El Matrimonio: Una mirada pastoral y...

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En esta edición El Matrimonio…………………………..……..2 Mujeres Jefas de Familia…………………......3 Trigésimo Aniversario………………………4-5 Las Iglesias Protestantes y su Obra Médico Social en PR………………………………...6-9 Un Velorio a la Indignación……………..10-11 Palabras de Testimonio……………………...11 Convención ICDC PR 2013…………………12 Sabías que……………………………………12 Por. Rvdo. Osvaldo Delbrey Recientemente hemos visto y escuchado en los medios del país la controversia en torno al matrimonio. La controversia tiene distintos ángulos, por un lado el reclamo de la comunidad homosexual para que se reconozca y practique el matrimonio entre personas del mismo sexo, por otro lado lo que la prensa ha llamado la crisis del matrimonio. Por crisis en el matrimonio se refieren a la alta tasa de divorcios en nuestro país, la reducción de matrimonios celebrados en la pasada década, la cantidad de personas que optan por convivir sin casarse y la violencia entre parejas o entre personas que viven bajo un mismo techo indistintamente de su género. Como vemos el asunto tiene diversas ramificaciones que debemos ver y analizar en conjunto. Comencemos por la llamada crisis del matrimonio. En primer lugar no podemos negar que al juzgar por la alta tasa de divorcios en Puerto Rico, ciertamente tenemos un problema de grandes proporciones. Sin embargo los que llevamos mucho tiempo en el pastorado (23 años en mi caso particular) sabemos que la raíz no está en el divorcio sino en la preparación, orientación pre-matrimonial y en el acompañamiento contínuo de la iglesia a través de las diversas etapas de la familia o el matrimonio. Esto por mencionar los factores principales sin descartar muchos otros factores que amenazan la vida matrimonial. Pero la realidad es que el matrimonio siempre ha enfrentado y enfrentará retos, pero estos no son la amenaza, sino la falta de capacidad y compromiso para juntos enfrentarlos hasta superarlos. Tanto el matrimonio como los hijos no deberían ser el resultado de una relación sexual, sino sobre todo el resultado de un compromiso de amor. Este compromiso de amor es lo que pretende recoger la promesa de los novios en la ceremonia nupcial. En cuanto a la reducción de matrimonios en las pasadas décadas, debemos observar en primer lugar que es una tendencia compartida con otros países donde la mujer se está educando y desarrollando carreras que requieren muchos años de preparación. Por tanto la reducción en matrimonios en las pasadas dos décadas, no necesariamente se debe a que la mujer puertorriqueña rechace el matrimonio sino que a sido pospuesto por asuntos de preparación académica o por crisis económica. En cuanto a la cantidad de personas que conviven en vez de casarse, no están claros los datos estadísticos si esta práctica va en aumento, pues me da la impresión que en los tiempos de mis padres y abuelos esta práctica era aun más generalizada que en estos días. El Matrimonio: Una mirada pastoral y sociológica

Transcript of El Matrimonio: Una mirada pastoral y...

En esta edición

El Matrimonio…………………………..……..2

Mujeres Jefas de Familia…………………......3

Trigésimo Aniversario………………………4-5

Las Iglesias Protestantes y su Obra Médico

Social en PR………………………………...6-9

Un Velorio a la Indignación……………..10-11

Palabras de Testimonio……………………...11

Convención ICDC PR 2013…………………12

Sabías que……………………………………12

Por. Rvdo. Osvaldo Delbrey

Recientemente hemos visto y escuchado en

los medios del país la controversia en torno al

matrimonio. La controversia tiene distintos ángulos,

por un lado el reclamo de la comunidad homosexual

para que se reconozca y practique el matrimonio entre

personas del mismo sexo, por otro lado lo que la

prensa ha llamado la crisis del matrimonio. Por crisis

en el matrimonio se refieren a la alta tasa de divorcios

en nuestro país, la reducción de matrimonios

celebrados en la pasada década, la cantidad de

personas que optan por convivir sin casarse y la

violencia entre parejas o entre personas que viven bajo

un mismo techo indistintamente de su género. Como

vemos el asunto tiene diversas ramificaciones que

debemos ver y analizar en conjunto.

Comencemos por la llamada crisis del

matrimonio. En primer lugar no podemos negar que al

juzgar por la alta tasa de divorcios en Puerto Rico,

ciertamente tenemos un problema de grandes

proporciones. Sin embargo los que llevamos mucho

tiempo en el pastorado (23 años en mi caso particular)

sabemos que la raíz no está en el divorcio sino en la

preparación, orientación pre-matrimonial y en el

acompañamiento contínuo de la iglesia a través de las

diversas etapas de la familia o el matrimonio. Esto

por mencionar los factores principales sin descartar

muchos otros factores que amenazan la vida

matrimonial. Pero la realidad es que el matrimonio

siempre ha enfrentado y enfrentará retos, pero estos no

son la amenaza, sino la falta de capacidad y

compromiso para juntos enfrentarlos hasta superarlos.

