El realismo político: Una constante en la política

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El realismo político: Una constante en la política exterior norteamericana Pedro González Otvera* En la década de los 40, en medió del proceso de total reestructuración política, económica y militar de la sociedad internacional, empezaron a proliferar en los Estados Unidos estudios teóri cos que tenían como n inmediato explicar los acontecimientos desde, según sus autores la llama ban, una perspectiva realista. El núcleo de esta "nueva perspectiva" se loca lizaba en la idea de que el poder y su manteni miento o búsqueda constituyen el n supremo de los Estados y de que la política, y por ende la política internacional, no es a n de cuentas más que la lucha por el poder. Quienes formulaban esto provenían de los más diversos campos de la Ciencia Social, pero a todos los unía el hecho de que se declaraban hijos ideológicos de Reinlioid Niebhur, teólogo protestante quien, desilusionado de la moral cris tiana o, mejor dicho, del poco apego que los hombres tenían a esa moral, sostenía que era utópico pensar en la construcción de un mundo confiable y seguro mediante el establecimiento de instituciones democráticas, en tanto lo que privaba en el contexto internacional eran el terror, la fuerza y la brutalidad.' La conclusión lógica de este padre del rea lismo moderno fue la de que los Atados Unidos deberían establecer una política exterior acorde con el mundo real, para estar debidamente capa citados en la lucha contra las fuerzas irracionales que en él actúan de modo perverso. De las premisas anteriores, planteadas a muy grandes rasgos, surgió, en la teoría de las relacio nes internacionales, la escuela realista del poder * Coordinación de Rebciones Intemamnatei. l-CPyS. UNAM. I Cárdenas Flordy, ftmilio. "El camino hada la leona debs Rebciones Inlcrnaclonales". Wn'/rfj Mexinnio (.trncia Mitiea. No. 73, AnoXVt, i-nc-Mar., 1971. pp. 11-12. de la que son destacados representantes Kenneth Thompson, Quincy Wright, Ceorge Kennan, Walter Lippmann. Nicholas Spykam y. destacada mente. Hans Morgenthau. quien fue el que mejor condensó los postulados realistas en su obra Poli- tica entre las Ñaciones. Con rapidez el realismo político se impuso como la escuda dominante en ta teoría de las rela ciones internacionales, debido en buena medida al papel que en los Estados Unido.s asumieron determinantemente al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Se trataría, en esta hipótesis, de la escuda que orienta, da sentido y justifíca a la política exterior de una gran potencia hcgemó- nica. Si los Estados Unidos tienen que imponer mundiaimcnte una forma de vida, luego entonces es necesario formar un soporte teórico a partir del cual se proyectará la nueva política exterior. Sin embargo, vistas las cosas desde una óptica más amplia, es posible sostener, igual como hipó tesis. que el realismo tiene una presencia constante y permanente en la tradición política norteame ricana que va desde la época do la independencia hasta los días actuales. Contra lo que sostienen los críticos del realismo, acerca de que éste proviene de un contexto europeo, alemán pura más señas, en donde la afición por d uso del concepto de poder es muy grande y que. por lo tanto, no corresponde a los ideales de la política norteame ricana. es factible sostener que a partir del desarro llo de la doctrina del Destino Manifiesto, el rea lismo político impera, con altas y bajas es cierto, en la política exterior norteamericana. Dicho de otro modo, d realismo político se reconoce como una escuela de la teoría de las relaciones internacionales en la década de los 40. pero su presencia en el contexto norteame ricano data de varias decenas de años atrás. No hay que olvidar incluso que al dividirse formal mente el gru(X) que consiguió la independencia

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El realismo político:Una constante en la políticaexterior norteamericana

Pedro González Otvera*

En la década de los 40, en medió del procesode total reestructuración política, económica ymilitar de la sociedad internacional, empezarona proliferar en los Estados Unidos estudios teóricos que tenían como fín inmediato explicar losacontecimientos desde, según sus autores la llamaban, una perspectiva realista.

