El lobo mexicano en el contexto cultural prehispánico

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Estudio de la relación entre el lobo mexicano y algunas culturas prehispánicas, mediante un análisis arqueozoológico, contextual e iconográfico

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    AMMVEPE 2007; 18(4): 95-106 AMMVEPE Vol. 18, No. 4 Julio-Agosto 2007pp 95-106

    ARTCULO DE REVISIN

    * Seccin de Biologa, Direccin de Salvamento Arqueolgico del INAH.** Instituto de Investigaciones Antropolgicas de la UNAM.

    Sobretiros: Alicia BlancoSeccin de Biologa, Direccin de Salvamento Arqueolgico del INAH. Puente de Tecamachalco No. 17,Naucalpan de Jurez, Edo. de Mxico, C.P. 39300.

    El lobo mexicano (Canis lupus baileyi)en el contexto cultural prehispnico:

    los restos arqueozoolgicos e iconografaThe Mexican wolf (Canis lupus baileyi) in the prehispanic cultural context: the

    archaeozoological remains and iconography

    Alicia Blanco,* Bernardo Rodrguez,** Ral Valadez**

    R E S U M E N

    El lobo mexicano (Canis lupus baileyi) fue una especie con amplia distribucin enMxico y, sin embargo, no sabemos prcticamente nada acerca de la forma como serelacion con la civilizacin mesoamericana. En este artculo se presentan los registrosde cnidos identificados como lobos y descubiertos en contextos arqueolgicos, ascomo la funcin que tuvieron en los sitios de hallazgo. De los cinco casos presentados,cuatro fueron descubiertos en contextos ceremoniales donde se emplearon comoofrendas dedicadas a templos recin modificados, aparentemente por eventos bli-cos. Esta opcin es reforzada por datos provenientes de la iconografa y del papel quelos autores han determinado para los hbridos de lobo y perro descubiertos hasta estemomento. A partir de la informacin presentada se concluye que los lobos fueronanimales utilizados en diversos momentos y de diferentes formas por la gente prehis-pnica, teniendo una fuerte asociacin simblica con la guerra.

    Palabras clave: Lobo mexicano, Mxico prehispnico, fauna mexicana.

    ABSTRACT

    Mexican wolf (Canis lupus baileyi) was a species with ample distribution in Mexicoand nevertheless, we practically do not know anything about the form as it wasrelated to mesoamerican civilization. In this article we present registries of canineidentified like wolves and discovered in archaeological contexts, as well as thefunction they had in the finding sites. Of the five presented cases, four werediscovered in ceremonial contexts where they were used like dedicated offerings totemples just modified, apparently due to warlike events. This option is reinforced byiconography data and the paper that the authors have determined for wolf and doghybrids discovered until this moment. From the presented information it is conclu-ded that wolves were animals used at diverse moments and of different forms bypre-hispanic people, having a strong symbolic association with the war.

    Key words: Mexican wolf, prehispanic Mexico, mexican fauna.

    INTRODUCCIN

    Un esquema general de las culturas anti-guas que habitaron territorio mexicano fueel aprovechar a los grandes e impactan-tes animales silvestres asocindolos si-multneamente con fuerzas importantes dela naturaleza, incluyendo el considerarlosdivinidades per se. Se tiene bien docu-mentado el valor religioso que tenan eneste sentido los jaguares, las guilas, di-versos tipos de aves de presa, el cocodri-lo, la serpiente de cascabel y hasta anima-les marinos como la raya espinosa.

    Cuando uno revisa la literatura dispo-nible1,2 es fcil constatar esta relacin sim-blica con los animales mencionados yotros tantos, sin embargo, hay un animal,el lobo, que destaca no por su presenciasino por su ausencia, situacin que nopuede dejar de pasar por alto todo aquelque se interese por la relacin hombre-fauna en tiempos prehispnicos.

    Uno de los factores que intervienen eneste caso es su inexistencia dentro de laimagen que tiene la mayora de los mexi-canos sobre la fauna silvestre del pas.Para la mayora de la gente es fcil reco-

    nocer que el jaguar (Panthera onca) es(o era) una especie propia del sureste h-medo y clido; sin embargo, es muy difcilencontrar a una persona que ubique allobo como un mamfero mexicano y me-nos son las que tienen conciencia de queantes del siglo XX era un organismo quedeambulaba en gran parte de la RepblicaMexicana, concretamente desde el extre-mo norte del Altiplano y Sierras MadresOriental y Occidental hasta el Istmo deTehuantepec.3

    Otro factor, casi de igual importancia,es la ausencia absoluta de reportes acer-ca del hallazgo de restos de esta especieen las excavaciones arqueolgicas o deobras de arte que le representan. Aun-que ciertamente no es fcil que al pbli-co en general se le provea de informa-cin continua acerca de losdescubrimientos arqueolgicos, en los

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    museos, las escuelas, las pelculas y lasrevistas es muy fcil encontrar datos re-ferentes a la importancia simblica quetuvieron animales como los antes men-cionados, situacin en la cual el lobo bri-lla por su ausencia.

    Todo aquel involucrado con la historiadel perro mesoamericano necesariamentellega a un punto en el cual el tema del loboaparece, pues no por nada se trata de dosespecies pertenecientes al mismo gnero.Tanto en lo que se refiere a los restos ar-queozoolgicos como respecto a las re-presentaciones iconogrficas siempre esposible tener frente a nosotros un casoen el cual se abre la duda de si lo quetenemos frente a nosotros es un perro, uncoyote o un lobo, con la diferencia de queen los dos primeros casos ser fcil en-contrar informacin que nos hable sobreel papel que jugaban dentro de las cultu-ras prehispnicas, condicin que ser100% opuesta para el caso del lobo.

    Pero, realmente hombres prehispni-cos y lobos vivieron sin tener contactoalguno o s existi la interaccin pero, poralguna razn, la desconocemos? Para res-ponder esta pregunta es indispensableanalizar con detalle las fuentes primariasde datos disponibles y extraer toda infor-macin posible justo como cuando setoma una naranja o limn para exprimirlehasta la ltima gota posible.

    Una de esas fuentes, sin duda la msimportante, es la arqueozoologa, pues esla nica en la cual las fuentes de datosposeen valor por s solas, al margen denuestras interpretaciones. Otra opcinson las representaciones iconogrficas,pues aunque en ellas frecuentemente semezclan aspectos biolgicos y simbli-cos, si se tiene la certeza de que en la ima-gen tenemos a nuestro animal de inters,habremos alcanzado nuestro objetivo almargen de cul era el vnculo simblicoexistente.

    OBJETIVOS

    En el presente artculo se considera comoprimer objetivo reconocer y describir losrestos arqueozoolgicos de lobos que losautores han estudiado y analizar la formacomo los diferentes ejemplares fueron

    empleados, de acuerdo con la informacindisponible.

