El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... ·...

288

Transcript of El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... ·...

Page 1: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:51 Página 1

Page 2: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:51 Página 2

Page 3: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Orode Bolívar

biografías

Caracas, 2007

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:51 Página 3

Page 4: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:51 Página 4

Page 5: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Cornelio Hispano

El Libro de Orode Bolívar

biografías

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:51 Página 5

Page 6: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

©Cornelio Hispano © Fundación Editorial el perro y la rana, 2007Av. Panteón. Foro Libertador.Edif. Archivo General de la Nación, planta baja,Caracas-Venezuela, 1010.Telfs.: (58-0212)5642469Telefax: (58-0212) 5641411

Correos electrónicos:[email protected]@gmail.com

Diseño de la colección: Kael AbelloDiagramación: Edarlys RodríguezEdición del cuidado de: Luis LacaveTranscripción: Yaneth Mendoza H.Corrección: Eva Molina

Hecho el Depósito de LeyDepósito legal lf 40220068001814ISBN 980-396-205-1

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:51 Página 6

Page 7: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

7

Colección trazos y testimonios

En la historia no hay espacio para el silencio y el vacío. El recuerdo de los pro-tagonistas del mundo ha sido perpetuado en el papel, allí están el estilo, la feria, laherida, la cumbre y el abismo de vidas que se repiten en la lectura. Esta colecciónhace honor a los hombres que por su fuerza e intuición han definido épocas; suscuatro series honran las huellas que conservan aroma y frescura, las voces que per-manecen porque aún tienen mucho que decir. Biografías es la serie que condensaestudios de investigación en torno a la vida y obra de los personajes que hansellado el tiempo. Diarios nos trae a los autores desde sus escritos más personales,nos acerca a ellos con la sutileza de quien atiende un acto de intimidad. Epístolasreconstruye momentos de intercambio ideológico y sensitivo a través de las cartas,recopila instantes revertidos en tinta para comunicar en su momento inquietudesque contribuyen a la reflexión. Relatos de Viaje permite que el escritor nos tomede la mano para llevarnos con él a países y regiones extranjeras; nos invita a cono-cer geografías, climas, culturas, impresiones que se desprenden de sus propiasnarraciones.

Hay líneas del tiempo que se dejan ver, colores y oscuridades que el olvido noha podido manipular del todo, esta colección se atreve a hurgar en los resquiciosde la memoria para obsequiarnos los Trazos y Testimonios de figuras inmortales.

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:51 Página 7

Page 8: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:51 Página 8

Page 9: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Introducción

Después de la Historia secreta de Bolívar donde he presentado al héroe en Capua(quiero decir, bajo las palmeras de La Magdalena), coronado de mirtos y laurelesy en los brazos de la mujer amada, he aquí su complemento, natural y necesario:El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de los analesde su vida: dorados recuerdos de la infancia; sucesos sobre los cuales ha pasado yasu brocha la leyenda; episodios que son como síntesis definitiva de su genio ycarácter; semblanzas trazadas en secreto por amigos y camaradas en las más ínti-mas y descuidadas posturas; confidencias que guardó el tiempo, como en discre-tos relicarios, en el corazón de fieles y apasionados admiradores, aun después de lamuerte; memorias idealizadas cum grano salis, de tinte otoñal, como flores de oroentre las hojas de un libro de oraciones.

Al recogerlas con pasión, el autor puede haber errado en los detalles y auninterpretado bizarramente la verdad histórica, pero ha sido leal a la verdad intelec-tual, a esa nobleza y decoro de expresión que da como fruto una obra espontáneay vivaz, de una virtud propia y perenne, como decía Tucídides, y no una meraesgrima espiritual; en otros términos, ha querido que todas sus palabras tengan unacento de heroica verdad, y que sus cualidades sean las que Luciano pedía al his-toriador: Un buen sentido para las cosas del mundo, y una agradable expresión.

Porque la historia es un arte y una ciencia; la perfección de la forma es esencial,y de ello nos han dado clarísimos ejemplos Agustín Thierry, Renán, Taine, maestrosconsumados que creyeron que una frase mal construida corresponde siempre a supensamiento inexacto. Esa humilde parte del trabajo literario, que consiste en atenuary borrar, parte tan poco comprendida de las personas inexpertas que ignoran lo que

9

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:51 Página 9

Page 10: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

cuesta al arte saberse ocultar, era la que más los atraía. De Thierry se cuenta queel día que dejó de existir para la vida intelectual, despertó a su criado a las cuatrode la mañana y le dictó un ligero cambio a una frase de la Conquista, que sólo elpodía desear mejor de lo que estaba. Las reminiscencias de los contemporáneospueden también discordar, y aun contradecir, pero su bondad estriba en ser uná-nimes, precisas, admirablemente gráficas en cuanto al carácter del héroe y a laimpresión que en vida les causó y que después de la muerte conservaron clara yprofundamente única.

«La inexactitud, que es uno de los rasgos de todas las producciones popula-res, dice Renán, se hace sentir particularmente en los Evangelios, que son biogra-fías legendarias. Supongamos que, hace quince o veinte años, tres o cuatro viejosveteranos del Primer Imperio se hubiesen puesto a escribir cada uno por sucuenta, y ayudados sólo por sus recuerdos, la vida de Napoleón. Es claro que susrelatos adolecerían de numerosos errores, de incontables discordancias. Uno colo-caría a Wagram antes de Marengo; otro no vacilaría en escribir que Bonapartearrojó de las Tullerías a Robespierre; otro, en fin, omitiría las expediciones demayor importancia. Pero una cosa se destacaría firmemente con un alto grado deverdad de esas ingenuas y sencillas narraciones: el carácter del héroe y la impreci-sión que dejó en torno suyo. Por tal aspecto esas reminiscencias populares valdríanmucho más que una historia solemne y oficial.»

«Tratemos en nuestros días, dice el mismo autor en otra de sus obras, connuestros innumerables medios de información y de publicación, tratemos de saberexactamente cómo se desarrolló tal importante episodio de la historia contempo-ránea, cuáles fueron los preliminares, qué móviles e intenciones los movieron, y nolo conseguiremos. Por mi parte he tratado a menudo, como experiencia de críticahistórica, de formarme una idea cabal de acontecimientos que han pasado antemis ojos, tales como los sucesos de febrero, de junio, etc., y nunca he logradoquedar satisfecho. Es, pues, necesario escoger entre dos sistemas: o no escribir sinohistoria general, no tratar sino las grandes líneas de la revoluciones políticas socia-les y religiosas, las únicas que son rigurosamente ciertas, o desprevenirse sobre laexactitud de los detalles, y aceptarlos, no como la verdad absoluta, sino comorasgos de costumbres dignas de ser tomadas en consideración.»

Otro tanto puede decirse de los recuerdos que nos dejaron los compañeros deBolívar, sobre los cuales se ha escrito esta obra. Nada hay que agregar ya a los gran-des capítulos de los Anales bolivianos. Menester sería que se descubrieran nuevosdocumentos, que se redactaran otras memorias, y ya los archivos nacionales yextranjeros no guardan secretos, ni quedan libertadores sobrevivientes para narrar-nos, al amor de la lumbre, sus recuerdos de antaño. Ni es posible superar tampoco

10

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:51 Página 10

Page 11: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

la obra monumental del pasado. O’Leary, Blanco, Restrepo, Posada, Mosquera,que vinieron y oyeron, amontonaron los elementos esenciales y dieron la primeramagistral impresión al bronce imperecedero. Baralt, Montalvo y Larrazábal, conmanos expertas y esmeradas retocaron las líneas, dispusieron las sombras, atilda-ron y pulieron los pliegues de la estatua, dándole el continente de los antiguoshéroes; otros agregaron más tarde piedras al pedestal o cubriéronle con ramas sim-bólicas, recién desgajadas, en las florestas natales. Olmedo embocó en su honor latrompa homérica; Heredia pulsó su arpa; su salterio Ortiz, y Caro su latina lira.

Y luego, que no siempre en las acciones más brillantes se muestran mejor lasvirtudes y los vicios de los hombres; un palique sin trascendencia, una réplica, ungracejo nos permiten a menudo conocer mejor un carácter y un corazón que elprolijo relato de batallas sangrientas, o de vastas operaciones estratégicas, o de asal-tos de ciudades.

Al revés de la historia cabal y rígida, las Memorias, creadas por el genio francés,la crónica, es como una anciana nodriza que conserva en sus labios joviales y can-dorosos las desteñidas tradiciones de las cosas. Plutarco me encanta siempre, diceMontesquieu: tiene episodios referentes a las personas verdaderamente deliciosos,y Aristóteles prohibe que se lleven al drama héroes perfectos por temor de que nointeresen al público. Y, en verdad, los personajes irreprochables nos asombran onos atedian, y, como por lo general nos sentimos atraídos unos a otros por lasdebilidades y flaquezas comunes, nada simpático nos parece quien no pecó nunca,quien jamás erró, ni alguna vez se arrepintió o se contradijo, cosas todas propiasde los míseros mortales.

El Libro de Oro de Bolívar completa, pues, la Historia secreta y el delicioso Diariode Bucaramanga. Sólo a través de esas páginas podemos hoy y siempre conocer aSimón Bolívar tal como fue, mortal entre los mortales, hombres entre los hom-bres. En vano lo buscaríamos en los graves autores que en los primeros tiempos dela República cuidaron de presentárnoslo bajo el solio presidencial, o en el gabinetede estudio, en ceremonioso frac, o en deslumbrante uniforme, tal sería comobuscar en Thiers o Mignet al apasionado Bonaparte de la Malmaison o deCompiegne. Y a la manera que de este legendario emperador nada nos seduce hoy,como no sean los secretos de su fuerza y los secretos de sus debilidades, sus aven-turas galantes, liviandades, derroches, fracasos, pesares, sus cesáreas visiones, sugloria sin par, y apenas si nos preocupan y distraen los itinerarios de sus marchasa través de los desiertos del Nilo y las estepas rusas, o sus vastos planes de cam-paña, o sus finanzas, o sus tratados leoninos, o sus códigos, del propio modo noqueremos saber más sobre la Constitución boliviana, ni sobre la pretendida

11

Introducción

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:51 Página 11

Page 12: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

monarquía en América, ni sobre la independencia del Perú y Bolivia, o elCongreso de Panamá. La vida de un hombre, repito, no se compone solamente delos acontecimientos notables que refieren las historias corrientes y oficiales, ella esla serie continua de todas las sensaciones, pensamientos, sentimientos, accionesgrandes y pequeñas que han llenado sus días desde su cuna hasta su muerte. Y,quizá, si después de un estudio profundo y desprevenido, se quisiera sintetizar enuna frase el carácter moral recóndito del Libertador, habría que decir que él, epi-cúreo como Alejandro, como Lutero, como Goethe, como René, resumía en doscosas todas las bellezas y dulzuras humanas: la Gloria y el Amor.

C. Hispano

París, 1925.

12

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:51 Página 12

Page 13: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

ILas vísperas de la Revolución

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 13

Page 14: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 14

Page 15: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

En aquel tiempo, o sea en los dos lustros que precedieron a la Revolución de1810, la vida de la colonias ultramarinas de España era holgada, tranquila ypatriarcal, como era alegre y confiada, suntuosa y floreciente la vida de Francia enese gran siglo XVIII, mientras en las más bajas capas sociales ardían secreta y len-tamente las chispas salidas de los cerebros de los filósofos y que habrían de estallarde súbito en la maravillosa hoguera del 89. En el dichoso Virreinato de la NuevaGranada habían disminuido, ya tardíamente, es cierto, los impuestos, pechos yalcabalas; era próspero el comercio, después de un letargo tres veces secular; losproductos de la tierra, como el café y el cacao, enriquecían a los dueños de lasvastas haciendas donde trabajaban graciosamente y como bestias los esclavos; enlos potreros, dehesas y sabanas pastaban multicolores e innumerables rebaños,gordos y lozanos, que excediendo al consumo empezaban a desfilar hacia lasAntillas en pingües intercambios mercantiles.

Así plácidos y monótonos y confiados transcurrían los días y los años y lossiglos en nuestro sumiso y feliz Nuevo Reino, renombrado desde sus orígeneshasta hoy por la fertilidad de sus campos, sus ingentes riquezas naturales, enton-ces como hoy, ocultas y custodiadas por dragones de siete cabezas, como las man-zanas de oro del Jardín de las Hespérides; su incomparable posición geográficaentre los dos Océanos, la sorprendente belleza de sus valles, florestas, bosques yvírgenes montañas, y la mansa y pía condición de sus habitantes, impregnados,desde entonces, de cierta encantadora melancolía religiosa u olvido de las cosasilusorias y perecederas de la tierra, que aún perdura intacta en nuestra alma nacio-nal, a Dios gracias, por las tangibles y eternas del cielo.

Lo maravilloso llena la vida de los sencillos colonos que atribuyen a los santosy al demonio una permanente intervención en los más minuciosos incidentes desu plácida existencia. Aquí y allá, pesados conventos, sin fachadas, todos con nom-bres de santos: San Francisco, San Diego, Santo Domingo, El Carmen, SanAgustín, Santa Clara, La Enseñanza, La Concepción, La Capuchina, en cuyosmuros converge toda autoridad, todo pensamiento y toda vida. Las campanas eslo único que levanta la voz en la ciudad desierta y como dormida; la biblioteca

15

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 15

Page 16: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

teológica del convento el solo depósito de cultura, y el colegio principal, unadependencia adyacente del claustro.

La librería no existe, la imprenta hace novenas, bulas, pragmáticas. El peripato yel ergotismo agobian las inteligencias, y así el culteranismo de la idea prepara y acom-paña al culteranismo de la frase. La metrópoli revela, sin embargo, su interés en con-servar tal estado de cosas. «Un clero innumerable y ocioso pulula con el permanentehervor de la planta asaltada de hormigas movido por la vulgaridad, la ignorancia, lapasión fanática, la gula, la sensualidad y codicia que arrebata al indio infeliz las hecesque pudo dejar la usura del patrón.» La vida es triste y monótona, poblada de temorsupersticioso y disposición penitencial; cantan los gallos para que amanezca la murmu-ración y el sol se pone para que ella atisbe más a cubierto.

La insuficiencia o falta absoluta de enseñanza en los planteles de la colonia,era suplida por estudios solitarios, como lo reconocía el virrey Mendinueta alestampar en la Relación dirigida a su sucesor, los siguientes conceptos que contes-tan, de una vez por todas, a aquellos obcecados aun en nuestros días, que con elmismo espíritu que inspiraba a los gobernantes españoles de aquella época, aleganen favor de la cultura peninsular en sus colonias, la formación de inteligencias tanpoderosas como las de Caldas, Torres, etc. : «Los que la tienen, dice, refiriéndosea la instrucción de los colonos (según el método y autores que prescribió la juntade estudios el 13 de octubre de 1779), puede decirse que la han adquirido másbien en sus gabinetes, a esfuerzos de un estudio particular, auxiliados de sus pro-pios libros, que en los colegios y aulas públicas, estando en ellos limitada la ense-ñanza a un mediana latinidad y a la filosofía peripatética de Gaudin, a la teologíay derecho civil y canónico.»

Acorde con esa Relación es una nota al Gobierno de Madrid, fechada enBogotá en los días del terror, en que al hablar del medio más eficaz, en su con-cepto, para restablecer en las colonias sublevadas la autoridad del trono y del altar,decía don Pablo Morillo, El Pacificador:

«A todos los individuos de ambos sexos que sabían leer y escribir, se les ha tratadocomo rebeldes. En mi opinión, es medio del más seguro de contener los progresos delespíritu revolucionario.»

Y cuando la ciudad de Mérida, en Venezuela, solicita, a mediados del sigloXVIII, que se eleve su seminario a la categoría de universidad, el Gobierno deCarlos IV contesta con tanta lógica como franqueza, que «Su Majestad no consi-dera conveniente el que se haga general la instrucción en América».

16

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 16

Page 17: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Los escitas vaciaban los ojos a sus esclavos para que hiciesen girar la mula conmenos distracciones. Tal es el principio de los gobiernos tiránicos, y tal fue el queEspaña aplicó rigurosamente a sus colonias ultramarinas. La Inquisición seencargó de cegar las almas, y a su sombra se fundaron en México, Lima y otrasciudades universidades destinadas a cultivar y propagar la ignorancia. Trescientosaños duró aquel régimen en América y en la misma España existiría aún el SantoOficio hoy, si un rey extranjero y usurpador, de raza y lengua distintas, JoséBonaparte (apellidado Pepe Botellas), no lo hubiera abolido durante su corto rei-nado. Complemento de la Inquisición era el comercio de indulgencias, renta delclero romano y de la metrópoli.

El Papa entregaba al gobierno español, y éste a sus colonias, cinco especies debulas: la de vivos, la de difuntos, de huevos y lacticinios, de composición y la de laSanta Cruzada. La penúltima tenía el maravilloso e inaudito efecto de hacer legí-timo propietario al injusto detentador de la propiedad ajena.

Ahora, por lo que hace a nuestros antiguos hogares, una carta íntima y familiar,publicada en la revista Popayán, va a darnos los colores, el ambiente y hasta el per-fume de aquellos cuadros, o escenas rústicas de la más encantadora simplicidad:

«Como deseas pormenores de la familia, allá van unos cuantos (le escribía dePopayán don Jerónimo, a su hermano el ilustre don Camilo Torres, residente enSanta Fe, el 20 de octubre de 1807):

«Nuestras hermanas lo pasan grandemente en su retiro de Pandiguando, lla-mado ahora comúnmente El Llanito; no se cansan, y, al parecer, no se cansaránjamás de la relativa soledad del campo, y se consideran muy felices estando lejosde las rivalidades mezquinas de esta ciudad. Ellas llevan un sistema de vida higié-nico, metódico, tranquilo e igual, turnándose cada una, del primero al primerodel mes, en las faenas domésticas. Se levantan infaliblemente a las cinco, con dife-rencia de minutos; llaman a las esclavas y rezan luego en un oratorio contiguo a lacuadra (alcoba); pasan después a bañarse, casi diariamente, en una alberca espa-ciosa —de cuatro varas de largo, tres de ancho y una y media de hondo,— cons-truida de baldosas de piedra bien zulaqueadas, y situada detrás de la casita en undeclive suave, sombreado a uno y otro extremo con naranjos pintorescos y fron-dosos, aunque vetustos, que existían allí desde marras. Un manantial abundantede agua potable, siete varas distantes de ella, encerrado en alcubilla de cal y cantoy conducida por arcaduces de barro cocido, la surte durante la noche. Terminadoel baño, toman la espumosa leche al pie de la vaca, por vía de desayuno, y enseguida van al jardín situado al frente de la casita y también al lado opuesto del

17

I. Las vísperas de la Revolución

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 17

Page 18: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

18

pararrayo, abundante en rosales de distintas clases que producen flores de hermo-sos y variados matices. Allí gozan mucho contemplado las flores y regando lasmatas, bien entendido que el riego sólo lo hacen en el corto tiempo de verano, dejunio a agosto, pero no en estos meses de horrorosas tempestades y fuertes lluvias,época en que el cielo se encarga de proveerlas de agua en demasía. A las ocho ymedia se sirve el almuerzo, y durante este acto, como también en el de la comida,departimos grata o tristemente y acaso con indiferencia, según las ocurrencias deldía. Como a las diez salimos juntos, ellas a pie a dar un corto paseo en el mismopredio, y yo con mi paje, el negrito Lorenzo, a caballo para venir a ésta a evacuarmis diarias tareas, y regresar a las tres y media a tomar la sopa. El resto del tiempohasta las diez de la noche — hora en que, después del rosario, nos retiramos anuestros respectivos dormitorios — lo distribuyen así: en costuras, remiendos deropa, medias y calcetines; en lecturas piadosas como el Evangelio en triunfo, FrayLuis de Granada, Biblia, etc.; en lecturas profanas, y, entre varias que tienen, danla preferencia a Don Quijote que es su delicia, lo leen diariamente y no sería raroque lo hayan aprendido de memoria, y, en fin, en otras menudencias caseras...

«Has de saber que nuestras hermanas lo hacen todo, por decirlo así, a son decampana, debido a la recta dirección que supo darles madre, y también a la exac-titud de sus caracteres...

«Luisa, Manuela, Andrea y Teresita —nombradas expresamente cada una pororden recibida de ellas ayer — te envían por mi conducto, mientras ellas te escri-ben, el muy sincero y cordial Dios te lo pague por el obsequio de cuatro mantones vaporo-sos de seda de humo, que aún no han recibido por no haber llegado Barreyro...

«Desean también que les envíen algunos pares de medias de seda, caladas, decolor de rosa, muy desvaído, y amortiguado, casi blanco; y cuatro babuchas deraso negro, grueso —llamado por doña Polonia paño de seda, —con cintas atercio-peladas, muy angostas, de las cuales se sirven como adornos, cruzándolas variasveces sobre el pie y la pierna hasta arriba de la pantorrilla en donde las atan.»

¡Que bello partido podría sacar de este preciso documento humano unexperto escritor a lo Flaubert, el autor de Salammbó y L’education sentimentale, paradelinear una linda novela colombiana de reconstrucción colonial!

No menos apacible que la del Nuevo Reino de Granada era la vida en laCapitanía General de Venezuela, si hemos de creer al conde de Ségur, quien deregreso de los Estados Unidos a Francia, visitó a Caracas y el valle que riega elGuaire justamente aquel año de gracia en que vino al mundo el Libertador:

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 18

Page 19: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

19

«Allí se respira un aire puro, embalsamado; allí parece que la existencia asumeuna nueva actividad para hacernos gozar de las más dulces sensaciones de la vida. Enfin, a no encontrar monjes inquisidores, salvajes alguaciles, algunos tigres y losempleados de un avaro intendente general, habría pensado que este valle es un rin-concito del paraíso terrenal y que, por una cortés distracción, el ángel que guarda supuerta, con una espada flamígera, nos había permitido la entrada (1).»

«Las familias de alto rango, como la de Bolívar —escribe hermosamenteMancini, con acopio de documentos,— cuyas haciendas de los campos constitu-ían principalmente su fortuna, preferían a la vida algo monótona de Caracas, lamás desahogada y señorial de su dominios.

«Durante el día visitaban las labranzas y plantíos, en compañía de los mayordo-mos, alternando estas faenas, con la caza, los paseos a caballo, o las fiestas campes-tres, al aire libre, a las orillas de los ríos. Por la tarde, cuando la campana de la capillatocaba el Angelus, desfilaban, ante la baranda de la imponente mansión, los esclavosde la casa que venían a pedir a sus amos la autorización para un matrimonio, el favorde apadrinar un recién nacido, de medicinar a un enfermo, de resolver un desa-cuerdo. Tratados con dulzura los siervos amaban a su señor “amo”, como decían conacento reconocido. En San Mateo, en Cura, las haciendas de los Bolívar, llevabanellos, filialmente, según el uso de entonces el nombre patronímico de don JuanVicente, quien dominaba sobre aquel pueblo sumiso como un rey patriarcal.

«A veces, después de la merienda, al caer la noche, formábase en rueda lafamilia en el patio principal, bajo el cielo estrellado, alrededor de alguna negravieja contadora de cuentos. Casi siempre se trataba en ellos de alguna de las innu-merables aventuras del Tirano Aguirre, figura legendaria de los primeros tiempos dela conquista, cuya alma, manchada por horrorosos crímenes y convertida ahora enuna luz ambulante y nocturna, aparecía, como fuegos fatuos, en las llenuras deBarquisimeto y de la Costa de Burburata, o, también sobre el samán del BuenPastor, árbol colosal y centenario, cuya copa inmensa, erguida sobre la margen delCatucher, se divisaba desde la casa misma de Bolívar, y cuyos follajes se ilumina-ban de súbito con resplandores fosforescentes. Bajo las atentas miradas de lospadres, la negra Hipólita, aya del “amito Simón”, sentada en la primera fila delauditorio, se extasiaba con el relato, mientras el niño, maravillado, fijaba sobre elnarrador sus grandes ojos negros (2).»

La negra Hipólita fue la aya de Bolívar. Era ágil y montaba a caballo. Queríaentrañablemente a su amo, y estuvo con él en las batallas que se libraron en SanMateo. Cuando Bolívar entró a Caracas el 10 de enero de 1827, subió, bajo palio,

I. Las vísperas de la Revolución

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 19

Page 20: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

por la calle comprendida entre Sociedad y Las Gradillas, y, como divisara a Hipólitaentre la multitud, abandonó su puesto y se arrojó en brazos de la negra, quien llorabade placer. En el avalúo de la finca de San Mateo, hecho en 1721, consta que Hipólitatenía entonces veintiocho años y su valor se tasó en 300 pesos, suma ésta la más alta enque se valoraba un esclavo. Bolívar no la olvidó nunca; desde el Cuzco en 1825, leescribe a su hermana Maria Antonia: «Te mando una carta de mi madre Hipólita paraque le des todo lo que ella quiere; para que hagas por ella como si fuera tu madre. Suleche ha alimentado mi vida y no he conocido otro padre que ella (2).»

Los virreyes entran bajo palio, en procesión solemne, a las capitales de lascolonias, en tanto que son echadas a vuelo las campanas de cien iglesias y que unsevero desfile de munícipes con golilla, de graves oidores, de religiosos de todas lasórdenes y de doctores engalanados, alaba, con devoción cortesana, la gloria delmensajero real. En las fiestas del culto pasan altares majestuosos, que los fieles, enseñal de penitencia, cargan sobre sus hombros, con imágenes de la Virgen, vesti-das de terciopelo y resplandecientes de joyas, santos que se hacen reverencias comoceremoniosos hidalgos, Cristos que lloran ante la multitud pasmada. En torno delas andas, los monjes musitan melancólicas salmodias, y, dominados por unsagrado furor, los hombres y las mujeres flagelan sus cuerpos hasta chorrear sangre.El grito de dolor se confunde entonces con las monótonas preces, entre el éxtasisreligioso de los fieles.

Pero lo mejor de aquellos dichosos tiempos fue el establecimiento que se hizoen América del Tribunal del Santo Oficio, viejo de muchos siglos en España, y conel cual los reyes católicos buscaban un aliado para el dominio y aprovechamientode las colonias. La Inquisición perseguía los delitos contra la fe y contra el rey, conpoder absoluto, porque sus juicios eran secretos y no tenían apelación. La prohi-bición de leer libros que pudieran ilustrar al pueblo estimulaba las delaciones aunentre parientes, acabando con la paz de los hogares, y la franqueza y expansión deltrato social.

El Tribunal residía en Cartagena de Indias desde 1610, en que fue fundadopor Cédula de 8 de mayo, y tenía jurisdicción sobre el Virreinato, Venezuela,Cuba y Puerto Rico. Constaba de dos inquisidores y un fiscal, todos españoles, ylos correspondientes alguaciles. En las ciudades principales había jueces delegadose instructores de los procesos, y todo el personal se sostenía con el producto deuna canonjía suprimida en cada silla episcopal.

Estos tribunales americanos dependían de la Inquisición aragonesa, y de ahíque se hallen en el Archivo de Simancas, y no en el de Indias, todos los procesos

20

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 20

Page 21: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

de los santos Tribunales de México, Lima y Cartagena. Allí puede verse el catálogoimpreso de Oficio en 1790, por la Inquisición, en el cual figuran los nombres de5.400 obras reprobadas y los nombres de los procesados con determinación de supersona, origen, vida íntima, móviles secretos de sus actos y hasta su modo dehablar y escribir.

Las causas sobre que se instauraban esos procesos son muy curiosas. Bastacitar algunos casos ocurridos en Venezuela donde la Inquisición fue mucho másbenigna que en parte alguna, porque los inquisidores que se enviaron allá eran«unos hombres tranquilos, tolerantes y benévolos, y tan mansos que hasta jugabancarnaval, y de seguro echaban su partida de solo o de tresillo».

Luis de Quesada, sastre, procesado en 1618 porque en Coro, comiendo conun cura, le dijo que cuando decía misa mentía, fue desterrado de las Indias des-pués de seis años de prisión que duró la causa.

Ana Rodríguez de Villena, de Cumaná, por echar la suerte de las Habas y rezar laoración del Ánima Sola. Desterrada por sentencia de 25 de marzo de 1638.

El padre Juan Rivas, cura de Margarita, por haber celebrado el año nuevo conel capitán de un buque inglés, ocho días después de las pascuas. Preso en 1653 yconducido a Cartagena, donde probada su inocencia, fue absuelto el 6 de junio de1658, después de sólo cinco años de prisión.

Los innumerables casos que siguen son semejantes y puede verlos el desocu-pado y despreocupado lector en la conocida Historia del Tribunal del Santo Oficio deCartagena por J.T. Medina.

La Inquisición de Cartagena declaró a Francisco de Miranda en 1807«indigno de recibir pan, fuego, ni asilo en su propio suelo, por haberse rebeladocontra su Rey y Señor», y el 13 de octubre de 1810 fulminó excomunión mayorcontra los «insurgentes».

No olvidó Miranda estos cariños del Santo Oficio, y en sus consejos aO’Higgins le dice: «Ellos (los americanos) saben lo que es la Inquisición, y que lasmenores palabras y hechos son pesados en su balanza, en la que, así como se con-cede fácilmente indulgencia por los pecados de una conducta irregular, nunca seotorga al liberalismo en su opiniones... No olvidéis ni la Inquisición ni sus espías,ni sus sotanas ni sus suplicios.»

21

I. Las vísperas de la Revolución

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 21

Page 22: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Los «insurgentes» abolieron más tarde la Inquisición. Sobre tan gran sucesoescribe el padre Navarrete: «Hoy día en el mes de noviembre, el día once de dichomes (año de 1811), se quitó y abolió en esta Cartagena de Indias, y en nuestraCaracas también se extinguió y abolió el día 22 de febrero de este año 1812 y pri-mero de nuestra independencia absoluta, según el decreto de nuestro Gobiernoinserto en las gacetas de febrero (número 392).

«Y en estos últimos tiempos, ya la Santa Inquisición de España se había hechoodiosa a nuestra misma sana, santa y sencilla América, cristiana, católica y espa-ñola, porque a la verdad se estaba valiendo de la despótica corona española de esteTribunal para adular a Francia, prohibiendo a todos las obras más excelentes quepregonaban al mundo las indignas operaciones y escritos de los impíos franceses.

«¡Santa Caracas y Santo tu Gobierno independiente que ya quitaste laInquisición (4)!»

Los autos de fe eran suprema fiesta de aquellos felices tiempos y funcionabande acuerdo con el más riguroso ceremonial, nunca infringido. Los cronistas de laépoca elogian el imponente espectáculo, y de los Anales de la Hermandad de SanPedro mártir se toman los detalles que van leerse:

«La procesión fúnebre que conducía a los reos, compuesta del clero parro-quial, inquisidores, ministros y familiares, avanzaba en medio de grupos de faná-ticos y de monjes enternecidos que iban acompañando a los brujos, blasfemos,herejes. Éstos marchaban montados en burros adornados de coraza con llamas,aspas y demás preseas que les distinguían, y además cubiertos con un velo amari-llo o verde, o bien con lúgubres ropas sobre las cuales se veían pintadas escenas delos tormentos infernales; otros llevaban sambenitos de infamia que excitaban lacrueldad de las gentes. Iban acompañados del alguacil mayor y del alcalde de cár-celes secretas hasta la iglesia, donde en el presbiterio, al lado de los Evangelios, losesperaban los inquisidores. Delante había una mesa con tapete carmesí, y a laderecha se situaba el alcalde del crimen. Al mismo lado se colocaba el estandartede la hermandad, cubierta la cruz con tafetán morado, precaución que sin dudatenía por objeto no dejar ver al Cristo aquel espectáculo de horror que se perpe-traba en su nombre y beneficio. A la izquierda estaba la cruz parroquial, tambiéntapada, y con los cirios apagados. El altar mayor, sólo tenías seis velas amarillas.

«En el centro de la iglesia, dentro de una jaula de madera, se colocaba a losreos. Luego comenzaba la misa, y después del Introito se leía la sentencia. Enseguida subía al púlpito un sacerdote y demostraba, arrebatado por la ira divina,

22

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 22

Page 23: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

la justicia del veredicto, y lo saludable del castigo. Acto continuo sacaban los reosy los entregaban «al brazo secular», esto es, a la muerte a garrote y a ser quemadosvivos sobre un cadalso de piedra que llamaban “el quemadero”, previa, eso sí, laimposición de las insignias y capotillo que les correspondían como reos de laSanta Inquisición.

“Cuando condenados se acercaban al lugar del suplicio, una multitudsedienta de sangre y de torturas, ebria de sol, lo mismo que en las corridas detoros, aclamaban el holocausto y a los verdugos, bajo la impasible tribuna de lossantos inquisidores.

“La farsa, la grotesca mímica se mezclaba a la tragedia; el fasto oriental, alterror místico; y la misma gran señora que danzaba al pavana en un salón aristo-crático, respiraba, devotamente, el acre perfume de la carne carbonizada (5).”

A este cuadro, tomado de las fuentes más puras, y retocado por las plumas dedos ilustres escritores de nuestra América, nada hay que agregar ni quitar, a no serel nimio escollo de que tal vez quedan no pocas ciudades en las antiguas coloniasultramarinas de España que aún no han despertado del todo, y que, quizá para sudicha, tarden aún en despertar del delicioso sueño colonial.

Justamente en estos días que vivimos un individuo que por su facha, gestos,obsesiones, ira, vanidad y rencores no parece sino un malogrado inquisidor mayorde aquella época, escribe sus Sueños, y nos da, tal es el poder de su evocación y desu estilo, el color, el olor y hasta el sabor de aquella, para siempre perdida, Arcadiaespañola y católica.

Los tiempos, sin embargo, han cambiado; los falsos valores que la cienciaderribó no se levantan más de la nada donde yacen; los dioses muertos no resuci-tan ya; la civilización del mundo avanza siempre y nunca retrocede sino, a veces,accidentalmente, pero sólo para dar un paso más largo, el progreso moral e inte-lectual, a costa de grandes y tenaces esfuerzos alcanzado, es progreso adquiridopara siempre. Hemos abandonado por inútiles las antiguas armas con que insen-satamente combatíamos el error, y hoy sabemos bien, y hemos empezado a prac-ticarlo, que sólo por el lento esfuerzo de la instrucción pública se logra cambiar elpensamiento y la voluntad de una nación. Habíamos olvidado, y hoy son nuestrafe y esperanza y deben ser nuestro lema, las profundas palabras proféticas del granpatriarca del siglo XVIII: «La humanidad camina lentamente hacia la verdad...»

23

I. Las vísperas de la Revolución

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 23

Page 24: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 24

Page 25: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

IIEl nido del águila (1)

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 25

Page 26: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 26

Page 27: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Corrían los años de 1783 —refiere un antiguo cronista caraqueño— présa-gos de tiempos tempestuosos que debían marcar el siglo XVIII entre los más gran-des de la historia del mundo. Pero en las colonias españolas reinaba una pazoctaviana y la vida se deslizaba sin afanes en medio de la quietud doméstica y elcuidado de la hacienda.

En la tranquila metrópoli de la Capitanía General de Venezuela, había en laplaza de San Jacinto (hoy Plaza del Venezolano), entre las esquinas de San Jacintoy Troposo, una casa maciza, de pesada y solidísima arquitectura, cuya serie de bal-cones, cruzados por circulares barrotes de hierro, daban indicios de que nuestrospadres se cuidaban mucho de la seguridad individual.

En esa casa hay una extraña animación: es el día 30 de julio de 1783 y loscriados van y vienen afanosos trayendo y llevando sendas fuentes de confitura,golosinas y botellas de lo puro. Todo indica que hay en la casa de San Jacinto unode esos sucesos que forman época en los anales de las familias.

En un salón casi cuadrado y cuyas paredes ostentaban ricas colgaduras dedamasco, estaban reunidas hasta doce personas, a cual más grave y ceremoniosa.En el frente del salón, y arrellanado en una poltrona de terciopelo carmesí, coro-nada por armas doradas complicadísimas y capaces de hacer estudiar dos horasseguidas al más cumplido heraldista, estaba sentado un hidalgo cuya franca yserena fisonomia apenas manifestaba cuarenta años, aunque es cierto que frisabaya en los cincuenta. Sus ojos azules, de luz pura, sus labios delgados y ligeramentearqueados en el extremo, su peluca empolvada y rizada con exquisito esmero, mani-festaban el tipo caballeresco y digno del hidalgo español del siglo XVIII. Era estepersonaje don Juan Vicente Bolívar Jaspe y Montenegro, marqués del Aragua, viz-conde de Toro, señor de Aroa, coronel perpetuo de las milicias de Aragua, caballerocruzado, caballero de Santiago, regidor perpetuo y opulentísimo propietario deVenezuela (2). A su lado estaba su digna señora, esposa doña María de la ConcepciónPalacios y Blanco, casada en diciembre de 1772, departiendo, en reposada plática,con su primo, el doctor don Juan Félix Jerez y Aristiguieta, canónigo doctoral de la

27

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 27

Page 28: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

santa iglesia metropolitana y discreto provisor del obispado. Frente al marquésestaba el digno y honrado peninsular don Francisco de Iturbe, y otros no menosnotables personajes completaban la escena de familia.

La marquesa, pálida y débil, demostraba haber salido de una penosa enferme-dad, la cual era justamente la materia de la conversación. En efecto, el 24 de julio,a las ocho de la mañana, la marquesa había dado a luz un niño, que era el cuartode la familia. Como fuese varón y como la señora hubiese tenido un embarazopenosísimo, la feliz llegada del nuevo hijo había sido recibida con general júbilo ysatisfacción. Aquel día era el señalado para el bautizo del niño, y, como ya estuvie-sen listos los convidados, el marqués se dirigió a un criado de libres, que estaba enla puerta, diciéndole:

—Haz que enganchen el coche.

—Es inútil, Juan —contestó un caballero bajo de cuerpo y de serena y bellafisonomía—. He hecho traer el mío y lo has de aceptar.

Bien, muy bien, Manuel; no en vano he dicho siempre que en la Corte apren-diste a ser un discretísimo cortesano; acepto y vamos, porque Félix está ya viejo yno ha de esperar mucho la colación.

Estas palabras eran dirigidas al conde Tovar.

—El señor canónigo es fuerte, señor marqués, y tratándose de cosas de fami-lia no se ha de impacientar porque una hora más tarde se le sirva el chocolate.Tales palabras dijo el joven marqués del Toro, que treinta años más tarde debíafigurar en la guerra de la independencia.

El viejo canónigo se dirigió entonces al señor de Bolívar, y, con la eterna son-risa de su fisonomía angelical, le dijo:

—No te apures por la comida, Juan Vicente, que no es la gula el pecado queme ha de llevar al infierno.

—Sí, como que apenas pruebas bocado y veinte veces ya te hemos dicho quehas de caer en cama con tantas privaciones —observó la marquesa, estrechandoamigablemente la mano de su primo el canónigo.

—No en balde el señor provisor es considerado como el sacerdote más vir-tuoso de la Capitanía, dijo don Francisco de Iturbe, con profunda convicción.

28

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 28

Page 29: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Iba a replicar el canónigo, pero, en el momento, media docena de negras,emperejiladas como ángeles de altar de Corpus, entraron trayendo al niño.

Salió la comitiva conduciendo al niño a la capilla de la Santísima Trinidad, pro-piedad de la familia de los Bolívar, donde se le había de echar el agua bautismal.

El marqués entregó un papel al canónigo Aristeguieta, donde estaba escrito elnombre del recién nacido, el cual debía ser Pedro, José, Antonio de la SantísimaTrinidad.

Quedaron solos los esposos conversando sobre la suerte del niño y formandoesos deliciosos castillos en el aire que sólo los padres saben hacer y que no debenser oídos por ningún profano.

Servida la mesa, a poco andar se sintió en la calle el ruido de la pesada carrozadel conde de Tovar, paramentada, con el escudo de sus armas y seguida de doslacayos, de lujosa librea, y la comitiva entró de nuevo en el salón trayendo al niño,ya libre del pecado original.

El marqués del Toro y don Francisco de Iturbe condujeron al recién bauti-zado y se lo entregaron a sus padres, los cuales con afectuoso júbilo lo colmaronde cordiales caricias.

—¡Gracias a Dios! —dijo la marquesa—; su Divina Majestad permita que elagua del bautismo le haga un santo.

—Dame ese niño, —añadió el marqués—, que quiero después de ti (diri-giéndose al canónigo) echar la bendición paternal a mi Pedro José, cuyo nombreme recuerda al venerado de mi tío el oidor, que en paz descanse.

—No le llames Pedro José —dijo a esta sazón el canónigo—, que otronombre le he puesto, y le has de llamar Simón.

—¿Y por qué has hecho ese cambio, Juan Félix?

—No sé cómo explicártelo, pero he sentido una voz interior, un extraño pre-sentimiento, una inspiración que es seguro venga de lo Alto, que me ha dicho queeste niño será, andando los tiempos el Simón Macabeo de la América (3)...

29

II. El nido del águila

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 29

Page 30: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Suspensos quedaron todos los oyentes de tales palabras, pues al canónigo donJuan Félix de Aristeguieta andaba ya en olor de santidad.

Aquel niño fue después Simón Bolívar, el Libertador.

Aquí agrega el cronista: El año de 1832, estando yo de muy tierna edad, oíreferir esta verídica escena al antiguo marqués del Toro, testigo del suceso; y en1840, estando en una casa de campo llamada El Empedrado, a hora de las nuevede la mañana, oí a la señora doña María Antonia Bolívar y Palacios, hermanamayor del Libertador, referir el mismo auténtico suceso al reverendo padre Miguelde Valdepeñas, religioso capuchino español, que decía la misa en capilla de doñaMaría Antonia.

Otrosí: En el mismo año 1783, y casi en el mismo mes en que vio la luz del solSimón Bolívar, el conde de Aranda, ministro de Carlos III, y plenipotenciario paraajustar por parte de España los tratados con Francia e Inglaterra, relativos al reconoci-miento de la independencia de las colonias británicas de Norteamérica, pronosticabaa su rey, en nota oficial, la independencia de sus colonias ultramarinas, y es fama que,al ratificar aquel monarca esos tratados, su primer ministro, el célebre don JoséMoñino, le dijo: «Vuestra Majestad, con esa firma, ha perdido las Américas.»

30

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 30

Page 31: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

III

La casa de Bolívar (1)

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 31

Page 32: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 32

Page 33: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Tiempo es ya, señores míos, de que os presente la señora de la casa: doñaMaría de la Concepción Palacios y Sojo de Bolívar y Ponte. Tiene veintitrés años:su belleza es fina y delicada como la de los lirios avileños. Porte gentil, silueta aris-tocrática, y un aire indefinible de ingénita prestancia que la distingue entre todaslas de su rango. Su estatura, ni grande ni pequeña, es la que Shakespeare requeríapara la bienamada: llega hasta el corazón de su marido. Ojos humildes, incons-cientes de ser grandes y negros, de suave fulgor místico, a la sombra de luengaspestañas, ojos candorosos y poder de su gloria. Negro también y ondulante ycopioso el cabello. Boca de dulzura y de gracia, donde es luz la sonrisa, la bondadmiel y música el acento. Tez de blancura alabastrina, con esa palidez de buen tonode las jóvenes principales, creadas y florecidas, faltas de sol y mundo pero pulcrasde cuerpo y alma, en el recogimiento conventual de las viejas casonas coloniales.La benignidad y la ternura le son connaturales, como el perfume a la azucena y ladulcedumbre al panal. Jamás en su presencia se fustigó al esclavo sin que al puntoella no detuviese, imperiosa o suplicante, el brazo del verdugo. Y alguna vez diosus pechos de madre joven al huerfanillo negro, y cerró los ojos del anciano queencaneció sirviendo a la familia por más de tres generaciones. Por eso la veneranlos infelices como a una Isabel de Hungría. Y es de verla por esas calles, rumbo altemplo, con su real traje de terciopelo negro guarnecido de riquísimas blondas, ensu litera de patricia, dorada como un tronco. Pórtanla con orgullo sobre sus recioshombros cuatro hércules africanos, y un gracioso grupo de doncellas mulatas laprecede, llevando una la alfombra, otra el abrigo, esta la sombrilla, y aquella, dequince años —su ahijada y favorita— el devocionario y el flabelo de su buena amay madrina; todas limpias y honestas, tocadas de blanco, cubierto el núbil seno porvistoso pañuelo de Madrás, de estreno la gaitera alpargata, y oloroso a jabón deCastilla y a mastranto y alhucema la camisa de gala y el fustán dominguero.

«A fuer de Palacios y Sojo, también es ella filarmónica, y canta, y pulsa el arpay se atreve con la guitarra. En extremo pulcra y hacendosa, mantienen la casa,según su habitual expresión, “como una tacita de plata”. Y aunque le sobran sir-vientes, esta mujer insigne que ha heredado de sus mayores el culto por los santosy por los héroes, sacerdotisa y reina del hogar, con sus propias manos cubre de

33

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 33

Page 34: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

flores el altar doméstico, prende la lamparita de la Virgen, pone al sol las antiguasbanderas y limpia y abrillanta los aceros de las panoplias. Y a veces... como ante unespejo mágico que le hiciera inefables revelaciones, se queda pensativa y comosoñando ante la hoja de una espada.

«Tres veces madre a los veintidós años, ya se advierte en ella esa ennoblece-dora fatiga que sigue siempre a los grandes esfuerzos creadores, y por la cual elmismo Dios, según dice en figura el Génesis, se sienta a descansar ante su obra. Laaparente debilidad de su constitución física, cierta expresión como de abatimientoen su semblante, y su misma temprana y excesiva fecundidad anterior, harían talvez creer que se ha agotado en ella la sagrada fuente de la vida. Pero la omnipoten-cia del Altísimo ha puesto prodigiosas y extraordinarias y reservas de energías fisio-lógicas y morales en esta admirable criatura, predestinada a concebir en susentrañas el redentor de América.

«Estamos en octubre de 1782. Tres hermosos niños, fruto del más feliz con-sorcio, alegran este hogar: María Antonia, la primogénita; Juana María, lasegunda, y Juan Vicente, orgullo de su padre, cuyo nombre lleva. ¿Qué máspueden pedir al cielo los esposos Bolívar—Palacios, ricos, ilustres, poderosos,amados y con prole ya suficiente para enaltecer la rama propia en el árbol genea-lógico de la familia y de la raza?... Pero, Dios abre el libro de sus decretos eterna-les, escribe en él un nombre, crea un espíritu, y hace un signo a uno de sus ángeles,que al punto arranca del empíreo en vuelo hacia un rincón de América, hacia lahumilde y hermosa ciudad del cerro azul, los techos rojos y las palomas blancas.El paraninfo excelso se detiene sobre esta casa, como para reconocerla y bende-cirla. Bajo el plumaje iridiscente de sus alas radiosas, trae un alma dormida en suseno como una estrella en un celaje, y penetrando, al fin, como en un santuario,en esa alcoba, deja caer dulcemente sobre el altar de amor el divino regalo delAltísimo.

«Y ahora, señores, permitidme un paréntesis. El instinto de los pueblos casinunca se engaña. Por muchos años el 28 de octubre fue celebrado en Venezuelacomo un gran día de la Patria. Creyose al principio que ese día no sólo era el ono-mástico del Libertador, sino también el de su natalicio. Más tarde una disposiciónlegislativa rectificó este error, trasladando la fiesta nacional al 24 de julio, verda-dero aniversario del nacimiento del grande hombre. Pero yo me atrevo a creer quelo que el sentimiento popular festejaba sin saberlo, y como por instinto, el 28octubre, era un acontecimiento todavía más grandioso, cuya gloria nos envidiatoda la América: la encarnación del Genio de la libertad en el seno de una mujervenezolana.

34

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 34

Page 35: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

«Nueve meses después, en esa misma alcoba, nace Simón Bolívar. Es un débilniño que llora como todos los hijos de Adán, pero en ese peñado de arcillahumana ha insuflado Dios el espíritu a cuyo aliento palpitará pleno de vidaheroica el corazón de un continente. Entremos, hermanos, a esa alcoba, pero ensilencio y de puntillas, no sea que despierte la joven madre. Profundamente que-brantada por tan portentoso alumbramiento, bien ha ganado su descanso lapobrecita. ¡Duerme, mujer gloriosa: duerme, madre, y sonríe en tu sueño, porqueya es tuya la corona de la inmortalidad!

«Alumbra débilmente la estancia, ardiendo ante la imagen de San Ramón,patrono de las puérperas, un cabo de cirio pascual, por cuya virtud, según unaantigua creencia, las que están a punto de ser madres esperan salir bien del durotrance. A la luz del blandón votivo se descubre el precioso lecho, de áureo copetegótico y soberbio pabellón de damasco, y sobre el lecho, entre finísimas holandas,sedas, plumas y edredones, al lado de la madre dulcemente dormida, el inquietorecién nacido pugna ya por salirse de sus pañales.

«Todo es contento y alegría en la casa, llena de parientes y amigos que hanvenido a dar sus parabienes a don Juan Vicente y a su esposa. Desde el salón dehonor y la nupcial alcoba hasta el gallinero y la cocina trajinan por doquiera, condiligencia insólita, sirvientes y esclavos. Distínguese entre éstos la negra Hipólita,de antemano elegida para aya del niño. Hermoso tipo de su raza inteligente, vigo-rosa, limpia, honesta, de carácter dulce y jovial, Hipólita es la flor de las esclavas.Tiene veintiocho años y está evaluada en trescientos pesos. Es la misma de quienun día el Libertador, en el apogeo de su destino y de su gloria, dirá a su hermanaMaría Antonia, recomendándosela encarecidamente, “y acuérdate que yo no heconocido más padre que ella”. Ella, en efecto, será la humilde sombra de su infan-cia huérfana; ella guiará los primeros pasos de aquel cuyas huellas serán nacioneslibres; y cuando el Padre de Colombia, consumada su inmensa obra, descanse yabajo la limosna de tierra dada a sus tristes huesos de proscrito, la negra Hipólita,que, inconsolable, le sobrevivirá por mucho tiempo, será sobre su tumba como unlacrimatorio de basalto.»

35

III. La casa de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 35

Page 36: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 36

Page 37: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

IVInfancia y Juventud

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 37

Page 38: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 38

Page 39: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Rico al nacer, lo fue también el párvulo Simón Bolívar cuando al año, cuatromeses y ocho días de haber sido bautizado, o sea el 8 de diciembre de 1784, elcanónigo don José Félix Aristeguieta le adjudicó un cuantioso vínculo (1). Dosaños y medio más tarde muere el coronel Bolívar (19 de enero de 1786), que-dando el niño y sus hermanos bajo la tutela de la madre. Mas, como la ley espa-ñola en tales casos favorecía los derechos del privilegiado, la Audiencia de SantoDomingo, al tener noticia nombró al licenciado don Miguel Joseph Sanz, célebreabogado de Caracas, de treinta y cuatro años edad, tutor ad litem del huérfano queapenas contaba cinco.

El mismo Bolívar nos ha dado preciosas informaciones respecto a su primeraeducación, en una carta dirigida a Santander de Arequipa, el 20 de mayo de 1825,en la cual, refiriéndose a la obra del viajero francés Mollien (2), le dice: «Lo quedice (Mollien) de mí es vago, falso e injusto. Vago, porque no asigna mi capaci-dad; falso, porque me atribuye un desprendimiento que no tengo; e injusto,porque no es cierto que mi educación fue muy descuidada, puesto que mi madrey mis tutores hicieron cuanto era posible por que yo aprendiese, me buscaronmaestros de primer orden en su país. Robinson, que usted conoce, fue mi maes-tro de primeras letras y gramática; de bellas letras y geografía, nuestro famosoBello; se puso una academia de matemáticas sólo para mí por el padre Andújar,que estimó mucho el barón de Humboldt. Después me mandaron a Europa acontinuar mis matemáticas en la Academia de San Fernando; y aprendía los idio-mas extranjeros con maestros selectos de Madrid; todo bajo la dirección del sabiomarqués de Ustaris, en cuya casa vivía. Todavía muy niño, quizá sin poder apren-der, se me dieron lecciones de esgrima, de baile y de equitación. Ciertamente queno aprendí ni la filosofía de Aristóteles, ni los Códigos del crimen y del error; peropuede ser que Mr. de Mollien no haya estudiado tanto como yo a Lock,Condillac, Buffon, D’Alembet, Helvetius, Montesquieu, Mably, Filanger,Lallandes, Rousseau, Voltaire, Rollin, Berthel y todos los clásicos de la antigüedad,así filósofos, historiadores, oradores y poetas; y todos los clásicos modernos deEspaña, Francia, Italia y gran parte de los ingleses. Todo esto lo digo muy confi-dencialmente para que no se crea que su pobre Presidente ha recibido tan mala

39

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 39

Page 40: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

educación como dice Mr. Mollien, y, aunque por otra parte yo no sé nada, no hedejado, sin embargo, de ser educado como un niño de distinción puede serlo enAmérica bajo el poder español (3).»

Insoportable apareció desde su tierna edad el niño Simón Bolívar —refiereun ilustre cronista caraqueño. No podían con él ni la madre, ni el abuelo, ni tíos,pues obedecía a sus intentos y caprichos, se burlaba de todo, haciendo lo contra-rio de cuanto se le aconsejaba. Inquieto, inconstante, voluntarioso, audaz, poseíatodas las fuerzas del muchacho a quien le han celebrado sus necedades, haciéndoleaparecer como cosa nunca vista.

Ni se le regañaba, y menos se le castigaba por sus numerosas faltas, siendoinaguantable ante su propia familia y extraños.

En tan triste situación pensó la madre el niño, cuando éste cumplió los seisaños, confiar su educación a un maestro de sanas ideas que pudiera dulcificar sucarácter, y escogió para ello al mismo tutor Sanz, quien después de muchas excu-sas aceptó al fin, llevándose el niño a su casa para que viviera allí como uno de sushijos. Entre el pupilo y el tutor mediaban treinta años de edad, lo suficiente, alparecer, para que el buen señor pudiera imponerse a un discípulo tan tierno. Alinstalarse el niño en la casa del tutor, comenzó el padre Andújar, capuchino muyerudito, a enseñarle los rudimentos de religión, moral, historia sagrada, que sabíamezclar con graciosas historietas destinadas a captarse las simpatías del discípulo.Correspondían al tutor las amonestaciones, los consejos, los castigos y hasta lasamenazas, pues Simoncito se reía de todo el mundo, a nadie obedecía, no gustán-dole sino los aplausos necios que provocaban sus travesuras.

