El proyecto de autorrealización

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EL PROYECTO DE AUTORREALIZACIÓN Cambio, curación y desarrollo

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Cambio, curación y desarrollo

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EL PROYECTO DE AUTORREALIZACIÓN

Cambio, curación y desarrollo

Alberto Zuazua

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Título: El proyecto de autorrealización. Cambio, curación y desarrollo

Autor: Alberto Zuazua Iriondo

ISBN: 978-84-8454-570-5 Depósito legal: A-387-2007

Edita: Editorial Club Universitario Telf.: 96 567 61 33 C/. Cottolengo, 25 - San Vicente (Alicante) www.ecu.fm

Printed in Spain Imprime: Imprenta Gamma Telf.: 965 67 19 87 C/. Cottolengo, 25 - San Vicente (Alicante) www.gamma.fm [email protected]

Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética o cualquier almacenamiento de información o sistema de reproducción, sin permiso previo y por escrito de los titulares del Copyright.

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A Michelle y Fiona

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ÍNDICE

INTRODUCCIÓN ......................................................................................11

PRIMERA PARTE: LANZADOS HACIA EL FUTURO..........................................................17

1. EL PROYECTO PERSONAL ...........................................................19 Lanzados hacia el futuro ........................................................................19 El ideal de emancipación y la cultura de proyecto.................................27 El proyecto en la historia de la psicología .............................................33 La psicología del proyecto personal.......................................................45

SEGUNDA PARTE: CONCEPCIÓN Y REALIZACIÓN DEL PROYECTO PERSONAL ..53

2. PROYECTO Y COGNICIÓN: EL PENSAMIENTO .....................55 El problema del futuro ...........................................................................55 La concepción del proyecto....................................................................62 Deliberación y decisión..........................................................................66 Imaginando el futuro ..............................................................................72

3. PROYECTO Y ACCIÓN: LOS SENTIMIENTOS .........................80 Sentimientos, motivos y acción .............................................................80 Sentimientos que animan los proyectos .................................................84 Sentimientos que nos vinculan con el futuro .........................................90 La «psicología positiva» y el optimismo................................................95

4. PROYECTO Y ACCIÓN: LOS MOTIVOS...................................102 Motivos para la acción .........................................................................102 El impulso de los motivos....................................................................106 El valor de los fines..............................................................................111 La fuerza de los hábitos y creencias.....................................................122

5. PROYECTO Y ACCIÓN: LA VOLUNTAD .................................130 La toma de decisión y el inicio de la acción ........................................130 La voluntad: el yo como proyecto........................................................135

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La ejecución del proyecto ....................................................................143 Concepción y realización del proyecto ................................................147

6. ¿REALMENTE NUESTRA VIDA ES EL RESULTADO DE NUESTROS PROYECTOS? ...............................................................155

TERCERA PARTE: UN PROYECTO DE TRANSFORMACIÓN INTEGRAL ..................163

7. EL PROYECTO DE AUTORREALIZACIÓN .............................165 El desarrollo psicológico......................................................................165 El nivel de desarrollo integral ..............................................................181 La autorrealización: llegar a ser uno mismo ........................................186 El proyecto de autorrealización............................................................189

8. EL PROYECTO EXISTENCIAL ...................................................197 El proyecto existencial .........................................................................197 Los problemas existenciales.................................................................200 La segunda mitad de la vida y la muerte..............................................207 Angustia y esperanza............................................................................211 Destino y libertad .................................................................................216 Significado y sentido............................................................................221 Intencionalidad y voluntad...................................................................225

9. UN PROYECTO DE TRANSFORMACIÓN INTEGRAL...........231 La meta de la vida ................................................................................231 Cambio, curación y desarrollo personal...............................................242 El mundo-en-el-cual-estoy...................................................................259 Una práctica transformadora integral...................................................269 Un proyecto de autorrealización integral .............................................281

NOTAS ......................................................................................................282

REFERENCIAS........................................................................................349

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Introducción

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INTRODUCCIÓN

«Deseamos reducir el imperio de la Necesidad ampliando el de la Libertad: transformar el

