El Reporte. Noviembre.

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REPORTE EL COORDINADORES : ARMANDO JAVIER GUERRA GUERRA Y GIOVANNI HERNÁNDEZ ESPITIA COLABORACIONES: [email protected] DISEÑO E IMPRESIÓN : QUINTANILLA EDICIONES SEGUNDA ÉPOCA, NO. 4 AÑO 1 NOVIEMBRE 2015 Arquitexto Rodolfo Naró Frente a mi casa, 200 obreros levantan una torre de 24 pisos con 120 departamentos. Trabajan en dos turnos desde las 7 de la mañana, de lunes a sábado. Comenzaron en mayo, el mismo mes que yo empecé a escri- bir mi nueva novela, que he estimado en 300 cuartillas, dividida en 100 capítulos. Yo tam- bién trabajo de lunes a sábado, a veces in- cluso los domingos y, mientras escribo, por mi ventana veo a los albañiles de sol a sol cargando cemento, poniendo ladrillo sobre ladrillo, tubos y balcones, cada vez a mayor altura. Avanzan dos pisos por mes, aún bajo las tormentas de agosto, nada los rinde, nada los detiene. 200 hombres desafían la grave- dad. Sigo su ejemplo y construyo mi novela, palabra tras palabra, puntos y acentos, diálo- gos para otras personas. Un capítulo al día, cuatro o cinco cuartillas para levantar una novela que también tenga ventanas, perros y gatos, acogedora no sólo para tantos perso- najes. Una casa posible para otros inquilinos que quieran habitarla, aquellos a los que lla- mamos lectores. BAILARINA René Avilés Fabila Estoy profundamente enamorado de una bailari- na. Su tez es blanca, pálida, piel suave y tersa, piernas hermosas y senos pequeños, labios rojos y los ojos oscuros como sus cabellos largos y se- dosos. Su cuerpo esbelto gira y danza vestido con mallas negras: lo mismo música de Tchaikovs- ky que rock and roll. Ignoro si me corresponde, si ella siente algún afecto por mí. Parece un enigma indescifrable, me mira tristemente y nunca ríe, en ocasiones me dedica una sonrisa apenas esboza- da, cuando en la soledad de mi casa se le ter- mina la cuerda y vuelvo a guardarla en su caja de cristal. Para conocer la Revolución Mexicana de 1910 es indispensable leer los libros de Ma- riano Azuela, sus vivencias revolucionarias narradas a través de sus obras recrean las in- justicias de principios del siglo XX. El doctor Azuela escribió una biogra- fía novelada sobre Francisco I. Madero. En unos de los párrafos expresa los ideales del Apóstol de la Democracia. “—Oiga, don Pancho —lo interrumpió el más viejo—, usted es medido, gasta poco, tiene más de medio millón de pesos. ¿Para qué diablos quiere más dinero? […] Quiero más, sí, quiero por ejemplo que por donde corra el río Nazas no haya ser humano que pueda decir: tengo hambre, tengo frío.” 1 Madero fue un distinguido empre- sario coahuilense, escribió un libro La sucesión presidencial en 1910 (obra rebelde que le dio adeptos), luego fundó un par- tido político y se postuló como candidato a presidente de México. Estando en cam- paña fue encarcelado, pasó un tiempo en prisión y al ver que la legalidad no iba a prosperar huyó de la cárcel y proclamó el Plan de San Luis (convocando al pueblo a levantarse en armas el 20 de noviembre de 1910), desconociendo a Porfirio Díaz 1 Mariano Azuela (1985). Dos biografías. Pedro Moreno / Madero. Asociación Nacional de Libreros, A. C., 1 a ed. p. 115. México, D.F. como primer magistrado de la nación. Convencido de sus ideas filantrópicas emprendió una campaña contra el dictador, en ella se agruparon rancheros, campesinos, obreros y la juventud intelectual. Mantenía una estrecha correspondencia con amigos y seguidores, se ganaba su confianza y poseía un carisma electrizante. El Centauro Villa le profesaba lealtad a su amistad. Azuela na- rra algunas de las palabras que Madero le expresó al fiero. “—Pancho Villa —le dijo echándole un brazo a la espalda—, tú vales más de lo que te imaginas. Deja esas pobres aventuras y conságrate a la defensa de los deshereda- dos y de los injustamente perseguidos y tu nombre será famoso en el mundo. Honda- mente conmovido, Villa lo abrazó sin poder responder una palabra.” 2 La obra de Azuela y el entusiasmo político de Madero siguen vigentes, ambos lucharon contra la injusticia, es importante que los jóvenes asuman compromisos con la lectura histórica, “ya nada es igual”, vivi- mos tiempos turbulentos y de ruptura, hoy es el momento de los jóvenes, por tal razón es necesario hacer un alto y reflexionar con el compromiso y los ideales que soñamos alcanzar. 2 Ídem. pp. 146-147. Madero en los ojos de Azuela Javier José Rodríguez Vallejo “Lunares” de Mónica Álvarez Herrasti Carbón sobre papel

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En este número participan: Rodolfo Naró, Rene Avilés Fabila, Sebastian Prado, Mercedes Luna, Gerardo Moscoso Caamaño y Javier José Rodríguez Vallejo. Secretaría de Cultura, Gobierno de Coahuila.

