El Marco Ecológico para Iluminar la Sociedad Actual

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    Ciudades para un Futuro ms Sostenible

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    Boletn CF+S > 28: Transporte: mejor cuanto ms rpido? > http://habitat.aq.upm.es/boletin/n28/armar.html

    RAMN MARGALEFBarcelona (Espaa), 1998.

    A pesar de compartir el prefijo comn eco, no resulta fcil construir puentes eficaces entre las ciencias quellevan los nombres de ecologa y economa. Mi contribucin a la presente discusin slo puede partir delcampo ecolgico y cualquier consideracin que haga en relacin con la economa puede ser consideradacomo heterodoxa. Mi punto de partida es evolucionista y empieza por considerar caractersticas de lahumanidad que, desde su origen, pesan de manera importante e inevitable en la determinacin de algunosaspectos de nuestra trayectoria evolutiva.

    Debo excusarme por insistir, una vez ms, acerca de algunos aspectos que en estos ltimos tiempos me hanpreocupado e interesado. Por supuesto, mis argumentos dejan cabos sueltos y adems hay razones por las quejams podrn ser populares. Entre ellas est el natural egosmo individual y de clase, que se relaciona con laposicin de muchos de los llamados intelectuales, y especialmente en los de nuestro pas, en su relacin con eltema de la evolucin biolgica. Las polmicas surgidas en torno a la misma, definida en su sentidodarwiniano, se silenciaron pronto (RUBIO, 1983), aunque sin que en nuestro pas se asimilasen los aspectosfundamentales de la evolucin y de la dinmica de la misma en la naturaleza. Yo pienso que, una vez que laIglesia acept la posibilidad de que descendiramos del mono, los partidarios de las luces, perdieroncualquier inters por otras posibles implicaciones de la evolucin; pudo parecer como si slo hubieranprestado atencin a la teora de la evolucin por su potencial para incordiar a los obispos, pero jams por el

    que conservaba para hacer reflexionar a nuestra cultura, hasta el punto de crear dificultades hasta a loseconomistas.

    Dicho esto a modo de introduccin, recordar otra vez algunos aspectos que, segn creo, se relacionanpoderosamente con el presente y el futuro de la humanidad, tal como se va configurando histricamente, yque se expresan en los dominios de la ecologa y, tambin, de manera menos manifiesta, en el campo de laeconoma.

    La transmisin cultural acelera la difusin y expansin de conocimientos adquiridos, actividades, o formasde comportamiento, con toda su variabilidad, aparte o por fuera de la transmisin gentica de particularespotencialidades innatas. Pero esta mayor rapidez de propagacin no garantiza la uniformidad, antes bienpuede generar y contribuye a mantener, en prxima coexistencia, notables diferencias culturales. Elrepertorio completo de informacin, distribuido ente los diversos individuos que comparten una fraccinrelativamente elevada del conjunto de dicha informacin, estar siempre en condiciones de aumentar.

    Su posible aumento demanda cambios fsicos en los mismos sistemas vivos considerados, o bien en superiferia inmediata que es integrable con ellos en grado distinto. Estos cambios fsicos se asocian con lo quese sigue llamando comnmente un aumento de la entropa. El cambio implica una transformacin irreversible

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    y an a reforzar aquellas mismas caractersticas que tuvieron xito, a travs de la seleccin natural, en elpasado y que siguen conservando algunas notas semejantes en su orientacin hacia el futuro.

    En el caso que consideramos, que es el de nuestra especie, es de esperar o, por lo menos, suponer que tanto latransmisin cultural como la capacidad de manejar materiales y energas del entorno, continan siendofactores importantes que pueden regir de manera significativa la seleccin natural que sigue operando dentrode los diversos grupos de la humanidad, o entre unos y otros grupos que permanezcan ms o menossegregados en funcin del espacio y tiempo.

    An con la mejor voluntad --en virtud de consideraciones ms o menos ajenas al simple imperativobiolgico-- puede ser muy difcil evitar que la dinmica en una especie con las caractersticas de la humana,en lo que concierne al acceso a los diversos recursos y al uso de los mismos, no contribuya a engendrardiferencias de poder y calidad de vida entre individuos y grupos de los mismos. Su resultado previsible es quelos grupos ms beneficiados estarn formados por individuos menos numerosos que los grupos que acabandisponiendo de menos recursos y menos poder. Por otra parte, es lgico que la velocidad con que aumenta la

    desigualdad puede ser funcin tambin de las facilidades o de las restricciones que condicionan el posibleaislamiento de grupos de diversa entidad.

