El Liberalismo Mexicano II Reyes Heroles

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  • SECCIN DE OBRAS DE POLTICA

    EL LIBERALISMO MEXICANO

    1I

  • JESUS REYES HEROLES

    EL LIBERALISMOMEXICANO

    11

    LA SOCIEDAD FLUCTUANTE

    oFONDO DE CULTURA ECONMICA

    MXICO

  • Primera edicin (UNAM), 1958Segunda edicin (Fondo de Cultura Econmica), 1974

    .

  • Preliminar

    CONTENIDO

    IX

    CAPI11JLO 1

    EN BUSCA DE FISONOMIA 1Papel de la Constitucin de 1824. - Poder poltico compartido. -La polarizacin poltica: federalismo-centralismo.

    CAPITULO 11

    EL JUEGO POLITICO INICIAL 45La neutralidad del Poder Ejecutivo y la poltica extraguberna-mental. - Escoceses, yorkinos e imparciales. - Facciones y sub-facciones. - La accin yorkina y sus consecuencias.

    CAPITULO III

    LAS FUERZAS EN PUGNA 87La aristocracia territoral, - El poder del clero. - Otros propie-tarios. - El ejrcito. - Las clases no propietarias. - Fisuras de lasfuerzas privilegiadas. - La clase intermedia. - La falta de armo-na entre las clases privilegiadas. - Nota sobre el mtodo deOtero a). Objetividad; b). El principio generador. Las clases;e). Las vas de transformacin.

    CAPI11JLO IV

    LIBERALISMO A CONTRAPELO 145El sentido de la administracin del Plan de Jalapa. - Centralismode facto. - La milicia cvica. - La innovacin de un rutinero. -Papeles y generales.

  • CAPITIJLO V

    EL AVANCE FORZADO 18 7Programa y realizaciones. - Coalicin de Estados. - Oposicinliberal. . La divisin y su persistencia.

    CAPITIJLO VI

    CONSTITIJCIONALISMO OLIGARQUICO 211Medios y fines del retroceso. - El monstruo jurdico. - Caracte-rizacin econmica del rgimen. - Las Siete Leyes no se plantean.

    CAPITULO VII

    LOS DOS LIBERALISMOS 253Soberana popular limitada. Liberalismo ilustrado. - Luchacontra los privleigios. - La supremaca de la sociedad civil. -Igualdad y fueros. - La bienhechora influencia de Tocqueville.

    CAPITIJLO VIII

    ACCION y REACCION 287 .Despotismo para la libertad? - Auge y divisin liberal. - Elpeligro: la faccin militar. - El golpe al Congreso. - Despotismoconstitucional.

    CAPITIJLO IX

    LAS IDEAS CONSERVADORAS 329La paz por Ja monarqua. - Gobierno de las clases pudientes. -La polmica sobre monarqua. - Interpretacin histrica con-servadora.

    CAPITIJLO X

    DERROTA, AVANCE Y RECAIDA 363Gmez Faras analiza la sociedad. - El pecado de los modera-dos. - Paz o guerra. - La sociedad derrotada. - Postguerra y cri-sis. - La ltima recada.

    CAPITIJLO XI

    LA ESTRATEGIA LlliERAL 419Los sofismas polticos. - Celeridad y gradualismo. - La actitiudpura. - La lnea moderada. - Las posiciones en el Congreso. -Los frutos del temperamento medio. - El progreso se precipita.

  • PRELIMINAR

    En la formacin del liberalismo mexicano, proceso y resultadoson en cierta medida inescindibles y ello reza, tanto para la inte-gracin de las ideas, como para la transformacin de la realidadhistrica. El conjunto doctrinal que constituye el liberalismo mexi-cano no puede ser comprendido si se prescinde del proceso me-diante el cual las ideas fueron surgiendo, adaptndose y ensam-blndose entre s al ser confrontadas con la propia realidad. Porotra parte, aislar esta evolucin ideolgica del proceso histricopoltico en que se da, sera formalizar lo que es real y desvincularambos aspectos del medio, del camino, de las etapas de la lucha,con derrotas y victorias parciales y de los instrumentos en ella em-pleados, perdiendo as de vista uno de los ngulos ms ricos y alec-cionadores de la formacin liberal mexicana.

    Cuando dijimos que podamos ver el liberalismo como expe-riencia, esbozamos lo que ahora precisamos: estudiar el liberalismocomo experiencia es ver las ideas en accin, integrndose a la luzde esta accin, transformando et medio y transformndose ante lasexigencias de ste. El proceso de integracin de las ideas y de mo-dificacin de las realidades es inseparable de los resultados ' enambos sentidos. Estos, a su vez, sean ideolgicos o histrico polti-cos, no pueden escindirse sin riesgo inminente de frustrar la com-prensin del todo, que es ideolgico e histrico poltico, conside-rando que el concepto de lo poltico concentra ideas y accin, re-sultado y medios para alcanzarlo. El enfoque poltico de nuestroestudio, que busca medir el liberalismo mexicano en sus rendimien-tos, obliga a s a proceder en la investigacin con un mtodo com-plejo. Escaso es lo ajeno a la ciencia poltica cuando quiere precisar

    IX

  • x JESS REYES HEROLES

    la formacin y simultneamente el rendimiento de ideas operantesy de instituciones vigentes. Instituciones y leyes han sido en la his-toria del liberalismo mtodos para modificar la realidad y princi-pios, que al ponerse en prctica, se amplan o reducen en su aco-plamiento a la realidad y lenta o precipitadamente de sta a ellos.

    En la entraa misma de la evolucin de Mxico yace una di-vergencia medular sobre el papel de las leyes y de las instituciones.Para los liberales, en mayor o menor grado, segn inclinaciones oformacin mental, las leyes y las instituciones son instrumentospara impulsar el progreso. La conviccin al respecto va desde elfetichismo de la ley y la institucin, asignando a stas facultadesmilagrosas, hasta los que siguiendo un idealismo prctico creenque, dentro de ciertos Imites, el derecho pblico ejerce una accintransformadora de la realidad. Frente a tales concepciones, el pen-samiento conservador reprocha y hace responsables a los liberalesde haber dotado al pas de normas e instituciones que no concor-daban con sus realidades. De contrabando, la tesis conservadoracalifica de contrarias a la realidad instituciones o ideas que, comoel federalismo, al nacer no hicieron ms que recoger, eso s bajosigno positivo, imperativos de la propia realidad. Singularmenteclaro es el empleo del razonamiento en contra de la ley innovadora,nada menos que por Alamn en El Tiempo, en 1846: los males deMxico derivan de que nuestros primeros legisladores dictaron nor-mas que no coincidan con la realidad imperante. A contrario sensu,el argumento significaba que la Independencia nicamente debisuponer el rompimiento de los lazos de subordinacin a la metr-poli, manteniendo, en cambio, sancionada por la ley, la situacincolonial. Es decir, paradjicamente, una colonia en todo, salvo ensu independencia.

    Ahora bien, ante la disyuntiva de leyes e instituciones, ex-puestas al incumplimiento por fijar metas ideales y el propiciar elcambio de realidades deprimentes o leyes que, reconociendo stasy postulando su acatamiento, retarden y frenen la evolucin, nocreemos que sea difcil escoger. Slo que ya desde nuestra pers-pectiva, a ciento cincuenta aos de haberse iniciado la recepcinmexicana del liberalismo, la comprensin de ste obliga a ver losrendimientos de leyes e instituciones. Mas la medicin del rendi-miento es difcil. Frecuentemente induce al error, a saber: medir,comparando las realidades con las normas, con los principios yver en la falta de correspondencia el fracaso de la accin y de laideologa. El error es lamentable: para conocer los rendimientos

  • PRELIl\IINAR XI

    hay que ver las realidades en distintos momentos y junto a ellaslos principios e instituciones en las sucesivas fases, o sea, que elprogreso se mide comparando realidades con realidades y normas einstituciones con normas e instituciones en fases sucesivas, atendien-do en uno u otro caso a las fronteras temporales. Son las reali-dades de Mxico superiores, mejores, menos defectuosas si se quie-re, despus del triunfo liberal que antes? Y ajustando ms la inte-rrogante: fueron mejorando las realidades nacionales conforme elliberalismo fue imponindose? Estableciendo esta perspectiva, lasrespuestas en sentido afirmativo pueden ser categricas. Cierta-mente que el costo de lo obtenido fue alto; pero las institucionesque se implantaron fueron tan firmes y tan slida la fe en ellas,que permanecen indemnes frente a los pecados o negligencias queen su contra se cometen. Son tan recias, que provocan voluntadesirresistibles cuando formalmente se intenta desterrarlas. En nuestrodesarrollo poltico se ha presenciado el disimulo, haciendo que nooperen instituciones vigentes; la negacin en la prctica de ellas.Pero pocas veces se ha pretendido, despus del triunfo liberal, sub-vertirlas tericamente y cuando ha sucedido, se reacciona con calory pasin. defendiendo esas instituciones como si fueran en verdadrealidades que se disfrutan.

    En el otro aspecto, hubo o no un perfeccionamiento progra-mtico en los subsecuentes momentos de la integracin ideolgicaliberal? No necesitamos indagar mucho para contestar tambin afir-mativamente. Es suficiente inventariar documentos legislativos delavance liberal: la Constitucin de 1824, el Proyecto de la Minoraen 1842, el Acta de Reformas en 1847, la Constitucin de 1857, etc.Queremos subrayar que en la contestacin afirmativa no hay pro-blema de seguir u obedecer a una posicin ideolgica, pensando quepartiendo de otra se arribara a respuestas diametralmente opuestas.Los prejuicios ideolgicos no son. no pueden ser objetivamente, tan-tos que lleven a ese extremo.

    El primer Tomo de este trabajo se refiri a los orgenes delliberalismo mexicano. Estos obviamente estaban marcados por lasideas: la recepcin de stas, sus iniciales adaptaciones y las prime-ras leyes que constituyen jurdicamente a la nacin. Se trata de lalucha por la independencia, de la organizacin primaria del pas.en que lo terico predomina. Las tamizaciones al respecto se mani-fiestan: apunta la heterodoxia en materia econmica y se barrun-tan, y ms an [as caractersticas sociales que a la larga formarnrasgos salientes del liberalismo mexicano. Predomina en esa etapa

  • XII JESS REYES HEROLES

    lo doctrinario, aun cuando siempre en relacin can una nacin quese est forjando. Los que sobre bases antiliberales consumaron laIndependencia para impedir el liberalismo que de la metrpoli ve-.na, compartieron el poder con los liberales y stos exponen en nues-trosprimeros congresos sus ideas y plasman documentos jurdicopolticos fundamentales para Mxico.

    En este segundo Tomo se examina un aspecto bien distinto, auncuando ntimamente conectado con el planteamiento terico inicial.Se trata de las luchas, los triunfos y las derrotas que mantienen alpas fluctuante por un largo perodo entre dos rdenes: el colonialque no se liquida con la Independencia y el que podramos llamarsecularizante, moderno, laico, democrtico liberal, que no nace conella. Por supuesto que las ideas que por conviccin u obedeciendo aintereses de grupos, sectores o clases se manejan, son las que danla clave de este perodo. Slo una consideracin superficial puedecaracterizar esta poca como simple anarqua. Ms superficiales sonlas explicaciones de ella, que se conforman con encontrar las causasde los trastornos en caudillos, aspirantismo, dominio de los trepa-dores, para usar: vocablos de frecuente empleo en ese entonces. Po-bre de un pueblo que tuviera que explicar cincuenta aos de su his-toria con la existencia de meras pasiones y ambiciones personales. Lasociedad fluctuante fue consecuencia del choque de intereses colec-tivos, de ideas, de principios politicos. Se explica ms por "las co-sas" que por las personas.

