banquero) la que los lleva a procurarnos nuestra comida, sino el cuidado que prestan a sus intereses”. Adam Smith.

Introducción:

Indiscutiblemente no se llega a un punto por más cercano que sea (mucho peor si la distancia recorrida es importante), sin haber recorrido un trayecto. Esto es igual para los eventos de la vida de un ser humano común como para el devenir de la entera humanidad.

La debacle económica mundial actual no es producto de la última década de abuso de la liberalidad del sistema capitalista; ya desde fines de la década de los sesenta, el capitalismo enfrentaba la reaparición de su crisis histórica, desde la gran depresión; y para superarla, igual que ahora, desplegaba los medios de intervención del estado sobre la economía para tratar de frenarla y descargar sus efectos más dañinos sobre los países más periféricos.

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Esta política intervencionista desplegada por EE.UU a lo largo de los años 70’s, despertó el total rechazo de los novísimos técnicos de la economía (Escuela de Chicago) que auto proclamados ‘neo-liberales’, tildaban ese intervencionismo estatal de ‘socialista’ o proclive al socialismo –coincidentemente igual a lo que ha sucedido con la intervención económica de la administración Obama para superar la crisis en tiempos actuales-.

Desde 1983 se produce una reactivación de la economía en Estados Unidos y a partir de 1984-85 alcanzará a Europa y Japón. Este relanzamiento se consigue básicamente mediante el endeudamiento colosal de Estados Unidos que elevó su deuda nacional de 997 billones a 2.85 trillones (su deuda pública pasó del 33,3% del PIB en 1980 al 51,9% a finales de 1988 y el déficit presupuestario saltó del 2,7% en 1980 a más del doble en 1983, cuando alcanzó el 6%; en 1984, 1985 y 1986 estuvo alrededor del 5%); este endeudamiento colosal es lo que hace subir la producción que progresivamente permite que las economías de Japón y Europa Occidental se incorporen a ese crecimiento

Esto se logró a base de las famosas ‘Reaganomics’ implementadas por Ronald Reagan que había tomado la presidencia de EE.UU con una inflación del 12% legada por la administración Carter.

Es con Reagan que la filosofía del liberalismo clásico y sobre todo del laissez-faire (Dejad hacer) cobran su máxima expresión en la economía de Estados Unidos y de los países seguidores de su patrón neo-liberal; siendo Reagan el máximo propulsor de los recortes de impuestos a los grandes empresarios a través del congreso, promoviéndolos como estimuladores de la economía y creadores de empleo.

A pesar de esto, la salida que aparentemente constituyeron las Reaganomics no logró evitar la crisis bursátil de 1987, en la que la Bolsa de Nueva York cae, en el mes de octubre, un 27%.

Durante la administración Reagan y sus medidas neo liberales, el número de estadounidenses por debajo del nivel de pobreza aumentó desde el 12% en 1980 hasta el 13% en 1988.60 Los menores de 18 años por debajo del nivel de pobreza pasaron del 18% en 1980 del total de niños al 19,5% en 1988.61 Además, la situación de los grupos de renta baja se vio perjudicada por la reducción del gasto social.

Durante la presidencia de Ronald Reagan también se produjo la crisis de las Savings and Loan Association (asociaciones de ahorro y préstamo, un tipo especial de instituciones financieras). El coste final de la crisis se estima que fue 160,1 mil millones de dólares, de los que 124,6 mil millones de dólares fueron entregados

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directamente por el gobierno de los Estados Unidos a través de un rescate financiero, a partir de 1986.

Lo descrito muestra que la historia y ‘el remedio’ se repite, cada vez que se hecho necesario: La intervención del estado –una mega herejía para el sistema capitalista de libre mercado- a favor de los mega intereses económicos, cargando lógicamente la consecuencia de los males y el costo de su cura a la población mayoritaria, la simple y común ciudadanía, que es la que al final termina costeando los excesos y abusos de los grandes actores económicos, entre los que se cuentan los propios gobiernos de turno, los grandes inversionistas privados, instituciones financieras, bancos, banqueros y financistas de la más variada índole.

Esos ‘rescates’ económicos –casi todos conseguidos a través del poder legislativo, supuestamente representante del pueblo y defensor de sus intereses- de los cuales echan mano los gobiernos para ’salvar’ la economía nacional, no son más que el histórico instrumento de cohecho político de parte de esa Mano Invisible a los poderes de turno. Esta ha sido la norma, no sólo en EE.UU, sino –en perfecto calco- también en todos los países de la región; hecho por demás notable si analizamos los ‘salvatajes’ que se han implementados en varios de los más representativas economías latinoamericanos, incluyendo las México, Argentina, Brasil, sin desmerecer la del propio Ecuador, donde el ‘salvataje’ bancario diseñado por los banksters a través de la funesta AGD aprobada en Diciembre de 1998 por un congreso servil a los banksters, y que terminaría con el feriado bancario de inicios de 1999, todavía le cuesta al país, solo a través de FILANBANCO, cerca de tres mil millones de dólares. Miles de millones de dólares que han servido, hasta hoy, para comprar conciencias, influencia mediática, poder político, poder judicial, y esbirros de toda lana y pelaje; Millones que hasta hoy siguen metiendo esa MANO INVISIBLE y casi todo poderosa en cualquier institución del estado que necesite ser sometida para los propósitos y a voluntad de tan protervos intereses.

Mucho más, en el poder judicial, cuando esa Mano Invisible perversa, llena de fraude y peculado, ha sido llevada al banquillo de los acusados y está a la espera del veredicto final.