Futuro en Proyecto». X. Rubert de Ventós

¿Cuál es la meta de la vida? ¿En qué consiste la felicidad? ¿Qué es una vida realizada? ¿Qué es una vida buena? Estamos ante un conjunto de preguntas fundamentales que debemos plantearnos, porque la respuesta que le demos va a organizar el marco existencial que va a dar significado a nuestra vida. La respuesta a estas preguntas también va a señalar el sentido de los proyectos que vayamos a concebir y que, de acuerdo con su etimología, nos van a «lanzar hacia el futuro». Va a ser la figura del proyecto personal la que vamos a adoptar en este libro como respuesta, ya que la consideración de sus diferentes perfiles nos va a permitir reflexionar sobre los distintos caminos y metas de la realización personal.

No obstante, también cabe la pregunta ¿realmente nuestra vida es el resultado de nuestros proyectos? Unas veces, pensamos que al concebir un proyecto personal, del tipo que sea, podremos conformar a nuestro gusto la realidad futura, y cumplir así nuestros fines en la vida; otras veces, nos sentimos pesimistas ante las adversidades de la vida que nos dejan sumidos en el desaliento. Nos consideramos libres para elegir nuestro quehacer en la vida, para elegir incluso quienes somos, cambiando para ello nuestro carácter, nuestra personalidad y también, si es preciso, nuestro temperamento y nuestro destino; pero también nos vemos resignados a que nuestra vida sea el fruto de determinismos lejanos, de restricciones externas y de lances fortuitos.

Perplejos ante la perspectiva de futuro, marcados por el pasado de nuestra historia y debatiéndonos en el presente frente a la libertad y el destino, respondemos a esta última cuestión reafirmando la figura del proyecto personal, animados por la intuición de que, de algún modo, aunque sea borroso, estamos comprometidos con un proyecto de vida que de acuerdo a nuestros valores más íntimos dé algún sentido a nuestra existencia. Desde este compromiso que nos remite a un futuro personal favorable, vamos a considerar diferentes perfiles del proyecto personal: el

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proyecto de autorrealización, por el que nos dirigimos hacia un porvenir de plenitud personal; el proyecto existencial, por el que nos afirmamos en el mundo desde nuestra autenticidad; y el proyecto de desarrollo personal, porel que, desde una perspectiva integral, nos embarcamos en un proceso de cambio personal progresivo, a la vez que damos una respuesta global a la compleja realidad que constituye nuestro «mundo de la vida».

Con todo, a pesar de la resonancia, del atractivo y de la fuerza que la figura del proyecto personal tiene para el ser humano, resulta difícil encontrar en lengua castellana referencias de suficiente rigor y amplitud. Ahora el lector tiene la ocasión de cubrir esta laguna ya que se exponen aquí los diferentes perfiles del proyecto personal de manera monográfica y pluridisciplinar. Para esta presentación se ha realizado una rigurosa actualización de la noción de proyecto, que ha exigido recapitular las reseñas que sobre la misma aparecen dispersas en la filosofía, la antropología, la sociología y la psicología. Se tienen en cuenta especialmente las perspectivas psicológicas del desarrollo, cognitiva y de la acción, así como los enfoques psicodinámico, humanista y existencial. La articulación final de estos diferentes puntos de vista se realiza desde una visión integrativa de la conciencia humana, que sigue la trayectoria del proceso de desarrollo psicológico y se sustenta en las diferentes regiones de la realidad en las que manifestamos nuestro ser-en-el-mundo.

Se trata de una obra de síntesis que apunta hacia un proyecto de transformación personal integral y, como tal, ha sido posible gracias a la obra previa de autores que son capaces de abarcar con rigor las más amplias perspectivas, tanto científicas como humanistas. Entre las referencias de la primera parte cabe destacar la del profesor francés J.-P. Boutinet del que se ha tenido en cuenta la erudita presentación que desde el punto de vista de la antropología realiza sobre la figura de proyecto. El filósofo y ensayista español J. A. Marina está especialmente presente en la segunda parte, por la importante aportación que sobre la noción de proyecto realiza en gran parte de su obra. Asimismo, el punto de vista del teórico de la perspectiva integral K. Wilber se recoge principalmente en la tercera parte por la magnífica integración que nos brinda de los diferentes enfoques del desarrollo de la conciencia humana. La aportación de otros importantes autores tanto del ámbito de la filosofía como de la psicología, así como de otras ciencias humanas y sociales, aparece ampliamente reseñada en las referencias.

