El placer de las curvas - Leer Libros Online · El placer de las curvas y otros relatos pecaminosos...

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Elplacerdelascurvasyotrosrelatospecaminosos

GanadoresdelTercerConcursoInternacionalde

RelatosPecaminososContactoLatino2015

Lasopinionesexpresadasenestelibrosonlasopinionesdelosautoresyno representan las opiniones de la casa editora. Los autores hanrepresentado y garantizado ser dueños de sus relatos y/o tener losderechoslegalesparapublicarlos.ElplacerdelascurvasyotrosrelatospecaminososTodoslosDerechosdeEdiciónReservados©2015,PukiyariEditores©2015,desusrespectivosrelatos:NoaXireau,CharlieBecerra,MiguelEscobar-Valdez,NataliaZito,YonnierTorresRodríguez,Lai-SingHuxley,PaulHermann,GalenaPoulos,RobertoMigoya,MarcoMontiel,YovanaMartínezMilián,FlorCanosa,ÁlvaroMorales,RosaMaríaGuijarroParedes,J.L.MuñozdeBaenaSimón,MarianaRodríguez,SilviaLlanto,FrankPelutti,DeliciaM.,LeonardoMendoza,RosarioAcostaNieva,RobertoMansilla,YadirisLuisFuentes,ReeSevonHerder,JuanCarlosEsquivelSoto,MarinaLS,JoséRodríguezMenocal,EdwinCuperesVélezImagendeportada©2015,ShutterstockProhibidalareproduccióntotaloparcialdeestelibro.Estelibronopuedeserreproducido,transmitido,copiadooalmacenado,totaloparcialmente,utilizando cualquier medio o forma, incluyendo gráfico, electrónico omecánico,sinlaautorizaciónexpresayporescritodelosautores,exceptoenelcasodepequeñascitasutilizadasenartículosycomentariosescritosacercadellibro.ISBN-10:1630650447ISBN-13:978-1-63065-044-5

PUKIYARIEDITORESwww.pukiyari.com

«Elplacerdaloquelasabiduríapromete».—Voltaire

Índice

DeliciaM. Elplacerdelascurvas

NoaXireau Secretosentrecortinas

CharlieBecerra Buena,Javicho

MiguelEscobar-Valdez Clic

NataliaZito BrownSugar

YonnierTorresRodríguez Elcadáverdeunsueñosobrelahierbamojada

Lai-SingHuxley Priscila

PaulHermann Paraísomasculino

GalenaPoulos Encaje

RobertoMigoya Europa

YovanaMartínezMilián

Deseosdesmedidos

MarcoMontiel Desquiciadoamor

FlorCanosa ErosyTánatos

ÁlvaroMorales Cornudos

RosaMaríaGuijarroParedes A.V.E

J.L.MuñozdeBaenaSimón Elídolo

RobertoMigoya HijasdeLesbos

MarianaRodríguez Hechizoinesperado

MarcoMontiel R.I.P.Steria

SilviaLlanto Aficiones

FrankPelutti Nuevospasatiemposdeverano

RosarioAcostaNieva Estucheparadama

RobertoMansilla LalenguadeBarrabás

YadirisLuisFuentes Cleptomanías

LeonardoMendoza Alegatoplástico

ReeSevonHerder Humoenelespejo

JuanCarlosEsquivel ElPadrote

MarinaLS Lanochedelaserendipia

PaulHermann Estrategiasdeventa

JoséRodríguezMenocal Secretosilencio

EdwinCuperesVélez Censo2155

DeliciaM.

EstadosUnidos Nada más atractivo que ser un personaje ficticio escribiendo ficción.Tengotodalalibertaddelmundoparadecirloquemeplazcayhacerque“mispersonajes”bailenalsondemimúsica.Soyjoven,siempreloseré.Soybella,peronounamuñequita,sinomujeresculpidapara lasensualidad.Elplacermealoca,micuerposeenciendeconsoloimaginarlo,eléxtasisdeldeleitecelestialmeacompañatodoslosdías,ylogozoconplenitudencadamilímetrodemipiel.Supongoqueaellosedebemipreferenciaporlaliteraturaerótica.Tengo unas cuantas cositas publicadas, “Amarrada a tus deseos” y miparticipación en “El cielo es un orgasmo y otros relatos pecaminosos”destacan.Vengopreparandounaseriedenovelascortasqueestaránbienpecaminosas...Yalescomentéquepuedodeciryhacerloquemeplazcay

complazca…

Elplacerdelascurvas

Xavi se entretenía durante las largas horas de trabajo bajo el solveraniegocomparandolasbellezasanatómicasdelasmujeresquepasabanporsupuestoconlafrutaquevendíaeneste.Eraalgoquehabíaaprendidoahacerdesdechico,cuandoacompañabaasutíoAbdiel,elelectricista,elqueleconversabadelolindasquesonlasmujeresyleibadescubriendo,aveces enmetáforas y otras en palabras subidas de tono, cada una de laspartesagraciadasdelgénerofemenino.EltíoAbdieldisfrutabaporigualatodaslasmujeresquecruzabansucaminocadadía,yesqueeranmuchasyestabantodastanguapasquehabíaquepiropearlas,decirlescosaslindas,buscarles la lengua, que según él era la entrada al resto de ese parqueparadisiaco que son la mujeres. «Xavi», le decía cuando terminaban dehacer una reparación y salían contentos y bien servidos de algúnapartamento en donde la doña se desvivió por hacerles sentir cómodos,«nohaymujer fea, sinohombrequeno sabeencontrar susatractivos.Aveces están allí encimita», decía gesticulando con las manos, como siestuviese agarrando algo en el aire, «a veces, hay que buscarlos másadentrito»,continuabaysereíadesuspropiaspalabras. Desde atrás del carromato convertido en frutería ambulante, ycamuflado por escalones de estantes abultados con frutas de la estación,Xavise lapasabamirandoa lasmuchachasdelpuebloyendoyviniendopor las calles aledañas. Admiraba sus redondeces, estratégicamenteaupadasdentrodelaropainterior,queélimaginabadeencajeblanco,quelasajustabaydelineaba.Seveíapasandosusdedoscercadesusculotes,dejando irconcalculadapericiaelbrochedesussujetadores. Imaginabasumanofragantedemandarinasubiendoporentre laspiernas torneadasdeesasmujeresesculpidasporelreciotrabajoenelpuertocercano.Ensumenteseveíacabalgandolastrabajadashendidurasdelashembrasdepelolargo, grueso, oscuro como la noche, negro como sus intenciones,incursionando con el fruto de sumusa paradisiaca, saciándolas con esaleche con sabor a piña que solo él podía ofrecer. Casi podía sentir elvaivéndesuscurvasencimadesupecho,elregalodeeseoloramanzanaverde, el sabor del mango en aquel delicioso monte y la pulposidad

ilimitadadellulobajosulenguaadicta. Una tarde sudorosa, Xavi seguía con la mirada a una joven deproporciones esculturales mientras pelaba con nerviosismo una naranjajugosa.Elolorcítricoseexpandíasobresupuesto,refrescándolodeaquelinfernalcalentamientodemediatardevacíadegenteenlascalles,cuandoperdiódevistaalajoven.Volvióalapielquedesvestíasobresusmanosya lacarne sabrosaquecolocabaentre sus labiosprimeroparachuparelzumo cuando se encontró con que la mujer, viendo cómo se puso aldivisarla,habíadecididocruzarlacalleydarleelencuentro. —MellamoMaya…¿ytú?—ledijomientrastocabalafruta. Xaviquedóestupefacto.Ensurealidad lasmujeresno lehablabanasícomoasí.Noatinóaresponder.LoúnicoquehizofuebajarlamiradaydejarlaestancadaenelruedodelvestidoveraniegodeMaya. —Reciénnosmudamosparaestepuebloycomosiempreteveoenlaesquina, me animé a pasar a saludar —confesó y lo miró con esainocenciaadorabledequienestáirremediablementeperdida. —Xavi…—murmuróconlavistatodavíaenelvestido. De pronto el sol semovió en el cielo y ahora le pegaba por atrás aMaya,haciendoquesuvestidosevolviesetransparente.Xavisonrióalverlabragadeencajeblancoyelcorpiñoconbrochedelantero. —Xavi…—repitióMaya mientras deslizaba sus manos por entre lafruta.AXavinolegustabaquelemetiesenlamanoasufruta,peroenesaocasión se imaginó queMaya lo tocaba a él—.No sé quéme provoca,Xavi,Xavi,Xavi… Xavisintióunapunzadafortísimabajoelpantalónyluegolaereccióninevitable.Para tratar dedistraer a su camaradade fantasías escogió lasprimerasdosfrutasqueencontróalamanoysedispusoaexplicarlealajoventodoloquesabíaacercadeellas. Nodijomásquecuatropalabrascuandoellaseacercóal temblorosoXavi y haciéndole unmohín burlón se pasó los dedos por sus carnososlabios y luego los viajó hasta los deXavi, quien solo atinaba amirarlaincrédulo, como si todo estuviera ocurriendo en cámara lenta y élestuviese viviendo una experiencia fuera de su cuerpo. Maya sonriócuandocolocósusdedoshúmedossobre los labiosdeXavi.Leexcitaba

buscarlareaccióndelmuchacho. Avanzóhastaquelotuvoaladistanciaideal. —¿Tegustan?—preguntótocándoselosredondossenos. Xavimirócondiscreción. Maya tomó su mano sudorosa y la ubicó en el valle desde dondecrecíanesasfabulosascumbres.Trémulo,Xavinosabíaquéhacerconesepermiso.Miróhacialascallesquecruzabanfrenteasupuesto. —Nohaynadie.Todosduermen—susurróMayamoviendolamanodeXavisobresuspechos—.¿Tegustan?—repitiócasisocarrona. XavihizoungestoycerrandolosojossedejóllevarporelmomentoylamanodeMaya.Cuandosedispusoabesarla,ellaseseparódeélysindecirnadasemarchó. *** A la siguiente tarde Maya regresó para encontrarse con un fruteroarreboladoporlaespera,lapasiónquelamuchachalehabíadespertadoyelcalorendemoniado.Estavezestabapreparado.Oesofueloquepensó. Desdelejoslaviovenir. La valentía de macho encabritado se le fue desmoronando con cadapasoqueelladabaconsusrotundaspiernasqueacababanenunesféricotrasero y el movimiento rítmico, casi hipnótico, de las curvas que seacentuaban en las amplias caderas para luego formar el intenso senderoqueibadesdelasentradasdesucinturahastalascimasylosvallesdesuspechos.Enunmomento,mientrascruzabaunaavenidaplenadetráfico,sedetuvo y volteó para gritarle a un conductor que por distraído casi laatropella; fue entonces que Xavi pudo distinguir la “S” extrema que seformabaalterminarsuespaldaeiniciarsubelloculo. —¡Xavi! —llamó Maya terminando de cruzar hasta llegar a lamedianera—. Espérame. No te muevas—continuó mientras caminaba apasorápidohaciaél. Xavilasaludó.Enlugardeesperarlaenlapartedeatrásdesupuesto,escondidocomosiempreporlosestantesdefruta,sehabíaparadofrenteaeste y la admiraba embelesado desde hacía rato. Cada paso de ella eracomountambordellamadodentrodeélasussensacionesmásprimitivas,

cadamovimientodesucuerpounestremecimientodeldeél.Mientrasmáscerca se encontrabaMaya a su destino, más le temblaban las piernas aXavi,másleflaqueabanlosbrazos,máslehacíapiruetaselcorazón,mássumenteaullabaconplacer,mássusojosseenfocabanconlujuria,mássubocasalivabaconanticipación. EscuchólarisacristalinadeMayaalllegarjuntoaél.Todoacercadeella era tan refrescante comoun jugodepiña enplenoverano.Deseabaprobarsusabor,detectareldulceyelácido,ygustarloporunaeternidaden su paladar.Anhelaba pasearse por esa selva alegre que imaginaba sucuerpoycatarloexóticoensupulpatropical. —¿Me extrañaste? —preguntó mientras pasaba su mano de mujerapetecida por encima de los plátanos que colgaban de la esquina delcarromato,sucabellosueltoondeandolibre. —A ti te gusta encender el fuego pero no quieres quemarte, ¿no?—respondióserioyseacercóaella. —¿Cómo? —contestó inocente pero dejó que sus tibios dedoscaminaranporlosdelamanodelfrutero. Xavi la envolvió con lamirada. Deseaba su olor forastero entre susbrazos, suszumosbañándoleel torso, lasolasdesucuerpomeciéndosebajoelmástildesubarco.Yanoeraelmomentodequitarselaexcitaciónpartiendounmaracuyáparadistraersecon la exhalación fragantede susentrañas. Ni tendría el tiempo de irse al baño para follarse una papayacomohacíacuandolasganasporlasmujeresquepasabanporsupuestolodejabanalbordedelalocura. —Ven acá—le susurró al tiempo que lo empujaba hacia atrás y lobesabaenlaboca. Xavi se sintió transportado apenas sintió los labios gruesos deMayasobrelossuyos.Ellasuccionabaytirabadesulenguacongusto.Deratoen rato pasaba su lengua por la parte de afuera de sus labios y luegorecorríapartedesurostro,hastallegarallóbulodelaorejaeintroducirlalentamente en ese espacio con la clara intención de estimular sus zonaserógenas. Enunmomentoenquelosdoshabíanpausadoparatomaraire,Mayapreguntóquéhabíaenellocaldetrásdeellos.

—Nada. Es un viejo almacén —contestó Xavi y se lanzó amordisquearle la oreja y pasar susmanos por la nuca de lamuchacha,haciéndolagemirquedito. —¿Tieneslallave?—preguntóMaya. —¿La llave?—jadeóXavi, tratandodeencontrar lamejormaneradepasaratocarleesetraseroqueloteníatrastornado. Mayaempezóatemblarylepreguntóporlallavedenuevo.UnachispadelucidezdestellóenelcerebrodeXavi: —Claroquetengolallave.Eldueñomedejaguardarfrutaadentro. —Búscala y abre. Apúrate —suplicó Maya pegándose a él para quesintiesesucuerpocasidesnudobajoesafinatelitadevestidodeverano. Luegodevariosintentosparaabrir,pueslamanoletemblabaaXavidelaantelación,losjóvenesingresaronaunlocaloscuro.Xavilaabrazóconexcitación y la extendió sobre una góndola refrigerada repleta de fruta.Unamezclaconlosolorespredilectosdelmuchachosurgiódeentreesamasa de cuerpos y fruta en que se convirtió el estante inclinado,precisamenteposicionadoparahacerelamor.Noteníasuficientesmanospara tocar en un solo repase todos los atractivos de Maya, así que seconformóconavanzardefronteraafrontera,iniciandoenelredondeldelvestidoyluegosubiendoportodaslasmaravillasqueMayaofrecíayalasqueseaprestóavisitarconcuriosidaddeniñoenparquedeatracciones. Pronto los dos estaban ya perreando con gran energía encima de lafruta. Xavi se animó a voltearla y Maya se dejó. Él sonrió. Sería laprimeravezqueseenfrentabaaunverdaderoculodemujer.Elmuchachotocósuespada,seaseguróqueestabaensupuntoyenfilóhacialapuertaredonditaenmediode losdosbalonesparaditos.Maya se agarróde losladosdelagóndolayrespingósucuerpopararecibiraXavi. ¡ZAS!Lapértigalediodeunasolaalobjetivoypenetróconperfectadistinción.Xavisefelicitómentalmenteporladestrezacasiprofesionalyarrancóameterysacarconfuerza.DeprontoescuchóaMayagritando:«Allí,Allí,Allí».Yélconmásganasledabaalsable,entrandoysaliendo,saliendoyentrando,entrandoysaliendo.YMayaquegritabamásfuerte:«ALLÍ,ALLÍALLÍ».YXaviquecontodasufuerzalapenetraba. Hastaqueunmomento lamuchachasezafóycayendoenel suelo,al

tiempoquevariaspiñascaíanasucostado,ledijo: —¡Bruto!¿Nomeescuchasdiciendo:«Ay,Ay,Ay»? —Puesyopenséquedecías:«Allí,Allí,Allí»—contestóabochornadoyapresuradobuscósu ropaparavestirseysalirdel local lomás rápidoposible. Alverlo tanavergonzado,Maya se le acercó y sensualmente le quitócadaunadelasprendasdesusmanosyarrodillándosefrenteaéllepidióperdónyluegoledijoalgoqueaXavinuncaseleolvidará: —Enséñamecómochupártelaparaexcitartealmáximo. *** Desde esa primera tarde, Xavi se convirtió en el maestro de Maya.Bueno, así le bautizó ella. Maya siempre le venía con las cosas másinusualesylepedíaqueleenseñaracómohacerlas.AvecesXaviteníaquebuscar cómo instruirse en el tema y le aplazaba la clase hasta el díasiguiente. Cada encuentro estrenaban algún nuevomovimiento, como lavezqueMaya lepidióquese lohicieradecabezayXaxi no encontrabacómo agarrarla en posición para que no se le cayese y cogerla de unamaneratanincómoda,tantoquelamitaddelasveceselpobreseterminófollandoalamitaddelasfrutas,peroiguallaslavóylasvendió.Oaqueldía en queMaya trajo un bolsón repleto de juguetes sexuales y le hizoprobartodosycadaunodeelloshastaquelasbateríassemurierondeungranestertormientrasMayachillabadelplacerdelosmúltiplesorgasmoslogrados.PerolomásextrañosucediócuandoMayaseaparecióconunamujermayor. —¿Esteesél?—preguntó lamujersinsiquierasaludarloyempezóamedirlo con la mirada. Incomodándolo cuando se acercaba para verlomejor,comosisetratasedeunespécimenalaventa. Xavi fue a preguntar qué estaba sucediendo pero Maya lo callóponiéndole el dedo en la boca. Ella parecía más interesada en esemomentoenloquelamujerteníaparadecir. Despuésdeunasvueltaslamujersedetuvoysuspiró. Mayaseacercóylepreguntóensusurros: —¿Y?¿Quéteparece?

—Noeslomejorquehevistoenmivida,perotendráqueser…¿Quésabehacer? —Detodo,casi.¿Loquieresprobar? Lamujersuspiródenuevoyasintió. MayaseacercóaXaviyloacariciódearribaabajo.Élquisorenegarpor lo que acababa de suceder y porque la mujer seguía paradamirándolos,peroMayanose lopermitió, lo tomóentresusmanosy lobesó,dejándolegustarsulenguamovedizaporunlargorato. Ya Maya lo tendía sobre una cama de suaves plátanos cuando Xavisintióalgofueradelugar,eralabocadeaquellaotramujer.Xaviintentóquejarse pero solo un gemidito salió de su garganta. Trató también deretirarse pero aquellas caricias lo enloquecían. EraMaya tocándole portodoelcuerpoyesaextrañacolocandosugruesofaloensubocadiestraparamimarloconlalenguayloslabios,metiéndoloysacándolocadavezconmayorrapidezymirándolosensualmientrasselohacíahastaqueelmuchachonopudomásyexplotóen labocay lacaradeesamujerqueparecíaestarpasándoladelomásbien. —Noestámal…—dijo lamujermientrasse lamía los labios—. ¿Mepareceoestosabeapiña?Tendráquerevelarsusecreto… —Tedije…Yaviste…—dijoMayaentusiasmada. Recuperandosualiento,perotodavíaalgoerecto,Xavipreguntó: —¿Quéfueesto? Las mujeres se miraron. La mayor sonrió e hizo un gesto, comodándolepermisoaMayaparahablar. —Estopodríasertuvida,sitedejas,cariño. —Noentiendo.¿Parahacerlocontigo,tengoquehacerloconella? —¿Tegustoono? Xaviasintió. —Entonces,notehagaselmojigato. —¿Podríasconseguirotrosamigosparahacerlo? —¿Más hombres? ¿Cuántos? ¿Cuántos hombres necesitan para

satisfacerlas? Mayaylamujerseecharonareír. —Noparanosotrassolitas,tontín.Estaesmimamá.Seharetiradodemadame pero está aburrida. En los pueblos lasmujeres andan aburridassexualmenteyporesoloshombresvanalosburdeles…¿Sí?¿Quétalsihacemosunlugarendondelasmujeresvenganapasárselabienconotroshombresya lavezaaprender cómosehaceunbuenoral, unculeo,unbesofrancés… Xavi lamiraba sorprendidoperonopodíadejardepensaren lo ricoquelopasabaconMaya.Corrección:conMayaysumamá…mamacita. —¿Unburdelparamujeres? —¡AyXavi,no teolvidesque lacosaeseducativa!Vamosa llamarloBatidos del Paraíso. Tú alquila todo el local. Todito. Adelante va lafruteríayelmostradorparahacerbatidos.Yatrás,pasandolapuertadelcostado,ponemoseltallercitoparaquelasmujeresdeestelugaraprendanasacarlelomáximoasuejerciciosexual.¿Oeresunmachistaquepiensaquelasmujeresnodeberíanexcitarsericoypasarladelomásbienenlacama? Xavinegóconlacabeza: —¿Creoenlaigualdaddelossexos…? —Eso,Xavi,eso.Yaverásquetecambiamoslavida,telahacemosmásdivertida,mássexi,yencimatehacemosmillonario. —Esomegustaría… *** Y así comenzó el original Batidos del Paraíso.Ya llevan docenas delocales abiertos, sobre todo en las ciudades costeras; y aunque no sonmillonarios, viven bastante bien. Si algún día te cruzas con un local,anímate,entraypreguntasiallídanclasesde“batidos”.Lomásprobableesquelarespuestaseasí.

NoaXireau

PRIMERPUESTO EspañaNacida en Alemania (Weissenburg, 1971), actualmente vivo en elmaravillososurdeEspaña.Lectora adicta, romántica empedernida y soñadora sin remedio, di misprimeros pasos como escritora en 2014. Escribo literatura erótica yromántica en cualquierade susvertientes, aunquedisfruto especialmenteconlaparanormal.Finalistayganadoraenvariospremios,heparticipadoenlasantologías:Teveréenelclímaxyotrosrelatospecaminosos(PukiyariEditores,2014);Un paraíso en el paraíso y otros relatos (Editorial Reino de Cordelia,2015). Durante 2015 he colaborado con el Periódico Irreverentes deMadrid y actualmente tengo suscrito un contrato con la EditorialamericanaEllora’sCave,con laqueestáprevistoquesalgandosdemisnovelasantesdelasnavidadesdel2015.Másinformación:www.noaxireau.com

Secretosentrecortinas

Atravésdelapareddecristal,laciudadseextiendeantemíensumásabsoluta y vulgar cotidianidad. Ni siquiera la mágica belleza delalumbradonocturno,quesiempremeha fascinado,escapazdeevitar lasensacióndesentirmepequeña,casinada,devoradaportantainmensidad.Odioesa sensación,esa impresiónde sernadie,deque losojospasenatravésdemícomosifueraaireo,comomucho,quesedetenganenmisimperfeccionesllenosdeburla.¡Mírame!¡Mírame,mundo,porquequieroquemeveas!

Dejo que el albornoz se deslice por mis hombros cayendo en un

montónabandonadoamispies.Elairefríosobremipiel,aúnhúmedadela ducha, me estremece y siento como mis pezones se fruncen,endureciéndose al contacto. Sigue sin fijarse nadie en mí, pero resultaliberador mostrarme al mundo tal cual. No soy perfecta, pero soy.Tampocopuedopresumirdesersexy,aunquenoporesomesientomenosmujer.

Porlacallepasagentesinapenasdetenerse,sinapreciarloquetienenasualrededor.Cadacualmetidoensupropiouniverso,ensusproblemas.Algunoscontantaprisaqueparecequeestuvieranperdiendoeltrendesuvida; otros, extraviados, como si buscaran una señal que les indique elcaminoaseguir.Nadiemirahaciaarriba.Nadiemeve.

A pesar de las horas, aún están los que trabajan. El camarero de lahamburguesería limpia las últimas mesas, probablemente deseandolargarsecuantoantes;elhombredelalimpieza,alquelehanrobadolasnochesparaque losmismosciudadanosqueensuciaron las calles se lasencuentrenlimpiasalamanecer,barrelasaceras;tambiénestálaprostitutadelaesquina,hoyalgoescasadeclientes,queenfrentaconbarbillaaltayhombrosechadosparaatrásalaseñoraquepasarápidamente,arrastrandotras de sí a un desconcertado perro. ¿Qué pensaría esa señora demí siahoraalzaralavista?

Revisolasventanasdelbloquedeapartamentosquehayfrenteamí.Las

escenasqueencuentrosontanrutinariasquelasconozcodememoria:Laamadecasadelsegundofregandolosplatosdelacena;laparejadegayssentadosjuntosanteeltelevisorconsucopitadevinoenlamano.Siempremehepreguntadodequéhablancuandoestánasí.¿Decómoleshaidoeldía?¿Decuántosequieren?¿Dequéharáncuandoseanmayores?Elcalvorellenito del primero está como de costumbre con su portátil, no sé sitrabajandooenganchadoaalgúnjuego…¡Yahíestámifavorita!Lachicaque aprovecha el empleo nocturno de sumadre para traerse al novio acasa.Nuncahe sabidomuybien si sentirme fascinada o envidiosa de supasión juvenil, de su incansable libido, de su bendita inconsciencia osimplemente de la libertad que les permite hacer el amor en cualquierpartedelacasasinpreocuparsedesialguienlosestáobservandoatravésdelascortinasabiertas.

Ahíestán,besándosedesesperadoscontralapareddelcuartodebaño,indiferentesaojoscomolosmíosespiándolesconsecretacodicia.Nohayperversiónenellos,solodeseoyurgentenecesidad;quizástambiénamor,porquealfinyalcaboestánenlaedadparaello.Selesvehermososallí,ensuperfectajuventud.Ella,conelcabelloteñidodeazulcayéndolehastael trasero,suspequeñosyfirmespechosreluciendotanblancosquecasiparece una muñeca de porcelana; y él, con sus ya marcados músculos,moviéndoseansiosocontraella.

Intento imaginar loqueseríasentir los fríosazulejosdelbañocontrami espalda,mis piernas rodeándole las caderas cuandome sujete por eltrasero,aélllenándomeunayotravez…Podríaodiarlaporposeerloqueyodesearíaparamí,porsercentrodeatenciónyadoración,ytambiéndeenvidia,porquenosóloesél,tambiénsoyyoquienestápendientedeella.

Exhibirme en mi más absoluta desnudez ante el mundo ya no essuficiente. En mi interior se despierta el placer de sublevarme ante suindiferencia. La idea de lo prohibido y morboso me seduce. ¿Quieresignorarme?¡Inténtalo!

Con la punta demis dedos repaso el contornodemis pechos, la pielestremecida,mispezonesdurosqueselevantantanorgullososcomoyo.Se siente bien, pero aún lo hacemás el placer de lo proscrito.Necesito

más. Uso mis palmas para cubrir mis pechos, tomar consciencia de sugenerosopeso,paraamasarlos…Mispárpados secierrancondeleite altiempoqueelprimeramagodecalorseextiendepormibajovientre.¿Aquiénpretendoengañar?Verloshaciendoelamoryadejóhuellaentremismuslos,aunqueahorasesientemejor.Muchomejor.

Alabrirlospárpadosmeencuentroconeladonisdelpisodeenfrente.Estáallíenlaventana,igualqueyo,quieto,observándome.Mehacedudar.Miyorebeldeseresisteaparar.Recorrosumusculosotorsodesnudoconmisojos.Noeslaprimeravezquenosconfrontamos.Élnuncafuetacañoconloquemedejaobservaratravésdesuscortinas,niconlasfantasíassecretasquemeregalaparapasarmisnochessolitarias.Chupomisdedosparahumedecerlosantesderegresaramispezones,demostrándoleamiapuestovoyeurcómodisfrutodeesapequeñadosisdedoloralpincharlosyestirarlos.

Me responde. ¡El hombre de mis fantasías me responde! Veo lasmasculinas manos abriendo con calma los botones del vaquero. Suatenciónpermanecefijaenmí,confirmándomequeestáallíconmigo,pormí.Devoroconlamiradacadacentímetrodepielquevadescubriendoysigocautivadaporloshipnóticosmovimientosdesusmanos.Suexultantedemostración de virilidad invoca mi más primitiva y básica feminidad,reclamándome que lo seduzca, que lo marque tan profundamente quejamás olvide a la mujer que esta noche le dio placer. No necesitoplantearmecómo.Sonmismanos,misdedos,milengua,micuerpoenteroquienes toman la iniciativa para seducirlo, para atraparlo en mi red yproporcionarmeelplacerqueanhelo.

Mepierdoenelmomento,entremissensaciones.Élmeconsienteconpaciencia, esperándome, aunque sumandíbula está apretada y su cuerpobrilla con una fina capa de transpiración. Sé que me desea, pero sigonecesitandoalgomás.Misojosregresanporuninstantealacalle.¿Sigosiendoinvisible?

El carrito de la limpieza está abandonado al lado del buzón. A solounosmetros,escondidoenelportal,distingoelchalecofosforescentedelhombreque lo llevaba.Loconozco.Trabajaenestebarriodesdemuchoantes de yomudarme aquí. Es un hombre algo mayor que siempre me

dedicaunsilenciososaludoalpasar.Apenaslevantasurostroyraravezsonríe,aunquesiemprerespondeconunamablecabeceo.Ahíestáahora,conlacabezareclinadacontraelumbral.Sumanohadesaparecidodentrodelpantalón.Memira.Mevedeverdad.Meestremecelamorbosaideadesaberquemañanaal cruzarnosme recordarádesnuday sensual,quemereconocerá como la mujer que le ha regalado este extraño instante deintimidad.Porque lohará,¿verdad?Misdedossedeslizandentrodemí,profundo.Elplacermedoblegahaciadelanteysueltounjadeo.Élseponerígido,despegandolacabezadelapared.Soyelcentrodesuuniversoyestáesperandoqueyoestalleparaél,peroaúnno,aúnnoeselmomento.

Una repentina actividad en la hamburguesería llama mi atención.Alguienestáabriendolapuertatrasera.Metensopensandoenunladrón;perono,essóloelcamarerocon¿laprostituta?Noentra,tampococierrala puerta; sólo la usa como escudo para cubrirse ante los cada vezmásescasos transeúntes. Trago saliva cuando gira a la prostituta hacíamí yalzando sus ojos hasta donde estoy, comienza a tocarle los pechos deforma posesiva. Es algo rudo, pero me excita su urgencia, su deseodescarado.

La luz se enciende en uno de los ventanales. Me detengo. Es Isabel,quienentraensuapartamento,soltandodeformadescuidadaelabrigodediseñador que ha debido costarle dosmeses de sueldo sobre el sofá. Avecesmepreguntocómounasimplepeluquerapuedepermitirseesaclasede lujos pero, a decir verdad, en Isabel nada es sencillo. Ni lo es sullamativacabelleracobriza,nisualucinante figurademodelo,nimuchomenossueleganteindiferenciaantetodo.

Isabelseacercaasuventana.Doyunaceleradopasohaciaatrás.Sientoun nudo en la garganta y ganas de esconderme, pero es una de esasocasiones en que cuantomás ansías huirmás paralizada te quedas. Ellahaceelamagodecerrarlascortinas,peroalvermesedetiene.Lasdosnosquedamoscontemplándonos launaa laotra,evaluándonos.Ellaabre lascortinasconungestodecidido.Enlaformaenquemeojeahayunciertoreto. Al enarcar las cejas y fruncir los labios puedo imaginarme supregunta:

—¿Qué?¿Vasaatreverteconmigo?

Odiosuformadetratarmecomosiyofuerapocomásqueunratoncito

de biblioteca. Alzo la barbilla y regreso al ventanal. Isabel permanecequieta, expectante. Nos mantenemos la mirada. Ella levanta los brazos,deshaciendo las tiras detrás de su cuello y deja que el largo vestido sedesliceporsucuerpohastaelsuelo,quedándoseantemíconnadamásquesuatrevidoliguerodemediasnegras,sudiminutoparchedevellocobrizoy, cómo no, sus vertiginosos zapatos de tacón de aguja. Mi vientre seencogeysientoelcalorderramarseentremispiernas.Isabelesbella,casiperfecta en su altivez. La escena parece poco más que sacada de unapelículaeróticadelaépocadelblancoynegro.

Aceptosuretoregresandoamispropiascaricias.Nosémuybiensiesaellaoamíaquienquierodemostrarquemiscurvasnotienennadaqueenvidiarleasuseleganteslíneasestilizadas,almostrarlemispechosllenosy sensibles.Nopor sermenosperfecta soymenosmujer.Mi curiosidadporvercómorespondeesmásfuertequemivergüenzaanteella.Mueveloslabioscomosihablaraenvozalta.¿Quédice?¿Estáhablandoconotrapersona? Mi mano se detiene. Tardo en descubrir… ¿un hombremoviéndoseacuatropatashaciaella?Estádesnudo,exceptoporuncollary unamáscara negra que le cubre toda la cabeza. ¿De dónde ha salido?Encuentroalgoextrañamentefamiliarenél,peronoconsigoadivinarquées.TraealgoenlabocayseloofreceaIsabel.¿Unafusta?

Mis dedos acaban por recorrer los escasosmilímetros que les faltanpara deslizarse dentro de mis resbaladizos pliegues. Un morbosoestremecimientome recorre al seguir la escenaque se vadesarrollandoantemí.Isabelusalafustaparadibujarunaparsimoniosacariciasobreelcuerpodelhombremientraspaseaasualrededor.Pareceunagatajugandoconsuratón.Porlasojeadasquemeechanoestoyseguradesielratóneséloyo.¿Importa?

Meexcitasuatenciónenmícasitantocomolapecaminosaescenaqueme ofrece. Le tira la cabeza hacia atrás y le obliga a mirarme. Ojalápudiera ver su expresión, pero la máscara me lo impide. Tengo queconformarmeconcomprobarlareaccióndesucuerpoexpuestoantemí,peroessuficiente.Ladiosaenmísedespierta.Nomeimportasiloquelehapuestoduroesvermedesvestidaoelqueyoloestéviendoensumás

humillantedesnudez.

Se gira cuando Isabel da otra orden. Con las rodillas abiertas y lasmanosasuespaldaacabaconelrostrohundidoentrelaspiernasdeella;peronoesesoloquemellamalaatención,sinoeltatuajequeleasciendeporelcodohastaelhombro.¿Notienemijefeunoigual?

Lacuriosidadmeembarga.¿Quéotrossecretoshaydetrásdecadaunadelascortinas?Elúltimopisoestáaoscuras,aexcepcióndeunadiminutaluz rojiza que cada cinco segundos se mueve ligeramente, se para, seilumina,yregresaasulugaranterior.Eselpisodelaescritoraensilladeruedas.Séquevive allímáspor el chismorreode lagentequeporotracosa.Esunaermitañaquedeambulaensupropiomundo.Memolestaqueseescondaantemí.Séqueestáobservandoynoapartomispupilasdesuventana.Abriéndomeaella,dejoquemisdedosjueguenconmiclítorisenrápidoscírculosquemehacengemir.¿Quieresmirarme?¿Verme?¡Aquímetienes!

Unalamparitaseenciende.Apenaspuedoadivinarelrostrodelamujermadura que me observa tomando una profunda calada de su cigarrillo.Pero no importa.Ha tenido la deferencia demostrarme que está ahí, deadmitirlo.Mebasta.Ellaalargalamanohacialalámparayyoescaneoelrestodelasventanas.

El piso del señor calvo ahora está a oscuras, aunque las cortinasentreabiertassemuevensospechosamente.Mehacesonreír.Tambiénenelsalón de la pareja gay se ha apagado la luz, sin embargo me basta laescasailuminacióndeltelevisorparaadivinarqueaúnsiguenallíyquenoesundocumentalloqueestánviendo.

Una nueva ventana está iluminada. Es el piso de mi compañera detorturas,Carmen.Nosmartirizamospracticandospinning,haciendodietasy comparándonos con las demás. Los hombres pasan por su vida a lamismavelocidadqueun trenporunaestaciónsinparadas.Aellapareceno importarle que el desconocido que la embiste desde atrás la hayadesnudadoennadaylahayainclinadocontralaventana.Amídesdeluegoquetampoco.

Ahora,alverlaahí,meplanteoparaquénossometemosambasatantos

suplicios por gustar a los demás. Se la ve bellísima así, con sus ojosbrillantes, las mejillas sonrosadas y los voluminosos rizos negrosrebotandoalmismoritmoenquelohacensusexuberantespechos.Essexyentodasugenerosafeminidad,enlaformaenqueseentregaalplacersinocultarnada.Casipuedooírsusgemidosalsonenquesuúltimacitasepierde en ella una y otra vez. Mis dedos copian sus movimientos, suvelocidad. Los ojos de Carmen se encuentran con los míos. Nuestrosdeseos son losmismos, la necesidad lamisma. Imagino ser ella. Sentircómomeembistendesdeatrás.Cómomesujetan fuertemientrasbuscanatravesarmeyhacermesuya.

Misojosregresanaladonisquemehaesperadopacientemente.Veosuslabiosmoviéndose:

—¡Ahora!¡Córreteparamí!

Medaigualsiesélomiimaginaciónlaquemeloordena.Micuerposeconvulsadejándosearrastrarporlaexquisitaexplosión.Conlosdientesapretados y la cabeza echada hacia atrásmi adonisme acompaña en eltrayecto,pintandoconblancoschorrossucristalera.MisojosregresanaIsabel que chilla su éxtasis a los cielos empujando frenética sus caderascontralabocadelesclavo;alhombredelalimpieza,queinclinadohaciadelante haperdido lamodestia y se desahoga con bruscosmovimientossinimportarlequiénpasedelantedelportal;alcamarero,queahoratienealaprostitutaarrodilladafrenteaélylahaceganarseeldineroquecobra…Laamadecasahadesaparecido,sustituidaporelmaridoqueenfebrecidoparece llevar a cabo un extraño baile detrás de la encimera; incluso laparejitadejovenzuelosestáfrentealaventanacompartiendomiplacer.Miexcitacióncrececoncadaimagen,concadamiradacompartida,concadapequeña explosión de placer que me lleva hacia el traqueteo finalhaciéndomejadearagritosysincontrol.

Dejocaermifrentesobreelcristal,sufríomealivia.Mico-razónlatecontantovigorquesientopalpitarmicuerpoenteromientrasmispiernasapenasmesostienenylasrodillasmefla-quean.Casimedamiedoabrirlos párpados, me asusta descubrir que lo que acaba de ocurrir es soloproductodemiimaginación.

Cuandoporfinmeatrevoaecharunaojeada,miadonisestáapoyado

exhaustocontralapared.Mesonríeymedirigeunguiñodecomplicidad.Mislabiossecurvanporsupropiavoluntad.Isabelseincorpora,memiraycierra las cortinasconbrusquedad.Elhombredelportalha regresadocon su carrito de la limpieza.Me echa un último vistazo, asiente con lacabeza y se pone en marcha. El camarero ha arrancado su motodesapareciendoentreunanubedehumo.Laprostitutaestáapostadaensuesquina como si nada hubiese pasado. En la última planta, la luz delcigarrillo se apaga al igual que las luces del resto de los apartamentos.Carmeneslaúnicaquesigueahí,ahorasentadasobresuhombredeunasola noche. Supongo que cuando sabes que no van a durarte, quieresexprimirhasta laúltimagotadeplacerquepuedandarte.Peroesoyaesalgo entre ellos. Mis piernas están demasiado temblorosas parapermanecerdeespectadora.Prefieromicama.

Las sábanas fríasmevuelvenconscientedemidesnudez,haciéndomeapretarlosmuslosaúnempapadosycorreosos.Deberíairalimpiarmeyponermeunpijama,pero—¡¿quédemonios?!—meniegoahacerlo.Mesientosexy, ¡absolutamentesexy! ¡Sexy en todamimaldita imperfección!Noimportanlasmiradasburlonasolaspalabrashirientesquemeesperenmañanaalpasarporlacalle.Séquehayojosquenuncameveránigual,lade aquellos que han aceptado mi regalo, la de aquellos que me hancompartido.Estoyseguradequenomeolvidarán,quemeconvertiránenparte de su fantasía.Mimano se desliza entremis piernas causando unrepique de placenteros estremecimientos al apretar mi palma contra miaún sensible feminidad.A lo lejos resuenan las sirenas y las bocinas deunaciudadapenasdormida.Amíaúnmequedanhorasparaelamanecerysécómoquieropasarlas.

CharlieBecerra

SEGUNDOPUESTO Perú Nació en Lima, Perú, en 1989. Pudo haberse convertido en una de lasgrandes mentes criminales de nuestro tiempo o en un rankeadonarcotraficante.Encambio,sehizopublicista.AbandonólaPontificiaUniversidadCatólicadelPerújustoatiempo.HacecuatroañosfundóGraceNavarra,supropiaagenciadepublicidad.Deniñofueungranaficionadoalasmentiras,hoylasescribe.ViveenTrujilloconsuesposaysusdoshijas.

Buena,Javicho

Ahí estás otra vez, Javicho. Y sonabas tan convencido la última vez,hastalehicistecreeraNandoqueahorasícambiabas,queahoraerasotro,que no peloteabas. Pero mira dónde has venido a parar. Calato, tiradomirandoeltechoyoliendoelaromaadetergentebaratodelassábanasdelteloalquesiempreregresas.Regresan.

Ahorapues,abrázala,dileamorcito,dilequenohaydíaquenopiensesenellayquesinollamabaseraporeltrabajodeldemonioquenotedejanirespirarylabrujaesaqueteabusa.Aunqueachispado,eldiscursotelosabes al dedillo. Pero no pues, después del polvo la cosa cambia y esasensualidadque tedrenaba un torrente de sangre a la entrepierna, ahorasoloconsigue revolverte lasvíscerasyprovocarteunanáuseacaleta.Laregaste,Javicho.Estásdemalas.

Quiénseibaaimaginarquelacholaseibaacruzarjustoporlafondadonderegabaslagargantaconlosmuchachos.Llególigeritatodaella,ytúquenoquerías.Perolacholateconoce,seesperóaquelascervecitastepusierancontento,parlanchín,machitoycaísteredondito.Yahíestabantuscompadresqueparaalcahuetesnolesgananadieysehicieronlossonsos,losqueveíanparaotroladocuandochapabasdelolindoyteolvidabasdelahora,queteesperabanentucasa.Justolabrujadelaquehablabas,queelprimoselecasayelternoyateloteníalisto,almismotiempoenelquelacholateestampabaelprimerpico.Estásdemalas,Javicho.Ypensarquehacetreshoraserasunsanto,esocreías.

Caballero,tebailasteelboleroylohechoestáhecho.Cierraslosojosypor un segundo te gustaría retroceder el tiempo, pero eso solo te hacesentir más idiota. Mejor te vas vistiendo. Tanteas sobre la mesita de tucostadoysinquerertirastubilleteraalpiso,derramandotuspapelesylosresiduos de tu quincena que se fue naufragando en un mar de cerveza.Siguestanteandopuesnodascontureloj.Porfinloencuentrasdebajodeun calzón que ya no tiene la misma gracia que hace un par de horas,cuandolacholalollevabapuestoyteloqueríasdevorar.Lahoratesienta

deunbrinco,deberíasestarentucasahaceyaunlargorato.

Lacholaestáenunronquebárbaroytedesesperas.Siendosminutosnodespiertalavasaagarraraguantazos.Lasacudescadavezmásfuerte,sientescómotusdedossehundenen lacarne,esamismaque tegustaríaquefuera tandesechablecomoel jebequeacabasdeusar.Cadasegundoque pasa la aborreces más y te ves tentado a dejarla botada como undesperdicioporelcualnoestásdispuestoaresponder.Tranquilo,Javicho,ves cómo comienza a abrir los ojos, no estaba muerta, pero ojalá loestuviera, ¿o no? Con tanta sacudida las has asustado, pero se le pasarápido,ellaconocelarutinatanbiencomotú.

Tehascambiadocomobalayruegasporquenoestésolvidándotedenada, salvo tudignidadhechamigajasenelmiserablecolchóndemediaplaza.Unavezmástetrajeascontuaparienciademaridoejemplar,perotumiserablesustanciaatufadatevaaseguirporunpardenochesmás.Estáshecho.

Enunpestañeoyaestásenelcarro,locoporpisarelfierroafondoylacholaquesedemorahoras.Ahíestáporfin.Sevedistinta,¿no,Javicho?Yanosevetanricacomoantes,peroyasabíasqueestoibaapasardesdeque entraron al cuarto, ya la veías venir. Te consuelas pensando que lomismolepasaatodos,peroloúnicoquesabesesqueatitepasatodoeltiempo.Porlovistoellatampocosesientedelomejor.Defrentesesubióalasientotraserocomoquientomauntaxicualquiera.Segurotútambiéntevesdistinto,compadre.

Finalmentesalistedelacochera,yteparecehabervistoqueelguardiánte miraba y se reía. Qué vas a hacer, Javicho, lo quieras o no, es tucómplice.Éleselquetedicepasa,amigoJavicho,pasaytrampea,lavasapasarbonito,yocierrolapuertaynoteveniDios,yotecuidoparaquetrampeestranquilo,hastalacañita te lacuido, todoporunpesito,amigoJavicho. Sí pues, con todas las veces que has venido, bien podría ser elmejordetusamigos.

BajaslaventanaparaqueentreelaireyventileelinteriordetuVolvo,disolviendo tu remordimiento o por lo menos enfriándolo. Ya estás acuatro cuadras del telo. Volteas una esquina y ya no lo ves más. Hastanunca,dices.Dices.

Laregresadasiempreeslamisma,nuncasehablanycadaquienmira

porsuventana,regalándoseelunoalotrounsilenciocínicoyculpablealavez.Nisiquieraesnecesarioquetedigadóndesequierebajar,yasabesque detrás del grifo, ese que jamás estará en ninguno de tus demásrecorridos.Porahínopasatuvida.

De rato en rato le echas una ojeada por el espejo retrovisor. Con elaspectoquetienenosesabesilehanhechoelamorolehanpegado,igualel maltrato da para ambos. Ya ves, a los dos les gusta verse sufridosdespuésdesentirsequeridos.Sinoparaquélamolestia.Lacholasenotamedio mareada todavía, y ves que se pone a cabecear. Mejor aceleras,Javicho,quesiseduermeenelcarrovaaserotrajaranayestavezsíladejas tiradapordondecaiga.Tecuadrascomoprincipianteynisiquieramirascuandolacholasebajay teazota lapuerta,estásmáspreocupadopor reconocerun rostro familiar, opeor aún, que ese rostro familiar tereconozcay túno tedescuenta.Volteasyyanoestá.Tebastaconesoysales embalado.Tranquilo, Javicho, casi te llevas al canillita encima delcarro.Disculpa,chibolo.Loentenderáscuandotrampees.

Noquieresnimirarelreloj,nopodríasestarmásretrasado.Felizmentenohaymuchotráfico.¿Felizmente?¿Deverdadquieres llegara tucasa?El canillita te ha dado una idea. Fingir un accidente no parece muycomplicado.Contantabestiaalvolanteyaescosadetodoslosdías,ynoseríadifícilencontrarunoquetehagaelfavorcitodecerrarteuncruce.Opuedes darte un buen tope con un poste, igual no te vas amatar.Ves elalumbrado público con elmismo antojo que lleva un can con la vejigallena.Este no,mejor el otro,mejor el que viene. ¡Guarda, Javicho! Pordistraídocasitematasdeverdad.Mejortevasdespabilandoporquenotefaltamuchoparallegar.

Ycomoquéyaestásentucuadra.Desdelejosreconocestucasayestásjustoatiempoparaversaliralbúfaloenelquesehaconvertidolabruja,perdón,tumujer.Apagaselcarroyunavezqueelmotorsehacallado,losgritos que te lanza desde la puerta se oyen, ahora sí, claritos. No teimaginabasqueestabatanasada,¿no,Javicho?Malquebien,tienerazonespara dispararte adjetivos e insultos en parejitas, como agarraditos de lamano: borracho-desconsiderado, lagarto-tardón, hombre-desgraciado

teníasqueser.Perosi teestabaesperandohoras,Javicho,ysepuso todaguapitaporquequería impresionara la familiaconsuvestidonuevo,yaquesumaridonoesmotivodeorgullodesdehacetiempo.Losiento,mivida.Medemoréconunpapeleo.Peroyalleguéymecambiorapidito.Mebaño,mecambioynosvamos,teapuestoquenicomienza.Peroquélindaqueestás,mi…¡Plaff!Tevolteó lacara.Conelprimer tortazobasta.LaLupitateconoce,ocreesquelosinsultostelosdicepordecir.Todosloscalificativosqueoyescadavezque lehaceseste tipodeperradas sonelproducto de un sesudo análisis previo, de una ponderaciónmarcial querecoge todos aquellos defectos que tu condiciónde cónyugeofrece.Asíquelaprimerabofetadasiempreesparahacerterecordarqueningunadetus palabras le llegan tan fuertes y claras como el tufo pestilente que teprecede. Cuando por fin reaccionas, la Lupita te está esperando en elcarro. Apúrate, Javicho, te han dado cuatro minutos más de vida. A laducha,compadre.

Mientras te bañas, y una vez que sabes que lo peor ya pasó, te dejasllevar por la sensación de relajo que siempre te produce el agua fríadespués de una bomba. Por el lado bueno está que por el apuro Lupitapiensaquelodeestanocheessolounadelasborracherasdetodalavida,y lo únicoque en realidadquiere es llegar cuanto antes a la ceremonia.Vercómotulenguadesesperadasetrabaytropiezadentrodetubocaporhilvanarexcusasqueniunniñocreería,latienesincuidado.Porsegundavez en lo que va de la noche te has cambiado como bala. Parece quealguiennosoportaravertudesnudezmediocre;muyadiferenciatuya,quetegustamodelarlaporhostalesybulines.¿Deverdadtequieres,Javicho?¿Osimplementeteusasatimismo?Alomásteentretienesyahínomás.Suficiente.Tampocoeresmuyexigente.

Baja, Javicho, baja. Baja las escaleras rapidito. Ahora que ya estáslimpiecito y bien perfumado. Ya quieres llegar a la fiesta. Quieres queLupitaconlaemocióndelmomentoseolvidelacólera;ysiellaseolvida,túporquéno.Parecequeunavezmáslahicistesuavecitaytesalisteconla tuya, jugador. Ese esmi Javicho. Ese eres tú. Subes al auto, giras lallave,prendeslaradioytefuiste.Lupitaaúnnotehablaperoporlomenosla frenteyano la tiene arrugada.Cambias la emisorapara escucharunabuena salsita, como a ella le gusta. Cada detalle cuenta y mejor irasegurándose para que cuando lleguen a la iglesia, entren de la mano,

comosalieronlaúltimavez.Claroquejamástanfelices.

Sigues conduciendo y te sobresaltas al ver que casi no te quedagasolina.Encualquiermomentotequedasvaradoyahísíquetodosevaaldiablo.Tanbienqueibas.LecomunicasaLupitaquevanatenerquehaceruna parada en el grifo para echar un poco de combustible, y era fácilprevercómoibaareaccionar.VescómolafurianuevamentecomienzaaenrojecerlasorejasdeLupita.¡Animal!¡Perosiserásbestia!Cómoseteocurre andar con un sol de gasolina. Claro, te olvidas de echarle sugasolinaalcarro,perodellenartelaguatadecervezahastaeltopenoteolvidas. Tan bien que ibas, compadrito. A pesar de lo aturdido que tesientesporlanuevacamadadeinsultosqueLupitateacabadeaplicareneltímpano,consiguesllegaralgrifo.Porlovistohaycosasquetepersiguenenestedía.¿Acasonodejastealacholaenungrifohaceunrato?Ves,yalaestásrecordando.

Te bajas para abrir con tu llave el tanque de combustible, sintiendocómo lamirada de tumujer te va horadando la nuca. Ya es hora de irrenovando modelo, Javicho. Introduces la llave y apenas has abierto latapa cuando tumirada se ha detenido a ver un par de pasajeros que nosabíasquellevabasabordo:justobajotuasientoasomanunpardezapatosde tacón alto. Estás congelado y unas gruesas gotas de sudor hancomenzado a perlar tu frente. Justo cuando tus piernas están a punto dedesvanecerse, reaccionas y pides tanque lleno, ante lo cual la réplica deLupitanosehaceesperar.¿Cómoquetanquelleno?¿Notedascuentadelahora?Peromiamor,entiende.Esmejortenerlollenodeunavez…Yano te esfuercesmás, Javicho. Ya ni siquiera te está mirando. Bueno, eshora de desempolvar tus dotes histriónicas y poner en marcha unamaniobradescabellada.Abreslapuertatrasera,muycercadeloszapatos,y te sientas. Según tú, a esperar a que llenen el tanque.Uf, que cansadoestarparadoyestotienepararato.Aúnnopuedescreerquehayassidotandespistadodenorevisarbienelautoenbuscadehuellasqueteincriminen.Claro,pues,lacholaesaestabamásvoladaquetú,quehastadesuszapatossehaolvidado.Choladesgraciada,vasaverahorasícomonotellamo,tedices. El enojo de Lupita, una vezmás, no te defrauda y no se digna amirarte. Mientras tanto, muy lentamente, estiras tu mano para tomarsuavemente los indeseados polizontes.Unavez que los tienes pendiendode las yemas de tus dedos, y con la precisión propia de un cirujano,

consiguessituarlosentierrafirme.Ahorasí,hastanunca.Eslaúltimavezquetevasaltelocontodoycaña.Perdón,eslaúltimavezypunto.

Vuelvesasubiralautocomosinada,pagasyarrancasatodavelocidad.Antesqueelencargadosedécuentadequehasolvidadoalgo.Peroantesde alejartemás, recuerda bien este grifo, para que nuncamás vuelvas apasar por aquí.No vaya a ser que te guarden los benditos zapatos paradártelos la próxima vez que vengas. Para que veas que no siempre laatención y el buen servicio le hacen bien a uno. Los siguientes cincominutos miras de reojo a Lupita sin parar. Tratando de atisbar algúnindiciodesospechaensuactitud.Alparecernosehaganadoconnadaysolosigueenfadadaporquecreequevanallegarprecisosparatirararroza la salida. Justo cuando están a puntode llegar, compruebas con alivioque tu ritmo cardiacoya noparece el de un equino.Tranquilo, Javicho.Vesquenopasónada.Soloqueparalapróximadebestenermáscuidado.Sí,ya,ya,paralapróximaserá.

