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¿HELENA CONVERTIDA EN ESTRELLA? A PROPÓSITO DE DOS PASAJES DE ESTACIO En la poesía latina, concretamente en la obra de Estacio, encontramos dos pa- sajes algo sorprendentes que pueden llevarnos, sobre todo uno de ellos, el de las Silvas, a la deducción de un catasterismo de Helena, es decir su conversión en una constelación o en un astro, pasajes éstos que no tienen precedentes en la poesía latina. Son los siguientes: Silvas III 2, 8-12 y Tebaida VII791-793. En la Silva, un propempticon a Meció Céler, el poeta, que desea a imitación de Horacio Odas I 3, una feliz navegación al amigo, pide a los dioses bajo cuya custodia está el mar que le protejan en su viaje, entre ellos a los hermanos Eba- lios {Oebalii fraíres), es decir a los Dióscuros 1 ; sin embargo ruega Estacio al mismo tiempo que no aparezca, que huya, la estrella de Helena (sororis astro). Dice así: Proferte benigna sidera et antemnae gemino considite cornu, Oebalii fratres; uobis pontusque polusque luceat; Iliacae longe nimbosa sororis astra fúgate, precor, totoque excludite cáelo. "Haced brillar estrellas favorables y sentaos en los dos cuernos de la verga, hermanos Ebalios; brille con vosotros el mar y el cielo; lanzad lejos, os ruego, a los nimbosos astros de la Ilíaca hermana y excluirla del cielo todo". 1 Castor y Pólux, hermanos de Helena, llamados Dióscuros, es decir hijos de Zeus, aunque según otra versión muy extendida sólo Pólux, al igual que Helena, es hijo del dios siéndolo Castor de Tindáreo, esposo de Leda, madre de todos ellos. Se les suele llamar Tindáridas por Tindáreo, Ledeos por Leda, Ebalios por Ébalo, uno de los reyes Lacedemonios, Terapneos por ser Terapne su ciudad natal lo mismo que de Helena, Lacedemonios, Laconios o Espartanos por motivos semejantes, etc. En vida llevaron a cabo grandes hazañas (recobraron a Helena raptada por Teseo, participaron en la expedición de los Argonautas, raptaron a las Leucípides, Hilaíra y Febe, prometidas a Idas y Linceo, etc.). Habían sobresalido Castor como jinete, Pólux como púgil, y se creía que ya divinizados adoptaban forma humana para ayudar a los hombres en las batallas (en la del lago Regilo por ejemplo). Su aparición en el cielo se consideraba presagio favorable para la navegación. 659

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  • ¿HELENA CONVERTIDA EN ESTRELLA? A PROPÓSITO DE DOS PASAJES DE ESTACIO

    En la poesía latina, concretamente en la obra de Estacio, encontramos dos pa-sajes algo sorprendentes que pueden llevarnos, sobre todo uno de ellos, el de las Silvas, a la deducción de un catasterismo de Helena, es decir su conversión en una constelación o en un astro, pasajes éstos que no tienen precedentes en la poesía latina. Son los siguientes: Silvas III2, 8-12 y Tebaida VII791-793.

    En la Silva, un propempticon a Meció Céler, el poeta, que desea a imitación de Horacio Odas I 3, una feliz navegación al amigo, pide a los dioses bajo cuya custodia está el mar que le protejan en su viaje, entre ellos a los hermanos Eba-lios {Oebalii fraíres), es decir a los Dióscuros1; sin embargo ruega Estacio al mismo tiempo que no aparezca, que huya, la estrella de Helena (sororis astro). Dice así:

    Proferte benigna sidera et antemnae gemino considite cornu, Oebalii fratres; uobis pontusque polusque luceat; Iliacae longe nimbosa sororis astra fúgate, precor, totoque excludite cáelo.

    "Haced brillar estrellas favorables y sentaos en los dos cuernos de la verga, hermanos Ebalios; brille con vosotros el mar y el cielo; lanzad lejos, os ruego, a los nimbosos astros de la Ilíaca hermana y excluirla del cielo todo".

    1 Castor y Pólux, hermanos de Helena, llamados Dióscuros, es decir hijos de Zeus, aunque según otra versión muy extendida sólo Pólux, al igual que Helena, es hijo del dios siéndolo Castor de Tindáreo, esposo de Leda, madre de todos ellos. Se les suele llamar Tindáridas por Tindáreo, Ledeos por Leda, Ebalios por Ébalo, uno de los reyes Lacedemonios, Terapneos por ser Terapne su ciudad natal lo mismo que de Helena, Lacedemonios, Laconios o Espartanos por motivos semejantes, etc. En vida llevaron a cabo grandes hazañas (recobraron a Helena raptada por Teseo, participaron en la expedición de los Argonautas, raptaron a las Leucípides, Hilaíra y Febe, prometidas a Idas y Linceo, etc.). Habían sobresalido Castor como jinete, Pólux como púgil, y se creía que ya divinizados adoptaban forma humana para ayudar a los hombres en las batallas (en la del lago Regilo por ejemplo). Su aparición en el cielo se consideraba presagio favorable para la navegación.