En los primeros días el tutor se manifestó suave y cariñoso, pero a medidaque este método fue siendo ineficaz, el tutor fue acentuando las amonestacioneshasta que llegó a mandar con carácter paternal e imperativo.

—Cállese usted y no abra la boca, le decía Sanz, cuando en la mesa quería elniño tomar parte en la conversación. Y el muchacho, aparentando cierta seriedad,dejaba el cubierto y se cruzaba de brazos.

—¿Por qué no come usted? —pregunta el licenciado.

—Usted me manda que no abra la boca.

—Usted es un muchacho de pólvora —replica el tutor.

40

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 40

Page 41: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

—Huya, porque puedo quemarlo —contesta Bolívar—. Y muerto de risa sedirige a la señora de Sanz y le dice: Yo no sabía que era un triquitraque.

—Ya no puedo con usted —le dice el maestro en una ocasión en que el dis-cípulo estaba inaguantable—. Yo no puedo domar potros.

—Pero usted los monta —responde el discípulo, aludiendo al caballo zainoque montaba el licenciado, y que de vez en cuando costaba trabajo hacerle subirla rampa que unía el primer patio con el piso del corredor.

Como el licenciado tenía que asistir con frecuencia a los tribunales, dejabacasi siempre a Simón encerrado en la sala alta de la casa, como castigo que leimponía por sus repetidas picardías; pero como los niños, por malvados que sean,inspiran siempre conmiseración a las madres, sucedía que la esposa del licenciado,apiadándose de Simoncito, le hacía llegar por una de las ventanas de la prisión, ymediante una vara larga, bizcochos y dulces, encargándole que no la comprome-tiera con su marido. Al regresar el tutor, la primera pregunta que hacía a su esposaera ésta:

—¿Cómo se ha portado ese niño?

—Ha estado tranquilo— contestaba la señora.

En seguida subía el tutor a la sala, abría la puerta y ponía en libertad al prisio-nero.

—Se que te has portado muy bien en mi ausencia. Saldremos, por lo tanto, apasear esta tarde.

—¿Y a qué debo esto? —pregunta Simón.

—A los informes de mi mujer.

—¡Qué buena persona en su esposa, don Miguel!

—Sí, sí, muy buena porque te apadrina y consiente.

—Ja, ja ja —contesta el pilluelo, riéndose a sus anchas.

—¿De qué te ríes, tunante?

41

IV. Infancia y juventud

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 41

Page 42: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

—De nada, señor, de nada. Me río porque me da la gana.

Demás está decir que el muchacho nunca comprometió a la señora que loobsequiaba, a hurtadillas, con tan buenos dulces.

Simón y el licenciado salían a pasear a caballo casi todas las tardes. El tutormontaba su zaino y el pupilo un burro negro, muy pesado para andar. El maestroaleccionaba al discípulo durante el paseo, aprovechándose de cualquier incidentepara darle una lección.

—Usted no será jamás hombre de a caballo —dice el licenciado a Simoncitoque no tenía compasión del asno.

—¿Qué quiere decir hombre de a caballo?— pregunta el niño.

El licenciado da una explicación satisfactoria, a la cual responde el niño:

—¿Y cómo podré ser hombre de a caballo montando en un burro que nosirve para cargar leña?

—Así se comienza, replica el tutor.

El cronista agrega:

«Podría formarse una colección de dichos, chistes, contestaciones oportunas;en ocasiones dignas de elogio, en otras dignas de censura, del niño Simón deBolívar, durante el tiempo en que estuvo bajo la vigilancia de don José MiguelSanz. Doña Alejandra Fernández de Sanz, esposa de éste, transmitió a su hija,doña María de Jesús Sanz, después la esposa de don Cástor Martínez, cuanto con-servaba de coro acerca de las picardihuelas de Bolívar. De labios de doña María deJesús, señora de gratos recuerdos para la sociedad de Caracas, supimos muchas deestas historietas, y, todavía hoy, los nietos del tutor relatan incidentes que se hanido conservando en la familia durante cien años (4).»

Hoy se lee en la puerta de la antigua casa de Sanz, en Caracas, esta ins-cripción:

Siendo muy niño/Simón Bolívar/vivió en esta casa como pupilo del ilustre/patricio/licenciado Miguel Joseph Sanz.

42

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 42

Page 43: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Pero esta lucha constante entre el maestro en edad provecta y el pupilo de seisaños, no debía continuar. Un hombre de la seriedad de Sanz no podía constituirseen mentor constante de un muchacho rehacio a todo consejo y con quien no leligaban vínculos de familia. Por otra parte su carácter no le permitió hacerse ver-dugo de nadie. Por tanto antes de cumplirse dos años de enseñanza, don JoséMiguel llevó a Simón a la casa de la madre y allí lo dejó para que continuara reci-biendo lecciones de los profesores Andújar, Pelgrón, Vides, Andrés Bello y SimónRodríguez. Éste substituyó al tutor ad litem en el manejo de la fortuna que fuedonada a Bolívar por el canónigo Félix de Aristeguieta(5). Muerta doñaConcepción Palacios de Bolívar en 1791, su padre don Feliciano Palacios, conti-nuó como tutor natural de Simón, y después, por muerte de don Feliciano, lostíos Esteban y Carlos, hasta que el joven Bolívar se emancipó de todo pupilaje en1796, fue nombrado cadete del batallón de voluntarios blancos de Valles deAragua el 14 de enero de 1797, subteniente del mismo batallón el 4 de julio delaño siguiente, y salió para Europa en 1799.

Once años después se encontraron don José Miguel y Bolívar. Anciano ya elmaestro y de veinticinco años el antiguo pupilo tronera y voluntarioso.Tropezaban al comenzar una revolución, cuyas consecuencias nadie podía prever.Sanz le juzgó lleno de talento, de imaginación, pero sin juicio, y le creyó incapazde grandes cosas. Los sucesos de 1810, 1811 y 1812 confirmaron la opinión deSanz, que era la misma, en aquel tiempo, de don Pedro Gual, amigo de Bolívar (6).

En las campañas de 1813 y 1814 Sanz no aparece ante Bolívar sino como elveterano abuelo ante sus nietos belicosos: el hombre de consulta en casos insigni-ficantes, y esto como homenaje debido más a los años que a la inteligencia.Víctima de los sucesos del año terrible de 1814, acosado por la anarquía patriota,más que por las huestes españolas, Sanz abandona en buena hora a Caracas y sedirige a la isla de Margarita. Uno de sus contemporáneos, el general José FélixBlanco, nos cuenta el trágico fin del ilustre patricio, en estos términos:

«Allí, en Urica, con el último ejército de la República, pereció uno de losmás virtuosos e ilustrados ciudadanos, aquel licenciado José Miguel Sanz que enuna época anterior hemos visto tan consagrado al servicio de su patria.Perseguido por Monteverde, había gemido muchas veces en las mazmorras deLa Guaira y Puerto Cabello, hasta que la Audiencia española, establecida enValencia, le puso en libertad. Perdido el centro y el oriente de Venezuela a con-secuencia de la batalla de La Puerta, emigró a Margarita, y allí se hallaba cuandosu amigo Rivas le llamó a su lado para oír sus consejos. La víspera de la fatal jor-nada de Urica se avistaron y conferenciaron largo rato, separándose luego, para

43

IV. Infancia y juventud

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 43

Page 44: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

siempre, al empezar el combate, en que habían de morir el más feroz y bestial delos caudillos realistas (Boves), y el más virtuoso de los patricios de la República.»

44

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 44

Page 45: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

VLa gorra del príncipe

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 45

Page 46: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 46

Page 47: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El marqués de Aragua, como ya se ha dicho, no tuvo el gusto de conocer alSimón Macabeo de la América; poco tiempo después, tanto él como el canónigo,bajaron a la tumba, el joven Bolívar, recibida la primera educación de sus maestrosSanz, Bello y Rodríguez fue enviado a España, a recibir su educación, por suabuelo materno don Feliciano Palacios Sojo.

En la Península obtuvo la posición que correspondía a su ilustre nacimento yriquezas, y pronto sirvió en el cuerpo de caballeros de Su Majestad.

Un día jugaba con el príncipe de Asturias, después Fernando VII, de ingratamemoria, y en uno de los saltos de volante arrojó la pelota con tan poca destrezaque, en lugar de formar la curva natural, fue en línea recta a la cabeza del príncipe,despojándole de su gorra.

Confusos del suceso, los jóvenes cortesanos esperaban el castigo para eljoven Bolívar, y le aconsejaron que se ocultase, pero Bolívar contestó conmucha sangre fría:

—Pues no lo hice a mal hacer, y si Su Alteza nos hace el honor de jugar connosotros al volante, nada tengo de qué arrepentirme.

Supo la reina lo ocurrido a la vez que la respuesta de Bolívar, y dijo con gene-rosidad:

—Tiene razón el rapaz, y no hay motivo para castigarle; y pues el príncipe seentrega a juegos infantiles con ellos, decidle que en otra ocasión se ajuste mejor lagorra.

El joven marqués de Bolívar derribaba en 1798 la gorra al joven príncipe deAsturias y veintiséis años más tarde el general Bolívar arrebataba al fanático y cruelFernando VII, hijo de un imbécil y una ramera, las mejores joyas de su corona (1).

47

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 47

Page 48: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 48

Page 49: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

VIEn el Monte Sacro

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 49

Page 50: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 50

Page 51: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Don Manuel Uribe Ángel, patricio colombiano, refiere así la entrevista quetuvo con don Simón Rodríguez, el maestro de Bolívar, en Quito, en 1850.

«Un día recibí del doctor Pedro Antonio Torres, deán de la catedral de Quito,el siguiente billete:

«Mi querido Manuel: Come hoy en casa un amigo viejo, y, como quiero queseas de los nuestros, te espero precisamente a las cuatro de la tarde. Comeremosmás y comeremos menos. Tuyo, Pedro Antonio.»

«Asistí a la cita, y al entrar en el salón, el doctor Torres se puso de pie, y diri-giéndose a un sujeto con quien conversaba familiarmente, dijo: —Don Simón,tengo el gusto de presentar a usted a mi amigo el doctor Manuel Uribe Ángel.Doctor, presento a usted a un antiguo compañero de armas, el señor don SimónRodríguez. Dirigiéndome entonces al anciano, a quien había sido presentado, nocreí hallar en los recursos de mi pobre educación una frase más amable y más ade-cuada a las circunstancias que esta: —Señor don Simón, tengo mucho gusto alconocer y saludar al maestro de nuestro Libertador.

«El viejo Rodríguez, con una risita que me pareció sarcástica, me contestó:

«—Fuera de ese, tengo algunos títulos para pasar con honra a la posteridad.

«—La mesa está servida —dijo el canónigo— amigos míos, vamos a comer.

«Sus relaciones llegaron después a ser íntimas. Don Simón almorzaba y comíadiariamente con Uribe Ángel, que, encantado, lo escuchaba discurrir sobre todaslas cosas divinas y humanas.

«Una tarde, paseando juntos y departiendo en mucha intimidad, se detuvo depronto don Simón y le dijo:

51

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 51

Page 52: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

«—Para que sacies tu curiosidad, voy a referirte lo que pasó en Roma.

Un día, después de haber comido, y cuando ya el sol declinaba, emprendimoscon Bolívar paseo hacia el Monte Sacro (Sacrum Monte). El calor era tan intensoque nos agitamos en la marcha lo suficiente para llegar jadeantes y bañados desudor. Llegados al mamelón, nos sentamos sobre un trozo de mármol blanco,resto de una columna destrozada por el tiempo. Yo tenía fijos los ojos sobre la fiso-nomía del adolescente, porque percibía en ella cierto aire de notable preocupacióny concentrado pensamiento. Después de descansar un poco, y con la respiraciónmás libre, Bolívar, con cierta solemnidad, que no olvidaré jamás, se puso de pie, y,como si estuviera solo miró a todos los puntos del horizonte, y, a través de losamarillentos rayos del sol poniente, paseó su mirada escrutadora y fulgurantesobre la tumba de Cecilio Metelo, sobre la Via Apia y la campiña romana. Luego,levantando la voz, dijo:

«—¿Conque este es el pueblo de Rómulo y Numa, de los Grecos y losHoracios, de Augusto y de Nerón, de César y de Bruto, de Tiberio y de Trajano?Aquí todas las grandezas han tenido su tipo y todas las miserias su cuna. Octaviose disfraza con el manto de piedad público para ocultar la suspicacia de su carác-ter y sus arrebatos sanguinarios; Bruto clava el puñal en el corazón de su protec-tor, para reemplazar la tiranía de César con la suya propia; Antonio renuncia a losderechos de su gloria para embarcarse en las galeras de una meretriz; sin proyectosde reforma, Sila degüella a sus compatriotas, y Tiberio, sombrío como la noche ydepravado como el crimen, divide su tiempo ente la concupiscencia y la matanza.Por un Cincinato hubo cien Caracallas; por un Trajano, cien Calígulas, y por unVespasiano, cien Claudias. Este pueblo dio para todo: severidad para los viejostiempos; austeridad para la República; depravación para los emperadores, cata-cumbas para los cristianos; valor para conquistar el mundo entero, oradores paraconmover, como Cicerón; poetas para seducir con su canto, como Virgilio; satíri-cos, como Juvenal; filósofos débiles, como Séneca; y ciudadanos íntegros, comoColón; este pueblo dio para todos, menos para la causa de la humanidad:Mesalinas corrompidas, insignes guerreros, procónsules rapaces, sibaristas desen-frenados, aquilatadas virtudes y crímenes groseros; pero para la emancipación delespíritu, para la extirpación de las preocupaciones, para el enaltecimiento delhombre y para la perfectibilidad definitiva de la razón, bien poco, por no decirnada. La civilización que ha soplado del Oriente ha mostrado aquí todas sus faces,ha hecho ver todos sus elementos; más en cuanto a resolver el gran problema delhombre en libertad, parece que el asunto ha sido desconocido y que el despejo deesa misteriosa incógnita no ha de verificarse sino en el Nuevo Mundo?

52

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 52

Page 53: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

«Y luego volviéndose hacia mí húmedos los ojos, palpitante el pecho, enroje-cido el rostro con una animación casi febril, me dijo:

«—Juro delante de usted; juro por el Dios de mis padres; juro por ellos; juropor mi honor y juro por la patria, que no daré descanso a mis brazos, ni reposo ami alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poderespañol.

«—Tú sabes, hijo, agregó don Simón, que el muchacho cumplió su palabra (1)...»

53

VI. En el Monte Sacro

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 53

Page 54: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 54

Page 55: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

VIIBolívar y Humboldt

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 55

Page 56: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 56

Page 57: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

En agosto de 1804 llegó a París el barón Alejandro de Humboldt, de regresode América, en cuyas regiones equinocciales, en compañía de un joven alumno dela Escuela de Medicina y del Jardín de Plantas, Aimé Goujaud Bonpland, acababade hacer importantes descubrimientos científicos y de efectuar un viaje de 9.000leguas. En aquellos días el sabio barón era el huésped predilecto de los salones deParís, y allí se encontró por primera vez con Bolívar, catorce años menor que él, ya quien dispensó la más afectuosa acogida, pues el joven caraqueño estaba empa-rentado con los mantuanos de Caracas, o sea las familias de la más alta sociedad,que había colmado de atenciones al barón y de quienes él conservaba los másgratos recuerdos. Los Ustáriz, los Toros, Ávila, Soublette, Montilla, Sanz y otrosmás lo habían festejado en sus casas y en sus haciendas; don Andrés Bello lo habíaacompañado a La silla del Ávila. La familia del futuro general Ibarra le recibió enaquella finca de Bello Monte, en donde, el día de Reyes de 1800, se creyó Humboldttransportado, como él mismo decía, “a una mansión de hadas” (1). Bolívar lo visi-taba con frecuencia en París, y sentía despertarse en su corazón profunda admira-ción por aquellos magníficos países cuyos innumerables y estupendos aspectosdescribía el sabio alemán. Así, por primera vez, se revelaron al espíritu arrebatadode Bolívar la flora y fauna, los tesoros naturales tan variados y tan ricos del NuevoMundo. También le hablaba Humboldt de los sentimientos y de las aspiracionesque había observado en esos pueblos, y era entonces cuando Bolívar lo escuchabacon más sostenida atención.

—Señor Barón —exclamó un día el joven—, usted que acaba de recorrer elcontinente americano y que ha podido estudiar su espíritu y necesidades, ¿no creeque ha llegado el momento de darle una existencia propia, desprendiéndolo de losbrazos de la Metrópoli? ¡Radiante destino el del Nuevo Mundo si sus pueblos sevieran libres del yugo, y qué empresa más sublime!

—Creo que la fruta está madura —respondió el barón—, pero no veo alhombre capaz de realizar tamaña empresa.

—Puede ser que lo encontremos...

57

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 57

Page 58: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

—Usted se dirige ahora a la Costa Firme? —preguntó Humboldt.

—Sí, señor barón, voy a buscar a ese hombre en mi patria.

—¿Y si no lo encuentra usted?

—¡Lo formaremos!

—Quisiera dar a usted el poder de Dios para tal empresa.

—Los pueblos —replicó Bolívar—, en los momentos en que sienten la nece-sidad de ser libres son poderosos como Dios, porque Dios los inspira.

Estas profundas palabras traen a la mente aquellas que el 11 de marzo de1828 decía Goethe a su confidente Eckermann:

«Existo como un poder demoníaco que impele al hombre a su gusto, cuandoéste cree obrar por sí mismo. En tales circunstancias el hombre debe ser conside-rado como el instrumento del gobierno supremo del mundo, como la palanca queha sido juzgada digna de recibir el impulso divino (2).»

Los pueblos de América, en efecto, se conmovieron poco tiempo después, deluno al otro extremo, como se conmueven y sacuden y truenan las cordillerascuando las agita el fuego que vibra en sus entrañas. El grito de libertad en inde-pendencia lanzado primero en La Paz, el 16 de julio de 1809, después en Quito,el 10 de agosto, más tarde en Caracas y en Bogotá, el 19 de abril y el 20 de juliode 1810, abría la historia de esa guerra titánica que remató, el 9 de diciembre de1824, en el campo de Ayacucho, un ejército heroico y compacto de colombianos,venezolanos, argentinos, peruanos, bajo el genio y la espada de Bolívar.

Consumada la independencia, el barón Humboldt, meditando sin duda, enlos inescrutables designios del Eterno, escribía a su joven amigo de París, tres lus-tros después de su encuentro:

La amistad con la cual el general Bolívar se dignó honrarme después de miregreso de México, en una época en que hacíamos votos por la independencia ylibertad del Nuevo Continente, me hace esperar que, en medio de los triunfoscoronados por una gloria fundada por grandes y penosos trabajos, el Presidente deColombia recibiría todavía con interés el homenaje de mi admiración y de midecisión afectuosa.

58

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 58

Page 59: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

En otra ocasión le decía:

«En medio de las grandes y generosas acciones de Vuestra Excelencia, que sonla admiración de ambos hemisferios, su corazón ha permanecido siempre sensiblea los acentos de la amistad. Las cartas de Vuestra Excelencia me lo han probado;las conservo como un monumento precioso de la benevolencia de VuestraExcelencia para conmigo, como el más hermoso título de gloria de una vida con-sagrada a defender, con armas más débiles, es cierto, los progresos de la razón y deuna prudente libertad...

«Una voz interior me dice que nos volveremos a ver en esta vida, pero en esecontinente que debe su libertad, menos todavía a la gloria de las armas de VuestraExcelencia que a al noble moderación de su alma, y en donde espero terminar misdías (3).»

No se cumplieron los pronósticos del sabio barón, pero sobrevivió a su amigohasta 1859, cuando la posteridad había consagrado ya, en última instancia, lagloria del Libertador.

Veintitrés años después de la muerte de Bolívar, en 1853, en una conferenciaque por orden del lord Clarendon tuvo con Humboldt, en Berlín, el generalO’Leary, amigo y edecán que fue del Libertador, para tratar asuntos relacionadoscon la apretura de un canal interoceánico por el istmo del Darién, Humboldt, des-pués de haber departido con su interlocutor sobre esta cuestión, habló en seguidade la América española y de Bolívar:

«Le traté mucho después de mi regreso de América, dijo, a fines de 1804. Suconversación animada, su amor por la libertad de los pueblos, su imaginación bri-llante, me lo hicieron ver como un soñador. Jamás le creí llamado a ser el jefe dela cruzada americana. Durante mi permanencia en las colonias españolas, jamásencontré descontento. Más tarde, al empezar la lucha, fue cuando comprendióque me había ocultado la verdad, y que en lugar de amor existían odios profundosque estallaron en medio de un torbellino de represalias y de venganzas. Pero lo quemás me asombró fue la brillante carrera de Bolívar, a poco de habernos separado,cuando dejé París para seguir a Italia. La actividad, talento y gloria de este grandehombre me hicieron recordar sus raptos de entusiasmo, cuando juntos uníamosnuestros votos por la emancipación de la América española. Me había parecido,por el estudio que había hecho de los diversos círculos de la sociedad americana,que si en algún lugar podía surgir un hombre capaz de afrontar la revolución eraen Nueva Granada, que había dado manifestaciones a fines del último siglo, y

59

VII. Bolívar y Humbolt

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 59

Page 60: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

cuyas tendencias no me eran desconocidas. Mi compañero Bonpland fue mássagaz que yo, pues desde muy al principio juzgó favorablemente a Bolívar, y aunle estimulaba delante de mí. Recuerdo que una mañana me escribió diciéndomeque Bolívar le había comunicado los proyectos que el animaban respecto de laindependencia de Venezuela, y que no sería extraño que los llevara a remate, puestenía de su joven amigo la opinión más favorable. Me pareció entonces queBonpland también deliraba. El delirante no era él sino yo, que muy tarde vine acomprender mi error respecto del grande hombre, cuyos hechos admiro, cuyaamistad me fue honrosa, cuya gloria pertenece al mundo (4).»

He aquí a Humboldt, “el genio de los descubrimientos”, como le llamóVíctor Hugo, rindiendo homenaje póstumo al genio de la libertad de América.

Boussingault nos dejó este retrato íntimo del sabio francófilo y demócrata,tildado de ateísmo, del «gato enciclopédico», como se le llama en París:

«Vivía en el muelle Napoleón, cuarto piso (muelle de la Escuela, número 26),en un cuarto con vista hacia el Sena, casi enfrente de la Moneda. Tenía cincuentay cinco años. Su estatura era mediana; tenía los cabellos blancos, la mirada indefi-nible y la fisonomía viva y espiritual. Estaba un poco picado de viruelas, enferme-dad que contrajo en Cartagena de Indias. Tenía una parálisis del brazo derecho,como consecuencia de la afección reumática que contrajo por dormir sobre unlecho de hojas húmedas en las ribras del Orinoco. Cuando quería escribir o dar lamano, tenía que levantar con la izquierda en antebrazo paralizado, a la altura nece-saria. Su traje era del corte que se usaba en la época del Directorio: casaca azul conbotones amarillos, chaleco amarillo, pantalón rayado, botas con vuelta —lasúnicas que había en París hacia 1821,— corbata blanca y sombrero hecho con lás-tima.»

«Creía encontrar al chambelán del rey de Prusia en una habitación esplén-dida, y fue, por lo mismo, grande mi sorpresa cuando entré a la casa del célebreviajero. Trabajaba en una alcoba pequeña, que tenía una cama sin cortinas cuatrosillas de paja y una gran mesa de pino en la que escribía. Toda la tabla de la mesaestaba cubierta de cálculos numéricos y de logaritmos. Cuando ya no había espa-cio para una sola cifra, venía el carpintero y pasaba una garlopa. No tenía libros, oapenas uno que otros como las Tablas de Callet y El Conocimiento de los tiempos.

«Comía en Los Hermanos provenzales. Por las mañanas pasaba siempre una odos horas en el café de Foy, y se dormía allí después del almuerzo (5).»

60

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 60

Page 61: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Humboldt tuvo el honor de haber sido leído con entusiasmo por Napoleónen aquellos días de la Malmaisón que siguieron al desastre de Waterloo.

Cuando el emperador se encontraba solo continuaba la lectura de un libro deAlejandro de Humboldt: Los Viajes a las regiones equinocciales del nuevo Continente. Suimaginación le transportaba a América. Soñaba en seguir las huellas del ilustresabio, en ocuparse en grandes trabajos científicos. Con Monje hablaba de sus pro-yectos: «Necesito un compañero que me ponga rápidamente al corriente delestado actual de las ciencias, luego recorreremos juntos el Nuevo Mundo, desde elCanadá hasta el cabo de hornos, y en este inmenso viaje estudiaremos todos losgrandes fenómenos de la física del globo. Monje amaba profundamente aNapoleón, y decía que jamás en el trono, a la cabeza de los ejércitos, le había pare-cido tan grande, tan digno de admiración como en aquel momento en que derri-bado por la suerte se erguía para empezar una nueva vida (6).»

61

VII. Bolívar y Humbolt

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 61

Page 62: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 62

Page 63: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

VIIIBolívar en el terremoto de Caracas

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 63

Page 64: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 64

Page 65: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

En 1812, año funesto, como el de 1814, para la independencia, los desastresde los patriotas caraqueños tuvieron su coronamiento en el terremoto que redujoa escombros las principales ciudades de Venezuela. El 26 de marzo, a las cuatro dela tarde, apiñada la multitud en los templos con motivo de las festividades deljueves santo, tiembla la tierra y se desploman las iglesias de la Pastora, Altagracia,San Mauricio, la Merced, Santo Domingo y la Trinidad, bajo cuyos murosmueren cuatro mil personas y en toda la ciudad de Caracas diez mil, sin contar losheridos. Durante varios días se encienden hogueras para quemar los cadáveres;todas las gentes corren sobrecogidas de espanto; unas, en procesión, entonancantos fúnebres; otras se confiesan en alta voz en medio de las calles.

En un pueblo fanático los sucesos más comunes son interpretados según con-venga a los intereses de aquellos a quienes las masas populares están acostumbra-das a respetar, y desgraciadamente, el clero, que ejercía en Venezuela, como entodas las colonias españolas, decisiva influencia, y que era adverso, con rarasexcepciones, a la causa de la independencia, aparentó ver en la terrible calamidad«el azote de un Dios irritado contra los novadores que habían desconocido al másvirtuoso de los monarcas, Fernando VII, el ungido del Señor (7).»

Sólo Bolívar permanecía impasible en medio de la consternación general,desoyendo los ruegos de sus amigos que temblaban por su vida, hasta que, sinparar mientes en la creciente furia del populacho, azuzado por los frailes, corrió ala plaza de San Jacinto, donde el loco frenesí de un monje había atraído millaresde devotos aterrados, y con voz imperiosa silencio. Mas, la expresión resuelta desu mirada y su tono severo que asombraron a la espantada multitud, sólo sirviópara provocar indignación del monje predicador que, a su vez, amenazó al intrusocon la cólera del cielo si persistía en interrumpir la prédica.

El sordo y siniestro murmullo del pueblo manifestaba ya su resolución de servirde instrumento de la ira santa, cuando Bolívar, advirtiendo la crítica situación enque se encontraba, y comprendiendo que una retirada daría pábulo a la supersticióny acrecentaría la influencia del clero, desenvainó su espada, y lanzándose sobre el

65

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 65

Page 66: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

improvisado púlpito, arrancó de él al monje, y arrastrándole, le amenazó con lamuerte inmediata si se atrevía a resistir.

Don José Domingo Díaz, furibundo realista y apologista de Boves, refiere elsoberbio suceso de aquel día en estos términos:

«Era el jueves santo, 26 de marzo de 1812, a las cuatro de la tarde. El cielo deCaracas estaba extremadamente claro y brillante, una calma inmensa aumentabala fuerza de un calor insoportable; caían algunas gotas sin verse la menor nube quelas arrojase, y yo salí de mi casa para la santa iglesia catedral. Como cien pasosantes de llegar a la plaza de San Jacinto, convento de orden de predicadorescomenzó la tierra a moverse, con un ruido espantoso, corrí hacia aquella, y algu-nos balcones de la casa de correros cayeron a mis pies al entrar en ella; me situéfuera del alcance de las ruinas de los edificios, y allí vi caer sobre sus fundamentosla mayor parte de aquel templo, y allí también entre el polvo de la muerte, vi ladestrucción de una ciudad que era el encanto de los naturales y de los extranjeros.

«A aquel ruido inexplicable sucedió el silencio de los sepulcros. En aquelmomento me hallaba solo en medio de la plaza y de la ruinas; oí los alaridos de losque morían dentro del templo; subí por ellas y entré en su recinto. Todo fue obra deun instante. Allí vi como cuarenta personas o hechas pedazos o prontas a expirar porlos escombros. Volví a subirlas, y jamás se me olvidará este momento. En lo más ele-vado de las ruinas encontré a don Simón Bolívar, que en mangas de camisas trepabapor ellas. En su semblante estaba pintado el sumo terror, o la suma desesperación.Me vio y me dirigió estas impías y extravagantes palabras: «Si la naturaleza se oponea nuestros designios, lucharemos contra ella y la someteremos (8).»

Al lado de estas palabras, dice José Enrique Rodó, palidece la imprecaciónfamosa de Ayax de Telamón.

66

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 66

Page 67: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

IX En Milán

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 67

Page 68: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 68

Page 69: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

En un antiguo ejemplar de la revista Natura ed Arte, publicado en Roma enenero de 1895, hay un artículo de Cleto Arrighi que refiere muchos episodios dela campaña de Italia de Napoleón Bonaparte y su entrada en Milán en 1796, des-pués de sus victorias contra los austriacos.

En aquel tiempo existía en Milán el célebre salotto de la condesa Melzi, tertu-lia literaria y política, donde no era fácil ser admitido sin estar dotado de talento yde sentimientos liberales.

Tertulianos de casa Melzi, eran pues muchos notables personajes en las artes,en la política; y todos los extranjeros de renombre que llegaban a Milán solicita-ban el privilegio de ser recibidos en aquel selecto centro de cultura que, no obs-tante la sospechosa policía austriaca, había llegado a ser una especie de instituciónmilanesa.

Cleto Arrighi heredó de un tío suyo Bernardino, un manuscrito titulado IlCervelo di Giove, en el cual están apuntados los principales acontecimientos de quefue teatro Europa y especialmente Italia y Lombardía del año 1786 a 1790.

En una de tales notas, y con fecha 13 de mayo de 1796, dice el autor delmanuscrito:

«En casa de Melzi me fue presentado anoche un bello joven de Caracas dondenace el excelente cacao: él es Bolívar, en cuyo aspecto están las promesas de unfecundo porvenir. Su conversación está llena de energía y de esperanzas. Odia a losespañoles, y, entusiasmado por los acontecimientos de ogaño, sueña con la liber-tad de la colonia hispana y con ser él mismo libertador.

«Fue educado en Madrid y acaba de terminar sus estudios. Y está en Milándesde dos días ha, pues ha venido con la esperanzas de presenciar la entrada deBonaparte triunfador. Me dijo haber encontrado raramente una ciudad más simpá-tica, especialmente en su gremio decente y acomodado; me narró de haber visitado

69

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 69

Page 70: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

a Nápoles, y en su viaje de regreso a Roma, haber sido capturado por ciertoSicabolones con seis brigantes; pero fue soltado mediante poco dinero por haberdeclarado que era un zuavo francés, amigo del Papa, y de haber venido a Italia paratratar de perjudicar a Bonaparte.»

Hasta aquí el manuscrito:

De su lectura se desprende que Simón Bolívar, desde su adolescencia, culti-vaba el proyecto de ser el Libertador de su patria, y no poco debió entusiasmarleel espectáculo de la entrada de Bonaparte triunfador en la metrópoli lombarda,pues en aquella época el joven general del ejército francés en Italia enarbolaba labandera de la libertad.

En el retrato de Bolívar que bosquejaba Arrighi se ve de pie la figura delLibertador adolescente, en cuyo aspecto están las promesas de un fecundo porvenir.

70

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 70

Page 71: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

XBolívar e Iturbe

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 71

Page 72: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 72

Page 73: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Después de combatir en Francia por la causa del derecho, de la justicia y dela libertad en el mundo, hasta dejar inscrito su nombre en los Anales de laRevolución, y hoy en las tablas de gloria del Arco de triunfo de Napoleón,Miranda se acordó de su patria y voló allí a prestar el contingente de su espada yexperiencia a los inexpertos republicanos, sus compatriotas.

Generalísimo de sus tropas, fue envuelto en una serie de desgracias, hasta lacapitulación que concluyó con Monteverde, en San Mateo, el 25 de julio de 1812,y que, como todas las ajustadas por los españoles, fue inicua y cruelmente violadaapenas se entregaron a los patriotas.

Luego de firmar la capitulación, se retiró a La Guaira, donde tenía lista unacorbeta inglesa para embarcarse. Llegó a las siete de la noche del 30 de julio de1812 solicitando hospitalidad en la casa del comandante del puerto, coronelManuel María Casas, quien con el gobernador político, el tristemente célebreMiguel Peña, lo entregaron a los españoles por medio del coronel Simón Bolívar,Montilla y Chatillón, quienes se encargaron de prenderlo. Miranda, sin protestar,se dejó conducir a la prisión.

Bolívar nunca, ni en los últimos días de su vida, se arrepintió de haber prendidoal precursor, y, antes bien, se lamentaba de no haberlo fusilado por habérselo impedidootros, y siempre consideró su acción como un deber patriótico. Argüía que si Mirandacreyó que los españoles observarían el tratado, debió quedarse para hacerlos cumplir supalabra, y, si no, era un traidor por haber sacrificado su ejército.

De La Guaira, sin fórmula de juicio, fue enviado Miranda al castillo dePuerto Cabello, de allí a Puerto Rico, y, por último, a Cádiz, donde como reo deestado se le enceró en la Carraca. Allí, solitario, y en completo abandono, murióel 19 de julio de 1816, después de cuatro años de martirio. En su persona elgobierno español violó con descaro y sevicia la capitulación de San Mateo que élmismo había declarado en su orden de 30 de enero de 1813 que debía cumplirsefiel y religiosamente. Nunca se reprochó a Monteverde su crueldad y perfidia, y,

73

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 73

Page 74: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

cuando en las Cortes generales de Cádiz se trató del asunto, y los diputados ame-ricanos defendieron la causa de sus compatriotas oprimidos, sus protestas y recla-mos no conmovieron a nadie.

Fue Miranda el primero que enarboló el tricolor colombiano en las costas deAmérica; amigo de Catalina II, no creía en nada, y de Bentham, que sólo creía enla utilidad apreciada de tejas para abajo, despidió, a la hora de la muerte, al frailedominico que le ofrecía los auxilios de la religión, con estas desabridas palabras:«Déjeme usted morir en paz.»

Librepensador en religión, era también Miranda francés hasta la médula delos huesos y apasionado hasta tal punto por la Revolución, a la cual había servidocon su espada, que llegó hasta disculpar las matanzas de septiembre en París, y feli-citó a aquellos de sus amigos de América que se llamaban jacobinos, declarando,además, que habría preferido la devastación de la mitad del mundo al fracaso dela Revolución francesa.

Como Jefferson, el ilustre secretario de Estado de Washington, y más tardedos veces presidentes de los Estados Unidos, y gran liberal, Miranda pensaba queuna revolución es buena siempre y nunca debe escatimarse; que nada significanunos cuantos millares de vidas humanas perdidos en uno o dos siglos, puesto quelo que más abunda en el mundo es gente; que la humanidad es una selva muyfrondosa para resentirse con la poda benéfica de sus ramas inútiles o marchitas;que el árbol de la libertad debe refrescarse de cuando en cuando con sangre detiranos y patriotas, que es natural abono.

Y de mil amores hubiera acogido estas palabras de Tomás Carlyle, escritas enLos Héroes, su obra maestra: «Cueste los sacrificios que cueste, reinados del Terror,horrores de revoluciones como la francesa, cuanto de cruel y de horrible puedaimaginarse, forzosa y necesariamente debemos volver por los fueros de la razón yde la verdad. Paso a la Verdad, que se nos presenta revestida con todos los horro-res y el fuego del infierno, puesto que así la queremos y así es ella.»

Miranda y Nariño, los precursores de la independencia, cruelmente persegui-dos por la fatalidad. Por sus talentos, convicción y energías hubieran podido serlos libertadores de Colombia, si uno más joven que ellos no hubiera nacido en esapredestinación. Su misión fue la triste de todos los precursores: allanar el caminoa otro que habrá de llegar, y morir en el martirio y el olvido antes de ver florecer yfructificar el árbol milenario que sembraron. Como el poeta alemán que hizo sunido en la peluca de Voltaire ellos también pudieron exclamar al morir: «Colocad

74

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 74

Page 75: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

sobre mi tumba una espada porque fui un bravo soldado en la guerra por la liber-tad del hombre.»

Por aquellos días de 1812 era Bolívar comandante de la plaza y castillo dePuerto Cabello. Después de haberse batido heroicamente, hubo de abandonaraquel sitio por la traición de los presos del castillo de San Felipe, a quienes se habíaindultado generosamente la vida, y que aliados al oficiar Francisco FernándezVinoni, que mandaba la guardia aquel día, enarbolaron el pabellón español el 30de junio, a las tres de la tarde.

Llegado Bolívar a Caracas, encontró la ciudad en poder de Monteverde,quien, a pesar de la capitulación, estaba dedicado a llenar las cárceles de patriotas.Bolívar fue encarcelado e iba a ser remitido a España para morir como Miranda enla Carraca, cuando, al saberlo, don Francisco Iturbe, aquel honrado español queestuvo presente en su bautizo, cuela donde Monteverde, y, demos la palabra almismo Bolívar para que nos narre el bello episodio:

«Yo fui presentado a Monteverde, dice, por un hombre tan generoso como yoera desgraciado. Con este discurso me presentó Iturbe al vencedor: «Aquí está elcomandante de Puerto Cabello por quien he ofrecido mi garantía: si a él tocaalguna pena, yo la sufro, mi vida está por la suya (1).» Y el propio Iturbe continúa:«Monteverde contestó al discurso citado: —Se concede pasaporte al señor(mirando a Bolívar) en recompensa del servicio que ha hecho al rey con la prisiónde Miranda.» Hasta entonces Bolívar había estado callado, mas al oír estas pala-bras, que dirigía Monteverde al secretario Muro, repuso en el acto que había apre-sado a Miranda para castigar un traidor a su patria, no para servir al rey. Talrespuesta descompuso a Monteverde, pero Iturbe intervino, terminando por decirjocosamente a su amigo Muro: «Vamos, no haga usted caso de este calavera; deleusted el pasaporte, y que se vaya (2).»

Al día siguiente, 27 de agosto, estaba Bolívar en la cubierta del bergantíninglés Good Hope, surto en La Guaira, Iturbe lo abrazaba, mientras el capitán sedisponía a partir.

—Adiós, don Francisco —le dijo Bolívar, dándole un estrechísimo abrazo—.Adiós, usted me ha salvado la vida, y, con ella, la independencia de América.¡Gracias en mi nombre y en el de la patria!

—¿Qué, todavía piensas en esas locuras? ¿No ves que la causa de los insurgen-tes está perdida?

75

X. Bolívar e Iturbe

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 75

Page 76: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

—Sólo las almas débiles se abaten al primer revés, don Francisco de Iturbe; elvalor y la constancia corrigen la mala fortuna. Antes de diez años el pabellón espa-ñol habrá dejado de flotar sobre aquella almena (señalando la bandera de Castilla).

Iturbe se retiró. Una hora después el Good Hope desplegaba sus blancas velas,hinchadas por el viento, y suavemente se deslizaba sobre las ondas azules...

Don Francisco de Iturbe, cruzado de brazos, desde la playa veía alejarse elbergantín, todavía al caer la tarde lo vieron allí meditabundo; pero cuando lassombras de la noche borraron el punto blanco del horizonte, el español se retirómurmurando:

«La profecía del canónigo se cumplirá... Juan Félix era un santo...»

Con lo cual se refría al pronóstico de don Juan Félix Jerez y Aristeguieta,canónigo doctoral de la Iglesia metropolitana de Caracas, primo de doñaConcepción Palacios y Blanco, madre del Libertador, cuando este vino al mundoy que el mismo Iturbe oyó ese día de labios del canónigo:

«Este niño será, andando los tiempos, el Simón Macabeo de la América.»

Bolívar, puesto que era noble, era agradecido; con su generosidad habitual fuemunificente con su benefactor, y siempre, en todas las circunstancias, recordó loque debía al español.

Al general Páez le escribe desde Caracas el 3 de julio de 1827: «Mi queridogeneral: Usted sabe cuántas son las consideraciones de amistad que debo a Iturbe,y, estando ya al partir, no puedo menos de recomendarlo a usted como a mímismo. Véalo usted mismo como una persona que tiene mil derechos sobre suafectísimo de corazón, Bolívar.»

Y a Cristóbal Mendoza, en la misma fecha: «Estando ya al partir no puedodejar de recomendar a la bondad y consideración de usted a mi amigo Iturbe.Véalo usted siempre como una persona muy estimable. El mejor servicio que reci-birá Iturbe será el que no se le niegue su pasaporte cuando se quiera ausentar.»

Así pagaba Bolívar, al despedirse de su tierra natal, para nunca más volver, elbeneficio que había recibido de tan hidalgo amigo en calamitosos días de su vida.La ingratitud, partija de villanos, no podía manchar el gran corazón de Bolívar.

76

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 76

Page 77: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

XILa guerra a muerte

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 77

Page 78: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 78

Page 79: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Todas las leyes españolas que regían en las colonias ultramarinas, las SietePartidas, la Vieja y Nueva Recopilación, las Leyes de Indias, las Reales Cédulas,Órdenes y Proviciones estaban acordes en un punto: el último suplicio como penade la insurrección o delito de lesa majestad. En virtud de tal principio, las capitulacio-nes se consideraban nulas porque los insurgentes eran inhábiles para tratar; los prisio-neros eran sacrificados como traidores; se negaban los canjes y se ahorcaba a losparlamentarios ante las filas patriotas. El terror era la ley pacificadora de las colonias.Tan bárbaro estado social trajo consigo el odio inextinguible de los colonos haciaEspaña y sus instituciones, del cual fue la guerra a muerte la manifestación franca yheroica.

El venezolano Vicente Salias es conducido al patíbulo, y antes de morir,levanta los ojos al cielo, y grita, o, más bien, aúlla:

«¡Dios Todopoderoso! ¡Si en tu mansión celeste admites españoles, renunciomi derecho al cielo!»

Y el modo como las Justicias españolas ejecutaban sus sentencias, aún nosestremece hoy a pesar del tiempo y a pesar del amor cada día más creciente haciala madre España. Quien quiera saber hasta dónde es capaz de grosera sevicia y debrutalidad el corazón humano, que lea la sentencia pronunciada en Santa Fe deBogotá el 30 de enero de 1782 contra José Antonio Galán y sus compañeros, pre-cursores de la independencia de Colombia. Y quien quiera saber hasta dónde sellenaron de razón los adalides de la libertad de América, que ojee los documentosoficiales de la Capitanía General de Venezuela, durante los doce meses de la dic-tadura de Domingo Monteverde, en 1813, bajo el imperio de la «Ley del la con-quista», y los del Nuevo Reino de Granada en los tres años de la pacificación deMorillo, Enrile, Sámano Warletta, durante los cuales ensangrentaron los caminospúblicos las cabezas escarnecidas de los más insignes hijos de Bogotá, Cartagena yPopayán. Y de cómo pensaban y procedían aquellos “pacificadores”, júzguese porestos documentos:

79

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 79

Page 80: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El 17 de enero de 1813 escribe Monteverde a la Regencia de España: «Desde que entré en esta capital y me fui imponiendo del carácter de sus

habitantes, conocí que la indulgencia era un delito, y que la tolerancia y el disi-mulo hacían insolente y audaces a los hombres criminales... Bajo este conceptodeben ser tratados por la ley de conquista.»

Para el 3 de febrero del mismo año había empezado Zuazola a mutilar vene-zolanos, mientras el canario Pascual Martínez asolaba la Margarita, y Tíscar anun-ciaba en Barinas que sus tropas no darán cuartel a los rendidos. Al propio tiempodespuntaba ya en los llanos la estrella fatídica de Boves.

El 18 de junio siguiente dice Francisco Cerveris a Monteverde, desde Río Caribe:

«No hay más, señor, que un gobierno militar; pasar todos estos pícaros (lospatriotas) por las armas; yo le aseguro a V. S. que ninguno de los que caigan en mismanso se escapará. Todo gobierno político debe separarse inmediatamente; puesno debemos estar ni por Regencia, ni por Cortes, ni por Constitución, sino pornuestra seguridad y el exterminio de tanto insurgente y bandido. Yo bien conozcoque no se debe acabar con todos; pero acabar con los que puedan hacer de cabe-zas, y, los demás, a Puerto Rico, a la Habana o a España con ellos (1).»

El 25 de mayo y el 14 de junio de 1816 publica el gobernador Salvador deMoyó, primero en Caracas y luego en Cumaná, el siguiente bando:

«A fin de poner término a las maquinaciones con que por todas partes intentanturbar la tranquilidad pública de las provincias de Venezuela los rebeldes españolesSimón Bolívar, José Francisco Bermúdez, Santiago Mariño, Manuel Piar y AntonioBrión, etc., etc., he tenido a bien decretar: que cualquier persona que aprehendiere vivao muerta la de aquellos traidores, y cualquier otro de su especie, como Juan BautistaArismendi, en Margarita, será remunerado con la cantidad de diez mil pesos en que setasa la cabeza de cada uno de ellos, cuya cantidad se abonará por la real hacienda. Ypara que llegue a noticia de todos, imprímase y círculese.»

De más está decir que ni a Bolívar ni a sus tenientes se les ocurrió jamás, durantela larga guerra que sostuvieron, poner a precio la cabeza de ningún jefe peninsular.

El mismo Juan Vicente González, iracundo censor del decreto de Trujillo, lodijo: «Con enemigos implacables necesitaba la revolución valerosas convicciones,manos fuertes que con la espada o la pluma no temblasen nunca. Los furores de la

80

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 80

Page 81: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

defensa debían corresponder a los furores del ataque: la represalia no era un dere-cho, era un deber (2).»

La crueldad española tornó los corderos en lobos, y las palomas en serpientes. YBolívar, comprendiendo que mientras la opinión del país favoreciese a los españoles laindependencia era imposible, resolvió echar entre América y España un abismo que nopudiera llenarse sino con las inmensas moles de granito que se estaba ya elaborando ensu cerebro y que se llamaron después Boyacá, Carabobo, Bomboná, Junín, Ayacucho,y ese insondable abismo fue la guerra a muerte: terrible necesidad de la época que aunhoy mismo no podemos recordar sin estremecernos.

Las crueldades que precedieron y que siguieron a esa terrible declaratoria,los fusilamientos colectivos, la carnicería de las batallas, prologándose años trasaños, acabaron con los últimos restos de sentimientos humanitarios de los con-tendores. La necesidad del triunfo hizo que se antepusiesen a todos en méritolos servicios militares, y que el prestigio de los hombres de espada y lanzasubiese hasta el punto de que se acostumbrasen a ver con desprecio a las demásclases sociales. Y eso explica por qué los militares se consideraban tan amos dela tierra como el mismo rey a quien acabábamos de expulsar. Los caudillos dela revolución tuvieron que aceptar en sus filas a cuantos hombres malos ycorrompidos se presentaban a tomar servicio estimulados con el pillaje y con laesperanza de repartirse más tarde los bienes de los españoles. Era preciso tole-rar la licencia en los campamentos y la rapiña en los campos, so pena de verformarse en las filas claros que era imposible llenar. Y con esos elementos, ysobre ese modelo de guerra implacable, desesperada, a muerte, se calcaron lascostumbres políticas de la naciente República. Bolívar mismo se lamentaba deello ante sus amigos de Bucaramanga, pero la verdad es que nunca tuvo valorpara desprenderse de aquellos elementos, abominables, si bien útiles y decisi-vos en las batallas, pero funestos y corruptores en la paz.

Briceño

Antonio Nicolás Briceño era en Caracas, antes de 1810, según el historia-dor realista José Domingo Díaz, un hombre ilustrado, prudente y moderado. Alestallar la revolución, poco a poco fue exaltándose su carácter hasta el punto deque la opinión pública le señaló con el apodo de El Diablo.

No obstante lo afirmado por Díaz, Briceño desde 1807 mostró el carácterirascible que causó en 1813 su separación del ejército de Bolívar y la catástrofede que fue víctima. Casado con la joven y bella Dolores Jerez Aristeguieta yGedler, nieta de María Jacinta Bolívar y Ponte, se hallaba en aquel año en el

81

XI. La Guerra a muerte

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 81

Page 82: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Tuy administrando las fincas de la familia de su esposa, cuando sobrevino unconflicto con su pariente Simón Bolívar por cuestiones de linderos de sus pre-dios vecinos. Bolívar presentó acusación contra él y en esa demanda aparece lasiguiente relación: «Hallándome el día 24 de septiembre último (de 1807) conmi servidumbre, rozando parte de mis tierras altas que cubren el frente de mihacienda, se apareció toda su esclavitud con machetes, puñales, garrotes, etc.,y entre ellos uno nombrado Domingo José con un fusil cargado. Sin otrosaludo ni discurso comenzó Briceño la acción por sacar una pistola, prepararlay mandar a mis esclavos que parasen el trabajo, porque de no hacerlo así lestiraría con sus armas de fuego, y requiriéndoles muchas veces que los mataría,les amenazaba y apuntaba sucesivamente; pero habiendo yo mandado a misnegros que no dejaran el trabajo, volviéndose hacia mí, fue uno mismo adecirme comenzaré por usted y apuntarme. Tres veces quiso ejecutar el tiro, ycuando a la tercera le vi resuelto, no tuve otro partido que arrojármele encimaa fin de desarmarlo. Sus negros me arrebataron; y temí tanto un combate deesclavos, que en lugar de atender a mi adversario sólo traté de contener ambasesclavitudes que ya habían comenzado a tomar parte en la pelea...»

Las declaraciones de los testigos son favorables a Bolívar; de ellas se deduceque éste no tenía armas, y que en la lucha con Briceño «logró con una manosujetarle la pistola y con la otra la daga o sable que llevaba, hasta que ambasesclavitudes se atacaron». Uno de los testigos considera a Briceño «no sólo per-judicial a don Simón, sino a todo el vecindario». Terminado el sumario, el capi-tán general ordenó la prisión de Briceño el 11 de junio de 1818; pero este sucesose complicó con la conspiración descubierta la víspera, para establecer una juntade gobierno (3).

El 16 de enero de 1813 Briceño publica en Cartagena un plan sobre elmodo de hacer la guerra a los españoles. He aquí parte de este programa som-brío que parece meditado por Azolino, tirano de Padua:

«2.-Como esta guerra se dirige a destruir en Venezuela la raza maldita de losespañoles, quedan ellos excluídos de la expedición, por patriotas y buenos queparezcan, puesto que no debe quedar uno solo vivo...

«9.-Se considera como un mérito suficiente para ser premiado y obtenergrados en el ejército, el presentar un número de cabezas de españoles, y así, elsoldado que presentare veinte cabezas será ascendido a alférez vivo y efectivo; elque presentare treinta, a teniente; el que cincuenta, a capitán, etc.»

82

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 82

Page 83: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Ocho individuos: tres venezolanos y los demás europeos, subscribieron, enfrancés, el feroz pacto.

Con tal documento se presentó Briceño en Cúcuta exigiendo a Bolívar y al gene-ral granadino Castillo, que lo aprobasen y lo tomaran por norma de conducta. Los dosjefes, ¡tales eran los tiempos! lo aceptaron, con ligeras observaciones, y lo firmaron enCúcuta el 20 de marzo de 1813. Poco después, Briceño publicaba un bando decla-rando la guerra a muerte, de acuerdo con su plan, y para cumplir sus amenazas deca-pitó a dos españoles pacíficos de San Cristóbal y remitió las cabezas a Bolívar y Castillo,con cartas cuya primera línea estaba escrita con sangre de las víctimas.

El 20 de mayo siguiente, Camilo Torres, presidente del Congreso de Tunja, dirigea los venezolanos aquella célebre proclama que pareciese inspirada por la venganzaantigua:

«¡Venezolanos! reunidos bajo las banderas de la Nueva Granada que tremolanya en vuestros campos, y que deben llenar de terror a los enemigos del nombreamericano. Sacrificad a cuantos se opongan a la libertad que ha proclamadoVenezuela y que han jurado defender con los demás pueblos que habitan en eluniverso de Colón. El odio debe haberse encendido en vuestros corazones paraperseguir hasta el escarmiento y la muerte misma a los tiranos (5)...»

El 15 de junio siguiente, Bolívar, como en obedecimiento al Congreso deTunja, a cuyas órdenes estaba, dicta en Trujillo su Decreto de guerra a muerte:«Españoles y canarios, contad con la muerte, aun siendo indiferentes, si no obráisactivamente en obsequio de la libertad de América. Americanos, contad con lavida, aun cuando seáis culpables (6).»

Con razón se ha dicho que el mundo no había oído antes, ni en boca deAlarico ni de Atila, semejante grito de exterminio y de muerte.

Montados en caballos indómitos, sobre silla de cuero crudo; vestidos decalzón corto, camisa ancha y suelta, sombrero de grandes alas, y armados de largay filuda lanza, aquellos escuadrones no recibían más disciplina ni conocían mástáctica que la de cargar al enemigo sobre el cual caían como un torrente y pasabancomo un huracán en el campo de batalla.

El Congreso y Gobierno granadinos nunca desaprobaron la conducta de Bolívaren su campaña de Venezuela, y, antes bien, el 25 de septiembre de 1813, lo elevaron algrado de mariscal de campo (7), y, después, dándose por satisfechos de su conducta, lohicieron capitán general de los ejércitos de la Nueva Granada (8).