    Como segundo objetivo se tiene el com-parar esta informacin con lo que hasta elmomento conocemos acerca del manejo ypapel simblico de los hbridos de loboy perro.4-8

    Un tercer objetivo es presentar diver-sas representaciones iconogrficas en lascuales se considera que el lobo est pre-sente y examinar los elementos simbli-cos asociados.

    Finalmente, como cuarto objetivo seformular una propuesta de cul pudo serla relacin lobo-hombre prehispnico.

    METODOLOGA

    Para la realizacin de la investigacin quepresentamos en este artculo se llevarona cabo los siguientes pasos:

    1. Se conform una base de datos rela-cionada con los restos de lobos quese han identificado hasta el momento,incluyendo cultura asociada y posi-bles usos.

    2. Se compararon estos datos con los yaconocidos sobre los hbridos de loboy perro (loberros).

    3. Se constituy un conjunto de piezasiconogrficas donde el elemento lobopodra estar presente, determinandopara cada caso los elementos biolgi-cos presentes, los cuales nos permi-ten reconocer a la especie en cuestin,y los simblicos, los cuales nos dicenlos intereses culturales para con elanimal.

    EL ESTUDIO DEL LOBODENTRO DE LA ARQUEOZOOLOGA

    Las especies mexicanas del gnero (Ca-nis familiaris, C. lupus y C. latrans) sonmuy similares en forma y, en el caso deperros y coyotes, en dimensiones; por talmotivo se considera difcil la identifica-cin de cada una a partir de los restosseos, en especial los huesos poscranea-les, existiendo incluso quienes conside-ran imposible dicha tarea.

    Para el caso concreto del lobo mexica-no, la base de su identificacin a partir de

    su esqueleto parte de su talla, la cual essustancialmente mayor que la de cualquierperro prehispnico o coyote; basta conencontrar restos de Canis de gran tama-o dentro de un contexto prehispnicopara considerar seriamente la idea de queel material descubierto pertenece a unlobo. Si a este aspecto le incluimosun acervo de diferencias en la morfologadental y craneal que los autores han reco-nocido como elementos diagnsticos den-tro de la labor de identificacin4-8 se esten posibilidad de llegar a 100% de confia-bilidad al momento de asignarle a un con-junto de restos arqueozoolgicos la de-nominacin Canis lupus beileyi.

    RESULTADOS

    La lista de ejemplares arqueozoolgicosdel lobo mexicano es bastante corta, ape-nas cinco casos documentados hasta elmomento, lo cual, no obstante, tieneel valor de ser el primer testimonio de vin-culacin entre lobo y hombre prehispni-co en territorio mexicano. Como veremosa continuacin, desde el punto de vistade su hallazgo y personas responsables desu estudio, la lista est dividida en dos:en primer lugar aquellos restos que fue-ron objeto de investigacin por los auto-res y, en segundo lugar, ejemplares queestn en manos de los arqueozologosdel Laboratorio de ArqueozoologaM. en C. Ticul lvarez Solrzano de laSubdireccin de Laboratorios y ApoyoAcadmico del INAH. Para este caso noexiste hasta el momento publicacin en laque se describa con detalle a cada ejem-plar, aunque algunos datos que han apa-recido aislados en diversas obras9-10 y pl-ticas con los arquelogos quedescubrieron los restos no dejan lugar adudas de que los ejemplares en cuestin,eran lobos.

    Caso 1.Zultepec-Tecoaque, Estado de Tlaxcala

    Responsable: Dr. Enrique Martnez. Elasentamiento arqueolgico de Zultepec seencuentra en el lmite del Municipio deCalpulalpan en el Estado de Tlaxcala. Lamayor parte de las construcciones perte-

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    necen a un periodo que se ubica entre 1200y 1521 d.C. y el asentamiento ms grande,cuya tradicin le otorga el nombre de Te-coaque, era donde se concentraban y dis-tribuan productos locales y extrarregio-nales, manifestndose como centro decontrol econmico, poltico y religioso.11Los estudios interdisciplinarios realizadospermitieron reconstruir diversos eventosocurridos entre 1519 y 1520, principalmen-te que ese sitio haba sido empleado porCorts como estacin de paso, que partede su caravana haba quedado en el po-blado, misma que fue capturada y sacrifi-

    cada, tanto hombres como animales inclu-so, en junio de 1520, como respuesta de laderrota sufrida por los espaoles enla Noche Triste, evento del cual se deri-varon fiestas y modificaciones al temploprincipal (julio 1520-enero 1521), todo locual se interrumpi cuando en febrero de1521 lleg Corts al poblado para destruirloy con ello vengar la muerte de su genteocurrida medio ao antes.

    El resto de lobo descubierto corres-ponde a un fragmento de la rama horizon-tal del dentario derecho con Pm/3 y M/1(Cuadro 1 y Figura 1). Esta pieza se en-contr como parte de una ofrenda rela-cionada con transformaciones del temploprincipal llevadas a cabo entre julio de1520 y enero de 1521 (Cuadro 2) y dondetambin estaban incluidos huesos de p-cari, perro, venado, guajolote y tortuga.

    Caso 2.Hunchavin, Estado de Chiapas

    Responsables: arquelogos Carlos Silva,Akira Kaneko y Jess Snchez. El sitio selocaliza en el cerro Hunchavin, situado a600 m hacia el noroeste de la ciudad de

    Comitn. Los investigadores han podidoestablecer una ocupacin desde el Pre-clsico superior (600-100 a.C.) al ClsicoTemprano (100 a.C.-300 d.C.), e inclusiveal Clsico Tardo (300-700 d.C.).12

    En la meseta de Chiapas, donde se ubi-ca Hunchavin, se comparten una serie deelementos culturales que les da un carc-ter fronterizo entre las tierras bajas y lasaltas en la zona maya. Dato de particularimportancia es que el sitio forma parte tam-bin de la frontera entre la civilizacin maya,propiamente dicha, y la costa de Chiapas yGuatemala, llamada regin del Soconusco,la cual fue sistemticamente ocupada porlas culturas del centro (teotihuacanos, tol-tecas y mexicas) para asegurar el abasto deproductos como el cacao.

    En oquedades y fosas ubicadas en labase del edificio principal de Huncha-vin fueron descubiertos importantesconcentraciones de huesos de crasde perros y una cra de lobo. Respecto desta ltima, los huesos corresponden aun fragmento de maxilar derecho coninsercin del Pm 4/, un dentario izquier-do con piezas dentales deciduas y per-manentes, vrtebras, dos fragmentos depelvis, un nasal, calcneo derecho e iz-quierdo y los metatarsos 2 a 5 (Cuadros2, 3 y Figura 2).