El núcleo de esta "nueva perspectiva" se localizaba en la idea de que el poder y su mantenimiento o búsqueda constituyen el fín supremode los Estados y de que la política, y por endela política internacional, no es a fín de cuentasmás que la lucha por el poder.

Quienes formulaban esto provenían de losmás diversos campos de la Ciencia Social, pero atodos los unía el hecho de que se declarabanhijos ideológicos de Reinlioid Niebhur, teólogoprotestante quien, desilusionado de la moral cristiana o, mejor dicho, del poco apego que loshombres tenían a esa moral, sostenía que erautópico pensar en la construcción de un mundoconfiable y seguro mediante el establecimientode instituciones democráticas, en tanto lo queprivaba en el contexto internacional eran elterror, la fuerza y la brutalidad.'

La conclusión lógica de este padre del realismo moderno fue la de que los Atados Unidosdeberían establecer una política exterior acordecon el mundo real, para estar debidamente capacitados en la lucha contra las fuerzas irracionalesque en él actúan de modo perverso.

De las premisas anteriores, planteadas a muygrandes rasgos, surgió, en la teoría de las relaciones internacionales, la escuela realista del poder

* Coordinación de Rebciones Intemamnatei. l-CPyS.UNAM.

I Cárdenas Flordy, ftmilio. "El camino hada la leona debsRebciones Inlcrnaclonales". Wn'/rfj Mexinnio (.trncia Mitiea.No. 73, AnoXVt, i-nc-Mar., 1971. pp. 11-12.

de la que son destacados representantes KennethThompson, Quincy Wright, Ceorge Kennan,Walter Lippmann. Nicholas Spykam y. destacadamente. Hans Morgenthau. quien fue el que mejorcondensó los postulados realistas en su obra Poli-tica entre las Ñaciones.

Con rapidez el realismo político se impusocomo la escuda dominante en ta teoría de las rela

ciones internacionales, debido en buena medidaal papel que en los Estados Unido.s asumierondeterminantemente al finalizar la Segunda GuerraMundial. Se trataría, en esta hipótesis, de laescuda que orienta, da sentido y justifíca a lapolítica exterior de una gran potencia hcgemó-nica. Si los Estados Unidos tienen que imponer

mundiaimcnte una forma de vida, luego entonceses necesario formar un soporte teórico a partirdel cual se proyectará la nueva política exterior.

Sin embargo, vistas las cosas desde una ópticamás amplia, es posible sostener, igual como hipótesis. que el realismo tiene una presencia constantey permanente en la tradición política norteamericana que va desde la época do la independenciahasta los días actuales. Contra lo que sostienen loscríticos del realismo, acerca de que éste provienede un contexto europeo, alemán pura más señas,en donde la afición por d uso del concepto depoder es muy grande y que. por lo tanto, nocorresponde a los ideales de la política norteamericana. es factible sostener que a partir del desarrollo de la doctrina del Destino Manifiesto, el realismo político impera, con altas y bajas es cierto,en la política exterior norteamericana.

Dicho de otro modo, d realismo político sereconoce como una escuela de la teoría de las

relaciones internacionales en la década de los

40. pero su presencia en el contexto norteamericano data de varias decenas de años atrás. No

hay que olvidar incluso que al dividirse formalmente el gru(X) que consiguió la independencia

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de las primeras colonias biitdnicas en América,se plantean dos posiciones, ambas expansionistas,en las que priva el pragmatismo y el realismo,respecto de la posición del nuevo Estado frenteal exterior: una encabezada por Hamilton, pro-pugnadora de la expansión marítima; la otra,sustentada por Tilomas Jefferson, sostenía queel futuro norteamericano se encontraba en el

sur y en el oeste del territorio ocupado por lasya entonces excolonias.