La riqueza de las naciones (The Wealth of Nations), se constituyó en la obra principal del escocés Adam Smith, Este trabajo obtuvo para él el título de fundador de la economía porque fue el primer estudio completo y sistemático del tema. Si bien el capitalismo se constituyó sobre las relaciones productivas de la sociedad, la mencionada obra de Smith le confirió también el título de fundador intelectual del capitalismo.

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Laissez faire et laissez passer, le monde va de lui même: “Dejad hacer, dejad pasar, el mundo va solo”: Frase popularizada por el fisiócrata Jean-Claude Marie Vicent de Gournay en la década de 1750. La frase laissez faire, laissez passer es una expresión francesa que significa «dejad hacer, dejad pasar», refiriéndose a una completa libertad en la economía. Libre mercado, libre manufactura, bajos o nulos impuestos, libre mercado laboral, y mínima intervención de los gobiernos.

Adam Smith desempeñó un papel muy importante en la popularización de las teorías económicas del laissez-faire, durante la segunda mitad del siglo XVIII, al calor de la Revolución industrial inglesa; a tal punto de ser considerado padre de las teorías de libre mercado o librecambismo.

La idea principal de la teoría de libre mercado se basa en la no injerencia de los estados en asuntos económicos.

Esta ‘no injerencia’ del estado –necesarísima para el desarrollo del capitalismo- fue siendo cimentada, a través de la historia, en expresas leyes, regulaciones, convenios y tratados, utilizando los distintos poderes de ese mismo estado (tanto, ejecutivo, legislativo y judicial), para sus propósitos.

Según Adam Smith, hay una ‘mano invisible’ que guía a la economía capitalista por la cual la suma de los ‘egoísmos responsables’ repercutiría en beneficio de toda la sociedad y el desarrollo de la economía.

Esa ‘mano invisible’, que no ha representado, hasta hoy, más que los intangibles y egoístas intereses de los poderes económicos, es la que vía poderosa influencia política –basada mayormente en el auspicio económico de grandes campañas- ha manipulado a su antojo y conveniencia esa ‘no injerencia’ estatal, que terminó por llevar al mundo a la gran recesión económica actual; especialmente en las naciones donde el sistema de libre mercado implementado por el neo liberalismo y las corrientes convergentes ha propiciado los mas grandes abusos y delitos económicos.

Fue Smith quien propuso, a través de su obra, que la clave del bienestar social está en el crecimiento económico, potenciado a través de la división del trabajo y la libre competencia. Según esta tesis, la división del trabajo, a su vez, se profundiza a medida que se amplía la extensión de los mercados y por ende la especialización. Adam Smith considera la libre competencia como el medio más idóneo de la economía, afirmando que las contradicciones engendradas por las leyes del mercado serían corregidas por lo que él denominó “la mano invisible” del sistema (metáfora acuñada en su Teoría de los sentimientos morales de 1759).

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Es generalmente aceptado que los fundamentos ideológicos del Liberalismo clásico están cimentados tanto en la teoría de la mano invisible como en el Laissez faire et laissez passer, le monde va de lui même («Dejad hacer, dejad pasar, el mundo va solo), frase popularizada por el fisiócrata Jean-Claude Marie Vicent de Gournay en la década de 1750.La frase laissez faire, laissez passer es una expresión francesa que significa «dejad hacer, dejad pasar», refiriéndose a una completa libertad en la economía: libre mercado, libre manufactura, bajos o nulos impuestos, libre mercado laboral, y mínima intervención de los gobiernos.

Fue usada por primera vez por Jean-Claude Marie Vicent de Gournay, fisiócrata del siglo XVIII, contra el intervencionismo del gobierno en la economía.

En la Francia del siglo XVIII la expresión laissez faire era la fórmula mediante la cual los revolucionarios comprimían su programa. Su objetivo era el establecimiento de una economía de mercado sin obstáculos.

Con el fin de alcanzar dicho fin abogaban por la abolición de todas las leyes que prevenían que gente más eficiente superara a competidores menos preparados.

Hoy día se utiliza como sinónimo de economía de liberalismo económico o neoliberalismo; lo cual ha significado el predominio de la ley de la oferta y la demanda en todos los ámbitos de la vida.

“Se prestaron el dinero del público a sí mismos y cuando los negocios fracasaron le hicieron pagar las pérdidas al público mientras ellos se fueron a Miami. Crearon empresas que eran membretes que les permitían justificar la falta de pagos de sus empresas, vinculadas a sus propios bancos, mediante asientos contables de préstamos a terceros que cubrían tales deudas pero que dejaban intacto el hueco del dinero. Organizaron fondos de inversión de alto riesgo sin informar a los clientes de las pérdidas sufridas y contabilizando papeles a su precio nominal cuando en el mercado habían perdido su valor. Se tragaron el dinero de ICC que fue pagado por la ciudadanía en la ventanilla de sus bancos. Sobrevaloraron sus activos para crear fideicomisos que no constituían garantías suficientes para los compromisos asumidos.

Ecuador: La Mano Invisible

Utilizaron a guardianes, mensajeros, domesticas y más gente humilde para hacerlos aparecer como dueños de aquellas empresas de fachada que les permitieron negocios aprendidos en la escuela de la viveza criolla. Se hacían llamar banqueros pero manejaban sus bancos como gangsters. Son los miembros del sindicato de banksters que ha pasado a la ofensiva.

Raúl Vallejo: “El sindicato de banksters” (El Comercio, 3 noviembre 2000, A4)

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Nota: el presente artículo corresponde al mes de Abril del 2012, y puede ser encontrado bajo el pseudónimo de Rgo. Mtlvo. En el siguiente link

http://www.lahueca.ec/incontrolable-poder-bankster/