El pionero de Chile Los aventureros rally del³dico... · expediciones a volcanes y ha guiado a...

2
No todos los pilotos del rally son profesionales ni están auspiciados por grandes marcas. La mayoría son amateurs apasionados por la adrenalina del 4x4. En el reciente rally Patagonia–Atacama, que recorrió desde Bariloche hasta Iquique, conocimos las fascinantes historias de algunos de ellos. Por Sebastián Montalva W. Retratos: Mauricio Palma Los aventureros rally Claudio Sampieri (44) es rosarino, pero vive hace 24 años en Chile. Su gusto por los autos comenzó a los 14 años, cuando participó por primera vez en el karting. Luego vinieron las carreras clandestinas por Rosario, la fórmula 3, el jet ski y, hoy, el rally cross country. Además de las carreras, ha participado en expediciones a volcanes y ha guiado a antropólogos por zonas de difícil acceso como la selva de los Yungas, en la frontera de Perú con Bolivia. Muchas veces ha ido en busca de extranjeros perdidos. “Está lleno de gringos y alemanes que andan buscando su destino, recorriendo el mundo’’, cuenta Sampieri. “Ellos llaman a sus familias y les dicen que están, por ejemplo, en Antofagasta y que van a ir al salar de Uyuniz, Bolivia, pero después pasa un mes y nadie sabe nada de ellos. Ahí nos contratan como detectives. Una vez encontramos a un gringo en Cochabamba, después de preguntar por varios pueblos. El tipo no estaba perdido, sino incomunicado’’. Justamente durante esos trayec- tos se ven cosas increíbles. “En el desierto de Atacama he encontrado vasijas prehispánicas intactas. Te da vergüenza profanar un lugar así. Dan ganas hasta de borrar las huellas. Con el GPS puedes hacer una ruta, pero al final se convierte en una ruta turística. Entonces a veces es mejor mantener el secreto’’. Sampieri es uno de los pilotos “no oficiales’’ de los rallies, pero no se queda atrás en cuanto a pasión. “No está todo descubierto en el mundo. Hay muchos lugares inex- plorados, en todos los continentes. Nosotros buscamos encontrar ese sentimiento perdido’’. FERNANDO Y TOMÁS DE CARCER La carrera en familia A sólo horas de subirse a su Toyota Hilux, el agricultor Fernando de Carcer (54) reconocía que lo suyo era una irresponsabilidad. Por primera vez correría en una com- petencia durísima como ésta y, más encima, lo haría con su hijo Tomás (24) como copiloto. Pero estaba ra- diante. “Para nosotros, esto es una entretención. Me pueden decir que soy loco, irresponsable, que cómo se me ocurre gastar la plata, pero de alguna manera debes intentar hacer las cosas que te gustan. Esto es caro, pero uno le tiene que dar gracias a Dios de poder hacerlo. Y estoy feliz de que sea con mis hijos’’. A su lado, Tomás lo miraba en silencio. Para él, estudiante de diseño gráfico y aficionado a las motos enduro, también era una gran aventura. Correr al lado de ases como el francés Luc Alphand de Mitsubishi o Marc Coma de KTM era ciertamente un privilegio. “Yo soy el encargado de ir viendo las indicaciones de la hoja de ruta. Mi viejo confía ciegamente en lo que le voy diciendo. ¿Por qué maneja él? Simple: es el dueño de la camioneta’’, decía Tomás, aunque tras una mirada de su papá aclaraba raudo: “Pero él lejos tiene mucha mas experiencia que yo, de todas maneras. Igual hay momentos tensos, eso está claro, pues de cierta medida soy responsable de lo que pase. Mis amigos