    Los huesos poscraneales indicaroninmadurez, pues son de consistencia es-ponjosa y tanto las epfisis como los dis-cos intervertebrales estaban separados delas difisis o de los cuerpos vertebrales.

    Figura 1. Pieza (resto de lobo) descubierta en Zul-tepec-Tecoaque.

    Cuadro 1.Cuadro 1.Cuadro 1.Cuadro 1.Cuadro 1. Medidas del ejemplar de Zultepec-Tecoaque (mm).

    Altura del dentario Pm/3 Pm/4 M/1a nivel de M/1 L An Al L An Al. L An Al

    31.3 13.3 5.5 5.9 14.8 7.2 7.1 25.5 10.8 15.3

    L:L:L:L:L: Longitud. An: An: An: An: An: Ancho. Al: Al: Al: Al: Al: Alto

    Cuadro 2.Cuadro 2.Cuadro 2.Cuadro 2.Cuadro 2. Restos arqueozoolgicos de lobos conocidos por los autores hasta 2006.

    Ejemplar Sitio Temporalidad Restos descubiertos Posible uso

    Zultepec- Ao 1519 Rama horizontal del dentario Ofrenda a estructura1 Tecoaque, Tlaxcala derecho con Pm/3-4 y M/1

    2 Hunchavin, Chiapas Siglo I-VIII d. C. Fragmento de maxilar derecho, con Ofrenda a estructurainsercin del Pm4/, dentario izquierdo, conpiezas dentales deciduas y permanentes, vrtebras,dos fragmentos de pelvis, un nasal, calcneoderecho e izquierdo y metatarsos 2 a 5 de unacra de aproximadamente cuatro meses de edad.

    3 Santa Cruz, Atizapn, Siglo VI-X d. C. Cuarto metatarso izquierdo HerramientaEdo. de Mxico convertido en punzn

    4 Teotihuacn (I) Siglo III d. C. Ejemplar juvenil completo Ofrenda a estructura

    5 Teotihuacn (II) Siglo III-IV d. C. Crneos de varios ejemplares Ofrenda a estructura

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    Cuadro 3.Cuadro 3.Cuadro 3.Cuadro 3.Cuadro 3. Medidas de restos seos de lobo descubiertos en Hunchavin.

    A.A.A.A.A. Piezas dentales deciduas:

    PiezasPiezasPiezasPiezasPiezas LongitudLongitudLongitudLongitudLongitud AnchoAnchoAnchoAnchoAncho AlturaAlturaAlturaAlturaAlturaml/2 7.7 3.5 5.3ml/3 14.1 5.6 6.8

    B.B.B.B.B. Piezas dentales permanentes:

    PiezasPiezasPiezasPiezasPiezas LongitudLongitudLongitudLongitudLongitud AnchoAnchoAnchoAnchoAncho AlturaAlturaAlturaAlturaAlturaPm2/ 12.5 5.2 8.0Pm3/ 13.5 5.8 8.3Pm4/ 23 8.1 14.5I/1 2.8 4.6 6.9I/2 3.1 5.3 8.4I/3 4.9 6.4 10.4M/1 25.3 9.2 13.7M/2 10.7 6.4 6.8

    C.C.C.C.C. Medidas mandibulares:

    MedidaMedidaMedidaMedidaMedida ValorValorValorValorValorLongitud de la mandbula (hasta el proceso angular) 126.6Longitud mxima de la mandbula (hasta el proceso articular) 132.7Altura de la rama mandibular 46.9Ancho de la rama mandibular 30.5Altura a nivel del M/1 23.4

    D.D.D.D.D. Medidas poscraneales:

    ElementoElementoElementoElementoElemento ValorValorValorValorValor ElementoElementoElementoElementoElemento ValorValorValorValorValorVrtebra cervical 1 18.7 Metatarso 2 izq. 66.8Vrtebra cervical 13.8 Metatarso 3 izq. 73.3Vrtebra dorsal 1 12.1 Metatarso 4 izq. 71.3Vrtebra lumbar 1 16.7 Metatarso 5 izq. 64.3Vrtebra lumbar 2 18.4 Metatarso 2 der. 66.5Vrtebra lumbar 3 17.9 Metatarso 3 der. 71.3

    Aunque an se conservan los molarifor-mes 2 y 3, el dentario ya posee los incisi-vos permanentes y otras piezas (segundoa cuarto premolares superiores y primero

    Figura 2. Fotografade restos seos de lobodescubiertos en Hun-chavin.

    y segundo molares inferiores) se encon-traban dentro del hueso, en proceso deformacin (etapa de campana). Estas ca-ractersticas llevaron a la conclusin de

    que este animal era an un lobezno queiniciaba su periodo de muda y, por lo tan-to, su edad no poda ser superior a loscuatro meses de edad.

    Caso 3.Santa Cruz Atizapn, Edo. de Mxico

    Responsable. Dra. Yoko Sugiura. Este si-tio se encuentra en la ribera este de unaantigua laguna ubicada en la cuenca altadel ro Lerma.13 El reconocimiento de su-perficie detect la presencia de un asen-tamiento prehispnico, mientras que laarquitectura y las tcnicas de construc-cin, sugieren un papel rector en el sures-te del valle de Toluca desde finales delClsico y principalmente durante el Epi-clsico (siglos VI-X d.C.).

    Entre los restos arqueozoolgicosidentificados14 se encontr un metapodial(Cuadro 2 y Figura 3), el cual presentahuellas de quemado y adems fue traba-jado hasta convertirlo en un punzn.* De-bido a su transformacin no se conservla mitad proximal, pero la forma general ydetalles pequeos permitieron reconocerque sin lugar a dudas se trataba del cuar-to metatarso izquierdo de un cnido degran talla, presumiblemente de un loboadulto.

    Caso 4.Pirmide de la Luna,

    Teotihuacn, Edo. de Mxico.

    Responsables: Dr. Saburo Sugiyama yMtro. Rubn Cabrera. Desde 1998 y has-ta 2004 se llev a cabo el proyecto ar-queolgico Pirmide de la Luna,9 el cualtuvo como objetivo el reconocer las fa-ses constructivas de este edificio, ascomo la existencia de posibles tumbas uofrendas asociadas. En varias de las tem-poradas realizadas fueron descubiertasricas ofrendas constituidas por materia-les diversos.

    * En arqueologa recibe el nombre de punzntodo artefacto trabajado a modo de que pre-sente una punta. Es normal el hallazgo de pun-zones elaborados con astas o metapodiales devenado, los cuales eran empleados como he-rramientas cotidianas.

