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ECONOMÍA INDUSTRIAL N.º 351 • 2003 / III 87 El metabolismo económico de la conurbación madrileña. 1984-2001 PERSPECTIVAS REGIONAL Y URBANA Se estima que un habitante de un país desarrollado precisa hoy en día 4,5 hectáreas de terreno apropiado para cubrir sus necesidades de alimentos, vestidos, alojamiento, transporte y digestión de re- siduos (1). Si multiplicamos esta exigen- cia per cápita de los ricos por la pobla- ción planetaria obtenemos una superficie que rebasa ampliamente al total de tierras emergidas, evidenciando la imposibilidad de extender los patrones de vida de los ricos al conjunto de la población mun- dial. El problema estriba en que las exi- gencias de energía, materiales y territorio de los ricos siguen aumentando, mientras que el territorio no sólo no aumenta sino que gran parte se degrada por contami- nación y erosión. La misma necesidad de alimentar a una población cada vez ma- yor sustituyendo la agricultura, ganadería JOSÉ MANUEL NAREDO Economista y Estadístico JOSÉ FRÍAS Ingeniero Industrial y Estadístico y pesca tradicionales por la agricultura y ganadería intensivas con todos sus pro- blemas de degradación del entorno, con- duce a ello. La contaminación y los problemas ecoló- gicos son en la actualidad temas priorita- rios para la mayoría de organismos inter- nacionales, porque desde la época de los noventa existe ya una percepción clara de su carácter planetario. La contamina- ción atmosférica producida por la quema del carbón en Gran Bretaña se transforma en lluvia ácida que destruye los bosques suecos y lo mismo sucede entre EE UU y Canadá. El agujero en la capa de ozono, el cambio climático debido al efecto in- vernadero, etc. Se podrían poner múlti- ples ejemplos en los que resulta afectado todo el planeta. Por ello, separar entre problemas ecológi- cos a escala mundial y a escala regional no es esencialmente correcto, todas las partes afectan al conjunto, y éste a las partes. Se utiliza sin embargo esta distin- ción a efectos expositivos y de plantea- miento de soluciones, porque lo cierto es que para atajar los males en su origen hay que acudir a los focos generadores.

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ECONOMÍA INDUSTRIAL N.º 351 • 2003 / III

87

El metabolismoeconómico

de la conurbaciónmadrileña.

1984-2001

PERSPECTIVAS REGIONAL Y URBANA

Se estima que un habitante de un país desarrollado precisa hoy endía 4,5 hectáreas de terreno apropiado para cubrir sus necesidadesde alimentos, vestidos, alojamiento, transporte y digestión de re-

siduos (1). Si multiplicamos esta exigen-cia per cápita de los ricos por la pobla-ción planetaria obtenemos una superficieque rebasa ampliamente al total de tierrasemergidas, evidenciando la imposibilidadde extender los patrones de vida de losricos al conjunto de la población mun-dial. El problema estriba en que las exi-gencias de energía, materiales y territoriode los ricos siguen aumentando, mientrasque el territorio no sólo no aumenta sinoque gran parte se degrada por contami-nación y erosión. La misma necesidad dealimentar a una población cada vez ma-yor sustituyendo la agricultura, ganadería

JOSÉ MANUEL NAREDOEconomista y Estadístico

JOSÉ FRÍASIngeniero Industrial y Estadístico

y pesca tradicionales por la agricultura yganadería intensivas con todos sus pro-blemas de degradación del entorno, con-duce a ello.

La contaminación y los problemas ecoló-gicos son en la actualidad temas priorita-rios para la mayoría de organismos inter-nacionales, porque desde la época de losnoventa existe ya una percepción clarade su carácter planetario. La contamina-ción atmosférica producida por la quemadel carbón en Gran Bretaña se transformaen lluvia ácida que destruye los bosquessuecos y lo mismo sucede entre EE UU y

Canadá. El agujero en la capa de ozono,el cambio climático debido al efecto in-vernadero, etc. Se podrían poner múlti-ples ejemplos en los que resulta afectadotodo el planeta.

Por ello, separar entre problemas ecológi-cos a escala mundial y a escala regionalno es esencialmente correcto, todas laspartes afectan al conjunto, y éste a laspartes. Se utiliza sin embargo esta distin-ción a efectos expositivos y de plantea-miento de soluciones, porque lo cierto esque para atajar los males en su origenhay que acudir a los focos generadores.

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Como consecuencia de las nuevas dimen-siones que adquieren los problemas eco-lógico-ambientales, el Libro blanco delmedio ambiente urbano de la UE, publi-cado en 1995, marcó un cambio de rum-bo en los enfoques: señaló la necesidadde trascender las aproximaciones sectoria-les y parcelarias habituales, que apunta-ban sobre todo a preservar la salubridadurbana, alejando los focos contaminantesy los residuos, y subrayó la convenienciade preocuparse, no sólo del medio am-biente urbano, sino también de la rela-ción de la ciudad con el resto del territo-rio. El análisis del metabolismo urbanoconduce directamente a preocuparse delas relaciones de la ciudad con el restodel territorio y a integrar los problemasparciales de contaminación u otros en elconjunto de los flujos (de recursos y deresiduos, de mercancías y de dinero) delos que dependen, sentando el primerpaso hacia su posible gestión.

En la primera parte del artículo se presen-ta el contexto en el que se ha configura-do la megalópolis madrileña, explicandosu anatomía territorial. La segunda partemuestra los rasgos esenciales (fisiologíade sus flujos físicos y monetarios) del me-tabolismo de la conurbación madrileña,que tomó cuerpo tras los «años del de-sarrollo» de las décadas de los sesenta ylos setenta. En la tercera parte se analizael problema de los residuos. La cuartaparte trata de la evolución reciente de losflujos y su huella territorial, analizandolos cambios producidos y las tendenciasobservadas en los dos últimos decenios.El artículo concluye con una serie de re-comendaciones destinadas a paliar lastendencias tan insostenibles que ha veni-do mostrando el desarrollo de la aglome-ración madrileña.

La configuración de la megalópolismadrileña

La capitalidad, no sólo política, sino tam-bién económica y financiera, ha provoca-do que la evolución de Madrid fuera unbuen reflejo de las políticas aplicadas aescala estatal, políticas que condicionaronlo ocurrido en la mayoría de las áreas ur-

banas españolas. El predominio generaldel negocio inmobiliario-constructivo so-bre otras posibles metas y proyectos im-plantó en la aglomeración madrileña, agolpe de recalificaciones, el modelo terri-torial, urbanístico y constructivo que ori-gina las reglas del juego económico ordi-nario. Así, en el marco de la llamadaglobalización y de los enfoques parcela-rios propios de la civilización industrial,estas reglas han desencadenado tres ten-dencias que inciden simultáneamente so-bre la ordenación del territorio, el urba-nismo y la edificación.

La primera de estas tendencias polarizalos territorios en núcleos atractores depoblación, capitales y recursos, y áreasde apropiación y vertido. La segunda,tiende a implantar un nuevo modelo deurbanización: el de la «conurbación» (2)difusa (el llamado urban spread, o, quizámejor, urban sprawl, que separa ademáslas distintas funciones de la ciudad), porcontraposición a la «ciudad clásica» o «his-tórica», más compacta y diversa. La terce-ra tiende a implantar un único modeloconstructivo, que se podría llamar «estilouniversal», que dota a los edificios de unesqueleto de vigas y pilares (de hierro yhormigón) independiente de los muros,por contraposición a la arquitectura ver-nácula (que construía los edificios comoun todo indisoluble, utilizando los mate-riales del entorno). La uniformidad de es-

te estilo, con su estética poco acogedora,es fruto de la aplicación planetaria delmismo razonamiento económico que go-bierna hoy en el mundo: pensamientoúnico y estilo universal son dos caras dela misma moneda.

El resultado conjunto de estas tres ten-dencias es la creciente ineficiencia de losnuevos asentamientos en el uso de los re-cursos naturales y el territorio (y, por en-de, una creciente generación de residuos)que exigen crecientes dosis de energía,materiales y territorio para realizar lasfunciones de la ciudad, derivando haciaun comportamiento que se revela cadavez más globalmente inviable.

Pero, además, hay que subrayar que lastres tendencias indicadas no ayudan amejorar los asentamientos y edificios an-teriores, sino que, en ausencia de frenosinstitucionales que lo impidan, los engu-llen y destruyen, para levantar sobre susruinas los nuevos modelos territoriales,urbanísticos y constructivos. Destruyenlos asentamientos alejados vaciándolosde población, de contenido y condenán-dolos a la ruina. Y engullen los asenta-mientos próximos, al envolverlos en unvolumen tal de nueva edificación y deesquemas de vida metropolitanos quedeja como algo testimonial o caduco suantigua especificidad económica, cultu-ral o arquitectónica. A la vez, el «estilouniversal» tiende a suplantar al patrimo-nio inmobiliario preexistente, condenán-dolo a la demolición para acrecentar elvolumen construido siempre que la nor-mativa lo permita. En este contexto, losenfoques ordinarios acostumbran a re-gistrar la «producción» o el «desarrollo»del suelo y la edificación, pero no ladestrucción del patrimonio natural yconstruido que conllevan, que en Espa-ña, y en particular en Madrid, alcanzancotas muy elevadas.

La configuración de Madrid es fruto deestas tendencias unidas al afán político deacrecentar el tamaño de la aglomeración,tratando de hacer primero «el Gran Ma-drid» durante el franquismo, y despuésabrazando la mitología de los parabienesdel crecimiento. Se construyó así un mar-co institucional que espoleó la expansiónvinculada a las tendencias antes mencio-nadas. Sin este apoyo político no suelen

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surgir por el mundo, en mitad de un pá-ramo, aglomeraciones del tamaño de lamadrileña.

De esta manera, el marco institucional, envez de paliar o reorientar la marcha ciegade dichas tendencias, con sus deteriorosen el patrimonio natural y construido yen el entorno social, las ha incentivadohasta el final, cuando el escaso creci-miento poblacional las convierte en algosurrealista. Al extender por toda la pobla-ción el virus de la especulación inmobi-liaria se está construyendo un patrimonioinmobiliario sobredimensionado de esca-sa calidad y se está originando una bur-buja especulativa cuyas dimensiones re-sultan hoy amenazantes (J. M. Naredo, Ó.Carpintero y C. Marcos, 2004).

El crecimiento de Madrid, ciudad y áreametropolitana, vino marcado por las ten-dencias antes mencionadas y supuso lasuperdestrucción tanto de la ciudad pre-existente como de los pueblos circundan-tes. El municipio de Madrid contaba en1950 con un 1,5 millones de habitantes,que se acomodaban en 321.000 vivien-das, situadas en 42.000 edificios; el con-junto de la provincia de Madrid totalizabapoco más de 1,8 millones de habitantes,395.000 viviendas y 101.000 edificios,destinados a este fin. Las sucesivas am-pliaciones del «casco antiguo» y el poste-rior «ensanche» del XIX constituían enton-ces lo fundamental de la ciudad «histórica»o «clásica» de Madrid. Esta ciudad estabarodeada por pequeños núcleos indepen-dientes, que albergaban en total pocomás de 300.000 personas adicionales,instaladas en 74.000 viviendas y 59.000edificios.

Madrid viene a reflejar la demografía deedificios y viviendas altamente inmaduraque caracteriza a España (cuadro 14), encontraposición a otros países europeos.Las altas tasas de mortalidad y de natali-dad de edificios han hecho que Españaostente el liderazgo europeo en destruc-ción de patrimonio inmobiliario (J. M. Na-redo, 2000), hasta el punto de ser el paíscon el patrimonio inmobiliario más reno-vado de Europa. España tiene un porcen-taje de viviendas anteriores a 1940 menorincluso que el de Alemania, mostrandoque el «desarrollo económico» españoldestruyó, en proporción, más patrimonio

inmobiliario que la segunda guerra mun-dial en Alemania.

Esta superdestrucción vino propiciadapor un marco institucional que no cabeanalizar aquí con detenimiento. La conge-lación de alquileres (3) establecida duran-te la postguerra y la posibilidad de intro-ducir más volumen edificado en lasparcelas incentivaron el deterioro, los «ex-pedientes de ruina» y la renovación delpatrimonio urbano de los cascos anti-guos, a la vez que el éxodo rural trajoconsigo el despoblamiento y la ruina delos pueblos. Todo ello unido a la falta deuna política general de fomento de la re-habilitación y a políticas bastante laxas opermisivas en lo concerniente a conser-vación, tipologías urbanas, recalificacio-nes, etc.

El crecimiento de la aglomeración, querompió a golpe de recalificaciones lo pre-visto en el planeamiento urbano, paradesplegarse en forma de mancha de acei-te guiada por los principales ejes detransporte, fue muy exigente en territorioy recursos naturales. Estas exigencias nosólo se manifestaron en el suelo directa-mente afectado por el proceso de urbani-zación, sino sobre todo por las exigenciasindirectas de suelo que tal proceso entra-ñaba. Estos usos indirectos no acostum-bran a ser analizados, lo que induce a mi-nimizar la incidencia territorial del nuevo

proceso constructivo-destructivo orienta-do por el doble modelo de la «conurba-ción difusa» y el «estilo universal» indicadoal inicio.

El cambio de modelo operado desde la«ciudad clásica» hacia la «conurbación di-fusa» explica, en mayor medida que elaumento de población, la mayor exigen-cia territorial motivada por servidumbreso usos indirectos: como luego veremos,entre 1957 y 1980, la población se dupli-có, pero la ocupación territorial por usosurbano-industriales directos e indirectosse multiplicó por cuatro en la provinciade Madrid. Aparecen así muchos milesde hectáreas afectadas por tres tipos deusos antes poco importantes: los vertidos(sobre todo de los escombros generadospor la demolición), las extracciones (degrava, arena u otros materiales de cons-trucción) y el suelo destinado a la urba-nización pero todavía no, o sólo en par-te, construido (denominado «suelo enpromoción»).

Todo ello con el problema añadido deque el nuevo modelo de urbanización, adiferencia del anterior, invade los suelosde mayor calidad agronómica y paisajísti-ca. Por ejemplo, el 38% de la industriainstalada en ese período lo hizo sobre an-tiguos suelos de regadío. También resultagrave que la ocupación haya ido inva-diendo o eliminando todos los cauces y

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riberas en vez de preservarlos como oroen paño, en un territorio caracterizadopor su aridez. Frente a la antigua tenden-cia a preservarlos, urbanizando los altos yladeras, pero no el fondo de los valles, seha asistido a la progresiva ocupación dearroyos, vaguadas y vías pecuarias: laCastellana, con ley propia, por la que co-rría el antiguo arroyo del Carcavón, elmismísimo Manzanares ha sido invadidopor el tráfico rodado y edificado en susmárgenes, al igual que el arroyo Abroñi-gal, suplantado hoy por la M-30, y otrosmucho ejemplos que no cabe detallaraquí.

Tras el aparente desorden que envuelveel modelo de expansión de la conurba-ción madrileña, éste se orientó por losprincipales ejes de comunicación. Perotambién se vio guiado por la naturalezadel medio físico en el que se extiende laaglomeración, que presenta un gradientede calidad que apunta hacia el noroeste,hacia la sierra de Guadarrama, que nutrea la conurbación de aire y agua limpios yofrece materiales más nobles (el granito yel agua de deshielo, frente a los yesos, lasmargas y los vertidos del sureste) y paisa-jes más valorados. A este gradiente de ca-lidad del medio físico se añaden otrosque señalan una creciente polarizaciónsocial que agrupa en el norte y noroestelas zonas de mayor renta, cualificacióncultural, etc., y en el sur y sureste las zo-nas de menor renta y cualificación y demayor paro y marginación social.

Junto a la anatomía territorial así configu-rada, cambió también la fisiología de laaglomeración, que pasó a atraer pobla-ción, capitales y recursos, y a emitir resi-duos a niveles sin precedentes. En el tra-bajo de J. M. Naredo y J. Frías (1988), seda cuenta de la importancia de estos flu-jos, al representar en millones de tonela-das (4) el funcionamiento físico de la co-nurbación en 1984, observando que losflujos físicos importados, al superar am-pliamente a los exportados, se transmu-tan, en buena medida, en residuos.

En el trabajo de referencia se calcularontambién las contrapartidas monetarias delos flujos físicos, mostrando que la co-nurbación gastaba mucho más dineropor la compra de mercancías importadasdel que ingresaba por las exportadas (5).

Lo cual denota que no cabía caracterizara Madrid como una ciudad predominan-temente industrial. El enorme déficit co-mercial así originado se cubría con cargoa los ingresos derivados de la venta realo imputada de servicios y a las transfe-rencias ligadas a la capitalidad, no sólopolítica, sino también económica y finan-ciera, al ser sede de las principales em-presas, mercados y fortunas existentes enel país.

Evolución de los flujosfísicos en la conurbaciónmadrileña. 1984-2001

La Comunidad de Madrid, al albergar unconglomerado humano altamente con-centrado y carecer casi por completo derecursos minerales y energéticos en ex-plotación (salvo ciertos materiales para laconstrucción: arena, grava, yeso, granito,etc.), precisa importar cantidades enor-mes de materias primas, productos ener-géticos, alimentos y mercancías para sa-tisfacer las necesidades de su elevadapoblación.