83

XI. La Guerra a muerte

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 83

Page 84: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

¡Y extraordinaria coincidencia! El mismo día en que Bolívar dictaba sudecreto de guerra a muerte, a las ocho de la mañana, era fusilado en la plaza deBarinas el coronel Antonio Nicolás Briceño, derrotado y preso en Guasdalito el 16de mayo anterior. La historia ha conservado una carta dirigida de Cúcuta aBriceño por su esposa, la bella Dolores Jerez, carta que Briceño recibió el 14 deaquel mes de mayo:

«Mi amado Nicolás: ... Sobre lo que me dices de los desgraciados españolesquiero que Dios ponga tiento en tus justicias... Como estamos todavía en este marinmenso y no sabemos por quién se decide la suerte, será mejor no cantar victoriahasta el fin; el silencio es muy bueno en todos los casos, obrando al mismo tiemposegún lo dicte la prudencia... Algunas letras van borradas, porque hoy estoy tristey te escribo llorando. Ignacita te manda tantas cosas que no caben en la pluma...Tu invariable y muy constante, Dolores Jerez (9).»

Pero si Briceño fue cruel con sus enemigos, fue digno y heroico en su muerte.Sin rodeos confesó a los jueces su pacto de Cartagena y su resolución de extermi-nar a los españoles en Venezuela, y, por último, los intimidó describiéndoles elinvencible ejército de Bolívar y los auxilios que Nariño había enviado, «todos ani-mados con la esperanza del triunfo».

Juan Vicente González, que con frase de fuego execró la guerra a muerte,dice, refiriéndose a aquellos bravos que fueron sacrificados con Briceño:

«Todos fueron valientes aquel día, sin que ninguno diese a sus jueces el orgu-lloso placer de verlos suplicantes y humillados. Cuando se comparece delante dela victoria, el papel del hombre de valor es envolverse en su manto y morir.»

Inútil es agregar que los jueces españoles, según su costumbre en esos bárba-ros tiempos, extremaron los refinamientos de crueldad en aquellos vencidos. El cadá-ver de Briceño fue mutilado, y la cabeza y la mano derecha expuesta en escarpias fuerade la ciudad. Así también fueron mutilados e infamados en Caracas los cadáveres deJosé María España y José Félix Rivas. Así descuartizaron las Reales Justicias de SantaFe, el 30 de enero de 1782, a José Antonio Galán, y, más tarde, a Camilo Torres,Maestro y Padre de la Revolución, el hombre que encarna el espíritu de nuestra nacio-nalidad, el férreo inspirador de la guerra a muerte, bajo la cual cayó él mismo coninsigne gesto de apóstol y de mártir.

Luego viene la fabulosa campaña de 1813, en la que Simón Bolívar, al decir delhistoriador español Pedro de Urquinaona, con trescientos miserables de Santa Fe

84

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 84

Page 85: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

arrolló el famoso ejército de occidente, dispersando a Tiscar, destruyendo aIzquierdo y encerrando a Monteverde en la fortaleza de Puerto Cabello (10).

Arismendi

Juan Bautista Arismendi era «un buen hombre moderado y de costumbrespacíficas (11)», oriundo de la isla de Margarita, que, antes de 1810, fue un lugardichoso y tranquilo, morada de industriosos y sencillos pescadores. Perseguido porel sanguinario Pascual Martínez, huyó a los montes y, acosado por el hambre, vinoa presentarse a su perseguidor, quien confiscó sus bienes, lo aherrojó con sus hijos, ycausó la muerte de su esposa. Un día los margariteños pierden la paciencia, lanzanel grito de morir o ser libres, y el cobarde Martínez implora de rodillas la clemenciade los vencedores, los hijos de sus víctimas. Arismendi sale de su prisión, puñal enmano, y es proclamado gobernador de la isla. La venganza se apodera de él, el odiopetrifica su corazón y enciende su sangre, y aquel hombre, austero y pacífico, vienea presidir las hecatombes de Caracas y La Guaira. Con terror se leen las notas oficia-les en las cuales se comunicaba diariamente al jefe supremo el número de víctimassacrificadas en los días 14, 15 y 16 de febrero de 1814. La sangre de más de ocho-cientos españoles, sin excepción de ancianos, enfermos y niños, sació la venganza delferoz margariteño.

He aquí los oficios:

«Al comandante de La Guaira, José Leandro Palacios.

«Por el oficio de U. S. de 4 del actual me impongo de las críticas circuns-tancias en que se encuentra esa plaza con poca guarnición y un crecido númerode presos. En consecuencia, ordeno a U. S, que inmediatamente se pasen porlas armas todos los españoles presos en esas bóvedas y en el hospital, sin excep-ción alguna.

«Cuartel General Libertador en Valencia, 8 de febrero de 1814. A las ocho dela noche. — Simón Bolívar.

Indéntico oficio despachó Bolívar, al mismo tiempo, al comandante deCaracas, coronel Juan Bautista Arismendi.

Ved ahora, por estos oficios, tremendamente concisos, cómo se cumplió laorden de Bolívar:

La Guaira, 13 de febrero de 1814.

85

XI. La Guerra a muerte

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 85

Page 86: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

«Al señor coronel Juan B. Arismendi. — Caracas.

«En el obedecimiento a orden expresa del Excmo. Sr. General Libertador, seha comenzado la ejecución de todos los presos españoles y canarios reclusos en lasbóvedas de este puerto, pasándose por las armas esta noche cien de ellos. — JoséLeandro Palacios.»

Al día siguiente, 14 de febrero, dice Palacios a Arismendi:

«Ayer tarde fueron decapitados cinto cincuenta hombres de los españoles ycanarios encerrados en las bóvedas de este puerto, y entre hoy y mañana lo será alresto de ellos.»

El 15 de febrero el mismo Palacios oficia a Arismendi:

«Ayer tarde fueron decapitados doscientos cuarenta y siete españoles y cana-rios, y sólo quedan en el hospital veinte enfermos, y en las bóvedas ciento ochocriollos.»

El 16 escribe Palacios al Libertador:

«Hoy se han decapitado los españoles y canarios que estaban enfermos en elhospital, últimos restos de los comprendidos en la orden de S. E.»

Total: 517.

Por último, el 25 siguiente participa Arismendi, desde Caracas, al secretariode la guerra:

«Se servirá U. S. elevar a la consideración del Excelentísimo General en Jefe,que la orden comunicada por U. S. con fecha 8 de este mes se halla cumplida,habiéndose pasado por las armas, tanto aquí como en La Guaira, todos los espa-ñoles y canarios que se hallaban presos, en número de más de 800, contando losque se han podido recoger de los que se hallaban ocultos...»

Horrorizados ante tales documentos escribe un historiador: «Es el ogro san-griento (Arismendi), el Barba-Azul de la América, aquella monja de puñal enmano de las antiguas leyendas.»

86

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 86

Page 87: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El 24 de febrero el secretario de Estado, Muñoz Tébar, dio en San Mateo, pororden del Libertador, un manifiesto destinado a justificar las matanzas de Caracasy La Guaira, impuestas por el derecho de las represalias.

Con igual derecho, dice Gil Fortoul, van a justificar sus barbaridades Boves,y Rosete, y Morales. Exasperado Bolívar, no reflexionó que su nombre, lo mismoque el de sus tenientes (Arismendi había sacrificado antes, en Margarita, 29 pri-sioneros; Mariño, en Cumaná, 200; Campo Elías, en los Llanos, un númeroincontable), y el de tantos héroes de la patria, iban a quedar en la historia de 1814confundidos con los de aquellos vándalos, bajo la misma horrenda mancha delcrimen. Tristes tiempos, cuando hasta el genio enloquece y apaga él mismo laantorcha que le guía al provenir (12).

Mas debe reconocerse que si aquellos insulares margariteños extremaron lacrueldad con sus perseguidores, no fue ciertamente por cobardía, de la cual escasi siempre hija aquella; porque su heroísmo aún hoy nos espanta y no sonmuchas, quizá, las páginas que en la historia de los pueblos registren episodioscomo éste narrado por el general Morillo a su gobierno:

«Pasaban de 500 rebeldes, dice hablando del combate de Matasiete, de lacanalla más atroz y desalmada de la isla, los que defendían el Fuerte, hombresferoces y crueles, famosos y nombrados entre los piratas de las flecheras, elterror de las costas de Venezuela, y facinerosos, que cada uno contaba muchosasesinatos y estaba acostumbrado a mirar la vida con desprecio. Estos malva-dos, llenos de rabia y orgullo, con su primer ventaja en la defensa, parecía cadauno de ellos un tigre, y se presentaban al fuego y a las bayonetas con una ani-mosidad de que no hay ejemplo en las mejores tropas del mundo... No conten-tos con el fuego infernal que nos hacían arrojaban piedras de gran tamaño, ycomo eran hombres membrudos y agigantados, se les veía arrojar una piedraenorme, con la misma facilidad que si fuera una pequeña. Nuestra caballería,que para el momento de ocupar el reducto ya estaba prevenida, recibió a losque salieron de él en unas lagunas poco profundas, donde todos se arrojaron yallí pereció a sablazos aquella banda de asesinos feroces, que ni imploró la cle-mencia, ni hubo uno solo que diera señales de timidez, en medio de la carnice-ría que en ellos se hizo. Algunos que pudieron escapar, a pesar de la vigilanciade los dragones, dieron en manos del Regimiento de Navarra que rodeabaaquellas inmediaciones. De esta suerte se concluyó una acción tan sangrienta yempeñada, que allí quedaron tendidos más de quinientos forajidos que ni aunen el último momento quisieron rendirse (13).»

87

XI. La Guerra a muerte

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 87

Page 88: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Boves

Y es aquí, en medio del cuadro, donde debe presentarse la sangrienta figuradel héroe de la guerra a muerte. La tradición espantada ha conservado el retrato deaquel bárbaro barbitaheño, y es singular que la descripción que del fiero Atila,«nacido para la desolación del mundo», nos dejó el lombardo Pablo Diácono, seael retrato cabal de Boves: cuerpo mediano, ancho pecho, gesto feo, enorme cabeza,la nariz y la boca como las de las aves de rapiña, ojos hundidos y turbios como elmar, cuyas llanuras gustábale atravesar de mozo, mirada horrible que paseaba alre-dedor como un tigre que se acuerda de su presa, la frente espaciosa y chata. Sucuello, que tiraba hacia atrás y sus miradas que concentraba a veces, y a veces pase-aba con inquieta curiosidad, daban a sus movimientos aquel imperio y fiereza deque no le fue dado eximirse a sus mismos superiores. Distraído en medio de suspensamientos lúgubres, que visitaban sangrientos fantasmas, volvía en sí por unasonrisa feroz o por miradas de fuego, que precedían a sus silenciosos furores. Él nosabía de esas palabras enfáticas, de calculado efecto, que usan sus semejantes, nitronaba en una tempestad de amenazas crueles; frío como el acero, alevoso comoel halcón, hería inesperadamente, revelándose su rabia por pueblos desolados y encenizas, por millares de cadáveres insepultos.

No escasearán compatriotas que frunzan el ceño ante estas páginas que tratande revivir la sombra fatídica y mil veces maldita de aquel instrumento de la ira delcielo, cuyo solo nombre aún sobrecoge de espanto a los rústicos habitantes de losllanos de Venezuela; a aquellos respondo anticipadamente, por boca de uno de losmás delicados espíritus contemporáneos: «El moralista aparta al hombre del pacery atempera su orgullo, escribe Gebhart. El artista se interesa en todos sus instin-tos; comprende y acepta todo en el alma, aun el mal. Otelo, estrangulando aDesdémona, es bello, si bien criminal. El corazón humano tiene su funesta violen-cia como la naturaleza; pero las borrascas de uno y otra, cualesquiera que sean susestragos, excitan siempre la simpatía del artista que reconoce, en las más agitadasprofundidades, la floración misteriosa de la fuerza viva (14).»

«El crimen mismo, agrega Renán, cuando va acompañado de cierto prestigio,da una poderosa ideas de las facultades humanas e implica una grandeza de per-versión de la cual sólo las razas fuertes son capaces. Hoy no sería indiferente lla-marse Borgia.»

Vino Boves de piloto a La Guaira, fue preso y procesado en Puerto Cabellopero sus malos manejos en un buque corsario, logrando que se le conmutase lapena de presidio por la de confinamiento a la ciudad de Calabozo, gracias a la

88

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 88

Page 89: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

intervención de los Joves, mercaderes de Puerto Cabello, de quienes, por gratitud,imitó el apellido, cambiándole la primera letra. Esto es lo que refieren BriceñoMéndez y casi todos los historiadores de la independencia, pero el ilustrado escritovenezolano don Laureano Vallenilla Lanz ha escrito, recientemente, estos párrafos,sobre los orígenes de Boves:

«Por los datos que personalmente recogimos en España, sabemos que TomásRodríguez Boves nació en Oviedo, provincia de Asturias, en el año de 1783. Suapellido Bobes y no Boves, que es mala redacción, es muy corriente en aquellasregiones y se aplica al natural de la Bobia, término orográfico muy común enAsturias. Bobes se llama también una parroquia de Consejo de Siero. De maneraque siendo un apellido de procedencia geográfica, se le lleva siempre precedido deotro patronímico, como Rodríguez-Bobes, Álvarez-Bobes, Fernández-Bobes,García-Bobes, etc., apellidos estos que llevan muchas familias en España.

«En lista de los primeros sesenta alumnos que inauguraron el día 7 de enerode 1794 el Real Instituto Asturiano, donde se dio enseñanza oficial de la carreranáutica, figura el nombre de Tomás Rodríguez Bobes; en el libro que con talmotivo escribió Jovellanos, titulado Noticia del Real Instituto Asturiano, está citadoen la siguiente forma: «Don Tomás Rodríguez Boves, natural de la ciudad deOviedo; edad, once años.» En el Apéndice III de la obra del señor Lama y Leña,titulada Reseña del Instituto de Jovellanos de Gijón, figura como piloto, habiendo ter-minado los estudios de la carrera náutica, y se registra así: «Tomás RodríguezBobes, que empezó los estudios de náutica y pilotaje en 1794 y terminó en 1798.»Fue, por lo tanto, piloto a los quince años, y en calidad de tal dicen los historiado-res y la tradición que vino a Venezuela.»

En 1811 tenía tienda de ropa en Calabozo, y más tarde se alistó en las filaspatriotas, pero disgustado por motivos que se ignoran, se pasó al año siguiente alas tropas realistas. Éstos lo nombraron oficial de Urabanos y comandante militarde aquel pueblo, en 1813, y entonces empezó su carrera de crímenes.

En agosto de aquel año, jefe de numerosa banda de llaneros, sobre los cualesejercía diabólica fascinación, se dirigió al Bajo Apure, donde, tomando la voz delrey y sacando de Guayana municiones, en cambio de ganados, formó su ejército. El14 de octubre lo destrozaron los patriotas en Mosquitero; Boves se retira entonces aGuayabal, a la izquierda del Apure, y hace arrancar las ventanas de hierro del pueblopara fabricar lanzas. El 14 de diciembre desbarata a los patriotas en San Marcos y seapodera de Calabozo y de todo el Llano bajo. El 3 de febrero de 1814 derrota en LaPuerta las tropas de Campo Elías, y se adelanta, rápido y feroz, sobre los valles de

89

XI. La Guerra a muerte

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 89

Page 90: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Aragua, cubriéndolos de sangre y de cadáveres. El 12 José Félix Rivas logra recha-zarlo en La Victoria, pero Boves se rehace, y el 28, a la cabeza de siete mil hombres,ataca a Bolívar en San Mateo. La batalla queda indecisa; Boves, herido, se retira aCalabozo para reaparecer en San Mateo. La batalla queda indecisa; Boves, herido, seretira a Calabozo para reaparecer en San Mateo el 20 de marzo; renueva el ataquehasta el 25, y, ya a punto de apoderarse del parque republicano, Ricaurte le prendefuego y vuela con él. El 30 de marzo, Boves contramarcha hacia la Villa de Cura, seencuentra con Mariño en Bocachica, y, después de formidables cargas, retíranseambos; Boves camino de Calabozo, su madriguera.

En aquellos días escribe al justicia mayor de Camatagua este oficio:

Calabozo, 15 de mayo de 1814.

«Recibí los hombres y espero de su eficacia no deje uno solo útil, para con-cluir con estos pícaros y luego descansar en el seno de sus familias. Boves. »

También en aquellos días terríficos se consuman las hecatombes de españolesy canarios en La Guaira y Caracas, decretadas por Bolívar y ejecutadas porArismendi y Leandro Palacios. Boves, al ver el manifiesto publicado por Bolívar,para justificar aquella carnicería, lo leyó, a caballo, en la mitad de la plaza deCalabozo, y juró, ante el cielo y la tierra, que los vengaría pasando a cuchillo atodos sus enemigos. El 28 de mayo, Bolívar derrota al capitán general JuanManuel Caligal en la llanura de Carabobo, pero, desgraciadamente, no se sacó deesta victoria el fruto que pudo obtenerse, y ya se acercaba el desastre final del año14, al año terrible de la Revolución.

Nadie pensó en que Boves, después de sus recientes fracasos, se rehiciese ylevantase repentinamente un ejército poderoso, compuesto de 5.000 lanceros y3.000 infantes, divididos estos en tres cuerpos mandados por Ramón González,Manuel Machado y Guía Calderón. El cuerpo selecto de infantería era lacolumna Cazadores, fuerte de 800 hombres, y al mando de Rafael López. Lastropas realistas llevaban divisa blanca, que, de lejos, se confundían con la ama-rilla de los patriotas.

El anuncio de la aparición de Boves en los llanos fue como la trompeta deljuicio final; el terror corrió por los valles de Aragua y llegó hasta Caracas. Laspoblaciones emigraban en masa hacia Valencia y la capital, entonando letanías porel camino, como para hacer más pavoroso aquel cuadro de desolación. En su trán-sito, Bolívar, más de una vez, tuvo necesidad de detenerse para dejar pasar aquellas

90

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 90

Page 91: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

procesiones de la desgracia que le miraban con ojos espantados, en que iba mezcladala esperanza con el reproche de ser el autor de tantas calamidades.

A dos leguas de la Villa de Cura se halla una pequeña llanura cortada por lasondulaciones del terreno y cercada por montes y cerros. Tanto a la entrada comoa la salida hay un paso estrecho con alturas a los lados. Esos pasos están cortadospor dos riachuelos y hacia el sur corre el Guárico: tal es La Puerta de los llanos.Boves escogió, detenidamente, el campo como el más a propósito para esperar aBolívar, pues conocía el terreno, como que el 3 de febrero había derrotado allí aCampo Elías.

En la mañana del 15 de junio de 1814 los patriotas se ven amenazados poruna nube de caballería, compuesta de zambos y negros, que avanzaban por lasabana de Ocumare. Al propio tiempo Bolívar llega al campamento acompañadode sus secretarios y el Estado Mayor. Boves ocupa la salida al llano, Bolívar laentrada. Boves reta a Bolívar a combate singular, y éste no acepta. Rotos losfuegos, las montoneras de Boves se estrellan contra el disciplinado batallón Araguay retroceden para volver a la carga con más furia. La artillería barre la llanura yobliga a los realistas a replegarse. Carga López con sus Cazadores y llega cerca dela artillería patriota, pero es rechazado, dejando tendida gran parte de su tropa.Bolívar, al ver ganada la batalla, ordena una carga de caballería, que resulta débil eindecisa. Impaciente luego, ordena una carga general. Marcha Aragua de frente,síguele Barcelona en columna, cerrando el flanco izquierdo de los patriotas, atiempo que Cumaná toma el lado derecho. A este tiempo aparecen tres grandescuerpos de caballería realista y caen inesperadamente sobre la caballería patriota,que huye, cobardemente. Intenta resistirle Barcelona, pero sucumbe cogido entredos masas de lanceros.

Aragua desaparece bajo las patas de los caballos de Boves, el pánico se apoderade los patriotas, y los más piensan en la fuga.

En tanto, Cumaná se forma en cuadro. Boves ordena su destrucción, y aquelduelo a muerte concentra la atención del ejército realista, que suspende la perse-cución de los fugitivos. En fuga la caballería, el batallón emprende su retirada encorrecta formación. Aquel cuerpo perdido entre el bosque de lanzas enemigas, enmarcha hacia el sacrificio y agrupado al pie de su bandera, era la imagen de laPatria, coronado por el martirio; del humo de sus fusiles salía el incienso del holo-causto; sus divisas amarillas brillaban con los rayos de un sol de verano y parecíandorados laureles que ornaran las frentes de aquellos héroes. En vano esperó unamago siquiera de la caballería en derrota; cuando se agotaron los pertrechos,

91

XI. La Guerra a muerte

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 91

Page 92: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Cumaná hincó rodilla en tierra y resolvió vender cara la vida. Asaltada por doscuerpos de jinetes, fue roto el cuadro y consumose el sacrificio. Freites, su jefe,viéndolo todo perdido, se dispara su pistola al pie de su bandera. Los realistas res-petaron su cadáver, y López le hizo dar sepultura.

A las dos de la tarde mil cadáveres republicanos quedaban en el campo, entreellos los secretarios del Libertador, quien salvó la vida merced a las uñas de sucaballo, y se dirigió a Caracas (15).

Al amanecer del 19 Boves entra a Valencia, que capitula confiada en el jura-mento de perdón hecho por él ante el Santísimo Sacramento. ¿Habrá necesidad deagregar que el bárbaro, después de tomada la ciudad, pasó a cuchillo a todos sushabitantes? He aquí la relación que de aquellos sucesos nos hace el historiador rea-lista Heredia:

«En la noche siguiente (10 de julio de 1814) Boves reunió todas las mujeresen un sarao, y entretanto hizo recoger los hombres que había tomado precaucio-nes para que no se escaparan, y sacándolos fuera de la población (en el Morro), losalanceaban como a toros sin auxilio espiritual. Solamente el doctor Espejo, gober-nador político, logró la distinción de ser fusilado y tener tiempo para confesarse.Las damas del baile se bebían las lágrimas y temblaban al oír las pisadas de las par-tidas de caballería, temiendo lo que sucedió, mientras que Boves, con un látigo enla mano, las hacía danzar el piquirico, y otros sonecitos de la tierra, a que era muyaficionado, sin que la molicie que ellos inspiran fuese capaz de ablandar aquelcorazón de hierro. Duró la matanza algunas otras noches (16).»

El 6 de julio Bolívar desocupa a Caracas seguido de aquella pavorosa emigra-ción de mujeres, ancianos y niños que preferían morir de hambre en las montañasa caer en las garras de Boves. Sólo quedaron en la ciudad, según el mismo histo-riador Heredia, testigo presencial de estos acontecimientos, el arzobispado y loscanónigos, las monjas y algunos frailes.

Boves escribe entonces al gobernador Quero, de Caracas, este lacónico oficio:«Si a mi llegada a esa ciudad, que será dentro de veinte días, encuentro unpatriota, usted pagará con su cabeza.» El 8 de julio llega a Caracas la vanguardiadel ejército realista, y el 16 entra Boves y empieza en Coticita la matanza de lospatriotas que habían salido de sus escondites confiados en las nuevas promesas delvencedor. Ensoberbecido con tantos triunfos, Boves escribe al capitán generalCajigal: «He recobrado las armas, las municiones y el honor de las banderas espa-ñolas que Su Excelencia perdió en Carabobo.» Dueño del mando supremo, se

92

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 92

Page 93: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

apropió el título de Comandante General del Ejército, y se dirigió a oriente enpersecución de Bolívar.

Un día, refiere O’Leary, le presentan, en su marcha, un anciano enfermo ydescarnado, único habitante del pueblo de donde habían huído los demás al sabersu llegada. Después de algunas preguntas, a que el anciano respondió con dulzuray veracidad, le mandó decapitar. Al instante salió de entre las filas un bello jovenque frisaba en los catorce años, y postrándose de rodillas ante el caballo del bár-baro: «Os, ruego, exclamó, por la Santísima Virgen, perdonéis a ese pobrehombre, que es mi padre; salvadle y seré vuestro esclavo». «Bien, dijo el monstruo,sonriéndose al oír las súplicas fervientes del joven: para salvar su vida, ¿dejarás quete corten la nariz y las orejas sin un quejido?». «Sí, sí, respondió el infeliz, os doymi vida, pero salvad la de mi padre». El muchacho sufrió con admirable serenidadla horrible prueba; visto lo cual, Boves mandó que le matasen junto con el padre,por ser este un insurgente, y aquel demasiado valiente, para permitir que le sobre-viviera y se convirtiera también, más tarde, en insurgente.

«Extraño parecerá, agrega O’Leary, que en un país en donde pocos años despuéshubo treinta puñales para hundirlos en el pecho del hombre a quien la mitad de laAmérica hispana debe su independencia, se hubiese permitido la consumación de tansalvaje crimen sin la menor resistencia. ¡Tal es el pavor supersticioso que inspira un dés-pota! ¡Aquel bizarro joven que tuvo el valor de ofrendar su vida para salvar la de supadre fue cobarde para libertar la humanidad de aquel bandido (17).»

Hoy podríamos los colombianos repetir las mismas palabras del discretoirlandés, al pensar en ese asesino de naciones llamado Teodoro Roosevelt. ¡Tantosbizarros jóvenes que tendrían el valor de sacrificarse por sus padres y son cobar-des para libertar a su patria de aquel bandido!

El 15 de octubre Boves entra a sangre y fuego a Barcelona, y por la noche, enmedio de espesas tinieblas contra las que lucha débilmente la funeraria luz de unalámpara, comienza a oírse una música triste, que se hace de pronto bulliciosa yalegre; en un momento la sala aparece iluminada, y damas caraqueñas muchas,engalanadas por fuerza, aparecen, desoladas y llorosas, entre aquellos bandidos,empapados con la sangre de sus hijos y esposos. Ya en las altas horas la música ibadebilitándose más y más; a poco un violín sonaba únicamente; después, todo erasilencio en el iluminado salón. Treinta músicos de Caracas, uno a uno, habíandejado sus instrumentos para ser degollados (18).

93

XI. La Guerra a muerte

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 93

Page 94: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El 3 de octubre entra al pueblo de Santa Ana y hace tocar a degüello, en elcual perecieron quinientas personas, la mayor parte mujeres patriotas. El 16 ocupaa Cumaná y pasa a cuchillo a todos los habitantes, inclusive a los niños y las muje-res. El 15 de diciembre derrota en Urica a Rivas, Bermúdez, Piar, Monagas,Cedeño, Zaraza, los más valientes jefes patriotas: mas, en medio del combate, alarrojarse sobre las filas enemigas, al frente de su escuadrón de carabineros, cae, desu impetuoso alazán, atravesado de un lanzazo (19).

Boves tuvo, sin embargo, una gran virtud: la gratitud. Por dondequiera que tro-pezó con alguno de sus amigos a quien debiera un beneficio, le tendió la mano y losalvó, aun cuando fuera su enemigo político. Este espíritu infernal salvó del suplicio avíctimas ya sentenciadas a morir. Parece que el lema de su escudo hubiera sido aquellasentencia del Dean Swift: «El hombre que le dice a otro ingrato, le hace reo de todos loscrímenes.» Su guerra, y los medios de ejecutarla, confiesa su grande amigo y secretario,el historiador realista José Domingo Díaz, fueron, en verdad, terribles (20). Dividía suscuerpos según los pueblos a que pertenecían los soldados, y así se llamaban Escuadróndel Guayabal, Escuadrón de Tiznados, etc., dando esta clasificación por resultado unaemulación entre los cuerpos, que los había invencibles. Aquellos hombres feroces, diceDíaz, le temían, le adoraban, y ejercía sobre ellos un poder mágico, especialmente entrelos de color, o castas africanas, a quienes ilusionaba con la esperanza de elevarse por ladestrucción de los blancos, que había perseguir con el nombre de insurgentes, y entrelos cuales sólo daba cuartel a los sacerdotes y a los músicos. A su voz surgían ejércitos ymorían los que se mostraban reacios a seguirle. «Era cruel por instinto y a sangre fría»,dice Heredia, hablaba poco y no sonreía sino en presencia de una gran catástrofe, deun horrible peligro o de una suprema desgracia. En tales circunstancias soltaba unasuerte de carcajada diabólica. Cuentan, sin embargo, las crónicas, que en una ocasiónnublaron las lágrimas sus ojos. Boves amaba, sobre todas las cosas, su caballo, un sober-bio corcel negro charolado, su compañero en todas sus batallas, y al que había puestoel nombre de Antinoo, en recuerdo de su padre. En la batalla de San Mateo, el 28 defebrero de 1814, cayó muerto de un balazo el brioso animal, que tantas escenas san-grientas había presenciado. Boves, transido de dolor, se abrazo a él, y, cuentan, que sóloaquel día le vieron llorar sus soldados.

Páez, el llanero épico de las Queseras del medio, león de Apure, amaba tam-bién, sobre todas las cosas, su caballo. En el combate de Mata de Miel, cuando lasbalas españolas se lo mataron, dirigió a su ejército esta proclama: «Compañeros,me han matado mi caballo, mi buen caballo, y si ustedes no están resueltos avengar ahora mismo su muerte, yo me lanzaré solo a perecer entre las dilas enemi-gas.» A lo cual todos contestaron «¡Sí, general, la vengaremos (21)!»

94

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 94

Page 95: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Boves fue también un valiente, y así el héroe y el bandido se confundieron detal suerte en él, que habría sido difícil trazar una línea divisoria. Ágil, intrépido,temerario, ambicioso de mando, rebelde, astuto, pérfido, frío como el hierro. Lafatiga, los peligros, la lucha con los elementos fortificaron su cuerpo, y la vidaaventurera de pirata, que llevó en su mocedad, y el aspecto constante de la muerte,endurecieron su alma. Impasible en la derrota, ebrio en el triunfo, tolerante conlos excesos de sus parciales, feroz hasta el deliro contra sus enemigos, Boves inte-gra en su espíritu el ímpetu salvaje del llanero y su astucia y su fatalismo con lacrueldad de Zuazola, Antoñanzas, Cerberis. Si la resistencia le irrita, aun le enfu-rece más la adulación. En su primera entrada triunfal a Calabozo mata con supropia mano al isleño que sale a vitorearle, celebrador de todos los triunfadores.Sobrio, sólo poseía un caballo y su espada, y en el testamento que dejó apenaspudo disponer, en favor de su novia (¡porque Boves amó!), de trescientos pesosque le debía don Juan Vivente Delgado.

Sus huestes desoladoras estaban compuestas, exclusivamente, de venezolanos,llamados pardos o mestizos, lo que confirma esta triste verdad enunciada portodos los historiadores: La causa de la independencia no fue popular en ningunade las antiguas colonias españolas. Bolívar en San Mateo apenas mandaba un ejér-cito de dos a tres mil soldados, la flor y la nata de la juventud de Bogotá y Caracas,entre la cual figuraban no pocos jóvenes recién salidos de los seminarios y colegios,mientras Boves reunía bajo la bandera real siete mil hombres del pueblo que gri-taban con locura: ¡Viva Fernando! En Nueva Granada las multitudes contempla-ban con indiferencia la lucha que sostenían un puñado de sabios, poetas yabogados con la soldadesca de Calzada y de Morillo, sin comprender siquiera lacausa que sostenían los primeros y por la cual iban bien pronto a dar su vida en elcadalso. En Chile fueron también minorías los Careras y los O’Higgins. Perodonde más impopular fue la causa de la independencia y más odiosa de la revolu-ción democrática complementaria, fue en el Perú. La obra iniciada allí por SanMartín y concluida por Bolívar, fue, pues, más de conquistadores que de auxilia-res. El sentido de la revolución democrática era un mito para la masa peruana de1822, y era profundamente odiosa para las clases aristocráticas que constituíantoda la vida de la colonia en los centros del litoral de aquel país, lo cual explicaaquella serie de veleidades y traiciones en que incurrieron los magnates peruanos.Tales hombres, salvo raras excepciones, no lograron penetrar en la revolución, encuyas filas fueron a alistarse, un punto más allá de la guerra que ella hacía a losespañoles y el de su lanzamiento del suelo patrio, y cuando se les hizo vislumbrarotra cosa, faltoles el valor, hijo de la convicción, apocose su ánimo, e irritados,corrieron los unos en busca de las antiguas libreas, bajo las antiguas banderas, y sevengaron otros de los imprudentes que iban a imponerles la libertad por la fuerza.

95

XI. La Guerra a muerte

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 95

Page 96: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

La guerra de independencia no tuvo, repitámoslo, raíces en las clases populares, nifue, por tanto, la sublevación del pueblo colonizado contra el pueblo colonizador.

La revolución de 1810 no tuvo carácter democrático, lo cual no debe sor-prendernos, porque en todos los pueblos la inmensa mayoría la formaban losdébiles, los timoratos, los vacilantes, los esclavos del sentido común, incapaces depenetrar el provenir de arrostrar sus peligros.

El 20 de julio de 1810, como el 5 de julio de 1811, fueron pues, enColombia y Venezuela (como han sido las conmociones semejantes en todos lospaíses del mundo), la obra de un pequeño grupo de hombres instruidos, de laclase social elevada, contaminados de las ideas revolucionarias de Francia y losEstados Unidos. La caballería de Boves, que llegó a contar más de 10.000 jinetes,la formaron llaneros venezolanos que después debían seguir a Páez, y colombia-nos y venezolanos eran la mayor parte de los soldados de Monteverde, Morales,Barreiro, Sámano, Warletta, Cajigal. «Los pueblos se oponen a su bien, escribíaUrdaneta en julio de 1814 al Congreso granadino, el soldado americano esmirado con horror; no hay un hombre que no sea un enemigo nuestro; nuestrastropas transitan por los países más abundantes y no encuentran qué comer (22).»Bolívar mismo dice, amargamente, en su despedida de Carúpano:

«Vuestros hermanos, no los españoles, han desgarrado vuestro seno, derramandovuestra sangre, incendiando vuestros hogares y os han condenado a la expatriación.

«El ejército libertador exterminó las bandas enemigas, pero no ha podido nidebido exterminar a unos pueblos por cuya dicha ha liado en centenares de com-bates. No es justo destruir a los hombres que no quieren ser libres (23).»

En Colombia los pastusos como en Venezuela los de Coro y Maracaibofueron los más encarnizados enemigos de los libertadores, los más tenaces en con-servar los hierros de la servidumbre, y, lo mismo en Colombia que en Venezuela,los que se sentaron en los banquillos, o subieron las horcas, o salieron en destierropara que los esclavos fueran libres y los desheredados alcanzaran los más altos pue-blos de la República, fueron patriotas todos de ilustres nombres: los Santanderes,Nariños, Torres, Caldas, Pombos, Valenzuelas, Cabales, Torices, Amador,Castillos, García Rovira, López, Valencias, Portocarreros, y todos los austerospatriarcas de la patria en Colombia; los Bolívar, Mirandas, Toros, Alamos,Mendozas, Tovares, Montillas, Peñalveres, Soublette, Anzoátegui, y los “esosmonstruos venezolanos” enviados por Monteverde a los presidios de Ceuta.Familias aristocráticas enteras se sacrifican por la independencia. En Venezuela

96

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 96

Page 97: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

mueren veinticinco Rivas en veintidós meses, y de sola doña Catalina Tovar pere-cen cuatro hijos. Esos varones insignes ennoblecieron la guerra y fundaron lapatria en América.

He aquí otro elocuente testimonio:

«La mayor parte de la plebe de este Reino, lejos de merecer jamás la nota deinsurgente en la revolución pasada, ha contraído un mérito nada común. Todoshemos viso en los campos correr hasta las montañas más horribles de Teguas,Mira-Flores, Coracolisal, y otras numerosas tropas de mozos que escogían másbien el aventurarse a la suerte más infeliz, que tomar las armas contra el soberano,en cuyo gobierno habían vivido en la más dulce paz, abundancia, libertad y fran-queza. En las montañas de Honda pereció uno en las garras de un tigre; en elEspinal se despeñó un infeliz que no pudo ver el precipicio, otro se atravesó lasentrañas con un estacón huyendo en un espeso bosque, otro en las inmediacionesmurió atado a la cola de un caballo que le hizo pedazos por no entregarse a la listade su verdugo alcalde. Los demás que no podían escapar iban amarrados unos conotros a los cuarteles donde el hambre había fijado su residencia por orden delgobierno. El estúpido Congreso ignoraba que uno de los elementos principales dela política es convencer a fondo el carácter, genios, costumbres, educación y demáscircunstancias de los pueblos, y más cuando esos han nacido bajo un gobiernosuave y una religión que detesta la perfidia y revolución.

«No menos es de elogiar la fidelidad de los indios. Los de Iquira y Duytamafueron cubiertos de prisiones antes que faltar al vasallaje debido al Rey, ni recono-cer la independencia.» (Oración gratulatoria y parenética pronunciada el 10 de septiembrede 1816 en la ciudad de Neyva en acción de gracias por el feliz éxito de las armas Reales en laReconquista del Nuevo Reino de Granada, por el Dr. Nicolás de Valenzuela y Moya,Examinador Sinodal, Promotor Fiscal y Provisor, etc., etc.)

«Santa Fe de Bogotá, 1817. 1 folleto.»

Su sacrificio fue el de los primeros por su nacimiento y riqueza, como lo recono-ció el furibundo liberalista español José Domingo Díaz en estos términos: «Allí (enCaracas) por primera vez se vio una revolución tramada y ejecutada por las personasque más tenían que perder: por el marqués del Toro y sus hermanos don Fernando ydon José Ignacio, familia de las principales, de grandes riquezas, que merecían la pri-mera estimación de todos los mandatarios, y que, llena de un orgullo insoportable, secreía y se tenía por superior a las demás; por don Martín y don José Tovar, jóvenes hijosdel conde del mismo nombre e individuos de la casa más opulenta de Venezuela; por

97

XI. La Guerra a muerte

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 97

Page 98: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

don Juan Vicente y don Simón de Bolívar, jóvenes de la nobleza de Caracas, el primerocon veinticinco mil pesos de renta anual y el segundo con veinte mil; por don Juan Joséy don Luis de Rivas, jóvenes parientes de los condes de Tovar y de riquezas muy con-siderables, por don Juan Germán Roscio, don Vicente Tejera y don Nicolás Auzola,abogados que gozaban de la estimación de todos sus conciudadanos; por don LinoClemente, oficial retirado de la marina española y altamente considerado de todos; pordon Mariano Montilla, antiguo guardia de corps de S. M., y su hermano D. Tomás, losjóvenes de la moda e individuos de una casa la primera en el lujo y esplendor; por donJuan Pablo, don Mauricio y don Ramón Ayala, oficiales del batallón veterano, estimadosuniversalmente por la naturaleza de su casa, por el lustre de sus mayores y por otras pocasde las mismas o casi iguales circunstancias. Allí no tuvieron la principal parte, ni repre-sentaron el principal papel, los hombres de las revoluciones, los que nada tienen queperder, los que deben buscar su fortuna en el desorden y los que nada esperan del impe-rio de las leyes, de la religión y de las costumbres (24).»

Con tal año 1814, en que culmina el fantasma de Boves, «la cólera del Cielo quefulmina rayos contra la patria», como le llamó Bolívar (25), queda sepultada la indepen-dencia nacional. La situación en que quedaron las regiones azotadas por la guerra amuerte la describen los mismos españoles, y así el doctor José Manuel Oropesa, asesorde la Intendencia, dice: «No hay ya provincias, las poblaciones se acabaron. Los cami-nos y los campos están cubiertos de cadáveres insepultos y abandonada la agricultura;los templos polutos y llenos de sangre, y saqueados hasta los sagrarios.» El brigadierdon Manuel del Fierro escribe a un compatriota suyo el 29 de diciembre de aquel año:«En las últimas acciones habrán perecido más de 12.000 hombres. Afortunadamentelos más son criollos, y muy raro español. Si fuera posible arrasar con todo americanosería lo mejor. Si en las demás partes de América se encontraran muchos Boves, yo leaseguro a usted que se lograrían nuestros deseos, pues en Venezuela hemos concluidocon cuantos se nos han presentado.»

Tal fue la rápida y corta carrera y el fin de José Tomás Boves, hombre extraor-dinario, digno de haber figurado también en la siniestra galería de Pablo Jovio. Porel coraje, la audacia, la tenacidad, la bravura sólo Bolívar fue superior a él, pero enla crueldad ni tuvo rival.

Su tiranía sólo duró seis meses. Brilló en el cielo de la patria momentánea-mente, como un planeta maléfico y repentino, y de su gloria militar sólo quedó unreflejo sangriento, horror de realistas y de patriotas; la Real Audiencia, que no osócontradecirle, escarnece su nombre; Morillo mira de reojo su memoria y afectadespreciar con el despacho de coronel; pero la santa Iglesia metropolitana de

98

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 98

Page 99: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Caracas celebra, el 14 de febrero de 1815, «solemnes funerales por el ama delseñor comandante general don José Tomás Boves (26)».

Doscientas cincuentas mil víctimas costó la guerra a muerte, si atendemos alos cálculos más imparciales. José Domingo Díaz calcula las pérdidas enVenezuela, entre 1813 y 1814, en 131.000 muertos. Dauxion-Lavaysse afirmaque Venezuela contaba antes de la revolución del 19 de abril de 1810, 975.000habitantes, y en 1825 sólo 659.000, de suerte que había perdido más de 300.000.Un oficial de la Legión británica escribió en aquel tiempo: «Nunca hubo un perí-odo, en ninguna edad ni país que recuerde la historia, de más premeditada carni-cería y de mayor crueldad en la aplicación de torturas, peores que la muertemisma (27).»

Arístides Rojas, en sus preciosas Leyendas históricas, bajo el nombre de Siluetasde la guerra a muerte, ha descrito aquellas orgías de sangre humana, ofrecidas comopor espectros del Averno, arpías en forma humana, contubernio de chacal y de lahiena. Es un cuadro ciertamente único en la historia, por el refinamiento de lacrueldad, el número de las víctimas y la duración de la tragedia. Allí la mutilación,la tortura, el látigo, la soga, el hierro candente, los atroces sacrificios en masa, dic-tado por la venganza; las bacanales, las lágrimas, la algazara soldadesca; los cadá-veres desollados en las calles de las aldeas, a la orilla de los ríos, en los vallessolitarios; los ayes lastimeros, el hambre, la sed, el crimen con todos sus horroresy voluptuosidades, los caballos manchados de sangre que conducen a los demo-nios del cuchillo: Boves, Antoñanzas, que hacía andar con los pies desolladossobre arenas de fuego, Ceballos, Dato, Fierro, Gabazo, Monteverde, Morales,Moxo, Rosete, «el Degollador», Zuazola, «el Desorejador», Tíscar, Cerberis, «elFlagelador», Urbieta, Náñez, Quijada, González, «el Descuartizador», PascualMartínez, Aldama, etc.

«Suponed, después de tan horribles escenas —habla el venerable ArístidesRojas, cuyas excelsas virtudes perpetúa el mármol en el patio principal del Palaciode las Academias de Caracas— suponed, después de tan horribles escenas, abiertoel templo del Señor y a los victimarios que lo llenan. Adentro está el sacerdote quecelebra el triunfo de los ejércitos españoles; pero afuera están la orfandad, losmutilados, las cenizas aún ardientes, y las madres escapadas de la muerte, queelevan sus plegarias al Dios de las misericordias (28)...»

99

XI. La Guerra a muerte

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 99

Page 100: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Retrato de Bolívar por un oficial británico

A aquellos tristes días de su vida corresponden estas pinceladas, trazadas por unoficial británico, del cual sólo se sabe que perteneció al Primer Regimiento de lancerosvenezolanos. Conoció a Bolívar en la villa de Calabozo, en los llanos de Venezuela.

«Estaba rodeado de un grupo de oficiales del Estado Mayor y de coroneles dediferentes cuerpos, cuyos trajes y rostros de diferentes colores ofrecían un con-traste verdaderamente singular. Al fin tuve la dicha de conocer a ese hombre céle-bre, cuya energía y perseverancia han dado la libertad a una gran parte de laAmérica del Sur. Es probable, en efecto, que esas colonias estarían aún en poderde los españoles sin su patriotismo que libertó a Colombia y llevó sus tropas enauxilio del Perú, de donde él arrojó igualmente al enemigo común.

«Cuando yo conocí a Bolívar tenía él treinta y cinco años; no era alto, perobien proporcionado y bastante flaco. Llevaba un casco, una chaqueta de paño azulcon vueltas rojas y tres series de botones dorados, pantalones y, a guisa de zapatos,sandalias de cuero, o alpargatas.

«Tenía en la mano una lanza coronada de una pequeña banderola negra,sobre la cual se veía bordado un cráneo blanco y huesos cruzados, con esta divisa:Muerte o libertad. Los oficiales que lo rodeaban eran casi todos de color, exceptolos generales Páez y Urdueta.

«Pocos de ellos tenían chaqueta. Su vestido consistía en una camisa hecha depañuelos de diferentes colores, muy ancha y con grandes mangas; pantalones blan-cos rotos, que les llegaban apenas a las rodillas, y un sombrero de cogollo u hojas depalmera con penacho de plumas de color. Casi estaban descalzos, pero ceñían gran-des espuelas de plata con rodajas de cinco pulgadas, a lo menos, de diámetro (29).»

Retrato de Bolívar por Páez

También a ese funesto año 1818 se refiere Páez en este retrato que nos dejódel héroe:

«Hallábase entonces Bolívar en lo más florido de sus años y en la fuerza de laescasa robustez que suele dar la vida ciudadana.

«Su estatura, sin ser procera, era no obstante suficiente elevada para que no la des-deñase el escultor que quisiera representar a un héroe; sus dos principales distintivos

100

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 100

Page 101: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

consistían en la excesiva movilidad de su cuerpo y el brillo de los ojos, que eran negros,vivos, penetrantes e inquietos, con mirar de águila, circunstancia que suplía conventaja lo que a la estatura faltaba para sobresalir entre sus compañeros. Tenía elpelo negro y algo crespo, los pies y las manos tan pequeños como los de una mujer(30), la voz aguda y penetrante.

«La tez, tostada por el sol de los trópicos, conservaba no obstante la limpidezy lustre que no habían podido arrebatarle los rigores de la intemperie y los conti-nuos y violentos cambios de latitudes por los cuales había pasado en sus marchas.Para los que creen hallar las señales del hombre de armas en la robustez atlética,Bolívar hubiera perdido en ser conocido lo que había ganado con ser imaginado;pero el artista, con una sola ojeada y cualquier observador que en él se fijase, nopodría menos de descubrir en Bolívar los signos externos que caracterizan alhombre tenaz en su propósito y apto para lleva a cabo empresa que requiera graninteligencia y la mayor constancia de ánimo.

«A pesar de la agitada vida que hasta entonces había llevado, capaz de desme-drar la más robusta constitución, se mantenía sano y lleno de vigor; de humoralegre y jovial, carácter apacible en el trato familiar; impetuoso y dominadorcuando se trataba de acometer empresas de importantes resultados, hermanandoasí lo afable del cortesano con lo fogoso del guerrero.

«Era amigo de bailar, galante y sumamente adicto a las damas, y diestro en elmanejo del caballo, gustábale correr a todo escape por las llanuras del Apure, per-siguiendo a los venados que allí abundan. En el campamento mantenía un buenhumor con oportunos chistes, pero en las marchas se le veía siempre algo inquietoy procuraba distraer su impaciencia entonando canciones patrióticas. Amigo delcombate, acaso lo prodigaba demasiado, y mientras duraba, tenía la mayor sereni-dad. Para contener a los derrotados, no escaseaba ni el ejemplo, ni la voz, ni laespada (31).»

101

XI. La Guerra a muerte

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 101

Page 102: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 102

Page 103: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

XIICasacoima

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 103

Page 104: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 104

Page 105: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El 4 de junio de 1817 hallábase Bolívar en el Orinoco activando la salida dealgunas embarcaciones de la flotilla patriota, cuando casi desnudo fue sorprendidopor una partida de españoles de la fuerza de los Castillos, no quedándole más arbi-trio que arrojarse a una laguna con sus compañeros, que lo eran: Arismendi, PedroLeón Torres, Soublette, Lara, José Gabriel Pérez, Briceño, Chompré, Martel y otros.Aquel lugar era el estero de Casacoima, inmortal en la historia de Colombia.

«Era una de las noches más bellas y apacibles», escribe Juan Vicente González,con estilo de oro.

«La luna de mayo asomaba por el oriente ceñida de púrpura y de nieve.Prolongados palmares, la fecunda javia, el coco marítimo, se mecían dulcementeal suave impulso de los aires. El majestuoso Orinoco paseaba en su inmenso lechosus turbias y caudalosas aguas: ningún acento, ningún ruido, sino el sordo quearrojaban las aves nocturnas, o el del centinela que, con el arma al hombro y fijala vista en el bosque, hollaba las hojas secas.

«Allá distante, a la sombra de un árbol que los naturales llaman Castaño delMarañón, muchas personas platican alrededor de una hamaca colgada de fuertesramas. Tristes los unos, el más profundo abatimiento se pinta sobre sus frentes; losotros parecen no pensar sino en lo que les habla desde la hamaca un personajeardiente y lleno de confianza.

«—Buena —dijo un hombre pequeño de estatura de ojo sagaz y penetrante,de carácter pronto y arrebatado—, buena ha sido la tarde: una oí silbar tan cerca,que si hubiera bajado un palmo, no tenían que pensar más en mí los margarite-ños; varias anduvieron cerca de usted, general, y a fe que si no nos lanzamos en esalaguna, que tiene más olor de sepultura de cocodrilos que de ensenada delOrinoco, hubiéramos sido víctimas.

«—En verdad que es un trabajo de Hércules haberla atravesado —contestóuno de aquellos señores, alto, de nariz perfilada, de vista intelectual y segura,

105

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 105

Page 106: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

de aire cortés y en extremo reservado—; mucho temieron los enemigos el tallago, que a vista del hombre que les valdría más que la victoria, con sólo dos allado y desarmados no se atrevieron a seguirnos. No deja de decir mi cuerpo quetuvieron razón. ¿Les parece a ustedes que debíamos ser más cautos en esto desepararnos del ejército para ir a comer frutas?

«—¿Qué dice usted, general? El peligro está pasado y todavía me acuerdode las dulces piñas que hemos comido: excelentes son las piñas de la Esmeralda.¿Y qué nos sucedió? Nos persiguió mayor número de hombres armados, fuimosmás valerosos y henos aquí salvos. ¿No es nuestra vida una serie de asechanzas,riesgos y triunfos? Esto contestó, sentándose precipitadamente en la hamaca unhombre, que si bien quemado por el sol, endurecido por la fatiga, manifestabaen su cabello castaño y en sus ágiles movimientos, tener seis lustros apenas deedad. En su aire grandioso e imponente, en sus miradas, ya melancólicas comola luz de la luna que los alumbraba ya ardientes como el fuego de un meteoro,bien se advertía ser el caudillo de la escasa tropa que le rodeaba.

«—Pero esto no es prudente, general, ni de la aprobación de sus soldados quesaben depende la existencia de la patria de la de usted —exclamó un oficial calvo,de modales apacibles, de insinuante aspecto, en quien el juicio aventajaba a losaños— nuestra posición es lamentable —continúa— estamos más escasos detropas y de municiones que de vestuarios, y ya ustedes ven qué uniforme traenuestro general en jefe, el jefe de Estado Mayor y el general margariteño.

«—No tan malo —gritó el de la hamaca—. Perdí mi uniforme, pero mehallo mejor con esta bata que me han regalado, mucho mejor que con las heri-das de los pies; mañana me estreno la hermosa camisa de corteza de marina queme regaló un cacique; galanos sí que están los dos generales que me acompaña-ron, el de camisa de listas sobre todo... y arrojaba sendas risadas, viendo al queprimero rompió el diálogo envuelto en una ancha camisa de listado.

«Ya habrán conocido los lectores que era el Libertador, quien hablabadesde su hamaca con los generales Arismendi y Soublette, el coronel Briceño yvarios oficiales del ejército.

«La luna estaba ya en la mitad del cielo, y Bolívar los animaba todavíahablándoles de sus proyectos y esperanzas.

«—No sé lo que tiene dispuesto la Providencia decía—, pero ella me inspirauna confianza sin límites. Salí de los Cayos solo en medio de algunos oficiales, sin

106

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 106

Page 107: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

más recursos que la esperanza, prometiéndome atravesar un país enemigo y con-quistado. Se ha realizado la mitad de mis planes; nos hemos sobrepuesto a todoslos obstáculos, hasta llegar a Guayana. Dentro de pocos días rendiremos aAngostura, y entonces... iremos a libertar a la Nueva Granada, y arrojando a losenemigos del resto de Venezuela, constituiremos a Colombia. Enarbolaremos des-pués el pabellón tricolor sobre el Chimborazo, e iremos a completar nuestra obrade libertar a la América del Sur y asegurar nuestra independencia llevando nues-tros pendones victoriosos al Perú: ¡el Perú será libre!...

«Sorprendidos, atónitos, se miraban unos a otros los oficiales que le cercaban;nadie osaba pronunciar una palabra. Los ojos de Bolívar arrojaban fuego, y al hablarde España, de su ruina, tormentas eléctricas parecían ceñir su cabeza, como lacumbre del Duida cuya sangrienta y encapotada cima alcanzaba apenas a divisar.

«Un oficial —el capitán Martel— llamó al coronel Briceño y le dijo llorando:— Todo está perdido, amigo: el que era toda nuestra confianza, helo aquí loco,está delirando... ¡En la situación en que lo vemos, sin más vestidos que una bata,y soñando en el Perú!...

Confortole Briceño, asegurándole que el Libertador se chanceaba para hacerolvidar el mal rato que él y todos habían pasado aquella tarde...

«Mas, a los dos meses, Bolívar había tomado Angostura; dos años después laNueva Granda le aclamaba vencedor en Boyacá; cuatro años más tarde desbarataen Carabobo el ejército de Morillo; a los cinco da libertad a Quito; ¡y al cabo delos siete años sus victoriosas banderas ondeaban sobre las altas torres de Cuzco!