    Las anteriores consideraciones no son una interpretacin terica de las consecuencias esperables deldarwinismo duro, sino tambin una constatacin bien meditada de las causas de la situacin en que nosencontramos. Ello es el resultado de una aventura de evolucin histrica que, probablemente, apenas podrcompararse con ninguna ms. Corresponde a etapas avanzadas en la evolucin de una especie de primate queconsigui utilizar recursos materiales y, especialmente, recursos energticos, simultneamente con su aptitudpara transmitir cultura, que, entre otras propiedades ha tenido la de contribuir a la generacin y perpetuacinde desigualdades notables, paralelas a las que ya se daban en el acceso inicial a los recursos mencionados enprimer trmino.

    Es claro que los condicionamientos no pueden ser tan sencillos y que los dos aspectos comentados comoposibles determinantes o caractersticos de la condicin humana se expresan de maneras ms complejas.Aunque yo creo que nunca son ajenos a la dificultad de encontrar soluciones justas o aceptables,especialmente a escala global, para las cuestiones candentes de la ecologa aplicada actual: contaminacin denuestro entorno, agotamiento de recursos determinados, lmites en la energa asequible y riesgos que, an as,presentan su degradacin en relacin con la conservacin de un entorno que ofrezca unas condicionesmnimas necesarias o deseables. Tampoco hay que ver en ello caractersticas particularmente viciosas de lanaturaleza humana: en efecto, las plantas leosas muestran una heterogeneidad de crecimiento mucho mayorque las plantas herbceas que son siempre de pequea talla y las plantas talludas ganan al final --si disponende tiempo-- haciendo sombra a las pequeas.

    No es de extraar que las mismas dificultades y problemas reaparezcan como centro de las dificultadesasociadas con el llamado y tan deseado desarrollo sostenible. Es un tema interesante que no puede plantearsecon un mnimo de lgica si no es dentro de un marco fsico muy amplio como es el que concierne a lasrelaciones fundamentales entre entropa e informacin, que, en este caso, afortunadamente, se puedenpresentar en trminos relativamente simples. La observacin crtica de todos los sistemas naturales, desde laestructura elemental de la materia hasta la vida y la biosfera, o las biosferas si hubiere ms de una, nos

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    muestra cmo existe una correspondencia necesaria entre la adquisicin de informacin o riqueza deestructura funcional --que podemos imaginar como ocurriendo aqu y ahora, de una manera que casivoluntariamente subjetivamos-- y un aumento perifrico de entropa. La entropa reifica una propiedad que estan negativa como el imaginario flogisto, y que parece perderse centrfugamente y de manera continuadaalrededor de nuestro centro de inters, de la misma manera que se difunden los gases cuya emisin violentaimpulsa un cohete, cuando la posicin de este cohete es lo que nos interesa.

    Lo ms importante, en lo que nos concierne, es la eficiencia con que se aprovecha la energa que se disipa,

    pero la cuestin se complica porque no se trata simplemente de recuperar energa mecnica, sinoprincipalmente de derivar de la experiencia una informacin que permita conseguir mayores eficiencias enexperimentos futuros paralelos y realizados con los mismos propsitos. En el caso vagamente considerado delbienestar de la humanidad lo ms decente sera aumentar la calidad de vida, de definicin harto imprecisa.Todo ello concierne tambin a la organizacin del sistema en el cual ocurren los fenmenos y an a unavaloracin global o grado de aceptacin, que variar segn los individuos, de lo que se puede considerar comoinformacin.

    Que la situacin no puede tener una solucin fcil me lo recuerda indirectamente un artculo reciente deKELLY (1998) en el que comenta los nuevos aspectos que est adoptando el consabido conflicto entre las dosculturas que, escribe Kelly con una dosis considerable de discreta sorna, puede ir ahora por buen camino,

    porque la cultura literaria est encantada con la cultura tcnica, no porque le abra nuevas ventanas a ladeseada verdad, ni siquiera a la simple contemplacin del mundo, sino porque le proporciona unaconsiderable diversin, a travs de su capacidad para ofrecer atractivos mundos virtuales. Habra aqu muchoque aadir en relacin con el deseo de un desarrollo sostenible que sea genuinamente humano y lascualidades que debiera tener. Est claro que el tipo de discusin que se genera en este caso converge con undiscurso que ha entretenido a la humanidad desde siempre.