La conurbación madrileña tiene como ac-tividad económica más destacada los ser-vicios en general y el comercio en parti-cular. Para los más de cinco millones de

habitantes de la metrópoli y sus cinco mi-llones de visitantes anuales constituye unenorme escaparate brillante y cambiantede mercancías, entretenimiento, serviciosa las empresas y a las personas. Pero lamayoría de los madrileños no son cons-cientes de la enorme cantidad de recur-sos, materiales y energía, que exige elmetabolismo de una metrópolis como lamadrileña —y de los residuos que gene-ra—. Esto es debido, en buena parte, alprogresivo alejamiento de las fuentes ymedios de abastecimiento que la nutreny a que la forma de entrada de energía(a través de oleoductos, gasoductos otendidos eléctricos cada vez más enterra-dos) y de materiales (en camiones por lanoche a los mercados), junto con laocultación de los vertidos, no hacen fácilesta percepción.

Pero, como se sabe ya desde épocasmuy antiguas, y como han formuladocon precisión Lavoisier (Ley de conserva-ción de la materia) y Einstein (su famosaidentidad masa y energía), Carnot, Clau-sius y Thompson (Ley de la entropía), lamateria y la energía no se crean ni sedestruyen, tan sólo se dispersan o degra-dan, perdiendo con el tiempo su utilidadpara los consumidores madrileños y visi-tantes de otras autonomías o estados yacabando como residuos de todo tipo. Laenergía termina disipándose en contami-nación térmica y química de la atmósferacomo resultado de los procesos de com-bustión, formando una neblina de colormarrón oscuro que cubre en bastantesocasiones Madrid y otras ciudades espa-ñolas. Y los materiales y el agua acabancamino de los vertederos y plantas detratamiento que jalonan, sobre todo, elsureste de la conurbación madrileña. Así,por mucho que traten de alejarse los resi-duos y las actividades contaminantes, lasgrandes aglomeraciones urbanas siguenformando verdaderas islas de calor ycontaminación.

El conocimiento cuantitativo y cualitativode los flujos físicos que tienen lugar en elterritorio de una ciudad, desde su origena su destino final, es fundamental parauna gestión y planificación adecuadas.Facilita una visión global del funciona-miento real de la ciudad que permitiríacorregir sus principales problemas. Entreotras cosas, posibilita una estimación ade-

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cuada de los residuos generados, por ti-pos y procedencia, que ayudaría a mini-mizar su cantidad y los costes medioam-bientales y monetarios que provocan, afin de compatibilizar las actividades in-dustriales con la calidad de vida de losciudadanos.

En la figura 1 se representa, de formamuy simplificada, el metabolismo de unterritorio desde el punto de vista de la re-lación entre los flujos físicos y el sistemaeconómico. Las relaciones entre la econo-mía y los recursos naturales no han sidoestablecidas de manera formal más queparcialmente. Lo ideal sería disponer deun modelo global que describiera las re-laciones entre el funcionamiento de lossistemas de producción y uso desde unpunto de vista sistémico. Pero los proce-sos económicos y ambientales presentanuna relación sumamente compleja quedificulta su obtención. Por ello, es precisorecurrir a submodelos parciales que resul-ten apropiados según el tipo de problemaque se trate de resolver, sin renunciar auna integración posterior.

Un modelo global es un desarrollo máspropio de los modelos de dinámica de sis-temas que contemplan las relaciones entreflujos y existencias de recursos naturales,sin embargo, también se puede avanzarhacia ese objetivo mediante desarrollos delas Tablas Input Output convencionalesampliadas, o simplemente modelos de esti-mación más reducidos. En todo caso, unmodelo global, como el que se presenta enla figura 1, debería incluir, expresada se-gún proceda en términos físicos o moneta-rios, la información estadística siguiente:

• Producción, reempleo y materias pri-mas por ramas de actividad industrial.

• Demanda final para las mismas ramas.

• Flujos de materiales, energía y agua.

• Matriz de residuos compuesta por unafila con las mismas actividades de la in-formación anterior y tantas columnas co-mo tipos de residuos se pretenda identifi-car, con independencia de su estado:líquido, sólido o gaseoso. Todos los resi-duos pueden ser cuantificados por su pe-so o expresados en otras unidades físicas,incluso la contaminación térmica, la ra-

dioactividad y el ruido pueden medirseen sus correspondientes unidades, tep,curies o decibelios.

• Matriz de procesos de tratamiento delos residuos (reciclado, depósito, etc.).

• Matriz de calidad del medio receptor(aire, agua y suelo).

• Matriz de impactos sobre el medioam-biente, seres humanos y ecosistemas (mor-bilidad, diversidad biológica, etc.).

• Costes ambientales: análisis coste-bene-ficio de los tratamientos para reducir la

contaminación frente a los beneficios delas disminuciones de impacto.

El modelo propuesto consiste en variossubmodelos de información y estimaciónque facilitan los datos de forma sucesiva.El conocimiento de los flujos de materia-les posibilita el cálculo de los residuossólidos; el de los flujos de energía, el co-nocimiento de las emisiones atmosféricas;la cuantificación de los flujos de agua esun dato imprescindible para la estima-ción de los vertidos líquidos. El conoci-miento de los procesos de tratamientopermite la estimación de los costes enfunción de las cantidades de residuos ge-

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TRATAMIENTOS

RECICLADOREDUCCIÓN EMISIONES

COMPOSTAJEDEPÓSITO

INCINERACIÓNSIN TRATAMIENTO

MEDIO NATURAL FÍSICO RECEPTOR

CALIDAD DE AIREAGUA

SUELO

MORBILIDAD, ETC.

IMPACTO SOBRE LOS HABITANTESY LOS ECOSISTEMAS

ANÁLISIS COSTE BENEFICIO

BENEFICIOSDISMINUCIÓN

IMPACTOS

COSTE DEREDUCCIÓN YTRATAMIENTO

RESIDUOS

DIRECTIVAS COMUNITARIASPOLÍTICA AMBIENTAL

PLANIFICACIÓN ECONÓMICAPOLÍTICA INDUSTRIAL

NORMATIVA, AYUDAS ...

PRODUCCIÓN

REEMPLEO

MATERIAS

PRIMAS

FLUJOS DE RESIDUOSINICIALMENTE SÓLIDOS

EMISIONES CONTAMINANTESATMOSFÉRICOS

VERTIDOS LÍQUIDOS

FLUJOS DEMATERIALES

FLUJOS DEENERGÍA

FLUJOS DEAGUA

Flujos físicos Sistema económico

DEM

ANDA

FIN

AL

En España, desde 1980 hasta 2000, algunascausas de muerte que pudieran tener relacióncon la desaparición de la capa de ozono, comolas enfermedades que afectan a la piel y tejidocelular subcutáneo, se han multiplicado por5,2, y otras, los melanomas cutáneo ymaligno de piel, casi se han cuadruplicado (a).

FIGURA 1METABOLISMO DE UN TERRITORIO

(a) «La sociedad española tras 25 años de Constitución», INE.

FUENTE: Elaboración propia.

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neradas y el posterior análisis coste-be-neficio para niveles de calidad del mediodeterminados. En suma, permite la cons-trucción de un marco estadístico global,donde se pueden integrar las estadísticassobre los recursos naturales con las esta-dísticas económicas usuales. Este sistemade información puede facilitar sobrema-nera el análisis de la industria y la econo-mía y la toma de decisiones y elección depolíticas más adecuadas (6).

En el estudio citado de J. M. Naredo y J.Frías (1988) se abordó el ingente trabajode calcular y analizar los flujos de ener-gía, materiales, agua e información en laComunidad Autónoma de Madrid (CAM)y sus correspondientes contrapartidasmonetarias. Puede decirse que este estu-dio fue pionero en su amplitud de mirasy de conexiones entre flujos físicos, mo-netarios y de información, y por ello hu-bo que desarrollar una metodologíanueva que, entre otras cosas, permitiese

utilizar las heterogéneas fuentes estadísti-cas disponibles, reduciendo todos losflujos de energía a toneladas equivalen-tes de petróleo y los flujos de materialesa toneladas. En lo referente a flujos demateriales, la información era más bienprecaria, tanto en razón de la dispersiónde las empresas y organismos implicadoscomo de la diversidad de calidad y uni-dades de cómputo, agravado por el he-cho de que las clasificaciones y las esta-dísticas se han diseñado despreciandoestas informaciones.

Se dedicó un especial esfuerzo para su-plir esta falta de información y trazar unpanorama general de los flujos de mate-riales con datos mínimamente fundados.Se analizó el marco general que ofrecíanlas informaciones sobre el transporte demercancías, contrastándolas y completán-dolas con otros datos procedentes de lasencuestas realizadas por el entonces Mi-nisterio de Industria y Energía, las empre-

sas, la encuesta industrial y la encuestade presupuestos familiares elaboradaspor el INE, las informaciones de asocia-ciones de profesionales y empresarios so-bre los materiales utilizados en las activi-dades y sobre las producciones y residuosgenerados. A pesar de la aparición de al-gunas informaciones contradictorias y delos amplios márgenes de error en que semueven las magnitudes aportadas, sepuede decir que se señalaron unos órde-nes de magnitud que se estimaron razo-nables para aquel primer intento.

Pero no es el propósito de este artículodetallar ahora los rasgos de funciona-miento del metabolismo de la conurba-ción a principios de los años ochenta; lafinalidad es partir de la información deltrabajo citado para analizar los cambiosobservados hasta el momento actual. Elejercicio de cuantificación antes mencio-nado se ha repetido ahora para los años2000 y 2001 a partir de las fuentes dispo-

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FIGURA 2FLUJOS DE AGUA, MATERIALES Y ENERGÍA EN LA COMUNIDAD DE MADRID EN 1984 Y 2001 EN MILLONES

DE TONELADAS ANUALES; ENERGÍA SOLAR Y ELECTRICIDAD EN MILLONES DE TEP. TODAS LAS ÁREAS SON PROPORCIONALES A LAS MAGNITUDES

Mercancías carretera: 17-33,1

Extraccióny cosecha:

9,2-28,2

Mercancías carretera: 4,1-21,9

Mercancías tren: 1,5-0,3

Aguas residuales: 432-472

Contaminaciónatmosférica: 10,8-19,6

Agua: 696-761

Gasoducto: 1,7Residuossólidos: 5,5-10,9

Biomasa humana: 0,24-0,27

Flujos en 1984 Flujos en 2001

Oleoducto: 2,9-3,6

Electricidad: 1,0-2,2

Mercancías tren: 2,3-1,8

FUENTE: Elaboración propia.

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nibles, con el fin de comparar la evolu-ción del metabolismo de la conurbación.Como se observa en la figura 2, los cam-bios han sido tan espectaculares que tras-cienden ampliamente los posibles márge-nes de error de nuestras estimaciones.

Tanto la figura 2 como los cuadros y losgráficos 1 y 2 se han elaborado para ana-lizar los cambios operados en la fisiologíade la conurbación, actualizando los flujosfísicos correspondientes a 1984 (7).

Cabe subrayar que, mientras la biomasahumana, representada también en la figu-ra 2 en millones de toneladas, apenas au-mentó en tres centésimas, las entradaspor todos los conceptos aumentaron des-de entonces en muchos millones de tone-ladas, denotando un proceso de fuerte re-materialización.

En el balance de materiales representadoen el cuadro 1, se detallan las entradas ysalidas de materiales por tipos de mer-cancías, en 1984 y en 2001.

En el año 1984, lo que ocurría, explicadode forma sucinta, era lo siguiente: Madridnecesitaba importar anualmente 22,3 mi-llones de toneladas (Mt) de mercancías,siendo las salidas por este concepto detan sólo 5,8 Mt. La visión global del ba-lance de materiales permite apreciar queestas necesidades se concentraban, enprimer lugar, en las básicas de vivienda,energía y alimentación. Así, los flujosprincipales que entraban en la Comuni-dad correspondían precisamente con losdestinados a la construcción (5,7 Mt), alos combustibles (4,3 Mt) y a la alimenta-ción (3,8 Mt). Seguían a continuación loscorrespondientes a los productos elabo-rados (3,5 Mt) y a las materias primas (3,2Mt). A más distancia, los productos side-rúrgicos (1,8 Mt), de los que una partesustancial estaban también destinados aactividades constructivas. Estas necesida-des de importación implicaban que elsector del transporte constituyera una delas actividades regionales fundamentalesy que la energía utilizada por este sectorsuperase con creces la requerida por lasactividades industriales.

Estas cifras, relacionadas con la pobla-ción, suponían una importación anual de4,6 toneladas de mercancías por habitan-

EL METABOLISMO ECONÓMICO DE LA CONURBACIÓN MADRILEÑA

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Materiales construcción 5,7 2,0 10,2 5,2Alimentos y bebidas 3,8 1,3 8,0 3,1Combustibles 4,3 1,1 6,7 1,0Productos siderúrgicos 1,8 0,3 2,2 1,2Productos elaborados 3,5 1,1 10,7 10,6Materias primas 3,2 0,0 0,6 0,3Otros sin clasificar 2,0 0,9

Total 22,3 5,8 40,4 22,4

FUENTE: Los flujos de agua, materiales, energía y residuos en la CAM, J. M. Naredo y J. Frías (1988), yelaboración propia.

CUADRO 1BALANCE DE MATERIALES POR TIPOS DE MERCANCÍAS

MILLONES DE TONELADAS ANUALES

1984 2001

Entradas Salidas Entradas Salidas

2,0

5,7

3,8 4,3

1,8

3,5 3,2

10,2

8,06,7

2,2

10,7

0,6

0

2

4

6

8

10

12

Entradas en 1984 Entradas en 2001

Materialesconstrucción

Alimentos ybebidas

Combustibles Productossiderúrgicos

Productoselaborados

Materiasprimas

Otros sinclasificar

GRÁFICO 1ENTRADAS DE MATERIALES EN 1984 Y 2001

MILLONES DE TONELADAS

Materialesconstrucción

Alimentos ybebidas

Combustibles Productossiderúrgicos

Productoselaborados

Materiasprimas

Otros sinclasificar

0,90,0

1,10,3

1,32,0

0,3

10,6

1,21,0

3,1

5,2

0

2

4

6

8

10

12

Salidas en 1984 Salidas en 2001

1,1

GRÁFICO 2SALIDAS DE MATERIALES EN 1984 Y 2001

MILLONES DE TONELADAS

FUENTE: Los flujos de agua, materiales, energía y residuos en la CAM, J. M. Naredo y J. Frías (1988), yelaboración propia.

ECONOMÍA INDUSTRIAL N.º 351 • 2003 / III

FUENTE: Los flujos de agua, materiales, energía y residuos en la CAM, J. M. Naredo y J. Frías (1988), yelaboración propia.

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te, con la siguiente composición: 1.185 kgde materiales de construcción; 1.017 kgde materias primas; 794 kg de alimentos;896 kg de combustibles y 734 kg de pro-ductos acabados.

Aunque el agua era el recurso más ne-cesario y utilizado por los residentes enla Comunidad de Madrid, no era precisoimportarla en ese momento. La precipi-tación anual media era de 4.730 Mt (ohm3), de las que se recogían en embal-ses algo más de 1.000 Mt. El consumoaparente por persona y día era de 238litros.

Los 22,3 Mt de materiales, que entrabanen 1984 en la Comunidad, unidos a los 10Mt de materiales extraídos o cosechadosen el propio territorio, y los 0,4 Mt deproductos reciclados, totalizaban 32,7 Mtdisponibles para su utilización o transfor-mación. En forma muy esquemática, loque sucedía con esta enorme cantidad demateriales era lo siguiente:

■ De los 16 Mt procedentes de las activi-dades extractivas, entradas de materialesy acero para la construcción; 13 Mt se in-corporaban al territorio en forma deconstrucciones de viviendas y obras civi-les; 2 Mt se exportaban y el millón restan-te acababa en forma de residuos.

■ 4,5 Mt, monto total de las entradas deproductos alimenticios y cosecha netapropia, servían para dar lugar a algo másde un millón de toneladas de salidas deproductos alimenticios transformados, y650.000 t de residuos, consumiendo lapoblación 3,5 Mt de alimentos y bebidas,además del agua procedente de la red dedistribución.

■ De los 4,3 Mt de combustibles, petró-leo y carbón que entraban en la Comuni-dad, 3,3 Mt se quemaban, y «salían» enforma de contaminación atmosférica ytérmica. El resto, 1 Mt, se redistribuíannuevamente fuera del territorio madrileñosin haber sufrido transformación alguna,sino simplemente un cambio de modo detransporte. La mayoría de productos pe-trolíferos llegaban a Madrid por oleoduc-to y la abandonaban por carretera.

■ Las entradas de productos siderúrgi-cos ascendían a 1,8 Mt, repartiéndose su

utilización a partes iguales entre la cons-trucción y la industria, exportándose casi300.000 t. El caso del acero es el únicoen que la recuperación de la chatarra eraya prácticamente total en lo referente alos usos industriales y constructivos y só-lo quedaba sin reciclar una parte de lafracción contenida en los residuos sóli-dos urbanos.

