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El Rorschach en el siglo XXI: La evaluación de la representación mental El test de Rorschach tiene un potencial considerable para contribuir al estudio de procesos cognitivos, especialmente el mundo representacional y de cómo los individuos construyen el significado. La representación del yo y del otro es actualmente uno de los principales temas en la investigación del apego y de la cognición social, y es muy relevante para la psicología clínica y la psiquiatría clínica porque provee una forma de comprender la psicopatología que va más allá del simple listado de síntomas manifiestos que es tan predominante en la psiquiatría descriptiva hoy en día. El nuevo énfasis en la representación mental debe permitirnos ampliar nuestro conocimiento de la psicopatología y descubrir nuevas formas para evaluar sistemáticamente a un amplio espectro de los trastornos psicológicos. Test de Rorschach / métodos proyectivos / evaluación de la personalidad / procesos cognitivos The Rorschach in the 21st century: The assessment of mental representation The Rorschach test has considerable potential to contribute to the study of cognitive processes, especially the representational world and of how individuals construct meaning. The representation of self and other is currently a major topic in attachment research and in social cognition and is very relevant for clinical psychology and psychiatry because it provides a way of understanding psychopathology that goes beyond the simple listing of manifest symptoms that is so prevalent today in descriptive psychiatry. This new emphasis on mental representation should enable us to extend our understanding of psychopathology and to discover new ways of systematically assessing a wide range of psychological disturbances. Rorschach test / projective methods / personality evaluation / cognitive processes Sydney J. Blatt Universidad de Yale Persona 6, 2003, 23-51 Traducción: Javier Díaz-Albertini Figueras.

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El Rorschach en el siglo XXI:La evaluación de la representación mental

El test de Rorschach tiene un potencial considerable para contribuir al estudio deprocesos cognitivos, especialmente el mundo representacional y de cómo losindividuos construyen el significado. La representación del yo y del otro esactualmente uno de los principales temas en la investigación del apego y de lacognición social, y es muy relevante para la psicología clínica y la psiquiatría clínicaporque provee una forma de comprender la psicopatología que va más allá del simplelistado de síntomas manifiestos que es tan predominante en la psiquiatría descriptivahoy en día. El nuevo énfasis en la representación mental debe permitirnos ampliarnuestro conocimiento de la psicopatología y descubrir nuevas formas para evaluarsistemáticamente a un amplio espectro de los trastornos psicológicos.

Test de Rorschach / métodos proyectivos / evaluación de la personalidad / procesos cognitivos

The Rorschach in the 21st century: The assessment of mentalrepresentation

The Rorschach test has considerable potential to contribute to the study of cognitiveprocesses, especially the representational world and of how individuals constructmeaning. The representation of self and other is currently a major topic in attachmentresearch and in social cognition and is very relevant for clinical psychology andpsychiatry because it provides a way of understanding psychopathology that goesbeyond the simple listing of manifest symptoms that is so prevalent today indescriptive psychiatry. This new emphasis on mental representation should enable usto extend our understanding of psychopathology and to discover new ways ofsystematically assessing a wide range of psychological disturbances.

Rorschach test / projective methods / personality evaluation / cognitive processes

Sydney J. Blatt

Universidad de Yale

Persona 6, 2003, 23-51

Traducción: Javier Díaz-Albertini Figueras.

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Herman Rorschach desarrolló sus ideasacerca de la evaluación de la personali-dad en la primera mitad del siglo XX,cuando la psicología –como disciplinaacadémica– estaba primordialmentepreocupada por la sensación, la percep-ción, la predicción y el control de laconducta manifiesta. Los procesos per-ceptivos de la visión y audición eran losfocos principales de la investigaciónpsicológica. Los procesos cognitivos ylas operaciones de la mente eran vistoscomo experiencias subjetivas queocurrían al interior de lo que se denomi-naba –en aquellos tiempos– una “cajanegra” impenetrable. Como estos proce-sos no eran observables, se les conside-raba como inapropiados para el estudiocientífico. La psicología se definía a símisma como una ciencia de la conductay la investigación psicológica enfocabalos procesos perceptivos y la investiga-ción de la unidad estímulo-respuesta,del arco reflexivo, con poca atenciónprestada a los procesos que mediaban larelación entre la entrada del estímulo yla respuesta conductual. De ahí que nosea sorprendente que en 1921, cuandoHermann Rorschach descubrió el valorde manchas de tinta ambiguas para laevaluación de la personalidad, conside-rara su procedimiento como una “prue-ba perceptiva” y trató de ligar la tenden-cia del uso de diferentes aspectos delcampo perceptivo –la forma, el color yla sombra de las manchas de tinta– conciertos tipos de respuestas conductuales.En los años sucesivos, se ha acumuladoun cuerpo de conocimiento que apoya amuchas de las presunciones básicas deRorschach acerca del vínculo entre cier-

tas proclividades perceptivas y un rangoamplio de respuestas conductuales.

El valor de la contribución deRorschach, sin embargo, no estriba enla formulación del vínculo entre ten-dencias perceptivas y respuesta con-ductual, sino en el desarrollo de un pro-cedimiento que confronta al individuocon estímulos ambiguos en circunstan-cias inciertas y que nos permite obser-var sistemáticamente cómo las perso-nas organizan la realidad y construyensignificado en situaciones relativamen-te desestructuradas. Al respecto, el pro-cedimiento de Rorschach es congruen-te con el énfasis contemporáneo puestoen procesos cognitivos y construccio-nismo, y, por ende, el Rorschach tieneun potencial considerable para contri-buir al estudio de temas que se hanconvertido en el foco central de muchade la ciencia psicológica en la segundamitad del siglo XX.

En esta época, la psicología se convir-tió en algo más que una ciencia con-ductual –se convirtió en una ciencia dela mente–, la investigación de cómo laspersonas construyen significado ycómo estos sistemas de significados seexpresan en conductas. Influenciadospor el altamente aclamado texto deCharles Osgood de 1953, Method andtheory in experimental psychology, lospsicólogos a mediados de siglo empe-zaron a considerar los procesos quepodrían estar ocurriendo en la “cajaoscura” –los “procesos mediacionales(Osgood, 1953) que establecían los vín-culos entre el estímulo y la respuestaconductual–. A principios de los añossesenta, la psicología comenzó lo que

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ha sido denominado como la “revolu-ción cognitiva” (Gardner, 1985) ymuchas de las subáreas de la psicologíacontemporánea (por ejemplo: psico-logía del desarrollo, psicología clínica)comenzaron a interesarse en estructurascognitivas –esquemas, guiones, planes,plantillas, modelos de trabajo interno yrepresentaciones mentales–, especial-mente en cómo estas estructuras cogni-tivas son establecidas, cómo influyenen el desarrollo psicológico y cómo sonexpresadas en relaciones interpersona-les.

Estas estructuras cognitivas se hanconvertido en constructos teóricos cen-trales no sólo para la ciencia cognitivay la psicología del desarrollo y social,sino también en la teoría y práctica psi-coanalíticas. Investigaciones en psi-coanálisis y en psicología del desa-rrollo cognitivo indican que los niños,sobre la base de interacciones tempra-nas con sus cuidadores primarios,construyen esquemas cognitivo-afecti-vos del self y el otro y que estas repre-sentaciones mentales se desarrollan du-rante el ciclo vital. Estos esquemas tie-nen componentes cognitivos, afectivosy experienciales conscientes e incons-cientes que se derivan de experienciasinterpersonales tempranas y significati-vas. Los esquemas cognitivo-afectivostambién reflejan el nivel de desarrollodel individuo y los aspectos im-portantes de la vida psíquica, como losimpulsos, afectos, impulsos y fantasías.Estos esquemas cognitivo-afectivospueden implicar representaciones verí-dicas de realidad consensual, construc-ciones idiosincrásicas y únicas, o dis-

torsiones primitivas o patológicas quesugieren psicopatología (Blatt, 1991,1995). Ambas teorías, la psicoanalíticay la del desarrollo con enfoque cogniti-vo, intentan explicar las formas comolos individuos establecen, mantienen yrevisan estos sistemas de significados(esquemas, planes, libretos o represen-taciones). Las formulaciones y hallaz-gos de la teoría psicoanálitica relacio-nes objetales y de la psicología del de-sarrollo son consistentes con el énfasisreciente de la ciencia cognitiva, delprocesamiento de información, y de lacognición social, de que estos esque-mas son prototipos heurísticos que pro-veen las bases para la interacción social(Blatt, Auerbach y Levy, 1997).