siempre me preguntan qué se siente, y yo creo que es lo mismo que toda la gente cuando hace algo que lo entretiene’’. ¿Da miedo? “En auto no se siente tanto, porque vas amarrado dentro de una jaula. Una vez corriendo en La Serena nos dimos vuelta y no pasó nada, fue sólo una anécdota’’. “Tenemos claro que no vamos a ganarle a nadie’’, explicaba Fernando antes de largar el rally. “Llegar al final ya es un gran desafío’’. del El costo de la aventura Participar de un rally como éste es caro. Para partir, los pilotos deben inscribirse según su categoría, y registrar al menos a un mecánico de asistencia. Así, sólo por tener derecho a competir, las motos pagan 5.000 dólares, los autos 9.600 dólares y los camiones 14.000 dólares. A eso, hay que sumar 1.500 más por cada persona de asistencia. En el rally París–Dakar, el más famoso del mundo, registrar un auto con su piloto y vehículo de asistencia cuesta unos 50.000 euros. Además, cada participante debe pagar los pasajes, su estadía durante el rally, la bencina y, claro, disponer de su propio vehículo. Un auto sencillo de competencias cuesta mínimo 50.000 dólares. Uno como el Mitsubishi Pajero del campeón Luc Alphand supera con creces el millón de dólares. Y ni siquiera está a la venta. 12 | grandes viajeros Más que fanático, Jorge Latrach es un adicto. Es empresario de transporte, pero toda su vida gira en torno a los autos. Tiene, por ejemplo, una colección de 10 jeeps Land Cruiser, con los cuales ha recorrido todo Chile. Ha llegado a comprar autos durante una ca- rrera sólo para sacarles el motor y reparar un jeep dañado. Ahora viene llegando de un rally en Baja California, participa desde 2002 en el Patagonia–Atacama y su sueño es ir al París–Dakar: “No puedo pasar por esta tierra sin haber ido. Es caro, pero se puede juntar plata’’. Latrach es uno de los pioneros de esta disciplina en Chile. Comenzó a competir en 1985, cuando recién partía el jeep fun race. “No había más de veinte jeeps que hacíamos paseos, hasta que el canal 11 co- menzó a transmitir las carreras y todo el mundo quiso tener jeep. Hoy día hay portales como www. twistedandes.com, donde estamos todos los jeeperos de Chile, con más 3 mil usuarios que escribimos todo el día ahí’’. Hubo sólo un momento en que JORGE LATRACH El pionero de Chile Latrach pensó en dejar de correr. Fue durante un rally en Colombia: en la carrera, le avisaron que su madre había muerto. Desesperado, decidió volver a Chile, pero antes le pasó su jeep a dos compañeros para que siguieran compitiendo. Lo hicieron, pero tuvieron un ac- cidente en la ruta y murieron. “Es lo más fuerte que me ha pasado en la vida", dice Latrach. "Pasé un año sin correr. Las familias de mis amigos no quisieron verme más. Pero pasó el tiempo y dije mi pasión es la aventura. El destino dijo que continuara en esto, porque es lo que me motiva. El 4x4 lo llevo en el alma’’. Jorge Latrach conoce Chile al detalle. Para él, lo más bonito es el norte. Fernando y Tomás, padre e hijo, a punto de comenzar en Bariloche. Una de las pruebas más duras del rally es sortear las dunas del desierto de Atacama. CLAUDIO SAMPIERI El rescatista todoterreno "Un buen piloto tiene la cabeza fría. Así evitas los accidentes", dice Sampieri. El grueso de los competidores son aficionados que gastan millones por darse el gusto de correr en un rally como éste. RAUL BRAVO