■ 1 Mt de madera importada se emplea-ba como materia prima en la industria delmueble y fabricación de embalajes y pas-ta papelera. En la fabricación de pasta seutilizaba también una parte considerablede papel y cartón viejo. No obstante, erapreciso importar otro millón de t de pas-ta, papel y cartón para aprovisionar lasimportantes actividades de imprenta yedición.

■ Las actividades industriales restantesutilizaban 3,2 Mt para producir 2,7 Mt demercancías, generando otro medio millónde residuos y exportando 1,1 Mt. El restode los productos importados, 2 Mt, eranutilizados directamente por los servicios,familias y agricultura.

La información estadística recogida y lasestimaciones realizadas ponen de relieve

bastantes diferencias en el año 2001 res-pecto a lo ocurrido en 1984. En primerlugar, la cantidad de entradas de mercan-cías en la comunidad de Madrid ha au-mentado sustancialmente, multiplicándo-se casi por dos y pasando de los 22,2 Mta 40,4 Mt en 2001. Las salidas de materia-les han aumentado proporcionalmente enmucha mayor medida, ya que han pasadode 5,8 Mt a 22,4 Mt, lo que se significamultiplicarse casi por 4.

A diferencia de lo ocurrido en 1984, en elaño 2001 la principal rúbrica de produc-tos importados es maquinaria y equiposde transporte (10,7 Mt), que triplica lacantidad importada en 1984, seguidos porlos materiales de construcción (10,2 Mt),que, pese a ceder el primer lugar, casi du-plica la cifra del estudio anterior, y los ali-mentos u otros productos primarios (8,0Mt), que más que doblan la cifra de 1984,a pesar del pequeño crecimiento de lapoblación: la explicación a este aumentoviene dada por el fuerte incremento delas exportaciones de alimentos y bebidas,desde 1,3 Mt a 3,1 Mt (8). Además, se ob-serva que a los 10,7 Mt importados enforma de maquinaria y material de trans-porte, le sucede una exportación de 10,6Mt por este mismo concepto.

J. M. NAREDO / J. FRÍAS

ECONOMÍA INDUSTRIAL N.º 351 • 2003 / III

94

Carretera (a)

Entradas 16.967 33.131 76,3 82,0 95,3

Salidas 4.121 21.870 71,5 97,8 430,7

FerrocarrilEntradas 2.277 1.824 10,2 4,5 –19,9

Salidas 1.545 325 26,8 1,5 –79,0

AéreoEntradas 71 133 0,3 0,3 87,6

Salidas 97 163 1,7 0,7 68,4

Oleoducto entradas 2.914 3.600 13,1 8,9 23,5

Gasoducto entradas — 1.700 — 4,2 —

TotalEntradas 22.229 40.388 100,0 100,0 81,7Salidas 5.763 22.358 100,0 100,0 288,0

(a) Las entradas y salidas totales por carretera en 2001 fueron 77.760 y 69.499 miles de t respectivamente.Figuran solamente las entradas y las salidas desde/hacia fuera del territorio de la CAM.

FUENTE: Elaboración propia a partir de la Encuesta Permanente de Transporte de Mercancías por Carrete-ra (Ministerio de Fomento), Anuario de la CAM.

CUADRO 2TRÁFICO DE MERCANCÍAS SEGÚN MODO DE TRANSPORTE

MILES DE TONELADAS Y PORCENTAJES

Porcentajes Tasas de variación

1984 2001 1984 2001 1984-01

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Este hecho denota que, tras la crisis de laindustria tradicional (que elaboraba ínte-gramente in situ las materias primas hastala obtención del producto final), se asistea la fragmentación de los procesos enplantas y puntos alejados, que exige untrasiego de materiales muy superior. Lesiguen en importancia, en cuarto lugar,los combustibles, tanto en las entradascomo en las salidas, que ocupaban el se-gundo lugar en las entradas de 1984.

En el cuadro 2 y en el gráfico 3 se ponede relieve que las entradas por carreterahan sido, con diferencia, las que más hancrecido. En el año 1984 entraron por ca-rretera en la CAM 17 Mt, el 76,3% del to-tal, y en el año 2001 alcanzaban los 33Mt y suponían el 82% del total. Por elcontrario, las entradas por ferrocarril dis-minuyeron un 20%, desde 2,3 Mt a 1,8Mt; las salidas de mercancías por ferroca-rril experimentaron un descenso aún másespectacular (80%) y en 2001 eran tansólo la quinta parte de las transportadasen 1984.

Esta evolución es difícilmente explicabledesde un punto de vista racional, yaque el ferrocarril sigue siendo el métodode transporte más barato, más eficientey menos nocivo ambientalmente. Asípues, las salidas de mercancías de laCAM están monopolizadas casi en ex-clusiva por el transporte por carretera,que absorbe el 97,8% del tráfico total.En España, el transporte por carreteratiene un excesivo protagonismo en ladistribución modal del tráfico de mer-cancías —representa el 81,7 % del tráfi-co interior de mercancías— y ademáshay que recordar que es el primer y últi-mo eslabón casi obligado de las cadenasde transporte por otros modos.

El agua utilizada por la conurbación se hacomportado con mayor moderación queel resto de los flujos físicos. El consumode agua facturada por el Canal de IsabelII aumentó, entre 1984 y 2002, a una tasaanual del 2,1%, pasando en el período in-dicado de 314 a 457 hm3, correspondien-do al municipio de Madrid más de la mi-tad de este consumo. El hecho de queesta tasa sea similar a la de la poblaciónabastecida por el Canal (que crece másque la población de la Comunidad, al au-mentar el número de municipios abaste-

cidos), denota un estancamiento del con-sumo de agua per cápita.

En efecto, en 2002 se facturaron 237 litrosde agua por persona abastecida y día, esdecir, una cantidad similar a la de 1984(238 l/h/d). Pero hay que advertir que es-te estancamiento resulta de dos fases decomportamiento diferentes: la disminu-ción de la facturación (en un 12%) que seobservó entre 1991 y 1996, a raíz de laspolíticas de ahorro originadas por la se-quía, y el posterior repunte del agua fac-turada que se observa desde entonces.

Por otra parte, hay que señalar que elconsumo doméstico de agua fue algomás reticente a la baja que el total deagua facturada y que es sobre todo el ma-yor peso que van teniendo las viviendasunifamiliares el que explica el repuntedel consumo antes mencionado. En loque concierne a las otras actividades, ca-be destacar la fuerte pérdida de peso delconsumo industrial (que pasó de absor-ber el 21% del agua consumida en 1984al 7% en 2001), a la vez que ganan pesolos servicios y otros, junto con el consu-mo doméstico (9).

Como consecuencia de todo ello, hemossupuesto que el agua utilizada para todos

los fines, incluidas pérdidas, por el con-junto de la población de la Comunidadde Madrid creciera moderadamente, pa-sando de 696 a 761 hm3 entre 1984 y2000, creciendo los vertidos en conso-nancia (pasando de 432 a 472 hm3).

Por el contrario, al ser el crecimiento delos restantes flujos físicos muy superior alde la población se producen intensos cre-cimientos per cápita. Éstos son especial-mente notables en el caso de los produc-tos energéticos. Además de aparecer unanueva infraestructura, el gasoducto, queinyecta 1,7 Mt adicionales, la energía reci-bida por el oleoducto y sobre todo por eltendido eléctrico acusan incrementos muynotables. Lo cual hace que el consumo fi-nal de productos energéticos, medido entoneladas equivalentes de petróleo (tep),aumentara en el período considerado auna tasa media anual del 5,5 % (que supo-ne doblarse cada trece años) y que el con-sumo de energía per cápita creciera a unatasa media anual del 3,8%, pasando de 1,1tep a más de 2 tep per cápita entre 1984 y2001. Resulta curioso que esto ocurriera ala vez que perdía peso el relativamente es-caso consumo industrial, que pasó de re-presentar el 38,2% del consumo de electri-cidad en 1984 al 19,1% en 2001 (10). Acontinuación se exponen las razones que

EL METABOLISMO ECONÓMICO DE LA CONURBACIÓN MADRILEÑA

ECONOMÍA INDUSTRIAL N.º 351 • 2003 / III

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Entradas

Oleoducto13,1%

Aéreo0,3%

Ferrocarril10,2%Carretera

76,3%

Salidas

Carretera71,5%

Aéreo1,7%

Ferrocarril26,8%

EntradasOleoducto ygasoducto

13,1%

Aéreo0,3%

Ferrocarril4,5%

Carretera82,0%

SalidasCarretera

Aéreo0,7%

Ferrocarril1,5%

Flujo de transporte en 2001

97,8%

Flujo de transporte en 1984

GRÁFICO 3TRÁFICO DE MERCANCÍAS SEGÚN MODO DE TRANSPORTE

FUENTE: Los flujos de agua, materiales, energía y residuos en la CAM, J. M. Naredo y J. Frías (1988), yelaboración propia.

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hacen que en la conurbación madrileña elconsumo de energía siga aumentado a lavez que pierde peso su relativamente es-casa dedicación industrial (y agraria).

En primer lugar, el aumento del consumode energía viene dado por las crecientesexigencias de transporte, haciendo que ladestinada a este fin pase de representar el44% del total en 1984 a más del 50% en2001 (11). Este aumento está relacionadocon el observado en el parque de automó-viles, que pasó en el período consideradode 1,5 millones de vehículos a 3,6 millo-nes (y de 3 personas por automóvil a 1,4personas). La expansión del parque de au-tomóviles tiene una clara incidencia ecoló-gica, al ampliar la ocupación contaminantey la fragmentación del territorio. Debe re-cordarse que el parque de automóviles dela conurbación ocupa por su sola presen-

cia unas cinco mil hectáreas y requiere porlo menos otro tanto para poder maniobrar.Con lo cual, pese a que el viario se ha do-blado desde principios de los ochenta,ocupando algo más de 21.000 hectáreas,la movilización en las horas o días «punta»de sólo una fracción de tan inmenso par-que origina embotellamientos crónicoscada vez más graves.

En el cuadro 3 se detalla la producción,consumo de materias primas y energía yel correspondiente valor añadido por ra-mas de actividad de la industria madrile-ña en 1984, expresado todo ello en millo-nes de euros. Como se aprecia en dichocuadro, la fabricación de material eléctri-co y electrónico, la industria de materia-les de construcción, la química y la indus-tria de alimentación y bebidas eran lasactividades más destacadas.

En el cuadro 3 se muestra también lacomparación del valor añadido bruto(VAB) al coste de factores y su distribu-ción porcentual por ramas de actividadindustrial para los años 1984 y 2001.

Se puede apreciar que las actividades conmayor importancia en 1984 —la fabrica-ción de material eléctrico y electrónico,industria de materiales de construcción, laquímica y la industria de alimentación ybebidas, superando todas el 10% de pesoen la industria madrileña— sufren algunasvariaciones significativas en el períodoanalizado. Así, en el año 2001 la actividadmás destacada era artes gráficas y edición(15,6%), que fue la que experimentó ma-yor crecimiento en el período considera-do, en 1984 solamente suponía el 6,1%.En segundo lugar, y con una importanciaalgo menor, figura la fabricación de mate-

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ECONOMÍA INDUSTRIAL N.º 351 • 2003 / III

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Energía 46,8 16,4 16,2 14,2 0,3 209,0 1,6

Captación y distribución del agua 59,0 6,5 13,3 39,3 0,9 0,0

Siderurgia 149,1 87,7 31,3 30,1 0,7 151,9 1,2

Metales no férreos 207,9 184,1 2,1 21,8 0,5 46,7 0,4

Extracción de minerales no metálicos 37,7 14,5 5,4 17,8 0,4 117,9 0,9

Materiales de construcción 941,1 147,6 70,3 723,3 16,0 700,9 5,3

Química 1.034,1 498,3 20,2 515,6 11,4 1.640,7 12,4

Fabricación de artículos metálicos 783,6 360,3 20,0 403,3 8,9 932,1 7,1

Fabricación maq. y material mecánico 422,2 184,8 5,9 231,5 5,1 692,1 5,2

Maq. oficina, eléctrico y electrónico 1.147,9 401,6 11,0 735,3 16,3 1.793,8 13,6

Construcción de automóviles 632,4 458,3 11,9 162,2 3,6 876,8 6,6

Construc. otro material de transporte 224,7 77,0 5,3 142,4 3,2 318,8 2,4

Fabric. de instr. de precisión y óptica 81,8 43,4 0,5 37,9 0,8 389,5 3,0

Alimentación, bebidas y tabaco 1.291,8 740,8 50,5 500,5 11,1 1.237,5 9,4

Industria textil 37,8 18,7 1,4 17,7 0,4 81,1 0,6

Industria del cuero y calzado 123,0 59,5 1,9 61,6 1,4 48,5 0,4

Confección y peletería 328,7 120,7 4,3 203,7 4,5 365,1 2,8

Madera, corcho y muebles 173,9 70,8 3,8 99,3 2,2 535,4 4,1

Pasta papelera, papel y cartón 249,8 133,4 11,5 105,0 2,3 359,9 2,7

Artes gráficas y edición 465,2 182,8 5,6 276,8 6,1 2.055,5 15,6

Industria del caucho y plástico 246,5 127,4 8,7 110,4 2,4 489,7 3,7

Otras industrias manufactureras 115,0 44,2 13,1 57,6 1,3 157,2 1,2

Total 8.800,0 3.978,7 314,0 4.507,2 100,0 13.200,2 100,0

FUENTE: Los flujos de agua, materiales, energía y residuos en la CAM, J. M. Naredo y J. Frías (1988). Año 2001, elaboración propia.

CUADRO 3PRODUCCIÓN, CONSUMOS DE MATERIAS PRIMAS Y ENERGÍA. VALOR AÑADIDO EN 1984 Y 2001

MILLONES DE EUROS CORRIENTES

1984 2001

Ramas de Actividad Producción Consumo materias Consumo Valor Distribución Valor Distribuciónprimas energía añadido porcentual añadido porcentual

1 2 3 (1-2-3)

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rial eléctrico y electrónico (13,6%), segui-da en tercer lugar por la química (12,4%),a continuación, alimentación y bebidas(9,4%), fabricación de artículos metálicos(7,1%) y la construcción de automóviles(6,6%), que casi duplicó su peso de 1984.Así pues, se ha producido un aumento delpeso de las actividades con un mayorcontenido tecnológico en detrimento delas más tradicionales: alimentación, textily sobre todo la industria no metálica. Hayque advertir, que el avance en Madrid desectores industriales de elevado nivel tec-nológico (aeronaves, electrónica, etc.) seproduce también en el sector terciario(fundamentalmente en telecomunicacio-nes y servicios avanzados para las empre-sas), como consecuencia del flujo de in-formación y de las economías de alcance—entendidas como los ahorros en costesque se derivan de la producción conjuntade diferentes bienes tecnológicos, frente ala opción de la producción especializa-da— (Velasco, 2003) (12).

En el cuadro 4 se observa que las mismasactividades que destacaban por su VABen 1984, con la lógica excepción de la fa-bricación de material eléctrico y electró-nico, son las que tienen un mayor volu-men de producción en cantidades físicas,en empleo de materias primas y por tantoen volumen de residuos generados. La in-dustria de materiales de construcción, laquímica, la industria de alimentación ybebidas y la siderurgia generaban el 86%de los residuos industriales.

Por otra parte cabe advertir que, en contrade lo que suele pensarse, los datos mues-tran que el sector «terciario» es un gran de-vorador de energía. El estudio del consu-mo de electricidad resulta revelador de loscambios operados en el metabolismo de laconurbación. Junto a la pérdida de pesode la industria (13) (que pasa de consumirel 38,2% de la electricidad en 1984, al19,1% en 2001) aparece la gran expansiónde los servicios (que pasaron de consumirel 10,3% en 1984 al 19,9% en 2001) (cua-dro 5). El comercio y la administración sonlos principales responsables de este creci-miento, al aumentar sus consumos deelectricidad a tasas medias anuales del9,1% y del 10,1% respectivamente (14).

El importante consumo de energía del«terciario avanzado», rompe el tópico que

lo asociaba a una sociedad postindustrialque, al especializarse en el mero manejode la información y las nuevas tecnologí-as de la información y las comunicacio-nes (TIC), se suponía cada vez más des-materializada. También es cierto que hayque tener en cuenta que en 2001 el des-arrollo de las TIC en España era todavíabastante escaso y muy inferior al de lospaíses de la UE. En Madrid solamente el35,8% de los hogares disponía de PC y el23,4% de la población tenía acceso a In-ternet, frente al 31,4% del conjunto de lapoblación de la Unión Europea. En 2003el porcentaje de la población con accesoa Internet en la CAM ascendía ya al35,2% y el 51,5% disponía de ordenador(cuadro 7).

Entre las ramas industriales manufacture-ras, solamente la de artes gráficas y edi-ción aumentó significativamente su partici-pación en el consumo eléctrico, al crecer auna tasa anual del 11,1%. Resulta también

muy espectacular la expansión del consu-mo de electricidad del sector construccióny obras públicas, que multiplicó por 4,5 suconsumo anual entre 1984 y 2001, crecien-do a una tasa del 9,2 % anual como resul-tado del aumento de la actividad y delcambio tecnológico del sector. Este au-mento de actividad se refleja también en elmayor consumo eléctrico anual del sectorcemento, cales y yesos, que se multiplicópor más de tres entre 1984 y 2001.