La visión profética de Bolívar sorprende en muchos episodios de su vidaextraordinaria. En ese mismo año de 1817, en medio de aquellos desiertos sinlímites, incomunicado con el mundo exterior, decreta la libre navegación delOrinoco, a tiempo que el Congreso de Viena promulgaba el gran principio de lalibertad de los ríos internacionales. Y en 1815, hallándose en Jamaica, predice elCanal de Panamá, inaugurado en nuestros días, el acrecentamiento actual delcomercio universal en el Pacífico y el despertar del Asia, o sea del Japón. Oídlo:

«Esta magnífica posesión (el istmo de Panamá) entre los dos grandes marespodrá llegar a ser con el tiempo el centro del universo. Sus canales abreviarán lasdistancias del mundo, estrecharán los vínculos comerciales de Europa, América yAsia... Tal vez será un día el único punto en que se fije la capital de la tierra, lo queConstantino pretendió hacer de Bizancio en el antiguo hemisferio (1).»

107

XII. Casacoima

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 107

Page 108: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

En su mensaje al Congreso de Angostura en 1819, al trazar con mano maestrael plan que debían seguir los futuros historiadores de América, se anticipa a HipólitoTaine, el profundo y original autor de Los orígenes de la Francia contemporánea...

108

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 108

Page 109: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

XIIIEl paso de los Andes

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 109

Page 110: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 110

Page 111: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

111

Boyacá

En más de una ocasión marchó Bolívar por losAndes, hazaña semejante a la de Aníbal, sin

parecer atribuirle mayor importancia.

Carlyle

En mayo de 1819, después de la ruda campaña de 1818, otro año ingratopara la causa de la independencia, Morillo, temeroso de la estación lluviosa que seaproximaba, resolvió evacuar toda la región de Apure, que para realistas y patrio-tas había sido tan aciaga. Con aquella retirada del jefe realista, coincidió el llama-miento que desde su cuartel de Casanare hacía Santander a Bolívar para que,remontando los Andes, invadieran juntos la Nueva Granada, presa de la ferocidadde Sámano. Bolívar comprendió en el acto que aquella había de ser la más gloriosade sus hazañas; concibió un plan, dio órdenes a Páez y demás jefes patriotas quequedaban en Venezuela, y abrió operaciones el 23 de mayo, día en que, bajo unachoza arruinada de la desierta aldea de Setenta, convocó a Junta de guerra a losjefes del ejército: Soublette, Anzoátegui, Briceño, Carrillo, Rook, Plaza, etc., y sedecidió la invasión. «No había una mesa en aquella choza, dice O’Leary, queacompaña a Bolívar, ni más asientos que las calaveras que la lluvia y el sol habíanblanqueado (1).» El Libertador habló y los convenció a todos; contaba entoncestreinta y siete años, y se hallaba en toda la plenitud de su vigor físico y mental.

El 26 de mayo emprendió la marcha el ejército, compuesto de los batallones:Rifles, Barcelona, Bravos de Páez y la Legión británica; por todo, 1.300 hombres,y los escuadrones Húsares, Llano arriba y Guías, fuertes de 800. Todo aquel ejér-cito, observa un historiador, se componía de jóvenes.

Precisamente aquel día empezaron las lluvias. El 4 de junio pasaron el Araucay entraron en Casanare, donde los esperaba Santander, con dos batallones y dosescuadrones de caballería, fuertes todos de 1.200 hombres. Los aguaceros eran

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 111

Page 112: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

torrenciales, los arroyos, secos en verano, inundaban las sabanas, y los riachuelosse habían transformado en ríos navegables. Durante siete días marcharon lastropas con el agua a la cintura, sin abrigo, ni provisiones, pero con el fusil contrael pecho. El 11 llegaron a Tame y se reunieron con Santander. De Tame a Poretodo el camino era más un mar que un terreno sólido; el 22 llegaron al pie de losgigantescos Andes, que parecían atrevesarse en su marcha como una barrera inac-cesible. Los llaneros contemplaban con asombro aquellas cumbres, y se pasmabande que existiese un país tan diferente del suyo. A medida que subían crecía más susorpresa, porque lo que habían considerado por más elevada cima no era sino elprincipio de otras más elevadas, desde cuyos picos divisaban todavía sierras azulesque parecían perderse en el firmamento. Hombres avezados en sus pampas a atra-vesar a nado ríos caudalosos, a domar potros y vencer cuerpo a cuerpo al toro sal-vaje, al cocodrilo, al tigre, desfallecían ahora ante el aspecto de esta naturalezaextraña. Los caballos morían de frío y de fatiga, las acémilas que conducían elparque se derrumbaban con su carga; llovía día y noche; unos se desertaban yotros quedaban tendidos en los riscos.

«En semejantes alturas, la situación del ejército era realmente espantosa, narraun oficial de la Legión británica; sobre sus cabezas se alzaban enormes bloques degranito, y a sus pies se abrían insondables y voraces abismos. El silencio de esasagrestes soledades no se ve turbado por rumor alguno, a excepción del grito delcóndor y el monótono murmullo de los lejanos manantiales. Ocurre a menudoque es preciso acostarse para evitar la impetuosa violencia del viento. El cielo,constantemente de un azul obscuro, parece más cerca de nosotros que cuando loveíamos desde los valles; pero aunque el sol no esté velado pro ninguna nube, noparece poseer calor alguno, y no da sino una luz pálida y enfermiza como la de laluna llena.»

Sólo Bolívar se erguía firme en medio de tantos descalabros. «Reanimaba lastropas, hablábales de la gloria que les esperaba y de la abundancia que rebosaba enel país que marchaban a libertar. Los soldados le oían con placer y redoblaban susfuerzas.»

El mismo Bolívar describe así las penalidades de esa marcha: «Un mes enterohemos marchado por las provincia de Casanare, superando nuevos obstáculos. Laaspereza de las montañas que hemos atravesado es increíble a quien no lo palpa.Basta saber que, en cuatro marchas, hemos inutilizado casi todos los transportesdel parque, y hemos perdido todo el ganado que venía de repuestos. El rigor de laestación ha contribuido también a hacer más pesado el camino; apenas hay díaque no llueva (2).»

112

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 112

Page 113: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

113

XIII. El paso de los Andes

El 27 la vanguardia dispersó la fuerza realista apostada en el desfiladero dePaya, con lo cual quedó abierto a Bolívar el camino de la Nueva Granada. El 2 dejulio continuó su marcha el ejército. El paso de Casanare y el de aquella parte delos Andes que quedaban atrás eran, dice O’Leary, en todo sentido preferibles alcamino que iba a atravesar el ejército. Tarde en la noche llegaron al pie del páramode Pisba, y allí acamparon. «Noche horrible aquella, pues fue imposible mantenerlumbre, porque la llovizna constante, acompañada de granizo y de un vientohelado y perenne, apagaba las fogatas tan pronto como se encendían. Como lastropas estaban casi desnudas y la mayor parte eran de los ardientes llanos deVenezuela, es más fácil concebir que describir sus crueles padecimientos. Al díasiguiente franquearon el páramo, lúgubre e inhospitalario. El efecto del aire frío ypenetrante fue fatal para muchos soldados; en la marcha caían repentinamente yexpiraban. Mas a medida que las partidas de diez o veinte hombres descendían delpáramo, Bolívar los felicitaba por el próximo término de la campaña, diciéndolesque ya habían vencido los mayores obstáculos.»

El 6 llegó la vanguardia a Socha, primer pueblo de la provincia de Tunja, coninmensa sorpresa del enemigo, que ni siquiera tenía noticia de la marcha del ejér-cito por aquella vía. «Al ver los soldados desde allí las elevadas crestas de las mon-tañas, cubiertas de nubes y brumas, que quedaban atrás, hicieron voto espontáneode vencer o morir, antes que emprender por ellas retirada.»

Con razón ha dicho el profesor Hiran-Bingham, quien recorrió el caminoabierto por el Libertador sobre los Andes de Colombia: «Al mirar las dificultadesde Bolívar en aquella famosa marcha, puede concluirse que todavía no se ha dichoni la mitad de lo que de ella puede decirse.»

Los realistas, al tener noticia del suceso de Paya, creyeron que el ejército ene-migo era la división de Casanare, pues no podían imaginar siquiera que Bolívarhubiera trasmontado los Andes en aquellas circunstancias.

Barreyro, comandante en jefe del ejército español de Nueva Granada, estabaacuartelado en Sogamoso, con más de dos mil hombres, y al verse provocadorepentinamente por un ejército inesperado, se hizo fuerte en el puente de Gámeza,pero fue desalojado, y se replegó hacia los molinos de Topaga. Siendo casi impo-sible forzar aquella posición, bolívar lo obligó a abandonarla con un movimientode flanco que dio a los patriotas la posición del fértil y populoso territorio de SantaRosa, con comunicaciones a las provincias del Socorro y Pamplona. Grande fue sualegría al contemplar la abundancia de aquella comarca. Los oficiales inglesesrecordaron su país natal, y los habitantes de aquellos pueblos se entusiasmaron a

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 113

Page 114: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

la vista de los libertadores y les dieron todo cuanto poseían para equipar el ejércitoque, alentado con tal generosidad, ardía en deseos de batirse. Al amanecer del 25de julio, comenzaron los patriotas a pasar el río Sogamoso. Al mediodía, cuandodesfilaban por el Pantano Vargas, se presentó el enemigo, coronando las alturas delfrente. Ambos ejércitos se apercibieron para la batalla, que fue espantosamentereñida, y cuando ya todo parecía inclinarse a favor de los españoles, una carga decaballería dirigida por Rondón salvó el ejército republicano. Barreyro dijo en suparte al virrey: «La desesperación (de los patriotas) les inspiraban un valor sinejemplo. Sus infanterías y caballerías salían de los barrancos, y luego trepaban confuria las alturas que habían perdido. Nuestra infantería no podía resistirles. Ladesesperación precipitaba a sus jefes y oficiales sobre nuestras bayonetas, y recibíanla muerte que merecían.»

Considerada desde el punto de vista militar, la batalla del Pantano deVargas decidió la campaña de la Nueva Granada; no fue un combate decisivo enel sentido material de la lucha, paro cambió la situación de los combatientes yobligó al español a estar a la defensiva, que era lo peor que podía hacer en aque-llas circunstancias.

Barryro estableció su campamento en Tasco, con los restos de su ejército, y enespera de los refuerzos que había pedido a Bogotá y los que creía en marcha deVenezuela, pues no podía suponer que militar tan experto como Morillo sehubiese dejado burlar por Bolívar.

Repuestas las tropas de Bolívar con los voluntarios y reclutas que llegaban alcampamento, tomó la ofensiva el 3 de agosto. El movimiento de Bolívar fue tanatrevido, que desconcertó al contrario.

Ocupaba Barreyro la confluencia de los caminos de Tunja y Socorro; el ene-migo marchó hacia Socorro, en la noche pasó el puente de Paipa y acampó a laorilla derecha del río Sogamoso. Frente a frente estuvieron los contendores el día4. En la noche, el republicano repasó el puente y emprendió la retirada, pero a lasocho de la noche contramarchó sobre Tunja por el camino de Toca.

Al amanecer del 5 se vio, con gran sorpresa de Barreyro, que Tunja estaba enpoder del enemigo. Rápidamente marchó sobre esa plaza por el camino principalde Paipa, y descansó, en la tarde, en el llano de La Paja, para continuar luego porel páramo de Cómbita, llegando el 6 a legua y media de Tunja. Para el jefe realistaera menester a todo trance abrir sus comunicaciones con la capital e interponerseentre Bolívar y Santa Fe, donde apenas había una escasa guarnición que no pasaba

114

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 114

Page 115: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

115

XIII. El paso de los Andes

de cuatrocientos hombres. El 7 marchó por el camino de Samacá, a pasar elpuente de Boyacá. Ese mismo día dio Bolívar orden de marcha hacia el puntoadonde se dirigía Barreyro, quien, al legar al puente, creyó tener delante un cuerpode observación, y no se apuró en su marcha, antes bien se detuvo a almorzar, ycuando a las dos de la tarde pasó su vanguardia el puente, se vio que el enemigoocupaba con su infantería una altura que dominaba la posición.

Tenía Barreyro tres mil hombres, pues se le había incorporado Loño con el 3ºde Numancia y tres piezas de artillería. Rotos los fuegos, la vanguardia realista fueobligada a repasar el puente. Quiso el español intentar un movimiento sobre suderecha, y no pudo lograrlo; entonces se estuvo a la defensiva, formado sobre unaaltura, coronada por la artillería y con cuerpos de caballería a los costados. La accióncomenzó sobre el puente, atacado por Santander y defendido por Jiménez. A estetiempo dos cuerpos marcharon sobre los realistas, y el del centro, despreciando losfuegos del flanco izquierdo contrario, atacó el grupo principal. Rudo y corto fue elcombre, porque la caballería republicana encontró vado en la parte baja del río ycayó sobre un flanco y la retaguardia de los españoles, empelada en la defensa delpuente. Perdió Barreyro la posición, pero intentó defenderse en cercana altura, nopudiendo lograrlo porque parte de su caballería huyó cobardemente. En vano tratóotro cuerpo de jinetes de contener la derrota, pues fue completamente despedazado.Jiménez flaqueó al ver perdida la batalla y trató de retirarse, dejando libre el puente.Santander entró rápidamente, y con una carga por la izquierda consumó el desastredel español. No era posible retirarse porque tres masas convergían sobre él yBarreyro, y así todo el ejército español, con artillería municiones, caballería, etc., serindió. Dos mil republicanos batieron en Boyacá a tres mil realistas el 7 de agosto de1819, ¡y Colombia fue libre para siempre!

Y en fondo de este cuadro magnífico, homérico, en un ángulo y confusa-mente, como solían los artistas del Renacimiento, véase esta frugal escena, verda-deramente antigua: «Aquel día (el de Boyacá), al presentarse Rook a Bolívar, leencontró sentado en un baúl, con su almuerzo delante, compuesto de carne asada,pan y chocolate, sobre un rústico banco de madera. S. E. lo invitó a compartir conél su pobre desayuno, que de contado aseguraba Rook ser el manjar más deliciosoque hubiese paladeado en su viada (3).»

La batalla de Boyacá puso virtualmente término a la guerra de independen-cia granadina. Desde entonces las operaciones militares tuvieron un carácter secun-dario; desde ese día el ejército de Morillo, encerrado entre las divisiones llaneras delOrinoco y del Apure, y flanqueado por un país enemigo y libre, estaba condenadoa sucumbir. El movimiento envolvente de la Nueva Granada lo estrechaba en los

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 115

Page 116: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

valles venezolanos vecinos del mar, que le eran hostiles, y encerrado así en sus últi-mas defensas, la campaña que se emprendiese contra él sería decisiva. El doblesecreto estratégico de la guerra colombiana había sido descubierto por Bolívar. Unohabía sido ocupar los llanos, el otro atravesar los Andes y caer sobre el enemigo yarrollarlo en sus fortificaciones del Nuevo Reino, que por su población, riqueza, fer-tilidad de sus campos y patriotismo de sus habitantes, debía ser la base sólida de lasnuevas operaciones militares y la segura garantía del éxito final.

Así lo comprendió Morillo, cuando escribió al rey de España: «El éxito fatalde Boyacá ha puesto a disposición de Bolívar todo el Reino y los inmensos recur-sos de un país muy poblado, rico y abundante, de donde sacará cuanto necesitepara continuar la guerra en estas provincias (4).»

Y al ministro de Guerra el 12 de septiembre de 1819: «Bolívar en un solo díaacaba con el fruto de cinco años de campaña, y en una sola batalla reconquista loque las tropas del rey ganaron en muchos combates (5).»

El virrey Sámano, en parte oficial de 12 de agosto, se expresaba así: «Se ve quetodo lo erró dicho comandante general (Barreyro). Engañó a este Bolívar, puescon un movimiento de su ejército, ni provisto ni observado, tomó la retaguardiade Barreyro, ocupando a Tunja y quitándole la comunicación con la capital, pro-vocando, además, a Barreyro con su aparente dirección a la capital, a que losiguiera, y, teniéndole prevenidas emboscadas, lo esperó en el camino proyectadoy lo despedazó, habiendo sido la acción el 7 del corriente en la casa de teja, o seade postas de Tunja, que está pasada esta, para Santa Fe.»

El 11 de agosto entró Bolívar en triunfo a Bogotá. Al fin realizaba el caudillo unacampaña acorde con su temperamento. Un avance rápido, marchas atrevidas e inespe-radas, ataque brusco y concentración del ejército sobre un punto dado. Todo lo fió a lainfantería, y empleó la táctica del ataque de un flanco y la conversión de los fuegos.

De frente, la lucha de grandes resultados, porque Santander inutilizó la divi-sión de Jiménez, con lo cual se debilitaron los flancos. Todas las energías obraronsobre una ala, y allí cayeron grandes masas. Era la táctica de Napoleón, inspiradaquizá por los oficiales ingleses, que la habían aprendido con Wéllington.

Y sea esta ocasión de hacer justicia a la previsión de Morillo:

Desde el 9 de noviembre de 1816 decía a su gobierno: «Después de haberseenterado de los recursos de Venezuela, de los de este Virreinato, de la influencia de

116

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 116

Page 117: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

aquellas provincias con respecto a éstas, y del conjunto de todas con respecto a laAmérica, debo enterar a S. M. de que por ahora necesita Venezuela más tropa dela que puede sostener, y que siendo sus habitantes más guerreros que los de aquí,que desean la independencia, este Virreinato será atacado y tomado por aquellossi no se les contiene a tiempo sobre este lado (6).»

Bolívar, por primera vez, alcanzaba un triunfo decisivo y trascendental. Labrillante campaña de 1813 y 1814 había sido coronada en La Puerta, por el máspavoroso desastre. La campaña de los Llanos de 1818 fue, sin duda, una luchaépica, pero sin resultados apreciables; un día vencedor, y los más en derrota, elLibertador, al decir de los oficiales ingleses, parecía buscar la muerte, desesperadode alcanzar la victoria.

Ocho años de revolución y sacrificios sin cuento no habían bastado para lalibertad de Venezuela y Nueva Granada, una épica y rápida marcha, dirigida porel genio, la obtienen el 7 de agosto de 1819. Boyacá fue también la piedra angu-lar de la independencia de América; sin Boyacá no se concibe Carabobo. Libre elLibertador de enemigos en el norte y el oriente, dirige su caballo hacia el sur y conél las topas vencedoras en cien combates, cuya marcha no debía ya terminar sinoen el delirio de Junín y en la gloria de Ayacucho.

117

XIII. El paso de los Andes

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 117

Page 118: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 118

Page 119: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

XIVLos caballos de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 119

Page 120: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 120

Page 121: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

¿Quién que haya leído la Ilíada no recuerda, entre tantos otros pasajes subli-mes o armoniosos, aquel del Canto XV y versos de 262 a 270 en que el grandeHomero compara al pujante Héctor con un potro fogoso?

«Así como un caballo, preso en el pesebre, y por mucho tiempo nutrido decebada, rompe sus lazos y se precipita en la llanura, que hiere con sus cascos, haciael río de hermosa corriente, donde, soberbio, acostumbra bañarse: la cabezaerguida, sus crines se agitan en torno de su cuello, y, orgulloso de su belleza, suscorvas los llevan hacia los parajes conocidos donde pacen las yeguas; así Héctor,apresurando sus pasos, reanima a los caballeros, cuando ha oído la voz del dios.»

¿Y quién que haya hojeado amorosamente la Biblia, libro que, según Byron,después de los treinta años debe leerse todos los días, quién que haya saboreado esemaravilloso Libro de Job, bello y elocuente entre todos los de la antigua Ley, no seha detenido a paladear, con amorosa delectación, aquellos versos, del 21 al 25, delCanto XXXIX que dicen así, según la versión de don Francisco de Quevedo yVillegas?:

«Cava sonora la tierra con las uñas; con atrevimiento se engríe; ostentoso, salea recibir las escuadras; no conoce el temor, y desprecia el resplandeciente concursode las espadas.

«Sobre él sonarán ronca la aljaba poblada de muertes; será vibrada impetuo-samente la lanza, y el escudo embrazado será robusta contradicción a las heridas,ardiendo con coraje humoso sobre la arena, que con los pies arranca, y clarín de símismo no aguarda otra trompa.

«En el confuso rumor de cajas e instrumentos de la guerra el tropel de susgalopes pronuncia: ¡Cierra!

«Erizadas las crines, y atentas las orejas, anticipadamente percibe las señas dela batalla, los movimientos de los reyes, la aclamación de los soldados (7).»

121

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 121

Page 122: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Más literal es la del helenista Cipriano de Valera, en su versión de la Biblia: «Escarba la tierra, alégrase en su fuerza, sale al encuentro de las armas:

«Hace burla del espanto, y no teme; ni vuelve el rostro delante de la espada.

«Contra él suena la aljaba, el hierro de la lanza y de la pica.

«Y él con ímpetu y furor escarba la tierra, y no estima el sonido de labocina.

«Entre las bocinas dice: ¡Ea! y desde lejos huele la batalla, el estruendo delos príncipes y el clamor.»

Fray Luis de León tradujo así:

«La tierra cava con el pie, arremete con brío, saldrá a los armados alencuentro. Desprecia el temor y no se espanta ni se retrae de la espada. Sobreél sonará el carcaj, hierro de lanza y escudo. Hervoroso y furibundo sorbe latierra, y no estima que voz de bocina. Cuando oye la trompa, dice: ¡Ha! ¡ha! yde lueñe huele la batalla, el ruido de los capitanes y el estruendo de los solda-dos (8).»

Por último, el Padre Felipe Scío de San Miguel, en su versión de la VulgataLatina de 1797, trasladó así:

«Escarva la tierra con su pezuña, encabritase con brío: corre al encuentroa los armados.

«Desprecia el miedo y no cede a la espada.

«Sobre él sonará la aljaba, vibrará la lanza y el escudo.

«Con hervor y relincho muerde la tierra, y no aprecia el sonido de la trompeta.

«Luego que oye la bocina, dice: ¡Ha! huele de lejos la batalla, la exhorta-ción de los capitanes, y la algazara del ejército.»

No cabe duda: la versión del Padre Scío es la mejor.

122

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 122

Page 123: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Huelga decir que prefiero el alto relieve griego pero más natural, puro y her-moso, y porque en él, al aparearlo con el pasaje judío, se destaca más admirable-mente la incomparable y divina simplicidad y grandeza antiguas.

Bolívar fue admirable jinete y apasionado por los caballos desde su juventud,al revés de Napoleón, que nunca fue buen caballero, y él mismo lo confesaba,aunque amaba mucho sus caballos, cuyos nombres son bien conocidos: le Styrie, leTimide, le Conquérant, le Soliman, l’Euphrate.

La predilección de Bolívar por los bellos caballos y los placeres de la equita-ción es hoy día la última y más refinada elegancia en el gran mundo europeo ynorteamericano. En Inglaterra, la hija mayor del duque de Westminster se casacon un jockey; Matilde Mac Cormick, nieta del millonario Rockefeller, toma pormarido al jinete suizo Guillermo Oser, veintisiete años mayor que ella; y la bellí-sima princesa Yolanda de Saboya, primogénita de los reyes de Italia, acaba de des-posarse con el conde Carlos Calvi de Bergolo, vencedor en el último concursohípico de Londres.

Incontables fueron los corceles, ricamente enjaezados, que le regalaron aBolívar las capitales adonde entraba vencedor, o sus amigos o admiradores que,sabedores de su predilección, se apresuraban u obsequiarlo con el mejor ejemplarde sus cuadras. Bolívar amaba con pasión sus caballos, y su edecán O’Leary noscuenta que inspeccionaba personalmente su cuido, y en campaña y en la ciudadvisitaba varias veces al día las caballerizas.

Para hacer con más comodidad sus viajes —escribe el historiador Restrepo—tenía Bolívar excelentes mulas y caballos de silla; sobre todo cuando regresó delPerú a Colombia trajo una recua de mulas soberbias por su hermosura y valentíapara viajar en nuestras montañas. Algunas de ellas le acompañaban desde Bolivia.Pocos ejemplares habrá de caballerías que hayan pasado así a lo largo de la mayorparte de la cordillera de los Andes (9).

No se encariñaba, sin embargo, con sus nobles corceles, y con la facilidad conque los adquiría los regalaba a sus amigos. El 7 de mayo de 1827, hallándose enCaracas, obsequió su caballo de batalla a Sir Alejandro Cockburn, ministro pleni-potenciario de Inglaterra, enviado expresamente por el Gobierno británico a feli-citarlo, y con quien hizo el viaje de regreso de Caracas a Cartagena (5 a 9 de julio).«Me faltan palabras, dice Sir Cockburn al avistarle recibo del regalo, para atesti-guar todo mi reconocimiento por el soberbio presente que S. E. se ha dignadohacerme. El hermoso caballo de batalla que ha llevado al ilustre Libertador de

123

XIV. Los caballos de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 123

Page 124: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Colombia a través de mil peligros, es digno de un soberano; y al rey, mi señor,espero presentarlo.»

Este gusto por los buenos caballos acompañó al Libertador hasta el ocaso desu vida.

El 15 de marzo de 1828 le escribe O’Leary de Ocaña: «He visto al señorQuintana, quien me encarga diga a V. E. que le tiene el caballo muy gordo y muyhermoso, el que V. E. quiso que le consiguiera (10)» y el 17 de septiembre delmismo años su edecán Wilson, en viaje para Europa, y como para agradarlo, leescribe de Cartagena participándole que vio en Mompozo un hermoso caballoque quiso comprar para regalárselo, pero que el dueño no quiso venderlo: «Sucolor es moro, azul celeste —le dice minuciosamente,— muy semejante a micaballo llamado El Fraile que regalaron a V. E. en Arequipa, y que luego V. E. dioal general Velasco, con quien lo cambié por uno mío llamado El Venado; su pasoes muy suave, asentado y largo, su boca regular; entero, cola larga y canillas muyfinas, con cascos excelentes. Creo que a V. E. le agradaría.»

De acero tuvo que ser la constitución de aquel hombre sin par, que atravesótantas veces, a lomo de mula, nuestros llanos y montañas hasta los confines deAmérica, y efectivamente, cuando el médico francés, doctor Reverand, hizo enSanta Marta la autopsia del cadáver de Bolívar, halló que sus posaderas eran dospedernales, ¡callos sagrados de veinte años de esfuerzos y fatigas por la libertad yla patria!

En 1814, Camilo Torres, presidente del Congreso de Tunja, al saber que seacercaba Bolívar, le envió un hermoso caballo de regalo, con lujosos arneses. EnArequipa, La Paz, el Cuzco le hicieron iguales regalos, y Restrepo nos habla de lassoberbias mulas que trajo de Bolivia, las mejores, según él, que han trasmontadolos Andes; pero, entre todos los caballos del Libertador, el de más perdurablerecuerdo es el Palomo Blanco.

He aquí su historia tal como la narra un cronista colombiano:

«A principios de noviembre 1814 llegó Bolívar a Santa Rosa Viterbo. Iba aTunja a dar cuenta al Congreso de los sucesos desgraciados de la campaña deVenezuela. A las desgracias de su patria se unía el rencor de sus amigos. Rivas yBermúdez lo persiguieron hasta Carúpano para prenderlo, y al llegar a Cartagena,Castillo difundió las más negras especies contra su honor, atribuyéndole la pérdidade Venezuela.

124

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 124

Page 125: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

125

XIV. Los caballos de Bolívar

El Libertador entró a Santa Rosa, en una bestia cansada, y no hallandomedio de reemplazarla, tuvo que esperar un día para que la mula reparara susfuerzas, después de lo cual contrató un peón para que le sirviera de guía, ysiguió hasta Tunja.

Durante el viaje, Bolívar trabó conversación con su guía.

—¿Por qué no me alquilaste tu yegua?— le dijo.

—Señor, porque podía abortar, y mi mujer ha soñado que ese potro... esepotro... va a servir para un gran general, y sepa usted que a mi mujer nunca lefallan los sueños. Cuando la señora Casilda lo dice, todo se cumple. En la villa lallaman el Oráculo, aunque el cura la titula la Agorera.

Bolívar calló. Pocas horas después llegó a la ciudad, donde se le recibió conmuestras de grande aprecio, de lo cual el guía quedó aturdido. Pero fue mayor susorpresa cuando el Libertador, al despedirlo, le dijo sonriendo:

—A Casilda, que me guarde el potro.

Vino después la ocupación de Bogotá, el viaje a Jamaica, la expedición delos Cayos, la guerra a muerte, el Congreso de Angostura, la campaña sobre laNueva Granada.

En la acción del Pantano de Vargas, envuelto Bolívar por los realistas, sufríasu ejército un fuego horroroso, pues se le había encerrado en una profundidad, sinmás salida que un estrecho desfiladero. Su destrucción parecía inevitable.

En tales circunstancias, los jefes del ejército rodearon al héroe, que, reconcen-trado por un momento para resolver entre tirar por el desfiladero o atacar las altu-ras, oye una voz que le despierta como de un sueño:

—Mi general, aquí tiene su potro; se lo manda Casilda.

Bolívar, al principio, miró con disgusto a aquel hombre impertinente, peroun instante después reconoció a su antiguo guía, se acordó del encargo que lehabía hecho, y, tomando aquel incidente como buen augurio, exclamó con acentode victoria:

—¡A la carga! ¡A la carga!...

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 125

Page 126: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Y antes de que le hubieran ensillado el hermoso bucéfalo, sus tenientesRondón, Infante, Pérez, Mujica, Mellao, a la cabeza de los escuadrones, trepan poraquellos cerros y restablecen la batalla. Los realistas fueron desalojados de sus posi-ciones, y días después se entregaron vencidos en Boyacá.

Cuando Bolívar regresó a Venezuela, en 1819, se detuvo en Santa Rosa, visitóa Casilda y le dio las gracias por el potro, precioso animal. Blanco como un copode nieve, fuerte, eléctrico, mejor tallado que el de raza persa que para nada sirvióa Napoleón en Waterloo.

—Señora —dijo Bolívar al despedirse—, ¿no ha vuelto usted a soñar con-migo? Yo creo en sus sueños.

—Sí, señor —repuso la buena mujer—. Lo he visto a usted en mi potroentrar a las ciudades, después de las batallas. Y efectivamente, Bolívar, después deCarabobo, entró en el Palomo, a Caracas; después de Bomboná, a Quito; despuésde Junín, a Lima. «Amaba su caballo como una parte de su ser, dice el cronista dedonde tomo estos apuntes sobre el Palomo Blanco. El noble bruto lo reconocíadesde lejos. Al ruido de sus pasos, al timbre de su voz, relinchaba, tendía plumí-fera la cola, piafaba, en fin. Al montarlo temblaba de respeto (11).»

Durante su permanencia en la Magdalena, en sus soberbios días consulares,lo acompañaba también su caballo, y de ello da fe el Diario del jefe del batallón deJunín, quien al hablar de la marcha triunfal del Libertador a Lima, el día 16 demayo de 1826, dice: «El Libertador está a caballo, en medio de su Estado Mayor.Monta su Palomo Blanco, etc...»

Cuando pocos días después se preparaba el héroe a regresar a Colombia, elmariscal Santa Cruz le exigió, como un recuerdo de afecto, el Palomo Blanco.Bolívar vaciló, pero no pudo negárselo; y cuentan que al día siguiente de la par-tida de su amo, el caballo estuvo y triste, que días después languideció más y más,y murió...

126

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 126

Page 127: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

XVLa entrevista de Santa Ana

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 127

Page 128: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 128

Page 129: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Por primera vez, en el venturoso año de 1820, vislumbraron los patriotas laposibilidad de dar cima a la guerra de independencia por medios civilizados ypacíficos. La revolución liberal de España, encabezada por el infortunado RafaelRiego, por su destino tan semejante a Rienzi, el último tribuno, constriñe algobierno de la metrópoli a substituir el despotismo con el régimen constitucionalde 1812, y, como consecuencia, lo obliga a expedir instrucciones a los jefes deultramar en que los autoriza para entrar en conferencias con los republicanos deAmérica. Morillo las recibe en Caracas, en junio de aquel año, ordena publicar laConstitución y de mala guisa se prepara a cumplir las instrucciones.

Con tales medidas don Fernando, el séptimo y último, o los que lo aconseja-ban, se forjaban la ilusión de poder apaciguar del todo sus lejanas colinas, sinadvertir que no había pasado nada, sino diez años de feroz guerra a muerte, cuyasangre caliente humeaba aún en las pampas venezolanas, y olvidando que despuésde una revolución, por incruenta que sea, las cosas no vuelven a tomar el nivel deantes, lo que fue siempre error fatal de los Borbones, por lo cual se ha repetidotanto que nunca perdonan ni olvidan.

Refiere en sus Recuerdos el terrible amigo de Boves, José Domingo Díaz, quecuando Morillo leyó las instrucciones de su gobierno sobre tratados con los insur-gentes, exclamó indignado: «Están locos; ignorante lo que mandan; no conocenel país, ni los enemigos, ni los acontecimientos, ni las circunstancias; quieren quepase por la humillación de entrar en estas comunicaciones. Entraré, porque miprofesión es la subordinación, y la obediencia (12).» Los jefes realistas, no obstanteque muchas veces habían mordido el polvo, aun creían que con los republicanosde América no se podía tratar de igual a igual. Morillo, sin embargo, reprimió suarrogancia natural, y desde el mismo mes de junio empezó a dirigirse, en términosconciliadores, a los jefes patriotas, proponiéndoles la suspensión de hostilidades.

Una anécdota da idea cabal de la actitud del jefe supremo de la revoluciónante aquellas inesperadas propuestas de paz de los realistas. Un oficial español,enviado con cartas a Trujillo, fue invitado a la mesa del Libertador, y como en el

129

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 129

Page 130: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

curso de la comida se aventurarse a insinuar que Morillo exigiría previamente lacontramarcha de los patriotas a su antiguo cuartel general de la frontera grana-dina, Bolívar replicó airado: «Diga usted a su jefe que él se retirará a sus posicio-nes de Cádiz, antes que yo a Cúcuta.» Y, en seguida, escribió a Morillo el 20 denoviembre: «El teniente coronel Pita ha tenido la imprudencia de decirme que V. E.piensa que yo debo evacuar el territorio libre de Venezuela para volver a ocupar misposiciones de Cúcuta. No es el gobierno español el que puede dictar condicionesultrajantes, y últimamente ofensivas a los intereses de la República deColombia...» Morillo se apresuró a contestar así: «El carácter de Pita cerca de V. E.no ha sido otro que el de un mero conductor del peligro que tuve la honra de diri-girle, y las especies que haya producido, con mayor o menor ligereza, deben repu-tarse como efecto de una conversación particular que ninguna influencia puedetener en nuestras negociaciones.» Una transformación fundamental y repentina,como sucede siempre en los grandes sucesos humanos, se había efectuado. Losdioses vengadores, que en tales sucesos pronuncian siempre la última palabra, vol-vían la espada al español, y a todo lo que él representaba entonces, y aun hoy sim-boliza, en parte, de inveterada incomprensión e iniquidad.

Concluido el tratado de armisticio y regularización de las hostilidades, queponían fin a diez años de encarnizada guerra, subscrito por los plenipotenciariosde los jefes supremos, en Trujillo, el 26 de noviembre de 1820, a las diez de lanoche, y rarificado por Bolívar en la misma casa donde siete años antes había fir-mado el célebre decreto de guerra a muerte, el general español manifestó, pormedio de sus comisionados, que deseaba tener una entrevista con el Libertador,quien la aceptó gustoso, designándose el pueblo de Santa Ana, situados a la mitaddel camino entre Trujillo, residencia de Bolívar, y Carache, donde estaba Morillo.Ambos generales marcharon a aquel pueblo seguidos por algunos jefes y oficiales.Al avistarse, se desmontaron y se precipitaron a darse estrechísimo abrazo.

Morillo había hecho preparar en la población una comida sencilla y delicada.«El gozo, la buena fe y la sinceridad, dice el coronel español Vicente Bausáa, queasistió a la entrevista, brillaban en los semblantes; la efusión íntima y verdadera delalma aparecía en el rostro de todos los circunstantes. La comida, dispuesta por elgeneral Morillo, fue tan alegre y animada, que no parecía sino que éramos anti-guos amigos. Bolívar brindó en varias ocasiones por la paz y el valor del generalen jefe y su ejército. El general Morillo, con toda la sinceridad de su corazón, yhasta saltársele las lágrimas de placer, por la concordia y mutua fraternidad, ytodo, amigo, eran abrazos y besos. Los generales Morillo y Bolívar se subieron a lamesa del convite para brindar por los valientes de ambos ejércitos, a lo que sesiguieron vivas a Bolívar y a Morillo. Se decretó levantar un monumento en el

130

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 130

Page 131: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

mismo lugar en que se abrazaron por primera vez los generales, y ellos mismoscolocaron la primera piedra con un juramento solemne (13).» La Torre, el máshidalgo de los jefes peninsulares en la guerra de América, devolvió a Bolívar unaspistolas magníficas perdidas por este en la sorpresa de Cosacoima.

En la mañana del 28 se dirigieron de nuevo Bolívar y Morillo al lugar dondese abrazaron por primera vez; se estrecharon, repitieron sus promesas y sentimien-tos, vitorearon alternativamente a España y Colombia, y se despidieron para siem-pre. A las pocas horas de aquella despedida, Morillo escribió a Bolívar unahermosa carta, que este contestó como sólo sabía hacerlo:

«No hay momento, le decía Bolívar, que nos recuerde alguna idea, alguna sensa-ción agradable, originada de nuestra entrevista. Yo me doy la enhorabuena por haberconocido hombres tan acreedores a un justo aprecio, y que a través de los peligros dela guerra no podíamos ver sino cubiertos de las sombras del horror...

«Todos nuestros amigos comunes han agradecido sobremanera las expresio-nes de aprecio con que usted los ha honrado, y las retornan con la más fina volun-tad. Haremos, sin embargo, mención muy particular de nuestro general La Torre,que nos ha agradado infinito; del elegante coronel Tello y del precioso amigoCaparros, que nos ha enamorado tanto por su bellísima índole como por su expre-siva fisonomía.»

Al propio tiempo, Morillo dirigía esta carta a un amigo:

«Carache, noviembre 28 de 1820.

«Mi estimado Pino: Acabo de llegar al pueblo de Santa Ana, donde pasé ayeruno de los días más alegres de mi vida, en compañía del general Bolívar y de variosoficiales de su Estado Mayor, a quienes abrazamos con el mayor cariño. Todosestuvieron contentos; comimos juntos, y el entusiasmo y la fraternidad no pudie-ron ser mayores. Bolívar vino solo con sus oficiales, entregado a la buena fe y a laamistad, y yo hice retirar inmediatamente una pequeña escolta que me acompa-ñaba, no puede usted ni nadie persuadirse de lo interesante que fue esta entrevista,ni de la cordialidad y amor que reinó en ella. Todos hicimos locuras de contento,pareciéndonos un seño el vernos allí reunidos como españoles, hermanos yamigos. Crea usted que la franqueza y sinceridad reinaron en esta unión. Bolívarestaba exaltado de alegría; nos abrazamos un millón de veces y determinamoserigir un monumento para eterna memoria del principio de nuestra reconciliaciónen el sitio en que nos dimos el primer abrazo Morillo...»

131

XV. La entrevista de Santa Ana

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 131

Page 132: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Y en nota secreta decía a su Gobierno:

«Nada es comparable a la incansable actividad de este caudillo. Su arrojo y sutalento son sus títulos para mantenerse a la cabeza de la revolución y de la guerra;pero es cierto que tiene de su noble estirpe española rasgos y cualidades que lehacen muy superior a cuantos le rodean. Él es la revolución.»

Hoy día existe en aquel sitio memorable un monumento sobre el cual reposala piedra histórica que aquellos hidalgos adversarios colocaron con sus propiasmanos, en recuerdo de su primer abrazo, y en una de las plazas de Caracas se ven,el letras de oro, grabadas sobre una lápida de mármol, estos versos de AlejandroCarias, malogrado poeta caraqueño, escritos en el día del centenario de Venezuela,en 1911, y a quien se los oí declamar ante el brazo renovado por los últimos des-cendientes de aquellos héroes: don Aníbal Morillo y Pérez, conde de Cartagena ymarqués de La Puerta, y don Juan Vicente Camacho, último vástago de losBolívar de Caracas:

Laude

Este que ves, lector, mármol sencillo,Te recuerda que en época lejana, Ante la furia de contienda insanaSe abrazaron Bolívar y Morillo.

Piedra monumental de ilustre brilloDa fe de aquel abrazo en Santa Ana:Sepulcro alzado a la fiereza hispana Y al decreto de muerte de Trujillo.Juntos desagraviaron los guerreros Al declinar su indómita bravura

Con los de Cristo los hidalgos fueros;Y nos legaron como herencia pura

Dos españoles de Indias y de iberos,Timbre de unión que en las edades dura.

En 1826, el librero francés P. Dufart publicó en París un libro con este título:Mémoires du général Morillo, el cual contiene diversos documentos relativos a lascompañas del Pacificador en América.

Morillo hizo traducir al francés y dirigió la publicación de este libro, aunquese empeñó por hacer aparecer lo contrario, según consta de una carta inédita

132

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 132

Page 133: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

publicada por un biógrafo, Diego Banario Arana (14). Parece que fue Wéllingtonquien, en 1814, le recomendó al rey de España para que viniera a pacificar lascolonias insurrectas, probablemente para deshacerse de un elemento corruptor enel ejército, que ordenaba el saqueo en las aldeas francesas que ocupaba (15).

En mala hora enviado a América, al decir de Menéndez Pelayo (16), llamán-dose «defensor de la religión católica y de la moral cristiana», según el historiadorRestrepo (17), su cuchillo salvaje no perdonó, en los cinco años y medio de su des-potismo en Colombia, las más altas inteligencias, ni las más excelsas virtudes.Caldas, el sabio e inmaculado Caldas, y Camilo Torres, el maestro y padre de laRevolución, fueron las víctimas de su ignorante ferocidad.

Don Pablo Morillo, conde de Cartagena, nació en Fuentes Secas el 5 de mayo1778. Después de su entrevista con Bolívar, en 1820, desalentado de los pocoséxitos obtenidos con sus métodos de guerra sin cuartel y persuadido de que erainevitable el triunfo de los patriotas colombianos, entregó el mando a Latorre, seretiró a Caracas y se embarcó para España, llevando a sus reales amos los más tris-tes mensajes. Años después, el 27 de julio 1837, murió olvidado de todos, en laestación de baños de Bareges, en Francia.

Su obcecación contra los hombres de luces le hizo decir, en su entrevista conel Libertador, cuando este le reprochó las ejecuciones de Torres, Caldas y demáspróceres de Bogotá, que le había hecho un bien quitándole a esos abogados revol-tosos que le tendrían trastornada a Colombia si vivieran, con lo cual a él le seríamás fácil vencerlo (18).

Páez, a quien aquello sonó también, escribió a Bolívar en 1826: «Usted nopuede figurarse los estragos que la intriga hace en este país, teniendo que confesarque Morillo le dijo a usted la verdad en Santa Ana, sobre que le había hecho unfavor en matar a los abogados. Pero con nosotros tenemos que acusarnos delpecado de haber dejado imperfecta la obra de Morillo, no habiendo hecho otrotanto con los que cayeron por nuestro lado; por el contrario, les pusimos laRepública en las manos y nos la han puesto a la española, porque el mejor de ellosno sabe otra cosa (19).»

Tan mísera carta es muy digna del execrado fautor de la disolución deColombia, la grande, y la valiente juventud intelectual de esta República, fundadaen la horca, por el abogado Camilo Torres, no debe olvidarla nunca, si no quierebastardear de su raza y renegar de su sangre.

133

XV. La entrevista de Santa Ana

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 133

Page 134: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 134

Page 135: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

XVIEl Negro Primero

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 135

Page 136: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 136

Page 137: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

La guerra de independencia se hizo, y sólo podía hacerse, con gentes de todaclase, condición y nacionalidad siempre que reunieran un solo requisito: estar dis-puestos a dar su sangre y su vida misma en holocausto a la República. Entre loshorrores de la guerra a muerte la patria naciente no necesitaba filósofos, ni estadis-tas, ni legisladores, ni abogados, sino hombres de acción, de espada, hombresfieras capaces de luchar con los perros de presa que defendían a sangre y fuego lacausa de la tiranía española. Contra Morillo, Monteverde, Boves, Rosete, Zuazola,Pascual Martínez, Tíscar, Enrile, Sámano, Warletta, de abominable memoria, eramenester soltar a José Antonio Páez, Juan Bautista Arismendi, Montilla, JoséFrancisco Bermúdez, Santiago Mariño, Manuel Piar, Antonio Brión, AntonioNicolás Briceño, Padilla, Maza, Cedeño, Plaza, Infante, el Negro Primero. Y hayque reconocer que fue en Venezuela, teatro principal de la guerra a muerte, dondesurgieron en abundancia aquellos hombres, espanto de los realistas.

El Libertador lo declaró así en Bucaramanga en 1828, refiriéndose a algunosde esos hombres de presa: «Se podrá decir que Mariño, Arismendi y Páez no sondignos de los empleos que poseen y que no tienen las capacidades necesarias paraellos. Esto es verdad si se les juzga desde 1826 hasta ahora y si sólo se tienen pre-sentes sus talentos y actitudes; pero son sus servicios contra los españoles los queles han valido sus empleos, y ellos son inmensos; hicieron esfuerzos prodigiosos yobtuvieron grandes resultados. Entonces era lo que se buscaba y lo que se recom-pensaba (20).»

De ahí que la auténtica figura de Bolívar nunca se destaque más enérgica-mente a nuestros ojos como cuando lo contemplamos coronelito, pequeño de esta-tura y flaco de carnes, y, sin embargo, férreo y terrible domador de aquellosgigantes. ¿Por qué lo seguían? ¿Por qué le obedecían sumisos? ¿Por qué inclinabanante él su petulancia y sus aceros? ¿Por qué callaban como estatuas cuando al sonarsu voz de mando fruncía el entrecejo y relampagueaban sus ojos olímpicos?

Páez, el terror de los Llanos, el épico lancero, lo dijo con una frase heroica:«¡Porque Bolívar era muy grande!»

137

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 137

Page 138: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Y porque ellos eran como esos curtidos soldados de la vieja guardia, inmorta-lizados por Raffet, bajo el Imperio de Napoleón: «Ils grognaient, mais le suivaient.»

Y entre las figuras legendarias, como un héroe homérico desfila el NegroPrimero, llamado así por los patriotas porque era el primero que mojaba la“cuchara”, como llamaban los llaneros venezolanos la lanza que ilustró el León delApure. Su nombre era Pedro Camejo, su busto de bronce, al lado de los deCedeño y Plaza, sus compañeros de sacrificio en Carabobo, se alza en la plaza deCaracas que lleva el nombre de la batalla que independizó para siempre aVenezuela, y de su vida y milagros nos habla el general Páez en su Autobiografía, enestas elocuentes frases:

«Entre todos los que murieron en Carabobo, al que con más cariño recuerdoes a Camejo, conocido con el nombre de Negro Primero, y esclavo un tiempo.Cuando yo bajé a Achaguas, después de la batalla del Yagual, se me presentó estenegro, que mis soldados de Apure me aconsejaron incorporase al ejército, pues lesconstaba que era hombre de gran valor, y sobre todo muy buena lanza. Su robustaconstitución me lo recomendaba mucho, y a poco de hablar con él, advertir queposeía la candidez del hombre en su estado primitivo, y uno de esos caracteressimpáticos que se atraen bien pronto el afecto de los que los tratan. Había sidoesclavo de un propietario de Apure, quien lo había puesto al servicio del reyporque su carácter le inspiraba algunos temores.

«Después de la acción de Araure quedó tan disgustado del servicio militar quese fue al Apure, y allí permaneció oculto hasta que vino a presentárseme. Admitileen mis filas, y tales pruebas de valor dio a mi lado, en todos los reñidos encuentrosque tuvimos con los españoles, que sus mismos compañeros le dieron el nombrede Negro Primero. Estos se divertían mucho con él, y sus chistes naturales mante-nían la alegría de sus compañeros, que siempre lo rodeaban.

«Sabiendo que Bolívar debía reunirse conmigo en el Apure, recomendó atodos que no fueran a decirle que él había servido en el ejército realista. Esta reco-mendación bastó para que a la llegada de Bolívar le hablaran del negro con grandeentusiasmo, refiriéndole el empeño que tenía en que no se supiera que él habíaservido al rey. Así pues, cuando Bolívar lo vio por primera vez, se le acercó conmucho afecto, y, después de felicitarlo por su valor, le dijo:

«— Pero, ¿qué le movió a usted a servir en las filas de nuestros enemigos?

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

138

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 138

Page 139: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

«Miró el negro a los circundantes como si quisiera enrostrarles su indiscre-ción, y dijo:

«— Señor, la codicia.

«— ¿Cómo así? —preguntó Bolívar.

«—Yo había notado —continuó el negro— que todos iban a la guerra sincamisa y volvían después uniformados y con dinero en el bolsillo. Yo quise ir tam-bién a buscar fortuna, y más que todo a conseguir tres aperos de plata, uno para elnegro Mendola, otra para Juan Rafael y otro para mí. La primera batalla que tuvi-mos con los patriotas fue la de Araure: ellos tenían mil hombres y nosotros tenía-mos mucha más gente, y yo gritaba que me diesen cualquier arma con que pelearporque estaba seguro de que venceríamos. Cuando creí que había terminado elcombate me apeé de mi caballo y fui a quitarle una casaca muy bonita a un blancoque estaba tendido y muerto en el suelo. En ese momento vino el comandante gri-tando: «¡A caballo!» ¿Cómo es eso —dije yo— pues no se acabó la guerra?

«— Acabarse, nada de eso. (Venía tanta gente que parecía una zamurada.)

«— ¿Qué hizo usted entonces? —dijo Bolívar.

«— No hubo más remedio que huir, y yo eché a correr en mi mula; pero elmaldito animal se me cansó y tuve que coger monte a pie. Al día siguiente fui a unhato a ver si nos daban que comer; pero su dueño, cuando supo que yo era de lastropas de Naña (Yáñez) me miró con tan malos ojos que me pareció mejor huir alApure.

«— Dicen —le interrumpió Bolívar— que allí mataba usted las vacas ajenas.

«— Por supuesto —replicó—; y si no, ¿qué comía? En fin, vino el mayor-domo (así me llamaba a mí) al Apure y nos enseñó lo que era la patria y que la dia-blocracia no era ninguna cosa mala; y desde entonces estoy sirviendo a lospatriotas.

«Estas conversaciones divertían mucho a Bolívar, y en nuestras marchas elNegro Primero nos servía de entretenimiento. Continuó a mi servicio distin-guiéndose siempre en todas las batallas. La víspera de la Carabobo, que él decíaque iba a ser la decisiva, arengó a sus compañeros, y para infundirles valor yconfianza, les decía, con el favor de un musulmán, que las puertas del cielo se

139

XVI. El Negro Primero

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 139

Page 140: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

abrían a los patriotas que morían en el campo, pero que se cerraban ante losque morían huyendo del enemigo.

«El día del combate cayó herido mortalmente a los primeros tiros (21).»

He aquí cómo describe don Eduardo Blanco, edecán de Paéz, e ilustre autorde Venezuela heroica, la muerte de Negro Primero:

«En lo más encarnizado del combate, Páez, lleno de asombro, ve de prontosalir de la nube de polvo que ocultaba a los combatientes a un jinete bañado en supropia sangre en quien al punto reconoce al Negro más pujante de los llaneros desu guardia.

«El caballo de aquel intrépido soldado galopaba sin concierto hacia el lugardonde se encuentra Páez, pierde en breve la carrera, toma el trote y después paso apaso, las riendas sueltas sobre el vencido cuerpo, la cabeza abatida y la abierta narizrozando el suelo que se enrojece a su contacto, avanza sacudiendo su pesadojinete, que parece sostenerse automáticamente sobre la silla. Sin ocultar el asom-bro que le causa aquella inesperada retirada, Páez le sale al encuentro, y apostro-fando con dureza a su antiguo émulo en bravura, en cien reñidas lides, le gritaamenazándole con un gesto terrible: —¿Tienes miedo? ¿No quedan ya enemi-gos?... ¡Vuelve y hazte matar!... Al oír aquella voz que resuena irritada, caballo yjinete se detienen: el primero, que ya no puede dar un paso más, dobla las piernascomo para abatirse; el segundo abre los ojos que resplandecen como ascuas y seyergue en la silla; luego arroja por tierra la poderosa lanza, rompe con ambasmanos el sangriento dormán, y poniendo a descubierto el pecho desnudo dondesangran copiosamente dos heridas profundas, exclama balbuciente: —¡Mi gene-ral! ... vengo a decirle adiós... porque estoy muerto... Y caballo y jinete ruedan sinvida sobre el revuelto polo, a tiempo que la nube se rasga y deja ver nuestros lla-neros vencedores lanceando por la espalda a los escuadrones españoles que huyendespavoridos.

«Páez dirige una mirada llena de amargura al fiel amigo, inseparable compa-ñero de todos sus pasados peligros, y, a la cabeza de algunos cuerpos de jinetes,corre a vengar la muerte de aquel bravo soldado, y aquella violenta acometidadecide la batalla (22).»

Al saber su muerte Bolívar, la consideró como una desgracia, y se lamentaba deque no le hubiese sido dado presentar en Caracas aquel hombre singular en la senci-llez y sin par en el coraje; aquel negro inculto pero horoico que tuvo una frase digna

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

140

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 140

Page 141: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

de ser grabada en bronce y no menos enérgica que la de Dantón, pronunciada undía de prueba y que se lee al pie de su estatua en el boulevard Saint-Germain deParís: Contre les ennemis de la Patrie, de l ’audace, encore de l ’audace, toujours de l’audace!

El Negro Primero, cuando en la batalla de Carabobo, en la gran carga alcuadro del batallón Valencey, fue alcanzado por el general Cerdeño, exclamó:

«¡Delante de mí sólo el pescuezo de mi caballo!»