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Introducción

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La primera de las tres partes que componen este libro, Lanzados hacia

el futuro, es una presentación de la figura del proyecto personal. El proyecto es un concepto al que recurren la filosofía y las ciencias en general con el lento ascenso de la individualización, lo cual exige situarlo en el marco de las culturas moderna y postmoderna. Una vez enmarcado en la historia de la cultura, se ha tenido que seguir el distraído rastro que sobre la noción de proyecto han ido dejando las diferentes teorías psicológicas. En este recorrido hemos encontrado, entre otras, las perspectivas cognitiva y conductual del proyecto-plan, rigurosas aunque próximas al sentido común, y los enfoques psicodinámico, humanista y existencial del proyecto vital, significativos aunque lejanamente operativos. Estos diferentes puntos de vista nos sitúan ante una serie de cuestiones actuales de la psicología del proyecto personal a las que se da respuesta más adelante.

La segunda parte, Concepción y realización del proyecto personal,

presenta una visión descriptiva de la psicología del proyecto personal. Para su elaboración se ha tenido en cuenta el enfoque de la psicología cognitiva de la acción, que ha desembocado en la actual «psicología positiva» orientada hacia el bienestar psicológico. El lector podrá comenzar con una importante reflexión sobre el problema del tiempo futuro, ese horizonte temporal hacia el que apunta el proyecto, para abordar después en el marco de la psicología del pensamiento la concepción del proyecto personal, donde se incluye la cuestión de la elección y de la deliberación. La resolución de problemas y la toma de decisión, la relación existente entre el pensamiento abstracto y la imaginación, la diferencia entre el proyecto y la planificación, y la importancia de la evaluación en la elección serán algunos de los interesantes temas tratados.

Después de contemplar desde la perspectiva de la cognición la faceta creativa del proyecto, se aborda su aspecto operativo desde el punto de vista de la acción. En esta faceta ejecutiva se ha considerado el proyecto como la etapa inicial del proceso de la planificación de la acción y como un vector que va a dar energía y dirección al proceso de realización de nuestros deseos, lo cual ha dirigido nuestra atención hacia el tema de los sentimientos y de los motivos. Va a ser el papel de los sentimientos en la activación de la conducta y en la evaluación de la marcha de nuestros proyectos el que se tiene en cuenta en primer lugar, para pasar después a presentar los sentimientos que nos vinculan con el futuro, entre ellos el optimismo y la esperanza.

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Al destacar más adelante el papel que la motivación tiene en la acción, y por tanto en la realización de nuestros proyectos, se van a considerar separadamente los motivos, los incentivos y las variables ejecutivas. Los motivos van a impulsar la acción dando energía a nuestros proyectos, aunque también constituyen un nudo de conflictos. Los incentivos y valores van a hacer atractivo el futuro, por medio de diferentes intereses personales, muchas veces contradictorios, y nos emplazan ante la cuestión del origen interno o externo de la motivación. Por último, las variables ejecutivas,

entre ellas los hábitos y las creencias, van a aportar operatividad en la realización del proyecto, van a contribuir al desarrollo de la iniciativa y nos sitúan ante la controvertida cuestión de la «fuerza de voluntad». En relación a la toma de decisiones, se va a considerar el problema de las prioridades existentes entre incentivos y motivos, y el de la concordancia entre ellos, así como entre valores y metas, entre valores y acción, y entre las metas entre sí. Una vez descrita la serie de apartados en que se desglosa la ejecución del proyecto, se presenta un modelo de síntesis del proceso de la concepción y realización del proyecto personal. Llegamos así al final de la segunda parte y podemos dar las primeras respuestas a la pregunta: ¿realmente construimos nuestra vida con nuestros proyectos?