Como es lógico, junto al crecimiento delas exigencias en materiales y energía seobserva también el crecimiento de los re-siduos, habida cuenta que éstos procedendel uso de los recursos. Los vertidos at-mosféricos aumentaron en consonanciacon el consumo de combustibles fósiles ylos residuos sólidos urbanos pasaron decerca de tres cuartos de kilo por personay día en 1984 a kilo y medio por personay día en 2001 (creciendo a una tasa anualpróxima al 4%).

EL METABOLISMO ECONÓMICO DE LA CONURBACIÓN MADRILEÑA

ECONOMÍA INDUSTRIAL N.º 351 • 2003 / III

97

Extracción de minerales no metálicos 9.203 126 22,0

Siderurgia 595 815 220 67,0

Metales no férreos 23 26 3 5,2

Materiales de construcción 8.260 8.875 615 235,3

Química 596 883 287 63,4

Fabricación de artículos metálicos 513 594 81 50,1

Fabricación maq. y material mecánico 93 134 41 12,4

Maq. oficina, eléctrico y electrónico 137 140 3 24,2

Construcción de automóviles 317 332 15 50,7

Construc. de otro material de transporte 46 49 3 12,3

Fabric. de instr. de precisión y óptica 34 35 1 0,9

Alimentación, bebidas y tabaco 2.230 1.780 200 148,5

Industria textil 9 10 1 4,4

Industria del cuero y calzado 2 2 0 5,5

Confección y peletería 12 12 0 9,8

Madera, corcho y muebles 211 230 19 11,7

Pasta papelera, papel y cartón 404 435 31 30,7

Artes gráficas y edición 199 210 11 10,3

Industria del caucho y plástico 115 121 6 20,6

Otras industria manufactureras 5 6 1 36,2

Total 23.004 14.815 1.538 821,2

FUENTE: Los flujos de agua, materiales, energía y residuos en la CAM, J. M. Naredo y J. Frías (1988). Año2001, elaboración propia.

CUADRO 4PRODUCCIÓN, CONSUMOS DE MATERIAS PRIMAS Y ENERGÍA

Y RESIDUOS GENERADOS EN 1984

Ramas Producción Materias primas Residuos Energíade actividad (miles de t) (miles de t) (miles de t) (miles tep)

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Contrapartidas monetarias

La economía madrileña generó, según lacontabilidad regional de la Comunidadde Madrid en 2001, un valor añadido bru-to a precios básicos (VAB pb) de 82.665millones de euros, de los cuales, el 76,5%corresponden al sector servicios, el 18,7%a la industria y el 9,9% a la construcción(cuadro 6) (15).

Como ya se ha indicado en el análisis delos flujos físicos, el comercio exterior dela CAM de mercancías está bastante de-sequilibrado y las entradas duplican a las

salidas. En términos monetarios ocurre lomismo: las exportaciones de productos in-dustriales y energéticos suponen un totalde 21.758 millones de euros, mientras queel volumen total de importaciones alcanzóla cifra de 43.096 millones de euros.

El hecho de que el valor de las mercan-cías importadas duplique al de las impor-tadas denota que Madrid dispone de me-dios adicionales con los que financiaresta balanza de mercancías, crónicamen-te deficitaria. En efecto, Madrid no equili-bra sus cuentas a través del comercio demercancías, sino del de servicios, consi-

derado éste en un sentido amplio, ya queademás ejerce como atractora de capita-les y población visitante. El valor de losservicios exportados supera los 40.000millones (los servicios de comercio, hos-telería, transportes y comunicaciones su-pusieron 21.869 millones de euros y losservicios financieros, inmobiliarios y a lasempresas 18.562 millones de euros) (16),aunque una parte de estos servicios nollegan a comercializarse. Éste es el casode la capitalidad política, empresarial yfinanciera, ligada por la atracción de ca-pitales que ejercen la Bolsa y la banca deMadrid.

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Agricultura, ganadería silvicultura, caza y pesca 25.903 0,3% 43.200 0,2% 66,8Extracción y aglomeración de carbones 0 0,0% 756 0,0% —Extracción de petróleo y gas, refinerías de petróleo 6.436 0,1% 32.855 0,1% 410,5Combustibles nucleares y otras energías 33 0,0% 1.135 0,0% 3.339,4Producción y distribución de energía eléctrica 13.615 0,1% 39.139 0,2% 187,5Fabricas de gas-distribución de gas, coquerias 8.925 0,1% 19.467 0,1% 118,1Minas y canteras (no energéticas) 22.367 0,2% 102.482 0,4% 358,2Industria manufacturera 3.873.232 38,2% 4.377.223 19,1% 13,0Siderurgia y Fundición 454.314 4,5% 631.061 2,7% 38,9Metalurgia no férrea 137.753 1,4% 46.742 0,2% –66,1Industria del vidrio 57.093 0,6% 74.150 0,3% 29,9Cemento, cales y yesos 97.202 1,0% 303.541 1,3% 212,3Otros Materiales de construcción 144.810 1,4% 193.156 0,8% 33,4Química y petroquímica 234.701 2,3% 487.152 2,1% 107,6Maquinas y transformados metálicos y eléctricos 321.290 3,2% 607.901 2,6% 89,2Construcción y reparación naval 3.917 0,0% 1.090 0,0% –72,2Construcción de automóviles y bicicletas 206.155 2,0% 247.603 1,1% 20,1Construcción de otros medios de transporte 23.382 0,2% 74.929 0,3% 220,5Alimentación, bebidas y tabaco 294.411 2,9% 425.734 1,9% 44,6Ind. textil, confección, cuero y calzado 106.367 1,0% 143.698 0,6% 35,1Madera y corcho (exc. fabricación de muebles) 12.458 0,1% 34.194 0,1% 174,5Pasta papelera, papel, cartón, manipulados 97.296 1,0% 324.655 1,4% 233,7Artes graficas y edición 61.913 0,6% 370.550 1,6% 498,5Caucho, mat. plásticas y otras no especificadas 1.620.170 16,0% 411.067 1,8% –74,6Construcción y obras publicas 59.897 0,6% 267.622 1,2% 346,8Transporte por FF.CC. 295.169 2,9% 493.703 2,1% 67,3Otras empresas de transporte 373.547 3,7% 582.794 2,5% 56,0Hosteleria — — 1.061.917 4,6% —Comercio y servicios 1.045.859 10,3% 4.581.810 19,9% 338,1Administración y otros servicios públicos 524.731 5,2% 2.699.394 11,8% 414,4Alumbrado publico 193.283 1,9% 109.660 0,5% –43,3Usos domésticos 3.602.615 35,5% 7.751.807 33,8% 115,2No especificados (a) 102.037 1,0% 801.645 3,5% —TOTAL 10.147.649 100,0% 22.966.609 100,0% 356,7

(a) Captación , depuración y distribución de agua en 1984.

FUENTE: «Estadística de la Industria de Energía Eléctrica», Ministerio de Economía.

CUADRO 5ENERGÍA ELÉCTRICA DISTRIBUIDA EN LA CAM. 1984 Y 2001

1984 2001 1984-2001

Sectores consumidores Energía Distribución porcentual Energía Distribución porcentual Tasas de(MwH) del consumo (MwH) del consumo variación

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En el trabajo anterior ya se documentaronestos extremos para 1984, señalando có-mo Madrid albergaba la cuarta parte delos funcionarios de las administracionespúblicas, domiciliaba empresas que dis-ponían de la mitad del capital suscrito ydesembolsado, así como las principalesfortunas del país. Hoy día la capitalidadempresarial y financiera de Madrid se haacentuado. El grueso de la inversión ex-tranjera venida a España, muy estimuladaa raíz de la entrada de España en la UEen 1986, se ha instalado en Madrid; estehecho, unido al desplazamiento del capi-tal bancario y a la instalación de las nue-vas sedes de las grandes empresas públi-cas privatizadas, ha reforzado el liderazgode Madrid en bastantes ramas industria-les: aeroespacial, telecomunicaciones, far-macia y maquinaria. La inversión extran-jera en Madrid en el trienio 1999-2001ascendió a 100.912 millones de euros, ci-fra que supera a la del producto interiorbruto de la CAM (94.602 millones de eu-ros en 2001).

Madrid, además de capital político-admi-nistrativa (en la que reside un porcentajeimportante de funcionarios), ha sido tradi-cionalmente capital empresarial, al albergarla mayor parte de las sedes de las principa-les empresas españolas y de las filiales deempresas extranjeras. Por otra parte, tam-bién ha sido y es capital financiera, al tenersu sede en ella las principales entidades fi-nancieras y contar con una Bolsa de valo-res que ha pasado a ser el cuarto mercadode Europa en volumen de transacciones.En 2001 los depósitos en las entidades fi-nancieras alcanzaban los 160.677 millonesde euros y las transacciones en la Bolsamadrileña, los 340.608 millones de euros.

Pese al proceso de descentralización gene-rado en las administraciones públicas, Ma-drid ha seguido albergando cerca de me-dio millón de funcionarios (incluyendodefensa, sanidad y educación públicas),con una nómina que superaba ampliamen-te los dos billones de pesetas (doce mil mi-llones de euros) en 2000. Las empresas

constituidas en sociedades han venidoocupando en Madrid una población asala-riada y pagando una nómina tres veces su-perior a la de la administración pública.

A esto se añade un hecho que prueba laimportancia de la capitalidad política yempresarial de Madrid: el que tanto laadministración pública como las socieda-des domiciliadas en Madrid han venidomanteniendo fuera del territorio madrile-ño, con cargo a sus presupuestos, unapoblación asalariada casi tan grande co-mo la que mantenían en el mismo (17).Lo cual denota que Madrid es sede de or-ganizaciones políticas y empresarialessuprarregionales que exportan serviciosinteriores a las propias entidades (y, porlo tanto, no mercantiles) de dirección,gestión, comercialización y control haciaotros territorios.

A estos servicios se añaden otros, más omenos identificables y comerciales, presta-dos a particulares y empresas residentes y

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Agricultura, ganadería, caza y silvicultura 117.762 0,2 135.697 131.039 131.760 0,2Industria, incluida la energía 10.717.019 17,8 14.483.706 15.140.661 15.449.269 18,7Industrias extractivas 180.538 0,3 177.214 — — Industria manufacturera 9.499.501 15,8 13.169.443 — — Energía, gas y agua 1.036.980 1,7 1.137.049 — —

Construcción 5.174.167 8,6 7.005.920 7.506.497 8.150.992 9,9Comercio; venta y reparación de vehículos; hostelería y transporte; almacenamiento y comunicaciones 16.930.415 28,2 22.638.719 23.358.991 23.986.363 29,0Intermediación financiera, actividades inmobiliarias y de alquiler y servicios empresariales 19.489.290 32,4 22.342.481 23.680.544 24.837.426 30,0Otras actividades de los servicios 12.149.159 20,2 13.621.477 14.079.478 14.387.214 17,4Administración Pública, Defensa y Seguridad Social 4.678.975 7,8 4.888.741 — —

Educación 2.153.727 3,6 2.662.375 — —Actividades sanitarias y veterinarias, serv. sociales 2.214.099 3,7 2.585.494 — —

Servicios prestados a la comunidad, serv. personales 3.102.358 5,2 3.484.867 — —

Servicios de intermediación financiera –4.437.567 –7,4 –3.714.682 –3.975.100 –4.277.379 –5,2

Total 60.140.246 100,0 76.513.318 89.775.727 82.665.645 100,0

FUENTE: Contabilidad Regional de la Comunidad de Madrid. Base 1996, Instituto de Estadística de la Comunidad de Madrid.

CUADRO 6VALOR AÑADIDO BRUTO A PRECIOS BÁSICOS. PRECIOS CONSTANTES

MILES DE EUROS

Distribución Distribución

Ramas de porcentual porcentual

actividad 1993 1993 1999 (p) 2000 (a) 2001 (e) 2001

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no residentes en la CAM (justicia, sanidad,enseñanza, etc.). Entre éstos se encuentranlos que hacen que Madrid sea capital tam-bién en aspectos culturales y de ocio, conimportante dotación de museos, bibliote-cas,… o parques temáticos y servicios re-creativos. Además de aquellos otros servi-cios comerciales prestados a empresas(consultoría, publicidad, comerciales,…) ya particulares (comercios, restauración,ocio,…). Entre éstos destacan los serviciosde viaje y acogida prestados a la enormepoblación flotante de turistas y gestoresantes mencionada, que acude a ese centropolítico, económico, cultural y de presta-ción de servicios diversos que es Madrid.

No es el propósito de este artículo detallarestos extremos con comentarios a las esta-dísticas de empleo y de generación de ren-ta que los evidencian. Es preferible recor-dar que cerca de la mitad de la poblaciónocupada en la Comunidad de Madrid espersonal directivo, administrativo o profe-siones liberales y técnicas, cuya actividadtiene que ver con la gestión y el manejo deinformación. Por ello, Madrid, además deseguir acaparando porcentajes importantesde la correspondencia ordinaria y las lla-madas telefónicas emitidas y recibidas enel país, va a la cabeza en el manejo de me-dios informáticos y en el uso de Internet,como se puede apreciar en el cuadro 7.

Si se analizan los 40 ó 50 indicadores másimportantes de utilización de las TIC ydel avance de la Sociedad de la Informa-ción, Madrid figura en el primer lugar encasi todos ellos. Sería así, utilizando la ex-traña denominación acuñada por perso-nas no muy versadas ni en economía nien tecnología, líder indiscutible de la«nueva economía». Más acertado es hablarde «economía del conocimiento», aclaran-do lo que entendemos por conocimiento.El conocimiento es algo más que infor-mación y solamente es codificable si pue-de escribirse y transmitirse fácilmente. Elhecho de que en Internet esté disponibleuna cantidad creciente de información nosignifica que adquiramos fácilmente másconocimientos con sólo conectarnos a lared. La información solamente se trans-forma en conocimiento cuando es leída yentendida.

Para aumentar nuestro conocimiento espreciso, en primer lugar, que la informa-

ción disponible sea de calidad suficiente,y en segundo lugar, que sea correctamen-te interpretada, para lo que es precisodisponer de experiencia y formación pre-via. El proceso de aprendizaje no ha cam-biado, sino tan sólo el medio de transmi-sión, que por una parte ha facilitado elacceso a múltiples fuentes de informa-ción, pero por otra dificulta la localiza-ción de información útil al estar plagadoInternet de sitios y páginas web «basura».

Los residuos

La definición de residuos más aceptada enla actualidad es la que utilizan las Nacio-nes Unidas y la Agencia Europea de Me-dio Ambiente, entre otros organismos in-ternacionales: «Los materiales que no sonproductos deseados (es decir, productosfabricados para el mercado) para los cua-les el generador no tiene ningún otro usoen términos de sus propósitos de produc-ción, transformación o consumo, y de losque desea disponer. Las basuras se pue-den generar durante la extracción de ma-terias primas, el proceso de transforma-ción de materias primas en productosintermedios y finales, el consumo de pro-ductos finales, y otras actividades huma-nas. Se excluyen los residuos reciclados oreutilizados en el lugar de la generación.»

También se utiliza como definición de re-siduos: el peso o el volumen de los mate-riales y de los productos que forman par-

te de la corriente de desechos antes deser reciclados, compostados, incineradoso transferidos a un depósito controlado.Además, puede representar la cantidadde basura generada por una fuente o unacategoría dada de fuentes.

Los residuos son importantes desde dospuntos de vista: en primer lugar, porqueresulta muy costoso recogerlos y tratarlosadecuadamente, ya que si su destino esel abandono o vertido incontrolado pro-vocan graves impactos ambientales, a ve-ces irreparables, sobre los recursos natu-rales indispensables para la vida, comoson el aire, agua y suelo fértil. En segun-do lugar, porque se trata de materias pri-mas desaprovechadas en un mundo finitodonde la población y sus necesidades si-guen creciendo y los recursos naturalescada vez resultan más escasos y difícilesde obtener. Existe una creciente preocu-pación ciudadana por el tema, ya que lacantidad de residuos generados por lassociedades industrializadas es cada vezmayor, y genera importantes problemasde salud pública y medioambientales.

Los residuos suponen una pérdida demateriales y recursos energéticos. La pro-ducción excesiva de residuos es síntomade la ineficiencia de los procesos produc-tivos, de la escasa durabilidad de los pro-ductos y de unos hábitos de consumo in-sostenibles. En realidad, las cifras deresiduos son un indicador del grado deeficiencia con el que la sociedad utilizalas materias primas. La generación de re-

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CUADRO 7PORCENTAJES DE HOGARES CON PC Y DE POBLACIÓN CON ACCESO A INTERNET

Comunidades Porcentaje de hogares con PC

Autónomas 1999 2000 2001 2002 2003

Cataluña 29,0 33,9 36,1 39,1 51,6

Comunidad Valenciana 18,0 23,9 26,3 30,1 39,8

Madrid 30,1 34,7 35,8 38,7 51,5País Vasco 17,7 26,3 26,4 30,8 46,0

TOTAL ESPAÑA 23,2 26,9 28,9 32,2 43,3

Cataluña 11,5 18,6 26,6 27,1 30,8

Comunidad Valenciana 7,5 12,5 21,6 20,8 22,1

Madrid 9,7 16,3 23,4 27,0 35,2País Vasco 6,5 14,0 25,1 27,1 29,1

FUENTE: Sedisi, INE y EGM (Estudio General de Medios).