    Afortunadamente dispusimos de estudios de la sociedad mexi-cana realizados por los propios liberales, que nos han permitidoexplicar las fuerzas en pugna, los intereses encontrados y, por su-puesto, las motivaciones ideolgicas y los propsitos polticos. Ma-gistral examen de la sociedad colonial y de la que le sucedi realizaOtero en 1842; en 1844 es el propio Gmez Faras quien nos des-cribe la sociedad mexicana. Extraordinario es el anlisis que hace unfolleto liberal despus de la guerra con los Estados Unidos y en1853 una carta de Lerdo de Tejada nos describe en sus grandes ras-gos la sociedad mexicana en su ltima recada.

    Son las ideas, los intereses, ms colectivos que individuales, losdos rdenes en colisin, los que en verdad, explican esos difcilesmomentos.

    Mas no se trata de ideas desenvueltas con minuciosidad, enten-didas y discutidas en toda su extensin y profundidad, que gradual-mente van configurando el cuerpo ideolgico de lo general a loparticular y viceversa. V)S golpes de historia, los grandes procesos

  • PRELIMINAR XIII

    no se dan o se hacen persiguiendo pequeeces tericas, por trascen-dentales que sean, sino pretendiendo implantar como norma o rea-lidad unos cuantos grandes principios. Son las ideas actuantes, esen-ciales; en sntesis, las coordenadas de un vasto movimiento histricopoltico. En dicho preciso sentido, este libro se refiere ms al pro-ceso que al resultado, aun cuando, como hemos aclarado, sin man-tenerse a su margen, cosa por lo dems imposible. Y todava ms,sobre la base de que nos ocupamos del proceso, nuestra atencin sedirige fundamentalmente al histrico poltico y no al ideolgico ode integracin de las ideas. Ello no implica la exclusin de temasde este segundo proceso; simplemente se trata de preponderancia.

    Por supuesto que abordamos el proceso ideolgico. Estudiamoslas grandes ideas operantes; luego, por una parte, se trata de ideas,por generales que sean, y por otro, estas coordenadas constituyenlos cimientos, el marco, las incitaciones y, en cierta medida, el coro-namiento del amplio proceso de integracin de las ideas. Todo ellonos hace reiterar lo que ya expresamos: el carcter de unidad sint-tica que el liberalismo mexicano tiene y la imposibilidad de separar,salvo por inexorables razones metodolgicas, resultado y proceso,comprendiendo dentro de ste, el ideolgico y el histrico poltico.

    Deben tenerse en cuenta las estrechas relaciones que polticay economa tienen en el proceso, pues los problemas econmicos sonabordados dentro de objetivos polticos, persiguiendo miras de estanaturaleza. As, veremos que Alamn en su intento industrializa-dar, lejos de apartarse de las miras polticas, se ve impelido porellas. Quienes por razones econmicas reacconan en contra del in-tento, lo hacen en una actitud evidentemente poltica. Aquellos, asu vez, que por principios y temores polticos, estn en contra, tam-bin obedecen en ello, en algunos casos a impulsos doctrinarios. Ensuma, en las coordenadas de la sociedad fluctuante, economa ypoltica estn mezcladas, dndose la prioridad de lo poltico y siendoimposible precisar "ese lindero imaginario, esa lnea matemtica"que, segn Zarco, separa las cuestiones polticas de las econmicas.

    En este estudio a veces hemos tenido que irnos por las tangen-tes. Una directriz poltica nos ha llevado a examinar aquella quese le opone, violando la cronologa. En otros casos, para explicarel mecanismo de la lucia, los poderes actuantes y sus mtodos, he-mos tenido que recurrir al examen minucioso, casi cotidiano, de cor-tos perodos de tiempo.

    y no acaban aqu las advertencias y salvedades. Difcilmentepodramos entender las grandes directrices del liberalismo mexicano

  • XIV JESS REYES HEROl ~S

    y captar la sociedad fluctuante si nos concretramos a examinar lasideas liberales, olvidndonos que ellas se dan en una lucha, en unaamplia polmica en que, corno es elemental, existen las ideas, lasfuerzas y los intereses contrarios, en una evolucin casi pareja. Losenemigos inconciliables en la lucha son partes ntimamente unidasen un esfuerzo por comprender alguno de ellos. Ni las ideas libe-rales ni las conservadoras pueden ser comprendidas cuando paraexaminar a unas se prescinde de otras. En estas condiciones, en lasociedad fluctuante vemos unas y otras. Hay momentos en que elliberalismo mexicano se forma frente a su contrario. Se podra, enestas circunstancias, lcitamente, ignorar a ste? Indudablemente queno, Si es peligroso fragmentar el liberalismo, olvidando la articu-lacin del todo, tambin 10 es suponerlo slo en su formacin, in-dividualizado y ni siquiera victorioso, puesto que para serlo, el rivalderrotado es indispensable. Liberalismo y conservadurismo, con sussubsecuentes nombres y matices, son dos caras de la evolucin pol-tica de Mxico. Inconcebible es la una sin la otra.

    La evolucin que analizamos se caracteriza por la existenciade un liberalismo beligerante en torno a unos cuantos principios:federalismo, abolicin de los privilegios, supremaca de la autori-dad civil, separacin de la Iglesia y el Estado o, al menos, ejerciciounilateral del patronato por parte del Estado, secularizacin de lasociedad, ampliacin de las libertades, gobierno mayoritario, etc.Frente a ellos, o a la inversa, estn: centralismo, mantenimiento oampliacin de los privilegios legales, mantenimiento del patronatono arreglado o arreglado previo concordato -de un tipo que, porlo que sabemos, mantendra las dos potestades-, restriccin de laslibertades. Y estas son las ideas. En cuanto a las fuerzas e intereses,de un lado alto clero y jefes del ejrcito, aristocracia territorial, to-dos ellos con intereses centralizados, defendiendo privilegios con-signados o no legalmente. De otro, "clases intermedias" diseminadasen los Estados, defendiendo un federalismo que garantiza su accesoal poder y que figura en la ley de leyes, un federalismo que, conpalabras de Mora, es "algo"; y pugnando, por diversas razones omviles, por la solucin del problema de las relaciones Estado-Igle-sia sobre bases distintas, segn las diversas corrientes -patronatoo separacin- y buscando asegurar la independencia de la sociedadcivil y la supremaca del Estado. Estas clases intermedias, formadasen parte y fortalecidas en mucho por las contradicciones de sus con-trarias: bajos jefes del ejrcito y, sobre todo, bajo clero. La acciny reaccin resulta as extremadamente compleja y las esquematiza-

  • PRELIMINAR xv

    cienes usuales ftiles y expuestas. El avance en ciertos momentos sedetiene; no siempre mantiene en toda su amplitud sus pretensio-nes; a veces se reduce y en ocasiones las fuerzas que lo buscan ape-nas luchan por subsistir. Las del retroceso tambin evolucionan yno siempre cediendo, sino, al contrario, ante una situacin que pors misma marcha en contra de ellas, exageran sus apetitos, quierenvolver ms atrs o, al menos, consolidar, sin importarles los medios,el statu quo. Las oportunidades o coyunturas para la accin, son ml.tiples y variadas. Estas vienen reiteradamente de la permanente faltade complementaridad de intereses de las fuerzas privilegiadas, delos afanes de predominio de una u otra. La desconfianza que estafalta de complementaridad engendra se manifiesta repetidamente: elclero dominando a un ejrcito aliado -proteico, como expresin quees de una sociedad falta de densidad- quiere maniatar a su aliado.El ejrcito, coincidiendo con los liberales para independizarse delclero. Yorkinos jugando su carta al ejrcito y escoceses al clero. Sialgo hay permanente en estos juegos polticos, tan variados y des-concertantes, Son las ideas generales, los intereses de los sectores yclases en pugna. Unos y otros, a la larga, son congruentes con sumodo de pensar.

    Debe tenerse presente que la lucha poltica se realiza durantelargo tiempo dentro del mecanismo gubernamental. Son las locali-dades, los Estados y las clases medias dispersas por el pas, quienesactivan el progreso liberal, tanto en materia federal, como en lasrelaciones Estado-Iglesia y libertades. Son las fuerzas centralizadas,alto clero y altos jefes del ejrcito, las que se oponen al impulsoliberal y pretenden retrotraer la sociedad a la Colonia o mantener,al menos, por el mayor tiempo posible, la vigencia de los'elementoscoloniales. Cuando el encuentro poltico asume caractersticas muyespeciales a travs de las logias, estos cuerpos extraconstitucionales,como son llamados, no afectan la contienda poltica esencialmentelibrada dentro del mecanismo gubernamental. Las localidades, conlas milicias cvicas, con las coaliciones de Estados, son instrumentosde quienes buscan el progreso poltico.

    El liberalismo mexicano postul y logr el gobierno de las cla-ses intermedias con el apoyo popular, anticipndose en la formula-cin del programa a los intereses del pueblo. Triunf en este pro-psito y ello permiti que el pas dispusiera de un marco sociolgicoy poltico que, en todo caso, iba por delante de las realidades nacio-nales, y lejos, por consiguiente, de frenarlas, alentaba su modifi-cacin.

  • XVI JESS REYES HEROLES

    Alamn, visionario del ideario conservador, proyecta desde laadministracin del Plan de Jalapa, fortalecer las clases privilegia-das, incorporando a ellas una clase industrial que deba formarse conprotecciones, privilegios. Es Colonia con industria y las ramas in-dustriales siguiendo inspiracin colonial. Los liberales denuncian elintento. El Indicador de la Federacin Mexicana subraya el objetivopoltico perseguido con la creacin del Banco de Avo. Ms tarde,los liberales dirn que el intento alamanista acumula riqueza, da ri-quezas a quienes riquezas tienen, configurando econmicamente elpensamiento poltico del constitucionalismo oligrquico. Una clase,nueva en relacin con la Colonia, el comercio de importacin funda-mentalmente francs, aliado a los liberales en su lucha contra elgobierno de Bustamante. El liberalismo va a reaccionar frente alintento de industrializacin protegida, de dos maneras: una corrien-te lo condenar por razc .es polticas -su propsito de fortalecerlas clases privilegiadas- y se apoyar en el doctrinarismo: libre-cambio. La industrializacin no es aconsejable en un pas como elnuestro; sera impracticable. Se formara una industria -y la pala-bra la emplean- de invernadero. La clase industrial ensanchara yfortalecera a las clases privilegiadas. Y tiene que reconocerse quepolticamente la sospecha era fundada. Para otra corriente liberal,la industrializacin -"naturalizacin de la industria europea"-fortalecera a las clases medias liberales. Para ello es indispensableque el Banco de Avo no aada riqueza a la riqueza, acumulndola,prestando a los que ya tienen capitales. Y en el dilogo no es na-cionalismo lo que se debate. Los mismos liberales que se oponen ala industrializacin alamanista proponen y apoyan la nacionalizacindel comelcio de menudeo y ello por pensar que la primera amplia-ra las clases privilegiadas y la segunda a las liberales. Y hay devo-tos del Banco de Avo que luchan apasionadamente contra el pro-yecto de nacionalizacin del pequeo comercio.

