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    Sociedad

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    Revista de la Facultad de

    Ciencias Sociales de la UBA

    UBASociales- PUBLICACIONES

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    Comit de Direccin: Mabel Thwaites Rey / Horacio Gonzlez / Hctor Palomino/ Emilio de Ipola

    Consejo Asesor:

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    Len Rozitchner (1924-2011)

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    ISSN: 0327-7712

    Sociedad es una publicacin de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires,

    Marcelo Torcuato de Alvear 2230, (1122) Ciudad Autnoma de Buenos Aires, Argentina, telfono

    (5411) 4508-3800, fax (5411) 4508-3818; Yde la Editorial Universitaria de Buenos Aires (Eudeba). Losartculos son de exclusiva responsabilidad de sus autores.

    ndice

    Presentacin

    Gisela Catanzaro

    Re alp oli tik revolucionaria: los "Lenin" de Lukcs y las tentativas de mediacin entre

    la teora y la praxis polticasMi gu el Ve dda

    La poltica en la filosofa: la potencia de la distincin

    Ma ria na de Ga inz a

    Eljoven Marx y e! programa de realizacin de la filosofa

    Pablo Nocera

    Materialismo experimental e historicismo instantanesta. Actualidad y

    envejecimiento del marxismo en Walter Benjamin

    Sebas tin Puente

    Ciencias sociales y poltica: la diferencia en tres movimientosEzequiel par

    La vida no contemplativa. Adorno, e! marxismo, y los usos contemporneos de

    Hegely Marx

    Si/via SchwarzbOck

    Contradiccin, sobredeterminacin y periferia. Notas sobre e! problema de!

    conocimiento y la poltica en el marxismoMa rt n Co rt s

    Presentacin

    M nic a S . K ir ch he im er / S u sa n a S e /

    Perspectivas de la comunicacin audiovisual: entre e! xtasis y la fatalidad

    Pablo Gas loli

    Lo audiovisual en la red: senderos que se bifurcan ... o combaten.

    Sergio Armand

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    Pars, StockJlmec, 1995. Disponible en Internet:

    http://moncadista.files.wordpress.com/2008/0 1/1a-querella-de!- humanismo-1967 -althus-

    ser.doc

    __ (1978). "Marx y Freud" [1976). En Nuevos Escritos. Barcelona, Laia, 1978.

    Althusser, Louis y Balibar, tienne (1998). Para leer El Capital. Madrid, Siglo XXI.

    Macherey, Pierre (2006). Hegelo Spinoza. Buenos Aires, Tinta Limn.

    Tosel, Andr (1994).Du matrialisme de Spinoza. Pars, Kim.

    El joven Marx y el programa derealizacin de la filosofa

    Die Vernunft hat immer existiert, nur nicht immer in der vernnftigen Form.

    KarlMarx

    Durante la primera mitad de 1845, en su estancia forzada en Brussel, Marx

    apuntaba de forma apresurada -aunque no por ello menos meditada con antela-

    cin- once tesis que dedicara ad Feuerbach. Ms all de las modificaciones que

    introdujera Engels en la que fuera la primera publicacin de aquellas en 1888, el

    texto era, en las palabras de su compaero, el primer documento, en que queda

    plasmado el germen genial de la nueva concepcin del mundo (Marx y Engels,

    1975:264). Esa genial concepcin no slo implicaba una salida (Ausgang) de la

    filosofa alemana (i.e. Hege1) sino de la filosofa en general. Marx conclua sus sen-

    tencias con un llamado a la accin que buscaba repensar completamente el lugar del

    . Pablo Nocera es profesor titular de la materia El pensamiento sociolgico del joven Marx y

    profesor adjunto de la materia Historia del Conocimiento Sociolgico I, as como Jefe de Tra-bajos Prcticos de la materia Las vetas del texto - La teora sociolgica dem ile Durkheim, de la

    carrera de Sociologa de la Facultad de Ciencias Sociales. Es Licenciado en Sociologa (UBA)v Licenciado en Ciencia Poltica (UBA). Curs la Maestra de Anlisis de! Discurso (UBA)

    y ha finalizado los estudios en e! Doctorado de Ciencias Sociales (UBA), encontrndose enla actualidad en la etapa final de redaccin de su tesis sobre el pensamiento durkheimianoCOl11odiscurso constituyente de la sociologa en Francia y su despliegue como memoria dis-

    Cursivaen la obra de Halbwachs y Mauss. Es autor de numerosos trabajos abocados a pensarla teora sociolgica clsica desde la ptica de la historia conceptual con publicaciones en

    la Argentina, Venezuela y Espaa. Recientemente ha sido encargado de la edicin, traduc-cin parcial y estudio preliminar del libro de Gabriel Tarde Las leyes de la imitacin y laSOciologia, publicado por e! Centro de Investigaciones Sociolgicas (CIS) de Espaa (2011).