Porcentaje de población con acceso a Internet

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siduos origina una serie de impactos am-bientales, entre los que destacan:

• La ocupación del suelo para vertederosy la producción de lixiviados de las sus-tancias depositadas.

• La contaminación atmosférica que pro-ducen las instalaciones de tratamiento eincineración.

• La contaminación del agua, tanto su-perficial como subterránea, en zonas devertido incontrolado.

En 1984 se estimaba que la CEE generaba1.710 Mt, de los cuales 156 Mt eran resi-duos industriales manufactureros; entre es-tos residuos, el 25,6% (40 Mt) eran de-sechos químicos tóxicos o peligrosos(RTP). En España se producían 213 Mt, delos que 10 Mt correspondían a la industriamanufacturera y de ellos al menos el 15%(1,5 Mt), debían de ser RTP (18). La Agen-cia Europea de Medio Ambiente (EEA nov.2003) estimaba en cerca de 3.000 Mt el totalde residuos generados en la UE en 2001, loque supone un crecimiento anual del 3,4%.Resulta sorprendente y desalentador que aprincipios de 2004 la Agencia Europea deMedio Ambiente no disponga de datos másactualizados de los países de la UE y quesea imposible efectuar una comparacióncon datos posteriores a 1995 (19).

Los RSU están compuestos en su mayorparte por desechos relativamente homo-géneos (residuos orgánicos, papel, plásti-co, metales y vidrio) y pueden aprove-charse con relativa facilidad por medio desistemas de recogida diferenciada y esta-ciones clasificadoras. Sin embargo, en1984 el vertido incontrolado de RSU serealizaba en el 48% en los municipios es-pañoles mayores de 5.000 habitantes, queeran los que disponían de sistemas de re-cogida organizada, en flagrante contradic-ción con la Europa comunitaria, dondeno se realizaban vertidos incontroladosdesde bastantes años antes.

La generación de residuos urbanos en Es-paña mantiene un ligero crecimiento con-tinuado, aunque la sensibilización de lapoblación y de la Administración está au-mentando (forzada por la normativa co-munitaria) y actualmente se tratan resi-duos que antes se abandonaban. Entre

1990 y 2001, los residuos urbanos se hanincrementado un 52%, a una tasa anualdel 3,9% (gráfico 4).

Los desechos agrícola-ganaderos, a pesarde ser más del 50% del total en 1984, noson especialmente peligrosos porque sonfácilmente reintegrables al ciclo natural (fi-bras vegetales, deposiciones animales) yexisten las técnicas adecuadas desde hacemuchas décadas para su aprovechamientoenergético por medio de la metanización ocomo fuente de fertilidad y de materiales através de la fabricación de compost, a pe-sar de lo cual no se encontraba generaliza-da su reutilización, siendo por el contrarioorigen de graves contaminaciones locales,así como de procesos de eutrofización.

La cifra más alarmante era, en 1984, lade 10 Mt. de residuos industriales manu-factureros, por la importancia del despil-farro de materiales que suponía, por suheterogeneidad y la de los sectores y ci-clos industriales de procedencia, así co-mo por la toxicidad y peligro para la sa-lud humana y el medio ambiente, quecaracterizaba al menos a 1,5 Mt, princi-palmente procedentes de la industriaquímica, tratamientos de metales y esta-ciones de depuración y que en su casitotalidad eran vertidos de forma incon-trolada por la carencia de instalacionesadecuadas.

En 1984 se estimaba que en España seproducían 60 Mt. anuales de residuos mi-

neros y 14 Mt. de residuos forestales. És-tos pueden suponer una importantísimafuente energética —representaban, po-tencialmente, el 16,8% sobre las importa-ciones netas de petróleo de 1984— y unafórmula muy prometedora de promociónde empleo, ya que los métodos de reco-gida requieren una utilización intensivade mano de obra.

A diferencia de la situación estadísticaen cuanto a información sobre residuosexistente en los años ochenta, en la ac-tualidad algunos se conocen mucho me-jor porque existen normativas, planes degestión y registros que exigen su decla-ración (sobre todo en los tóxicos y peli-grosos). También el INE elabora estadís-ticas de generación de residuos, desde1999, obtenidas mediante encuestas, cu-yos resultados arrojan serias discrepan-cias con los datos de los registros admi-nistrativos. En 1984 la carencia de marcojurídico adecuado en lo relativo a resi-duos era el más grave problema para lo-grar una buena gestión en esta área. Enotros países este problema se había re-suelto unificando en un organismo denueva creación las competencias relacio-nadas con el tema.

En el caso español, la dispersión de com-petencias se agravó por las transferenciasefectuadas a las Autonomías sin que exis-tiera previamente un marco jurídico queunificara o coordinara en el ámbito esta-tal la normativa referente a los residuos.

EL METABOLISMO ECONÓMICO DE LA CONURBACIÓN MADRILEÑA

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12.546 12.821 13.828 14.256 14.296 14.914 15.308 17.179 17.418 18.377 18.925 19.125

323 330357 362 363 378 388

443 437459 474 471

0

5.000

10.000

15.000

20.000

25.000

1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 20010

50100150200250300350400450500

Miles de t kg/hab/año

GRÁFICO 4GENERACIÓN DE RSU EN ESPAÑA. 1990-2001

FUENTE: Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental, Ministerio de Medio Ambiente.

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Por ello ha sido mucho más lento el pro-ceso de implantación de las normas yplanes de actuación, que solamente hancomenzado a ser efectivos a finales de ladécada de los noventa.

Los residuos en Madrid

Al hablar del tema de los residuos en Es-paña y en Madrid es obligado hacer refe-rencia a la política, a la normativa y a losfondos comunitarios. Si España no perte-neciese a la UE, es muy dudoso que sehubieran producido las importantes me-joras en la gestión de residuos registradasen España en general y en Madrid en par-ticular. Como ejemplo se pueden enume-rar los proyectos actualmente financiadosen el 80% de su importe por el Fondo deCohesión de la Unión Europea:

• Campaña de información y conciencia-ción en la CAM.

• Estación de transferencia de RSU en lazona sur de Madrid y sellado de vertede-ro (Colmenar de Oreja).

• Suministro de contenedores de recogi-da selectiva de residuos en la CAM.

• Sistemas informáticos de gestión de laCAM.

• Planta de compostaje de residuos vege-tales y lodos de depuración.

La política de residuos quedó establecidaen el ámbito europeo en la Directiva mar-co de 1991 (91/156/CEE), transpuesta alordenamiento interno español, como le-gislación básica, con la Ley 10/1998, de re-siduos. Según esta norma, los residuos seclasifican en urbanos o municipales y enpeligrosos. Con esta Ley se pretendía con-tribuir a la protección del medio ambientecoordinando la política de residuos con laspolíticas económica, industrial y territorial,al objeto de incentivar su reducción enorigen y dar prioridad a la reutilización, re-ciclado y valorización de los residuos so-bre otras técnicas de gestión.

Se entiende por gestión de residuos alconjunto de operaciones encaminadas adar a los residuos producidos el destinoglobal más adecuado desde el punto de

vista ambiental, de acuerdo con sus carac-terísticas, volumen, procedencia, coste detratamiento, posibilidades de recuperacióny de comercialización y directrices admi-nistrativas en este campo. Engloba las acti-vidades de recogida, almacenamiento, cla-sificación, «valorización» y «eliminación»,incluyendo tanto la vigilancia de estas acti-vidades como la vigilancia tras el cierre delos lugares de vertido o depósito.

En la Comunidad de Madrid, la planifica-ción en materia de residuos se inició en1986 con el Programa Coordinado deActuación sobre Residuos Sólidos Urba-nos, conocido por sus siglas PCARSU, ycon el Programa Coordinado de Actua-ción de Residuos Industriales, conocidocomo PCARI (figuras tomadas de la Ley10/1984, de Ordenación Territorial, pues-to que no existían en aquellos momentosinstrumentos de planificación en las nor-mas sectoriales de residuos). En estosprogramas se recogían los procedimien-tos para alcanzar los objetivos de recicla-do y valorización correspondientes.

En el cuadro 8 se presentan los residuosgenerados en la Comunidad de Madrid

en 1984 y 2001. Hay que advertir que sibien en 1984 se efectuó una estimaciónrigurosa de los residuos según su origen,los datos para 2001, excepto los RSU ylos residuos peligrosos, son aproximacio-nes orientativas basadas en hipótesis ra-zonables pero sin contrastar, ya que no esel propósito de este artículo y tampoco esposible efectuar los mismos cálculos parael sector industrial porque, como ya se haindicado, en la actualidad no se cuentacon datos sobre las cantidades físicas dematerias primas utilizadas.

Los residuos generados en la Comunidadde Madrid proceden fundamentalmentedel sector doméstico (39%), seguido delsector industrial (33%). El total de residuoscreció a una tasa anual del 2,1%, los RSUcrecieron al 3,6%, los industriales al 2,1% ylos agrarios, presumiblemente, apenas su-frieron cambios. Además de los residuosque figuran en el cuadro 8, en la CAM segeneran aproximadamente 5,8 Mt anualesde residuos inertes procedentes de las ac-tividades de construcción y demolición,según el Plan de Gestión Integrada de losResiduos de Construcción y Demoliciónde la Comunidad de Madrid (2002-2010).

J. M. NAREDO / J. FRÍAS

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CUADRO 8RESIDUOS GENERADOS EN LA CAM. 1984 Y 2001

MILES DE t, REPARTO PORCENTUAL Y TASAS DE VARIACIÓN

Reparto Reparto Tasas 1984 porcentual 2001 porcentual 1984-2001

RSU 1.460 30,9 2.658 39,4 82,0

Lodos depuradora 400 8,5 481 7,1 20,2

Industriales 1.538 32,5 2.200 32,6 43,0

Agrarios 1.333 28,2 1.400 20,8 5,0

Total 4.731 100,0 6.738 100,0 42,4

Residuos peligrosos 163 10,6 242 11,0 48,7

FUENTE: Los flujos de agua, materiales, energía y residuos en la CAM, J. M. Naredo y J. Frías (1988). Año2001, elaboración propia.

CUADRO 9RECOGIDA DE VIDRIO, PAPEL Y PILAS. 1987-2000

TONELADAS

Papel Vidrio Pilas Mobiliario urbano Total

1997 14.632 17.337 306 238 32.513

1998 17.907 19.316 310 252 37.785

1999 27.314 20.414 321 246 48.295

2000 35.205 22.063 414 208 57.890

FUENTE: Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental, Consejería de Medio Ambiente.

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Pero más que la cifra en si, que parece algobaja, lo destacable es que por fin se co-miencen a tener en cuenta este tipo de re-siduos que proceden de desechos de obrasde reforma, reparación, mantenimiento ynueva construcción de viviendas y otrasedificaciones. En principio no generan masproblemas que los derivados de su enormevolumen y su vertido incontrolado. Sin em-bargo, en ocasiones, en el flujo de residuosde estas actividades también se encuentransustancias calificables como residuos peli-grosos (pinturas, barnices, colas y pega-mentos, etc.), que pueden suponer un ries-go para la calidad de las aguas superficialesy/o subterráneas (20).

En 2001 la generación de RSU en la CAMalcanzó los 2.658 miles de t (cuadro 8). Entotal, la tasa de generación de residuospor habitante y día (1,42 kg en el año2001) se ha incrementado en el último de-cenio un 44,2%, mientras que la pobla-ción sólo aumentó un 6%. Entre 1997 y2000, fue cuando la generación de RSUaumentó más intensamente, un 15,5%.

En el gráfico 5 se muestra la evolución delas cantidades de RSU recogidas en elmunicipio de Madrid desde 1957 hasta2000. En este período, las cantidades semultiplicaron por más de seis. Se puedeobservar el fuerte crecimiento de los RSUen la década de los sesenta, la estabiliza-ción durante los años setenta y la vueltaal crecimiento a partir de 1986, a pesar dela estabilización de la población en esteúltimo período.

En el gráfico 6 se presenta la composi-ción de los RSU en 1984 y 2001. En esteúltimo año ya estaba implantada la reco-gida selectiva de residuos en Madrid, porlo que la composición se refiere al restode residuos orgánicos.

A pesar de ello, lo más destacable es laevolución de la materia orgánica (restos dealimentos), que desciende desde el 61% al50%. El aumento más significativo es el delos plásticos, que suben del 3% al 7%, tam-bién los contenidos en papel y cartón, del14% al 19%, y el vidrio, que pasa del 2% al6%. Esta evolución de los contenidos delas basuras urbanas es un reflejo de loscambios en los hábitos de consumo de lapoblación, que ha pasado a consumir másalimentos preparados o semipreparados,

con la consiguiente disminución de los res-tos de alimentos (hay menos espinas yhuesos), y aumento de los restos de enva-ses y envoltorios (más plásticos y latas decervezas y refrescos). Esto indica tambiénque en 2001, año de implantación de la re-cogida selectiva en origen, ésta no habíacalado todavía demasiado en la población. La composición de los RSU es muy hetero-génea, destaca como fracción mayoritarialos desechos alimentarios o materia orgá-nica, pues representan en torno al 50% deltotal. Les siguen el papel y cartón (19%),plásticos (7%), vidrio (6%), metales (3%) yotros (11%). Dentro de esta fracción apare-cen materiales como tierras y cenizas, resi-duos de jardinería, pilas y baterías y otrosde carácter peligroso de origen doméstico,como pinturas, aerosoles, fluorescentes,aceites de automoción, etc.; estos residuostienen una incidencia muy negativa paralos sistemas de tratamiento y eliminación,

aunque afortunadamente se han ido adop-tando medidas para separarlos del flujo dela recogida general de basuras.

En el cuadro 9 se muestra la recogida se-lectiva de vidrio, papel y pilas en la CAMen el período 1987-2000. Como se puedeapreciar, las cantidades han aumentadomuy rápidamente, hasta casi duplicarse entres años. Esto demuestra que si a los ciu-dadanos se les ofrecen los medios parapoder reciclar, responden favorablemente.

Los datos sobre los residuos tóxicos y pe-ligrosos (RTP) en la Comunidad de Ma-drid se obtienen a partir de la base decontrol y seguimiento y de las memoriasanuales de gestores de residuos peligro-sos, así como de las declaraciones anua-les de productores de residuos peligro-sos. En el cuadro 10 aparecen lascantidades de residuos peligrosos gestio-

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Miles de toneladas

19571962

19671972

19771982

19871992

1997

GRÁFICO 5RECOGIDA DOMICILIARIA DE RESIDUOS EN EL MUNICIPIO DE MADRID.

1957-2001

FUENTE: Ayuntamiento de Madrid.

2001

Textil2%

Madera y cuero2%

Metal3% Otros

11%

Vidrio6%

Plásticos7%

Papel y cartón19% Materia orgánica

50%

1984

Textil2%Plásticos

3%

Madera y cuero1% Metal

2%Otros15%

Materiaorgánica

61%

Vidrio2%

Papel y cartón14%

GRÁFICO 6COMPOSICIÓN RESTOS RSU EN 2001 Y EN 1984

FUENTE: Elaboración propia a partir de los siguientes datos: 1984 MOPT y 2001 Ayuntamiento de Madrid.

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nados en la Comunidad de Madrid por ti-pos de procesos, tanto los residuos pro-ducidos en Madrid como los procedentesde otras comunidades, durante los años1987-2001. Como se observa en el cua-dro, la cantidad total de residuos peligro-sos tratados en la Comunidad de Madrid,en 2001, es de 334.000 toneladas, casi tri-plica la cantidad tratada en 1995. Esto noquiere decir que la cantidad de residuosgenerada se haya triplicado en este perío-do, sino que antes eran simplementeabandonados o mezclados con los RSU.Como ya se ha indicado, en 1984 los RTPascendían a 163.000 t, y tres años des-pués, cuando se inició su tratamiento en1987, tan sólo se trataban 150.000 t.

En la Comunidad de Madrid existen tresinstalaciones para el tratamiento de losresiduos peligrosos de titularidad públi-ca: una planta de tratamiento físico-quí-mico, en el término municipal de Madrid,paraje Valdebebas, que lleva funcionan-do desde el año 1987, su objetivo esdestoxificar los residuos que llegan hastasus instalaciones, un depósito de seguri-dad y una planta de estabilización, am-bos en el paraje Cerros de la Granja, deltérmino municipal de San Fernando deHenares.