    Si el clero cuando domina impone lmites -tutor y padrastro,como veremos- a un Presidente militar, una fraccin del ejrcitorompe esta artificiosa subordinacin y logra un texto constitucionala la medida de sus necesidades y casi a la medida de las necesidadesde su jefe. Y si la primera accin dio origen al constitucionalismooligrquico, la segunda da nacimiento al despotismo constitucional.Frente a este ltimo, otras fracciones del ejrcito y un importantesector conservador, que se da cuenta que los elementos colonialesno pueden mantenerse ni dominar, sin un remozamiento o cambiode cuadros, este ltimo en un amplio sentido poltico, van a postu-

  • PRELIMINAR XVII

    lar una nueva tesis conservadora: el gobierno de las clases pudien-tes. A reserva que se vea con el respectivo material probatorio, va-mos en esquema a referirnos brevemente a esta evolucin.

    Para 1835-1836 las fuerzas del retroceso postulan y lo obtienenconstitucionalmente, el gobierno de las clases privilegiadas tradicio-nales: clero y ejrcito. Las primeras predominan en el Congreso ydictan las Siete Leyes, que maniatan al General Presidente, repre-sentante del ejrcito. El ejrcito no se deja tan fcilmente reduciren lo que considera sus atribuciones. Fracciones de l exteriorizan suinconformidad y sta, junto con la oposicin liberal, da al traste conel constitucionalismo oligrquico. Mas en la cada de este rgimenintervienen los grupos industriales que se haban manifestado fuer-temente en contra de la autorizacin del Gobierno para introducirmercancas prohibidas. Por ello, al surgir el despotismo constitucio-nal con las Bases Orgnicas, stas limitan o restringen, sujetando aun especial procedimiento las decisiones legislativas en materia demodificar las prohibiciones a la importacin. Poco despus o casien ese entonces un fuerte sector conservador, una fraccin del ejr-cito con su jefe Paredes Arrillaga, va a sostener para Mxico lanecesidad del gobierno de las clases pudientes, que era una amplia-cin del concepto conservador de clases privilegiadas gobernantes.y en el gobierno de Paredes Arrillaga, con la cooperacin de Ala-mn, se pretende realizar el proyecto dictndose una convocatoriade elecciones, sobre la base de que al Congreso concurran las clasestradicionales privilegiadas, clero y ejrcito, y las clases pudientes,propietarios agrcolas, urbanos e industriales.

    La situacin para las clases conservadoras est tan deteriorada,que simultneamente a este intento, el rgano conservador, El Tiem-po, lanza como corriente general la idea monrquica. Los elementoscoloniales no pueden gobernar: el rgimen del constitucionalismooligrquico, las Siete Leyes, no arraigaron. Podrn gobernar es-tas clases con las pudientes? Ello no va a estar al alcance de sumano. Alamn, que quiere conservar los privilegios -por inque-brantable conviccin los del clero; por tctica poltica ,los del ejr-cito-, es el hombre de este plan. Pero frente a l se encuentra ya,como sntoma, el orculo de las clases industriales en formacin,Antuano, quien para 1846 es partidario de desamortizar los bienesdel clero para con ellos financiar la creacin de la industria. El ca-rio de Alamn por la industria no es tanto que le permita superaral respecto el contrasentido en que se mueve. Los bienes de la Igle-sia son intocables. A las contradicciones que las clases tradicionales

  • XVIII JESS REvHS HEROLES

    privilegiadas traan consigo y a la falta de complementaridad entresus intereses, se agrega, pues, esta nueva contradiccin y esta nuevafalta de complementaridad. En estas condiciones, el pensamientoconservador predica la monarqua: apuntalar las clases colonialescon un apoyo externo a travs de un monarca venido de fuera.

    Es la tercera fase del pensamiento monrquico, siendo sta laque aos despus va temporalmente a dominar. La primera fue laque naci con la consumacin de la Independencia, o mejor dicho,la que hizo que la Independencia se consumara por las clases con-servadoras: independencia para que no haya liberalismo en la NuevaEspaa, con un monarca importado. Idea que algunos liberales apo-yan, sobre la base de un monarca constitucional. La segunda fasedel pensamiento monrquico va a surgir cuando un liberal desen-cantado, que pertenece al liberalismo ilustrado, Gutirrez Estrada,por afn de paz, propone la monarqua. Ms tarde, en la tercerafase del pensamiento monrquico, va a surgir la tesis histrica, queno es otra que la interpretacin conservadora de la historia deMxico. A la necesidad de fortalecer con un apoyo externo los ele-mentos coloniales, se agrega la idea de equilibrar con una potenciaeuropea la influencia norteamericana. Esta idea de equilibrio surgeen toda su extensin hasta despus de la guerra con los EstadosUnidos.

    La guerra con los Estados Unidos ocurre en el peor momentode nuestra historia: cuando la lucha poltica interna tiene gran in-tensidad, cuando la sociedad colonial est agonizante y la nuevaan no se levanta; cuando ya no ramos lo que habamos sido niramos an lo que bamos a ser.

    y en este complejo proceso no slo debe atenderse a la evo-lucin de las ideas de los contrarios al liberalismo, sino tambin alas diversas corrientes liberales, a la divergencia de fondo y formaque en el .gran movimiento existe. A la formacin de lo que vienea ser el liberalismo mexicano concurren varias corrientes. Si el libe-ralismo mexicano acab siendo democrtico, no fue sin dificultades.Junto al liberalismo democrtico, y mucho nos tememos que conmayor tradicin que l, existi un liberalismo ilustrado. En sntesis,su pensamiento era simple: gobierno para el pueblo, pero no delpueblo. Celosos en la lucha por las libertades, no lo son por elvalor democrtico de la igualdad. Los defensores de la oligarquavan a tomar prestados razonamientos antiigualitarios del liberalismoilustrado. El Observador de la Repblica Mexicana, rgano del Ii-beralismo ilustrado, nace como exprecin de los escoceses -aristo-

  • PRELIMINAR XIX

    cratizantes, criollistas, espaolizantes. El Sol, claramente oligrqui-co, publicar a Mora, para argir sobre la necesidad de sujetar elderecho del sufragio a la propiedad. El Tiempo, de Alamn, cuandopropugna el gobierno de las clases pudientes, reproducir el mismoensayo de Mora. Y la divergencia no es slo en relacin con laigualdad. Tambin sobre la naturaleza y orgenes del federalismo:del centro a la periferia para el liberalismo ilustrado; de la peri-feria al centro para el liberalismo democrtico. Y esto, a su vez,se traduce en opiniones sobre los instrumentos de la lucha. Cuandosta se polariza en torno a federalismo o centralismo y el primerocuenta como fuerza ante el ejrcito con las milicias cvicas; el li-beralismo ilustrado, que hace juego de gabinete, no las defiendecomo debiera.

    A la larga, el liberalismo democrtico se impone. La lgicainterna de la lucha conduce a ello. Cuando la contienda se desataen torno a privilegios -fueros- o supresin de stos, es naturalque el pensamiento democrtico acabe privando. El liberalismo ilus-trado quiere la abolicin de los fueros para que el federalismo seconsolide y, sobre todo, para que se logre la supremaca de la auto-ridad civil. El democrtico, queriendo ambas cosas, funda su luchacontra los privilegios en el valor de la igualdad ante la ley. Talfundamento acaba imponindose y el liberalismo mexicano terminasiendo democrtico. En el lapso en que ello sucede, el liberalismodemocrtico no se reduce a las prdicas. En los escasos momentosen que gobierna, asesta fuertes y certeros golpes a la que pudieraconsiderarse la simiente de la oligarqua. Ello explica, junto conla falta de complementaridad de los intereses de las clases privi-legiadas y sus contradicciones, que cuando stas pretenden gobernarde jure, no pueden hacerlo. Los golpes del liberalismo igualitariohaban debilitado, si no es que pulverizado. el ncleo para la for-macn de una oligarqua tradicional hereditaria, perpetuada.

    y si esta diferencia doctrinaria tiene incalculables efectos enla evolucin poltica del pas, no menores son los que produce ladiferencia de mtodo, de ritmo sobre el avance liberal. Una diver-gencia persistente, a veces insuperable y que produce insospechablesconsecuencias. De hecho, ella no desaparece en todo el curso delproceso. Hay momentos en que coincidencias en lo m:tyor la amor-tiguan o disimulan; pero a poco emerge en todo su rigor. Los tr-minos para designarla -puros y moderados- aparecen cuando yala divergencia se ha exteriorizado y manifestado repetidamente, osea, que ella precede a la denominacin. Es la diferencia entre quie-

  • xx JESS REYES HEROLES

    nes postulan el avance acelerado, implacable, sin contemplaciones,y aquellos que, coincidiendo en el fondo, en los objetivos, con mso menos matices, no estn de acuerdo en los medios de ejecucin,en el ritmo que deba imprimirse al progreso. Los unos quieren calarhondo y rpido; los otros predican el gradualismo. La diferenciadoctrinaria -liberalismo ilustrado o democrtico- no decide ya veces no influye en la determinacin de la postura con relacinal ritmo. Los yorkinos, igualitarios, son partidarios de un liberalis-mo beligerante; en los diez meses de Gmez Faras un liberal ilus-trado, Mora, pugna por el avance forzado. Un liberal democrticoy profundamente igualitario, Otero, es moderado. Por consiguiente,se dan liberales ilustrados puros y moderados e igual sucede conlos demcratas.

    y entre el radicalismo y el gradualismo se da toda una gamade posiciones, teidas por las ms diversas concepciones. con respec-to al ritmo. Desde el "todava no es tiempo" hasta el quietismoconservador; desde el indulgente modus vivendi con las fuerzasconservadoras o del retroceso, manteniendo estacionario el pas eincongruente en cuanto demanda lo imposible: detener a unos enel avance y a otros en el retroceso; hasta la plaidera entrega, porfatiga y tedio, que surge en una lucha despiadada, interminable yque los dbiles llegan a considerar estril. En el desarrollo de losacontecimientos se ve el moderantismo como fuente de hombrespara los conservadores. Liberales moderados, por desencanto en lalucha, por las caractersticas inflexibles de sta, por el empleo deinstrumentos despiadados que las circunstancias imponen, abando-nan la contienda y llegan a pasarse al lado contrario. Algunos su-cumben por un afn de paz. La tensin social, las resistencias, sonde tal envergadura, que no es raro superen su funcin -lo queresiste apoya- e induzcan al retiro o a la rendicin.

    Las medidas despiadadas son explicadas por sus efectos. Ellasquebrantan el ncleo oligrquico; estorban el gobierno del Plande Jalapa con un centralismo de facto y un rgimen oligrquico.El avance de la primera administracin de Gmez Faras esclarecelas metas y debilita an ms el ncleo y as, cuando surgen lasSiete Leyes, stas, como se comenta en la poca, no pueden plan-tearse.

    Momentos decisivos de la divergencia se ven en 1828-29, 1833-34, 1841-42, 1846-48 Y 185557.

