El Sacerdote en Los Ritos de Comunión de La Santa Misa

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OFICINA PARA LAS CELEBRACIONES LITÚRGICAS DEL SUMO PONTÍFICE El sacerdote en los Ritos de Comunión de la Santa Misa El sacerdote que se prepara a los ritos de Comunión en la Misa está predispuesto por la Plegaria Eucarística, que acaba de completar, a reconocer que "en el relato de la institución, la fuerza de las palabras y de la acción de Cristo y el poder del Espíritu Santo hacen sacramentalmente presentes bajo las especies de pan y de vino su Cuerpo y su Sangre, su sacrificio ofrecido en la cruz de una vez para siempre" [1] . Por otro lado, cuando llega el momento en que el sacerdote y los fieles reciben la Santa Eucaristía, o sea, cuando se preparan a comer el Cuerpo del Señor y a beber su Sangre, es necesario acordarse del discurso de Jesús en Cafarnaúm, que representa la recepción de la Santa Eucaristía tanto como una venida que como un encuentro [2]. Por cuanto respecta al tema de la venida, el Evangelio de san Juan dice: "el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo" [3]. Sobre el encuentro, la Eucaristía es incluso concebida como expresión de la relación interna en la Santísima Trinidad, atestiguada en la relación filial de Jesús con su Padre celestial. Jesús la explica con las palabras: "No es que alguien haya visto al Padre; sino aquel que ha venido de Dios, ése ha visto al Padre. En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida" [4]. "Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí" [5]. En consecuencia, la preparación personal y pública para recibir la Santa Eucaristía, que los Ritos de Comunión favorecen de forma tan intensa, tanto en la forma ordinaria como en la extraordinaria de la Misa, no preparan al sacerdote y a los fieles a recibir una cosa, sino a una Persona. Come resume Romano Guardini: "No esto, sino a Él, la Persona suprema alabada por toda la eternidad" [6]. La forma ordinaria del Rito Romano En la forma ordinaria (o Misa de Pablo VI), al inicio de los Ritos de Comunión, guiados por el sacerdote, el pueblo está en pie. A nivel simbólico, la imagen del sacerdote que está en el centro del altar, rodeado por la asamblea en pie, representa una anticipación de la Iglesia que estará con Cristo en el cielo al final de los tiempos. El sacerdote introduce el Pater Nosterutilizando una de las

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  • OFICINA PARA LAS CELEBRACIONES LITRGICAS

    DEL SUMO PONTFICE

    El sacerdote en los Ritos de Comunin de la Santa Misa

    El sacerdote que se prepara a los ritos de Comunin en la Misa est predispuesto

    por la Plegaria Eucarstica, que acaba de completar, a reconocer que "en el relato

    de la institucin, la fuerza de las palabras y de la accin de Cristo y el poder del

    Espritu Santo hacen sacramentalmente presentes bajo las especies de pan y de

    vino su Cuerpo y su Sangre, su sacrificio ofrecido en la cruz de una vez para

    siempre" [1] . Por otro lado, cuando llega el momento en que el sacerdote y los

    fieles reciben la Santa Eucarista, o sea, cuando se preparan a comer el Cuerpo

    del Seor y a beber su Sangre, es necesario acordarse del discurso de Jess en

    Cafarnam, que representa la recepcin de la Santa Eucarista tanto como una

    venida que como un encuentro [2].

    Por cuanto respecta al tema de la venida, el Evangelio de san Juan dice: "el pan

    de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo" [3]. Sobre el encuentro, la

    Eucarista es incluso concebida como expresin de la relacin interna en la

    Santsima Trinidad, atestiguada en la relacin filial de Jess con su Padre

    celestial. Jess la explica con las palabras: "No es que alguien haya visto al

    Padre; sino aquel que ha venido de Dios, se ha visto al Padre. En verdad, en

    verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida" [4]. "Lo

    mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, tambin el

    que me coma vivir por m" [5]. En consecuencia, la preparacin personal y

    pblica para recibir la Santa Eucarista, que los Ritos de Comunin favorecen de

    forma tan intensa, tanto en la forma ordinaria como en la extraordinaria de la

    Misa, no preparan al sacerdote y a los fieles a recibir una cosa, sino a una

    Persona. Come resume Romano Guardini: "No esto, sino a l, la Persona

    suprema alabada por toda la eternidad" [6].