Los esquemas del self y el otro sonconstruidos en transacciones interper-sonales que comienzan en la relacióndel infante con quien asume su cuida-do, y estos esquemas normalmente sedesenvuelven como parte de un proce-so natural de maduración en respuestaa demandas y perturbaciones del entor-no. Cuando las demandas del entornoson apropiadas para la edad y no muyseveras, las estructuras cognitivas exis-tentes evolucionan para acomodar lasperturbaciones experimentadas. Estasacomodaciones resultan en la construc-ción de estructuras cognitivo-afectivasmás maduras que usualmente se desen-vuelven en una secuencia de desarrollobien definida: de representadas, afecti-vas y físicas a simbólicas y abstractas.Los esquemas crecientemente madurosefectivamente organizan, moldean yguían la subsiguiente conducta inter-personal. Pero perturbaciones severas o

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inapropiadas del desarrollo puedendesbordar las capacidades del niño pa-ra acomodarse y comprometer el desa-rrollo de estas capacidades de represen-tación. Conmociones o deterioros espe-cíficos a la estructura y contenido deestos esquemas cognitivo-afectivos sontemas centrales en diversas formas depsicopatologías (Blatt, 1991, 1995).

REPRESENTACIONES MENTALES EN LA

TEORÍA DE APEGO Y LA TEORÍA

PSICOANALÍTICA OBJETO RELACIONAL

Las teorías e investigaciones cogniti-vas del desarrollo y psicoanalítica de-muestran que la estructura y el conteni-do de los esquemas cognitivo-afectivosse derivan de las sutilezas de la afina-ción relacional entre el cuidador y elinfante, expresados en patrones deenganche y desenganche en los prime-ros meses de la vida (Beebe, 1986;Beebe & Lachmann, 1988; Stern,1985) y en los patrones de apego yseparación en la primera mitad delsegundo año (Ainsworth, 1982;Bowlby, 1988). Las experiencias decrianza relativamente satisfactoriasfacilitan el desarrollo de un sentidodiferenciado y cohesivo del self y losotros, que provee las bases para eldesarrollo de la capacidad para entablarrelaciones interpersonales creciente-mente maduras. La investigación enpatrones de apego en los dos primerosaños de vida sugieren que el niño es-tablece modelos internos de trabajo(IWNs; véase Bowlby, 1969, 1988;Main, Kaplan, & Cassidy, 1985), derelaciones de apego que son relativa-

mente estables en el tiempo (Ains-worth, 1982; Bretherton, 1985) e influ-yen sobre un rango amplio de conduc-tas, aun entrada en la adultez.

Estos modelos han sido definidoscomo

... un conjunto de reglas conscientes e in-conscientes para la organización de in-formación relevante para (...) experien-cias, sentimientos e ideaciones relaciona-das al apego (Main et al., 1985, p. 67).

Éstos funcionan como plantillas “sor-prendentemente poderosas” que están“relacionados no sólo a patrones indi-viduales en la conducta no verbal, sinotambién a patrones del lenguaje y es-tructuras mentales” (Main et al., 1985,p. 67). Los modelos internos de trabajoformados tempranamente en la vidavarían en su flexibilidad, adaptabilidady madurez, pero son centrales en eldesarrollo de un sentido del self y losotros e influyen profundamente en lanaturaleza y calidad de las relacionesinterpersonales durante la vida. Estosesquemas son guías heurísticas queorganizan experiencias, modulan elafecto y proveen dirección para la con-ducta subsecuente. Se convierten enestructuras psicológicas perdurables oplantillas que procesan y organizan in-formación y promueven la asimilaciónde nuevas experiencias en las estructu-ras mentales existentes (Blatt & Lerner,1983a, 1983b). El desarrollo psicológi-co puede ser visto, entonces, como eldesenvolvimiento epigenético progre-sivo de nuevos esquemas cognitivosque evolucionan de estructuras cogniti-vas más tempranas.

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Respuesta sonriente, inicia compromiso con otros.

Ansiedad al extraño, diferenciación entre personas, apego

libidinal a un individuo específico.

El sentido del objeto no se encuentra inmediatamente presente en

el campo perceptivo. Anticipación del desplazamiento invisible

(Piaget), se inicia la separación del agente cuidador (Mahler).

Conceptos estables del self y el otro, expresado en el uso de térmi-

nos como "mío", "me" y "yo".

Capacidad para la coordinación de varias dimensiones simultánea-

mente. Capacidad para la anticipación, transformación, conserva-

ción y reversibilidad de aspectos externos manifiestos. Configura-

ciones triádicas y el surgimiento de un concepto de "nosotros".

Transformación, reversibilidad y conservación de aspectos internos

abstractos, dimensiones y procesos tales como valores y principios.

Reconocimiento de que uno construye significado y sentido de la

realidad. Apreciación del relativismo personal y cultural.

Síntesis e integración de expresiones maduras tanto de la indi-

vidualidad como del relacionamiento en una capacidad de ser ínti-

mo con otro y a contribuir a un colectivo sin perder su propia indivi-

dualidad.

Surgimiento de un sentido más completo del "nosotros" (eso es, "el

self en relación" [Chordorow, 1978, 1989; (adultez madura) Gilligan,

1982; Miller, 1976] o "individualismo ensamblado" [Sampson, 1985,

1988]).

I. Constancia de límites

II. Constancia (6 a 8 meses)

de reconocimiento (libidinal)

III. Constancia de evocación

(16-18 meses)

IV. Constancia de self y objeto

(30 a 36 meses)

V. Pensamiento concreto

operacional (5 años)

VI. Pensamiento formal

operacional (11-12 años)

VII. Auto identidad

(adolescencia tardía, adultez

temprana)

VIII. Integridad

Cuadro Nº 1

Niveles de esquemas cognitivos*

Nivel de desarrollo Indicador conductal

* Tomado de Blatt, S.J. (1995). Representational structures in psychopathology, en Cicchetti, D. y S. Toth, Rochester

(eds). Rochester Symposium on Developmental Psychopathology. Emotion, cognition, and representation. Vol. 6.

New York: University of Rochester Press, pp. 1-33.

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Los estudios empíricos sobre las cuali-dades de los modelos en niños, adoles-centes y adultos se asemejan a las for-mulaciones de teóricos psicoanalíticosobjeto-relacionales que consideran a lasrepresentaciones cognitivo-afectivas delself y los otros como estructuras psi-cológicas fundamentales en el desarro-llo y organización de la personalidad(Beres & Joseph, 1970; Blatt, 1974;Blum, 1961; Horowitz, 1972; Jacobson,1964; Sandler & Rosenblatt, 1962). Lacomprensión de estas representacionesdel self y los otros en la teoría objeto-relacional se sustenta primordialmenteen experiencias clínicas con adultos,mientras que la formulación de modelosinternos de trabajo de la teoría de apegose deriva sobre todo del estudio de niñosy adultos normales. Una integración delas teorías objeto-relacional y de apego,sin embargo, ofrece la posibilidad deespecificar las relaciones complejasentre las dimensiones interpersonales,afectivas y cognitivas en el desarrollopsicológico. Por ejemplo, una mayorcomplejidad en las representacionespermite una mejor regulación de afec-tos, un mayor nivel de integración y unamayor tolerancia de la ambivalenciahacia otros (Gruen & Blatt, 1990;Diamond, Kaslow, Coonerty & Blatt,1990; Levy, Blatt & Shaver, 1998).

La teoría de desarrollo cognitivo (porejemplo, Piaget y Werner) y la teoríapsicoanalítica objeto relacional (porejemplo, Fraiberg, A. Freud, Jacobsony Mahler) pueden utilizarse para iden-tificar varios puntos nodales en el desa-rrollo estructural de las representacio-

nes mentales. Estos puntos nodales sonlos siguientes: • Constancia de límites, o sea la capa-

cidad para establecer y mantener unsentido de separación entre el self yel otro, entre el self y el no self.

• Constancia de reconocimiento oemocional, en la cual uno es capazde establecer y mantener un apegoemocional consistente con una per-sona particular.

• Constancia evocativa o de objeto,en la cual uno es capaz de establecery mantener una relación emocionalpositiva con un otro significativo,aún cuando el otro no se encuentraen el campo perceptivo inmediato ocuando uno está en conflicto conesa persona.

• Constancia del self, en la cual unotiene una representación consolida-da, cohesiva y estable de sí mismocomo diferente y distinguible de losdemás y como perdurable en eltiempo y espacio, a pesar de sus es-tados emocionales.

• Pensamiento operativo, en el cualuno es capaz de coordinar relacio-nes entre varias dimensiones y, porende, es capaz de considerarse a símismo al interior de la configura-ción interpersonal triade (por ejem-plo, en su familia, y ulteriormenteen contextos sociales más amplios).Con el pensamiento operativo, elsentido del self y el sentido del otropueden extenderse a un sentido de“nosotros” (Blatt, 1995).