    Las medidas despiadadas eran inevitables. No se forja unanacin con ingenuidad e indulgencia ni son hombres simples e

  • PRELIMINAR XXI

    ingenuos los que la crean. Era el todo lo que estaba en el juego.Siempre en poltica se elige entre inconvenientes. La frmula lausa Mora, aadiendo que los inconvenientes en el orden comnde las cosas r en el curso ordinario de los sucesos no se hallan tanequilibrados como en un estado revolucionario. La sociedad fluc-tuante fue un estado revolucionario permanente y, por consiguiente,siempre se tuvo que elegir entre inconvenientes, a veces de extremapeligrosidad y de mxima responsabilidad histrica para quienestenan que elegir. No eran simulacros, sino verdaderas batallas. Laaccin liberal, auxiliada por las contradicciones internas de lasclases enemigas, algunas de stas de gran envergadura, impide elgobierno oligrquico y supera el despotismo constitucional. Frustrael intento por establecer el gobierno de las clases pudientes. Si-multneamente y ms tarde, evita el gobierno monrquico.

    El liberalismo mexicano proporciona una doble leccin: poruna parte, con lo que obtiene, lo que logra, la implantacin deprincipios; por otra, con lo que impide: el triunfo de los contra-rios; el no dejar cimentar nada que ayudara al retroceso. Algunosproblemas son resueltos por el liberalismo mexicano en forma defi-nitiva, en tanto esta palabra puede emplearse en historia. Otros slolos resuelve en y para su poca y son recurrentes en la evolucinde Mxico. Tal, por ejemplo, la pretensin del gobierno de lasclases pudientes.

    La leccin de estrategia es de incalculable valor, tanto porlo que se obtiene, como por lo que se impide. En parte, la flexibi-lidad, la paciencia y la audaz decisin, cuando sta es requerida,provienen de que, teniendo firmeza de convicciones, ideario pol-tico, por racionalismo hay la conciencia de que no se aspira a unabsoluto. E liberalismo mexicano. siendo beligerante por las mis-mas circunstancias del pas durante muchos aos, no lleg ni a laneutralidad poltica ni al agnosticismo doctrinal. Fue, y en estoadems se distingue del de otros pases, un liberalismo triunfante.

    El estudio de la sociedad fluctuante es, adems, complicado,por el empalme de generaciones que en ella se presenta. Hombresdistintos reaccionan de diversa manera, persiguiendo similaresideas. Entre los precursores, los realizadores y los continuadoreshay profundas diferencias, derivadas de las caractersticas perso-nales.

    Despus de la guerra con los Estados Unidos, la crisis econ-mica y los propios cambios experimentados en la estructura de lasociedad, hacen imposible un gobierno de equilibrio. El fracaso de

  • XXII JESS REYES HEROLES

    Arista tiene esta explicacin par. Surge entonces la ltima recada:las fuerzas conservadoras con los elementos desorganizadores yen descomposicin se aferran a Santa Anna. Se ve entonces uncuerpo dbil, que para cumplir con el testamento de Alamn tieneque llevar las ideas conservadoras a sus ltimas consecuencias. Seve un aparato gubernamental sin respuesta en la sociedad, que sequiere defender con la represin y las barreras artificiales de lasfalsas investiduras. El movimiento de Ayuda es una victora, as,de la opinin pblica.

    A partir del triunfo del movimiento de Ayutla resulta funda-mental, para comprender el liberalismo mexicano, ocuparse de suestrategia poltica. La lnea pura se ve en Melchor Ocarnpo y enJurez. El primero, separandose del gabiente, porque coincidiendoen los fines, difiere en los medios de Cornonfort, y en poltica losmedios son el todo; el segundo permaneciendo en el gabinete paralograr la Ley de la Administracin de Justicia, que va a medir lasresistencias de las fuerzas del retroceso. Comonfort expone clara-mente la posicin moderada, que le impide ser gobernante revolu-cionario, lo aparta de la legalidad y lo lleva al golpe de Estado.La Constitucin de 1857 resulta, as. un fruto atemperado por lasdiversas corrientes que existen. No consigna expresamente la li-bertad de creencias; suprime, en cambio, los fueros e implantala igualdad ante la ley. Por' supuesto. establece la forma federal yen cierta medida da las bases para la futura accin secularizantede las Leyes de Reforma. .

    La Guerra de Tres Aos hace que los liberales, el gobiernojuarista a su cabeza, no Sf1 limiten a defender las instituciones, sinoa mejorarlas, a obtener nuevos avances, para que, con palabras deIurez, al triunfo, no se volviese al punto de partida de 1857. sinoque se hubiesen dado pasos y afianzado radicales reformas que hi-cieran imposible el retroceso.

    El camino no poda ser otro. El ejrcito, despus de la gue-rra con los Estados Unidos, estaba en plena descomposicin. Elmismo clero negaba ya a su tradicional aliado. En estas condicio-nes, los golpes tenan que dirigirse al poder colonial, que mermadoy todo, subsista con el clero. Las circunstancias, contando desdeluego con la hostilidad del clero, permitan que las Leyes de Re-forma. sobre todo en el aspecto desamortizador, sumaran aliadospor intereses, impidieran el financiamiento de las resistencias y ayu-daran a mantener las fuerzas liberales. Calibrada la situacin, cer-teramente se escoge este camino y se acelera el avance liberal. Se

  • PRELIMINAR XXIll

    inicia la etapa en que, con palabras de Zarco, se va a destruir conuna mano y a edificar con la otra; en que las medidas reformistasatraen ms adictos sin engendrar nuevos enemigos. El pas cuentacon un texto constitucional y can leyes que presionarn la realidadhacia el progreso y en muchos aspectos lo modificarn. La diver-gencia de ritmo se resuelve en estos ltimos instantes. La modera-cin y la contemporizacin son dejadas de lado por un liberalismoque en la Guerra de Tres Aos se percata que la contienda abiertaobliga a llevar las ideas a sus extremos, aprovechando minutosirremplazables. En la Guerra de Reforma la identidad de origenentre liberalismo y nacionalidad se confirma, hermanndose defi-nitivamente progreso y supervivencia. Al mismo tiempo, mientrasel liberalismo completa su identificacin con la nacionalidad, losconservadores, con la idea monrquica en la Intervencin, conclu-yen su divorcio definitivo.

    Cuando la intervencin se presenta, la sociedad mexicana ac-ta enrgicamente y cuenta con los instrumentos para su defensa.En la Guerra de Reforma, el poder del clero ha sido quebrantadoen forma definitiva; se han engrosado las filas con quienes estnconscientes de beneficiarse con la desamortizacin de los bieneseclesisticos. El ejrcito tradicional fue licenciado en 1860. Un nue-vo ejrcito del pueblo se ha levantado. La sociedad mexicana estas en aptitud de defenderse.

  • IIIIIIIIIIIIIIIIII

  • CAPITULO I

    EN BUSCA DE FISONOMIA

    Papel de la Constitucin de 1824. - Poder poltico compartido.La polarizacin poltica: federalismo-centralismo.

  • 1EN BUSCA DE PISONOMIA

    De aqu resulta que en Mxico no haya ningn orden esta-blecido: no el antiguo, porque sus principios estn ya desvirtuadosy medio destruidos los intereses que lo apoyaban: no el nuevo,porque aunque las doctrinas en que se funda y los deseos queellas excitan son ya comunsimos en el pas, todava no se haacertado con los medios de combinarlas con los restos que existenan del antiguo sistema, o de hacerlos desaparecer: en suma nose puede volver atrs ni caminar adelante sin grande dificultad.

    Jos Maria Luis Mor'l

    Mxico consum su independencia en 1821; pas de Imperio aRepblica, constituyndose jurdicamente con el texto de 1824; ms,a partir de su independencia, se mantuvo fluctuante entre dos r-denes: uno que no acababa de nacer y otro que no terminaba demorir. Los trastornos, desrdenes y perturbaciones a que el pas seenfrenta en un largo perodo de su historia, son resultado de esapermanente fluctuacin, de ese vivir entre dos sociedades, entre unfinal y un comienzo, en pos de su autntica fisonoma. Coexiste!'elementos y factores incompatibles en una lucha por imponerse odesaparecer.

    Las fuerzas viejas que intentan hacer retroceder la sociedad omantener el statu q[(O y las fuerzas nuevas que pugnan por modifi-car la sociedad imperante, chocan y de esta colisin resulta la radi-cal inestabilidad que ha hecho que un extenso trecho de la historiade Mxico sea conocido como un periodo de anarqua. Era la ines-tabilidad fruto del encuentro de corrientes ideolgicas y factoresreales. Eran los dolores, infortunios y molestias propios de una tran-

  • 4 JESS REYES HEROLES

    sicin que se prolong por la inexorabilidad de las condiciones eco-nmicas, sociales y polticas. Mxico al independizarse, dir Otero,era una nacin "dbil e incoherente". La lucha ser por lograr co-herencia, por obtener fisonoma y forma:

    ... no era una nacin organizada, y ella se ha agitado indis-pensablemente por adquirir una forma, pues que la que tiene esde mera transicin, y recibe todos los das la accin de las cau-sas que la dest ruyen.t

    La agitacin tiene que ser casi el estado normal del pas; losvaivenes son la consecuencia de una situacin extremadamente flui-da, por lo mismo que es transitoria y no definida. Tanto el carc-ter de transicin, como los reflejos de la dinmica sociedad, presa-giantes del cambio, son captados por Otero. El mundo, dice, semueve, "las sociedades cambian":

    " ... hay pocas en que las costumbres son de mera transi-cin, y en las que las agitaciones polticas son, por decirlo as,la constitucin't.z

    En el Mxico fluctuante las agitaciones, los trastornos, opera-ban como la constitucin real del pas. Eran inherentes e inevita-bles en la etapa de transicin. Midiendo la insurgencia y la consu-macin de la independencia, Otero dice que hubo una revolucincon mviles polticos, pero sustentada en las condiciones reales dela sociedad que se intentaba remover. Esta revolucin, sin embar-go, no resolva cul sera el orden sustituto del colonial. Era elprlogo de una nueva lucha "y el da mismo que acab la lucha dela independencia, comenz la de la libertad pblica":

    "En efecto, cul sera el nuevo orden de cosas? qu orga-nizacin se dara a estos elementos sociales, despus de haberroto los principios bajo que estaban organizadas sus relacionesmutuas ?"3

    1 Mariano Otero: EI1JaJo sobre el verdadero estado de la cuestin social ypolitic que se agita en la Repblica Mexicana. Mxico. Impreso por Ignacio Cum-plido. 1842. Pgina 75.

    2 01'. cir., p. 54.3 01'. ca., p. 53.

  • EN BUSCA DE FISONOMA

    y Mora magistralmente pinta la situacin. Las revoluciones"no consisten sino en la coexistencia de elementos encontrados quese hallan en perpetuo conflicto". Este slo termina cuando se des-virta o expulsa uno de los elementos del mismo. Cuando esta solu-cin se retarda, los desrdenes sociales se convierten en sistema;pero estos desrdenes "son la prueba ms decisiva" de que se esten camino de la solucin:

    El estado transitorio en la sociedad es penoso para las per-sonas, porque no les proporciona las ventajas del antiguo ordende cosas, ni las que se prometen en el nuevo: as es que hacenlos mayores esfuerzos, unos para restablecer lo que ha empezadoa caer, y otros para concluir lo que se est levantando sobre lasruinas del antiguo edificio ... 4

    Tal el cuadro de Mxico en un largo perodo histrico. Laagitacin es la constitucin del pas. Pero los acontecimientos te-nan que presentarse, eran inevitables:

    Cuanto ha sucedido pues en la. Repblica ha debido suceder,y los hombres en general constituidos bajo el influjo de causasinevitables, han debido obrar de la manera determinada por ellas.

