EL TIEMPO HISTÓRICO - RICARDO KREBS

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EL TIEMPO HISTÓRICO Ricardo Krebs Temporalidad e Historicidad Desarrollo de la Conciencia Temporal e Histórica

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Al decir de Ricardo Krebs, el hombre es un ser en el tiempo , y su individualidad está marcada por el signo de la muerte. Su inexorable destino aparece ligado a Cronos, el Dios del tiempo, dado lo inevitable del continuo e ininterrumpido correr de los días, ley inmutable, así ese tiempo cronológico torna breve la vida del hombre, y larga su muerte. En esa única dirección del tiempo, no hay momentos de la vida de los hombres que se perpetúen. En este universo de Cronos, el hombre y su quehacer, son una metáfora de la fugacidad. Es paradójico, que los mismos que idearon a Cronos, también dieron vida a Kairos, el dios, de esos precisos momentos cuando ocurren los acontecimientos, ese instante, a través del cual, muchos hombres cruzaron el umbral de la inmortalidad. Sólo para recordar, que en las épocas primordiales, antes de la medición de los días, Cronos seguía los ciclos de las lluvias, los cambios de las estaciones, y la altura del sol regulaba, los ciclos del apetito y del sueño.

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EL TIEMPO HISTÓRICO

Ricardo Krebs

Temporalidad e Historicidad

Desarrollo de la Conciencia Temporal e Histórica

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Reseña Biográfica de Ricardo Krebs

PATRICIA ARANCIBIA CLAVEL

Ricardo Krebs nació en Valparaíso el 2 de diciembre de 1918 cuando la “Gran Guerra” estaba llegando a su fin. Pero a diferencia de otros jóvenes de su misma época, que crecieron y se formaron viviendo los cambios y transformaciones del Chile de las décadas del 20 y del 30 (un Mario Góngora o un Jaime Eyzaguirre, por ejemplo), Krebs desarrolló su infancia y su adolescencia en un ambiente exclusivamente germano.En 1936, al terminar sus estudios secundarios y luego de cumplir voluntariamente con el Servicio Militar, Ricardo Krebs, viajó a Alemania con la finalidad de iniciar allí su formación universitaria.Así, Bonn, Goettingen, Leipzig, fueron por alrededor de seis años sus centros de estudio, hasta que finalmente, en 1941, obtuvo en Leipzig su Doctorado en Filosofía con mención en Historia.A su vez, le era importante interiorizarse en el estudio de al menos un idioma clásico que le permitiera manejar con rigurosidad la crítica histórica, el examen de las fuentes. Ese idioma fue el latín, que paralelamente le abrió las puertas al conocimiento del mundo medieval.Ya en 1942 estaba en Chile. Tenía 23 años y un gran deseo de volcar sus conocimientos y experiencias en la docencia. La Universidad Católica le abrió sus puertas como profesor de Historia Universal, en la Escuela de Pedagogía, que recién iniciaba sus actividades y luego, Juan Gómez Millas, que estaba muy interesado en enriquecer la vida universitaria chilena con personas bien preparadas, lo llevó a la Universidad de Chile, como su ayudante y posteriormente como profesor extraordinario de Historia Moderna.Ricardo Krebs, como lo sostuvimos al comienzo de esta breve exposición, es un hombre que se crio y se formó en un ambiente casi exclusivamente germano. Sin embargo, a partir de 1943 en adelante, todos sus esfuerzos han estado encaminados a entregarle a Chile lo mejor de sí mismo, demostrando con ello su gran sentido patriótico. El Premio Nacional de Historia que le fue otorgado en 1982, no es más que una mínima muestra de agradecimiento y valoración al historiador y a su obra.

Síntesis

Al decir de Ricardo Krebs, el hombre es un ser en el tiempo 1, y su individualidad está marcada por el signo de la muerte. Su inexorable destino aparece ligado a Cronos, el Dios del tiempo, dado lo inevitable del continuo e ininterrumpido correr de los días, ley inmutable, así ese tiempo cronológico torna breve la vida del hombre, y larga su muerte. En esa única dirección del tiempo, no hay momentos de la vida de los hombres que se perpetúen. En este universo de Cronos, el hombre y su quehacer, son una metáfora de la fugacidad. Es paradójico, que los mismos que idearon a Cronos, también dieron vida a Kairos, el dios, de esos precisos momentos cuando ocurren los acontecimientos, ese instante, a través del cual, muchos hombres cruzaron el umbral de la inmortalidad. Sólo para recordar, que en las épocas primordiales, antes de la medición de los días, Cronos seguía los ciclos de las lluvias, los cambios de las estaciones, y la altura del sol regulaba, los ciclos del apetito y del sueño.