    El objetivo de esta reunin es o era considerar las relaciones entre ecologa y economa. He asistido abastantes reuniones y he ledo diversos escritos sobre el tema. Mi posicin es de naturalista y podr parecerheterodoxa a muchos de los presentes. Yo veo en la adopcin de entidades de cambio, del dinero, unmecanismo de regulacin que, biolgicamente, sera equivalente al comportamiento territorial de muchos

    animales, fundamentalmente vertebrados, y an podra encontrar a quien vera en ello ocasin para buscaralguna aproximacin al espritu de la colmena o del hormiguero.

    El objeto de la economa debe entrar en este punto. Por supuesto, se puede reconocer cierta secuenciaevolutiva desde las formas primitivas de trueque, pasando quiz por el uso de la moneda de piedra de las islasPalau, hasta las finanzas modernas. Existen autores (Deleuze, Levy) para los que el dinero sera un valordesterritorializado, la abstraccin de algo tan real como el suelo, lo cual se aproxima a mi concepcin.

    H. T. Odum acarici un tiempo la idea de construir modelos en los que el flujo de dinero se pudiera consideraruna contracorriente del flujo de bienes y servicios. Por mi parte, pronto entend que se deba desistir desemejante propsito, cuando se comprueba que el flujo de dinero en bucles de especulacin super en mucho(ahora me dicen que ms de 50 veces) al dinero asociado, como flujo contrario, a las transferencias de bienesy servicios.

    El dinero, por tanto, sera un agente ms que influira poderosamente en el proceso de generar y mantenerdesigualdades entre los elementos de una organizacin, enlazndolos unos con otros dentro de algn nuevosistema ampliado y con ansias de crecer, que se espera sea sostenible. Los mejor intencionados aadiran eldeseo de que adems de favorecer la estabilidad del sistema entero, contribuyera a un bienestar relativo de los

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    ms, aunque es de temer que quiz acabe sindolo solamente de una pequea fraccin de los ms influyentes,entre los individuos que componen el colectivo humano.

    Yo tengo todava mis dudas; aunque por supuesto me parece inaceptable y veo como indeseable la valoracinmonetaria de los ecosistemas mundiales, recientemente propuesta por CONSTANZAETAL (1997). Creo,adems, que es monstruosa la propuesta de pagar por el derecho a contaminar y otras lindezas por el estiloque cabe imaginar, algunas que ya existen o que irn surgiendo all y aqu. Ms adelante me anticipo a algoque se est gestando y que, yo no lo dudo, proporcionar nuevos ejemplos en unos pocos aos.

    Otro tema de inters concierne las fronteras. Enlaza consideraciones ecolgicas (MARGALEF, 1998) consituaciones que ocurren en la distribucin geogrfica e interacciones entre poblaciones humanas quecondicionan las caractersticas de las fronteras, su permeabilidad y su funcin. En fin, se genera un conjuntode problemas que debe resultar apasionante para todos y yo veo, como un aspecto positivo, que sera posibleenfocarlo con instrumentos cientficos e intelectuales a nuestro alcance. Su significado en economa siguesiendo indiscutible, aunque la aproximacin de dicha ciencia a los problemas reales, por lo menos a los que

    contempla el bilogo, se ve inadecuada, insuficiente, o bien de enfoque muy limitado.

    Muchas situaciones se pueden cuantificar mediante valores absolutos (biomasa, precios), y entonces estudiarsu variacin en el tiempo, incluyendo aceleraciones y desaceleraciones y expresar tambin la dinmica decambio (en forma de derivadas con respecto al tiempo). Ciertos procesos de cambio son graduales yprogresivos (hay que emplear la palabra progreso con moderacin y con bastantes precauciones, puesmuchos no la creen polticamente correcta; vase AGUSTY WAGENSBERG, 1998). Dichos procesos estnsometidos a tasas de cambios asintticas, significando que los mismos quedan interrumpidos o estn sujetosde manera irregular a cambios de sentido inverso, bruscos o catastrfico, tal como se observa en laspoblaciones de especies, en la diversidad de faunas y floras, en los valores en bolsa, y en el acaecimiento deconflictos y guerras. Los cambiosprogresivos son lentos y se asocian con procesos de conversin gradual y

    bien estudiable de entropa potencial en informacin. El desarrollo sostenible ideal sera, por tanto, unproceso progresivo, que se podra calificar de bueno si no se empleara en acumular recursos que a menudoacaban engendrando una futura discontinuidad endgena (GOLDSTEIN, 1988). Es posible que un discursoanlogo sea aplicable a aspectos que conciernen ms especficamente a la economa.