    La forma ordinaria del Rito Romano

    En la forma ordinaria (o Misa de Pablo VI), al inicio de los Ritos de Comunin,

    guiados por el sacerdote, el pueblo est en pie. A nivel simblico, la imagen del

    sacerdote que est en el centro del altar, rodeado por la asamblea en pie,

    representa una anticipacin de la Iglesia que estar con Cristo en el cielo al final

    de los tiempos. El sacerdote introduce el Pater Nosterutilizando una de las

  • frmulas previstas, antes de que se recite o se cante juntos la oracin del Seor.

    Las palabras que Jess nos ense para que rezsemos con confianza, y que

    nosotros utilizamos antes de acercarnos a la Santa Eucarista, han sido

    comentadas por numerosos autores. Por ejemplo, algunos textos tomados del

    comentario de san Cipriano de Cartago sobre la oracin del Seor fueron

    insertados en el Oficio de Lecturas de la Liturgia de las Horas, en la semana

    undcima del Tiempo Ordinario, para educarnos a un mayor aprecio del

    significado de estas palabras [7]. Los textos de san Cipriano recuerdan al

    sacerdote que cada recitacin del Pater Noster es un acto eclesial, que trae

    consecuencias en la vida de los dems. San Cipriano escribi:

    "Ante todo, el Maestro de la paz y de la unidad no quiso que orsemos por cuenta

    nuestra y en privado, de manera que cada uno rezase slo para s mismo. Por eso

    no decimos Padre mo que ests en el cielo, o Dame hoy mi pan [...]. Nuestra

    oracin es pblica y para todos y, cuando rezamos, lo hacemos no por una

    persona sola, sino por todas, porque nosotros todos somos uno" [8].

    La oracin Libera nos continua difundiendo dulcemente los ecos del Pater

    Noster y describe la indignidad humana y la necesidad de liberacin del mal con

    que nos acercamos a la Eucarista. El sacerdote, que reza a favor de cada uno,

    reconoce, por un lado, las circunstancias que inciden sobre nuestra paz, en vidas

    manchadas por pecados y angustias; y por la otra, la gozosa esperanza que trae la

    venida del Seor. El pueblo completa la oracin con una doxologa, que expresa

    la expectativa de que el Seor cumplir su promesa de ser glorificado en

    nosotros. La oracin Domine Iesu Christe se concentra sobre nuestros pecados y

    angustias y reposa sobre la fe de la Iglesia que espera la paz y la unidad del reino,

    como cumplimiento de la voluntad de Dios. Despus, el sacerdote extiende las

    manos e intercambia el saludo con la asamblea: Pax Domini sit semper vobiscum.

    Se responde: Et cum spiritu tuo.

    El intercambio efectivo de la paz no representa un componente obligatorio de la

    liturgia: el dicono o el sacerdote pueden, si es oportuno, invitar a los presentes a

    intercambiarse el signo de la paz. Las discusiones respecto al momento ms

    apropiado para intercambiarse la paz dentro de la liturgia son distintas de las que

    se refieren al modo de intercambiarla. El Misal mantiene las debidas distinciones

    eclesiolgicas. Ciertamente, el intercambio de la paz no es un momento en el que

    de una actitud formal se pase a una informal, sino ms bien un momento en el

    que las relaciones humanas, que son parte intrnseca del orden de las cosas, se

    revelan en sus justas proporciones. "Se trata de un rito de intercambio, no de un

    saludo por las buenas" [9]. Santo Toms de Aquino expres esta relacin entre

    las relaciones humanas y el buen orden en su bello himno al Santsimo

    Sacramento con el ttulo Pange Lingua, cantado el Jueves Santo y en el da

  • del Corpus Domini en la liturgia romana [10]. La tercera estrofa recita: "En la

    noche de la Cena, / sentado a la mesa con sus hermanos, / tras haber observado

    plenamente las prescripciones de la ley..." [11].