Ahora bien, el hombre en su frágil y desvalida posición, es un ser temporal. Es el actor privilegiado en el suceder del tiempo, y tiene además, conciencia del tiempo, y de la historia, y esto lo determina como ser histórico, posee también, la capacidad de modificar el concepto del tiempo. De ahí que, el tiempo del hombre es la historia y no el tiempo de Cronos. No obstante, el tiempo cronológico es el soporte basal del tiempo histórico, sin el cual no existiría este, y su comprensión es anterior a este.

Somos herederos de realidades forjadas en el pasado, tenemos que enfrentarnos a ellas, cualesquiera sean nuestras elecciones, configuraremos la realidad para los futuros hombres, y en ese sentido fijamos el horizonte de la existencia humana, la historicidad. Se estructuran entonces, las dimensiones del tiempo histórico en presente, pasado y futuro.

1 Krebs, Ricardo. El Tiempo Histórico. Temporalidad e Historicidad, pag. 141

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Somos arquitectos de realidades en el presente, cuyos cimientos se determinaron en el pasado, pensando y soñando en mundos mejores, nos proyectamos hacia el futuro. Estas construcciones, estarán siempre en tensión, entre la realidad histórica del pasado y la nueva por construir. La historia por lo tanto, se hace entre el pasado real y el futuro posible.

La historia jamás se detiene en este continúo fluir de los cambios, y parafraseando a Benedetti; “Cuando se encuentra la solución a un problema, la Historia vuelve a cambiar las preguntas”. En los ríos que fluyen, sólo el hombre como ser histórico es perenne.

La conciencia del tiempo y de la historia, son en sí mismos, fenómenos históricos, que se fueron desarrollando y modificando en el curso de los tiempos: Para Aristóteles, la historia acontece al hombre, más no determina su naturaleza. El pensamiento histórico griego estuvo dominado por la idea de que todos los fenómenos históricos son pasajeros y que están condenados a desaparecer. El Cristianismo, concibió el tiempo como un transcurrir del género humano, en la dirección hacia el futuro en que se cumplirán los tiempos, es una noción escatológica, porque refiere cada momento del tiempo a un tiempo final decisivo. La secularización del pensamiento histórico, surge de la concepción cristiana y mantiene subyacente una expectativa escatológica; la historia es avance a hacia la plenitud de los tiempos. Durante el siglo XX se desarrolla una conciencia histórica contemporánea, con un creciente distanciamiento frente al pasado, un completo relativismo historicista y hasta un hastío frente a la historia. El pasado parece muy distante y sin un significado real para la sociedad actual. En medio de esta concepción nihilista, de que no existe una historia en sí, y que el único sentido que pueda tener la historia, es el que el hombre le pueda dar por medio de sus decisiones.

Como conclusión y frente a esta crisis de relativismo historicista, es bueno recordar las palabras de Jacobo Burckhardt “El hombre no existe sólo por sí mismo, sino por todo el pasado, y todo el futuro”.

El concepto de tiempoEl comenzar hablar del tiempo es un ejercicio arduo, pues las aristas son numerosas, y tiene distintos significados según el ámbito de aplicación. Incluso para aquellos que hasta hace algunos años, detentaban la cualidad de la asertividad, tales como; los físicos teóricos, Paul Davies, plantea en “That Mysterious Flow” (página 40)2 lo siguiente; “Uno podría hipotéticamente, crear una métrica correspondiente a una corriente, fluyendo en un instante de tiempo, como una forma temporal de amperaje, sin embargo, esa medida simplemente podría no existir” .En los hechos, uno de los más candentes temas en la Física Teórica es; si el tiempo en sí mismo, no es una ilusión. La confusión es tal, que los Físicos han llegado a contratar Filósofos, en un intento por entender, si es que la variable “t”, debería ser incluida en sus ecuaciones.