    Los cambios en sentido opuesto tienden a ser bruscos, sin regularidad, ni en cuanto al momento en queocurren ni en lo que concierne a su intensidad. La aproximacin matemtica podra ser relativamente sencilla,como que sustancialmente consiste en una ampliacin de la misma que fuera ya introducida por Verhulst en el

    estudio de la dinmica de las poblaciones: dN/dt=aNh-bNh'-cNh"-..., que ofrece muchas posibilidades,incluyendo cierta aletoriedad en lo que concierne a los cambios negativos de sentido catastrfico, que vanms all de la que Mandelbrot llama la escalera del demonio y que yo ms bien calificara de superdiablica,

    segn la cual la frecuencia de las perturbaciones de cierta clase es, de manera un tanto vaga (el diablosiempre halla por dnde escurrir el bulto) inversamente proporcional a la intensidad de las mismas. Estopuede ser vlido tanto para la sucesin ecolgica como para las catstrofes de causa geolgica, quedando porver si su aplicabilidad se extiende tambin a los conflictos blicos y a los cambios en bolsa.

    La humanidad es un vstago de la evolucin que ha tenido un xito considerable, tambin como factordinamizador de la biosfera, para bien o para mal. Los desarrollistas juraran que siempre ha sido para bien, los

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    viejos y sentimentales ecologistas nos sentimos ms proclives, quiz por la edad y por aquello del tiempopasado que nos parece mejor, a llorar sobre los aspectos negativos de las intervenciones inditas con que cadada nos regala el que llamamos progreso. Un hecho importante es que el instinto del territorio de nuestros msremotos antepasados animales desemboc en el dinero que organiza y desorganiza, a travs de nosotros, losflujos de la biosfera y no sabemos bien dnde nos va a llevar. Realmente, nuestra sociedad debe enfrentarsecon decisiones inaplazables, como lo son las que conciernen al manejo de un planeta que ya va estandosuperpoblado por nuestra especie. Puede ser ilustrativo escoger para examen un problema ambiental urgente,que el lector podr situar como guste en su marco preferico de las relaciones entre economa y ecologa.

    Los grandes fondos marinos pueden constituir un basurero ideal. La misma naturaleza nos ensea el porqu ynos muestra que el utilizarlos como tales no es peor que otras actividades que realizamos diariamente. Losocanos se comportan como deficitarios o heterotrficos comparados con las superficie de los continentes.Esta proporciona un excedente de produccin biolgica primaria, parte de la cual acabar disgregada,digerida y asimilada, es decir, totalmente reciclada, en los ocanos.

    Las estimas ms fiables sitan la cantidad de carbono orgnico que los ros llevan de los continentes a losocanos entre 200 y 300 millones de toneladas anuales. Frente a esta cantidad, la extraccin del producto dela pesca, carbono orgnico que va de los ocanos a tierra, desde hace varias dcadas ronda, sin superarlos, los10 millones de toneladas anuales de carbono orgnico, que corresponde a una fraccin relativamente pequea

    de aquella contribucin.

    Los ocanos digieren una fraccin considerable de la produccin de los ecosistemas continentales y estjustificado el inters que actualmente muestran numerosos grupos de investigacin oceanogrfica por lo quellaman el microbial loop, o sea el ciclo microbiano, naturalmente heterotrfico, en el que reposa la digestiny removilizacin de una gran cantidad de materiales orgnicos, tanto los generados en los propios ocanoscomo los procedentes de los continentes y que se integran en ciclos, mayormente caracterizables comodescomponedores, en el seno de las aguas marinas. Es lo ms natural pensar que esta funcindescomponedora localizada en los ocanos podra ir a ms. Esto no slo solventara algunos de los problemasque a los humanos se nos plantean, y que implican una considerable aceleracin en el fluir de los materialesorgnicos, sintetizados en tierra, a los ocanos. En compensacin, los ocanos tenderan a retornar a una

    situacin que seguramente existi en un pasado relativamente no muy lejano, cuando los ocanos mantenanen solucin una cantidad de CO2 mucho mayor de la que retienen ahora.