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    En 1998 fue descubierto un complejoofrenda-entierro asociado a la quintaetapa constructiva (siglo III d.C.) cons-tituida por un hombre adulto de entre45 y 50 aos de edad, puntas de proyec-til, navajas, cuchillos y figuras antropo-morfas elaboradas de obsidiana, piedraverde, pizarra y concha y diversos anima-les entre los que destacan un guila real(Aquila chrysaetos), un halcn peregri-no (Falco peregrinus o F. mexicanus), unbho (Bubo virginiamus), una serpiente,dos pumas (Felis concolor) y un lobo(Cuadro 2 y Figura 4). Cabe sealar quealrededor de los pumas y del lobo se en-contraron huellas de postes de madera,seal de que estos animales se haban co-locado enjaulados.

    La condicin de lobo fue determinadapor los bilogos Ma. Teresa Olivera yscar Polaco del laboratorio de Arqueo-zoologa de la Subdireccin de Laborato-rios y Apoyo Acadmico del INAH9 y enuna ocasin los autores tuvieron accesoal ejemplar, pudiendo observar que poseadenticin permanente pero las epfisis noestaban unidas a las difisis, circunstan-cia que evidenciaba condicin juvenil.

    Caso 5.Pirmide de la Luna,

    Teotihuacn, Edo. de Mxico

    Responsables: Drs. Saburo Sugiyama yRubn Cabrera. Un ao despus del ha-llazgo arriba indicado fue reportada lapresencia de otro complejo ofrenda-en-

    Figura 3. Metatarsode lobo del sitio de San-ta Cruz Atizapn. Aun-que se trata de una pie-za tallada fue posibledeterminar que la longi-tud original de la piezafue de aproximadamen-te 94 mm.

    Figura 4. Lobo descubierto en la pirmide de laLuna.9 A travs de la fotografa es posible constatarque el crneo est desarticulado y algunas epfisisestn separadas de las difisis, evidencias de quese trata de un ejemplar inmaduro.

    tierro asociado a una fase constructivaposterior de la Pirmide de la Luna.10Aunque nuevamente los restos fueronconducidos al laboratorio de Paleozoo-loga del INAH, los autores tuvieronoportunidad de ver a los cnidos y cons-tatar que se trataba de lobos (Cuadro2). Aspecto relevante que diferenciaba aeste hallazgo del anterior fue que tantolos hombres como los felinos y los lobosdescubiertos estaban representados slopor los crneos.

    ANLISIS E INTERPRETACIN

    Cules son los elementos que dispone-mos para asegurar que los ejemplares des-critos fueron efectivamente lobos? Noolvidemos que en recientes aos se hanmostrado hallazgos de hbridos de lobo yperro4,6-8 siendo una de sus caractersti-cas principales sus dimensiones tipolobo, por lo que cabe preguntarse cu-les son las bases que disponemos paraasegurar que estamos trabajando con res-tos de Canis lupus.

    Para abordar este aspecto, los autorescuentan con una base de datos que invo-lucran medidas de huesos y dientes delobos y coyotes mexicanos y perros pre-hispnicos,15 la cual empleamos en estecaso para ver el comportamiento de nues-tros ejemplares.

    Veamos un ejemplo ilustrativo de cadauno de los casos que estudiamos. El ejem-plar de Zultepec cuenta con medidas depremolares y molares inferiores, adems

    de la altura de la rama del dentario a nivelde M/1 (Figura 1). Si tomamos la longi-tud anteroposterior y el ancho del primermolar (molar carnicero) y comparamos losvalores con los de nuestra muestra de lo-bos, coyotes y perros, vemos cmo elejemplar se ubica dentro del conjunto delobos (Figura 5A), condicin que se re-pite al manejar la altura del dentario a ni-vel del primer molar (Figura 5B).

    Ahora veamos el caso del ejemplar deHunchavin (Figura 2). Dado que se tratade una cra avanzada puede pensarse quesus dimensiones podran ser similares a lasde perros o coyotes, pero la altura de larama del dentario (Figura 5B) presenta unvalor superior a la de estos dos cnidos eincluso es similar al de un lobo. Desde elpunto de vista de piezas dentales, toma-mos en este caso la longitud anteroposte-rior del tercer y cuarto premolares superio-res (Figura 5C) y, como en el caso deZultepec, nuestro ejemplar queda bien ubi-cado dentro del conjunto de lobos.

    Y que hay respecto del metatarso deSanta Cruz Atizapn? No obstante que setrata de una pieza modificada, al compa-rarla con los de otros cnidos fue posible

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    Figura 5 (A, B y C). A pesar de que los indivi-duos estudiados por los autores estn constituidospor restos aislados, el empleo de medidas dentalesy craneales permiten reconocer sin lugar a dudasque pertenecen a lobos, incluso el ejemplar de Hun-chavin, el cual an no cumpla cinco meses de edadal momento de su muerte, puede reconocerse comocra de lobo, pues sus medidas rebasan con claridada lo que se observa con coyotes o lobos actuales(Blanco, Rodrguez y Valadez en prensa).

    A. Longitud anteroposterior y ancho de primer molar inferior.

    12.5

    11.5

    10.5

    9.5

    8.5

    7.5

    6.5

    Figura 6. La grficaobtenida con esta me-dida (Cuadro 4) permitever cmo el primero seubica dentro del conjun-to de lobos y el segun-do dentro de las dimen-siones de un coyote apesar de que se tratade una cra de cuatromeses de edad, condi-

    cin que necesariamente lleva a concluir que al final de su etapa de crecimiento tendra piezas seas cuyasdimensiones entraran dentro de la categora de lobo.

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    Lobos Coyotes Perros SCAT Hunch

    Long

    itud

    (mm

    )

    120

    100

    80

    60

    40

    20

    0

    B. Altura de la rama horizontal del dentario a la altura de m/1.

    35

    30

    25

    20

    15

    10

    5

    0

    Altu

    ra (m

    m)

    Lobos Coyotes Perros

    Ejemplares

    Anch

    o M

    1/

    17 19 21 23 25 27 29 31Long. anteroposterior M/1

    C. Longitud anteroposterior de tercer y cuarto premolares superiores.

    Long

    . ant

    erop

    oste

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    e Pm

    4/

    27

    25

    23

    21

    19

    17

    158 9 10 11 12 13 14 15 16 17

    Long. anteroposterior de Pm3/

    reconocer cul sera su longitud probable(94 mm) y compararla (Cuadro 4 y Figura6), obteniendo nuevamente un resultadoque no deja lugar a dudas. En esta mismafigura se incluy la longitud del cuartometatarso del lobezno de Hunchavin, elcual carece de la epfisis distal y el resul-tado indica que sus dimensiones son si-milares a las de un coyote adulto: conclu-sin, si la pieza estuviera completa y fuerade un adulto, con toda certeza quedaradentro del grupo de los lobos.