Si entramos en el terreno de la Filosofía3; y queremos responder a la pregunta; ¿qué es el tiempo? El tiempo es aquello en lo que se producen acontecimientos. Esto ya lo vio Aristóteles en relación con el modo fundamental de ser de las cosas naturales: el cambio, el cambio de posición, el movimiento: ¿Cómo qué se nos presenta el tiempo en esta forma de encontrarnos con él, quizá como el "en-qué" donde las cosas cambian? Si tomamos, las dimensiones temporales de; pasado, presente y futuro, entonces, el pasado como historia propia se puede repetir en el "cómo", como acontecieron los hechos.

La posibilidad de acceder a la historia se funda en la posibilidad según la cual un presente sabe en cada caso ser futuro. Este es el primer principio de toda hermenéutica. El enigma de la historia reside entonces, en lo que significa ser histórico. Resumiendo podríamos decir: el tiempo es equiparable al ser-ahí. El ser-ahí es lo respectivamente mío, que puede presentar la modalidad del respectivo ser futuro en la anticipación del seguro, pero indeterminado haber sido. Así podríamos continuar, para corresponder

2 Stix, Gary. Real Time. Scientific American, USA, September 2002.

3 Martín Heidegger. Conferencia pronunciada ante la Sociedad Teológica de Marburgo, julio de 1924.

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al carácter ontológico del tema aquí tratado, tenemos que hablar temporalmente del tiempo. Queremos repetir temporalmente la cuestión de ¿qué es el tiempo? El tiempo es el "cómo". Si seguimos indagando qué es el tiempo, hemos de evitar quedar prendidos prematuramente de una respuesta (al estilo: el tiempo es esto o aquello), lo cual implicaría siempre un "qué". No miremos la respuesta, sino repitamos la pregunta. ¿Qué sucedió con la pregunta? Se ha transformado. La cuestión de ¿qué es el tiempo?, se ha convertido en la pregunta: ¿Quién es el tiempo? Más en concreto: ¿Somos nosotros mismos el tiempo? Y con mayor precisión todavía: ¿Soy yo mí tiempo?

Volviendo al ámbito de la historia, el hombre es ser en el tiempo, somos nosotros mismos el tiempo, en el discurrir infinito e irreversible, de los acontecimientos históricos. El tiempo temporal, el tiempo físico, tiene un antes, un ahora y un después. El tiempo humano, el tiempo histórico, tiene un ayer, un hoy y un mañana, tiene un pasado, un presente y un futuro.

El problema de la periodificación de la Historia Universal

La periodificacion se refiere a la clasificación de los hechos pasados de acuerdo con ciertos lineamientos comunes. Todo intento de dividir la Historia en etapas es lícito, cuando se basa en un criterio preciso, objetivo y comprobable en la realidad. De ese modo, podemos establecer en Historia del Arte; los períodos Bizantino, Barroco, etc. Cada sociedad, elabora de acuerdo con sus propios criterios los hechos relevantes, que les sirvan como eje fundamental, para así facilitar el análisis, de sus propios desarrollos, es así, como surgen las eras históricas.

Hesíodo en “Los trabajos y los días”, describe cinco edades del Hombre: La Edad de Oro, La Edad de Plata, La Edad Heroica y La Edad de Hierro. Ciertamente, que no podríamos remitirnos a este testimonio para comenzar con la periodificación de la Historia.

Desde el punto de vista tradicional se dividió la historia en edades, aislando los hechos mundiales, y considerando los acontecimientos importantes ocurridos en Europa, como punto de referencia para periodificar la historia. Sin embargo, ¿qué significa un acontecimiento importante?, los acontecimientos o hechos no hablan por sí mismos, como suele creerse. Los hechos sólo hablan cuando el historiador los interpreta, un personaje de Pirandello decía; “un hecho es un saco vacío, no se tiene de pie, si no ponemos algo dentro”4.

El trasfondo ideológico que se manifestaba es el eurocentrismo, la tendencia a valorar en extremo la cultura de un grupo social (europeo), y hacer girar el universo en torno a ese foco, supuestamente superior.

Esta división cobra fuerza en la segunda mitad del siglo XIX y se va imponiendo a nivel global afianzado por la difusión y el prestigio del positivismo histórico.

Podríamos aventurar que esta división de la historia, tenía un fondo colonialista, porque quería justificar el expansionismo europeo de los siglos XVI – XIX, y para ello explicaban que los europeos estaban cumpliendo una misión civilizadora: enseñar la escritura, la cultura, la religión, etc., a los pueblos prehistóricos e incivilizados, que existían en América, África, Oceanía y Asia.