    Es natural que exista inters por hacer mayor uso de esta capacidad de los ocanos, inters que se combinacon los graves problemas que plantea la acumulacin de materiales orgnicos putrescibles, de diverso origen ygenerados por nuestra civilizacin. Esta preocupacin ha ido desarrollando paulatinamente, quedandoaparentemente en segundo trmino, sin manifestarse abiertamente, la posibilidad de llevar a los ocanos unacantidad ilimitada de residuos, seguramente por existir una presin considerable de fundamento ecologista yaun un convencimiento genuino a favor de proteger los ocanos y especialmente los mares menores ointernos, como el Mediterrneo. Seguramente se combin la conciencia de los riesgos debidos a laacumulacin de un exceso de vertidos procedentes de los continentes con la alarma asociada a las desgracias

    ocurridas con petroleros, que dieron origen a las catstrofes conocidas como mareas negras. Tengo laimpresin de que estos daos pudieran haber sido exagerados, porque, en general, causaron menos daos ofueron ms fugaces de lo que se poda temer, y esto en razn de la gran capacidad de manejar y descomponerhidrocarburos que est presente en infinitos organismos marinos. Tambin en relacin con este tema seperdieron muchas ocasiones de adelantar en el progreso de nuestros conocimientos. Creo que los estudiossobre mareas negras nos han puesto de manifiesto fenmenos que atestiguan ms bien la misericordia que lamalignidad de la naturaleza, para decirlo de algn modo. Colegas familiarizados con temas de contaminacinen aguas del Mediterrneo me han sealado, con cierta perpleja admiracin, que algunos hidrocarburoscontaminantes parece que se trasladen ms a travs de la atmsfera que con las propias aguas. Por poco queuno est al corriente de las caractersticas fundamentales de la vida marina, no puede evitar la sospecha que

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    la enorme capacidad matablica de toda suerte de organismos presentes en el plancton marino se ha demanifestar sobre materiales tan genuinamente orgnicos como son los hidrocarburos. Extrapolando estehecho con aviesas intenciones alguien pudiera aceptar que la capacidad de los ocanos para digerir toda lamateria orgnica que le pongan por delante ha de rebasar cualquier lmite, conclusin que me pareceraexagerada o, por lo menos, poco prudente.

    Har poco ms de dos dcadas que recib separadamente dos visitantes que me hablaron de la posibilidad deemplear tuberas de considerable dimetro, como las utilizadas por mover hidrocarburos, con el fin de

    conducir a niveles del mar relativamente profundos, materiales de desecho generados en los continentes,confiando que la naturaleza los incluira en sus ciclos, tornndolos prcticamente inofensivos. De utilizar esterecurso slo se provocara una aceleracin notable, dentro de los lmites de lo asimilable, en la actividadheterotrfica de la vida marina. Recuerdo que no manifest entusiasmo ni deseos de colaboracin, entrminos que probablemente hicieron que mis interlocutores me tomaran por un ecologista cuya posiblecolaboracin no era interesante.

    Este recuerdo tuve que reavivarlo ante ulteriores insinuaciones acerca de las excelentes condiciones de laprofunda cuenca marina del NW del Mediterrneo para ayudar a digerir materiales orgnicos procedentes delcontinente. No se puede decir que faltara conciencia en las autoridades, aunque a veces algo mal colocada.Hace muchsimos aos que aguas depuradas de Barcelona se estaban y quiz se estn tratando con cal antes

    de devolverlas al medio marino, con lo que no se hace ms que aumentar el volumen de depsitossedimentarios costeros y pagar el precio de la cal viva utilizada.

    Siempre he sido consciente de la capacidad del medio marino para asimilar material orgnico procedente delos continentes y todos sabemos que, durante largos perodos de la historia de la Tierra, los mares han tenidoun carcter ms heterotrfico que el actual, siendo prcticamente anxicos en profundidad, en varias o en lasms de las grandes cuencas ocenicas. De hecho, algunos de los episodios, bien de limitaciones en la vidamarina, bien de cambios bruscos en la vida de todo el planeta, se han asociado, creo que con buenfundamento, con la acumulacin lenta o con la evacuacin brusca de CO2 de los mares. Conviene insistir quetales ciclos fueron asimtricos, como lo son todos los ciclos comparables y de perodo generalmente mscorto, caracterizados por una acumulacin gradual de CO2 en aguas profundas de lagos o mares y su

    evacuacin ms brusca o discontinua y an potencialmente catastrfica. Asimetra que se manifiestaasimismo en relacin con las fluctuaciones deEl Nio.