Aunacuadrayapuedesverquelafiladeautosesenorme.Parecequelafiestavaaestarbuenayqueelprimoteníasuguardaditoparahaberseanimadoainvitaratantagente.Teestacionasalúltimodelafila,aguzaseloídoyalparecerlaceremoniaaúnnohacomenzado.Yaves,amorcito.Ytúquetedesesperabasporllegar,todavíanocomienza.Tedije,Lupita.Setedibujaunasonrisaalverqueellasesonroja.Yasabescomosoy,pues,sonso.Nomegusta llegar tarde.Y como si la paz y el amor irradiaranalrededorde la casadeDios, todoparece arreglado.Bajasdel autoy teregalasunbuensuspirodeairefresco.Yatesienteslistoparaentraralaiglesia,con tuconciencia tranquila,yaque tumujernohade sufrir hoypordescubrirtusinfidelidades.LeestásahorrandountremendodoloratuLupita.Eresunsanto,compadre.

Te extrañas al darte cuenta que Lupita no ha bajado aún del auto. Teasomas a la cabina y la encuentras con la mitad del cuerpo en la partetrasera del auto. Al parecer está buscando algo. Instintivamente, tussentidos se ponen en alerta. ¿Qué haces, amorcito? ¿Qué sucede? Ellavoltea y temira preocupada. Le devuelves lamirada con una expresiónaúnmásgrave.¿Quépasa,Lupita?Dime.Aúnsiguecalladaporuninstanteantesdetraducirsuangustiaenpalabras:«Noencuentromiszapatos».

Tequedastefrío.Telodije.Estásdemalas,Javicho.

MiguelEscobar-Valdez

TERCERPUESTO México NacióenGuaymas,Sonora,México.EstudióenlaUniversidaddeSonoray el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. Esescritor, catedráticodeLiteraturaCastellana, deProblemasEconómicos,Políticos y Sociales de México, docente universitario de RelacionesInternacionales.ConsejerodePrensa,AgregadoCulturalyCónsultitular(en retiro) en el Servicio Exterior Mexicano durante 27 años;conferencistayarticulistaenperiódicosdeMéxicoyEstadosUnidos.Sus libros incluyen: “El muro de la vergüenza” (Random HouseMondadori), “Últimos ritos” (Editorial Diana), “Tiempo de morir”(EditorialDiana),“Elpredestinado”(GobiernodeSonora),“Desafíosdela migración (colectivo con Editorial Planeta), “Historias cortas”(GobiernodeSonora),“Mundopoético”(colectivopoemasyrelatosconEditorialNuevoSer,Argentina).

HaganadocertámenesliterariosenCiudaddelCarmen,Campeche;Tepic,Nayarit;laCiudaddeMéxicoyelEstadodeSonora.Ha recibido reconocimientos como ciudadano distinguido enDouglas yYuma,Arizona,yenAguaPrietayGuaymas,Sonora.

Clic

El más vívido recuerdo de mi tormentosa relación con Juanita Z.Murphyfuesiempreelclic. El clic que se escuchaba al desabrochar ella el cinturón de servicio,preludiodeldespojarsedeluniforme.Yelclicalabrochárselodenuevo,acabandodevestirse,conelqueseponíapuntofinalalasesióndesexo,sudorybroncas.

Eseclicqueconsusecosonidometálicoeraunaelegía,unaoda,quedigo, un concierto sinfónico al erotismo, al placer carnal en todas susmanifestaciones.

Juanita Zamora Murphy era una agente del Servicio de Aduanas yProtecciónFronterizadelosEstadosUnidos.Depadremexicanoymadresalvadoreña,habíanacidoenSantaAna,California.Concuarentaypicodeañosacuestas—elpiconuncalopudedefinirconexactitud—,desusgenes maternos derivaba seguramente ese aspecto sensualón de lasmujeres del trópico. Morena de atractivas facciones entre las quesobresalían pronunciados pómulos, estatura media, derrière generoso yrespingadoypectoralesmunificentes—eranalgonay chichona, pues—,destilaba el tipo de erotismo que muy frecuentemente se asocia conmujeresmadurasdelasquesepiensaqueestánenlaetapadellasthurrah,de la última carcajada de la cumbancha antes de que el climaterio lasconviertaenentesfrígidos.

Sesabíabuenotaydeseada,tantoporsuscompañerosdetrabajocomoporlosvaronesconlosqueentrabaencontactoenelcursodesutrabajoenelpuertodeentradadeDouglas,Arizona.

EnfundadaeneluniformedegruesopañoazuldelosoficialesdelU.S.Customs and Border Protection, la abundante y ondulada melena debrillante pelonegro recogidoy sujetado en todo lo alto por unagruesapinza, la combinación de la vestimenta de servicio que incluía toscosbotinesnegros, las insigniasy laplaquita con sunombre sobre labolsa

derecha de la camisa, y a la cintura, el cinturón tipo militar con dosextremosmetálicosqueseacoplan—deahíel“clic”—,delquependenlaBeretta calibre .40, además de los dos cargadores, el radio, las esposasmetálicas, un cartucho de spray de polvo de pimienta y la lámpara debaterías; todo ello contribuía a despertar las ganas —a propósito dereflejosfreudianos—porlaaúnmuypotablecuarentaitantona.

Yo soy JairoCalixtoRetano, narco demedio pelo. En el casi diariocruzarlafronteraparachecarelbisnesdelladogringo,entroencontactocon esa espléndida matrona que es Juanita Zamora. Frecuentemente metoca como la agente de turno en la garita en la que me piden midocumentaciónmigratoria.

Yesenesecontextocomoseinicialarelación.

La chica se inclinaba sobre la ventanilla del conductor y metíaprácticamente la espectacular pechuga para pedirme la visa láser ypreguntarmesitraíaalgodeMéxico.

—Sólolasganas,oficial—lleguéaresponderleentredientes.

—Excuseme?—contestabareprimiendounasonrisa.

Yde los recatadosalbures lacosa fuepasandoaun flirteodescaradopor ambas partes, y del coqueteo mutuo surge la familiaridad entre lafulanaquesesientehalagadaporlaevidentecalenturaquedespiertaenelaventadofulano,enestecasoyo.

Ensumomentocoincidoconellaenalgúnestablecimientocomercialdel ladogringoyporprimeravez la contemplo sin el uniforme.Semedesprendeelmaxilarinferiorcuandolaveovestida,másbiensemivestida,“de civil”, en minúsculos shorts y una blusita de tirantes que dejadescubierto un plano estómago y apenas encubierto el tetamen que seescapacomoracimodeuvas.¡Coño,quémonumento!

Melearrimo,lasaludolimpiándomeconeldorsodelamanoelhilillodebabaquemeescurrepor las comisurasde los labios,me reconoceyempiezanlosescarceosylosnadasutilesinnuendosdemiparte.¡Sisólomefaltóproponerlefollarahímismo,sobreelpisodelatienda!Totalquemeaceptaunainvitaciónacenar,conlacondicióndequetienequeseren

unavecinapoblación. ¡A las IslasFiji hubiera ido ante la posibilidaddeencamarla!

Cenamosporprimeravezenun lugardeprimera,discretamúsicadepiano, intercambio de confidencias. Me entero de que se casó muyjovencita con un gabacho con el que procreó una hija. El divorcio fueinevitablehabidacuentadelaincompatibilidaddecaracteres.Ellaera—yes—,uncautíndeardienteyélnoteníaalsexoentresusprioridades.TotalqueloúnicoqueconservaJuanitadelmatrimonioeselapellidodecasada,Murphy,y,elpánicoaquelahija,quienacabadedesposarse,laconviertainexorablementeenabuelaenelcortoplazo.

En laprimeracitameporté como loqueno soy, comouncaballero.Salvo el intercambio de miradas lánguidas y algún melodramáticosuspiro, la velada transcurrió en un ámbito de decoro. Ya para abordarellasuautomóvil,medespedíconuncastobesoensumejilla.

Paraelsiguienteencuentro,meportécomoquiensoy,comoelcabrónquesiemprehesido.

Lallevéacenaryabailaryeneseslowdancingcachondodeperfectoacoplamientoentreconcavidadesyconvexidades,quépena,oiga,quemepongotumefacto.Aparece,inevitable,lamadredetodaslaserecciones.Yquédecirle,conesa timidezquemecaracterizaqueme le repegomásyquelahagosentirelrigordelamuerte.Medijeamímismoquepusqué,quedeunabuenavezhabríaqueverdequécolorteñíaelverde.

Yquélecuento,tiñódeverde.

La chica nome abofeteó, nime dejó parado enmedio de la pista debaile y, vaya, aguantó a pie firme la muy advertible tumefacción. Dehecho, se me pegó de tal manera que yo también sentí contra miparalizado asunto esa delicada porción anatómica que suponía yahumedecida,ysurespiraciónsehizoentrecortada.¡Yachingué!,pensé.

No paramos de bailar en toda la velada porque el baile nos permitía

abrazarnosysentirnos,ydehechoacercarnoslomásposible—¡vestidosy de pie!— al acto sexual. Mi calenturienta mente empezó a barajar

opciones:¿cruzar lacercana fronterahaciaMéxicoparadirigirnosamidepartamento?, ni pensarlo, seguramente no aceptaría porque en ambospuertos de entrada, el gringo y elmexicano, todomundo la conoce. ¿Yquétalelmotelitoesealasalidadelpueblo?¿Ysitampocoquiere?Comoúltimaopción está el asiento traserodemiLincolnNavigator, pero conmuchocuidado¿eh?,noquieromancharlatapicería.

Juanita me deja turulato al preguntarme, delicadamente y con vozentrecortada:

—Arewegoingtofuck,orwhat?

Ni siquiera respondo. La tomo del brazo y prácticamente la arrastroporlapistarumboalasalida.Sinpronunciarpalabralaconduzcohastamiauto, lo abordamos y nos besamos salvajemente, como hotentotes.ParamosenelmotelElRancho,unmotelitodepasoalasalidadeBisbee,Arizona.

Esefueeliniciodeunabella,accidentada,sensual,insufriblerelaciónque siempre tuvo como argamasa el sexo. Era el sexo, más bien losexcesosdel sexo, losquenosmantuvieronpegados, enel sentido literaldel término, uno al otro, durante los meses que duró la tormentosarelación.

Juanita era inaguantable. Mujer que se había valido siempre por símisma; de decisiones inapelables en el pequeño coto de poder quedetentaba,enestecasolagaritavehicularqueseleasignabaenelpuertode entrada desde donde atemorizaba a los conductores con un cortante«abralacajueladelauto»;queseregodeabaenelmanejodelascalenturasquedespertabaenelsexoopuesto,habituadaamandarensus relacionesíntimas,seconvertíaenunauténticodoloreneltrasero.

¿Ycómoesqueunmalandrodemicategoría,acostumbradoarifárselaentodomomentoconotrossiniestrosmalvadosenunnegocioenelquese vive bien y se muere mal… y a temprana edad, aguantaba a unaprepotentevieja,mandonayaltaneracomolatalJuanita?

Porelsexo,compadre.

Elsexoconellaeraincreíble,unsexoexcepcional,deparoxismos,de

excesos, de extremos y de todo lo que tenga equis. Las encerronas,usualmente vespertinas, al término de su turno de servicio y a las quellegaba aún de uniforme, siempre en alejadas hospederías, podíandefinirsecomounasucesióndefrecuentesorgasmos,dequejidos,pujidosychillidos,depalabrotaseninglésyenespañol,porquemiDulcineaeraescandalosaysoezenambosidiomasduranteelfajeysobretodocuandoseaproximabaalclímax.

Mrs. Murphy seguramente padecía de furor uterino y su insaciablecuriosidadlaorillabaalaexperimentación—posturasacrobáticas,trucosvariados,voyeurism,etc.—,esosí, la jornadavespertinaqueabríaconelprimerclicununiversodeplacer,concluíairremediablemente,conelclicfinal al abrochar el cinturón, en bronca. Como que la Juaname queríacobraresemaravillosofollarcongritosysombrerazos.

Eseeraelestadodecosasenquesedabalarelaciónentreunaatractivamujerdefuertecarácterqueusabasusatributosfísicosparadominar,yunnarcoalque le ibamuybienenel tráficodeenervantesperoquequeríasalirse del negocio antes de que su cabeza apareciese por ahí,violentamentedesprendidadesucuerpo. ***

Por otra parte, el negocio marcha admirablemente. El cártel del queformopartecontrola las rutasdel trasiegodedrogaeneste sectorde lafrontera. Los dos sinaloenses que arribaron por estos rumbos muyechadospa´delantequeriendodelimitar territorio propio, desaparecieronsúbitamente. El cadáver de uno de ellos fue descubierto flotando en elrepreso de un rancho y el otro perdió la cabeza —literalmente—; lamaltratadatestaaparecióenunahielera.Aúnnolocalizansucuerpo.

Eso sí, cada día me pongo más nervioso al ingresar a territorioestadounidense.NuncasesabequétipodeinformaciónposeenlaDEA,elFBI, o la sección de inteligencia del Immigration and CustomsEnforcement.Mequedamuyclaroquecadavezquemeformoenlalargalíneadevehículos,meestoyjugandode15a20añosdecárcelenalgunaprisión de alta seguridad. Mis documentos migratorios están en orden,respetoescrupulosamente la regla de oro de jamás llevar droga de tipoalguno, ni para distribución ni para uso personal, a bordo del auto que

conduzco,ysiemprevoydesarmado,peroaúnasí,nuncaseestáasalvodeun“chivatazo”.

Pinchesgringos,despuésdequeunolessatisfacesusvicios.

Poresoesqueyamequiero irdeestebisnes.¿Quécaso tieneseguirhaciendomásdinerosieldíademañanamevacíanuncargadordeAK-47en el cuerpo, o voy a parar a una cárcel en donde perderé hasta lavirginidadquetantohedefendido?

Enfrento en este momento una duda existencial: ¿Enmi proyecto devidadespuésde“jubilarme”, tienecabidaJuanita?¿Omi“retiro”abarcatodos los aspectos, la amante incluida? La verdad es que Juanitasimultáneamente me fascina y me encabrona. Tiene unos modosextremadamenteirritantesperoporotraparte,reconozcoqueeselmejorsexoquehe tenidoenmividay laverdad,mepesaperderlo. ¿Entoncesqué?, ¿le pido que deje atrás familia y carrera y queme acompañe? ¿Osimplementecabalgorumboalocasosinmirarhaciaatrás?

Creo que me voy a decidir por cortar amarras de un solo tajo.Resígnate, Jairo Calixto, a no volver a experimentar la ninfomanía deJuanitaZamoraMurphy.

Decidido lo emocional, falta ahora lo del negocio. Voy a armar elcruce de un últimogran cargamento.De cocaína, nada demarihuana.Ycomo no quiero aumentar los riesgos de una salida del oficio noautorizada,tampocopretendotransaralos“pesados”delcártel,porloqueles voy a hacer llegar la parte que les corresponde para que no mebusquen,ysobretodoparaquenomeencuentren.

Despuésdelatomadedecisionesmesientoaliviadoymásligero.

Empiezo a preparar el terreno conmi amante. Con cierta aprensión,habida cuenta de su explosivo carácter, le hablo de que por razones de“negocios” por algún tiempo voy a permanecer fuera de la región. Alcabo de ese lapso, como dijo MacArthur, volveré, y de inmediatoreanudaremoselromanceyfollaremoscomoposeídos.

Ultimé también los detalles de la última carga de droga que voy acruzar, la tranza de mi despedida. Ya tengo el Jeep Cherokee en cuyo

tanquedegasolinavana ir lascien librasdecocay tambiénestá lista laconductora,unaestadounidense.Ysobretodo,estáarregladoelagentedelpuerto de entrada con el que trabajamos para la introducción de ciertoscargamentosmedianteelsiempreefectivosobornoquefuncionaaunoyotroladodelalíneadivisoria.

El sábado tengo mi cita con Juanita, la última, concertadatelefónicamente. Qué curioso, me pidió que le definiera la hora de micrucelomásexactamenteposibleyquepasaraarevisiónenlagaritaenlaque está asignada. Me conmovió mi amorcito. Seguramente que quiererememorarcómoydóndenoshabíamosconocido.

¡Siseráspendejo,JairoCalixto!

Nohayplazoqueno se cumplani deudaqueno sepague, dicenmispaisanosyesasícomosellegalafechadeemprendergraciosahuida,eldíaenelqueporúltimavezescalaré las cimasdel placer sin límites—¡carajo!,quépoético—conJuanitaZ.Murphy;eldíaenque tambiénmecortolacoletadenarco.

Me levanto a muy temprana hora del sábado. Afeitada, duchazo,desayuno ligero a base de jugo de naranja, fruta y cereal. En trusa ydescalzodeambuloporeldepartamentoquehasidomi“leonera”duranteunbuentiempo,detengolavistaenlamonumentalcamaynopuedoevitaruna sonrisa ante el recuerdo de lamultitud de féminas que por ahí handesfilado.Ysemevienea lamenteunaprofundareflexiónfilosóficademiautoría:“Copulo,luegoexisto”.

Alfilodelmediodíaconduzcomivehículorumboalalíneadivisoria,me formo en la hilera que lleva hasta la garita en donde alcanzo adistinguir el generoso trasero, a la Jennifer López, demi amada, ymerelajopensandoenmifuturavida,lacualseiniciaráenunascuantashorasmás.

Llego por fin con Juanita y cuando cumplo con el expediente demostrarlemivisaláserledigo,galáncomosiempre:

—Holamiamor,estásmáshermosaquenunca.Tardesemehaceparaquenosveamosy…

Nomedejaconcluirlafrase.

—Abralacajuela,porfavor—espetacontonoimperioso.

Mesorprendelaorden,eltimbredevozy,sobretodo,elgestoceñudo.

—¿Pasaalgomiamor?—preguntoenvozbaja.

—Abrasucajuelaybajedelauto—reiteraconelmismomodobrusco,

alavezqueparecerehuirmimirada.

No sé si es mera casualidad, pero advierto que Juanita descansa ladiestraenlacachadelapistolaenfundada.Enesemomentolascampanasdealarmaempiezanarepiquetearenmicabeza.

Desciendo del coche y abro la cajuela. El repicar de campanas seconvierteenestruendocuandoveoqueseacercanotrosagentesmás.Unode ellos trae sujeto de una correa a un perro de los usados para ladetección de droga. El pastor alemán husmea en torno al vehículo y desúbitosealoca,jaladelacorreaalagenteyladradesaforadamente.

Mi desconcierto se convierte en estupor cuando veo que Juanitadesenfunda la automática y tomándola muy dramáticamente con ambasmanos,meapunta,alavezqueconvoztronanteordena:

—Coloquelasmanossobreelvehículoynoopongaresistencia.

SipareceunaescenadeunadetantaspelículasdeaccióndeHollywood.

El lugarestáyadesbordadoporuniformadosdeCustomsandBorderProtection, algunos con las pistolas empuñadas. Sin apresuramientos,dándolesaentenderquemepelan…losdientes,apoyo laspalmasde lasmanossobreelautomóvilyunodelosagentesconsupiemeseparalaspiernasymepasalasmanosporloscostadosylaentrepierna,constatandoquenoportoarmaalguna.

—Agasájate, maricón —le digo con voz bajita, para que sólo élescuche.

Eluniformado,detipolatinoyseguramentehispanoparlante,comola

mayoríadelosagentes,nomásenrojece.

Elauto, guiado por un uniformado, es conducido al área destinada asegunda revisión. Oficiales de CBP me conducen a las oficinas deAduanas. Permanezco bajo vigilancia en un cuarto desprovisto de todomobiliario.Me siento como velero sorprendido en altamar y en plenohuracán,desarboladoyalgarete.

Entiendo que estoy en grave aprieto, pero ignoro la profundidad delhoyoenelquesindudaalgunaestoycayendo.Ydesconozcoelporqué,elcómo,elcuándoyelquiénes.

Alcanzoaverporunadelasventanasalcarroestacionadoyalpincheperroquefrenéticosiguedandovueltasensuderredorsindejardeladrar.

¡Ysehacelaluz!

Un oficial se desliza bajo la camioneta y desprende en cuestión desegundos,aparentementedelchasis,unbultoaseguradocongruesacintaaislantegris,elcualexhibe triunfalmente levantándoloporencimadesucabeza,comosisetrataradeuntrofeo.

Estoyperdido.

Entendí ya la puesta en escena. ¡Fui “cargado”! Cómo, dónde y porquiénsoncuestionesyaintrascendentes.

Me queda una duda: ¿Cómo supieron queme internaría precisamentehoy, y por la garita de la agenteMurphy?Tuvo que ser Juanita. Poco apocoempiezanaacudiramimentedetallespreviosqueensumomentoseme hicieron inusuales. Sólo Juanita podía estar segura, conociendo micalenturaporella,dequenofaltaríaalacitaconcertadaparaestatarde.

Siserásestúpido,JairoCalixtoRetano.

No puedo evitar una amarga sonrisa al pensar que mi amante mesacrificó fríamente, sin remordimientos. ¿A cambio de qué?, ¿de unascensoensucarrera?

PincheJuanita,peseatodotevoyaextrañar…

Enesemomentoentranentropellosagentes,conotrosbueyesvestidos

de civil que seguramente son de laDEAo del FBI.Uno de ellos semeacercaymenotificaloqueyasé,queestoyarrestadobajoloscargosdeposesión y transportación de droga y, por conspiración.Y acto seguidosacadelbolsillodelacamisaunacartulinaconuntextoescritoymeleemis“Mirandarights”.

Alarecitaciónrespondoconundesafiante:

—Fuckyoumotherfucker!—quecomoustedessabensetraducecomo:“Nomames,cabrón”.

Yeneseinstanteentraradianteymuysonrienteantelaexpectacióndelrespetable,lacorreteable,encamable,muysexy reinadelcolchónJuanitaZamoraMurphy,meneandolosespléndidosglúteosdebaboraestribor.

Separaaescasoscentímetrosdemíyalcanzoaaspirarsuaromaqueesunafrodisíacoyladeseocomonuncayellalosabeyseregodeaconesapasiónqueporlossiglosdelossiglossantospermanecerá,apartirdehoy,insatisfecha.

Me sonríe y un alocado pensamiento se me viene a la cabeza. ¿Quépretende?¿Plantarmeunbesodelantedetodomundo?

Con la sonrisa congelada en el atractivo rostrodepómulos salientes,me toma de los hombros y me voltea de espaldas a ella, sujeta mismuñecasylasune,colocalasesposasylascierra.

Enelsilencioquesehizodesdesuentradatriunfal,seescuchaelfinaldeestahistoria.

Clic.

NataliaZito

Argentina NacióenBuenosAiresenseptiembrede1977.Esescritora,psicoanalistay periodista cultural. Licenciada en Psicología de la Universidad deBuenosAires.AutoradeAguadelmismocaño,cuentos,Ed.PánicoelPánicoArgentina(2014);La FronteraDurante, co autora, Ed. Outsider Argentina (2014);Cien Argentinos, Antología Revista Luvina de Univ. de Guadalajara, enMéxico (2014); 8choy8cho, Textos e Imágenes, antologada Argentina(2014) http://8choyoch8.com/. Mención especial Concurso Itaú Digital2012eIntegrantedelcomitédelecturaConcursoItaúDigital2013.Primerpremio ConcursoMicrorrelato 2011, Editorial Outsider. Publicó en lasrevistas Anfibia, Casquivana, Lamujerdemivida, La Única; en el diarioPlazademayo.com. Escribe paraEscritores delMundo yEspectáculos deacá. Su blog:www.escribiroreventar.blogspot.com.Coordina el taller delectura y escritura, Escribir con otros desde 2014. Estudió con ClaudiaPiñeiro, José María Brindisi, Graciela Iritano, Ariel Bermani y HugoCorreaLunaendiversostalleresyCasadeLetrasenBuenosAires.

BrownSugar

La agarra por la cintura desde atrás y le mete una mano entre laspiernas.Lahaceentraraunconsultorio.Quintopiso,elquecasinoseusa,donde la Toledo esconde los descartables. Se apoya sobre la puerta yacerrada, no la suelta, le mete las manos, ahora son las dos, entre laspiernas,todavíaporencimadelatelablancadelambo.Ellasequieredarvueltaperonoladeja.Quéputitasepone,doctoraDubois,porquétantoapuro,ledicemientraslemiralalenguadelosStonesquetienetatuadaenelcuello.Eldíaquevioese tatuajeporprimeravezfueenelquirófano,despejadoentrelacofiayelbarbijo;selohabíaquedadomirandoconelbisturíenlamano.Cuandolacruzabaenelpasedeguardia,enelofficeolos pasillos, no paraba de pensar en esa lengua debajo del pelomarrónrojizo,enrulado,oscuro,desobediente.Labuscabaenlasgrietasdelpelosobre la piel o se imaginaba los rulos sueltos de ella entre sus dedos,tirándolelacabezahaciaatrás,parabesarle todoelcuello, luegobajaba,con su lengua y sus labios gruesos, hasta esas tetas firmes que tiene ladoctora.Sequedabaunratoconesaimagenyluegolacambiabaporotraen la que hacía que se arrodillara para chupársela. Era casi siempre lamisma secuencia.Dale, Rosenbrock, hagamos rápido que tengo que ir averaesepacientequeteconté,seoyeapenasdeladoctora,querecuestasucabezahaciaatrás.Lovamosaoperar,lediceél,conunamanoletocalastetasyconlaotraleacariciaelcuello,luegolacarayluegolaboca.Ella atrapa un dedo de él entre sus labios, él observa y acompañamoviéndoloadentroyafueradelabocadeella.Sumujernoharíaalgoasíohacemásdequinceañosquenoselopropondría.Bajaconlaotramanosintiendo el cuerpo encendido de ella y la presiona aún más para quesientaquelatienedura;seescuchasurespiración,quesemezclaconeseolor a asepsia disimulada que tienen los hospitales privados. La agarrafuerte,lepasalalenguaporlapielcercadelanuca,corriéndolelateladelambo.LedijealaToledoquepreparetodo,enunratolooperamos.Esenoesalquehayqueoperar,noestuvomedicado todavía.Ya sé, lo vamosaoperar igual. ¿Estás seguro de que Toledo no tiene que venir a buscarnada?Siviene,lainvitamos,haceratoquemetieneganas.Noseashijode

puta, cuántos años tiene, cuando empecé la residencia la mina ya teníaveinteañosacá.Cuandovosempezastelaresidencia,todavíanotedejabascoger.Ellasedavueltadegolpe, lemuerdeel labioy ledice:¿Yahora,jefe? Ahora te cojo cuando quiero, nena, y le mete la mano dentro delpantalóndelambo.Ellaintentamoversehaciaatrás.Élsiguemirándolaalos ojos mientras le corre la bombacha con los dedos. Ella no puedemantenerlosojosabiertos.¿Otumaridotecogecomoyo?Sosvoselquenocogecontumujer,lediceellaconvozdeperra,comolallamaélyleapoya la palma entera sobre la piel caliente de la pija.La agarra por lanuca y le mete la lengua con bronca. Su mujer debe estar en lo de lamadre,queyacasinopuedevestirsesola,alaquetodavíanosabensilavanainternaroselavanallevaravivirconellos.Últimamenteselapasacon la madre y cuando llega, apenas si se ocupa de los chicos, queaprovechan para estar cada uno en la suya, está exhausta, deprimida operpleja.Anoche,enlacama,luegodehablardelavieja,ellasediovueltaparadormir,élseacercódespacio,acariciándolelacaderaporencimadelcamisón.Ella sequedóquietay luego le sacó lamano.Élestuvoasí,decostado,unbuenrato,hastaquesequedódormido.Vamosaoperaraésteyaldeayertambién.¿Quédecís?,eldeayertuvounsólosíncopeyparamíquefueporqueesadicto,estásloco,Rosenbrock.Letiralacabezahaciaatrás,vecómolosrulososcurossesacudendesordenadosenelaireylasuelta,lesacalapartedearribadelambo,lebajaelencajedelcorpiñoysequedamirándolelastetasredondasyexcitadas,rozándolasapenas.Noimporta,losoperamosigual.Ellalerodealacintura,deslizaambaspalmassobreelculodeélycontinúahaciaabajoparadesnudarlo.Olvidate,¿note alcanza con lo de losmarcapasos? Él le busca lasmanos y vuelve aacomodarseelpantalón.Forcejean.Élleaprietalasmuñecasyselasponedetrásdelaespalda,subiéndolashasta la líneadelcorpiño;mientrasellaquiere soltarse, se lo desabrocha. Siente los rulos rozándole lasmanos.Dejacaerelcorpiñoalpisoylaempuja,haciendoquecaminehaciaatrás,hasta la camilla que está contra la pared, la levanta apenas para que sesiente.Le saca loque lequedadel amboy labombacha, se acercay laspiernasdeladoctoraquedanabiertas.Seseparaunpoco,lasrecorreconlasmanosdesdelasrodillas,haciaelcentro,latoca,deslizandosudedo,despacio, desde abajo hacia arriba, varias veces, observándola,mirandocómoaellaselecortalarespiracióncadavezqueélhundeunpocomássu dedo. Ella le mete la mano dentro del pantalón. Estuve todo el día

imaginándomecómomeibasacoger.Seleponeaúnmásdura.Telavoyametersihacesloquetedigo,Dubois.Vuelveabesarla,feroz,mientrasellacon una mano le araña la espalda por debajo del ambo verde que éltodavía tiene puesto. Me mojé con tu mensaje, estaba atendiendo alpacientedelsíncope,mecalentás,hijodeputa.Megustacuandoteponestan putita. La acerca, ella queda sentada en el borde de la camilla, leacariciaelclítorisconlalengua.Ladoctoraarquealaespaldayseapoyasobresuspalmas,abriendobienlaspiernas.Él lehundelalengua,unayotravez.Seseparaunpoco,respira,paseasudedoporlahumedaddeellayluegoloacompañaconlalengua.Debajodelacamillahayunapiladecamisolinesdescartables.HacepocodiscutióconlaToledoporqueellaleasegurabaquenoquedaban.Fueundíaque tuvoquemandara lavar losdescartablesparanotenerquepedirlesalospacientes,lasmujeressobretodo, que se aparecieran en la camilla para ecocardiogramas,completamente en tetas.Apenas comenzaban con el estudio, igual teníanque abrírselos, pero todos coincidían en que era incómodo que lasmujeres caminaran en tetas hasta la camilla. Sobre todo si eran grandesporque él pensaba en su vieja y luego le costaba concentrarse, inclusocuandoyalespaseabaeltransductorporelpecho.Agarrauncamisolíndelapila, se apura, lo frunce como si fuera un lazo, rodea la pierna de ladoctora, abriéndola un pocomás y la ata a la camilla, le da una vueltasobrelarodillayotronudo.Dale,quetengoqueiraveraesepaciente.Seagacha para desatarse. Él la agarra del cuello y la regresa a su lugar.Todavíanoempezamosnuestrareunión,Dubois.Le sujeta laotra rodilla,demaneraquenopuedacerrarlaspiernas.Compruebaqueestéfirme.Lasataduras se mueven porque la doctora tironea. ¿Y ahora?, le dice él,poniendo las manos de ella otra vez hacia atrás. Estás raro, hoy,Rosenbrock. ¿Te da miedo? Se agacha y le da un lengüetazo entre laspiernas.Asumujernolegustaelsexooral,algunavezpensóquenosedepilaelcavadoapropósito.Vuelveaacercarsubocaaladeladoctora,querespiraprofundo,caliente,irregular,comosinolealcanzaraelaire.No lo hago más si te da miedo. Ella revolea la cabeza hacia atrás y lalenguade losStonesquedaotraveza lavista.Aélse leponemásdura.Ahora tocate. Ella lo vuelve a mirar, con los ojos entreabiertos, comoperdida.Tocate,repiteyleponesupropiamanoentrelaspiernasparaquelohaga.Ellanodejademirarlomientrasapoyasusdedosentreloslabiosy comienza amoverlos, primero lento y luego con ritmo.Él se saca la

partedearribadelamboysemetelamanoparatocarsetambién,sindejardemirarla.Sacaunpreservativodelbolsillo,loabreconlosdientes,selopone y se acerca, juega con la punta,metiéndola apenas y refregándolahacia arriba y abajo. Ella trata de soltarse las piernas. Te gusta vermesufrir.¿Querésquetelameta?Toda.Aldelataquicardiaventricular,quevinodudoso,lovamosaoperar.Metemelá,porfavor,nomehablesdeesoahora,metemelá.Lovasaoperarvos.Dale,dejatede joder,no lo voyaoperar,yatedije.Selameteconfuerzaymientrassemueve,lehablaaloído:quelovaaoperar,quelevanaimplantareldesfibriladoraunquenoestéindicado,quelaprepagalesvaaliquidarigual.Estásloco,diceella,casisinaliento.Yatedije,nuncaestuvomedicado, tuvounsoloepisodio.Se la saca y se separa apenas.Lo vas a operar. Se acerca despacio y levuelveaapoyarlapunta;repartimoslafacturacióntotalentrelostres; looperásydespuésvemoslosporcentajes.Ellatratadecerrarlaspiernas.Selameteysequedaquieto,adentrodeella,mirándola.ConEstebanya lohicimos, si operamosmás de treinta pacientes pormes es unmontón deplata,eseldobledeloquecobrásahora.Lasacayselametedegolpe.Eldoble, ¿me escuchaste? Sos un enfermo de mierda, se ríe. Te gusta. Leacaricia los labiosalmismo tiempoqueestápenetrándola.Ellavuelveacerrarlosojosyelpelocaedesprolijosobrelacara.Hijodeputa,porquémegustas tanto.La toma firmepor lanucay labesacon fuerza.Ella leapoyalaspalmasenelculoyapuralosmovimientosdeélunayotravez.Lovasaoperar,yovoyaestarahí,y lecantaaloídocasiacariciándola:Brownsugar,howcomeyoutastesogood.Basta,nisiquierafumaeltipo,nosvamosacomerunjuicio.Ellatienelastetasmojadasdetranspiraciónque se mezcla con él. Yo no puedo operar a todos, necesitamos que teprendas.¿QuédijistedeEsteban,antes?Queahoravieneysesuma.Dale,no jodas,¿Estebansabequecogemos?No,pero lepuedocontarcómo teponescuandotelameto,seguroleencantaríanlosdetalles.Noharíasalgoasí. Sabes muy bien que sí, y otra vez la toma por la nuca y le hablaentrecortado, mojándole la oreja: que los pacientes no saben qué estáindicadoyquéno,que laprepagano tienemaneradeenterarse,quehaydosotresinvestigacionesquecuestionanloscriteriosdeintervención.¿Ylosriesgos,sisenosmuereuno?Siemprehayriesgos,brownsugar, sinoquéhacesacá.Esdistinto.¿MirásilaToledoseenteraquetedejasatarlaspiernasalacamilla?Nojodas.Operalo,entonces.Nopodeshacereso.Mevolvésloco,Dubois.Hijodeputa,levuelveadeciraloídorespirando

agitada.Megustantustetas.Ellahundesusmanosenelpelocanosodeél,haciendo que vuelva a mirarla. Esta vez lo mira fijo, casi como si notuviera las piernas abiertas y atadas a la camilla, como si él no se laestuvieracogiendoocomosifueraellaquienseloestácogiendoaélynonecesitadecirnada.Élresponde:Estábien,lodelaToledonoesenserio,pero lo vas a operar, Toledo está preparando todo y Esteban iba aexplicarle a la familia que no hay que perder tiempo,mientras yo veníaacá,ahablarconvos.Ellabajasusmanosporlaespalda,clavándolelasuñas,leaprietaelculoconfuerzaycasinolodejamoverse,leacercalabocaalaoreja.Otravezeltatuajeahí.Esalenguaroja,desaforada.

YonnierTorresRodríguez

CubaNacióenPlacetas,Cuba,en1981.Essociólogoynarrador.Egresó del Centro Nacional de Formación Literaria Onelio JorgeCardoso. Ha obtenido entre otros premios: Premio Calendario deNarrativa2010;PremioNacionaldeNarrativaFélixPitaRodríguez,2010;PremioNacionaldeNovelaFundacióndelaCiudadFernandinadeJagua,2011 y PremioNacional deNarrativaEliseoDiego, 2012.Ha publicadolos libros de cuentos “Delicados procesos” (Extramuros 2011), “Estofunciona como una caja cerrada” (Editora Abril, 2011), “Elementoscomunes” (EditorialUnicornio, 2011), “La oscura superficie” (EditorialÁvila, 2012) y la novela “Clavar los ojos al cielo” (Editorial Mecenas,2012).EsmiembrodelaUnióndeEscritoresyArtistasdeCuba(UNEAC).

Elcadáverdeunsueñosobrelahierbamojada

Magnesia Despertédegolpeconunfuertedolordecabeza,elestómagorevueltoylavistanublada.Deunmanotazotratédeborrarlasúltimasimágenesdelsueño: dos rinocerontes blancosmemiraban con indiferencia, como sepodríamirar a un payaso cuando en el camerino borra de su rostro elmaquillaje.Eraunzoológico enorme,peroyo solo sentía atracciónporaquellosdosrinocerontes.Habíaconducidocasicuatrocientoskilómetrosparaverlos,locualyadeporsíconllevaunaltogradodesacrificio,sobretodoconsiderandoquenoséconducir.

Elcartel juntoalmuroofrecíaunadescripciónde laespecie:Familiade mamíferos placentarios del suborden ceratomorfos perteneciente alorden de los perisodáctilos. Actualmente sobreviven cinco especies: elrinoceronteblancoyrinocerontenegro,enÁfrica,eldeJava,delaIndiayde Sumatra, en Asia. Según la clasificación confeccionada por laUniónInternacional para la Conservación de la Naturaleza, las especies derinocerontesdeJava,Sumatraynegroseencuentranen“peligrocrítico”;eldelaIndiaestáen“peligro”,yelblancoseconsidera“vulnerable”.

En aquel sueño, los dos animales estaban muy lejos de lavulnerabilidad.Nohacíanotracosaquemirarmecondesprecio,comosepodríamiraraunabailarinacuandosedescalzalaszapatillas.

Me senté en la cama durante unos segundos. A mi lado dormía unachica desnuda.Estaba tendida boca abajo y el pelo negro cubría toda laalmohada. Traté de recordar la ubicación del baño, caminé descalzotanteandolasparedes,avanzandohaciaunpuntodeluzqueresultóserunaventanaabierta.

Laventanadabaalpatio.Enelpatiohabíaunamatadealmendras,unamesa de plástico, dos sillas y el cuerpo de un hombre sobre la hierba

mojada.

Crucé la puerta del baño. Me incliné en el lavamanos, tuve dosarqueadas,miestómagodevolvióunlíquidoamarillentoquesubiópormigargantacomolenguasdefuego.Magnesia.Carbono.Tamarindo.Semen.Alcohol.Elrostroatormentadodeunhombrejurandoquelafelicidadesunrevólvercaliente.

Abrílallavedelgrifo,metílacabezadentrodellavamanosylleguéacreer, por un momento, que hacia el tragante corrían varias líneas desangre.

Sentado sobre la tapa del inodoro traté de recordar lo que habíasucedidolanocheanterior.Alamentesolomellegabanlasmiradasdelosrinocerontes y el cuerpo tendido en el patio. Abrí el botiquín tras elespejo,me traguéunparde aspirinasy caminéhacia la sala.En el sofádormía una chica desnuda. El pelo le caía sobre los senos. Respirabadespacio,comoimaginoquedebenrespirarlaspersonascuandoduermen.

Dentrodel refrigeradorencontréun litrode lecheymediadocena decervezas.Destapéunaymelatomécasideuntirón.Magnesia.Carbono.Tamarindo.Semen.Alcohol.Elrostroatormentadodeunhombrejurandoquelafelicidadesunrevólvercaliente.

En un descuido dejé caer la botella. El sol entraba a través de loscristales. En un descuido me caí al suelo. La chica acostada en el sofádespertódeapoco,oalmenosparecíaregresardeunviajelargo,algoasícomounviajedecuatrocientoskilómetrossobreunafurgonetaroja,soloparaverlamiradadeunparderinocerontes.

Los colores retornaron al sueño: la furgoneta era roja, losrinocerontes, blancos, sus ojos, azules, el guardia de seguridad quemedijo:«Esosanimalessoncapacesdecomprender tussentimientos», teníaununiformedecolorverde,lamujerquesosteníaalniño,comosideunmomentoaotrofueraasalircorriendo,traíaunvestidomalva.

En un descuidome corté el antebrazo con los cristales de la botella.Chupé la sangre, cual si temiera perderla toda de un tirón. Magnesia.Carbono. Tamarindo. Semen. Alcohol. El rostro atormentado de un

hombrejurandoquelafelicidadesunrevólvercaliente.

Lachicamepreguntólahora,dijoqueselehacíatardeparaalgo,soloque no recordaba exactamente para qué. Buscó por el suelo la ropainterior.EncontróunosajustadoresnegrosyunacamisetaconlaimagendeKurtCobain,unacamisetaquelellegabacasialasrodillas.

Tratédehallarunrelojportodalacasa.Lachicaquedormíaamiladoen el cuarto despertó y me preguntó si ya Donald había preparado eldesayuno.Ledijequeyonuncahabíaconocidoaalguienquese llamaraDonald,quehabíalecheenelrefrigeradoryuntipoenelpatio.

Lamujersacóellitrodelecheyunacerveza.

—Lacombinaciónesbuenísimaparaaliviarlaresaca.¿Tepreparountrago?

Sinesperarrespuestamezclóapartesigualesendosvasos.Melotoméde un tirón. Magnesia. Carbono. Tamarindo. Semen. Alcohol. El rostroatormentado de un hombre jurando que la felicidad es un revólvercaliente.

El dolor de cabeza aún persistía. La chica con la camiseta de KurtCobain regresó del baño. Volvió a preguntar la hora. Me encogí dehombros.Repitióqueselehacíatardeparaalgo.

La mujer que dormía mi lado en el cuarto se puso un vestido azulceleste,unassandaliasmuybajasdecolormarrónyunacadenitaalcuellocon las iniciales G.G. Pensé en Greta Garbo, en Grethel Gonzaga, miprofesoradeportugués,yenGiselleGorka,lachicaquevenderevistasdecineenla7maavenida, juntoalcafédelostoldosrayados.Lamujer,enrealidad,noseparecíamuchoaningunadeesastrespersonas.

—Donald tieneunagujerodebalaen lacabeza—dijo—.Encontré elrevólverenelpatio.

Pusoelarmasobrelamesa.Elsol,filtradoatravésdelaspersianas,lesacódestellosalcañónmetálico.

Carbono

Lachicadelvestidoazulcelesteabriólosestantesenlacocina.Sacóunpaquete de galletas, un pomo demayonesa y dijo que estabamuerta dehambre,quesiempredespiertaconunhambredemuerte.

Preparógalletasparaloscuatro,pensando,quizás,queDonaldpodríadespertardeunmomentoaotro.Creyendo,quizás,queunagujerodebalaenlacabezanoerasuficiente.

Destapéunabotelladecerveza.Subílospiesalasillaymiréatravésdelaventana.Delotroladoestabalacalle.Lafrialdaddelabebidafuecomoun bálsamo para mis lenguas de fuego. Carbono. Tamarindo. Semen.Alcohol.Elrostroatormentadodeunhombrejurandoquelafelicidadesunrevólvercaliente.

Yo estaba muerto de aburrimiento en el Bar Saturno. Acodado a labarrahablabaconelcamarerosobreunmúsicodelabandaRedHotChiliPeppers,quehabíasidoacusadodeabusoinfantil.Enlosnoticiariossalíaelrostrodeltipo.Lospadresdelniñopedíanlapenademuerteconunoscartelesmuymalpintados,hechoscomoaldescuido.

Pedíunacervezamexicana,elbarmanmedijoquesolo teníabebidasnacionales. Hice un gesto de indiferencia, un gesto digno de unrinoceronteblanco,deunanimallejosdelavulnerabilidad,unanimalquepodríamirarte como semira a un pintor, inclinado sobre el fregadero,sacándoselasmanchasdeóleodelasmanos.

Al rato entróun tipo conunagorra de losYankees deNewYork, sesentóenlabarraymepreguntóquébebidademierdaestabatomando.Ledije que en el bar solo tenían cervezas nacionales. Maldijo al bar, alcamareroyalatontaideadeviajaraunpaístannacionalista.

—Estoymuerto de aburrimiento—dijo antes de leer las etiquetas detodaslasbotellasqueadornabanlosestantes—.¿Tienesalgodevodka?—lepreguntóalbarman.

—Solobebidasnacionales—repitióelhombre.

Yo había terminado mi primera cerveza. Estaba listo para pedir lasegunda.

Elhombredelagorraledijoalcamareroquenossirvieradelwhiskymásfuerte.

—Yoinvito—aclaró.

Brindamosporlaaldeaglobal,oporalgoparecidoalaaldeaglobalytomé el trago. Carbono. Tamarindo. Semen. Alcohol. El rostroatormentado de un hombre jurando que la felicidad es un revólvercaliente.

Fijélavistaalacalle,atravésdelaventana,comoqueriendovermásallá,comosielasfaltocontuvieramensajesencriptados.

—¿Novasacomer?—preguntólamujerdelvestidoazulceleste.

Probé una de las galletas. Estaba horrenda. Sabía a magnesia, acarbono.

Eltipodelagorramepreguntóquépodíahacerunoenestepaísparadivertirse.

—Tomarcerveza.Verunpartidodefútbol.Visitarelzoológico.Pedirla pena demuerte frente a la cárcel del condado. Enviarle amenazas aljuez.

—¿Aquínohayputas?—preguntóeltipo.

—Lashay—dije—,seapostanenlaavenida.

Elhombrerevisósubilletera.

—Alláfueratengoelauto—dijo—,teinvitoaunanochedeputas.Healquiladounacasaenelcentro.

Enprincipioquiseresistirme.Nuncamehangustadomucholasputas.Enrealidadnuncaantesalguienmehabíainvitadoairmedeputas.Pensépor un momento en las mujeres violadas, mutiladas y arrojadas aldesierto. Me vino a la mente la imagen de un perro, a las puertas del

basurerodeunazonaindustrial,cargandoentresusdienteselantebrazodeunamujer.

El tipo podría ser uno de esos que violan ymatan.Uno de esos quehacentríos,sevistenconropadecueroyvenlosmaratonesdecuarentakilómetrosporlatelevisión.Eltipopodíaserundepravado,unabusadordemenores,ocolumnistadeundiarionacional.Nuncaantesalguienmehabíainvitadoairmedeputas.Ledijequenecesitabaalcohol.

Elhombrepidiólabotellayavanzamosdespacioporlaavenida,hastaquedoschicasseacercaronalauto,introdujeronsustetasporlaventanillaynosregalaronunasonrisaidéntica,unaperfectasonrisadeputa.

Tamarindo

La chica de la camiseta con la imagen de Kurt Cobain dijo que suimpacienciacomenzabaacobrarsentido.Loquedebíahacerdeinmediatoestaba relacionado con una promesa personal, algo que se habíaprometidoasímisma.

Leaconsejéquehicieraunalistadeobjetivospersonales.

Lamujerdelvestidoazulcelesteechóalsuelomipropuesta:

—No hay nada más tonto que prometerse algo a sí mismo —dijo,mientrassecomíalaúltimagalletademagnesia—,esmuestradelapocaconfianzaqueunosetiene.

—Laspromesassehacenenlabúsquedadeunobjetivo.Porejemplo:unhombreprometedejardebeber,contaldequelarelaciónmatrimonialserestablezca;unguardiadeseguridadprometenoquedarsedormidoentoda la noche, con tal de que no lo despidan; un adolescente prometesuicidarsesi suspadresno leprestanelautopara irseaunconciertodeRedHotChiliPeppers.

—Estoy segura quemi promesa tiene algo que ver con un viaje. Unviajeenfurgoneta—dijolachica.

—¿Enunafurgonetaroja?—pregunté.

—Eso—dijoella—.Enunafurgonetaroja.

Eltipocondujodeprisahacialacasaquehabíaalquiladoenelcentro

de la ciudad. Una mujer se sentó delante, el hombre le acariciaba losmuslos.Laotraseacomodóamilado.Nosupedemomentoquéhacer.Lepusemismanossobreloshombrosylepreguntésunombre:

—MellamoGretaGarbo.

—Tienesentido—ledije—,teparecesmuchoaella.

—TúteparecesaJohnnyDeep.

—Paranada—ledije—.Noexistenpersonasmásdistintas,físicamente,queJohnnyDeepyyo.

—¿Puedo llamarte Johnny?—preguntó yme lamió la oreja con unalenguacomopapeldelija.

—Puedesllamarmecomoquieras—ledije,mientraseltipoanunciabaquehabíamosllegado.

La casa era pequeña. Tenía portal, sala-comedor, cocina, doshabitaciones conectadas por un baño intermedio y un patio dondeseñoreaba unamata de almendras. En el refrigerador había una caja decerveza,unlitrodelecheyunajarradejugodetamarindo.

Una de las mujeres caminó hasta el equipo de música. Revisó losdiscos, dijo que no existía otra banda demúsica en elmundo como losRollingStones.

—Ahínoencontrarásnadaquesirva—advirtióelhombre,fuehastaelcuartoyregresóconunCDenlamano—.Loquenecesitamosesmúsicacaribeña:salsa,merengue,cumbia,algoquenoshagamoverlascaderas.—Ymostróunospasitosdebaile,bastanteridículos,porcierto.

La mujer pasó sus uñas pintadas de rojo por la lista de canciones.Escogióuntemapuertorriqueño.Laotrachica,unocubano.

Sentadossobrelosbutaconesenlasala,nosdispusimosadisfrutardel

striptease.

—Nohaynadamejorparalaresacacomoeljugodetamarindo—dijola chicade la camiseta con la imagendeKurtCobain, despuésdehaberelaboradomentalmenteunalistadeobjetivospersonales.

Fue hasta el refrigerador, tomó la jarra y sirvió para los tres sinpreguntarnossiquiera.El jugoeraamargo,peroaplacaba las lenguasdefuego en mi garganta y sacudía de a poco las imágenes y los saboresenterrados en la memoria. Tamarindo. Semen. Alcohol. El rostroatormentado de un hombre jurando que la felicidad es un revólvercaliente.

Semen

La mujer del vestido azul celeste guardó la mayonesa en elrefrigerador,dijoquesiDonaldnoqueríadesayunar,eraasuntodeél,yfuehastaelcuartoporsuscosas.Leadvertíqueaúnnosquedabacervezayqueaesahoradelamañanaeltransportepúblicosetornabainsoportable.

—Alláafueraestáelauto—dijoella—.¿Sabesconducir?

—No—lerespondí.

La mujer destapó una botella y se sentó a la mesa. La chica de lacamiseta con la imagen de Kurt Cobain aún no recordaba cuál era lapromesa, mucho menos qué cambiaría en el caso de que la lograracumplir.

Regresé la vista a la calle. El sol comenzaba a cubrir los primerosmetrosdelportal.Toméloquequedabademicerveza.Semen.Alcohol.Elrostroatormentadodeunhombrejurandoquelafelicidadesunrevólvercaliente.

Las putas se desnudaron de a poco y luego nos quitaron la ropa.Primero me acosté con Greta Garbo. Luego con la otra chica. Para elfondodelabotellayanosabíacuálmellamabaJohnnyycuálno.

Eltipodijoquedebíamoshaceralgodistinto.Esodelmeteysacayalo

estaba aburriendo. Salimos a la calle en el auto. Paramos en todos losbares,menos en el Saturno. Trazamos unmapa de cervezasmexicanas,húngaras,dominicanas,austríacas,alemanas,francesasynorteamericanas.Alfinal todasnossabíana lomismo,elpaladarsemeatolondrabaynosabía si la lengua demi puta sabía a alcohol, o si el alcohol sabía a lalenguademiputa.

NossentamosenunodelosmurosdelaQuintaAvenidaaverpasarlasluces de los autos. La noche caía lenta y desde la luna bajaba una finaniebla.

—Mañanavaaserundíademuchocalor—dije,mientrasGretaGarbometía su mano enmi portañuela y le advertía al tipo que si queríamosseguirlafiestateníaquedesembolsarotrosdoscientos.

Elhombresacódesubilleteradosbilletesdeacien.Conlamanolibrelamujerselosguardóenlosajustadores.Meabrióelzipperycomenzóachuparmelavergaconmáseleganciaquedestreza,cualsiposeyeraalgoasícomounsellopersonal.

Alratoel tipo ledijoaGretaquesedetuviera,apartó lacabezade lachicaycomenzóachupármela.Enprincipiopenséresistirme,peroluegocreí que seríamuy feo hacerle el desaire, a fin de cuentas él era quienponíaeldineroyyoestabaapuntodeldesborde.Luegomepidióqueselachupara. Media hora después estábamos aburridos de lo mismo ydecidimos trazarunarutaderegresoa travésde lascervezasargentinas,turcas,canadienses,japonesasycubanas.

—Solonosquedantresbotellas—lesdijealaschicas.

Lamujerdelvestidoazulcelestetomóunaydijo:

—BrindemosporeltontodeDonald,quenosedecidealevantarsedelpatio.

Esafuelacervezamásfríadetodalamañana,mesupoasemen.

Alcohol

Devueltaenelapartamento,elhombrecaminóhastaelcuarto,regresó

conunrevólverydijoquejugaríamosalaruletarusa.

—Nohaynadamásdivertido—aseguró—,que jugara laruleta rusa.Vamosparaelpatio.

Nos sentamosalrededorde lamesaplástica.La finaniebla cubría lashojasenlamatadealmendras.Unafrialdadleve,muyleve,comenzabaadescender.

—Yoempiezo—dijoelhombre,yconelentusiasmo,olvidóquitarlelasbalasalrevólver.

LachicasesacólacamisetaconlaimagendeKurtCobain,sepusounafalda corta y una blusa naranja con un escote de lujo. Dijo que habíarecordadolapromesaacumplir.Debíaviajarcuatrocientoskilómetrosenunafurgonetaroja.

Le dije que yo tenía en casa una furgoneta roja y que siempre quisevisitarelzoológico,siemprequiseenfrentarmealaduramiradadeunparderinocerontesblancos.