A pesar de las diferencias de dirección, ambasincluyen sin embargo, una buena dosis de luchaen contra de la hegemonía europea, no sólo inglesasino también española y francesa. No es gratuitoque a la idea del destino manifiesto, que suponeuna trasposición de algunas creencias de la religión judía, que permiten ver a los Estados Unidoscomo el pueblo elegido por Dios, para cumplirnecesariamente su destino, le siga la doctrinaMonroe, formulada en 1823, a fin de reservarsepara sí (para los estadunidenses) el territorio deAmérica Latina, excluyendo cualquier reclamode las potencias europeas.

"La doctrina Monroe hace severas declaracio

nes de no intervención momentánea o futura enlas colonias europeas situadas en el continenteamericano, y considera cualquier movimientode los países europeos en el continente como'peligroso para nuestra paz y nuestra seguridad'.Asimismo, dice de manera explícita que las interferencias con los gobiernos que habían declaradosu independencia, se entenderían como la manifestación de una actitud hostil hacia los Estados

Unidos, aunque en seguida haga alarde de laneutralidad guardada en los conflictos de guerraentre América y España; a esa neutralidad, afirma,'continuaremos adhiriéndonos, siempre que nose produzca ningún cambio que a juicio de lasautoridades competentes de este gobierno, delugar a un cambio correspondiente, por parte delos Estados Unidos, indispensable para su seguridad'."^

Como puede fácilmente observarse, la doctrina Monroe está plagada de realismo, toda vez que,aunque no se dice, priva la idea de un interésnacional, si se quiere todavía con un marcadoacento defensivo, frente a cualquier aspiraciónde otras potencias. Debe señalarse también quelos norteamericanos de ese momento están configurando lo que con posterioridad va a llamarsepragmatismo.

Por lo demás, en la búsqueda del cumplimiento del destino manifiesto, no durarán en utilizartodos los medios a su alcance para garantizar su

futuro como gran potencia. Prueba irrefutable deello es el camino de la expansión iniciada en 1836en la guerra contra México, que les permiteprimero lograr la independencia del estado deTexas y luego la anexión largamente pensada ysoñada. A ella seguirán California, Nuevo México.Louisiana, Filipinas. Hawai, Alaska, etc., en unasucesión que se justificará con otras expresionestácitas del realismo político, que van a personificar Conant, Mahan, Hanna y Turner principal,pero no únicamente. Se trata, en última instanciaele lo que José Luis Orozco ha llamado "las primicias del imperio".^

En efecto, todos estos autores darán otravuelta de tuerca en el realismo político norteamericano. Una vez que se consolida el predominiode las grandes corporaciones al interior del propio territorio de Estados Unidos, se buscaráávidamente desarrollar los mecanismos indis

pensables para que dichas corporaciones conquisten también los mercados externos. Si antesel realismo había propugnado por una expansión de tipo territorial, ahora se trata de algunacasualidad. Es, por el contrario, 'parte de unaideología que busca, como ya se dijo antes,alcanzar preponderancia en las relaciones internacionales.

El ..momento de culminación de los afanos

expansionistas territoriales se da en I8d8. añode la guerra con España, a raíz de la cual losnorteamericanos se logran apropiar Cuba y Filipinas y mismo año en que se impone con todacrudeza, el proyecto de William Henri Seward.secretario de Estado de Abraham Lincoln. "La

concepción sewardiana del nuevo orden internacional gira ahora alrededor de la idea de un vastocomplejo insular y comercial que, teniendo comoeje coordinador al comercio y las institucionesnorteamericanas, asegure mercados ultramarinos,un flujo conveniente de mano de obra barata,un sistema arancelario favorable a los Estados

Unidos, un complemento a la economía de laszonas recién abiertas del oeste y un controlpleno de las vías de acceso del Atlántico alPacífico.'"'

Pero se trata no únicamente de la conquistade los mercados más allá de la frontera original.No es sólo el comercio el instrumento válido

para conseguir estas metas; debe incluirse también la guerra. Realistamente el capitán AlfredThayer Mahan plantea la necesidad de prepararsepara repeler cualquier ataque en contra de lasavanzadas de la civilización europea, occidental

^ Bosch García, Carlos. La base de la política exterior estadu-nidcnse. México. UNAM 3a. ed., 1986 p. 15.