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    filsofo, dejando atrs la mera interpretacin de! mundo de cara a alcanzar su efec-

    tiva transformacin (Veriinderung). Ese programa que tendra su primer basamento

    sustantivo en las cien primeras pginas de Die deutsche Ideologie (escrita junto a En-

    gels en parale!o) supuso un ajetreado recorrido previo con diversas formulaciones,

    en el que el vocablo filosofa engrosa y redefine su campo semntico en consonancia

    con la presencia de otros conceptos como crtica, accin, alienacin e ideologa.

    Explorar en detalle la conformacin -al decir de Wittgenstein- de eseFamilieniihn-

    lichkeit, excede en mucho los lmites de este escrito. No obstante, es factible ensayarun breve recorrido contextual por la produccin gestada en sus obras de juventud,

    en el cual se puede trazar el itinerario del concepto de filosofa, buscando esclarecer

    aquello a lo cual alude Marx cuando formula la exigencia de alcanzar su realizacin

    (Verwirklichung) en un caso, para luego proclamar la necesidad de salirse de ella

    (Ausgang). Como posicionamiento terico, su importancia es crucial no slo para

    e! desarrollo de su propia produccin posterior, sino como punto de interseccin

    con paralelas preocupaciones que impulsan el desarrollo de las ciencias sociales en

    general y de la sociologa en particular en la primera mitad de! siglo XIX.

    A diez aos de! fallecimiento de Hege! (1831), Schelling era convocado a Berlnpor pedido de! monarca Federico Guillermo IV con la misin ltima de combatir

    la herencia hegeliana, con la intencin de poner coto, por un lado, a las consecuen-

    cias pantestas de! sistema, y por el otro al arraigo desestabilizador de las proyec-

    ciones polticas con que ese espritu impregnaba e! accionar de! ala izquierda

    de sus epgonos. Sin ms ambages, en la primera leccin en su llegada a Berln

    (1841), Schelling postula entre sus objetivos e! de completar la filosofa negativa

    de Hege! con otra positiva cuyas aristas ms importantes pretendan: a) desafiar

    la identidad sustantiva de la posicin hegeliana: e! vnculo entre e! ser y el pensar,

    poniendo e! foco de la atencin en el problema de la existencia b) consolidar un

    nuevo lazo entre religin y filosofa que evite dejar a la primera subsumida a la

    estructura lgica de la segunda. 1

    1Schelling,en una operacinque le valdrno pocascrticas,separabala dimensinracionalde

    las esencias -de las cualeshabra de ocuparsela raznen trminosestrictos- de las existencias,

    cuyoconocimientoslopuede ser reveladopor la experiencia.Laprimera dimensines la que

    atae a lafilos ofa neg ativ a -aspecto que reconoceen Hegelun expositorde fuste- peroque se

    vuelveincompletasino integralasegunda,dendolepos itiva , cuyodesarrollopretendelmismo

    aportar. Laexperienciaguardar en sus aproximacionesuna connotacinmetafisicaevidenciada

    por un despliegueprogresivoen la historia a travsde la revelacinenl a concienciareligiosa.Su

    filosofapositiva terminar por conformarse en una filosofade la revelaciny de la mitologa

    que buscacomprenderla historia religiosade la humanidadpara sentarlas basesde un futuro