    El sacerdote intercambia la paz con el dicono o con el ministro asistente. No

    est previsto que deje el presbiterio para saludar a los fieles en la nave. Estos se

    intercambian la paz slo con aquellos que estn ms cerca. El libro distingue

    estos dos gestos (es decir, el del celebrante y el de los fieles), lo que impide que

    haya un malentendido eclesiolgico, que podra brotar de una visin puramente

    horizontal.

    La fraccin del pan, que sigue, posee un aspecto prctico y uno simblico. Desde

    el punto de vista ritual, en muchos casos el celebrante rompe la Hostia grande,

    que consume en primera persona. Por otro lado, este rito permite que se use

    tambin una Hostia ms grande respecto a lo normal, que se haga pedazos para

    distribuirlos a los fieles. Una partcula de sta debe meterse en el cliz, mientras

    el sacerdote dice en secreto: "El Cuerpo y la Sangre de Cristo, unidos en este

    cliz, sean para nosotros alimento de vida eterna".

    El Agnus Dei que acompaa esta accin pide perdn y se dirige a Jess, que es el

    Cordero pascual, cuyo cuerpo sacrificado ha derramado su sangre para el perdn

    de los pecados. La imagen de Jess como Cordero est representada en un modo

    extraordinario por un retablo de la catedral de San Bavn, en Gante, en la que se

    ve un cordero de pie sobre el altar, que derrama su sangre en un cliz [12].

    El Agnus Dei se remite al Libro del Apocalipsis, que proclama la dignidad del

    Cordero que fue inmolado [13] y la bendicin de aquellos que son invitados al

    banquete de bodas del Cordero [14]. La antigedad del Agnus Dei en el Rito

    Romano es tal que muchos expertos sostienen que fue el papa Sergio I (687-701)

    quien lo introdujo en la Misa. La tercera invocacin del Agnus Dei pide la paz

    porque la Santsima Eucarista es Sacramento de Paz, en cuanto que es el medio a

    travs del cual todos aquellos que lo reciben se estrechan en un vnculo de unidad

    y de paz [15].

    El sacerdote reza en secreto una oracin preparatoria personal a la Santa

    Comunin, entre las dos que propone el Misal. En la primera, pide ser liberado

    de sus iniquidades y de todo otro mal, a travs del Cuerpo y la Sangre de Cristo,

    y pide la gracia de permanecer en los mandamientos del Seor para que nada

    pueda nunca separarle de l. En la segunda, el sacerdote ora para que su

    recepcin del Cuerpo y la Sangre de Cristo no traiga sobre l un juicio de

    condena, sino al contrario, represente una defensa y una cura para el alma y el

    cuerpo. La Comunin del sacerdote, que siempre precede a la de los fieles, se

    hace bajo las dos especies, para completar la accin litrgica de la Misa. l ora

  • para que el Cuerpo y la Sangre de Cristo lo conduzcan a la vida eterna. En

    cambio, en la purificacin de los vasos sagrados, reza en favor de los que han

    comulgado (incluido, por tanto, l mismo), para que lo que han recibido con los

    labios sea recibido por un corazn puro, y para que de simple don hecho en el

    tiempo, la Comunin eucarstica se convierta en un remedio que dura para la vida

    eterna. El conjunto de estas palabras y acciones revela que aqu se ha celebrado

    un gran misterio: la Celebracin eucarstica es un kairos tiempo favorable del Seor que ha interceptado el chronos, o sea, el tiempo que es simple sucesin de acontecimientos que tienen lugar alrededor nuestro. Por eso aqu, ante Dios, el

    silencio representa en el fondo la nica respuesta personal apropiada que

    proviene de la parte ms ntima de nuestro ser para expresar fe, reverencia y

    comunin de amor con Aquel que hemos recibido.