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IMPLICANCIAS PARA LA

PSICOPATOLOGÍA

Varias formas de psicopatología,desde la esquizofrenia hasta las neuro-sis, comprometen deterioros diferen-ciales en la estructura de representacio-nes mentales, eso es, en el desarrollo deesquemas cognitivo-afectivos del self yel otro. Extensivos hallazgos de la in-vestigación y de informes clínicos,muestran que un rango amplio de sín-tomas y muchos de los disturbios cog-nitivos, preceptuales e interpersonalesobservados con frecuencia en la esqui-zofrenia, pueden ser entendidos comodisrupciones en la capacidad de esta-blecer y mantener límites (Blatt &Ritzler, 1974; Blatt & Wild, 1976), y deuna inhabilidad de establecer y mante-ner constancia emocional (o de recono-cimiento) en sus relaciones interperso-nales (Blatt, Schimek & Brenneis,1980). Las respuestas de contamina-ción en el Rorschach son un ejemploprimario del trastorno de límites en laesquizofrenia. En la respuesta de con-

taminación, dos conceptos o preceptosindependientes se fusionan en un todoidiosincrásico (por ejemplo, la respues-ta de “una mano de conejo” porque separece a un conejo y se parece a unamano en el detalle inferior de la lá-mina).

En contraste, muchos de los síntomasy deterioros en la patología borderlinepueden entenderse como trastornos enla capacidad de establecer y mantenerconstancia de objeto y self (o evocar orecordar) (Adler & Bluie, 1979;Auerbach & Blatt, 1996). La respuestade la confabulación, la forma más típi-ca de desorden en el pensamiento en elRorschach para desórdenes fronterizos(borderline) de la personalidad (Blatt& Auerbach, 1988; Blatt & Schichman,1983; Lerner, Sugarman & Barbour,1985; Wilson, 1985), es un ejemplofundamental del impacto de trastornosen la constancia evocativa en el funcio-namiento psicológico de pacientes bor-derline. En la respuesta de la confabu-lación, las asociaciones idiosincrásicas

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Cuadro Nº 2

Psicopatología y deterioro en representaciones mentales

Psicopatología Representaciones

Esquizofrenia Deterioro en la constancia de límites y

reconocimiento (emocional).

Desorden de personalidad fronterizo Deterioro en la constancia de evocación (objeto y self).Neurosis y depresión Deterioro en el pensamiento operacional (deterioro en el

sentido de “nosotros”).

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y reacciones afectivas intensas abru-man el pensamiento y la percepciónrealista, de tal manera que una inicialpercepción precisa o respuesta realistaes inapropiadamente inculcada conafecto intenso o excesiva elaboración(por ejemplo, “alguien inclinándose ygritando en agonía, duele sólo mirarlo”o “una mujer cercenada por osos, laestán rasgando en pedazos”). El pen-samiento exagerado y vistoso expresa-do en las respuestas de confabulaciónde los pacientes fronterizos reflejan elintento de estos pacientes de compen-sar su déficit en constancia evocativa(Adler & Buie, 1979; Blatt &Shichman, 1983). Las imágenes vívi-das y exageradas y los conceptos exa-geradamente simbólicos y polarizados(por ejemplo, la idealización extrema yla denigración grotesca) son algunas delas formas mediante las cuales elpaciente fronterizo hace que las cosassean demasiado dramáticas y vívidascomo intento de mantener un sentidoestable de los otros y un sentido cohe-sivo, aunque frecuentemente negativo,de sí mismo. A pesar de la ideación y elafecto doloroso frecuentemente refleja-dos en las respuestas de confabulación,estas imágenes por lo menos proveenalgún grado de estabilidad y un sentidotentativo de continuidad y constanciaen un mundo psicológico inestable. Lasinvestigaciones empíricas del desordenen el pensamiento de pacientes seria-mente trastornados (por ejemplo,Lerner et al, 1985; Wilson, 1985) apo-yan estas formulaciones: que las res-puestas de contaminación indicandotrastornos en los límites ocurren pri-

mordialmente en pacientes esquizofré-nicos, mientras que las respuestas deconfabulación indicando dificultadesen la constancia evocativa, ocurren pri-mordialmente en pacientes fronterizos.

Formas menos serias de psicopato-logía (por ejemplo, depresión, neuro-sis, etc.) ocurren en personas cuyascapacidades para la constancia de lími-tes, de reconocimiento, objeto y selfestán casi intactas (Blatt, 1974, 1991,1995; Blatt & Shichman, 1983; Blatt &Zuroff, 1992) pero cuyas dificultadescorresponden a disrupciones particula-res en la integración de esquemas delself y los otros, y en el establecimientode un sentido de “nosotros”. Debido adificultades interpersonales marcadas,algunos de estos pacientes menos tras-tornados se preocupan intentando esta-bilizar su sentido de self, mientras queotros pacientes se preocupan intentan-do estabilizar su sentido de los otros.Algunos pacientes centran su atenciónen el intento de lograr un grado deconstancia de self mientras que otros enel intento de lograr algún grado deconstancia del objeto. Dos formas prin-cipales de depresión (eso es, la depen-diente y la autocrítica; Beck, 1983;Blatt, 1974; Blatt, D’Afflitti &Quinlan, 1976) y dos formas principa-les de desórdenes de personalidad (his-teria y obsesión compulsiva; por ejem-plo, Ouimette, Klein, Anderson, Riso& Lizard, 1994) pueden diferenciarsedependiendo de si los intereses y preo-cupaciones del individuo se centranprimordialmente en temas de autodefi-nición (por ejemplo, temas de poder,control, autovalor) o en temas acerca

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de la disponibilidad y confiabilidad delos otros para el apoyo emocional(Blatt, 1991, 1995; Blatt & Shichman,1983). Así, varios estudios de repre-sentaciones mentales en muestras decasos clínicos han proporcionado nue-vas formas de entender un rangoamplio de psicopatología, incluyendola esquizofrenia (Auerbach & Blatt,1996, 1997; Blatt Schimek & Brenneis,1980; Blatt & Wild, 1976; Blatt et al.,1975), la patología borderline(Auerbach & Blatt, 1996; Blatt, 1990;Blatt & Auerbach, 1988, Diamond etal., 1990; Gruen & Blatt, 1990; Nigg,Lohr, Western, Gold & Silk, 1992;Western, Lohr, Silk, Gold & Kerber,1990), la depresión (Blatt, 1974; Blatt& Homann, 1992; Blatt & Maroudas,1992; Cicchetti & Aber, 1986;Homann, 1991; Zuroff & Fitzpatrick,1995), y dos tipos principales de de-sórdenes de personalidad (Blatt, 1991,1995; Blatt & Shichman, 1983;Ouimette et al., 1994).

LA EVALUACIÓN DE LAS

REPRESENTACIONES MENTALES

El énfasis contemporáneo en proce-sos cognitivos y representación mentalno sólo ha transformado la compren-sión actual de la psicopatología, sinoque también ha llevado a nuevas for-mas de pensar acerca de la evaluaciónde la personalidad (Blatt, 1990;Leichtmen, 1996a, 1996b) y al desarro-llo de varias nuevas e importantesaproximaciones para la evaluación delas respuestas de técnicas proyectivascomo el Rorschach y el test de aper-

cepción temática. Muchos de los nue-vos desarrollos en la evaluación de lapersonalidad se derivan de considerarlas técnicas proyectivas como procedi-mientos a través de los cuales podemosobservar los procesos de construccióncognitiva. Mis colegas y yo, por ejem-plo, desarrollamos procedimientos paraevaluar aspectos de las representacio-nes mentales al evaluar el contenido yla estructura de descripciones espontá-neas del self y de otros significativos(Blatt, Wein, Chevron & Quinlan,1979; Blatt, Chevron, Quinlan,Schaffer & Wein, 1988; Diamond,Blatt, Stayner & Kaslow, 1991). Utili-zando conceptos de teorías del desarro-llo cognitivo y psicoanalíticas, hemosdesarrollado un método para evaluar elgrado de diferenciación y relaciona-miento (Diamond, Blatt, Stayner &Kaslow, 1991) en la descripción espon-tánea del self y de los otros significati-vos (Blatt et al., 1979, 1988).