    Papel de los lobosen los sitios de hallazgo

    Un aspecto de particular importancia esreconocer cules fueron las razones quellevaron a los mesoamericanos a emplearun lobo en un momento determinado.

    Como hemos visto, en cuatro de loscinco casos mostrados tenemos a los lo-

    bos en un contexto que los ubica comoofrendas relacionadas con una construc-cin. Su empleo es sumamente diverso,pues va desde cras hasta adultos, desdeejemplares completos hasta partes aisla-das, desde individuos que estaban vivos,o al menos adormecidos (los ejemplares

    colocados en jaulas en la Pirmide de laLuna) hasta partes de cuerpos que obvia-mente pertenecieron a ejemplares muer-tos, asimismo tenemos tanto individuosaislados como en conjunto. Al ver los in-formes, hay slo tres esquemas que serepiten: que son lobos, que no se colocan

    Zultepec-Tecoaque

    Perros

    Lobos

    Coyotes

    LobosHunchavin

    CoyotesPerros

    Hunc

    havin

    Zulte

    pec

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    de que esta fase constructiva estaba re-lacionada con algn evento blico, la ideaes tentadora frente a las caractersticasde la ofrenda. Respecto del otro caso teo-tihuacano, las especies animales presen-tes fueron casi las mismas, aunque algu-nos aparecieron completos y otros, comolos lobos y los humanos, slo fue reco-nocida su presencia a travs de las cabe-zas.

    Sobre Hunchavin la asociacin dellobo con numerosos restos de perros poconos dice respecto de posibles condicio-nes de guerra, aunque nuevamente vemosel esquema de ofrenda animal relacionadacon una estructura.

    Respecto del punzn de Santa CruzAtizapn el hallazgo es, por decir as, elreverso de la moneda, pues se trata de uninstrumento de uso domstico. Al ver lasuperficie tallada bajo el microscopioobservamos una superficie brillante, puli-da, sin marcas, condicin que indica usocontra materiales no duros. Si a esto leaadimos su tamao, el cual exige un ma-nejo delicado y preciso con slo un parde dedos, la conclusin es que probable-mente fue empleado para perforar pieles odentro de actividades relacionadas con laelaboracin y el trabajo con textiles.

    DOS FUENTES DEINFORMACIN ADICIONALES:LOS LOBERROS Y LA ICONOGRAFA

    Como hemos visto, los hallazgos descri-tos permiten realizar interpretaciones acer-

    Cuadro 4.Cuadro 4.Cuadro 4.Cuadro 4.Cuadro 4. Longitud del cuarto metatarso en diez lobos y dos coyotes actuales, siete perrosprehispnicos y los ejemplares de Santa Cruz Atizapn y Hunchavin.

    Ejemplar Longitud 4 Ejemplar Longitud 4metatarso (mm) metatarso (mm)

    Lobo 1 91.5 Coyote 1 80.1Lobo 2 93.2 Coyote 2 70Lobo 3 88.3 Perro 1 55.9Lobo 4 96.6 Perro 2 60.6Lobo 5 92.8 Perro 3 62.6Lobo 6 91.0 Perro 4 60.6Lobo 7 99.2 Perro 5 51.9Lobo 8 93.5 Perro 6 53.5Lobo 9 92.0 Perro 7 49.7Lobo 10 97.7 SCAT 94*

    Hunchavin 71.3**

    * Valor probable a partir de su comparacin con piezas de talla y complexin similar.** Pieza carente de la epfisis distal, perteneciente a una cra de cuatro meses de edad.

    Cuadro 5.Cuadro 5.Cuadro 5.Cuadro 5.Cuadro 5. Restos de loberros adultos estudiados hasta 2005 y elementos diagnsticos empleados en su identificacin.

    Ejemplares Elementos diagnsticos Empleo y simbologa

    Templo Mayor Tamao de los individuos similar al de los lobos. Ofrenda al Templo Mayor vinculada con la dualidadDentario con forma intermedia entre perros y lobos. agricultura-guerra presente en el templo y manifestadaCondicin intermedia en la forma y dimensiones de piezas dentales. en los cnidos (perro = lluvia, agricultura (lobo = guerra).

    Pirmide de Condicin intermedia en la forma y dimensiones de piezas dentales. Smbolos de jerarqua militar.Quetzalcatl Algunos paladares presentaron forma intermedia entre perro y lobo.

    Cuevas Condicin intermedia en la forma y dimensiones de piezas dentales. Ofrendas relacionadas con las cuevas,teotihuacanas Dimensiones de piezas seas por el oeste y el Sol nocturno.

    encima de las de los perros mesoamericanos.En algunos casos, forma del dentario similar a la de los lobos,pero dimensiones ms cercanas a la de los perros.Asincrona morfomtrica en diversos elementos seos.

    aislados sino como parte de un conjuntodiverso de animales y que su empleo estdirectamente vinculado con un edificio elcual, en tres de los cuatro casos, acababade pasar por una fase de modificacin.

    Segn comentarios de Enrique Mart-nez,11 los eventos blicos ocurridos en elsitio de Zultepec-Tecoaque a mediados de1520, en los que los espaoles fueron cap-turados y sacrificados, condujeron atransformaciones arquitectnicas del tem-plo principal, tradicin comn en el cen-tro de Mesoamrica en ese tiempo, ya quea travs de ello se buscaba dejar constan-cia de las hazaas realizadas. Otra situa-cin que poda derivar en modificacionesde las estructuras era la llegada de unnuevo gobernante.

    Bajo estas condiciones Zultepec-Te-coaque reviste especial importancia paranosotros, pues ofrece un ejemplo concre-to de la relacin que podra haber entre eluso de un lobo como ofrenda vinculadacon transformaciones de los edificios y elevento que origin el proceso: la guerra.

    Qu dicen los restantes casos al res-pecto? En la ofrenda de la Pirmide de laLuna donde apareci el esqueleto com-pleto (Cuadro 2 y Figura 4), es notorioel tipo de animales depositados, pues to-dos o casi todos eran depredadores ytambin es de considerar que segn in-formacin de los arquelogos, el huma-no enterrado tena las manos atadas pordetrs. Aunque no disponemos de datosconcretos que nos dirijan hacia la idea

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    ca de la razn que llev al empleo de es-tos lobos en estos sitios. Por fortuna dis-ponemos de otras fuentes de informacinderivada de lo arqueolgico que podemosemplear para comparar nuestros resulta-dos y, en todo caso, complementar la ima-gen que se va creando.

    Los loberros

    La primera de estas fuentes de datos sonlos hbridos de lobo y perro, los cualeshan sido identificados en varios sitios delcentro de Mxico (Cuadro 5).4-8 Los con-textos asociados los vinculan en dos delos tres casos con la guerra y en el tercerocon el inframundo.