141

XVI. El Negro Primero

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 141

Page 142: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 142

Page 143: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

XVIIBolívar en el Chimborazo

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 143

Page 144: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 144

Page 145: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

«Cuando se viaja desde la ciudad de Quito hacia el Páramo del Asuai, se veaparecer, sucesivamente, en una extensión de treinta y siete leguas, al oeste, lascimas del Casitagua, Pichincha, Atacazo, Corazón, Ilianza, Carguairazo,Chimborazo y Cunambay; al oriente, las cimas del Guamaní, Antisana, Pasuchoa,Rimiñavi, Cotopaxi, Tunguragua y Capa-Urcu, que, a excepción de tres o cuatro,son todas más elevadas que el Monte Blanco. En vano se buscaría un paraje queofreciese una perspectiva más magnífica; pero la más majestuosa forma de aque-llas latas cimas es la del Chimborazo, cuya cumbre es redonda, como una colina.Y así, desde las playas del mar del sur, cuando el cielo está azul y el aire es transpa-rente, se ve surgir el Chimborazo, a lo lejos, semejante a una nube que se des-prende de las cumbres vecinas y se levanta, sobre toda la cadena de los Andes,como esa cúpula inmensa, obra del genio de Miguel Ángel, sobre los monumen-tos antiguos que rodean el Capitolio (1).»

En junio de 1822, consumada la independencia del Ecuador con el triunfode Pichincha, el Libertador partió de Quito en dirección a Guayaquil. Bolívar,amante de la Naturaleza, dice O’Leary, iba encantado en aquel viaje. Los pintores-cos valles de Ibarra y Otabalo, a la vez, le deleitaron y le entristecieron, al recordarque el lamentable estado de su país natal le había obligado a cambiar las dulces yútiles tareas del filósofo por los arduos deberes y azarosa vida del soldado. En todaslas poblaciones de aquella provincia fue acogido con entusiastas aclamaciones. ElCotopaxi, el Chimborazo y el Tunguragua jamás habían visto ovación semejante...

Aunque O’Leary no lo dice, ni ningún otro historiador que yo sepa, sin dudafue en esta ocasión cuando Bolívar escaló la más lata y hermosa cumbre andina yescribió aquel Delirio sobre el Chimborazo, digno de él, que siempre quiso unir sunombre al de los grandes monumentos de la Naturaleza, o al de las ruinas de laclásica antigüedad (2). En el Cuzco, que puede llamarse la Roma de la América,visita los maravillosos despojos de su vieja civilización: el Templo del Sol, los restosde palacios, de fortificaciones, de acueductos; las casas de campo de los Incas, consus baños y jardines; las ruinas de Ollantaytambo; el lago y la isla de Titicaca cunade Manco-Cápac, fundador del Imperio Inca, y la Meca de los antiguos peruanos;

145

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 145

Page 146: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

al propio tiempo su historia sobre los lugares mismos que de ella fueron teatro, yaprende sus fábulas heroicas. Bolívar, meditabundo, contemplaba con profundaemoción aquellas ruinas que había hecho la avaricia.

En el Cuzco, capital del antiguo imperio del Perú, edificada por Manco-Cápac, hijo del Sol, encontró el general Sucre el real estandarte que trajoPizarro en 1533, los pendones del Alto Perú y algunas banderas del ejércitoespañol.

El Libertador fue recibido a las puertas del antiguo Templo del Sol, comoantes lo había sido Sucre. Era este templo tan suntuoso en metales y piedras pre-ciosas que fue llamado Plaza de oro (Cori-Cancha). La entrada daba al oriente; susuelo, sus muros y puertas estaban forrados de planchas y clavos de oro. Un sol deoro puro resplandecía en el fondo del templo circuído de turquesas y esmeraldas.Al pie del altar estaban las momias de los Incas, sentadas en sillas de oro. Enfrentese veían grandes copas de plata, destinadas a las ofrendas; tinajas y jarras, tambiénde plata, guarnecidas de piedras preciosas. Jardines vastísimos rodeaban el templo,adornados de magníficas fuentes que sombreaban frondosos árboles. Las vírgenesdel Sol vivían en palacios cerca del templo: ocupábanse en hilar la lana de las vicu-ñas y tejerla para las colgaduras del santuario; preparaban el pan y el vino para lasgrandes fiestas y guardaban el fuego sagrado que el sumo sacerdote encendía todoslos años en la fiesta del Sol.

El espectáculo de la divina Naturaleza detuvo siempre los pasos del caballo deBolívar y colmó su corazón de una alegría dionisíaca, de una suerte de emulación,al decir de Rodó, que lo impulsaba a hacer de modo que entrara él mismo aformar parte del panorama imponente y a señoriarlo como protagonista.

Un día de diciembre del año de 1829, en ruta para el norte, divisa, al caer dela tarde, desde la más alta cima del Quindio, o Cordillera Central, el espléndido yarmonioso Valle del Cauca, semejante, en su configuración, a la caja de una guita-rra, cuyo encordado de plata es el río que da su nombre al Valle, y Bolívar, fuerade sí, pasmado ante tanta belleza, exclama: ¡Oh, sí! ¡Ni los campos de la Toscana! ¡EsteValle es el jardín de la América!

En su ascensión al Chimborazo se percibe ese otro sentimiento que lo animótoda su vida: el orgullo de subir, de pisar la frente del coloso, de llagar más arribaque La Condamine, más arriba que Humboldt, donde no haya otra huella antesque la suya (3).

146

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 146

Page 147: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

XVIIIEl Delirio

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 147

Page 148: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 148

Page 149: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Yo venía envuelto con el manto del iris, desde donde paga su tributo el cau-daloso Orinoco al dios de las aguas. Había visitado las encantadas fuentes amazó-nicas, y quise subir al atalaya del universo. Busqué las huellas de La Condamine yHumboldt: seguilas audaz; nada me detuvo; llegué a la región glacial; el éter sofo-caba mi aliento. Ninguna planta humana había hollado la corona diamantina quepuso la mano del Eterno sobre las sienes excelsas del dominador de los Andes. Yome dije: este manto de iris, que me ha servido de estandarte, ha recorrido, en mismanos, regiones infernales, surcado los ríos y los mares y subido sobre los hom-bros de los Andes; la tierra se ha allanado a los pies de Colombia, y el Tiempo noha podido detener la marcha de la Libertad. Belona ha sido humillada por el res-plandor del iris, ¿y no podré yo trepar sobre los cabellos canos del gigante de latierra? ¡Sí podré! Y arrebatado por la violencia de un espíritu desconocido para mí,que me parecía divino, dejé atrás las huellas de Humboldt empañando los crista-les eternos que circuyen el Chimborazo. Llegó, como impulsado por el genio queme animaba, y desfallezco al tocar con mi cabeza la copa del firmamento; tenía amis pies los umbrales del abismo.

Un delirio febril embarga mi mente; me siento como encendido por un fuegoextraño y superior. Era el Dios de Colombia que me poseía.

De repente se me presenta el Tiempo, bajo el semblante venerable de un viejocargado con los despojos de las edades: ceñudo, inclinado, calvo, arrugada la tez,una hoz en la mano...

« — Yo soy el Padre de los siglos; soy el arcano de la fama y del secreto; mimadre fue la Eternidad; los límites de mi imperio los señala lo infinito; no haysepulcro para mí, porque soy más poderoso que la muerte; miro lo pasado,miro lo futuro, y por mi mano pasa lo presente. ¿Por qué te envaneces, niño oviejo, hombre o héroe? ¿Creéis que es algo vuestro universo, que levantarossobre un átomo de la creación es elevaros? ¿Pensáis que los instantes que llamáissiglos pueden servir de medida a mis arcanos? ¿Imagináis que habéis visto lasanta Verdad? ¿Suponéis locamente que vuestras acciones tienen algún precio a

149

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 149

Page 150: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

mis ojos? Todo es menos que un punto en presencia del Infinito, que es de mihermano.

Sobrecogido de un terror sagrado, ¿cómo, ¡oh Tiempo! respondí, no ha dedesvanecerse el mísero mortal que ha subido tan alto? He pasado a todos los hom-bres en fortuna, porque me he elevado sobre la cabeza de todos. Yo domino latierra con mis palabras, llego al Eterno con mis manos; siento las presiones infer-nales bullir bajo mis pasos; estoy mirando, junto a mí, rutilantes astros, los solesinfinitos; miro sin asombro el espacio que encierra la materia, y en tu rostro leo lahistoria de lo pasado y los pensamientos del Destino.

«—Observa —me dijo— aprende, conserva en tu mente lo que has visto;dibuja a los ojos de tus semejantes el cuadro del universo físico, del universo moral;no escondas los secretos que el Cielo te ha revelado; di la verdad a los hombres...»

El fantasma desapareció.

Absorto, yerto, quedé exánime largo tiempo, tendido sobre aquel inmensodiamante que me servía de lecho. Al fin, la tremenda voz de Colombia me llama;¡resucito! me incorporo, abro con mis propias manos los pesados párpados, vuelvoa ser hombre, y escribo mi delirio.

Al leer este admirable delirio romántico, que recuerda a René, uno piensacomo Olmedo, que si Bolívar se hubiera aplicado a hacer versos, su prodigiosaimaginación habría excedido a Píndaro y a Ossián. También sus enemigos le reco-nocieron esta excelsa vocación: «Bolívar dedicado a cultivar la literatura —dice elterrible Arganil—, hubiera podido destronar a todos los oradores y poetas de sutiempo, y, tal vez, volcar los tronos de los reyes con sus cantos (1).»

150

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 150

Page 151: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

XIXLa entrevista de Guayaquil

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 151

Page 152: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 152

Page 153: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

I

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 153

Page 154: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 154

Page 155: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

En la mañana del día 11 de julio de 1822 ofrecía el caudaloso Guayas unpanorama nunca visto antes, y que aun hoy reviste ante nuestros ojos los esplendoresde lo heroico. Centenares de velas blancas y millares de banderas y gallardetes de vivoscolores, desplegados al viento sobre las serenas ondas azules, daban a aquella bahía elaspecto de un jardín de ensueño.

De pronto estalla la multitud, que aguarda impaciente, en solemne y clamorosaaclamación, y las bandas militares entonan jubilosas marchas triunfales. Es que en unarevuelta del río se ha divisado una falúa resplandeciente que conduce al Libertador,vencedor de España en Boyacá, Carabobo y Bomboná, en peregrinación hacia el anti-guo templo del Sol, y a sus compañeros de gloria generales Sucre y Salóm, y sus edeca-nes O’Leary, Wilson y Mosquera, mientras otra falúa salida del puerto, y en la cual seencuentran los generales Salazar y Blanco, ministro plenipotenciario y vicealmiranteperuanos, alza menos para dirigir su saludo a Bolívar, que, puesto de pie y vestido degala, les corresponde, invitándolos, al propio tiempo, a trasbordar a su nave.

La comitiva sigue entonces su marcha, y, al acercarse a la rada, rompen lasbaterías de la escuadra en una salva de veintiún cañonazos, y los comandantes delas cañoneras arrían el pabellón celeste y blanco del Estado e izan el tricolor deColombia.

En la ciudad, las tropas forman calle de honor en toda la extensión del male-cón, y la Municipalidad, acompañada de la saltas corporaciones públicas y delclero y de los ciudadanos ilustres, espera al ilustre huésped en la monumental por-tada del muelle. El alcalde le da la bienvenida. El Libertador se descubre, lo escu-cha y contesta con aquella espontánea elocuencia que le era habitual. Al terminar,los tres castillos del fuerte disparan veintiún cañonazos cada uno, siguiendo a elloslas fragatas Protector y La Venganza y la corbeta Alejandro, mientras ensordecenlos aires los repiques de todos los templos de la ciudad, las músicas militares y lasaclamaciones del pueblo.

Tal, compendiadas las relaciones de los cronistas.

155

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 155

Page 156: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El general argentino Jerónimo Espejo, quien fue testigo de aquellos sucesos,nos dejó este retrato de Bolívar, tomado del natural en aquellos días memorables:

«La estatura de Bolívar nos pareció de cinco pies o poco menos. En aquellaocasión vestía su uniforme de gala, casaca de paño azul, toda bordada de oro, conentorchados y charreteras de general; rica espada con tahalí dorado, pantalón muyancho de paño grana, con franja también dorada, grandes botas de montar conespuelas, sombrero elástico, muy alto, festoneado de franja de oro por la orillaexterior y orlado de plumas blancas por dentro, y un penacho de plumas de colo-res diferentes, formando la bandera (azul, amarillo y encarnado). Una banda deseda igualmente tricolor, con bellotas y galón de oro, le cruzaba el pecho a cuyolado izquierdo —que la banda dejaba libre— llevaba tres condecoraciones.

«Acompañaban al Libertador los generales Antonio José de Sucre y Salóm ylos ayudantes de campo Mosquera, Wilson y O’Leary.

«Nosotros, que anhelábamos estudiar al hombre extraordinario que por pri-mera vez teníamos tan cerca, no desperdiciábamos ocasión alguna para compa-rarle con nuestro San Martín.

«Lo que advertimos desde el primer instante fue la diferencia de estatura.Bolívar era pequeño y delgado, mientras que San Martín era alto y corpulento.Aquél ostentaba sus entorchados con profusión que contrastaban con la espartanasencillez de San Martín, quien, en los actos más solemnes, se presentaba con susencilla guerrera de granadero, pantalón azul sin franja, sombrero forrado de huley siempre sin lucir condecoración alguna.

«El aspecto de Bolívar era poco simpático; generalmente bajaba la vista y tenía unseño que le diferenciaba en mucho de la atractiva popularidad de San Martín (1).»

El 25 de julio, catorce días después del arribo de Bolívar, llegó San Martín aGuayaquil, cumpliendo un anhelo de su corazón tiempo atrás expresado en suDecreto de 12 de enero de aquel año, por el cual encargó del mando supremo delPerú al conde de Torre Tagle: «La causa del Continente americano me lleva a rea-lizar un designio que halaga mis más caras esperanzas. Voy a encontrar enGuayaquil al Libertador de Colombia. Los intereses generales del Perú y deColombia, la enérgica terminación de la guerra que sostenemos y la estabilidad deldestino a que con rapidez se acerca la América, hacen nuestra entrevista necesaria,ya que el orden de los acontecimientos nos ha constituido en alto grado responsa-bles del éxito de esta sublime empresa.» El Protector no tuvo entonces la suerte de

156

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 156

Page 157: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

encontrar al Libertador, y regresó a Lima en espera de mejor ocasión. Pocos mesesdespués, al saber que Bolívar marchaba hacia el Sur, le escribió desde Lima, el 13de julio: «Mi alma se llena de pensamientos y de gozo cuando contemplo aquelmomento (el de entrevista) : nos veremos y presiento que la América no olvidaráel día en que nos abracemos.»

El 26 de desembarcó en San Martín. Un batallón abierto en filas le hizo los hono-res. Al llegar a la suntuosa casa que se le había preparado, el Libertador, vestido degrande uniforme, y rodeado de su Estado Mayor, le dio la bienvenida al pie de la esca-lera (2) . Los héroes se abrazaron. «Al fin se cumplieron mis deseos de conocer y estre-char las manos del renombrado general San Martín», exclamó Bolívar. San Martíncontestó que los suyos estaban cumplidos al encontrar al Libertador. En seguida subie-ron del brazo.

En el salón de recepciones el Libertador presentó sus generales al Protector. Luegoempezaron a desfilar las corporaciones que iban a saludar a los héroes. Una disputa dematronas y señoritas les dio la bienvenida en una bella arenga. Una joven de diez yocho años, la más hermosa del Guayas, llamada Carmen Garaycoa, ofreció a SanMartín una corona de laurel de oro esmaltado. Retirada la concurrencia, los héroesquedaron solos y empezaron a pasearse por el salón. Poco después cerraron la puerta yconferenciaron privadamente por espacio de hora y media. Terminada la conferencia,Bolívar se retiró acompañado hasta el pie de la escalera por San Martín, y, por la tarde,este pagó al primero su visita, que sólo duró media hora.

El 27 de julio, a la una de la tarde, San Martín se dirigió a casa de Bolívar, yencerrados de nuevo permanecieron cuatro horas en conferencia secreta. A lascinco de la tarde abrieron la puerta, y pues empezaban a llegar los invitados al granbanquete con que el Libertador obsequiaba al Protector. Pasaron en seguida alcomedor, espléndidamente preparado, y Bolívar ocupó la cabecera, señalando elpuesto de su derecha a San Martín. Llegada la hora del champaña, inició Bolívarlos brindis, poniéndose de pie y con la copa en la mano. San Martín contestómodestamente.

Terminado el banquete, el Protector se retiró a su casa a descansar, tornandoa salir a las nueve para asistir al baile a que había sido invitado por la Mu-nicipalidad.

«Fue muy agradable, refiere un testigo, la impresión que nos hizo la casa delcabildo por la brillantez del adorno de los salones, la espléndida iluminación, lahermosura y elegancia de las damas guayaquileñas.»

157

XIX. La entrevista de Guayaquil

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 157

Page 158: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Bolívar se entregó con júbilo a los placeres de la danza, según su costumbre,mientras San Martín se mantenía de pie, como mero espectador, sin tomar parteen el baile, preocupado, al parecer, hasta que la una de la mañana se acercó aGuido, su edecán , y le dijo: «Llame usted al coronel Soyer; ya no puedo soportareste bullicio.» Luego se despidió del Libertador, sin que nadie lo advirtiera, lo queprobablemente había sido acordado entre ambos para no alterar el buen humor dela concurrencia. Una ayudante lo condujo por una escalera secreta, y una horadespués la goleta Macedonia se hacía a la vela (28 de julio) (3).

Al día siguiente se levantó el Protector muy preocupado, y, paseándose sobrecubierta, después del almuerzo, dijo a sus compañeros: “¿Pero han visto ustedescómo el general Bolívar nos ha ganado de mano?” Al llegar al Callao encargó algeneral Cruz que escribiese a O’Higgins: «El Libertador no es el hombre que pen-sábamos.» Palabras de vencido y de desengañado, dice Mitre, que compendian losresultados de la entrevista (4). Apenas desembarcado, supo que, en realidad, habíahabido una revolución en Lima y que Monteagudo había sido extrañado; asumióel mando y desde aquel momento todas las medidas que dictó fueron encamina-das a reunir el Congreso, alejarse de los negocios públicos y dejar el país entregadoa su propio destino.

Al mismo tiempo dijo a los peruanos en una proclama: «Tuve la satisfacciónde abrazar al héroe del Sur de América. Fue uno de los días más felices de mi vida.El Libertador de Colombia auxilia al Perú con tres de sus bravos batallones.Tributemos todos un reconocimiento eterno al inmortal Bolívar.»

Poco tiempo después, San Martín dirigió a Bolívar, desde Lima, el 29 deagosto, esta carta confidencial, que al decir de Mitre «fue su testamento político yel documento más sincero que haya brotado de su pluma y de su alma»:

«Querido general: Dije a usted en mi última, de 23 del corriente, quehabiendo reasumido el mando supremo de esta República, con el fin de separar deél al débil e inepto Torre-Tagle, las atenciones que me rodeaban en aquelmomento no me permitían escribirle con la extensión que deseaba, ahora, al veri-ficarlo, no sólo lo hará con la franqueza de mi carácter, sino con la que exigen losgrandes intereses de la América.

«Los resultados de nuestra entrevista no han sido los que me prometía para lapronta terminación de la guerra. Desgraciadamente yo estoy íntimamente con-vencido, o que no ha creído sincero mi ofrecimiento de servir bajo sus órdenes conlas fuerzas de mi mando, o que mi persona le es embarazosa. Las razones que usted

158

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 158

Page 159: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

me expuso, de que su delicadeza no le permitía jamás mandarme, y que, aun en elcaso de que esta dificultad pudiese ser vencida, estaba seguro de que el Congresode Colombia no consentiría su separación de la República, permítame, general, lediga no me han parecido plausibles. La primera se refuta por sí misma. En cuantoa la segunda, estoy muy persuadido que la menor manifestación suya al Congresosería acogida con unánime aprobación, cuando se trata de finalizar la lucha en queestamos empeñados, con la cooperación de usted y la del ejército de su mando; yque el alto honor de ponerle término refluirá tanto sobre usted como sobre laRepública que preside.

«No se haga usted ilusión, general. Las noticias que tiene de las fuerzas realistasson equivocadas; ellas montan en el Alto y Bajo Perú a más de 19.000 veteranos, quepueden unirse en el espacio de dos meses. El ejército patriota, diezmado por lasenfermedades, no podrá poner en línea de batalla sino 8.500 hombres, y de éstos,una gran parte reclutas. La división del general Santa Cruz (cuyas bajas, segúnescribe este general, no han sido reemplazadas a pesar de sus reclamaciones) en sudilatada marcha por la tierra, debe experimentar una pérdida considerable y nadapodría emprender en la presente campaña. La división de 1.400 colombianos queusted envía será necesaria para mantener la guarnición del Callao y el orden enLima. Por consiguiente, sin el apoyo del ejército de su mando, la operación que seprepara por puertos intermedios no podrá conseguir las ventajas que debían espe-rarse, si fuerzas poderosas no llaman la atención del enemigo por otra parte, y así lalucha se prolongará por un tiempo indefinido. Digo indefinido, porque estoy ínti-mamente convencido que sean cuales fueren las vicisitudes de la presente guerra, laindependencia de la América es irrevocable; podrían prevalecerse para perjudicarla,y los intrigantes y ambiciosos para soplar la discordia.

«Con el comandante Delgado, dador de ésta, remito a usted una escopeta yun par de pistolas, juntamente con un caballo de paso que le ofrecí en Guayaquil.Admita usted, general, esta memoria del primero de sus admiradores.

«Con estos sentimientos y con los de desearle únicamente sea usted quientenga la gloria de terminar la guerra de la independencia de la América del Sur, serepite su afectísimo servidor (5).»

Destruidas por San Martín, como lo veremos más adelante, ciertas cartas deBolívar, la que se acaba de leer tiene valor decisivo para juzgar la entrevista deGuayaquil.

159

XIX. La entrevista de Guayaquil

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 159

Page 160: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 160

Page 161: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

II

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 161

Page 162: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 162

Page 163: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Más tarde, San Martín hizo al marino francés Lafond de Lurcy este retrato deBolívar: «Los signos característicos del general Bolívar eran un orgullo muy acen-tuado, poco en armonía con su costumbre de no mirar nunca de frente a la per-sona que le hablaba, a menos que no fuese muy inferior a él, y su falta defranqueza, lo que pude observar durante las conferencias que celebré con él enGuayaquil, en las que jamás contestó a mis proposiciones de un modo concretosino con evasivas. El tono que empleaba para habar a sus generales era extremada-mente altanero y antipático. Observé, y él mismo me lo dijo, que su confianza ladepositaba, antes que nadie, en los generales ingleses que tenía en su ejército. Noobstante, sus modales eran distinguidos y revelaban haber recibido una esmeradaeducación; y, aunque en ocasiones su lenguaje fuera algo grosero, me pareció quelo empleaba, deliberadamente, para darse un aire más militar. A los individuos detropa les permitía más libertades de las que prescribía la ordenanza, y en cambio alos jefes y oficiales los trataba de un modo humillante.

«En cuanto a los hechos militares de este general, puede asegurarse que es elhombre más eminente que ha producido la América del Sur; pero lo que máscaracterizaba el alma grande de este hombre extraordinario, era una constancia atoda prueba en los diferentes contrastes que sufrió en tan dilatada como penosaguerra en el espacio de trece años. En conclusión, puede asegurarse que una granparte de la América del Sur debe a los esfuerzos del general Bolívar su actual inde-pendencia (6).»

Cinco años después, el 19 de abril de 1827, volvió a hablar San Martín de suentrevista con Bolívar, en una carta dirigida desde Bruselas al general Guillermo Miller.

«En cuanto a mi viaje a Guayaquil, él no tuvo otro objeto que el de reclamardel general Bolívar los auxilios que pudiera prestar para terminar la guerra delPerú, auxilios que una justa retribución (prescindiendo de los intereses generalesde América) lo exigía por los que el Perú tan generosamente había prestado paralibertar el territorio de Colombia. Mi confianza en el buen resultado estaba tantomás fundada cuanto que el ejército de Colombia, después de la batalla de

163

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 163

Page 164: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Pichincha, se había aumentado con sus prisioneros, y contaba con 3.600 bayone-tas; pero mis esperanzas fueron burladas al ver que en mi primera conferencia conel Libertador me declaró que haciendo todos los esfuerzos posibles, sólo podríadesprenderse de tres batallones con la fuerza total de 1.070 plazas. Estos auxiliosno me parecieron suficientes para terminar la guerra, pues estaba convencido deque el buen éxito de ella no podía esperarse sin la activa y eficaz cooperación detodas las fuerzas de Colombia, así es que mi resolución fue tomada en el acto, cre-yendo de mi deber el último sacrificio en beneficio del país. Al siguiente día, y apresencia del vicealmirante Blanco, dije al libertador que habiendo dejado convo-cado el Congreso para el próximo mes, el día de su instalación sería el último demi permanencia en el Perú, añadiéndole «ahora le queda a usted, general, unnuevo campo de gloria en el que va usted a poner el último sello a la libertad de laAmérica». (Yo autorizo y ruego a usted escriba al general Blanco a fin de rectificareste hecho.) A las dos de la mañana del siguiente día me embarqué, habiéndomeacompañado Bolívar hasta el bote, y entregándome su retrato como una memoriade lo sincero de su amistad.

«Mi estadía en Guayaquil no fue más que de cuarenta horas, tiempo sufi-ciente para el objeto que llevaba (7).»

Ahora, ¿sobre qué asuntos rodó la conversación entre Bolívar y San Martín enlas conferencias secretas de julio de 1822 en Guayaquil? He aquí la interrogacióninquietante que durante casi un siglo han venido haciéndose los historiadores deAmérica sin ponerse de acuerdo y obedeciendo sólo a sus naturales predileccionesde nacionalidad. Bien que, sea dicha y verdad, no anduvieron desacertados los queen Colombia y Venezuela, rastreando las ideas y los sentimientos del Libertador seaventuraron a contestar, sin pruebas, es cierto, pero sí con ilustrada buena fe, eltrascendental interrogatorio, y precisamente a tiempo que don Bartolomé Mitre,apologista argentino de San Martín, tocaba casi en el absurdo al tratar de penetrarel misterio de aquellas conferencias.

Hoy el misterio no existe y el secreto dejó de serlo para todos los que aman lahistoria. Dos documentos oficiales, auténticos, acordes con las fragmentarias reve-laciones ya conocidas y hechas honradamente por el Protector, documentos cón-sonos, además, entre sí, inapelables, rotundos, han venido a hacer luz meridianaen uno de los sucesos más rodeados se sombras hasta ahora y más trascendentalesde la historia de América. Ninguna duda es posible ya, la discusión ha terminado.La verdad, salvada en los signos de dos manuscritos amarillentos que han dormidodurante casi un siglo el sueño purificador de los archivos reservados, tienen lapalabra para decirnos de qué trataron aquellos dos grandes hombres en aquella

164

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 164

Page 165: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

165

XIX. La entrevista de Guayaquil

hora solemne de la emancipación del Nuevo Mundo, tan solemne que ellosmismos consideraron que sus palabras no debían traspasar ni los muros del salóndonde se reunieron en Guayaquil, y cuyas puertas cerraron tras de sí. La verdadhistórica, desinteresada, augusta y grave, como voz de ultratumba, es, pues, la queva a hacerse oír, y nadie osaría interrumpirla porque su virtud esencial consiste enimperar sobre el error y las pasiones humanas.

En el año de 1909, desempeñando el autor de este ensayo el puesto de jefe delArchivo diplomático de Colombia, dependiente del Ministerio de RelacionesExteriores, coleccionó en volúmenes, esmeradamente ordenados, foliados y anali-zados en índices cronológicos, la correspondencia de la Secretaría General delLibertador durante su permanencia en el Sur, cuando la campaña de Tarqui, en1829, con la Cancillería colombiana, y entre aquellos documentos encontró,como una rarísima joya, la nota que va a leerse, escrita en Guayaquil el 29 de juliode 1822, día siguiente al de la célebre entrevista, y dirigida por J. G. Pérez, secre-tario general del Libertador, al secretario de Relaciones Exteriores de Bogotá:

«Tengo el honor de participar a Vuestra Señoría que el 26 del corriente entró enesta ciudad Su Excelencia el Protector del Perú, y tengo el de transmitir a VuestraSeñoría las más importantes y notables materias que fueron el objeto de las sesionesentre Su Excelencia el Libertador y el Protector del Perú, mientras estuvo aquí.

«Desde que Su Excelencia el Protector vio a bordo a Su Excelencia elLibertador le manifestó los sentimientos que le animaban de conocer a SuExcelencia, abrazarle y protestarle una amistad la más íntima y constante.Seguidamente lo felicitó por su admirable constancia en las adversidades quehabía experimentado y por el más completo triunfo que había adquirido en lacausa que defiende, colmándole, en fin, de elogios y de exageraciones lisonjeras.Su Excelencia contestó del modo urbano y noble que en tales casos exigen la jus-ticia y la gratitud.

El Protector se abrió desde luego a las conferencias más francas, y ofreció a SuExcelencia que pocas horas en tierra serían suficientes para explicarse.

Poco después de llegado a su casa no habló de otra cosa el Protector sino delo que ya había sido el objeto de su conversación, haciendo preguntas vagas e inco-nexas sobre las materias militares y políticas, sin profundizar ninguna, pasando deuna a otra y encadenando las especies más graves con las triviales. Si el carácter delProtector no es de este género de frivolidad que aparece en su conversación, debesuponer que lo hacía con algún estudio. Su Excelencia no se inclina a creer que el

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 165

Page 166: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

espíritu del Protector sea de este carácter, aunque tampoco le parece que estudiabamucho sus discursos y modales.

«Las especies más importantes que ocurrieron al Protector en las conferenciascon Su Excelencia durante su mansión en Guayaquil, son las siguientes:

«1.a Al llegar a la casa preguntó el Protector a Su Excelencia si estaba muysofocado por los enredos de Guayaquil, sirviéndose de otra frase más común ygrosera aún, cuales pellejerías, que se supone ser el significado de enredos; pues elmismo vocablo fue repetido con referencia al tiempo que hacía que estábamos enrevolución en medio de los mayores embarazos.

«2.a El Protector dijo espontáneamente a Su Excelencia, y sin ser invitado aello, que nada tenía que decirle sobre los negocios de Guayaquil, en los que notenía que mezclarse: que la culpa era de los guayaquileños, refiriéndose a los con-trarios. Su Excelencia le contestó que se habían llenado perfectamente sus deseosde consultar a este pueblo; que el 28 del presente se reunirían los electores y quecontaba con la voluntad del pueblo y con la pluralidad de los votos en laAsamblea. Con esto cambió de asunto y siguió tratando de negocios militares rela-tivos a la expedición que va a partir.

«3.a El Protector se quejó altamente del mando y sobre todo se quejó de suscompañeros de armas que últimamente lo habían abandonado en Lima. Aseguróque iba a retirarse a Mendoza: que había dejado un pliego cerrado (8) para que lopresentasen al Congreso renunciando el Protectorado; que también renunciaría lareelección que contaba se haría en él; que luego obtuviera el primer triunfo se reti-raría del mando militar sin esperar a ver el término de la guerra; pero añadió queantes de retirarse dejaría bien establecidas las bases del Gobierno; que éste nodebía ser demócrata en el Perú porque no convenía, y, últimamente, que deberíavenir de Europa un príncipe aislado y solo a mandar aquel Estado. Su Excelencia con-testó que no convenía a la América ni tampoco a Colombia la introducción de prín-cipes europeos, porque eran partes heterogéneas a nuestra masa; que Su Excelencia seopondría por su parte si pudiere; pero que no se opondrá a la forma de gobierno quequiera darse cada Estado; añadiendo sobre este particular Su Excelencia todo lo quepiensa con respecto a la naturaleza de los Gobiernos, refiriéndose en todo a su dis-curso al Congreso de Angostura. El Protector replicó que la venida del príncipe seríapara después, y Su Excelencia repuso que nunca convenía que viniesen tales prínci-pes; que Su Excelencia habría preferido invitar al general Iturbide a que se coronasecon tal que no viniesen Borbones, Austriacos ni otra dinastía europea. El Protectordijo que en el Perú había un gran partido de abogados que querían República y se

166

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 166

Page 167: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

quejó amargamente del carácter de los letrados. Es de presumirse que el designio quese tiene es erigir ahora la monarquía sobre el principio de darle la corona a un prín-cipe europeo, con el fin, sin duda, de ocupar después el trono el que tenga máspopularidad en el país, o más fuerzas de qué disponer. Si los discursos del Protectorson sinceros, ninguno está más lejos de ocupar tal trono. Parece muy convencido delos inconvenientes del mando.

4.a El Protector le manifestó a Su Excelencia que Guayaquil le parecía conve-niente para residencia de la Federación, la cual ha aplaudido extraordinariamentecomo la base esencial de nuestra existencia. Cree que el Gobierno de Chile no tendráinconveniente en entrar en ella, pero sí el de Buenos Aires por falta de unión y sistemaen él; pero que de todos modos, nada desea tanto el Protectorado como el que laFederación del Perú y de Colombia subsista aunque no entre ningún otro Estado másen ella, porque juzga que las tropas de un Estado al servicio del otro deben aumentarmucho la autoridad de ambos Gobiernos con respecto a su enemigos internos, losambiciosos y revoltosos. Esta parte de la Federación es la que más interesa al Protectory cuyo cumplimiento desea con más vehemencia.

5.a Desde la primera conversación dijo espontáneamente el Protector a SuExcelencia que en la materia de límites no habrá dificultad alguna: que él se encar-gaba de promoverlos en el Congreso, donde no le faltarían amigos. Su Excelenciacontestó que así debía ser, principalmente cuando el Tratado lo ofrecía del mismomodo y cuando el Protector manifiesta tan buenos deseos por aquel arreglo tanimportante. Su Excelencia creyó que no debía insistir por el momento sobre unapretensión que ya se ha hecho de un modo positivo y enérgico y a la cual se hadenegado el Gobierno del Perú bajo el pretexto de reservar esta materia legislativaal Congreso. Por otra parte, no estando encargado el Protector del Poder Ejecutivono parecía autorizado para mezclarse en este negocio. Además, habiendo venido elProtector como simple visita sin ningún empeño político ni militar, pues nisiquiera habló formalmente de los auxilios que había ofrecido Colombia y quesabía se aprestaban para partir, no era delicado prevalerse de aquel momento paramostrar un interés que habría desagrado sin ventaja alguna, no pudiendo elProtector comprometerse a nada oficialmente. Su Excelencia ha pensando que lamateria de límites debe tratarse formalmente por una negociación especial en queentren compensaciones recíprocas para rectificar los límites.

6.a Su Excelencia el Libertador habló al Protector de su última comunicaciónen que le proponía que aunados los diputados de Colombia, el Perú y Chile en unpunto dado, tratasen con los comisarios españoles destinados a Colombia con esteobjeto; el Protector aprobó altamente la proposición de Su Excelencia y ofreció

167

XIX. La entrevista de Guayaquil

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 167

Page 168: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

enviar, tan pronto como fuera posible, al señor Rivadeneyra, que se dice amigo deSu Excelencia el Libertador, por parte del Perú, con las instrucciones y poderessuficientes, y aun ofreció a Su Excelencia interponer sus buenos oficios y todo suinflujo para con el Gobierno de Chile a fin de que hiciese otro tanto por su parte;ofreciendo también hacerlo todo con la mayor brevedad a fin de que se reúnanoportunamente estos diputados en Bogotá con los nuestros.

Su Excelencia habló al Protector sobre las cosas de Méjico, de que no pareciómuy bien instruido, y el Protector no fijó juicio alguno sobre los negocios de aquelEstado. Parece que no ve a Méjico con una grande consideración o interés.

«El Protector ha dicho a Su Excelencia que pida al Perú todo lo que guste,que él no hará más que decir sí, sí, sí, a todo, y que él espera que se haga enColombia otro tanto. La oferta de sus servicios y amistad es ilimitada manifes-tando una satisfacción y una franqueza que parecen sinceras.

«Estas son, señor secretario, poco más o menos, las especies más notables quehan ocurrido en las diferentes sesiones de Su Excelencia el Libertador con elProtector del Perú y aun he procurado valerme de las mismas expresiones que hanusado uno y otro. Yo creo que han obrado franca y cordialmente.»

Este es el documento Aquiles que puso fin a las controversias que durantemucho tiempo se suscitaron en toda la América hispana sobre lo que antes se lla-maba el secreto o el misterio de la entrevista de Guayaquil. Cuando se publicó por pri-mera vez, la prensa de Buenos Aires pidió que se reprodujera en facsímile, y así lohizo el entonces jefe del Archivo diplomático, autor de este ensayo, junto conotros documentos relacionados con el Protocolo Pedemonte-Mosquera.

La nota del secretario general del Libertador brilla por su sencillez y natura-lidad, como que fue redactada cuando aun no se habían enfriado las impresionesde tan grande hecho; y acorde con el fondo es su estilo familiar y confidencial,prendas seguras ambas de su sinceridad e irrebatible verdad.

168

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 168

Page 169: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

III

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 169

Page 170: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 170

Page 171: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El otro precioso documento en todo acorde con el anterior, es esta cartaprivada, dirigida por el Libertador al general Santander, vicepresidente deColombia, encargado entonces del Poder Ejecutivo, también de Guayaquil,poco después de la entrevista:

«Antes de ayer por la noche partió de aquí el general San Martín, despuésde una visita de treinta y seis a cuarenta horas, que no se puede llamar visita pro-piamente porque no hemos hechos más que abrazarnos, conversar y despedir-nos. Yo creo que él ha venido para asegurarse de nuestra amistad, para apoyarseen ella con respecto a sus enemigos internos y externos.

«Lleva 1.800 colombianos en su auxilio, fuera de haber recibido la baja desus cuerpos por segunda vez, lo que nos ha costado más de 600 hombres; asírecibirá el Perú 3.000 hombres de refuerzo por lo menos.

«El Protector me ha ofrecido su eterna amistad hacia Colombia; interveniren favor del arreglo de límites; no mezclarse en los negocios de Guayaquil; unafederación completa y absoluta aunque no sea más que con Colombia, debiendoser la residencia del Congreso Guayaquil; ha convenido en mandar un diputadopor el Perú a tratar de mancomún con nosotros los negocios de España con susenviados; también ha recomendado a Murgeon a Chile y Buenos Aires para queadmitan la federación; desea que tengamos guarniciones cambiadas en uno yotro Estado. En fin, él desea que todo marche bajo el aspecto de la unión,porque conoce que no puede haber paz y tranquilidad sin ella. Dice que noquiere ser rey, pero que tampoco quiere la democracia, y sí el que venga un prín-cipe de Europa a reinar en el Perú. Esto último yo creo que es por forma. Diceque se retira a Mendoza, por que está cansado del mando y de sufrir a sus ene-migos. No me ha dicho que trajera proyecto alguno ni ha exigido nada deColombia, pues las tropas que llevaba estaban preparadas para el caso. Sólo se haempeñado mucho en el negocio de canje de guarniciones, y por su parte no haygénero de amistad ni de oferta que no haya hecho.

171

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 171

Page 172: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

«Su carácter me ha parecido muy militar, y parece activo, pronto y no lerdo.Tiene ideas correctas, de las que a usted le gustan; pero no me parece bastante deli-cado de los géneros de sublime que hay en las ideas y en las empresas. Última-mente usted conocerá su carácter por la memoria que mandó con el capitánGómez de nuestras conversaciones (9), aunque le falta la sal de crítica que yo debe-ría poner a cada una de sus frases.

«Gracias a Dios, mi querido general, que he logrado con mucha fortuna ygloria cosas bien importantes: primera, la libertad del Sur; segunda, la incorpora-ción a Colombia de Guayaquil, Quito, y las otras provincias; tercera, la amistadde San Martín y del Perú para Colombia, y cuarta, salir del estado aliado que va adarnos en el Perú gloria y gratitud por aquella parte. Todos quedan agradecidosporque a todos he servido, y todos nos respetan porque a nadie he debido. Losespañoles mismos van llenos de respeto y reconocimiento al Gobierno deColombia. Ya no me falta más, mi querido amigo, sino es poner a salvo el tesorode mi prosperidad, escondiéndolo en un retiro profundo para que nadie me lopueda robar; quiero decir que ya no me falta más que retirarme y morir. Por Dios,que no quiero más; es por la primera vez que no tengo nada que desear y estoycontento con la fortuna (10)».

He aquí algunos fragmentos de otras cartas inéditas de Bolívar a Santander,relativas la entrevista de Guayaquil, subscritas, la primera, en esa ciudad, el 3 deagosto, y, la segunda, en Cuenca, el 14 de septiembre, pocos días después de laentrevista.

«... Antes que se me olvide, diré a usted que el general San Martín me dijo algu-nas horas antes de embarcarse que los abogados de Quito querían formar un Estadoindependiente de Colombia con estas provincias; yo le repuse que estaba satisfechodel espíritu de los quiteños y que no tenía el menor temor; me replicó que él me avi-saba aquello para que tomara mis medidas, insistiendo mucho sobre la necesidad desujetar a los letrados y de apagar el espíritu de insurrección de los pueblos. Esto lohacía con mucha cordialidad, si he de dar crédito a las apariencias...»

«... Yo le dije al general San Martín que debíamos hacer la paz a toda costacon tal que consiguiésemos la independencia, la integridad del territorio y evacua-ción de las tropas españolas de cualquier punto de nuestro territorio; que lasdemás condiciones se podrían reformar después con el tiempo o con las circuns-tancias. Él convino en ellos, y lo aviso para inteligencia de usted. La noticia sobrelos quiteños y esta otra no las comprendía mi Memoria, porque me parecieronmuy graves para que pasasen por las manos de los dependientes y secretarios; bien

172

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 172

Page 173: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

que el mismo sentimiento tengo con respecto a otros a pesar de nuestra conversa-ción, que el señor Pérez ha confiado a esos muchachos de la Secretaría...»

«Hoy he visto una carta del general Santa Cruz al coronel Heres, en que ledice desde Piza que marchaba para Lima, aunque con poco gusto suyo porque lascosas allí no ofrecen ni seguridad ni tranquilidad. Que el Protector había habladopersonalmente con él y hacía elogios de su compañero, hablando de mí. QueMonteagudo fue preso por ladrón y agente de la intriga por la monarquía, que sedetesta en el Perú; se extiende a decir, añade, que también ha sido comprendido elministro de Haciendo y el director de Marina y que Torre-Tagle ha favorecido estadeclaración popular. Esta carta es anterior a la primera y así debe usted juzgar delvalor respectivo de las expresiones. Yo creo que el general San Martín ha tomadoel freno con los dientes y piensa lograr su empresa, como Iturbide la suya; es decir,por la fuerza, y así tendremos dos reinos a los flancos, que acabarán probable-mente mal como han empezado mal. Lo que yo deseo es que ni uno ni otro pier-dan su tierra por estar pensando en tronos.

«Se dice que el general San Martín fue recibido en Lima con interés yaplauso; pero esto no es extraño por mil razones, aunque realmente él no seapopular en aquel país, como se vio en Guayaquil, donde fue bien recibido por elpueblo de dientes para fuera (11)...»

Y esos documentos oficiales tienen espléndida conformación en otros quenos legaron los propios parciales del Protector. Veámoslos.

El general Miller, quien fue leal y fiel a San Martín en vida y más allá de latumba, nos dice en sus Memorias ya citadas: «Con respecto a sus miras políticas,San Martín consideraba la forma de gobierno monárquico-constitucional el másadecuado para la América del Sur...»

El general Francisco Antonio Pinto, que fue uno de los chilenos más ilustresque acompañaron a San Martín al Perú, escribió también: «En el día no es unsecreto lo ocurrido en la entrevista (de Guayaquil). Había preferido el general SanMartín para la organización política del Perú el régimen de una monarquía cons-titucional...» «Para que le coadyuvara Bolívar o no hiciera oposición a este plan seencaminó a Guayana tan luego como supo su llegada a ese pueblo (12).»

Los documentos que acaban de leerse, además de hacer luz meridiana res-pecto de las célebres conferencias de Guayaquil, vienen a confirmar la relación queel general Tomás C. Mosquera, edecán de Bolívar en aquellos días, hizo desde el

173

XIX. La entrevista de Guayaquil

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 173

Page 174: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

26 de octubre de 1861, y a probarnos que el argentino Guido, que desmintió aMosquera en la obra de Mitre, fue quien faltó a la verdad. Y es la oportunidad dedeclarar que Guido, en su rectificación, adulteró también la relación de Mosquerapara mejor refutarla. «Felizmente vivo yo, dijo, para asegurar que “no es cierto quehubiesen presenciado la entrevista ni Soyer ni yo”, porque sólo el general SanMartín y Bolívar estuvieron encerrados por más de dos horas.» Cuando Mosquerano afirmó tal cosa, sino esta muy distinta: «Asistimos a esta conferencia el coronelPérez, secretario general del Libertador, y yo como secretario privado para redac-tar un memorándum sobre los puntos en que se pusieran de acuerdo.» Y al finalrepite: «Solamente yo vivo de los que pueden referir lo que pasó; y si Bolívar, SanMartín o Pérez han dejado algo sobre el particular, no lo sé, pero sí puedo asegu-rar que en 1829, en el mismo Guayaquil, hablaba con el Libertador sobre estaentrevista, cuando iguales ideas se promovían sobre la misma materia en estaciudad (Bogotá), y encontré al Libertador entonces poseído de las mismas ideas deser incompatible la monarquía con las necesidades de Colombia y del Perú (13).»

En la relación de Mosquera hay, además, preciosos detalles que por no cons-tar en los dos documentos anteriores, conviene consignar aquí, pues ellos acabande esclarecer completamente los hechos:

«Y para finalizar, le manifestó (Bolívar a San Martín) que el placer que habíatenido de verle se le acibaraba, porque había recibido una carta de Lima, delteniente coronel Juan Martínez Gómez, secretario de la Legación de Colombia, enque le anunciaba una revolución que estallaría en Lima contra el Protector, por losmismos jefes del ejército que él mandaba, y que no estaban de acuerdo con susprincipios políticos, prueba irrefragable de lo que acababa de decirle.

«El general San Martín leyó la carta que le dio el Libertador, tomó nota deella, y le dijo: “Si esto tiene lugar, he concluido mi vida pública, dejaré el suelo demi patria, me marcharé a Europa a pasar el resto de mi vida en el retiro, y ojalá queantes de cerrar los ojos pueda yo celebrar el triunfo de los principios republicanosque usted defiende. El tiempo y los acontecimientos dirán cuál de los dos ha vistocon más exactitud el futuro.»

El libertador le respondió: «Ni nosotros, ni la generación que nos suceda, veráel brillo de la República que estamos fundando; yo considero a la América en cri-sálida; habrá una metamorfosis en la existencia física de sus habitantes; al fin habráuna nueva casta de todas las razas, que producirá la homogeneidad del pueblo. Nodetengamos la marcha del género humano con instituciones que son exóticas,como he dicho a usted, en la tierra virgen de América (14).»

174

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 174

Page 175: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

San Martín, eminente conservador y español, por su educación política y sudisciplina de cuartel aspiraba sólo a cortar el vínculo colonial, pero carecía devoluntad, de fuerza y hasta de instinto para la obra revolucionaria sin la cual laindependencia apenas habría sido una separación política y un pueril orgullo paralos criollos. Tan apegado se mostró a las antiguas prácticas, que después de reco-ger los títulos dados por los reyes de España en el Perú, expidió otros creando mar-queses, condes, barones y señores. En tanto que Bolívar, el más revolucionario detodos los patriotas de América, creía que no bastaba romper con España, sino queera indispensable romper también con todas sus tradiciones de gobierno y deadministración, y entre ellas con la tradición monárquica.

Pero Bolívar no sólo disintió de San Martín respecto de sus planes de substi-tuir con monarquías independientes el régimen de la monarquía colonial, sinoque protestó contra ellos, y en tales términos, que treinta años más tarde inspira-ban al segundo esta dolorosa queja, recogida y consagrada en la historia por su hijopolítico el señor Balcarce: «Bolívar me trató con grosería.»

Esa dolorosa queja que está, además, confirmada por el amargo silencio quesiempre guardó San Martín, aun en medio de sus íntimos, cuando quiera querodaba la conversación sobre aquella entrevista. Tal hecho lo certifica Sarmiento,y Mitre escribe: «San Martín, como vencido, quedó mortificado, y era un asuntode que no le era grato hablar (15).» Había algo, sin duda, en aquel recuerdo quehería lo más delicado de su amor propio y de su vanidad caduca, y para que se veaque son los documentos inapelables los que lo acusan a través de los tiempos,oigase esta confesión de su amigo y confidente y apologista, el gran argentino, devenerable memoria, don Domingo F. Sarmiento: «Entre sus papeles (de SanMartín) existe una carta de Bolívar que han visto algunos americanos entre otrosdon Manuel Guerrico. Como yo me empeñase en verla y comprendiese SanMartín que quería hacer uso de ella en complemento de la suya a Bolívar quehabía publicado el almirante Blanc, la carta se empapeló y no pude verla (16). »

Preciosa confesión que ratifica Mitre cuando dice: «No hemos encontradoentre los papeles dejados por San Martín las cartas de Bolívar a que hace referen-cia (en carta a Guido, de 18 de diciembre de 1826, subscripta en Bruselas), entrelas cuales debía hallarse la contestación a su carta relativa a conferencia deGuayaquil, que derramaría tal vez más luz sobre el asunto (17).»

No queda, pues, duda alguna de que San Martín destruyó esa y otras cartasque Bolívar le dirigió después de la entrevista de Guayaquil, y lo más curioso es quelas copias de esas cartas tampoco aparecen entre los documentos que publicaron

175

XIX. La entrevista de Guayaquil

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 175

Page 176: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

O’Leary y Blanco-Azpurúa, tomándolos del archivo de la Secretaría General delLibertador.

Y así como San Martín destruyó esas cartas, que, sin duda, no le hacíanhonor, así también se empeñó siempre, después de su voluntaria expatriación deAmérica, en negar enérgicamente que hubiera pensado siquiera en la convenien-cia de establecer la monarquía en el Nuevo Mundo. Pero la razón es clara: sus ideasantirrepublicanas fueron la causa de su fracaso en el Perú y en Guayaquil, y lógicoera, y muy humano, que el Protector, aun en su ancianidad, recluído en su quintade Grand-Bourg, cerca de Fontainebleau, cuando oía hablar de monarquía, alpunto empezara a danzar como el oso de Fogazzaro...

176

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 176

Page 177: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

XXBolívar en Pativilca

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 177

Page 178: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 178

Page 179: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

La costa del Perú está formada por un desierto de arena de quinientas leguasde longitud, y cuya anchura varía desde siete hasta más de cincuenta millas, a pro-porción que las diferentes ramificaciones de los Andes se aproximan o alejan de lacosta del mar Pacífico. Nada es comparable, dice el general Miller (1), a su melan-cólico y árido aspecto, nada puede igualar el efecto desagradable que causa en laimaginación del navegante la vista de aquel país al acercarse a tierra. Su superficiepresenta muchas desigualdades y tiene la apariencia de haber estado en otrotiempo cubierta por el mar que baña sus escarpadas costas.

Unos cuantos de los ríos mayores que cruzan aquel desierto llegan hasta elmar, mas los inferiores se consumen en el riego de plantíos o los absorbe eldesierto que los rodea, donde nunca llueve, donde ni aves, ni bestias, ni repti-les se han visto nunca, y donde jamás crece planta alguna ni hay señales deantigua vegetación. En algunos parajes borbollea un manantial de agua y apoco trecho desaparece. Ningún extraño puede viajar allí sin ir acompañado deun guía, porque toda las trazas que presenta el desierto al que una vez lo atra-viesa es algún montón de huesos, restos de bestias de carga que han perecido enél. Muchas veces el viento levanta inmensas nubes y remolinos de arena queazotan y asfixian a los viajeros, los cuales generalmente van a caballo emboza-dos, cubriéndose la cara. Cuando el viajero o su caballo se cansan, aquél echapie a tierra, y si el sol brilla con su acostumbrado ardor, extiende su poncho enel suelo, debajo de la barriga de su cabalgadura, y se tiende sobre él para gozarde la sombra que proyecta el animal, única que puede procurarse en aquellosarenales sin oasis.

No es raro que los más vaquianos, o guías del país, se pierdan también, yentonces el terror los vuelve locos. Si no encuentran nuevamente la senda o seña-les que les dirigen, o no tienen la dicha de divisar otros viajeros en el horizonte,inevitablemente perecen, y su suerte queda tan ignorada, como la de un buqueque se va a pique en medio de la soledad del océano. Un soplo de viento basta paraborrar en la arena la huella de un ejército, y los pocos puntos habitados están sepa-rados por enormes distancias.

179

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 179

Page 180: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

En aquel desierto, en el extremo de un valle angosto que se interna hacia losAndes, y sobre el cual se levantan a cada paso enormes peñascos solitarios, estásituado, a tres jornadas de Lima, el pueblo de Pativilca. Dista cuatro leguas delpuerto de supe, y en el trayecto se encuentra otra pequeña aldea llamada Barranca.Todo ese camino, dice Burdett O’Connor (2), es de pesada arena en la que sehunden los pies de los transeúntes.

Allí se encontraba el Libertador, a principios de 1824, después de su marchaa Trujillo, donde había tomado preso todo el ejército rebelde con sus jefes. RivaAgüero y Herrera, quienes fueron despachados con grillos a Lima, entonces bajoel Gobierno del marqués de Torre-Tagle y de don Juan de Berindoaga, presidentey ministro de Guerra, respectivamente, dejados por Bolívar en esa capital. Sólouna escolta de la Guardia lo custodiaba y los grandes generales de Colombia y delPerú, los arrogantes oficiales del ejército, «vestidos de hermosos uniformes», queatravesaban, departiendo, el gran patio de la casa que habitaba el Libertador.Pocos días después, éste cayó enfermo a consecuencia de las largas jornadas hechasen aquellos desiertos, de cielo inmisericordes.