LA ESCALA DE DIFERENCIACIÓN-RELACIONAMIENTO

Nuestro grupo de investigación desa-rrolló la “escala de diferenciación-rela-cionamiento” tomando como insumoslas formulaciones teóricas y observacio-nes clínicas acerca de los procesos muytempranos de articulación de límites(Blatt & Wild, 1976; Blatt, Wild &Ritzler, 1975; Jacobson, 1964; Kern-berg, 1975, 1976), de los procesos deseparación-individuación (Coonerty,1986; Mahler, Pine & Bergman, 1975),de la formación de un sentido de self(Stern, 1985) y del desarrollo de cre-

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Cuadro Nº 3

Diferenciación-relacionamiento de las representaciones del self y del otro significativo*

1. Frontera del self-otro

comprometida

2. Confusión en frontera self-otro

3. Mirroring self-otro

4. Idealización o denigración del

self-otro

5. Consolidación tenue y semi-

diferenciada de representa-

ciones por medio de la esci-

sión (polarización) o por énfa-

sis en las propiedades de

partes concretas

6. Constancia (cohesión) emer-

gente y ambivalente del self y

un sentido emergente de

relacionamiento

7. Self y otros consolidados y

constantes (estables) en rela-

ciones unilaterales

8. Self y otros cohesivos indivi-

duados y empáticamente

relacionados

9. Despliegue del self y otros

recíprocamente relacionados

e integrados

10. Construcciones creativas e

integradas del self y el otro

en relaciones empáticas y

recíprocamente afinadas.

Falta o ruptura con el sentido básico de cohesión física o integridad

de las representaciones.

Self y el otro son representados como físicamente intactos y sepa-

rados, pero sentimientos y pensamientos son amorfos, indiferen-

ciados o confusos. La descripción puede consistir en una sola cua-

lidad impresionista y global o un mar de detalles con un sentido de

confusión y vaguedad.

Las características del self y del otro, como apariencia física o cua-

lidades, forma y tamaño corporal son virtualmente idénticas.

Intento de consolidar las representaciones sobre la base de ideali-

zación del self-otro unitaria y sin modulación o denigración.

Descripciones extremas y unilaterales.

Oscilación marcada entre cualidades dramáticamente opuestas o

un énfasis en aspectos externos manifiestos.

Consolidación emergente de aspectos dispares del self y del otro

en una integración algo indecisa, equívoca o ambivalente. Una lista

de características convencionales apropiadas, pero les falta un

sentido de peculiaridad. Movimiento tentativo hacia un sentido más

individuado y cohesivo del self y el otro.

Los pensamientos, sentimientos, necesidades y fantasías son dife-

renciados y modulados. Tolerancia e integración crecientes de

aspectos dispares. Distinción de cualidades y características.

Comprensión simpática de otros.

Sentido del self y de otros cohesivo, matizado y relacionado. Un

sentido definitivo de identidad y un interés en relaciones interper-

sonales y una capacidad para entender la perspectiva de otros.

Sentido cohesivo del self y de los otros en relaciones recíprocas

que transforman a ambos, el self y el otro, en formas complejas y

continuo despliegue.

Relaciones recíprocas integradas con una apreciación que uno

contribuye a la construcción de significado en relaciones interper-

sonales complejas.

* Tomado de Diamond, D., Blatt, S.J., Stayner, D., & Kaslow, N. (1991). Manual de investigación (inédito). Yale:

Universidad de Yale.

Nivel / Punto en escala Descripción

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cientes niveles de maduración del rela-cionamiento interpersonal (Blatt &Blass, 1990, 1996). La escala es de 10puntos, en los cuales se valoran lossiguientes: falta de diferenciación entreself y el otro (niveles 1 y 2); el uso demirroring (nivel 3), idealización delself-otro o denigración (nivel 4), y laoscilación entre atributos polarizadosnegativos y positivos (nivel 5) comomaniobras para consolidar y estabilizarrepresentaciones; una emergente repre-sentación diferenciada, constante e inte-grada del self y el otro con crecientetolerancia a la ambigüedad (niveles 6 y7); representaciones del self y el otrocomo empáticamente interrelacionadas(nivel 8); representaciones del self y elotro en interacciones recíprocas ymutuamente facilitadoras (nivel 9); yrepresentaciones integradas reflectiva-mente construidas del self y de los otrosen relaciones recíprocas y mutuas (nivel10). En términos generales, valoresmayores de relacionamiento diferencia-do en las descripciones del self y delotro están basados en la incrementadaarticulación y estabilización de esque-mas cognitivo-afectivos y en la incre-mentada apreciación de relacionamien-tos mutuos y empáticamente afinados.

Esta escala, resumida en el cuadro 3,está basada en la asunción que el desa-rrollo psicológico ocurre a lo largo dedos ejes de desarrollo fundamentales:a) hacia la emergencia de un sentido deautodefinición consolidado, integradoe individuado y b) la formación de rela-cionamiento mutuo y empáticamenteafinado con otros significativos (Aron,1996; Benjamin, 1995; Blatt, 1991;

Blatt & Blass, 1990, 1996; Jordan,1986; Miller, 1984; Mitchell, 1988;Stern, 1985; Surrey, 1985). La diferen-ciación y el relacionamiento son di-mensiones interactivas (Blatt & Blass,1990, 1996; Blatt & Shichman, 1983;Sander, 1983) que se desdoblan duran-te el desarrollo (véase también a Ke-gan, 1982; Mitchell, 1988; Ogden,1986). La interacción dialéctica entreestas dos dimensiones fundamentalesdel desarrollo de autodefinición y rela-cionamiento facilitan el surgimiento yla consolidación de niveles creciente-mente maduros, ambas de la autoorga-nización y del relacionamiento empáti-co y afinado intersubjetivamente (Blatt& Shichman, 1983; Blatt & Blass,1990, 1996). Esta escala asume que,con el desarrollo psicológico, las repre-sentaciones del self y del otro se vuel-ven crecientemente diferenciados eintegrados, y comienzan a reflejar unaapreciación incrementada del relacio-namiento mutuo.

Con respecto a la dimensión de ladiferenciación, la escala refleja, en losniveles más bajos, cómo se comprome-ten los límites en relación con la con-ciencia básica del cuerpo, las emocio-nes y los pensamientos. Niveles subsi-guientes de la escala reflejan una visiónunitaria y no modulada del self y el otrocomo extensiones de cada uno o comoimágenes de espejo (eso es, en torno aun sentido exagerado de la bondad o lamaldad de la figura descrita). En elpróximo nivel, estos aspectos exagera-dos del self y el otro se alternan en unayuxtaposición de extremos polarizados(eso es, todo bueno o todo malo).

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El Rorschach en el siglo XXI: La evaluación de la representación mental

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Niveles más altos reflejan una capaci-dad incrementada de integrar los aspec-tos disimilares del self y el otro y unaincrementada tolerancia a la ambiva-lencia y ambigüedad (Kernberg, 1977).

La escala también refleja una tenden-cia hacia una mutualidad empática-mente afinada en relaciones interperso-nales complejas. En niveles más bajos,el sentido de relacionamiento en repre-sentaciones puede involucrar el estarcontrolado por el otro (por ejemplo,tratando de resistir los ataques de unotro que es considerado como malo odestructivo). En niveles crecientementemás altos, el relacionamiento puedeexpresarse primariamente en interac-ciones paralelas, en expresiones decooperación y mutualidad, en la com-prensión de la perspectiva del otro, oen expresiones de reciprocidad empáti-camente afinadas (Blatt & Blass, 1990,1996). En los niveles más altos, lasdescripciones reflejan un sentido de supropia contribución a las matricescomplejas y relacionales que determi-nan percepciones, atribuciones y cons-trucción de significado.

Estos diez niveles de diferenciación-relacionamiento fueron establecidossobre la base de hallazgos clínicos y dedesarrollo y reflejan lo que general-mente se considera como distincionesclínicamente significativas en la tran-sición de relaciones objeto gruesamen-te patológicas a las que son intactas yhasta saludables. Valores más altos dediferenciación-relacionamiento re-flejan un grado mayor de salud psi-cológica. En teoría, la diferenciación-relacionamiento, niveles 8, 9 y 10, son

indicativos de salud mental, y la dife-renciación-relacionamiento nivel 7(consolidación de constancia de obje-to) es considerada como un prerrequi-sito para el funcionamiento psicológicoe interpersonal normal.

La confiabilidad alcanzada entre losvalores de distintos evaluadores y en lasrepruebas de este procedimiento de ca-lificación, se encuentra en niveles acep-tables (Stayner, 1994) y hallazgos deinvestigación apoyan la validez de estaescala como medida del nivel de funcio-namiento psicológico y de cambio tera-péutico (por ejemplo, Blatt, Auerbach &Aryan, 1997; Blatt, Tayner, Auerbach &Behrends, 1996; Diamond et al., 1990;Diamond et al., 1991).