Ricardo Krebs, nos entrega una visión cercana al pesimismo, sobre la influencia negativa del positivismo historicista y su impacto en la perdida de una autentica periodificación. Y agrega, que, las eras antes y después de Cristo, se han convertido en meras eras cronológicas.

4 Carr, E.H., ¿Qué es la historia? Capítulo I, El Historiador y los Hechos. Editorial Ariel, España, 1984. Pag. 15

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Hoy cuando tenemos conciencia de que no es dable, incluir culturas de diverso origen y desarrollo, en las eras históricas de Occidente, los textos continúan definiendo los períodos históricos, de acuerdo a criterios anacrónicos.

La conciencia histórica frente al pensamiento histórico relativista

El autor, subraya que el historicismo de Benedetto Croce, celebrada como la postrera religión de los intelectuales, ha terminado por relativizar los valores5. Ha desaparecido la idea de que la Historia tiene un comienzo y un fin.

La teoría de Croce es fuertemente historicista; la historia tiene también un preciso horizonte gnoseológico, porque en primer lugar es conocimiento, y conocimiento contemporáneo, por lo que la historia no es el pasado, sino que está viva en cuanto su estudio está motivado por un interés que surge en el presente.

La historiografía es, en segunda instancia, útil para comprender la racionalidad más profunda del proceso del espíritu, no siendo un conocimiento abstracto, sino de hechos y experiencias bien precisas. El conocimiento histórico nos ilumina sobre la génesis de los hechos.

Por otra parte, Sartre, Heidegger, Barth, Popper, Nieburh, Lowith, y Theodor Lessing, coinciden en afirmar que la historia carece de sentido y coherencia. No existe una historia en sí.

Para complementar el cuadro negativo anterior, el nihilismo de Nietzsche parece haberse convertido en el credo del intelectual del siglo XX. Nietzsche ve en el despliegue del nihilismo toda fundación de cultura europea, la que surge como destino necesario de este proceso. La visión religiosa del mundo había sufrido ya un gran número de cambios por perspectivas contrarias, cayendo en el escepticismo filosófico, y en las teorías científicas evolucionistas y heliocéntricas modernas, lo que no hace más que confirmar la desvalorización de los valores supremos. A lo ya señalado, hemos de sumar una creciente presencia de lo democrático, la que se muestra como la afirmación de una individualidad independiente de Dios y acreedora de la igualdad, de la medianía. La democracia aparece, a los ojos de Nietzsche, como un momento del despliegue del nihilismo igualmente negador de la vida que los que la antecedieron. Ambas manifestaciones del nihilismo se muestran a Nietzsche como negaciones de la vida, al negar u olvidar dimensiones de la misma que, a su parecer, aparecen como constitutivas de ella e inalienables a lo que él considera vida.

Para superar esta crisis de relativismo historicista, acota Ricardo Krebs; debemos revalorizar nuestra confianza en la capacidad creadora del hombre, y en aquello que está más allá de la historia, para los que necesitan reafirmar su fe. El pasado nos puede entregar la experiencia histórica, que nos permite saber lo que el hombre es capaz de hacer, lo que podemos esperar de él, y aquello que excede sus fuerzas. Este es sólo un momento fugaz, y debemos vivir históricamente6.

Finalmente, quisiera expresar mi personal opinión respecto de esta temática. El acontecer del hombre, genera ecos, y estos desde los albores de la humanidad componen la sinfonía de fondo, que acompaña a los hechos históricos. Si somos capaces de escuchar e interpretar estos ecos, aprenderemos a escuchar el Bien. A este respecto, me viene a la memoria, lo que escribió Nikos Kazantzakis, en “La Odisea”; “en algún instante, fugazmente, la muerte soñó con la vida”.