Lai-SingHuxley

AustraliaNacíenCiudaddeMéxicoen1984,almismotiempoqueTlalocdesatabasuira,peroeldestinomellevóhastaSydney,Australia,dondeactualmenteresido.Encuantopude tomarun lápizyunpapel supequequería serescritora;desdepequeña encontré consuelo en los libros y la creacióndemundosimaginarios.Publiqué un pequeño poemario en el 2005, sin embargo, mi vidaprofesionalsedesvióhacialatecnologíaylaprogramación;que,apesarde parecermuy lejana de la literatura, al final ambos tienen al lenguajecomobase.Siempreheconsideradolapasiónyelsexocomounapartefundamentaldequiensoy.Sabiendoquemivocacióneslaescritura,elcaminosiempreme llevahacia la literaturaerótica,buscandoconmishistoriasencenderno solo el cuerpo, sino también la mente a través de lo que yo llamoerotismofilosófico.

Yasí,adentrándomeenmis treintay tantos,conunahistoria trasotra,elcódigoessustituidoporlasletras.

Priscila

Priscilasaledelbañoymirahacialaenormecama;elhombreduermeprofundamente,bocaabajo,desnudo, igualqueella.Seacercaa laorillade la cama para recoger su ropa pero algo la detiene, deja las prendasdonde están y camina hasta la ventana.El roce de las cortinas dobles almoverserompeelsilencio.Lostenuesrayosdelosfarolesenelexteriortransformanlaoscuridadenpenumbra.Priscilaadmiralaenormeavenidaflanqueadaporrascacielosiluminadosdediversoscolores,elparqueconla fuente en el centro y, más allá, el lago, tan grande que parece untranquilomar.Pegalamanoalcristalysedeleitaconlasensacióndelfríocontrasuardientepiel.¿Alguienpodráversucuerpodesnudo?,¿será laescasailuminaciónsuficienteparamostrarsuesculturalfiguraatravésdelaventana?La ideadequeasí sea la incomoda,masnosealeja. ¿Cómopuedemolestarlecuandosucuerpoestáa laventa?Talvez ledesagradaquequienlavenopagaráporhacerlo. Suspira y se acerca aún más al vidrio, disfruta la frialdad de lasuperficie. Hoy se encuentra más inquieta de lo habitual y no lograencontrarelporqué;alolargodetodalanocheharecordadolaprimeravezqueseacostóconRobert.Desumentenodesaparecetodoloquehadejadoatrásparallegaradondeestá.¿Quédiríansuspadresdesunuevooficio? Cómo pudo, ella, con títulos y maestrías de las mejoresuniversidadesdelpaís,lachicasiempreresponsable,queasusveinticincoaños erayauna alta ejecutiva con una deslumbrante carrera en ascenso,transformarse en una sucia e indigna puta. Lo escucha en la voz de sumadre,acompañadoporungestodeascoydesprecio. Es elmundocorporativo loque la impulsa a abandonar todoaquelloconsiderado respetable para entregarse a sus instintos más primitivos,aquello que ese mundo exigente y rígido, de trajes sastres y agendassaturadas le quitó. Largas horas de trabajo, estrés y fatiga constantelograron,enmuypocotiempo,sofocarelfuegoquedesdesiemprehirvióen ella. ¿De qué sirve ser la directora regional más joven de la firmacuando parezco muerta en vida, cuando las sábanas que antes eran elsímbolo de la pasión ahora son una tumba nocturna? Los

cuestionamientos la atacaban sin cesar durante las juntas, mientras losclientes hacían enormes peticiones que se transformarían en noches sindormir,yanihablardelassemanassincoger.«¿Quiéntienetiempoparael sexo cuando eres la estrella de la firma?», le preguntó una de susamigascuandoseatrevióacompartirsusinquietudesconella. Se acerca a la mesa redonda en la esquina de la habitación, quedabastante vino en la botella; sirvemedia copa. Junto está la cigarrera deRobert,noesunafumadorahabitual,peroavecessedaelgusto.Enciendeun cigarro y en cuanto da la primera bocanada queda decepcionada.Mentolados,tanrealescomoelcafédescafeinado.Deinmediatorecuerdaquesuesposanosabequeélfuma,haydemasiadoqueesamujernosabeacercadesumarido.Regresaa laventanacon lacopaenunamanoyelcigarroenlaotra. Esposasengañadas.Porunsegundosecompadecedeesasmujeres,suspocosclientessontodoscasados.Laexcusaesinvariable,«yonoestaríaaquísimiesposaseacostaraconmigo».Ja.Todasuvida,Priscila sehacuestionadocómoesposiblequeesasmujeresdejendeladoelsexocontantafacilidad.Esposasdeadorno,segurovivendecomprasodesayunandoenelclubdegolf.Nosoloseapiadadeellasporelengañodesusmaridos,sinoporlavidatandeslactosadaqueviven,sinpasión,pensandosoloenzapatosnuevosoquévestirenlasiguientegala. ¿Acaso ella es diferente? Esas mujeres venden su alma a cambio desolidez económica y posición social. Ella vende su cuerpo. Pero no lohagosoloporeldinero,esteeslaconsecuencia,lohagoporqueelsexoesloúnicoquememantieneviva.Nadie le creería si lodijera, tampoco loentenderían,noestá segura de entenderlo por completo ellamisma.Pordineroesquepasóhorasencerradaenunaoficina,pordineroesquemehequedadosola.Estonoespordinero. El dinero nunca fue la razón para acostarse con Robert; uno de losclientesmásimportantesdelaagenciadondetrabajaPriscila,unhombrepoderosoyacaudalado,peronadaagraciadoenlapartefísica,aunqueesono le evitabahacerle insinuaciones cadaque laveía en juntaso eventos.Priscila siempre se negaba a sus sugerencias de la manera más cortésposible.Unanocheenunacenadelacompañía,Robert,convariostragosdemás, le hizo la pregunta de forma directa. «¿Cuánto vale una nochecontigo?».Ella se sintió ofendida, prácticamente insultada y su negativa

fuemuchomenosamabledelohabitual.«Todoelmundotieneunprecio,muñeca, y en caso de que no te hayas dado cuenta, yo tengo el dinerosuficiente para pagar el de cualquiera». Priscila se sintió no soloagraviada, sino atemorizada al imaginar ese futuro que la convertía enmercancía.DespuésdeesanocheevitabaelcontactoconRobert,peroestesiempreencontrabaunaformadeacercarseycadavezlaofertasubía. Unanoche,despuésdeunacitadesastrosa,mientrasposponía,sentadasolaenunbar, elmomentode regresara sucasavacía para enfrentarseconlacamafría,setopóconRobertcuandoélllegabaalmismolugar.Talvez fue que ella ya estaba algo pasada de copas, tal vez fue que estabacansadadenopodersatisfacersusnecesidadescarnalesmásqueconsusdedos,peroesanocheaceptólaofertadeRobert. Seacercadenuevoalamesa,apagaelcigarroyledaungrantragoalvino.ElsaborsecoyamargodelCabernetlallevadevueltaaesanoche,Robertsiempreordenaelmismovino.Lacitóenunodeloshotelesmáselegantesdelaciudad.Priscilasesentíatímida,sinsaberrealmentecómoactuar,él lonotóyse rió.«Nocreíque fueras tan inocente,no tieneseltipo».Ellatratódeexplicarquenuncahabíahechoesopordinero.Élnoladejóterminar,comenzóabesarlayacariciarlaconsuavidadpordebajodela ropa. Aterrada ante lo que implicaba esa noche y en lo que latransformaría, se quedó callada, tratando de parecer entusiasmada; sucuerpo tenso y prácticamente inmóvil la delataba. A pesar de susresistenciasmoralesyemocionales, losexperimentadosdedosdeRobertlahicieronolvidarsusobjeciones,parecíanplumasmientrasrecorríansucuello y aumentaba la presión conforme bajaban hacia sus senos,transformándoseenpinzasalllegaralospezones,ellanopudoreprimirungemidodeplacer.Él la tomópor lamuñecay la llevóa la cama; suagarre no fue dulce, sino firme, incluso doloroso, dejándolemuy claroquiénestabaalmando.Seacostó juntoaella.«Estanochemepertenecespor completo», susurró en su oído al tiempo quemetía con fuerza dosdedos entre sus piernas. Ella se sorprendió por la manera en que esaspalabraslaexcitaronydelohúmedaqueestaba,considerandolopocoquela atraía ese hombre. Ese momento definió todo, descubrió que nonecesitaba atracción física o sentimientos, las puras sensaciones en sucuerpoerasuficienteparadespertarelfuego.Yalasllamasdeldeseoseentregó.Robertquedófascinadoconella e insistía en recomendarlacon

susconocidos.Ellasintiópánicoanteesaideayconmuchaprisasevistió,tomóeldineroysaliócorriendodelhotel.Llorótodoelcaminoacasa. Elmerorecuerdodeesanochehumedecesuentrepiernayendurecesuspezones,losacariciaconsuavidad,casicomosinoquisieratocarlos,perosu cuerpo le exige placer. Voltea a la cama y lo ve dormido, por unsegundoconsideradespertarlo,peroseretractaalinstante,élyapagóporloqueobtuvoyaunquedigaquenoessolopordinero,tienequeaprenderamantenerunnegocio.Seacercadenuevoalaventanaypegaelcuerpoal vidrio, esperando controlar el calor que la abrasa y sube por cadanervio,sinembargosucedelocontrario;elfríocontrasuspezonesdurosyerectosquesehundenenlospechosapretadoscontralasuperficiesololaexcitamás.Suspiraypegalacabezaalvidrio.Observa laavenidaporunlargotiempo,viendocomocadavezhaymenosgenteenlacalle. Losdíasquesiguieronaesaprimeranochefuerondevastadores.Estabadeshecha, recriminándose a cada segundo lo que había hecho, se sentíaasqueada con ella misma. Además de su moral destruida se encontrabasumidaenlaconfusión.Pesealdurojuicioqueseinfligía,nopodíaevitarel sentirse excitada cada vez que recordaba los labios de Robertdevorándola.Esamoralidaddistorsionadacontralaquesiempreluchólatraicionaba.Todos nos vendemos, de una u otra forma, nuestros cuerpos,nuestrasmentes, a veces la vida entera a cambio de un poco de dinero.¿Porquéentonceshabríadesentirsemalporloquehizo,soloporquelasociedad hamarcado que venderse con traje esmás válido que hacerlodesnuda? Nunca compartió esos ideales de castidad sin sentido, nuncaentendióelproblemaqueteníalasociedadconelsexo,nilaculpabilidadque siempre lo acompaña. ¿Por qué negar nuestra propia naturaleza,aquello que nuestros cuerpos demandan para estar sanos, en armoníaincluso? Alaspocassemanasdesuiniciación,recibiólallamadadeunodelosamigosdeRobert,enesemomentonosupoquélahizoaceptarverlo,aunhoy intenta entenderlo. ¿Cómo deshacerse de todos esos valoresimpuestos, de toda la carga cultural, de toda la culpa que genera elabandonarse a ese fuego eterno que hierve en sus venas?Mas cómo nohacerlocuandoestanuevavidaledatodoloquesutrabajocomoejecutivalequita.Eltrajesastreladrena,mientrassudesnudezlanutre. Y ahora, a casi un año de esa noche, se pregunta si es momento de

cambiarlosrascacieloscorporativosporhotelesdealtacategoría.Sulistadeclientesnoeslargaperosuintuiciónledicequeaumentarlanoseríaunproblema;sialgodescubrióenestosmesesesqueaquellosquepasanporsusbrazossepierdenensupasión,ensuentrega,eneldeseo insaciablequedestilaporcadaporo.Cuandoelfuegolaconsume,noessoloaella,sino a los dos cuerpos sudorosos que se revuelcan entre las sábanascalientes. Ahí está su vida, entre besos pagados y pieles que buscanconsuelo por solo una noche. Pero cómo justificar ante su familia yamigos este cambio, el abandonar su brillante carrera. No podría serhonesta con ellos, sabía que nadie lo entendería, cómo podrían; sesentirían asqueados.Más de una vez estuvo en conversaciones donde elhechodetenerunamoralrelajadaerarazónsuficienteparaserjuzgadaycriticada,yanodigamoscobrarporcoger. Un ronquido la saca de sus cavilaciones y la devuelve a su cuerpoardiente. Robert se ha transformado en su amante favorito. Adora susmanos,másgrandesque lasde lamayoría, que aprietan sus senoshastaqueescasidoloroso,paradespuéslamersuspezones.Siendotanalto,supesocasilainmovilizacuandoseacuestasobreella,aéllegustatenerlabajosucontrol,laconoce,legustaexcitarlahastaelpuntomáximoyellase deja. Cuando sabe que ella está a punto de suplicar, la toma de lascaderas y la penetra con fuerza, queriendo ir más profundo que todos.Sueledetenersusbrazoscontralacama,disfrutaverlaindefensa,luchandopara tratar de acercarse a él, moviendo su cadera para recibir cadaembestida con ese sexo siempre ardiente y húmedo que nunca tienesuficiente. Apesardelaculpaydelasdudas,sesabeafortunadaysepreguntaporcuántotiempoduraráesasuerte.¿Quépasaráconellacuandoyanosealajoven seductoraquepuede satisfacer a esoshombresmaduros, cansadosde sus mujeres, ansiando disfrutar de un cuerpo joven y delicado? ¿Sepodrá seguir dando el lujo de tomar solo a ciertos clientes una vez queestesea suúnico sustento?, ¿entonces será prostituta por necesidad y noporgusto,comoellatratadeconvencersequees? Priscila voltea hacia lamesa, a un ladodel vinoy los cigarros ve elrollodebilletesqueRobertdejóahídesdeel iniciode lavelada.Escasiunasemanadetrabajoenlaagenciaenunasolanoche,extiendesumanovacilante,aúnse siente suciacadavezque toma los fajosdebilletesque

esperanporellaenlasmesasolosburós.Tomaunnuevocigarroenlugarde los billetes y se sienta junto a lamesa en la silla de respaldo alto ycómodosdescansabrazos.CruzalaspiernasmientrasfumayalexhalarelhumoconlamiradafijaenRobertuninmensopodersurgeensuinterior.Por primera vez en su vida se siente en control total, por primera vezsientequepuedeserquienellaquiera,sinjefes,sinhorarios,sinataduras,entregadaasuverdaderapasión. Cómo rehusar lavidaque lepermite transformar las juntas endondediscuten frases ridículasypegajosasparavenderproductos innecesariosen promesas de placer y tal vez de nuevas experiencias. Siempre fueabierta y juguetona con sus parejas, mas no fue hasta que comenzó aposeer clientes que descubrió el mejor lugar para experimentar con sucuerpo; aquí, en la camade losmás lujososhoteles esdondepuededarrienda suelta a sus deseosmás oscuros. Ellos quedan fascinados con sulibertad,consusansiasdeprobartodoaquelloqueencasaesimpensable,yellaencuentraquesufuerzaysupoderprovienendelsexo,delapasiónquelaincendia,desaberquecadadíahabráunhombrenuevo,unsabordepiel distinto, otras manos que la recorran, otros cuerpos a los cualescomplaceryaloscualesentregarse. Perobajoesenuevopodersigueexistiendolaincertidumbredelfuturo,eltemorqueleproduceeltratardeliberarsedelamoralidadadoctrinadaporgeneraciones.Llevameseshundidaensuspensamientos,ensusdudasysusmiedos,peroestanochealgohacambiado, su cabeza sehavueltomásfría,suvoluntadmásconciente.Esarazónpuraydestiladaconfirmasus deseos, sus cavilaciones. Finalmente entiende porqué aceptó lasproposiciones de Robert y sus amigos, ella es ese fuego, esa pasiónincontrolable.Estaeslavidaqueansía,paraellasoloexisteunaformadevivir,yesserconsumidaunayotravezentrelosbrazosdeunamantecasianónimo,dondenohay cabidapara las emociones, donde solo el deseosalvaje e instintivo es alimentado, cuando su cuerpo vibra sin límitealguno,cuandoelnéctardelplacerfluyeensuinterior;soloencuentralafelicidad en el roce de las pieles, cuando el aroma de los cuerpossudorosos la embriaga y el miembro poderoso de un hombre abre suslabioshúmedosysellasucuerpo,dejándolasaturada,completa. RobertvuelvearoncaryalversucuerpodesnudoeldeseoseapoderadePriscila,elfuegorecorresusvenas,pulsandocasidolorosamenteentre

sus piernas, ansía la liberación en oleadas de placer. Una tenue línearosada se asoma en el horizonte. El deseo es tan intenso que vuelve aconsiderar despertarlo, pero el cercano amanecer la desanima; solo unacosasehanegadoahacerdesdeelprincipio,pasarlanochecompletaconsus clientes por más que le ofrezcan dinero extra por dormir con ella.¿Seráqueniesohacenconsusesposas? Se levanta del sillón y apaga el cigarro. Del piso toma su ropa. Secoloca el sostén con cuidado, acomodando los pechos en las copas,deslizalasmediasconsuavidadsobrecadapiernayalllegaralfinaldelasegunda acaricia su vulva con los dedos, nota lo húmeda que está,ansiandodeslizar aunque seaunodentrode ella, peroyanohay tiempoparaeso,prefiereguardaresefuegoparasucitadelanoche,clientenuevoy algo en su interior le dice que será prometedor.Quieremantener esedeseovivo,asíqueprefiereecharlasbragasenelbolso,ellargocaminoa casa será un constante recordatorio del ardor que la consume. El solentra con más fuerza en la habitación, se pone la falda con rapidez ymientrasabotonalablusasecalzalostacones.Sialguienlavieravestidacomo ahora nunca adivinaría su profesión, Priscila siempre viste conelegancia,sinimportarsisutrabajoesdetrásdeunescritorioosobrelacama. Toma el dinero de la mesa, siente su peso, su textura rugosa y porprimera vez ese aroma a papel viejo la llena de calma en lugar devergüenza, lo hecha en su bolso sonriendo y sale en silencio de lahabitación,noqueriendodespertaraRobert.Tomauntaxienlapuertadelhotelyseacomodaparaelrecorrido;poruninstantepiensaenpedirlealchofer quepare en su oficina para enviar la carta de renuncia que llevasemanas esperando en la computadora, pero en lugar de eso cruza laspiernas,elcalorylahumedadensusexoseintensifican.Laoficinapuedeesperar,yanoimporta,eselpasado.Sonríe,disfrutandosunuevalibertadylapulsaciónardienteensuentrepierna;ydejaasumentefantasearconlasposibilidadesqueleesperanporlanoche.

PaulHermann

EcuadorEscritor,editoryperiodista.Se ha desempeñado como editor de las revistasLetras del Ecuador, LaCasayCasaPalabras.EditólasecciónCulturadeldiarioElTelégrafo.Hacolaborado con publicaciones como CartónPiedra, Gkillcity,Labarraespaciadora.Haejercidolascátedrasdepreceptivaliterariayderedacciónperiodísticaen laEscuelaPolitécnica delEjército y en laFacultad deComunicaciónSocialdelaUniversidadCentraldelEcuador.HapublicadoPuntosdefuga(Cuentos,2001);Cazadordebrujas(Cuentos,2008);ElDanubioAzul (Novela,2012), yPatente de corso (Entrevistas,2012). Cuentos de su autoría forman parte de diversas antologías. HaparticipadoenlasferiasdellibrodeCeará,Brasil(2009),Caracas(2010),y de Quito (2013). Actualmente cursa una maestría en LiteraturaHispanoamericanaen laUniversidadAndinaSimónBolívaryprepara laedicióndesulibrodecuentos:Baladaparatumuerte..

Paraísomasculino

Lahabíaconocidounmesatrás,sentadaenlatercerafiladelaprimeracolumna,delcursouniversitarioenelquedictabaredacciónperiodística.No ostentaba las caderas de las costeñas, pero tenía las faccionesdelineadasapincel, lapiel tostada,ybajounablusaa rayas,unos senoscomo naranjas, dignas de ser exprimidas, de ser chupadas, en aquellosañosdeinfluenza,comosilavidadependieradelavitaminaC.

Era una típica niña de la generación Poquemón, de aquellas quecrecieron con acordes de grounge y bajo el influjo de la manga y elhentai,elNintendoyelMundialdeCorea.

Cuando me dijo que tenía un hijo, pensé lo que todos los hombrespensamos cuando una mujer nos dice (como advirtiéndonos), que esmadre: que no tenía nada que perder y que más temprano que tardeterminaría acostándome con ella, y le propuse que nos fuéramos a laplaya.

Mientras el conductor descendía por laAloagSantoDomingo tan deprisaquecausabanauseasenlospasajerosconmenosoficio,aprovechélaoscuridad de la cabina y la besé, con la ternura con que se besa a unaquinceañeraal acabarse lamisa, alprincipio; con la lascivia conque sebesaduranteunaborracheraaunaramera,después.Close up de lengua delineando unos labios. Close up de manos

acariciandounossenos.Closeupde lenguaintroduciéndoseenunaboca.Closeupdemanos frotandounasnalgas,unosmuslos pespunteados conhilosnegros.

Entodocaso,laescenamáshardcoredeaquellanochenolainterpretécuandolaarrojéalacamaymehundíensuhúmedayampliacavidaddeniñaaventurera,sinocuandodejécaerlasmaletasalpiso,cerrélapuertadelacalurosahabitaciónylequitélaropa,puestodoaquellolohiceconla ansiedad de quien debe trabajar al día siguiente y teme que la nochecumplasuamenazayseconviertaenmadrugada.

Verónicameconfesó,tiempodespués,quemiansiedadlahabíallevado

a pensar que era uno de aquellos libidinosos que al hallarse unamujerdesnuda lapenetranconviolencia,sincontemplaciones,mientras babeancursisimpudiciasensusoídos.Nolepreguntésialguienlahabíatomadoasí.Dehecho,noconocería losescabrososdetallesde suvida sexual, sicierta tarde,chateando,nohubiesequerido saber simi sexo, comparadocon el de sus anteriores amantes, daba la talla que su tropical vaginarequería.

Supeentoncesque suprimernovionohabíagozadoprecisamente deella, pues le preocupaba tanto cumplir como hombre, que se habíalimitadoacolocarseentresuspiernasyadesflorarlainstintivamentey,enconsecuencia, a traumarla.DeahíqueVerónica, para que la experiencianofueraarepetirse,terminósurelación.

SupeentoncesquelaprimeravezconDiego,susegundonovio,fueaúnpeor,queunanochedetragos,mientrassusamigosbebíanyfumabanenla habitación aledaña, la había persuadido a acostarse, primero conpalabrasdeamor,promesasysúplicas,despuésconreprochesyamenazasy, finalmente, con violencia, pues le aseguró que la iba a tomar decualquier modo y que mejor se relajara e hiciera lo que le pedía. Dospuntos,aparte:

—Quítatelablusa.

—...

—Quítateelbrasier.

—Pídemequetelastoque.

—Tócamelas.

—Pídemequetelasbese.

—Bésamelas.

—Dimequequieresmetertemisexoalaboca.

—Quierometérmelo.

—Dimequequieresquetelopongaentrelossenos.

—Quieroquemelopongas.

—Sácatelaropa.

—...

—Datevuelta.

—...

Eyaculósobresusnalgasysesecóconsusbragas,yaunasí,quisoque

creyeraquenolahabíaviolado.

Supeademás,queapartirdeaquellanocheseconvirtióensuamante.Alprincipio,medijo,seacostabaconélsinmuchoentusiasmodespuésdehacerlastareasdelauniversidad,peroqueundíadescubrióelorgasmoysevolviódescarada;noleimportabaquesusuegraestuvieraencasayquesu novio sintieramiedo.En la habitación, bajo la frazada, le buscaba lacremallera…Entoncesseacostababocaabajoylecontabaalaalmohadalomuchoquelegustabaquesunoviolehicieraelamor.

FueporesosdíasqueconocióaDanilo,unmulatodecabellorizado,labiosabultados,espaldaanchaydescomunalfalo.

Saberque lahabía tomadonouna, sinomuchasveces,ocasionándolesiempre intenso dolor, avivó mi masoquismo y quise saber todos losdetalles. No, nunca le había practicado sexo oral. Ella sí, dos veces, laprimeralorecorrió,cuanlargoera,conlapuntadelalenguaylochupócon delicadeza. La segunda, debió engullirlo casi completo. Ymientrasmás se ahogaba, más su amante se excitaba. Ymientrasmás arcadas levenían,mássuamantelefollabalaboca.

Sí, le gustaban sus senos. Acariciarlos, chuparlos, formar con losdedosunaspinzascomoderopayapretarlelospezoneshastaarrancarlegemiditos.Aella también legustaban suspezones; lamerlos, crear entreellosysulenguaunatelarañadesaliva.

Sí,disfrutabaquelabesaraylaacariciara,peronoquelapenetrara.Se

tensaba como cuerda de violín, gemía, agarraba las frazadas, gemía.Pensabaqueelsexodesuamanteeracomolamujerrechonchaquequieremeterseenunvestidovariastallasmáspequeño.

Sí,apesardeldolorlegustabagemir,puesconDiego,sunovio,nuncahabíapodidohacerlo.

Sí, sí había gritado un orgasmo, tan alto que atravesó el techo y semetióenlasorejasdelosvecinos.Peroelresultadohabíasidodesastroso,puesDaniloseexcitóylatomócontantaviolenciaydurantetantotiempo,queleprovocóundesgarre.Cuandofueaorinar,medijo,sintiócomosilevertieran limónenunaherida,ydurantedosdías tuvoquesentarsealborde de los sillones, pues sentía los labios vaginales completamentehinchados.

Sí,eratantalafricciónysudeseo,quepeseaqueusabapreservativo,terminabaaprisa.

Sí,lahabíatomadodepie.

Sí,lahabíatomadodelado.

Sí,claro,lahabíatomadoenlaposicióndelmisionero,eralaquemásle gustaba, pues en lamedida en que era cadete de policía, los fines desemanasalíacontresideasclavadasenlamente:beber,bailaryacostarseconunamujer, tres ideasquebienpodíanreducirseauna,acostarseconunamujer.

Sí,lahabíatomadodetodaslasformasposibles,peronuncaagatasnitampoco sobre una silla. Si lo hubiera hecho, me dijo mi Verónica, lahabríapartidoendos.

Sí, Danilo la había tomado, la había poseído, la había gozado comonadielohabíahecho,hastaentonces,enlavida.

Verónica no solo volvió con Diego, su novio, sino que durante unadiscusiónlecontóqueelamigocadetequelehabíapresentadoundíaenlacancha de futbol y con cuya novia había estado coqueteando, la habíallamado,lahabíallevadoabailar,lehabíapedidoqueloacompañaraasudepartamentoylahabíahechosuyaenelsofá,enmediodeunreguerode

canguil,alamitad,naturalmente,deunapelículadepolicías.

Apartirdeesemomento,Diegoquisohacerlacompletamentesuya,asíque la tomabaundía sí y otro también, donde le sorprendiera el deseo.Tanfebrilestabaqueunatarde,enelbardeunaamiga,ledijoaéstaqueVerónicasesentíamalacausadelostragos,queleprestaraelcuartodeatrásparaquepudieradescansarunmomento.Se la llevóde lamano, laacostó boca abajo sobre la alfombra, le levantó la faldita, le corrió lasbragas y la penetró en silencio pero con fuerza, hasta curarle laborrachera.

Pero no fue allí dondeVerónica quiso que la embarazara, sino en elcampo,dentrodeunacarpa,conlacremalleradelsacodedormircerrada,paraconservarelolor,paraconservarelcalor,paraconservaralhombrequeamaba.Afindecuentas,todoloqueVerónicaqueríaeraunafamilia:unmaridoparavestirporlasmañanasydesvestirporlasnoches,unhijoparaatenderdurantetodalajornada,unsubibajaeneljardín,juguetesdeFisher Price, pañales, compotas, e incluso, si el paquete la incluía, unasuegradominanteysuvajilla.¿Esmuchopedir?

NARRADOR:¿Esmuchopedirsuseñoría?

JUEZA:Vamosaver...¿Cuántosañostieneelpadre?

DIEGO:Veinte,suseñoría.

JUEZA:¿Ylamadre?

VERÓNICA:Dieciocho,suseñoría.

JUEZA:¡Ahbueno,yaestángrandecitos!¿Yquierencasarse?

DIEGO:No,suseñoría.

JUEZA:¿Yporqué?Disculpelapregunta,jovencito.

DIEGO:Porquesientoqueaúnestoymuyjoven.Quisieraterminarmisestudios,hacerunamaestría,viajarporelmundo,conocerotrasmujeres...

JUEZA:Yaveo,yaveo...¿Yenalgúnmomento lehapreguntado a laniñaqueembarazóquéquisiera?

DIEGO:...

VERÓNICA: Yo solo quisiera tener a mi hijo... Y que el Diego me

quisiera...

DIEGO:Yomeocuparédemihijoeincluso,siquieres,puedovisitartedevezencuando,perodecasarnosnihablar.

JUEZA:¿Yaquéserefiereconocuparsedesuhijo?¿Amantenerlo?

DIEGO:Claroqueno,cómopodríamantenerlosinotengotrabajo.

MADRE DE DIEGO: No se preocupe su señoría, mi marido y yoapoyaremosaestaseñoritaquehaqueridoarruinarlavidadenuestrohijo.Siempreycuando,desdeluego,estédispuestaadedicarseexclusivamentea nuestro nieto, pues ahora el Diego está joven, pero podría llegar elmomentoenquequieraformarunhogar...

MADRE DE VERÓNICA:Yopreferiríaquemihijasecaseysevayasuseñoría, para que no sufra lo mismo que yo, pero si no puede ser demomento,estoydispuestaaayudaramihijayaminieto,afindecuentasunniñonomecaeríanadamalahoraqueheenvejecidoymiesposo,queaún está joven, empieza a preocuparse por otras cosas... Y tampocomecaería nada mal que la Verónica se quede en casa, criando a su hijo,arreglando las habitaciones, fregando los baños, cocinando, lavando losplatos, haciéndome los mandados, pues en mi casa vive un montón degente,missobrinos,incluso,queestánenlauniversidadyquenopueden,comovaroncitosqueson,ocuparsedeesascosas...

JUEZA:¿Quédiceseñorita?

VERÓNICA:Quequieroteneramihijo.

Un añomás tarde la conocí, sentada en la tercera fila de la primeracolumna,delcursouniversitarioenelquedictabaredacciónperiodística.Y aunque la primera vez que la invité a salir me dijo que no(probablementeporquehorasatráshabíaestadoenelparqueconDiegoysuhijojugandoalafamiliafeliz),llegóamividanoenlaespumadelaorilla,sinoenunagranola.

Ycocinamosnuestroamor,afuegointenso,enrestaurantesytiendasde

discos, en libreríasy canchasde tenis, enpiscinasy saunas, en acerasyautopistasy,porsupuesto, tambiénenhotelesolorososa lavanda,en losque escuchábamos a Jaime Sabines describirnos, a nosotros, losamorosos;enlosquedescubrimosqueJapóncabeenunmuro;enlosqueterminamos de perder nuestra religión, como el señormuy viejo y conunasalasenormesdelcuentodelGaboquebailaunacancióndeR.E.M.ycreoqueeso,paraunasolavida,bastayhastasobra.

Yaunquelosfantasmasdelosmuertosdeamorquehabíadejadoenelcaminonosacosaban,decidíquedarmeconella;podíanhaberotrasmásaltas que ella, más altas, podían haber otras más bellas que ella, másbellas, pero ninguna tendría sus ojitos de luna media, su facultad demaravillarse ante las manifestaciones de la ternura, su sensibilidad, sutalento para leer almas, su entrega a contra viento, a contra marea, sucapacidadparaabrirlaspiernasalmismotiempoqueelcorazón.Poresosupequeerahijademadresoltera,omejordicho,casadaconunhombrequenoeraelquelaembarazóy luegosenegóacasarseconellayque,para colmo, se convirtió en el rector del colegio en el que Verónicaestudióysegraduó,paradarleunabofetada,conhonores.

Erahijademadre soltera,omejordicho, casadaconunhombre quesiemprelarespetó,peroquenolaquisorealmenteensucasa,asíqueasumadrenolequedómásalternativaquellevarlaalbosque(cuidandoquenodejaramigas de pan en el camino), para que la devoraran los lobos. Ycomoenelcuento, fueadar,noa lacasitadechocolate,sinoa ladesuabuelo, el clásico costeño de piel rojiza, guayabera blanca, pantalón decasimiryzapatos cafés, quebebeybaila, sevadeputasymaltrata a sumujeryqueunmaldíaleechalaculpadesusfracasosalDiablo,tomalasendadelSeñoryleordenaasufamiliaseguirsuspasos.

¿Cómo sería una oración demiVerónica?La conocí tanto, que creosaberlo:

«GraciasDiosmío por haberme hechomujer en unmachista pueblocosteñodelEcuador,graciasatuvoluntadyconbaseentupalabra, tuvequeaprenderabarreryabaldearparacomplaceraloshombres,alimpiary a lavar platos para complacerlos, a coser y a fregar la vajilla para

complacerlos, a obedecer sus órdenes para complacerlos, a hacer dietapara complacerlos, a embarazarme y renunciar a mis sueños paracomplacerlos, a trabajar en cualquier cosa y por poco dinero paracomplacerlos,mientrasellos,comotú,andanporahí,libres,diciendoquesureinonoesdeestemundo.GraciasDiosmío,peroalmorir,porfavornomellevescontigoatuparaísomasculino».

Sí, Verónica, en el paraíso masculino te volverías a encontrar conhombrescomoelpadreque tenegó;hombrescomoelabuelo religiosoparaelquetodaslasmujereseranprostitutasosirvientas;hombrescomotuprimernovio,quequierendesfloraratodaslasmujeresdelcaminoy,sin embargo, casarse con una virgen; hombres como el Diego, que seemborrachan y se ponen libidinosos y tratan a su mujer como a unamuñecainflable;hombrescomoDanilo,querecogenatodaslasniñasquepidenaventónenelcamino,parasentircómoseestremecenalempalarlascomoaenemigosotomanos.

Ycomotambiénelparaísomasculinodebedividiraexhibicionistasdevoyeristas, te encontrarías, mi complaciente Verónica, con hombrespeores, conhombrescomoyo,que tepediríanque teacuestescon tuexamanteDanilo,únicamenteparaverteyexcitarse.

Aunquenocompartíalapasióndesusamigosporlasorgías,VerónicacedióamipedidoyabriósuchatdispuestaacontactaraDanilo.

DaniloMorales,titilóelnombredelpolicíaenlabarradeherramientasalcabodeunmomento.

—Dilehola—lapersuadí,alverquedudaba.

—Holacorazón—losaludóVerónicacomosiemprelohabíahecho.

—Holavidamía.¿Dóndeandas?—lepreguntóDaniloconautoridad,algoqueselepreguntaaalguienpróximoycotidianoy,deningúnmodo,a la amiga que se ha distanciado.Y recordé que al regresar de la playaentradalanoche,Verónicalollamódesdelaestacióndebusesparaquelafueraabuscar,yrecordétambién,quelovolvióallamar,enmicara,paraenvenenarme,elviernesdelasemanaenquenofuiasucasaningúndíapeseaquetodasufamiliasehabíaidodeviaje.

—EnlaoficinadelDarío—respondióVerónicaalgodefinitivo,antes

dequelascosassecomplicaran.

—¿Yquéhacesahí?

—Hablandodeti.

—¿Demí?

—Sí,lehehabladoaDaríodealgunosdenuestrosencuentrosysehaexcitado tanto que me ha pedido que te pregunte si quieres hacerme elamoralmismotiempoqueél.

Aguardamosaquerespondierauninstanteinmenso.

—Pregúntalesisigueahí—ledijeamiVerónica.

—¿Estásahí?

—¿Cuándo?—preguntófinalmente.

—Dilequeahora.

—Siquiereshoymismo.Nosotrosteiríamosaverdóndenosdigas,ydespuéstedejaríamosenelmismolugar.

—¿Y dónde iríamos? —quiso saber Danilo para terminar deconvencerse.

—DilequealFlamingo.

—AunodelosmotelesdelaPrensa.

—Ok—aceptóDanilo—. Entren al parqueadero del Supermaxi de laEloyAlfaroalascinco,ybusquenunpatrullero.

—¿Enquécarrovanaestarustedes?

—EnunVolkswagenrojo.

—Ok, niñita, ya sabes lo que te espera—sentenció su ex amante, ycerrólaventana.

Al ver especialmente bella a una mujer que pudo haber sido suya,

caminando del brazo de un tipo de ascendencia irlandesa como yo, seturbó,peroeldeseodevolveraprofanar la rosadacavidaddeVerónicaconsusexodeorcolosobrepuso,ytrasbesarlaenlamejilla,poniendo,almismotiempo,unamanoensucadera,cerrólapatrullaconelcontroldelllaveroynossiguióamiauto.

Le abrí la puerta de atrás, aguardé a que se subiera y quise cerrarla,peroélinterpusosuinmensamanodeestranguladorylepidióaVerónicaquefueraasulado;comonoesperabaquelascosassedierantandeprisa,apenassituvotiempodededicarmeunamiradadeincertidumbreantesdequeelpolicíalatomaradelamanoylasentarajuntoaél.

Mepusealvolantedelautoytomélaavenidaoccidentalcondireccióna los moteles. A Danilo no le importó que los vidrios del auto noestuviesenpolarizados,yenelinstantemismoenquearrancamos,pusosubrazo alrededor del cuello de Verónica y empezó a besarla con susinmensasjetasdelCongo.

Entonces sucedió. En lugar de comportarse como una sacrificadamarioneta,Verónicasevolviótodajadeos,acaricióelpechodeDaniloyabriólaspiernasparaquepercibieraelolordesudeseo.

Mmm… se quejó un poco cuando el dedo de apretar el gatillo delpolicíaseintrodujo,conmuchaavidezypocaconsideración,ensuvagina.

Verónicadeseósabercómoloestabatomandoy,sindejardebesarasuamante,buscómisojosenelretrovisor.Alvermicelosaexpresióntocómi hombro como si estuviera en la camilla de un hospital, me hizoentenderquemeamabayestabaconmigo,peroquenopodíahacernadapara evitar mi dolor. Y celebró, impúdica y ruidosamente, su primerorgasmo.

Unavezenelcuartodelhotel,parademostrarmequeapesardelgritoque lehabíaarrancadootro,eramía, sequitó frenéticamente la ropa, searrodillóantemisexoyempezóabesármelocondelectación.Leacariciélossenos,lanuca,ymiré,reflejadoenelespejodelapared,amedialuz,alhombrequetantasveceslahabía tomado;noeraunafrodescendiente

de cañaveral, pero tenía un miembro combado hacia arriba que habríahechoaunarameraviejasentirsevirgen.

CuandoVerónicavioaDanilo,desnudojuntoamí,sacómisexodesuboca, y sin dejar de frotármelo, tomó el suyo, lo masajeó, trató a suglandecomoaunheladodechocolate,yvolvióaocuparsedemí.

Puesto que al policía debía asquearle meter la lengua donde otroshabíamos introducido nuestros malolientes peces, la ensalivó con losdedos, le separó los labios vaginales, colocó entre ellos su pesado ygruesosexoylointrodujoamedioestoque.

¡Ahh!, se quejó Verónica, me tomó fuertemente la mano, apretó losdientesyabrióloslabios.¡Ahhh!,volvióaquejarse,penséquesudelgadocuerponotardaríaenromperseendosmitades,peroenlamedidaenqueDanilo la penetraba con delicadeza, sin entrar ni salir demasiado, suvaginanotardóendilatarseysusquejidosseconvirtieronenjadeos.

MMM,repetíaconmayúsculas,meapretabalamano,poníalosojosenblanco.MMM,mientrasDanilo,aferradoasuscaderas,laembestía,ahora,conmayorviolencia.MMM,mientrassusnalgaseranmachucadas,MMM,mientrassussenosblandosdetantoamamantarsebamboleaban.

Quiseentoncesqueelpolicíaseretorcieraenunespasmo,quesacarasupepinillodelagujerodeVerónicayvertieraellitrodeesperma,quedesegurosusinmensostestículosguardaban,ensusnalgasoensuespalda,oinclusoestallara en sumatriz sindignarsepreguntarle si podía terminaradentro, para que saciara definitivamente su deseo; pero no sé si porconsideraciónamí,oporquequeríaprolongarlaorgía,dejódebombearymepidióquecambiáramosdelugar.

Verónicaexhaló,tomóelcomplacidoglandedeDaniloyselometióenlaboca.Entanto,yomecoloquédetrásycomprobéqueesfalsoaquellodequelasvaginasseacoplanalossexosdesuscompañeros,pueslasuyaestaba tan rojaydilatada, queni siquiera le rocé las paredes.Fue comointroducir un pie talla veinte en un zapato cuarenta y cuatro.Probablementeniseenteródequehabíaentrado.

Y cuando en un ataque de impotencia quise penetrarla por detrás sin

advertírselo, abrirle el ano como un girasol, castigarla por gozar delinmenso sexo de otro, noté que el policía, completamente delirante,intentaba introducirle inútilmente, todo el sexo en la boca. Así que laacosté boca arriba y me arrodillé frente a su rostro para que pudierabesármelo. Él, por su parte, se colocó entre sus piernas recogidas enformadepirámides,asiósussenosyempezóatomarlalentamente.

MMM,volvióVerónica a disfrutar el ritmo, tanto que pormomentossacabamisexodesubocayseconcentraba,únicayexclusivamente,enlaanacondaqueseabríapasoensuútero.MMM,MMM,gritó,susgemidosaritmodecuatrocuartos,MMM,MMM,MMM,MMM,lepidióalpolicía,acariciándole los brazos, mirándolo con súplica, que siguiera, queaguantara.

Este empezó a metérsela y a sacársela, de la punta a la base, a lavelocidadconquesemueveelpistóndeunautodecarreras,talcomolavez,recordéunadelasconfesionesdeVerónica,enquelahabíamandadoconloslabiosvaginaleshinchados,asentarseelrestodelasemanasobrecojines.

MMM,MMM,AHH,AHH,AHHH,seconvirtiósugemidoenorgasmo,excitótantoasuamante,queestelatomódelcuelloyapretóyapretóhastasacudirseenunespasmodeplacerycolmarle,conunespesochorro, latraqueteadamatriz.

Verónicacayósobrelacama.Miréelinmensosexosalirdesuvaginay,duranteunossegundos,eltúnelquelehabíadejado.Quiseentoncesquemelovolvieraabesar,quemeayudaraacalmar,almenosdeesemodo,mi temblorosa excitación. Pero en cuanto acerquémi pene a sus labios,notéquelashuellasquehabíandejadolosdedosdesuamanteensucuelloestabandemasiadomarcadas,yquehabíapermanecidodemasiadotiempoconlosojoscerradosyencompletaquietud.

—¡Verónica!—ledije—,¿cómoestás,niña?

Nada.Silencio.

—¡Verito,miamor!—Medesesperé,lamovíunpoco.

Silencio.Nada.

—¡Verónica!¡Verónica!—Pusemimanosobresucorazón.

Nada.Nada.Nada

—¡Verónica,miamor!—Sollocéalnoescucharsuslatidos,leacaricié

lamejilla, giré el rostro enbuscadel policía en el precisomomento enqueponíaelcañóndesuarmaantemisojos,yapretabaelgatillo...

GalenaPoulos

Grecia GalenaPanopoulos nace enValencia el 11 de agosto de 1986.Ya desdepequeñaexpresasuamorporlaliteraturaylasletrasymástardeestudiafilología inglesaen laUniversidaddeValencia,en2004.DesdeentonceshaenfocadosucarreraenlaliteraturafemeninayenespecialenVirginiaWoolf.Enel2010participaenungrupodeestudiosenfocadoencuentospara niños y da a luz su primera publicación, junto con el resto de suscompañeros, utilizando una metodología nueva para que los relatos,ademásde didácticos sean entretenidos tanto para padres como para losmáspequeños:2010,EnAlcantud,Maríaed.“Tales in twominutes”. ICTand Project work, Reproexpress ediciones. A su vez, publica en variosblogs bajo el pseudónimo de Sheikah, donde expresa y narra historiaseróticas y lésbicas como www.lamanzanadeva-sheikah.blogspot.es. Aquípuedeencontrarse el primer borrador de “Encaje”, y otras historias delmismo género. En este momento, Galena vive en la ciudad de Atenas,dondetrabajaensunovelaysededicaalosDiosesdelaHéladecomounadelosmuchospoliteístasquevivenbajolaégidadeAtenea,laDiosadelconocimiento. Allí escribe toda su literatura erótica dedicándola

especialmentealaDiosaAfroditayasuhijoEros,paraquelasensualidadylosdeleitesdelavidalleguenalosmortalesatravésdesuvisióndelaliteratura.

Encaje

Las palabras de seda se deslizaban de sus labios, mientras laconversación se deshojaba como unamargarita. Sime quiere, si nomequiere.Conelardordelvinoylasmejillasencendidas,unbuenamigonosdijoquenosotrasno“hacíamossexo”.Elsexoconstadepenetración.Nosdijo. Por ello, dosmujeres, no podían hacer sexo.Eso es para parejasconvencionales, pensé yo, mientras la noche discurría entre las últimasconquistasdenuestroqueridoamigo.Compartirmesaconunheterosexualtieneestascosas, siempresalena lapalestra los tópicosmásarraigados,juntoconlospostres.Perosiemprehaytiempoparaquelascopasbrillenconsucolorgranateyelvinomepermitaexplicarqueefectivamente,dosmujeresnohacensexoenlacama.Hacenencajedebolillos.Asípues,conel reciente descubrimiento de que nuestras noches en vela se lasdedicamosalacostura,medediquéadescribirnuestrasexperienciasmásdecentes.

Meacuestosobrelacama,cansadatrasuncalurosodíadejulio.MadridtieneunclimamássecoqueelMediterráneo,yaunqueno llevomaldeltodo el calor, hasta las once de la noche no comienza a refrescar. Laventana está abierta de par en par, para dejar entrar la brisa y noasfixiarmedeltodo.Laluzdelaluna,cómpliceconsusencantos,tambiénse filtra entre nuestras cortinas, que, por cierto, están ya un pocoanticuadas.Me fijo en ellas y pienso:Deberíamos ponernos ya mismo ahacer otras nuevas, quizás unas de encaje de bolillos… deberíacomentárseloaAda. Con estos pensamientos flotando enmimente, conestasimágenesqueacribillanmispárpadoscansados,mevoydurmiendopoco a poco, dejando libre el espacio en el queAda duerme ami lado,esperando a que decida tomar la libertad de su espacio a mi vera. Mirespiraciónacompasaunapelículaqueseformaenmissueños,yomismacosiendo junto con mi chica esas cortinas nuevas que tanto necesitanuestro dormitorio. Ella entra sigilosamente en la habitación. Tandespacioyensilencioqueapenasescucholapuerta.Yo,ajenaatodoesto,duermocastamenteenunrinconcitodelacama,esperando,soñandoconcortinasycajasdecostura.Adasetumbaamilado,comotodasycadauna

de las noches, me abraza, me besamientras yo duermo. Y sé de buenatinta, que yo le devuelvo los besos y los abrazos. Balbuceo algunaestupidez en sueños y entonces le comento medio dormida aquello deltema de las cortinas. Están totalmente pasadas. Sí, ella debe de estar deacuerdo, porque también se pone a pensar en hacer con nuestrasmanosunasnuevas.

Así, pone sus manos sobre los pliegues de mi cuerpo. Las extiendesobremipiel ymide cada centímetroparaver cuántaspiezas podremoshacerestanoche.Sí,vaya.Dobleancho.Yo,alsentiraAdaponerlacintamétricadesusdedossobremí,comienzoainteresarmeporeltemayvoysaliendo de mi sueño poco a poco. ¡Vaya, qué casualidad! justamenteestaba soñando el encaje que adorna sus curvas. Y me encuentro a minovia queya ha comenzado a entrar en faena.Eso sí es eficiencia, puraalta costura. Sus manos van recorriendo las curvas de mi cuerpo,poniendo mi brazo sobre mi cabeza, para ver qué tal va ese largo demanga.«¿Peronohacíamoscortinas?».«Sí,cariño,perohepensadoenunvestido también».Tenemosmuchanochepordelanteymuchasganasdecoser.Eso es evidente. Somosbuenas chicas. Pues así de buenas somos,queminoviaseesmeraenbordarmedebesosellargodemanga.Tratodenodesconcentrara laartista,peronosoy lamejorde lasmodelos,puesconcadabeso,lehagoperderlacuenta.Haquedadounamangapreciosa,tantoquemehaceestremecercuandoladeslizapormipielperlada,paraprobarla.Enmicuello,Adasededicaamarcarcon la tizaunoscuantossuspiros,encarandosubocaenminucaylamiendodevezencuando,siseequivocaconlatiza,losespaciospordondequeríahabermarcado.Consualiento irácortandopocoapocounpardegemidos,paraqueseajustenperfectamente al patrón deseado. Tanto es así, que la tela demi piel sellenadedobleces,seretuerce.

Nopasanada,siemprepodemosvolveratensarla.Soloescuestióndevolver a extenderla sobre nuestra mesa de costura, que es la cama.Finalmentebajapormipechoparaajustarlacinturaycomprobareltalle.Sí,pareceserquedebemosponerunpardepinzasparacrearelefectodecaídadecaderaconvuelo.Enmipechosedetiene,vahilandoabesoscadacentímetrodelescote.Puntoatrás.Dejaunespacioparalosadornosenellugarindicado.Novayaaserqueluegonolesientebienalaquelleveelvestido. Mientras coloca los corchetes del busto, con sus labios en mi

pecho,ajustalacinturaconlasmanos,bajandoporlacaderayllenandodecariciasmicastocuerpo, inmóvilante lamiradaatentadelamodista.Laaltacosturarequiereconcentración.

Y seguimos dando puntadas, beso a beso y caricia a caricia. Cuandobajapormiombligoysiguehastadondecomienzanmispiernas,separadefinitivamente las dos partes de la pieza, prepara los bajos del vestidoconmuchocuidado.Acariciacadapartedelatelaylapreparaparaunirdenuevoestazonaconsupiel.Veamos,tenemosdosjuegosdetela.Ellatraesu seda salvaje, lista para unir conmi algodón natural. La combinaciónresultaexquisita.Ambasnosdeleitamosenlaunióndelosplieguesylaszonasabordar.Gritamoselnombredealgunosdioses,enagradecimientoalmagníficomaterialylosfantásticostejidosdeloscualesdisponemos.Ylo bien que estamos aprovechándolos. Como somos dos costurerasexperimentadas,mientrasseunen losdos tejidos,nosdeshacemosen lasformas del perfecto dibujo que ha quedado. Con las manos y nuestrasbocas vamos trabajando el resto del vestido, bordando suspiros ygemidos.

Ledemostramosa losvecinos lobuenasmodistasque somos, senosoye dar gritos de júbilo cuando nuestro vestido va quedando acabado.Vamosdejandolosdetallesbienhilados,ponemoslapedreríaenelescotedenuevo.Creoquepodíamoshacerotrodibujoenlacinturay…¿porquéno?enelvientreylascaderas.Nosdejamosdetijeras,yahemosacabadocon lacintamétricaycon los carretes.Sí, ha quedadoprecioso.Adahacomenzado un magnífico trabajo mientras dormía y despacito me hadespertado para que la ayude. Luego yo he acabado arreglando su sedasalvaje y haciéndole el dobladillo con mi lengua. Y… ¡voilá! aquítenemoslapieza.

Esamisma noche, Ada y yo hicimosmás cosas: la cortina que tantoansiábamos,unaspreciosassábanasbordadas,másvisillosyunasfundasparaelsofá.Peronadadesexo.Dosmujeresnohacensexo,solocostura.Puntoyfinal.

RobertoMigoya

EspañaRobertoMigoyaRamos—1976,Ponferrada(León)—esunespañolquecomenzósuviajeconlaescrituramuchosañosdespuésdelicenciarse,conmediocridad, en la carrera universitaria de Historia del Arte. Aquellafacultad de Filosofía y Letras de la Universidad de León bien podríahabersellamadodeNocheyBaresparasucaso,noobstante,hoycuentacon la satisfaccióndehaberpublicadomásdeunaquincenadeobras endistintaseditorialesylasdemásplataformasliterariasquehancreídoensuvalía. Entre estas historias, por publicitar algunas, se encuentran: “Lajuventudsufrida”y“ElreyDavid”(Ed.Evohé);“Adicción”,“EStrAÑA”y“Matemáticaparainiciados”(Ed.Orola);“Mirandohaciaabajo”y“Auntirodepiedra”(Ed.deLetras);“Enlagrutadelreydelamontaña”(TercerpuestoenlaSemanadeNovelaHistóricadeQuintanardelRey).Y,cómono, los tres relatos pecaminosos que Pukiyari Editores ha tenido lagenerosidad de mostrar al mundo: “Juguetes rotos” (2014), “Hijas deLesbos”(2015)y“Europa”(2015).

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Europa

Elastroreysiguióagazapadoensudespertartraselplomizocieloqueamenazabacondeshacerlashoscasnubesenfríaslágrimasotoñales.Ellaapretólamarcha.Aesashorassoloseoíansuspasossobreelsilenciosoasfalto.El tacónmetálicomarcabauncompásmonocordequese repetíacadanochecomolabandasonoradesuvida.

Un chino sentado en una caja de cartón esperaba a los últimosrezagadosdelajarananocturna.Tiritabacomoungeraniosobreelcapóde un tractor a ralentí, pero allí estaba haciendo negocio, ¿quién podíacompetirconellos?

—¿Bocata?—rogócuandoellaseplantódelante.

—Noquierocomer,¿tienesparaguas?

—¿Palagua?

Después de unos momentos de duda idiomática se le iluminó labombilla.

—Palagua…Sí.

Tantosañosyaúnlehacíagraciaeseforzadoacentoinfantil.

Aligualqueunniñoanteunbaúldejuguetes,elmenudohombrecillohurgó dentro de la caja.Contento por su hallazgo, sacó un plegable. Elvendedorlodesenfundóconunasonrisadubitativa.Loprobó.Inclusoaunmetrosepercibíaelaromadebacónconquesoexpelidoalabrirse.Unaherramientaconmalapinta,deuncolornegrodesmayado.Ellaanalizóelobjetodesconfiada.Lascosturasqueuníanlatelaconlasvarillasestabandeshilachadas y le costaba desplegarse totalmente. Aun así, acabófuncionando.Asítrabajabanellos,asimplevistatodoparecíacutre,perolas cosas funcionaban y a mitad de precio. Si se le presentase laoportunidad,aquelchinopodríavendertetupropiopalaguasextraviado.Aellanoleimportó,sabíaquenecesitabaaquellareliquiadesegundamano.

Sinembargo,unacosaeraponerelculoyotraeldesayuno.

—¿Cincoeurosporestamierda?Tedarédosytequedasconlafunda.