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REPORTE

EL

COORDINADORES : A R M A N D O J AV I E R G U E R R A G U E R R A Y G I O VA N N I H E R N Á N D E Z E S P I T I A COLABORACIONES: G I O VA N N I H E R N A N D E Z E S P I T I A @ G M A I L . C O M DISEÑO E IMPRESIÓN : Q U I N TA N I L L A E D I C I O N E S

S E G U N D A É P O C A , N O . 4A Ñ O 1 N O V I E M B R E 2 0 1 5

Arquitexto Rodolfo Naró

Frente a mi casa, 200 obreros levantan una

torre de 24 pisos con 120 departamentos.

Trabajan en dos turnos desde las 7 de la

mañana, de lunes a sábado. Comenzaron en

mayo, el mismo mes que yo empecé a escri-

bir mi nueva novela, que he estimado en 300

cuartillas, dividida en 100 capítulos. Yo tam-

bién trabajo de lunes a sábado, a veces in-

cluso los domingos y, mientras escribo, por

mi ventana veo a los albañiles de sol a sol

cargando cemento, poniendo ladrillo sobre

ladrillo, tubos y balcones, cada vez a mayor

altura. Avanzan dos pisos por mes, aún bajo

las tormentas de agosto, nada los rinde, nada

los detiene. 200 hombres desafían la grave-

dad. Sigo su ejemplo y construyo mi novela,

palabra tras palabra, puntos y acentos, diálo-

gos para otras personas. Un capítulo al día,

cuatro o cinco cuartillas para levantar una

novela que también tenga ventanas, perros y

gatos, acogedora no sólo para tantos perso-

najes. Una casa posible para otros inquilinos

que quieran habitarla, aquellos a los que lla-

mamos lectores.

B A I L A R I N A

René Avilés Fabila

Estoy profundamente enamorado de una bailari-

na. Su tez es blanca, pálida, piel suave y tersa,

piernas hermosas y senos pequeños, labios rojos

y los ojos oscuros como sus cabellos largos y se-

dosos. Su cuerpo esbelto gira y danza vestido

con mallas negras: lo mismo música de Tchaikovs-

ky que rock and roll. Ignoro si me corresponde, si

ella siente algún afecto por mí. Parece un enigma

indescifrable, me mira tristemente y nunca ríe, en

ocasiones me dedica una sonrisa apenas esboza-

da, cuando en la soledad de mi casa se le ter-

mina la cuerda y vuelvo a guardarla en su caja

de cristal.

Para conocer la Revolución Mexicana de 1910 es indispensable leer los libros de Ma-riano Azuela, sus vivencias revolucionarias narradas a través de sus obras recrean las in-justicias de principios del siglo XX.

El doctor Azuela escribió una biogra-fía novelada sobre Francisco I. Madero. En unos de los párrafos expresa los ideales del Apóstol de la Democracia.

“—Oiga, don Pancho —lo interrumpió el más viejo—, usted es medido, gasta poco, tiene más de medio millón de pesos. ¿Para qué diablos quiere más dinero? […] Quiero más, sí, quiero por ejemplo que por donde corra el río Nazas no haya ser humano que pueda decir: tengo hambre, tengo frío.”1

Madero fue un distinguido empre-sario coahuilense, escribió un libro La sucesión presidencial en 1910 (obra rebelde que le dio adeptos), luego fundó un par-tido político y se postuló como candidato a presidente de México. Estando en cam-paña fue encarcelado, pasó un tiempo en prisión y al ver que la legalidad no iba a prosperar huyó de la cárcel y proclamó el Plan de San Luis (convocando al pueblo a levantarse en armas el 20 de noviembre de 1910), desconociendo a Porfirio Díaz

1 Mariano Azuela (1985). Dos biografías. Pedro Moreno / Madero. Asociación Nacional de Libreros, A. C., 1a ed. p. 115. México, D.F.

como primer magistrado de la nación.Convencido de sus ideas filantrópicas

emprendió una campaña contra el dictador, en ella se agruparon rancheros, campesinos, obreros y la juventud intelectual. Mantenía una estrecha correspondencia con amigos y seguidores, se ganaba su confianza y poseía un carisma electrizante. El Centauro Villa le profesaba lealtad a su amistad. Azuela na-rra algunas de las palabras que Madero le expresó al fiero.

“—Pancho Villa —le dijo echándole un brazo a la espalda—, tú vales más de lo que te imaginas. Deja esas pobres aventuras y conságrate a la defensa de los deshereda-dos y de los injustamente perseguidos y tu nombre será famoso en el mundo. Honda-mente conmovido, Villa lo abrazó sin poder responder una palabra.”2

La obra de Azuela y el entusiasmo político de Madero siguen vigentes, ambos lucharon contra la injusticia, es importante que los jóvenes asuman compromisos con la lectura histórica, “ya nada es igual”, vivi-mos tiempos turbulentos y de ruptura, hoy es el momento de los jóvenes, por tal razón es necesario hacer un alto y reflexionar con el compromiso y los ideales que soñamos alcanzar.