    No est en los hombres el evitz r los trastornos o agitaciones,no eran los tramoyistas. Es un "pernicioso error" atribuir los des-rdenes "al influjo y poder de las personas, cuando por el con-trario es enteramente cierto que son efectos del estado de las cosas".

    Los hombres influyen menos de lo que se piensa. Son las co-sas las que producen los acontecimientos. Existen las ideas pol-ticas nuevas y Mora es devoto del poder del pensamiento; perotambin existen intereses creados en pugna con tales ideas. Nose ha establecido el orden nuevo ni desterrado el antiguo. No sehan combinado las supervivencias con los avances; es difcil avan-zar o volver atrs.

    y es que una declaracin poltica, la independencia y el cons-tituir jurdicamente a la nacin, no significaban ni' podan signifi-car la modificacin de la realidad. La sociedad colonial subsista.Mora establece con claridad que es "ciertsimo" el principio "deque las revoluciones no se hacen con leyes". La importancia de

    4 Mixico y SIIS revoluciones. Obra escrita por Jos Mara Luis Mora. Pars, Li-brera de Rosa, 1836. Tomo 1, de la pgina 532 a la 534.

  • 6 JESS REYES HEROLES

    las definiciones formales es minscula ante la firmeza de la realidad. Es la terquedad de los hechos que las definiciones forma-les no pueden cambiar sin un proceso imprescindible y lento porla naturaleza de las cosas. As, conforme asienta Mora, en la his-toria de Mxico:

    "La voz repblica vino a sustituir a la de imperio en la denominacin del pas; pero una y otra eran poco adecuadas pararepresentar, mientras se mantuviesen las mismas instituciones, unasociedad que no era realmente sino el virreinato de Nueva Espa-a con algunos deseos vagos de que aquello fuese otra cosa".5

    Con agudeza, el propio Mora dice que a la palabra reptblicase aadi la palabra federal, y esto ya empez a ser algo" La

    voz federal fue algo, en virtud de que las fuerzas de la vieja so-ciedad, por su naturaleza e intereses intrnsecos, se hallaban cen-tralizadas, eran centralistas, y las fuerzas de la nueva sociedad-las localidades. la embrionaria clase media- eran en s mismasdescentralizadas y descentralizadoras. Las fuerzas federalistas es-taban geogrficamente descentralizadas y sus intereses radicabanen la descentralizacin poltica y jurdica. Esto, y no dogmatismoterico esclavitud frente a las teoras polticas, fue lo que hizoque la lucha se polarizara por largos aos en torno a la alternati-va centralismo o federalismo. Posteriormente, al ver la composi-cin de las fuerzas en lucha, tendremos oportunidad de compro-bar lo que aqu solo anotamos.

    La verdad es que entre la declaracin formal y la realidadmediaba un abismo. Entre la meta y el punto de partida exista unlargo camino por andar. No sin amargura, Zavala lo indica:

    "Desde el gobierno virreinal hasta la repblica democrtica,desde la forma. semi-monrquica hasta el sistema sublime de unafederacin popular, en la que son llamados al ejercicio de dere-chos polticos todas las clases de ciudadanos con igualdad, el espa-cio es inmenso e inconcebible el trnsito. Existen sin embargo enesa vasta regin gobiernos organizados por constituciones dadas,y las frmulas, las frases, las palabras, los nombres, los J/II/OS, ensuma todas las apariencias constitucionales de la repblica de losEstados Unidos del Norte; aunque falta mucho para que las co-

    6 Mora: Obras SIJelJas, Tomo Primero. Pars, Librera de Rosa. 1837. P-gina VIII.

  • EN BllSCA DE FISONOMA 7

    sas, la esencta del sistema, la realidad corresponda a los principiosque se profesan".6

    Mora, que escribe despus de la administracin derivada delPlan de Jalapa y de los diez meses de Gmez Faras, de las ex-periencias esclarecedoras del ideario de las fuerzas polticas en pug-na. ve extremadamente claros los programas antitticos:

    "Para evitar disputas de palabras indefinidas, debo advert rdesde luego que por marcha politica de progreso entiendo aque-lla que tiende a efectuar de una manera ms o menos rpida; laocupacin de los bienes del clero; la abolicin de los privilegiosde esta clase y de la milicia; la difusin de la educacin pblicaen las clases populares, absolutamente independiente del clero; lasupresin de los monacales; la absoluta libertad de las opiniones;la igualdad de los extranjeros Con los naturales, en los derechosciviles; y el establecimiento del jurado en las causas criminales.Por marcha de retroceso entiendo aquella en que se pretende abo-lir lo poqusimo que se ha hecho en los ramos que constituyen laprecedente"."

    Las caractersticas de la contienda, su propia naturaleza y elinflexible rigor de la misma, lo fija contundentemente: la socie-dad se hallaba dividida "en dos fracciones que tienden a un es-tado poltico de diferentes y aun opuestos principios polticos".Las dos fracciones "son casi iguales en poder, ya sea por el nme-ro, la obstinacin o importancia social de los que las componen".No existe, adems, en la sociedad un poder superior a la hostili-dad entre las dos fracciones. Por consiguiente, el choque entreellas es deplorable, pero inevitable. Debe aceptarse y partir de l,condicionando a su existencia la marcha poltica: "Ahora bien, es-to es a la letra lo que sucede en Mxico; las revoluciones o revuel-tas han de existir por la fuerza misma de las cosas, mientras unode los principios polticos que se hallan en contienda, no llegue asobreponerse al otro de una manera decisiva". Para lograrlo -yla historia de Mxico va a probar el aserto de Mora- "es necesa-rio que el principio vencido pierda hasta la esperanza de recobrar

    6 Lorenzo de Zavala: En.rayo bistorico de las revoluciones de Mxico, desde1808 hasta 1830. Tomo Primero. Pars, Imprenta de P. Dupont et G. Laguionie1831, pp. 404-405.

    7 Mora: os. cis., p. IV.

  • 8 JESS REYES HEROLES

    el poder". Mientras ello no ocurra, habr triunfos y derrotas al-ternativos y de corta duracin.f

    Obviamente, los programas en pugna no podan presentarsetan claramente en el lapso que va de 1821 a 1833. Precisamente elperodo del Plan de Jalapa y de los diez meses de Gmez Farasdieron, entre otros, como saldo positivo, esclarecer los fines y pro-psitos de los agrupamientos que groso modo chocaban. Cierta-mente que desde antes las distintas ideas perseguidas, los mvilesy propsitos se coligen con facilidad, pero el cuerpo doctrinal enrelacin y contraste con los problemas nacionales adquiere un per-fil definido, de rasgos fuertes y marcados, a partir de este doblemomento. Es la aplicacin severa y cuidadosa de la doctrina liberalal anlisis, comprensin y transformacin de las realidades mexi-canas.

    Pero los mundos, las sociedades en lucha o, mejor dicho laubicacin de Mxico entre dos sociedades, es captada por los msbrillantes o simplemente ms sagaces hombres que actan o sedesenvuelven bajo el texto de 1824, no requirindose para ello elque sean liberales. Luis G. Cuevas, de quien a la luz de su vidatiene que admitirse que fue un avezado poltico conservador, di-fanamente de la caracterstica fundamental del Mxico fluctuante.Explicando, ms que los orgenes de nuestra definicin poltica,tos problemas a que ella se enfrenta y las lneas y contenido delgran debate, Cuevas da el siguiente diagnstico:

    Cierto es que las cosas parecan por s mismas inconciliables,las circunstancias difciles, y violenta y terrible la oposicin entrelos sistemas que iban a discutirse y los hombres que deban repre-sentarlos. Estas dificultades no dependan de Iturbide, ni del par-tido liberal, ni de ningn otro: eran hijas del tiempo en que vi-vamos, y estaban favorecidas por los cambios que en diversosentido sufran los pueblos y los gobiernos. Y por esta razn headvertido varias veces, que cuando se trata de las cosas, es nece-sario no perder de vista la lucha obstinada del mundo nuevo conel antiguo, porque ella explica bien nuestros trastornos y revolu-ciones.s

    Por supuesto que el punto de vista contrario tambin se da,

    8 o. cit., p. CCXXVI.9 Luis Gonzaga Cuevas: Porvenir de Mxi.o o Juicio sobre su estado pol-

    tico en 1821 y 1851. Mxico, Imprenta de Ignacio Cumplido. 1851, pp. 337-38.

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    sin ser determinante en su existencia la posicin ideolgica. El 7de noviembre de 1827 El Obseruadort publica unas consideracionessobre el estado de la nacin, plantendose la disyuntiva de si larevolucin, que rompi la dependencia y obtuvo el federalismo, haterminado o si ella continuar:

    ... si sus principios motores aun nos harn sentir los fatalessacudimientos que por largos aos han afligido a otros pueblos quecomo nosotros, se han visto precisados a variar o reformar susinstituciones o situacin poltica.

    El asunto resulta para el articulista "dudoso", pero no lo elu-de, sino que opta por uno de los trminos de la alternativa:

    Decamos que la opinin en punto al estado de nuestra revo-lucin no es uniforme, y es as ciertamente; porque si bien algu-nos conceptan que aunque hayamos conquistado la indenpen-dencia no hemos asentado la forma de gobierno, las leyes y laconstitucin, y otros por el contrario piensan, y con ellos noso-tros, que con la publicacin de la nuestra en octubre de 1824 termi-naron nuestras oscilaciones necesarias, y comenz y ha debidocontinuar el reinado de la estabilidad y del orden.

    Para el articulista los trastornos y vaivenes no son una "con-secuencia necesaria de nuestra antigua revoucin, sino circuns-tancias extraas a ella, son la causa de la nueva", Obedeciendo "re-ligiosamente la constitucin, reconociendo y doblegndose al po-dero augusto de las leyes", habr estabilidad "y se podr decir congloria, que s est terminada la revolucin mexicana",

    Este punto de vista, de que hay una solucin de continuidadentre el movimiento de independencia y el ulterior desarrollo po-ltico, es, sin embargo, aislado y sostenido con menor asiduidadque el contrario: aquel que ve que en la lucha de independenciase abre un largo proceso en que Mxico se va debatir buscando sufisonoma poltica y jurdica. Mora, Zavala, Otero, Luis G. Cuevas,prueban la existencia de esta interpretacin. Otero, como veremos,llega hasta anticipar una ley histrica del desarrollo mexicano, fun-dada en la persistencia y continuidad de las luchas liberales.