Espinar, su secretario, decía con tal motivo a Tomás Heres, el 3 de enero deese año: «El Libertador llegó a este pueblo bastante malo y continúa nada bien.Una complicación se síntomas se presenta, pero él rehúsa tomar medicinas: contodo, hoy ha empezado a tomar purgantes ligeros. Todo, todo le desagrada, todo lemolesta, nos tienen con bastante cuidado.» Al día siguiente torna a decirle: «S. E. elLibertador amaneció bastante despejado pero sumamente débil. Le sentaron malel suero y otros brebajes y le resultaron vómitos. Está decaído. Es menos su enfer-medad que la falta de régimen que observa. Es un gran mal no tener respeto porpersona alguna (3).»

Bolívar mismo le da al general Santander estos pormenores de su enferme-dad, en cara de 7 de enero:

«Es una complicación de irritación interna y de reumatismo, de calentura yde un poco de mal de orina, de vómito y dolor cólico. Todo esto hace un conjuntoque me ha tenido desesperado y me aflige todavía mucho. Ya no puedo hacer unesfuerzo sin padecer infinito. Usted no me conocería, porque estoy muy acabadoy muy viejo, y en medio de una tormenta como ésta represento la senectud.Además, me suelen dar de cuando en cuando unos ataques de demencia, auncuando estoy bueno, que pierdo enteramente la razón, sin sufrir el más pequeñoataque de enfermedad y de dolor. Este país con sus reproches en los páramos, merenueva dichos ataques cuando los paso al atravesar las sierras (4).»

180

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 180

Page 181: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Por aquellos días lo visitó don Joaquín Mosquera, quien refirió así su entre-vista a don José Manuel Restrepo:

«Ya había terminado yo en Lima mis funciones de enviado colombiano cercadel Gobierno del Perú, en octubre de 1823, hallándose el Libertador en Huaras,y, como usted recordará, corría entonces mucho riesgo Lima de ser ocupadas porlos españoles... Resolvió, pues, regresar a mi patria a dar cuenta de mi legación alGobierno de Colombia, y le escribí al Libertador anunciándole mi partida, ypidiéndole las órdenes que debiera comunicarme. Me contestó que deseaba hablarconmigo, y que, si urgía mi partida, fuese a tratar con él en Trujillo. Fui a Trujillopor mar y, cuando llegué a esa ciudad, días que el Libertador había partido de allícon destino a Lima. Me embarqué nuevamente en Huanchaco en la fragata fran-cesa la Vigie, para volver a Lima, aunque temiendo ser apresado por algún corsa-rio español. El capitán de la fragata arribó a Supe para adquirir noticias de loscorsarios que solían aparecer a la recalada del Callo. Yo desembarqué con él, yhablando en la playa con un francés, que aseguraba que no se había visto corsarioninguno, vino directamente a mí un indio desconocido, y, en su lenguaje rústico,me informó que el Libertador estaba enfermo de muerte en Pativilca, de un tabar-dillo que le habían causado los soles de los arenales de aquellas costas, al regresarde Trujillo. Por el examen que hice al indio, me persuadí que era cierta la enferme-dad del Libertador, y perdí al capitán que me enviara mi equipaje para irme a bus-carlo. Tal resolución me libró de caer en manos del corsario español GeneralQuintanilla, que apresó la fragata Vigie luego que salió de Supe.

«Seguí por las tierras de Pativilca, y encontré al Libertador ya sin riesgo demuerte, pero tan flaco y extenuado que me causó su aspecto una muy acerba pena.Estaba sentado en una pobre silla vaqueta, recostado contra la pared de unpequeño huerto, atada la cabeza con un pañuelo blanco, y sus pantalones de jinque me dejaba ver sus dos rodillas puntiagudas, sus piernas descarnadas, su vozhueca y débil y su semblante cadavérico. Tuve que hacer un grande esfuerzo parano largar mis lágrimas y no dejarle conocer mi pena y mi cuidado por su vida.

«Usted recordará que en aquella época aciaga, el ejército peruano, fuerte de seismil hombres a las órdenes de Santa Cruz, se había disipado sin batirse, huyendo delos españoles desde Oruro al Desaguadero; que el ejército auxiliar de Chile, por celoscon nosotros los colombianos, nos había abandonado regresando a su país; que losargentinos entregaron a los españoles los castillos del Callao, y que no quedaban másfuerzas que apoyaran en el Perú la causa de la independencia que unos cuatro milcolombianos, situados de Cajamarca a Santa, a las órdenes del general Sucre, y comotres mil peruanos que se organizaban y disciplinaban en el departamento de Trujillo.

181

XX. Bolívar en Pativilca

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 181

Page 182: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

La fuerza de los españoles en el Alto y Bajo Perú ascendía a veintidós mil hombres. Losperuanos, divididos en partidos políticos y personales, tenían anarquizado el país.Todas estas consideraciones se me presentaron como una falange de males para acabarcon la existencia del héroe medio muerto, y, con el corazón oprimido, temiendo laruina de nuestro ejército, le pregunté: ¿Y qué piensa hacer usted ahora? Entonces, avi-vando sus ojos huecos, con tono decidido, me contestó: ¡Triunfar!».

«Esta respuesta inesperada produjo en mi alma sorpresa, admiración yesperanzas, porque vi que aunque el cuerpo del héroe estaba casi aniquilado, sualma conservaba todo el vigor y elevación que lo hacían tan superior en losgrandes peligros...

«En seguida le hice esta otra pregunta: ¿Y qué hace usted para triunfar?Entonces, con un tono sereno y de confianza, me dijo: “Tengo dadas las órde-nes para levantar una fuerte caballería en el departamento de Trujillo; he man-dado fabricar herraduras en Cuenca, en Guayaquil y Trujillo; he ordenadotomar para el servicio militar todos los caballos buenos del país, y he embar-gado todos los alfalfales para mantenerlos gordos. Luego que recupere mis fuer-zas me iré a Trujillo. Si los españoles bajan de la cordillera a buscarme,infaliblemente los derroto con la caballería: si no bajan, dentro de tres mesestendrán una fuerza para atacar. Subiré la cordillera y los derrotaré.”

«Yo permanecí tres días en Pativilca, mientras hizo escribir muchas cartaspara la Nueva Granada y Venezuela. El día de mi partida montó en una mulamuy mansa que tenía y salió a dejarme a la entrada del desierto de Huarmei,para hacer un poco de ejercicio. Como mi equipaje se había atrasado, suspendíallí mi marcha, y el Libertador, que estaba muy débil, se apeó y acostó sobre uncapote de barragán, y su edecán, Julián Santamaría, permaneció de pie oyéndo-nos conversar sobre la situación triste del Perú, que me encargaba de describira Santander. Según usted sabe, para atravesar este desierto de arena se prefierela noche; eran, pues, las seis de la tarde, y el sol entraba y salía en el Pacífico, yme daba no sé que idea melancólica de que era el sol del Perú que se despedíade nosotros. El silencio majestuoso del océano, la vista del desierto que iba yoa cruzar, la soledad de aquella costa y el aullido de los lobos marinos oprimíanmi espíritu, al dejar a mis compatriotas en una empresa tan ardua, en quearriesgábamos al héroe y a nuestro ejército. Al llegar mi equipaje me dijo elLibertador, tendido todavía en el suelo:

182

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 182

Page 183: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

—Diga usted allá a nuestros compatriotas cómo me deja usted moribundoesta playa inhospitalaria, teniendo que pelear a brazo partido para conquistar laindependencia del Perú y la seguridad de Colombia.

«Entonces, levantándose, me dio un abrazo; Santamaría me dio otro y nosdespedimos, sin hablar palabra, como si hiciésemos esfuerzos para no expresarnuestra aflicción y nuestro cuidado por la patria.

«Más tarde, a mi llegada a Bogotá, supe cómo cumplió el Libertador su pro-nóstico subiendo la cordillera y derrotando a los españoles en Junín (5).»

Después de leer episodio tan sublime y conmovedor, no puede uno menos derepetir las palabras que escribió Renán al narrarnos la vida de Jesús, el fundadordel cristianismo: «Aquellos que nacen marcados con un sello de grandeza, van a lagloria por una especie de atracción irresistible, de orden fatal, y todo conspira afacilitarles el camino.»

Mosquera conservó siempre vivo el recuerdo de aquella despedida, como sipresintiera que a él correspondía también una parte de esa gloria: «Yo no olvido,le escribe de Bogotá, el 28 de junio de 1830, al Libertador, que se acercaba a SanPedro Alejandrino, yo no olvido aquella época del año 14, ni el viaje al Perú, “nila tierna despedida” en la cosa de Pativilca, ni mil otras sensaciones que hanimpreso en mi corazón la gratitud, el patriotismo, la admiración y la amistad.»

Y todavía en la última carta que escribió a Bolívar, de Cartagena, el 10 dediciembre (siete días antes de la muerte del héroe), cuando él también se expa-triaba voluntariamente de Colombia, cargado de años y decepciones, con solem-nidad antigua y acento de ultratumba, le dice:

«Recuerde usted el año de 14, nuestro viaje al Perú, nuestra despedida en la costade Pativilca, el funesto 25 de septiembre de 1828, y concluya usted lo que yo sentiré.

«Una fuerza irresistible y la tempestad que se ha descargado sobre mi cabeza,sin que yo la provocase, ni haya podido evitarla, me impulsan a expatriarme. Alfin, y sin recursos, voy a dejar esta tierra de tantos sacrificios, y el lunes 13 delcorriente mes perderé de vista las costas de Colombia para relegarme a los EstadosUnidos, como lo han hecho tantos hombres infelices de ambos mundos.»

Esta carta conmovedora no alcanzó a llegar a manos de Bolívar, postrado yaen su lecho de muerte. ¡Qué heroicos tiempos, y cuan grandes hombres aquellos!

183

XX. Bolívar en Pativilca

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 183

Page 184: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 184

Page 185: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

XXI Los Mosqueras (1)

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 185

Page 186: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 186

Page 187: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

I

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 187

Page 188: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 188

Page 189: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Puede decirse, sin hipérbole, que la historia de la familia de los Mosquera esla historia de Colombia, y esto desde la conquista, pasando por la colonia, la revo-lución, la independencia y las tormentas de la República.

El tronco americano de la familia arranca del capitán don Francisco y de donCristóbal de Mosquera y Figueroa, conquistador y poblador, el primero, de los Quijos,en el Reino de Quito, y gobernador de la provincia de Popayán. Fuera de duda pareceque los Mosqueras vinieron a la conquista del Perú y Quito después de haber servidocon sus armas a la de Florida en México, a la de Cuba, a la Chile. Descendía donFrancisco del duque de Feria y del de Alba, y era hijo legítimo de Iñigo López deSotomayor, biznieto del primero de los grandes de España nombrados.

A principios del siglo XVIII, en el año de 1707, nació en Popayán don JoséPatricio Mosquera y Figueroa, descendiente de los conquistadores. Casó con doñaTeresa Arboleda, de cuyo matrimonio nacieron don Joaquín, don Manuel José,don Marcelino y don José María.

Don Joaquín nació en Popayán en 1748; fue letrado y llegó a ser oidor enBogotá, y, como tal, sentenció en 1794 el proceso contra Nariño por la publica-ción de los Derechos del hombre. Promovido al mismo empleo en México, de allí setrasladó a España, en donde ascendió a diputado a las Cortes en 1809 por laCapitanía General de Venezuela, a consejero presidente de las Cámaras de Indias,y por último, a regente de España durante la cautividad de Fernando VII, y contal carácter puso el ejecútese a la Constitución liberal de 1812. Fue gran cruz deIsabel la Católica y agraciado por Fernando con el título de duque del Infantado.Casó en Cartagena de Indias con doña María Josefa Carcía y Toledo, y murió enMadrid el 29 de mayo de 1830 a la edad de ochenta y dos años.

Don Marcelino era una suerte de Nemrod, hombre de gran talla y hercúleafuerza, empecinado cazador, camarada de buen humor en partidas de placer, prác-tico en las faenas campestres, experto en minas y guacas, y de carácter resuelto yemprendedor. Allegó crecido caudal trabajando en el Chocó, y casó con doña

189

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 189

Page 190: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

María Josefa Hurtado y Arboleda, con la que tuvo dos hijos: don Rafael, quecontrajo matrimonio con doña María Josefa Hurtado de Igual, y tuvo por hijaúnica a Sofía, que casó en 1841 con don Julio Arboleda; y a doña María Josefa,que fue mujer de don Joaquín Mosquera (hijo de don José María).

«Don José María, escribe don Manuel Pombo, nacido en Popayán el 9 deabril de 1752, tenía el aspecto imponente y aristocrático de un hidalgo caste-llano: copiosa cabellera, recia, aunque afeitada barba, grandes cejas, fuerte den-tadura, sonoro y parsimonioso hablar, tranquilo continente, esmerado aseo ensu persona, era cristiano viejo, rico propietario, buen latino docto en variasmaterias, la medicina entre ellas. Alcancé a verle, con su larga capa de paño deSan Fernando, con corbata siempre blanca, ostentando los grandes sellos de suvoluminoso reloj y el lustre siempre eximio de sus sólidos zapatos. Murió el 19de junio de 1829. Fiel en sus tradiciones, debió ser para sus adentros realista;pero en su calidad de patriarca de Popayán, dio esplendido hospedaje alLibertador en 1821, y este le cobró grande estimación y cariño, que sirviómucho a la carrera de sus hijos. Casó don José María con doña ManuelaArboleda y Arrachea gran señora, hermosa de figura, enérgica de condición,altiva de porte, benéfica y caritativa con los pobres y severa en el gobierno desu casa. Esta era tan espaciosa, cómoda y bien alhajada, cuanto lo permitían laépoca y el lugar, y todo en ella anunciaba la holgura de recursos, la austeridadde las costumbres, el régimen estricto, el orden y el aseo. De este matrimonionacieron, además de varias mujeres, don Joaquín, don Tomás, don ManuelJosé, y don Manuel María, gemelos estos dos.»

Bolívar decía refiriéndose a la cuna de los Mosquera: «Popayán ha sido porveinte ocasiones ocupada alternativamente por los patriotas y los enemigos.Los recursos que sacó del Cauca el coronel Concha valen, por confesión delmismo, dos millones de pesos. Popayán es patria de los tres Torres: Camilo,Jerónimo y el general Ignacio; de Caldas, etc., etc., y de Popayán es hijo donJosé María Mosquera, hombre lleno de dignidad y bien merecidos respetos,que ha hecho servir a sus hijos de soldados y a sus expensas ha sostenido loshospitales militares de la República por tantas veces... Si me hubiera sido dadoescoger padre no habría elegido a otro que a don José María Mosquera.»

Don Joaquín Mosquera, el del episodio del Pativilca, el presidente deColombia en 1830, fue el mayor de los hijos de don José María Mosquera yFigueroa. Nació en Popayán el 14 de diciembre de 1787, y allí obtuvo el título dedoctor en jurisprudencia en 1805; fue rector y profesor en la Universidad delCauca en 1836.

190

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 190

Page 191: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Sus contemporáneos nos dicen que tuvo la más bella fisonomía de la antiguaColombia, que unida a su ilustrada inteligencia, a la distinción de su modales, altimbre armonioso de su palabra fluida, y a la gravedad de su aspecto, hacía que seimpusiese dondequiera se presentase.

De 1815 a 1818, en su garrida juventud, viajó por Europa. Cúpole la suertede ser discípulo predilecto del príncipe de los humanistas castellanos, de donAndrés Bello, de quien recibió en Londres las primeras lecciones, de la lenguainglesa, y a quien redimió muchas veces, munificente, de no pocas dificultadespecuniarias. Amigo de don Bernardino Rivadavia, el patriota argentino, juntostrabajaron a las órdenes del general Bernard en la construcción de las fortificacio-nes de París; juntos presenciaron la caída del César de los tiempos modernos, aquien, caliente todavía la sangre derramada en Waterloo, vieron, cruzados losbrazos, sobre la cubierta del Bellerofonte, en la bahía de Portsmouth, buscando en lainmensidad de los mares el peñón donde, nuevo Prometeo, había de morir enca-denado. Viajó después por Italia, se captó la amistad y el cariño de los Bonaparteen desgracia, y el cardenal Fesh, al despedirse de él, en Florencia, le regaló unsoberbio busto de Napoleón por Canova, que hoy es tesoro de su única hija sobre-viviente, doña Mariana Mosquera, viuda de Cárdenas.

He aquí una preciosa carta, inédita hasta hace poco tiempo, en la que donJoaquín Mosquera refiere a su yerno, don Cecilio Cárdenas, de Popayán, el 27 defebrero de 1863, cómo adquirió en Italia el célebre busto de Napoleón:

«El busto de Napoleón, de mármol, que poseo, obra del célebre Canova, es elmismo que tenía en su museo el eminentísimo cardenal José Fesh, quien me loregaló en Roma en junio de 1832.

«Al adornarlo a usted quiero que sepa por qué me obsequió el cardenal conesta prenda apreciable. La casualidad hizo que José Bonaparte se alojase en NuevaYork en Washington Hall, que era el hotel en que yo vivía, y fui introducido a suconocimiento por don Tomás Giner, antiguo presidente de las Cortes de España,que era amigo mío, y le hizo de mí informes favorables. Como yo me habíahallado en Londres cuando se entregó Napoleón al rey de Inglaterra en 1815, des-pués de la batalla de Waterloo, y luego pasé a París, conocía bien los grandes acon-tecimientos de aquella época memorable. Yo había recorrido también la Américameridional como enviado extraordinario y ministro plenipotenciario de laRepública de Colombia cerca de los gobiernos del Perú, Chile y Buenos Aires, yhabía desempeñado ya los destinos de senador de Colombia, presidente de laConvención de Ocaña, miembro del Consejo de Estado del Libertador Bolívar en

XXI. Los Mosqueras

191

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 191

Page 192: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

1828, y presidente de Colombia en 1830. Por estos antecedentes pude yo satisfa-cer la curiosidad de José Bonaparte sobre la transformación política de la Américaespañola, manifestándole cómo había sido la consecuencia necesaria de los acon-tecimientos que se habían sucedido desde la independencia de los Estados Unidosdel Norte, sostenida por Carlos III y Luis XVI, hasta la catástrofe del Gobiernoespañol en 1808. En las conferencias que celebramos en esos días, tuve la suertede ganar el aprecio de José Bonaparte, y al despedirme de él para París, en septiem-bre de 1831, me dio cartas de introducción para el conde de Las Casas, compa-ñero de Napoleón en Santa Elena, y un pliego importante de documentos en quefundaba el derecho que creía tener al trono de Francia, y separadamente le escri-bió por la posta recomendándome de una manera muy distinguida y encargán-dole que me introdujese a sus amigos en París. Tuve en consecuencia muy buenaacogida en la familia del conde de Las Casas. Cuando partí para Italia en abril de1832 fui portador de cartas de la familia del conde de Las Casas para la condesade Survilliers, mujer de José Bonaparte, y para su hija la princesa Carlota, que resi-dían en Florencia. Cuando los visité en esta capital, la princesa Carlota meinformó que su padre les encargaba que me introdujesen a sus hermanos, que resi-dían también en Florencia, Luis Bonaparte, Jerónimo Bonaparte y la princesaCarolina, viuda de Murat. Les debí atenciones afectuosas, y Jerónimo y la princesaCarolina me convidaron a comer en su palacio. A mi llegada a Roma hallé que mehabían precedido recomendaciones en mi favor para el cardenal Fesh y para elpríncipe de Musignano, hijo de Luciano Bonaparte y yerno de José Bonaparte. Elpríncipe de Musignano me dio un convite en su villa y el cardenal me dio otro ensu palacio, y como vivían conmigo mis hermanos Tomás y Manuel María, donJerónimo Torres y el general Herrán, los convidó también y tuvimos que admirarsu magnífica galería de pinturas en la cual lucía el famoso busto de mármol deNapoleón que poseo y dono a usted. Durante mi residencia en Roma tuve confe-rencias largas con el cardenal, que se complacía en saber de mí los acontecimien-tos de la revolución de la América española. Él me introdujo al conocimiento desu hermana madama Leticia, madre del emperador Napoleón, que vivía en elpalacio Madona. Cuando me despedí del Cardenal para regresar a París, me regalóel busto de Napoleón para que trabajase de él un recuerdo de su aprecio a mi per-sona. Consérvelo usted, persuadido de que se lo obsequio por ser una obra maes-tra de un escultor sin rival, y como una prenda de cordial aprecio que profeso austed como su amigo verdadero y satisfecho de haber adquirido en usted un hijo.»

Conserva también la familia Mosquera, en Popayán, un relicario con esta ins-cripción: N. Viro inmortali, tallado en mármol (miniatura del sarcófago de granitorojo en que duerme el gran emperador bajo la cúpula de los Inválidos), el cual con-tiene un guardapelo de cristal con cabellos de Napoleón, que fueron obsequiados al

192

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 192

Page 193: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

general Tomás C. Mosquera por la hermana del César, Carlota Napoleón. Unacarta publicada recientemente, en que se hace referencia al obsequio, y que tam-bién conserva el hijo del general Mosquera, está escrita en papel de luto blaso-nado, con la corona imperial en relieve y sellado el reverso del sobre con lacrenegro. La letra es pequeña, femenil y clara, y dice así:

«Je viens vous remercier, Monsieur le Général, de la lettre que vous m’avezécrite, et des bonnes nouvelles que vous me donnez de ma sœur, qui n’a pasmanqué de me faire savoir l’empressement que vous avez mis à remplir les com-missions dont vous aviez bien voulu vous charger pour elle; elle a été comme moi,fort aise de faire votre connaissance, il en est de même de toutes les personnes dema famille que vous avez vues à Florence, et qui me prient de vous assurer du sou-venir qu’elles vous conservent.

«J’espère qu’à votre retour ici, la santé de Maman lui permettra de vousrevoir; elle est bien touchée des vœux que vous formez pour son rétablissement...Quant à moi, je suis charmée d’avoir pu vous donner des cheveux de l’EmpereurNapoleón. Je sais bien que vous en sentez tout le prix, et je vous donne ici l’assu-rance que les cheveux me furent envoyés par son ordre de Ste-Hélène.

«Je vous prie de ne pas oublier que je conserve précieusement des cheveux deBolívar, pour lequel vous connaissez ma profonde admiration.

«Veuillez, Monsieur le Général, recevoir l’assurance de mes sentiments et duplaisir que j’aurai à vous revoir à votre retour de Rome.

«Votre affectionnée,

«Charlotte Napoleón

Florence, le 7 avril 1832. A Monsieur le Général C. de Mosquera.»

193

XXI. Los Mosqueras

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 193

Page 194: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 194

Page 195: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

II

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 195

Page 196: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 196

Page 197: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Fue Joaquín Mosquera brillante ministro plenipotenciario de Bolívar en lasRepúblicas del Pacífico de 1822 a 1825, y es muy interesante una carta inéditaque desde Lima, en noviembre de 1825, escribió a don Santiago Arroyo yValencia, en la cual, hablando de Buenos Aires, dice:

«No puedo pasar en silencio las ventajas de Buenos Aires, esta ciudad no bajade 60.000 almas de población... Por la mayor parte se observan los usos y modasa la inglesa, por las relaciones frecuentes con esta nación y porque en sólo laciudad de Buenos Aires hay como 5.000 ingleses de todas clases y oficios.

«Esta ciudad está llamada a ser la moderna Cartago, sobre un teatro másvasto, mejor situado y lo que es más en el siglo XIX; por sus luces y no por losvicios de esa vieja Europa degradada por el feudalismo para poder ser libre.

«El carácter de los argentinos es el de la fachenda: tienen generalmente ener-gía, son de muy buenas disposiciones; y hay una decencia pública digna del vir-tuoso pueblo inglés. Allí no se ve ofendida la moral por esas indecencias que hayen todos los lugares españoles que conozco; la civilización ha hecho en este paísprogresos muy distinguidos; las ciencias y la filosofía son el ídolo de los jóvenes.En fin, después de haber visto tanto malo en política y en moral, mi espíritu seconsoló al llegar a Buenos Aires.»

Uno de los rasgos más bellos de su vida fue la generosidad con que dio lalibertad a sus esclavos, en obedecimiento a la ley de 21 de mayo de 1851:

«La libertad simultánea de los esclavos ha hecho por acá el efecto que hace unterremoto en una ciudad cuando la derriban, escribía a don Rufino Cuervo. Sinembargo no me ha faltado resignación y ánimo generoso con los que fueron misesclavos. Merecían también que los tratase con benevolencia, porque me aman yme respetan. Los convoqué a todos y los felicité por su libertad, explicándoles susderechos y deberes de hombres libres como pudiera haberlo hecho un abolicistade los Estados Unidos, y les hice presente la necesidad de olvidar todos los usos e

197

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 197

Page 198: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

ideas del tiempo de la esclavitud y que se figuraran que yo era un extranjero aquien conocían por la primera vez, y tratáramos de hombre a hombre comolibres.

«Mis sesiones duraron una semana en mi mina del Ensoloado y otra en laAguablanca de mi mujer, y los he complacido hasta la saciedad. Les he arrendadolas minas con todos sus establos a vil precio; les regalé las casas y plataneras repar-tiéndolas por familias, y he dejado parte para los viejos y enfermos; les vendí fiadaslas herramientas y fraguas con largos plazos y a la mitad de precio de lo que pidenlos comerciantes de ese cantón, y les dejó mis tierras para criar ganado pagando losreales al año por cabeza. Los libertos robustos me pagarán un peso por mes y losdébiles a dos reales y hasta un real uno con otro.

«Son, pues, dueños de mis propiedades, quedándome una especie de domi-nio útil que podrá darme la quinta parte de mi renta antigua, si me pagan, lo quedudo mucho. No es posible explicar a usted todos los pormenores de mis teoríaspracticadas en favor de la naturaleza ultrajada. He perdido mucho, pero me he ali-viado del inmenso peso que gravitaba contra mí, contra mi carácter. La manumi-sión de mis esclavos me ha manumitido a mí.

«Al despedirme les regalé unas cuantas reses gordas para una comida y lesenseñé cómo habían de hacer compañías para aprovecharse de mis mejores vene-ros de mina. Tengo también unos pobres indios inocentes, a quienes no cobronada por terrajes, de modo que son colonos sin pensión; los padres, mujeres ehijos me abrazan cuando llego, y cuando parto me regalan verduritas y algunasfrutas, y quedo muy pagado gozando de los encantos de la naturaleza primitiva,exenta de los artificios de la sociedad.»

Otro rasgo de magnanimidad de Mosquera fueron los esfuerzos que hizocerca del Libertador en 1829 para lograr la libertad de Santander, encerrado en elcastillo de San José de Bocachica, a consecuencia de la conjuración de septiembre,en la cual se le quiso injustamente complicar. Al pisar tierra europea, lo primeroque hizo Santander fue dirigirse a su buen amigo para manifestarle su gratitud porel beneficio recibido.

El ilustre Rafael María Baralt, quien lo conoció por los años 1826 a 29, enque residió en Bogotá como estudiante de filosofía y derecho bajo la proteccióndel don Luis Baralt su tío, natural de Maracaibo, presidente del Senado, en aque-lla época, amigo de Bolívar y Santander, y cuya casa era centro de reuniones polí-ticas donde concurrían diariamente los hombres eminentes de la República, el

198

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 198

Page 199: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

ilustre Baralt, que fue testigo de los derechos de aquellos años, entre otros la con-juración de septiembre, y que conoció los hombres que le dieron cima y aun par-ticipó de las pasiones de aquel tiempo como estudiante de San Bartolomé, focoentonces de conspiración, Baralt nos dejó de don Joaquín Mosquera un admira-ble retrato al cual pertenecen estas breves frases: «Era don Joaquín Mosqueravarón de un gran saber, doctrina y probidad, justo y patriota. Poseía grandes dotesde oratoria a las que daba realce la compostura y natural gallardía de su persona.Y era tan aventajado en las prendas morales que admirado sin envida y atacadodespués sin odio, obtuvo respeto y estima hasta de sus propios enemigos.»

También don Miguel A. Caro dedicó a Mosquera en 1907 un hermosoelogio con este subtítulo: «Testimonio sobre su carácter y ascendente personal.»Cálidos recuerdos de la juventud.

Fue también don Joaquín Mosquera presidente y el mejor orador de laConvención de Ocaña, y el último presidente de la Gran Colombia en 1830, enque derrotado por una inicua revolución cuartelaria, abandonó de nuevo su patriapara salvarla de la guerra civil. De regreso al país, fue vicepresidente de la NuevaGranada de 1834 a 35, época en que trabajó incansable en beneficio de la instruc-ción pública y en que, en colaboración con don Lino de Pombo, escribió laCitolegia y excelentes cuadros de lectura para las escuelas normales. Después fuemiembro prominente de los Cuerpos legislativos y por último, ciego (en 1858) ynonagenario ciudadano, refugiado en su casa solariega de Popayán, donde viviólos últimos años de la más gallarda y lozana ancianidad de que hay recuerdo entenosotros, y donde murió respetado de todos, el 4 de abril 1878.

«La frente espaciosa y serena, con su corona de cabellos de nieve, la inmovili-dad y blancura de sus ojos sin luz, la varonil belleza de su formas, los puros linea-mientos de su rostro, amarillento como los mármoles antiguos, le asemejaban,cuando en medio de un grupo de jóvenes hacía el recuento de las glorias patrias, aun rapso divino que recitase la Ilíada.» «Hombre bueno, recto, justo y que gozabade un físico digno de tan bello espíritu», escribe Bolívar a don José RafaelArboleda; y sus admiradores, cuando elogiaban su radiante y varonil hermosura deefebo antiguo, decían que «su rostro era una urna de belleza».

Don Manuel José, dice Pombo, siguió la carrera eclesiástica y recibió en Quitolas órdenes sacerdotales: fue canónigo de Popayán hasta 1834 en que el Congresogranadino lo eligió arzobispo de Bogotá. «Ninguna frente ha ceñido más digna-mente una mitra: su presencia era imponente y noble, culto y elegante su trato, yrevestido con sus atavíos pontificales, llenaba la catedral con su majestuoso porte

199

XXI. Los Mosqueras

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 199

Page 200: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

y su sonora voz. Buen jurista, mejor teólogo, escritor correcto, orador sagrado dela escuela de Bossuet y Massillón, familiarizado con los autores clásicos y alcorriente de la literatura moderna, era, en la extensión de la frase, un príncipe dela Iglesia.

«La Iglesia colombiana no tuvo antes ni tendrá después un mayor preladoque el señor Mosquera: y fue preciso que nuestra política, siempre exagerada ensus reacciones, exigiera de él lo que su puesto y su conciencia no podían conce-derle, para hacerle desocupar el dosel que había honrado por quince años. Puestoen pugna con ciertas leyes de 1851 y 1852, y afligido y enfermo, aceptó el desiertoantes que la trasgresión de sus deberes. Había nacido a principios del siglo y murióen Marsella en diciembre de 1853.»

Don Manuel María fue de condición apacible y modesta, de buena figura yatildados modales, ortodoxo en religión, versado en las letras clásicas sagradas yprofanas, gran conocedor de artes, y hombre de bien a carta cabal. Empezó sucarrera como gobernador de la provincia de Popayán, y en 1837 fue acreditadoministro de Nueva Granada en Inglaterra y Francia, misión que desempeñó casiconsecutivamente por cerca de treinta años; regresó luego al país y murió en 1867.Casó con la señora María Josefa Pombo y no dejó sucesión.

Él hizo construir, a sus expensas, y a su gusto, el túmulo elegante que con-tiene la rica urna en que está encerrado el corazón de su hermano gemelo, el arzo-bispo, y que adorna una de las capillas de la basílica primada de Bogotá.

Don Tomás es una figura histórica difícil de bosquejar, a pesar de lo acen-tuado de sus rasgos, porque si tiene luz, tiene luz, tiene también sombras.«Necesito adelantar una explicación, dice Pombo, como le conocí desde que abrílos ojos, y era amigo de mi padre (quien le salvó la vida arriesgando la suya des-pués del desastre de La Ladera en 1828), la frecuencia de su trato me permitía conél cierto grado de franqueza, no obstante la enorme distancia de edad, rango ymerecimiento que nos separaba, y que él allanaba con lo accesible de su trato y labenevolencia con que me favorecía.

«Dos anécdotas esbozan el hombre:

«Hablábamos un día del general Santos Gutiérrez, y le decía yo que me pare-cía de la raza de los Bayardos.

«— ¿Y yo de cuál te parezco?

200

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 200

Page 201: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

«— Eso es claro, general; usted es de la de los Guisas.

«— Oh, sí, te comprendo: inquietos, ambiciosos, pero de buena casa y gue-rreros insignes: hasta estoy marcado con la misma herida que el Balafré.

«En la revolución de 1876 estaba en Bogotá, y un accidente lo redujo a lacama. Le hallaba muy añoso, flaco, barbudo, sumergido entre las almohadas y lascobijas, y hablaba conmigo cuando se presentó uno de los predilectos de enton-ces, el doctor Rojas Garrido:

«— ¿Qué noticias nos trae usted, doctor?

«— Buenas, señor general: el Gobierno obtiene ventajas por todas partes; yno podía esperarse otra cosa... triunfa la legalidad.

«El general guardó silencio, y lo rompió riendo:

«— Es o no es un grande argumento. Aquí no ha habido más legalidad quemi espada; ella salvó la de Márquez, en 1840; al desenvainarla hubiera destruidola de López, en 51; restableció la de 1854; y ya vio usted que ante ella sucumbióla que decía representar Ospina, en 1860.»

El general Mosquera recibió una herida honrosa combatiendo denodado contralos pastusos realistas en Barbacoas. En 1828 fue desgraciado, peor consecuente con susantecedentes y su lealtad al general Bolívar; en 1840 fue afortunado y terrible, perotambién fue consecuente y, con gran habilidad militar y en asocio del general Herrán,recorrió el país de extremo a extremo a la cabeza de su ejército victorioso, y venció unarevolución poderosa, gobernando luego inteligentemente la Republica en su progre-sista administración de 1845 a 1849. Consecuentemente también en 1854, contri-buyó mucho al restablecimiento del régimen constitucional. Pero en 1860 cambió decausa y fue él mismo, aunque a la inversa, de 1840; malo o bueno, derrocó elGobierno que representa la legalidad, esa tabla única de salvación que, según el gene-ral Santander, tienen contra la anarquía las repúblicas hispanoamericanas, y abrió la erade los gobiernos de hecho, del régimen arbitrario y personal, que han corrompido elespíritu nacional y conducido al país al borde del abismo.

«Con esa natural inteligencia, su gran memoria, su característica actividad, suroce con el mundo y su constante intervención en los negocios públicos, continúaPombo, el general Mosquera había adquirido conocimientos miscelánicos y gene-rales en varias ciencias y en los más importantes ramos del gobierno y la política;

201

XXI. Los Mosqueras

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 201

Page 202: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

así era que, cuando en ellos no tomaba la iniciativa, se ingería en todo y secundabalos impulsos del progreso; siempre, eso sí, poniendo en primer término su perso-nalidad, por lo que decía en cierta ocasión don José M. Plata, que debería llamarseTomás XIV.»

Venció a Juan José Flores, jefe supremo del Ecuador, en la batalla campal deCuaspud, y luego le tendió la mano de antiguo camarada, y con él festejó sutriunfo en alegre ágape campestre, en medio del cual, bromeando y queriendodeslumbrarlo con su ciencia, como era su costumbre, le dijo: «Desde que observétus posiciones comprendí que no conocías el arte de la castrametación.» Palabraque debió desconcertar y hacer sonreír a los que lo oían, y que, sin embargo, estérmino técnico en la milicia.

De este prurito, muy explicable en Mosquera, de querer saberlo todo y ser él laprimera persona dondequiera que se encontrara, da fe esta obra verídica anécdota.

Comía Mosquera en casa de su hija, la señora Amalia de Herrán, en compañía deldoctor Joaquín Pardo Vergara, quien después fue obispo de Medellín, y se habló de lasvirtudes heroicas de los santos de la Iglesia. Mosquera, después de oír las vidas de lossantos, interrumpiendo de pronto al narrador, contó por su parte muchos hechos desu carrera militar y política que decía eran muy semejante cuando no superaban a losque se atribuían a los santos, y hasta tal punto llevaba ya la panegírica comparación queel doctor Pardo Vergara, mirándolo fijamente, le dijo:

—Casi estoy persuadido, general, de que usted en efecto es un santo.

—¡Y quién lo duda! —contestó secamente Mosquera (3).

El general Mosquera fue protagonista de nuestro turbulento escenario polí-tico, llegó a la cumbre de los más altos puestos de su larga carrera pública; más deuna vez se vio dueño del país, y, caso único en nuestro historia, cinco años despuésde muerto, obtuvo los honores de la apoteosis con la estatua que se le erigió en elpatio principal del Capitolio Nacional, cuya primera piedra colocó él.

«Su temperamento era rígidamente autocrático y dinástico, escribió Núñezen 1883. A veces decía: «Yo no recibo el impulso, lo doy», aun en la época en quese mostraba más ardiente liberal y democrática. Pero no tenía miedo a las transfor-maciones, y en ese concepto distaba también mucho del espíritu estrictamenteconservador. Su verdadero ideal era el ruido, la gloria, con grandes dosis de orgullosopatriotismo. Su inteligencia era casi febril; sus dotes fundamentales, la audacia, la

202

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 202

Page 203: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

perseverancia y la energía. No tenía el valor físico de un Páez o de un Córdoba, perotampoco le volvía la espalda al peligro en ningún caso. Hombre de terribles momen-tos de cólera en que hubiera podido reproducir a Tiberio. También era susceptiblede conmoverse hasta derramar copiosas lágrimas; pero la pasión del amor propioaparecía en él superior a todos los demás afectos y pasiones.

«El temperamento de Mosquera no podía llamarse liberal. Era aun todo locontrario de liberal, aunque sin duda, contribuyó eficazmente a la realización degrandes medidas liberales. Era un tipo por el estilo de César.

«Los hombres como el general Mosquera no resisten observación microscópica.Él era de la talla de los dominadores, de los imperantes, desprovistos de escrúpulos.

«La estatua que acaba de levantarse en el patio del Capitolio Nacional es elsímbolo de un largo período histórico fundidas las más contradictorias tendencias,las ideas más incompatibles, federación y centralismo, libertad y despotismo, tole-rancia e intransigencia. En ese mudo bronce se ve y se palpa que para los aconte-cimientos necesarios no hay dique eficaz posible; y que hay evidentemente esecierto no sé qué, de que hablaba Federico II, que se ríe con desprecio de los proyec-tos humanos.»

Fue edecán y confidente de Bolívar, y más tarde su apasionado biógrafo;como diplomático subscribió célebres tratados públicos; viajó por Europa y lasAméricas con tren de aristócrata.

Tuvo ruidosas polémicas, publicó libros, folletos y memorias, trabajó mapase itinerarios, fue administrador del mariscal Sucre, malqueriente del generalSantander, y bien conocido es su histórico antagonismo con el general Obando,quien vino, por las peripecias de su destino, a morir sirviéndole.

Casó joven el general Mosquera en primeras nupcias con la señora MarianArboleda; a su primogénito impuso el nombre del célebre capitán, Aníbal, y suinteligente hija Amalia contrajo matrimonio con el benemérito general PedroAlcántara Herrán. En sus últimos años casó en segundas nupcias con la modestaseñora María Ignacia Arboleda, a la que dejó un hijo llamado Bolívar.

De todas maneras, y júzguese como plazca a cada cual, Mosquera ha sido elúnico caudillo revolucionario victorioso en Colombia, después de Bolívar. Dosveces se vio en el solio y dos veces condenado, la última traicionado por su propiosamigos, quienes lo apresaron inerme y dormido en su domicilio. Después de vida

203

XXI. Los Mosqueras

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 203

Page 204: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

tan agitada y belicosa, murió como el más modesto aldeano, el 7 de octubre de1878, bajo el techo de Coconuco, heredado de su mayores. Mosquera acompañóa Bolívar como edecán en las conferencias de Guayaquil en 1822, con San Martín,y fue, hasta su muerte, su leal amigo y venerador de su memoria hasta el punto deatribuir su triunfo en Tescua sobre Obando a la espada que empuñaba, con la cualel Libertador había vencido en Junín.

204

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 204

Page 205: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

XXIIJunín En el día

del centenario de Ayacucho

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 205

Page 206: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 206

Page 207: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

La gran cordillera de los Andes se rompe en el Cuzco, a 3.468 metros dealtura, en dos grandes ramales que corren paralelos hasta reunirse en el Cerro dePasco, dejando en medio, en una longitud de 115 leguas, los valles por dondecorren el Jauja y el Apurímac, tributario del Ucayali. Allí, en ese valle de Jauja, sedio la batalla de Junín.

En los meses de mayo y junio de 1824, Bolívar tenía establecido su cuartelgeneral en Huaras y Caraz. El 15 de junio, después de recibir los refuerzos que con-ducían de Colombia Córdoba y Figueredo, y de remontar la caballería, dispuso quetodos los cuerpos levantaran sus campamentos y transmontaran la cordillera pordiferentes puntos. Él mismo con su Estado Mayor, por la vía de Olleros, Chavín,Aguamina y Lauricocha, avanzó hasta Huanuco, donde hizo alto por algunos días,siguiendo luego al Cerro de Pasco, punto de reunión de todo el ejército, que habíamarchado cruzando los horribles desfiladeros de la Cordillera andina, con tantaconstancia y sufrimiento, dice el historiador realista Torrente, que sería una acto deinjusticia negarles el gran mérito contraído en esta campaña (1). El 1º de agosto seencontró ese ejército en el Cerro de Pasco, y allí hizo el Libertador estos nombra-mientos:

General Antonio José de Sucre, comandante en jefe.

General José María Córdoba, comandante de la vanguardia.

General José de La Mar, comandante del centro.

General Jacinto Lara, comandante de retaguardia.

General Andrés Santa Cruz, jefe de Estado Mayor General.

General Mariano Necochea, comandante general de caballería.

General Guillermo Miller, comandante de la caballería peruana.

207

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 207

Page 208: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Coronel Lucas Carvajal, comandante de la caballería colombiana.

El Libertador pasó revista al ejército, compuesto de 7.700 hombres, el 2 deagosto, en la pampa del Sacramento, extendiendo su línea de batalla de Nordestea Suroeste.

La división del general Córdoba ocupaba la derecha de la línea, el ejército delPerú el centro, la primera división de Colombia, mandada por el general Lara, laizquierda, y a la cabeza de las caballerías estaba el general argentino Necochea. ElLibertador se presentó acompañado de los generales Sucre, Lamar, Santa Cruz, yGamarra, y fue recibido con vivas demostraciones de júbilo.

Nada es comparable al entusiasmo de aquel día, en que todo contribuía aaumentar lo romántico de la escena. Cerca de aquel valle habían sido batidos losrealistas cuatro años antes por el general Arenales; el panorama que ofrece lameseta sobre la cual las tropas estaban formadas, y que se eleva majestuosamentemás de mil doscientos pies sobre el nivel del mar, es considerado por los viajeroscomo el más hermoso del mundo. Al Poniente se levanta los Andes que a costa detantas fatigas acababan de transmontar; a Oriente se extienden, hacia los dominiosdel Brasil, enormes ramificaciones de la cordillera, y al Norte y Sur cortan el hori-zonte montañas cuyas inaccesibles cumbres se pierden en el éter azul. Es este valle,rodeado de objetos y paisajes tan grandiosos, y a orillas del lago de Reyes, dondenace el magno río de las Amazonas, estaban reunidos héroes de Caracas, Bogotá,Quito, Lima, Chile, Buenos Aires; bravos soldados que se habían batido enMaipó, en los Andes chilenos; en San Lorenzo, a las orillas del Paraná; enCarabobo, en los valles venezolanos; en Bomboná, sobre los contrafuertes colom-bianos; en Pichincha, al pie del Chimborazo. En medio de aquellos americanos,valerosos adalides de la libertad, había también no pocos extranjeros, fieles aún ala causa excelsa en cuyo obsequio habían perecido ya tantos compañeros. Allí,entre los sobrevivientes de esas campañas, se hallaban bizarros oficiales que habíancombatido en las orillas del Guadiana y del Rin; que habían presenciado el incen-dio de Moscou y la capitulación de París, y cuya sangre había empapado la fatalcampiña de Waterloo. ¡Esos eran los hombres que iban a decidir la suerte deAmérica en aquel gran día!

«El sol de la mañana era templado, refiere uno de los héroes de aquella jor-nada; las encumbradas crestas de los Andes, cubiertas de nieve perpetua, despe-dían rayos luminosos de colores varios e indefinidos, como los del iris, que sereflejaban sobre las armas de los soldados, dándoles el aspecto ideal de legionesoceánicas; un aire purísimo, que venía del lago encantado, agitaba suavemente las

208

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 208

Page 209: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

209

XXII. Junín

banderas; las bandas y las fanfarrias militares hacían vibrar el aire con sus ecosmarciales, inflamando el pecho de aquellos guerreros de la libertad.

«Los generales Sucre y Lamar saludaron al Libertador pidiendo la venia deestilo para comandar sus ejércitos, y, poniéndose cada uno a la cabeza del suyo, lesmandaron ponerse al orden de parada. El Libertador recorrió las filas lleno desatisfacción al ver en el semblante de cada hombre el entusiasmo y la decisión.Transportado de gozo, y lleno de confianza en aquellos bravos soldados, entre loscuales la mayor parte le habían acompañado en cien combates, se propuso marchalo más pronto posible sobre los españoles y presentarles batalla en su acantona-miento de Jauja, el día 7 de aquel mes de agosto, como el presagio más seguro dela victoria. Los generales Sucre y Lamar, pasada la revista de inspección, manda-ron plegar sus ejércitos en columna cerrada, y el Libertador, colocándose enfrentede ellos, les dirigió la siguiente alocución que es una perfecta obra de arte a lo cualno se puede ni quitar nada:

«¡Soldados! Un nuevo día de gloria se os presenta: el 7 de agosto en Caracas,el 7 de agosto en Boyacá y el 7 de agosto en las pampas de Jauja (señalándose conel dedo porque se alcanzaban a divisar). Los enemigos que vais a combatir sejactan de catorce años de triunfos; ellos, pues, serán dignos de medir sus armascon las nuestras, que han brillado en mil combates. El mundo liberal os admira, yla Europa entera os contempla con encanto, porque la libertad del Nuevo Mundoes la esperanza del universo. El Perú y la América toda esperan de vosotros la paz,hija de la victoria. ¿La burlaréis? ¡No! vosotros sois invencibles.»

«El ejército todo prorrumpió entonces en aclamaciones a la patria, aColombia, al Perú y al Libertador y sus ecos, repetidos por los farallones de losAndes, parecían ya los himnos de la victoria cantados a la libertad de Américaentera (2).»

A tiempo que el Libertador se preparaba para marchar a Jauja, el generalespañol Canterac, a la cabeza de fuerzas superiores concentró su ejército y marchósobre el Cerro de Pasco, donde supo que los patriotas habían salido de allí el 3 deagosto por el camino de Raucas, y que se dirigían sobre Jauja por la orilla occiden-tal de la laguna de Reyes. Con tal noticia, contramarchó rápidamente por la orillaopuesta, con el designio de interponerse entre ellos y Jauja, hacía donde se dirigíaBolívar a marchas forzadas para tomar la retaguardia de los realistas. El 6 deagosto, a las dos de la tarde, al llegar a un punto elevado, vieron, repentinamente,los patriotas a los realistas, que a distancia de dos leguas marchaban por los llanosde Junín, un poco al sur de Reyes. Un viva clamoroso y simultáneo resonó por

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 209

Page 210: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

toda la línea, y es imposible, dice Miller, uno de los héroes de aquel día, dar unaidea exacta del efecto que produjo la repentina vista del enemigo. Los semblantesde los patriotas se animaron con el ceño y la expresión varonil del guerrero que veaproximarse el momento de la gloria, y con los ojos fijos y centellantes contempla-ban las columnas enemigas, marchando majestuosamente al pie del sitio elevadoque ocupaban. El temor de que los realistas se escaparan sin poderlos atacar, pre-ocupaba a la mayoría, y la caballería, particularmente, ardía de impaciencia.

Canterac continuó retirándose, y el Libertador, temiendo perder la ocasiónde atacarle de igual a igual, se adelantó con la caballería a las órdenes inmediatasde Necochea, y le dio alcance a las cinco de la tarde.

La caballería patriota tenía forzosamente que atravesar un desfiladero, peli-groso por el pantano que tenía a su derecha. Dos escuadrones se formaron enbatalla al entrar en la llanura y el resto en columnas entre las colinas y un riachuelodonde no había campo para desplegar. Canterac hizo una hábil conversión y diouna carga maestra antes de que pudieran mejorar su mala posición, y con taldenuedo, que las columnas de la derecha, mandadas por Lecochea y Miller, ceja-ron, se retiraron en confusión sobre el desfiladero, y se desordenaron. Sólo elmayor Braun, comandante de los granaderos a caballo, sostuvo el choque de losenemigos, y, cargando a su turno, puso en fuga a los que le acometían. A pesar delas desventajas con que luchaba la caballería patriota, pudieron deshacerse losescuadrones perseguidos merced al valor de los húsares del Perú que se mantuvie-ron a pie firme, y entonces, guiados todos por el bravo Miller y por los coronelesSilva, Carvajal, Bruix y el teniente coronel Suárez, enristrando sus lanzas, embis-tieron a los escuadrones españoles. El choque fue tremendo; mas el arrojo de estastropas y de sus jefes restableció el combate y decidió aquella jornada gloriosa.

«Durante la batalla, escribe O’Leary, que se asemejaba a los combates de loscaballeros de los antiguos tiempos, y que sólo puede concebirse recordando lostiempos heroicos, no hubo un solo disparo; el terrible silencio no fue interrum-pido sino por la estridente voz de los clarines, el choque de las espadas y de laslanzas, el galopar y piafar de los caballos, las maldiciones de los vencidos y loslamentos de los heridos (3).»

Miller, héroe de la jornada, repite: «No hubo un solo disparo; sólo se hizo usode la lanza y el sable (4).»

Burdett O’Connor, otro de los héroes, agrega: «En esta batalla mandabaBolívar. No se oyó ni un solo tiro, peleó al arma blanca, y lo único que se oía era

210

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 210

Page 211: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

el choque terrible de las espaldas, los sables y las lanzas y los gritos de los comba-tientes. Las formidables cargas de nuestros granaderos hacían temblar la tierra,mientras en el cielo de Junín lucía brillante la estrella de Bolívar, la estrella deltriunfo (5).»

Al dar cuenta de esta victoria, don José Sánchez Carrión recordaba a losperuanos, «la particular circunstancia de que al mismo sol del 7 de agosto, en queS. E. el Libertador se embarcó para el Perú en Guayaquil, se ha anunciado alpueblo peruano el primer triunfo de las armas libertadoras».

El ejército español sintió la fuerza del golpe que se le había asestado, pues asílo reconoció su jefe, el general José Conterac, cuando escribió oficialmente alvirrey, gobernador y capitán general del Perú, del cuartel general en Huayucachi,el 8 de agosto de aquel año: «Nuestra pérdida ha sido de poca consideración en elnúmero de hombres, pero sí ha influido extraordinariamente en el ánimo, parti-cularmente en el de la caballería.» Repito que la fuga de nuestra caballería meobliga a replegarme no sé hasta qué punto...

«Parecía, Excmo. Señor, imposible en lo humano que una caballería como lanuestra, tan considerada, bien armada, equipada, montada, instruida y discipli-nada y que manifestaba incesantemente vivos deseos de llegar a las manos con losenemigos, lo que me pidieron con repetidas instancias aquella misma tarde al pre-sentarse la enemiga, digo que parecía imposible que con tanta vergüenza huyesede un enemigo sumamente inferior bajo todos respectos, y que ya estaba casibatido por los mismos que después, por una fatalidad tan funesta como incom-prensible, han echado un borrón a su reputación antigua y puesto en compromisoel Perú todo. ¿Quién, Excmo. Señor, no se hubiera prometido la victoria máscompleta, vista la superioridad física y moral de que nadie dudaba comprandonuestra caballería con la enemiga (6)?»

El general, Canterac, en su parte oficial, expresa muy bien lo que nadie hapodido explicarse nunca en los grandes sucesos de la historia que ha transformadolos destinos humanos o dado una nueva orientación al mundo: una fatalidad tanfunesta como incomprensible fue la que, contra todas las certidumbre, dio eltriunfo a los gringos en Maratón; a la Revolución, en Valmy; a los aliados, enWaterloo, a Bolívar, en Boyacá y Junín, y últimamente a la causa de la libertad yde la democracia en el Marne. Lo que prueba que la humanidad camina lenta peroseguramente a la coronación de sus altos destinos pero seguramente a la corona-ción de sus altos destinos a través de todos los obstáculos y supersticiones y contratodas las flacas previsiones de los hombres.

211

XXII. Junín

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 211

Page 212: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Junín fue la batalla decisiva de la libertad de América, y así lo han declaradolos mismos que se batieron en Ayacucho. Antes de Junín todo parecía perdido; unejército español numeroso e invicto se presentaba temible por todas partes; tantoseran los escollos por vencer, las dificultades por zanjar, que San Martín, al saber lallegada de Bolívar a Lima, decía, desde su retiro de Mendoza: «Yo creo que todo elpoder del Ser Supremo no es suficiente a libertar ese desgraciado país: sólo Bolívar,apoyado en la fuerza, puede libertarla (7).»

Como consecuencia de la derrota, perdió el virrey las provincias de Tarma,Lima, Huancavélica y Huamanga, una porción del Cuzco, todos sus almacenes, ygran parte de su tropa, quedando el resto, según el historiador realista, en ungrado de abatimiento moral apenas concebible.

«El golpe de Junín fue mortal, dice el general español García Gamba, la con-fusión y el terror fueron inexplicables.»

Junín disipó el hechizo que parecía ligar la victoria a los pendones de Castilla,y demostró a los peruanos que sus opresores no eran invencibles.

Junín, en sus consecuencias, es un combate de importancia trascendental,porque la confianza de la victoria pasó de los realistas a los patriotas, y él, en granmanera, explica el éxito de Ayacucho.

Una corriente de pánico dominaba el ejército español. La infantería no erauna división que se retiraba, sino masas que huían dominadas por indescripti-ble terror.