    Se conocen los mecanismos de ventilacin que operan en las grandes profundidades ocenicas, que influyensobre la distribucin y las caractersticas de la vida marina, especialmente de la que es propia de aguasprofundas. En los tiempos que corren, la mayor parte de stas se hallan bien ventiladas y son ricas en oxgeno,aunque se observan localmente casos de una anoxia relativa, como en la fosa de Cariaco, en las costas deVenezuela, y en el mar Negro. La presin hidrosttica elevada que opera en aguas profundas mantiene endisolucin una alta concentracin CO2 --y de otros gases--, como en una botella de cava o champaa.

    Los hombres de estado podran ver en la actual capacidad de digestin y oxidacin de los ocanos unainvitacin a probar extender su eficacia al tratamiento de la enorme cantidad y variedad de materialesoxidables que la humanidad produce. Siempre se podra argumentar, por otra parte, que la utilizacin de talcapacidad ayudara a reintegrar buena parte de dichos materiales en un ciclo global que es deseable quecontine en trminos no muy alterados. Recordar a este propsito el inters que hace unos aos se despertante la posibilidad de que el hierro fuera un elemento regulador de la produccin de filoplancton marino, yque llev a sugerir la utilizacin de la chatarra postblica (flotas de guerra pasadas de moda) como suministrovalioso para aumentar la fertilidad de las aguas marinas, que se supona podra tener esperables efectos

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    beneficiosos y multiplicativos sobre la explotacin pesquera.

    Cada vez se manifiesta con mayor urgencia la necesidad de desembarazarse por vas baratas y de resultadosefectivos de la enorme cantidad de objetos materiales y de tantos residuos indeseables que produce nuestracivilizacin. Sera posible dejar los desperdicios sobreros, que desearamos que entraran en un largo ciclo, enalguna zona de subduccin de las bien conocidas, superando, por supuesto, los problemas tcnicos que fueranapareciendo a lo largo del desarrollo de tal proyecto.

    En la dcada de los 60 se alz considerable revuelo a cconsecuencia del abandono en el Atlntico europeo derecipientes que contenan materiales radiactivos. Algunos incidentes, como los provocados por larecuperacin de bidones cerrados por parte de pescadores de arrastre y su apertura posterior que expuso alaire libre diversos materiales que se dijeron de baja radiactividad, forzaron reconsiderar el tema de cmoproceder con semejantes vertidos. Era obvio que los materiales deban llevarse a profundidades mayores, porlo menos fuera del alcance de los arrastreros. Se propuso designar algunas reas, entre otras una al Oeste de laPennsulo Ibrica, como posibles vertederos autorizados. Entonces Espaa estaba en el limbo, pero eraprcticamente obligado contar con su presencia y recuerdo que asist a una reunin y no a ms de una.Supongo que sirvieron como prolegmenos de la que se conoce como laLondon Convention (Convention onthe prevention of marine pollution by dumping of wastes and other matters, concluida en 1972 y que entren vigor en 1975). Pero se sigue leyendo frecuentemente en la prensa acerca de materiales radiactivos en

    depsitos y an de naves enteras cargadas de radioactividad, yacentes hasta en fondos relativamente somerosde mares nrdicos.

    Estos procederes, con ser potencialmente peligrosos, correspondan a utilizaciones secundarias o de limitadocarcter blico. Desde entonces, la presin para servirse de manera ms generalizada de los mares comodepsito de muy diversos residuos indeseados no ha hecho ms que aumentar. La historia tiene episodioscuriosos: por supuesto, la cantidad de vertidos no depurados o depurados de manera insuficiente (con qucriterio se va a evaluar el grado de tratamiento requerido?), o bien de materiales supuestamente inertes, se haestado llevando a cabo de manera irregular y probablemente resulta inevitable o difcil de legislar. Una parteimportante puede ser material tericamente inerte, como el procedente de dragados, etc. Pero otrasactividades ms especficas pudieran ser ms dainas. Entre el final de la dcada de los 60 y comienzo de la

    de los 90 bastantes buques se dedicaron a la tarea de incinerar en alta mar materiales indeseables o peligrososy arrojar las cenizas sobrantes al mar. Por supuesto, la cumbre de Ro de Janeiro, en 1992, pidi a losparticipantes que cesaran este tipo de vertidos.