Para finalizar este apartado, dedicado alos residuos, con una nota optimista seincluye el gráfico 7, que muestra la dis-minución de algunos contaminantes at-

mosféricos, como el SOx, el NOx o laspartículas en suspensión, en consonanciacon lo ocurrido en otros países (21). Co-mo puede observarse, las tendencias sonclaramente descendentes, en los tres ca-sos analizados. Estos descensos han sidoposibles, principalmente, por la sustitu-ción de la mayoría de las calefaccionesde carbón y la prohibición del uso delfuel oil para este fin, así como por la im-plantación del control obligatorio deemisiones de los vehículos en las ITV yel uso de motores más eficientes, que re-alizan una combustión más completa(22). Aunque esto no evita el aumentodel CO2, ligado al mayor consumo decombustibles: si cada kilo equivalente depetróleo (kep) que se quema genera 3,14kilos de CO2, en 2001 se habrían emitidocerca de 18 Mt de este contaminante at-mosférico como resultado de la quemade los 5,7 Mt equivalentes de petróleo(Mtep) utilizadas en la región (frente alos 10,4 Mt de CO2 emitidas en 1984, alquemar 3,3 mtep). A esto habría queañadir 1,7 Mt de CO2 que resultan de lasimple respiración de la población resi-dente y transeúnte que albergaba en2001 la conurbación madrileña. Evidente-mente, a esto se añade la contaminacióntérmica que resulta de tan ingente quemade combustibles, que hace que las gran-des aglomeraciones se reflejen en el te-rritorio, a la vez, como islas de calor ycontaminación que ocasionan trastornosen el clima local.

Ocupación territorialEn este apartado se analizan los cambiosen la anatomía territorial de la conurba-ción. Anticipemos que la expansión regis-trada a todos los niveles en las exigenciasde recursos y la emisión de residuos porla megalópolis madrileña va unida a suacelerada expansión territorial. El mapa 1muestra cómo la expansión urbana seprodujo básicamente siguiendo el mode-lo de la «conurbación difusa» en torno alos principales ejes de transporte. La tesisdoctoral de Javier Ruiz (1999) confirmaeste extremo al mostrar que, pese a loprevisto en los planes municipales, lascontinuas revisiones de los mismos, conlas consiguientes recalificaciones de sue-los, acabaron imponiendo «el modelo dis-perso», guiado por las infraestructuras detransporte y por el modelo de calidad an-tes mencionado, que otorga mayor valo-ración al territorio situado al noroeste dela conurbación.

El mapa 1, referido a los 179 municipiosde la Comunidad de Madrid, trata demostrar cómo el «modelo disperso» seproyectó en los últimos decenios más alládel área metropolitana provocando elcrecimiento de los «núcleos» (24) de casitodos los municipios. Este mapa repre-senta en negro el crecimiento registradoen los núcleos municipales durante elperíodo intercensal de referencia: en su

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CUADRO 10TRATAMIENTO DE RESIDUOS TÓXICOS Y PELIGROSOS EN LA COMUNIDAD DE MADRID

MILES DE TONELADAS

1987 1989 1992 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001

Incineración 28 28 35 — — — — — — —

Físico-Químico 57 57 70 15 18 25 25 25 19 36

Depósito de seguridad 65 65 50 52 54 83 83 97 98 136

Aceite mineral usado — — — 10 25 26 — 21 36 39

Residuos biosanitarios especiales — — — — 0 1 — 6 6 6

Otros (valorización, etc.) — — — 36 40 41 — — 1 16

Recuperación de baterías — — — — — — 4 42 45 30

Transferencia — — — — — — 22 34 45 57

Recuperación energética — — — — — — 5 6 10 2

Recuperación de disolventes — — — — — — 8 12 12 12

Recuperación de envases — — — — 0 0 0 0 0 0

Total 150 150 155 113 137 176 147 243 272 334

FUENTE: Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental, Consejería de Medio Ambiente.

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escala más detallada permite observarcómo el sarampión del crecimiento seextendió (espoleado por el fenómeno dela segundas, residencia) a los municipiosmás alejados de la «sierra pobre» (25),que hace veinte años observaban proce-sos de despoblación y ruina que parecíanirreversibles.

El modelo de la conurbación difusa se vaextendiendo desde Madrid municipio porlos ejes del viario y va cerrando paulatina-mente los recintos antes abiertos en las zo-nas más densas de un doblamiento que sedifunde en forma de estrella. Nótese queen la información de los núcleos urbanosdel Censo de 2001, reflejada en este mapa,todavía no están recogidos los PAU.

El mapa 2 confirma este hecho, mostran-do cómo, si bien el mayor crecimientoabsoluto en superficie de los núcleos tie-ne lugar en el área metropolitana, las ma-yores tasas porcentuales de crecimientotienen lugar ya en los municipios que sesitúan más allá de la corona metropolita-na, corroborando que la conurbación di-fusa irradia su crecimiento hacia puntoscada vez más alejados (26).

El mapa 3 sintetiza la dimensión provincialque alcanza la conurbación madrileña re-cogida en la zonificación de los abonos detransporte que ofrece el Consorcio Regio-nal de Transportes de Madrid. El mar deruralidad más o menos naturalizada toda-vía existente en los años cincuenta, que al-bergaba algunas islas urbanas, se ha con-vertido hoy en un mar metropolitano, enel que perviven algunos islotes de rurali-dad o naturaleza, generalmente sujetos afiguras de protección que tratan de preser-varlos del fragor expansivo de la conurba-ción. El número de abonos de transportevendidos de cada zona evidencia el mayorcrecimiento de las más alejadas: mientrasque el número de abonos de la zona cen-tral A apenas aumentaba en el últimoquinquenio a una tasa media anual del2%, el número de abonos de la zona B lohacía al 7% y el de la zona C al 9%, y esoque la frecuencia y, en general, la calidaddel transporte público decaen a medidaque la dispersión aumenta, haciendo másnecesario recurrir al automóvil privado.

Y, a la vez que se extiende el crecimientode la población y la ocupación del terri-

torio hacia puntos cada vez más alejados,la población se estanca en el municipiode Madrid, que concentra la mayor partede los empleos y servicios, agravando el

problema del transporte, ligado a la cre-ciente distancia de los desplazamientos yal igualmente creciente recurso al auto-móvil privado.

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1983 1985 1987 1989 1991 1993 1995 1997 1999 2001

Anhídrido sulfuroso (SO2) Partículas en suspensión Dióxido de nitrógeno (NO2)

GRÁFICO 7CONTAMINANTES ATMOSFÉRICOS EN EL MUNICIPIO DE MADRID. 1983-2001

MICROGRAMOS POR METRO CÚBICO

FUENTE: Área de Medio Ambiente, Departamento de Contaminación Atmosférica, Ayuntamiento de Madrid.

MAPA 1EVOLUCIÓN DE LA SUPERFICIE DE LOS NÚCLEOS DE LA CAM

1999-2001

FUENTE: Nomenclatores de la Comunidad de Madrid, 1991, 1996 y 2001.

Núcleos del censo de 2001 y 1996

Núcleos del censo de 1991

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El cuadro 11 ofrece información cuantita-tiva sobre la ocupación directa e indirectadel territorio que origina la conurbaciónmadrileña en relación con la poblaciónque la habita. La parte superior del cuadrorecoge las hectáreas de ocupación urbanadirecta planimetrada en los 33 municipiosque componen el área metropolitana des-de 1957, información basada en el únicotrabajo que ha planimetrado (para 1957 y1980) el conjunto de los usos urbano-in-dustriales del territorio y de sus servidum-bres territoriales indirectas (R. García Zal-dívar, J. M. Naredo, J. M. Gascó y J. LópezLinaje, 1984).

Este trabajo muestra que mientras que,entre 1957 y 1980, la población de laCAM se multiplicó casi por dos, la ocu-pación del suelo por usos no agrarios lohizo por cuatro, pasando de afectar el3% al 13% de la superficie geográfica en-tre las dos fechas señaladas. El creci-miento de la ocupación del suelo a unatasa media anual del 6% hace que estaocupación se doble cada doce años, de-notando su inviabilidad a largo plazo (deseguir a ese ritmo, en el año 2017 la ocu-pación habría alcanzado una dimensiónsimilar a la de la superficie geográfica dela provincia).

Se observa que en los últimos veinteaños, cuando la población del área me-tropolitana se estabilizó, creció solamen-te el 0,3%, el suelo urbanizado siguiócreciendo a una tasa media anual del2,9%. Es decir, que mientras que en elperíodo 1957-1980 la tasa de crecimientodel suelo urbanizado (4,2%) no llegó adoblar en estos municipios a la de la po-blación (2,9%), en el período 1980-1999la tasa de crecimiento del suelo urbaniza-do multiplicó por más de nueve a la dela población.

La evidencia de que el modelo de la co-nurbación difusa resulta cada vez más de-vorador de suelo, aunque la poblaciónapenas crezca, se acentúa si se conside-ran las servidumbres indirectas de estemodelo. La parte inferior del cuadro 11se apoya en la medición de estas servi-dumbres indirectas realizada en el traba-jo antes citado (R. García Zaldívar, J. M.Naredo et al., 1984) para presentar lashectáreas de ocupación total (no agraria)observada en la provincia de Madrid en

1957 y 1980, a la que se añade después lasuperficie ocupada por el viario y por loscultivos abandonados.

El cuadro incorpora una estimación nue-va de la ocupación total para el año 1999(27). Se observa que aunque la poblaciónaumentó sólo a una tasa media anual del0,5% (28) en el período 1980-1999, laocupación del suelo por usos no agrarioslo hizo al 4% (creciendo a una tasa ochoveces superior a la de la población). Deesta manera, mientras que la poblaciónapenas aumentó un 10% en esos 19años, la ocupación del territorio llegócasi a doblarse en el período (29), pa-sando de invadir el 13% al 24% de la su-perficie geográfica (y al 28%, si incluimosla ocupación del viario y los cultivosabandonados).

El cuadro 12 presenta los datos de ocupa-ción del suelo de las otras fuentes dispo-nibles: el Catastro y la cartografía del pla-neamiento municipal. El crecimiento dela superficie urbana recogida en el Catas-tro es impresionante: en siete años se hadoblado, resaltando el crecimiento de la

superficie de solares a una tasa mediaanual del 10% (lo que invalida la hipóte-sis de que es la falta de suelo calificado loque genera el crecimiento de sus pre-cios). Más impresionante todavía es elcrecimiento (a una tasa media anual del10,7%) de la superficie destinada a «Siste-mas generales» recogida en la cartografíadel planeamiento, lo que subraya la im-portancia de los usos indirectos antesmencionada. Ambas fuentes confirmanque el actual modelo de urbanización, nosólo es muy devorador de energía y ma-teriales, sino también de suelo (30).

Y todo esto ¿para qué? Para expandir elnegocio inmobiliario-constructivo muchomás allá de lo requerido por el crecimien-to de las necesidades habitacionales de lapoblación. Pues el marco institucional vi-gente incentiva la compra de viviendascomo inversión, relegando cada vez mássu función como bien de uso. Las desgra-vaciones fiscales atribuidas a la comprade vivienda y el tratamiento de favor quese otorga a las plusvalías originadas enlas compraventas, unidos a la importanciaque tienen en la financiación de los mu-

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MAPA 2SUPERFICIE DE LOS NÚCLEOS NOMENCLÁTOR. INCREMENTO RELATIVO

1986-2001

FUENTE: Nomenclatores de la Comunidad de Madrid.

Excluídoshasta –10,0hasta –1,0hasta 5,1hasta 10,8hasta 15,1hasta 18,6hasta 25,7hasta 35,0hasta 45,0hasta 60,1hasta 72,3hasta 842,8

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nicipios las plusvalías derivadas de la re-calificación de suelo y las licencias deconstrucción, promueven la vivienda co-mo inversión y con ello elevan sus pre-cios espoleando el negocio inmobiliario.

Y, a la vez que se multiplica el precio delas viviendas libres, el desplome casi ab-soluto de las viviendas de promoción pú-blica y la pérdida de peso de las de pro-tección oficial, dejan desasistida sufunción de uso, quedando el stock de vi-viendas fuera del alcance de una fraccióncreciente de la población. Así las cosas,esta política practicada en el ámbito deEstado hizo que aumentara el porcentajede viviendas secundarias y desocupadas,haciendo que España alcanzara el lideraz-go europeo por ambos conceptos ya enel Censo de vivienda de 1991.

Madrid ha sido fiel reflejo de este pano-rama. Aunque en el Censo de 1991 elporcentaje de viviendas secundarias ydesocupadas (31) se situara en Madrid(provincia y municipio) por debajo de lamedia nacional (32), la intensa actividadconstructiva observada en Madrid duran-te el último decenio, unida a su escasocrecimiento demográfico, aumentaronnotablemente este porcentaje. El cuadro13 da buena cuenta de ello (33). En efec-to, en dicho cuadro se observa que lasviviendas secundarias y desocupadas au-mentaron durante la última década tantoen número como en porcentaje en laprovincia y, más intensamente, en el mu-nicipio de Madrid. Cabe estimar en612.000 las viviendas secundarias y des-ocupadas de la Comunidad de Madrid en2001, es decir, casi el doble del total deviviendas que albergaban en 1950 al mi-llón y medio de habitantes del municipiode Madrid. Además, el número de nue-vas viviendas previstas en el planeamien-to se acerca a las setecientas mil, es de-cir, el doble de las que componían laprovincia de Madrid en 1950, que, si lle-gan a realizarse, engrosarán mayoritaria-mente el número de viviendas secunda-rias y desocupadas, la mitad de las cualesse encuentran hoy en el municipio deMadrid (34). El 47% del aumento de vi-viendas observado en este municipio en-tre 1991 y 2001 pasó a engrosar la cate-goría de secundarias y desocupadas,cuyo porcentaje se elevó del 16% al 21%en ese mismo período.

Resulta un insulto a la razón que a la vezque aumentan las viviendas secundarias ydesocupadas en el municipio de Madrid,se expulse a la población hacia puntos

cada vez más alejados, originando necesi-dades de desplazamiento y problemas detransporte sin precedentes. Pero semejan-te irracionalidad es el fruto del intenso

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MAPA 3ZONIFICACIÓN DEL ABONO TRANSPORTE

FUENTE: Consorcio Regional de Transportes de Madrid.

CUADRO 11OCUPACIÓN URBANA DIRECTA E INDIRECTA DEL TERRITORIO. 1957-1999

Incremento anual

1957 1980 1999 1957-80 1980-99

Ocupación urbana (datos referidos a 33 municipios del área metropolitana de Madrid)

Suelo urbanizado (miles de hectáreas) 10,7 35,1 49 4,2% 2,9%

m2/habitante 46 71 104

Población (miles de habitantes) 2.307 4.431 4.711 2,9% 0,3%

Ocupación total por usos no agrarios (datos referidos a la Comunidad de Madrid)

Suelo ocupado (miles de hectáreas) 24,3 92,7 195,6 6,0% 4,0%

% de la superficie geográfica 3 13 24

m2/habitante 96 198 380

Suelo ocupado, incluyendo viario y cultivos — 107,2 230,4abandonados (miles de hectáreas)

Población (miles de habitantes) 2.535 4.686 5.145 2,7% 0,5%

FUENTE: Ocupación urbana en 33 municipios del área metropolitana, F. Arias (dir.), 2002. Ocupación totalen 1957 y 1980, R. García Zaldívar, J. M. Naredo et al., 1984 y 1999, estimación propia.

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proceso de segregación social que se ob-serva, junto con la extensión del modelode la conurbación difusa. Este procesoexpulsa a los colectivos de baja renta ha-cia barrios dormitorio cada vez más aleja-dos del centro o los hacina en las infravi-viendas de algunos barrios céntricos «enremodelación».

Curiosamente, la euforia de este compor-tamiento, que se revela física, territorial,económica (35) y socialmente inviable alargo plazo, ha cobrado sus más altas co-tas desde que se empezó a hablar de «ciu-dades sostenibles». La falta de informa-ción y de análisis va así de la mano decada vez mayores inversiones en campa-ñas de «imagen verde», mientras las ten-dencias siguen su curso.

Conclusiones

Los datos aportados muestran que las exi-gencias de energía materiales y territorioque viene planteando Madrid desde prin-cipios de los ochenta crecen a tasas muysuperiores a las de la población, mostran-do que el modelo de la conurbación difu-sa plantea un uso cada vez más ineficien-te de los mismos, a la vez que es fuentede deterioro ambiental y de polarizaciónsocial. La desmaterialización tan anuncia-da en esa hipotética sociedad «postindus-trial», de «la información», de «las nuevastecnologías» y del «terciario avanzado»,que se supone está tomando cuerpo en la«metrópolis global» madrileña, no con-cuerda con el verdadero funcionamientode la misma.

Ciertamente, cuando la construcción,espoleada por el negocio inmobiliario,se ha erigido en la principal «industria»madrileña, y ordena el espacio urbanosobre el patrón implícito de la conurba-ción difusa, no cabe pensar en procesosdesmaterializadores, ni en ciudades po-licéntricas, social ni ambientalmenteequilibradas o «sostenibles». Antes alcontrario, se despliega un nuevo ordenque sigue devorando energía, materia-les y territorio aunque la población mo-dere su crecimiento o incluso disminu-ya, como venía ocurriendo en el mu-nicipio de Madrid desde hace veinteaños: sólo en el Censo de 2001 la inmi-

gración llegó a compensar en este mu-nicipio la disminución de la poblaciónautóctona, acusando un leve incremen-to poblacional. El hecho de que, cuan-do la población disminuye (y envejece)desde hace veinte años en el municipiode Madrid, las viviendas hayan seguidocreciendo en el mismo para engrosarmayoritariamente el colectivo de vivien-das secundarias y desocupadas, ejem-plifica los tintes surrealistas que conlle-va este modelo cada vez más agotado.Con el añadido de que la población de-pendiente de este municipio se aleja ca-da vez más del mismo para originar cre-cientes problemas (e infraestructuras)de transportes.