La tercera parte, Un proyecto de transformación integral, responde en profundidad a las preguntas planteadas en esta introducción. Se inicia con una presentación del proceso de crecimiento y desarrollo psicológico, para centrarnos después en el estadio de desarrollo integral, un estadio en el que proyectar la vida y proyectarse en la existencia se hacen uno. En este nivel integral del desarrollo, se presenta desde el marco de la psicología humanista el proyecto de autorrealización como un proyecto de vida máximo, síntesis de numerosas dicotomías, tales como expresión y funcionamiento, y descubrimiento y construcción, entre otras. Más adelante, en este mismo nivel integral, se presenta el proyecto existencial como respuesta a las «preocupaciones supremas» que contempla la filosofía existencial: la segunda mitad de la vida y la angustia ante la mortalidad, la preocupación por el sentido global de la vida y la búsqueda del coraje de ser, y la dialéctica entre el destino y la voluntad, entre otras. Ambos proyectos, existencial y de autorrealización, nos sitúan ante el problema de la integración de la mente y el cuerpo, y frente a las importantes cuestiones de la autenticidad, el significado, el sentido, la intencionalidad y la voluntad, encaminándonos hasta el umbral de la autotrascendencia.

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Introducción

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Finalmente, para crear un proyecto de transformación personal integral debemos plantearnos unas cuestiones previas, tales como ¿cuál es la meta de la vida? ¿Qué es la felicidad? ¿En qué consiste el desarrollo? ¿Qué es una vida realizada? ¿Qué constituye una vida buena? Para dar una respuesta a estas preguntas ineludibles se van a vincular las propuestas de la psicología del desarrollo con las de las teorías del bienestar psicológico y de la felicidad, de la «psicología positiva», del movimiento de potencial humano y de la autorrealización. Se abordará después el cambio personal y la curación psicológica referidos a los diferentes estadios del desarrollo psicológico y situando las diferentes terapias en los correspondientes niveles de conciencia y de existencia. Después de tener en cuenta la realidad total en la que se manifiesta nuestro ser-en-el-mundo, en la que podemos observar mundos subjetivos y mundos objetivos, tanto personales como sociales, se propone desde esta perspectiva integral una práctica transformadora y un proyecto de autorrealización que abraza los diferentes niveles y regiones de nuestra realidad.

Para terminar esta introducción, deseo dar un consejo al lector que motivado por el título se acerque con un mayor interés por cuestiones de contenido humanista y existencial, o por una visión integrativa del proyecto personal. Una vez recorrida la primera parte, Lanzados hacia el futuro, en la que a modo de introducción se tratan los problemas generales del proyecto personal, si el lector no desea abordar la psicología del proyecto con el detalle descriptivo de la segunda parte, puede acudir al apartado «Concepción y realización del proyecto», en el capítulo 5, donde se presenta a modo de resumen un modelo de síntesis de las diferentes fases del proceso de creación y de ejecución de proyectos personales. Después de plantearse en el capítulo 6 la pregunta ¿realmente nuestra vida es el resultado de nuestros proyectos? puede pasar a la tercera parte, Un proyecto de

transformación integral, donde podrá encontrarse con propuestas de contenido humanista, existencial e integral. En las notas al final el lector podrá encontrar aclaraciones y ampliaciones de los diferentes temas tratados.

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PRIMERA PARTE

Lanzados hacia el futuro

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1. EL PROYECTO PERSONAL

Lanzados hacia el futuro

«El proyecto, porque valoriza lo inédito, el ideal buscado, lo inexistente deseado, deviene un

concepto encantador» J.-P. Boutinet.

El proyecto es una imagen poderosa que nosotros creamos para que nos aliente en el día a día desde su promesa de plenitud. Así, cuando queremos referirnos a nuestros anhelos, o a la falta de ellos, nuestros proyectos personales dan forma a la esperanza con que afrontamos el futuro. Asimismo, los proyectos materializan por su carácter operativo nuestras expectativas en el ámbito personal y social, expresándolas como proyecto vital o como proyecto científico-técnico, cultural o político. Esta extensa afirmación de la figura del proyecto puede explicarse, en primera instancia, por la fuerza que le imprime su etimología, cuando dice que nos sentimos «lanzados hacia el futuro». Con el proyecto de vida nos lanzamos desde el presente de nuestra autobiografía hacia la realización en un futuro favorable y con el proyecto existencial nos alzamos «aquí y ahora» con el coraje necesario para la expresión más auténtica de nuestro ser. Finalmente, el proyecto de autorrealización y el proyecto existencial se hacen uno en un proyecto de desarrollo personal integral.