    El ms claro de los tres es sin duda eldel templo de Quetzalcatl, pues los res-tos asociados, maxilares trabajados, for-maban parte de la indumentaria de unindividuo ligado con la milicia7 pero,estamos seguros que el concepto gue-rra se relaciona con la parte lobuna y nocon la perruna? Para esto es importanteconsiderar la asociacin que se le dabaal perro con la buena fortuna, la compa-a, el ciclo agrcola y el agua,16,17 con-cepto que en el Templo Mayor se hacepatente por estar dedicado a dos dio-ses: Tlloc (lluvia, agricultura) y Hui-tzilopochtli (guerra),8 concepto que,para el caso de los loberros, implicabala asociacin de la parte perro conla lluvia, la agricultura, con Tlloc, y lamitad lobo con Huitzilopochtli conla guerra.

    En el caso de los ejemplares descubier-tos en las cuevas teotihuacanas,5,6 su co-locacin en cuevas, con orientacin aloeste, fue interpretado como el resultadode un inters de la gente en vincularloscon el ocaso y con el viaje del Sol por elinframundo durante el periodo nocturno.Debido a que el Sol es representado en lacosmovisin mesoamericana por el diosQuetzalcatl, a que l posee un hermanogemelo, Xlotl, de apariencia cinomorfa,que le acompaa durante su viaje por elinframundo y a que el lobo es un animalde hbitos nocturnos, la conclusin fueque los loberros haban sido colocadoscomo smbolos de Xlotl, principalmentepor su mitad lobuna.

    Figura 8. Pieza de cermica descubierta en la uni-dad residencial de Tetitla, en Teotihuacn, donde semuestra a un cnido de cabeza robusta en posicinbpeda y portando un tocado.19 Aunque no muestraindumentaria de guerra su vestimenta es muy simi-lar a la que aparece en la figura 11, en la cual loblico es el tema fundamental.

    Figura 7. Cabeza de una figurilla zoomorfa de Teo-tihuacn que representa a un cnido robusto en ac-titud de agresin.18 La forma de la cabeza y la fieraexpresin necesariamente lleva a pensar en la posi-bilidad de que sea la representacin de un lobo.

    Considerando toda esta informacin yal compararla con la ya obtenida a travsdel anlisis de los restos de lobos, es in-evitable llegar a la conclusin de que laimagen de Canis lupus como smbolo dela guerra se fortalece. Incluso es intere-sante constatar que en el caso de Hun-chavin, la ofrenda de perros y lobos jue-ga un papel equivalente al de los loberrosdel Templo Mayor, con orientacin simul-tnea hacia la agricultura y la lluvia, porun lado, y hacia la guerra, por el otro.

    La iconografa

    La iconografa zoomorfa mesoamericana,bien se trate de esculturas, pinturas, gra-bados o figurillas, siempre consta de unanimal cuyos atributos biolgicos estnacordes con una necesidad simblica quedeba satisfacerse.18 Debido a esta situa-cin no es sencillo reconocer a la especieanimal presente, pues en muchas ocasio-nes el elemento simblico es el dominan-te y de la parte animal slo se incluan losatributos biolgicos que el autor consi-deraba indispensables para ubicar al or-ganismo que era incluido, atributos quese manejaban a discrecin, bajo la ideade que con ellos cualquiera sabra de queanimal se trata.

    Imgenes de cnidos las hay en enor-me cantidad en todo Mxico, pero cuan-do excluimos a las que representan a pe-rros, la lista se reduce enormemente y almismo tiempo se vuelve muy difusa, puesya no se tiene la certeza de cunto de sim-blico y cunto de biolgico est repre-sentando.

    Considerando lo anterior decidimosofrecer, a modo de ejemplo, tres imgenesde cnidos de la iconografa teotihuaca-na cuyas caractersticas parecen ir acor-des con la idea de que representan lobos(Figuras 7-9). La primera es una cabezade una figurilla de barro de la unidad resi-dencial de Tetitla,18 cuya expresin es denotable fiereza, adems de que es visibleel inters del artista por mostrar una cabe-za robusta, muy fuerte. La segunda es unapintura en una pieza de cermica de la mis-ma unidad residencial,19 en la cual se ob-serva a un cnido humanoide con indu-mentaria. La cabeza es muy robusta, con

    orejas grandes y tanto el tocado como losadornos tienen similitud con nuestro ter-cer caso, el cual comprende pinturas mu-rales de la unidad residencial de Atetelco,donde aparecen representados cnidos yfelinos marchando en procesin.20 Deacuerdo con la opinin de quienes hanestudiado estas pinturas murales, se tratade imgenes relacionadas con activida-des de guerra, donde los animales repre-sentaran a fuerzas blicas cuya sed debotines es equivalente al hambre vorazde los carnvoros representados.

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    En los dos primeros casos, la condi-cin de lobo se basa en el tamao y lafortaleza que denota la cabeza, aspectoque le diferencia del coyote. Por otro lado,al crear una pintura en la que se destaca lapresencia de cnidos que marchan en gru-po, de forma equivalente a un ejrcito, ne-cesariamente debemos concluir que se re-present a lobos, pues su vida social yhabilidad para cazar en manada les carac-teriza y al mismo tiempo les distingue deotros cnidos silvestres, por ejemplo loscoyotes.

    Ciertamente no sabemos cuntas repre-sentaciones de lobos pueden encontrar-se dentro de la iconografa mesoamerica-na, pero a travs de este sencillo ejemploes posible demostrar que esta especie for-m parte del acervo de animales que em-pleaban estas personas para simbolizar

    ciertos aspectos, siendo la agresin, laguerra, quiz los principales.

    DISCUSIN

    Aunque en esta poca es imposible para unmexicano incluir al lobo en la lista de anima-les que habitan las zonas silvestres aleda-as al lugar donde reside, hace 100 aos surea de distribucin natural abarcaba todoslos espacios de clima templado. Debido aesto, slo quienes habitaran el sureste mexi-cano, por ejemplo, el rea maya, podrandecir, categricamente, que la imagen o elconcepto de un lobo les era absolutamentedesconocida, mientras que para el resto delos mesoamericanos formara parte de la fau-na con la que interactuaban, a la que se apro-vechaba, de la que se escuchaban relatos, ala que se tema o a la que se veneraba.

    Manipulacin del loboen tiempos prehispnicos

    y la muestra arqueozoolgica

    Los restos descubiertos no dejan lugar adudas acerca de que el lobo era conocidoy empleado por muchas de las culturasmesoamericanas, en todo caso el mayorreto es entender la forma como se realiza-ba el contacto. Las razones pudieron serdiversas, aunque el aspecto religioso pa-rece haber sido el principal.