Transcript of El pionero de Chile Los aventureros rally del³dico... · expediciones a volcanes y ha guiado a...

No todos los pilotos del rally son

profesionales ni están auspiciados

por grandes marcas. La mayoría

son amateurs apasionados por la

adrenalina del 4x4. En el reciente

rally Patagonia–Atacama, que

recorrió desde Bariloche hasta

Iquique, conocimos las fascinantes

historias de algunos de ellos.Por Sebastián Montalva W. Retratos: Mauricio Palma

Los aventureros

rally

Claudio Sampieri (44) es rosarino, pero vive hace 24 años en Chile. Su gusto por los autos comenzó a los 14 años, cuando participó por primera vez en el karting. Luego vinieron las carreras clandestinas por Rosario, la fórmula 3, el jet ski y, hoy, el rally cross country. Además de las carreras, ha participado en expediciones a volcanes y ha guiado a antropólogos por zonas de difícil acceso como la selva de los Yungas, en la frontera de Perú con Bolivia. Muchas veces ha ido en busca de extranjeros perdidos. “Está lleno de gringos y alemanes que andan buscando su destino, recorriendo el mundo’’, cuenta Sampieri. “Ellos llaman a sus familias y les dicen que están, por ejemplo, en Antofagasta y que van a ir al salar de Uyuniz, Bolivia, pero después pasa un mes y nadie sabe nada de ellos. Ahí nos contratan como detectives. Una vez encontramos a un gringo en Cochabamba, después de preguntar por varios pueblos. El tipo no estaba perdido, sino incomunicado’’.

Justamente durante esos trayec-tos se ven cosas increíbles. “En el desierto de Atacama he encontrado vasijas prehispánicas intactas. Te da vergüenza profanar un lugar así. Dan ganas hasta de borrar las huellas. Con el GPS puedes hacer una ruta, pero al final se convierte en una ruta turística. Entonces a veces es mejor mantener el secreto’’.

Sampieri es uno de los pilotos “no oficiales’’ de los rallies, pero no se queda atrás en cuanto a pasión. “No está todo descubierto en el mundo. Hay muchos lugares inex-plorados, en todos los continentes. Nosotros buscamos encontrar ese sentimiento perdido’’.

Fernando y Tomás de CarCer

La carrera en familia

A sólo horas de subirse a su Toyota Hilux, el agricultor Fernando de Carcer (54) reconocía que lo suyo era una irresponsabilidad. Por primera vez correría en una com-petencia durísima como ésta y, más encima, lo haría con su hijo Tomás (24) como copiloto. Pero estaba ra-diante. “Para nosotros, esto es una entretención. Me pueden decir que soy loco, irresponsable, que cómo se me ocurre gastar la plata, pero de alguna manera debes intentar hacer las cosas que te gustan. Esto es caro, pero uno le tiene que dar gracias a Dios de poder hacerlo. Y estoy feliz de que sea con mis hijos’’.

A su lado, Tomás lo miraba en silencio. Para él, estudiante de diseño gráfico y aficionado a las motos enduro, también era una gran aventura. Correr al lado de ases como el francés Luc Alphand de Mitsubishi o Marc Coma de KTM era ciertamente un privilegio. “Yo soy el encargado de ir viendo las indicaciones de la hoja de ruta. Mi viejo confía ciegamente en lo que le

voy diciendo. ¿Por qué maneja él? Simple: es el dueño de la camioneta’’, decía Tomás, aunque tras una mirada de su papá aclaraba raudo: “Pero él lejos tiene mucha mas experiencia que yo, de todas maneras. Igual hay momentos tensos, eso está claro, pues de cierta medida soy responsable de lo que pase. Mis amigos siempre me preguntan qué se siente, y yo creo que es lo mismo

que toda la gente cuando hace algo que lo entretiene’’. ¿Da miedo? “En auto no se siente tanto, porque vas amarrado dentro de una jaula. Una vez corriendo en La Serena nos dimos vuelta y no pasó nada, fue sólo una anécdota’’.

“Tenemos claro que no vamos a ganarle a nadie’’, explicaba Fernando antes de largar el rally. “Llegar al final ya es un gran desafío’’.

del

El costo de la aventuraParticipar de un rally como éste es caro. Para partir, los pilotos deben inscribirse según su categoría, y registrar al menos a un mecánico de asistencia. Así, sólo por tener derecho a competir, las motos pagan 5.000 dólares, los autos 9.600 dólares y los camiones 14.000 dólares. A eso, hay que sumar 1.500 más por cada persona de asistencia. En el rally París–Dakar, el más famoso del mundo, registrar un auto con su piloto y vehículo de asistencia cuesta unos 50.000 euros. Además, cada participante debe pagar los pasajes, su estadía durante el rally, la bencina y, claro, disponer de su propio vehículo. Un auto sencillo de competencias cuesta mínimo 50.000 dólares. Uno como el Mitsubishi Pajero del campeón Luc Alphand supera con creces el millón de dólares. Y ni siquiera está a la venta.