Tanto el matrimonio como los hijos no

deberían ser el resultado de una relación sexual,

sino sobre todo el resultado de un compromiso de

amor. Este compromiso de amor es lo que pretende

recoger la promesa de los novios en la ceremonia

nupcial. En cuanto a la reducción de matrimonios

en las pasadas décadas, debemos observar en

primer lugar que es una tendencia compartida con

otros países donde la mujer se está educando y

desarrollando carreras que requieren muchos años

de preparación. Por tanto la reducción en

matrimonios en las pasadas dos décadas, no

necesariamente se debe a que la mujer

puertorriqueña rechace el matrimonio sino que a

sido pospuesto por asuntos de preparación

académica o por crisis económica. En cuanto a la

cantidad de personas que conviven en vez de

casarse, no están claros los datos estadísticos si esta

práctica va en aumento, pues me da la impresión

que en los tiempos de mis padres y abuelos esta

práctica era aun más generalizada que en estos días.

El Matrimonio: Una mirada pastoral y sociológica

2

En mi experiencia pastoral me he

encontrado con muchos casos de familia cuyos

padres no se han casado, no porque no crean en el

matrimonio, sino por factores de índole

económicos o por otros factores familiares (la

oposición familiar a dicha relación). Sin embargo

en términos de compromiso de amor y filosóficos,

esta familias sí creen en el matrimonio como el

lugar idóneo donde criar a los hijos. Por tanto la

noción pública de que las parejas de hoy no creen

en el matrimonio y por ello están optando

masivamente por el concubinato es más una

ilusión o una propaganda de personas que tienen

acceso a los medios de comunicación del país,

como lo son artistas, periodistas, analistas, etc…

Con esto no quiero decir que la práctica sea

inexistente, lo que estoy diciendo es que se ha

magnificado el fenómeno, y porque hoy en día es

mucho más visible que antes.

Recientemente la Iglesia Cristiana

Discípulos de Cristo en su Convención 2013,

afirmamos que la familia de hoy no cuenta con

una sociedad que sea aliada de la familia, sino por

el contrario da signos de ser hostil a esta. En este

caso cuando hablamos

de sociedad no

hablamos

necesariamente de la

totalidad de los seres

humanos que la

componen sino del

constructo social, es

decir aquellos

elementos más vocales

y formadores de

opinión y estilos de

vida en el país. La

familia no tan solo tiene que enfrentar los retos

naturales que surgen de las presiones del día a

día, sino también es sometida a un ambiente que

promueve: el individualismo, el pragmatismo y en

cierto modo el egoísmo. Se trabajó a base de los

predicamentos de que si algo va mal en el

matrimonio o en el núcleo familiar la opción es la

búsqueda de la felicidad o conveniencia personal.

La consecuencia de estas actitudes es el

aislamiento, la separación o el rompimiento con

el matrimonio o estructura familiar.

Por otro lado la crisis social ha afectado la

estructura tradicional familiar como la conocemos. Los

divorcios producen una estructura familiar muchas

veces complicada donde tenemos madres solas criando

a sus hijos, o padres solos criando a sus hijos,

matrimonios reconstituidos donde ambos o uno de ellos

tiene hijos, padres solos criando hijos y por último

parejas del mismo sexo criando o pretendiendo adoptar

hijos. La iglesia no tan solo tiene que reconocer estas

realidades sino también servirles con amor a cada una

de ellas. Sin embargo, el reconocimiento de dichas

formas o prácticas no significa que sean el modelo que

perseguimos y motivamos. La Iglesia Discípulos de

Cristo como la gran mayoría de las Iglesias en nuestro

país insistimos en promover el modelo de familia

tradicional, compuesto por padre, madre e hijos como

el lugar en condiciones sanas, como el mejor lugar para

desarrollar al ser humano y al cristiano. De ninguna

manera significa que le demos la espalda a los padres

divorciados o a la madres soltera que esté criando.

Nuestras iglesias están llenas de estas, y nos

esforzamos en tratar de suplir las carencias que unas y

otras puedan tener, para que sus hijos puedan crecer

saludablemente y eventualmente aspirar a formar una

familia, donde esté presente tanto el padre como la

madre.