    De las numerosas exposiciones que permiten ilustrar la crtica schellingniana a

    Hegel, dos son, en este contexto, paradigmticas. La primera de ellas fue lanzada

    en 1834 (Vorrede zu einer philosophischen Schrift des Herrn Cousin) como prefa-

    cio a una traduccin alemana de un texto de Victor Cousin (Fragments philoso-

    phiques 1833 - 2 Ed.) en la cual el filsofo de Leonberg sostendr que Hegel slo

    puede sustentar el carcter de auto-movimiento de! concepto lgico a travs de una

    extraa ficcin o bien a travs de una hipstasis. Esta peculiar posicin hege-

    liana, a juicio de Schelling, marcha a contrario de muchas filosofas previas que

    slo avizoran el movimiento en realidades vivientes o efectivas (Schelling, 1861:

    212). En pocas palabras, Schelling arremete contra Hege! porque reconoce que

    su antiguo rival se encuentra hurfano de categoras lgicas para poder pensar

    el salto a la experiencia por fuera de la reflexin abstracta de! concepto. La otra

    referencia crtica tuvo lugar en la Darstellung der reinrationalen Philosophie(la cual

    aparece como leccin intercalada en su Philosophie der Mythologie - 1842) en la

    que sentencia: La ciencia racional conduce realmente as ms all de s misma

    impulsando una inversin; pero esa inversin no puede, sin embargo, provenir del

    propio pensamiento. Se hace necesario para ello un estmulo (Antrieb) prctico,

    pero en e! pe nsamiento no hay nada prctico, el concepto slo es contemplativo

    [ ] (Schelling, 1857: 565). A diferencia de Hege!, el pensamiento no es para Sche!-

    ling algo relativo a la actividad, ni una realidad actuante. Ms bien se expresa como

    lo contrario, no como productor, sino simplemente como reproductor. En la base

    de todo pensamiento siempre se halla una experiencia distinta de l, y que debe

    estar dispuesto a recoger dando lugar a la conformacin de la voluntad.

    Ahora bien por qu traer a referencia, en e! marco de nuestros intereses, la

    aparicin de Schelling la dcada posterior a la muerte de Hege!? En realidad, 1841,

    el ao de su llegada a Berln, comienza a hacer visibles los primeros atisbos de futu-

    ras transformaciones en la filosofa alemana, que tiene a muchos de los compae-

    ros de Marx entre sus protagonistas. En la leccin inaugural de! 15 de noviembre

    de aquel ao, estuvieron entre el auditorio, los jvenes Friedrich Enge!s, Mikhail

    Bakunin, S0ren Kierkegaard y Arnold Ruge, as como referentes de la talla de Leo-

    pold von Ranke, Karl Ludwig Michelet y David Strauss. Las expectativas no eran

    menores. La nueva dcada se haba abierto con un cuestionamiento radical de la

    filosofa cuyas derivaciones no quedaban puertas adentro de los claustros, sino que

    se expandan a los intereses del gran pblico. Los peridicos filosfico-polticos se

    multiplican por los territorios germanos desplegando en su interior una pltora de

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    reflexiones que hacen pie, crticamente, en el problema de la religin. As cmo

    seis aos antes Strauss haba publicado Das Leben fesu, kritisch bearbeitet, en ese

    mismo ao tanto Feuerbach como Bruno Bauer lanzan al pblico sus Das Wesen

    des Christentums y Die Posaune des jngsten Gerichts ber Hegel, den Atheisten und

    Antichristen respectivamente; textos en los que la religin se convierte en el objeto

    directo y profundo de la crtica filosfica.

    La llegada de Schelling representa mucho ms que una coyuntura en el campo

    acadmico alemn. Es la muestra de que el atraso germano frente a Francia e Ingla-terra tiene como sntoma -arrastrado por el vrtigo poltico de los acontecimientos

    que se desatan en aquellas tierras- el resquebrajamiento gradual de los pliegues

    filosficos de sus grandes sistemas. El intento de Schelling es evitar el embargo

    completo de la filosofa, poniendo en el centro de la escena las cuestiones prc-

    ticas, aquellas que en la verba de Hegel quedaban amordazadas como abstracta

    mediacin de la experiencia de la conciencia (Erfahrung des Bewusstseins). Pero

    la dificultad de ello estriba en el intento de no hacer pie en las crticas de la filosofa,

    y por ende de la religin, que plasmaban los jvenes continuadores del maestro

    fallecido, sino ms bien lograr una reconciliacin que abriese una nueva senda de

    correccin y rectificacin de la hybris de la filosofa moderna (Abensour, 1991:

    121). El cobijo estatal a la empresa schellingniana no alcanz para amedrentar las

    posiciones asumidas por los jvenes hegelianos, cuyo posicionamiento frente al

    intento ltimo de salvar la filosofa y su maridaje con la religin sufrir no pocos

    asedios. Si bien es cierto que muchos de ellos -incluyendo a Marx- reclamarn

    siguiendo a Schelling la importancia de la existencia (Habermas, 1985: 68), el

    camino recorrido implicar tambin la recuperacin de una crucial veta fichteana

    en su pensamiento. No obstante, antes de efectuar un breve repaso por esas posi-

    ciones que oficiaron de suelo nutritivo para los desarrollos de nuestro pensador,

    consignemos cmo el parentesco hegeliano entre religin y filosofa haba condu-

    cido a las lecturas polmicas de la dcada de 1840.

    El vnculo entre filosofa y religin haba quedado netamente estipulado porHegel en las sucesivas lecciones que dictara desde 1821 hasta su muerte. La reli-

    gin no difiere de la filosofa en tanto ambas tienen un objeto comn, a saber, el

    espritu absoluto. Dios y la verdad eterna no difieren en nada.2 Sin embargo, una

    2 Elobjeto de la religin tanto como el de la filosofaes la eterna verdad en su propia obje-

    tividad; Dios y nada ms que Dios es la explicacinpara Dios. [... ] La religin y la filosofa

    son una; en efecto,lafilosofamisma es culto a Dios,dado que al ocuparse de Dios,constitu-

    ye una igualrenuncia aideas y opiniones subjetivas.En consecuencia,la filosofaes idntica

    a la religin [...] (Hegel,1993: 63).

    v otra se distinguen por la forma de alcanzar el objeto, desde el momento en que la

    ~eligin slo conoce el espritu absoluto a travs de la representacin de la fe(Glau-

    [e ), en tanto que la filosofa lo hace a travs de la razn. As es que mientras que

    la filosofa logra explicar la religin, esta ltima es incapaz de concebir y explicar

    la filosofa. La forma en que el discurso filosfico abraza la religin y la contiene

    -racionalizacin de por medio- abre la puerta para pensar que la concepcin de

    Dios hegeliana se acerca mucho ms a una entidad racional que a la visin cristiana

    donde premia a los fieles y castiga a los pecadores. La reduccin de la distancia

    entre la figura de Dios y del hombre -desidertum ltimo del luteranismo- im-

    plic desde el punto de vista filosfico la ape rtura al pante smo e incluso al atesmo.

    La complejidad de esta relacin se multiplicaba polticamente en el cierre que

    Hegel haca al poner al Estado como nico espacio de la realizacin de la libertad

    individual. La viabilidad de una religin racionalizada era factible slo en la ex-

    pansin de la Sittlichkeit (Eticidad), sin la cual un pueblo poda quedar subsumido

    en el capricho de la suma de voluntades que se corporiza en un orden poltico

    cambiante (iusnaturalismo) o en el peso ciego de una tradicin que se asume como

    segunda naturaleza impuesta -al igual que la primera- desde el exterior (romanti-

    cismo). Slo en la organizacin del Estado es que lo divino puede insertarse en la

    realidad y dar lugar a una comprensin efectiva de la libertad, a saber, como con-

    ciencia de la necesidad. Esa conciencia, con un radio de accin que abarca tanto la

    religin como la poltica, slo puede forjarse, para Hegel, desde la filosofa.

    La huella epigonal del legado hegeliano se reparti de forma divergente. A

    los fines de simplificar las posiciones asumidas en la heterogeneidad del grupo de

    herederos, podramos recortar una primera dupla del ala izquierda, que tiene por

    protagonistas a Bauer y Feuerbac h, inclinados a meditar sobre el problema religio-

    so y sus consecuencias. El primero de ellos, formado en la teologa, desplegar una

    lectura esotrica de Hegel en la que creer encontrar una dimensin silenciada de

    su pensamiento, subversiva por cierto, frente a la habitual recuperacin superficial

    de tinte conservadora. El carcter transformador que Bauer asume en la dinmica

    de la dialctica hegeliana es producto, a su entender, de la disolucin que efecta el

    maestro. La racionalizacin operada por Hegel, dejaba la idea de Dios alojada en la

    de la autoconciencia y con ello se abra el potencial demoledor de la crtica, enten-

    dida para Bauer, como la forma ms elevada y productiva de la accin.3 Si Hegel

    "Lapandilla de los JvenesHegelianos querra hacemos avanzar en la idea de que Hegel

    estaba absorbido en la sola consideracin de la teora y que jams pens en prolongar la