12 | grandes viajeros

Más que fanático, Jorge Latrach es un adicto. Es empresario de transporte, pero toda su vida gira en torno a los autos. Tiene, por ejemplo, una colección de 10 jeeps Land Cruiser, con los cuales ha recorrido todo Chile. Ha llegado a comprar autos durante una ca-rrera sólo para sacarles el motor y reparar un jeep dañado. Ahora viene llegando de un rally en Baja California, participa desde 2002 en el Patagonia–Atacama y su sueño es ir al París–Dakar: “No puedo pasar por esta tierra sin haber ido. Es caro, pero se puede juntar plata’’.

Latrach es uno de los pioneros de esta disciplina en Chile. Comenzó a competir en 1985, cuando recién partía el jeep fun race. “No había más de veinte jeeps que hacíamos paseos, hasta que el canal 11 co-menzó a transmitir las carreras y todo el mundo quiso tener jeep. Hoy día hay portales como www.twistedandes.com, donde estamos todos los jeeperos de Chile, con más 3 mil usuarios que escribimos todo el día ahí’’.

Hubo sólo un momento en que

Jorge LaTraCh

El pionero de ChileLatrach pensó en dejar de correr. Fue durante un rally en Colombia: en la carrera, le avisaron que su madre había muerto. Desesperado, decidió volver a Chile, pero antes le pasó su jeep a dos compañeros para que siguieran compitiendo. Lo hicieron, pero tuvieron un ac-cidente en la ruta y murieron. “Es lo más fuerte que me ha pasado en la vida", dice Latrach. "Pasé un año sin correr. Las familias de mis amigos no quisieron verme más. Pero pasó el tiempo y dije mi pasión es la aventura. El destino dijo que continuara en esto, porque es lo que me motiva. El 4x4 lo llevo en el alma’’.

Jorge Latrach conoce Chile al detalle. Para él, lo

más bonito es el norte.

Fernando y Tomás, padre e hijo, a punto de comenzar en Bariloche.

Una de las pruebas más duras del rally es sortear las dunas del desierto de atacama.

CLaUdio samPieri

El rescatista todoterreno

"Un buen piloto tiene la cabeza fría. Así evitas los accidentes", dice Sampieri.

El grueso de los competidores son

aficionados que gastan millones

por darse el gusto de correr en un rally como éste.

rA

UL

br

Av

o

La ruta del campeónExisten diversos campeonatos de rally. El Patagonia–Atacama está en la categoría cross–country, que supone correr idealmente sólo a campo traviesa. Los pilotos se guían por una hoja de ruta que les muestra el camino y les advierte de las dificultades. Muchas veces, para continuar tienen que seguir las instrucciones de su GPS.Patagonia–Atacama es una de las seis fechas del Campeonato Mundial de rally Cross Country, regido por la Federación Internacional de Autos (FIA) y la de Motos (FIM). Para los autos, las otras etapas del Mundial son Túnez, Transibérica (Portugal), Sudáfrica, Marruecos y Dubai. Y para las motos, Túnez, Cerdeña, brasil, Egipto y Dubai.

El italiano Tiziano Siviero (50) ha sido dos veces campeón mundial de rally, en 1988 y 1989, como copiloto del también italiano Miki Biasion, y ha corrido varias veces el Mundial de Rally en Córdoba, entre muchos otros. Por eso, hace diez años es el encargado de diseñar la ruta de esta competencia que hasta 2005 se realizaba íntegramente por las pampas argentinas. Tiziano vive en la Isla de Elba, pero cada año pasa cinco meses buscando caminos por donde prácticamente no ha pasado nadie antes. Para eso, se arma de mapas del Instituto Geográfico militar, fotos satelitales de Google Earth, equipos de GPS, y con tres autos va haciendo lentamente la ruta de competencia y toma todas las mediciones respectivas que luego informará a los pilotos participan-tes. “De cierto modo me considero

Tiziano siviero

El dibujante de rutas

un explorador a la antigua’’, dice Tiziano. “Antes, está claro, era mucho más fácil encontrar lugares desconocidos, pero hoy a nosotros nos ha pasado varias veces que hemos sido los primeros humanos en pasar por algunos sitios, como un sector llamado La Negra, antes de Antofagasta, donde pasas varios

kilómetros en medio de la nada’’.Tiziano conoce Chile como pocos,

y es amante del norte de nuestro país. “El sur es muy bonito, pero es muy parecido a lo que tenemos nosotros en Europa. El norte no. Para mí, el lugar más lindo es la parte del desierto entre La Serena y Caldera, bordeando el mar. Son lugares espectaculares, con una mezcla muy salvaje’’.