Reconocer y apoyar a la madre soltera no

significa que deseemos reproducir ese modelo en los

hijos de las madres solteras. De igual modo apoyamos

al padre y a la madre divorciada, pero no promovemos

que ese sea el modelo a aspirar por sus hijos y de

ninguna manera se debe entender que estamos pasando

juicios valorativos sobre estas personas. Por

limitaciones de espacio, no puedo desarrollar como

quisiera el tema de las parejas del mismo sexo, y espero

en próximas publicaciones poder hacerlo. Pero al

menos puedo adelantar, que es una práctica que

reconocemos su existencia y que es una realidad con la

cual debemos trabajar, aunque entendemos se aleja del

modelo de familia que aspiramos. Sin embargo, no es

un tema cerrado, sino uno que levanta pasiones tanto de

un lado de la discusión como del otro. Por nuestra

parte cualquiera sea el diálogo, reflexión y

conclusiones, siempre ha de hacerse desde el respeto,

amor y sensibilidad.

Que el Señor nos ilumine para poder

comprender los retos de nuestro tiempo, pero siempre

recordando nuestro lema, “En lo esencial, unidad, en

lo no esencial, libertad, y en todo, amor”.

La familia no tan solo

tiene que enfrentar los

retos naturales que

surgen de las presiones

del día a día, sino

también es sometida a

un ambiente que

promueve: el

individualismo, el

pragmatismo y en cierto

modo el egoísmo.

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Por. Rvda. Carmen Vélez

En el mes de marzo celebramos un día muy

significativo: el Día Internacional de la Mujer

Trabajadora. Me pregunté, ¿qué escribir que vaya a

tono con la celebración? La respuesta vino al

instante……Marta y María! ¿Por qué ellas? Son dos

mujeres, hermanas, mujeres trabajadoras, que

cumplían con sus labores domésticas. No dudo que

María estuviese junto a su hermana realizando alguna

tarea del hogar cuando Jesús llegó a visitarlas. Sin

embargo, ante un visitante tan especial, María decidió

hacer un alto en sus labores para hacer algo diferente.

Se sentó a los pies de Jesús para oír su palabra. Con su

actitud María estaba rompiendo con los moldes que la

sociedad le imponía a la mujer, pues la Ley mosaica

prohibía a las mujeres recibir enseñanza sagrada de un

rabí. Se decidió al cambio. Y fue precisamente con

esta actitud de María que Jesús se solidarizó. Por eso

cuando Marta, irritada, le recrimina que su hermana no

la ayudaba en los quehaceres, Jesús le responde, “sólo

una cosa es necesaria, y María ha escogido la buena

parte la cual no le será quitada.”

Así pues, “escoger la buena parte” es

atreverse al cambio, es salirse de la rutina, de lo

establecido y heredado de la sociedad y de nuestros

hogares. Gracias a esta actitud, la mujer del flujo de

sangre fue sanada al atreverse tocar el manto de Jesús,

a pesar de que la Ley de Moisés lo prohibía. Así

mismo, la mujer pecadora fue restaurada de su

condición de pecado por atreverse a entrar a casa de

uno de los fariseos para ungir los pies de Jesús con

perfume.

Hoy día, muchas mujeres necesitan atreverse a

salirse de la rutina que las ahoga y las asfixia. Hay

muchas amas de casa que se sienten amargadas y

malhumoradas, precisamente porque están cansadas de

estar haciendo todos los días las mismas cosas. Yo viví

esa experiencia. Sentía que trepaba paredes y deseé

escapar, dejarlo todo. Incluso, le dije a Dios una

mañana que si la vida era esa rutina que me ahogaba

yo prefería morir. Así de desesperada me sentía. Y es

que la tarea que sea que estemos realizando

rutinariamente puede hacernos sentir irritadas, ansiosas,

insatisfechas. Esto quiere decir que estamos

necesitando un cambio, salirnos de la rutina para hacer

algo diferente.

En mi caso, el tener un encuentro personal

con Jesús hizo el milagro que yo necesitaba en

mi vida. Él llenó el vacío que sentía dentro de mí,

satisfizo mis necesidades, me completó. La

verdad es que escogí no sólo la mejor parte sino

la mas excelente. Y tal vez tú, que estás leyendo

esta reflexión, que ya tienes al Señor, pero te

sientes atrapada en tus roles y tareas, con tantas

responsabilidades sobre tus hombros, necesitas

detenerte y decidir qué vas a hacer. ¿Qué

necesitas soltar? o ¿Qué necesitas añadir? Tal

vez debas emprender esos estudios que

pospusiste, tomar clases de música, canto, dibujo,

o de pintura. Quizás retomar los momentos a

solas con Jesús que tanto refrescaba nuestra vida.

Tal vez, brindar algunas horas de servicio

voluntario en alguna organización sin fines de

lucro que te haga sentir útil, valiosa. Puede que

lo que estés necesitando es soltar las penas y

amarguras que llevas arrastrando por años y no te

dejan disfrutar la vida plena en Cristo. Esas

memorias dolientes del pasado, sepúltalas, y

disfruta el presente precioso que Dios te regala

cada día.