Los sables que destrozaron la caballería española en la pampa de Reyes, rom-pieron el anillo más fuerte de la cadena que mantenía al Perú atado a la domina-ción española.

Ayacucho fue su consecuencia, y, como tal, duró hora y media solamente;pero a ella correspondió la suerte de ser la raya entre el pasado y el porvenir de laAmérica. Antes de esa batalla todo el continente era libre, pero su libertad noestaba asegurada en ninguna parte mientras le quedara a España una autoridad enel Perú, un fuerte en el Callao y un foco de piratas en Chiloé.

Tal es el significado humano de aquella jornada. Con ella se extingue un régi-men de gobierno en todo un continente y se afianza otro que significa soberaníade varias naciones y libertad de muchos millones de hombres.

212

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 212

Page 213: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Boyacá y Junín son, pues, más que fechas memorables en la historia de lospueblos, una gloriosa etapa en las grandes jornadas que para su dignificación halibrado la humanidad. Carabobo y Ayacucho fueron también heroicas batallas,pero, consecuencias lógicas, naturales, de las primeras que las prepararon (8). Lavida de Bolívar, por ser tan vasta, tan múltiple, por haberse desarrollado en paísestan diversos y lejanos, necesita, para ser concienzudamente conocida, más que unhombre una literatura que se llamará bolivariana, como existe una napoleónica.Mientras tanto, cualquier juicio sobre un aspecto de sus cualidades militares,diplomáticas, políticas, literarias, filosóficas, será prematuro. No obstante, puedeaventurarse desde ahora la afirmación de que en ninguna época de su vida fue elLibertador más grande que antes de esas batallas; que jamás fue tan constante nidesplegó más brillantes, asombrosas facultades de gran capitán; de ahí que Boyacáy Junín, es decir, la libertad de Colombia y del Perú, las primeras decisivas derro-tas de ejércitos aguerridos y superiores en número y elementos, y después de trans-montar los Andes y ante el mismo sol del 7 de agosto, son, por los titánicosesfuerzos realizados, por los sorprendentes contrastes que marcaron entre la cruely tenebrosa servidumbre española y la inesperada y radiante libertad, y por su tras-cendencia fundamental en los destinos de América, los más ínclitos e inmarcesi-bles lauros guerreros de Bolívar.

¡Boyacá y Junín son reflejos divinos de la eterna armonía, de la eterna belleza,como la Ilíada, como Hamlet, como Fausto!

Seamos sinceros: en los antiguos como en los modernos anales del mundohay pocos días tan gloriosos como Junín. Tan gloriosos, que para cantarlo digna-mente, por un decreto especial de los Dioses, nació Olmedo.

213

XXII. Junín

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 213

Page 214: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 214

Page 215: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

XXIIILa Apoteosis del Potosí

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 215

Page 216: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 216

Page 217: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Al aproximarse el viajero al Potosí, por cualquiera dirección, sale de los pro-fundos barrancos de las montañas y descubre la villa al pie del célebre argentadocerro, cuya forma es un cono de tres leguas de circunferencia en su base. Su cús-pide tiene una elevación de más de 2.000 pies sobre la villa, y de 17.000 sobre elnivel del mar. Su apariencia es de origen volcánico, y sus laderas tienen zonas dediversos colores, como verde obscuro, anaranjado, gris y encarnado, y son riquísi-mas en metales preciosos.

El clima del Potosí es desagradable: los rayos del sol abrasan al mediodía, ypor la tarde y a la noche el aire es penetrante y frío.

Habiéndose anunciado oficialmente la visita del Libertador al Potosí, elgeneral Miller, prefecto de aquella provincia, preparó la casa del Gobierno paraalojar al ilustre huésped. «Aquella casa era entonces dice un cronista, la mejory más suntuosa que había entre Lima y Buenos Aires. Cuartos bien proporcio-nados, salones magníficos, adornados profusamente con florones dorados,grandes espejos y elegantes arañas y candelabros. Como no se encontrabanalfombras, se cubrió el suelo con un riquísimo paño carmesí, se amuebló la casade nuevo, y no habiendo en la ciudad los más usuales artículos de lujo conoci-dos en Europa, enviaron una recua de mulas a Tacna por vajillas, cristaleríasporcelanas, manteles, copia de vinos, champañas, cervezas, sidras, frutas y otrosartículos (1).»

Cuando el Libertador llegó a avistar clara y distintamente el célebre cerro delPotosí, las banderas del Perú, Buenos Aires, Chile y Colombia tremolaron repen-tinamente en la cumbre, y al entrar en la ciudad prendieron fuego a veintiúnpetardos, cuyo estruendo, de cada uno, era igual al que hubieran hecho seis caño-nes disparados a la vez. Este saludo estupendo produjo un efecto singular y gran-dioso: los profundos valles de las inmediaciones, repitiendo una y mil veces losecos resonantes del estampido, parecían, al alejarse, que estallaba una furiosa tem-pestad y que los truenos se sucedían unos a otros. Todas las campanas de las igle-sias y conventos fueron echadas a vuelo a la vez y sin interrupción.

217

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 217

Page 218: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Arcos triunfales, coronas de laurel, discursos, solemnes Te Deum, medallas deoro y de palta, banquetes, bailes, fuegos artificiales, grandes iluminaciones y otrossignos de regocijo público siguieron durante las siete semanas que el Libertadorpermaneció en el Potosí.

El 7 de octubre, en la noche, llegaron los plenipotenciarios argentinos seño-res Alvear y Vélez, enviados por el Gobierno de las Provincias Unidas a saludar yfelicitar al Libertador. El 19 fueron recibidos en audiencia solemne. Uno de aque-llos plenipotenciarios escribía a un amigo de Buenos Aires:

«He tenido el gusto de conocer al Libertador; he hablado con él en un baile;es muy popular y muy afable con todos, caos que no traduce su aspecto a primeravista; merece, sin ninguna duda, este grande hombre, el alto concepto que todostienen formado de él, según mi juicio, y el de todos los que tienen la fortuna detratarle...

«En el convite de que te hablo tuve el gusto de estar sentado a tres personasdel Libertador, al lado de nuestro estimado amigo Dorrego, y enfrente del granmariscal Sucre, general Miller, y constante patriota Lanza, de suerte que nadaperdí de cuanto sucedió en seis hora que duró la mesa. Desde la mitad de ella estu-vimos como títeres sentándonos y levantándonos, tal era el torrente de brindis.Los míos sólo pasaron de seis, y fue este el número de los que el Libertador dijo deentrada, sin dar lugar a acabar lo que se bebía por uno, cuando decía el otro ysucesivamente. Al fin de la mesa llegó hasta pararse sobre la silla en que se sentaba,y decir: «Señores, estoy borracho» ; hizo una pausa muy graciosa y continuó llenode alegría. Se sentó y dijo después: «Hoy hemos ganado más que una batalla...»

«Hemos asistido a tres grandes bailes en los que el Libertador, todos los gene-rales, oficiales y demás concurrentes, se confundían en las contradanzas y valses,con la igualdad que les daba el título de ciudadanos. En todos ellos ha habido unamesa espléndida, antes de ser tocada, y desierta media hora después muy particu-larmente del vino y licores, con prevención de que tendría de largo la tal mesitacomo cuarenta varas, quizá más, y de ancho como tres, y toda perfectamentecubierta; pero amigo, aquí se dice hip, hip, hurra, hurra! y todos apuran el vaso, estaes la vasija en que se brinda (2).»

Poco después de la entrada triunfal quiso subir Bolívar a la cumbre del impo-nente cerro que da su nombre a la ciudad, y allá se dirigió el 26 de octubre de1825, acompañando del mariscal Sucre, del general Guillermo Miller, prefecto deaquel departamento, de los plenipotenciarios del Plata, enviados por el Gobierno

218

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 218

Page 219: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

de Buenos Aires a cumplimentarle por el feliz éxito de la campaña libertadora, yde su Estado Mayor.

Una especie de almuerzo, dice Miller, fue servido en lo alto del monte; hubobrindis patrióticos, y el Libertador, contemplando allí sus victorias desde elOrinoco, exclamó: «La gloria de haber conducido a estas frías regiones nuestrosestandartes de libertad, deja en la nada los tesoros inmensos de los Andes queestán a nuestro pies (3).»

«Sobre aquel famoso pico, agrega O’Leary, otro de los compañeros, desplegóel Libertador las banderas de Colombia, Perú y La Plata. Mirando hacia el norte,recorrió en espíritu la carrera gloriosa que había hecho, los sufrimientos que habíaarrostrado, la grande obra que había consumado; quince años de pruebas, de alter-nativas, derrotas y de victorias; con vicisitudes de desengaños y de esperanzas satis-fechas... ¿Qué mucho, pues, que al posar su planta sobre la argentada cima delPotosí, cual si fuese el pedestal de su fama, se sublimase a la contemplación idealde la América, libre, gloriosa, tranquila, humillados sus opresores, rodeada de ele-mentos de prosperidad, rodeada de elementos de prosperidad, y apoyada, por losvotos del mundo liberal? Aquel día debió ser, ciertamente, el más feliz de la vidade Bolívar (4).»

En efecto, desde aquella cima argentada, puestos los ojos de fuego, a la vez,en el Atlántico y el Pacífico, vio el Libertador, tras quince años de lucha titánica,desbaratados en los valles de América los ejércitos de Castilla y de León, vencedo-res de Bonaparte, deshechas las escuadras españolas de Solomón, Morillo, Hore,Miyares, Canterac, Odonojú, y tendidos entre el polvo de mil combates mediomillón de patriotas americanos. Desde aquella cumbre vio a Méjico, CentroAmérica, Cuba, Puerto Rico, Chile, la Argentina con los brazos tendidos hacia élcomo a su salvador (5), a Santo Domingo y Panamá incorporadas voluntariamentea la gran República; a Nueva Granada, Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia, postra-das a sus pies bendiciéndolo y aclamándolo; desde allí señaló los lineamientos dela actual geografía política de América con el nombre de uti possidetis jure, como laconstitución internacional de lo nuevos Estados; desde allí vio el Congreso de lasnaciones reunido, a iniciativa de su genio creador, en el istmo de Panamá paraechar las bases, por primera vez en el mundo, del arbitraje internacional comomedio de dirigir conflictos entre naciones, uno de los mayores sueños de su vida,y hoy, principio del derecho público americano, y del derecho público universal(6);desde allí ofrecí a los pueblos libertados las tablas de su ley política: tal como lacreyó buena, así la reclamó; desde allí le echó en cara al doctor Francia su tene-brosa tiranía y, recordando que el sabio Bonpland yacía aún en las cárceles del

219

XXIII. La apoteosis del Potosí

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 219

Page 220: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Paraguay, concibió la esperanza de libertarle; aun más propuso el restablecimientode aquella provincia a la Confederación del Plata, para de allí amenazar el impe-rio del Brasil. Concibió otro proyecto más audaz todavía: libertar a Cuba y PuertoRico, atacar después de las posesiones orientales de la Península, fundar una repú-blica en las islas Filipinas, del océano Índico, y, más tarde, llevar la guerra a lamisma metrópoli y fundar la república en España (7).

Al dar forma en su cerebro a tales sueños, al cumular razones, pesar, dificul-tades, medios, probabilidades; sus ojos debieron relampaguear pasmosamentecomo los de un inspirado del cincel al sentir palpitar entre sus mansos su obramaestra. Como un artista creó él en el ideal y lo imposible, y puede reconocerle,como Taine reconoció a Napoleón, por un hermano póstumo de Dante y deMiguel Ángel. En efecto, por los contornos precisos de la visión, por la intensidad,la coherencia y la lógica interna de su sueño, por lo profundo de su meditación,por la grandeza sobre humana de sus concepciones, él también es su semejante ysu igual; su genio tiene la misma talla y la misma estructura, sino que Dante oMiguel Ángel operaron sobre el papel o el mármol, en tanto que los héroes sobreel hombre vivo, sobre la carne sensible y doliente, trabajaron.

La historia universal no sabe, en verdad, de guerrero cuyo caballo de batallahaya ido más lejos y cuyo escenario militar dure más dilatado. Como capitánigualó a Carlos XII en audacia y a Federico en constancia y pericia, superó aAlejandro, Aníbal y César, por las dificultades que tuvo que vencer, y sus marchasa través del continente fueron más largas que las de Gengis Khan y Tamerlán. Conrazón, pues, y con noble orgullo americano pudo escribir José Martí: «Bolívarrecorrió más tierras con las banderas de la libertad que ningún conquistador conlas de la tiranía.» En verdad, jamás mirada de hombre alguno ha abarcado impe-riosamente más amplios espacios que la de Bolívar desde aquella cumbre andina,en aquel día de gloria, nueve años antes entrevisto, proféticamente, en Casacoima,y en verdad, de todos los héroes, antiguos y modernos, quizá Bolívar ha sido elúnico que alcanzó la divina alegría de ver consumada la obra sublime de su misiónsobre la tierra.

Él mismo lo decía a Santander: «Es la primera vez que no tengo nada quédesear, y que estoy contento con la fortuna.» Vencido el león de Iberia, emanci-pada la América, fundada para siempre la democracia en el Nuevo Mundo, sólorestaba el semidiós la apoteosis crepuscular de San Pedro Alejandrino.

220

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 220

Page 221: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

XXIVRetrato de Bolívar por G. Miller

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 221

Page 222: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 222

Page 223: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El general Guillermo Miller, soldado de Wéllington, de San Martín, de Sucrey de Bolívar, héroe de Junín y en Ayacucho, y comandante general del Potosí enel tiempo de la entrada triunfal del Libertador, nos dejó este retrato de su jefe, pro-bablemente trazado en aquellos días:

«El general Bolívar es delgado y algo menos de regular estatura. Se viste bieny tiene un modo de andar y presentarse franco y militar. Es jinete muy fuerte yatrevido y capaz de resistir grandes fatigas. Sus maneras son buenas y su aire sinafectación, pero que no predispone mucho en su favor. Se dice que en su juventudfue de bella figura, pero actualmente es de rostro pálido, pelo negro con canas yojos negros y penetrantes, pero generalmente inclinados a tierra o de lado cuandohabla (His eyes are dark and penetrating, but generally downcast, or turned askance, when hespeaks); nariz bien formada, frente alta y ancha y barba afilada; la expresión de susemblante es cautelosa, triste y algunas veces de fiereza (The expressión of the counte-nence is care-worn, lowering, and, sometimes, rather fierce). Su carácter, viciado por la adu-lación es arrogante y caprichoso. Sus opiniones con respecto a los hombres y a lascosas son variables y tiene casi una propensión a insultar; pero favorece demasiadoa los que se le humillan y con éstos no guarda ningún resentimiento.

«Es un apasionado admirador del bello sexo, pero extremadamente celoso.Tiene adición a valsar y es muy ligero, pero no baila con gracia. Su imaginación ysu persona son de una actividad maravillosa; cuando no está en movimiento, estásiempre leyendo, dictando cartas, etc., o hablando. Su voz es gruesa y áspera, perohabla elocuentemente en casi todas las materias. Su lectura la ha dedicado casiexclusivamente a autores franceses, y de ella provienen los galicismos que tancomúnmente emplea en sus escritos; escribe de un modo que hace impresión,pero su estilo está viciado por una afectación de grandeza que desagrada.Hablando tan bien y fácilmente como lo hace, no es de extrañar que prefiera escu-charse a sí mismo, que oír a los demás y que mantenga la conversación en lassociedades que recibe. Da grandes convites, y no hay nadie que tenga cocinerosmás hábiles que él ni nadie que dé mejores comidas; pero es tan parco en comer ybeber, que rara vez ocupa su puesto en su propia mesa hasta que casi se ha acabado

223

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 223

Page 224: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

de comer, habiendo comido antes probablemente en privado uno o dos platossimples. Es muy aficionado a los brindis, los cuales anuncia del modo más elo-cuente y adecuado, y es tan grande su entusiasmo, que frecuentemente se sube ala silla o a la mesa para pronunciarlos. Aunque el cigarro es de uso corriente enAmérica del Sur, Bolívar no fuma y no permite fumar en su presencia. Nunca estáni se presenta sin la comitiva correspondiente y guarda una gran etiqueta; yaunque desinteresado en extremo en lo concerniente a asuntos pecuniarios, esinsaciablemente codicioso de gloria (15)».

224

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 224

Page 225: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

XXVBolívar en el Tequendama

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 225

Page 226: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 226

Page 227: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Hay en la cumbre de los Andes una llanura irregular, de ocho leguas deOriente a Poniente y diez y ocho de Norte a Mediodía. Esa vasta llanura andina esla sabana de Bogotá, riquísima en pastos y tierras de labor, cubierta de innumera-bles rebaños y de caseríos y ciudades, entre las cuales se yergue, al pie de los cerrosde Monserrate y Guadalupe, coronada de Blancas torres y amarillentas cúpulas dela capital de Colombia. Bolívar solía decir que el clima de esta sabana es uno delos más deliciosos del mundo, y el caballero Le Moyne, antiguo ministro deFrancia, quien vivió en Colombia desde 1828 hasta 1839, dice, en sus Memorias,muy acertadamente, que lo más exacto para dar idea del clima de Bogotá, es decirque se parece mucho al de París en los días de la primavera, o del principio delotoño (1).

Desde los cerros que dominan esta ciudad, se ofrece a la vista un mar de verdura,cercado en lontananza por la inmensa cordillera. El cielo es de un azul obscuro inma-culado. Catorce torrentes y cien arroyuelos, que se desprenden de los montes, derra-man sus aguas en el Funza, que discurre perezosamente por en medio de la sabanaespléndida, para lanzarse, como un león rugiente, por la cascada de Tequendama.

Juan de Castellanos, el más antiguo cronista del Nuevo Reino de Granada, quienya anciano, se recogió en su cuarto de Tunja a escribir, en sencillas estrofas, sus Elegíasde Varones ilustres; Juan de Castellanos, el más ingenuo de nuestros narradores de la con-quista, vislumbrando, a través de los tiempos, las virtudes, por excelencia, de austeri-dad, cultura y civismo de nuestro pueblo, y la incomparable fertilidad y copia denuestros campos y florestas, refiere que al penetrar los desmedrados españoles, por elOpón, al Nuevo Reino, sabedores de las riquezas que los esperaban, se vistieron comosalvajes, de mantas coloradas, tocáronse con plumajes, y con voces altas y regocijadas,clamaban al acercarse a los reales de la Tora:

¡Tierra buena! ¡tierra buena!¡Tierra que pone fin a nuestra pena!

¡Tierra de oro, tierra bastecida!¡Tierra para hacer perpetua casa!

227

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 227

Page 228: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

¡Tierra con abundancia de comida!¡Tierra de grandes pueblos, tierra rasa!

¡Tierra donde se ve gente vestida,¡Y a sus tiempos no sabe mal la brasa!¡Tierra de bendición, clara y serena!¡Tierra que pone fin a nuestra pena!

Y es que, realmente, no hay quizá en el globo otro recinto en que a untiempo y perpetuamente se ofrezcan a la vista las flores de diversos climas, y tantavariedad de aves. En la sabana de Bogotá reina una primavera eterna. Aquí comoen Pestum, todo el año florecen los rosales, hay geranios, violetas, anémonas, hor-tensias, camelias azaleas, jazmines y Malabar, del Cabo y de la India; todas lasflores que brotan de la madre tierra. Pero, al bajar la cordillera, cambia la vegeta-ción, y el que se asoma a gozar del paisaje descubre las palmeras, los naranjos, lasestancias de caña de azúcar y sus trapiches, a tiempo que divisa las rocas de Cinchay de Canoas, coronadas por una selva de pinos y nogales, de robles y laureles.Abajo revuelan, clamoreando, las guacamayas y papagayos habitados de la zonatórrida, en tanto que arriba gime la paloma torcaz y se cierne en las nubes el águilacaudal.

El salto del Tequendama, al par que por el sol matinal, está irisado por las másbellas leyendas. Ved, si no, cómo referían su origen los antiguos muiscas, prime-ros habitantes de estas comarcas.

En los tiempos más remotos, decían, antes de que la luna acompañase a latierra, los habitantes de la meseta de Bogotá vivían como bárbaros, desnudos y sinagricultura, sin leyes y sin culto. De improviso se presentó entre ellos un anciano,con puntas y collar de hechicero, que venía de las comarcas situadas al este de lacordillera de Chingasa, y cuya barba larga, blanca y espesa, le hacía aparecer comode raza distinta de la de los indígenas. Se le conocía por los tres nombres deBochica, Nenqueteba y Zuhé, y asemejábase a Manco-Cápac. Enseñó a los hom-bres a vestirse, a construir cabañas, a cultivar la tierra y a reunirse en sociedad.Acompañábale una mujer a quien la tradición da también los tres nombres deChía, Yubecayguaya y Huitaca. De rara belleza y maligna en extremo, contrarióesta mujer a su esposo en cuanto él emprendía para la dicha de los hombres. A suarte mágica se debe el crecimiento del río Funza, cuyas aguas inundaron todo elvalle de Bogotá, pereciendo en este diluvio la mayoría de los habitantes y salván-dose unos picos sobre las cimas de las montañas cercanas. Irritado el anciano,arrojó a la hermosa Huitaca lejos de la tierra; convirtióse en luna entonces,comenzando a iluminar nuestro planeta durante la noche. Bochica después,

228

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 228

Page 229: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

movido a piedad por la situación de los hombres dispersos en las montañas,rompió con mano potente las rocas, que cerraban el valle por el lado de Canoas yTequendama, haciendo que por esta abertura corrieran las aguas del lago deFunza, reuniendo nuevamente a los pueblos en el valle de Bogotá. Edificó ciuda-des, introdujo el culto del Sol y nombró los jefes a quienes confirió el poder ecle-siástico y secular, retirándose luego, bajo el nombre de Idacanzas, al santo valle deIzaca, cerca de Tunja, donde vivió en los ejercicios de la más austera penitencia porespacio de dos mil años.

Los viajeros que han tenido ocasión de contemplar de cerca la gran cascada deTequendama, no se admirarán de que se atribuya a estas piedras, que parecen talla-das por mano humana, origen milagroso por pueblos groseros; a ese antro estrechoen que se precipita un río en una profundidad de 146 metros; a esos iris de los másperegrinos y brillantes colores, que cambian a cada momento; a esa columna devapores que se levantan como densa nube, visible desde Bogotá, a cinco leguas dedistancia. El Pissavache y el Staubbach, en Suiza, tienen gran elevación, pero no esconsiderable su masa de agua, y mal año para el Niágara y la cascada del Rin, que, alcontrario, ofrecen un enorme volumen de agua, pero cuya altura no pasa de 50metros. El salto de Tequendama, dice Humboldt, reúne todo cuanto pide un sitiopara ser eminentemente pintoresco, y puede decirse que no existe cascada algunaque presente igual proporción entre la altura considerable y la gran masa de agua.

«El Bogotá, después de bañar las aldeas de Chía, Funza y Fontibón, conservaaún, cerca de Canoas, arriba del salto, una anchura de 44 metros, que es la mitadde la del Sena, en París, entre el Louvre y el Instituto.»

«Redúcese mucho el río a la proximidad de la cascada, donde la grieta, queparece formada por un terremoto, sólo tiene 10 a 12 metros de abertura.

«El camino que va desde Bogotá al Tequendama, pasa por la aldea de Soacha,rica en cosechas de trigo. A corta distancia de Canoas se disfruta de una magníficavista, admiración del viajero por los contrastes que presenta. Acaban de dejarsecampos labrados y abundantes en trigo y cebada; míranse por todos lados azaleas,begonias, y también encinas y álamos, y de repente se descubre, desde un sitio ele-vado, a los pies, puede decirse, un hermoso país donde crecen la palmera, el plá-tano y el bambú. El fondo de la cascada, o sea el recipiente donde se estrella elagua con estruendo, escasamente se ve alumbrado por la luz del día. La soledad dellugar, la riqueza de la vegetación y el rimbombante trueno que allí repercute,hacen del fondo de la cascada de Tequendama uno de los sitios más bellos y salva-jes de las cordilleras (2).»

229

XXV. Bolívar en el Tequendama

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 229

Page 230: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Se comprende, pues, que esta maravilla de la Naturaleza haya atraído siempreilustres visitantes. En 1827 la visitó el duque de Montebello. En 1832, el jovenPedro Bonaparte, hijo de Luciano, príncipe de Canino, primo de Napoleón III, quienvino a Bogotá con el general Santander. En 1842, el barón de Lita; más tarde, el barónGross; pero, de todos los visitantes del salto de Tequendama, ninguno ha dejado unrecuerdo tan perdurable como Bolívar, de ahí que en la portada ideada por AlbertoUrdaneta para el Papel Periódico Ilustrado destacara la sombra del Libertador sobre elraudal espumoso del salto; de ahí que nadie que se acerca a aquel abismo sublime dejede traer a su memoria el heroico episodio que nos relata don Juan Francisco Ortiz:

«En 1826, dice, el general Bolívar visitó el salto de Tequendama, y entusias-mado con tan magnífica escena, no pudo contenerse y saltó, con botas herradas decampaña y espuelas, a una piedra de dos metros cuadrados que forma como undiente en la horrorosa boca del abismo... Un falso, un resbalón, hubieran bastadopara confundirle con las vertiginosa ondas...

«Aquel día acompañaban a Bolívar muchos amigos, y entre ellos muchosmilitares. De regreso del salto, llegaron a la hacienda de Canoas, donde el señordon Fernando Rodríguez, propietario de la hacienda, les tenía preparado unrefresco de frutas, vinos y colocaciones. Entre trago y trago empezaron a menu-dear los brindis y un oficial llanero echó contra los chapetones uno que hizo reír acarcajadas. Todos aplaudieron menos el dueño de la casa, que se quedó muy serio;notando lo cual, díjole el Libertador:

«— Señor Rodríguez, ¿por qué no nos acompaña usted a hacer la razón?

«— Porque siendo español, no creo que eso sea razonable.

«— Ojalá tuviésemos muchos patriotas como usted, señor don Fernando —le contestó Bolívar (2).»

Bolívar quiso unir siempre su nombre al de los grandes monumentos de laNaturaleza, o al de las ruinas de la clásica antigüedad: sobre el monte sacro de lacampiña romana jura la libertad de su patria; con Humboldt sube al Vesubio;entre las ruinas del terremoto de Caracas pronuncia una de sus palabras épicas ymemorables; atraviesa los Andes obscureciendo a Aníbal; escala el Chimborazo;visita «las encantadas fuentes amazónicas», el templo del Sol en Cuzco, el lagoTiticaca, y una tarde, de inmarcesible gloria, levanta en sus propias manos el tri-color colombiano sobre la cumbre del Potosí.

230

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 230

Page 231: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

En el Tequendama, con temerario gesto de Prometeo, desafía el peligro yparece decir al pavoroso abismo:

¡Soy tan bravo con tú, y no temo tu fascinación ni tu estruendo; más, sisucumbo, tendré en tu grandeza tumba digna de mí, y a tu gloria, que es de laNaturaleza, se unirá la mía; que es de la Humanidad!

Retrato de Bolívar por Herderson

A ese tiempo se refiere este retrato de Bolívar, trazado por Mr. Herderson,cónsul general de la Gran Bretaña en Colombia, en nota al canciller Carning, de28 de noviembre de 1826.

«La estatura del general Bolívar no es tan pequeña como generalmente sedice. Es delgado, pero tiene las más finas proporciones. Su tez es ahora obscura acausa de su vida pasada a la intemperie. Cuando no habla, su semblante toma eltinte de la melancolía. Su pelo es negro, ligeramente rizado y tan bien dispuestopor la Naturaleza, que deja despejada su ancha frente. Ojos obscuros y vivos.Nariz romana. Boca notablemente bella. Barba más bien puntiaguda. Cuando lehablan baja regularmente la vista, circunstancia que permite a su interlocutorhablar sin ser perturbado por la viva penetración de su mirada. Su voz es algoruda, pero él sabe moderarla haciendo grata la conversación con su franqueza yexquisita amabilidad. Su presencia es distinguida y atrayente, con todos es condes-cendiente y afable. Cabalga y camina con gracia y baila el vals con animación yelegancia. Tiene la destreza y tacto de un gran orador, llegando en ocasiones hastala elocuencia. La viveza de su ingenio, ya sea produciéndose en público, ya en con-versaciones confidenciales, puede compararse con su decisión y presencia deánimo como general (4).»

231

XXV. Bolívar en el Tequendama

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 231

Page 232: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 232

Page 233: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

XXVIConjurados septembrinos

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 233

Page 234: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 234

Page 235: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

235

Disuelta la Convención de Ocaña, que debía reformar la Constitución deCúcuta de 1821, Bolívar regresó a Bogotá, después de tres meses de permanenciaen Bucaramanga, y asumió la dictadura por medio de un decreto de fecha 27 deagosto de 1828. Don Joaquín Mosquera, amigo íntimo del Libertador, refiere enuna carta dirigida a Larrazábal, de Popayán, el 4 de agosto de 1869, los esfuerzosque hizo entonces como miembro del Consejo de Estado para que el Libertadordesistiera de la presidencia vitalicia que pretendía establecer en Colombia con elasentimiento de los demás consejeros. El Libertador oyó a Mosquera, y expidiósólo el citado decreto orgánico de 27 de agosto de 1828 (1).

Los adversarios de Bolívar, aprovechándose de la oposición que halló en lajuventud de Bogotá el decreto orgánico de la dictadura, formaron una junta revo-lucionaria destinada a dar en tierra con el dictador, y, al efecto, se reunieron porúltima vez, a las 10 de la noche del 24 de septiembre, en casa del poeta Luis VargasTejada, joven exaltado, quien los arengó con toda la viveza de su imaginación, yde allí salieron los conjurados aquella noche, distribuidos en partidas, a consumarsu intento. Unos debían sorprender el cuartel del batallón Vargas, otros, sacar desu prisión al general Padilla para que encabezara la revolución, y los demás atacarel palacio y prender a Bolívar. Las partidas debían obrar a un tiempo, al sonar lacampanada de las doce en el reloj de la catedral.

«Pocas noches, dice un cronista de aquellos días, habían lucido tan claras yserenas sobre la sabana de Bogotá como la del 24 al 25 de septiembre de 1828. Laluna estaba en la mitad de su carrera, cuando rompió el silencio que reinaba en laciudad dormida la campana de las doce (2).»

Los conjurados se pusieron en movimiento. Libertaron a Padilla, pero esteresistió a salir, temblando ante la enormidad del crimen que se le proponía, ¡él,que jamás había temblado en los combates! Atacaron el cuartel del batallónVargas, pero fueron rechazados. Por su parte, los asaltantes del Libertador, queaguardaban la hora convenida en la plazuela de la iglesia de San Carlos, salieron aloír las doce, botaron sus capas y se encaminaron, con los puñales desenvainados y

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 235

Page 236: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

las pistolas amartilladas hacia el palacio, donde apuñalearon al centinela y a losque guardaban la escalera. Luego penetraron en los salones y empezaron a buscara Bolívar. De labios de uno de los conjurados vamos a saber lo que ocurrió enaquellos decisivos instantes:

«Brillaba la luna llena con una claridad émula de la luz del sol, y todo elmundo había podido ver los conjurados armados que andaban por las calles, ygran número de ellos que entraban a la casa de Vargas Tejada, o salían de ella. Sinfalta se sabría al día siguiente esta circunstancia; nuestro plan sería descubierto yfrustrado, y todos los comprometidos seríamos entregados a la cuchilla del ver-dugo, o lanzados de nuestra patria, quedando ella privada de un jefe constitucio-nal y de los defensores de sus derechos.

«Habíamos llegado a un punto de donde no podíamos retroceder sin perder-nos, perder con nosotros la causa de la libertad en nuestro país...

«Doce ciudadanos, unidos a veinticinco soldados, al mando del comandanteCarujo, fuimos destinados a formar la entrada del palacio y coger vivo o muerto aBolívar. Iba con nosotros dos Agustín Horment, francés de origen, quien fue elprimero que, arrojándose a la puerta de palacio, hirió mortalmente al centinela yfranqueó el paso a los que lo acompañábamos. Entramos inmediatamente, sinotra resistencia que la del cabo de guardia, quien recibió una herida mortal des-pués de haber dado un sablazo al heroico joven Pedro Celestino Azuero. El restode la guardia, que ascendía a unos cuarenta soldados selectos mandados por unvaliente capitán, fue rendido y desarmado por la tropa que mandaba el coman-dante Carujo, sin que hubiese necesidad de un solo tiro de fusil.

«Nos hallábamos, pues, en posesión del palacio y era preciso penetrar hasta eldormitorio de Bolívar. Subí el primero la escalera, y, con riesgo de mi vida, desar-mé al centinela del corredor alto, sin herirlo. Quedó libre el paso, y seguimos aforzar las puertas que conducían al cuarto de Bolívar, guiados por el valiente jovenJuan Miguel Acevedo, que había tomado el farol de la escalera para alumbrarnos.

«Cuando hubimos forzado las primeras puertas, salió a nuestro encuentro, enla obscuridad y desvestido, el teniente Andrés Ibarra, a quien uno de los conjura-dos descargó un golpe de sable en el brazo, creyendo que era Bolívar. Iba a segun-dar el golpe pero Ibarra gritó, y yo detuve al agresor, habiendo conocido a aquélen la voz.

236

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 236

Page 237: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

«Zuláibar y P. C. Azuero empezaron a gritar vivas a la libertad, y Bolívar, alar-mado, y sospechando lo que sucedía, se arrojó a la calle por una ventana, y fue aocultarse debajo de un puente del río de San Agustín. Cuando rompimos, pues, lapuerta de su cuarto de dormir, ya Bolívar se había salvado. Nos salió al encuentrouna hermosa señora, con una espada en la mano, y con admirable presencia deánimo y muy cortésmente nos preguntó qué queríamos; correspondimos con lamisma cortesía, y tratamos de saber por ella en dónde estaba Bolívar. Alguno delos conjurados llegó poco después, y profirió algunas amenazas contra aquellaseñora y yo me opuse a que las realizara, manifestándole que no era aquel el objetoque nos conducía allí. Procedimos a buscar a Bolívar, y un joven negro, que leservía, nos informó que se había arrojado a la calle por la ventana de su cuarto dedormir. Nos asomamos algunos a aquella ventana, que Carujo había descuidadode guardar, y adquirimos la certidumbre de que Bolívar se había escapado.

«Entretanto tronaba el cañón del batallón de artillería contra las puertas del cuar-tel del Vargas, y un fuego vivo de fusilería se había empeñado en la calle entre los doscuerpos. Vi que se había frustrado nuestro plan, y me dirigí a la calle para escaparmecon Azuero, Acevedo, Ospina y otros... Permanecíamos en la puerta del palacio con-sultando el partido que debíamos tomar, cuando oímos el fuego de fusilería en lapazade la Catedral... Yo me separé allí de los demás conjurados, y con el doctor MarianoOspina seguí hasta la esquina de la Casa de Moneda, de donde él tomó otro camino,y yo me fui para mi casa a tomar mi caballo para huir de la capital (3).»

Bolívar estaba durmiendo en su cama al lado de Manuelita Sáenz, despertó alruido de los asesinos y al instante se vistió con rapidez, abrió el balcón que dafrente al teatro Colón, y saltó a la calle al mismo tiempo en que Horment yZaláibar forzaron la puerta y entraron en su alcoba disparando una pistola y blan-diendo sus puñales. Afortunadamente no advirtieron el salto del presidente, y éstepudo caer de pie sin lastimarse, vestido con una levita, en chinelas, que no hacíanruido (4). Ya en la calle, tomó hacia el Oriente, dobló el Sur, y se ocultó en elpuente del Carmen, del cual salió al oír pasar una partida que lo vitoreaba, diri-giéndose en seguida a la Plaza Mayor, donde fue recibido entre aclamaciones porsus amigos y oficiales que lo abrazaban como a su padre. A las cuatro de la mañanaregresó a palacio; y aquí cedemos la palabra a don Joaquín Mosquera:

«Luego que se supo en la mañana del 26 de septiembre el atentado contra lavida del Libertador, me apresuré a trasladarme al palacio del Gobierno, yhabiendo entrado hallé que el mayordomo de Su Excelencia, José Palacios, estabaen cama con flexión en un brazo; que el doctor Moore, médico de cámara, estabatambién gravemente enfermo en cama; que de los edecanes del Libertador, el

237

XXVI. Conjurados septembrinos

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 237

Page 238: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

coronel O’Leary se hallaba ausente en una comisión; el coronel Santana había sidodespedido, y sólo le quedaba el joven Andrés Ibarra, gravemente herido en elbrazo derecho por el sablazo que le había dado Carujo, uno de los conjurados,dejando manchada con su sangre la sal de recibo. Carecía, pues, el Libertador delos servicios de todos sus familiares cuando más había menester de ellos.

Viniendo él a mi encuentro con un semblante pálido y melancólico, observéque estaba afectado de una tos seca pulmonar, y, procurando no dejar conocer mialarma, le pregunté si ya se había dado un baño caliente a los pies, para mitigar aque-lla tos y prevenir en tiempo las malas consecuencias de la humedad que durante lanoche había cogido en el río de San Agustín. Él me contestó: «No he aplicado nadani me he desayunado», y serían las nueve del día. Entonces le supliqué que se reco-giese a su dormitorio, y habiéndose prestado a ello, le dí el brazo y le acompañé hastasu lecho. Mientras se desnudaba fui a la cocina y ordené calentar un perol de aguapara darle un baño de pies y preparar una tisana caliente de amapolas con goma.Cuando regresé a su alcoba lo hallé en su cama, y, después de informarle lo que habíaordenado y de expresarle mi deseo de que dejando al Consejo de ministros dictar lasdisposiciones que requería la situación, se ocupase solamente en restaurar su salud,sin premeditación alguna prorrumpí en estas palabras: «Mi general, si esto ha suce-dido con el decreto orgánico provisorio, ¿qué habría sido si hubiese usted otorgadola Constitución vitalicia? Entonces me contestó exhalando un suspiro: «¡Ah,Mosquera! todo el tiempo que permanecí bajo el puente del Carmen pensaba entodo lo que usted me dijo impugnando el proyecto de esa Constitución. Usted es elúnico hombre que me ha hablado la verdad (5).»

La primera opinión del Libertador, según doña Manuela Sáenz, su querida,fue la de perdonar a todos los conjurados; mas el héroe, desgraciadamente, prestóoídos a los malos consejeros, y, desconociendo el dictamen del Consejo marcialnombrado por él mismo para juzgarlos, fueron sumariamente condenados lamayor parte y ejecutados catorce. El 30 de septiembre: Homent, Zaláibar, Silva,Galindo López; el 2 de octubre: Guerra y Padilla, y el 14 del mismo mes AzueroHiniestrosa, un sargento y cuatro soldados del batallón de artillería. Los demásconspiradores salieron para Cartagena y otros lugares a destierros y presidios,penas por las cuales se les había conmutado la de muerte (6).

En carta al general Mariano Montilla de fecha 30 de septiembre 1828,Bolívar le comunicaba estas afiliaciones de los conjuros que aún no se habíalogrado aprehender:

«Están todavía por aprehender algunos de los principales conspiradores.

238

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 238

Page 239: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

239

XXVI. Conjurados septembrinos

«Carujo, oficial del Estado Mayor, hombre de poco más de cinco pies, origi-nalmente rubio, pero de una tez marchita y como de veintisiete a veintiocho años.

«Florentino González, joven como de veintidós a veintitrés años, ojos casinegros, pelo negro, cosa de cinco y medio pies de alto, desdentado adelante, ceji-junto, boca grande y labios algo vueltos.

«Luis Vargas Tejada, delgado de cuerpo, cosa de cinco pies y tres o cuatro pul-gadas de alto, cara extraordinariamente larga, distancia, de la boca al extremos dela barba, bastante excesiva, la barba puntiaguda y poblada, al andar inclinado ade-lante con el semblante siempre echado afuera; era uno de los secretarios de laConvencion (7).»

Bolívar, vengado cruelmente por Urdaneta, jamás se restableció de la honday dolorosa impresión que le causaron los puñales de septiembre. Desde aquel díallevó en su corazón la saeta envenenada que debía conducirlo al sepulcro.

Años más tarde se colocó sobre la ventana por donde se escapó Bolívar delpalacio de San Carlos una lápida de mármol con esta inscripción en letras deoro:

Siste parumper spectatur Grandum si vacas miraturus viam salutis

qua se liberavitPater salvatorque patriae

Simón Bolívar In nefanda nocte septembrina

An MDCCCXXVIII

Uno de aquellos septembrinos era un adolescente forjado a la antigua, de lasmás bella inteligencia y del más noble carácter, imberbe, frisaba apenas en losveintiún años, cursante de jurisprudencia y tan aprovechado que al propio tiempoera profesor de filosofía en San Bartolomé. Este joven de Platón llamábase PedroCelestino Azuero. Cuando para ponerlo en capilla lo sacaron de su prisión y lopasaron delante de la puerta de la de su amigo y condiscípulo Ezequiel rijas, alverlo, le dijo: «¡Adiós amigo mío! ¡Hasta la eternidad! A mis amigos toca inmorta-lizar mi nombre.» Al ser interrogado acerca de los móviles que lo habían condu-cido a atentar contra la vida de Bolívar, expuso serenamente sus ideas y propósitos,y confesó su participación. Más aún, ya en el patíbulo, como lo importunara unsacerdote que porfiaba por confesarlo: «No me confieso, respondió, porque el

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 239

Page 240: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

único remordimiento que llevo al sepulcro es el de no haber dado muerte al tiranode mi patria.»

Otros de los conjurados eran también adolescentes nobilísimos de talento yhalagüeñas esperanzas:

Ezequiel Rojas, inolvidable y libérrimo maestro de una altiva generacióncolombina: Florentino González, continuador del apostolado de don AndrésBello en las Repúblicas del Sur; Rafael Mendoza y Emigdio Briceño, más tardegenerales.

Luis Vargas Tejada, humanista de admirable precocidad, estudió el griego,el hebreo y el árabe: fue uno de los fundadores de nuestro teatro nacional consus tragedias Sugamuxi, Sacquezazipa, Witikindo y Doraminta, todas en verso ysobre temas indígenas; con la traducción del Demetrio de Metastasio y la come-dia satírica Las convulsiones, poeta, dejó luminosas huellas de su ingenio en ensa-yos en lenguas muertas y en francés, alemán e inglés (8). Escribió también unmonólogo patriótico, Catón de Útica, que fue popular en nuestros teatros. En1828 fue electo por Bogotá diputado a la Convención de Ocaña, de la cual fuesecretario; disuelta esa Asamblea, y nombrado Santander ministro en losEstados Unidos, lo designó a él como su auxiliar. La noche del 25 de septiembrea tiempo de partir de su casa los conspiradores, les dio la siguiente estrofa quetodos copiaron en sus carteras:

Si a Bolívar la letra con que empieza, Y aquella con que acaba le quitamos, Oliva, de la paz símbolo, hallamos.

Esto quiere decir que la cabezaAl tirano, y los pies, cortar debemos

Si es que una paz durable apetecemos.

Fracasada la conjuración, Vargas Tejada, perseguido, huyó hacia los llanos deCasanare y se asiló en una caverna de la hacienda de Ticha, de propiedad del gene-ral J.J. Neira, donde vivió como un troglodita durante catorce meses:

Un giro anual el sol ha completadoDesde que ausente y solitario moro En mi lóbrega tumba confinado.

240

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 240

Page 241: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

De allí salió el 9 de diciembre de 1829 con propósito de dirigirse a losEstados unidos, y, después de vagar por selvas vírgenes y desiertos, pereció aho-gado en una avenida del río Vijua (9). Tenía veintisiete años.

Sobre tan valiente poeta y tribuno, llamado en buena hora el Chénier colom-biano, escribió Menéndez Pelayo: «Era un tipo perfecto de conspirador de buena fe,de tiranicida de colegio clásico, admirador de Bruto y de Catón, en cuya boca poníainterminables romanzones endecasílabos contra el dictador y la dictadura.»

Sobre su trágica vida pasó como un Sino fatal que él expresó en unas lúgubresestrofas A los poetas castellanos:

A los rigores de una suerte acerbaEl hado me arrojó desde la cuna

Cual flor ignota entre la humilde hierba.

Privado del favor de la fortuna, Mi ingenio sin apoyo y sin cultivo,

Vio transcurrir la edad más oportuna (10).

Don Mariano Ospina, otro de los septembrinos, empuñó el bastón de primermagistrado de la República, y aun en su ancianidad no sintió remordimiento porhaber concurrido, puñal en mano, a la alcoba de Bolívar. Sobre ese antiguo presi-dente de la Confederación Granadina nos dejó la vigorosa pluma de CarlosMartínez Silva esta hermosa página:

«Durante la corta permanencia de don Mariano Ospina Rodríguez enBogotá, después de la guerra de 1876, tuve particular empeño en que él dictara susMemorias, que habrían sido de singular interés y de grande enseñanza, y a eseefecto me propuse tocarle varios temas de nuestra historia política, con el propó-sito de tomar al menos algunos apuntamientos.

«Uno de esos temas fue el de la conspiración del 25 de septiembre, y con lanatural timidez que el respeto me inspiraba, pregunté a don Mariano cuál habíasido su participación en aquellos sucesos. Con toda naturalidad y sencillez me dijoentonces poco más o menos, lo siguiente:

«Era yo en aquella época un mozo entusiasta por la causa de la libertad y del régi-men civil, pero de muy poca significación, pues apenas figuraba como empleado o

241

XXVI. Conjurados septembrinos

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 241

Page 242: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

pasante de un colegio privado que tenía el señor Triana por San Victorino. Fuidesde el principio iniciado, por mi amistad con Zuláibar, en los planes que setramaban contra Bolívar para derrocar la dictadura. El definitivamente acor-dado fue el de alzarnos en armas con un batallón con el cual se contaba, reti-rarnos a Zipaquirá, o a algún otro punto cercano a la capital, librar uncombate, y si el triunfo nos favorecía, prender y juzgar a Bolívar con todas lasformalidades del caso. La idea de asesinar al Libertador por un golpe de mano,no entraba por entonces en nuestros planes.

Hacía algunos días que no subía yo a la parte alta de la ciudad, y en latarde del 25 de septiembre vine a informarme de lo que pasaba. Me encontrécon un amigo de los iniciados, el cual me dijo que la conspiración había sidodescubierta, y que se había resuelto dar esa misma noche el golpe para asesinara Bolívar, agregándome que los conjurados reunidos en casa de Vargas Tejada.Aquella noticia me contrarió vivamente, y en tal virtud me dirigí al lugar indi-cado. Los principales comprometidos se habían ya retirado de la junta y a losque en ella encontré les manifesté que yo no aprobaba en manera alguna elpensamiento de asesinar a Bolívar. Dijéronme que era ya imposible cambiar loacordado, y que si yo tenía miedo podía retirarme. Esta palabra picó mi amorpropio, y resolví aceptar el papel secundario que se me señaló.»

«Hecha esta relación, y animado yo por la espontaneidad de don Mariano,me atreví a hacerle una nueva pregunta en estos términos: Después de tantos añosy de tan larga experiencia, ¿cómo juzga usted hoy la conducta de los compro-metidos en el 25 de septiembre?

«No me contestó directamente a esta pregunta don Mariano; pero percibíen su mirada un brillo particular y su voz tomó un tono de energía calurosa aldecirme lo siguiente:

«Ustedes los de esta generación no pueden juzgar con imparcialidad aquelsuceso. Para eso sería necesario apreciar las circunstancias de la época. El pre-dominio militar era entonces verdaderamente insoportable, y diarios los vejá-menes y humillaciones a que eran sometidos, en especial por pare de losvenezolanos, los que no figuraban entre los sostenedores de la dictadura.»

«Esta respuesta me dio a entender claramente que don Mariano Ospina,que fue siempre tan ardoroso amante de la libertad, no sentía remordimientopor aquel que se ha llamado pecado de su juventud (11).»

242

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 242

Page 243: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

En aquel tiempo don Mariano Ospina, el que hizo echar a vuelo las campa-nas de la catedral de Bogotá cuando llegó a esta cumbre andina la nueva de larevolución libertaria del 48, en aquel tiempo, Ospina, sin duda, había leído ya aMontesquieu y al Padre Juan de Mariana, quien nos dejó una página de oro quepodría ser la tabla de salvación de ciertos países de nuestra América, justamente delos libertados por Bolívar. A esa discreta admonición debe tan Reverendo Padre lainmortalidad que bien se merece:

«Es preciso, además, tener en cuenta que han merecido en todos tiemposgrandes alabanzas los que han atentado contra la vida de los tiranos. ¿Por qué fuepuesto en las nubes el nombre de Trasíbulo sino por haber libertado a su patria delos treinta reyes que la tenían oprimida? ¿Por qué fueron tan ponderadosAristogitón y Harmodio? ¿Por qué los dos Brutos, cuyos elogios van repitiendocon placer la nuevas generaciones y están ya legitimados por la autoridad de lospueblos?... Cayo sucumbió a las manos de Quercas; Dominiciano, a las deEsteban; Caracalla, a las del yerno de Marcial; Heliogábalo, a las lanzas de lasguardias pretorianas. Y ¿quién, repetimos, vituperó jamás la audacia de esos hom-bres?... ¿Quién creerá sólo disimulable y no digno de elogio a quien con peligro desu vida trate de redimir al pueblo de sus tiranos? Importa poco que hayamos deponer en peligro la riqueza, la salud, la vida; a todo trance hemos de salvar la patriadel peligro, a todo trance hemos de salvarla de su ruina... Y no sólo reside estafacultad en el pueblo, reside hasta en cualquier particular que, despreciando supropia vida, quiera empeñarse en ayudar de esta suerte la República... Es siempresaludable que estén persuadidos los que mandan de que, si oprimen la República,están sujetos a se asesinados, no sólo con derecho, sino hasta con aplauso y gloriade las generaciones venideras (12).»

Los adolescentes conjurados de 1828, en la clarísima noche del 25 de sep-tiembre, colocaron la primera piedra de la sociedad civil en Colombia, y la rega-ron con su sangre, licor con que siempre se han rociado los cimientos de lasgrandes conquistas de la conciencia humana; con su arrojo y denuedo fundierona perpetuidad, como un bronce invulnerable, nuestro genuino carácter nacional yfueron lo verdaderos fundadores de nuestra República democrática y constitucio-nal. Si Bolívar, son su maravilloso genio y su espada sin par, fue impotente paradestruirla, más lo serán, como hasta hoy lo fueron, los pigmeos que en el futuroatenten contra ella.

En vísperas de la Conjuración de septiembre conoció Bolívar al médico ynaturalista francés François Désiré Roullin, nacido en Rennes en 1796, quien vinoa Colombia en 1821 a enseñar fisiología. Regresó a su partida en 1828, y murió

243

XXVI. Conjurados septembrinos

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 243

Page 244: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

en París, de bibliotecario en Santa Genoveva. Roullin ejecutó dibujos de tipos nacio-nales para el libro de viajes de Mollien, publicado en París en 1825; y admirador deBolívar, tomó en el palacio de Gobierno, el 15 de febrero de 1828, del natural y allápiz, un perfil del héroe que sirvió a Tenerani y a David para sus obras, que es uno delos más preciosos documentos que de él nos quedan; y como complemento de su grá-fico perfil escribió por aquellos mismos días este magnífico retrato (13):

«Es Bolívar hombre de talla poco menos que mediana, pero no exenta degallarda en sus mocedades, delgado y sin musculatura vigorosa; de temperamentoesencialmente nervioso y bastante bilioso; inquieto en todos sus movimientos,indicativos de un carácter sobrado impresionable, impaciente e imperioso. En sujuventud había sido muy blanco (aquel blanco mate del venezolano de raza puraespañola), pero al cabo le había quedado la tez bastante morena, quemado por elsol y las intemperies de quince años de campañas y viajes. Tenía el andar más bienrápido que mesurado, pero con frecuencia cruzaba los brazos y tomaba actitudesesculturales sobre todo en los momentos solemnes.

«Su cabeza era de regular volumen pero admirablemente conformada, depri-mida en las sienes, prominente en las partes anterior y superior, y más abultadaaún en la posterior. El desarrollo de la frente era enorme, pues ella sola compren-día bastante más de un tercio del rostro cuyo óvalo era largo, anguloso, agudo enla barba y de pómulos pronunciados. Sus cabellos eran crespos y los llevaba siem-pre divididos entre una mecha enroscada sobre la parte superior de la frente y gue-dejas sobre las sienes, peinadas hacia adelante.

«El perfil del Libertador era enteramente vascongado y griego, principal-mente por el corte del rostro, la pequeñez de la boca, la amplitud de la frente y larectitud de la nariz muy finamente delineada. Tenía las cejas bien arqueadas yextensas, donde se ponían de manifiesto los signos de la perspicacia y de la pron-titud y grandeza de percepción. Como tenía profundas las cuencas de los ojos,éstos, que eran negros, grandes y muy vivos, brillaban con un fulgor eléctrico,concentrando su fuego cual si sus miradas surgiesen de profundos focos.

«Era Bolívar hombre de lenguaje rápido e incisivo, así en su conversación (enla que no pocas veces fue indiscreto), siempre animada, breve y cortante (a vecesaguda), como en sus discursos y proclamas. Su réplica en la conversación erapronta, frecuentemente brusca y en ocasiones hasta dura y punzante, y no pocasveces, en circunstancias delicadas, contestó a cumplimientos, a súplicas interesa-das o palabras lisonjeras, con agudezas muy oportunas, pero rudas y aun con terri-bles epigramas (14). »

244

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 244

Page 245: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

XXVIILa Quinta de Fucha

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 245

Page 246: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 246

Page 247: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

En sitio opuesto al de la célebre Quinta de Bolívar, en los parajes más pinto-rescos de la sabana inmediata a Bogotá, sobre las vegas de los agrestes riachuelosde Fucha y Tunjuelo, se ve blanquear, entre frondosos nogales, alisos, sauces yeucaliptos, la antigua quinta de los Caicedos, que un día albergó al Libertador deColombia. Descendientes de los antiguos poseedores, la habitan hoy y la conser-van con la veneración y cariño que inspiran, en nobles espíritus, las cosas consa-gradas por gratísimos recuerdos históricos.