Se puede concluir señalando que lo ocu-rrido en Madrid es espejo de lo ocurridoen España. Pese a la peculiaridad del pla-neamiento y la gestión local, los resulta-

dos convergen, en mayor o menor medi-da, según los casos, hacia el modelo ma-drileño. Porque a la hora de la verdadhan predominado ciertos condicionanteseconómicos, mentales e institucionales,respaldados desde el Estado central conuna continuidad digna de mejor causa,que acabaron imponiendo por todo elpaís el mismo modelo conjunto de polari-zación territorial (y social), de urbanismo«difuso» y de edificación «universal». Estemodelo arroja, con intensidad variable,los mismos resultados de destrucción delos modelos precedentes y de crecienteineficiencia en el uso de los materiales, laenergía y el territorio, sin que ello redun-de en mejoras inequívocas de la calidadde vida.

España es así, desde 1991, líder europeoen destrucción de su propio patrimonioinmobiliario, a la vez que lo es también

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CUADRO 12OCUPACIÓN DEL SUELO SEGÚN OTRAS FUENTES

Catastro urbano (miles de hectáreas) 1994 2001 Incremento anual

Solares 19,9 38,9 10,0%

Parcelas construidas 27,8 45,4 7,2%

Total superficie urbana 47,7 84,3 8,5%

Suelo urbano 56,8 69,1 2,0%

Suelo urbanizable 25,3 33,3 2,8%

Sistemas generales 12,4 34,2 10,7%

Total 94,5 136,6 3,8%

FUENTE: Datos del Catastro y de la Cartografía del planeamiento, reproducidos parcialmente en el Anua-rio. Estadístico de la CAM.

Cartografía, planeamiento (miles de hectáreas) 1992 2002 Incremento anual

CUADRO 13NÚMERO DE VIVIENDAS EN EL MUNICIPIO DE MADRID

Y EN LA CAM SEGÚN SU USO

1991 1996 2001miles % miles % miles %

CAMViviendas principales 1.512 79 1.638 78 1.885 75

Viviendas secundarias y desocupadas 413 21 467 22 612 25

Total viviendas 1.925 100 2.105 100 2.497 100

Viviendas principales 974 84 998 81 1.086 79

Viviendas secundarias y desocupadas 189 16 233 19 290 21

Total viviendas 1.163 100 1.231 100 1.376 100

FUENTE: Censo 1991, Padrón 1996 y Censo 2001.

Municipio Madrid

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en construcción de nuevas viviendas y enporcentaje de viviendas vacías o desocu-padas, denotando una demografía de laedificación muy inmadura y una gestióndel stock construido muy ineficiente.

Al mismo tiempo, entre todos los paísesricos o industrializados, España es el paísen el que más han crecido los precios dela vivienda tanto desde 1985 como des-de 1995 (J. M. Naredo y Ó. Carpintero,2004). Estas cuestiones no son fruto delazar, sino que responden a la persisten-cia de un marco institucional, unas polí-ticas y unos lobbies inmobiliarios un tantosingulares. Estas peculiaridades respon-den a un tozudo continuismo de las po-líticas instauradas desde el franquismopara promover la vivienda en propiedad(36), no ya como bien de uso, sino so-bre todo como objeto de inversión, através de una fiscalidad y de una políticapresupuestaria acordes con ese propósi-to, que han privilegiado sistemáticamen-te el negocio inmobiliario, unido a la re-calificación de terrenos y al reparto máso menos corrupto de las plusvalías gene-radas. Con la novedad de que la políticade «vivienda social» desarrollada duranteel franquismo (a través de las «viviendasde promoción pública» o de «alquileresbaratos» para personas necesitadas y delas «viviendas de protección oficial») hacaído bajo mínimos en los últimos tiem-pos, acentuando el divorcio entre losque compran viviendas como inversióny los que las necesitan pero no puedenpagarlas.

De esta manera, si hubiera que sintetizaren una frase cuáles deberían ser las polí-ticas favorables a la habitabilidad y la sos-tenibilidad urbanas, podría decirse, singrandes márgenes de error, que tales po-líticas tendrían que ser justo las contrariasde las que ahora hay. Para precisar unpoco más este punto y dar una salidaconstructiva al panorama desolador ex-puesto en el cuadro 15 se señala quefrente a la situación actual existen alter-nativas mucho más razonables.

La parte de la izquierda del cuadro 15 sinte-tiza algunos aspectos de la situación en1984, así como el conjunto de problemas,políticas y resultados perversos que se vie-nen arrastrando desde hace cincuenta años.En lo fundamental, estas políticas trataban

de solucionar el fuerte déficit de viviendasque se había generado tras la guerra civilcon el fuerte crecimiento demográfico y mi-gratorio que tuvo lugar durante el franquis-mo. La política de la vivienda apuntaba así,entre otras cosas, a «erradicar el chabolis-mo» que envolvía a la capital, junto conotras grandes urbes, durante la postguerra.Para ello se fomentaron la construcciónnueva, las recalificaciones y las plusvalías,mediante subvenciones e incentivos fisca-les, con normativas poco exigentes en cali-dad, habitabilidad y sostenibilidad de lanueva edificación. A la vez que se decretóla congelación de alquileres, favoreciendoel deterioro, la ruina y la demolición del pa-trimonio construido para aumentar el volu-men construido y vender las nuevas vivien-das en propiedad horizontal.

La defensa a ultranza de la propiedad dela vivienda fue acompañada por la pena-lización de la ocupación de viviendas va-cías, que se acentuó en épocas recientesal incluirla como nuevo delito en el Códi-go Penal de la democracia, justo en elmomento en el que aumentaba el divor-cio entre la necesidad de vivienda y elcreciente porcentaje de viviendas secun-darias y desocupadas. Como ya hemosvisto, estas políticas tuvieron como resul-tado la masiva destrucción de suelo y depatrimonio inmobiliario, unida a un usoineficiente de los mismos, con los consi-guientes daños ecológicos y sociales (37).

La parte de la derecha del cuadro 15 sin-tetiza las posibles alternativas. En primerlugar, se subraya que han cambiado losproblemas que trataban de resolver origi-nariamente las políticas vigentes. En efec-to, el fuerte crecimiento demográfico ymigratorio pasó a la historia: España secaracteriza hoy por una demografía esta-

ble o en regresión. Cuando en Españahay ya menos habitantes por viviendaque en los países nórdicos o en Holanda,no puede seguirse hablando del gran dé-ficit de viviendas por cubrir. Lo que existees un problema de mala distribución delstock construido, alimentado por el de-rrumbe de la «vivienda social», que acre-cienta, junto con el precio de la vivienda,las necesidades insatisfechas, a la vez quecrece el porcentaje de viviendas secunda-rias y desocupadas. El problema actual esla existencia de un importante patrimonioinmobiliario desocupado y con proble-mas de conservación, que se verá agrava-do en el futuro por la reducción de losefectivos de las nuevas generaciones quese viene observando desde hace veinteaños, sólo en parte paliado por una inmi-gración con poca capacidad de compra ode inversión en vivienda y por un turis-mo especulativo-residencial con más me-dios, limitado a ciertas zonas del litoral.

En estas condiciones las políticas alternati-vas deberían de fomentar, no la construc-ción nueva, sino la conservación y el usoeficiente del patrimonio construido. Paraello habría que reorientar los incentivos fis-cales y presupuestarios hacia la rehabilita-ción y reutilización de ese patrimonio, pe-nalizando la desocupación y el abandono,y favoreciendo la vivienda social. Habríaque flexibilizar el uso del stock construidopromoviendo de nuevo el alquiler (hacien-do de éste el principal medio de rentabili-zar la propiedad inmobiliaria) disminuyen-do o suprimiendo el IVA y penalizandofuertemente las plusvalías realizadas. Ha-bría, en suma, que establecer normativasde edificación más exigentes en calidad,habitabilidad y sostenibilidad, resucitandoo reinventando la arquitectura vernáculade la mano de la arquitectura hoy llamada

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CUADRO 14DESTRUCCIÓN DE EDIFICIOS DESTINADOS A VIVIENDA. 1950-2001

Edificios en 1950 Edificios desaparecidos Porcentaje de edificios (miles) (1950-2001)(miles) desaparecidos(1950-2001)

(1) (2) (3)=(2)/(1)x100

España 4.599 2.458 53%

Madrid 101 51 51%

Barcelona 226 105 47%

Valencia 219 125 57%

Vizcaya 39 12 31%

FUENTE: Elaborado a partir de los censos de edificios y viviendas de 1950 y 2001.

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«bioclimática», para subrayar implícitamenteque la arquitectura ordinaria, guiada por el«estilo universal», hace abstracción del cli-ma, la orientación, o cualesquiera otrascondiciones del entorno.

Los resultados de estas políticas seríanecológica, económica y socialmente mássaludables. Permitirían una mejor con-servación del patrimonio construido yun uso más eficiente del mismo. Libera-rían para mejores fines el ahorro de loshogares que hoy absorbe la financiaciónde unas plusvalías crecientes. Recondu-cirían el metabolismo urbano hacia com-portamientos menos degradantes deenergía, materiales y territorio o, si sequiere, más «sostenibles». Pero el proble-ma estriba en que la construcción de es-ta alternativa resulta políticamente máslaboriosa que dejarse llevar por las ten-dencias y la presión de los intereses encurso, para compartir con los promoto-res (hoy llamados «agentes urbanizado-res») el reparto de las plusvalías inmobi-liarias derivadas de las recalificaciones yventas de terrenos. Se anteponen, pues,dos modelos: el actual, cada vez másagotado y dañino, ecológica, económicay socialmente, pero políticamente fácil, yotro más saludable en todos estos senti-

dos, pero políticamente difícil. El actualestancamiento demográfico ofrece unaoportunidad sin precedentes para redu-cir los daños ecológicos ocasionados porla expansión urbanizadora, cambiandola política inmobiliaria hasta ahora cen-trada en fomentar la construcción deobra nueva, hacia otra que fomente larehabilitación, reconversión y reutiliza-ción del patrimonio ya construido

RecomendacionesPara resolver los importantes problemasque aquejan a Madrid y a las grandes ciu-dades es obvio que se precisa un marcoinstitucional adecuado y una voluntadpolítica común que facilite la colabora-ción entre las distintas administraciones.Pensando que identificar la gravedad denuestros males es fundamental para po-der curarlos o mitigarlos, este artículo hadado el primer paso hacia cualquier posi-ble solución, al ejemplificar, en el caso deMadrid, las actuales tendencias insosteni-bles que inciden, en ausencia de frenosinstitucionales, conjuntamente sobre laordenación del territorio, el urbanismo yla construcción.

Corregir el insostenible panorama actualexige empezar reconociendo la precaria si-tuación de partida, para hacer después unllamamiento muy claro y vigoroso queayude a inflexionar las tendencias en cur-so. Mejor que insultar a la razón hablandode «ciudades sostenibles», en otra ocasiónhemos propuesto (38) establecer una «es-trategia de transición» capaz de paliar lacreciente insostenibilidad actual definien-do un «protocolo de mínimos» que, al esta-blecer un marco inequívoco de priorida-des, ayude a romper y a reorientar en favorde la sostenibilidad (asociada a la habita-bilidad) las principales inercias mentales einstitucionales desfavorables a ella.

En lo que concierne al panorama general,la situación actual exige un cambio de polí-ticas que permitan gestionar más razona-blemente el patrimonio inmobiliario. Elproblema estriba en que este cambio ame-naza a los negocios inmobiliarios en cursocon el temido desinfle de la burbuja inmo-biliaria, presentando un panorama pocopropicio para el cambio. Sobre todo cuan-do este cambio de rumbo debería de ser deciento ochenta grados, ya que el marco ins-titucional y las políticas favorables a la sos-tenibilidad (y habitabilidad) son, en gene-ral, los contrarios a los actuales. Pues la

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CUADRO 15POLÍTICAS Y ALTERNATIVAS

Situación y políticas de los últimos 50 añosFuerte crecimiento demográfico y migratorio

Fuerte déficit de edificios y viviendas

Transporte público deficiente (red de metro pequeña y carencia

de trenes de cercanías)

Mezcla o abandono de residuos peligrosos

Políticas aplicadasFomento de la construcción de viviendas nuevas

Incentivos fiscales a la construcción, las plusvalías y la

vivienda en propiedad

Normativas poco exigentes en sostenibilidad y habitabilidad

Penalizar la ocupación de viviendas deshabitadas

Resultados insostenibles(políticamente fáciles)Masiva destrucción de suelo y patrimonio

Uso insostenible de los mismos

Metabolismo poco ecológico

Situación actualDemografía estable o en regresión

Patrimonio inmobiliario desocupado y con problemas de

conservación

Transporte público aceptable

Recogida selectiva y tratamiento de los residuos peligrosos

Políticas alternativasFomento de la conservación y uso del patrimonio construido

Incentivos fiscales a la rehabilitación y el alquiler, penalización

de las plusvalías

Normativa más exigente en sostenibilidad y habitabilidad

Penalizar la desocupación y abandono de inmuebles (promover

y regular su ocupación)

Resultados más viables ambiental y socialmente(políticamente difíciles)Mejor conservación del suelo y del patrimonio inmobiliario

Usos más eficientes de los mismos

Metabolismo urbano más ecológico

FUENTE: Elaboración propia.

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actual situación es fruto de un marco insti-tucional que ha propiciado la construcciónnueva frente a la rehabilitación, la viviendacomo inversión frente a la vivienda comobien de uso, la vivienda libre frente a la vi-vienda social, la vivienda en propiedadfrente a la vivienda en alquiler, y la rentabi-lización a través de plusvalías y no de ren-tas. Se trataría de volver a utilizar el alquilercomo medio de rentabilizar la propiedadinmobiliaria, en vez de las plusvalías; depromover el uso más eficiente y la rehabili-tación del patrimonio construido, frente a laconstrucción nueva; se trataría, en suma, devolver a promover la vivienda y el suelocomo bienes de uso. Hay, pues, que razo-nar, más allá de la burbuja, esperando que,cuando ésta se enfríe por sí misma, se abri-rá un horizonte más propicio para orientarel marco institucional y las políticas a favorde la sostenibilidad (y la habitabilidad).

En lo que concierne a los escalones re-gionales y locales, el «protocolo de míni-mos» propuesto debe de asegurar el«cambio de lógica» (desde los enfoquessectoriales y parcelarios habituales haciaotros más «integrados») y el «apoyo públi-co-institucional» necesarios. Estos dos re-quisitos, enunciados desde el Libro blan-co sobre el medio ambiente urbano (1995)y en los informes posteriores de la UniónEuropea, se sintetizan en el objetivo deconsiderar la ciudad como proyecto,prestando atención no sólo a la sostenibi-lidad local y a corto plazo del sistema ur-bano, sino también a su sostenibilidadglobal, que se deriva de su relación conel resto del territorio.

Para gestionar y evaluar la marcha de laciudad como proyecto desde el ángulo dela sostenibilidad, se ha de disponer de in-formación sobre su comportamiento físi-co y territorial. Pues no cabe hablar seria-mente de gestión sin información. Porello el compromiso público-institucionalha de concretarse, en primer lugar, eninstalar de modo permanente un sistemade información mínima sobre el compor-tamiento físico y territorial del proyectourbano considerado, que permita ver siavanza o no por la senda de la sostenibi-lidad. En segundo lugar, debe de estable-cerse un núcleo administrativo que velepor la gestión desde esa «visión integrada»y promueva la participación ciudadana.Sólo así podría cobrar visos de operativi-

dad el «cambio de lógica» demandado,junto con el cuerpo social que lo anime.

Hay que insistir en que una inflexión queapunte efectivamente hacia la considera-ción en términos de sostenibilidad delproyecto ciudadano necesita al menos trespuntos de apoyo para echar a andar: 1)un sistema de información que registre elfuncionamiento físico, territorial, inmobi-liario y monetario del sistema urbano con-siderado (39); 2) un núcleo administrati-vo responsable de la gestión desde esanueva perspectiva integrada o sistémicaque se comprometa, además, a incentivar;3) un proceso de participación (40) queinfunda vida (o alma, para animar) a laciudad como proyecto. Las bases para de-finir una estrategia capaz de seleccionar,financiar y promover, atendiendo a crite-rios de operatividad, actuaciones y pro-yectos de «desarrollo urbano sostenible»,deben establecer como exigencia mínimamás elemental que las administracionesregionales o municipales que las propo-nen se comprometan al menos a dotarsede los puntos de apoyo mencionados, sinlos que no cabe esperar que fructifiqueningún cambio de lógica.