Nuestra vida, dice el filósofo J. A. Marina, se desenvuelve unida a las realizaciones significativas concretas que vayamos a crear y que anticipamos, orientamos y asumimos a través del mecanismo o figura del proyecto.1 El proyecto va a dar forma a nuestro propósito o intención de alcanzar un objetivo futuro y también va a activar, animar y dirigir la acción. La figura del proyecto nos va a permitir escapar a la rutina buscando realizarnos a nosotros mismos actualizando nuestras potencialidades y preocupándonos por conquistar una vida más auténtica. Aunque, como dicen los existencialistas, todos nuestros proyectos particulares se nos muestran como manifestaciones de un proyecto fundamental: la manera que elegimos de estar en el mundo. De modo que con nuestros proyectos damos un

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significado a nuestra vida, ya que no podemos eludir ni la cuestión del sentido de la existencia ni de la identidad.

Del bajo latín projectare, el prefijo procedente de la preposición latina pro significa delante y tiene un significado de progreso; y jacere significa arrojar, echar. La palabra «proyecto» designa, pues, la acción de echar o lanzar hacia adelante o a lo lejos. Con el significado «lanzado hacia el futuro» el proyecto nos remite a la acción o a un estado en un futuro deseado.2 Sin embargo, la expresión el «proyecto de futuro» constituye un pleonasmo, en el que «futuro» sería el vocablo innecesario, si no fuese porque los aspectos del proyecto ligados al tiempo son generalmente velados o en parte apartados por los aspectos operativos de la puesta en acción. En inglés y alemán se diferencian el proyecto-propósito (purpose en inglés y entwurf en alemán) y el proyecto-programa (project en inglés y projekt enalemán). En español el proyecto nos remite a ambos significados: a la intención, al propósito o al pensamiento de ejecutar algo, de hacer cierta cosa, y al plan que se idea para poder realizarlo.

La idea de proyecto puede confundirse, pues, con la de planificación, pero se deben diferenciar ya que el proyecto define «qué» hacer y el plan expresa «cómo» hacerlo, por lo que caben las preguntas sobre los medios necesarios para su realización. Un proyecto es un deseo que se concreta en una idea a la que entrego el control de mi conducta. Esta idea que es el proyecto contiene una meta a alcanzar, unas condiciones de realización basadas en criterios y un plan que tiene en cuenta las restricciones y los recursos. Asimismo, el concepto de plan de vida (life-planing) se aplica a la adopción estratégica de opciones de estilo de vida organizadas en términos de proyecto de vida del individuo.

El proyecto simboliza una realidad que parece preexistir y nos atrae. El proyecto representa también una capacidad de crear, un cambio a realizar.3

El proyecto es diferente del deseo, de la ensoñación, de una intención vaga, de la conjetura previsional, de la predicción adivinatoria o del futuro utópico. El proyecto supone una reflexión sobre el presente, en el que cabe preguntarse ¿qué valor le doy a la espera de su realización? ¿Realmente tengo ganas de esa realización? El proyecto implica también una reflexión sobre el futuro deseado ¿qué valor tiene para mí el futuro proyectado? ¿Lo que hoy deseo y me parece fundamental para mi futuro, lo querré cuando el proyecto realizado sea presente?

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Desde un punto de vista filosófico, el proyecto es «todo aquello por lo cual el hombre tiende a modificar el mundo o a sí mismo en un sentido dado» o «la acción en potencia presente en la conciencia por anticipado». Asimismo, la capacidad para dirigir la conducta por medio de proyectos implica necesariamente la presencia de la libertad para elegir entre varios.4

Esta libertad supone que el hombre es un ser inteligente capaz de autodeterminarse, de elegir y de construir por sí mismo el proyecto de sí mismo. Elegimos unos valores, unos ideales, unos fines; elegimos una profesión, una pareja, unas amistades, un estilo de vida, unas diversiones; elegimos los medios y las acciones necesarias para alcanzar nuestros objetivos. Al mismo tiempo, lo que elegimos con nuestros proyectos nos determina.5 Estas elecciones y acciones determinan nuestro temperamento, nuestro carácter, nuestra personalidad; determinan quienes somos, determinan nuestra identidad.