CAMBIOS EN LA REPRESENTACIÓN

MENTAL EN EL PROCESO TERAPÉUTICO

Mis colegas y yo (Blatt, et al., 1996;Blatt, et al., 1998; Blatt et al., 1991;Diamond et al., 1990; Gruen & Blatt,1990) usamos la “escala diferenciación-relacionamiento” para evaluar cambiosen las descripciones del self y de losotros significativos hechas por adoles-centes y adultos jóvenes internados,severamente trastornados y con resis-tencias a la terapia, al principio y haciael final de un tratamiento internado,intensivo, de largo aliento (más de unaño), comprensivo, e informado psico-dinámicamente. Los cambios en las des-cripciones del self y de los otros signifi-cativos (es decir, madre, padre y tera-peuta) obtenidos al ser internados y alser dados de alta fueron correlacionadoscon estimados de los cambios en el nivel

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Blatt

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de funcionamiento psicológico. Estosúltimos fueron evaluados independien-temente por medio de los informes clí-nicos preparados –como rutina– en losmismos tiempos (al ser internado-dadode alta) por un equipo de tratamientointerdisciplinario que incluía al terapeu-ta individual del paciente. Los informesde caso utilizados para derivar estospuntajes eran evaluaciones extensas yconductualmente orientadas que habíansido preparadas rutinariamente al serinternado y en intervalos de seis meses,incluyendo la terminación de la terapia,por varios miembros del personal de tra-tamiento. El nivel de funcionamientopsicológico de cada paciente, al serinternado y dado de alta, fueron evalua-dos sobre la base de estos informes decaso clínicos con la Escala de Evalua-ción Global (Global Assessment Scale -

GAS) (Endicott et al., 1976), una escalade 100 puntos de severidad de psicopa-tología. La evaluación independientedel mejoramiento clínico durante el tra-tamiento, fue realizada por un psicólogoclínico con experiencia que había alcan-zado un nivel alto de confiabilidad in-terevaluador con su procedimiento depuntuación (correlación entre clase0.87) en una muestra de pacientes am-bulatorios crónicamente trastornados.Las descripciones del self y de figurassignificativas fueron calificadas porotros evaluadores que desconocían laidentidad de los pacientes y del momen-to en el tratamiento del cual se tomó lamuestra del material relevante.

En esta investigación de cambios enla representación mental en el procesode tratamiento, asumimos que si variasformas de psicopatología involucraban

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El Rorschach en el siglo XXI: La evaluación de la representación mental

Cuadro Nº 4

Correlaciones parciales después de un año de tratamiento entre el nivel de

funcionamiento clínico (GAS score) y la diferenciación-relacionamiento de

representación del objeto (OR) controlando por niveles iniciales de GAS y OR1

Diferenciación- Duración

relacionamiento

Madre .52**** .15

Padre .31* .11

Terapeuta .50**** -.07

Self .52**** .15

N=40

*=p<.05

****=p<.0001

1 Derivado de: Blatt, S.J.; Stayner, D.; Auerbach, J. & Behrends, R.S. (1996). Change in object and self representa-

tions in long-term, intensive, impatient treatment of seriously disturbed adolescent and young adult, en Psychiatry:Interpersonal and biological processes 59, 82-107.

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distorsiones en la representación delobjeto y del self, y que si en el desarro-llo normal los apegos satisfactorioslogrados en la niñez resultan en la for-mación de esquemas interpersonalescrecientemente maduros, entonces lasinteracciones constructivas entre elpaciente y el terapeuta deberían facili-tar las revisiones de representacionesdeterioradas o distorsionadas del self yel objeto y llevar al desarrollo deesquemas del self y el objeto más inte-grados y maduros (Behrends & Blatt,1985; Blatt & Behrends, 1987; Blatt etal., 1975; Blatt, Wiseman, Prince-Gibson & Gatt, 1991). Nuestra asun-ción básica es que la relación terapéuti-ca crea un proceso a través del cualesquemas interpersonales deterioradoso distorsionados son abandonados,retrabajados y transformados en repre-sentaciones cognitivo-afectivas másadaptativas del self y el otro. De ahíque, hacia el final del tratamiento, lasrepresentaciones debieran ser más dife-renciadas e integradas, con indicacio-nes de mayor capacidad para el relacio-namiento interpersonal mutuo.

Los cambios en la representaciónmental (eso es, en diferenciación-rela-cionamiento) del self y los otros signi-ficativos estuvieron correlacionadoscon la evaluación independiente decambios en el nivel del funcionamientoclínico (eso es, valores en el GAS),controlando por los niveles iniciales deambos conjuntos de variables (Tiempo2/Tiempo 1). Como indica el cuadro 4,se encontró una relación altamente sig-nificativa entre el grado de mejora clí-nica después de un año de tratamiento

y el incremento en la diferenciación-relacionamiento en las descripcionesdel self y de los otros significativos.Las evaluaciones independientes delgrado de mejoramiento clínico utili-zando los resultados GAS estuvieroncorrelacionados en un grado altamentesignificativo (p <.001) con incrementa-da diferenciación-relacionamiento enlas descripciones de la madre, el tera-peuta, de sí mismo, y, a menor gradosignificativo (p <.05), con la descrip-ción del padre (Blatt et al., 1996). Asíque el progreso terapéutico estuvo aso-ciado con la incrementada diferencia-ción de figuras significativas, especial-mente la madre y el terapeuta, y conuna incrementada capacidad para re-presentar relacionamiento interperso-nal mutuo. Estos cambios en las di-mensiones estructurales de las repre-sentaciones fueron independientes delcambio en la extensión o duración de ladescripción. En términos generales,aquellos en nuestra muestra que esta-ban seriamente trastornados y conresistencia al tratamiento tenían repre-sentaciones del self y de los otros sig-nificativos al inicio del tratamiento,que estaban, en el mejor de los casos,dominadas por una representación delself y de los otros polarizada y casisiempre intensamente negativa y deni-grante (nivel 4). Al ser dado de alta, lospacientes juzgados de haber tenidomayor cambio terapéutico habíanlogrado una consolidación de constan-cia de objeto (nivel diferenciación rela-ciomiento 7), mientras que los pa-cientes con menor mejoría sólo habíanlogrado la emergencia de constancia

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Blatt

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(nivel 6), eso es, una habilidad emer-gente para tolerar y comenzar a inte-grar aspectos contradictorios de figurassignificativas en sus vidas. Tomado enconjunto, estos análisis (Blatt et al.,1996; Blatt et al., 1997) indican que eltratamiento de pacientes internados, delargo plazo y psicoanalíticamenteorientados, resultan en incrementossustanciales de la diferenciación-rela-cionamiento en las representacionesdel self y de otros significativos, en elcaso de pacientes seriamente trastorna-dos y con resistencias al tratamiento.

Específicamente, las representacio-nes del self y de los otros significativosse trasladaron de un nivel de polariza-ción y escisión (eso es, descripcionesexageradas, unilaterales o denigrantes)a niveles de constancia objetal (eso es,descripciones involucrando una inte-gración de elementos contradictorios ydispares). Las investigaciones futurasnecesitan ser dirigidas hacia la com-prensión de los procesos a través de loscuales el proceso terapéutico lleva aestos cambios en los esquemas cogniti-vo-afectivos (Blatt & Behrends, 1987).Dicha investigación también debeesclarecer los procesos a través de loscuales estos cambios en las representa-ciones del self y los otros se relacionancon cambios en un rango amplio deprocesos cognitivos y en la calidad delas relaciones interpersonales, ambosen contextos clínicos (eso es, la rela-ción terapéutica), así como en las expe-riencias interpersonales en términosmás generales.

Recientemente mis colegas y yo(Blatt, Diamond & Coonerty, 1999)

también hemos aplicado este modeloconceptual de niveles de diferencia-ción-relacionamiento de representacio-nes mentales a las respuestas Rors-chach. Esta escala para la evaluaciónde respuestas Rorschach es paralela ala escala para evaluar aspectos de lasdescripciones del self y otros significa-tivos. Los dos niveles inferiores sonusados para identificar respuestasRorschach que indican trastornos en lí-mites –sea en una aprehensión global eindiferenciada de aniquilamiento (nivel1) o en un temor más diferenciado dedestrucción (nivel 2)–. El nivel 3 es uti-lizado para respuestas Rorschach queindican la parcial emergencia de indivi-duación expresadas en imágenes deperfiles, mirroring o pairing. Los nive-les 4 y 5 son contabilizados para res-puestas que indican un intento en esta-blecer un sentido diferenciado del selfy de los otros a través del uso de con-ceptos extremos o polarizados. Los ni-veles 6 y 7 son usados para respuestasque contienen una indicación de unsentido emergente de constancia en lasrepresentaciones del self y del otro; losniveles 8 y 9 indican respuestas en lascuales individuos integrados e indivi-duados son representados en relacionesinterpersonales compartidas o recípro-cas. El nivel 10 es para respuestas queindican que el individuo tiene algunaconciencia de su propia contribución asu construcción de significado en rela-ciones interpersonales complejas.