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  • FRANCISCA MOYA DEL BAÑO

    El pasaje de la Tebaida dice así:

    non aliter caeco nocturni turbine Cori scit peritura ratis, cum iam damnata sororis igne Therapnaei fugerunt carbasa fratres.

    "No de otro modo, en medio del ciego torbellino del nocturno Coro, sabe la nave que ha de perecer cuando, ya quemadas por el fuego de la hermana, los Te-rápneos hermanos han huido de las velas de la nave".

    El símil de los Dióscuros, que no pueden salvar la nave, una vez que ha sido dañada por el fuego de Helena (sororis igne), sirve para ilustrar que Apolo sabe, igual que la nave conoce que va a perecer, que Anfiarao va a morir y que nada puede hacer por evitarlo. En ambos textos no se da el nombre de Helena, pero evidente es la deducción, puesto que es hermana de los Ebalios o los Terápneos. En un caso se la llama astra y en otro igne2. Por el contexto también es evidente que su aparición, su presencia, es nociva para los navegantes, en contraposición a sus hermanos que son propicios, claramente en el texto de la Silva e implícita-mente en la Tebaida, ya que el fuego de la hermana ha causado un daño tan irre-parable que nada pueden hacer ellos para salvar la nave, por lo que huyen y no se sientan, presagio favorable, en las vergas.

    En Estacio se habla, pues, de una estrella a la que los marineros deben temer. En ambos casos aparece nombrada junto a sus hermanos, pero mientras ellos, si-guiendo una tradición unánime en la Literatura Clásica, son protectores de los navegantes, Helena es considerada perniciosa para la navegación, lo que no res-ponde a una tradición conocida en la poesía clásica. En estos contextos, tanto los Dióscuros como Helena están elevados a la categoría de dioses habiendo recibi-do la inmortalidad.

    A diferencia de lo que ocurre con Helena, sobre la inmortalidad de los Diós-curos y su papel de protectores de los navegantes (esta protección se ejerce de dos modos, haciendo que la navegación sea feliz o salvando nave y marineros una vez que han sido afectados por la tempestad) tenemos bastantes noticias.

    En Homero, aunque en Ilíada 3. 243 s. se dice que han muerto, en Odisea 11. 298 ss. se refiere en boca de Ulises, que los ha visto en el Infierno, que unas veces viven y otras están muertos, teniendo este honor igual que los dioses3:

    Και Λήδην εϊδον, την Τυνδαρέου παράκοιτιν, ή ρ' ύπό Τυνδαρέψ κρατερόφρονε γείνατο παϊδε,

    2 Aunque seguiremos hablando de "estrellas" al referirnos a la de Helena y también a las de los Dióscuros, hay que recordar que con stella, sidera, astra se puede aludir, y en estos casos así ocurre, no a estrellas fijas en el firmamento, sino a luces, Juegos, fenómenos luminosos que aparecen en ciertas ocasiones en el cielo.

    3 Aparece por primera vez la versión de que comparten el cielo y el infierno. Esta leyenda, de bastante presencia en la literatura, refiere que muerto Castor, Pólux pidió a Zeus que su hermano participase de su inmortalidad a la vez que él lo hacía de su muerte; de ahí que pasen la mitad del año en el cielo y la mitad en el infierno; se identifican con la constelación de Gemini y con las estrellas de la mañana y de la tarde, etc.

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  • ¿HELENA CONVERTIDA EN ESTRELLA?

    Κάστορα θ' ίππόδαμον και πυξ αγαθόν Πολυδεύκεα, τους άμφω ζωούς κατέχει φυσίζοος αϊα• οι και νέρθεν γης τιμήν προς Ζηνός έχοντες άλλοτε μεν ζώουσ' έτερήμεροι, άλλοτε δ' αύτε τεθνάσιν• τιμήν δε λελόγχασιν Ισα θεοϊσι.

    En los Himnos Homéricos XXXIII se alude a ellos como salvadores de los hombres en la tierra y de las naves zozobrantes (vv. 6-8). Cuando los marineros en peligro les invocan, aparecen de repente lanzándose a través del éter (8-12) y apaciguan vientos y allanan olas; con la buena señal se alegran y descansan de sus fatigas (12-17).

    Con cierta extensión están aquí los elementos fundamentales: salvadores, aparecen de repente.