El proyecto, así como la intención y el propósito de alcanzar un objetivo, pertenece a nuestro mundo subjetivo, a nuestro mundo interno o intencional, y se materializa en el mundo externo en una meta, un fin o un objetivo. Considerado el proyecto en su aspecto externo de meta, fin u objetivo, es un concepto dotado de propiedades lógicas, que se pueden manifestar en sus conexiones con la acción a que debe conducir. Ante este juego entre el mundo interior de intenciones y el mundo exterior de objetivos, J. A. Marina dice que la actividad de pensar valores y relacionarlos con los sentimientos, el discurso íntimo de las emociones y la moral, el juego de anticipación y tanteos que implica la definición de proyectos, exige procedimientos de negociación con la realidad exterior e interior.

Pueden considerarse dos modos diferentes de anticipación. Por un lado hacer algo que apunta hacia un producto (poiesis), hacer algo dirigido hacia una meta o un objeto exterior al agente, que constituye la producción, la construcción, la creación, la obra, lo durable y acabado. Por otro, las acciones centradas sobre el proceso (praxis), que no persiguen otro objetivo que su propia perfección a través del dominio de este proceso, que constituye la práctica, la acción de llevar a cabo algo; una acción que como «praxis-proceso» permanece continuamente en lo inacabado. De manera que al proyectar la vida apuntamos nuestras acciones hacia un futuro favorable, y al proyectarnos en la existencia manifestamos también «aquí y ahora» nuestro deseo de un presente de plenitud. El antagonismo y la complementariedad de estas dos figuras de la anticipación, se sintetizan

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cuando perseguimos un proyecto importante con resolución y todas nuestras diferentes acciones confluyen en una experiencia de «flujo» organizada. Entonces se produce una armonía: los sentimientos, pensamientos y acciones son congruentes (coherentes o concordantes) entre sí y unifican nuestra vida y le dan significado. De modo que vivir cada momento tendrá sentido para nosotros y la mayoría de ellos serán agradables.6

Desde una perspectiva antropológica podemos definir al ser humano como un animal proyectivo, como un ser que con su razón y con su libertad tiene que construir su vida hacia la plenitud de su realidad. En esta perspectiva antropológica puede considerarse que el proyecto oscila alrededor de cuatro polos.7 El polo biológico expresa una necesidad vital, la creación opuesta a la repetición; una creación que conjura la esclerosis evitando que el individuo se complazca en la compulsión de repetición. De este modo el ser humano inventa nuevas formas de adaptación al entorno esforzándose en crear lo inédito, que está emparentado con su historia personal. El polo existencial es portador de un sentido que permite conjurar el absurdo de las situaciones humanas a través de la elaboración de relatos míticos, épicos, trágicos, utópicos. De este modo las conductas de proyecto tratan de imprimir un sentido a la acción que ellas anticipan para conjurar los caprichos de un entorno que se percibe a menudo como exigente y turbulento. El polo cultural nos da la posibilidad de innovar ya que acantonarse en el statu quo puede ser causa de marginalización. Las personas en posición de ejercer la dirección y la responsabilidad de sus vidas pueden permitirse trascender las reglas del consenso para construir proyectos que les liberan de una lógica de reacción o de ajuste al entorno, para privilegiar así una lógica de anticipación desarrollando una personalidad proactiva.8 Por último, el polo pragmático del proyecto nos permite preparar la acción, la anticipación frente a la improvisación.