    Una revisin ms detallada de los episodios que se hilvanan en esta breve historia hace ver el inters quenunca ha cesado y que va en aumento para utilizar los ocanos como basurero global, tambin de materialesslidos que van a parar al sedimento, con las dificultades que puedan originar.

    Si uno piensa en la manera cmo se han tratado globalmente otros problemas comparables y las decisiones aque ha llegado, se puede imaginar que se alcanzar probablemente alguna resolucin, que podra incluir elofrecer cierta compensacin econmica a entregar por los pases que ms uso hicieran de la oportunidad que

    se trata de legalizar y an de intensificar, a los que no hicieran o no pudieran hacer inmediato uso de unaautorizacin limitada que permitiera echar materiales varios a los ocanos. Es decir, institucionalizar lacompraventa del derecho a contaminar. Ciertamente, los pases continentales podran utilizar tambin losbuenos oficios de los pases con acceso directo a las grandes cubetas ocenicas, disfrutando as de estesingular privilegio suplemenetario que la existencia de los ocanos concede a la humanidad.

    Recientemente, elJournal of Marien Systems ha dedicado un volumen al tema monogrfico: AbyssalSeafloor Waste Isolation: A Technical Economic and Environmental Assessment of a Waste ManagementOption, con casi 200 pginas, que testifica el reconocimiento por la sociedad de la actualidad del tema y laposibilidad de que ingrese definitivamente en el grupo de asuntos conflictivos que se intenten encarrilar oresolver por la va legal. La presentacin del volumen por sus editores, P. J. Valent y D. K. Young, ambos del

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    Naval Research Society , del Stennis Space Center, MS, USA, expone el concepto de aislar --un considerableeufemismo-- determinados materiales, como aguas residuales, cenizas de incineradora, material dragadocontaminado, en las grandes profundidades marinas, examinando crticamente las ventajas e inconvenientesque pueda llevar consigo la puesta en prctica de tales posibilidades. Este proyecto ya ha sido bautizado conel acrnimo APWI, porAbyssal Plains Waste Isolation Project.

    Dada la extrema actualidad del tema, las presiones que se supone obran en su entorno y el dinero implicado,es de suponer que se va a convertir rpidamente en el centro de estas discusiones internacionales

    interminables, que siempre se orientan hacia reglamentar o controlar, ms bien que a reducir, los impactosnegativos de las actividades humanas sobre la salud de nuestro planeta.

    Por otra parte, como ha ocurrido en todas las situaciones comparables, es inevitable que se acabe aumentandolas diferencias de nivel de vida y de oportunidades entre los distintos grupos humanos. El tema, consideradoen sus dimensiones planetarias y en su urgencia, no ha entrado hasta hace pocos aos en las preocupaciones yen las discusiones cientifico-polticas internacionales, y se puede decir que ha suscitado un inters periodsticoy televisivo mucho menor que, por ejemplo, el llamado cambio climtico o el famoso agujero en la capa deozono, que pertenecen ms al grupo de ejercicios de distraccin.

    La lista negra provisional de vertidos prohibidos al mar incluye, entre otros, los elementos qumicos cadmio,

    mercurio y sus compuestos orgnicos y halgenos, incluyendo plsticos persistentes, tambin en forma decuerdas y redes; hidrocarburos y derivados, sin tener demasiado en cuenta las muchas posibilidades quetienen los ecosistemas marinos de transformarlos; materiales radiactivos, sustancias que pueden hacer elproducto de la pesca incomestible o nocivo, etc. Se ha previsto una lista gris complementaria que incluyevertidos y actividades que tienen remedio y para los que se prev la concesin de permisos especiales.