    Este momento de silencio debera ser salvaguardado con atencin. Debera durar

    minutos y no segundos, para proporcionar un espacio de oracin claramente

    definido. En la oracin despus de la Comunin, que tambin prev una pausa de

    silencio despus del Oremus, sobre todo si esta no ha sido observada en

    precedencia, el sacerdote gua el agradecimiento de la Iglesia y reza para que el

    don de la Comunin, que ha sido distribuido, pueda dar fruto en nosotros. El

    Amn con el cual los fieles responden a esta oracin concluye los Ritos de

    Comunin, que haban iniciado con la invitacin del sacerdote a rezar el Pater

    Noster.

    La forma extraordinaria

    El sacerdote en los Ritos de Comunin de la forma extraordinaria (o Misa de san

    Po V) realiza gestos ms complejos, que indican la identidad y la funcin

    sacerdotales, en preparacin a la Santa Comunin. Siguiendo el mismo orden

    usado para exponer los ritos de la forma ordinaria, consideremos ahora la

    extraordinaria, comenzando por la introduccin alPater Noster hasta la

    conclusin de la oracin tras la Comunin. Se notan ciertamente diferencias entre

    ambas formas que componen el Rito Romano. Dado que el Misal Tridentino

    prev celebraciones con distintos grados de solemnidad, en estos casos los

    ministros asistentes llevan a cabo acciones que en cambio son realizadas por el

    propio sacerdote cuando celebra la Misa baja (no solemne). El sacerdote recita

    el Pater Noster l solo y el ministro asistente responde: sed libera nos a malo.

    El Libera quaesumus incluye las intercesiones de todos los santos, y adems de

    mencionar a la Virgen Mara y a los santos Pedro y Pablo, incluye tambin a san

    Andrs, probablemente como signo de particular devocin hacia el apstol.

    Cuando el sacerdote reza para obtener la paz en nuestros das [16], hace el signo

    de la cruz sobre s mismo con la patena y la besa sobre la orla superior, antes de

  • ponerla bajo la Hostia, para preparar el desarrollo de la fraccin del pan. En su

    explicacin de las oraciones y ceremonias de la Santa Misa, Guranger ofrece un

    comentario que describe el objetivo de la frmula Haec Commixtio, que se dice

    en el momento de inserir la partcula de la Hostia en el cliz - comentario que al

    mismo tiempo revela la tendencia de este autor hacia la alegora:

    "El sacerdote despus deja caer la partcula que tena en la mano dentro del cliz,

    mezclando as el Cuerpo y la Sangre del Seor, diciendo al mismo tiempo: Haec

    commixtio et consecratio Corporis et Sanguinis Domini nostri Iesu Christi fiat

    accipientibus nobis in vitam aeternam. Amen. Cual es el significado de este rito?

    Qu cosa se significa en la mezcla de la Partcula con la Sangre que est en el

    cliz? Este rito no es de los ms antiguos, aunque tiene casi mil aos. Su fin es

    demostrar que, en el momento de la resurreccin de Nuestro Seor, su Sangre se

    uni de nuevo a su Cuerpo, circulando en sus venas como antes. No habra sido

    suficiente que se fuese reunida a su Cuerpo solo su Alma; deba suceder lo

    mismo con su Sangre, de modo que el Seor estuviese ntegro y completo.

    Nuestro Salvador, por eso, en la resurreccin retom su Sangre que haba sido

    antes derramada en el Calvario, en el Pretorio y en el Huerto de los Olivos" [17].