Precisaba cubrirse, no podía permitir que la lluvia lavase su cara. Elexcesodemaquillaje leservíaparaocultar los labioshinchadosyelojocárdeno.Pesealregateo,elchinosonreía,habíahechounbuennegocio.Losdossabíanqueelutensilionosoportaríaunparderáfagas.Lesdabaigual, uno vendía cosas que no estaban hechas para durar y la otraconsumía por una apremiante sensación de inminencia.Ambos eran fielreflejodelaprisadelasociedadmoderna,aunquefueraaescalacallejeraynohicieranmásdañodelpagadopordoseuros.

Empezóa lloviznar sobre el rubioplatinode supelo entrecano en lacrenchaquelopartíaalmedio.Sinoseandabaligeranosacaríaniparaeltinte.Aquelmercaderdeojosrasgadosparecióver ladescargacomoundesignio divino. Ella solo vio una sonrisa estúpida ante un fenómenonaturalmilvecesrepetido.Abrióelparaguasysefuecalleabajo.

Unasdecenasdemetrosmásallá,lamarchitahembrasecruzóconungrupodeparranderos.Emborrachabansu juventudconel rondelúltimogaritodedondeloshabíanechado,ydedondetraían,avoces,unagresivoenojo y las ganas de seguir de farra. El grupo se dividió, ella tuvo queatravesarlo;ocultalacarabajoelraídoparaguas,losojoshendidosenelhúmedocemento.Lapandillahizoelpasilloasurepiqueteodetacón.Ellamantuvolamiradaclavadaenlaaceramientras,decadabocadecadafila,surgíanescarniossinpizcadegracia:

—Tehastraídoladentadurapostizaparachupar…

—¡Viejazorra!

—¿Qué llevasenelbolso,guarra?Labombonadeoxígenopor si tefaltaelaireamitaddepolvo.

Era vieja, sí. Pero ni siquiera ella, que se había ganado lomerecido,merecíatantodemérito.

Eravieja,sí.Yquizásufaldademasiadoviejatambién.Unafaldasuciay gastada, lo mismo que su alma. No obstante, sus piernas aún eran

esbeltasyesanoche,adiferenciadeotrasvigiliasmenosafortunadas,lascarrerassolorasgabansuhonraynosusmedias.

Siempre usaba camuflaje. Los exagerados tacones alargaban sushechuras,elpellejoqueformabasuflacotraseroseprecipitabamenosporelvertiginosozapato.Lospechosibanocultosporuntopescotado.«Unosarrugados pimientos», como ella misma decía, y que sin embargo seintuían firmes para su edad.Una faja rodeaba su tronco, con una gomacolor carne por debajo del pecho. De cara al exterior, esta barrerainvisiblehacíaquelossenosnofuesenderribadosporlagravedaddelosaños.Ensusadentros,ellasabíaqueelausteroremedio,delmismomodoquesabíanlospolíticosdesusrecortes,eraunacortinadehumo,loúnicoque contaba era el dinero que pudieses sacar con el engaño. Vestía unarebeca fina, que ni abrigaba ni le caía demasiado bien, pero le gustabataparloscolgajosdepielcorruptaquependíandelenvésdesusbrazos.

Alfinaldelpasillodesimpáticos,unrubialeslecerróelpaso.Sehabíabajadolabraguetaysosteníaalgoconlasdosmanos.Bienpodríahaberusadounaounpardededosconelmismofin.Eljoveneructó:

—¡¿Porquénopruebasallevarteestoalaboca?!

Ygritandomásaltoparaquetodosleoyesen,prosiguió:

—¡Estalobaviejaseguroquetienehambre!

La loba (por alusiones) retiró el astroso paraguas hacia atrás y surostrose iluminóporel tendidourbano.Unossegundosbajola lluviay,comoenunapareddesconchada,lapinturabaratasefueagrietando,nosinantes deslizarse por el pliegue dérmico que colgaba desde los carrillos,ensuciandosucuellodecuerdasdelaúd.Unaestampagrotesca,unabrutalescasezdeconvicción.Nosoloparecíavieja,ella tambiénse sentía, consolocincuentayseisnavidades.

Uno de los beodos espectadores apuró un pitillo, a la vez que unsimultáneo tambaleo vació el licor de su vaso encima de unos carosnáuticos.Ella,diestra,con laagilidaddeañosdecalle, robóelpitilloy,despuésdeunagarbosacalada,enfrentóalqueladesafiaba:

—Novalelapena…—Expulsóelhumo—.Tupenecitomebailaenla

boca.

—¡Noseachantalamuyputa!—exclamóalguienasuespalda.

Todosserieron;uno,no.Elcabroncetedepollapequeñayfaltadassingusto(porquehastaparafaltarhabíaquevaler)noserio.Envezdeeso,lesoltóunguantazoque levibróel cráneoy laderribóal suelo.Fue fácilperderelestadioverticalconelparaguasenunamanoyaupadasobredosfinas atalayas de aguja. Su falda, corta de por sí, se remangó por eltrastazo.Lashuesudasnalgas,protegidasúnicamenteporelhilodental,secontagiaronporelgélidopavimento.Culofrío,caracaliente,pensó.

Lamejillagolpeadacomenzóaarder.Sonrió resignada.Sealegróde

queelsopapofueseamanoabierta,hubiesesidomásdifícilmaquillarelrastrodeunosnudillos.Avecesresultabaincreíblea loquelaspersonassellegabanaacostumbrar.

El agresor, molesto porque pensaba que se burlaba de él o de sumiembrecito, empezó a orinarle encima. ¿Paramostrar hombría?, ¿paramarcarel territorio instintivamente?opor lasimplerazóndedemostrarque tenía lossuficientesarrestosyelsuficienteestatussocialparapodermear sobre elmobiliario urbano, pobres y putas. Ella asió el paraguasparaprotegerse.Alfinyalcabo,elpalodelchinoibaaserledeutilidad.Cuandoalgunasgotasdecalientemicciónlesalpicabanyalosmuslos,unbrazoarrastróalafuentehumana.

—¡Borja,hayquepirarse…!

Unrotativoluminosoasomódoblandolaesquina.Simplementeerauncamióndelabasura,perosirvióparaahuyentaralosaviesosmangantes.El joven Júpiter recogió su cobardía dentro de su pantalón y se alejó atodo trapo. Fue malquisto por la madura Dánae, que lo bendijo a suespalda:

—¡Pijodemierda,mehequedadocontucara!¡Lapróximavezqueteveaterajolastripas!

Losbasurerosacudieronsinprisa,singanasysinbuenolor,trescosas

queibanconeloficio.Desganados,leofrecieronunfétidosocorro.

—Graciasporaparecer,perononecesitonadamás—sentencióella.

Los albañaleros de la superficie volvieron a su trabajo y, desde unadistanciadescortés,comentaronlajugadasinimportarlesseroídos:

—Nomeextrañaquelosguajesseensañen.

—¡Menudabuscona!

—Aesosañosnodeberíaseguirconesavida…

Marujasconmonoreflectante.

Quésabríanellos.Hubootrotiempo,cuandoeraimposiblenovolversea mirar sus lozanas piernas, en el que sus sueños iban de los localesparisinosdeMonmartrea los teatrosdeBroadway.Estúpidaniña.Mujerviciosa.Anciana inútil.Ahoraflotabaenabstinencia,deseandosoñarporvena.Qué sabrían ellos, generación de sueños hipotecados, de fantasearconeléxitoydespeñartepor losabisalesdelsuburbionochetrasnoche.Ojalá sus piernas hubiesen maravillado en el Folies Bergère, como laderechonadelaDuval,ojalácompartieselechoconintelectualesasiduosaverlabailar.Ojaláhoy,almenos,pudiesealcanzaraimaginárselo.

Que ella recordase, nunca había ido al otro lado de la frontera, nipasado del aplauso de solitarios puteros y de todo el gremio decamioneros que transitaban los clubs de las costasmediterráneas. Todoeso era ya agua pasada. Hacía tiempo que la edad, la inmigradaglobalizacióny,sobretodo,lasadiccioneslehabíancerradolaspuertasalcalordelosneonesrosas,parasituarlaenelpateodiariodelaslóbregascunetas. Solamente encontraba descanso en sus horas de lectura yperdiéndose entre humo de caballo, la podredumbre de sus dientesidentificabalaevasiónargénteadelocotidiano.

Ante ella se desplegó la vasta avenida. Corría paralela al parque, sumaldición y su lugar de trabajo. Calcorreó hasta ocupar su ubicaciónhabitual.Debía aprovechar cadaminuto (y eranpocos), antesdeque losesclavosdelsoldesperezaransumalhumorparainiciarsusquehaceres,loqueindicabaelfindelossuyos.Alolejos,enellugardesiempre,divisóa

Ivanna, una rumana desgarbada y enjuta que no hablaba ni papa deespañol, y a Lupe, con su colosal culo dominicano y su colosal malahostia. Les lanzó unamirada/saludo de «Ahí estáis bien», y semantuvoalejadadeellas.

Transcurrieron tres cuartos de hora y apenas seis coches pasaronlentamentecomprobandoelpercal,peroningunosedetuvo.Eldíaganóalcrepúsculosupulsoprimigenio.LamujeryaseveíamendigandounplatocombinadoenelbardeAntonioyderepenteunafurgoneta,deesasquelospadresnoviciosllamabanmonovolumen,separódelante.Detrásdelaventanilla bajada, un hombre moreno le disparó un gesto: «Acércate».Teníaunosveinteypico,paraellaunniño.

—Hola, encanto…—masculló ella, soberbia—. Estoy un poco tiesaaquífuera,¿puedoentraracalentarmeunrato?

—Sube.

Elclicdelcierreeléctricodelvehículoreiteróelpermiso.

Elchico,nervioso,vistaalfrente,apuñalandoalgoqueestabamásalládelparabrisas,serascóinquietolapobladabarba.Ella,experta,tranquilacomo un holandés vendiendo hierba, se arrellanó en el asiento, bajó laventanillaytrasescupirelchicle,queerayauntrozodegomaconsaboragoma,dijocontodanaturalidad:

—Veinteeurosporunamamaday treintaporelcompleto.Nianal,nitragosemen,nicosasraras…

Escudriñó con recelo la parte trasera del vehículo, una amalgama decablesgruesosseretorcíancomounnidodebichas.

—¿Estamos,cariño?—añadió.

—¿Unpococaroparaunaveterana?—preguntóél.

—¡Caroloscojones!Joderconlacrisis.Elmismoprecioparasiervosyseñores.Estoslabioshanbesadoimperios,cielo.Lotomasolodejas.

El hombre lamiró directo por primera vez.Unos ojos oscuros, que

parecían venidos del primigenioAl-Ándalus, la escrutaron con respeto,quizáadmiración,oinclusolástima.

—Enrealidadningunodelosdosestamosaquíporplacer.

—¿Eresunsecreta?Debesdesernuevo,conozcoatodoslosdemás.

—No,no…—Serio—.Estoyhaciendounreportaje…

Sindejarloacabar,ella,molesta,lointerrumpió:

—Nomejodas,otrocallejero/viajero,¡mierdadegente!Exigenverlamiseria en otras vidas para olvidarse de la suya propia… ¿Eso quieredecirquenomevasapagar?

Él,confuso,contestóconelaplomonoveldealguienpococonvencido:

—No tenía pensado…Somosuna cadena local pequeña…pero, ¿quétalelpreciodeuncompletoporunaspreguntasyunosplanosenlaacera,ejerciendo?

Ellanise lopensó,noestaba lanocheparamelindres,ycasiescupiólaspalabras:

—Está bien, necesito la pasta y ya puestos a chupar, chupáremos,aunqueseacámara.Peroporfavor,cariño,nouses lapalabra«ejercer»,mehaceparecer un licenciado enderecho.Los dos sabemos, y si no losabestelodigoyo,quelasputastenemosmejorcorazónqueesasvíborascontoga.

Unos labios ocultos por el velludo bosque surgieron en todo suesplendor del chico.Una risa generosa, sincera, que indicaba la cordialconexiónde entrambos.En sumirada, la admiración le había ganado elterrenoalalástima.Elperiodistasesintiómásrelajadoyyaseviocapazdeiniciarsuinterrogatorio,aunsiendosuprimertrabajoapiedecampo.

—¿Cómoesquesiguesenelnegocioatusaños?

—Encanto,esmejorreinarenelinfiernoqueservirenelcielo…

—Seguro que Milton se sentiría orgulloso al oír su célebre frase

saliendodeti.

—Despuésdever estosmorros en acción, ese viejo carcamal seguroquenosesentiríatanorgullosodesusfrases…¿Deverdadnoquieresquetelachupe?Tienespintadetenerunabuenaverga.

Ella terminó de hablar con una mano sujetando el paquete delmuchacho;éste,apartándolaconsuavidad,reanudósuentrevistacomosinohubiesepasadonada.

—¿Haymuchos clientes que sigan prefiriendo tus servicios a los deesasjóvenes?

El reportero señaló conel índice a lasdosmuchachas, la culona conmalahostiaylamuditaderostroenfermizo,bastantemástiernasqueella.

—Muchos clientes, ja. —La hembra rio sarcásticamente—. Lossuficientesparairtirando.Miraniño,misfeligresesosonderollo raritoo son tristonesque soloquierendesahogarseconalguienmás triste queellos.Vienenamícomoaunmuseo,paganlaentrada,contemplanlaobraque ha dejado la voracidad del tiempo y vuelven a sus insulsas vidaspensandoqueseránmejoresdespuésdelaexperiencia.

—¿Nocreesqueseanmejoresdespués?

—No,comomuchoserándistintos…Unrato,hastaqueelpesode lasumisiónvuelvaacaersobreellos.Almenosyoheelegidolibrementemimierdadevida.

Ella, insistente, consiguió introducir su mano dentro del pantalón.Acaricióelpenedelmuchacho,durocomounapiedra.Aélyanoparecíaimportarlesujuego.

—¿Cuándovasadejarlo?—eljovenbuscóunasalidanoble.

—Cuandonohayamáspreguntas.

—Estábien…Túganas.

—Noteníaningunaduda,lovientusojos.Notepreocupes,cariño,esfácilrendirse.

Ellaagachósucabezay,enelmomentoquesefueameterselaerecta

trancaenlaboca,unamanosostuvosufrente.

—Unasolacosamás,¿cómotellamas?

—LlámameEuropa,tenemosmuchoencomún.

Europaeravieja,sí.Suspechosestabanarrugadosysuancianacaranoteníanadadeagraciada;dientespodridos,patasdegallorepletasderímelreseco,elojoizquierdodesfiguradoenunacavernaamoratada,loslabiosinflamadosafrancésygarrote.Denoserporsuspintas,encualquierotromomentolosojosdelchavalnuncasehubiesenposadoenella,peroparaser justos, Europa, la vieja, hacía unas mamadas extraordinarias. Élentornósuspárpados,abandonándosealjúbilodelaimaginaciónyaesefeladordeleite.

Elinstantecrucialseaproximó.Sinembargo,elgacetillero,envezdesentir el relajo liberadoyel éxtasis, sintió la sequedadyel fríodealgopunzante,apoyadoymancándoleensustestículos.Delanavajasurgióunimperativo:

—¡Nene,aflójatelacartera!¡Rapidito!

La sorpresa inicial dio paso a un acto instintivo, un codazo en losmorrosdeella,ya incorporada,que le rompió lanariz.Larespuesta,unimpulso voluntario que desgarró involuntariamente la bolsa de sushuevos,llenoseinsatisfechos,ahoratambiéndoloridos,muydoloridos.

—¡Vesloquemehashechohacer,pánfilo!

Unhilillodesangrebajóde lanarizde laagresoraagredida,unmarrojosepintóentreelpantalónyelasientodelconductor.Elensangrentadofiloamenazódesúbitolayugular,desprevenidaylatente.Elchico,hoyyahombre,semiróeldescalabrodesuentrepierna.Elmiedoyelestuporsereflejaronen su rostro, en susgritos.Comopudoalcanzó la cartera.Lasacó del bolsillo de atrás de los tejanos bajados que reposaban en laalfombrilla,rodeandosustobilloscomogrilletesdetela.

Ella desplegó la cartera. Una foto de nupcias se cayó al abrirla. Se

guardóeldineroenlafaja:

—Yaveráscuandotumujerseenteredequetelogastasdeputas.

—¡Veteatomarporculo!—bramóél.

—Nianalnicosasraras,cariño.

Europaserio,parecíanodolerlelanariz,parecíanosentirdolorpornada.Noeralaprimeravezqueseveíaenesostrances.

—Me llevo el tabaco de la guantera también.Elmóvil te lo dejo, noquieroquetemedesangres—agregó,jocosa.

Abriólapuertay,pisandoyaelcementodelavastaavenida,suhogar,segiróamedias:

—Graciasportodo,cielo.Quetequedeunbuenreportaje.

—¡PutaEuropademierda!

—Muybien,chaval…Hascaptadoelmensaje.

Europafueraptadaporsusdemoniosyporsusesbeltaspiernas,queseperdieronpresurosasentre losárbolesdelparque.Larumanaadvirtióelpercal y huyó a la carrera, seguida de cerca por un oleaje de nalgasporteñas.Mientras, el joven periodista se aferró a su teléfono como unnáufragoasuboya,ymarcóelcientodoce.

YovanaMartínezMilián

EstadosUnidosNacióenCubaen1970.Esproductoradetelevisión,guionistayescritora.ObtuvolalicenciaturaenDireccióndelosMediosdeComunicaciónenLaHabana,Cuba.SeexilióenFloridaenel2000,dondeha trabajadodesdeentonces en diferentes canales hispanos de televisión y en produccionesindependientesparatelevisión.Actualmente dirige su pequeña compañía: Cuban Artists Around TheWorld (CAAW) que promociona, comercializa y distribuye la obra deartistascubanosresidentesfueradelaisla.Paraestoestádesarrollandosusdosproyectosadjuntos:CAAWEdicionesErótika(editorialindependientecon énfasis en la literatura erótica contemporánea) y Funcionarte(desarrollaycomercializaartefuncionalparalacasa,laoficinaylavidadiaria).En2014publicóellibroderelatoseróticos,“ExorcismoFinal”,queenlaactualidadestáensusegundaedición.Unodeloscuentosincluidosenestevolumen, “Fotografía de encuentro”, fue finalista de la I Edición delConcursodeNarrativaErótica“LosCuerposdelDeseo”,eincluidoenlaAntología de Narrativa Erótica “Los Cuerpos del Deseo”, (Neo ClubEdicionesyAlexandriaLibrary,2012).

En estemomento está terminando su segundo libro de cuentos eróticos,“Cuentosparalobosennochesdelunallena”.

Deseosdesmedidos

Tus ojos levantan oleadas de calor en mi piel, como si fuera unatormentasolarquevarodandocentímetroacentímetropormiepidermis,peronomedetengo,sencillamentenomedetengo.MeencantaquemarmecontusojoseimaginarquesimehacenunafotoconesascámarasdelaNASA, podrán ver cómo suben olas naranjas de mi piel y explotan enburbujas chispeantes de altas temperaturas. Tus ojosmemiran desde lapuerta abierta, escaneando como un demente morboso cada curva. Miscurvas. Son solo segundos que tus ojosme escanean desde que abro lapuertahastaquemeabrazasbesándome,besándome,besándome. «¡Teníadeseosdeverte,demasiadosdeseosdeverte!»,mesusurrasenlalenguamientrasmebesasymeaprietasfuerte,bienfuerteentuabrazode oso pelúo. «¡Tenía deseos de verte!». Y yo también, porque estaausencia ya me engarrotaba el alma. «¡Tenía deseos de verte!». Y meaprietas contra tu ingle, me aprietas fuerte por todos los días sinapretarme.Meaprietasbesándome,besándome,besándomeportodoslosdíasausente.Meaprietaslasnalgas,lascaderas,lacintura,losbrazos,meaprietascontusmanosquenuncasecansandeapretarme,detocarme,quenuncaestánquietas. Tengo que cerrar la puerta de un golpe porque imagino vecinosvoyeurs tras cada ventana iluminada y no quiero compartirte, no estanoche.Estálloviendo,comosiemprequevienes.Unaguaceromayamierodejó la humedad en tu cuerpo excitándomemás. Cierro la puerta de ungolpey,sinsoltarnos,entramosapretadosenelabrazo,besándonos.Tusmanos,siempreintranquilas,meabrenlabata.Comosifuerauntelón,meabrenlabata.Tedetienesunsegundo,unmínimosegundoparamirarmidesnudez bajo la bata roja.Un segundo y es como si verme desnuda tedisparara lasganas almáximo.Mehalasdeun tirón contra ti,mebesascon esos deseos de comerme que te entran, raspándome con tu barba amedio cortar y me tumbas en la escalera. Sin piedadme tumbas. En laescalera.Metumbas. Te sacas la ropa de un tirón como solo tú sabes hacer, besándome,

besándome, besándome. Con tu lengua plena, ancha, que siempre estámetida enmiboca.Tu lenguabesándome.Chupandomi saliva comounposeso.«¡Teníadeseosdeverte!»,medicescontulenguabesándome.Labata abierta sobre la escalera nos sirve de alfombra. Roja alfombra deldeseolabataabiertasobrelaescalera.Sobrelabata,sobrelaescalera,losdosdesnudosapretados,abrazados.Besándome,besándome,besándome. Agarrasmistetasconlasdosmanos.Lasunessinsoltarlasytemeteslosdospezonesenlaboca, losdosalavez.Unidaslastetascontusdosmanossin soltarlasmecomes lospezones, loschupas, losmuerdesy tucaderacomienzaasubirenvelocidaddemovimientoscirculares.Sientotupingarestregándosecontraesemontepeladoqueséquemorderás,porquetegustamorderlo.Sientotupingaduraquerozamiclítorispormomentosy provoca escalofríos calientes en la vagina. Tu pinga restregándosecontramimonteytusdosmanosuniendomistetasenunasolamientraschupas losdospezonessinsoltarlas.Micabezahaciaatrás, recostada enunescalónsobrelabataroja.Losojoscerrados,labocaabierta,lasalivainundándomelagargantaylosgemidosestremeciéndomecomosituvieraconvulsiones. Sueltasmis tetas y agarrasmis dosmuslos. Los abres de un golpe ymirasmordiéndotelaboca,riendo.Mislabiosabiertos,lavaginamojada,el clítoris inflamado.Abierta.Mirasmordiéndote labocay te lanzas sinpensarlo.Telanzasamorderlacarnecomounanimalansiosodesentirlasangreentresusdientes,lasangrecalienterodarportugargantamientrasdestrozaslacarneadentelladas.Telanzasymuerdescondeseos.Muerdesypasaslalengua,muerdesypasaslalengua,muerdesypasaslalengua,muerdesypasaslalenguahastaquetequedaspasandolalengua,pasandolalengua,pasandolalengua,pasandolalengua.Lalenguaquedespuéssecuela completa por la vagina abierta ymojada. La lengua que rodea alclítoris y lo lame, lo lame, lo lame sin misericordia, sin piedad,infinitamente. Abresloslabioscontusdedos.Elclítoris.Lacarne.Tulengua.Sientoquelaoleadadecalorpenetrademipielhacialostendones,losmúsculos,los huesos, las entrañas. La oleada de calor que prende fuego desde lapunta de tu lengua hastami clítoris que bajo tu lengua no puedemás ydevuelvelaoleadadecalorenescalofríos-escalocalientesalavagina.Nopuedomás.Conmipierozotupingadura.Conlosdedosdemipierozo

tupingadura.Medetengoy regresoa rozarcon losdedosdemipie tupingadura.Tupingaduraconlosdedosdemipiecomositemasturbarasuave.Tulenguaenloquecelamiendomiclítoris.Tulenguaenloquececonlosdedosdemipiequerozatupingadura. Nopuedomásylaoleadadecalorretornadelclítorisalapuntademilengua.Revientaenungritobrutalmientrasmevengo desbordada en tubocaquemechupasinperdón.Mivaginasedesataencontraccionesysevuelvesensiblealroce,túlosabes,yeselmomentoqueaprovechasparaabusar.Contubocamojadademímebesasotravezsinpausamientrasmemeteslapingaconunamano.Deungestorápidomemeteslapingaconuna mano. Mi vagina sensible se contrae y expande para recibirte. Meclavas contra un escalón, sobre la bata roja. Me clavas bien adentromientrasteagarrasdelaescaleraparahacerpalancaymetertecompleto.Meclavasconesapingaduraque siempreme tocano séquépuntoporallá adentro que borramimemoria ymevuelve toda nervio.Me clavasbesándome,besándome,besándomeconlabocaabierta,lalenguaanchayraspándomecontubarbaamediocortar. Noesperotuordenyteaprietolasnalgascontramí,loshombros.Teaprieto.Temuevescomounendemoniadoquetuvieraaguabenditaenlapiel.Me abrazas fuerte yme clavas. Te aprieto sin esperar tu orden. Teaprieto. Y tu pinga taladra hasta el cerebro borrándome la memoria.Amneziándometodaantesdelapagóntotal.Meclavasyteaprieto.Losdosabrazados, sobre la bata roja, sobre la escalera. Mi vagina pierde lacordura en contracciones de sensibilidadpost-orgásmica y siento que laoleadadecalor regresadesdemisentrañas.Regresaysaleenotrogritobrutaltraslavenidaquerevientaporelclítoris,elestómago,lagarganta,sobre tu grito y tu leche que se dispara hasta mi útero como una balalanzadaporuninmensocañón. «¡Oeeeeeee!».Tuvozmetraedevuelta.«¿Oeeequésecuenta?»,gritas.Tuvozme traedevueltayabro losojos.Sentadaenelsofádemicasa,abrolosojos.Estasahí,delotroladodelteléfono,lejos,marpormedio,ytuvozmetraedevuelta.Melevantomientrastehabloymirolaescaleradondetocotusiluetafantasmaacostadasobremíymaldigoestosdeseosdesmedidosdetenerte.Tuvozmetraedevueltayquierocontartequehaceun segundo, solo un segundo, mientras esperaba comunicarme, te soñédespierta.Soñéquellegabasdetulejaníaymeclavabassobrelaescalera

bajounaguacerodemadrugada.Apretados losdos,besándonos.Quierocontarte,peromeenumeraslasúltimasnoticias,losavancesdetugestiónydetusescritos,yterminodándoteánimo,escuchándote,preocupándomeporti,portusalud,portuescasaalimentación,portuestrés.Hastaquenosdespedimosnuevamenteymequedosolaenmediodemicasa,contuvozenmicabeza.Sentadaenelsofá.Sola. Siento que debí contártelo ymaldigo estos deseos desmedidos por tique no te cuento para que no te asustes, y mientras acaricio tu siluetafantasma sobre mí en la escalera, escucho. Afuera rompe un aguaceromayamiero,real,allátúestabassofocadoporunsolimplacable.Escuchoymaldigoestosdeseosdesmedidosportiquenotecuento.Solaenmediodemi casa con un aguacero real afuera. Sentada en el sofá. Sola. Estosdeseosdesmedidospor ti.Notecuento.Noteasusto.Noteasusto,no tecuento.Lluevedeseosdesmedidos.

MarcoMontiel

MéxicoNacíenlaCiudaddeMéxicohace25años,despuésdeestarenlabarrigade mi madre tan sólo siete meses. Mis padres me nombraron MarcoAntonioMontielFlores,meamaronyalimentaroncon todosucorazón,asíqueporeseladonotengoquejaalguna.Pocoapocofuicreciendo,contodas las travesuras que eso implica y con una muchachita diez mesesmenorqueyoquesemanteníaamilado,algunasvecescomocompinchey otras, he de confesarlo, como víctima: mi hermana. Años despuésnaceríamihermanitomenor.Luego de pocos años de libertad, me mandaron (sin consultarme) alKínder.Ahícomenzómiconflictivarelaciónconlaescuela.Amíloúnicoqueme importaba era jugar y besar a las niñas, no lasmatemáticas, lahistoriaolasbolitasypalitos.

Salíde laPreparatoriayentréaestudiar la licenciaturaenAntropologíaSocial en la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Concluí losestudios hace un año y actualmente me encuentro estudiando lalicenciaturaenPsicologíaenlaUniversidadAutónomaMetropolitana.Tiene poco que comencé a escribir relatos, al principiome dabamiedomostrarlos,perodespuésdequeunodeellosfuepublicadoenunarevistadigitalytuvobuenoscomentarios,medije:«¡Talvezsísepuede!»,luegoenvié uno más a un concurso de una editorial en España y resultéseleccionadoparapublicación;ahíyamealegrémás,asíquemandédosrelatosalTercerConcursoInternacionaldeRelatosPecaminososy,parami sorpresa, resulté finalista, lo cual, debo decirlo,memotiva a seguirescribiendo.

Desquiciadoamor

Elamor,elamor,eldulceamor,siemprecausandoproblemasbárbarosy terribles ahí donde se para, ahí donde al nalgoncito de las flechitas yrizosdoradosselepegasuregaladagana.Unosiempretantranquilo,conpilas de preocupaciones y angustias sobre la espalda, como todos, y derepente:«¡Carajo! ¡Quémujer!».Lopeor de todo el asunto es quebastaunasolamirada,unaligerasonrisaounsimple«buenosdías»deaquellasencantadorasdamasdevocecitasacarameladas,paracaerensusmanosyperderlotodotardeotemprano. Y es que esto siempre es así viejo, en el amor no existe la mínimaposibilidad de salir, ya no digamos victorioso, sino medianamenteequilibradode las siemprevolátiles facultadesmentales.Puedes jugar alpoeta,ocomodiríamiabuela:«Hacerteelpendejo»todoloquequieras,peromillonesdehombresalolargodelahistoriacompruebanloqueteestoydiciendo.

Si te cuento todo esto no creas que es para desanimarte, o que te lopienses dos veces antes de meterte en esas turbulentas e inevitablesaventuras.No, te lo platico porque justo en estosmomentos demi vidaestoyatoradoenlasgarrasdespiadadasdeldichosoamorysusembrujos.Digamosqueesmiformade“aliviar”mispenas.

La situaciónesqueAlejandra,miprimerayúnicanovia,hadecididoabandonarmeamisuertedespuésde tresmesesderelación.Te juroquetodavíanologrocomprenderporquémedejó.

El día de la fatídica noticia, yo había planeado algo especial paramiamorcito porque cumplíamos un mes más de novios. Me levantétemprano,mebañéyacicalécomonunca,ya saben:desodorante, lociónporaquíyporallá,saquéloszapatosde“ocasionesespeciales”,loslustrécomoDiosmanda, me puse la camisamenos desgastada que tenía y elpantalóndevestir,quehabíalavadounanocheantes,coneldetergenteesedelosositosquetedejalaropa“¡frescayperfumadaenunasolalavada!”,enfin,erayounverdaderodandi,comolosqueaparecenenlasportadas

deloslibrosdesuperaciónpersonalconleyendastipo“¡Soyunoptimista!¡La vida me sonríe!”. Fui a rogarle a mi madre que me prestara unoscuantos pesitos; ella como siempre, tumbada en el sofá, viendo sutelenovelafavorita.

—Madre,¿serías tanamabledeprestarmeunpocodedinero?EsquevoyasalirconAlejandrayandounpococorto—ledijetodoestocasialborde del suplicio, pues bien sabía quemis posibilidades de sacarle unsolopesoerannulas.

—Yahoratú,¿porquéestásvestidoasí?

—¿Asícómo,madre?

—Puesasí,comogalándebarriodelsiglopasado—medijomientrassereíaacarcajadas—.JA,JA,JA.

—¿Mevasaprestardineroono?

—¡JA, JA, JA! No tengo. Además no conozco a la tal Paulina,seguramente es una de las putas del tugurio ese donde iba tu padre, yasabía yo que tarde o temprano serías como él: borracho, huevón ymujeriego…

—SellamaAlejandra,mamá,noPaulina.

—¡Meimportaunachingadacómosellamelazorradelprostíbulo!¡Yatedijequenotengoynotengo!¡Ahoralárgateydéjameverlatelenovela!

Como no me iba a marchar de ahí sin dinero, decidí robarlo delmonederoquemimadredejabaenlacocinaparalascompras.Salídecasaycaminédirectoalafloreríaporunasfrescasyperfumadasrosasparamiamada.Entotalteníayounos$275pesos,entreloquelehabíarobadoalavieja y ahorros propios, además contaba con dos boletos del metro,¡cielos,nuncahabíasidotanjodidamenterico!

Leíalgunavezenunarevistadechismesyfrivolidadesloquellamaban“Lallavemaestraparaconquistarelcorazóndeunadama”.Lanotadecíaque las flores no podían faltar, además de una cena romántica en algúnbonito y lujoso lugar con vino y serenata incluida. Yo ya llevaba las

flores,peronopodíapagarunacenacomoesasconeldineroquetenía,salvoenunpuestodetacosygarnachas,peroesoseguronomeayudaríamucho,asíqueporunmomentomedeprimí;despuésrecordéalGreñasyal Pechugas, dos amigosmíos del barrio que sabían tocar la guitarra ydije:«¡Tengolasflores,tengolaserenata,nadamáspasoacomprarunoschocolates,unabotelladesidrayyaestá!».

El Greñas y el Pechugas dijeron que ellos sólo tocaban heavy metalpero que seguro salía algo en el momento, así que nos dirigimos a laescuela para darle la sorpresa a mi dulce amor. Llegamos al salón declases e irrumpimos en él con una canción improvisada por miscompinchesquesólodecía:“Amor,elamoruo-uo-uo”,mientrastodosahíse carcajeaban de mis sentimientos. En eso vi que Alejandra saliócorriendodelsalónconsuscosas,parélaserenatayfuitrasella,peronopudeveradóndesefue,creívolvermelocoalnoencontrarla.Derepentealguientocómihombro.¡Esella!,pensé,peronoeraellasinounadesusamigas,laGabi,unamuchachagorditaconvozgangosaquemeodiabaamuerte,yquedisfrutabaamásnopodermidesgracia.

—Alejandramedijoquetedieraestoyquelaperdonaras—dijoconsuvozgangosaysonrisasádicaenelrostro.Meentregóunpapelyselargó. Leílacartaynopodíaentendernada;ellamedecíaqueyanoseguiríaconmigo porque yo la “perturbaba emocionalmente”, que necesitaba“tiempo y espacio”. Salí de la apestosa escuela y corrí directamente aembriagarmedesidrabarataconmiscompadresdeserenataaunparque.Peroyasaben,unocuandoestádolidopor los latigazosdespiadadosdelamor y borracho, cometemás estupideces de las habituales, así que lesdije:

—¡Uncarajo! ¡Voya irabuscarla,cabrones!¿Vienenconmigoo sonputos?

—¡Vamoscontigo!—respondieron.

Yonosabíadóndevivíaexactamentemiexamor,sólollevábamostresmeses y nuncame lo dijo, pero tenía una vaga noción del lugar en quepodría encontrarla, y como estaba bajo la influencia del siempre fielalcohol,mearmédevalor.Pensabaquealvermerecapacitaríaymediría:

«Amormío, he sido una estúpida al dejarte, no sé qué estaba pensando,porfavoracéptamenuevamentecontigo.Teamo».Fuiporella.

Lleguéalazonadondemorabalarompecorazones,perocuandovolteéparadecirlealosmúsicosquesearrancaranconalgunadeJoséAlfredoJiménez, me di cuenta que ya no estaban, que los había perdido en elcaminoo sabráDios dónde.La calle para esas horas estabamás oscuraquelacoladelagordaquemeentrególacartaderompimiento.Lagentedormía plácidamente, lo cual me hizo enfurecer como león herido alpensar que Alejandra seguramente se encontraba soñando con tiernosborreguitos, mientras yo estaba afuera buscándola como imbécil, sinsabercuáldetodaslasmalditascasaseralasuya.

Di varias vueltas a lamanzana gritando como loco: «¡Alejandra! ¡Teamo! ¡Sal! ¡Alejandra!», pero ella no aparecía por ningún lado, sóloescuchaba que me gritaban mentadas de madre. Después de una o doshoras,yafatigadoyborrachoporunascervezasquehabíacompradoenelcamino,metumbéconresignaciónenunasuciabanqueta.Merodeabaporahí un perro flaco que buscaba algo para comer, el desgraciado memiraba con angustia y tristeza; al verlo, por unmomento pensé que setratabadeunespejoyqueelmiserableperroeraenrealidadyo.

—Te dije, te dije desde el principio que no te enamoraras, pero noentendiste—le decía yo alperro-yomientras le acercaba la botella paraque bebiera—. ¡Mírate ahora cabrón, no eres más que una mierda depersona!¡Unvagabundo!

—¡Guau,guau!—decía elperro-yo porque elhumano-yo le jalaba lacola.

Ladeprimenteplática se vio interrumpidapor otro tipo, unborrachoque intentaba entrar a una casa y no podía; me quedé observándolo ydespuésdeunrato,legrité:«¡Oyetú,compadre!¿Gustasunacervecita?».Él se acercó hacia donde yo estaba, dijo algo de una mujer, abrió lacerveza ofrecida y bebió un largo trago, de esos de campeonato.Comenzamosa tomar juntos.Luegodeque se acabaronmis cervezas élsacóunabotelladealcoholdel96ymelaofreció,yoparaesosmomentosestabademasiadoebrioparapensarymandéelmalditoalcoholdirectitoamibarriga,¡porlosmildemoniosqueesoerapoderpuro!,sentíaqueme

desgarrabalagargantaytuvemiedodequealllegaramiestómago,nolopudieraretenery,finalmente,mequemaraelculo,peroesonopasóyminuevo amigo y yo seguimos bebiendo como dos grandes camaradas deviejostiempos.Elperro-yoseguíadandolataconaquellodecomer.

Enel transcursodelanochey laborrachera,elbuenPedromecontóquesumujernolodejóentrarasucasaporquellevabaalgunassemanasde parranda y conmujeres demala fama; su esposa había cambiado lacerraduradelapuerta,poresoélnopudoabrirconsullave.

—Lasmujeresnoentiendennada,ellasnadamásquierendinero,ropa,yotravezdineroyropa.Nodejanqueunosediviertaunpoco—medijoPedro—,sóloquierenquenoslapasemostrabajandocomoburros,perocuandounosevaporahíaliberarsedelastensiones,ellaspeganelgritoynosmandanalachingada.

—¡Tienes toda la razón Pedrito! ¡Todita la razón! A mí me dejó minovia que porque se siente “perturbada emocionalmente”, dime, ¿quépendejadassonesas?

—¡Tedigo! ¡Tedigo cabrónqueni ellasmismas se entienden! ¡Nadamás lesgusta jodernos laexistencia!Pero,¿sabesqué? ¡Quesevayanalcarajo!¡Salud!

Mi nuevo compadre y yo seguimos compartiendo nuestras amargasexperiencias con las féminas,maldiciendoa todos losvientosy jurandovenganza. Tomamos alcohol del 96 hasta vomitar, lloramos juntos, nospeleamos a golpes, luego nos dijimos que éramos hermanos, nosabrazamos y volvimos a llorar, chupamos alcohol como vampirossedientos de sangre, cantamos por fin unas cuantas de José Alfredomientraselpincheperro-yoaullaba,acompañándonosennuestrodolor(adecirverdadcreoqueyaestabaalgoborracho,porquelovicomiendoelvómito),yasícontinuamoshastaquedarperdidamentedormidosenmediodelacalle:elperro,Pedroyyo.

Porlamañana,losgritosdealguienmedespertaron.Setratabadeunaseñoragordaquesedirigíaamícongroseríasquehastaesemomentoyonoconocía.Mientrasmaldecíacon todosuser,agitabasusmanoscomouna verdadera loca enmedio de la calle. Yo tenía un horrible dolor de

cabezadebidoa laborracheraysentíaquelamujermeibaareventarelcerebroconsusgritos.Elestómagosemerevolvióyvomiténuevamente.Después de eso me sentí mejor y me di cuenta de que la gorda no sedirigía a mí, sino a mi colega Pedro: ella era su esposa. El regañadodonjuánseguíainconscienteporelalcohol,talvezyahastaestabaciegoomuertoporbeberdeesaformaynorespondía.Busquécon lamiradaalperro-yoperoésteyasehabía largado, luegovolvíamirara lamujerynotéquejuntoaellaseencontrabaparadaunamuchachitaqueledecíaconvergüenza: «¡Yamamá! ¡Por favor, vámonos!». Se trataba deAlejandra.Porfinlahabíaencontrado.

FlorCanosa

Argentina FlornacióenBuenosAires,Argentina,enoctubrede1978.EgresadadelascarrerasdeGuiónyMontajedelaENERC(EscuelaNacionaldeCineyArtesAudiovisuales)dependientedelINCAA,Florsedesempeñahace12añoscomoJefedeTrabajosPrácticosenelsectoraudiovisualdelCePIA(Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires).Trabajó como guionista para varios proyectos de diversos canales detelevisióndeArgentinayLatinoaméricayeslacolaboradoraautoraldelapelícula independiente Daemonium. Ganó el Premio Equis de NovelaContemporáneaen2015consulibro“Lolas”.

ErosyTánatos

Yonogozaba.

Nogozabaconhombreniconmujer.

DebíadejardegolpearmelacabezacontralosazulejosdurosyblancosdelbañoyabandonaresacostumbredeimplorarleaunDiosenelquenome permitieron creer en la infancia. Presentía que nada cambiaría, pormásestudioscientíficosqueleyeraenInternet.Pormásmeditación,yoga,homeopatía o terapias lacanianas, freudianas, gestálticas. Para mianorgasmia no existía el pensamiento mágico ni los placebos ni lasdrogasdediseño.Nomedespertaríaunamañanaytodohabríacambiado.Larealidadesquedurantelamitaddemividapenséqueelsexomediocreylafaltadeorgasmoseranuncastigoaalgúnmalcomportamientodelajuventud, que quizás había comenzado a masturbarme demasiadotempranoysóloyomeconocíalosuficiente.

Comencé amasturbarme por insomnio y aburrimiento. Tendría unosonce años. Por el cable pasaban una película erótica española y, porprimeravezenmivida,pudeentreverdequésetratabaesodeunapollaarremetiendo.Viclaramentelostestículosgolpeandoynopodíacreerquealguien hiciera eso frente a una cámara. Apenas rocémi vulva con losdedosyyaestabasacudiéndomeenunespasmo.Aúnhoy,másdeveinteaños después, invoco esas imágenes en los momentos en que no tengoporno a mano o simplemente necesito dormirme rápido. Recuerdo esapolla,novistaentera, sólo loshuevos,yesa imagen tienemáserotismoquecualquiersituaciónenlacualhubieseestadoinmersa.

Buscando la piedra filosofal de los orgasmos, saltaba de hombre enhombrecomoesperandoquealgunotuvieselallavedemiplaceresquivo.Estuve a un ápice del sexo lésbico, pero nome atreví a avanzar, y esematerial erótico de fantasía quedó en el disco rígido de las situacionesanheladas con las cuales contaba para mis autosatisfacciones. Pensandoquequizásunsolohombrenomealcanzaba,decidíprobarcondosotres

aldía,ocondosotresalamismavez.Laideadelgangbangesexcitantepero incómoda y creo fervientemente que funciona sólo como unacoreografía del cine para adultos. Sinceramente, yo no conseguíaconcentrarme mientras uno arremetía por detrás, mientras el otro memetíalavergaenlaboca,mientrasmelamíanlastetas.Todosereducíaamisintentosdequemicuerposeacoplaraa losdeseosdealgunode losparticipantes.Odetodos.Peronuncaalosmíos.

Me separé demasiadas veces a los veinte años, quizás porque laanorgasmiamesacabadequicio,yporquecadaencuentrosexual dentrode la pareja se me antojaba un suplicio. Amediados de la veintena meresignéamisuertedefrígidaydecidíquepeorqueestarmalfolladaeraestarsola.Loúnicoqueesperabaeraunparasiempre,uncompañerodevida,puesya teníamipara siempredenogozar connadie.Guardaba lasecreta e infantil esperanza de que todo se tranquilizara en mi cuerpocuando tuviera a mano ese para siempre tranquilo, a quien fingirle losorgasmosenlaorejacomosivierallover.

Loencontréydemoramosdemasiado tiempoen tenernuestroprimerencuentro sexual. Un mes. Durante ese mes creímos enamorarnoslocamenteysusbesoslevantabantemperaturaenmientrepierna.Quizáslaclave de mi placer, pensé, ilusa de mí, es la expectativa, es el roceadolescente.Perono.Losupeencuantomepenetróypercibíqueasusdosarremetidas mi vagina estaba seca y fría. Entonces bajé la cabeza,resignada a mi sino y tuvemi para siempre, quien nunca supo que susmanosysuvergaysulenguanomeprovocabansiquieracosquillas.Mehice adicta amasturbarme en la cama, a su lado,mientras él dormía elsueñodelosjustos.Yoconteníalosespasmosparaqueélnolonotara.Nosólo fingía orgasmos, sino también dolores de cabeza, cansancios,prohibiciones médicas. Rogaba que su eyaculación llegara pronto y norecuerdoquenuncamefollaramásdediezminutos,losmáslargosdemivida.

Cuandoelcalendariomemarcóqueseacercabaelcambiodedécadaydejé de sentirme joven y bella y dejó de excitarme la masturbación ahurtadillas,yaeraelmomentodelaugedelasredessocialesylossitiosdecitas tramposas. Volví a confiar como demente en que en la variedadestaba el gusto e inventaba citas inverosímiles en horarios no

convencionales. Todo aquello que parecía excitarme acerca de loprohibido, era apenas una ilusión. Rompími para siempre, desesperadapor probar si el instante que tenía con un extraño era la clave. Másjóvenes,másviejos,másgordos.Grandescaballerosygrandescanallas.Pusemisexoensusmanos,comosifueraunaprincesaesperandoelbesoqueladespertara,perosólocaíaenunpozoabyecto,solitario,creyendofirmementeenquepodíataparelsoldemiinsatisfacciónconunamano.

Élfueotromanotazodeahogado.Meaferréalbordedesuboteparaquenomellevaralatormenta.Decidícallarmisexperimentossexualesydemostrarlequepodíaserlareinaylaputaquetodohombreambiciona.Me obsesioné con seducirlo y él cayó, demostrando una honrosaresistenciainicial.

Entonces sucedió.No laprimera,ni la segunda,ni siquiera la terceravez.Enesasprimerastrescitassexuales,paraélfuilarameraperfectaquelogróarrancarle tresorgasmossin teneryoniunestremecimiento.Perono lo supo hastamás adelante, hasta queme propuso un juego quemeasqueó, al cual consentí, como accedí a casi todas las experienciasextremasdemivida,buscandoelvellocinodeoro.Memiróalosojosymeplanteólasreglasconclaridaddemaestro.

Pasaroncincoañosdeaquelprimerdíaydeboconfesar,porúnicavezenmividaenvozalta,queparamínohaymejorsexoqueelquepareceuna violación. Una violación consentida. Con una mirada que señalaclaramentehastadóndeyhastacuándo.

Amodecirlequenoharéloquemepida,cerrarlaspiernasconfuerzayquemelasabradeunabofetada.

Que me chupe intermitente, mirándome a los ojos; que me dejeextasiadaperodisconformejustoalbordedelorgasmoparaexigirmequenoacabehastaqueélquiera.«¿Quieresmás?Notelodaré,puta».

Queme penetre hasta el fondo, hasta donde duele y queme saque lavergadegolpejustocuandoestoyapuntodepedirlemásymás.

Quemegirecomounamuñeca, lasmanos inmovilizadas,mordiendolaalmohada,conlosojosllenosdelágrimas.

Que me corra el rímel y me deforme el rostro mientras me habla

despacitoaloídoymeexigequenoacabe,que todavíanoha terminadoconmigo.

Amoquemepidaquemecalle,quemegrite,quemeahorque,quemeponga la funda de la almohada en la cabeza mientras me penetraindiscriminadamente. Amo morderle la polla cuando me la pone a lafuerzaenlaboca,cuandomeprovocaunaarcada.

Amotodoaquelloquepretendíodiarsiempre.Nocabíaenmialmalaposibilidaddelaviolencia,peronoesviolenciacuandolopides,cuandolasmarcassoncontroladas,cuandohayunapalabraseguraycuando losgolpes son fingidosy las caricias son completamentehonestas.Él corremi silla para que me siente, abre todas las puertas para que pase y mesusurraversosaloído.Perocuandoambosdecidimosqueasíserá,soysuesclava,suputainútil,soymuñecadecarne.

Amotodoesoporquedespuésmefollarálentamente,mirándomealosojosyacariciándome.Porquemehacesentirunadamayunaputa.Porquemicuerpoessuyo,porquesucuerpoesmío.Porquepodemosdescubrirquénosgusta,hastadóndellegaremos.Porquelasmarcasquenosquedannoestánsóloestampadasenlapiel.

Loamosóloporqueesconél.Elpríncipedemipensamientomágico,ellustrosocaballeroposeedordelallavedemisorgasmos.Ensuscortasausenciaseselprotagonistademis fantasías,yanoaquelespañolde loshuevossinpolla.

Nosoyunamujergolpeada,soyunamujerfeliz.Yloquetenemosvamásalláde la literaturadepacotilla,de lasmodassadomasoquistasodelas reivindicaciones contra la violencia de género. No es violencia degéneroqueesehombremegolpeeymefollehastadarmeloqueningúnamortranquilonisalvajemedioantes.Noesviolenciadegéneroquemearranque tres orgasmos donde antes no había nada. No es violencia degénero que yo le pida más y más y que haya logrado, con esa mismalengua,esasmismasmanosyesamismísimavergaquehoypuedagozarsinbofetadas.Hoypuedogozarmientraspasadespaciosusdedospormipezónizquierdoymemurmurapalabrassuciasaloídoenel idiomaque

seleantojehablarenesemomento.

Esehombrehoyesmiesposo,elpadredemisdoshijos,quiencocinala cena todas las noches. Ese hombre duerme a los niños y les cuentaalguna historia inventada y después se mete bajo la ducha largamente,mientrasmedesesperoenlacama,esperándolo.Saledelbañotarareando,tranquilo,ycierralapuertaasuespalda.Yonosésivendráunbesooungolpe,peroséqueloquevenga,meharáinfinitamentefeliz.

ÁlvaroMorales

Uruguay Escribodesde los13años.Relatosdemiautoríahan sidopremiadosenuna veintena de antologías. Entre ellas: finalista en el IV Certamen deRelatos Breves de la Asociación Cultural “LasAlcublas” con un relatotitulado“Alejandría”;accésitamejorrelatoenlenguacastellanaenelVIIConcurso de Microrelatos de Terror y Gore (2013), que organiza elFestival de Cine de Terror de Molins de Reis con un relato titulado“Niños”; seleccionado en la antología homenaje a Julio Cortázar de laeditorialArtGerust, con un microrrelato titulado “Espejo 10”; en el IIIConcurso de Terror ArtGerust, Homenaje a Edgar Allan Poe, con unrelato titulado “Sótanos”; mención en el concurso “El saber no ocupalugar”, en Tala, Canelones, Uruguay, con el relato titulado “El zurdoVillalba”; finalista en el Concurso Literario Gonzalo Rojas Pizarro, enChile,conelrelatotitulado“Eljuegodearena”;finalistaenelICertamen

Mundial Excelencia Literaria 2015 en las categorías cuento, aforismo yensayo; finalista del concurso Carbono Alterado que organiza enMontevideo MMEdiciones con el relato titulado “Regreso a Alba”.Recientemente he publicado en dos revistas de ciencia ficción: lacolombianaCosmocápsula,ylaargentinaAxxón.

Cornudos

Hoy ha llegado a nuestramesa de trabajo la estadística quemarca laevidente protervia, el colmo del oprobio, traducido en números quepretendenrevelarlarealidad.El78%delasmujerescasadassoninfieles. Loquedesconoceelautordelartículo(quedeseguroesmujeryestáabarcadadentrode laestadística)esqueestosdatosse traducenenotrosdatos. El 78% de los hombres casados son potenciales homicidassocialmentejustificados.Siunhombreasesinaasumujerporserleinfiel,y no cae en el exabrupto (exceso de llanto, infantilismo, suicidio) serádetenidoporlapolicía,cuyocuerpoprincipalestácompuestoenun78%porpolicíascornudos;serájuzgadoporabogadoscornudos,yalfinal,unjuez con una gran ornamenta bicorne le ajustará la sentencia que elsistemaenteroconsiderarámásadecuado.Enotraspalabras,uncomplejosistemaseactivarápara liberarlo.Existenpenasmenoresque,comosea,permitirán que el individuo no pase más de cinco años detenido. Elperiodismo guampudo será reticente a las noticias derivadas de sucesoscomo estos, los jefes de programación cabrinos de los canales cuyosdueños hombres tal vez también sean cornudos, destacarán otro tipo deinsucesos y dejarán los referidos a un ajusticiamiento para cuando losobligue el evidente escándalo público. Al reintegrarse a la sociedadguampuda, los diversos cornudos con los que se cruce le seráncondescendientes, digamos el antiguo empleador, cornudo resignado,podría haberle aguardado el trabajo; el almacenero le fiará con guiñosquetraduceneldolorcomprimidoylatácitacomprensión;losvecinosdelbarrio rezongaránalque le llameasesino.Chsss,noesunasesino, sóloencontróasumujerconotro.Ah,poresolamató.Ycomentariosporelestilo. El 78% de lasmujeres casadas son infieles, revela el artículo enformatansimpática.Pueselconsecuente78%dehombrescornudossehaconvertido en una masa inerte, un silencioso preámbulo del asesinatojustificado. *** M.M.despertóenunacamadelhospital.Al instante rompióen llanto.

Pensó en sacarse los tubos que le salían de los brazos, pero al sentirsepeligrosamentemareado,sedetuvo.Teníaungranvendajequelecubríalamitadizquierdadelacabeza.Noeradolorloquesentía,sinocomosileestuvieraporestallarelcráneo. Unaenfermeraentró,lovio,yvolvióasalirapresurada,sindecirleunapalabra. Pasaron unos segundos y entró un policía. No parecía uno común,sendascanaspoblabansucabezaysubigote.Emanabaunexageradoairedeautoridad. M.lomiróylaslágrimasvolvieronarodarporsusmejillas. —Lo…losiento—dijotartamudeando. Elpolicíaseleacercóylepusounamanoenelhombro. —Tranquilo,amigo.Nolosienta.Tranquilícese. —Yo… —Respirehondo.Tranquilícese. Intentó obedecer. Poco a poco el ritmo de su respiración fuedisminuyendo. —Cuéntemequélehaocurrido. —Bueno…pues…¿Nolosabe? —Megustaríaescucharlodesupropiaboca. —Entiendo…—dijoyrespiróhondo. —Tómeseunapausa.Nohayningúnapuro. —Descubrí quemimujerme engañaba—dijo de una y sintió que elllantoloinvadía. —Tranquilo,tranquilo…—Lepalpóelhombroelveteranopolicía. —Bueno…Yoyasospechabaalgodelcompañeritodelgimnasio.Ellamehabíadichoqueeragay,pero…¿Noesacaso loquedicensiempre?Unocaptaunapequeña sutilezay cuando insinúa algo, recibe respuestasdisparatadasquepornopasaramayoresunoignora.Hastaqueelengañosevuelveevidente. —Loentiendoperfectamente.Continúe.