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    era un revolucionario ms grande que todos sus discpulos juntos, lo era a con-

    dicin de vislumbrar ese potencial inusitado de la filosofa no slo porque es la

    crtica de lo que existe sino porque por ello mismo un principio terico deviene

    praxis y ac cin (T at)>> (Bauer, 1841: 82). El criticismo Baueriano impulsaba -en

    las huellas de la pedagoga de la Revolucin Francesa-la confianza en el terroris-

    mo de la teora pura4 1a cual haca necesario que la filosofa deba actuar tambin

    en la esfera poltica y que ataque y haga temblar, sin mucha deliberacin, las condi-

    ciones existentes cuando ellas contradicen a la conciencia de s (dem, 83).

    A diferencia de Bauer, Feuerbach no mostrar ningn tipo de acuerdo con

    Hegel por esos aos. Iniciando la crtica con un embargo al cristianismo, al que

    considerar un misterio cuya resolucin reclama una nueva antropologa que haga

    foco en la esencia genrica (Gattunwessen) del hombre, tomar el legado hegeliano

    en iguales trminos que la religin. Ambas son paralelas muestras del extravo del

    hombre y su cada en una alienacin, que lejos de motorizar una posterior reali-

    zacin, inhibe su potencial creador y lo somete. El naturalismo feuerbachiano (i.e.

    materialismo) despliega la crtica en los dos frentes simultneos que Hegel haba

    soldado: religin y filosofa. En los escritos de 1842 (Vorliiufige Thesen zur Reform

    der Philosophie) y 1843 (Grundsiitze der Philosophie der Zukunft) respectivamente,

    as como en el 2 prefacio deDas Wesen des Christentums, Feuerbach ensancha el

    campo semntico de la nocin de filosofa, en una direccin que Marx considerar

    ampliamente productiva entre 1844 y 1845.

    Si el hombre no se reconoce creador de la divinidad y en ello radica su aliena-

    cin, la filosofa hegeliana opera de forma muy similar colocando al hombre como

    predicado en lugar de sujeto. El proceder alienante de la re ligin se condensa en la

    idea de abstraccin (Abstraktion) de la naturaleza corprea del hombre. Lacnica-

    mente Feuerbach afirma: Abstraer quiere decir colocar la esencia de la naturaleza

    fuera de la naturaleza, la esencia del hombre,juera del hombre, la esencia del pen-

    samiento, fuera del pensamiento. La filosofa hegeliana ha enajenado al hombre de

    s, dado que todo el sistema se basa en esos actos de abstraccin [... ] A la filosofa

    le falta unidad inmediata, certeza inmediata, verdad inmediata (Feuerbach, 1950:

    59 - itlica original). El programa de la filosofa futura implica la consideracin

    teoraenpraxis.Como siHegel no hubiera atacado con un furor infernal la religin,como sino hubiera tomado partido en la guerra contra elorden existente. Su teoraera en s misma

    pra xis y es por ello que era la ms peligrosa, la ms vasta y la ms destructiva. Ella era laRevolucinmisma [ o o .] (Bauer, 1841: 81).

    4Tal como el propio Bauerbautizar su posicin en una carta a Marx del28 de marzo de

    1841 (Citado en Treptow, 1971: 114).

    de todo ese registro de materialidad (naturaleza) que la filosofa hegeliana haba

    liquidado como momento de la idea. Para ello es fundamental comprender que

    El filsofo debe incluir al texto de la filosofa todo aquello que en el hombre no

    filosofa, ms bien lo que est contra la filosofa, lo que se opone al pensamiento

    abstracto; aquello que en Hegel est reducido a mero comentario (dem, 67).