    Tras el Agnus Dei, hay tres plegarias que el sacerdote dice antes de la Santa

    Comunin, con los ojos fijos sobre la sagrada Hostia y cuyo contenido se

    encuentra largamente en los Ritos de Comunin de la forma ordinaria. Despus,

    teniendo la Hostia dice la frmula Domine, non sum dignus por tres veces y

    simultneamente se bate el pecho. Cuando purifica la patena en el cliz antes de

    consumir la preciosa Sangre, cita el Salmo 115: "Cmo al Seor podr pagar

    todo el bien que me ha hecho? La copa de salvacin levantar, e invocar el

    nombre del Seor", y aade: "Alabando invocar al Seor y me salvar de mis

    enemigos" [18]. Durante la purificacin del cliz, tras el Quod ore sumpsimus, el

    sacerdote reza para que no quede en l alguna mancha de sus faltas y que el

    Cuerpo y la Sangre de Cristo que ha recibido transformen todo su ser.

    Se ve que el nfasis reposa sobre el carcter sacerdotal y sobre las acciones

    litrgicas del sacerdote en los Ritos de Comunin son extremamente alentadores.

    Mientras no esconden la conciencia que el sacerdote posee de su propia

    indignidad, subrayando con todo su dignidad nica y le recuerdan cmo debe

    luchar para volverse puro y santo como Cristo. Por ello estos ritos invitan e invitan de un modo inmediato al sacerdote que realiza el sacrificio a entrar en una unin ms estrecha con Jesucristo, Sumo Sacerdote y Vctima. Adems

    invitan a los fieles a reconocer con alegra el ministerio del sacerdocio, cuyo

    misterio es esencial para la Eucarista, como "Fuente y culmen de la vida y la

    misin de la Iglesia" [19]. En estos aspectos distintos de la misma invitacin, la

    Iglesia entrev las maravillas del amor de Dios, que se humill a s mismo para

  • compartir nuestra humanidad; amor que renueva su invitacin cada vez que su

    alianza de amor se hace presente sobre el altar, cuando Cristo arrastra nuestra

    existencia humana cada vez ms profundamente a su vida resucitada. Como

    atestigua el autor del Apocalipsis: "Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno

    oye mi voz y me abre la puerta, entrar en su casa y cenar con l y l

    conmigo" [20].

    [Por Paul Gunter, O.S.B.

    Traduccin de Inma lvarez]

    Notas

    [1] Catecismo de la Iglesia Catlica, n. 1353.

    [2] Jn 6.

    [3] Jn 6,33.

    [4] Jn 6,46-48.

    [5] Jn 6,57.

    [6] R. GUARDINI, Meditations Before Mass, tr. ingl. E. CASTENDYK, Sophia

    Institute, Manchester (NH) 1993 (rist.), 174.

    [7] Cipriano de Cartago, De Oratione dominica, 4-30, PL 3A, 91-113.

    [8] Cipriano de Cartago, De Oratione dominica, 8.

    [9] J. DRISCOLL, What happens at Mass, Gracewing, Leominster 2005, 123.

    [10]] Durante la solemne traslacin del Santsimo Sacramento del Jueves Santo y

    como Himno en las Vsperas del Corpus Domini.

    [11] In supremae nocte caenae recumbens cum fratribus, observata lege

    plene....

    [12] J. VAN EYCK, Adoracin del Cordero, escena del retablo, 1432, Catedral

    de San Bavn, Gante, Blgica.

  • [13] Ap 5,11-12.

    [14]] Ap 19,7.9. El sacerdote introduce el Domine, non sum dignus, formula

    basada en Mt 8,8 y Lc 7,6-7 a la cual, en el Misal de Pablo VI, se aadi la

    imagen de la fiesta del Cordero.

    [15] "Oh signo de unidad, oh vnculo de caridad": Agustn de Hipona, In Joannis

    evangelium tractatus, 26, 13: PL 35, 1613; cf. Concilio Vaticano

    II, Sacrosanctum Concilium, n. 47.

    [16] Da propitius pacem in diebus nostris.

    [17] P. Guranger, Explanation of the Prayers and Ceremonies of Holy Mass, tr.

    ingl. L. Shepherd, Stanbrook Abbey, Worcestershire 1885, 61.

    [18] Laudans invocabo Dominum et ab inimicis meis salvus ero.

    [19] Benedicto XVI, Sacramentum Caritatis, n. 3.

    [20] Ap 3,19-20.