Notas(1) Sostenibilidad ¡Ya!, David Bellamy, DYNA,dic. 2002.(2) Término acuñado por Patrick Geddes, enCiudades en evolución (1915), para designaresta nueva forma de urbanización, diferen-ciándola de lo que antes se entendía por ciu-dades. Lewis Mumford, en La cultura de lasciudades (1938), llega a hablar de «desurbani-zación» para referirse a este mismo proceso,subrayando que suponía la destrucción de laantigua idea de ciudad.(3) El empeño expreso del régimen de Francoen atar a la población al territorio con obliga-ciones crediticias e incentivar su conservadu-rismo haciendo un país de inquilinos-propieta-rios, se encuentra en la base de la política decongelación, y paulatina liquidación, de los al-quileres y la promoción de la vivienda en pro-piedad. El continuismo de esta política hastanuestros días hizo que se pasara del predomi-nio de la vivienda en alquiler observado en1950 al completo predominio actual de la vi-vienda ocupada en propiedad (en el Censo de1950 las viviendas habitadas por sus propieta-rios eran menos de la mitad del total y en losmunicipios de Madrid y Barcelona eran sólo el

6% y el 5% respectivamente, siendo en ellas elalquiler la figura masivamente mayoritaria).(4) La electricidad y demás flujos energéticosvienen representados en millones de tonela-das equivalentes de petróleo. J. M. Naredo y J.Frías (1988), Los flujos de agua, energía, mate-riales e información en la Comunidad de Ma-drid y sus contrapartidas monetarias, Comu-nidad de Madrid, Consejería de Economía.(5) En el trabajo de referencia se observa queel valor medio de la tonelada exportada es in-ferior al de la tonelada importada. Este hechotan singular se debe a que los materiales deconstrucción y las bebidas gasificadas de bajovalor unitario (el sector de alimentación y be-bidas tomaba más de dos millones de tonela-das de agua de la red) tenía un peso muy de-terminante entre las exportaciones madrileñas,rebajando notablemente su valor medio.(6) J. Frías (1994), «Una visión nueva de la in-dustria: los flujos de materiales energía y resi-duos», Economía Industrial.(7) Esta actualización no ha sido fácil. Datostan elementales como el consumo de produc-tos energéticos por provincias son inaccesi-bles por Internet y su obtención requiere unabúsqueda tenaz y conocimientos previos. Elhecho de situarse la energía entre las compe-tencias del antiguo Ministerio de Industria yEnergía, hoy desaparecido, pero no en el deCiencia y Tecnología que lo sustituyó, explicael calvario sufrido por esta estadística. Afortu-nadamente, las encuestas de transporte demercancías por carretera se han mantenido yaportan buena parte de la información utiliza-da en esta actualización.(8) Ya hemos indicado que tanto la exporta-ción de materiales de construcción como debebidas gasificadas tenían mucho peso en1984. Hoy se ha acentuado la importancia deestas exportaciones realizadas a partir de lasextracciones y el agua del propio territorio. Enla industria alimentaria se acentúan también losprocesos de envasado y comercialización dealimentos importados de fuera del territorio.(9) El lector interesado puede encontrar infor-mación detallada sobre la evolución reciente ylas previsiones del consumo de agua de la co-nurbación madrileña en F. Cubillo, J. C. Ibá-ñez y F. J. Fernández (2001), Estudio de la de-manda de agua para uso urbano en laComunidad de Madrid, Fundación Canal deIsabel II, Madrid, y en F. Cubillo y J. C. Ibáñez(2003), Manual de abastecimiento del Canalde Isabel II, Canal de Isabel II, Madrid.(10) Nótese que la provincia de Madrid carecede plantas térmicas y de industrias muy consu-midoras de energía, que envían a la conurba-ción desde fuera de su territorio la electricidady los productos requeridos ya «limpios de pol-vo y paja». Dado que la eficiencia de una plan-ta térmica en la generación de electricidad esde un tercio, habría que multiplicar por tres larecibida por el tendido para obtener la energía

EL METABOLISMO ECONÓMICO DE LA CONURBACIÓN MADRILEÑA

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primaria requerida para su obtención: si se re-ciben cerca de dos millones de tep en formade electricidad, habría que gastar seis en formade fuel para obtenerlos por generación térmi-ca. Lo mismo podríamos decir con el aluminio,el hierro,... o los equipos recibidos de fuera.(11) Incluyendo el combustible para aviones,que resulta muy relevante, habida cuenta laimportancia del aeropuerto en tráfico de viaje-ros y, sobre todo, en tráfico de mercancías(aunque en tonelaje resulte insignificante enrelación con las movilizadas por carretera),habría que medirlas en miles y no en millonesde toneladas, por lo que se ha omitido el tráfi-co de mercancías por avión en la figura 2.(12) La industria española en democracia, R.Velasco y B. Plaza. (13) Excluida la construcción, cuyo consumode electricidad tenía un peso relativamente in-significante en 1984, que se vio fuertementeincrementado en 2001: el consumo de electri-cidad de la construcción en 2001 multiplicapor cuatro al de 1984, arrojando una tasa me-dia anual de crecimiento del 9,2% en el perío-do. Este crecimiento responde tanto al propiocambio tecnológico observado en este sector(cada vez más intensivo en energía y extensi-vo en mano de obra) como, sobre todo, a queel año 2001 estaba culminando un potente bo-om inmobiliario y constructivo.(14) Obviamente, este aumento tan notable delconsumo no es ajeno a la reorganización deestos servicios mediante la instalación de gran-des centros comerciales y de modernos edifi-cios de oficinas mucho más exigentes en ener-gía que los comercios y oficinas tradicionales.(15) Se presenta la evolución del VAB a preciosconstantes entre 1993 y 2001, ya que no haydisponible ninguna serie de la Contabilidad Re-gional que abarque un período más largo.(16) Tablas Input Output de la CAM en 2000(2003).(17) La interesantísima publicación del Institu-to de Estudios Fiscales (IEF) (1994), Empleo,salarios y pensiones en las fuentes tributarias,vol. I, pp. 75-76, permitía cuantificar este he-cho cotejando las personas y los salarios pa-gados por las administraciones y las empresasmadrileñas con los perceptores residentes enla región. Por desgracia éstas y otras estadísti-cas del IEF quedaron truncadas ocasionandouna lamentable pérdida de información.(18) Hay que señalar que las cifras citadas pa-ra España en 1984 no tienen demasiada fiabili-dad, especialmente las referentes a los resi-duos industriales, ya que no se habíaefectuado sobre ellos ninguna investigaciónestadística de carácter global.(19) Las estadísticas sobre producción, com-posición, transporte y tratamiento de residuosno siempre se obtienen aplicando los mismosmétodos, ni con el mismo grado de detalle, entodos los países de Europa. Es, pues, difícilhacerse una idea global de la situación y de-

tectar tendencias. La falta de datos sobre resi-duos peligrosos es un aspecto especialmentepreocupante.(20) Según la vigente Ley de Residuos de laComunidad de Madrid (Ley 5/2003, de 20 demarzo), los residuos inertes se definen comoaquellos que no experimentan transformacio-nes físicas, químicas o biológicas significati-vas. No son solubles, ni combustibles, ni reac-cionan física ni químicamente de ninguna otramanera, ni son biodegradables, ni afectan ne-gativamente a otras materias con las cualesentran en contacto de forma que pueda darlugar a contaminación del medio ambiente operjudicar la salud humana. La lixiviabilidadtotal, el contenido de contaminantes de los re-siduos y la ecotoxicidad del lixiviado deberánser insignificantes y en particular no deberánsuponer un riesgo para la calidad de las aguassuperficiales y/o subterráneas. La Consejeríade Medio Ambiente ha aprobado el Plan deGestión Integrada de los Residuos de Cons-trucción y Demolición de la Comunidad deMadrid (2002-2010), en el que se estableceque las competencias en la gestión de estosresiduos corresponden a los ayuntamientos ya la Comunidad de Madrid.(21) El solapamiento de esta tendencia a la re-ducción de SOx, NOx, CO y las partículas,con el aumento del CO2, en proporción al ma-yor tonelaje de combustibles quemados, es unproceso que ha venido ocurriendo también enotras áreas urbanas, por las razones que acontinuación se indican. Véase, por ejemplo,el mismo proceso registrado en el caso deSydney (P. W. G. Newman, 1999, p. 222).(22) Cabe esperar que el nuevo plan para la re-ducción de estos contaminantes contribuya aafianzar esta tendencia a la baja: en el BOE del23.09.03 se ha publicado la Resolución del Mi-nisterio de Medio Ambiente (Secretaría Gene-ral), por la que se dispone la publicación delAcuerdo del Consejo de Ministros que apruebael Programa Nacional de Reducción Progresivade Emisiones Nacionales de Dióxido de Azufre(SO2), óxidos de nitrógeno (NOx), compuestosorgánicos volátiles (COV) y amoníaco (NH3).(23) En J. M. Naredo y J. Frías (1988) se anali-zó con mayor detalle la incidencia climáticade la contaminación atmosférica en el caso deMadrid, viendo que la aportación de calor enlos meses invernales resulta muy significativay describiendo el fenómeno de la inversióntérmica originada.(24) Este mapa utiliza como fuente el registrocartográfico contenido en el nomenclátor delas entidades de población utilizadas paracumplimentar los censos y padrones. Esta es-tadística cuenta con una metodología homo-génea que entiende por «núcleo» de población«un conjunto de al menos diez edificacionesque estén formando calles, plazas y otras víasurbanas. Por excepción, el número de edifica-ciones podría ser inferior a diez siempre que

la población de derecho que habita en lasmismas supere los 50 habitantes... » (Comuni-dad de Madrid, Nomenclátor de la Comunidadde Madrid, 1991). (25) Se entiende por tal la situada al nordeste,lindando con la provincia de Guadalajara, queabarca municipios con densidades de pobla-ción extremadamente bajas (que en censosanteriores habían caído en ocasiones por de-bajo de un habitante por kilómetro cuadrado).(26) Este crecimiento se extiende más allá dela provincia de Madrid, pero las dificultadesestadísticas obligan a limitar el análisis a losconfines de ésta.(27) La ausencia de mediciones completas yfiables es el motivo de hacer esta estimaciónsuponiendo que el peso de la ocupación indi-recta siguió aumentando desde 1980 hasta elpresente. A esta superficie se ha añadido lamedición de la superficie ocupada por el via-rio existente fuera de las zonas urbanas (quela actual estadística del Ministerio de Fomentopermite distinguir) y una superficie de cultivosabandonados resultado de aplicar el mismoporcentaje que existía en 1980.(28) Nótese que esta tasa es ligeramente supe-rior a la del aumento de la población de lostreinta y tres municipios del área metropolitana,registrada en la parte de superior del cuadro 11.Lo que confirma el mayor crecimiento porcen-tual de los municipios que se sitúan más allá dela corona metropolitana, antes apuntado.(29) Una tasa anual de crecimiento del 4% deuna variable supone su duplicación en 18 años.(30) Y eso que se ha limitado a la provinciade Madrid el análisis de la huella territorial dela conurbación madrileña.(31) Habida cuenta que los colectivos de vi-viendas secundarias y desocupadas están suje-tos a cierta ósmosis estadística, se ha preferidojuntarlos en el análisis.(32) El porcentaje de viviendas secundarias ydesocupadas en 1991 era del 31% para la me-dia nacional, mientras que en Madrid provin-cia era del 21% y en Madrid municipio del16%. Los mayores porcentajes de viviendas se-cundarias y desocupadas (próximos al 50%)se observaron tanto en provincias de la Mese-ta sujetas a despoblación, como en provinciascosteras o insulares plagadas de apartamentosy viviendas de temporada, no siendo Madridni lo uno ni lo otro.(33) Hay que advertir que el cambio produci-do en la metodología del Censo de Poblacióny de Vivienda de 2001 sobrevaluó la cifra deviviendas principales y redujo la de secunda-rias y desocupadas. Ello se debe a que, a dife-rencia de los censos anteriores, en este casolos agentes censales llevaban ya relleno elcuestionario con las personas y viviendas obte-nidas a partir el Padrón municipal. Como elPadrón es una estadística de las personas, perono de las viviendas del municipio, los agentescensales trabajaron sobre una población esti-

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mada de viviendas obtenida a partir de la in-formación demográfica del Padrón, que se co-rrespondía básicamente con las viviendas prin-cipales. Además, cualquier fallo en laidentificación correcta del domicilio de unmiembro de un hogar le hacía aparecer comosi fuera un hogar individual, a la vez que lasviviendas desocupadas en el momento censalsólo aparecían identificadas como tales si losagentes las encontraban e incluso si corregíanla posible población atribuida por el Padrónque ya no vivía en ellas. Con todo, en el muni-cipio de Madrid el stock de viviendas secunda-rias y desocupadas creció un 13,1% entre 1991y 1996 y un 31% entre 1996 y 2001, mientrasque las viviendas principales crecieron en esosmismos períodos solo el 8,3% y el 15,1%, res-pectivamente, según las fuentes indicadas. (34) Y nótese que los municipios próximos ala Comunidad de Madrid, «beneficiados» porlas nuevas infraestructuras de transporte (sobretodo por el AVE), tienen planes que prevén,como poco, duplicar el número de viviendas...(35) En J. M. Naredo, Ó. Carpintero y C. Marcos(2003) se advierte, con datos estadísticos, la im-posibilidad de seguir financiando indefinida-mente el crecimiento en cantidades y preciosdel stock inmobiliario al ritmo al que ha venidocreciendo en los últimos años. Como es sabido,la economía evoluciona cíclicamente y el pre-sente boom inmobiliario está llamado a morir,como cualquier otro, por estrangulamiento fi-nanciero, sin perjuicio de que los cambios enel contexto socioinstitucional puedan precipi-tar o retrasar su caída o «enfriamiento».(36) Haciendo que España sea también lídereuropeo en porcentaje de viviendas ocupadasen propiedad (y el último país en porcentajede viviendas en alquiler).(37) Al extender el virus de la especulacióninmobiliaria y decretar la muerte de la vivien-da social, se ha generado una sociedad cre-cientemente polarizada e insolidaria.(38) J. M. Naredo (2003), «Instrumentos parapaliar la insostenibilidad de los sistemas urba-nos», en T. Arenillas (coord.), Ecología y ciu-dad, El Viejo Topo, Barcelona, pp. 15-58.(39) Este sistema de información debería com-prender un subsistema que registre los usos ycalidades del territorio, otro que recoja losusos y calidades de su patrimonio inmobilia-rio, otro que cuantifique los flujos físicos, demateriales y energía, del metabolismo urbanoy otro referido a los flujos monetarios del sis-tema urbano que inciden sobre las otros sub-sistemas. En efecto, un requisito elemental pa-ra gestionar un territorio, en términos desostenibilidad, es disponer de informacióncompleta y actualizada sobre evolución de laocupación del suelo en conjunto del territorio(municipal o regional) por todos los usos (ur-banos-industriales, con todas sus servidumbresde infraestructuras, de extracción y de vertidode materiales, agrarias, e incluso ambientales).

Esta información debe de tener a la vez reflejocartográfico y numérico (número de hectáreaso metros cuadrados de cada uso). Esta infor-mación debería de cruzarse con otra sobre lascalidades (agronómicas, ambientales u otras)del territorio para poder gestionarlo como unstock en régimen de escasez, es decir, adap-tando los usos a las calidades y preservando elmodelo de territorio (con los cauces, la vege-tación, el paisaje, el mosaico de usos, etc.)previamente discutido y convenido, contandopara ello con los instrumentos del planea-miento. Un segundo requisito elemental paradesarrollar una gestión preocupada por la sos-tenibilidad del sistema urbano pasa por dispo-ner de un sistema de información actualizadosobre las calidades y los usos del patrimonioinmobiliario, como primer paso para facilitarsu conservación o reutilización, evitando laselevadas tasas actuales de destrucción y cons-trucción nueva. Igualmente, es un requisitoelemental disponer de un sistema de informa-ción adecuado sobre los flujos físicos, de ener-gía, materiales, residuos y contaminación, quecomponen el metabolismo urbano, como basefundamental para practicar una gestión ade-cuada de los mismos. Por último resulta tam-bién básico disponer de información sobre losflujos monetarios que mueven o condicionanlas dimensiones territoriales, inmobiliarias y fí-sicas antes mencionadas, para orientar con co-nocimiento de causa los instrumentos y las po-líticas que inciden sobre ellos.(40) El protocolo mencionado debería incluirtambién alguna exigencia que asegure la vo-luntad de promover la participación, no sóloestableciendo consultas más o menos sistemá-ticas, sino poniendo en marcha foros de con-vivencia (uno o varios, atendiendo al tamaño

del municipio o la región de referencia) en losque se discuta el tratamiento y la evolución delas metas y los problemas que plantea el siste-ma urbano, considerado aquí, en su dimen-sión social, que es la que debe dar cohesión yorientación a su comportamiento físico y terri-torial. Además de establecer los foros o instan-cias permanentes adecuadas hay que invertiren promover la participación, para contrarres-tar la atonía social y la falta de hábito partici-pativo generalizados por una gestión que seha venido desarrollando de espaldas a los ciu-dadanos. Se trata no sólo de solicitar dichaparticipación y de proponer instancias ade-cuadas para ello, sino de contrarrestar la iner-cia del déficit anterior con un gran esfuerzode promoción (con encuentros, «talleres», etc.)que facilite su puesta en marcha. Este esfuerzodebe de complementarse con el realizado pa-ra llevar a cabo los sistemas de informaciónantes mencionados.

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