Hay algunos problemas de fondo en la filosofía y en la antropología del proyecto personal. El problema de la autonomización del actor, es decir, del ejercicio de sus capacidades de iniciativa ante las constricciones que se presentan sobre él. El problema de la distancia entre lo que el hombre puede hacer teóricamente y lo que, dadas sus condicionantes limitaciones e insuficiencias, realmente puede hacer. El problema de la recapitulación de la historia personal con vistas a su utilización en el proyecto, para la cual va a ser precisa la memorización del pasado. El problema de la identificación y tratamiento de las oportunidades espaciales a través de una actitud paradójica de implicación y de distanciamiento. El problema de la

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anticipación para actuar, lo cual implica plantearse un horizonte temporal óptimo. El problema del vínculo dinámico entre intención y materialización, entre lo no formulado intencional y lo materializado proyectado. Por último, está también el problema de la distancia entre lo que puede hacer y lo que debe hacer, distancia que sólo puede salvarse mediante un querer (voluntad) que concilie el poder y el deber.9

Si desde la perspectiva psicodinámica de Sigmund Freud, fundador del psicoanálisis, sabemos que el pasado existe actualmente en la persona, desde la teoría de la autorrealización de Abraham Maslow sabemos que también el futuro existe actualmente bajo la forma de ideales, esperanzas, planes, proyectos y potencialidades no realizadas.10 Un principio fundamental del psicoanálisis neofreudiano de Alfred Adler, médico y psicólogo austríaco que se separó del movimiento psicoanalítico, es el «finalismo ficcional», que consiste en la idea de que las personas no están motivadas primariamente por sucesos pasados sino por sus imágenes y expectativas de posibilidades futuras. Carl G. Jung, psiquiatra suizo fundador de la psicología analítica, considera que no estamos determinados sólo por el pasado sino también por el futuro, que está preparado en nosotros desde largo tiempo atrás y que se va desarrollando y expresando lentamente en nuestra vida. 11

Gordon W. Allport, uno de los padres fundadores de la psicología humanista, llamó la atención sobre la singularidad del individuo que se expresa en sus intenciones conscientes y en la planificación que realiza del futuro con la definición del plan de vida, actividades que consideraba intrínsecas a una naturaleza humana saludable.12 Para R. Cohn, cofundadora de la terapia de la vivencia, el sentido y el significado del presente resultan tanto de las experiencias del pasado, como, y más aún, de la conciencia de las posibilidades del futuro. También el psicólogo J. Nuttin considera que lo que motiva el acto de una persona adulta en un momento dado no es una fuerza instintiva ni una pulsión infantil, sino una estructura motivacional personal a través del proceso de formación de fines y proyectos.13

Si mediante los procesos conscientes adquirimos conocimiento del mundo exterior y de nosotros mismos, existen en los proyectos otros determinantes que producen una serie de derivas en nuestra orientación en la vida. Estas derivas se traducen en un uso desviado o al menos abusivo de la figura del proyecto y pueden constituirse en patologías que pueden estar ocasionadas por no tener en cuenta la integridad del ser humano. Una de ellas es el narcisismo o autosuficiencia, por el que el individuo, a través de

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sus obras, con su culto a la identidad y a la singularidad, se toma por su propio ideal y corre el peligro de quedarse encerrado en el propio proyecto, constituyéndose éste en una autojustificación de su autor.14 Otra deriva problemática es la del activismo, por el que se pueden buscar continuamente nuevos proyectos susceptibles de reemplazar los proyectos actuales apenas esbozados. El activista es un buscador de nuevos proyectos que, abocado a la acción y a la eficacia, se deja aniquilar por su activismo generando alrededor de sí un estado de obsolescencia generalizada.

Hay otras derivas que también tienen raíces inconscientes como la deriva de sujeción tecnológica, la obsesión tecnicista, por la cual se puede pretender asegurar la preeminencia de los medios sobre los fines y puede llegar a constituir una deriva totalitaria, una forma camuflada de esclavitud, frente a un concepto de proyecto borroso más flexible, fluido y adaptativo.15

Otra deriva es la obstinación en mantener el proyecto actual por la que se puede ir en contra de la realidad de la situación. Existe también la deriva utópica o el discurso autojustificador, cuando el proyecto deviene pura abstracción y su elaboración se desconecta de su realización.16 La utopía es un ideal máximamente deseable, pero muchas veces deja de apoyarse en una utopía concreta y es inalcanzable por una falta de comprensión de la realidad.17