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El Rorschach en el siglo XXI: La evaluación de la representación mental

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Blatt

I. Trastorno fronterizo: frontera self-otro compro-

metido (pérdida de integridad y cohesión físi-

ca básica)

II. Trastorno fronterizo: confusión en frontera

self-otro (fronteras afectivo-intelectual están

confundidos, fusionados o comprometidos)

III. Surgimiento de representaciones individuadas

(un sentido de self y otro parcial o no total-

mente independiente)

IV. Consolidación y estabilización de representa-

ciones basadas en extremos (idealización o

denigración)

V. Semi-diferenciación (diferenciación tentativa

lograda a través de alternancia de extremos)

I. Respuestas de contaminación y temas de

destrucción total (por ejemplo, "explosión de

bomba atómica", "todo vuela en pedazos;

todo se ha perdido", "el fin del mundo: invier-

no nuclear", "arrasamiento").

II. Respuestas de confabulación y temas de hun-

dimiento o destrucción en el cual una persona

o fuerza relativamente poderosa destruye a

otro más pequeño, débil y pasivo. Una figura

poderosa se traga o destruye un animal, una

persona o una cosa usualmente pequeña o

incompleta (por ejemplo, "un animal tragándo-

se algo", "dos bebés muertos con un cuchillo

traspasándolos", "dos mujeres despedazando

a un bebé").

IIIA. Respuestas de perfil-sombra: ("perfil de un

hombre", "contorno de una cara", "sombra de

una casa", "ve su sombra a su costado").

IIIB. Mirroring: ("una niña observándose en un

espejo", "mirando al reflejo en el agua").

IIIC. Pairing: ("dos mujeres exactamente iguales",

"los mismos dos animales", "dos personas

que se parecen mucho"; énfasis en uniformi-

dad y similitud con respecto al otro, siendo

similar al self).

IV. Temas de omnipotencia o insignificación; forta-

leza o debilidad; énfasis en tamaño, sea gran-

de o pequeño; significativo o insignificativo (por

ejemplo, "el tótem" ; "magia india polarizada, in-

modulada"; "poder diabólico"; "figura poderosa

espeluznante"; "rey"; "gigante"; o ser "peque-

ño"; “casi como un gusano en comparación a

otros"; "como nada, diminuto y débil").

V. Lucha entre la vida y la muerte, lucha por so-

brevivir intentando hacer algo pero fracasando,

peleando y siendo dañado. Luchas de empujar

y jalar, luchas físicas literales involucrando am-

bivalencia, conflicto y confusión respecto de

acercarse y alejarse, ayudar o rechazar a otros,

destruir o crear una cosa, persona o animal,

cambiando y alternando, mirando y corriendo

en diferentes direcciones (por ejemplo, "agarra-

do de las manos pero sintiéndome con miedo y

yendo a casa", "jugando juntos pero sintiéndo-

me raro y largándome").

Cuadro Nº 5

Diferenciación-relacionamiento de respuestas Rorschach

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ILUSTRACIÓN DE UN CASO

Para ilustrar el valor de esta aproxima-ción al Rorschach permítanme presentarla información de un caso clínico.

El paciente A., una mujer soltera,tenía 13 años al momento de ser inter-nada, por tercera vez, en un hospitalpsiquiátrico. Los padres de A. se habíanseparado y se divorciaron cuando teníatres años y medio. Ellos tenían serias

dificultades maritales que comenzaronpoco después del nacimiento del her-mano de A., cuando ella tenía dos años.Se había informado que el padre de A.era un alcohólico y su hermano sufría loque se describía como una “crisis ner-viosa”. El tío materno de A. había sidohospitalizado varias veces por trastor-nos emocionales no especificados.

A. fue producto de un parto normal ylogró hitos de desarrollo dentro de los

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El Rorschach en el siglo XXI: La evaluación de la representación mental

VI. Surgimiento de constancia y un sentido emer-

gente de relacionamiento

VII. Constancia de objeto consolidada y surgi-

miento de un sentido de relacionamiento

VIII. Self y otro cohesivo, individuado y empática-

mente relacionado

IX. Relación recíprocamente relacionada integra-

dora entre el self y el otro

X. Construcción integradora y constructiva del

self y el otro al Rorschach, con alguna con-

ciencia autorreflexiva de las implicancias de

sus respuestas como revelando aspectos par-

ticulares del self.

VI. Figuras involucradas en actividades relativa-

mente consistentes pero no especificadas que

cualquier persona o animal podría hacer (eso

es, corriendo, escalando, jugando, peleando,

parándose, hablando, discutiendo, etc.).

VII. Sentido estable del self en relaciones unilate-

rales, en las cuales las acciones son únicas y

congruentes con la definición del objeto de tal

manera que sólo ese tipo de persona podría o

debería realizar ese tipo de acción (por ejem-

plo, "un sacerdote dando su bendición"), pero

en el cual el otro es insinuado mas no identifi-

cado o presente explícitamente. La relación

es esencialmente unilateral con una persona

actuando en manera diferenciada sobre una

persona que es relativamente pasiva.

VIII. Sentido estable del self en el cual individuos

diferenciados participan en una relación com-

partida. Individuos independientes colaborando

en actividades o compartiendo perspectivas.

IX. Interacciones entre dos objetos diferenciados

e independientes que tienen efectos recípro-

cos en cada uno o que implica una relación en

desarrollo y despliegue.

X. Conciencia de la naturaleza relativa del pro-

ceso de respuesta y de asumir responsabili-

dades e implicancias de sus respuestas,

como aspectos reveladores de uno mismo.

Cuadro Nº 5 (continuación)

Diferenciación-relacionamiento de respuestas Rorschach

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límites temporales normales. Sus difi-cultades actuales surgieron del trasfon-do de amargura crónica entre sus pa-dres divorciados y de sus antiguas per-turbaciones interpersonales y de perso-nalidad. Al momento de la separación ydivorcio de sus padres, cuando A. teníatres años y medio, ella comenzó a tenerproblemas de alimentación. Tambiéntenía pataletas frecuentes y dificultadesal separarse de su madre, problemasque persistieron hasta sus cinco años.Cuando tenía cuatro o cinco A. fue so-metida a evaluación psiquiátrica debi-do a estas dificultades. Aproximada-mente a los ocho comenzó a creer quesu cuerpo estaba poseído por el demo-nio y a tener alucinaciones de la voz yla cara del diablo. A los diez años teníafrecuentes discusiones con su madre ypadre, y rehusaba ir a la escuela. Su de-sempeño escolar se deterioró, su rela-ción con la madre se volvió incremen-tadamente hostil, turbulenta y violenta,y comenzó a experimentar con canna-bis y alcohol. Ella eventualmente pro-gresó a diazepam (Valium), metaqualo-ne (Quaalude) y heroína intravenosa.Aunque sólo tuvo contacto mínimo consu padre durante los nueve años des-pués que sus padres se separaran y di-vorciaran, ella se mudó al hogar de éstea los doce años porque su madre ya nopodía manejarla.

A. fue internada brevemente por pri-mera vez cuando tenía doce años des-pués de un intento de suicidio con unasobredosis de diazepam. Fue dada dealta después de unos días y continuó sudeterioro durante el año siguiente. Suabuso de drogas empeoró, al igual que

sus alucinaciones visuales y auditivas.Ella se mantuvo crónicamente deprimi-da, ansiosa, suicida y afectivamentelábil, con períodos breves y ocasiona-les de elación y euforia, pero se negó arecibir psicoterapia ambulatoria. Fuehospitalizada brevemente una vez másantes de ser internada en nuestra pe-queña clínica privada y de tratamientode largo plazo. Para el tiempo de estatercera hospitalización psiquiátrica,había sido diagnosticada como víctimade una severa depresión psicótica contendencias paranoicas marcadas en unapersonalidad borderline con rasgosmixtos histriónicos y compulsivos.

En una evaluación clínica al momen-to de internamiento, A. fue descrita co-mo deprimida en apariencia y conduc-ta. Reservada, con una dieta e higienepobres, y distraída con frecuencia porestímulos internos, ella era incapaz desostener una conversación y estaba in-segura de lo que ocurría en su entorno.Su equipo de tratamiento describió queactuaba su depresión en vez de comu-nicarla verbalmente, e informó que eraobsesiva, preocupada y rumiaba, conun nivel psicótico de ambivalencia. Susmayores defensas contra la depresióneran la intelectualización y el aisla-miento del afecto.