    El reto de cazar o atrapar a un gran de-predador era visto por estas personas comouna verdadera prueba de fortaleza y habili-dad, tal y como lo indica Fray Bernardinode Sahagn21 al describir la forma como eracazado el jaguar. Por otro lado, dispone-mos de restos arqueozoolgicos de pumas,cocodrilos, pecaries y guilas reales, loscuales demuestran que para estas perso-nas cualquier animal poda ser utilizado,pero es importante aclarar que el enfrenta-miento cuerpo a cuerpo no era, de formaalguna, el procedimiento ms comn y queen todo caso se valoraba ms la inteligen-cia y habilidad que la fuerza bruta o la osa-da. Tomando los relatos presentes en elCdice Florentino21 vemos, en el caso deljaguar, que se hace mencin de cmo debeactuar el cazador para alcanzar su objetivoo aceptar su fracaso y morir con dignidad,mientras que con las guilas se describe latcnica para robarse los aguiluchos sinsufrir un rasguo.

    Retomando el caso del lobo, culesseran las circunstancias y condicionesque deberan tomarse en cuenta al momen-to de considerar la necesidad de disponerde algn ejemplar? En comparacin conotros animales los lobos son fciles dedetectar, tanto por su hbito de vivir engrupos como por su comunicacin a tra-vs de aullidos. Sabemos que Homo sa-piens y Canis lupus son ecolgicamentemuy similares y por tanto mutuamente ex-cluyentes, aunque en tiempos prehisp-nicos debi existir suficiente espacio yalimento para asegurar que unos y otrospodran habitar las mismas regiones conun mnimo de contacto, prueba de ello sonlos reportes de lobos en el Desierto de losLeones al inicio del siglo XX por parte deAlfonso L. Herrera.22

    Figura 9. Imagen decuerpo completo (arri-ba) y ampliacin de lacabeza (abajo) de uncnido que aparece enuno de los murales dela unidad residencial deAtetelco, en Teotihua-cn. La imagen que dan,marchando en proce-sin, individuos portan-do tocado y hocicomostrando los dientessiempre ha sido toma-do como imagen de unarepresentacin de gue-rra. La idea que preva-leci por muchos aosfue que se trataba derepresentaciones decoyotes, idea que haperdido su sustento antelos hallazgos arqueo-zoolgicos de lobos.

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    Considerando entonces que el factorabundancia no era problema, los aspec-tos principales a considerar seran el es-fuerzo humano que se requerira parahacerse de un lobo y la razn para ello.Hemos ubicado a la guerra y las recons-trucciones de los templos como una justi-ficacin poderosa para buscarlos, pero sicada evento blico o constructivo hubieraconcluido en un ejemplar sacrificado, en-tonces el contexto arqueolgico mexica-no estara saturado de lobos. Dado queesto no ocurri, entonces debemos con-cluir que el factor fundamental era el es-fuerzo y los recursos requeridos para ob-tenerlos.

    Es tentadora la idea de que este cni-do, al igual que otros grandes depreda-dores, como el jaguar, el puma o el guilareal, constituan la lite animal ligada conlo divino y que esto conducira a que slose les empleara cuando existan ceremo-nias de alto nivel que involucraban a todoun aparato de estado o a poderosos go-bernantes; quiz esto fue cierto en algu-nos momentos, por ejemplo con la Pirmi-de de la Luna, pero el hallazgo de restosde lobos en sitios como Hunchavin y Zul-tepec-Tecoaque, los cuales fueron asen-tamientos ms bien pequeos, lleva a du-dar sobre esto; no obstante en el prrafoanterior se concluy que el esfuerzo quedeba hacerse para obtener animales eragrande. Cmo explicar esto?

    Cuando vemos un determinado restoanimal en el contexto arqueolgico siem-pre consideramos probable que se tratade un evento de manipulacin de un ejem-plar y su uso en el sitio de hallazgo, peroen realidad lo nico que realmente pode-mos asegurar es que en ese lugar fue em-pleado una parte de un animal o inclusosimplemente el hueso, todo lo dems sonhiptesis con mayor o menor apoyo.

    Al trasladar esta idea a nuestros lobos,vemos que en Hunchavin y en uno de loshallazgos de Teotihuacn tenemos sufi-cientes elementos seos para asegurarque las personas involucradas tuvieronen sus manos individuos completos, in-cluso es posible que el juvenil de la Pir-mide de la Luna fuera depositado vivo.En el segundo hallazgo teotihuacano slopodemos asegurar que en el evento fue-

    ron utilizadas cabezas de lobos, en Zulte-pec-Tecoaque otra cabeza o incluso slola mandbula y en Santa Cruz Atizapn unmetatarso.

    Pero hay an ms, no es coincidenciaque los individuos ms completos perte-nezcan a una cra y a un juvenil y de losadultos slo tengamos restos aislados,pues esto indica que el manejo y manipu-lacin de lobos vivos se limitaba a lobez-nos, los cuales son, hasta cierto punto,moldeables y manipulables, mientras quecon los adultos slo queda la opcin demanejo de individuos muertos o de par-tes aisladas.

    A partir de esto podemos concluir queel manejo de animales vivos estara limita-do a cras que sin duda se atraparan ubi-cando las madrigueras y aprovechandoun descuido de la madre para tomarlos,mientras que a los adultos muy probable-mente se les cazaba y se trasladaban suscuerpos, o sus partes, al sitio donde serealizara la ceremonia.

    Respecto del material de Santa CruzAtizapn, hasta donde sabemos no estligado a una actividad religiosa y el ha-llazgo es lo ms pequeo de toda la mues-tra analizada, situacin que invita a re-flexionar sobre la forma como alguienobtuvo el metatarso. Cabe la posibilidadde que un lobo cazado fuera descuartiza-do y sus partes repartidas entre la gente osimplemente tengamos en las manos elcaso de un instrumento elaborado a partirde un hueso que alguien encontr al ca-minar por el campo y se le emplea no porser de un lobo, sino porque las medidas ysu dureza se ajustaban a un tipo de herra-mienta que se necesitaba.

    Uso de lobos vivos, cacera, aprove-chamiento de restos encontrados al azar,estas tres opciones son el derivado de lainformacin contenida en los ejemplaresrespecto de cmo podra ser obtenido unindividuo o sus partes, pero an hay unacuarta opcin y es el uso de sus clulasgerminales para combinarlas con las delperro y con ellas crear a los loberros.

    Manejo y cautividad de lobos

    A partir de los hallazgos de los lobeznosno slo se abre la perspectiva de que enalguna ocasin un teotihuacano senta-do en un patio pudiera observar a un loboenjaulado, sino de todo el bagaje de co-nocimiento que deban tener losmesoamericanos para mantener en bue-nas condiciones a un lobo, quiz por lar-go tiempo.