Glosario

Escatología: La escatología (del griego éskhata, “cosas últimas”, “final”, “postrero”; y logos, “estudio”, “discurso”, “tratado”) es definida como el estudio de las cosas finales, en donde podemos encontrar no sólo la muerte, sino también el juicio final, la vida después de la muerte, el infierno, cielo o purgatorio; conforme a lo anterior, existen dos tipos de escatología: la escatología anteposhistórica que se refiere al

5 .Krebs, Ricardo. El Tiempo Histórico. Temporalidad e Historicidad, pag. 168

6 Krebs, Ricardo. El Tiempo Histórico. Temporalidad e Historicidad, pag. 169

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destino de los hombres y la escatología posmortuoria que trata del hombre después de la muerte. Dado que la escatología trata de un tema que ha ocupado a todos los seres a lo largo de la historia, no es de extrañar que cada cultura alrededor del mundo tenga su propia visión de las cosas finales o escatología.Historicismo: Tendencia filosófica que interpreta la realidad humana como producto de la historia: según el historicismo, los cambios sociales son producto del acontecer histórico. El historicismo implica, por tanto, una comprensión del hombre en la historia y por la historia, y toda la vida humana, con sus ideologías, sus instituciones y estructuras, habría de comprenderse en función de la historia y según una perspectiva histórica. El historicismo está muy relacionado con el aspecto antropológico, que adscribe la historicidad al hombre y sus producciones bajo la influencia de las ciencias del espíritu, al igual que con el aspecto cosmológico que, bajo la influencia del evolucionismo extiende la categoría de lo histórico al mundo entero. Lo mismo cabe darse en una relación del historicismo con lo gnoseológico, ontológico y religioso como con muchas esferas de la teología actual.Positivismo7: Teoría definida en función de las ciencias naturales y extendida en el siglo XIX a todas las disciplinas de las ciencias del espíritu. Representa una forma especial del Empirismo. Desarrollado especialmente por Augusto Comte. Este parte de la afirmación de que la filosofía, descartada toda metafísica y su presunto conocimiento de principios aprióricos y normativos, no tiene otro quehacer – como las ciencias particulares en sus respectivos sectores-, que el de ordenar lo “dado”. Inmediatamente en la experiencia sensible (= positivo), lo “efectivo”, de hecho, fáctico, mediante el establecimiento de relaciones últimas, generales y constantes de la realidad (= leyes). Estas mismas deben ser a su vez “dadas”, es decir se pueden reconocer de manera concluyente en la experiencia.Gnoseología: Del griego "gnosis" (conocimiento) y "logos" (discurso). Término con el que se designa la teoría del conocimiento, y parte de la filosofía que tiene por objeto la delimitación y definición de lo que es "conocimiento" y el estudio de sus características y límites. Aunque la mayoría de filósofos antiguos y medievales trataron el problema del conocimiento, lo hicieron, por lo general, subordinándolo a cuestiones ontológicas. La filosofía moderna, por el contrario, hace de la explicación del conocimiento, el punto de partida de su reflexión filosófica, por lo que, la teoría del conocimiento alcanzará con ella una importancia y proyección que no tiene en la antigüedad. Nihilismo8: (del lat. Nihil = nada) Significa en general que no hay que pensar en normatividad y estabilidad, que el ente, lo real, lo verdadero, lo valioso o bien no había sido nunca nada, o bien por lo menos actualmente, se resuelve en algo intrascendente. Así el nihilismo es la pérdida de una razón (trascendente), del mundo y de la vida histórica que den sentido y consistencia. Nietzsche, ve en el nihilismo el incontenible proceso histórico de desvalorización de los valores supremos, a los que antes señalaban la norma. Sartre, profesa una forma especial de nihilismo; según él, el hombre como ser para sí, en su libertad absoluta, aunque limitada, lleva a cabo el anonadamiento del ser.Relativismo9: La idea de que no existe una verdad absoluta, universal, ni una moral con vigencia universal para el hombre, sino que todo conocimiento (relativismo gnoseológico) es sólo relativa y dependiente de condiciones mudables (por ej. La estructura mental marcada individual o culturalmente), y que también el obrar moral (relativismo ético), se rige en cada caso por pautas e ideas jurídicas cambiantes.Hermenéutica10: (gr. Hermeneutike tekhne = arte de la interpretación). Doctrina filosófica de la comprensión histórica y de sus prerrequisitos. La hermenéutica hace patente, la diferencia histórica entre interprete e interpretado, y muestra la necesidad de hacer remontar las proposiciones y significados al contexto vital de la época, en que surgieron.

7 Müller, Max y Halder, Alois. Breve Diccionario de Filosofía.Editorial Herder, España, 2001. Pags 355-356

8 Op. Cit. Müller, Max y Halder, Alois, Pags. 320-321.

9 Op. Cit. Müller, Max y Halder, Alois, Pag.. 377

10 Op. Cit. Müller, Max y Halder, Alois, Pag.. 216-217

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