^ Orozco, José Luis. Las primicias del imperio. México Premia L'd., 1984, 128 pp.

Ibid. p. 7.

o, simplemente, civilización. Mahan adelanta antesque Morgenthau y los demás realistas lo hagan,la teoría del estado de la naturaleza previstasiglos atrás por Tomas Hobbes, pero aplicadaahora a la sociedad internacional: "El conflicto

es la condición de toda vida, la natural y la espiritual para sus más vividas metáforas y sus inspiraciones más excelsas". Y antes ha sostenido

que "nada resulta más omiso para el futuro denuestra raza que esa tendencia, vociferante ahora,que se rehusa a reconocer en la profesión de lasarmas, de la guerra, aquél algo que inspirase el'Alegre Guerrero' de Wordsworth, que mitigase

las horas moribundas del Henry Lawrence queenmarcó los ideales de su carrera en la concepción del poeta y la ilustró tan noblemente consu propio sacrificio, aquél algo que ha hechodel soldado de todas las épocas el símbolo delheroísmo y el desinterés."^

Un hecho queda claro: de lo que se trata esde preparar la plataforma para que los EstadosUnidos dejen de ser una potencia regional y setransformen en una de carácter mundial, no

importa que para ello tengan que atropellarcualquier derecho de cualesquier nación. Yserán también personajes muy precisos los queemprendan esta magna tarea. En primer término,el presidente William Mckinley, y atrás de élMarcus Alonzo Hanna, para quien es deber delos americanos "hacer de la empresa americanay la ambición industrial, así como del éxito,términos de respeto y encomio no sólo en casasino entre la familia de las naciones del mundo".'Palabras presidenciales a las que podríamos agregar lo dicho por Hanna: "si, en aras del bienestarsupremo de la nación, en aras de sus necesidadesmarítimas complementarias, en aras de nuestraexpansión comercial, queremos estimular a nuestros ciudadanos para que inviertan su dinero ennaves construidas, poseídas, capitaneadas y tripuladas por nuestros propios ciudadanos, debemos asegurarles una ganancia razonable. De otraforma, ellos invertirán su dinero donde aquéllale sea asegurada. Al capital no tiene por quéimportarle que esta iniciativa de ley sea aprobadao no. Al trabajo debería importarle. A la naciónle importa.""'

El amanecer del nuevo siglo —siglo XX—,encuentra a los gobernantes norteamericanos ysus principales asesores ocupados en el diseño deuna estrategia de conquista de los mercados internacionales. Mahan propone una nueva geopolíticay azusa al pueblo norteamericano para que se

s Orozco, José Luis. El tesUmonio político uorteamericano:IS90 I980. (lomo J). México, SEP-UNAM. p. 72.

6 Ibid.p. 77.' Orozco. José Luis. Los primicita.. . op cll. p. 104.

ocupe más de los asuntos de la política exterior.Mckinley y Hanna lo exhortan para que confíeen los empresarios y en el capital. Su bienestar,parecen afirmar, se encuentran en el bienestarde las corporaciones o, mejor aún éstas no sufrirán daño alguno si el pueblo de norteamérica nose preocupa por ellas, pero lo contrario sí es totaEmente válido.

Poco a poco, pero con mucho dinamismo, seva abriendo paso la idea de que existe un interésnacional, como sabemos soporte teórico básicodel realismo político, que identifica automáticay mecánicamente los intereses de las corporaciones con los intereses de la nación. Es claro lo quese intenta: involucrar a todos los estadunidenses

en el nuevo proyecto de política exterior, aquélque hará de ios Estados Unidos lo que RaymondAron llamó "república imperial".

No obstante, la historia del realismo políticono lermiiiu aquí. Todavía vendrán otros personajes a recalcarnos la importancia del realismopráctico. Henry Cabot Lodge, Albert J. Beveridgey. principalmente, "el rudo jinete de la democracia", Teddy Rooselvelt. nos indican con precisióny una buena dosis de cinismo, otra cualidad delrealista político, lo que debe hacerse en materiade política exterior, tratándose de una naciónque quiere ser vista como una gran potencia.