    Anterior a este himno son los hermosísimos versos de Alceo4, que también contienen los elementos fundamentales: cabalgan sobre el mar (vv. 5-6), salvan de la muerte (7-8), se posan en los mástiles brillando en la noche (9-12).

    A los Dioscuros como estrellas alude también Jenofanes 39 D-K5, y Píndaro en dos ocasiones habla de su divinización; en Nemea 10. 55 ss., donde se menciona que Pólux prefirió compartir con Castor muerte e inmortalidad a ser el sólo in-mortal, en el bellísimo pasaje en el que se cuenta el combate de los Dioscuros con sus primos Linceo e Idas, a los que habían robado unos bueyes (en Píndaro bue-yes en lugar de las prometidas, que es la versión que goza de más extensión); en Pítica 11. 93-96 se refiere también a que un día sí y otro no habitan el cielo.

    En Eurípides, en varias ocasiones aparecen los elementos fundamentales. En Electra 988-993 el Coro se dirige a Helena, reina de Argos y hermana de los Dios-curos, que puestos en el rango de los astros en el éter inflamado, están encarga-dos de llevar sobre las olas marinas el socorro a los mortales:

    *Ié βασίλεια γύναι χθονός Άργείας, παί Τυνδάρεω, και τοϊν άγαθοϊν ξύγγονε κούροι ν Διός οϊ φλογεράν αΐθέρ' έν άστροις ναίουσι, βροτών έν αλός ροθίοις τιμάς σωτήρας έχοντες-

    En 1241 ss. los hermanos dicen a Orestes que, apenas han apaciguado las olas desencadenadas contra la embarcación6, han acudido a Argos:

    D. Page, Sappho and Alcaeus. An introduction to the Study oj Ancient Lesbian Poetry. Oxford at the Clarendon Press 1979 (= 1955), pp. 265 ss.

    τους έπϊ των πλοίων φαινομένους οίον άοτέρας, οϋς και Διοοκούρους καλούσι τίνες, νεφέλια

    είναι κατά την ποιάν κίνηοιν παραλάμποντα. Jenofanes dice, pues, que aparecen sobre las naves

    como astros, que algunos llaman Dioscuros, y que son como neblinas resplandecientes con cierto

    movimiento. Cf. Diels-Kranz Fragmente der Vorsokratiker ν. I p. 124. 6 Esta es la de Menelao, a quien prometen en Helena v. 1663 una navegación favorable ...

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  • FRANCISCA MOYA DEL BAÑO

    Δεινόν δε ναός άρτίως πόντου σάλον παύσαντ' άφίγμεθ' "Αργός, ώς έσείδομεν σφαγάς αδελφής τήσδε, μητέρος δε σης.

    De nuevo, al final de Electra y después de referirse a un suceso contemporá-neo, (vv. 1347 s.)7 manifiestan que ellos, recorriendo el cielo, rehusan la ayuda a los impíos, pero que a los piadosos libran del peligro y ofrecen la salvación (vv. 1349-53):

    νώ δ' επί πόντον Σικελόν σπουδή σψσοντε νεών πρώρας ένάλους. Δια δ' αίθερίας στείχοντε πλακός τοϊς μεν μυσαροϊς ουκ έπαρήγομεν, οίσιν δ' δσιον και το δίκαιον φίλον έν βιότω, τούτους χαλεπών έκλύοντες μόχθων σώζομεν.

    EnHelena(v. 140), tras haber preguntado la propia Helena por sus hermanos a Teucro, éste le ofrece dos versiones, una de las cuales es que son dos astros se-mejantes a los dioses:

    άστροις σφ' όμοιωθέντε φάσ' είναι θεώ.

    También al final de la obra aparecen para dar explicaciones a Teoclimeno y para proteger el viaje de Menelao, diciendo que son los encargados de salvar a los marineros (vv. 1664-5):

    σωτήρε δ' ήμεϊς σώ κασιγνήτω διπλώ πόντον παριππεύοντε πέμψομεν πάτραν.

    Igualmente Metrodoro de Quíos 10 D-K8 alude a los Dióscuros. Teócrito, con cierta extensión y gran encanto, en el Idilio 22 presenta a los Dióscuros como sal-vadores de los hombres en peligro y las naves de las tempestades, en los versos 1-9 y especialmente 4 ss.:

    ύμνέομεν και δις και τό τρίτον άρσενα τέκνα κούρης θεστιάδος, Λακεδαιμονίους δύ' αδελφούς, ανθρώπων σωτήρας έπι ξυροϋ ήδη έόντων, ϊππων θ' αΐματόεντα ταρασσομένων καθ' δμιλον νηών θ' αϊ δύνοντα και ούρανόν είσανιόντα άστρα βιαζόμεναι χαλεποϊς ένέκυρσαν άήταις.