    Me gustara aadir ms comentarios acerca de los problemas planteados y su posicin dentro de losmecanismos naturales de la biosfera, que son ms o menos bien conocidos, algunos desde hace bastantetiempo. He recordado el carcter heterotrfico relativo de los ocanos y el acoplamiento de su metabolismocomo complementario del de los ecosistemas continentales. Un tema predilecto de la paleooceanografa hasido el estudio de las fluctuaciones en la ventilacin de las aguas profundas y las caractersticas de la

    produccin marina. Por supuesto, ambas se relacionan con los cambios climticos y an con los cambiosglobales de carcter catastrfico que han afectado, de vez en cuando, a las caractersticas de la biosfera y a lacontinuidad y a los caminos de la evolucin biolgica. Puede ser interesante recordar que existe unaconsiderable informacin a este respecto. Una utilizacin ms prudente de la dinmica marina ha de pasar,adems, por el conocimiento, siempre mejorable, de los fenmenos asociados con las glaciaciones, losepisodios de transgresiones marinas o del Nio y los cambios en las corrientes de retorno en la profundidad delos ocanos, que, por cierto, contribuyen a depositar los ndulos ferromagnesferos hacia el centro delPacfico.

    Despus de leer los artculos reunidos en el volumen indicado y recordando trabajos anteriores sobre laoceanografa de las profundidades, mis conclusiones, pidiendo perdn por ser reiterativo, iran en la siguiente

    direccin.Actualmente la mayor extensin de los ocanos est bien ventilada hasta el fondo, ofreciendo circunstanciasfavorables para la oxidacin y transformacin de muchos materiales potencialmente ofensivos en otrosprcticamente inofensivos. Una situacin opuesta se tuvo, por ejemplo, hacia el final del Cretcico, con lasaguas de profundidad ocenicas estancadas y cargadas de CO2. Por supuesto, en aquellas pocas y,seguramente, en la presente, tanto la acumulacin gradual de CO2, como su evacuacin, presumiblementemucho ms rpida y tumultuosa que su acumulacin, influyeron sobre toda la superficie del planeta, sobre laatmsfera y naturalmente sobre la biosfera en grado mucho mayor de lo esperable de los cambios actualesdebidos a la civilizacin humana.

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    El descubrimiento de surgentes submarinos de gases y, en general, de materiales reducidos cuya oxidacinproporciona energa utilizable por parte de la vida, contribuy tambin a modificar la visin que se tenaacerca de las posibilidades de la vida de colonizar ambientes harto distintos de los que actualmentepredominan como marco de la biosfera. Es posible que tales estudios hayan contribuido o contribuyan en elfuturo a modificar algunas de las maneras de considerar la contaminacin del medio marino por diversosvertidos.

    Las consideraciones anteriores no deben interpretarse como invitacin a fatalismo y a la desidia,

    principalmente porque entradas o perturbaciones locales muy importantes pueden no ser neutralizables. Hayque ver en aquellas simplemente una recomendacin a no descuidar los estudios de base sobre elfuncionamiento de nuestro planeta y tener en cuenta lafisiologa planetaria. Esto no se ha de echar en sacoroto ahora que estamos en condiciones de amenazarla seriamente. Entradas o perturbaciones locales muyimportantes pueden no ser neutralizables localmente. Ciertamente, hay que confiar en Gaia, que extreme suprudencia adquirida en una evolucin millonaria en aos y pueda poner siempre en juego ms recursos quesus (incmodos?) inquilinos.

    Al conjuro del nombre de Gaia acude a la mente otra consideracin a propsito de la empresa en la que todosandamos, directa o indirectamente, metidos o comprometidos. La accin de la humanidad no se sale delfuncionamiento normal y esperable de la biosfera. sta, en promedio, contina su actividad de transportar

    electrones, oxidando hacia arriba y reduciendo hacia abajo. El consumo (oxidacin) de materiales reducidosen forma de combustibles fsiles, para no hablar ya de la madera, operan en sentido opuesto. El efecto globalconsiste ahora en el aumento de la concentracin de CO2 en la atmsfera. Esta sera nuestra contribucinnegativa a las tendencias expresables como el efecto Gaia. Lo que ahora cabe preguntarse, con cierta alarmay en relacin con la cuestin concreta que nos trae, es con qu grado de indiferencia o alarma debemoscontemplar que una gran acumulacin de poder reductor se haga en el mar. Ciertamente esto puede serfavorable para nuestra existencia cotidiana y demora la fecha en que pueda aparecer un problema grave, peroa la vez va cargando una bomba que va a estallar cuando los ocanos contengan una cantidad tan grande deCO2 en solucin que cualquier inestabilidad de tipo mecnico pueda generar una catstrofe, que no sera laprimera de su gnero.

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    [1]: Publicado en:

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    Edicin del 23-12-2004

    Boletn CF+S > 28: Transporte: mejor cuanto ms rpido? > http://habitat.aq.upm.es/boletin/n28/armar.html

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