¡ATREVETE! Sólo has un alto en tu afán

diario, siéntate a los pies de Jesús, preséntale tu

vida, dile cómo te sientes y escucha Su voz. Ten

la seguridad que cual sea el cambio que busques

en tu vida, siempre y cuando sea para bien, Jesús

se solidarizará contigo, estará a tu lado siempre y

será tu sostén y fortaleza cada día. Sé valiente

como María, escoge la buena parte la cual no te

será quitada.

¡MUJER TRABAJADORA, MUCHAS

FELICIDADES Y ABUNDANTES

BENDICIONES EN TU DIA!

Mujeres Jefas de Familia

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5

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Las Iglesias Protestantes y su Obra Médico Social en Puerto Rico

1898-1930

“Se reunieron en torno al mapa sobre la mesa y oraron para que Dios los ayudara a entrar a

Puerto Rico, de tal manera que nunca hubiese conflicto misionero alguno en la isla”. “Luego

procedieron a dividir la Isla…”

El siguiente artículo fue publicado en la revista El

Bisturí de noviembre de 2011, revista oficial del

Colegio de Medicos-Cirujanos de Puerto Rico. El

contenido es de tipo histórico e informativo sobre la

evangelización a través de la obra médica y social de los cristianos protestantes en Puerto Rico.

Por: Andrea Sofía Rodríguez-Lebrón y

Eduardo Rodríguez-Vázquez, MD

La religión Católica fue una de las

bases principales en el proceso conquista y

colonización en América Latina. Cuando los

españoles llegaron a la Isla en 1508

inmediatamente comenzaron a convertir a los

indios a la fe católica. Debido a que Puerto

Rico fue colonia de España por cuatrocientos

años, la Isla se convirtió en un país sumamente

católico, religioso y conservador. En Puerto

Rico la religión oficial era la Católica,

Apostólica y Romana, no había libertad de

culto, ni separación entre iglesia y estado. Sin

embargo, la derrota de España en la Guerra

Hispano -Amer icana causó cambios

trascendentales en la vida religiosa del

puertorriqueño.

El 25 de julio de 1898, Estados Unidos

invadió a Puerto Rico. Como colorario,

comenzaron a llegar estadounidenses a la Isla

para dar comienzo al proceso de asimilación

cultural.

Los estadounidenses en su mayoría eran

cristianos protestantes y tenían como misión

implementar su religión a través de la evangelización

del país con obra médica y social. Establecieron

orfanatos, hospitales, centros comunitarios y

escuelas. El establecimiento de estas instituciones

tuvo como propósitos principales la expansión

religiosa y la diseminación cultural de las tradiciones

estadounidenses.

Para hacer más efectiva la expansión

religiosa, tuvieron que dividirse la Isla en diferentes

sectores denominacionales. En 1899 representantes

de siete Iglesias protestantes se reunieron en una

conferencia en Nueva York. En este acto

desarrollaron un plan estratégico el cual consistía en

dividir a la isla en 8 regiones. Cada región a cargo

de una denominación; los ocho originales fueron: la

iglesia Bautista, Metodista, Presbiteriana, Hermanos

Unidos en Cristo, Discípulos de Cristo,

Congregacional y la Iglesia Cristiana. En estas

desarrollaron iglesias, hospitales, escuelas, orfanatos

y centros comunitarios (“neighborhood houses”).

Cada región que tuviese menos de 7,500 miembros

tenía exclusividad con una denominación. Sin

embargo, si la cantidad de miembros de una región

se excedía de 7,500 miembros otras denominaciones

podían intervenir.

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Iglesia Presbiteriana

En 1900 el Reverendo J. Milton Green, director, médico y ministro de la Iglesia Presbiteriana

en San Juan, solicitó al “Woman’s Board of the Presbyterian Church” ayuda médica y social para

Santurce. En el 1901 enviaron a Puerto Rico a la doctora Grace Atkins, la primera mujer médica en

ejercer la medicina en Puerto Rico.

La doctora Grace Atkins en 1902, estableció en Santurce, cerca del mar, un dispensario médico

en donde atendía a los pobres necesitados. En 1903, debido a la escasez de recursos solicitó ayuda

adicional al “Woman’s Board.” Se envió entonces a su colega y compañera de clases la doctora Jane

Harris. Los puertorriqueños tenían tanta necesidad de ayuda médica que el dispensario no pudo

acomodar al gran número de pacientes que acudió al mismo. Los fondos que le enviaron se invirtieron

en construir un hospital de madera con capacidad para 45 camas, un dispensario y una escuela de

enfermería que comenzó a operar en 1904. Este centro se conoció como el Hospital Presbiteriano de

San Juan. Sin embargo, la estructura de madera del hospital se estaba deteriorando muy rápido por la

lluvia y otros eventos atmosféricos y en 1917 se construyó la estructura en concreto.