    En paralelo, otro recorrido se abre con las formulaciones de Moses Hess. Como

    punto de enlace con los aportes del autor polaco Von Cieszkowski, Hess ser el

    responsable de poner en el centro de la escena la prioridad de la accin sobre el

    pensamiento, dando vitalidad a la dimensin poltica de la crtica joven hegeliana.Lejos de una sencilla recada (Rckfall) en el idealismo fichteano, como afirmaba

    Lukcs en 1926 (1977: 655), las posiciones de Hess actualizaron y completaron las

    afirmaciones que Von Cieszkowski anunciaba en sus Prolegomena zur Historioso-

    phi e (1838) sobre el porvenir de la filosofa en la figura de lapra xis. Este ltimo no

    slo integraba el futuro en la reflexin filosfica -cosa que Hegel desdeaba- sino

    que encontraba en el estadio del porvenir (frente a los tiempos previos donde pri-

    maban el arte y luego la filosofa) una solucin que hace efectiva convergencia de

    la dimensin mundana del pensamiento y la dimensin intelectual de la existencia:

    Los hechos conforman una praxis inconsciente, es decir,preterica, en tanto que

    los actos constituyen una praxis consciente, en consecuencia, post-terica; puesto

    que la teora se coloca entre estas dos prcticas, de las cuales la praxis post-terica

    se nos muestra como la verdadera sntesis de lo terico y de lo prctico inmediato,

    de lo subjetivo y de lo objetivo, puesto que el obraren general es la verdadera sn-

    tesis sustancial del ser y del pensan> (Von Cieszkowski, 1981: 18 - itlica original).

    Esa dimensin activa es la que recupera y proyecta Hess. Para este ltimo, con

    claras resonancias fichteanas, vivir es ms que filosofan> (Hess, 1961: 78) lo cual

    supone que el acto del pensamiento (a diferencia de Hegel y Bauer) es slo una

    dimensin de una actividad ms amplia; el actuar siempre antecede al concepto. El

    retorno a Fichte intenta evitar el aislamiento que la filosofa hegeliana termina por

    proyectar sobre s misma: As c omo la realidad (Wirklichkeit) que no es atravesa-

    da por la verdad, la verdad que no se realiza es mala (dem: 77). Las condicionessociales que inhiben esa realizacin son las que gradualmente se ponen en el foco

    de la reflexin y frente a las cuales las posiciones crticas se emancipan de la sim-

    ple formulacin filosfica o de la mera denuncia. La reconciliacin entre el ser y

    el pensar slo es una posibilidad que puede esgrimirse en trminos prcticos: A

    partir de ahora, es el deber de la filosofa del espritu devenir filosofa de la accin;

    no slo el pensamiento sino la totalidad de la actividad humana deben ser elevados

    hasta ese punto donde desaparecen todas las oposiciones (dem: 219).

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    Todo este suelo fecundo de posiciones que transcurren entre 1841 y 1843 ali-

    mentan las perspectivas crticas del joven Marx. Del grupo de referencia, la pre-

    sencia del modelo de Feuerbach aparece hasta 1844 como la ms prominente. De

    hecho, la crtica a la filosofa del derecho hegeliana que nutrir un voluminoso

    manuscrito en 1843 se inicia con un llamado a desenmascarar la autoenajena-

    cin (Selbstentfremdung) bajo sus formas profanas (unheiligen Gestalten> (Marx y

    Engels, 1976: 379). El potencial del modelo de la alienacin que Feuerbach haba

    dirigido con exclusividad a la religin y a la filosofa, Marx considera factible ex-tenderlo al Estado y a la propiedad privada. Los artculos deDeutsch-Franzosische

    Jahrbcher (empresa conjunta que comandar con Arnold Ruge) son elocuentes

    por los trminos en que Marx demarca el campo de accin de la filosofa. En la

    carta a Ruge de septiembre de 1843 (aparecida en dicha publicacin al ao si-

    guiente) Marx afirma: La filosofa se ha secularizado (hat sich verweltlicht) y la

    demostracin ms contundente de ello es que la misma conciencia filosfica se ha

    arrojado, no slo en el exterior sino tambin en el interior, a la tortura de la lucha

    (dem: 344). Esa secularizacin la coloca en un lugar donde es inevitable una cr-

    tica implacable de todo lo existente y aparece como un programa futuro en el que

    su inminente reforma (en los trminos que Feuerbach planteaba) es condicin de

    posibilidad de su realizacin. La reforma de la conciencia consiste solamente en

    hacer que el mundo tome conciencia de s mismo, en despertarlo de su sueo, de

    explicarle sus propias acciones (dem, 346).