La Quinta de Fucha, que visité en estas hermosas mañanas de sol, galante-mente invitado por sus actuales propietarios, es particularmente célebre por habersubscripto allí el héroe su testamento político, como puede considerarse esa pre-ciosa carta que allí meditó y escribió, casi a las puertas de la tumba.

Por aquellos días, el Libertador, en ejercicio de la Presidencia de la República,se sintió visiblemente decaído: la agitación del ánimo, la tristeza, la desesperaciónde ver perdido el fruto de sus esfuerzos, agotaban la poca energía física y moral quele quedaba. Frisaba apenas en los 47 años y parecía un anciano. Érale, pues, for-zoso separase del Gobierno y buscar tranquilidad en el campo, y, al efecto, en pri-meros de marzo de 1830 encargó al general Domingo Caicedo del PoderEjecutivo y se retiró a la quinta de Fucha con dos o tres amigos de su confianza.

«Allá en su retiro, refiere Posada Gutiérrez, íbamos a verle los diputados y las per-sonas notables de la ciudad. Una tarde en que me hizo el honor de invitarme a su mesa,salimos solos a pasear a pie por las bellas praderas de aquella hermosa posesión, suandar era lento y fatigoso, su voz casi apagada le obligaba a hacer esfuerzos para hacerlainteligible; prefería la orilla del riachuelo que serpentea silencioso por la campiña: y, losbrazos cruzados, se detenía a contemplar su corriente, imagen de la vida.

— ¿Y cuánto tiempo —dijo de pronto— tardará esta agua en confundirsecon la del océano, como se confunde el hombre en el sepulcro, con la tierra dedonde salió? Una gran parte se evapora como la gloria humana, como la fama, ¿noes verdad, coronel?

247

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 247

Page 248: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

—Sí, mi general— contesté sin saber lo que decía, conmovido ante el anona-damiento en que veía caer a aquel grande hombre.

De repente, apretándose las sienes con las manos, exclamó con voz trémula:

—¡Mi gloria! ¡mi gloria! ¿Por qué me la arrebatan? ¿ por qué me calumnian?¡Páez! ¡Páez! Bermúdez me ultrajó en una proclama; pero Bermúdez fue, comoMariño, siempre mi enemigo! Santander... La respiración anhelosa de Bolívar, lalanguidez de su mirar, los suspiros que salían de su pecho, todo manifestaba ladebilidad del cuerpo y el dolor del alma, inspirando compasión y respeto. ¡Quéterrible cosa es ser grande hombre (1)!»

Es esa Quinta de Fucha, poco tiempo antes de abandonar a Bogotá parasiempre, escribió el 6 de marzo de 1837 a Fernández Madrid, ministro deColombia en Londres, y su grande amigo y confidente, la célebre carta de que hicemención agregando que puede considerarse como su testamento político, la justi-ficación y defensa compendiada de sus actos, su propia apología, hecha a grandesrasgos, como quien presentía que estaba ya próxima su partida de este mundo.Bolívar en sus producciones confidenciales es donde más noble y magnánimo apa-rece. He aquí este precioso documento, inédito hasta hace pocos años:

«Había pensado remitir a usted los documentos de mi vida pública, pero hesabido por el coronel Wilson que el general, su padre, tienen la obra en diez y seisvolúmenes, y que puede usted pedírselos prestados para poder responder a lascalumnias que están prodigando contra mí.

«No vacile usted de negar positivamente todo hecho contrario a lo que ustedconoce de mi carácter.

«Primero. Nunca he intentado establecer la monarquía en Colombia, ni aun laConstitución boliviana; tampoco; tampoco fui yo quien lo hizo en el Perú: el puebloy los ministros lo hicieron espontáneamente. Sobre esto lea usted el manifiesto dePando, de aquel tiempo, y este es un… que no ocultaría nada por favorecerme.

«Segundo. Todo lo que sea pérfido, doble o falso, que se me atribuyera, escompletamente calumnioso. Lo que he hecho y dicho ha sido con solemnidad ysin disimulo alguno.

«Tercero. Niegue usted redondamente todo acto cruel contra los patriotas, ysi lo fui alguna vez con los españoles, fue por represalia.

248

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 248

Page 249: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

«Cuarto. Niegue usted todo acto interesado de mi parte, puede usted afirmarsin rebozo que he sido magnánimo con la mayor parte de mis enemigos.

«Quinto. Asegure usted que no he dado un paso en la guerra, de prudencia ode razón, que se pueda atribuir a cobardía. El cálculo ha dirigido mis operacionesen esta parte y aun más la audacia. El hecho de Ocumare es la cosa más extraordi-naria del mundo: fui engañado a la vez por un edecán del general Mariño, que eraun pérfido, y por los marinos extranjeros, que cometieron el acto más infame delmundo, dejándome entre mis enemigos en una playa desierta. Iba a darme un pis-toletazo, cuando uno de ellos. Mr. Bidau, volvió del mar en un bote y me tomópara salvarme...

«No volveré a tomar el mando, porque ya me es insoportable. No se dirá quehe abandonado la patria, siendo ella la que me ha renegado del modo más escanda-loso y criminal que se ha visto nunca. Yo no soy tan virtuoso como Foción, pero misnervios me igualan con él, y, sin embargo de que no me creo tan desgraciado comoaquél, algo se parece la ingratitud de nuestros conciudadanos.»

¡Admirable carta! Toda su vida pública está sintetizada en estas pocas líneas:su amor a la libertad, su franqueza y la lealtad a su conciencia y a su inteligenciaen todo tiempo y en toda circunstancia; su magnanimidad; su desinterés recono-cido por sus más encarnizados enemigos, realistas y patriotas; su valor a todaprueba; su aversión al mando, y el celo por su reputación y por su gloria. «Elhecho es que mi situación se está haciendo cada día más crítica, sin tener espe-ranza siquiera de poder vivir fuera de mi país de otro modo que de mendigo.» Esaqueja conmovedora es el más bello elogio de un hombre que habiendo fundadocinco naciones, abandonando el patrimonio de sus padres, veía en perspectiva lamiseria como premio en su vejez. «No vacile usted en negar todo hecho contrarioa los que usted conoce de mi carácter.» ¡Cuánto vale esta frase para el historiadorimparcial! ¿Cuántos héroes de la humanidad hubieran podido pronunciarla, contal energía, en las puertas del sepulcro, como un reto a sus enemigos? La envida yel odio se cebaron, sin embargo, en él en vida, y aun después de muerto, porque,según él mismo lo dijo:

«Nadie es grande impunemente; nadie se escapa, al levantarse, de las mordi-das de la envidia. Consolémonos, pues, con estas frases de crueles desengaños parael mérito.»

249

XXVII. La Quinta de Fucha

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 249

Page 250: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 250

Page 251: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

XXVIIILos quijotes de la libertad

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 251

Page 252: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 252

Page 253: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Cuando el 6 de diciembre de 1830 deja Bolívar Santa Marta, por preceptosde los médicos, y llega a la Quinta de San Pedro Alejandrino, con el cuerpo mori-bundo y el alma transida de dolor, la hospitalidad española le ofrece, generosa-mente, tranquilo y dulce asilo. ¡Crueles ironías del destino! ¡Un hidalgo españolsalva a Bolívar de las garras de Domingo Monteverde en 1812, y un hidalgo espa-ñol le da hospitalidad en la hora de la muerte (1)!

Al entrar Bolívar en la modesta casa que iba a sustituir los palacios de Lima,Bogotá y las suntuosas mansiones de la Magdalena y la Plata, se dirige a lapequeña biblioteca que ve en la sala y pregunta a su benefactor:

—¿Qué obras tiene usted aquí, señor Mier?

— Mi biblioteca es muy pobre, general —contesta don Joaquín—. Bolívarecha una ojeada a los anaqueles, y exclama:

—¡Cómo! ¡si aquí tiene usted la historia de la Humanidad! ¡Aquí está GilBlas, el hombre tal cual es; aquí tiene usted el Quijote, el hombre como debiera ser.

Y, cuando una tarde, agobiado de pesar, en medio de sus fieles compañerosen el patio de la quinta, bajo la sombra amiga de los dos frondosos tamarindos,que aún existen, aquel gran corazón siente y acerca el hielo de la muerte, exclamaimpía y amargamente:

—¡Jesucristo, don Quijote de la Mancha y yo hemos sido los más insignesmajaderos de este mundo!...

253

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 253

Page 254: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 254

Page 255: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

XXIXMuerte de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 255

Page 256: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 256

Page 257: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

257

El doctor Alejandro Próspero Révérend, médico francés que asistió al Libertadoren los últimos días de su vida, dejó una interesante relación, a la cual pertenecen estopárrafos:

«S. E. llegó a Santa Marta a las siete y media de la noche del día 1º de diciembre,procedente de Sabanilla, en el bergantín nacional Manuel...

«El día 6, habiendo manifestado S. E. el deseo que tenía de ir al campo, salió S.E. por la tarde en berlina para la Quinta de San Pedro...

«Un día que estábamos solos, de repente me preguntó:

— ¿Y usted qué vino a buscar a estas tierras?

— La libertad.

— ¿Y usted la encontró?

— Sí, mi general.

— Usted es más afortunado que yo, pues todavía no la he encontrado... Contodo, añadió en tono animado, vuélvase usted a su bella Francia, en donde está ya fla-meando la gloriosa bandera tricolor...

«En otra ocasión en que yo estaba leyendo unos periódicos, me preguntó elLibertador:

— ¿Qué está usted leyendo?

— Noticias de Francia, mi general.

— ¿Que serán acaso referentes a la revolución de Julio?

—Sí, señor.

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 257

Page 258: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

— ¿Le agradaría a usted ir a Francia?

— De todo corazón.

— Pues bien, póngame usted bueno, doctor, e iremos juntos a Francia. Es unbello país que, además de la tranquilidad que tanto necesita mi espíritu, me ofrecemuchas comodidades propias para que yo descanse de esta vida de soldado que llevohace tanto tiempo...

«Días después, ya muy grave el enfermo, el escribano notario de Santa Marta vinoa la quinta y se puso en medio de un círculo formado por los generales Montilla,Carreño, Silva y los señores Joaquín de Mier, Ujueta y otras personas respetables, paraleer la alocución dirigida por Bolívar a los colombianos. Apenas pudo llegar a la mitad,su emoción no le permitió continuar, y le fue preciso ceder el puesto al doctor Recuero,auditor de Guerra, quien concluyó la lectura; pero al acabar de pronunciar las últimaspalabras “yo bajaré tranquilo al sepulcro”, Bolívar, desde la butaca donde estaba sen-tado, dijo con voz ronca: “Sí, al sepulcro... es lo que me han proporcionado misconciudadanos... pero los perdono... ¡Ojalá que yo pudiera llevar conmigo el con-suelo de que permanezcan unidos!” Al oír estas palabras, que parecían salir de latumba, se me oprimió el corazón, y al ver la consternación pintada en el rostro de loscircunstantes, a cuyos ojos asomaban las lágrimas, tuve que apartarme del círculo paraocultar las mías, que no me habían arrancado cuadros más patéticos...

«Llegó por fin el 17 de diciembre. Eran las nueve de la mañana, cuando me pre-guntó el general Montilla por el estado del Libertador. Le contesté que a mi parecer nopasaría el día. Al oír estas palabras, el general se dio una palmada en la frente echandouna formidable blasfemia, al mismo tiempo que las lágrimas se asomaban a sus ojos...

«Cuando conocí que se iba aproximando la hora fatal, me senté a la cabecerateniendo en mi mando la del Libertador, que ya no hablaba sino de un modo confuso.Sus facciones expresaban una completa serenidad; ningún dolor o señal de padeci-miento se reflejaba sobre su noble rostro. Cuando advertí que la respiración se poníaestertorosa, el pulso de trémulo casi insensible, y que la muerte era inminente, measomé a la puerta del aposento y llamando a los generales, edecanes y los demás quecomponían el séquito de Bolívar: Señores, exclamé, si quieren ustedes presenciar losúltimos momentos y postrer aliento del Libertador, ya es tiempo. Inmediatamente fuerodeado el lecho del ilustre enfermo, y a pocos minutos exhaló su último suspiroSimón Bolívar, el Campeón de la Libertad sudamericana, el Sol de Colombia.

«El Libertador murió de tisis tuberculosa (1).»

258

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 258

Page 259: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

XXXLas camisas de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 259

Page 260: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 260

Page 261: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

261

Desde los mismos tristes días de diciembre de 1830, purpurados con el ocasode San Pedro Alejandrino, la voz del pueblo, que es la voz de Dios, y la que ha for-jado siempre las más bellas leyendas del mundo, sintetizó para la posteridad unade las mayores y excelsas virtudes de Bolívar, el desinterés, en una frase admirable:«Murió sin camisa.»

¡Y cosa extraordinaria y elocuente! En esta vez la leyenda fue intérprete fiel dela verdad; la voz del pueblo no se equivocó, como casi nunca se equivoca al juzgara los héroes y apóstoles, a sus grandes benefactores.

Bolívar, al morir, no sólo no tenía «la camisa del hombre feliz», en busca de lacual tantas veces, en todos los tiempos y naciones, inútilmente se ha recorrido elmundo, sino que real y verdaderamente, el 17 de diciembre de 1830, bajo el techohospitalario de don Joaquín de Mier, Bolívar no tenía camisa, y la explicación y laspruebas de tan sorprendente realidad histórica nos las dan su mayordomo y cama-reros de confianza, su médico de cabecera y los que hicieron con él, a sus órdenes,y después escribieron, la historia de Colombia.

El general Joaquín Posada Gutiérrez, su compañero y leal amigo hasta másallá de la tumba, nos refiere en sus Memorias «que Bolívar empleaba la mayor partede su sueldo de Presidente de la República en socorros a las viudas, auxilios a losmilitares y limosnas a los pobres vergonzantes: hasta su quinta, en las inmediacio-nes de Bogotá, la regaló a un amigo suyo: el último soldado que acudiese a él, reci-bía cuando menos un peso: espadas, caballos, hasta su ropa misma, todo lo daba.Para ponerse en marcha de Bogotá en 1830, vendió su vajilla de plata, que sóloprodujo dos mil quinientos pesos, y sus alhajas, caballos y cuanto le quedaba hastareunir diez y siete mil pesos. Bolívar gozaba con delicia del placer de dar, que es elplacer de Dios (1)».

En el año de 1812 la aduana de Curazao le embarga su equipaje en que lle-vaba todo lo que poseía entonces en dinero, alhajas y ropa de uso personal, yBolívar no reclama ni se detiene en su marcha a Cartagena, donde llega como el

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 261

Page 262: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

paje de San Juan: «Ese rasgo, dice O’Leary, es característico de Bolívar. Nunca enel curso de su vida pública esquivó los sacrificios pecuniarios, aunque estuvierareducido a la más absoluta escasez (2).»

Otro día de 1816, en Jamaica, se le presenta un compatriota en extremamiseria y desnudez. Bolívar llama a su mayordomo y le dice: «Entréguele usteduna de mis camisas.» A lo cual el mayordomo contesta: «General, sólo existe la queVuestra Excelencia lleva sobre el cuerpo (3).»

Refiere don José María Espinosa, llamado el abanderado de Nariño, en susMemorias, publicadas en Bogotá en 1876, al hablar de la entrada del Libertador ala capital, después del triunfo de Boyacá, que habiendo salido él con Maza alencuentro de los vencedores:

«Apenas habíamos andado dos leguas, cuando vimos venir un militar, bajo decuerpo y delgado, a todo el paso de su magnífico caballo cervuno...

«Maza reconoció a Bolívar, que había dejado en el Puente del Común suescolta y edecanes y se había adelantado solo para entrar a Bogotá...

«Vestía uniforme de grana roto y lleno de manchas por todas partes, y lacasaca pegada a las carnes, pues no traía camisa. Así hizo la campaña de losLlanos... Se conocía que hacía por lo menos un año que no se cambiaba la ropa...Un sujeto salió a la calle Real en solicitud de una docena de camisas, fiadas, parallevarlas a Bolívar...»

Al saber en 1821 que el gran ciudadano don Fernando de Peñalver, antesacaudalado terrateniente de Venezuela, se halla en la miseria, le escribe desdeGuanare, el 24 de mayo: «He sabido con mucho sentimiento que usted se halla enextrema pobreza, y como no tengo un maravedí de qué disponer, le envío a ustedla adjunta orden para mi criado, que tiene mi equipaje, para que se lo entregue, lovenda y se socorra.» Inclusa iba esta orden para el criado: «Mi querido Dionisio:Entregue usted al señor Peñalver todo mi equipaje, y reciba todo lo que éldevuelva; particularmente debe usted entregarle toda la plata labrada y cuantasalhajas tenga usted mías.»

Su fiel mayordomo José Palacios, quien lo acompañó hasta San PedroAlejandrino, tenía razón de decir con amargura: «El equipaje de mi jefe y señor estambién víctima de la guerra a muerte.»

262

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 262

Page 263: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

263

XXX. Las camisas de Bolívar

Todavía en 1829, un año antes de su muerte, cuando en prematura vejez veíaacercarse su triste fin, escribía a su noble amigo el doctor Alamo: «Yo moriré comonací, desnudo. Usted tiene dinero y me dará de comer.»

Podría hacer interminables las referencias, tomándolas de la correspondenciadel héroe o de las memorias escritas de sus compañeros nacionales y extranjeros,entre todos Ducoudray-Holstein, Maillefer, etc., etc.

El 23 de julio de 1815 desembarcó en Santa Marta el general Morillo con elejército pacificador, compuesto de ocho mil hombres.

«Morillo refiere el historiador Restrepo, con el objeto de dar a los pueblos unaalta idea de su ejército, le pasó revista en Santa Marta, y varias veces hizo ostento-sas paradas. Repartió premios a los realistas que más se habían distinguido, y alcacique de Mamatoco, aldea de indios distante un cuarto de hora de San PedroAlejandrino, le puso él mismo en el pecho, en presencia de todo el ejército, unamedalla con el busto del rey (4).»

José de la Concepción Núñez y Manigua, alias Minca Aracataca, el último delos caciques de aquella sierra, aunque no era realista, se había resignado a la domi-nación española. Sus antepasados habían defendido sus tierras con bravura, y entodas partes habían batido a los conquistadores. El cacique de Mamatoco, sinembargo, no simpatizaba con la causa realista, pero tampoco con la de laRepública, porque tanto la una como la otra lo desheredaban de sus derechos.Mas, como era naturalmente pacífico y algo civilizado, se consagró a acrecentarsus bienes sin pensar en reivindicaciones.

Morillo lo visitó en su pueblo: lo mismo mucho; le habló de Dios y delrey, y, por último, le rogó concurriera a una cita para entregarle la condecora-ción. Llegado el día señalado, el cacique, una vez en Santa Marta, comprócamisa, levita, chaleco y pantalones, arreglose lo mejor que pudo y se presentóal Pacificador. Mas, al recibir la medalla, se sintió humillado, y, temeroso de lacensura de su tribu, no quiso volver a Mamatoco con insignias ni con vestidosdistintos de los de su raza, y todo lo dejó en Santa Marta, en casa de su amigodon Faustino de Mier, donde años más tarde se veló el cadáver de Bolívar. Uncriado del señor de Mier recogió las prendas desdeñadas y las guardó en unropero de su amo (5).

El médico francés, doctor Próspero Révérend, que prestó sus servicios yacompañó al Libertador en su última enfermedad, refiere que: «Después de la

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 263

Page 264: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

autopsia y embalsamamiento del cadáver de Bolívar, el señor Manuel Ujueta, jefepolítico, me hizo presente que nadie en la casa era capaz para vestir el cadáver, y afuerza de empeños me comprometió a desempeñar esta triste función. Entre lasdiferentes prendas del vestido que trajeron, me presentaron una camisa que ya ibaa ponerle, cuando advertí que estaba rota. No pude contener mi despecho, ytirando la camisa, exclamé:

«—Bolívar, aun cadáver, no viste ropa rasgada; si no hay otra voy a mandarpor una de las mías. Entonces fue cuando me trajeron una camisa del generalLaurencio Silva, que vivía en la misma casa (6).»

Silva, grande amigo de Bolívar, se hallaba anonadado, y a la noticia de que nohabía camisa para el Libertador, corrió a su pieza, tiró del cajón de un armario queallí había, buscó, rebuscó, creyendo que aquello le pertenecía, y encontró, al fin,una camisa de olán batista, rica en encajes, pero amarillenta por los años, quehabía llevado el último cacique de Mamatoco el día que lo condecoró Morillo, yque ahora abrigaba el cadáver de Bolívar.

Tan ajustada a la verdad es la relación del doctor Révérend, que, efectiva-mente, en el minucioso inventario de los «Bienes que dejó el Libertador en SanPedro Alejandrino, aparecen inventariados «dos colchas, unos pantalones de paño,un colchón, manteles usados, grandes y chicos, de dril, de algodón e hilo», etc.,etc., pero no se hace mención de una sola camisa (7).»

Las réplicas de Bolívar, envueltas en la camisa de batista del último cacique deMamatoco, fueron primeramente sepultadas en una capilla privada de la catedralSanta Marta; más tarde, por razones no muy claras, retiradas de allí y colocadasbajo la cúpula de la misma catedral, donde permanecieron hasta el año de 1842,en que fueron conducidas a Venezuela, en una ceremonia emocionante y parasiempre memorable, y enterradas en la capilla de la Santísima Trinidad de la cate-dral de Caracas, panteón de la familia de los Bolívar. Por último, en 1876, elGobierno de Venezuela dispuso que fueran depositadas en la riquísima urna obse-quiada por Colombia en 1842, y trasladadas definitivamente al Panteón Nacionalde Caracas, donde hoy se encuentran.

Bolívar murió, pues, no hay duda alguna, sin camisa, y nunca, en su breve ymaravillosa vida, encontró la del hombre feliz, porque Bolívar, como el hombrefeliz, no tenía camisa.

264

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 264

Page 265: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

265

Notas

Notas del capítulo I

1. Comte de Ségur. Memoires ou Souvenirs et Anecdotes, París, 1844.2. Jules Macini. Bolívar et émancipation des colonies espagnoles, París, 1912. 3. Manuel Landaeta Rosales. La verdadera nodriza del Libertador. Caracas, 1915. Vicente Lecuna.

Papeles de Bolívar. Caracas, 1917.4. Citado por Duarte Level. Historia patria. Caracas, 1911. 5. F. García Calderón. Las democracias latinas de América. J. E. Rodó. El Mirador de Próspero. Op. cit.

Notas del capítulo II

1. Obras consultadas: Terepaima. Recuerdos de antaño. Caracas, 1852. O’Leary. Memorias. Narración.Caracas, 1888, tomo I, p. 4. C. F. Witzke. Bosquejo de la vida de Simón Bolívar desde su nacimiento hastael año de 1810. Caracas, 1912. Carlos Borges. Discurso pronunciado en la inauguración de la casa natal delLibertador, en Caracas, el 5 de julio de 1921, etc.

2. Aristides Rojas. Orígenes venezolanos. Apéndice, páginas 117 y 118. «El Señorío de Aroa, elMarquesado y Vizcondado de los Bolívar son títulos imaginarios... Lo único que heredaronlos hijos del coronel Juan Vicente Bolívar fueron las ricas minas de Aroa.» Laureano Vallenilla Lanz rectificó tal afirmación de Rojas en su artículo Los Bolívar, marquesesde San Luis. Caracas, 1913.

3. Hase escrito que debió el nombre de Simón a la voluntad de su primo el presbítero Aristeguieta,quien quiso con ello recordar el Macabeo de la Biblia. Llamose también Simón porque con él eraquinto de la familia que llevaba el nombre del fundador de ella, Simón de Bolívar, natural del

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 265

Page 266: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Vizcaya, establecida en la América española desde el siglo XVI, y destinado a Venezuela junto consu pariente del gobernador Osorio, en 1586. A. Rojas. Almanaque de Rojas Hermanos, 1884.

Nota del capítulo III

1. Del discurso pronunciado por el presbítero Dr. Carlos Borges en la inauguración de la casa nataldel Libertador, restaurada por el Gobierno de Venezuela, el 5 de julio de 1921. Fiesta delCentenario de Carabobo.

Notas del capítulo IV

1. Este vínculo estaba constituido así: $25.000 valor de unas casas situadas en Caracas, en la esquina de las Gradillas. 26.000 valor de una hacienda en el valle de Tuy de Yare.42.000 valor de una hacienda en el valle de Taguara. 32.000 valor de una hacienda en el valle de Macayra.

$ 125.000 Tomado por base que el vínculo del doctor Aristiguieta alcanzara a $125.000, y, agregando laherencia de sus padres ($214.000 más o menos, en 1791), tenía Bolívar, cuando en el año de1800 escribió desde Madrid a su tío don Esteban Palacios, un capital de $350.000, más omenos, enorme caudal en aquellos tiempos y en estas colonias para un joven soltero de diez ysiete años. Sólo así se explica que hubiera gastado 150.000 francos en tres meses en Londresy que hubiera sostenido un ten de príncipe en Madrid y Lisboa y perdido al juego, en unanoche, cien mil francos (Cf. Witzúe. Bosquejos de la vida de Bolívar, op. cit. Mancini, op. cit.)

2. G. Mollien, Voyage dans la République de Colombie. París, 1824. Esta obra fue ilustrada por Roulin,el autor del célebre perfil de Bolívar.

3. Archivo Santander, op. cit.4. Leyendas históricas de Venezuela por Arístides Rojas. Segunda serie, Caracas, 1891.5. Véase la carta de Bolívar a T... de París, 1804. 6. Testimonios del ciudadano don Pedro Gual sobre los verdaderos motivos de la capitulación de Miranda en

1812. Bogotá. Un folleto. 1843.

Nota del capítulo V

1. Terepaima, op. cit. T. C de Mosquera, Memorias sobre Bolívar, ob. cit.

Nota del capítulo VI

1. Manuel Uribe Ángel. El Libertador, su ayo y su capellán. Libro del Centenario de Bolívar. Bogotá,1884.

266

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 266

Page 267: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Notas del capítulo VII

1. Refiere don Arístides Rojas que, pocos días antes de la muerte de Humboldt, Pablo de Rostile mostró un álbum de fotografías tomadas en Venezuela, entre las cuales figuraba el legenda-rio samán de Güere que aún hoy se yergue entre Turmero y Maracay. Cuando el anciano sabiovio el Samán, se llevó la mano a la frente, los ojos se le llenaron de lágrimas y, agitando en lomás hondo del alma por aquel recuerdo, habló «de los días en que el entusiasmo juvenil poníaun sello de belleza a sus estudios». «El Samán, agregó, se halla exactamente tal como lo vimosBonpland y yo, en cambio, ¿qué es de nosotros?...

2. Conversations de Goethe. París, Charpentier, II, 10.3. O’Leary. Correspondencias con el Libertador. Humboldt a Bolívar. París, 29 de julio de 1822; 28 de

noviembre de 1825 y 21 de marzo de 1826.4. Centenario de Bolívar. Bogotá, 1883.5. Cf. sobre Humboldt: Arístides Rojas de Humboldt. Puerto Cabello, 1874. T. E. Hamy. Lettres

américaines d ’Alex de Humboldt. París, 1909. Alex de Humboldt. Correspondance scientifique et litté-raire. París, 1865-69.

6. Pyerusse. Mémorial et Archives. (Citado por Houssaye, 1815, pág. 215.)

Notas del Capítulo VIII

1. J. F. Heredia. Memorias sobre las revoluciones de Venezuela. París, 1895. 2. J. D. Díaz. Recuerdos sobre la rebelión de Caracas. Madrid, 1829, pág. 39.

Nota del capítulo X

1. Carta de Iturbe a Larrazábal. Vida de Bolívar. Nueva York, 1883. Obsérvese que Mitre ha narradoeste episodio con evidente mala fe, en su Historia de San Martín. Tomo III, pág. 263.

2. Oficio al Congreso de Cúcuta, de agosto de 1821. Véase también la carta de Bolívar a Iturbe,subscripta en Curazao el 19 de septiembre de 1821 pocos días después de llegar salvo a la isla.O’Leary, XXIV.

Nota del capítulo XI

1. Citada por Gil Fortoul. Ob. ci., I, 214. 2. Cf. J. V. González, Biografía de José Félix Rivas, passim.3. Papeles de Bolívar, o. c.4. González. Biografía de Ribas publicadas en la Revista Literaria. Caracas, 1865. Biografía, edición

de Caracas, 1902. Biografía, edición de París (1913). 5. O’Leary, XIII, 229. 6. Ibídem, XIII, 251.

267

Notas

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 267

Page 268: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

7. O’Leary, XIII, 429.8. Ibídem, XIV, 42. 9. González. Op. cit., pág. 64.10. P. de Urquinaona. Relación documentada, etc. Madrid, 1820.11. Informe a la Real Audiencia, de 9 de septiembre de 1812.12. Op. cit., tomo I, 227. El señor Vicente Lecuna, historiador venezolano, ha demostrado que

las ejecuciones de los presos, en febrero de 1814, fueron ordenadas como media militar indis-pensable y no como efecto de venganza cruel. El Gobierno tenía el proyecto de embarcar a lospresos para las Antillas o las Bermudas, peor la derrota de Campo Elías en La Puerta, el 3 defebrero, puso a los patriotas en la disyuntiva de matar a los presos o de perecer. Agréguese queno habiendo guarnición suficiente en Caracas y La Guaira, se hubiera consumado la subleva-ción proyectada por los presos. La herida de Boves en La Puerta, la rapidez con que manio-braron los patriotas y la ejecución de los prisioneros salvaron la República y la vida de todoslos libertadores. Una proclama de Bolívar subscrita en Puerto Cabello el 28 de enero de 1814,publicada por primera vez por Lecuna, confirma la magnanimidad de Bolívar en aquel añoterrible. Cf. Papeles de Bolívar publicados por Vicente Lecuna. Caracas, 1917, 1 vol.

13. Rodríguez Villa. Biografía de Morillo, t. III y IV, passim.14. Emile Gebbart. Souvenirs d’un vieil Athénien. París, 1911.15. Cf. Duarte Level. Las derrotas. Caracas, 1911. 16. J. F. Heredia. Memorias, etc., op. cit., p. 203. 17. Narración, tomo I, pág. 188.18. J. V. González, obra citada, pág. 101. Rojas. Leyendas, tomo I, pág. 54. 19. Boves fue víctima de la venganza de Ambrosio Bravante, hijo de Antonio Bravante, de

Calabozo, cuya bella hija de quince años fue violada, en presencia de sus padres, por Boves, yluego entregada a la soldadesca. (Ramón I. Montes, Dos épocas de Boves. Caracas, 1844.)

20. Recuerdos sobre la rebelión de Caracas, op. cit., passim.21. A. Rojas. Obras escogidas. París, 1907, pág. 405. 22. Memorias. Op. cit., pág. 132. 23. Proclamas de Bolívar de 13 de abril y 7 de septiembre de 1814. En el excelente estudio de

Vallenilla Lanz, La guerra civil de la independencia. Caracas, 1911.24. Op. cit. 25. Respuesta al gobernador de Curazao, 1813. Proclama de 2 de octubre de 1818. 26. Gaceta de Caracas, número 3. En el museo privado del señor Domingo Garbán, en Caracas, he

visto un ejemplar de las lujosas invitaciones que con tal motivo se pasaron. 27. Voyage aux îles de Trinidad, de Tobago, de la Margarita, etc. Londres, 1828. 28. Leyendas históricas. Primera serie, pág. 61. Cf, el reciente estudio del doctor Lisandro Alvarado: Los

delitos políticos en la historia de Venezuela. El Cojo Ilustrado. Caracas, 1908. Números 65, 78 y 166. 29. Excursiones d’un officier anglais dans le Vénézuela pendant la guerre de l’indépendance.

(Campaings and Cruizes in Venezuela. London, 1832.) Revue des Deux-Mondes. Ve vol., 1er février. 3e

livraison. París, 1832. Existe una traducción francesa de este libro, publicada en París en 1837.

268

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 268

Page 269: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

269

Notas

30. Efectivamente, en el Museo Bolivariano de Caracas existen unas botas de Bolívar que parecende un niño, más que del héroe de América.

31. Autobiografía del general José Antonio Páez. Nueva York. 1867. Vol. I, pág. 139.

Nota del capítulo XII

1. Carta a Hislop, ya citada.

Notas del capítulo XIII

1. Cf. O’Leary, ob. cit. Manuel Briceño. La campaña de Boyacá (Papel Periódico Ilustrado. Boyacá,1883). L. Duarte Level. Historia Patria. Caracas, 1911. Memorias de un oficial de la Legión britá-nica, obra publicada por primera vez en inglés con este título: Campaings and Cruises inVenezuela and New Grenada, etc. London, 1831, 3 vol.; más tarde vertida al francés. Esta obracontiene la mejor descripción quizá del paso de los Andes por Bolívar, a lo menos en lo quese refiere a la Naturaleza y a las dificultades que opuso a la marcha del ejército. Mitre ymuchos otros historiadores se inspiraron en esas páginas para sus narraciones.

2. Oficio al vicepresidente del Congreso de Angostura.3. O’Leary, ibídem. 4. Rodríguez Villa. Biografía de Morillo. Tomos III y IV.5. Op. cit., t. IV, pág. 50. 6. Op. cit., t. III, pág. 229.

Notas del capítulo XIV

1. Obras de Quevedo. (Sancha) Madrid, 1794. 2. Exposición del Libro de Job. Madrid, 1779. 3. Historia de Colombia. T. III, p. 607. 4. Apéndice a las Memorias de O’Leary, pág. 120. 5. Luis Capella Toledo. Leyendas históricas. Bogotá, 1884, 3 vol.

Notas del capítulo XV

1. Recuerdo sobre la rebelión de Caracas. Madrid, 1829. 2. Blanco-Azpurúa. T. VII, 246, 471.3. Blanco-Azpurúa. T. VII, 516. Cf. también: A. Rojas. Obras. Eduardo Posada. Boletín de Historia

y Antigüedades. Bogotá, septiembre 1902, y la Biografía de Morillo por A. Rodríguez Villa. Madrid1910.

4. Carta a Wéllington Morillo subscripta en San Juan de Luz el 23 de diciembre 1813.

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 269

Page 270: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

5. Menéndez Pelayo. Antología de poetas hispanoamericanos. 6. Historia de Colombia, t. 431. 7. Memorias sobre Bolívar, por T. G. de Mosquera. Nueva York, 1853, 2.a parte. 8. O’Leary. Documentos, t. II, pág. 58.

Notas del capítulo XVI

1. Diario de Bucaramanga. París, 1912. 2. Autobiografía del general José Antonio Páez. Nueva York, 1867.3. Eduardo Blanco, Venezuela horoica. Caracas, 1904.

Notas del capítulo XVII

1. A. de Humboldt. Vues des Cordillères, etc. París, 1816. Tomo I. 2. Ignoro en qué momento se apoyó Julio Mancini para decir que, «fue probablemente en 1824

cuando Bolívar escribió, después de haber efectuado la ascensión al Chimborazo, el célebre Delirio»...Op. cit, pág. 149. Pero no ignoro que hay dudas acerca de la ascensión de Bolívar alChimborazo y acerca del aturo del Delirio.

3. Dos veces pasó el Libertador pro el Valle del Cauca bajo arcos de triunfo. La primera en 1822,en su marcha al Perú y en compañía de don Joaquín Mosquera. Entró al Valle por la vía de LaPlata y Caloto, y llegó a Cali el 1.º de enero de ese año. El 11 siguiente pasó a Buga, cuyasautoridades lo recibieron bajo palio. El 14 visitó a Palmira, el 16 regresó a Cali y el 22 siguióa Popayán. La segunda vez que el Cauca vio pasar al Libertador fue en 1829, de regreso de lacampaña de Tarqui. Entonces recorrió todo el Valle de sur a norte, llegando a la hacienda deJapio, de propiedad de don José Rafael Arboleda, el 18 de diciembre, y a Cali el 20. Visitónuevamente a Buga y Cartago, donde se alojó en casa del general Murgueitio, y llegó el 15de enero de 1830 a Bogotá. El general Obando acompañó al Libertador en este viaje desdePasto hasta Cartago.

Nota del capítulo XVIII

1. Cf. Cartas del Olmedo a O’Leary. Puvonena. op. cit., t. II.

Notas del capítulo XIX

1. Entrevista de Guayaquil (1822) por el coronel de artillería Jerónimo Espejo, antiguo ayudante de EstadoMayor en el ejército de los Andes. Ilustrada con dos retratos. Buenos Aires. Imprenta de TomásGoodby. Librero editor. 1873.

2. Relación de Guido y Manuel Rojas en desacuerdo con otros cronistas que dicen que Bolívarfue hasta el muelle a recibir a San Martín.

270

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 270

Page 271: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

3. Tal es la relación de Rufino Guido, recogida por Espejo. San Martín en carta a Miller, cincoaños después, dice que Bolívar lo acompañó hasta el bote y lo obsequió con su retrato.

4. Historia de San Martín, etc. Buenos Aires, 1887-88, 3 vols. Tomo III, pág. 602. — La obra deMitre es cosa ya juzgada por la crítica contemporánea imparcial; su propósito, al describirla,fue agigantar a su compatriota San Martín empequeñeciendo a Bolívar, para lo cual utilizófuentes espurias emanadas de los calumniadores y detractores de Bolívar que huyeron venci-dos o desalentados en lo más sangriento de la lucha que él sostuvo hasta el fin y hasta eltriunfo. Vicente Lecuna, erudito crítico militar, y Rufino Blanco-Fombona, venezolanos, hanescrito juicios definitivos sobre la obra de Mitre. Cf. Hispania, Londres, números 16, 18, 21 y23, de abril, junio septiembre y noviembre de 1913. Pero Mitre fundó la escuela en su país, ydespués de él son muchos los escritores argentinos que han continuado adulterando la histo-ria de América para exaltar a San Martín. En estos mismos días, en una conferencia dictadapor el señor Estanislao Ceballos, ex ministro de Relaciones Exteriores de la RepúblicaArgentina, en el Institute of Politics en Williamstown Mass, Estados Unidos, acaba de hacer estaextraña declaración, reveladora de una inexplicable ignorancia de los más trascendentaleshechos de la historia americana: «San Martín fue el Libertador de los territorios en los cualesfueron definitivamente organizadas siete Repúblicas: Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia,Chile, Perú y Ecuador.»Cuando San Martín, después de terminar su carrera pública en 1822, en la entrevista deGuayaquil, abandonó su patria y se fue a vivir tranquilamente a una quinta cerca de París, nose habían librado aún la batallas de Junín y Ayacucho (agosto de 1823 y diciembre de 1824),que libertaron la tierra de los Incas, ni había nacido Bolivia, inmortalizados para siempre conel nombre de su egregio fundador.

5. Se publicó esta carta por primera vez en Quinze ans de Voyages autour du Monde, por G. Lafond deLurcy, París, 1840, tomo II, página 139. Lafond acompañaló a San Martín en la entrevista deGuayaquil y continuó siendo su amigo y corresponsal hasta 1847. En 1844 publicó en París susinteresantísimos Voyages dans l ’Amérique espagnole pendant les guerres de l’Indépendance, París, 1844.

6. Gabriel Lafond de Lurcy. Voyages dans l ’Amérique espagnole, etc. París, 1844. 7. Publicada por primera vez en los Estudios históricos-numismáticos. Medallas y monedas de la

República Argentina, por Alejandro Rosa. Buenos Aires, 1898. 8. Pliego cerrado del Protector en que dice: «Nombro, hasta tanto se reúna la representación de

los pueblos libres del Perú, al general en jefe del ejército unido, don Rudecindo Alvarado,quien entregará el mando a la persona o personas que dicha representación nombre para elPoder Ejecutivo, teniendo presente para este nombramiento que respecto a que la reunión delCongreso debe tardar poco tiempo, puede desempeñar los intereses del Estado el que mandala fuerza, dando por este medio un centro más a la impulsión para consolidar la independen-cia absoluta del Perú» Mss. (Arch. San Martín, volumen LXI). Mitre, Historia de San Martín,etc. Buenos Aires: 1887-1888. Tomo III, pág. 613.

9. Se refiere a la nota reservada, subscripta en Guayaquil el mismo día 29 de julio de 1822. 10. Archivo del general Santander. Documentos inéditos. Tomo V.

271

Notas

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 271

Page 272: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

11. Archivo del general Santander. Documentos inéditos. Tomo V. 12. Citado por Ernesto de la Cruz (chileno), en su excelente estudio: La entrevista de Guayaquil,

1913. 13. Exacto. Véanse las cartas de Bolívar dirigidas en aquellos días de 1829, de Guayaquil a

Popayán, a O’Leary, Páez y Antonio L. Guzmán.14. T. C. de Mosquera. La entrevista de Guayaquil. Artículo publicado en El Colombiano de Bogotá,

el 26 de octubre de 1861, y reproducido en el tomo XII, pág. 753, de los documentos Blanco-Azpurúa.

15. Op. cit, T. III, pág. 639. 16. Bolívar y San Martín (1847). Sarmiento narra en ese artículo la entrevista que tuvo con San

Martín en Grand-Bourg. Obras de D.F. Sarmiento. Tomo II, pág. 371, y tomo XXII, pág. 11. 17. Op. cit. T. III, pág. 642.

Notas del capítulo XX

1. John Miller, Memoirs of general Miller, in the service of the Republic of Perú. London, 1828. 2. Recuerdos de Francisco Burdett O’Connor, etc. Tarija, 1895.3. O’Leary, Memorias. Correspondencia.4. Archivo Santander. Cartas inéditas de Bolívar. Bogotá, 1917. 5. Carta de don Joaquín Mosquera a don José Manuel Restrepo, subscripta en Bogotá el 2 de

agosto de 1854. Blanco-Azpurúa. T. IX, 343.

Notas del capítulo XXI

1. Obras consultadas: Repertorio Colombiano. Bogotá. Tomo XX. Año 1899, Manuel Pombo.Escritos varios publicados en La Tribuna, Bogotá, 1914. M. Arroyo Diez. D. José MaríaMosquera. (Revista Popayán, 1915). Guillermo Valencia. Don Joaquín Mosquera. Popayán, 1895.Un folleto. —Debo los documentos inéditos que cito en este ensayo a la amistad del nieto dedon distinguido caballero, quien justamente dos días después de haberme dado las últimascopias de cartas de su abuelo, falleció inesperadamente en esta ciudad. Consagro aquí, a tanexcelente, amigo, un cariñoso recuerdo. Nota: Este libro fue escrito en Bogotá.

2. C.f. Carta de don José María Cárdenas a don Santiago Arroyo, de Popayán, subscripta en Bogotá,el 7 de diciembre de 1826. (Documentos inéditos publicados por don Cecilio Cárdenas.)

3. Estas dos últimas anécdotas me fueron comunicadas por el señor J. M. Cárdenas Mosquera.

Notas del capítulo XXII

1. Mariano Torrente. Historia de la Revolución Hispano-Americana. Madrid, 1830. T. III, pág. 475. 2. M. A. López. Recuerdos históricos. Bogotá, 1878. 3. O’Leary. Memorias. Caracas, 1883. T. XXVIII, pág. 268.

272

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 272

Page 273: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

4. Memoirs of Gl. Miller and A. London, 1828. 5. Recuerdos de Burdett O’Connor. Tarija, 1895, op. cit., pág. 76.6. Recuerdos de Burdett O’Connor. Tarija, 1895, op. cit., pág. 76. 7. Gonzalo Bulves. Historia de la expedición libertadora del Perú. Santiago de Chile, 1888. 8. «La campaña de Carabobo, dice José Veríssimo, obra maestra de talento militar, rivaliza con

las más famosas de Napoleón.»

Notas del capítulo XIII

1. Memoirs of general Miller, etc. London, 1828. 2. Gaceta Mercantil. Buenos Aires, jueves 17 de noviembre de 1825. 3. Obra citada. Tomo II, pág. 276.4. Narración. Tomo II, pág. 405.5. Cf. Alejandro Álvarez. La diplomacia de Chile durante la emancipación y la sociedad internacional ame-

ricana. Madrid, 1916. 6. Así lo declaró, en 1911, un Congreso de sabios, el Congreso Internacional del arbitraje, reu-

nido en los Estados Unidos. 7. Estos no eran meros sueños de Bolívar, eran empresas factibles en que no sólo él sino también

Santander y otros pensaban seriamente. Para ello contaban, aparate de un ejército sin par enAmérica, que había recorrido en triunfo medio mundo occidental, con una escuadra magníficaen ese tiempo, compuesta de buques tan buenos como las fragatas Colombia y Cundimarca, de 62cañones cada una; la Venezuela, de 38; las corbetas Ceres, Boyacá y Urica, de 29, 22 y 21; varios ber-gantines como el Bolívar, Marte, Independiente, Confianza, Vencedor, La Fama, Pichincha y Farándula, casitodos de 18 cañones; muchas goletas, como La Espartana, La Atrevida, La Antonia Manuela, LaLeona, El Terror, etc., y gran número de flecheras, balandras, faluchos y embarcaciones menores.La escuadra era potente y capaz de conducir un ejército a cualquier puerto de América o deEuropa, y su tripulación, experimentada en cine combates tan heroicos como el del Lago deMaracaibo, no dejaba qué desear.

Nota del capítulo XIV

1. Memorias citadas. II, 294.

Nota del capítulo XXV

1. La Nouvelle Grenade, Op. cit. 2. Al. de Humboldt. Vues des Cordillères et Monuments des peuples indigènes de l’Amérique. París, 1816. 3. J. F. Ortiz. Reminisencias. Op. cit. 4. Citado por Villanueva L. M. en A. IV, 249.

273

Notas

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 273

Page 274: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Notas del capítulo XXVI

1. Blanco y Azpurúa. Documentos, T. XIV, pág. 297. 2. J. F. Ortiz. Reminiscencias. Ob. cit. 3. Florentino González : Los conjurados el 25 de septiembre. Narración escrita en París de 1841 al

1845 y publicada en Neogranadino de Bogotá en 1853. Blanco-Azpurúa. T. XIII, pág. 84.4. Véase la carta de don Joaquín Mosquera a su primo don Santiago Arroyo, de Popayán, fechada en

Bogotá el 29 de septiembre de 1828, cuatro días después de la conjuración. La Revolución. Bogotá,octubre 6 de 1910.

5. Carta de don Joaquín Mosquera a Felipe Larrazábal, fechada en Popayán el 4 de agosto de1869. Blanco-Azpurúa. T. XIV, pág. 297.

6. Parte del proceso original de la conjuración existe en la Biblioteca Nacional de Bogotá.Sección Pineda.

7. O’Leary. Narración. T. III, p. 382. 8. S. Lepesffidor, cultísimo alemán que residía en Bogotá en aquel tiempo, decía que las poesías

de Vargas en el idioma de Goethe tenían naturalidad, belleza y corrección.9. Tal ha sido la creencia general hasta estos días en que nuevos documentos nos han dado otra versión

más aceptable sobre la muerte de Vargas Tejada. Según esos documentos, el poeta, después de dejar lahacienda de Ticha, atravesó los departamentos de Boyacá, Santander y parte del Magdalena, hastallegar, ya reunido con otros compañeros, a la aldea de Diegopata, donde un señor Arguaya enca-minó a los fugitivos a La Paz para que luego ganasen el mar; pero un movimiento de tropas les obligóa ocultarse en una cueva situada en el punto llamado La Tomita, donde algún tiempo después, porla delación de un tal Reyes Villero, fueron sorprendidos y villanamente asesinados. (Cf. Biblioteca deSudamérica. Entrega 6a, Bogotá, 1914, publicada por el doctor Adolfo León Gómez.)

10. Véase entre otros estudios sobre Vargas Tejada, el excelente de José Caicedo Rojas, publicadoen el Anuario de la Academia Colombiana. Año de 1874. Tomo I.

11. Escrito en Bogotá el 18 de julio de 1900.12. Obras del Padre Juan de Mariana. De rege et regis institutione, caps. VI y VII. 13. Parece que existe un libro de Roullin con este título: Histoire naturelle et souvenirs de voyage; mas

ni en la Biblioteca Nacional de Francia logré hallarlo.14. Blanco y Azpurúa. Documentos. T. XIV.

Nota del capítulo XVII

1. Memorias. T. I, pág. 250.

Nota del capítulo XXVIII

1. J. M. Samper. El Libertador Simón Bolívar. Buenos Aires, 1884. A. Rojas. Leyendas. Op. cit., t.I, pág. 35. Simón Camacho. Recuerdo de Santa Marta. Caracas, 1842.

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

274

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 274

Page 275: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Notas

Nota del capítulo XIX

1. Autopsia del cadáver del Exmo. Sr. General Simón Bolívar. Blanco-Azpurúa. Tomo XIV, 470-477.En febrero de 1796 nació en Falaise (Normandia) Alejandro Próspero Révérend. Estudió enel Liceo de Caen. En 1814 se alistó como soldado en un cuerpo de caballería del ejército deNapoleón e hizo la desgraciada campaña del Loire. En 1820, radicado en París, estudió medi-cina. Partidario ardiente de las ideas republicanas y creyéndose inseguro en Francia, se dirigióa Colombia y arribó a Santa Marta en 1824; allí fue médico del hospital militar, miembro dela Junta de Sanidad, cirujano mayor del ejército en 1830, año en que llegó el Libertadorenfermo a Santa Marta y en que Révérend de encargó, de asistirlo. Del 1.º al 17 de diciembrepublicó treinta y tres boletines relativos al Libertador, y tres horas después de muerto este hizola autopsia al cadáver. En 1842, cuando fueron repatriados los restos de Bolívar, a Révérendle tocó identificarlos. Después, en 1838, desempeñó en Santa Marta el Consulado de Francia.En 1866 publicó en Francia una colección de documentos titulada: La última enfermedad, losúltimos momentos y los funerales de Simón Bolívar, Libertador de Colombia y del Perú. En 1867 se acuñóen Venezuela una medalla de oro con esta inscripción: «Congreso de 1867. Venezuela agrade-cida a A. Próspero Révérend.» Más tarde se le condecoró con el busto del Libertador y se leasignó una pensión. Regresaba de París, cuando murió en Santa Marta, el 1.º de diciembre de1881, a los 85 años de una vida consagrada a los más bellos ideales.

Notas del capítulo XXX

1. Op. cit. Tomo I, pág. 315. 2. Memorias. T. XXVII, pág. 82. 3. A. Rojas. Obras, pág. 542.4. Historia de la Revolución de Colombia. Tomo I, cap. X.5. Capella Toledo. Leyendas. T. III, pág. 23. 6. A. P. Révérend. La última enfermedad, los últimos momentos y los funerales de Simón Bolívar, Libertador

de Colombia y del Perú, por su médico de cabecera. París, 1866.7. Boletín de Historia y Antigüedades de la Academia de Historia. Bogotá, 1902. T. I, pág. 41.

275

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 275

Page 276: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 276

Page 277: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Índice

INTRODUCCIÓN 9

I. LAS VÍSPERAS DE LA REVOLUCIÓN 13

II. EL NIDO DEL ÁGUILA 25

III. LA CASA DEL BOLÍVAR 31

IV. INFANCIA Y JUVENTUD 37

V. LA GORRA DEL PRÍNCIPE 45

VI. EN EL MONTE SACRO 49

VII. BOLÍVAR Y HUMBOLDT 55

VIII. BOLÍVAS EN EL TERREMOTO DE CARACAS 63

IX. EN MILÁN 67

X. BOLÍVAR E ITURBE 71

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 277

Page 278: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

XI. LA GUERRA A MUERTE 77

Briceño 81

Arismendi 85

Boves 88

Retrato de Bolívar por un oficial británico. 100

Retrato de Bolívar por Páez 100

XII. CASACOIMA 101

XIII. EL PASO DE LOS ANDES 109

XIV. LOS CABALLOS DE BOLÍVAR 119

XV. LA ENTREVISTA DE SANTA ANA 127

XVI. EL NEGRO PRIMERO 135

XVII. BOLÍVAR EN EL CHIMBORAZO 143

XVIII. EL DELIRIO 147

XIX. LA ENTREVISTA DE GUAYAQUIL 151

I 153II 161III 169

XX. BOLÍVAR EN PATIVILCA 177

XXI. LOS MOSQUERAS 185

I 187II 195

XXII. JUNÍN EN EL DÍA DEL CENTENARIO DE AYACUCHO 205

Cornelio Hispano El Libro de Oro de Bolívar

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 278

Page 279: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

XXIII. LA APOTEOSIS DEL POTOSÍ 215

XXIV. RETRATO DE BOLÍVAR POR G. MILLER 221

XXV. BOLÍVAR EN EL TEQUENDAMA 225

XXVI. CONJURADOS SEPTEMBRINOS 233

XXVII. LA QUINTA DE FUCHA, TESTAMENTO POLÍTICO. 245

XXVIII. LOS QUIJOTES DE LA LIBERTAD. 251

XXIX. MUERTE DE BOLÍVAR 255

XXX. LAS CAMISAS DE BOLÍVAR 259

NOTAS 265

Índice

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 279

Page 280: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 280

Page 281: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 281

Page 282: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 282

Page 283: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Esta colección ha sido creada con un fin estrictamente cultural y sus libros se venden a precio subsidiado

por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura.Si alguna persona o institución cree que sus derechos de autor

están siendo afectados de alguna manera puede dirigirse a:Ministerio del Poder Popular para la Cultura

Av. Panteón, Foro Libertador,Edif. Archivo General de la Nación,

planta baja, Caracas, 1010,Telfs.: (58 - 0212) 564 24 69

Fax: (58 - 0212) 564 14 11

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 283

Page 284: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 284

Page 285: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 285

Page 286: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

Se terminó de imprimir en agosto de 2007en La Fundación Imprental

Ministerio del Poder Popular para la Cultura,Caracas, Venezuela

La edición consta de 3.000 ejemplaresimpresos en papel Alternative, 60gr.

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 286

Page 287: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 287

Page 288: El Libro de Oro de Bolívarotramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/El+Libro+de+ORO+de... · El Libro de Oro de Bolívar, esto es, las más bellas y acrisoladas páginas de

El Libro de Oro de Bolívar 15/8/07 12:52 Página 288