El paciente y la mosca
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EL PACIENTE y LA MOSCA
Cierta vez en un hospital existía un paciente crónico, tenía
una enfermedad que no se la podía quitar.
Un día, mirando a través de la ventana se pone a
reflexionar con respecto a su enfermedad.
“Hoy amanecí mejor que ayer, pero no me siento mejor que
ayer, sin embargo hoy tratare en lo posible de sanarme”
Una vez reflexionado esto se sintió mejor, se acomodó en
su cama y se preparó para dormir un rato.
La habitación era amplia, con mucha luz que entraba por el
gran ventanal, las paredes eran de un color celeste vivo y
las cortinas con flores celestes y fondo blanco, el piso
relucía en su limpieza.
El paciente durmió buena parte de la mañana, luego lo
despertaron para su alimento.
Pero cuando despertó no quiso comer aún no tenía hambre,
así que dijo que le dejarán la bandeja en la mesa y que ya
comería.
Mientras miraba hacia el exterior, pensaba que llevaba
mucho tiempo en cama y que seria bueno que ya se
mejorara para disfrutar de los días hermosos que veía él por
su ventana. Estaba en esto, cuando escucha que alguien
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mastica muy sonoramente, asombrado mira a su alrededor
pero a nadie ve, entonces piensa que el ruido viene de
afuera, del pasillo, y vuelve a mirar hacia la ventana, pero
de nuevo se escucha el ruido de alguien comiendo.
Ahora pone más atención para identificar el ruido y luego
uniendo oído y visión, comienza a seguir al ruido y este lo
lleva hacia la mesa en donde está su alimento.
Con sorpresa ve que hay una mosca en su comida y que se
come su comida.
La mosca, está sentada en la orilla del plato comiendo
opíparamente y efectivamente hace mucho ruido para
comer.
De pronto se detiene en su labor de alimentarse y mira
hacia todos lados, luego exclama
¿Mmm? Sentía que alguien me observaba, pero al parecer
no hay nadie, seguiré comiendo.
En eso escucha una voz estruendosa que le dice….
- ¡Sal de mi plato mosca #@*…! ¡Que asco, una mosca!
La mosca asombrada, mira al frente y se da cuenta que hay
un ser humano frente a ella, lo sabe porque un día aprendió
de la existencia de ellos.
Entonces, la mosca que había volado hacia la esquina de la
mesa, le dice al paciente…
¿Por qué gritas tanto? No soy sorda, sólo bastaba que me
pidieras salir si tanto te molestaba que probara tu alimento.
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El paciente no sólo se asombró al escuchar la mosca, sino
que también se asombró de la patudes de la mosca al
reconocer que se estaba comiendo su comida.
Entonces, furioso le increpa a la mosca…
¡Ves! Por tu culpa continuo enfermo, porque tu contaminas
mi alimento.
Oh, Oh, detente ahí – le dice la mosca yo no contamino tu
alimento, pues yo no piso tu alimento, ya que tengo
cuidado de apoyarme en el borde del plato y desde allí saco
alimento, yo no soy como otras moscas que se pasean por
todo el alimento chupando aquí y allá, ¡no señor! Yo soy
muy ordenada, limpia y conciente en mí actuar.
El paciente, se la queda mirando asombrado y exclama…
¡Como te atreves a hablarme así! ¿Crees que estoy loco?,
no existen moscas limpias y ordenadas, ¡todas tienen sus
patas sucias!, ¿crees que no las he visto en la basura?
Sí, le dice la mosca, las he visto; pero a mi no me has visto
por allá, sólo aquí.
El paciente se queda pensando y llega a la conclusión que
tiene razón, el no ha visto a “esa” mosca en la basura,
entonces piensa…
“En realidad he sido egoísta con ella, en vez de darle la
bienvenida por su compañía, estoy discutiendo con ella” -
pensando esto - aparta un plato, retirando su contenido, y
allí coloca ahora un trozo de cada cosa y le dice a la
mosca….
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Ven, acompáñame a almorzar, te he servido un buen plato,
¿crees que podrás con él?
La mosca mira el plato y le dice…..
Se ve exquisito, veré si puedo con él hoy, sino veremos,
veremos, porque hoy amanecí de buen ánimo, no sé
mañana.
Moraleja: comparte siempre tu alimento y olvídate
de los problemas.
Fin
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