En el punto de vista de la psicología del «sentido común», el ser humano es un agente que actúa basándose en sus creencias y deseos, se esfuerza por alcanzar metas y se enfrenta a obstáculos que supera, o que le superan. Desde esta perspectiva puede considerase que existe una gran variedad de tipos de proyectos personales: iniciados por nosotros mismos o impuestos sobre nosotros; descritos por los mandatos familiares o surgidos desde la rebelión y la ruptura. Hay proyectos referidos a aspectos aislados y periféricos de nuestra vida, y proyectos que pueden llegar hasta la médula de nuestro ser; proyectos banales y proyectos dramáticos. Algunas personas pueden dedicar su vida a magníficas obsesiones, mientras que otras se contentan con estar enredadas en la vida trabajando en empeños triviales. Hay proyectos fantásticos que normalmente se guardan para sí, en los que el sueño está presente y el deseo tiene un lugar considerable, y proyectos sociales ajustados a la realidad, de los que se habla fácilmente porque se los juzga más aceptables, pero que no son portadores de una valencia afectiva más fuerte. Hay proyectos contradictorios y proyectos simultáneos; proyectos consistentes en asuntos solitarios o en compromisos compartidos; proyectos realistas y proyectos ideales. También hay proyectos inconscientes, semiconscientes y conscientes.

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A las diferentes edades de la vida, que corresponden a la adolescencia, la edad adulta y la edad de jubilación, se producen las diferentes situaciones existenciales que exigen conformar diferentes proyectos. El proyecto adolescente puede considerarse formado por un proyecto de orientación escolar a corto plazo, un proyecto de orientación profesional a medio plazo y un proyecto adulto a largo plazo. Este proyecto adulto del adolescente incluye el proyecto de inserción profesional y el proyecto de vida (sentimental y familiar), más global y a más largo plazo, que concierne al estilo de vida.

Proyecto de orientación escolar (corto plazo)

Proyecto adolescente Proyecto de orientación profesional (medio plazo)

Proyecto de inserción profesional

Proyecto adulto (largo plazo)

Proyecto de vida, estilo de vida

El proyecto adulto contiene un proyecto vocacional, que incluye el proyecto de empleo, el proyecto de competencias y el proyecto de carrera; contiene también el proyecto personal, que incluye proyectos paralelos relativos a la vida privada y familiar, a la animación local, al dominio asociativo, al ocio, etc.; y a menudo incluye también un proyecto lateral, de compromiso con una causa.

Proyecto de empleo

Proyecto vocacional Proyecto de competencias

Proyecto de carrera Proyecto adulto Proyecto personal

Proyecto lateral

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Por último, con la jubilación y al aproximarse a la tercera edad, es preciso realizar una actividad de sustitución en este período de inactividad forzada. Con el aumento de la esperanza de vida actual, se contempla la posibilidad de un proyecto de actividad no productiva de su propia elección, por ejemplo de tipo asociativo o de otro tipo, o también puede darse el caso de un proyecto productivo de reconversión profesional.18

De un modo general puede decirse que el proyecto de vida es un proyecto personal que expresa lo que el individuo aspira o quiere llegar a ser. Este proyecto de vida puede considerarse constituido en primer lugar por un modelo de objetivos generales de vida. Son los ideales, valores yfines más generales, que constituyen la estructura de nivel superior de regulación de la conducta, y los intereses, que por concretar los objetivos generales pertenecen a un nivel inferior de regulación y son fácilmente ajustables a las condiciones variables del entorno social. El proyecto de vida se expresa también en un modelo de actividad instrumental o planes de

acción, es decir, en el conjunto de medios y objetivos necesarios para el logro de los objetivos generales. Por último, el proyecto de vida contiene el estilo de vida, un modelo de actividad futura o de empleo del tiempo futuro que está relacionado sobre todo con sus intenciones e intereses.

Ideales, valores, fines generales

Objetivos generales

Intereses concretos

Proyecto de vida Planes de acción: medios y objetivos

Estilo de vida: modo de vida futuro