    10 Primera Epoca, Tomo Tercero, de la pgina 3 a la 8. Imprenta de Galvna cargo de Mariano Arvalo.

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    El tema de que la sociedad se mueve, oscila, y que no podaser de otra manera, se expresa tambin en la prensa. Para El F-nix de la libertadll -agosto 21 de 1833- las naciones "no seconstituyen slidamente hasta haber pasado por todos los gradosde una escala compuesta de alborotos, guerras, injusticias, viciosy desaciertos". Excepto, tal vez. una nacin, todas las dems "tu-vieron el mismo aprendizaje, no de diez y veinte aos, sino desiglos enteros, flotando siempre en la revolucin, hasta que ellamisma dio a conocer cul era el verdadero sistema social que con-vena a las costumbres de los pueblos". El Mosquito Mexicano}rgano de quienes pugnan por los privilegios, lo expresa al hablarde que Mxico, desde cue dej de ser colonia, se halla en un labe-rinto sin salida.l'' Un peridico ms13 es grfico en la descripcin:Nc'Qu pide la sociedad?", Vivir de pensamientos, no de cuerposmateriales. ,Qu pide? Que cada ciudadano pueda vivir en su ho-gar sin ms armas cue su razn; que la sociedad no se columpie,que la nacin sea una". La nacin no es una, est dividida en elapetito por dos rdenes distintos, se "columpia", "flota" en la re-volucin. Cinco aos despus, El Tiempo, con Alamn, cala mshondo para fundar su tesis monarquista: vivimos en un "estado per-manente de inquietud", en "unas revoluciones continuas". Espri-tus irreflexivos que buscan frases generales o que toman los efec-tos por las causas, todo lo atribuyen "a nuestra inexperiencia, o lainclinacin de los jefes militares, a la veleidad de las opiniones, ala violencia de los partidos". Estas causas son insuficientes paraexplicar la situacin, y de ser ellas las productoras, en 25 aos sehubieran superado. Hay otro "mvil ms eficaz", otro origen msprofundo: la contradiccin entre forma de gobierno y realidadnacional. La organizacin de la nacin antes de su independenciaera la de un gobierno modelado sobre el de la monarqua espa-ola, sin ideas representativas ni principios democrticos, con "unclero dueo de la tercera parte de la propiedad raz, muy influyen-te por este motivo y por el de los principios religiosos"; un ejrci-to al que la guerra de Independencia "dio el conocimiento de susfuerzas y le hizo adquirir espritu de cuerpo; las propiedades dis-tribuidas con mucha desigualdad"; poca instruccin en la clase

    11 Mxico, impreso por Ignacio Cumplido.12 El Mosquito Mexicano, Tomo 1, nmero 1, 14 de marzo de 1834. Mxico,

    impreso por Toms Uribe y Alcalde.13 Mxico, 1841. Imprenta de Vicente G. Torres. Nmero 8, 11 de noviembre

    de 1841.

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    media y en la masa del pueblo casi ninguna. Cuando se hizo laConstitucin de 1824 no pudo haber alteracin sensible en estoselementos, "pues las variaciones en el orden social slo son efectodel lento transcurso de los aos o de violentas y destructoras re-voluciones". La Constitucin de 1824 supuso gratuitamente quetodo el orden colonial "haba desaparecido como por encanto":"Hzose, pues, una constitucin sobre una base imaginaria, y todaslas revueltas, todas las convulsiones que desde entonces se hansucedido una u otra, no han sido otra cosa que el choque necesa-ro entre los elementos que realmente componen nuestra sociedadpoltica".14

    Papel de la Constitucin de 1824En cunto contribuy el texto constitucional de 1824 a la

    evolucin poltica del pas? Cul fue su sentido? En qu medidaoper como causa de los trastornos que Mxico sufri? Permitila pura subsistencia del cuadro colonial o precipit las luchas y re-acomodos que superaron la sociedad virreinal? Las respuestas a es-tas preguntas nos dan el sentido mismo de la Constitucin de 1824y nos facilitan su cabal comprensin. El enjuiciamiento de un textoconstitucional exclusivamente por quienes lo hicieron, por la con-viccin que tuvieron de su propia labor, es siempre fragmentarioy parcial. Esta visin debe completarse con la opinin que el tex-to mereci a quienes actuaron bajo su vigencia, a quienes lo con-trastaron con las realidades en la vida poltica.

    La Constitucin fue un documento de transaccin; pero nouna tarnsaccin para mantener el statu quo, sino dirigida cautelo-samente a que el orden colonial fuese modificado. La Carta pre-tenda dar salida a las fuerzas nuevas y a ello obedeci la defini-cin federal. Siendo un texto de transaccin, contena aquellos ele-mentos innovadores factibles, que se presuma coadyuvaran a lavariacin de la situacin existente, como auxiliares de las fuerzaspositivas que se manifestaban. El federalismo constitua el instru-mento legal de estas fuerzas, el principio que iba a permitir su for-talecimiento y ampliacin, y por ende, la consolidacin y mejora-miento del texto constitucional al variar las circunstancias. La so-ciedad colonial no poda ampliarse sobre sus propias bases; suselementos, despus de alcanzar el mximo desarrollo, haban de-

    14 El Tiempo, Tomo J, Ao 1, nmero 1, 24 de enero de 1846. Mxico, edi-tado en la imprenta de Lara.

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    clinado, eran frgiles y estaban condenados. La Constitucin de1824 transaba con ellos y ella tambin estaba condenada, en cuan-to, con palabras de Mora, sancionaba los principios del progresoy del retroceso, contena un empeo "de amalgama entre elementosrefractarios" .15

    Los autores de la Constitucin de 1824 confiaban para el pro-greso del pas en lo que denominaban docilidad del pueblo me-xicano frente a sus leyes. Partiendo de esta docilidad y del poderdel pensamiento, nada mejor que invocar a las leyes en apoyo delprogreso, declarndolos inalterables. El artculo 171 del texto, alsealar que jams se podran reformar los artculos de la Consti-tucin y del Acta Constitutiva, que establecan "la libertad e inde-pendencia de la nacin mexicana, su religin, forma de gobierno,libertad de imprenta y divisin de los supremos poderes de la fe-deracin, y de los estados", consignaba la intocabilidad de cuatroprincipios que auxiliaran al surgimiento de la nueva sociedadfrente a uno que derivaba de la transaccin. No era fetichismo dela ley, sino que se supona que sta era una aliada del progreso li-beral. Tan ello es as, que en el manifiesto del Congreso Consti-tuyente a los habitantes de la Federacin, con precaucin se admite:

    "El congreso general est penetrado de las dificultades quetiene que vencer la nacin para plantear un sistema a la verdadmuy complicador sabe que es empresa muy ardua obtener por lailustracin y el patriotismo lo que slo es obra del tiempo y de laexperiencia; pero adems de que el suelo de Amrica no est con-taminado con los vicios de la vieja Europa, tenemos adelantadoslos ejemplos de los pueblos modernos que se han constituido ynos han enriquecido con sus conocimientos: nos hemos aprove-chado de las lecciones que ha recibido el mundo despus de queel feliz hallazgo de la ciencia social ha conmovido los cimientosde la tirana; y nosotros mismos hemos corrido en cartorce aosel largo perodo de tres siglos. Con tan halageos presagios queno debe esperar de los mexicanos su congreso general ?16

    y el Congreso habla a las provincias con ms claridad sobreel sentido de la Constitucin y las fatigas que supone alcanzar su

    15 Mora: oi. cis., p. VIII.16 Manifiesto de El. Congreso General Constituyente a los habitantes de la

    Federacin. "Constitucin Federaf de los Estados Unidos Mexicanos, sancionada porel Congreso General Constituyente, el 4 de Octubre de 1824". Imprenta del Su-premo Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos, en Palacio. Pgina VIII.

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    plena vigencia. La nacin, dice el Congreso, consigna en su Cons-titucin principios que pueblos ms ilustrados an no alcanzan:

    "Y si aquellos no han podido seguir el vuelo de sus institu-ciones, podr verificarlo el nuestro que de entre los hierros ycadenas se ha lanzado al cenit de la libertad?".

    Slo concordndola con esta interrogacin puede entendersela afirmacin de que se haba corrido en catorce aos "el largoperodo de tres siglos". La Constitucin era una forma que iba acontribuir a la modificacin de la realidad. Por eso Otero habla delos males del pas a pesar de la Constitucin. Adems, la Consti-tucin iba a ser, con palabras de Ponciano Arriaga, la escuela po-ltica de los hombres pblicos en Mxico. Era una forma nuevaque al no poder suprimir las fuerzas antiguas las debilitaba, acer-cando el surgimiento de las sustitutas. Por ello, la Constitucin semantena entre el privilegio y la igualdad, al consignar los fuerosdel clero y del ejrcito que, como Mora asienta, pudieron dejarsea la legislacin ordinaria, a fin de que no fuera tan difcil supri-mirlos. Pero se crea que el pensamiento, expresado mediante lalibertad de imprenta, y el feeralismo, ayudaran a las fuerzas nue-vas y que stas enterraran a las antiguas; por este concepto laConstitucin vena a ser auxiliar para el nacimiento de 1a nuevasociedad. La apreciacin equvoca, de haberla, consista en sobre-estimar el influjo de las formas, entre ellas principalmente la ju-rdica, en la transformacin de las realidades; no haba error mayorque uno de legislacin; si en sta se acertaba, se aseguraba el pro-greso. La Constitucin de 1824, insuficiente para cambiar la ec -tructura de la sociedad, fue eficaz para impedir que sta se per-petuara y para ayudar a que en menos de 40 aos las fuerzas dela nueva sociedad se impusieran por s mismas, contando duranteun largo trecho con el auxilio de la ley, misma que no haba nacido a la zaga de las realidades, sino un tanto adelante de stas.La Constitucin de 1824 pretendi ser el partero de la nueva so-.ciedad y el instrumento para la muerte piadosa de la sociedad quese liquidaba; esto dentro de la tcnica de la transaccin o contem-porizacin con las realidades o intereses creados.

    Mora, enjuiciando la Constitucin de 1824, al mismo tiem-po que subraya la constancia de los mexicanos por sostener sus ins-tituciones, considera al texto como un documento de transaccin yseala sus principales defectos. Severamente indica que "la cons-

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    titucin mexicana est llena de imperfecciones". Como nica ven-taja Mora ve la adopcin del sistema federativo y sagazmente preci-sa el significado poltico prctico de ste en la evolucin polticadel pas:

    "Si hemos de hablar francamente, la verdadera y nica venta-ja de este cdigo consiste en la adopcin del sistema federativo,a virtud del cual ningn partido ni persona ha podido hacersedueo de toda la Repblica, ni mandar en jefe a la nacin, pueslos celos naturales de esa multitud de secciones empeadas en sos-tener su independencia, han hecho nulos todos los proyectos delas facciones y de los ambiciosos que han pretendido dominar ala Repblica" .17

    Los estados, aunque "invadidos de la fiebre revolucionaria",por estar separados no han podido coincidir, neutralizndose lastendencias contrarias y logrndose un equilibrio bastante estable.

    Refirindose a las imperfecciones de la Constitucin, calificade injusta, ridcula e insubsistente la disposicin que hace invaria-bles algunos de sus preceptos. Como el principal artculo de losque "sobran y perjudican en la constitucin mexicana" menciona elque establece la intolerancia religiosa, pensando que este preceptodebe suprimirse. Como adiciones al texto sostiene el establecimientodel jurado para las causas criminales, compueto por propietarios,as como el establecimiento de las bases para el ejercicio del dere-cho de ciudadana. Mora, liberal ante todo, considera -y ya vol-veremos sobre ello- que se ha abusado del derecho al sufragio,"con una profusin escandalosa hacindolo extensivo hasta las cla-ses de la sociedad menos aptas para ejercerlo". Tal error provienede "las mximas abstractas e indefinidas de igualdad adoptadas enla constitucin espaola". En gran medida, los trastornos padecidospor Mxico han derivado de "el demasiado empeo en popularizarel influjo en la cosa pblica por medio de la voz activa y pasiva".Por consiguiente, es partidario de fijar el derecho de ciudadanaatendiendo a la propiedad.