Durante el curso de la hospitalizaciónde A., su puntaje GAS aumentó de 22(incapaz de funcionar en casi todas lasáreas) al ser internada, a 43 (síntomas ydeterioro serios) al ser dada de alta.Revisiones periódicas del tratamientode A., durante los 19 meses de hospita-lización, reportaron que su autoestimahabía mejorado notablemente; se había

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Blatt

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vuelto menos vulnerable a la descom-pensación psicótica y era más capaz deutilizar las relaciones con otros parasuperar las crisis. También era capaz dedarse cuenta de que su involucramien-to con drogas era un sustituto por laatención que ella sentía que no podíaobtener de otras maneras. Aunquetodavía era vulnerable a regresiones

psicóticas, fue dada de alta del hospitaly pasó a un programa residencial por-que sus padres no podían continuar conel pago del tratamiento intensivo.Vamos ahora a considerar las descrip-ciones de A. del self y de los otros sig-nificativos, al igual que sus respuestasRorschach al momento de su interna-miento y al ser dada de alta.

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El Rorschach en el siglo XXI: La evaluación de la representación mental

Cuadro Nº 6

Internamiento

Paciente A: Representaciones del self y objeto

MADRE: (D-R=4) Preocupada, agresiva, triste y solitaria.

Pregunta: (¿Algo más?) No.

PADRE: (D-R=4) Extrovertido, generoso, considerado, comprensivo. Eso es todo.

SELF: (D-R=5) Depende de cómo me siento. Algunas veces soy extrovertida pero otras veces

soy reservada. No sé.

Pregunta: (¿Qué otra cosa?) Yo no quiero describirme a mí misma (¿Por qué?)

Porque me molesto cuando lo hago. (¿Me puedes decir qué es lo que te moles-ta?) Soy o muy arrogante o demasiado modesta para contestar algo así.

TERAPEUTA: (D-R=6) Dulce, que apoya, confiable y que se preocupa.

1 ½ Años (dada de alta)

MADRE: (D-R=6) Ella es dulce, se preocupa, terca. Ella intenta mucho, trabaja duro. Algunas

veces es dominante. Mide como 5 pies con 5 pulgadas, pesa unas 120 libras,

pelo rizado, no tiene mucho arriba, algo de pecho plano. Es terca.

Pregunta: (¿Dominante?) Algunas veces es demasiado para mí – todas estas

cualidades son demasiado para mí. A ella no le gusta ceder.

PADRE: (D-R=7) Gracioso, preocupado por mí, bondadoso. Es generoso conmigo. Trata de ser

comprensivo. No puede mantener muy bien un secreto. Como 5 pies con 9 pul-

gadas, 185 libras. Un poco... regordete. Perdiendo pelo. Una persona bien

intencionada. Felizmente casado en el presente.

Pregunta: (¿Felizmente casado en el presente?) Realmente casado felizmen-

te. El tiene una boca grande. Eso es todo.

SELF: (D-R=7) Solitaria, insegura. Escondiéndome detrás de una fachada. Tiene sentido

común, opiniones anormales. Una de mis opiniones anormales es que las per-

sonas que quieren matarse a sí mismas deben ser permitidas a matarse a sí

mismas; y no me estaba refiriendo a mí misma. Madura –puede ser madura–

realmente no lo he actuado durante las pruebas psicológicas. Yo más o menos

me hice la tonta. Debí tener más seguridad y confianza.

TERAPEUTA: (D-R=8) Estoy tratando de pensar en una palabra. Tiene tacto al abordar temas. Esa no

era la palabra en la estaba pensando, no es brusca, puede decir las cosas de una

mejor forma. Ella puede decir las cosas en una forma mejor que no suena tan inti-

midante o tan cruel. Ella es dulce, generosa y tiene una moralidad alta. Ella es

una buena persona. Tiene estándares altos.

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Al ser internada, A. describía a sumadre en términos negativos y disfóri-cos. En un contraste marcado, caracte-rizaba a su padre como teniendo cuali-dades positivas. Debido a que estosrasgos también eran relacionales en to-no, ellos sugerían que, por lo menos enun nivel manifiesto, A. visualizaba surelación con su padre como considera-blemente más protectora que con lamadre. Aunque sus representaciones dela madre y el padre estaban escindidasen términos de todo malo y todo bueno,esta polarización también indicaba unadiferenciación y organización básica ensus procesos de pensamiento.

La autodescripción de A. durante suadmisión, aunque básicamente negati-va en tono, contenía polaridades per-plejas que sugerían un reconocimientoinicial de los aspectos contradictoriosde sí misma y una realización de que suautoconcepto era altamente dependien-te de su estado afectivo. Aunque susensibilidad a sentimientos de exponer-se, vergüenza y grandiosidad, sugeríanun trastorno narcisista, al igual que eraconsistente con su orientación autocrí-tica y paranoica; su reconocimiento dealgunos de los antecedentes de su auto-variabilidad sugerían que ella podríaser capaz de desarrollar diferenciacio-nes más sutiles. En contraste con sudescripción polarizada de sus padres,su autodescripción involucraba unnivel más alto de diferenciación.Ambas imágenes positivas y negativasestaban presentes, al igual que su reco-nocimiento, que necesitaba integrarambas series de cualidades para podercomprenderse a sí misma. Su tendencia

hacia la introspección y su disposicióna la autodescripción, a pesar de susreservas acerca de la tarea, sugerían unpotencial a que se comprometieraconstructivamente en una psicoterapia.Pero generalmente su autodescripciónera fragmentada y sin integración. Es-taba organizada alrededor de polarida-des rudimentarias de atributos que es-taban directa o indirectamente expues-tas en las descripciones de sus padres.

Al ser internada, A. caracterizó a suterapeuta como a su padre, en términospositivos e idealizados que enfatizabanel potencial para un relacionamientointerpersonal. Las notas de la revisiónde la terapia preparada por su terapeu-ta tres meses después de su hospitaliza-ción, describían a A. como muy necesi-tada y como desesperadamente espe-ranzada en que su terapeuta femeninase convirtiera en la madre deseada eidealizada que podría cuidarla y nutrir-la. A. reaccionó con sentimientos derechazo y cólera a la reprogramaciónde sus horas de terapia y a la ausenciade su terapeuta durante unas vacacio-nes. Ella se volvió psicótica pormomentos en respuesta a estas pérdi-das percibidas.

Al momento de terminar la terapia, senotó un cambio significativo, comoreflejo de una considerable mejora clí-nica en las descripciones obtenidas almomento de que A. fuera dada de altadel hospital. El foco de la descripciónde su madre cambió de disfórica aaspectos relativamente no conflictivosde su relación. Ella describía a su ma-dre en términos físicos y, aunque toda-vía consideraba a su madre como emo-

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cionalmente insuficiente y limitada encrianza, por primera vez A. utilizó unamezcla más modulada de términospositivos y negativos que retrataban asu madre como capaz de proveer paraella. A los 18 meses A. estaba comen-zando a integrar rasgos físicos másobjetivos de su madre, con una com-prensión más equilibrada, calificada ydiferenciada de la personalidad de sumadre.

Un cambio constructivo similar ocu-rrió en la descripción más integrada desu padre. Ella ahora lo caracterizaba entérminos positivos pero no idealizados,que también expresaba un sentidoincrementado de relacionamiento. Aligual que la madre, estos descriptoresfueron moderados con calificativos y,por ende, parecían menos polarizados yabsolutos. Ella reconocía que su padretenía ambas limitaciones y fortalezas.La descripción de su padre, al igual quela de su madre, también se hizo másobjetiva y realista con la introducciónde sus características físicas, aunqueestos términos (por ejemplo, “regorde-te”) sugerían sus propias necesidades.El uso de la palabra “preocupados”para describir a ambos (padre y madre)en ese momento, indicaba un mayorsentido de relacionamiento con ellos.

Los temas depresivos continuaban enla descripción de A. al momento de serdada de alta, pero eran menos domi-nantes e intensos. Su preocupación conel suicidio también indicaba su disforiacontinua, aunque ahora ella era capazde modular esta preocupación a travésde la intelectualización. El cambioprincipal al ser dada de alta, sin embar-

go, era su incrementada capacidad deautorreflexión. A. finalmente, había co-menzado a pensar sobre ella misma enun modo operacional formal.

En contraste con su negativa de des-cribir a su terapeuta en un año, A. ahorala describía en términos positivos. Ellaenfatizó la calidad de la relación con suterapeuta –específicamente que elcompartir sentimientos, pensamientosy experiencias podían enriquecer expe-riencias personales–. Es notable que ladescripción de A. de su terapeuta al serdada de alta, enfatizaba la capacidad enla terapeuta que A. también claramentevaloraba en sí misma –a saber, la habi-lidad de seleccionar las palabras o fra-ses apropiadas para comunicar efecti-vamente sus pensamientos, sentimien-tos y, especialmente, para moderar sen-timientos y deseos destructivos–. Simi-larmente, el reconocimiento de A. delos altos estándares morales de su tera-peuta asemejaba su propia formaciónde un pensamiento operacional formalexpresado en sus creencias éticas,específicamente en torno al suicidio.