Este hospital tendría una mayor capacidad para atender pacientes. En el hospital se creó la

segunda escuela de enfermería en la isla. Esta escuela entrenó a muchísimas jóvenes no-católicas en el

campo de la enfermería. La Iglesia Presbiteriana de Rye New York proveyó los fondos para crear un

segundo hospital en el área de Mayagüez. El mismo se llamó el Hospital Rye y era más pequeño, ya

que tenía solamente unas 21 camas. El médico que prestaba servicios en el hospital de Mayaguez fue

Manuel Guzmán Rodríguez (padre). Este hospital fue destruido debido al terremoto del 1918 que

afectó severamente el área oeste de Puerto Rico. Estaba apoyado por dos dispensarios médicos. Uno

en el Barrio de la Marina de Mayagüez y el otro en el pueblo de Aguadilla. Estos dispensarios estaban

ubicados dentro de una especie de centros comunitarios que eran conocidos como “neighborhood

house”. Este centro albergaba además, centro de cuidado diurno para niños (“daycare”),

“kindergarden” y escuelas industriales entre otros servicios a la comunidad. El doctor Guzmán

Rodríguez no solo atendía el hospital, sino que estaba a cargo de las clínicas del dispensario de

Mayagüez. El municipio de Aguadilla proveía el médico para el dispensario de Aguadilla.

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LA IGLESIA CONGREGACIONAL

En la distribución acordada a la Iglesia Congregacional le corresondió el área este de Puerto

Rico. Comprendía los pueblos de Humacao, Naguabo, Yabucoa, Fajardo y Las Piedras. Charles J.

Ryder comenzó a visitar la isla para supervisar el desarrollo del congregacionalismo en la isla y

comenzar su ministerio de salud. En 1910, E.W. Smith y su esposa vinieron a Puerto Rico como

ministros para evangelizar y a trabajar en la obra médica. En 1914 el doctor Charles Ryder fundó un

hospital en el pueblo de Humacao con una capacidad inicial de 16 camas que trataba a 2,000

pacientes mensuales. En 1917 el Dr. Schurter inauguró el hospital con el nombre de Ryder Memorial

Hospital. El hospital desarrolló un sistema de clínicas en los diferentes pueblos bajo su jurisdicción.

En 1922, el Dr. Wycoff comenzó a desarrollar la idea de ¿crear una escuela de enfermería en el

hospital. En 1923, cuatro estudiantes participaron del programa de enfermería y finalmente se

graduaron tres años después, en el 1926.

IGLESIA EPISCOPAL

La otra denominación que se destacó por su obra médica en el sur de la isla en las primeras

décadas en el siglo XX fue la Iglesia Episcopal. Las leyes españolas no permitían las prácticas de

otras religiones que no fuesen la Católica. Durante las corrientes liberales en la República Española

pudo establecerse en la década de 1870 en Ponce, Puerto Rico, una Iglesia Anglicana, subordinada al

Obispo de Antigua. Esta atendería a los súbditos ingleses y otros no católicos que residían en

pueblos vecinos. Este período de libertad religiosa duró poco, finalizando con la restauración de la

monarquía. Con el cambio de soberanía en 1898 la Iglesia Anglicana en Puerto Rico se subordinó a

la Iglesia Episcopal Estadounidense. Esta iglesia estableció el Saint Lukes Memorial Hospital en

Ponce en 1907. Este tenía 53 camas, cinco doctores y veintitrés enfermeras. El Hospital San Lucas

era el centro médico religioso más importante en el sur de la isla. Cabe destacar que un gran sector

de la población del sur hacía uso de estos servicios hospitalarios para atender sus condiciones y

padecimientos.

Al igual que los otros hospitales efectuaban clínicas en los pueblos limítrofes. En 1916 se

creó una escuela de enfermería la cual estuvo dirigida por la señora Etta Rodin. La profesora Rosa A.

González estructuró el programa y las clases.

IGLESIA METODISTA

Esta iglesia fundó dos orfelinatos a través del Pastor George Robinson, uno para niñas ubicado

en Santurce frente al Hospital Presbiteriano, y otro para niños ubicado en Hatillo que funcionaba

como una escuela industrial. Además crearon el Blanche Kellog Institute, escuela superior para niñas

protestantes de todas las denominaciones. En las facilidades del instituto se realizaban clínicas

médicas para niños pobres y estaciones para la distribución de leche. A diferencia de su obra en los

Estados Unidos, la Iglesia Metodista en Puerto Rico no fundó ni hospitales ni clínicas.