2 Ídem. pp. 146-147.

Madero en los ojos de AzuelaJavier José Rodríguez Vallejo

“Lunares” de Mónica Álvarez Herrasti

Carbón sobre papel

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La casa donde vivo es antigua. Sus ruidos son como el resuello de una matrona que sorpren-de a quienes no la conocen. Vivimos mis hijas y yo. Tres mujeres que ya están tropezándose en la entrada y salida de la ducha, donde ellas se cubren el cuerpo. Cuando las miro hacerlo pienso en que no oculto mi desnudez. Yo veía a mi madre en el baño o en su habitación, des-nuda. Me impresionaba fuertemente, mas ella se vestía con tal naturalidad y cepillaba su ca-bello brillantísimo que creía olvidarme de mí.

Somos tres mujeres quienes de pron-to cocinan a la vez y cuando comen juntas ríen de una forma absurda acompañadas por Molly, su mascota.

Por las tardes mis hijas se tumban en los sillones, respiran suavemente como el aire con polvo de magnesia que escapaba de mis manos al tomar las barras asimétri-cas en mi juventud, y al final, ajustaba mis zapatillas anhelando ser bióloga marina.

Nuestra mascota suele bajar las esca-leras de madera, acercarse a la chimenea o

mirar por la ventana. Su pelaje desgarba-do y rubio duerme con mis hijas. En una ocasión, una de ellas estuvo ausente por un tiempo y Molly, al escuchar el nombre de mi hija en mi voz, levantaba sus orejas, co-rría hacia la puerta o la buscaba, gimiendo.

En la planta alta hay ropa interior por todas partes, blusas, collares, cosméticos, cremas. Pero lo que hay, sobre todo, son li-bros. No es que sean muchos, es que están en cualquier parte de la casa.

Cuando mis hijas salen, pocas ve-ces llamo a su celular para preguntarles si han visto mis llaves. Acaricio el tono de su voz mientras el llavero descansa en mi mano. Esto lo digo porque un día os-curo, uno en que sentí no las volvería a ver jamás, entraron a mi habitación con un regalo, una ballena hecha de retazos de sus pantalones de mezclilla, una cría pequeña. Tiene ojos del siglo XV: un par de botones dorados de mi abuela, regalo de mi madre. Ellas lo saben todo.

N O E S M E Z C L I L L AMercedes Luna

Si el teatro en el estado de Coahuila quiere

sobrevivir tendría que hacer cambios pro-

fundos en el actual sistema por el que se

rige y basarse, principalmente, en una nueva

organización de su estructura interna y en

una autocrítica honesta.

Está claro que uno de los más graves

problemas con que se enfrenta el quehacer

teatral en la provincia, con pocas excepciones,

es que, por lo general, quienes tienen a su car-

go la dirección de los espacios escénicos an-

teponen lo comercial a lo creativo. Es absurdo

que el teatro estatal pueda subsistir así.

La consideración del hecho teatral,

aparte de simple diversión, es que es un tra-

bajo cultural y educativo, y como tal debería

de gozar de más atención por parte de los

tres niveles de gobierno. El teatro de evasión

puede o no desaparecer, pero el “otro” tea-

tro, el cultural, por llamarlo de alguna ma-

nera, no puede, no debe, por ningún motivo,

desaparecer.

Todo lo dicho nos lleva a concluir que el

gobierno, en sus tres niveles, no puede des-

interesarse de lo que sucede con el teatro,

de la misma manera que no puede desintere-

sarse de la educación. Este criterio es el que

debería imperar, la sociedad en general de-

bería considerarlo como un servicio público,

pero… ¿cómo podría enfocarse una gestión

administrativa eficaz en ese sentido? Funda-

mentalmente, desarrollando la captación de

nuevos públicos, ajenos actualmente al tea-

tro, en las escuelas, universidades, centros

de trabajo, etc., y buscando formas creati-

vas novedosas de publicidad para informar y

atraer, porque si se sigue haciendo lo mismo

de siempre, es decir, “nadar de muertito”, se

obtendrán los mismos resultados.

Por otro lado, el gobierno debe de

contribuir a que el espectador se convierta

en activo colaborador suyo por medio de la

educación. Las instituciones de enseñanza de

Arte Dramático escasean por todo lo ancho

y largo de nuestro país, y las que hay, en la

mayoría de los casos, escuelas y diplomados

“patito”, no responden al mínimo necesario

de garantía en la formación de los alumnos.

Es decisivo, pues, para que el buen tea-

tro no se extinga y, por el contrario, se multi-

plique, que se requiera de la aportación eco-

nómica y la protección del Estado mexicano.

TELÓN ABIERTOD a r l u g a r a l t e a t r o ( y I I I )

Gerardo Moscoso Caamaño

Sebastian Prado

La nariz es el arrecife en el que choca la ola de almaQue desboca En la boca.

La nariz en beso

C A T Á L O G O  D E  O B J E T O S  R A R O S