    La posicin crtica de Marx frente a la teora del derecho hegeliana introduce

    una inflexin de peso en la nocin de filosofa que pondr en cierto suspenso la

    posibilidad efectiva de alcanzar su reforma. Si tal como afirmaba Hegel,

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    Pues bien, la desconfianza de Marx hacia a la filosofa en su conjunto se har

    palpable en con el correr de 1845. La e strepitosa publicacin en 1844 de l libro de

    Max Stirner Der Einzige und sein Eigentum abri -a pesar de las furibundas crti-

    cas que le lanzarn al ao siguiente- una nueva arista en las posiciones de Marx

    y Engels. Sin entrar de lleno en los meandros de su prosa, digamos simplemente

    que Stirner observa en el modelo de la crtica de la alienacin de Feuerbach la

    reproduccin del mismo objeto criticado. La Gattunwesen del hombre a la cual

    Feuerbach declara el verdadero sujeto de la filosofa reproduce, a juicio de Stirner,

    las mismas cualidades que las esencias de Hegel o la divnidad cristiana. El re-

    emplazo feuerbachiano no rompe con la alienacin sino que la proyecta bajo otraforma yeso vuelve imperioso, para Stirner, un giro hacia la mismidad del yo. El

    singular desborde de la crtica stirneriana terminaba por embargar no slo ellib-

    eralismo poltico (cuyo foco estaba en el Estado) sino tambin el liberalismo social

    (Le. socialismo), cuyo centro estaba colocado en la reflexin sobre la sociedad. No

    es casualidad que luego de esta vertiginosa sucesin de crticas, Stirner deposite lo

    ltimo de su confianza en la figura del nico o del yo como s-mismo, dando con

    ello elementos para estructurar los albores del anarquismo alemn.

    En consecuencia, es natural que Marx y Engels dispusieran un cuantioso ar-

    senal de crticas al texto de Stirner por la forma en el que el socialismo peligraba

    como programa de realizacin de la filosofa. Las Tesis ad Feuerbach (transfor-

    macin vs. interpretacin) son demostrativas de esta transicin que se corona en

    Die deut sche Ideo logi e: la filosofa en tanto permanezca escindida de sus condi-

    ciones materiales originarias se expresa como ideologa. Tres afirmaciones de ese

    texto son paradigmticas como soporte de esta Ausgang de la filosofa que ahora

    reclamar Marx y que al inicio referamos en el trabajo de Engels. All acaba la es-

    peculacin, en la vida real, comienza tambin la c iencia real y positiva, la present-

    acin (Darstellung) de la actividad prctica (der praktischen Betiitigung), el proceso

    de desarrollo prctico de los hombres (Marx y Engels, 1969: 27).5 Asimismo y

    aludiendo con poder social extrao a lo que antes llamaba enajenacin ad-

    verte: Esa 'enajenacin' (Entfremdung), para hacerse entender por los filsofos,

    slo puede suprimirse naturalmente bajo dos condiciones prcticas (dem, 34 -itlica original). Esas condiciones son las que llevan directamente a la revolucin.

    5Ntese cmo, si bien Marx est criticando en estas posiciones a Feuerbach en particularyal hegelianismo, incluido el maestro, en general, la idea de conocimiento cierto reitera elconcepto que Hegelvertiera en el Vorrede de laPhanomenologie, es decir la nocin de pre-sentacin/exposicin (Darstellung) como opuesta a la de representacin (Vorstellung) queen el texto de Marx-Engelsalude especficamentea la ideologa.

    La muestra de la ruptura es manifiesta: [en referencia a la filosofa] es necesario

    saltar fuera de ella y enfrentar como un hombre ordinario el estudio de la realidad

    [ . . . 1 Entre la filosofa y el estudio del mundo real existe la misma relacin que entre

    d onanismo y el amor sexual (dem, 218).

    El camino de salida de la filosofa tal vez alcanza su punto ms alto en la

    polmica con Proudhon. La miseria de la filosofa vuelve intil su redencin y

    parece mucho ms provechoso disponerse al e studio de la economa poltica para

    desentraar el funcionamiento de la lgica condensada de los tiempos que co-

    rren: el Capital. Para ello Marx dedicar sus enteras energas en los aos siguientes.