—Nohaymuchomásquecontar.Volvíacasaayerdenoche.Lehabíaleído losmensajes en el celular esamismamañana, yme había pasadotoda la tarde como sonámbulo en la oficina, intentando pensar unaalternativa que no estuviera plagada de odio y que no implicara unadesgracia.Nolaencontré.Demodoquetomémiarmaylemetídostiros.Despuésmedisparéamímismoen lacabeza.Duranteun instantepenséqueestabamuerto. —Graveerror.Sipensó,noestabamuerto… —¿Cómo? —Yalehedichoquesetranquilice.Yonosoyunsimplepolicía.Ynohevenidoameterlopreso. —¿Cómodice? —Hevenidoparaquehableconunamigomuyíntimo.¿Estádispuestoaquelepresenteaesteamigo? M.afirmóconlacabezayledolierontodosloshuesos. El hombre salió de sala y a los pocos segundos volvió a entraracompañadode otro.Vestía un elegante traje color oscuro, corbata rojasobreelcuellodeunacamisaceleste.Teníaelpelopeinadoconunacasiimperceptiblecapadegomina. —Buendía,M.—dijosinmirarloalacara. —MinombreesJ.R.C.,ysoyjuezdelestado. —¿Cómo? —Eso—interrumpióeluniformado—.J.R.esjuezyyonosoypolicía,soycomisario. —Noentiendo…Mevana… —Hemos venido a recordarle bien los hechos. Usted está muyconfundido. M.norespondió. —Ustednomatóanadie,miamigo—continuóelcomisario. —Peroyo… —Ustedentróasucasayahíhabíaunladrón.

—Yo…noestoyentendiendo. —Yavaaentender.Porahora limíteseaeso.Elsucesoyaestáen losnoticieros. Un hombre, usted, llegó recién caída la noche a su casaprocedente del trabajo.Allí encontró a un ladrón con quien entabló unaluchaencarnizada.El resultado fatal fuequeeldelincuente le asestódossendosdisparosasuseñora,unoausted,yluegoentablófuga,dejándolosalosdospormuertossinrobarnada. —Peroesonofueloque… —Fueexactamenteloquepasó—leinterrumpióeljuez. —Siprendeeltelevisorvaaverentodoslosnoticieroslasentrevistasque ya les están haciendo a sus vecinos indignados — completó elcomisario. —Yo… —Aún no entiende. Nosotros entendemos su odio, entendemos suindignaciónysudolor. M.pareciócomprendersúbitamente. —Nomedigaque… —Sí—lointerrumpióeljuez—.Unjuezdelestadocornudo… —Yuncomisarioconastas—completóelotro. —Esincreíble… —Sí,losabemos. —Ahoraustedtranquilícese.Ymantengalaversiónquelehemosdado.Nosesalgadellibreto.Vendráenunosminutosunsecretarioqueledarálos detallesmásmínimos de la declaración que deberá hacer entrada latarde. —Entiendo. —Porahoraquédesetranquilo. —Muybien. Loshombresamagaronencomenzarasalirdelahabitación. Elcomisariosedetuvo.

—Dígamealgoquemeestoyolvidando… —Loescucho—dijoM.yacompletamentedespabilado. —Sabemoselgimnasioalque iba sumujer, loquenosabemos es elnombredeldegeneradoese. —Ah,elnombre. —Sí,elnombre. —Selodigo.Anote…Sellama…

RosaMaríaGuijarroParedes

EspañaLicenciadaenFilosofíaporlaUniversidaddeBarcelonayDiplomadaenBiblioteconomía y Documentación por la misma universidad, trabajacomobibliotecariaenunabibliotecapúblicaenBarcelona.Hacursadoalolargodel2013,2014y2015algunoscursosdenarrativayrelatocorto,comenzando de esta manera su incursión en una de sus pasiones: laescritura.Publicaunblogdondedariendasueltaasussueñosmediantelapalabraescrita:http://antesatardecer.blogspot.com.esSurelato“Ciro2.0”seencuentraenlaseleccióndecuentosdelIConcursode relato corto de temática libre de zona ereader 2014, publicado porWolder Electronics. Ha ganado el 3er premio (Viola), con el relato“Borrados”enelIVcertamendelsJocsFloralsdelbarriodelCongrés-ElsIndians de Barcelona en abril de 2015. El relato está publicado en laseleccióndetextospremiados.Enjuliodel2015lehanseleccionadocomofinalistaelrelato“Bookmark”publicadoenlaantología“Sueños”deOjosVerdes ediciones. También ha sido seleccionada como finalista con surelato “Al otro lado del jardín” en el XIII Concurso de Relato Corto ypoesíaCañosDoradosconvocadopor laAsociaciónCulturalLosCañosDoradosdeFernánNúñezdeCórdoba(España)ypublicadoensurevistaliterariaenseptiembredel2015.Haobtenidola1ªmenciónespecialporsu

relato “Borrados” en el III Certamen Carlinga de Relatos cortos deCiencia Ficción de la editorialCarlinga (Sevilla) y será publicada en laantologíadelcertamenenoctubre,2015.

A.V.E

Mario y Cristina se dan cita en un céntrico hotel de la capital. Laconsignaprincipalconsisteenencontrarsedirectamenteenlahabitación,aoscurasysinmediarpalabra.Solosuscuerpossecomunicaránmedianteelúnicolenguajequelesespropio:eldelapiel.Hanacordadoquenadamástengacabidasalvolaconsumacióndesupropiodeseo.Niunavocal,niunmonosílabo.Todooscuridad,solamenteellos. Mario lleva un rato en la habitación, fue con tiempo suficiente paraprepararlo todo.Ha sustraído las bombillas de las lámparas, sellado laspersianasydesconectadoelmóvilparaqueni la tenue luzde lapantallapuedafiltrarungramodeclaridadenlahabitación. Cuando llega la hora, Cristina abre la puerta tal y como habíanquedado.Éllaesperaenelcentrodelahabitaciónconnerviosismo.Ellacaminapocoapocohastaencontrarseconél.Ahora,yamuycercaelunodel otro, alargan sus brazos hasta tocarse. Primero llega él, que condelicado asombro recorre con su índice el rostro de Cristina. Es tal ycomo se lo había imaginado, de anchos y angulosos pómulos, mentónrespingónypieldemelocotón.Ellahacelomismoyseencuentraconlosdetalles que él le advirtió: una barba espesa que recorre con sus dedospara luego abrirse paso entre su pelo ensortijado. Él es el primero enlanzarseparairmásalláyempiezaareseguirconlayemadesuíndiceladelgadalíneaqueseparaelcuellodesuespalda.Losdedosrespondenalasuavidaddeltactohundiéndoseenlacarneycaminandopocoapocohacialaespinadorsalcomoúnicosenderoaseguir.Mientrastanto,eltejidodelvestidocedeantesutactoyélseadentraenlacurvacóncavadesucóccix.En ese momento Cristina le frena con un ligero respingo, arrugandoligeramente la nariz (como si el olor que desprende Mario le hubierallamadolaatención).MarioatiendealaseñalcomounsutilrechazoysepreocupapensandoquequizáCristinanoquiera seguir jugando con susreglas. Pero el gesto de ella es tan solo un delicado toma y daca paraabrirsepaso.ParecequeeltactodeMariosobresupielyelolorqueéstedesprende ha logrado excitarla antes de lo esperado. Los meses tras lapantalla del ordenador esperando el ansiado encuentro han conseguido

quelatemperaturaasciendaprecozmente.Marionoacabadecreérselo,lamujerquellevadeseandodurantemeses,protegidoporlared,lereclamaysedejahacersinpensarenlasconsecuenciasquecualquierfallopodríaoriginar. Cristina sigue rozándose cuando su mano desciende hacia laentrepierna de Mario y encuentra el regalo que lleva tanto tiempoesperando. La recepción de la mano de Cristina es recibida consatisfacción.Marioestáenlacumbredesuexcitaciónynoaguantamás,ladeseaallí,ahoramismo.

Ambos se entregan de inmediato, no hay tiempo para preámbulos, lapielmandaydurante los siguientes sieteminutosnohay tiempopara elerotismoylainsinuación.

En laoscuridadde lahabitaciónduranteesosbreves instantes solo seescuchan dos cuerpos húmedos en simbiosis. Cuando ambos llegan almerecidoéxtasisyyacenenelsueloelunojuntoalotro,CristinarompelaprimerareglayemiteunapalabratrasotraconstruyendolatemidafrasequeMarionodeseaescuchar:

—¿Porquénoencendemoslaluz?

Mariohabíasidomuyprecisoensusinstrucciones:noencenderlaluz,no hablar y solo tocarse lo justo hasta excitarse. Después, por másdoloroso que pudiera parecer, despedirse de igual modo. Pero Cristinaparecenoestardeacuerdoaunqueélinsisteensudecisiónynocontesta.Seviste,recogesuscosasyabrelapuertaparasalirsindeciradiós.

Cristina, ahora ya sola en la habitación, busca con desespero elinterruptorycuandoloprendeadviertecondesilusiónqueMariohablabamuyen serio, ni tan solohadejadounabombilla.Corre hacia la puertacon la esperanza de encontrar luz en el pasillo y con suerte alcanzar averlo,peroMariohacalculadohastaelúltimodetalle, tampocohay luz.Cristina está a punto de salir corriendo con el único objetivo de ver aMariocuandoadviertequetodavíanosehavestido.Entraatodaprisaenlahabitaciónsevisteconlamayorrapidezdelaqueescapazysaledeallíatodaprisa.Peropormásquecorre,pormásqueponetodosuempeñoenreencontrarseconélenlapuertadelhotel:nada.LaGranVíaaestashorases un hervidero humano, el hábitat perfecto para aquél que desea pasardesapercibido.

Cristina, cansada y resignada, alza el brazo para pedir un taxi y en

menosdeunminutoparaantesíuno.PiensaenlasuertequehatenidodeencontrarunolibreunviernesnocheaesashorasyenplenaGranVía.Eltaxistalepreguntaqueadóndelalleva,yCristinacontestaqueaAtocha,que tiene prisa y que teme perder el A.V.E que sale dentro de veinteminutos. El taxista asiente mientras la observa con detenimiento por elretrovisor. Lamiramientras piensa que en su imaginación no la podríahaber creadomás perfecta de lo que ya era. Cristina está sentada en elasientotraserodesutaxi,todosuplanestabasaliendoperfecto.Lamujerconlacualacababadeconsumarsusueñoenlaoscurahabitacióndehotel,descansa ahora sentada a escasos centímetros de él nuevamente. Poderescucharsuvozyobservarla,ahorasí,eslatotalsublimacióndesudeseo.La acompañará hasta Atocha, mientras tanto la seguirá observando sinningúndisimulomedianteelretrovisor,tienetotalimpunidad.Despuésdeaquellonovolveráaverla,tampocochatearádenuevoconella,eselfinyeselprincipio,nonecesitamás.

Mientras tanto en el asiento trasero,Cristina se sumerge en el vacío,explorándolo tras lo ocurrido no hace ni tan solo una hora en aquellahabitación de hotel. Se siente además sucia por haber disfrutado con undesconocido. Saca las gafas del bolso a la vez que arruga levemente lanarizcomoenunactoreflejomovidoporalgoquenoacabadeentender.Apesardequelasensacióndeextrañezapersistenopuedeevitaresgrimirunasonrisadepicardíaensuslabios.Quizáaldarsecuentadequealgohairrumpido en sumonótonaviday se sorprende a símismapensando enencenderdenuevoelordenadorcuandollegueaBarcelona.NoimportasinohablamásconMario;otrosllegarán. Continúa el recorrido por las céntricas calles de Madrid. MarioobservándolatraselespejoyCristinasumidaensuspensamientos. MarioaparcadelantedelaestaciónyleindicaaCristinael importeaabonar.Ellapagaysaledel taxiconpaso firmeyseguro,moviendo lascaderasalritmodesustacones. Porunmomentofrenaelpasoantesdeentrarenlaestaciónysimulaunintento por girarse hacia el taxi, pero no lo hace. Mario la sigueobservandoaliviado,nohaypeligro,lavealejarse.

Él suspiramientras piensa en cuanto le gusta su nueva vida y en lasganasquetienequelleguelamedianocheparavolveracasayencenderelordenador.Mientrastanto,enlaotrasalidadelaestación,unchicojovenconunabicicletaplegabledecolorazulalzaelbrazosolicitandountaxi.Mario arranca y se dispone a atender la solicitud de su nuevo clientecuandodeimprovisosuenaunbipensuteléfonomóvil.Cogeelteléfonodelaguantera,esunmensaje,lolee: “Mehagustadoelpaseonocturnoentaxi,gracias,Cristina”. MarioreflexionaypiensaenquéhapodidofallarparaqueCristinalereconozca. Recibeunnuevomensajeysedisponealeerlo: “Hay olores inconfundibles… deberías haber pensado en ello… Apesar de todo, me ha gustado la puesta en escena. Gracias. Adiós.Cristina”.

J.L.MuñozdeBaenaSimón

EspañaJoséLuisMuñozdeBaenaSimón,deMadrid,esprofesordeFilosofíadelDerecho en la UNED. Autor y coautor de una treintena de artículos,manuales,monografías,edicionescríticasy traduccionessobre temas desu especialidad.Autor de dos novelas,Lamanchamongola (Libertarias,2010)yDondenegroeselcolor,dosnovelascortas,EldiariodeEstebanMunguíayTodoslosgusanosdelmundo,ynoventaycincorelatoscortosymicrorrelatos.Estambiénganadordevariosconcursosliterarios,autordevarios textos sobrecinepublicadospor la editorialTirant loBlanc yautordeunlibrosobreKurosawa,depróximapublicación.

Elídolo

Elídolo(mayaoincaico;Cidnolorecordabaconexactitudyademássiemprehabíaconfundidoesostérminos)representabaunafigurahumanaen cuclillas, con la boca desaforadamente abierta en un gesto que podíahaber sido pensado por su autor como dramático u obsceno, quizásimplemente risible. Nada pudo aclararle el comerciante que se lomalvendió, un chinoquehablaba un castellano atroz y parecía acuciadoporcerrarlaoperación.Elfalodelafiguraeramonstruoso:unapéndicegrotescamenteelongado,dehostil rectitud,queelpasodel tiempohabíarespetadoíntegro.Lapeanaenlaqueelglandedescansabaparecíahaberayudadoaeseobscenoprodigioque,segúnexplicóelorientalguiñándoleunojo,asegurabaalpropietariobuenasuerteyéxitoconlasmujeres.Elprecioeraaltísimo,perosuasesorlehabíadichoquevalíamuchomásyque sólo la premura del viejo por cerrar la operación explicaba esatorpeza. Cid,nuevoricosininterésporelarte,habíaadquiridolafiguritacomounamerainversión,sintenerencuentasupresumiblevalorarqueológico.De vuelta a casa, se extrañó ante la impericia con que habían sidomarcados los orificios corporales de la figura, desmesuradamenteabiertos: las cuencas sin ojos, el ombligo, el ano, las orejas de lóbulosquebrados.Sólolasmanos,apoyadassobrelasrodillas,laspiernascortasyabiertas,habíanmerecidounaciertaatencióndelmodelador.Cansadodemirarlo,decidiósaliradarunpaseo. LasaventurasnocturnasdeCidacostumbrabanaserpatéticas,perosudeterminación de proseguirlas siempre podíamás que los fracasos. Esanoche, las cosas le fueron mejor que de costumbre. Conoció a unamuchacha y la invitó a cenar en un restaurante de moda, donde estuvobrillanteen laconversación, resueltoperoa lavezgalantey respetuoso.Demadrugadafueronasucasa,dondepasaronlanoche.Comprobó,conasombro, que sus cualidades como amante se habíanmultiplicado hastarozar el prodigio. La chica, igualmente asombrada, le solicitó otroencuentro,peroél,temerosodenosercapazderepetirlaproeza,resolviódiferirlapretextandounviajeimpostergable.

A la mañana siguiente, tras la marcha de ella, examinó con

detenimiento el ídolo; lo encontró cercano, familiar, como si su solapresencialetransmitieraunaenergíadesconocida.Quizáfueseverdadquetraía suerte, quizá no. Pero prefería creerlo, nada iba a perder con ello.Cideratanescéptico,queestabaencondicionesdecreercualquiercosa.

Durantelaspróximassemanas,susuertecontinuó:todotipodemujerescaíanrendidasantesusdotesamatorias.Ansiosoderesarcirsedemuchosfracasosyhumillaciones,secomportóconaltivez.Nuncarepetíaunacita;cuantas mujeres intentaron repetir la experiencia fueron rechazadas. Laciudaderaenormeyelnúmerodechicasdisponiblesseleantojabaeterno,como una tropa de ninfas disputándose sus favores, su petulancia, suinaplazable desdén.Ni siquiera las noches sin dormir lo retraían de esevicio, cuyo mayor encanto era su absoluta gratuidad: sin pactos con eldiablo,sinfechadecaducidadniconcesionesdeningúntipo.Sepreguntócuántos habrían poseído el ídolo durante todos esos siglos, cuántosafortunadoshabríanhechosuyaesasensacióndevictoriaqueparecíanotenerfin.

Una noche de sábado, se notó cansado. Bebió más de lo habitualintentandoentonarse,perosuánimoestababajoyelingenionoacudíaalacita.Rechazado por variasmujeres, pero decidido a no rendirse, siguióintentándolo de bar en bar hasta acabar en la zonamás peligrosa de laciudad,dondeunamujerenormeydesgarbada,defaccionesrudasypelorubioplatino,se le insinuócon torpeza.Eran las tresde lamadrugadayCid,completamenteborracho,pensóqueeserostroveladopor labrumaeramásagradablequeeldelfracaso.Tomaronuntaxi,quelosdejóensucasa.

Se acariciaron en el sofá durante varios minutos que encontróinterminables.Aldescubrirquenosentíanada,todasuseguridadsetrocóen miedo. Para colmo de males la mujer, muy excitada, se mostrabaimpaciente. Con el fin de ganar tiempo, le rogó que le esperara en eldormitorio. Fue al salón a buscar el ídolo, pero no estaba allí. Trasrevolver la casa, lo halló en el desván, junto a una nota de la asistentarogándolequeladisculparaporhaberrotolaestatuillaypornohabersedecididoapegarla.

Invadido de pánico, Cid miró la figura de barro en cuclillas: el

miembrosehabíarotoporlabaseylamujer,temiendoqueseperdiera,lohabíaapoyadoenlapartetraseradelapeana,encajandosuextremoenelorificioanalde la figura, entre las piernas separadas. Intentó sacarlo deallí,peroestabademasiadoebrioytemióestropearmáslascosas. Regresó al dormitorio de pésimo humor. La mujer, que le esperababajolassábanassinpelucanimaquillaje,escuchóensilenciosuspalabrasdesabridasinvitándolaamarcharseantesdecomenzarahablarleconunavoz susurrante, extrañamente grave, llamándole con un diminutivo deanimalenelquefueincapazdereconocerse.Presadeunaterriblecerteza,Cidapartóaunladolasábana.Apenasalcanzóaentrever,conasombro,eltonoazuladode lasmandíbulas, losenormespies, lasmanosfuertesquelo asían con brutalidad para inmovilizarlo boca abajo; la larga sombrarecortadacontralaclaridaddelassábanas,quebuscabasuzagacondeseoya impostergable. Incapaz de resistirse, se limitó a desear que todoacabaraloantesposibleyamaldecirhastalaextenuaciónasuasistentayalosaztecas,mayas,hotentotesoloquefueran.

RobertoMigoya

EspañaRobertoMigoyaRamos—1976,Ponferrada(León)—esunespañolquecomenzósuviajeconlaescrituramuchosañosdespuésdelicenciarse,conmediocridad, en la carrera universitaria de Historia del Arte. Aquellafacultad de Filosofía y Letras de la Universidad de León bien podríahabersellamadodeNocheyBaresparasucaso,noobstante,hoycuentacon la satisfaccióndehaberpublicadomásdeunaquincenadeobras endistintaseditorialesylasdemásplataformasliterariasquehancreídoensuvalía. Entre estas historias, por publicitar algunas, se encuentran: “Lajuventudsufrida”y“ElreyDavid”(Ed.Evohé);“Adicción”,“EStrAÑA”y“Matemáticaparainiciados”(Ed.Orola);“Mirandohaciaabajo”y“Auntirodepiedra”(Ed.deLetras);“Enlagrutadelreydelamontaña”(TercerpuestoenlaSemanadeNovelaHistóricadeQuintanardelRey).Y,cómono, los tres relatos pecaminosos que Pukiyari Editores ha tenido lagenerosidad de mostrar al mundo: “Juguetes rotos” (2014), “Hijas deLesbos”(2015)y“Europa”(2015).

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HijasdeLesbos

La primera vez que fui de putas me sentí nerviosa, ilusionada. Unpueblopequeño,unasociedadmachistaenlacualyoeraelbichoraroquedebíaesconderse.Menegué.Meatreví.Saquéarrestosdedondesolohabíaprejuicios. La valentía era el arma del cambio. Exigí mi derecho a serigualquelosdemás.Laprimeravezquefuideputasseobróelmilagro. Me gustaba salir. Beber. Colocarme con los amigos. Divertirme yexplorar los límites.Destrozaresa ideadefuturopreconcebidoparaunachica bien de clase media. No deseaba maridos, ni niños, ni una pollalacerando mi coño insensible al macho. Necesitaba leer, precisaba unabuenapelidevezencuando,músicaatodashoras.Yescribir.Yvivir.Micoño ansiaba una lengua, unos dedos femeninos que lo humedeciesen.Embriagarme.Embriagarmepara saciar aquella sequedadquemeestabavolviendo loca.Mimadreme acusaba de alcoholismo.Me juzgaba.Mecondenaba al eterno Qué dirán. Mi madre decía: «Bebes como unhombre».Mal.Mimadreeralaloca. Deambuléporlascallesaaltashorasdelamadrugada.Solíahacerloamenudo. Adoraba aquellos excesos bajo las sombras titilantes de lasfarolas,lassiluetasdelostrémulosamantesrecortadascontralapareddeunsombríoportal.Nuncatuvemiedo.Nuncamesucediónadaqueyonoprovocaseapriori.Enunaocasión,amparadaporlaoscuridaddeuntúneldesierto, camelé a un desconocido. Le chupé su verga bajo las vías delferrocarril. Un trozo de carne sin sabor, una leche agria y un par deespasmosajenos.Hicefelizaltipo,lorecordaríatodasuvida.Exageraríala anécdota en cada timba con los amigotes. Yo no me conmoví ni unátomo.Deambuléaquellanochecomoésta,comotantasotras.Enbuscadenovedad,enbuscadeunamadurezlibertinaquenodaballegada. Habíatrasegadomásdelacuenta.Miscompañerosdejaranasehabíanido o estaban despejando la moña en algún rincón privado. En ciertomodo los envidiaba. Lo tenían todo tan claro, se hacían tan pocaspreguntas.Busquémispropiasrespuestas.Nolasencontréenlosdespojosde la fiesta.No lasencontréen losbabososqueperseguíanmicontoneo

instigador,mislargaspiernasylaimperiosaobligacióndedemostraresamasculinidad estúpida a sus diminutas mentes. No las encontré en lasfrígidas hembras que volvían a la seguridad de sus armarios, a laseguridaddeunasvidascercadasporlacostumbreyeltedio.Alcontrario,halléunasalidadondemenospensaba.Allíestaba,delantedemisojos.Elrepartidor había dejado el diario de lamañana sobre elmismo escalóndondeyodescansabalacurda. Abrí las páginas por la mitad. Leí pormero instinto, sin curiosidad.Noticias sobre la zona, noticias que hablaban de política, economía ycrisis. Fotos de maleantes con sus trajes de hombres serios, fotos deaccidentes y otras penurias. Todo, siniestros sin diestros. Había muchaincitaciónalmiedo,muchoconservadurismo,detrásde lasopinionesdelos columnistas. El enfoque se intuía interesado, podrido. Mentirasenvueltas en un lazo lírico.No había nada en aquel periódico local quepudiesellamarmiatención,oesocreí.Pasélasnecrológicasconalgodeyuyu y llegué a los anuncios. Pisos, alquileres, coches, compraventasvarias, etcétera, etcétera.Relax.Centré la vista, leí detenidamente.Al finunacosademiagrado. “Francés,cubana,coreanoygriego.Francésnatural, francéshastaelfinal.Tragoesperma.Jovencita,madurita.Cientoveintedepecho,setentade cintura. Colombiana, búlgara, española y japonesa. Hago de todo.Lluviadorada,sumisa.Soytuperra,conviértemeentuesclava.Solterona.Estudiantes. Servicios a domicilio, oferta fin de semana. Casada, viuda.Veinte euros, mamada; completo, cuarenta. Gay pasivo. Gay activo. Gayparachicos”. Unmercadodecuerposdestinadoavarones,ununiversohomo en sudefinición latina. ¿Dónde estaba lo mío? ¿Dónde hostias se escondía elauténticosignificadoderaíceshelenas?Nohabíanadanuevoenelreversodelacarne,prostituciónclandestinadeorientacionesmisóginas.Noquisecreerlo.Probé. Arranquélapáginadecontactos.Memoricéunodelosanuncios.Mefuialacabinamáscercana.Unteléfonoincrustadoenlafachadadecorreos,abierto al exterior, tenía una visera de plástico transparente como únicoadorno.¡Quésoplapollez! Doscríosborrachosmesubieronlafaldamientrasrebuscabamonedas

enmibolso.Nosabíadedóndehabíansalido.Pasédeellos.Pormícomosisepajeabanallímismo.Restregaronsuspichasflácidaspormismuslos,pormisglúteos.Elmásvalienteseatrevióasepararmeeltanga.Megiréenojada. Balbucí algún insulto. Se dieron a la fuga tras el tercerimproperio desmesurado.Huyeron como las ratas que eran.Vomité unaamenazaasuespalda.Niñatosdemierda. Cogíelrecorte.Loplantéalladodelosbotones.Marqué.Untono,dos.Seis.Ibaacolgary… ―¿Sí? ―Llamoporelanunciodelperiódico… ―Dime,miamor. ―Megustaríaverte. ―CalleLasAcacias,númerotrece,cuartoizquierda.Treintaeuros. ―Eh,vale. ―… ¡Yaestaba!¿Esoeratodo?¿Asídefácil?Elmundoeraunajodidajaulademente. Acacias,trece,cuartoI.Lotenía.Mehabíaacordado.Loapuntéporsiacaso.Diunbuenlingotazoalapetacaparainsuflarmevalor.Meardieronlastripas.Caminéhaciaelbarriodelasflores,noestabamuylejosdeallí. Iba más excitada cuanto más me acercaba a mi destino. Noté lospezonesdurosdentrodemivestidoentallado.Losviabultarseenlalicraceñida,nuncausabasostén.Lospalpéypercibíunadescargadeplacer.Nofue por el frío, aquél estaba siendo un tórrido verano, mi cuerporeaccionabaporlatensiónpreviaaléxtasis.Unabuenaseñal. Lleguéaladirección.Comprobéelnúmerosobrelapuerta.Miréhacialos lados. Ni un alma en la calle, ningún fisgón asomando su ridículamoralidadentrelascortinasdelasviviendassuperiores.CuartoI.Timbréenelporteroautomático.Laentradaseabrióconunchasquidomecánico.Empujéansiosa. Elportalestabafresco.Yobufé.Elpechosemeinflamóporlarápidarespiración,porelapetito.Lospezonesenhiestossubieronybajaron.Elcambiodetemperaturanoleshabíaayudadoarelajarse.Pulséelbotóndel

ascensor.Metemblólamano,meflojearonlasrodillas.Elmalditoaparatonofuncionaba,conlosnerviosnimehabíadadocuentadelcartelpegadoa la puerta: “Averiado”. Cuatro pisos. Tocaba gambear. Me quité loszapatosdetacón. Pateé aquellos peldaños. La escalera olía a cerrado y a fritanga.Recuperé el aliento en el segundo. Tenía que dejar de fumar. Elrozamiento del muslamen, unido a mi agitación interior, me habíaproducido una especie de pasmo. Manoseé mi entrepierna. Acaricié lasminúsculas braguitas. Tapaban lo justo, pero no impedían que el flujoviscosoresbalarayapormisinglesrasuradas.Estabacachondacomounaperra.Apretéelpaso. El lugar: cuarto izquierda. El din-don del timbre aceleró mi ritmocardíaco.Micorazónestallócomoelmotordeunbólido.Oípisadasdelotroladodelapuerta.Missienes:pum,pum.Oíamicorduradiciéndome:Lárgateatodapastilla.Nolohice. Lapuertaseentreabrió.Lacadenadeseguridadmedejóvermediacaraamigable. Un semblante de mujer atractivo, maduro e inexpresivo.Iluminósuspupilasalverme.UnbrillofurtivoquesoloreconocíamoslasnacidasenLesbos. ―Buenasnoches―dije. ―Hola ―una voz cordial pero ruda, tabaquismo añejo―. Entra,encanto. Descorrió el pasador. Avancé hacia adentro. Se hizo a un ladoeducadamente.Mecomióconlamirada.Lalicrainsinuantedemivestidocolor pistacho nunca pasaba desapercibida. Me encantaba provocar, meencantabaquelaspersonasardiesenaldescubriresedesnudovelado.Yoleechéunvistazoalentrar:camisóndemuselina,lenceríanegradepuntilla,tetasbienpuestas, con las copas firmesyunprofundocanalillo, cabellocastañomalpeinado,desgreñado,apelmazadoporhorasdecama,rasgoseslavos en su tez, barbilla pronunciada, nariz picuda, delgada, ojoshundidos y pequeños, verde oceánico, misteriosos y lascivos, ampliascaderas, vientre plano, cicatriz de cesárea, estrías en sus pernilescorrectamente torneados, gemelos finos, tobillos a juego, pantuflas depompónplumífero.Cuarentaycincotacosalmenos.Mesacaba todaunaadolescencia. Aspiré su esencia de jazmín y sexo reciente. Percibí un

pinchazoenmiclítoris.Noestabanadamal. ―Alfondoaladerecha.―Meseñaló. Agradecí la indicación, el interior estaba prácticamente a oscuras.Progresé por la caverna. Anduve despacio, masticando los detalles. Unpisoenormeytaciturno,vacíodeenseressuperfluos.Alfinaldelpasillose intuía una luz tenue, rojiza. Era fácil, el resto de las habitacionespermanecíancerradas. El dormitorio mezclaba tintes kitsch con la herencia ornamentalfranquista. Parecía un decorado de Lynch. Una cama imponente con elreciocabecerodemadera,cubiertaporunacolcharojaaterciopelada.Dosmesitasalosladosconsendaslámparasirradiandocarmín.Moquetaparaelsuelo.Elgranateoriginalsehabíadesvaídoporeluso.Enunlateral,uninmensotapizconunaescenadecazaocupabagranpartedelmuro.Unacómoda de barniz gastado presidía los pies del camastro. No habíaarmario, locualencontrémuyapropiado.Elcuartodisponíadeunbañoparticular. Se podía ver la luz encendida a través de las rendijas de lapuerta. Lamujer, ami espalda,me sujetó el brazo.Me estremecí.Los poroscomo puños apretujados. El vello disparado al techo, donde unaennegrecidabombillasehabíafundidoderisa. ―Tranquila―dijoladama,ronqueando,afable―.Soloquieroquemeacompañes al servicio… Tenemos que lavarnos antes, es por simpleprecaución. Laseguí.Aquelaseonoeralobastantegrandeparaambas.Mesentéaesperarsobrelatapadelváter.Ellafuelaprimera.Únicamentesequitólasbragas.Admiré la naturalidad con que lo hizo.Memostró sumonte deVenus pelado de vegetación y una mueca juguetona. Abrió el grifo delbidé.Seremangóelcamisónylosujetóconelcodoizquierdo.Remojósuraja imberbe en el agua caliente. Se secó con una toallita y, luego, dejócaerlentamenteelrestodesuropa.Noperdídetalledetodoelproceso. Mi turno.Medesnudócomosi fuesesumuñequita.Yomedejéhacer.Era un pelele entre sus hábiles manos.Me colocó sentada de cara a lapared.La lozaaúnconservabasucalor,elaguaquemaba tantocomomicoño.Ellaseagachóamiespaldaconunaesponja.Lavómiconejoconextremocuidado,conternuraincluso,perosinolvidarsedelaverdadera

finalidad, frotando a conciencia todos los pliegues demi vagina, demiano. Me enjabonó primero y acto seguido me aclaró. Me secó con lamismatoallita.Sussenosrozaronmishombrosconcadamovimiento.Pielcontrapiel.Sensualidadcontra timidez.Poraquelentonces,yoyaestabaposeída por una excitación imparable. Y lo quemásme excitaba era laparquedaddenuestraconversación.Niunapalabra,niunaqueja,ningúnpermiso dubitativo, solo expertas maniobras y el morbo por amantesilencioso. Me dio una palmadita cariñosa en la nuca y yome levanté.Nuestrospechosse rozaronenel impulso.Losmíos,dosconosdiminutosquesecurvabanhaciaarriba;lossuyos,exuberantesperasdeareolascolosales,resistiendocontranatura la gravedadde su túrgida robustez.Sonreímosporelcontacto.Sumelenaseescarchabaendosdesde la raya, lebajabaporlaespalda;lamíanoalcanzabaacubrirelcuello,negra,conflequillo.Yo era más joven, más enjuta y le sacaba unos centímetros. Ellaconservabauntipoenvidiableylesobrabaexperiencia.Porprimeravez,nosmiramosdirectamente.Mefijéensusrasgoscondetenimiento.Teníabolsas bajo los ojos y unas cuantas pecas en la nariz y las mejillas.Pequeños trazos que siempre me habían atraído sobremanera en unamujer.Antesdeabandonarelbaño,meofreciósuperfume.Neguéconlacabeza.Noqueríasufragancia,noqueríaromperaquelhechizoseductor. Devuelta eneldormitorio,me tumbé sobreel colchón tras su ruegocortés.Ellasequedóenpie,observándome.Setoqueteóahíabajo.Separólos labios con el índice y el corazón. Permaneció contemplando miinofensiva desnudez. Hice lo propio. Busqué la tilde de mi G con lasyemas.Unpuntitoblanquecinoaparecióenlabocadesuagujero.Suspiró.Yo tenía la vulva calcinada, empapada, el botoncito inflamado, todomibajo vientre en plena ebullición. Tuve que separar las piernas para noabrasarme.Noaguantabamás.Supliquécon lamirada.Sopléangustiada.Abrílosbrazosinvocandosupresencia.Ellaseapiadó.Y,suavemente,serecostósobremicuerposudoroso. Su lengua localizó guaridas desconocidas en mi dermis. Despertóduendeserógenosquehabíandormidoenmipieldesdetiemposremotos.MechupóahíabajocomosifueseelúltimoheladodelaTierra.Yluego,sus dedos. Sus dedos más largos atravesando mi tsunami vaginal; elpulgar,surfeandolacrestadelagranola.Ronroneécomoungatitopanza

arriba.Ellaapuróelritmo.Mordisqueólacimademispechos.Melamióelcostado.Mispeloscomoescarpias,lasfalangesdelospiescontraídas.Aferré aquella colcha del infierno.Me la llevé a la boca para no gritar.Ella introdujo más dedos en mi lúbrica cavidad, incluido el traviesopulgar.Mi coño estaba tan encharcado que daba la impresión de poderengullirlo todo.Ya nome pude contener. Emití un aullido. Sobrevolé yaterricé cinco veces en Ciudad Clímax. Mis piernas tiritaronespasmódicamente.Mefuiaunlugarmuchomásfeliz,aunlugardondelafeminidadnoeratabú,unaislaenlaquesoloimportabalainmediatez. Me sentí en deuda. La giré. Puse a aquella generosa mujer a cuatropatas, lo primeroque semeocurrió.Yo estabadesatada, un arrebato enpicado:«¡Banzai!» Lamí el envés de sus jamones. Lamí aquellas estríasque lucíasinpudor,aquellosvestigiosdehumanidadsincera.Suculoenpompa, las rodillas bien separadas. Coloqué un brazo entre sus piernas.Acariciésubarriguita, tanteé lacicatrizdeunposibleparto,mientrasmiboca sorbía aquella poza mil veces penetrada sin compasión. Jadeó. Secontorsionó. Los movimientos de su trasero sugirieron: «¡Más!».Enloquecí.Meayudéconlasmanosparasepararsusnalgas.Unplatodecarnetiernayrosadaaunpalmodelajeta.Chupé.Besé.Mordí.Succioné.Introduje la punta demi lengua dentro de su ano. Sabía amargo.Me lasudó.Repetílaacometidavariasveces.Leencantó.Noexistíanescrúpulosenaquelcatre.Ellagimiósinmiramientos.Retornéasuhúmedocoño.Undedo,dos, tres…Apesardeaquella invasióndigital,no separémibocadelmeollo. Tragué su jugo hasta que susmúsculos dejaron de trepidar.Hasta que volví a correrme. Hasta que fuimos iguales en igualdad desatisfacciones. Había amanecido. Debía irme. La rutina iluminó aquel milagronocturno.Mevestíensilencio.Ahoraerayo laque laobservabadepie.Ella resistía despanzurrada sobre el revoltijo de sábanas. Acariciaba suvientre, intentando rescatar el resuello. Sus ojos estaban vidriosos,agradecidos.Losmíos,fascinados.Cogímibolso,saquélacartera… ―No―rogó―.Noquieroquemepagues. Insistí. Puse el parné sobre lamesita. Dejé cincuenta por un serviciooriginal de treinta. Lo mínimo que podía hacer. No éramos pareja, nisiquiera concubinas habituales. Solo fuimos un instante glorioso, dosmujeres disfrutando de sus fugaces libertades.Dos guerreras que nunca

volveríanaverse,peroquesiempreserespetarían.

MarianaRodríguez

ArgentinaNací en 1973 en SanVicente, provincia deBuenosAires,Argentina. Lalectura y escritura me acompañaron desde la niñez, y definieron mivocación docente. Soy profesora de Lengua y Literatura, y como taltrabajo en escuelas secundarias públicas de Vicente López, mi ciudadactual.Desdehaceañosparticipoentalleresdeescrituracreativa.Miproducciónliterariaesmayormenteinédita,aexcepcióndevariospoemasqueandanvagandoenantologíasyenblogsdepoesíaporlaweb.Tambiénparticipocomo coautora en la flamante novela “Ella, la puta” de EdicionesArtilugios, un hermoso proyecto de novela colectiva que desarrolla eltema de prostitución desde la perspectiva de Ella, unamujer que vendeserviciossexuales.

Hechizoinesperado

Sumaridolaestámirando.Tieneunvasoenlamano.Sonríeparadarleseguridad. Lauranoquiere.Nosabesiquiere.Élsí.Yellaloquierecomplacer. La otra mujer los mira entre divertida y expectante. Es agradable.Delgada pero atlética. El pelo le cae lacio hasta la mitad de la espalda.Laurasiemprequisouncabelloasí,peronilosalisadosprogresivos, tantóxicos, se lo concedieron nunca. Se pregunta por qué estará ahí, conellos.Lahabíansacadodeunaviso.Dijoquelohacíaporquelegustaba.Quesiemprelohacía. Sumaridolasestámirando.Laimagensemultiplicaenlosespejosqueespíandesdeeltechoylapared.ALauranuncalegustarontantosespejos.Perdía el control de sus imágenes. Lo que lucía bien de adelante,posiblementenofuera tangratodesdeatrás.Peroahora losespejoseranlodemenos. Laotraseadelantaylaabrazadelicadamenteporlacintura.Acercasucaraaladeella.HueleatabacoconvestigiosdealcoholyLaura intentano fruncir el ceño, perobaja la barbilla y fija lamirada en la alfombratrajinada.Lamujer le levanta el rostro y la obliga amirarla a los ojos.Consuavidad,peroconfirmeza,lepreguntasiestásegura. Laura vuelve amirar a sumarido.Ante la vacilaciónde sumujer, élparecealbordedecaerporlacornisadeladecepción.Alfinalellaledicequesí.Sedicequesí.Ydaunpasoal frenteparaqueamboscuerposserocen. Laotraleacariciaelpeloenruladoydeunlengüetazoselemeteenlaboca. Laura deja que ese pez desconocido nade entre sus dientes y de apoco comienza a devolver el beso.Muy lento las lenguas se reconocen,losrostrosencastran,loslabiossemuerden.Pormomentosolvidaqueesotra mujer. Por momentos olvida a su marido que ya se frota, entreincréduloydesaforado,porencimadelpantalón. La otra la empieza a desnudar. Sin dejar de lamerle los labios va

desprendiendounbotóntrasotroconunalentitudexasperante.Cuandolacamisasedesmayaenelpiso,seacuclillafrenteasuabdomenycomienzaadeslizarlafaldahaciaabajo;lento,muylento.Antesdeseguir,sedetieneenelpozooscurodelombligoyloinundadesalivatibia.Tantibia. La falda queda anclada en los tobillos. Laura levanta alternados lospies, y olvida ese muerto bollo negro. La otra ahora está arrodillada.Laurasientesualientoenelabdomen,peronoquiereabrir losojospormiedo de deshacer esa especie de hechizo inesperado. Sumarido estaráfeliz,seguro.Tantohabíainsistidoconveraquello.Lauranotieneganasdemirarlo.Encambiosíabrelosojoscuandosientelamojaduratitilanteporencimadeltriangulitodetul. Laotra la tomapor lasnalgas.La lame.Ella acomodaelpubis haciadelanteytratadequequepaenterodentrodeesabocaávida,caliente.Lamujerdescorreelvelode la ropa interiory se sumerge.Ella empiezaatemblar y los gemidos le caen de la boca como frutas pasadas. La otrasabe.Laurasedejair. Cuando terminan las contracciones y los centelleos, Laura besa a laotra largoyagradecido,sintiendocomonuncaelsaboragridulcedesuspropiosjugos.Enalgúnlugardelahabitación,sumaridohabrágozado,ono. En este momento poco le importa. De todos modos, sólo teníapermitidoobservar. Lauramiraalaotraalosojosyleruega,casiafónica:«Enséñame».

MarcoMontiel

MéxicoNacíenlaCiudaddeMéxicohace25años,despuésdeestarenlabarrigade mi madre tan sólo siete meses. Mis padres me nombraron MarcoAntonioMontielFlores,meamaronyalimentaroncon todosucorazón,asíqueporeseladonotengoquejaalguna.Pocoapocofuicreciendo,contodas las travesuras que eso implica y con una muchachita diez mesesmenorqueyoquesemanteníaamilado,algunasvecescomocompinchey otras, he de confesarlo, como víctima: mi hermana. Años despuésnaceríamihermanitomenor.Luego de pocos años de libertad, me mandaron (sin consultarme) alKínder.Ahícomenzómiconflictivarelaciónconlaescuela.Amíloúnicoqueme importaba era jugar y besar a las niñas, no lasmatemáticas, lahistoriaolasbolitasypalitos.

Salíde laPreparatoriayentréaestudiar la licenciaturaenAntropologíaSocial en la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Concluí losestudios hace un año y actualmente me encuentro estudiando lalicenciaturaenPsicologíaenlaUniversidadAutónomaMetropolitana.Tiene poco que comencé a escribir relatos, al principiome dabamiedomostrarlos,perodespuésdequeunodeellosfuepublicadoenunarevistadigitalytuvobuenoscomentarios,medije:«¡Talvezsísepuede!»,luegoenvié uno más a un concurso de una editorial en España y resultéseleccionadoparapublicación;ahíyamealegrémás,asíquemandédosrelatosalTercerConcursoInternacionaldeRelatosPecaminososy,parami sorpresa, resulté finalista, lo cual, debo decirlo,memotiva a seguirescribiendo.

R.I.P.Steria

Alcumplir18añosdeedaddecidíejecutarellanzamientodelescuálidocuerpoconelquelanaturalezamedotó,juntocontodaslasdesilusionesalbergadasenél,alprecipicio.Elmotivo,midesencantoporelmundo.Deestaforma,elegílatorremásaltadelaciudad,gritécontodaslasfuerzasposibles algo así como: «¡Púdranse en el Infierno malditos humanoscochinos!»y,sinmás,dejéquelagravedadhicierasutrabajo.

La caída fue lenta, exquisitamente lenta; con tiempo suficiente pararecordar dos cosas: lo primero, en ese día tan especial no me habíabañado,algoque lamenté intensamente; lo segundo fuequedebidoa lasprisas y la euforia del suicidio, no dejé carta alguna a mis viejos parahacerlessaberqueellosnoteníanlaculpadenada,sinoqueamímedabauna flojeradescomunal seguirviviendo.En fin,ahí ibayo,cayendoconunasonrisadeparenpar. En términos generales puedo decirles que el descenso estuvo “bien”,aunqueelfinalnoesmuydecorosoquedigamos;quedasembarradoenlasuciaaceracomosifuerasunagranmierdadeperroenfermo,consesosesparcidos por aquí y por allá, ojos reventados, sangre inundando elasfalto, dientes, extremidades y huesos convertidos en añicos, tripasnauseabundas,y,pararematar,estálagentemorbosa,observándotecomosisetrataradeunshowdecirco.

—¿Quécarajosvenmalditos?¿Notienensuficienteconelespectáculodesusvidasdesperdiciadas?—grité,otratédehacerlo,desdemiestadoderetazohumano,perolosmuycretinosseguíanahíparados,devorándomeconlamirada.

Losflashesdelascámarasvoracesdereporterosquegananmenosqueun vendedor de bikinis en el polo norte, no se hicieron esperar. Lasprimerasplanasdetodoslosperiódicosamarillistasdelaciudadestabancocinándoseafuegointenso;seguramenteparaesosmomentoscirculabanyaporelciberespaciounsinfíndevideosdemidesgracia:“Vervideodel

suicidioenlaTorreMayordelaCiudaddeMéxico”,“Momentoexactodela caída del joven desesperado que se mata por amor”, “Aparición defantasmaenlatragediadelatorremaldita”,“ManifestacióndelaVirgenmientrasadolescenteinadaptadocae”,yasaben,todoselloscontítulosasídecreativos.¡Quiénloibaapensar,Melquiadesconvertidoencelebridadporelsimplehechodedejardeexistir!

Ya en la bolsita negra donde depositaron mi hermoso cuerpo no seestaba tan mal, aunque en mi mente surgió una cuestión inquietante:¿Llegaréalmásalláíntegramente,oconvertidoenunsacodeestiércol? ***

Lamorgueesmásdeprimentequecualquiertelenovela.Medieronunasganastremendasdevolveramatarmeperoesoyanoeraposible,asíqueunavezahí,simplementemequedétumbadoenlafríaplanchametálicaenla que me acomodaron, observando el transcurrir del tiempo con unaburrimiento digno de otro mundo. En eso estaba cuando alguien sedirigióamí:

—¡Oye tú, camarada! ¿Por qué estás aquí si eres tan joven? —mepreguntóuntipocuarentónque,apesardetodo,fumabacomosiestuvieravivitoycoleando.

—Nada viejo, fue a causa de la monotonía… suicidio, ya sabes —respondíaminuevoamigo—.MearrojédelaTorreMayoryya,¡aquímetienes!

Alguienmásnosinterpeló:

—¡Perocómoesposiblequeunacriaturacomotú,contodalavidapordelante!—Se trataba de unamujer regordeta de aproximadamente unoscincuentaaños—.¡Noloentiendo,laverdadesquenoloentiendo!

El hombremepasóunapequeñabotella de ronbarato, di un tragoydespuésrespondí:

—Veráseñora,nohaymuchoquéentender,lavidanoeslagrancosaque todos quieren creer. Hay tantos desamores, asesinatos, suegras,trabajo,televisión,hambre,imperios…sólopordecirunpoco.

—Buenoniño,perotambiénexistencosashermosascomolafamilia,la

amistad,elamor,elsexo…

—Laseñoratienerazóncamarada,sobretodoelsexo,¡madremía,sinolosabréyo!

Comoyameempezabaafastidiarportantosreclamos,cambiéunpocoelrumbodelaconversación:

—¿Y ustedes? ¿Por qué están aquí, eh? —pregunté, notandoinmediatamentelatristezaensusrostroscabizbajos.

Panchito,micamarada,diounlargo,perodeverdadlargotragoderonyunacaladaasucigarrillo,traslocualrespondió:

—Encontré amimujer con otro hombre, los enfrenté y acuchillé alcerdodesuamante.Ellahizolomismoconmigo,¿vesaquí?—Señalóunaheridafulminantealaalturadelpulmón—.¡Enmicama…lamuyzorra!

El atormentado caballero siguió bebiendo y fumando sin importarleaquello de la congestión alcohólica, la cirrosis hepática o el cáncer depulmón. Por su parte, la mujer de nombre Concepción estaba en elheladerode lamuertedebidoaunadiabetesmalcuidada, lapobreno loaceptaba.Sentípenaporella.

Mi estancia en la morgue también me permitió dar cuenta de otrassituaciones menos agradables; los morgueanos, como llamamos a loscuidadores de los cadáveres, eran unos depravados necrófilos. Besaban,tocaban y fornicaban con los indefensos colegas, ¡agarraban parejo losmuyenfermos!Hombres,mujeres,niños, ancianos, no les importaba uncarajo; el único requisito que tenían era que estuvierasmás frío que unmatrimonio de dos años, o sea, muertito-muertito. ¡Y yo ahí, víctimapotencial de unos degenerados-coge-cadáveres! Eso de estar calacasempezabaadisgustarme;por lomenosenvidapodríadefenderme,peroahí en la planchita, con mis piernitas, mis manitas, mi cuerpecito y lacabeza rajada como culo de mandril, tan indefenso, me encontraba amerceddeesoscerdossubnormales.

Afortunadamentecorríconsuertey—salvoel susto—nadamalome

pasó;noasílaseñoraConchita,quiencontodoysudiabetesmellitus fuecruelmenteultrajada.Panchitoyyointentamoshaceralgoporellaperonopudimos; los morgueanos la besaron, la acariciaron soezmente, lecantaronunacancióntitulada“ElCadáverdelAmor”,yenfin,yasabenlodemás.

Después de esa noche tan horrenda sacaron lo que quedaba de micuerpodeaquellugarylotrasladaronanosédónde,laverdadesqueyanomeimportaba.Perdíahíamisúnicosamigosenlamuerte. ***

Tuve tiempo suficiente para asistir a mi funeral antes de pasardefinitivamentealotromundo.Misviejosestabanabatidos,lospobresnoentendían nada. Una fotografía monumental adornaba la estancia: eraMelquiades,elsujetoquealgunavezfui.

Paramisorpresa,habíamásgentedelaqueimaginé.PudeverentrelosasistentesaTaniaMorales,noviecitade la infancia;aLuis“Elmanosdeestómago”Fernández,untipodelomásdesagradablequedecíaatodoelmundoqueéleramimejoramigo,cuandolaverdadesqueyoloodiabacontodoelcorazónporserunenanomiopequesolamenteespantabaalaschicasylasalejabademí;tambiénseencontrabanpresentesMax,ElPolloyArizmendi, tres de las peoresmierdecillas jamás conocidas. Losmuysádicos estaban ahí, ¡enmi funeral!, burlándose demi ridículo peinado,deltrajeazulsatinadomarca“llorarás”ydelasplastasdemaquillajequeintentabancubrireldespedazadorostroquemecargaba.

—¡Miren chicos, quedó igualito al “Chucky”! —dijo Arizmendi, ellíderdelapandilla—.¡Quéasco!

—¡Ja, ja, ja! —aullaron los otros dos—. ¡Se parece a la profesoraGordillo!

—¡Estámás feoqueelculodeunaancianade90años! ¡Ja, ja, ja!—volvióahablarelcabecilladelabanda,quienalparecerhabíadespertadotanfilosocomouncuchillodeguerra.

Tuveganasderevivirenesemomentoúnicamenteparadescuartizarlosyarrojarsuspellejosalasratassalvajes,peroesosólolopodíahacerEl

Señor,asíquenomequedódeotramásquetragarmeelcorajeyseguirenelaburridofuneral,viendocómosufríanmispadresmientras losdemássemofabanoplaticabandecosastanfrívolascomoelfutbol,latelevisiónorecetasdecocinaparavegetarianos. ***

Trascaminarlargotiempoporunsenderonadaespectacular, lleguéaun punto que divide en dos el camino, ahí hay que tomar una decisión:dirigirsehaciael Infiernooal anheladoCielito para saber tu futuro.YomedirigíalParaíso,pensandoquesería recibidoporhermosasmujeresdesnudas, morenas, rubias, trigueñas, negras, pelirrojas… Apresuré elpaso, corrí más que excitado, con la lengua afuera y la miradadesorbitada.

Yaenelcodiciadodestinoesperabaseragasajado—comoDiosmanda—yvivireternamenteeneldisfrutecelestial;peronadadeesoocurrió,yaque un par de gordos divinamente alimentados, me dijeron que llevaba“tatuado el pecado del suicidio”, que mi lugar no era el Edén, sino laCalderaInfernal.

—¡Oiganchicos,déjenmehablarconDiosito,Élseguromeperdonaymerecibeaquíconlasmuchachas,lasfrutas,losangelitosnalgoncitos,elarpacelestialytodoloqueapareceenlaBibliailustrada!Sitansólo…

—¡JA,JA,JA!—exclamaronlosquerubinesguardianes—.¡Mejorvetede aquí, muchacho, Dios jamás te recibirá, Él tiene asuntos másimportantesqueatender!¡Pecador!¡Pecador!¡ArderásenelInfierno!

NotuvemásopciónqueiralosterritoriosdelAverno,esperandoseraceptadoparanopasarloseternosdíascomounvagabundosindestino.

