El origen de los villancicos de Navidad

Llega diciembre con sus calles adornadas, iluminaciones de colores, dulces típicos y regalos, pero falta algo más para que nos contagiemos de la magia de la Navidad…

¿Adivinas qué?

Esa melodía que inunda las calles, hoga-res, colegios, llenándonos de alegría a mayores y pequeños; esos cánticos con estribillos muy pegadizos que a los niños les encantan. Es el momento de tomar una pandereta y entonar los villancicos o canciones de Navidad.

En la actualidad, estamos tan acostum-brados a escucharlos que ni siquiera nos cuestionamos su procedencia. Muchas de estas canciones tienen una larga tra-dición y ya las cantaban las abuelas de nuestras abuelas. Otras, han surgido en los últimos tiempos. Sin embargo, una mirada a su historia nos descubrirá algu-nos datos muy interesantes.

Por ejemplo, los villancicos surgen en el Renacimiento. En realidad la palabra “villancico”, con la cual se denominan estas canciones, se usaba para designar a los villanos; es decir, a las personas que habitaban en las villas. Alude a melodías

muy sencillas para, de esta forma, dife-renciarse de la clase noble. Se trataba de alegres composiciones que se cantaban en el mundo rural y cuyo fin era ir expli-cando los acontecimientos que habían sucedido en las villas (amores y desamo-res, fallecimientos y/o todo aquello que era de interés del pueblo).

En España las canciones de Navidad se desarrollaron fundamentalmente en la región de Castilla y tienen sus orígenes en las composiciones musicales que los musulmanes llevaron hasta allí en la época de la conquista.

No obstante, las canciones de Navidad también cuentan con orígenes en la Igle-sia católica. Se afirma que la composición más antigua se remonta al siglo IV y se titulaba: Jesus refulsit omnium. Fue más adelante cuando se empezó a relacio-nar con la Iglesia, cantando en el Corpus Christi o Asunción. De esta manera sur-gieron los villancicos tal y como los cono-cemos hoy, cantados por niños en el coro de la iglesia y en torno a la Navidad.

Desde entonces, y hasta llegar a nuestros días, el concepto, la rima, las letras y las

melodías han ido evolucionando a lo que hoy conocemos como villancico.

Son tradicionales en España y Latinoa-mérica, formando parte de nuestra cul-tura universal. Nos sirven como elemento indispensable para compartir, cantar y festejar la Navidad en familia y con nues-tros seres queridos.

Son originarios de España estos villanci-cos populares:

• Los peces en el río

• 25 de diciembre

• Campana sobre campana

Además de estos más tradicionales, que todos conocemos por su éxito y populari-dad, hay villancicos regionales, conocidos solo por la gente natural de esas zonas:

En Galicia, se cantan autóctonos de allí: Bo Nadal y Alá Polá Noite entre otros. En Euskadi tenemos Gabonak Gabon y Autxo Porito por ejemplo.

En Cataluña nos encontramos con la Santa Nit y el Rabadá; en Andalucía, algu-nos tan divertidos como Corre, corre al portalico y ¡Alepun!; en Madrid, la famosa Marimorena; y en Valencia, un villancico

muy conocido por mayores y pequeños, los Pastorets i Pastoretes.

También queremos destacar algunos tan entrañables como en Belén tocan a fuego, popular en Castilla y León; o Pastores de Extremadura yo vi con los mis ojinos, que por el nombre ya se advierte el lugar.

Tampoco queremos olvidarnos del famo-so Ay del chiquirritín, cuyo origen es nava-rro; ni de los tan cantados por todos Ya vienen los Reyes de Aragón o Hacia Belén va una burra, de Castilla-La Mancha.

Y ya para terminar nuestro breve repa-so por el cancionero popular navideño, lo hacemos con el popular Dime Niño, de Murcia; y el entrañable villancico Una sobre el mismo mar, de procedencia Canaria.

Como nos gustaría conocer el título de un villancico de cada una de las regio-nes españolas, os proponemos que nos vayáis diciendo villancicos autóctonos de vuestras ciudades en un hilo del foro que se llama “Villancicos de mi ciudad”.

Fuente de información: Wikipedia