IGLESIA DISCÍPULOS DE CRISTO

La Iglesia Discípulos de Cristo fue la primera en enviar un representante a Puerto Rico en

diciembre 1898, este fue J.A. Erwin. Los Discípulos de Cristo en 1899 comenzaron su obra

evangelizadora en los pueblos del sector norte de la Isla. Comprendidos entre Guaynabo a Manatí,

incluyendo pueblos del centro.

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Comenzaron su obra y labor social con la construcción de un orfelinato para niñas en el

pueblo de Bayamón en 1900. En el 1902 la iglesia adquirió un terreno de más de cien cuerdas en el

Barrio Hato Tejas de Bayamón. En este construyeron un edificio que albergaría un orfelinato para

niños. En 1905, el Dr. William Alton se hizo cargo de la dirección del proyecto de los orfelinatos.

Este médico conocido como el “buen doctor” ofrecía servicios medicos desde el balcón de su casa y

visitaba pacientes en cada barrio del pueblo de Bayamón. Ambos orfelinatos se consolidaron en el

edificio de Hato Tejas en 1909. Estos centros servían como escuelas y además, como escuelas

industriales. Debido a problemas económicos, los orfelinatos dejaron de ser prioridad y fueron

cerrrados. El edificio fue vendido a la Gran Logia de Puerto Rico que estableció un orfelinato para

los hijos de sus miembros fallecidos. En 1924 el Dr William Lippitt y el Dr. Merhoff compraron

estas facilidades estableciendo el Hospital San Alberto.

Conclusiones:

Las Iglesias Bautista, Hermanos Unidos en Cristo e Iglesia Cristiana no realizaron obra médica

y social durante los primeros treinta años de dominación Americana. La obra médica y social de las

Iglesias protestantes se realizó en cinco de las ciudades de la costa: San Juan, Ponce, Mayaguez,

Humacao y Bayamón. El centro de la isla permaneció fuera de las estratégias iniciales de estos grupos

religiosos. Los hospitales fundados entonces todavía ofrecen servicios de salud de calidad y

excelencia al pueblo de Puerto Rico.

Bibliografía:

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Fernández Garcia, Eugenio. El Libro de Puerto Rico=The Book of Porto Rico. New York: Gordon, 1977.

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Pérez González, Lydia. Enfermería en Puerto Rico desde los Precolombinos hasta el siglo XX. Mayaguez, P.R.:Universidad de Puerto Rico, Recinto

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Silva Gotay, Samuel. Protestantismo y Política en Puerto Rico: 1898 – 1930:Hacia una historia del Protestantismo Evangélico en Puerto Rico. San

Juan:Ed. De La Univ. de Puerto Rico, 1997.

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Por. Emanuel Pérez

Soy una persona que a pesar de mi

juventud prefiero escuchar emisoras AM, lo que

muchos conocen como emisoras de noticias. De

esta manera puedo estar informado sobre lo que

acontece en Puerto Rico y el mundo (para escuchar

música tengo mi iPod). También esto me permite

conocer lo que tienen que decir los protagonistas de

las noticias y por otra parte escuchar el sentir del

pueblo que vive las noticias. Así me siento

conectado con la realidad que me rodea.

Aunque la mayoría de las veces lo hago a

través de Internet, leo el periódico. Prefiero la

versión electrónica porque me permite conocer las

expresiones de los lectores. En ocasiones hay

comentarios interesantes pero también los hay sin

sentido (hay de todo en la viña del Señor).

Personalmente disfruto la lectura y por eso no me

cuesta leer el periódico.

Además de estos dos medios, hay otro que

yo disfruto mucho: la calle. El ir por la mañana a

una panadería y comerse un buen desayuno

(imagínate el más rico), es una dinámica

interesante. No sólo por la comida sino por la

experiencia de escuchar a las personas hablar sobre

lo que ocurre en el país, lo que opinan y sienten, y

por la oportunidad de intercambiar impresiones con

ellos. Esto puede ocurrir en cualquier lugar que

vayamos como, por ejemplo, en la fila del banco.

Ya sea en radio, prensa o la calle, hay algo

que predomina: la bendita queja. Me he dado

cuenta de que la mayoría de las personas llaman a

las emisoras y lo que hacen es pelear, criticar,

quejarse, echar culpas… y siempre es la misma

letanía. En la versión electrónica del periódico, el

espacio de los comentarios parece un panel de

invitados del programa de Laura Bozzo (Laura en

América): la gente se insulta, pelea y uno se los

puede imaginar entrándose a golpes en cualquier

instante si se encuentran de frente.

Lamentablemente, gran parte de nuestra sociedad se

encuentra en el velorio de la indignación.

Al parecer la indignación ha muerto. Se

dice que la asesinaron. Unos creen que recibió

múltiples puñaladas de conformismo, otros juran

que la envenenaron con indiferencia, pero todos

coinciden en que fue una muerte lenta y dolorosa.

