El tiempo reencuadrado

Medios Expresivos II La Ferla

Ana Claudia Garca cita a Marc Aug cuando dice que un lugar es un espacio en el cual podemos leer en parte o en su totalidad la identidad de los que lo ocupan, las relaciones que mantienen y la historia que comparten. Todos tenemos una idea, una intuicin o un recuerdo del lugar entendido de esta manera. Parte de lo que se plantea es el disparador que motiva a la artista Florencia Levy para realizar su obra 26 casos sobre el recuerdo de un lugar; ella explica que a partir del material obtenido en las entrevistas, realiz una serie de trabajos que forman un sistema de representacin basado en los recuerdos de las personas, y apilan esas memorias como capas geolgicas en un lugar que existe en su cerebro. Representaciones amontonadas y despegadas del contexto de su memoria, apareciendo como imgenes de un recuerdo comn. La memoria emotiva como inspiracin, revivir y permitir vivir una experiencia que no nos es contempornea. Construir a travs del recuerdo, recrear un lugar a partir de la palabra. Vivir el recuerdo. En palabras de Garca, hay un aqu y ahora en el proceso de expectacin en la instalacin que es contemporneo al sujeto. Hay, asimismo, una percepcin inmediata de la espacialidad que se nos presenta exterior a nosotros, aunque paradjicamente nos hace sentir involucrados en el espacio conceptual de la obra. Y hay una percepcin del tiempo fsico en cuanto a duracin. Duraciones que son externas a nosotros, pero que al mismo tiempo duran para una conciencia que las recuerda. La inclusin del cuerpo del espectador en cuanto perceptor del espacio tiende a insistir, asimismo, sobre la experiencia o vivencia de irreversibilidad del tiempo. Puedo hilvanar este concepto con la mediatizacin de los recuerdos. Veo esas duraciones que son externas a nosotros en los monitores o pantallas que reproducen la imagen de una pared reconstruda a partir de recuerdos, o en cmo nos contextualiza temporalmente a travs de un televisor que nos ensea algunas publicidades o fragmentos de programas de la poca. Adems, estando de acuerdo con Foucaurt siendo citado por Zunzunegui, noto la ausencia de una lnea de recorrido. Levy propone que el espectador reconozca los cambios que ese espacio sufri durante el paso del tiempo enmarcando ciertos sectores del mismo mediante televisores, monitores, pinturas e intervenciones en el piso; y a su vez compare. De alguna manera reencuadra y encapsula temporalmente cada sector elegido. El marco, a mi entender, es el espacio y el reencuadre es el tiempo.

Siqueiros, por otro lado, nos introduce en un cofre transparente que descansa en las profundidades del mar, mientras soy observado por figuras humanas despojadas de vestimenta. Soy observado, a la vez que observo.

Afectamos los espacios tanto como ellos nos afectan, la relacin nunca es indiferente o neutral. Si hay una ficcin artstica en la instalacin, no acta para articular espacios entre una obra y otra, eslabona antes que nada, el sentido de una nueva relacin. En esta relacin nueva, el dispositivo de enunciacin no segrega al espectador del locus de la enunciacin: lo incluye. El espectador queda inmerso en la obra. As me veo en este momento: inmerso en la obra. Asimismo, el factor temporal me atraviesa directamente porque estoy en el stano de una casa que alguien habit hace muchos aos. De alguna u otra manera, el recuerdo pasado que pertenece a este tipo de instalacin recorre una y otra vez el espacio.Haciendo una salvedad, con respecto a cierta diferencia que puedo notar con la obra de Levy: tenemos la libertad de intervenir con nuestro cuerpo, tocar la obra. Rompemos la barrera que nos impuso el museo tradicional de slo apreciar y no tocar. En el cofre debemos usar cierta proteccin por sobre nuestro calzado. Eso llam poderosamente mi atencin debido a que si se tratase de la obra original, estara totalmente prohibido tocar de cualquier manera una obra restaurada porque no cumple con la reglamentacin. En otras palabras: estaramos frente a un despropsito. Lo que me llev a investigar, llegando a la conclusin de que por lo menos el piso es una rplica y al no ser original estara permitido caminar sobre l.

Ambas obras estn colocadas dentro de lo que Zunzunegui llama museo moderno. Segn l, el espacio deja de ser un destinador delegado para plantearse como una pura extensin moldeable a voluntad.

Sin intermediarios entre las obras y el pblico; quiere desembocar en una experiencia en la que la mirada vague sin encontrar puntos de apoyo en los que sustentar su trabajo cognoscitivo.Lo que interpreto es que podemos tener ciertas referencias acerca de la obra/instalacin pero nuestro conocimiento sera enriquecido pura y exclusivamente luego de habernos enfrentado fsicamente a ella, dejando que la carga histrica o emocional cree esa conexin entre la percepcin libre luego de relacionarnos con el arte.

El tiempo reencuadradoDiego H. Iadarola

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