El tiempo no es oro

3
EL TIEMPO NO ES ORO Seguramente ya habréis oído esta historia, pero permitidme que os la cuente, porque me impactó cuando lo escuché, y porque, desgraciadamente, ya me la he tenido que escuchar varias veces: " Un pequeño de 5 años entró corriendo y canturreando en el despacho de su padre, donde éste trabajaba afanosamente entre papeles, móviles, pantallas de ordenador y tazas de café. - ¡¡¡Papá, papá, papá!!! - llamaba insistente el pequeño, tirando de la corbata desanudada de su padre. - ¡No me molestes, hijo! ¿No ves que estoy trabajando? - contestó éste, sin volver la vista hacia su pequeño. - Déjame hacerte una pregunta, papi - dijo el niño. ¿Cuánto ganas por hora? - ¿Cómo? Mira, tengo muchas cosas que hacer... Por favor, ¿puedes salir de aquí y dejarme en paz? - Sólo eso, papi. Dímelo, por fi. ¿Cuánto ganas por hora? Su padre resopló molesto, y de mala gana le respondió: - 20 euros, más o menos. Y por eso mismo te vas ya de aquí, ¿me oyes? Lárgate y déjame trabajar, ¿quieres? Y así lo hizo. El niño salió del despacho de su padre apresuradamente y canturreando su canción favorita. Pero a los cinco minutos volvió a entrar de nuevo, de la misma forma que lo hizo un ratito antes, para desesperación de su padre, que seguía a lo suyo...

Transcript of El tiempo no es oro

Page 1: El tiempo no es oro

EL TIEMPO NO ES ORO

Seguramente ya habréis oído esta historia, pero permitidme que os la cuente, porque me impactó cuando lo escuché, y porque, desgraciadamente, ya me la he tenido que escuchar varias veces:

" Un pequeño de 5 años entró corriendo y canturreando en el despacho de su padre, donde éste trabajaba afanosamente entre papeles, móviles, pantallas de ordenador y tazas de café.

- ¡¡¡Papá, papá, papá!!! - llamaba insistente el pequeño, tirando de la corbata desanudada de su padre.- ¡No me molestes, hijo! ¿No ves que estoy trabajando? - contestó éste, sin volver la vista hacia su pequeño.- Déjame hacerte una pregunta, papi - dijo el niño. ¿Cuánto ganas por hora?- ¿Cómo? Mira, tengo muchas cosas que hacer... Por favor, ¿puedes salir de aquí y dejarme en paz?- Sólo eso, papi. Dímelo, por fi. ¿Cuánto ganas por hora?

Su padre resopló molesto, y de mala gana le respondió:

- 20 euros, más o menos. Y por eso mismo te vas ya de aquí, ¿me oyes? Lárgate y déjame trabajar, ¿quieres?

Y así lo hizo. El niño salió del despacho de su padre apresuradamente y canturreando su canción favorita.

Pero a los cinco minutos volvió a entrar de nuevo, de la misma forma que lo hizo un ratito antes, para desesperación de su padre, que seguía a lo suyo...

- ¡¡¡Papá, papá!!! ¿Me dejas 10 euros?- ¿Queeeé? ¿Estás loco? ¡¡Anda, vete ya a dormir, que mira qué hora es, y déjate de tonterías!!

Pasan algunas horas, cae la noche, llega la madrugada, y el padre, exhausto, reclinado sobre el sillón de su despacho, no puede dejar de pensar en la forma en que echó hace un rato a su hijo de allí. En silencio, coge su cartera, se dirige a su habitación, que tiene la

Page 2: El tiempo no es oro

puerta entreabierta, y se sienta en el suelo, junto a la almohada, contemplando embelesado el rostro de su hijo, el cual, durmiendo plácidamente, parece un ángel venido del cielo.

Se acerca hacia su rostro, lo besa tiernamente, y le dice en voz baja:

- Eh, gordito... despierta... mira, te he traído los diez euros que me pediste...

El pequeño abre los ojitos, perezoso, y se abraza a su papá, dibujando una gran sonrisa en su rostro. De inmediato, coge el billete que le ha dado su padre, y lo mete en una pequeña bolsa de chuches que esconde debajo de su almohada. Esta bolsa tiene algunas monedas, que suenan graciosas en las manos del niño.

- Ya está, papi - dice el pequeño. Ya tengo veinte euros. ¿Y ahora? ¿Me vendes una hora de tu tiempo?"

Esta historia no es mía. Pero la escuché hace ya algún tiempo, y desde entonces no he podido olvidarla. Y la he oido algunas veces, como os decía antes, y cada vez que la oigo siempre me surge en la mente la misma pregunta, que martillea con fuerza en mi corazón:

¿De verdad merece la pena tanto trabajo? ¿Qué nos estamos perdiendo? ¿Cuándo nos daremos cuenta que lo más importante en nuestras vidas es lo que solemos ignorar con más frecuencia?

Espero que no tardemos mucho.Porque esto no es nuevo....Mira...

"Padres, no irriten a sus hijos... Al contrario, pasen tiempo con ellos, educándolos y aconsejándolos según el Espíritu de Dios..."

EFESIOS, 6 1-4

Tú mismo...

Daniel Cantero Montiel