También se comenta que muchas personas, como

el sacerdote en la historia del buen samaritano, la

vieron delirar en el suelo, pero en vez de ayudarla

sólo la echaron a un lado. Lo impresionante de lo

que se rumora es que cuando alguien trataba de

ayudarla, los demás se lo impedían. Fue un

asesinato en masa por lo que las autoridades no

saben quién es el responsable.

Podría seguir mi relato como si se tratara

de una novela sobre detectives pero me parece

que ya entendiste mi punto. “Ay bendito, la

violencia no cesa en este país”, “las cosas están

malas”, “entre políticos y policías tienen a este

país hecho un desastre”, y muchas cosas más. Yo

sé que si te brindara el espacio para escribir

algunas de las cosas que tú escuchas todos los

días, te cansarías de escribir. Y es que la crítica y

la queja son la orden del día, son como la plaga

de gallinas de palo.……………………………..

Lo más fácil que existe es criticar, eso lo

hace cualquiera. La crítica en sí no es mala

porque para hacerla hay que evaluar y analizar.

Malo es cuando va tomada de la mano con la

inacción. Yo no puedo estar solo en un cuarto

oscuro, quejarme porque no veo nada y no

pararme a prender la luz. Cada vez que alguien

critica sin proponer nada, se canta a sí mismo

como un soberano irresponsable. Hay personas

que lo confunden, pero una cosa es enojarse o

irritarse y otra cosa es indignarse.

Como dijo la psicóloga social Mercedes

Rodríguez López: “Para indignarse hay que tener

dignidad. La mejor estrategia para asegurar que la

gente y los pueblos se indignen es promover,

fortalecer y enaltecer la dignidad”. La dignidad es

amor propio, unidad con sentido de bien, es saber

el valor que tiene lo que nosotros realizamos, lo

que poseemos y lo que somos. La pregunta es si

tenemos dignidad como individuos y como

pueblo.

Un Velorio a la Indignación

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No se puede negar que hay muchas personas que si las dejan se pondrían a gritar como locos que

el gobierno promete y no cumple, que cada día las cosas están más caras, que se quedaron sin trabajo.

Podríamos unirnos a ese canto con melodía de locura pero si no lo acompañamos con propuestas

concretas y una actitud de comunidad, cantamos en vano. Y no me refiero a la comunidad de plástico que

para muchos es unirnos a celebrar que Barea ganó el campeonato de la NBA.

Ser comunidad es ser humanos, respetar a los demás y a nosotros mismos, conocernos y luchar por

el bienestar de todos. Como comunidad puertorriqueña estamos enojados pero no indignados. Porque

parece que nos hemos convencido de que no tenemos valor como pueblo y merecemos la crisis. Hemos

permitido que la indiferencia y el conformismo asesinen en nuestras narices la capacidad para

indignarnos. Nos resignamos con celebrarle un velorio a la indignación.

“Indignarse es aprender a identificar las injusticias y tomar acción para una convivencia mejor”,

como dijo la periodista puertorriqueña Vivien Mattei Colón. No hay que necesariamente salir a la calle a

protestar para demostrar que estamos indignados. Tenemos la capacidad como pueblo para revivir la

indignación, hacer comunidad, unir esfuerzos e ideas para establecer propuestas efectivas que promuevan

un cambio en nuestro entorno. Salgamos del velorio y comencemos a indignarnos con prudencia, acción y

respeto.

Por: Gloria Matos

En los años 50 me matriculé en un curso de

Ciencias y Biológicas en la Universidad de Puerto

Rico con el propósito de continuar estudios para

obtener el bachillerato en educación elemental. Ya

había completado el diploma normal en un grado

asociado en educación. Esto me permitía ejercer la

profesión de maestro en escuela elemental. Había

cumplido 18 años. Era necesario trabajar para poder

suplir las necesidades de mi hermana menor.

Todo iba bien hasta que un día cuando salí de

la clase nocturna, ya que trabajaba por el día, tuve

una experiencia muy desagradable. Sentí que debí

de cambiar la ruta hacia mi casa porque la calle

Vallejo era muy oscura. Salí por la Avenida Ponce

de León y a pocos pasos del portón de la

Universidad sentí que dos individuos me perseguían.

Luego tomé la Avenida De Diego y ellos

continuaban detrás de mi. Me mantuve serena y

orando pidiéndole al Señor protección.

Al llegar a la Cafetería Guardiola (la cual ya

no existe) entré a tomar café, algo que acostumbraba

hacer cuando salía de mi clase. Mientras estaba en

la cafetería, sentía que me hincaban alfileres por

todo el cuerpo.