El italiano ha estado práctica-mente en todos los rallies del mundo. Por eso, dice con propiedad que el Patagonia–Atacama es uno de los mejores. “Después del Dakar, ésta es la fecha más atractiva. Es lo que dicen los pilotos europeos que han competido. La ruta es muy variada y eso les divierte. El problema es que está lejos de Europa y es caro venir, pero si vemos los otros rallies del mundo, como el Dakar, des-pués de 30 años ya es muy difícil encontrar nuevas rutas. Yo creo que en Sudamérica hay muchas más posibilidades’’.

14 | grandes viajeros

Antonio Gutiérrez (59) tiene sus manías. Juan Carlos Ramírez (49) también. Y Luis Heras (38) por supuesto. Pero cuando van arriba de su camión de carreras, un flamante Mercedes Benz, a los tres les importa un rábano. Luis, Juan Carlos y Antonio son espa-ñoles, madrileños, ingenieros y amigos, pero sobre todo, amantes del 4x4. Por eso, llevan casi 15 años recorriendo juntos especial-mente el norte de África, que les queda a sólo horas de su país, y este año decidieron competir en el rally París–Dakar y en el reciente Patagonia–Atacama.

“Lo que hacemos es todo terreno mezclado con viajes’’, decía Luis a un día de comenzar la carrera por Chile este año. Juan Carlos, su com-

anTonio gUTiérrez, JUan CarLos ramírez y LUis heras

Los camioneros humanitarios

"Un rally te permite hacer turismo fuera de los circuitos tradicionales", dice Ramírez.

padre, complementa: “Los rallies te dan la oportunidad de hacer turismo fuera de los circuitos tradicionales. Esto es aventura pura’’. Y Antonio, el “menos joven’’ de los tres, como dice, y el que conduce la máquina, profundiza: “En las etapas de enlace puedes disfrutar de paisajes y zonas como nunca lo hubieses hecho. Nos mueve un espíritu más aventurero que competitivo, porque somos amateurs absolutos’’.

España y volver al trabajo.Juan Carlos y Luis han hecho

varias expediciones humanitarias por África, donde han repartido útiles escolares, medicina, juguetes y ropa a niños de comunidades lo-cales. De hecho, en noviembre irán de Marruecos a Argelia justamente para eso. “Imagínate: Marruecos está pegadito a Europa, pero tiene mucha pobreza’’, cuenta Juan Carlos. “Y a medida que bajas un poco llegas a países como Mauritania, uno de los más pobres del mundo. Para llegar a algunos pueblos es imprescindible ir en un todo terreno: te puedes tirar 400 o 500 kilómetros y no encuentras a nadie’’.

Aparte de este viaje, sus ojos están puestos en Asia. Uno de sus sueños es ir desde España, atravesar Europa, Rusia y llegar a Mongolia para viajar por sus exóticas y desér-ticas planicies. “Sólo hemos estado mentalmente allí’’, dice Antonio. “Todavía no vamos, pero estamos a puntito’’. n

La aventura de estos tres españo-les comenzó en el puerto de Bilbao, donde embarcaron el camión que en tres semanas llegó a Buenos Aires. Allí, se fueron por tierra a Bariloche, punto de inicio del

rally Patagonia–Atacama, y luego recorrieron Chile hasta Iquique, el final de la carrera. Por estos días deben estar regresando a Buenos Aires para embarcarse de vuelta a

antonio, Juan Carlos y Luis han repartido juguetes por toda áfrica.

Siviero pasa cinco meses al año explorando rutas en Sudamérica.