Ahílascosaserantotalmentediferentes:ungrananuncioenletrasrojasque decía “¡BIENVENIDO, PASE USTED!” decoraba la fachada; laspuertasestabanabiertasdeparenparynohabíaunsologuardián.Penséque por lo menos tendría un refugio y que habría mujeres libidinosasesperandodevorarauntiernomuchachitode18añosconescasa—pornodecirnula—experienciaenelamor.

—¡AlcarajoconlasmujeresmojigatasdelParaíso!—gritécontodael

alma—.¡Aquíestálaverdaderadiversión!¡Alogrande!

Meadentréconelcorazónexpectante,caminéunospasosynoencontrénada de fuego, cadenas, criaturas horripilantes, nada extraordinario. ¡Nitampoco mujeres! ¡Ni una sola en el maldito Infierno! ¡Únicamentehombres: presidentes, intelectuales, abogansters, publicistas, médicoscirujanos, policías, sacerdotes, banqueros, actores de televisión y demásfichitasporelestilo!Estabarealmenteperdido.

—¡Oiga usted!—interpelé con desesperación a un tipo con facha decrítico literario—. ¿Dónde carajos puedo encontrar al Diablo?Necesitohablarconél.

—Vayaaeseedificiogris—contestóconindiferenciaydesdén—.Subalas escaleras hasta llegar al piso 13 y al fondo a la derecha. —Actoseguido, el sabelotodo prosiguió gustoso su lectura del libro de algúnPremioNobeldeLiteratura(sobrevalorado).

Me dirigí inmediatamente a la oficina del Jefe para exigirle algunasolución favorable al problema de la ausencia de mujeres; por unmomentoconsiderélaposibilidaddequelasdoncellasseencontrabanconélyporesoyonolashabíavisto,alfinyalcaboéleraelmandamás.

Ante laesperanzade la felicidadeterna,corrícomoatleta jamaiquinoen Juegos Olímpicos, con el estadio repleto arengándome y flashesbrillandomágicamenteporaquíyporallá,hastallegaralaoficina.Abrísintocarlapuerta—¡elhornonoestabaparabollos!—y,¡oh,sorpresa!,más y más cabrones, los cuales se sobresaltaron por mi llegadaintempestiva, me miraron por unos cuantos segundos y despuésreanudaron sus actividades. ¡El puto Infierno se trataba de un club dependejosquebordabanservilletasdeanimalitosybufandasdecoradasconfloresrosadas!¡Yelmaestrodebordadoydemásindignasmanualidadesera elmismísimo Satanás, el sujeto que por siglos y siglos ha causadoterror en lasmentes y corazones demillones de personas!Quizá en suépocafuequientodospensábamos,peroloshechosdemostraban todo locontario,vaya,sihastausabaunacamisetaajustadaconlaleyenda“¡Únetealosoptimistas!”sobrelaespalda,deverdadqueéleralomásparecidoaunamujercita.

—¡Bienvenidoseasaesta tucasa!—medijoLuciconunasonrisa tanblanca que deslumbraba—. Si deseas puedes tomar la lección, ahoritaestamos viendo el punto de cruz, pero de 8 a 10 de lamañana tenemossesiónparaprincipiantes,porsiteresultaavanzadaestaclase.

—¡Porfavordimequesetratadeunabroma!—ledije.Seescucharonrisitascoquetasenlaestancia.

—Noesningunabroma—dijoelDiablo—.Loquevesesloquehay.

—¡Pero túni siquiera tienescuernos,ni alientodeazufreo trinchete!¡Vamos, no causas el menor respeto, ya no digamos miedo operturbación!

—Ji,ji,ji—seescucharonnuevamentelasrisitas.

—Aver—dijoelmaestrodebordadoconsuvozsuaveymelosacomolade“Cositas”—.Esoquetúmencionasnosonmásque invencionesdeldealláarribaparaasustarasuspobresovejas;lociertoesqueelJefedeJefestieneunhorribletemperamentoyproscribedesuparaísoalquesea,porcualquiercosa.

—Pero se supone que tú eres el malo —le dije con los ojos yainundadosenlágrimas.

—Tranquilo, chico —expresó un gordito tierno que hablaba comorobotdescompuesto;sellamabaAlberto,perotodosahí ledecíanBetito.El tipo era además el secretario particular del Diablo y uno de losestudiantes más avanzados en las clases de Corte y Confección yRepostería,conespecialidadenpanecillosestilofrancés—.Coneltiempolo irás asimilando, ¡ya verás que con entusiasmo y empeño aprenderásmuchasmaravillas!

Comonoteníasentidocontinuarhablandoconloschicosqueactuabancomo chicas del Convento de la Santísima Caridad, me largué de ahí,entendiendo que lasmujeres de verdad se encontraban con el envidiosoSeñor de arriba, y que sus serafines guardianes jamás me permitiríanmeter siquiera la nariz profana en territorio celestial, aunque fuera sóloparaolfateareldulcearomadeunabelladamaporalgunosinstantes.

Abatidoyabrumadobajéconlosotroschicosdellugaraversiteníanalgún trago de alcohol o un somnífero que me pusiera a dormir parasiempre. Llegué nuevamente con el intelectualoide, éste me miró condesgano,comolaprimeravez,ycontinuóleyendolasobrascompletasdelNobeldeLiteratura,comosiyonoexistiera.

Ahí estaba yo, Melquiades, parado en medio del Infierno como uncompletoidiotaycondepresiónpostmortem,profundamentearrepentidopor habermuertomás virgen que lamismísimaMaría. Pero bien dicenque“almalpasodarleprisa”,asíqueesohice:limpiélaslágrimasdemirostro,ajustémicamisetaycaminéderegresoconandarafeminadoalaoficinadelMaestro, talvezaprenderabordarnosería tanmalodespuésdetodo.

SilviaLlanto

EspañaNacióenParamonga,Perú,en1967.Estudió literaturaen laUniversidadMayordeSanMarcos,enLima,Perú.Muchos de sus cuentos aparecen en Antologías como Cuentosreencuentros (Oviedo, 2009) y La agonía del nirvana (Buenos Aires,2009).Recibió el primer puesto en el concurso literario organizado por elcolectivoMachicuepa(Barcelona,2011),asícomoelprimer puesto en el concurso literario contra la violencia machistaorganizadoenBarcelonaconsupoemaRadiografíademujer(2014).FuefinalistaenlaSextaBienaldePoesíainfantilconsupoemarioHistoriadelgatoquevivíaenunbalcón,organizadoporelInstitutoCulturalPeruanoNorteamericano(2015).HapublicadosupoemarioLíneasdeflotación,conlaeditorialultramarinacartoneraydigital(Sevilla,2014).

Aficiones

No tengo la culpa si pienso en perros, si imagino orangutanesamaestradososeresdeformesmientrasélmehaceelamor.Laculpaesdeloslibros.

Todo comenzó el día que aprendí las primeras letras.Yo ibapor allíleyendocarteles,envolturasdecaramelos,placasdeautomóvilesytodoloque encontraba amano o a primera vista.Había aprendido dememoriatodosloscuentosinfantilesyeraunpococomounavecarroñeraenbuscadepalabras,dehistoriasmásinteresantesdelasquepodríavivirunaniñaenunpueblitoperdidoenlasmontañas,dondeelaburrimientoeramortalycasitancontagiosocomolagripe.Enespecialmegustabanlashistoriassobrelavidadelosgrandesartistas,poresomeinteresévivamenteenlaseccióndebiografíasdelaBibliotecaMunicipal,lugaralqueterminéporconsiderarmicasaafaltadeunabibliotecaenlamía.

A veces, mientras leía, me veía a mí misma como la musa de unfamélicoChopin tocandobajo la luzde la luna.Tambiénveía lacaradegato de Van Gogh sin oreja maullando como un poseso. Adoraba aVincent, tan loco y desdichado.El pobrecito pintaba solito en un cuartomáspobrequeelmío.Yolellevabalimonadaasuhabitaciónyletendíalacama,porqueclaro,unartistacomoélobviamentenuncahacíalacama,almenosyoloimaginabaasí.Tampocomefuedifícilimaginarlaspiernasdeformes de Henry de Toulouse-Lautrec, hombre infeliz que dibujababailarinas de cancán y tomaba litros de alcohol. Gracias a ese hombreconocíunanuevapalabra:libidinoso.

Libidinoso: del latín libidinosus, lujurioso propenso a los placeressexuales.Elpequeñoartistavivía rodeadodeprostitutas.Yonuncahabíavistounaperolasimaginabacomolasmujeresdecirco,consustrajesdelentejuelas y tristes ojos tras el humo de los cigarrillos. Él las dibujabamientras se desvestían y terminaba montado sobre ellas. Era un elfodeformeacariciandolatersapieldelasputasfrancesas.

Lasniñaspueden imaginarprincesasperonoputas.Recuerdoquemesentíamuyculpableenesosdíasporesasfantasías,tantoqueterminéporiramisa,conlaesperanzadequelasolaaccióndeentrarenunaiglesiapudieraborrarmispensamientos.PeroveíaalsacerdoteconunasorejasenormesaloMickeyMouse.¿Cómopodíadecirlealgoalseñorcura,silo veía tan parecido a una rata negra saltando sobre un enorme quesoagujereado?

Fantaseaba a cualquier hora con personajes del arte universal, conhéroes de historietas, de series de televisión, no se salvaba nada quepudiera ser imaginado. Pero ese no era el problema, todos solemosfantaseardeniños,elasuntoradicabaenlainsatisfacciónconstante.Dejéde buscar en las biografías y fui a la sección de Literatura Universal.Comencéporlosgrandesclásicos.Esofueinstructivo.Hastaciertopuntoaprendí sobre los sentimientos. Pero uno de esos días pasó algo quecambiaríaparasiempremivida.Sucedióuna tardemientrasestabaenelsillón de mi casa, leyendo una novela de un autor peruano que habíatomadoprestadade labiblioteca.Lanovela transcurría enunahacienda,lospersonajesestabandefinidossegúnsuposiciónsocial,unaexpresiónridículayburguesaperoquenoperdíaoportunidaddeemplearantemisamigas, entre muchas otras nuevas palabras y frases aprendidas en loslibros. Recuerdo la sensación de alegría y triunfo personal cuandolograba encajar las palabras nuevas en las conversaciones. Para eseentonces,meolíaquetodanovelateníasusreglasdejuegoyyodisfrutabadescubriendoelhilodelahistoria,lasorpresa,eljaquematefinalquemedejaramuerta del gusto, aunque no esperaba recibir unmazazo, porqueeso fue lo que sentí, un golpe seco en la cabeza, cuando estaba por eltercer capítulo, en un lenguaje simple, directo, tan claro que pudeimaginarelcolorde lamañanayelolorde lamelazacubriendolacasahacienda, el miserable indio llegaba a descubrir a su hermosa amafornicandoconsuperro.Laescenasuperabalasjuergasdelinfelizartistaque dibujaba bailarinas de cancán y vivía entre putas francesas. Podíavisualizar alperro.Todos algunavezennuestrasvidashemosvistodosperros pegados. Cuando eso pasa, por lo general los niños se quedanmirandoyterminantirándolespiedras,lasseñorassalendesuscasasylesechanagua.Yono teníapiedras,niaguaparadesaparecer la imagendelperro pegado al blanco culo de su ama en mi cabeza. Esa imagen me

persiguiótodalaadolescencia.

Fue en esos años cuandome dediqué a buscar en los cuartos demisprimos lecturasprohibidasqueescondíandebajode sus colchones,peroestascarecíandeesefactordesorpresafinalquehabíaencontradoenesaprimera novela. Esas revistas llenas de tetas y sórdidas historias,previsibleshistorias,nomeatraían.Lomismomepasabaconlaspelículaspornográficas.Nuncahecomprendidocómopuedenexcitarse loschicosconunadeesaspelículas.Lasmujeressepasantodoloqueduralacintagimiendosinqueselescorraenningúnmomentoniungramoderímel.Pasédeellasrápidamente.

Qué estúpidos me parecían los chicos de mi edad. Ellos nunca seenteraron de nada. Yo tenía que pensar en las piernas deformes deToulouse-Lautrecintentandocogerunaputaporlaespalda,doblándolelasrodillas para que quedara sobre la cama en la posición justa que lepermitiera acceder a ella sin complicaciones, no era fácil para el enanoborracho,peroestabaacostumbradoalridículo.

Paramítampocoerafáciljugaralamor.Loschicosintentabanmeterlalenguacuandobesaban,sintenersentidoalgunodelasincronía,elementobásicoenestosquehaceres,perounonopuedeirdandoinstruccionesparatodo,ni repartiendounmanual.Asíqueparaapurar lacosa,meponíaaimaginarme aToulose-Lautrec,mi elfo lujurioso favorito. Cada uno deellospasabaatenersuspiernas,susmanosdelgadas,sualientoaburdel;esomepermitíaseguirbesándolos,disfrutardeesascaricias ignorantes,respetuosas, y no fingir que me gustaba estar con ellos. Qué imbécileseranloschicosdemiedad.

A lo largo de estos años, mi vida amorosa ha dependido de micapacidadparafantasear.Elamorteníaqueestarenvueltoconmispropiashistorias, eso exigía cambiar constantemente de tramas, escenarios, debestiasdecuatropatascapacesdemutarenseresamorfosguardadosenlamemoria como quien mete muñecas en cajoncitos de cartón y las sacapara jugar con el amigo de turno. Por supuesto que ellos nunca seenteraron de nada. Terminé por tener mi propio bestiario particular.Todostenemosnuestrascosas,nuestrasmanías,nuestrossecretosytodossabemos que las palabras casi siempre nos traicionan. Nunca pude

confesarnadaaningunodeellosporquelosabandonabatanprontosemeacababalapaciencia.

Entoncesloconocí.

Él era comoyo.No tenía complejos.No fue necesario hablarle perotambién fantaseaba cuando hacíamos el amor, estaba segura que queríacopiar las escenas de las películas porno. Sincronizamos fantasías. Yopuse en juego todomibestiario;monos, perros, enanos, seresmágicos,abducciones extraterrestres.Y él se imaginaba que yo era una puta, unaputamalaquelocastigabaacorreazos.

Misautores favoritoseranborrachosmalhablados,quenoenvolvíanelamorconencajesyélmeparecíamuysalvaje.Fueporesarazónquedecidícasarme.Unarazónidiota.

Nuestracasasehallenadodeobjetosinservibles.Sobretodo,películasylibros.Tenemosunagrancoleccióndeliteraturaeróticayartilugiosquecon los años han perdido su gracia. También fotos enmarcadas de losprimerostiempos,cuandosalíamosdeviajeconotrasparejas,ycuadrosquecombinanconlosmueblesdelasala,delcomedor.Cuandovagoporlacasa,cadapiezainservibleparecesaltarmealacarapararecordarmelaprimeravezqueloamésinmirarloalosojos,parecíaunanimalperdidoen lanoche.Él aulló comounperropegado amí, fueun aullido largo,insoportable.Tuveganasdetirarleunapiedra.

FrankPelutti

España Nacidoel11deseptiembrede1982enSanFernando,enlacomarcadelaBahía deCádiz, España, Frank Pelutti se licenció en Filología Inglesa eHispánicaporlaUniversidaddeCádiz.Sibienharecibidoalgúngalardónliterario, exceptuando colaboraciones en una revista universitaria quefundó con varios compañeros en sus años de estudiante, aún no hapublicadonadaenformatopapel.Entreoctubrede2008ymarzode2011publicó un blog en Internet llamado “Los Flying Congrios” en el queposteabaalmenosuntextonarrativoyotrolíricocadasemana.

Nuevospasatiemposdeverano

Empezó una noche de luna llena. Estaba frente a la playa, en aquellacasa que alquilábamos junto al océano. En la tumbona de maderadescansaba el esqueleto de aquellos días de sexo conRamón.Miraba alhorizonteluminosoenlaoscuridadysentíadenuevoeldeseodequemeposeyeran,dequelosfluidosdevidaentraranysalierandemí.Debajodeltangaunplacenterocosquilleo seelevabahastamipecho, llegandoamigargantacomofuego.Debíasaciareseapetitocreciente,peromiespososehallabaenlacapitalatendiendounosimprevistosdeúltimahoraensusnegocios.Mipiel,morenaporelsol,estabahúmedaysuave,palpitanteenalgunaszonas.Pormifrenteresbalabangotasdesudor.Enesemomento,Juan,elvecino,salióalporchequehabíajuntoalnuestro. —Hola,¿quétal,María?—mepreguntó.

—Bien,unpocoaburridaaquísinRamón.

—Es verdad, que tuvo que volver a la ciudad por trabajo. Pues... siquieres...puedespasarporcasaatomartealgo.Rosahaidoallevaralosniñosalchalédeunosamigos.Mañanavandeexcursióntempranoyhoysequedanallíadormir.Ellavienedentrodeunrato.

Entréensucasa.

—Pontecómoda.

Asíhiceymesentéenunsofárojo.

—¿Tesirvoalgo?

—Bueno…¿quétienes?

—Ibaaprepararmojitos.

—Vale,ponmeuno.

Cogió la coctelera, la hierbabuena y todo lo necesario. Lo preparó,

sirviódoscopasysecolocóamilado.Notócómoardíamicuerpo.Nosaproximamos,hablábamosmuypegados,ysinnisiquierapercatarmenosbesamoscondeseo.Eneso,llegósumujer.

—Rosa…—dijocontrémulavoz.

—¿Qué? Debería darte vergüenza… montándotelo aquí con estaviciosa…¡Ynomeesperasparaempezarlafiesta!

Antemiasombro,sequitólacamisayseacercóanosotros.Besóasumarido y me tocó suave el trasero, acarició mis hombros y me besó.Nunca antes lo había hecho con una mujer, pero me gustó. Juan sirvióunas nuevas copas y seguimos hablando, besándonos y tocándonos.Cuando la temperatura del cuarto subió demasiado y ya se habíanderretidounpardelámparasyelmandoadistanciadeltelevisor,fuimosalcuartodelmatrimonio.Lacamaeraanchaylarga.Lassábanasrojas.Elcabeceroteníaformadecorazón.Todosensualenextremo.Nosquitamoslaropa(laquequedaba)ygozamossobrelacama.PrimeroJuanyyonosmorreábamosyRosamelamíalaentrepierna.Lasdosmanoseábamossumagníficaycrecientepolla.Cuandomedi cuenta,ya latíadentrodemí.Mientras, yo lengüeteaba las profundidades escondidas entre lasguitarrescas curvas de mi vecina. El placer más sublime flotaba por lahabitación.Después de un rato cambiamos los roles.CuandoRosa y yonoshabíamoscorridocongenerosidadylatrancadeJuanpedíasuturno,su mujer y yo la acariciamos con lenguas y labios hasta que derramósobre nosotras su zumo de hombre. Hmmmm... Ese ciclo se reprodujounascuantasveces.Esoymás.Fuegenial.Moríaporrepetir.

Lanocheacabóyregreséacasa.Losniñosvolvieronalasuyaytodoalanormalidad.Alospocosdías,Ramónestabadevuelta.Elambiente,sinresultar hostil, ya no era igual entre nosotros y el matrimonio vecino.ElloscomíanenelporcheconsushijosmientrasRamónyyohacíamoslopropio en el nuestro. «¡Qué tal!», saludabami esposo. «Aquí, comiendoconlafamilia»,contestabaJuan.SuhijoRichicorríaalaporteríajuntoalchalé y pedía que le lanzase el balón. Al lado, Toni, más pequeño,terminabalosmacarronesyponíaperdidadetomatesucamisetadelF.C.Barcelona gritando «Iniestaaaaa» cuando su padre o su hermano

golpeaban la pelota. Rosa me observaba con deseo y luego hacía lomismoconRamón.Yoesquivabaesamiradaseductoraque tantomorbome producía. Recordaba otros tiempos, cuando Rosa me pedía sal yhablábamos inocentes sobre cosas de la casa y nuestros secretos debelleza. Cómo Ramón y Juan bebían cerveza en el jardín mientras susniñosjugaban.Aquellasnochescenandofrenteanuestracasa,charlandoyriendo con compañerismo. Esas barbacoas los cuatro con algunosconocidosmás.Tiemposirrepetibles.Imposibleevitarlatensiónsexual.

Ramón semarchódenuevoymequedé sola en la casitadeveraneo.Díasdespués,caísinremedioenlasredesdelplacerintermarital. JuanyRosameinvitaronasalirparacenarytomaralgo.Dejaronalosniñosconuna canguroymarchamos aun restaurantemejicano.Todo riquísimo…lossupernachos…meencantan…deliciosoelguacamole.Esosí,unpocopicantes los platos. Pero los chupitos de tequila para terminar mealiviaron.Alabandonarelrestaurantefuimosaunchiringuitoenlaplayaa beber mojitos. Mojitos, daiquiris, vodka 7 y todo lo que cayó. Yaborrachos de amor (y lo que no es amor) regresamos a mi casa en elBMWdescapotabledeJuan.Tomamoslaúltimayacabamosenmicama.En esta ocasión, los juegos a tres bandas me gustaron incluso más.Además de lamernos y acariciarnos también hicimos doblespenetraciones. Usamos un juguetito blanco de Rosa que medía 18centímetros.Yoestabacachondacomounaperra,peroRosanoloestabamenos.Realizamosdistintascombinaciones: Juanme lametíapordetrásmientrassumujermeintroducíaelconsolador,despuésélmelaclavabapor delante y ellame penetraba el trasero con el dildo... También se lohicimosaRosa.Sinembargo,echamosenfaltaotrabuenavergadecarney hueso. Entonces, surgió la idea de meter a mi marido en nuestrospasatiempos.

—Noloveobuenaidea—comentéamiscompañerosdecama.

—Lopodemospasargenial—dijomivecina.

—Ya,peronosécómopedírseloaRamón.Ymenosdecirlequeyaheestadoconvosotros.

—Selopuedosugeriryo...

—Noloveoclaro.

—Buscalaformadesacarleel tema,queserágenialmontárnoslo loscuatro.

Lanocheyelveranoacabaron.Ellosse fueronyyopermanecí en elchaléjuntoalocéano.DíasdespuésvolvíconRamónalaciudad.Duranteel invierno tuvimos algunas reuniones. En ellas, además de disfrutar,tratamossobrelanecesidaddequemiespososeunieraanuestrosjuegosytrazamosunplaninfalible.

Unanochequemeausentédecasaconlaexcusadevisitaramimadreenelpueblo,Rosasepresentóallí.

—Hola…¿quétal,Rosa?¿Cómoporaquí?—dijomiesposoalabrir.

—Nada,queandabacercaymehedicho:voyahacerleunavisitaamiatractivoamigoRamón.

—Ah…bueno,vale.Estoy solo.Maríaestápasandounosdíascon sumadre.

—Sí,yalosabía—contestóRosaysequitólachaqueta,quedandoconuna blusa a través de la que se trasparentaban sus turgentes pechos. Sesentóenunabutacayabriólaspiernas.

—Bueno,y¿quédeseas,hija?—preguntóRamón,nervioso,ojeandosueróticalencería.

—Pues…—dijoellapasándoselosdedosporloslabiosylalengua—,ati—terminó,poniéndolosenlasuya.

—Hmm…Rosa,estoycasado,jeje,conMaría,¿sabes?Soisamigas…

Ellalobesómientrassesacabalablusayélnoseresistió.Sefundieronenunrezumantebeso.Rosatocabasuvelludopechoyledesabrochabalacamisa.Enbreve,losdosestabandesnudosyellaempezóconsuaparato,recreándoseenunrecorridoqueloextasiaba.Entonces,metílasllavesenlacerradurayabrírauda.Juanyyoentramossindarlestiempoaparar.

—No,cariño,noesloqueparece…—seexcusóRamón.

—Nopasanada,seguidalovuestro,quenosotrosvamosaprepararnos

yponernostambiénatono—contestéycontinuaron.MimariditomontóaRosa,desgajándolaaplacer.Juanyyonosquitamoslaropaymepracticóun cunnilingus. Me folló y después los dos realizaron una doblepenetraciónanuestravecinamientrasellalamíabajomimontedeVenus.Juan eyaculó en su pecho, Ramón en su boca y libé del manantial quebrotabaensucentrohastaprovocarletresorgasmos.

Los chicos descansaron unos instantes y nos pusimos de nuevo enmarcha. En esta ocasiónme dieron caña amí. Uno la introducía en mibocayelotroentremispiernas.Mientras,Rosa lengüeteabami clítoris.Yoestabaamil, inmersaenungozo inmenso.Mecorrívariasveces.Alacabar, fumé un cigarrillo en la ventana con sonrisa satisfecha ante elgrupoqueyacíaenmicama.

Nuestrarelacióncambióamejor.Repetimosycadaencuentrosuperóalprecedente.Lasmadrugadasyanuncaamenazabanconrutinaymonotonía.Emergióelveranoytornamosanuestroparaísojuntoalmaryanuestrascenasenelporche.

—Juan,pásameelkétchupparaponerleaestahamburguesa.Yponmeunpinchitoenlaparrilla—decíaRamón.

—¡Papá,tírameuntirito!—gritabaRichi,lanzandoelbalónasupadre.

—Bueno,unoyyaestá,quesemequemanlosfiletesque tengoen labarbacoa.

Elchiquillo tirabacontra lavallayenseñabaasuhermanopequeñoachutar. Rosa y yo hablábamos en la cocina sobre la última película quehabíamosvisto:LasnievesdelKilimanjaro.Yoletocabaelantebrazoconsuavidad y sentía los mismos escalofríos que me produjeron nuestrosescarceos.ParecíaunnuevoVeranodelAmoryseguroquevendríanmás.

—¿Dequéhabláis?—vociferabaJuan,asomándosealacocina.

—Nada,nada,denuestrascosas,hijo.

En el patio, Ramón regateaba a los niños esperando su pinchito. El

océano zumbaba de fondo y sus bravas olas salpicaban más allá de laorilla. El verde del agua, como una preciosa gema, incitaba a dirigirsehacia él y la caídadel sol extendía su embrujomás allá de la tardey lanochequesiempresoñamos.

RosarioAcostaNieva

FranciaNacida en Córdoba, Veracruz (México) en 1964, la Doctora RosarioAcosta Nieva es arqueóloga. Al finalizar su licenciatura, trabajó variosaños como investigadora en la Universidad de Guadalajara en México,instituciónqueleotorgóunabecaparacontinuarsuformaciónacadémicaen Francia. Obtuvo un doctorado (tesis publicada por BritishArchaeological Reports) en Arqueología en la Sorbona en París, donderadica actualmente. Además de seguir su trabajo de investigadora, hapublicado numerosos artículos en revistas francesas, científicas y dedivulgación, como Ulysse, L’archéologue, La Science au présent yUniversaliadel’EncyclopaediaUniversalis.ColaboraregularmenteconelBulletinCritiqueduLivreenFrançais,enelqueseocupaprincipalmentede la recensión de las obras españolas y latinoamericanas traducidas alfrancésypublicadasenFranciayBélgica.Rosario Acosta Nieva resultó ganadora del primer premio en losconcursos Filando Cuentos de Mujer 2005 (Langreo, Asturias) con surelato "Chepina", Contam Dona 2008 (Catarroja, Valencia) con "Unasolución lógica" y Valentín Andrés 2009 con "Dromedarios de Palma

coloreada".Estambiénautoradedosnovelasinéditas"Enotraslatitudes",dirigida principalmente al público infantil, y "Taco de camembert", enfrancés,sobrelaexperienciadelainmigraciónenFrancia.Actualmente combina su trabajo con la preparación de la novela "Tristemicalavera".

Estucheparadama

Nuestra limitada experiencia de la vidanoshacía suponer que cuantomás elegantesnospresentáramos a clases,más llamaríamos la atención.Enesaépoca,nuestranocióndedistinciónestabainspiradaporlateleserieDallas, en la que una familia tejana podrida de dinero era el ejemplo aseguir encuantoasavoirvivre, hacían furor lasuñasdeunapulgadadelargo, los párpados con los colores de la bandera de Zimbabwe, laspestañas como arañas, las bocas de sandía y lasmejillas demuñeco deventrílocuo.

Para el curso de las ocho de la mañana nos maquillábamos comoactrices de opereta, nos vestíamos como si quisiéramos atrapar unresfriadoynospeinábamosconunventiladorparaesponjarelpelocomomerengue. Mi guardarropa contaba con zapatillas doradas, plateadas,cobrizas y hasta transparentes como la deCenicienta deDisney, aunquedudoquelachancladelaheroínadecuentodehadastuvierauntacóndediez centímetros de alto. Los pantalones nos quedaban tan ajustados queapenas nos podíamos sentar y el mismo problema de posición se nospresentaba con las minifaldas. Por eso escogíamos cuidadosamente laropainterior,porquedeinteriorsóloteníaelnombre,lamitaddeltiemposeencontrabaalavista.

Apesardetodo,nuestraaparienciaeraconsideradacomonormal.Eranlos años ochenta, teníamos veinte años y paradójicamente, todasqueríamosparecernosalavirginalLadyDyque,enfundadaenunvestidodecremachantilly,acababadematrimoniarseconunpríncipe.

Comono teníamosningúnnoblea lamano,nosconformábamos connuestros condiscípulos como protagonistas de los sueños románticos.Esos tipos apenas salidos de la adolescencia, igual de superficiales quenosotras, nos parecían bellos, frescos, apetecibles, simpáticos einteligentes,yhacíamosincreíblesesfuerzosparallamarsuatención.

Personalmente no me podía quejar, mi pulposa apariencia me atraía

másmiradasquea lasotras.Si fuerahonesta tendríaqueaceptarquemiactitud provocativa facilitaba el camino de mis pretendientes y cuandoellosnodabanelprimerpaso,entonceslodabayo.Peroesonolovoyaadmitir,pueshapasadotantotiempoqueyanosésifuecierto.Elcasoesque, de manera sistemática, sin titubeo ni pudor, yo respondíapositivamente a las proposiciones que me lanzaban. Esto me valió unareputación de casquivana que me abrió las puertas de un mundoinsospechado de placeres. Esos años fueron los de mayor actividad,entiéndase sexual, pues intelectualmente era el desierto: la neurona mefuncionababastantemenosquelacuca.

Mi universidad era un espacio de treinta hectáreas, compuesto deelegantes edificios de estilo colonial en el que evolucionaban tres milalumnos protegidos por jardines impecables y floridos. Sólo teníamoscertitudes y creíamos que nuestras vidas serían mejores que las denuestros desventurados padres que tenían por obligación educarnos yaguantarnos. Nos divertíamos como locos. Recién salidos de la escuelapreparatoria con su lote de obligaciones y ataduras, esta nueva vida desub-adultos nos parecía fascinante, y lo era. Todavía no teníamos quetrabajarparavivir,peronosdabanmásdineroqueantes,nosprestabanelcoche, ya teníamos licencia para manejar, no estábamos obligados aregresar a casa a medio día y con el pretexto de estudiar para losexámenes, hasta podíamos llegar tarde.Éramos casi libres.Nos sobrabatiempo para no ir a clases, fumar como chacuacos, comer purasporquerías, asolearnos bajo las palmeras del campus ligando a cuantoprójimosedejaray,sobretodo,podíamosinventarbromascontraCometaRodríguez.

Eraunpersonajedesesperante.Enclase tomabaapuntes febrilmente yhastalasbromasdelosprofesoresseencontrabanexactamentereportadasen sus cuadernos impecables, caligrafiados con letra diminuta en dostintas, roja para los títulos y azul para los textos. Aprendía todo dememoriasinentenderelsentidodelmensajeyeldíadelexamenescupíacerteramente la información sin haberla digerido. En consecuencia, susnotasexcelentesnolaestabanpreparandoparaunaactividadprofesional,niparalavidaengeneral.

Yo la encontraba francamente ridícula y detestable. Se empeñaba en

cultivar una imagen de colegiala ingenua que se ruborizaba cuandohablábamosdesexoylefaltabaelairecuandoporfinentendíaqueciertasparejashacíanalgomásque tomarsede lamano.Eraminúscula,conuncentímetromenosentrabaenelrangodelosenanos.

Eso lo supe gracias a un curso de biología en el que estudiamos lavariacióndelamorfologíahumanaytuvimosquemedirnosypesarnosenclase,alavistadetodos,paraejemplificarlaexposicióndelprofesor.Converdaderadelectaciónbusquéenlastablaselrangoalquecorrespondíasuestatura y, para su desventura, descubrí que se situaba en la zonaanaranjada,esdecir,pordebajodelsectorverdede lanormalidadyconunpieenelrojodeloscasosperdidos.Nomeburléabiertamentedeella,mecontentéconprevenirla,delantedetodoelmundo,dequeeramutante.Seguroquemeodióporlassonrisasirónicasylasmiradasentendidasqueintercambiéconelrestodelosalumnos.

Enrealidadnoerafea,peroconsuausenciatotaldecoquetería,sucaralavada, susuñascortasy suspelos trenzados,hacía todo loposibleparaconvencernos de lo contrario. Tenía un aspecto muy curioso, sus ojosredondos y saltones, la nariz puntiaguda, las orejas miniatura, y unasmanitas ágiles y nerviosas, sólo podían asimilarse a un tipo muyespecífico de musaraña. Me costó largas horas dar con el bicho quecorrespondía a su apariencia, hasta que por fin en la página cientodiecisiete de la Enciclopedia Ilustrada de la Fauna Americana, meencontré con una zarigüeya que parecía su doble. Se tratabaespecíficamentede lavariedad lanudaCaluromysphilander, nadamás lefaltabalacolapelonaparaser igualitaa ladeldibujo.Desdeentonces lallamamosZarigüeya,peronadamásentrenosotros, tampocoéramostandesalmadoscomoparahacerloabiertamente.

Cometa, a diferencia de este mamífero marsupial de habitudesnocturnas, tenía que regresar a su casa a las siete de la noche o amástardar a las nueve con permiso especial de su papá, que era al mismotiemposuamorimposibleylacruzmáspesadadesuvida.

Rígido profesor de historia en una escuela católica, don HerculanoRodríguez vivía aterrorizado ante la posibilidad de que su hija separeciera un día a esas descaradas que iban por la vida en minifalda y

taconesaltos.Lainfantilizóatalgradoque,llegadoelmomento,lapobrenosupoquécarreraelegir,y lepidióqueescogieraensu lugar.Así fuecomoseencontróatrapadaenunosestudiospara losqueno teníani lasganas,nilasaptitudes,ymuchomenoselfísicoadecuado.

Efectivamente, las estudiantes en comunicación teníamos fama deguapasycultivábamosnuestroatractivofísico.Todassoñábamosconseranimadorasdetelevisiónyparaellotrabajábamosnuestroestilo,mientrasque Cometa con sus calcetines blancos, sus mocasines, sus faldasescocesas,suslentesdefondodebotellaysussuéteresdemonja,nohacíaningúnesfuerzoydeseguronollegaríaniaservirnoselcaféantesdelasnoticiasdeespectáculosquenosotrospresentaríamosenhorarioestelaryencadenanacional.

Uno de esos días en que, despreocupadas, tomábamos el sol, se nosacercaron los cuates Wittelsheim. Eran gemelos idénticos, unosverdaderos adonis, altos, esculturales, dorados.Yo era una de las pocasque podía diferenciarlos hasta de lejos porque, de cuando en cuando,alborotaba las hormonas de Sigfrido hasta lograr que se acostaraconmigo.Yoestabalocaporél.Depurocontemplarlodesnudosabíaquesupielteniareflejosazafrán,delosquecarecíasuhermanoTristán,alquetambién le faltaba simpatía pormí. De hechome detestaba,me juzgabademasiadollamativa,pocoartísticaymediopiruja.

Su papá era el director de la filarmónica del estado, su mamá unaconocida contralto y cada uno de sus hermanos tocaba variosinstrumentos.Unavezalmesorganizabanunaveladamusicalensucasa,alaquenuncafuiinvitada,puesyosólosabíatocarMartinilloenunaflautade carrizo. Aunque, a decir verdad, tampoco me hubiera gustadofrecuentarlos,pueslosWittelsheimerandelomássnob.Sesituabanenlacimadelaintelectualidadyconsiderabanpocomenosqueiletradosalosque,comoyo,nuncahabíanasistidoalFestivaldeBayreuth.Comositodolo que contara en la vida se resumiera a visitar pueblos bávaros paraescucharleyendasgermanascantadasagritosportenoresquedanmiedoysopranosgordasconcascosalados.

A pesar de haber crecido en semejante ambiente, los cuates erandivertidos y extravagantes bromistas. Por eso cuando nos ofrecieron

boletospara la rifadeun‘EstucheparaDama’,nospreguntamosdequénueva excentricidad se trataba. Cuando supimos que el usufructo delestuchedurabasólounahorayqueconsistíaenunmuchachoencueradoyuna caja de preservativos, cada uno compró un boleto a nombre deCometa, a la que un kit como esos le caeríamejor que a cualquiera denosotras.

Suasombrosetornóendesconfianzacuandoleregalamoslosboletossinexplicarleenquéconsistíaelpremio.Noeraparamenos,despuésdetodo, siempre habíamos sido desagradables con ella y detrás de tantaamabilidadsólopodíaesconderseunasórdidarazón.

Por supuesto que ganó, con tantos boletos a su nombre susprobabilidadessemultiplicaron,ymepreparéapasarunmomentoderisaloca. Presté mi casa para la entrega del premio aprovechando que mispapás se encontraban de viaje. Limpié y adornémi recámara con velasaromáticas,floresyhastauncestodefrutascomoenlosgrandeshoteles.Estábamos ya reunidos en la sala cuando por fin llegó el premio. Ahíempezómisuplicio.

Tristánveníasoloconunacajainmensaquetransportabaenundiablito.Nadie tuvo la delicadeza de avisarme que los planes habían cambiado.Cuando supo quién era la ganadora, el imbécil de Sigfrido decidióreemplazar,élmismo,almodeloderevistaquehabíanprevistocontrataryahorrarseasísusueldo.Estabasegurodequenotendríanadaquehacer,pues al conocer el contenido del estuche para dama, Cometa saldríacorriendoaterrorizada ante la perspectivade encontrarse a solas conunhombreduranteunahora.

Efectivamente,lapobrecasisedesmayacuandoloviosurgirdelacaja,encuerado,yconlapijadisimuladadetrásdeunmoñodeseda.Peroparasorpresa de todos, lamaldita enana se repuso rápidamente del susto y aSigfrido no le quedóde otra que asumir su papel de premio.Empujadoporlosaplausosdetodoslospresentes,latomódelamanoyselallevóamirecámara.

En la sala se inició la fiesta. Todos reían, comentaban la reaccióninesperada deCometa, yme vigilaban sin pudor para divertirse conmidesesperaciónmaldisimulada.

Cuando pasó la primera hora y no salían del cuarto,me fijaron con

mássañaaún.

Dos horas después, se presentaron en la sala. Pudimos constatar queCometaestaba transfigurada:sonrosadayresplandeciente,conelcabellosueltoporprimeravez, losojosbrillantesy la cuca agujereada...Buenoesoúltimonolocomprobamos,perohabríaqueserbienpendejoparanoimaginarlo.

Todavía siguen juntos. Viven en una casa con un gran jardín y mehicieronmadrina del primero de sus tres chiquillos, en agradecimientoporhaberpropiciadosufelizencuentro.

Cometaesigualdezarigüeyaqueenlosañosochenta,meconsiderasumejor amiga y probablemente lo soy porque acabé por apreciarla.Sigfrido es todavía más guapo que antes, pero ya no le alboroto lahormona,aunquesigalocaporél.Encuantoamí,nohecambiadotanto,soylamismaputaqueentonces,pero27añosmásvieja.

RobertoMansilla

EstadosUnidos Nací en Lima, Perú, en 1969. Vivo desde los 18 años en los EstadosUnidos.Trabajoconpersonascondiscapacidadesmentalesydictoclasesprivadasdeespañol.Tengo enmi haber unamención de honor en elConcurso deNarrativaPoetas y Narradores del ICP de Miami con mi cuento “Viaje Astral”(génerofantástico),elcualfuepublicadoenel2009enellibroanualdelmismoinstituto.Enel2010publiquémiprimeranovela“Voluntario”,bajoelselloLaCasadeCartón,quefuepresentadaenlaFeriaInternacionaldelLibrodeLima2010, y en Providence, Rhode Island, auspiciada por la bibliotecacomunitariadedichaciudad.Enel2011obtuveel tercer lugarenelConcursodel InstitutodeCulturaPeruana deMiami conmi cuento “La Luz” (género fantástico), que fuepublicadoenellibroanualdedichoinstitutocultural.En el 2012 obtuve el primer lugar en el Concurso Nacional de CuentoFelizh(Huancayo)conmicuento“LaCasona”(génerofantástico).El 2013publiqué el librode cuentos “DelPacífico alAtlántico.Cuentos

desde la otra Orilla”, con el escritor peruano residente en Virginia,AlfredoDelArroyoSoriano.EllibrofuepresentadoenlaFIL-Lima2013yenelConsuladoGeneraldelPerúenWashingtonD.C.

LalenguadeBarrabás

Mariela y yo estamos desnudos en la cama.Mi perro, Barrabás, nosmiraconcaradesueño,echadosobreelpisoaunosmetrosdenosotros.Susorejassonlargasysuhocicopuntiagudo.

Marielitadicequesoyunlocoyavecescreoquetienealgoderazón.

El querer ser cuentista en pleno Boom Latinoamericano donde lanovelaeslaestrellaesverdaderamenteunalocura.Loscuentistasestamossiendoignoradosenestos tiempos.Opor lomenosesaesmisensación.No sé si llamarme escritor. Nadie me conoce. Eso sí lo sé. Y es muyprobablequenuncapublique.Esolotengoclaro.Peroescribircuentosesmivicio,mipasión,ynuncadejarédehacerlo.

No lohedicho aúnperoMarielita esmi amante incondicional. Entrenosotrosnohaypromesasnicompromisos.Ellaesunabuenamujerymequiere a su manera. Nos tenemos confianza y nos tratamos con muchaentrega,omejordicho,conmuchapasiónyconciertodesprecio,también.Nosotrosvemosestoúltimocomopartedenuestrojuego,aunqueaveceseldesprecioestanreal,quenosotrosmismoslocreemos.

Marielacreequeestoyloco,comoyadijeanteriormente,pero,parasersincero,yopiensoqueellaestáalgolocatambién,porquedeotramaneranomeapoyaríaenmislocuras.

Seguimosambosdesnudos,silenciosos,acostadosenlacama.

—¿Lohacemos,amor?—ledigo.

Lamirodesoslayoynomecontesta.Estáconlosbrazoscruzadosylafrentearrugada.

—Amor,¿lohacemos?—insisto.

—Hagámoslo,pues,locodemierda.

Antesquesedesanimemedestapobruscamente,bajolospiesalpisoycaminodescalzoydesnudohastamiescritorio.Pongo la sillade ladoymesiento.Elcuadernoestáabiertojuntoamilápizreciéntajado.Lanocheprontollegará,yenciendomilamparitadeescritorioparapoderescribir.

Mariela aún sigue en la cama y me mira con pereza, con algo defastidio y parece estar con frío. Sé que no quiere hacerlo. Sé que no leagradalaideadeservirmedemodelo,odeputa,comoelladice.

—¿Porquénocontratasaunamujerdeesas?Lepagasyteharáloquedesees.

—No pues, Marielita, amorcito mío, ricura del cielo, contigo esdistinto,contigoserámuchomejor.

—¡Puta madre!, loco de mierda. No me palabrees, que bien que teconozco.Tú,contaldeahorrarteunossoles,erescapazdeloquesea.Yyo,decojuda,acepto.

Marielitaestáenojadaporquelehepedidoquemehagauncariñito,quemetoquelacorneta,quemedéunconciertodelagranflauta,paraqueyo,mientrasellalohace,puedanarrarlo,escribiéndolocondetalles,gemidosy sensaciones. Este cuento tiene que ser muy real, muy vivible, casipalpable, le explico. Tiene que ser no solo un cuento digno de serpublicado,sinodeseruncuentoganador.AMarielalepareceunabajezademipartequelehayapedidotremendofavor.Seofende.Yesqueellanovalora como yo la creación literaria. Yo he sabido de escritoresexcéntricosquesedisfrazancuandoescriben,segúnelpersonaje,paraasívivirmejor su relato.Séde algunosque inclusogolpearonomandarongolpear a cualquier extraño en la calle, solo para observarlo todo, ydespuésnarrarlocrudamentetalcualsucedió.

—Ven,amor,porfavor—ledigo.

Marielacogeunaalmohadaycaminahaciamí.Barrabásseponedepieylaobserva.Ellatiralaalmohadaalpisoysearrodillaentremispiernas.Empuñoellápizylamirohaciaabajo,ansioso.

—Yapues,amorcito.Hazlo,asícomoteexpliqué.

Yellamiraelmiembrocon fastidio, ledaunparde laposy locogecondesgano.

—Esodolió,amor.Ysi lohacesasínopodréescribirnadabueno—digo.

—Putamadre,metienespodridacon tushuevadas.Loúnicoquefaltaes que un día quieras escribirmeun cuento en el culomientras tiramos,¡carajo!

Uninstantedespués,Marielahadejadoderequintarme,y,súbitamente,abrelabocayselometedeporrazo,perolohacesinemociónalguna.Mesientodesmoralizado.Yonopuedodescribiresto,noasí,porquenovadeacuerdo con el cuento que quiero lograr. Yo tengo que escribir algoexcitante, llenode amorydeseo. Pero comoveo que ella no cambia suactitud,nomequedaotroremedioquehacerusodemiimaginación.

Ellamemiracondesprecioy lo lamemuyaburrida,peroyoescriboquememiraconamorylolamemuyencendida.

Mi perro sigue mirándonos muy atento mientras se le escapa unlamento.

Marielasiguehaciéndolocontotalindiferencia,selosacadelabocaymedice:«Huevón, tedesprecio»,peroyoescriboque lasiguechupandocon absoluta entrega, y que se lo saca de la boca yme dice: «Preciosobombón,teamoconternuraydevoción».

Lahabitaciónhaquedadoenpenumbra,yBarrabásdaunospasosparamirarnosdecerca.Yotratodebotarlo,peronolologro.

—¡Vete,carajo!¡Quemecortaslainspiración!

La lámpara solo alumbrami cuaderno.Escriboyme salehorrible laletra,máshorribledelonormal.Nuncapenséqueseríatandifícilescribirmientrastetocanlacorneta.

Marielaestáofuscada,meclavalamiradaymedice:«¿Cuánto tiempomástengoquehacerestahuevada?,¡carajo!Yameduelelamandíbuladetantochupar,maricón»,peroyoencambioescribo:«Quéricalatienesmi

amor,yportenerteasíteregalocongustomicuerpoymicorazón».

Ahoramegolpeaelestómagoymedice:«Estavainaestámásblandaquelastetasdemiabuela,huevón,ysinoseponeduraentreintasegundosmeparoymevoy»,peroyoescribo:«LatienesdeacerocomoSuperman,miamor,erestodounChuchanBoy».

Minutosdespuéslogrounafirmezaenvidiable,yMarielitaporfindejadelanzarmeinsultos.Lasientomáscariñosa.

—Tenunpoquitodedelicadeza,carajo,ycúbremeconunasábana.

Yo me pongo de pie, sonriendo, y camino hacia la cama. Cojo unasábanayregresoapurado,nervioso,ytaposuespaldadesnuda.Luegomesientoenmitronoyellavuelvealosuyo.Lasábanalehaquitadoelfrioyyanosequeja,yahoraparecehacerloconmásgusto.Estáconcentrada.Marielalodisfrutayyomásqueella.Nomeatrevoainterrumpirla,perole acaricio el cabello en son de agradecimiento. Le digo palabritas deamor.Ledigoquelaquiero.Todoestáperfectoahora.

Yosigoescribiendo,conlosojoscasicerradosy lacabeza inclinada.Marielita ahora está realmente encendida, entregada, y esa entregadesmedidamesorprende.

Losminutoscorrenymisangrearde,igualquemiescritura.Mecuestatrabajoescribir,perolodisfrutoalmáximo.Metiemblalamano.Mesudalafrente.Ycuandoempiezoasentirquemirelatoyyovamosallegaraungloriosofinal,Marielapegaunbrincoygritamuyfuerte.

—¡Todavíano,carajo!

Marielaseponedepieymecogeporlasorejasymerefriegacontrasus enormes pechos, abre las piernas, se acomoda sobre mí y bajalentamente.

—Amor,loquequieronarraressolounconciertodeflauta.

—¿Quécosa?¡Cállatelaboca,locodemierda!

Marielitaestádesbocada.Pasasusbrazosdetrásdemicuelloymejala

haciasucuerpo.Barrabásahoramemirasorprendido,muevesucabezadeladoysueltaunlargolamento.

—Amorcito,asínopuedoescribirnada.

Marielaestáposeídaporalgúndemoniodesconocidoycochambroso.Nuncalahabíavistoasí.Sueltagemidoscasidiabólicos,desesperados.Yobuscoelcuadernoconmimanoderechayloencuentro.Agarroellápizytratodeescribiraciegas,perolosmovimientosdeMarielitasonbrutalesymesalensologarabatos.

—Amorcito, vamos a romper la silla si seguimos así. Por favor,contrólate.

No contesta. No dice nada. Y en la habitación solo se escuchan losgemidosdeella,elcrujirdelasillayloslamentosdelperro.

ParasuavizarlaarremetidadeMarielita,mesujetodemiescritorioconlamanoderecha,yconlaizquierdalarodeoporlacintura.Peroellasiguemoviéndose como loca, con sus brazos enredados en mi cuello. Elescritorio se tambalea. Barrabás se pone de pie y se acerca, pero seahuyentacuandolalámparacaeyserevientacontraelpiso.

Nosevecasinada,peroestoparecenoimportarleaMarielita.

—Amorcito,nopuedorespirar,mevasadesnucar.Amor,porfavor,nomeaprietestantoelpescuezo.

Un fuerte crujido me anuncia un aparatoso final. Una de las patastraserasdelasillaserompeycaemospatasarriba.Yo,deespaldascontrael piso, y Marielita encima mío, con sus hermosas nalgas en pose debienvenida.

—¡Puta madre, huevón, ayúdame a levantarme! ¡Sirve para algo,carajo!

Estamos atascados. El peso de ella no me deja ponerme de pie. Ymientrasseguimosenestaluchaporpararnos,casiaciegas,enpenumbra,soloiluminadosporla luzdelpostedelacallequeentraporlaventana,Marielitasueltaungritomuyagudoyensordecedor.

—¡Perrohijodeputa!¡Malditoanimal!¡Voyamatarte!

Marielita patalea con furia. Yo volteo la cabeza y veo a Barrabás

corriendomuyasustadohacialapuerta,relamiéndoseelhocicoyconelraboentrelaspiernas.

YadirisLuisFuentes

Cuba Yadiris Luis Fuentes (1992, Cuba). Licenciada en Periodismo por laUniversidadHermanosSaízMontesdeOcadePinardelRío(latierradelmejor tabacodelmundo).EgresadadeldécimosextoCursodeTécnicasNarrativas del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso yescritora en ciernes. Lectora empedernida de realismo (aunque gusta deleer cualquier obra inteligente y bien escrita), devota deGabrielGarcíaMarquézydelperiodismoliterario.

Cleptomanías

Danae está agitada. Sus ojos pardísimos observan cada detalle: laventana tapiada, el escritorio de cedro con la caja registradora encima,juntoaunamontañadeplanillasvacías,losdedostoscosdelcuidadordeturnoolacuidadoraporqueexisteciertafeminidadimpuestaenlosgirosde lamuñeca, en elmal trenzando del corto cabello y en el disimuladomaquillajeantiojeras.

Nologravermuchodelcuidador.Estáarrellanadoenunadurasillaysusextremidadesinferioressepierdenbajotodoesecedro.Danaenosabesi el cuidador podrá correr rápido y alcanzarla en la avenida, por esonecesitaversuspiernas.Porahorasolosecentraenlosojosextraviadosen la pantalla de un móvil, que por momentos van de la pantalla a laventana y así hasta el cansancio, que se torna en aburrimiento. Aunqueparezcan dos perlas negras sin brillo, Danae sabe que esa mirada estáentrenada contra la gente como ella, por eso con disimulo también levigila.Encontróeste lugarpor casualidad.Siempre le sucede lomismo;saleaandarconelobjetivodedespejar,yhalla libreríasnuevasrepletasdelibrosviejosyencartonadosporlahumedaddelosaños;algunosaúnconservanunperfectoencuadernado.

Dejademirarypalpacondetenimiento.Susmanos levantanelpolvoque poco a poco se impregna en ellas. Es tanto, que Danae esbozafigurillas en lasportadas.Dibujaun sol, cuatronubes,unaconcha,unosanteojos,unavulva…cadaimagenquepueblesumentesematerializaenelpolvoantesdemorirenelsoplolentoquebrotadesuboca.

El bolso descansa abierto, espera. Dentro del precipicio de tela vancayendo uno, dos, tres, cuatro y hasta diez libracos, en dependencia deltamañoydelaedad;muyimportantelaedad.ParaDanaeeseeselrasgomás importante de un libro, su edad y el sabor que le impregnan lasuciedad,lasmuchasmanos,laspolillasyelencierro,porquealpasarlelalenguaaunlibroDanaepuedesabersuhistoriaoporlomenostejerlaensuimaginación:verloalladodeunamesadenocherodeadodecolillasde

cigarroocustodiandolaflormuertadealgúnjarróndescolorido,tambiénabiertosobreunaalmohada,tiradoenunamesaoenunbancodelparque.Los libros recorren muchas rutas y Danae prefiere saberlas todas o almenosinventarlas.

Encuentraunoenorme,editadoen1992ylabocapareceinundárseledesaliva. En el 92 ella solo era una mitad de espermatozoide-óvuloinexistente, en pugna por nacer y arrebatarle una vida más a losanticonceptivos.Nuncaha tenidoqueusarlos,piensaen loantinaturaldeintroducirse trozos de cobre y plástico con nombre y forma deconsonante.Noentiendecómouna letra tan inofensivacomo laTpuedeportartantodolor.Ellibroestodoblanco.Ellapalpalacubiertaycierralos ojos para sentir la rugosidad y dureza de la tapa. Piensa que es unaobrauniversalmientrassechupalosdedospolvorientos.Contemorhojeaelvolumen,elnombredeotramujer lasobresalta:AnaKarenina.Danaesiente cómo se le acelera el pulso y su entrepierna comienza ahumedecerse. El cuidador, en medio de su modorra, no percibe cómoKarenina, con todas sus páginas, cae dentro del bolso yDanae sale consigiloporlaúnicapuertadelalibrería.