    Cautividad es el trmino empleado paradesignar el manejo de individuos vivosdentro del territorio humano sin que estoincluya su reproduccin.17 Qu eviden-cia tenemos para asegurar que algunosde los lobos descubiertos fueron anima-les cautivos?

    En el cuadro 6 tenemos la lista de as-pectos que deben tomarse en cuenta paraconsiderar cautivo a un animal. Para elcaso de la cra descubierta en Hunchavinel aspecto ms importante a considerar esque en Chiapas no existen poblacionessilvestres de lobos, por tanto es indispen-sable concluir que se trat de un cacho-rro capturado en el Istmo de Tehuantepecy transportado hasta la frontera de Gua-temala. El lobezno es cuidado y amaman-tado por la madre durante su primer mes

    Cuadro 6.Cuadro 6.Cuadro 6.Cuadro 6.Cuadro 6. Criterios empleados en la arqueologa para reconocer la condicin de cautividad enanimales y aspectos reconocidos para los casos de la Pirmide de la Luna y Hunchavin.

    Evidencia Teotihuacn Hunchavin

    Los ejemplares arqueozoolgicos se encuentran fuera del Xrea de distribucin natural.Hay representaciones artsticas. XRepresentaciones de escenas de captura.Muestra arqueozoolgica con individuos cuya proporcinde edades y sexos no se ajustan a lo que existe enpoblaciones naturales.Presencia de objetos relacionados con su manejo. X

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    de vida, lo cual permite suponer que se lecaptur antes de alcanzar los dos mesesde edad y durante los dos siguientes fuetransportado y cuidado hasta que lleg elmomento de su sacrificio. Bajo este es-quema es posible concluir que se trat deun animal cautivo.

    El segundo caso a considerar, el juve-nil de la Pirmide de la Luna, se encontrdentro del rea de distribucin naturalde Canis lupus baileyi, pero sabemosque se le mantuvo vivo, pues se le ente-rr en una jaula. Aun cuando se trata deun individuo no adulto, su edad serasuficiente para que su manejo constitu-yera un verdadero peligro por lo que re-sulta poco probable que se le hubieracapturado en das previos a su sacrifi-cio, en realidad es mucho ms lgico quese le haya tomado de los alrededores dela madriguera en su segundo mes de viday se le mantuviera cautivo durante cua-tro o cinco meses.

    A partir de estos dos casos podemosconcluir que para los mesoamericanos ellobo poda manejarse hasta el nivel decautividad, pero slo en el estado de cra.Sin duda prolongar su cautividad ms allde ese momento resultaba ser altamenteriesgoso de modo que si se requera a unadulto las opciones a manejar eran ejem-plares muertos o el uso de loberros, loscuales, al ser portadores de la sangre delobo, podran cubrir las necesidades ri-tuales en diversas ocasiones.

    El lobo y lacosmovisin mesoamericana

    Como hemos visto, la diversidad de for-mas de manejo y empleo de los lobos porparte de las culturas mesoamericanas eslo bastante diversa para preguntarse elporqu no vemos su presencia con la mis-ma fuerza con la que se manifiesta el ja-guar, el cual incluso fue objeto de cultoen reas fuera de su territorio.

    Quiz la respuesta a esta pregunta seencuentre en el origen mismo de la civiliza-cin mesoamericana. En el actual Estadode Tabasco se desarroll la cultura Olmeca(siglos XVI-V a.C.) a la que se le ha dado lacategora de cultura madre por conside-rar que varios de los elementos fundamen-

    tales de Mesoamrica tuvieron sus orge-nes en este pueblo. Los mayas (siglos XVa.C.-XVI d.C.) fueron otro de los ejes fun-damentales del desarrollo cultural, as comolos zapotecas (siglos XV a.C.-XVI d.C.),cuyo centro de origen se ubica en los va-lles centrales de Oaxaca.

    Qu tiene que ver esto con los lobos?Como es claro, los tres focos culturalesindicados se encuentran en el sur y su-reste de Mxico y ninguno de ellos seencontraba dentro del rea de distribu-cin de Canis lupus. Todo lo contrarioocurre con el jaguar, el cual habitaba elsureste, istmo de Tehuantepec, planiciescosteras, Sierra Madre del Sur, Sierra Ma-dre Oriental y norte de la Occidental. Sitomamos como correctas las ideas queconsideran a la civilizacin mesoamerica-na un derivado de las culturas indicadasno tendramos razn para asombrarnos deque el lobo carezca del carcter universaldel jaguar, pues su llegada al universo re-ligioso mesoamericano sera un fenme-no ms tardo y tambin ms local, pueshabra sido, por as decirlo, un invitadoque se incorpor a la cosmovisinmesoamericana por influencia de los pue-blos del centro, occidente y norte de Mxi-co varios siglos despus del inicio de lacivilizacin.

    CONSIDERACIONES FINALES

    Sin duda, pocas imgenes de animalespueden causar ms temor en el hombreque la de un lobo y, sin embargo, dispo-nemos de evidencias indiscutibles de quese les emple en el Mxico antiguo. Lamuestra que conocemos no es grande,pero abarca desde inicios de nuestra erahasta el siglo XVI y desde el centro deMxico hasta la frontera con Guatemala.

    Considerando que en este momentoCanis lupus baileyi es una especie enpeligro de extincin es indispensable re-unir toda la informacin posible acerca dela historia entre lobo y hombre en nuestroterritorio. Los datos disponibles en estemomento indican que esta especie, den-tro de su rea de distribucin natural, eraampliamente conocida por la gente, quesin duda conocan bien sus hbitos, suciclo de vida y sus requerimientos, lo cual

    deriv en prcticas a travs de las cualesobtenan lobeznos de pocas semanas devida a los cuales se les mantena cautivoshasta llegar a la fase juvenil.

    El empleo del lobo poda ser variado,aunque los datos lo hacen ver ms comoanimal de sacrificio en ritos vinculadoscon la guerra y modificaciones de los tem-plos. La circunstancia de que los indivi-duos asociados con esta actividad pudie-ran ser desde animales vivos (quizadormecidos) hasta piezas aisladas, o in-cluso hbridos de lobos y perros, demues-tra que el valor simblico del elemento quese ofreca dominaba sobre la condicinmaterial del elemento en s, quiz un re-sultado lgico de la enorme encrucijadaque tendran estas personas ante la nece-sidad de disponer de un lobo, por un lado,y el enorme esfuerzo y riesgo que estabaimplcito al momento en que se le daba aalguien la orden de entrar al territorio dellobo en busca de un ejemplar.

    BIBLIOGRAFA

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