    Ahora bien, si la realizacin de la filosofa requiere su superacin y ello conduceinevitablemente a su abandono, las prximas dcadas le advertirn la premura de

    ese posicionamiento. Baste recordar para ello las confesiones del propio Marx en

    lo que supuso la redaccin del captulo primero de Das Kapital y su revisin de

    ciertos aspectos de la lgica de Hegel.

    A manera de cierre, reconozcamos que el planteo marxiano guarda un pa-

    rentesco directo con su poca. Salvando las cruciales distancias que separan sus

    proposiciones, el lugar que se asume frente a la filosofa se asemeja en mucho al

    que propusieran los primeros referentes de la sociologa en Francia, y ms especfi-

    camente del movimiento positivista. Desde all, la disciplina comenz a tomar un

    rumbo paralelo al marxismo, compartiendo con este la reflexin sobre los tiempos

    de ruptura que supusieron las dos grandes revoluciones del siglo XVIII. Si la so-

    ciologa, puertas adentro de la academia, al decir de Nisbet, se abroquel reedi-

    tanda perspectivas conservadoras, el marxismo adopt una posicin contraria. La

    actualidad de esa contemporaneidad de procesos es a menudo descuidada. Tal vez

    Therborn (1976: 416-418) y Zeitling (1968: 108) -desde pticas y profundidades

    distintas- sean de los pocos en reconocer el necesario paralelismo que vincula am-

    bas empresas de conocimiento. Frente al diagnstico de la salida de la filosofa,

    todava aguardan los entrelazamientos y solapos de ambas tradiciones un abordaje

    ms especfico.

    Abensour,Miguel (1991). "[affaire Schelling. Une controverse entre Pierre Leroux et lesjeunes hgliens"en revistaCorpus, Nro 18/19,pp. 117-142, Paris.Bauer,Bruno (1841). Die Posaune des jngsten Gerichts ber Hegel, den Atheisten und Anti-christen. Leipzig,Otto Wigand.Cieszkowski,Augustvan (1981) . Prolegomena zur Historiosophie . Hamburg,FelixMeiner.Feuerbach,Ludwig(1950) . K lene ph i losophische Schri f ten (1842-1845) . Leipzig,FelixMeiner.

  • 7/25/2019 El joven Marx y el programa de realizacin de la filosofa,

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    M aterialism o ex perimental ehistoricism o instantanesta.

    Actualidad y envejecimiento delmarx ismo en Walter Ben jamn

    La obra de Benjamin podra ser ms una investigacin sobre el propio mate-

    rialismo histrico que su aplicacin incierta y fragmentaria al campo de la esttica

    o del arte. Si Benjamin est en los mrgenes del materialismo histrico es porque

    solamente le interesaron los dramas de su existencia. En ellos se decide su actuali-

    dad o su envejecimiento.

    Qu se discute cuando se pone en cuestin la actualidad de una teora? Su per-

    tenencia al presente como sujeto del conocimiento o su pertenencia al pasado, es

    decir al presente como objeto para una historia del conocimiento. Se supone que

    algunas teoras han "perdido actualidad" del mismo modo en que uno pierde un

    tren. En efecto, lo que habran perdido es el tren de la historia. Por qu lo pierden?

    Precisamente por haber sido actuales. Las marcas de un presente ya pasado, sus tesis

    yconceptos, las ataron a esa estacin de la historia en la que quedaron detenidas.

    Una de las razones por las cuales Benjamin demuestra inters por Proust des-

    *Sebastin Puente es Licenciado en Sociologa y docente en la Facultad de Ciencias Sociales(UBA), en el CBC y en el Programa VBA XXI. Como miembro de la editorial Cactus, traba-

    ja en la reconstruccin de un linaje de pensamiento filosfico que oscila entre un materialis-

    mo del espritu y un espiritualismo de la materia. En 2008 public junto a Carlos Bergliaffa

    P r od u cc i n B o rn o ro n i. R e la t o d e ge n er a do d e l e n cu e nt ro c o n un l oc o , un libro-experimento entorno de las dificultades de dar testimonio de la experiencia con un paciente psiquitrico.