Beveridge, durante su campaña para ser electosenador, el año de 1898, va a formular esta joya

del realismo (y discúlpese la larga cita): "La tierraque Dios nos ha dado es una noble tierra, unatierra que puede alimentar y vestir al mundo. . .el pueblo que Dios ha sentado en este suelo es unpueblo poderoso, un pueblo surgido de la sangremás excelsa de la historia, un pueblo al que revi-taliza perpetuamente la viril dinámica racial queproduce los mejores hombres de la tierra, unpueblo imperial en virtud de su poder, por elderecho de sus instituciones, por la autoridad desus propósitos dirigidos por cl cielo. . . lo que enesta campaña está de por medio (es) algo querebasa lo partidista. Se trata de una cuestiónamericana. Se trata de una cuestión mundial.

¿Continuará el pueblo americano su marchahacia la supremacía comercial del mundo? ¿Extenderán las instituciones libres su reino bien

aventurado a medida que los hijos de la libertadaumentan su poderío hasta que cl imperio denuestros principios sea establecido en los corazones de toda la humanidad?. . . Si Inglaterra puedegobernar territorios extranjeros, América también puede hacerlo. Si Alemania puede gobernarterritorios extranjeros. América puede hacerlo.Si ambas pueden supervisar protectorados América también puede hacerlo. . . La supremacíacomercial de la República significa que esta

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nación ha de convertirse en el factor soberano

para la paz en el mundo. Sucede que los conflictos del futuro serán conflictos de comercio,

luchas por los mercados, guerras comercialespor la existencia. Y la régla de oro de la paz secifra en la invulnerabilidad de las posiciones yen la invensibilidad de hallarse militarmente

preparados. . . El pueblo americano no puedeutilizar un medio deshonesto de intercambio;

nos corresponde proporcionarle al mundo suparadigma de lo que es correcto y lo que eshonorable. No podemos huir de nuestros deberes internacionales: hemos de obedecer los

impulsos de un destino que nos obliga a ser másgrandes que nuestras pequeñas intenciones.No podemos retirarnos de ningún suelo en el quela providencia haya desplegado nuestra bandera:nos corresponde rescatar ese suelo para la libertad y la civilización".®

La vocación imperial se trasluce en cadapalabra de Beveridge. Y no es para menos. Estamos ante el proceso que Lenin va a definir comola etapa superior del capitalismo. Los monopolioshan lograilo la unificación del capital comercialcon el capital industrial para dar lugar al capitalfinanciero. Los Estados Unidos se han estadopreparando desde hace mucho para enfrentar conéxito las tareas y los retos que les impone lanueva etapa del desarrollo histórico. No obstante,a pesar de toda su crudeza y realismo, se niegana aceptar su propio acento imperial y difundenla ilusión de que en realidad buscan un mundomás equilibrado: "Imperialismo no es la palabrapara designar nuestro inmenso trabajo. Imperialismo, en el sentido de los enemigos de la grandeza nacional significa opresión, y nosotros nooprimimos. Imperialismo, en el sentido de losenemigos del destino nacional, significa monarquía, y los días de la monarquía están agotados.Imperialismo, en el sentido de los enemigos delprogreso nacional, es una palabra para amedrentar a los débiles de corazón, y por ello no tienevalidez alguna para el valeroso pueblo ameri-cano.

Serán sin embargo, desde la presidencia, elprimer Rooselvelt quien conjuga en su accióny su discurso los aspectos nodales del realismoy del naciente imperialismo norteamericano."Elevado publicitariamente a héroe justiciero.Rooselvelt será vicepresidente de Mckinley en

® Orozcu, José Luis. Las primicias. . . op cit. p. 79-86.* Crezco, José Luis, ti testimonio político. . . p. 83. Com

párense los primeros renglones de esta cita con lo que dice unarealista contemporánea, Jeane Kirkpatrick; "los 1 stados Unidosno son una potencia racista, colonial, no practica el genocidio yno amenaza la paz mundial con actividades e.xpansionistas." enKirkpatrick, Jeane. OictaJura y contradicción. México, Ld. Her-mes. 1983, p. 58.