Miraba hacia afuera, pero no veia a los

individuos. Esa sensación de las hincadas me hizo

pensar que los individuos me estaban velando. Para

esa época ocurrían muchas violaciones en el casco

del pueblo de Río Piedras.

Cuando terminé de tomar el café, salí y me encontré

con un compañero de clases. Le pedí que me

acompañara hasta mi casa. Él me indicó que no

podía ya que la última guagua de la AMA pasaba a

las diez de la noche. De lo contrario no hubiese

tenido transportación para Puerto Nuevo. No tuve

más remedio que quedarme en la parada de guagua

asustada y deseando que apareciera un taxi.

Apareció un taxi y cuando yo estaba dentro,

aparecieron los dos individuos y agarraron la

empuñadura de la puerta. Inmediatamente le dije al

chofer que arrancara seguida. Cuando llegué a mi

casa fue cuando verdaderamente me sentí nerviosa,

pero dándole gracias a Dios por haberme salvado de

una situación tan embarazosa.

Ciertamente el ángel del Señor acampa

alrededor de los que le temen, y los defiende.

“El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen y los defiende” Salmo 34:7

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Sabías... ¿Cuáles son las Iglesias Discípulos de Cristo más antiguas en Puerto Rico?

Centésima Cuarta Convención 2013

Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) en Puerto Rico

Por. Jayson Aponte

Durante los días 14 al 17 de febrero de 2013 se llevó a cabo la Centésima Cuarta Convención de

la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) en Puerto Rico. Las actividades diurnas tuvieron lugar en la

Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) del Barrio Dajaos y los eventos cúlticos durante la noche se

llevaron a cabo en el Coliseo Rubén Rodríguez en el pueblo de Bayamón. El tema para la ocasión lo fue;

“Una Iglesia que Acompaña a su Niñez y Juventud en su Formación.” Los textos bíblicos fueron: Instruye

al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él (Proverbios 22.6) y ¿Con qué

limpiará el joven su camino? ¡Con guardar tu palabra! (Salmos 119.9).

Nuestra Iglesia siempre ha estado consciente de los retos y desafíos que enfrenta la niñez y la

juventud puertorriqueña. Por esta razón, a través de toda la agenda programática de esta Convención;

afirmamos nuestro compromiso con la formación del carácter cristiano en la niñez y la juventud, revisamos

las estrategias educativas que son fundamentales en la gestión formativa, celebramos la contribución de

nuestra niñez y juventud al desarrollo integral de la Iglesia y fortalecimos el testimonio de toda la Iglesia

para que la tarea formativa sea reflejo del señorío de Jesucristo.En esos días se llevaron a cabo las

presentaciones de informes, conferencias y predicaciones. A través del informe del Pastor General se

reconoció la aportación y compromiso del Rvdo. Fernando Barbosa Álvarez al culminar sus funciones

como Pastor Asociado en Educación Cristiana durante los pasados trece años. Este fue un momento muy

emotivo en donde el Equipo Pastoral del Nivel Central, junto a la Iglesia, expresó su agradecimiento a Dios

por la vida del Pastor Barbosa. Otras instancias de gran significado durante la Convención lo fueron; el

reconocimiento de la misión en Cayey, convirtiéndose esta en nuestra 105 Iglesia y la Ordenación al Santo

Ministerio de seis Pastores/as.

En cada una de las conferencias y predicaciones fuimos confrontados con las realidades que viven

los niños y jóvenes de nuestro país. Al mismo tiempo, la Palabra del Señor nos desafió y llenó de

esperanza. Agradecemos a los recursos; Dr. Michael Domenech (ICDC San Juan), Rvdo. Fernando

Barbosa (ICDC Levitown), Rvdo. Pablo Jiménez (Pastor ICDC Espinosa, Dorado), Dr. Ohel Soto

(Siquiatra de Niños y Adolescentes), Rvdo. Eliezer Álvarez (ICDC Hato Nuevo, Guaynabo), Rvda.

Amarylis Alvarado (ICDC Villa Marisol, Toa Baja) y la Lcda. Sarah Y. Rosado Morales (ICDC Buena

Vista) por sus aportaciones. A través de ellos/as el Señor bendijo la vida de la Iglesia.

Damos gracias al Señor de la Iglesia que nos ha permitido aportar a la vida de nuestro pueblo a

través de la agenda de servicio que ha surgido de esta Convención.

¡Continuamos adelante en el nombre del Señor y con la asistencia de su Espíritu!

ICDC Central - 113 años

ICDC Morovis - 111 años

ICDC Corozal - 109 años

ICDC Dajaos - 107 años

ICDC Barrio Nuevo - 105 años

ICDC Naranjito - 102 años

ICDC El Salto Comerío - 100 años

ICDC Calle Comerío - 100 años

*Datos obtenidos del Calendario Eclesiástico 2013