    Causa de males tambin resulta el que la Constitucin haya"dejado al congreso general una autoridad sin lmites". De estaautoridad se ha abusado, concediendo facultades extraordinarias vleyes de excepcin. El uso de facultades extraordinarias a su vezconduce al poder ilimitado:

    17 Mora: Mxico y sus revoluciones, Tomo 1, p. 314 Y siguientes.

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    "Como los Mexicanos no han tenido otra idea de la soberanaque la del poder ilimitado trasmitida por sus padres los Espao-les, no han procurado destruir este coloso sino slo arrancarlo delas manos del gobierno para colocarlo en las de las asambleas le-gislativas. Este error ha tenido por resultado la violacin frecuen-te de la ley fundamental que a pesar de ser por su esencia limita-tiva de todos los poderes pblicos, ha prevalecido de hecho contraella la preocupacin errnea de la omnipotencia poltica".

    Resulta necesario fijar lmites constitucionalmente al PoderLegislativo "trazando una lnea bien marcada que no le sea lcitotraspasar". Las facultades extraordinarias slo por tiempo limita-do y nunca deben permitir la privacin de la vida. Las comisionesmilitares no deben existir V las facultades extraordinarias slo encasos de sublevacin y en'tanto ella dure. Le parece, en cambio,correcto el sistema de que las elecciones sean indirectas, sobre labase de que no se propague el derecho al sufragio. Pide se amplen losplazos para renovacin de las cmaras. Deben desaparecer de laConstitucin los fueros del ejrcito y de la iglesia y todo cuantoen ella figura sobre concordatos y patronato.

    Las observaciones de Mora a la Constitucin de 1824 son for-muladas en plena realizacin de la administracin de Gmez Fa-ras en 1833;18 es decir, en un momento en que se tena que avan-zar. Por consiguiente, no pudieron superar el momento en que fue-ron elaboradas y esto reduce un tanto su significado en cuanto alenjuiciamiento de la carta de 1824. Hay, sin embargo, un elemen-to que permite valorizar con ms exactitud el papel que Moraasignaba a la Constitucin de 1824. Reiteradamente expresa Moraque dentro de ella bastaba con que existiera un gobierno "neutral"para que el progreso indefectiblemente se realizara. Es ms, segnel propio autor, con un gobierno "neutral", al amparo de la Cons-titucin de 1824, el partido del progreso inexorablemente tendraque imponerse. No era imprescindible un gobierno beligerantepara que el liberalismo progresara y esto es prueba de que el textode 1824 daba salida a las fuerzas nuevas, mismas que medrarany acabaran por dominar con el poder del pensamiento. Slo que

    18 Tanto el anlisis de la Constitucin Federal, como las reformas a dilh)texto, que vienen en el Tomo 1 de Mxico y sus reuoluctones, son originariamentepublicados en El Indicador de la Federacin Mexicana, Tomo II, pp. 21

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    Mora escribe su juicio particular sobre la Constitucin de 1824 enuna situacin en que existe un gobierno liberal beligerante.

    Por el contrario, cuando el gobierno es neutral o beligeranteen contra del progreso, como en la administracin derivada delPlan de Jalapa, los liberales invocan la fuerza de la ley, la legali-dad y acatamiento y el valor del texto de 1824, que como smbolode la ley impera an despus de que ha sido derogado y rige elconstitucionalismo oligrquico.

    El Observador de la Repblica Mexicana del 17 de octubre de1827, en un interesante discurso sobre "Los caracteres de las fac-ciones", ante la divergencia de opiniones y la libertad ilimitadaque est degenerando en disputas peligrosas, va a sostener que:

    "En una sociedad ya constituida el conflicto de opiniones ja-ms puede versar sobre las bases verdaderamente esenciales de lasociedad, es decir, sobre los pactos y leyes que aseguran las ga-rantas individuales".

    La independencia nacional, la forma de gobierno, la limitaciny esfera de los poderes pblicos son, segn este discurso, artculosconstitucionales -"no todos los artculos de una constitucin sonconstitucionales"- que componen un santuario a donde nadie de-be llegar "sino para adorar el nmen protector de las sociedades".Ciertamente que puede haber una Constitucin mejor combinadaque la existente; pero los inconvenientes de nulificarla no podrncompensar con cualquier ventaja los males que de ello provengan,"pues nunca una constitucin nueva se ha escrito sino sobre rui-nas v cenizas de la nacin que la dicta". El trueque sera azarosor afectara un valor decisivo:

    "La estabilidad que debe ser un carcter esencial de la cons-titucin, se opone a la discusin que tendiese a mudarla, pues deotro modo jams la sociedad tendra aquel reposo firme y per-manente que le es indispensable para lograr sus fines, y la fluc-tuacin continua acabara por disolverla y hacerla presa de latirana".

    Es decir, manteniendo la estabilidad dentro de la vigencia dela Constitucin de 1824, respetando los artculos fundamentalesd~ sta, ", pensaba que el liberalismo poda avanzar. n propiodiscurso sealaba que quedaba un "campo amplsimo de combate"

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    para la poltica en las medidas de administracin, en la direcciny empleo de las rentas pblicas, "en la aplicacin de la economapoltica a las exigencias ele la nacin", en los planes de educacine instruccin nacional; en fin, en numerosas materias polticas sus-ceptibles de esc1arecerse mediante la discusin.l''

    y ya triunfante el Plan de Jalapa, el propio peridico hablade que el' una trampa para incautos el querer variar la forma degobierno y que los trastornos que el pas padece no provienen desus instituciones, "sino que son propios en parte de la infancia, quetienen las naciones lo mismo que los hombres, en parte de la no-vedad sla del sistema, lo que tambin podra suceder con cual-quiera otro que se estableciese de nuevo" .20 El artculo aparente-mente elude la discusin sobre centralismo o federalismo:

    "Tampoco ezaminaremos si la que conviene a nuestra patriasea la de repblica federal o central, porque esto envuelve o pre-supone una disposicin para elegir libremente, lo que en nuestroconcepto no es admisible por ahora".

    Pero indica que el abuso del poder que en el pas ha existido"hubiera sido ms extenso y ms funesto bajo la forma central".

    Hay otro argumento. La legalidad de la Constitucin de 1824no constrea a las fuerzas nuevas. Prevea el escape a un ordenjurdico cerrado. Facilitaba la aproximacin a las realidades. Concierta dosis de veneno, Luis G. Cuevas lo precisa: La Constitucinde 1824 no fue el origen de los desrdenes a que Mxico se enfren-t; ella condenaba la arbitrariedad y el abuso del poder. Preten-da que el gobierno sin freno fuese imposible; pero no era una ca-misa de fuerza para la realidad y su desenvolvimento. Aparte de

    19 El Observador de la Repblica Mexicalla, Primera Epoca. Tomo Segundo,nmero 6, mircoles 17 de octubre de 1827, pp. 181-198.

    20 Op, cit., Segunda Epoca, Tomo Primero, nmero 4, mircoles 24 de mar-zo de 1830, pp. 97-105. Muy hbilmente este peridico e nsu nmero 6 -7 deahril de 1830, pp. 210-212- en una Censura Pblica, despus de recordar las nu-merosas leyes pendientes al estar por terminarse el perodo de sesiones extraordina-rias del Congreso General y de sealar que en cuanto a reformas a la Constitucines necesario que las legislaturas de los Estados hagan las observaciones que lesparezcan convenientes; recuerda que: "El congreso actual no puede hacer otra cosaque calificar las observaciones que merezcan sujetarse a la deliberacin del congre-so siguiente; y nunca deber ser uno mismo, dice la constitucin, el congreso quehaga aquella calificacin y el que decrete las reformas". Por consiguiente, seala quelas reformas tendrn que reservarse para el ao de 1833.

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    que las vas de hecho quedaban libres, el empleo de las facultadesextraordinarias permita, cuando las circunstancias lo exigieran, elu-dir el rigor de la carta, mediante un escape previsto en la propiaLey de leyes:

    Las instituciones, pues, slo anunciaban un conjunto de re-glas escritas, de las cuales se observaran aquellas que no chocasencon la poltica dominante, quedando sometidas las dems a lasvas de hecho o a las facultades extraordinarias.21

    No quiere esto decir que los liberales no buscaran la reformade la Constitucin para avanzar. Al desaparecer El Observador, Jo-s Mara Luis Mora recuerda que este peridico tuvo por objeto

    21 Cuevas: Op, cir., pp. 329-330. Es interesante conocer las reflexiones libe-rales sobre las facultades extraordinarias. La actitud al respecto frecuentemente obe-dece a las circunstancias. En teora, sin embargo, originariamente la podemos encontraren la posicin de Francisco Carda al presentar sus Reflexiones sobre el Acta COIIJ-t it utit:a, logrando que se suprimiera la fraccin XVI del artculo 13, por conside-rar que para que el Congreso otorgara al Poder Ejecutivo facultades extraordinaria-debera establecerse un sistema especial de votacin, exigindose las dos tercera,partes de los votos de! cuerpo colegiado (Vase: El Liberalismo Mexicano, LosOrigenes, Tomo l, p. 393, de Jess Reyes Heroles ). El soberano Congreso Consti-tuyente, por decreto de 2 de octubre de 1823, concedi facultades extraordinarias alGobierno en asuntos de alta polica. Ello no sin protestas. Ms tarde, Francisco Gar-da lucha contra el decreto del 5 de septiembre de 1828, que prevea que en losEstados, en e! Distrito y Territorios se pudiera proceder por la autoridad poll.ic..contra los autores, editores e impresores, dentro de las normas y procedimientosprevistos por el propio decreto. Y la ley de 25 de agosto de 1829 que conceda fa-cultades extraordinarias al Poder Ejecutivo de la Federacin dentro de ciertas prc-venciones, (Jos Mara Bocanegra: Memo,-ias para la hitol'icl de Mxico iJldel,ell-diente. 1822-1846. Edicin oficial dirigida por J. M. VigiL Mxico. 1892. Imprentadel Gobierno Federal en el ExArzobispaJo. Tomo 11, pp. 33-38).

    Cuando el Plan de Jalapa invoca corno justificante el empleo de las facultadesdiscrecionales por el gobierno de Guerrero, sealando que el decreto de 25 deagosto de 1829 era inconstitucional. El Atleta -22 de diciembre de 1829- publicaun artculo en que dice: "Las facultades discrecionales otorgadas al poder ejecutivo.tienen en su favor la aprobacin de todos los partidos; tienen por consecuencia lasancin nacional". En este artculo. El Atleta sostiene que todos los congresos hanconcedido las facultades extraordinarias y comprende e! escape que ellas significandentro de la Constitucin: "Se ha pretendido hacer la constitucin un monstruo co-losal que se arruine con su propio peso".