1900 y. al asesinato de éste, su sucesor. Mitó-mano Rooselvelt adopta nacionalmente la posedel enemigo de los monopolios (no norteamericanos) e internacionalmente un aventurerismofulminador de 'crónicas villanias'. En lo hemis

férico la acción de un 'gran garrote' se legitimaal sacar del principio de la no intervención de laspotencias europeas en América bajo la doctrinaMonroe el corolario de la venia para que los norteamericanos lo hagan, para que se constituyan en'el poder policial internacionál' que la civilizacióndemanda."'"

Para Rooselvelt, la mejor garantía para la paz,como en el viejo adagio, es la guerra. Incluso seríaun acto de inconciencia no estar preparado consuficiente antelación para efectuar la guerra: "Elprepararse para la guerra cuando la guerra ha estallado es demasiado tarde: si solamente nos preparásemos lo suficiente, la guerra jamás estallaría.No queremos una armada poderosa y eficientecon propósitos de guerra sino la garantía mássegura de paz. Si tuviéramos esa marina de guerra—si continuamos creándola— podríamos descansarseguros de que no hay sino una pequeñísima probabilidad de que alguna vez, se presenten problemas para esta nación: y podríamos descansarconfiados de la misma manera en que ningunapotencia extranjera contenderá jamás con nosotros acerca de la doctrina Monroe."

Algunos años más tarde, ciertos sectores de lasclases dirigentes norteamericanas intentarán mantenerse al margen de los acontecimientos queculminarán con la primera guerra mundial. Seda una gran resistencia a participar en ella, altiempo que se hacen algunos esfuerzos pacifistas,artificiales o no. encarnados sobre todo en el presidente Wilson. No obstante, los monopolios y lascorporaciones siguen ganando terreno e impulsando proyectos como el del progresivismo. cuyacaracterística definitoria será, entre otras, la de

la búsqueda de una administración que se quierecada día más científica. Debido a esto y a queprácticamente ha terminado la división colonialdel mundo, es que Woodrow Wilson se da el lujode abandonar, así sea en la retórica, los afanes ex-

pansionistas de los Estados Unidos: '^Quiero aprovechar esta ocasión para declarar que los EstadosUnidos jamás volverán a intentar obtener un sólopalmo de tierra mediante la conquista. Se dedicarán a demostrar que saben utilizar honorable yproductivamente el territorio que poseen y queconsiderarán como uno de los deberes de la amistad porque en ninguna parte los intereses materiales priven sobre la libertad humana y la oportunidad nacional.""

' " Otozco, José Luis. Las primicias del. . . p. 1 28.'' Orozco, José Luis. Las primicas del imperio, p. 128.' 7 Orozco, José Luis. 1.1 testimonio político, p. 177.

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No faltará, sin embargo, quien añada otroingrediente realista a esta última parte del discursowilsoniano. Walter Lippman, quien al paso deltiempo terminará formando parte de realistaspolíticos de la segunda postguerra, es el indicadopara agregar realismo al discurso de la época deWilson. Morgenthau sostiene que el mundo esimperfecto por naturaleza y que al hombre másle conviene cooperar con las fuerzas de esa mismanaturaleza, antes que contradecirlas a riesgo defracasar. Pues bien, Lippman afirma en 1914 que"el análisis crítico ha de deshacerse de los prejuicios del más viejo racionalismo si desea tener cualquier influencia radical sobre las ideas. Es ingenuo suponer que la vida emocional puede sertratada como una supervivencia decadente. Losdeseos del hombre son los que hacen sus vidas,los que los mueven y los gobiernan.