Al fin está a salvo demiradas. Tras la puerta de su apartamento delquinto piso descansa el paraíso: un montón de libros ordenados portamaño,porqueellaadoralostamaños,losgrosoresylosencuadernados.Llega al cuarto y saca cuidadosamente los libros robados, los poneencimadesucama.VeaAnaKareninayvuelveahumedecerse.¿Porquésiente esas cosquillas? No lo sabe, no quiere saberlo. Lleva su manoderechabajo la faldayconcierta torpezasebaja lasbragas,odia llevarbragas. Sus dedos hurgan entre sus labios mayores, siente el clítorishinchado.Lamanoizquierdalevantalablusa,rozaconsuavidadcadaunodelossenos, lospezonesseyerguen trasel toqueteo.Estámuyexcitada,piensa en Karenina, tan rusa, tan blanca, tan clásica. Los personajesfemeninosdeloslibroslaatraen,lahacenarder.Retiralamolestafaldaytomael libraco, esgruesoypor tantopesadopara susdébilesmuñecas.Sentada enunade las esquinasde la cama, se dispone amasturbarse.Elancholomodellibroacariciaelclítorisrosado.Danaesientelarugosidaddel lomo en cadamovimiento, su interior se deshace en flujos.Toda suvulvaentraencontactoconlablancurarusa.Perosumanoestácansada,pesa demasiado Ana Karenina; es frío. Al final no logrará un buen

orgasmo.

Miraellibrerodelcuarto.Todoslosvolúmenesordenadosylimpios.Enmediode tantoordenestáLa feriade lasvanidades, su lomoparecedesgastadoportantofluidovaginal.Danaeadoraesaobra,fueelprimerlibro en llegar a su entrepierna y sigue siendo perfecto a pesar de sudeterioro. Sin embargo quiere probar nuevas cosas. A muchos de susamantes del pasado los obligó amasturbarla con aquel lomo carmelita.Casi todos la tomaron por loca, quizás por esa razón ya no la visiteninguno.

Seconvencedequenovaasuceder,nolograráelclímax.Piensaquesudíaesunfiasco,solounasbragashúmedasyunamuñecaagotadaporelpeso de Karenina. Cómo odio al puñetero libro, ¿por qué tuve querobarlo?,sepreguntaconfundida.Ensucabezatodoesfrustración.Hacedías que buscaba un libro nuevo para deleitarse y justo cuando loencuentraesinservible.

Molesta,seasomaalbalcón.Supelorojoondeaalviento,nosepercatadesucuerposemidesnudo.Eneledificiodelfrente,unescritorcillotecleaen su vieja máquina de escribir. Lleva días sin afeitarse y su cabellodesaliñadoevidenciadespreocupaciónporsímismo.NoresultahermosoperoDanaevealgoenél,ensuslocasmanospresionandofrenéticamentelas teclas. Esas manos escriben y ella adora los libros. Se imagina alescritorcillomásmasculino,sinropasymasturbándoseparaella.Lamiradesdesubalcón,leguiñaunojoyserelamelosfinosyligeroslabios.Elpeneenormeyrepletodevenasapuntodereventarporlatensión.Danaenopuedecontenerse, llevasusdedosabajoydescubrecómo susmuslosestán embarrados de sus propios flujos vaginales. El escritor siguedeslizando fuertemente sumano por el pene erecto, roza con desafío elglandehinchadoyelsemencubrepartedelabarandanegradelbalcón.

Ha sido solo su pútrida imaginación. El escritor sigue presionandoteclas, ni siquiera ha salido de su mundo para percatarse de que en eledificioparaleloalsuyounamujersemidesnudasetocaporél.Losigueobservando,yanoconlalasciviadeantes.Pareceatrapadaenlaimagen,nosientedeseosdecaminarohaceralgunacosa.Estáexhausta,siemprelesucedelomismodespuésdeunorgasmo;quedaconvertidaenunmanojo

desensacionesinamovibles,deansiasmuertas.Necesitaalgunosminutos,talveztresocinco,paravolveralarealidaddesuapartamentorepletode“librobjetossexuales”.

Alguien aparece donde el escritor, unos brazos le abrazan por detrásmientras que unos labios gruesos y pintados de rosa claro le chupan elcuello. Este se vuelve y le sonríe a la chica extremadamente delgada yrubia que le mira. Es casi anoréxica, lleva pantalones ceñidos y unacamisetapúrpuraqueacentúasupalidez.Loscabellosrubioslecaensobrela frente. La muchacha es llamativa a pesar de lo fino de su talle, essensual a los ojos mórbidos de Danae, quien ha vuelto de suensimismamiento.

Larubitalograalejaralescritordesutrabajo.Loarrojahacialacamaysinmiramientosledesnuda.Pareceapurada,consuságilesmanostomaelpeneyloacaricia,seinclinaylodesapareceensuboca.Halogradosuobjetivo, retira sus pantalones, aparta las bragas y se introduce el peneerectodelescritor.Encincominutoslograqueeyacule,susmovimientoshansidorápidosycontinuos.Llevaunadesusmanosasuvulvaytomaelsemen que le cae en ella y lo sorbe frenéticamente. Luego muerde suslabios y en sus ojos pequeños se advierte la necesidad demás, pero secontiene.Sabequeluegohabrámás,siemprequeellalobusquehabrámás.

Ahorcajadasseponeenencimadel rostrodesuamante.Lepidequeabra la bocaydejaque aquella lenguahurguedentrode ella.La lenguarecorreloslabiosmayoresymenores,elclítorisirritadoporelsexoylochupaconfuerzaaltiempoqueellasemueveotravezcomosiestuvieseenlagrupadeuncaballo.Alfin,llenalabocadelescritorconsusfluidos.

Danaenohaperdidounsolodetalle.Observaysesientecalienteotravez,peronoquierehacerlosiempresola.Laaburresersupropiaamante,noteneraalguienconquienjugar,soloalossilenciososlibros.Lachicase para en el balcón a fumar un cigarrillo, lleva la camiseta subida pordebajo de sus minúsculos senos de pichón. Levanta la mirada y ve aDanae,estadisimulamirandohaciaotraparte,perolaatracciónesmuchaysinnotarloterminavolviendosusojoshacialarubiaqueleguiñaunojoy descubre sus senos, aparta el cigarro de la boca y humedece el dedoanulardesumanoderechaysefrotaunpezónunayotravez.Danaecorre

haciaadentro.

Esamuchachadebeestarloca.¿Quéhace,sisunovioestátendidoenlacama?¿Acasonoleimporta?

Llegaalcuartoyvesuslibrosencimadelacama.Estáconsternadaporlosrecientessucesosyalavezdespideiraportodosucuerpo.CogeaAnaKarenina en sus manos y arranca las hojas molesta. Le lleva muchotiempoacabarcontangruesoejemplar.BuscaLaferiadelasvanidadesyse dispone a desmembrarlo también, no quiere más libros entre suspiernas,derepentelosodiaconfuerza.Acariciaporúltimavezelviejoyarrugadolomocarmelita.Loabreporlamitadyoyequetocanalapuerta.Eltoqueresultaincómodoparasusoídos.Conciertodisgustoterminadedesnudarse y toma un vestido del clóset, se lo pone y camina hacia laentradadesuapartamento.

Anteellaestálarubita.Lamiradesconcertadamientraslaotralepidepermisoparaentrar.

Trasellassecierralapuerta.

LeonardoMendoza

VenezuelaNacidoenCaracas,el1erodejuliode1987.Narradorydramaturgo.LicenciadoenFilosofíaegresadodelaUniversidadCentraldeVenezuela.Formadocomodirectorde teatroen lasfilasdelGrupoTeatralSéptimoPiso..

Alegatoplástico

Aver,unacosaestáclara:enaquelentoncesnolapasábamosbien.Nosésieraunaobsesión,unafantasíaounalocura.PeroyoqueríahacerunaorgíaconAntonellaysushermanas.Dehecho,cuandohacíamoselamorcasi siempre imaginaba que mis cuñadas nos chupaban los sexos, setragaban nuestros fluidos y se sometían ante todos nuestros deseos. Lacuestiónrondabaenmicabezadesdequelasconocíenunlocalnocturno.RecuerdoqueaquellanocheestabaconDaniel,unantiguocompañerodela universidad. Veníamos de un toque y decidimos ir a bebernos unostragos.Nos fuimos en su carrohastaun local que él conocía. «Vamos»,me dijo, «allí siempre se consiguen putas». «Vamos, pues», le dije.AllíconocimosaAntonella,PatriciayLeonela.Ellasestabansolas,buscandoconquiéndivertirseunrato.LuegodetomarnosunostragosnosfuimosacasadeDaniel.YofolléconAntonellayél juntoalotropar.Lodeellosfue una cuestión que se resolvió en una sola noche, pero lo mío conAntonella,quizásporsucarácterinocenteypocomalicioso(creoyoquesoy igual, a decir verdad), se extendió un poco más y al día siguientefuimosalcine, luegolainvitéacenaryprontolepresentéamispadres.Comenzamos una relación que se fue extendiendo hasta el punto quedecidimos vivir juntos. Fue hasta entonces, luego de algunos años, quecompartímifantasíaconAntonella.Ella,comomeloesperaba,nose lotomóbien.Unacrisisvino;nosseparamos; luego,volvimosporquenosextrañábamos.«Quenosqueremos,quesí,quenomegustaeso,Cristian,porfavornovuelvasaplantearmealgoasí»,soncosasqueelladecía. Undía,tuvealgoenmente.Semeocurriócomprartresmaniquís.NoeranparanadasimilaresaAntonellayasushermanas,perosemeocurríaquepodíadisfrazarlasparahacerlasparecer.Vestirlas,pintarles lasuñasdesusmanosypies,aligualquesuslabios.Aunaquisevestirladerojo,aotra de blanco y a la que restaba, de negro. Ellas eran muy coquetas.Teníansusbocas ligeramenteabiertas,comosiestuvieranesperandoserbesadasoquizásserembestidaspordiezpenes. Semanasatrásmesentísolo,yaprovechandoqueAntonella estabadevacacionesconsufamilia,saquéalastresmaniquísapasearporlaciudad.

Fuimos a varios miradores donde fumamos y bebimos hastaemborracharnos. Cuando regresamos al edificio donde yo vivo, en elestacionamiento,measegurédequenadieestuvieracerca,ylassaquéalastresdelcarro.Subimosenelascensor.Entramosalapartamentoylesdije:«Hemosllegado,chicas,¿quierenotrotrago?».Servícuatrocopasdevinopara luego arrellanarnos en el sofá de la sala. Mi cabeza estaba en elregazodePatriciayLeonelaestabatiradaencimademí.Antonellaestabasentada lejos, unpococelosa. «Amor, no estés celosa», ledije, «únete anosotros, ven, vamos a divertirnos». Poco a poco mi pene se fueendureciendo.Habíapuestoalastresdeespaldas,arrodilladasenelpiso,levantandosusculosbrillanteshaciamí.«Vamos»,medecían,«queremossentirte,Cristian».Yo les pegaba nalgadas a las tres, luego las besaba ymetíamipeneentresusdedosyhacíaquememasturbaran.Quisecogerlaspero ellas estaban cerradas. Fue difícil, así que tuve que masturbarmefrotandomipenecontrasuspequeñasydurasnalgas. Eyaculé. Cuandoterminé,escondíalostresmaniquís.PenséquesiAntonellaseenteraba de lo que había hecho seguramente me dejaría o me mataba.CuandoreviséelteléfonoleíunmensajedetextodeellaquedecíaquemeextrañabayqueestabamolestaconPatriciayLeonelaporsertanzorras.No le contesté, y lo único que pensé fue que no tenía que decirme esascosasdesushermanas.Ellaregresabasupuestamenteentresdías.«Cuandollegue»,medije,«sevendríaaldepartamentoyharíamoselamor».Peroyo no quería hacerlo con ella.Me tiraba las chicas-maniquí unas cuatrovecesaldía.Ellaseranmuchomejorque laAntonelladecarneyhueso,quenoestabamal:bien tetona, locualcompensabasu faltade traseroy,porsupuesto,susojosenormesyazules.Yosolamentequeríasexoyestastreschicasmelodabancuandoyoquisierasindecirmequeno.Eraobvioquecuando llegaraAntonella tendríaqueesconderlaobotarlaaellayasushermanas. Esatarde,salítempranodeltrabajoyfuiacomprarlesropainteriorenLaSenza,unlubricanteyunabotelladevinoCasillerodelDiablo.Cuandollegué,ellasmeestabanesperando,sentadasenelcomedor.Lassaludéylespreguntécómoestaban.Lesdijequelestraíaunasorpresaylesmostréloquehabíacomprado.Ningunamedijonada,creoqueseapenaronporlas pantaletas de encajes que tendrían que usar para mí esa noche.

Inclusive,creoquememolestéunpoco,hubiesequeridounpocomásdeemociónporpartedeellas.Igualtuvequevestirlas.Comenzamosahablary les pregunté que cómo habían pasado el día. Las sentí muy excitadasperoquisejugarconellasunpoco,hacermeelcansadooelquenoqueríaacostarse con ellas en ese momento. Igual, no resistí mucho. Nosdesnudamos.Luegodebajarnos labotelladevinocomenzamosa follar.PatyyLeo estaban arrodilladas chupándome el penemientrasAntonellaestabasentadaaunlado,conunamanoensuentrepierna.Yoestabamásexcitadoqueotrasveces,miglandeparecíaqueibaaestallar,estabamásrojoquedecostumbre,inclusomedecíaqueésteeraelmejorpolvodemivida. El teléfono empezó a sonar pero no le presté atención. Pensé quequizás era del trabajo o quizás era Daniel que quería tomarse unascervezas y probar suerte en algún lugar. Cuando estuve a punto deeyacularmealejédePatyyLeoymeacerquéaAntonella.Laempecéabesar y le decía: «Gracias, Anto, gracias por esto», y le chupaba lospezones,«nosabescuántoteamo,nolosabes,vamosacoger,sí,vamosacoger, voltéate, vamos a cogerte por el culo, para eso te abrí el hueco,déjame untarme el lubricante». Ellas gemían plásticamente, y le dije:«Miraatushermanas,laspuseunaencimadelaotra,seestánchupando,ylo disfrutan, sí, ¿no te gusta?, vamos, responde, di que te gusta,Antonella». Nosésiestabamuyexcitadooquéperonohabíaescuchadolapuerta.Antonella había entrado y presenció buena parte de mi orgía. Sus ojosazulesestabanmuyabiertos,comodoshuevos fritos,observándome.YolavicuandosoltélaúltimagotadesemenenlacaradeAntonella-maniquí.Ellaestabamuycallada,nosecreíaloqueestabaviendo.«¿Terminaste?»,mepreguntó,y,alescucharla,sentícómomisórganossecomprimieronporunmomento.«¿Terminaste?»,repitió,yyovolteé,empalidecido,yledije que todo tenía una explicación. Yo estaba desnudo junto a losmaniquísyellatemblaba.«¿Quédemoniostepasa,Cristian?,¿quéestodaesta mierda?», me preguntó, alterada, lo sabía por su tono chillón yentrecortado. «¿Qué quieres decir con toda esta mierda, cariño?, tú noquisiste que hiciéramos una orgía con tus hermanas y bueno, tuve quecumplirmi fantasía de una u otra forma». Su rostro parecía paralizado,estabamáspálidaquedecostumbreyyocontinué:«Ven, te laspresento:ellaesAntonella,ellaPatyyestaotraesLeonela;túlasconoces».Intentédisimular,comosiaquellofuesealgoabsolutamentenormal.«Dios,estás

enfermo, necesitas ayuda», me decía, pero yo le dije que no, que sóloporqueteníasexoconellaysushermanasnoqueríadecirqueestabaloco.«Esascosaspasan»,ledije,«esmás,¿porquénotedesnudasylohacemostú y yo y las chicas?», le pregunté, pero no quiso y más bien tomó labotella de vino ya vacía yme la lanzó. Ésta se estrelló contra la pared,explotando en cientos de pedazos. Es más, creo que si me la hubiesepegadomemataba.Yyoquiseacercármeleperoellanome lopermitía.«Aléjate,Cristian.Aléjateonorespondo».Aldecirlo,parecíaenajenada,yprosiguió: «No sé cómo puedes tirarte a esas mierdas». En seguida, seacercó, pero no amí, sino a losmaniquís, y empezó a llorar.Yo quiseconsolarlaperomemanoteóyluegocogióalastreschicasylasdestrozóunaauna,mientrasyolaobservaba,atónito,desnudo.Luego,ellasefuecorriendodel apartamentoyyo laperseguí; bajópor las escalerasyyodetrás,queríaalcanzarlaparaexplicárselo todo,decirlequeyo laseguíaamando,queellasnosignificabannadaparamí. Así fue que cuando salí a la calle me vieron unos policías y medetuvieron.Medieronunapalizaymemetieronpreso...Bueno,quisierapreguntarlesalgo:¿porquéatodosustedesselesnotatanpasmados?Enfin,nomeinteresa:bueno,esoestodoloquetengoquedecir,señorjuez.Pregúnteseloamipsiquiatrayveráquenoleestoymintiendo.Ustedesnopuedenvolverametermepreso.

ReeSevonHerder

EspañaMinombreesSandra.Soypsicóloga,orientadoraprofesionalyautoradelblogwww.lamalvalila.wordpress.com.Misdospasionessonviajarylaliteratura,alasquededicolamayorpartedemitiempolibre.Empecé a escribir relatos con cuatro años y posteriormente poesía ynovela, obteniendo mi primer premio en un concurso del colegio a laedaddesieteaños.De entre mis obras, el microrrelato La última persona recibió unamención especial en elVIII Festival deMicrorrelatos deTerror yGoreMolinsdeRei(España);elmicrorrelatoElPianohasidopublicadoporeldiario gallegoLa Voz deGalicia en sus versiones digital y en papel enagosto de 2014,mientras queCenizas fue publicado en agosto de 2015.SaturnaliaapareceenlarevistadigitaldelblogElDivándelEscritor,Lasonrisa deMario en la antología en papel Valores Humanos, de LetrascomoespadayElanillodeMarcos en laantologíaAmor yPoesía de la

mismaeditorial.LosrelatosLaolayAflordepielfueronpublicadosporlaseditorialesDiversidadLiterariayCarpadesueños,respectivamente.

Humoenelespejo

Dos de mis dedos estaban dentro de su boca cuando escuchamos elinconfundiblesonidodelmotordelLamborghinideCris.Seacercabaalacasa a gran velocidad, los neumáticos chirriando sobre el asfalto. Meestremecí de placer sólo de pensar en él pero su padre se detuvo,temeroso, y apartó su boca demimano, arrancando con los dientes untrozodelesmalterojo.Susojoscentelleabanmiedoyvergüenzaeinclusomepareciópercibir,enlaescasailuminacióndeldormitorio,quesupiel—naturalmentemorena—setornabapálida.

«Cristóbal…»,murmurótemblando,ehizoademándelevantarseperoafianzandolasrodillassobre lacamay lasmanossobresushombros loretuve; todo el peso de mi liviano cuerpo sobre él. «Todavía no», lesusurré,yaumentéelritmodemismovimientos.Sudeseoeratansuperiorasumiedoquenoseresistió.Recorríconmilenguasuslabios,elinteriordesubocaysubarbilla,mientraselcochesedeteníayapagabaelmotor.

El placer llegó de repente, como solía ocurrirme con él. Conseguíreprimir el primer gemido pero el segundo se deslizó inevitablementedesdemis entrañas, subiendopor la garganta como si de un torrente deaire cálido y perfumado se tratara, haciendo sonar, al final de surecorrido, las cuerdas vocales. Fue él quien ahogó el sonido con unamano,mientrasconlaotrameapretabamáscontrasí.LapuertaprincipalseabrióysecerróyescuchamoslavozdeCrisllamarasupadreyasuhermana. Su padre, duro exmilitar de las fuerzas armadas, se revolvíabajomicuerpo,temblandocomounadolescenteantelaposibilidaddequelo descubriesen, sudoroso y excitado, a punto de estallar con el placerprohibido.

Lospasosascendíanporlaescalera.Porunmomentoestuveapuntodedesistir—¡era demasiado arriesgado!— pero la voz de Olga detuvo elascensoy loshermanoscomenzaronahablarmientras,unosmetrosporencima, su padre alcanzaba el cielo con un ángel revestido de encajenegro,pegadoalapielconsalivaysudor.Esperévariossegundoshasta

quedejódetemblarymedeslicésilenciosamentehastaelcuartodebaño,enganchando uno de los clips del liguero que se había soltado antes decerrarlapuertatrasdemí,parapermitirleverunavezmáslasiluetademicuerpo semidesnudo. Encendí uno de los cigarrillos que su mujerescondíaenuncajónyobservé,entreunanubedehumo,mireflejoenelespejo.DespuésmepuseelimpecableValentinoblancoqueCrismehabíaregaladolanocheanterior,pornuestroaniversario.

Cuandoregreséalahabitación,élyanoestaba.Arrojéelcigarrilloporlaventana,abrílapuertamuydespacioyescuché.Suvozsehabíaunidoaladesushijosenelpisodeabajo.Conmimejorposedenaturalidadbajélasescalerasymereuníconellos.Todavíateníalasmejillasruborizadasylas inglespalpitantescuandoCrisse inclinósobremíparabesarme.Unade susmanos sedeslizó furtivamentebajo elvestidoyviundestellodefogosidadensusojosalpercibirquenollevababragas.Olgareparóenelgestoysonrióconpicardía.Elrecuerdodeaquellatardeenlapiscinamegolpeó poderosamente. Me había provocado hasta el extremo,deshaciéndose del bikini y recostándose en la tumbona con las piernasentreabiertas.Esohabíaocurridomuchodespuésdequeempezaralomíoconsupadre.

Cris murmuró una disculpa y subimos a la habitación. Sus dedosrecorrieron la carne y supe, por su engreída sonrisa, que pensaba queaquellahumedaderaobrasuya.Sinpreocuparnosmuchoporelruidoqueocasionábamos, hicimos el amor salvajemente, con el recuerdo delesbeltocuerpodesnudodesuhermanaenmicabeza.

JuanCarlosEsquivel

MéxicoNacióenCiudadJuárez,México,en1971.Publicóen1988Jacaranda,unanovelaporentregasenlasecciónLaObra,delperiódicoElFronterizo.Sutrabajoliterariosehapublicadoendosantologías:Norpaisaje,Antologíadel taller literario del INBA en Ciudad Juárez, y en Dosis Letradas,antología para celebrar los 35 años de la Universidad Autónoma deCiudad Juárez (UACJ). Fue seleccionado para participar en el SegundoVirtuality Literario “Caza de Letras”, organizado por la UNAM yEditorialAlfaguara.Ha publicado también en las revistasBlancoMóvil,Semanario,PasodelRíoGrandedelNorteyArenasBlancas,delaNMSU.Finalista en 2007 del Primer Concurso de Relato Corto “Rodeo dePalabras”, organizado por Periódico Expresso de Hermosillo, Sonora;finalista en 2014 del Segundo Concurso Internacional de RelatosPecaminosos Contacto Latino, y en 2015 del Tercer ConcursoInternacionaldeRelatosPecaminososContactoLatino,ambosdePukiyariEditores,EstadosUnidos..

ElPadrote

TodosenelbarriosabíamosqueelpapádeArmandoeramuyestricto.Peronoeraesalapalabraqueempleábamosennuestroléxicodepúberos.Más bien, decíamos que don Manuel era bien culero; castigaba a suprimogénitodelamaneramássalvajequepodíamosimaginar.Bueno,notanto,peroasínosloparecíaaloschavosdelbarrio:hacíaquesequitarala camisa, lo obligaba a colocar susmanos en la nuca, y le daba en laespalda con el cinturón.No en las nalgas, como hacían nuestros padresconnosotros, conmás omenos frecuencia, conmás omenos dureza ysegún la travesura; sino en la espalda, donde más duele. Algunosllorábamos, otros gritaban como si los estuvieranmatando y otros, losmenos, recibían el castigo sin chistar, como si no tuvieran lágrimas,convirtiéndosepor esoen los “favoritos temporales”de todamamáquepegaasushijos: —¿YavisteaLalito?Élnollora. —AprendedeJosé:élsíeshombrecito. Yesaseranlasdolorosascomparacionesquehacíanlosseresquemásnosaman,siempreconelafándequesaliéramosperdiendo. Nunca vi llorar a Armando, pero eso no significa que quizá no lohiciesecuandolepegabadonManuel.Tampocosabíasi,puertasadentro,supapátratabaconlamismadurezaaAngélicaoaJoel,aquienporserelmenorapodábamos“Bebé”;aunquepinchemocosoyatuvieranueveaños.SedecíaqueaAngélicatambiénledabaconelcinto,peroleteníaciertaconsideración por ser niña, sólo la azotaba en los muslos o en lasposaderas;lamayoríadelasvecesporhabercometidolagravísimafaltadeirseajugaralavueltadelaesquina,sinpermisoy,peoraún,sinllevaralBebécomochaperón. MihermanoyelBebéerandelamismaedad.Muchasveces,mientrascuidábamosdeellos,Angélicayyonosponíamosaplaticar.Ellaeraunaño menor que yo, así que existía cierta identificación entre nosotros.Mientras nuestros hermanos jugaban, nosotros contábamos algunapelículaquehabíamosvisto, odecíamos chistes, cuentos de fantasmas y

experienciassobrenaturales que nos inventábamos almomento sólo porteneruntemadelcualplaticar.Todoesohastaqueaparecíaelcarrodesupapá doblando la esquina. Entonces el Bebé paraba de correr y comoconsecuencia mi hermano lo alcanzaba para “contagiarle la roña”, oAngélica volvía a montar en su bicicleta y se disculpaba por dejar deplaticarconmigoparaluegoirseasucasa.Delostres,ellaeralaquemássealarmabaalverlollegar,puessupadreleteníaprohibidísimojugarconniños,inclusosiArmandojugabaconnosotros. —De tanto cuidarla, se les va a ir pronto de la casa—dijomi papácuandoleplatiqué. Angélica a veces iba sola a La Garantía, la tienda a la vuelta de laesquina,pero sólocuando supadre estabaausente.Sumamá le permitíasalir,necesitadaconurgenciadetortillas,leche,ocubosdeconsoméparael caldo. Armando, el mayor, era el único que acudía solo a cualquierhora.Teníatreceaños,casicumplía loscatorce,yse llevabapesadoconLázaro,eltendero,quienamaneradebromalearrojabaconviolencialamercancíaalmostrador: —¡Oh,cómochingas,Armando!¡Ahí’stáya tupinchepapelpa’l“yo-yo”! Ahí me dices si quieres que le ponga el cordón —le decía,cogiéndoselaentrepierna. Armando a menudo se entretenía platicando en la tienda con otrosamigos,yAngélicateníaqueiraencontrarloeinsistirleenquesupapáyaquería que se metiera, que ya había andado mucho en la calle, ándale,apúrate,sevaaenojar.Casinuncateníaéxito,inclusoellamismatambiénse tardaba si por casualidad se encontraba conmigo y nos poníamos aplaticar.Entonces,donManuel,ante la tardanzadesusvástagos,abría lapuerta de reja conmosquitero de su casa, entresacaba su cuerpo y, cualsoldadodispuestoatocarunaordenconelclarín,tomabaaire,inflabasupechoyemitíaunlargoysonorochiflido: ¡Fiuuuuu-iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii… Estuvieran donde estuvieran, Armando, Angélica y Joel acudíanpresurosos al singular llamado del padre. Yo nomás los veía doblar laesquinacorriendo,mientraselsilbidolanguidecíacomoelsonidoqueenlaspelículashacenlasbombasdeartilleríacuandocaen: …

iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiieeeeeeeeeeeooooooooooouuuuuuuuuuuu! Cierto día, frente a la tienda, comenzó a operar un negocio devideojuegos, a los que nosotros llamábamos “maquinitas”. Lo atendíaIsabel, una señora como de cuarenta años. Estaba sola, tenía hijos peroellosnoestabanahí,vivíanenotracoloniayraravezibanalnegocio.Sedecíaqueeraviuda. Solía vestir blusas negras, ajustadas, que contrastaban con su pielblanca y resaltaban su busto. A veces se teñía el cabello de rubio. Casisiempre laveíamosconunosvaqueroscompletos, aunqueavecesusabacortosalestilodeDaisyDukeenlaserieDukesofHazard,muydemodaentonces. A las vecinas les parecía mal que usara pantalones tan cortosparaatenderunnegociofrecuentadoporniñosyadolescentes,adiferenciadelosvecinos,quienesestabanencantados;sobretodoLázaro,eltendero,siemprependientedesu llegada,quiena susveintisieteañosse sentía losuficientementehombrecomoparapretenderla.Nosotrosestábamosmásinteresadosenjugar,aunquesuatractivotampoconoseraindiferente.Nosgustaba verla, pero sabíamos que era mucho mayor. Y sí, estaba muybuena,peroalmenosyo,preferíafantasearconAngélica. La década de los ochentas contaba su tercer año, y los juegos máspopulareseranPacMan,Defender,Popeye,Kangaroo,yDonkeyKong.LasmarcaslídereseranNintendoyAtari.Jugábamosadiario,variasvecesaldía, con tal de superar el mayor número de niveles posible en losvideojuegos.Ylosuperamos:yodurabahorasenelKangaroo,alucinandoqueeraelcampeónindiscutible,ArmandoeraunasenelDonkeyKongyalgunosheavymetaleros delbarriodisputabanel liderato en elDefender,accionandofrenéticamentelaspalancasdemandoylosbotonesderayosláser.Perolagloriadeescribirnuestrasinicialesenelregistroderécordsdurópoco.Primero,Isabeldejódevendernosfichasparanuestrosjuegosfavoritos,enatenciónaalgunosniñosimpacientesyquejumbrososquenoqueríanesperaraqueterminásemosdejugar;ysegundo,nuestrospadresdejaron de darnos dinero, hartos de que lo invirtiéramos en nuestraludopatía. Casi todos logramos ajustarnos a lo que nuestros poco dadivosospadresnosdaban.PeronoArmando.Élibaalatiendaalanochecer,yenvez de comprar lo que le encargaban, aprovechaba para irse a lasmaquinitas. Al llegar tarde a la casa, con las compras y el vuelto

incompleto,explicabaasupapáquelohabíaperdido. —DeseguroseteatravesóunamaquinitaAtari,¿verdad?—preguntabadon Manuel, con su característico tono socarrón, listo para blandir sucinturónsobrelaespaldadesuhijo. Días después, Isabel nos pasó chance de jugar a Armando y a mí,graciasaquesólohabíaunclienteenellugar:elAgapo.Eraesteunchavoorejón,bajitoyconlentes,deapenasochoaños.Fuetestigodelapláticaque ella tuvo con nosotros, cuando empezó a decirnos cosas que noestábamos acostumbrados a escuchar, como quémuchachos tan guapos,han de tenermucho pegue en la escuela, van a tenermuchas novias, seestánponiendobienmachines,alratovanaestarcomoArnold…amímehalagabarecibirtodosesoscumplidos,peronomeanimabaaseguirleeljuego.Comodije:estababuena,peronoerademiedad. Además,comoqueIsabelsesentíamásatraídaporelcabellocortoylaciodeArmando,peinadoconpartiduraenmedio;porsupielmorenaylos ojos rasgados que recordabanmás a un filipino omalasio que a unchino o japonés. Su rostro todavía lampiño no daba la apariencia desuciedad como el mío, poblado por una incipiente barba. Pero lo quequizámáslellamabalaatención,eraesaespaldaquehabíacomenzadoaensancharse. Isabel intentó pasar sumano por el dorso deArmando, pero éste sesobresaltó,enunespasmodedolor. —¿Quépasó,mi’jo?¿Telastimaste? Armando apenas buscaba qué respuesta inventar cuando intervino elindiscretoAgapo: —Esquesupapálepega. —¡Hey!¡Ustedcállese!—protestóArmando,avergonzado. —¿Enserio?¿Yporquélohizo? —No se crea, señora, no es cierto. No le haga caso a ese pinchemocoso. PeroelAgapoinsistió: —Le pegó porque se gastó el dinero del mandado aquí en lasmaquinitas.

ArmandosintióunenormedeseodedarleuncoscorrónalAgapo,perodesistió.Noqueríaquenada lodistrajeradeesquivar losbarrilesqueelgorilaDonkeyKongarrojabacontraMario. —¡Ay, pobrecito!—agregó Isabel, atiplando la voz, al tiempo que leacariciaba la nuca y acomodaba un mechón de cabello suelto sobre laoreja—.Peronoteagüites,puedesvenirajugarcuandoquieras,yoinvito. Apenasdicholoanterior,elAgaposaliódellocalycruzólacalleparair a la tienda. Seguimos en los videojuegos un rato más, hasta queArmando se despidió de Isabel, agradeciéndole por las fichas gratis. Supadreaúnnolesilbaba,peroqueríaevitarproblemas. Apenassalimosalacalle,saliótambiénLázaro,eltendero. —¡EsePadrooteeeeee! Armandoyyovolteamoshaciatodoslados,sinsaberaquiénsedirigía. —Notehagasgüey,Padrote,teestoyhablandoati. Seguíamossincomprender. —¿Ahoraqué,yavivesde lasmujeres?Dimecómolehaces,noseascabrón…Yameenteréquetienesfichasgratisenlasmaquinitas. MéndigoAgapo,comprendióArmando,quienpidióal tenderoquenole llamara así. Pero Lázaro no le hizo caso. Siguió gritándole Padrote,hastaquedesaparecimosaldarvueltaalaesquina. Alospocosdías,todoelbarriosabíadelnuevosobrenombre. Misamigosdelacalle: —SeestáponiendobuenalahermanadelPadrote,¿verdad? Mimamáenlacasa: —“Padrote”esunapalabramuyfea. Algunosvecinosdespistados: —¿Porquéledirán“Padrote”? YsobretodoLázaro,quienseguíapropagandoelapodo: —¡Oh, cómo chingas, Padrote! ¡Ahí’stá ya tu pinche papel pa’l “yo-yo”!

Armandoodiabaesemote,peroalfinalterminóportolerarlo.Éramosadolescentes,estábamosenlaedaddelacamaradería,lasreunionesenlacasa de alguien para ver películas porno, la de nuestros primeroscigarros, nuestros primeros tragos, la persecución de chicas, las burlashacia quienes les engrosaba la vozo les salía bigote y la invasión a lasruinas de una casa abandonada para descubrirnos el vientre y competirsobrequiénlateníamásgrandeoestabamáspeludo. —OyeAngélica…¿atu“elotito”yalesalieronpelitos? No sécómosemeocurrióhacerle esapregunta tangrosera.Eraunanochetibia,conunvientoligeroqueacercabahastanosotroselaromadelas lilas, y en la queAngélica aúnvestía el uniformede su escuela.Porprimeravezenmuchotiempotraíasucabellosuelto,encapas.Recuerdoquese lehizo tardeplaticandoconmigoa lavueltade laesquina,movíainquietasuspiernasmientrashablaba,oraerguida,orarecargadaenalgúncarro,metiendoyentresacandosuspiesenelcalzado.Susojosbrillaban,parecíaquetodasucarasonreía. Peroloquemásrecuerdodeesatarde-noche,sonsuscalcetasblancas,pintadasporloszapatosrojosquehabíaestrenado. —¿Cómo?¿Cuálelote?Noteentiendo. Tuvesuertedequenohayacaptadoeldoblesentidodemipregunta. —Olvídalo,estabapensandoenotrascosas. Lanocheeraperfectaynohabíanadiecercadenosotros. —Loque tequierodecir,esqueestanoche tevesmuybonita.¿No tegustaríaquetúyyo… ¡Fiuuuu-iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii…! ¡Pincheviejoculero! —¡Híjole!Esmipapá.Yamevoy. —Teacompaño… —No,mejorespérame.Simevecontigo,seenoja.Dejavoyprimero,yluegovastú,¿OK? Me quedé un rato ahí, resignado, lamentando el silbido impertinente,cuando recordéqueArmandoestabaen lasmaquinitas. ¿Porquémotivo

nosalía,siyahabíancerradoelnegocio?Élmismomelocontódespués.Isabellehabíapedidoesperaralcierre,puesqueríadarleunapomadaparalaespalda. Él siguió jugandocon las fichasgratis.Aldar lasnuevede lanoche,cuando todos los niños y demás viciosos de los videojuegos ya habíandejado el local, Isabel llevó a Armando a un pequeño cuarto quefuncionabacomooficinayloayudóaquitarselacamiseta.Lasmarcasdeloscintarazoscasihabíandesaparecido,peroelladetodosmodostomóunpocodeungüentoensusmanosyloesparcióenlaespaldadeArmando,quiensonriente,sedejóhacer. Mientrastanto,Lázaro,eltendero,reciénhabíacerradoLaGarantía,yse encontraba presto para admirar a la vecina cuando saliera de losvideojuegos. Las luces de afuera ya estaban apagadas, así que ella notardaría en salir y abordar su carro. Pero pasaron los minutos e Isabelpermanecíaadentro.Corrióentoncesaasomarseporlaventana.Sihabíaalgúnproblemaqueélpudieraresolver,esaseríalaoportunidadperfectaparaquedarbienconella. Desdelacalle,el lugarestabaenpenumbras.Sólolaluzdelaoficinaestabaencendida,y lapuerta interiorabierta,quizápordescuido.LázaroseasomóyvioenelsuelolaspiernasblancasdeIsabelentrelazadasconunaspiernasmorenasquedemomentonopudoreconocer,yqueapoyadasconfuerzasobresusrodillas,semovíanenunvaivénfrenético.Observópor unos instantes más, hasta que las piernas de ambos temblaron,tensándose,paraluegodesfallecerjuntasenelpisodecemento. ¡Fiuuu-iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii…! Armandoselevantórápidamentealescucharelsilbidodesupadre,sinsaberquecondichaacciónrevelabasuidentidadalfisgón.Lázaroapretólospuñosylabiosalreconocerlo,yllenodecelosycoraje,seretiródelaventana,dispuestoaircondonManuelacontarleloquehabíavisto.Peroamedio camino, en la esquina, se detuvo.Agachó la cabeza,meditó unpocolasituacióny,reconociendosuderrota,decidiódejarlascosascomoestaban. —¡Híjole,túsítevienesachorros,¿eh?!Vasatenermuchoshijoscontodo eso que avientas… —le dijo Isabel a Armando, mientras con unmovimientodelamanoloinvitabaanovestirse,apermanecerdesnudo,a

seguirconella. Élobedecióyserecostódeespaldasenelfríosuelo.Isabelsecolocódehinojosfrenteaél,recorrióconsusmanossupecho,suabdomen,susexo.Laerecciónnotardómuchoenvolver. —¿Quieresunguagüis?—preguntómientraslomasturbaba. Antes de que el adolescente pudiera contestar, la mujer se metió elmiembroenlaboca,almismotiempoquesevolvíaaescucharelsilbidodedonManuel. Armandoignoróel llamadodesupadre,concentradoen loquehacíaIsabel,quiensiguióchupándoseloporvariosminutos.Luego,elladecidiómontarlo. —Ahoratevoyaregresartodoloquemeechaste. Ambosterminarondespués,exhaustosperosatisfechos.Paraentonces,Armando había perdido la noción del tiempo, pero no le importaba. Sivolvíaaescucharelchiflido,lovolveríaaignorar,ebriotodavíadegozo.Trasalgunosminutosdedescanso,sevistieroneIsabellodespidióconunbesoenlamejilla. —Graciasporestanoche. Elmuchachosaliódelnegociosonriente, radiante.Noquería llegarasucasaaún,sinoquedeseabacontaraalguienmásloqueacababadevivir,gritarle a todosquepor primeravezhabía estado con unamujer. Isabelpasó frente a él en su carro, y tocó el claxon a manera de despedida.Armandocorrespondióconunaseñaldesumanoysiguióconsumiradalaslucesposterioresdelvehículohastaqueésteseperdióaldarvueltaenunacalle lejana.Sedetuvoentoncesen laesquinadondeyohabíaestadoplaticandoconAngélica,sesentóenlabanqueta,yahí,repasóensumentecada sensación, cada imagen, cada recuerdo inmediato. Así permaneciódurantealmenosunpardehorasmás. Yhastaahí.Esofuetodoloquequisocontarme.Delrestoyomehabíaenteradoaquellamismanoche,consóloasomarmeporlaventana. —¡Qui’húbole,mi’jo...!¿Quélepasó?—Lorecibiósupadrealvolvera casa, con el cinto en la mano—. Le estuve hable y hable y usted nicuenta…¿pos’dóndeandaba...?Pásele…yaesmuynoche…

DonManuelsedioalgunosgolpeslevesenlapalmadelamanoparacomprobarladurezadelavaquetayasegurarsedequedoliera. —Véngase,vamosajugaralAtari… NoestoysegurosidonManuelcastigóaArmandocomosiempre,osiésteserebelóynuncamásdejóquelepegara.Loúnicoqueséesqueesedía supe lo que era sentir envidia: mientras mi primer romance semalograbaantesdecomenzar,Armandogozabaporprimeravezdeunasesióndesexosalvajeconunamujerexperimentada,ypormuchoquelehayapegadosupadre,siesquelohizo,seguroesquenoleimportó,puesporestarconunamujercomoIsabelbienvalía lapena recibir todas laschingasdelmundoydelavida.

MarinaLS

ArgentinaNacíel10deoctubrede1994enSanFernando,provinciadeCatamarca,Argentina. A los 19 años me mudé a Buenos Aires, capital federal, eingreséalaUniversidadNacional,endondecursolacarreradeEdición.Participé en diferentes concursos internacionales obteniendo mencionesdestacadas en el Primer Concurso de Relato Breve FILBo (Colombia)participación en la antologíaMicrocuentos (España) antologías poéticascomoCarpadeSueños(España)ysiendofinalistaenelPrimerCertamenMundial de Excelencia M.P Literary (EE.UU.). Actualmente me hallotrabajandoenmiprimeranovela.

Lanochedelaserendipia

No había estado de acuerdo en desviar mis planes de una cómodaveladaencompañíadelasmajestuosasobrasdeWoodyAllenymispotesdeheladodechocolateblancohaciaunaescandalosafiesta,uneventodeélite,algoquenopodríapermitirmeconregularidadyquesinceramentenomeatraía,perohabíallegadoaunpuntoenelquelassúplicasdeTonyy sus interminables frases como «Nunca haces nada por mí» o «Unarelaciónesdeados»mehabíancolmado lapaciencia.Accedí soloparaquedejaraelteatromelodramáticoquehacíatiempoveníausandomuyamenudo.

Cuando mi novio me dijo que se trataba de una fiesta de disfracesestuve a punto de volver a negarme, yo no era del tipo que disfrutabasemejantedespliegueinnecesario,perfectoparalaszorritasqueansiabanmostrar sus perfectos atributos sabiéndose protagonistas de las másmorbosasyfogosasimaginacionesdequieneslasveíansinserjuzgadasyparalosególatrasquedeseabanenseñarsusbícepsysustrabajadastablasde lavar para subir la temperatura de las solteras y conseguir un liguefácil,peronolohice,penséqueenmilugarAnnieHallhabríaaccedido,sosteniendoquenovendríamalromperconlamonotoníadelosúltimosmeses.

Minovioeraundolordecabeza,histérico,prejuiciosoysusentidodelhumorsehabíaquedadodentrodelúterodesumadre.Confrecuenciamepreguntabaquérayoshacíayoconunhombrecomoél,siendotodoloqueyodetestabaenelsexoopuesto;perohabíaciertasocasiones,comoverloesa noche en su disfraz de hombre cavernícola, que me daban lasrespuestas.Tonyeraunadonis,teníaunaespaldaancha,tersaysuaveyyoadorabadejarlemisrasguñosmarcados,suspiernasestabantonificadasynuncasequejabanalahoradelevantarmeytomarmeestandodepie,yesalengua que tenía, sí, era un músculo habilidoso y ágil, como de otromundo, el dueño de mis orgasmos más intensos. Tragarme susmonólogosnegativosbasadosen todoloque lorodeabavalía lapenasicadanocheélysulenguatraviesameesperabanenlacama.

Nopodíacontrolarmimalhumor,unacarafríaeinexpresivasehabía

plantadocon fuerza enmi rostro.Mearrepentíade estar allí, usandounridículodisfrazdepirata,en lugardeestardisfrutandodelorgasmoqueTony me había prometido la noche anterior. Todo el grupo de amigosestabainmersoenunaestúpidaconversación,Tonyparecíaunexpertoendecoración de interiores, su ojo crítico había pasado por las alfombrasque,segúnél,desentonabanconelrestodelaambientaciónhastaporlasposibilidadesqueteníamostodosdemorirsiunadelasarañaseléctricascaía sobre nuestras cabezas.Amíme parecía todomuy bizarro pues lafiesta teníacomoobjetivorecaudar fondosparaunaobrabenéficay,sinembargo,allíestábamos todoshablandosobreelnuevovideoprohibidodeParisHiltonyelúltimocelulardelamarcalíder,bebiendochampánennuestras copas llenas hasta el tope. Internamenteme reía de todos ellos,preocupados por su imagen y por no equivocarse al alardear sobre lacantidaddecerosenloschequesquedonarían,peroloquemeidiotizabaeraverladesesperanteformaenlaqueintentabanmostrarsemejoresqueelotromientrasqueenmimenteelsolohechodeintentarlotransformabatodoesecircoenunacompetenciaparasabercuáldetodoseraelpeor.

Aunqueclaramentelafiestanoestabadeltodomal,cientosdecuerposibanyvenían,misojossaltabandeunabdomenduroydefinidocubiertopor una fina capa de vello aparentemente suave y sedoso a un par depechos redondos y adornados con purpurina. Todos eran atractivos ycandentes como salidos de una peli porno, de esas en las que un parempiezaadarseplaceryalosminutostodalaescenasehaconvertidoenunamasivaorgía,ruidosaysobreactuada.Nopudecontrolarelsentirmeexcitadaconlaimagenyentonceslainapropiadaideadeescondermeenelbañoparaevitarmeesasincoherentescharlasydarmeelplacerquequeríarecibirapareció,y,puesnodudémucho.Medisculpécontodosellos,beséloslabiosdeTonyparallevarmelasensacióndesulenguaencimadelamíaymemarchéconlalibidosubiéndomeapasosagigantados.

El lugar se había llenado de gente muy deprisa y los roces sinintenciones que recibíamientras intentaba abrirme pasome provocabantemblores en el cuerpo, algo pujaba en mi interior y amenazaba consalirse ahí mismo, rubios y castaños, blancas y morenas, todo eraaltamenteseductor.Caíencuentadequeapesardeestarenplenoinvierno

habíaempezadoasudar.

Llegar a destino y encontrarme con el baño atestado de hermosas yatractivas mujeres, vistiendo diminutas prendas, preocupadas por lapérdidadelalisadodesuscabellosyconsusbanalesconversacionessobremaquillajemegenerarondolor en todasmis zonas erógenas, necesitabafundirme en aquel calor, dejarme consumir y liberarme o enfriarmerápidamente,yveraesegruponomeayudabaenlomásmínimo.

Sin control sobre mis pasos y mi dirección, llegué a la terraza deledificio,hacíamuchofríoyesojustificabalasoledaddellugar,lamúsicaretumbabay sehacíacoreografíacon las lucesde laciudad frenteamí.Apoyélaespaldaenunadelasparedesymesubílafaldahastalacintura,tenía la respiraciónaceleraday el cuerpoenterome tiritaba reclamandocaricias. En cuanto rocé mi carne por debajo de la ropa interior dejéescaparungimoteo lastimoso, sentíaqueya todomequemabayaún asídeseabasentirmeunahogueraensumáximoesplendor.Manteníalosojoscerradospresademipropioplacer,labocasemesecabadetantoentanto,lasextremidadesmehormigueabanyenunademismásintensascariciasenderecémicabezadeseosadecontemplarmicuadroperomedetuveenaquellosojoscelestes,nomuy lejosdemí,quememirabanexpectantes.Meparalicé sin ser capaz siquiera de quitar los dedos demi interior, laescenaerahipnóticay,comosiunafuerzaajenaamímehubieseposeído,volvía tomar ritmosinapartarmivistadeaqueldesconocido,desdemiubicaciónpodíanotarsuslabiosentreabiertosyesohacíaquemeexcitaraaún más. Saberme vista en uno de mis momentos más íntimos lograbaensalzarlaadrenalinaquesentía.Misparpadosmepesabanyamenazabanconcaerperoyonoqueríadejardeverlo,desentirmeúnica,desaberqueyoeraquienlograbaesaexpresiónensurostro,luchéarduamentecontralaopcióndeperdermeen laoscuridadymevencí, eché la cabezahaciaatrás e inundé todoconmisgemidos, admiré el cielonocturnoymordímis propios labios, estaba tan cerca, solo necesitaba unamiradamás desusojos.Volvíaaqueldesconocidoesperandoencontrarloensuposiciónperoestavezloteníafrenteafrente.Teníaunamáscaranegracubriéndolecasi todoelrostroperosuscelestialesojosyesepardelabioscarnososestabanlibres.Sentirelpesodesumanoenmicinturamellevóunpasomáscercayverloadoptar su nuevaposiciónde rodillas frente amímevolvió una brasa ardiente en vida. Sabía que estaba mal, que mi novio

aguardabapormíenelinteriordeledificio,quecualquierapodíaestarmeviendoenmiestadomásvulnerable,que inclusoestedesconocidopodíaserunamigomásdeTony,perono tenía fuerzaspara lucharcontra losimpulsosynolodetuvecuandosentísulenguaenmipiel.Estabatibiayerasuaveyesponjosa,unjadeoseescapódeentremislabiosysentí losmúsculos de mi vientre contraerse anticipándome. Sabía cómo hacerlo,parecía que me conocía y sabía exactamente lo que yo ansiaba, cómoqueríaquemebesarayacariciara,susmovimientosseacelerabanypodíapercibir su desesperación. Lo veía venir, me aferré de su corto pelo yclavémisuñasenlapieldesucuello,delineélacurvadesumandíbulaysentí que llegaba, giré en un espiral profundo y exploté en su boca aúnpegada ami feminidad. Dejé que el clímaxme abrasara y que colmaracadapartedemí.Susmanossubieronamispechosylospresionó,rodeómis pezones y los pellizcó suavemente haciendo que aquel orgasmo seprolongara y que yo temiera llorar de tanto placer. Bajé la cabezasintiendo que me pesaba una tonelada, lo vi por encima de mi busto ydistinguísumanosaliendodesupantalón.

Luego,todopasómuyrápido,subióhastamirostro,relamiósuslabiosymebesóimpregnándomeconmipropiosabor,acariciólasensibilizadacarnedelosmíosconsupulgar,sutactosuaveydelicadomeprovocóunaseriedeagudosespasmosysinnecesidaddepalabraalguna lo sellamostodocomounsecreto.

VolvíalafiestaymeacerquéaTonyrogandoquenosepercataradelrubor demismejillas, claro indicio del mejor orgasmo demi vida. Élsolome sonrió y traté de devolverle el mismo gesto pero no pude, unrostrofamiliarcubiertoporunamáscaranegrasealzóamivista:labioscarnososyojoscelestes.Mifisionomíaenteratambaleóycreíperdermisluces,Tonysedirigióaaqueldesconocidoysupuselopeor,losabría,eldesconocidomepondríaaldescubierto.Derepentesequitólamáscaraymevienvueltaenlasorpresaylafascinación.Tonynospresentósinsaberqueeseactogeneraríafuturosencuentrospasionalesyclandestinos.«Ellaesminovia»,dijomirándome.«Miamor,tepresentoamijefeenedición.LatalentosaEmmaDíaz».Sí.Tienetalento,pensémientrasestrechabasumanoynuestrasmiradasvolvíanaconectarse.

PaulHermann

EcuadorEscritor,editoryperiodista.Se ha desempeñado como editor de las revistasLetras del Ecuador, LaCasayCasaPalabras.EditólasecciónCulturadeldiarioElTelégrafo.Hacolaborado con publicaciones como CartónPiedra, Gkillcity,Labarraespaciadora.Haejercidolascátedrasdepreceptivaliterariayderedacciónperiodísticaen laEscuelaPolitécnica delEjército y en laFacultaddeComunicaciónSocialdelaUniversidadCentraldelEcuador.HapublicadoPuntosdefuga(Cuentos,2001);Cazadordebrujas(Cuentos,2008);ElDanubioAzul (Novela, 2012), yPatente de corso (Entrevistas,2012). Cuentos de su autoría forman parte de diversas antologías. HaparticipadoenlasferiasdellibrodeCeará,Brasil(2009),Caracas(2010),y de Quito (2013). Actualmente cursa una maestría en LiteraturaHispanoamericanaen laUniversidadAndinaSimónBolívaryprepara laedicióndesulibrodecuentos:Baladaparatumuerte..

Estrategiasdeventa

Cuando la iglesia estaba reservada, los padrinos confirmados y lasinvitaciones entregadas. Cuando tenía el vestido, el velo, e incluso elbabydollenelarmario,papámedijoque lefaltabadineroparapagar lacomidayloslicores.

—¿ElJuliopodráayudarconalgo...?

—¡Aypapá!Cuandoel Juliovinoapedirmimano tedijo:«hagamosalgo íntimo, lo que gano en la editorial corrigiendo textos no mealcanza».Perovos,necio:«¡Cómoseleocurre,yerno!¡MiúnicahijatienequecasarsecomoDiosmanda!».Yhastaleofrecisteuncasimirparaquesemandaraahacerelterno…

—¡Perohijita,yoquéibaasaberquesaldríatancaro!—tratópapádedevolverme el bajo golpe que le había propinado. Y aunque exhaló unsuspirodedesconciertoysedesplomóenunasilla,dosminutosdespués,trasbeberunpocode agua,volvió aponerse en guardia—: ¿Tu jefa, laDoli,nopodráhacerteunpréstamo?Despuésdetodoestumadrina…

—¡PerosilaDolimeestáregalandolalunademiel!—lerecordéquemehabía reservado,por tresdíasconsusnoches, lamejorsuitedeMarSerena,elresortdesufamiliaenelquetrabajodesdehacedosañoscomosubgerentedemercadeo.

—¡Ya sé hijita, ya sé! —se desesperó papá. Pero tras pegarle unaprofundachupadaalcigarrilloqueacababadeencender,tratódecalmarseydehacermecomprenderqueeramenosvergonzosorecurriraellaqueaalguiendelafamilia.