    Posteriormente, durante el gobierno de Bustarnante, por declaracin de 15 defebrero de 1831 y .ley de 8 de octubre de 1832, se conceden facultades extraordina-rias al Ejecutivo. La ley de 7 de junio de 1833 concedi, asimismo, facultades extra-ordinarias al Ejecutivo para dictar medidas a fin de restablecer el orden y consoli-

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    cuatro cosas: la reforma de la Ley Fundamental, la necesidad decambios en la administracin, "la moderacin en las mutuas agre-siones de los partidos" y la propagacin de los conocimientos cien-tficos y literarios. Es decir, El Observador nace para luchar por lareforma de la Ley Fundamental. Los males de la nacin estn enlas cosas y no en las personas. Por eso hay que dirigir la miradaa las leyes; pero no todo debe reformarse, "pues ni est la nacinpreparada para ello ni lo permite el carcter de la reaccin, quetiende a condenar y destruir todo lo que se ha hecho antes buenoo malo sin examen ni distincin". La Constitucin es poco 10 queofrece para quienes desean avance rpido; pero no por obtener stepuede exponerse 10 logrado. Por ello precisamente Mora recuerdaa Montesquieu, cuando concluye este artculo diciendo: "La leyfundamental se debe ver con un respeto hasta supersticioso'J.P'

    Ahora bien, si se lee cuidadosamente El Observador de la Re-pUica Mexicana, se pueden precisar cules son las reformas dela Constitucin ms apetecibles para una importante fraccin delliberalismo, mismas que coinciden sustancialmente con las imperfec-ciones del texto sealadas por Mora. Pero si se defiende la legali-dad y las formas, no es por ignorancia de sus violaciones y a vecesde la necesidad de apartarse de la legalidad para que el proceso dedesarrollo histrico no se detenga. Al respecto, cabe recordar que

    dar las instituciones federales, y se .prorrogan por bando de 6 de octubre del propioano, cesando stas e! 2 de diciembre de 1833. El Lndicador de la Federacin Mexicana -nmero 6, 13 de noviembre de 1833, pp. 171-181- defiende el empleo deestas facultades y la forma en que se ejercieron. Como un preliminar al examen dela administracin de Gmez Faras, publica unas "Reflexiones sobre facultades extra-ordinarias". la tesis: "En las crisis peligrosas de la sociedad, la salvacin del go-bierno depende de aprovechar los instantes que sern inevitablemente perdidos si sepretende atar al gobierno a las formas ordinarias". Conservadores y algunos mode-rados lo criticaron. En general, las facultades extraordinarias y las vas de hechosiempre estn presentes, confirmando la observacin de Cuevas. En sentido peyora-tivo, don Migue! Santamara capta e! significado de las facultades extraordinarias ensu Informe Secreto al Pueblo Soberano. Impresionado por la ley de ostracismo ylas medidas de Gmez Paras, Santamara desespera de la Constitucin de 1824:"Qu especie de constitucin es la que tiene que estar apelando a cada momento,por meses enteros, y hasta por aos, a facultades extraordinarias, esto es, a dictadu-ras, esto es, a poder de un hombre y no de la ley? Original constitucin la quetiene que dejar de existir continuamente por slo existir en cortos intervalos' Hay.pues, en ella un vicio sustancial, radical, permanente". Historia de Mxico, 'por donNiceto de Zarnacois. ]. F. Parrs y Cornp., Editores. Barcelona-Mxico, 1880, TomoXII, p. 105.

    22 El Observador de la Repblica Mexicana, Segunda Epoca, Tomo Tercero.Mircoles 27 de octubre de 1830, pp. 450-54.

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    es precisamente en El Observador donde, se lanza la frase ms gr-fica sobre el cumplimiento de la Constitucin y las leyes que soncalificadas de cOlI/odll.23

    La claridad de los intereses en Juego destaca precisamentepor el significado de la Constitucin de 1824 y, sobre todo, por elrgimen federal adoptado. El texto se encuentra entre el rgimenfederal y la conservacin de los fueros o privilegios del ejrcito yel clero. La aspiracin a la igualdad, l~ definicin federal y elmantenimiento de los privilegios forman la disyuntiva que el textoconstitucional recoge y son los trminos salientes de lo que Luis G.Cuevas llama "la lucha obstinada del mundo nuevo con el antiguo".La disyuntiva era avance o retroceso; difcilmente conservacin omantenimiento del statu quo. La Constitucin de 1824 y los dosConstituyentes no slo obtuvieron la definicin republicana y eldesentraamiento en buena medida, de la problemtica liberal ennuestro pas, sino tambin la consignacin legal del instrumento ju-rdico poltico que iba a permitir el ascenso y consolidacin de lasclases liberales: el federalismo. Sin la forma federal la sociedadvirreinal pudo haber confiado en su prolongacin; con la consig-nacin de dicha forma, tal confianza hubiese sido estlida. El fede-ralismo vino a ser estrictamente el instrumento para que las sec-ciones de la sociedad, geogrficamente descentralizadas y poltica-mente democrticas y liberales, no slo por ideas, sino por defensade sus intereses, gue eran los de la evolucin poltica de Mxico,encontraran la puerta abierta para su entrada al poder poltico ypudieran plantear el conflicto entre ste, circunstancialmente ensus manos, y el poder econmico y social en manos del partido deretroceso. Se asisti a la dramtica contradiccin entre forma pol-tica y estructura econmica social.

    Jugando la Constitucin de 1824 tan importante papel de de-finicin poltica en la evolucin del pas, es natural que los juiciosque sobre la misma se emiten por liberales y conservadores, seanen parte reflejo de las circunstancias polticas, de la situacin con-creta en que surgen. Despus de aparecer las Siete Leyes, puededecirse, con palabras de El Siglo Diez y Nueve, que las dos cons-tituciones -la de 1824 y la de 1836- vinieron a ser "como la en-sea de dos grandes partidos en que se ha dividido la nacin me-xicana" .24 Por ms que este artculo hable de que sera deseable

    23 Op, cit., Epoca cit., Tomo Primero, p. 86.24 El Siglo Diez )' NI/ere. Ao 1. nmero 42, 18 de noviembre Je IMI.

    "Diatriba de las constituciones de 1824 y 1836". Mxico, impreso por Igrucio Curn-

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    que "los mexicanos al cuestionar su reorganizacin. dieran la debi-da preferencia a la sustancia y no fuera la forma la que les hacefijar exclusivamente la atencin". la verdad es que forma y con-tenido estaban en esos momentos estrechamente vinculados. La de-finicin formal significaba federalismo o centralismo y, si bienambos textos consignaban los fueros, con el de 1824 se poda lu-char contra ellos y con el de 1836 la lucha era imposible.

    Otero, cerebro privilegiado. con anticipada madurez, sensiblea lo que presencia, capta la situacin rigurosamente y en 1842 nosdice que la Constitucin de 1824 tena como mrito primordial "lareparticin del poder pblico en las diversas partes del territorio" 25Es decir, que la forma federal permite la expansin de las fuerzasdemocrticas y liberales y, por consiguiente. su acceso al poder po-ltico. Otero entiende. adems, el carcter transaccional de la Cons-titucin y la casi evidencia de que no hubiera sido posible ir msall de donde se fue:

    Cierto es que esa constitucin de 824 tena graves y enormesdefectos; pero ellos dimanaban no del principio, sino del mo-do con que se desarroll, porque tal vez no fuera posible hacerlade otra manera, y causaba sin duda compasin y desprecio el em-peo que se tuvo en presentarla como la nica causa de todosnuestros males, atribuyndole cuantos infortunios haban pasado.

    Otero no se queda en la pura comprensin del instrumentojurdico consignado en la carta de 1824 para el ascenso de las cla-ses democrticas liberales y de su carcter transaccional y su expli-cacin, sino que tambin descubre el contraste entre forma jurdi-ca y realidad, entre poder poltico y poder econmico y social. LaConstitucin de 1824 contena defectos muy importantes; "peroellos dimanaban no del principio, sino del modo con que se desa-rroll, porque tal vez no fuera posible hacerlo de otra manera"La transaccin era inevitable y obligaba a no llevar los principioshasta sus ltimas consecuencias; pero tan fue audaz el avance, que

    plido. Este artculo confirma lo asentado sobre que los juicios relativos al texto de1824 reflejan las circunstancias en que son vertidos. En efecto, en l se condenan.tanto la Constitucin de 1824, como la de 1836. reconociendo "el candor y buenafe" de Jos que formaron ambos textos. Tal opinin obedece a que se est en mo-mentos en que se espera un nuevo texto constitucional que concilie los nimos e im-ponga la tolerancia y convivencia polticas. Uno y otro textos, segn el propio ar-tculo, contienen graves errores.

    25 Mariano Otero: Op. cit .. de la pgina 108 a la 123.

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    a SU amparo surgi el contraste entre el poder poltico jurdico -re-cordemos que todo poder poltico busca ser jurdico- y el I:0dersocial y econmico. La Constitucin de 1824 no debe resucitarseen 1842; pero tampoco es posible afirmar que los trastornos pa-decidos por el pas provienen de ella:

    No por esto cree que debe resucitarse exactamente el mismosistema de 824. No, hoy debe pensarse seriamente en la mejormanera de evitar los antiguos males, que si bien provinieron enparte del mal desarrollo de ese principio, se debieron en su ma-yora, como ya antes lo hemos visto, a la naturaleza de los ele-mentos sociales con que se contaba, y que se desarrollaron no porla forma de gobierno, sino el pesar de ella.26

    Las perturbaciones, en sntesis, la inestabilidad, no derivabade la forma de gobierno, sina a pes~r d ~ ella. O dicho en otros tr-minos: la Constitucin daba salida a las fuerzas nuevas; las vie-jas, el partido de las vejeces, como le llama Mora, creaba, con lasociedad virreinal subsistente, el conflicto.

    Depus del triunfo de Ayutla hay quienes plenos de optimis-mo piensan que van a remodelar a la sociedad, empezando por susbases jurdicas. Es entonces cuando vuelven a surgir, al igual queen 1841 y 1842, opiniones condenatorias de la Constitucin de1824. Como ejemplo podemos citar las del joven Ignacio 1. Vallar-ta, que en su entusiasmo -no sometido an a la prueba de lastareas legislativas en escala nacional-, el 16 de septiembre de1855. despus de declarar oue en poltica acepta "la lgica con to-da la severidad inflexible de sus consecuencias", dentro de un a!;U-do doctrinarismo que como constituyente variara; califica a e laConstitucin de 1824 como una "amalgama monstruosa de la ver-

    26 Otero ratifica este juicio en su voto particular de 1847. Invoca a favorde la vigencia de la Constitucin de 1824 su antigedad. que es por s sola una re-ccmendacin. El mejor cdigo que se pudiera redactar, dice, no podra competir conel de 1824 en respeto y legitimidad: "Por otra parte, el recuerdo de esa Constitu-cin est unido al del establecimiento de la Repblica y del sistema representativo.que ella misma afianz, al de las libertades locales, tan queridas de la nacin; alde nuestra respetabilidad exterior, que permaneci inviolable durante su reinado:al de los nicos das pacficos y venturosos de que hasta hoy hemos disfrutado".Nada tan patritico "como el colocar las leyes fundamentales de la Repblica bajoel amparo de todos estos prestigios". "Derecho Pblico Mexicano". Compilecin quecontiene importantes documentos... Hecha por el Lic. Isidro Montiel y Duarte.Mxco, Imprenta del Gobierno Federal. 1882. Tomo n, p. 344.

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    dad y la mentira, una transaccin imposible entre lo nuevo y loviejo; la Constitucin de 824, repito, slo adolece de un grave de-fecto: es antilgica, y por esto slo ni ha llenado las necesidadesdel pas, ni ha sido potente para sacarla del caos poltico en queandamos'I." Este enjuiciamiento, producto en parte de la euforiadel triunfo y del mpetu reformista de Vallarta, es bien pronto rec-tifica