Las notas de la revisión del trata-miento al momento de alta indicabanque, desde el final del primer año detratamiento hasta el momento en que lapaciente salió, siete meses después, A.se volvió crecientemente capaz no sólode reconocer que los sentimientos hos-tiles que ella tenía hacia su terapeutaeran derivados de un sentido de priva-ción y rechazo de larga data vivida conrelación a su madre, sino que ella tam-bién era capaz de verbalizar estos sen-timientos de privación y cólera. Reco-nociendo que su visión de la terapeuta

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había sido distorsionada durante buenaparte del tratamiento, A. ahora era ca-paz de expresar sentimientos fuertes ypositivos hacia su terapeuta al términodel tratamiento. Las representacionesde A. del self y de los otros significati-vos al ser dada de alta, por ende, refle-jaban un sentido más claro de diferen-ciación e integración, al igual que unacapacidad incrementada de autorefle-xión y relacionamiento interpersonal.Aunque su expresión de afecto se habíaconvertido crecientemente moderado,equilibrado y calificado, seguía siendodisfórica.

Las crecientes expresiones de depre-sión de A. parecían ser paralelas a losmúltiples indicadores independientesde su mejoría. El aumento en su verba-lización de la depresión, en su autodes-cripción, aun cuando este afecto era de-fendido por la intelectualización, coin-cidía con los informes contenidos enlas revisiones del tratamiento que indi-caban que se cuidaba mejor a sí misma,que a veces asistía a la escuela, queestaba más conectada con los otros yque parecía menos psicótica. El parale-lo entre el incremento en la disforia yun funcionamiento psicológico mejororganizado, sugiere que una mayorcapacidad para experimentar y expre-sar sentimientos autocríticos –en vezde proyectarlos– fue una faceta impor-tante en su mejoramiento clínico al irpasando de una organización paranoicaa una depresiva (Blatt & Bers, 1993).

En el transcurso de su tratamiento, lasautodescripciones de A. también enfati-zaron crecientemente el relacionamien-to interpersonal. Ella mostraba esta cre-

ciente inversión en las dimensionesinterpersonales a través de su reconoci-miento de la presencia del examinador,sus expresiones de soledad y en el reco-nocimiento de su consideración haciaotros. En términos globales, por lo tan-to, las descripciones de A. eran más in-tegradas y tenían un mayor sentido de símisma y de los otros como reales, sus-tanciales e interrelacionados.

Las respuestas Rorschach de A. esen-cialmente asemejaban los cambiosnotados en su descripción del self y delos otros significativos. Las respuestasque reflejaban trastornos fronterizosseveros (nivel 2) que estaban presentesal momento de ser admitida fueronreemplazadas al terminar su terapia conun número de respuestas que indicabanel surgimiento de constancia objetual.Por ejemplo, al ser internada, en lalámina II, la paciente A. respondió:• “Un demonio matando a dos perso-

nas” (la figura “matando”, porqueparecía que había sangre).

• “Una ardilla voladora muerta” (lacabeza y el cuerpo parecían desple-gados como una ardilla voladorapero tenía sangre en ella, así queparecía muerta).

Y en la lámina III, al ser internada,respondió:• Dos mujeres despedazando a un

bebé (la forma que tenía la figura ytenían una masa en sus manos y lasangre salpicando).

• Un monstruo que está matando agente (la forma en que los brazosestaban levantados, la figura y san-gre salpicando por todas partes).

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En contraste, después de 18 meses detratamiento, la paciente A. respondió ala lámina II en la siguiente forma:• Dos figuras negras encapuchadas

adorando el rojo, y hay pies. Estánparados en un charco de sangre.(sólo la forma en que las figurasestaban configuradas. Ellas teníanbrazos, piernas y pies. Ambastenían las manos levantadas –poreso el rojo–. Estoy tratando de eno-jarte pero parece que no está funcio-nando. [¿rojo?] Porque tenían rojoen sus pies).

Y A. dio la siguiente respuesta a lalámina III al terminar su terapia:• Dos damas africanas, trabajando

sobre una olla al frente de un diosvolcán. (porque eran oscuras, muyoscuras. Negras y tenían el pelomuy corto –ellas se parecían a genteque vi en National Geographic–. Eldios volcán se parece a algún tipode dios, yo pensé que sería creativa,porque los ojos y la nariz eranmucho más grandes).

Así, en contraste con los trastornos delímites expresados como amenazas a laintegridad física (nivel 2) indicadas enlas respuestas violentas dada alRorschach al momento del interna-miento, las respuestas al terminar eltratamiento estaban en un nivel de de-sarrollo superior, indicando la emer-gencia de constancia objetual (nivel 7)–respuestas de figuras algo peculiaresdedicadas a una actividad parcialmentecolaborativa–. A pesar de la presenciade contenidos atípicos en estas res-puestas, estructuralmente indican un

incremento en la estabilización de larepresentación del objeto. Es interesan-te notar que las respuestas al ser dadade alta, contienen elementos del nivel10, tal como se indica en las observa-ciones autoreflexivas de la paciente A.acerca de su motivación al brindaraspectos de estas respuestas –tratandode enojar al examinador y tratando deser creativa–.

RESUMEN

Mientras nos encontramos en elumbral del siglo XXI y tenemos casi unsiglo completo de experiencia en méto-dos proyectivos de evaluación de lapersonalidad, resulta importante eva-luar las contribuciones realizadas conmétodos proyectivos y tratar de antici-par nuevas direcciones y oportunida-des. Es un tributo a Hermann Rors-chach que su procedimiento para ob-servar cómo individuos enfrentan laambigüedad, es aún más relevante parala teoría psicológica contemporáneaque cuando primero introdujo el méto-do de manchas de tinta hace casi 80años. Tal como ha sido discutido eneste trabajo y otros previos (Blatt,1986, 1990), el Rorschach tiene unpotencial considerable para contribuiral estudio de procesos cognitivos –es-pecialmente el mundo representacionaly de cómo los individuos construyensignificado–. La representación del selfy del otro es actualmente uno de losprincipales temas en la investigacióndel apego y de la cognición social, y esmuy relevante para la psicología y lapsiquiatría clínica porque provee una

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forma de comprender la psicopatologíaque va más allá del simple listado desíntomas manifiestos tan predominanteen la psiquiatría descriptiva actual. Unmodelo del desarrollo del mundo re-presentacional nos permite comenzar aidentificar y comprender la estructurade pensamiento subyacente en variasformas de psicopatología, desde la es-quizofrenia hasta las neurosis. Adicio-nalmente, los cambios en la estructuray el contenido de las representacionesmentales proveen una forma de evaluarlos cambios importantes que ocurrenen el proceso terapéutico. Y el Rors-chach puede jugar un papel central enestos nuevos y excitantes desarrollosporque su ambiguo estímulo es una for-ma particularmente efectiva de evaluarde manera sistemática estas estructurasrepresentacionales.

Por lo tanto, los recientes y principa-les desarrollos en la ciencia psicológicanos proveen la oportunidad para esta-blecer vínculos productivos entre lateoría psicológica básica y nuestrosesfuerzos clínicos. El nuevo énfasis enla representación mental debe permitir-nos extender nuestro conocimiento dela psicopatología y descubrir nuevasformas para evaluar sistemáticamenteen un rango amplio de trastornos psi-cológicos. Estos desarrollos recientesde la ciencia psicológica, no sólo pue-den enriquecer nuestra práctica clíni-ca, sino que los métodos proyectivospueden, a su vez, proveer una meto-dología para enriquecer a la investiga-ción psicológica básica y a la teoría delos procesos cognitivos. El descubri-miento de Rorschach del valor del estu-

dio de cómo los individuos intentanhacer frente a estímulos ambiguos pro-veen un método experimental que vamás allá del autoinforme y lista de che-queo –un método que permite que losinvestigadores puedan tener una visiónmás completa y comprensiva de losprocesos mentales complejos y estu-diarlos sistemáticamente–. Los proce-sos mentales provocados por el Rors-chach son de vital importancia si que-remos comprender en forma más com-pleta el desarrollo psicológico normal,las disrupciones que pueden ocurrir enestos procesos de desarrollo normales,y el complejo proceso interpersonalque denominamos psicoterapia, en elcual algunos individuos son asistidosen la búsqueda de formas de hacerfrente eficazmente con las disrupcionesen el desarrollo. De muchas maneras,estamos en el umbral de una nueva yexcitante área en la evaluación de lapersonalidad si tenemos el coraje depensar en formas nuevas y creativasacerca de los vínculos entre nuestraactividad clínica y los recientes y prin-cipales avances en la ciencia psicológi-ca básica, particularmente en los avan-ces en nuestra apreciación de cómo losindividuos desarrollan la comprensiónde sí mismos y de sus relaciones inter-personales significativas.

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