No hablamos de seres humanos cuando habla

mos de la razón pura. Y en consecuencia, cualquiera que profundice entre el pensamiento y elsentimiento, simplemente añade confusión al problema."'^ El asunto principal en estas líneas esla imperfección del hombre y por añadidura dela naturaleza. Más importante que la razón seránlos deseos y más importante que contenerlos oeludirlos debe ser cumplirlos. En esta dirección,el gobierno norteamericano podrá cumplir con susdeseos y, pleno de voluntarismo llevará a cabola propuesta de Wilson: velar porque en ningunaparte del mundo los intereses materiales (externos) priven sobre la libertad humana (estaduni-den.se). Una vez hace su aparición en el escenarioel realismo político.

Con el estallido de otra nueva guerra mundialy el advenimiento del régimen bolchevique enla Rusia zarista, se abre otra etapa del realismo.Por un lado el fracaso de los intentos por alcanzaruna paz duradera, incluida la sociedad de naciones, y por el otro el contagio veloz de una histeriaanlicomunista proporcionan la oportunidad paraque los realistas políticos se desarrollen en todosu esplendor. Será la ocasión propicia para queNiebuhr planteé sus hipótesis y se convierta enun padre teórico prolífico. La escuela del reaüsmopolítico sentará sus reales y desde entonces serála guía reconocida de la política exterior norteamericana. Incluso hoy, por si nos cupiera duda,el realismo sigue floreciendo con todos los neoque uno pueda agregarle.'"'

>3|bid. p. 167Para una descripción del ncorealismo Cfr. Riou.x Jcan

l'rancois. Kenes t.mie y Hcgarú. Grugg. "Le Neo-realisnic ou laformululion du paradigmc hégómoniquc en rclation intcrnatio-nale". en htueies intentatiotiales. vol. XX, núm. 1. mars 1988,C:cntrc Quebecois de Reultions Internationales, Université Laval,Qucbec, Canadá, pp. 57-80.

Conclusiones

1. El realismo político surgió como escuela ocorriente de la Teoría de las relaciones inter

nacionales en los años finales de la SegundaGuerra Mundial. Intentaba dotar al especialista el estudio de los asuntos internacionales, deun bagaje teórico que le permitiera, tal ycomo lo señalaba Morgenthau, dar orden ysentido a los acontecimientos mundiales quede otra manera, parecerían caóticos y desordenados.

2. El sustento filosófico principal se remonta alos pensadores de inicios del modo de producción capitalista, tales como Maquiavelo, Lockey especialmente, Hobbes. quienes plantearonpara las relaciones entre los Estados, unasituación de anarquía y ausencia de autoridadlegítima que se traduce en un Estado denaturaleza, por el cual los Estados antes quenada buscan el poder, y a través de éste, larealización de un propio interés, su interésnacional, cualquiera que éste sea. En este sentido, la política internacional será una intensalucha por el poder.

3. A pesar de que el realismo político se formócomo tal específicamente en los Estados Unidos en la fecha señalada, aunqui: después sedifundió a otras partes del mundo, es posibleencontrar en una buena parte del pensamientopolítico norteamericano una buena dosis delrealismo político no importa que todavía nose denomine así. En los escritos de los filóso

fos y los políticos norteamericanos se traslucea cada momento, el transfondo realista paralos asuntos de política exterior, desde queempezaron a pensar en la expansión territorialy esto es así, de hecho, desde la independencia de las colonias británicas.

4. De esta manera las raíces del realismo políticose remontan, como ya se afirmó, a la filosofíapolítica del naciente capitalismo, pero en elcaso de los Estados Unidos, se ven mediadas

por la particular interpretación que los filósofos y políticos hacen de aquella filosofía.De esto se destacan la doctrina- del Destino

Manifiesto y la Doctrina Monroe.

5. Por lo tanto, el realismo político, implícitoo explícito, ha servido de excelente guía parala política exterior norteatnericana. En primerainstancia para llegar a convertirse en una granpotencia y para justificar las acciones expan-sionistas. En segundo lugar para justificar lahegemonía internacional de los Estados Unidos en la época contemporánea y para crearla ilusión interna y externa de que esa hegemonía es beneficiosa y no perjudicial paratoda la humanidad.