Ypuestoqueteníarazón,terminépordecirlequelointentaría,aunqueno hacía una semana que había pedido un adelanto para comprar loscondimentosconquenecesitabasazonarmicadavezmásdesabridavidasexual:revistasyvideosdeparejasensunochedebodas;unvibradordelátex que me recordó al combado pene de mi primer novio y, el

ingredienteespecial,unacremadedilataciónanalquepermitieraaJuliogozarme por detrás como Dios manda. Y es que siempre que lointentábamos,alentrarencontactoconsuespléndidosexo,miesfíntersecontraíaymismúsculossetensabancomocuerdasdeviolínyterminabaalbordedelacamaydeunataquedehisteria.

Asíquealamañanasiguiente,loprimeroquehicealllegaraltrabajofueirrumpirenlaoficinadeDoli.

—Holamiamor,¿cómovanlospreparativosdelaboda?—mesaludódelomássáfica.

—¡AyDoli!,precisamentedeesoqueríahablarte—ledijesentándomefrenteaella.

Dolicontrajosusdepiladascejasymeinstóacontinuarconunligeromovimientodecabeza.

—Loquepasaesqueayer,haciendonúmeros,medicuentadequeaúnmefaltaplataparalafiesta.¿Seríaposiblequemehagasunpréstamohastafindemes?

—¡Aymivida!,bien sabesqueestamosatravesandounmalmomento—me respondió Doli moviendo negativamente la cabeza. Tras lo cualchupó concentradamente su cigarrillo y continuó—: Pero si lograsmotivara lasencuestadorasya las telefonistasy llenas la saladeventascon clientes calificados que compren, por lomenos, unamembresía deseismildólares,agilitotupréstamoyhastatedoyunabonificación.

—Voy a hacer todo lo posible—le dije sin demasiada ilusión, puescuandoelpaísaúnnoestabadolarizado,sacarleaalguienseismildólareseramásdifícilqueencontrar,entrelosmilicos,unpremionobeldelapaz.

—Buenopues,haz tu trabajo lomejorquepuedasymañana,antesdeque tevayas,pásateporaquíparaverqué talnos fue—terminóDoli lareunión.

Nuncaantesmemostrétanaudazconlasvoluptuosascolombianasquehacíapocohabíamoscontratadoparaquesedisputaranconlosmendigosy los tragafuegos, los vendedores y los lavadores de parabrisas, los

lujososautosquesedeteníanenlossemáforosdelasprincipalesavenidasdelaciudad.

«Ya saben chicas, sonrían, caminen sexi, coqueteen con los clientes»,les dije, al tiempo que les cambiaba sus camisetas con el logo de laempresa,porotrasdetallasmáspequeñas.

Y nunca me puse tan agresiva con las telefonistas encargadas dedecirles a los imbéciles (imbécilesque creyendoparticipar enun sorteolesdabansusteléfonosalascolombianas)quegraciasasucolaboraciónysuerte se habían hecho acreedores a una estadía por dos días con susnochesenel resortMarSerenadeEsmeraldas yque seríanbienvenidosporlanocheparahacerlesentregadesupremio.

«¡Emoción chicas, emoción, están entregando un premio! ¡Si no leponen emoción, los clientes se van a dar cuenta de que los estamosinvitandoparavenderlesalgo!»,lesrecordaba,albordedelparoxismo,acadamomento,einclusivemeponíaalteléfonoparademostrarlesqueunacosaeravender,yotra,muydiferente,lahojarascaqueaprendemosenlasfacultadesdemercadeoeingenieríacomercial.

Ynoobstante,dosdíasdespués,segúnmedijoelmejorvendedordelaempresa, no habíamos vendido absolutamente nada. Al contrario, unperiodistahabíaexigidosupremioamenazándonoscondifundirnuestroengañocontítuloenrojo.Asíqueoptéporolvidarmedelpréstamo,tomarla cartera, pasar de largo frente al tarjetero y salir con la esperanza deencontraruntaxiafueradelaempresa.Peroenelprecisomomentoenqueestabadespidiéndomedemiscompañeros,Dolimemandóallamarconelguardia.

Entréasuoficinadecaobaabrazadaamienormebolsodelaempresay,paramiasombro,meinvitóasentarmeconunadeesassonrisassuyasquederritenatodoslostrabajadoresdelacompañía.

—Aunque soy tu madrina y me gustaría ayudarte, estos dos días nohemos sacado ni para pagar a los empleados, peor para hacerte elpréstamo.

—ClaroDoli,notepreocupes—ledijeconresignación.

—No,no,nohacefaltaquemeexpliquesnada—interrumpióDolimi

atropellada excusa. Y tras encender un cigarrillo y apagar la cerillaagitándola como si de secarse las uñas recién pintadas se tratara,prosiguió—:Yoséquetudepartamentoestállenandolasaladeventasconclientes de lo más calificados, pero debido a la imposible situacióneconómica que vive el país, la empresa se ha visto obligada,más que aganarclientes,aconservarlospocosqueaúnlequedan.Enestesentido,tepido que me acompañes a Esmeraldas a tratar de convencer a unmatrimonioamigomíoquerenuevesumembresía.Yoséquedebesestarsúper ocupada con los preparativos de tu boda, pero nohaynadie en laempresa, desde que Rebeca, mi asistenta, renunció, que a más depresencia,tengatuformación.

Me sentí honrada de que Doli hubiese pensado en mí y deseosa deexperimentar los placeres que me depararía el viaje, aunque fuese denegocios. Y sin embargo, temí perder el poco tiempo que me quedabapara ultimar los detalles demi boda y lo que pudiera decir Julio, y enlugardeindicarlequecontaraconmigo,lepregunté:

—¿Ycuándosaldríamos?

—Mañana viernes por la mañana. Y volveríamos, a más tardar, elsábado a mediodía. Si logramos conservar a estos clientes te doy elpréstamo,tesuboelsueloyprolongotulunademielenelresort…

Dinero de por medio, mis machistas padres se volvieronrepentinamente liberales ymedieron permiso, no sólo para viajar, sinotambién para que fuese a hablar con Julio, que vivía solo, sin ponermehoraderegreso.

YaunqueenprincipioaJulionoleagradóla ideadequeviajaracon“latortillera”—queeracomollamabaaDolidesdeeldíaenque,leconté,habíatraicionadoasuesposoconsuantiguaasistenta—,despuésdehacerel amor se relajó y comprendió lo necesario que era el dinero siqueríamoscasarnosyhastameayudóahacerlavalija.

Al día siguiente, Doli se presentó con un vestido amarillo quecombinabaespléndidamenteconcadaunodeloscoloresquehabíausado

paramaquillarsurostrodemuñeca;yquepronunciabahastalaperversiónlas redondas líneas de su cuerpo, lo cual hizo que me sintierarepentinamente ridícula dentro de mis desgastados vaqueros azules pormásapretadosquemequedaran.

Después:sietehorasdecurvasyballenatosquenoescuchéenlamedidaenqueDolisepusofilosóficaysesoltóahablarsobreelamorconmáspersuasión que Erich From y, siguiendo los consejos de Poncela, sinhaches:

—¿CuántosañosllevassaliendoconJulio?

—Seis.

—¿Ytodavíaloamas?

—Doli,mecasoconélenunosdías…

Dolimemiródesoslayo,sonriendoconsorna.Ycontinuó:

—Sí, pero eso no tiene nada que ver. El amor, entendido como esedeseodeestar juntoaotrapersonamirando losatardeceres, escuchandomúsica, leyendopoemas,dura tan sólocuatroaños.Noesel amorni lapasiónloquemantieneunidasalasparejasdespuésdeestetiempo,sinolacostumbreyelmiedoalasoledad.Ysidentrodeestelapsounaparejasecasa,definitivamenteno será el amor loque losmantendráunidos, sinolos muebles, el carro, la casa, los bebés, la estabilidad económica yemocional que la vida en pareja ofrece y que se necesita para que laespecie subsista… Piensa en los modernos matrimonios que conoces:todos,ocasitodos,seseparanalosveinteotreintaaños,cuandoelperrohamuertoyloshijossehanido.Ylosquenoseseparan,esporquetienenohantenidoamantes.

—¡Amantes!

—¿Por qué te admiras?, los seres humanos no somos, como nos haqueridohacercreerlaiglesia,animalesmonógamos,sinopolígamos.Espor eso que nos cuesta tanto ser fieles. Fíjate en las chicas casadas quetrabajan contigo, la que menos tiene un romance dentro o fuera de laempresa.

—Peronopodrás negar que tambiénhaymujeres queno tienen ojos

másqueparasusmaridos.

—Desdeluego.Enlaexcepciónradicalaregla.

—Pues entonces seré la excepción que confirme esta regla—le dijeconcursilería,un tantomolesta,nosólodeque intentara sacarmedemitelenovela,sinotambiény,sobretodo,dequeenelfondotuvierarazón:sielamornoseacababa,¿quéhabíaidoacompraraunsex-shop?Siéramosmonógamos,¿porquéunañoatrás,mientrasJuliomeengañabaconunade sus amiguitas, esta servidora gozaba dejándosemanosear en un autoestacionadoapocosmetrosdecasa,poruntipoalqueapenasconocía?

Nos detuvimos en Las Palmas, ante un portón de madera, y trasarreglarnos el cabello y pintarnos los labios, nos presentamos ante unporteroeléctricoconcámaradevideo.

—¿A quién bugca? —nos preguntó un mujer con marcado acentoesmeraldeñoyregistrodecoristadebluesnegro.

—ARamiroCampusano.

—¿Eparteequién?

—DeDoliAlvarado.

—Siga po favo. Lo señore lo egtán eperando —cantó la mujerpresionandoelbotónqueabríalapuerta.

Siempreensilencio,empezamosacaminarporunpasillodecementoque separaba en dos un jardín con alberca y que conducía a una casablanca,dedosplantas,connumerosostechosrojosyampliosventanalesdevidrioahumado.

—¡Hola Doli! —Salió a nuestro encuentro un hombre deaproximadamente cincuenta años de edad, cabello castañoobscuro, ojosazules y piel bronceada, que se había vestido, para la ocasión, con unacamisacelesteyunpantalónbeige.

—¡HolaRamiro!,¡quégustoverte!—SaludóDolibesándolelamejilla.

TepresentóaMarcela,minuevaasistenta.

—¡Muchogusto!—Leextendílamano.

—¡Encantado!—respondióRamiro,peroen lugardedarme lamano,seinclinóhaciaadelantey,tomándomedelbrazo,pegóalamíasumejillareciénrasurada,olorosaabálsamodemaderasexóticas.

—¡Vengan! ¡Pasen! —Nos invitó a ponernas cómodas en un salóndecoradoconalfombrasybutacas rojas, candelabrosdeplataypinturasdeartepop.

—¿YSofía?—lepreguntóDoliporsuesposaenelprecisomomentoenqueéstaempezabaabajarlasescaleras.

—Ahí baja. Estaba terminando de arreglarse—dijo Ramiromirandohacia arriba. Y puesto que lo imité, vi aparecer, calzados con unassandalias completamente transparentes, unos pies que ya los habríaquerido usar Restif de la Bretone para ilustrar suAntijustine, libro queaños atrás había tomado de la biblioteca de Julio. Y después, unaspantorrillasdelgadas;eldiagonalbordedeunvestidoceleste;unarodillaredonda; un interminable par de piernas, y una cadera, una cintura y unbustoformadoscomoconcorsé.

—¡HolaDoli!—Saludóamimadrinadeespaldasamí,loquemediotiempoderepararensucabelleracolortabaco,laciaylargacomolacoladeunapotrasalvaje.

—¡Túdebes serMarcela!Dolimehahabladomuchode ti—medijoinmediatamente después, frotándome los brazos, pasándome revista conlascanicasverdesqueteníaporojosyqueresaltabanespléndidamenteeltonocobrizodesupiel.

—Muchogusto—lecontestéconunavozroncaqueapenasreconocí,sorprendida de que Doli le hubiera hablado de mí y, sobre todo, deldetenimientoconquememiraba.

—Lamesaestáservida—lasacódesuensimismamientolamujerquenoshabíaatendidoalcitófono.

—Muchasgracias—dijedelomásavergonzada,puesmeparecióqueanosotras nos correspondía invitarlos a comer a un restaurante para querenovaransumembresía.

Pero las brillantes miradas y disimuladas caricias que mi jefa y mianfitriona intercambiaron camino al comedor me demostraron que surelaciónnoerasimplementecomercial…Yyanomeresultótanextrañosaber quehabía sidoSofía, y no su sirvienta, quienhabía preparado losmariscos que acompañamos con un vino rosa tan afrutado comoembriagador.

—¿Qué lesparecesivamosa la salaaconversarya tomaralgo?—propusoRamiroencuantoterminamosdecomer.

Antes de que pudiera comprender lo que ocurría, Ramiro ya seencontraba detrás de la barra preparando escoceses con agua y hielo,Sofíaponiendoundiscoenel estéreoyDoli enel sofá, con laspiernascruzadasyuncigarrilloentrelosdedos.

LosprimerostragosdelatardelosescanciamosoyendoelpianofortedeYannyyhablandosobrelomuchoque,segúnRamiroySofía,sehabíadañadoelclub.

—¡Imagínate,Doli!—dijoRamiroindignadísimo—,laúltimavezquefuimos, no nos pudimos meter a la piscina: estuvo llena de unos tiposordinarios,gritones,tatuadosconcristosycoronasdeespinas…

—Sí,Doli—ratificóSofía—:ydeunasviejasbarrigonasysingorrosdebaño.

—Esosnuevosricosdelclub—continuóRamirodespuésdeescanciarsugüisquideunsolotrago—,sonverdaderamentedetestables;encuantollegan, guardan sus discos demúsica rockolera y ponen Bach; ordenanlangostayvinoperoechandemenoslaguatitaylacerveza.AlabanRomacuidándose de añadir que en lamedida en que eran incapaces de comerespagueti con cuchara y tenedor, no hallaban la hora de volver a susaldeas, hablan de libros y de películas que no entienden y no salen sinbañarseenprotectorsolarpormiedoaadquirirelcolordesusabuelos…

—BuenoRamiro,debesentenderquedebidoa ladifícil situación que

estáatravesandoelpaíshemosestadosiendomuypocoselectivos.Peroteprometoquetodovaacambiar,puesloquemenosqueremosesperderapersonascomoustedes,queamásdeclientes sonamigos—los suavizóDolidesesperada.

—NoDoli, no tienes que prometermenada.Toma lo que te he dichocomo un consejo y no como una crítica —dijo Ramiro al notar lopreocupadas que nos habíamos puesto. Y para terminar de relajarnos,añadió—: Mañana, antes de que se vayan, renovamos la membresía.¿Porquesevanaquedaradormir,no?

—¡Claro!¿Cómosevanaregresaraestahora?—respondióSofíapornosotras.Traslocualvaciósuvasodeunsolotrago,selevantódelsillóncomoimpulsadaporunresortey, tomandoaDolide lamano, lasacóabailar Ya eyaculé, la salsita de Joaquín Sabina que había empezado ainundarlaestancia.

Lomismo,aunquesintantabrusquedad,hizoRamiroconmigo.

Los primeros versos de la canción: «Vístete de putita, corazón, /vuélvemeloco./Ponteaquellasbraguitasdenylon/yluego,telasquitaspocoapoco»,losbailamos,aligualqueSofíayDoli,separadosydandovolteretas, pero a media canción, Ramiro se adhirió a mí como unmoluscoypusounodesustentáculosentremicinturaymicadera.

Por un momento pensé empujarlo bruscamente aunque perdiera eldinerodelnegocioyposiblementeelempleo,peropudomáselgüisquiyelcaloryelbalsámicoolordelenmarañadovellodelpechodeRamiroypermitíquemesobaraunpoco.

Cuandolacanciónterminóyvolvíamiasientocontempléunaescenaqueamásdeunamujerpareceríatotalmenteincómoda,peroqueamímepareció infinitamente más excitante que la de cualquier películapornográfica:sentadasenelsofáconlasfaldasrecogidas,SofíayDolisebesabanyacariciabanlossenosylaspiernas.

Fue entonces que Ramiro, que se había sentado junto a mí, metió lamano bajo su cinturón y sacó, con toda la naturalidad del mundo, uninmensopeneblanco,combadohaciaarriba,deglanderosado.

—¡Bésamelo! —me pidió mirándome lascivamente, presionando

ligeramenteminuca.

Tras ver a Sofía y Doli frotándose los clítoris, le tomé la raíz deltronco,meincliné,lepasélalenguaporlapunta,hicesalivayempecéachuparloconelvigorconquesechupa,nounhelado,sinouncaramelo.

—¡Eso,sí,sigue,sigue,quérico…!—gemíaRamirohundiéndolocadavezmásadentro,acariciándome lasnalgas, tratandode llegar (pese a loapretadoquemequedabaelpantalón),amisexocadavezmáshúmedoydispuesto…

Pero bueno, por excitada que esté, no puedo hacerle esto a Julio, nopuedodejarme tomarporunhombre al que apenas conozco,me dije alcomprender que de un momento a otro Ramiro querría pegarme unabuena templada.Y como tampocopodía dejarlo condolor de testículos,quisehacerquesecorrieradeunavezportodasaunquenotuvieratiempodesacármelodelaboca.

Casipodíasentirenmipaladarunespesoypegajosoestallido,cuandomeapartóconelbrazo,mesacóloszapatosacariciándomelostobillos,searrodillóantemíyempezóabajarmeeljean.

Alprincipio lo impedíabriendounpoco laspiernas,manteniendo lasnalgaspegadasalsillón,peromegustabatantoyestaba tancaliente,quemepusedepieymequitéelpantalónylasbragasalmismotiempo.

LomismohizoRamiro.Tras lo cual,mepuso a gatas sobre el sofá,lubricósuespléndidopeneconsaliva,colocóunamanosobremicaderaymelometiópordetrástanrepentinamente,quenotuvetiempodecontraerelesfínter.

Pensé,porelinsoportabledolorquesentí,quemehabíaprovocadoundesgarre y que de un momento a otro empezaría a sangrar, y grité eintenté liberarme, pero Ramiro lo impidió hundiéndomelo más,clavándomealsofácomosifueseunamariposa.

Tan pronto dejé de aletear convirtió mi cuerpo en un violoncelo yempezóainterpretarconsuarco,encompásde2/4,ritmomoderato,una

sinfoníasádicahechacongritosyresuellos,crujidosdedientesybufidos,ante las ocasionales miradas de las mujeres que se retorcían comoesculturasdemaderaalfuego.

Sulargoygruesoinstrumentomeresquebrajabalapielalentrarymesuccionaba la entraña al salir, y tal vez porque en esemomento era unobjeto,me sorprendí pensando en Pinky, una androide de hentai que alexperimentar lomismoqueyoexperimentabaenese instante, imaginabaquesusengranajesinterioressedesviabanysuscomponentesmásfrágilessepartíanyoxidaban.

Laslágrimasquesemehabíanescapadonosesecabantodavíacuandosuscariciasenmiespaldayenmicintura,susapretujonesenmisnalgasyel roce de sus piernas velludas en lasmíasme excitaron;mi esfínter serelajó y hasta empecé a disfrutar que hubiera pasado delmoderato a unallegrocontundente.

Fueentoncesquellegué,pordetrás,almismoplaceralquesellegapordelante.Él lonotóy seabandonóa sudelirioyempezóaviolarmeconconfianza,puesunacosaerachupárseloyotra,muydistinta,permitirquehoradara mi culo hasta hace poco virgen, tomándome además de loscabellos,comosifueseunapotrancaalaqueeranecesarioamansar.

Meconcentréentoncesenlosdetalles:elgolpeteoacompasadodesusgrandespelotasenmivagina;susásperascariciasenminuca;susmasajesenmissenos;suspellizcosenmispezones;elpieylapantorrilladeDolienelbrazosillón;laexpresióndecomplacenciadesubellísimorostro;lacabelleracastañadeSofíaensucentro…

Ymientras recibíadeundesconocidoelplacerqueJulio tantas veceshabíaqueridodarme,SofíayDolicolocaronsusaromáticosyrezumantescoños antemi rostro. Empecé con tímidas lamidas, continué con largoslengüetazosensuslabiosvaginalesyterminéhundiendomibocayhastami barbilla en sus rosadas cavidades, disfrutando de sus jugos como sifuesenlicores.

Yaunque jamáspenséquepodría experimentardosorgasmosenunamismasesión,ymuchomenospordetrás,sentíqueunadelaschispasqueRamirolesacabaamianosaltabaamicolumnayseextendíaalolargo

deellacomosilehubieranvertidogasolina.

«¡Termino!»,gritóentoncesRamiro,ysentíquesucapulloseabrióenmi interiorcomounaflor,ydespués,miesfínterdilatadoycomplacido,su abundante esperma buscando una salida, recorriéndome, espeso, losmuslos,causándomeescalofríos.

Cuandonosrecuperamos,hicimosunavariaciónsobreelmismotema,yfinalmentenosquedamosdormidos.

Aunque sin nudistas saliendo en tangas de un pastel, fue la mejordespedidadesolteraquepudehabertenido.

Al volver demi luna demiel, Doli me anunció con un guiño y unasonrisadecomplicidad,quemehabíadobladosueldo.

Desde entonces gano bastante bien, pero casi todo va a dar, sin queJulioseentere,aunacuentacorriente.Deestaformasiemprefaltadineroytengoqueseguiracompañandoamijefaasusviajesdenegocios…

¿Y si el banco, como suele ocurrir en nuestro país, se declara enquiebrayelgerenteselargaalCaribeconlaplatadelosahorristas?¡Arrivederciébuonafortuna!Quenoseolvidedellevarbronceador…

JoséRodríguezMenocal

CubaJoséRodríguezMenocal.NacidoenColón,Matanzas,Cuba,en1949.En1974me sumo almovimiento de Talleres Literarios y a partir de 1981miembro de la Cátedra de Literatura de la Casa de Cultura Municipal“JulioReyesCairo”deColón,dondelaborocomoInstructordeArte.Heobtenidopremiosennarrativayteatroendiferentesconcursosenmipaísy resultado finalista en certámenes de relato breve y microrrelatos enEspaña.Cuentosdemiautoríahanencontradoespacioenrevistasyotraspublicacionesperiódicas.AparezcoenLahora0,antologíadelcuentoenMatanzas,EdicionesAldabón2005yconEdicionesMatanzas los libros:Variacionesdeclaroscuro(cuento)2005;Delotroladodelpatio(noveletapara niños y jóvenes) 2009 y En el lenguaje misterioso de tus sueños(novela),en2011.Próximamente,tambiénconelselloeditorialMatanzas,apareceráunvolumendecuentosbajoeltítuloRefugiosdesilencio.

Secretosilencio

Cada tarde, al término de clases, nos juntábamos en grupitos deesquina,éramosmuchachosdebarrioendisputapor lamínimanovedadcapazdeanularlarutina.Secumplíalaedaddeansiasirrefrenablesporelsexo,deseoyfotosderevistashaciendolasdeliciasdelasmasturbaciones.Época de quiméricos romances con Silvia Pinal, ideal lúbrico de laspantallasdel cineoVirginiayMaryloli,hembrotas como ninguna en lasecundaria,todasculpablesdeaquellaslujuriasalapostresatisfechasenlaautocomplacenciasolitariaoenlavulvasonrosadayaccesibledelachivaoterneradeocasión.

Ninguno tenía novia ni sabía buscarlas; soñábamos con la madurezjuvenil, segurosdeque loscuatrobayúquefranqueaban lasentradasdelpueblo serían las rutas menos espinosas entre una mujer y nuestraspenuriassexuales;peroalasazóndel59,elpudordelaRevolucióncortólos hilos de la ansiada esperanza. Nacía un país de transformacionesradicales,sinlastresnivicios:lopasadomuertoynosotrosaenterrarlo,elsabor de la nostalgia quedaría para quienes nos superaban en edad. Sinotrodestinocarnal,elconsuelodelaimaginaciónnoscompensaría.

Puchitoelgordojamássearriesgóenlosfurtivossafaris.

—¿Será que la tuya es muy chiquita?—Y Toribio Bola de Teipe yManguera, los pichigrandes de la pandilla, nunca superados en lacompetenciadechorrosdeorine,reíanorondos—.Sideunaveznomojasel bizcocho se te encogerá más, y eso que no has visto menearse a lapuercadeGoyito.

Noobstante,élseguíahaciendooídossordos:

—Laspuercasylasterneraslesponenlacabezaechaagua.Busquenenloslibrosdebiologíaysabránqueelcontagioconcualquierenfermedadesmásfácilquetomarseunvasodeagua.Parecenunosburros:terminanynisiquieraselavanelbicho,luegonollorensiunodeestosdíaselrabo

lesamaneceidénticoaunchayote.

Eraelportalde lacasadelgordootrode los lugarespreferidosporlasinvariablesinvitacionesalimonadaydepasoquedarseaunasbriscasde compañeros, “pura pérdida de tiempo”, según Pascual, si con la“suerte”delasbarajasmarcadas,aPuchitoysuparejanadielesganaría.Yelgordo,indignado,retabaauncambioporlabriscaespañoladeLinooentoncesunacanasta…

—No, canasta no, son juegos de mujeres y marilocas —era larespuestaacoro.

—¿Yparchís…?¿yundominó…?,¿tampoco…?—preguntabaalguno.Y tras un pase de vistas nos encogíamos de hombros, yo más que losotros,disimulón,sinpensarennadaquenofueranlaspiernas,losojazosy lasnacientespechuguitasdeNancy, lahermanadePuchito,bandejaenmanoymanteniendoelequilibriodelosvasosrebosantes.

Variosdías llevabaToribiode intrigante,una,muy,peromuybuena,nosguardaba.

—Suéltala ya, negrito —le espoleábamos sentados bajo la luz delposte.Toribiosemoríaporaflojarlalengua,losojotesresplandecientes.Hacíatiempolaidealedabavueltas,mediasonrisa:

—Mañana,mañana,sevanacaerpa'trás…

¿Sinoeraunadelasmaldadescojonúasenlabarriada,comolapica-picaenelculoalperrodeRamónelciego,mirarlehuecosaChabelaorobarselosmangosenlaarboledadelcapitán,quésería…?

—Mejor,mejor,deéstasequedanlocos…

Apesardeldesfiledemuslosydelasexcitantestriangulacionesdelasentrepiernas,alascuatroymedia,escapamosdelaeducaciónfísicayalolargodelportalóndelabodegadelmoroSaloménossentamosaesperar.Puchitoanticipónometerseenningúnenredo,¿porquéeratanpendejón?,sin todavíasaberconcuálsebajaríaelBolayya las regordas nalgas letemblaban.

—Nifaltahace,yonoquierolíos.Mevoy.

Pascualseinterpuso:

—Aguantaunpoco,debeestarencamino...

A eso de las cinco y pico, con sonrisita pícara y cara de misterio,aparecióelBola:seiríanaotrolugardondenadielosoyera.Nidejabalaintriganiterminabaporaflojarla.

—Oye, no jodas más… —Y acabamos en el muro de la línea delferrocarril, porque esto, ni si su abuela Victoria resucitaba podíaenterarse.

—¿Entienden?—advirtió.

—Amímesacandeesepotaje—soltóelgordo,ynadamásToribiopusoelpuntofinal,selevantóyMangueraseleparódelante:

—Parecesmediomariconeado,porsertanbóticodesdechiquitoahora te sale la chernería y peor con la juntera del Cubitas ése, elblanditode séptimo, venido de LaHabana.—el flacoManguera loquisoagarrarporlasolapadelacamisayelgordoseleencaró:

—Piensaloquetedélagana;peroconmigonocuenten.

—Coño,gordi, deja la flojera de piernas, no te rajes, así ya no

tendremosquedarnostantamuñeca,¿noteaburresconlamano?,nocojasmiedo,nosetepondrácomounchayote.

—No me prestaré para nada de eso, ustedes son unos cabezas

huecas.—Ysefue.

¿Y ahora …?, si el gordo se iba de lengua estábamos fritos.Puchito tan terco, ¿quién lo entraba en razón? A alguien debíaocurrírsele, menos Manguera, a punto de retorcerle el mantecosopescuezotedegallinagorda.Rieron.

—Convéncelo,Lino—mepidieron.Atiteoye.

Pornadadelmundonosperderíamoslaoportunidaddelavida.

Ningún domingo se perdía mi madre la misa de ocho y de ahí

derechitoalacasademiabuelayporlomenoshastalasdosnoaparecía.Apartirdelasnueveamipadre,metidoenlavalla,nadamásleinteresababeber y jugar gallos, y a hasta eso de las cuatro o las cinco no dabaseñalesdevida,yaconmediajumaojumaymediaydirectoalacama.LamadredePascualvivíaymoríadetrásdelamáquinadecoser.Elabueloinválido deMangueramudado con ellos.Donde vive Toribio ni hablar,entrehermanosyprimos,enlacasa,andabancerquitadelosquinceyenel solar el día entero no paraba el entra y sale. Puchito se habíaarratonado,quedabalamía.¡Micasa!,recapacitéylosdemásenelportalajugardominó,parchís,damaschinasynipensarensalirme.Enquéclasederollomehabíametido,Puchitoteníarazón.

Aunque secuelas de unas fiebres afectaron el habla y dejaron ciertodespiste,sinCarmitaelbarrionoerabarrio:mandados,entretenerniños,pasearlosporlaacera.¿Aquiénnoayudaba?Debíarondarlosdieciocho,nunca dijo palabra alguna; sin embargo, solo demirarla sonreía con eljugueteoingenuodesuspupilas.

SialgunodelosvayvienedeCarmitaincluíaundescansoenlapuertadelacuarteríadeToribio,elBolalesoltabapreguntasnisiquieraporellamisma imaginadas, como si le gustaban los caramelos, losmangos, lasgalletasysinpensarlo,asentía.

—¿Ypancondulceguayaba?—Ylacabezarepetíacontentaelsí—.¿Yel caimito? —también—. ¿Todo te gusta…? —Sí… asentía sonriendo,poco faltaba para no saber, entre los dos, cuál era más bobalicón, lereprochábamosderatoenrato.

Nuncafuetananheladoundomingo,yllegó.

—Notengasmiedo.

—Notengomiedo,Manguera.

—Esodices,mírate.Lino,estáscagado.Oye,nopasaránipitoche.

—Ya les dije: no tengo ningún miedo —y para borrar el mínimoasomodedudaspregunté—:¿Porfinempezamosono…?

—¿Y el primero…? ¿Quién se atreve…? —Y nerviosos e

interrogantesunoaotrosebuscó.

Enelcomedor,Carmita,frenteaunplatoderodajasdepiña,erapurodisfrute. Por fraguar el plan, a Toribio, con su miel de abejas, leconcedimoslaprimiciayelruegodequenofueraademorarseunsiglo.Nosotros, enelportal, de lomásaparentespero inquietos, sinperder lacuenta de cadaminuto de vigilia. Apresurados por sabernos a punto desacarlamejorpartidadelreñidoturnoydetansoloimaginarlamagnituddelplacer,lairrefrenablecalenturanosdelataba.

Toribioseacomodóenelbanquito,hizoseñasa lamuchachayella,sinsoltarsurodajadepiña,sesentóenelpisofrenteaél.Avivadoporeldeseo, el formidable pene, erguido en su total dimensión, cabeceóportañuelaafuera.Toribiosacólabotellitademiel,elchorritoespesofuecubriendo la verga hasta quedar lustrosa. Ella mantuvo impasible elsemblante.Sololosojosinquietosindagaronantelanovedad,consumióelúltimo pedazo de fruta y limpiándose la boca con el dorso de lamano,hundiólacabezaentrelaspiernas,untantotemblorosas,deToribio.

Poniendo su toque de gusto cada uno se dio a experimentar. Pascualmostrósu latade lechecondensada,Mangueraprefirióembadurnarsedealmíbarconcanela,yyodechocolate, esenciademantecadoodecoco,también le procurábamosmangos, polvorones, coquitos, dulcede leche,refrescos. A Carmita cualquier cosa le venía bien, y si en talescircunstancias lamerochuparendulzabaunpocomás suvidaydepasocontribuíaamatarleelhambre,mejor.

Porun tiemponadaalteróel rutinario transcurrirde lasmañanasdeldomingo. Muy escondida en su silencio, Carmita se relamía gustosa ynosotros puntuales con ofertas tan variadas, yendo desde casquitos deguayaba con galletas, confitura de fresa, una jaba con mangos o unsuculentotamal,hastalamásrojayjugosatajadademelónencompañíadeuncartuchodegofio.

Puchito se alejó, haciéndose espacio en otros grupos de la escuela,desapareció de los conciliábulos de las tardes y de las noches bajo elredondelamarillentoque iluminaba laesquina.Enunode los recesosse

meacercóenlacafetería:

—VerdadqueustedessonunosmentesuciayCubitasesmedioprimomío,vinoaviviruntiempoacá,porquelamadresediocandelaytodavíanoserecuperadeloquevio.

La única vez que avistamos a Puchito pasando frente a la casa, nisiquiera echó una ojeada,Manguera se congració con un: “Eh, gordito,¿noteembullas?,arriba,tecedomipuesto”.“Yyo”,seburlóPascual.Élmiró y nada más siguió. “Un día de estos nos chivateará”, vaticinóToribio.

—Él quieremucho a Lino—insinuóManguera con unamuequita yentrerisotadaslosmandéalcarajo:

—Déjenlotranquilo,élnosemeteconnadie.

Aquel domingo fui segundo, seguía Pascual. Con tal cara de sustoasomé al portal que, apresurados, los cuatro volvimos al comedor:Carmita,entrecontorsiones,yacíaenelpiso.Laconmociónporsumiradafija, se completaba con el sobresalto por aquella especie de gruñidossobrecogedores. Sus manos se crispaban temblorosas. Por la bocacontraída manaban espumarajos mezclándose en la barbilla entrechocolate, saliva y semen. “¡Cojones!”, soltó Manguera, y quedamosparadosenseco.Quéhacer,ynadiesabía.EncontréunpedazodecartónysobreCarmitaaventéelaireposible.Pedíunvasoconagua,sindejardeairearlalosapuréyalvoltearmeestabasolo.Porsuertenodemorómuchoenrecuperarse.

—¿Te sientesmejor?—Como de costumbre asintió, aunque con losojos apagados y lívida. Le limpié el rostro, le di agua y la ayudé aincorporarse—.¿Seguroestásbien…?—Apoyándoseenlasparedeslavialejarse y el corazón se me apretó—. ¡Son una partida de pendejones!—les endilgué en cuanto nos vimos—. Flojos de mierda, me dejaronembarcado y paticas pa'qué te quiero, si le sucedía algo cargaba yo laculpa, ¿verdad? Ni se lo sueñen, esto no va a seguir. Pa'la mierda, seacabó.

Unasemanaquedóatrássinasomarporlossitiosdecostumbre.Enla

escuela les daba el esquinazo y Carmita, de paso, nada más miraba yseguía. Me enviaron a Pascual: sondeo, disculpas, mucha diplomacia ydarmevaselina.Alotrodíanimedejópagarlamerienda,tocantealtemani una palabra y mucho menos permití brecha abierta a cualquieresperanza.Amediadosdelasegundasemanaregreséalatertulia:unpardeabrazose incluidaunaalegríadesbordanteyprestaacobraradeudos.“¿Yentonces…?”,preguntóToribio,enfilábamosrumboalabarriada.Sedetuvieronyenfrentélapersistencia.

Volvimosalasandanzas;perolatensiónylaangustiaapenaspermitíanconcentrarme. Y preferí parar. Un sábado de aquellas noches deincansablesvueltasalparquesoltéelbombazo:

—Yocreoquelacosasevaajoder…

—¿Qué…?

—LodeCarmita…

—¡¿Cómoqueajoder?!

Los semblantes se alargaron, hubo suspiros, impaciencia,consternacióndeunamiradaalaotra.

—AlgunalengüilargalefueconelchismeamimadreypreguntóquéhacetantoCarmitaenlacasa—mentíconvincente.

—¿Yahoraqué…?

—¿Ahoraqué…?,quesejodiótodo,abuscarsenoviaenlasrevistasoaseguirmetiéndonosenelguayabaldeCastellanos,lasternerasyyegüitassepondránlocasdecontentoencuantonosveanllegar,sinoenlacasadealgunodeustedes…

—Notehagaselchivoloco,túsabesqueenladeningunodenosotrossepuede.

Los intentosdenegociacionesno resultaron:adiósalbayucito enmicasa, y fue tal el berrinche que ni me buscaban (y tampoco me di porenterado)paraatornillarnosalaMarilynMonroeoalaSofíaLorenque,

para infortuniode las terneras,nosdeshacíanensuspirosycerrados losojos.Siensu trayectoCarmita sedetenía, le alcanzabaalgodecomeryaflorabalasonrisa,aunquedemipartenilamásveladainsinuaciónysolome permitía verla seguir de largo. Uno de esos días Pascual la viotumbadaenelportal,entró,yoandabaporelpatio.

—Por algo ni te vemos, te la has cogido para ti solo—me dijo—.¿Estándenovios…?,segurolemeteseldedo.¿Sedanbesitos?,québuenamierdaeres,Lino.Noseolvidendeinvitarnosalaboda—susurróaloídodeCarmitaysefue.

Pero nada suplía al corrillo y retorné, ahora nos involucrábamos enensayos de quince, las “descarguitas” se hicieron frecuentes y laproximidad de las muchachas propiciaba nuevas motivaciones. LosvistazosmelososentreNancy, lahermanadePuchitoyyo,eranpartedelaschanzas:“¿Quétúesperas,Lino…?”.

DerepentelaprácticaandariegadeCarmitacesó,lafaltadeaqueliryvenirsonrientecausóextrañezaydelanochealamañana laausenciaseconvirtió en noticia: a Carmita, algún degenerado hijodeputa o cabeza-fofa por su estilo, le hinchó la barriga. Y con ese cerebro infeliz, lapobrecita, ni siquiera acusar podía al pervertido paramandarlo tras lasrejas.

Unamañanadelséptimomessearmóelcorre-correconCarmita.Enmedio de convulsiones llegó al hospital con un parto augurio decontratiempos,yasumirardepajaritoinocenteseleborróelresplandor.Porfortuna,alamuertecruelsobrevivióelconsuelodeMilagros.

De la pandilla nadie asomópor el velorio en la casita de techumbrebajay calientede zinc.En el cementerio,Puchito yyonos tragamosunlagrimón.Elsonidosordodelospaletazossobreelataúddesaparecióenlamedidaquelatierralocubríayúnicamenteloslamentosahogadosdelamadreseimpusieronalsilencio.

Ypeseatantosaños,aquelgolpedeluz,comodosllamitasencendidasenlosojosdeCarmita,perduraenmimemoria.

DurantenuestrastransgresioneslujuriosasCarmitaselimitóacumplir

suparte,nuncaconsiderélaposibilidaddeiniciativapropiaalguna,hastaque un domingo la vi entrando al portal y continuar el trayecto decostumbre.

—¿Qué quieres?—le pregunté bloqueando el acceso. Quedamos defrente,hubouncrucefugazdepensamientos.Quisedarunpasoatrásantesque los dedosde ella alcanzaranmimanoy la llevara a su sexo.Deunjalonazorechacéelcontacto,sentíelrebuscardesuspupilasdentrodemisojos—:¿Quétepasa?,¿estásloca...?—Retrocedí—.Mira,mejortevas.

Tres días anduve confuso, negado a convertirme en rehén de misdeseos, más si la experiencia con animales superaba el éxtasis de lamasturbación,sienlosdesafuerosconCarmita,elestímulodeloslabiosysu lengua experta procuraban el alcancemáximode satisfacción, cuántono lo sería en el goce total del sexo. Llegó el sábado y no demoré labúsqueda.

—Mañanavasigualqueantes;peroniMangueraniToribioniPascualte pueden ver, ninguno lo puede saber, ¿comprendes?Nin-gu-no.Nadie,Carmita.Nadie.

Tan temeroso como cauto esperé a que entrara. Simulandoindiferencia,echéunaúltimaojeadaycerrélapuerta.

Entre besos frenéticos, retozos y manoseos prescindimos de laincomodidaddelasropasyparamosenlacama,lederraméencimacasiun pomo de colonia.Carmitamemiraba con los ojos blandos de goce.Calladamente,nodejabademirarme.Habíallegadolahoradecrecer. ***

Milagrosesunamujerhermosayconhijos,solosabequenaciódelaProvidencia.VerlayrecordarlamiradadeCarmitameestremece,contalceloprotegiólaidentidaddelpadrequejamássesupoalgo.Encontrastecon el bronceado de su piel, resaltan los ojos azules y el toque rubio,inequívocasmarcas,persistentes,delatoras.

EdwinCuperesVélez

PuertoRicoEdwin Cuperes Vélez (1962) es un escritor puertorriqueño. Escribe suprimera novela, Épicas de la Candelaria, que publica por sus propiosmedios en 1994.En 1996 publica una novela corta:La beatificación delsanto,editadaporlaEditorialPlazaMayor.En1999publicaunamemoria:Dahiana,víctimadosveces,libroresultantedeunaentrevistadedosmesesaDahianaPérezLebrón,lajovensecuestradaporToñoBicicletaen1988,alaedaddecatorceaños,yqueconvivióconelforajidohastalamuertedeToño,en1995.Estelibrollevatresreimpresiones,yesusadoporlosdepartamentos de Criminología de muchas universidades del país. Suúltimolibrodeedicióndeautorfueunacoleccióndecuentos:Lamuertedelasperras,en2001.En 2003 obtiene un grado de maestría en Estudios Hispánicos en laUniversidaddeConnecticut.En2008escribeElconjurodeYahaira. Estanovela fue ganadora, en 2009, del Premio Internacional de Novela delInstituto de Cultura Puertorriqueña. En 2013, Cuperes es galardonadonuevamente por el ICP, esta vez en el género del cuento, por su libroCuentosCuánticos.CuperesVélezhacultivado,ademásdelanovelayelcuento,elteatro,lapoesía,elguiónparacineytelevisión,ylacomposición.

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Censo2155

La casa estaba cerrada, pero tenía cuantiosas fisuras por donde secolaba el aire; y con el aire, el ruido, el olor, la temperatura de lasmujeres de las que se escondía. Don Joaquín Balbuena era un hombrecomún,peroenestaépocasobrabasercomún,puesbastabaserhombre.Tocaronalapuerta.Fueuntoqueperentorio,autoritario,sinlasutilezanilosbuenosmodalesdeantaño. En 2133 todavía se respetaban las buenas costumbres, recordó,mientras enfilaba losmuebles de la sala para reforzar la barricada.Loshombres ligaban a las mujeres con los rabos de los ojos, con unaparquedadirrisoria.Lalujuriasemanteníavedadaenelcorazónparaque,enelJuicioFinal,Diosseencargaradejuzgarla.Encasodequelaféminacorrespondiera a los reclamos del macho, se efectuaban los consabidosritosdeinvitacionesacenas,alcinematógrafo,auntoquedecopas,yunaconversa reiterada enfilada hacia una relación mancomunal, desatisfacciónmutua,sedijoconañoranza. A falta de amigos, de amigos varones, don Joaquín Balbuena habíaaprendidoahablarseasímismo,yconuncultiparlismoidealizadoquenocorrespondía a su realidad, con frases tomadas de las novelas del siglodiecinueve, cuando el protocolo de los amantes ostentaba, según suopinión,lagravedadyeldecoroquesuponíanlasintencionesdeintimidady laquerenciadehijos.Enotra época sehubieradichoque estaba loco.Perolaguerraabsurdaqueselibrabaenelmundoeranosólounalocuratotal,comotodaslasguerras,sinolamásnaturaldelasguerras,queeslade la luchapor la sobrevivenciade lasespecies,descubiertaporDalton,confirmada por Darwin y aderezada con lo peor del psicoanálisis deFreud. Otra vez, las paredes empezaron a sonar. Era una rumba de manosflamencas.Seescuchóun«¡Olé!»desaborespañolyluegountumultodepesadas pisadas, como de tropel de soldados, se allegó de lejos. Elalborotosehizomayorcuandolapuertafueimpactadaporuntroncodesaucequedocemujeresdelescuadróndeinfanteríacargabandesusramas

recortadas. Por el hueco primario, colmado de astillas, don JoaquínBalbuena pudo ver una melena de mujer. La identificó como MarisolSalce,quehabíasidosuvecinatodalavida,unamujerordinaria,deescasabellezaycuerpofrágil,sobrevivienteaunodeesosmatrimoniosabsurdosque en los años setenta la música disco puso a disposición de susdesvaríosdemuchacha.RecordóqueTony,elsinvergüenzaquehabíasidosu marido, la obligaba a quitarle sus pesadas botas de policía cuandollegabadelpatrullaje,yellahabíaconfesadopúblicamenteelinfiernoquevivía, hasta que Tony se fue a vivir con una mujer que lo mantuvieramejor,acordeasuscaprichosdehombreguapo.Cualquierahubieradichoque luegode ese fracasomatrimonialMarisolSalce viviría una vida dedesprecio para con los hombres. Y así fue. Hasta que, cumplidos suscuarenta,selaempezóavertransformada,conunaaltivezdecuerpoyunavoluntaddemujerqueameritabanunavueltadecuellocuandopaseabaalperro, vestida en ridículos shorts de quinceañera. Pues por esos años lacongestión de mujeres jóvenes todavía era un caviar delicioso para elapetitodelosvarones,y,peseasusatrevidosmanoseosysusdescaradoscoqueteos de mujer madura, Marisol Salce no logró saciar su sed demujer. Fueporesemotivoque lametieronpresa.Suprimeravíctimafuiyo,BartoloméRestrepo,elrecogedordebasuradelamunicipalidaddeHatoViejo,queyaporesostiemposestabahastiado,noderecogerbasura,quemeencantaba,sinode lamiradadecinismode losqueme lasarrojabanpor los balcones cuando me acercaba a los cubos repletos de lainmundicia humana. En los caseríos de tres y cuatro pisos de altura labasuracaíacomonieveysetardabaenllegaralsueloáridodelverano.EnVilla Real las mujeres respingonas me llamaban con el dedo y meobligabanadesalojardecachivachesloscuartosendesuso.Pocasvecesseme agradeció la excelencia de mi labor, hasta que Marisol Salce posósobremísusojosdetigresa. MefueabuscaralaextensasiembradeguineosdelafincaGorjios,enla Sabana Grande que principia la avenida hacia Lajas. Las hileras detallosdeshojadosseconvirtieronenunlaberintoinsalvable,yprontomevi asolado por la desesperación. Había dejado yo el automóvil en unpastizal anegadodebarrohumedecidoporunmanantialquebrotabadelinterior de la tierra y entraba en multitud de hileras de agua hacia las

cuadrillas de los frutos menores, así que ella persiguió en el suelo unhilitoescapadodelavertienteoriginaldelpozoparaencontrarmicaminoyamparo. El enfrentamiento fue inevitable. Me siguió bajo la penumbrasombreadaporlahojarasca,camufladaensucabellopintadoconClairolSpezzelanz,queledabaacadahebrauncolorsimilaraldelacañadulce,embutidaenunmamelucodehombrequehacíamástemiblelapasióndesus instintos.Tras sudetención, acusadadeviolaciónmúltiple, las redessociales colapsaron ante la incontenible avalancha demujeres solas.NofueronvocesanónimaslasqueclamaronporlalibertaddeMarisolSalce,sinomujeresdegrandesapellidoslasquedijeronqueyaestabanhartasdelpapel pasivo que la sociedad les atribuía, cuando la verdad era que semoríanpor tener aunhombreen la camaque lashiciera sufrir.Fueronellas,lasaltasyvolublesmujeresdeHatoViejo,lasque,amparadasporlaley,organizaronlaspatrullasdeasaltoqueempezaronlaguerra. AdonJoaquínBalbuenayamí,losdosúltimosfugitivosdelbastióndeCalichoza, solo nos queda el pasado.Recordamos con nostalgia cuandolos hombres éramoshombresde trabajodiario y cazanocturna, cuandolasmujeresnoslashacíanderogarantesdebrindarnoslafrutaquedesdelostiemposdeAdánnosnublaelentendimiento. LahistoriadedonJoaquínBalbuenaesmuydiferentealamía.Resultaque cuando doña Gibranda Igartúa, viuda de Balbuena, murió, en todaVillaRealhubodesolaciónytristeza,puesmoríaunamujervirtuosa,unadelasúltimasseñorasdelasfamiliasdelosacaudaladosterratenientesquea principios de siglo fundaron aquel bastión de tradición y cultura,tenedora de las buenas costumbres y donde la Iglesia tenía a sus másacendradosdefensorescontralasdepravadasinfluenciasdeesostiempos.SuhijoJoaquínheredó,ademásdelosbienesmateriales,laobligacióndeperpetuarelbuennombredelosBalbuena. Don Joaquín Balbuena, sin embargo, estaba harto de esa vida. A sustreinta años, ni su dinero ni su apellido le servían de nada. Desde sunacimiento su madre lo había protegido contra lo que ella llamaba lasconcupiscenciasdeestemundo.Élnosupobienloquesignificabaaquellapalabra tan larga, pero se acordaba que su madre se la repetía al oídocuandoibanalmercadoacomprarvegetales.Lamismatardedelamuertede su madre fue a donde Dorito, una vendedora que no vendía nada,

aunquesiemprelahabíavistoallí,enelmercado,esperandoclientes.Eraclaroquenovendíamucho,puesaJoaquínleparecíaqueeralamuchachamásflacaquehabíavistoensuvida. —¡PobreDorito!—sedijo—.Voyapagarlebienparaquemedigaquésignificaesodeconcupiscencia. Ellanoselodijo,sinoquelollevóalatrastiendadelavendedoradeflores y a pesar de que don Joaquín Balbuena era todo un caballero lotratóconánimoconcupiscente.ElencuentroentreelseñoritoBalbuenaylaflacaDoritofuemuycomentado.Elcuraintercedió,ynoselevolvióaverajovendetanexcelsafamiliaporlosrumbosdelasflores.Adondesíselesiguióviendofueenelmercadodelosvegetales,dondecadadíaibaacomprarlasverdurasmásfrescasdeVillaReal. AhoraDoritoesunade lascoronelasdelejércitoyestáencaprichadaconsuprimeramor,donJoaquínBalbuena,notantoporcaballeroyseñordelascomarcasdeHatillo,comoporesafemineidadquevuelve locasalasmujeres de estos tiempos.En la calle su cabeza tiene un precio alto,perodonJoaquínBalbuenahatenidosuertedeencontraraunrecogedordebasura comoyo, que aún lo trata con la desdeñosa deferencia de lospobresparaconlasclasespudientes,tratoqueélnosóloacepta,sinoquereclama, porque le recuerda la época en que el mundo funcionaba deacuerdo a la costumbrede nuestros primeros padres, que era unmundoregidopor los hombres y organizado según la casta social.Aveces, enmediodelasrefriegasmásadversas,cuandoapenaspodemosconteneralas fuerzas de Las Peludas, como la Resistencia llama a las mujeresbellacas, esgrimimos una queja multitudinaria en la que más o menosdecimosquecojanahora,denlestrabajo,concédanleselderechoalvoto,firmenleyescontraladiscriminacióndegénero,permítanlesquelesdenlatetaasusbebésenloslugarespúblicos,cojanahora,queahoraellassonlasquemandan.Tantogritonosirvedenada,puesnohayhombrequenosoiga,apenasquedamosdosentodoelpanoramadeHatoViejo,yellasnoescuchanvocesdeesclavos,queesenloquenoshemosconvertidodesdequeseempezóanotarqueéramospocos. Fue en 2133 cuando los periódicos publicaron la noticia de que elnacimientodevaroneseratrescuartaspartesmenorqueeldelashembras,yquesiseguíamosasíhabríadesernecesariopermitirlapoligamia,pueslasmujeresseenfrentabanaunfuturosinhombres.Lascosasempezaron

asucedersinquenosdiéramoscuenta.Deprontolascarasqueveíamosanuestro alrededor no eran las de nuestros queridos amigotes de juerga,sinodemujeresdesconocidasprovenientesdeotrospueblosdondeyanohabíahombresparaescoger,demaneraque llegabande lejos,nohacíanfila en las discotecas, sino que en plena calle nos encaraban,seduciéndonos con sus encantos de mujer, y fue aquella una época deensueño tanto para los lindos como para los feos, pues las mujeres seconformabancontodos,yeranfelicesenlacama,yhacíantravesurasdeniñasenelcuartodebaño,hastaqueloshombresempezamosacansarnosde tanta vaina sexual, a sentirnos como objetos de sus asquerosasobsesiones.En2155loshombresreclamamosnuestroderechoadecirqueno. Fue entonces que la marcha multitudinaria convocada frente alCapitolio hizo notar que apenas éramos unos cuantosmiles de hombrescansadosdiseminadosentredosmillonesymediodemujeresansiosas.LaGobernadora, la Presidenta de la Cámara, la Presidenta del Senado, laPresidentadelTribunalSupremo,laSecretariadeEstado,laSecretariadeJusticia, la Jefa de los Fiscales y la Superintendente de la Policíaprocuraronparaellasmismasunhombre,dejandoconsignadaapartirdeentonceslaLeydeEmergenciaPoblacional,queestipulaqueenvirtudalaescasezdehombresenelpaíslasmujerestienenelderechoderequeriracualquierhombreencontubernioyatratarloscomomonedabuenaparaelintercambio mercantil. Asimismo, se permitió la poligamia, obligandoquelosniñosvaronesquenacierandecualquierrelaciónfueranenviadosal CEGUCEH, (Centro Gubernamental Contra la Extinción Humana),dondeselescuidaráyalimentaráhastalaedaddereproducción,cuandoselosmantendránencautiverio,enfuncióndepadrotes. Esporestoquenosescondemos,quevivimosencerrados,quehuimosen laoscuridadde lanoche.Cuandohay tiempoyelpeligrono acecha,vemospelículasdezombis,todalaseriedeElplanetadelossimios,nosreímos del poquito miedo que generan monos humanizados y muertosputrefactosencomparaciónconlastribusdeamazonasquesemetenporlasventanasaexprimirle las tirasdeespermatozoidesa lospocosHomosapiensvaronesquequedanenelplaneta. Lapuertaacabadeceder.Hayunaenormerefriegaenlacallecontigua,como de pelea de gallos. Dorito, la antigua vendedora de verdurasconvertidaencoronela,entraalaestancia.DonJoaquínBalbuenalebesa

lamano.LatenienteMarisolSalcelesigue.Yolebesolasuya.Atrás,lasmujeresseanimanpornuestroolordemachos,yenarbolanlosriflesalaire,enseñaldevictoria.