    7 Las naves que van a proteger no son otras que la flota que va en ayuda de Nicias el año 413 a.C. Cf.Tucídides7.47.

    8 Dice así: Cuando los ojos ven con temor y sobresalto que los Dióscuros están resplandecientes: των όρώντων οφθαλμών μετά δέους και καταπλήξεως είναι οτιλβηδόνας. Diels-Kranz ν. II ρ. 232.

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  • ¿HELENA CONVERTIDA EN ESTRELLA?

    y descritos detalladamente los efectos de la tempestad (vv. 10-16) afirma que Castor y Pólux pueden sacar hasta del abismo las naves con sus marineros, que ya pensaban iban a morir (17-22):

    άλλ' έμπης ύμεϊς γε και εκ βυθού έλκετε νήας αύτοϊσιν ναύτησιν όιομένοις θανέεσθαι• αίψα δ' άπολήγουσ' άνεμοι, λιπαρή δε γαλήνη άμ πέλαγος- νεφέλαι δε διέδραμον άλλυδις αλλαι-έκ δ' "Αρκτοι τ' έφάνησαν "Ονων τ' άνά μέσσον άμαυρή Φάτνη σημαίνουσα τα προς πλόον ευδία πάντα

    y de nuevo en el verso 23 se les llama protectores de los mortales. No se especifica si aparecen, si brillan, si se sitúan o no en los mástiles, pero

    gracias a ellos amainan los vientos, reina la calma, desaparecen las nubes, se muestran diáfanas las Osas, etc., efectos todos ellos que los marineros, y tam-bién la tradición literaria, atribuía a la acción protectora de los Dióscuros.

    De Calimaco sólo hay una alusión a ellos, llamados' 'estrellas Lacedemonias" en Lav. Pall. v. 24, al comparar la carrera de la diosa con la de los célebres jóvenes. También más tarde en Luciano Nav. 9 se habla de los astros de los Diós-curos que se sientan en la cofa del buque y conducen la nave:

    έφασκεν ό ναυκληρος... τίνα λαμπρόν άστέφα Διοσκούρων τον έτερον έπικαθίσαι τω καρχησίω και κατευθύναι την ναύν...

    y en D. Deor. 26. 1 y 2, se dice que se reparten la inmortalidad y que se les encargó ponerse a las órdenes de Poseidón y recorrer a caballo el mar y que si ven a los marineros a merced de las olas, suben a bordo y salvan sus vidas.

    EPM. 'Υπό φιλαδελφίας τούτο ποιούσιν- έπει γαρ έδει ένα μεν τεθνάναι των Λήδας υίέων, ένα δε άθάνατον είναι, ένείμαντο ούτως αυτοί την άθανασίαν. ...

    ΕΡΜ. Ουδαμώς, άλλα προστέτακται αύτοϊν ύπηρετεϊν τώ Ποσειδώνι και καθιππεύειν δεϊ το πέλαγος και εάν που ναύτας χειμαζόμενους ϊδωσιν, έπικαθίσαντας έπί το πλοϊον σψζειν τους έμπλέοντας.

    Esto en cuanto a la literatura griega9. En la latina, si bien no hay pasajes de una cierta amplitud, sí hay alusiones que revelan que son conocidos y que se mantie-

    9 La prosa griega ofrece pasajes referidos a los Dióscuros. Pausanias 1.18.1 habla de un santuario a ellos dedicado (el Anaceo, cf. Tucídides 8. 93); en 2. 19 de los relieves que hay en la base de la estatua de Poseidón en que están representados los Tindáridas porque salvan las naves y los hombres que viajan por el mar (lo que está en relación con Poet. Astr. 2. 22: Poseidón les regaló los caballos "et dedit potestatem naufragis saluti esse"). Estrabón 1. 3.2, convencido de que los antiguos lleva-ron a cabo viajes más largos que sus descendientes por mar y por tierra, hace referencia a los Diós-curos, Jasón, Ulises, Menelao. Es posible, continúa, que la fama de haber descendido a los Infiernos

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  • FRANCISCA MOYA DEL BAÑO

    nen los caracteres generales. En Catulo 4, poema en el que se habla de aquella barca que fue la más veloz, la muy viajera, etc., se dice que ahora retirada en-vejece y se ofrece a los Dióscuros (vv. 26-27):

    seque dedicat tibi, gemelle Castor et gemelle Castoris.

    Esta ofrenda está motivada por ser considerados ellos divinidades protectoras de la navegación.

    Un poco más explícitos son los versos 68. 63-66 en un símil que sirve como otros para caracterizar a Manlio, favorecedor y auxilio del poeta:

    hic, uelut in nigro iactatis turbine nautis lenius aspirans aura secunda uenit

    iam prece Pollucis, iam Castoris implorata, tale fuit nobis Manlius auxilium.

    También en Horacio encontramos repetidamente la alusión a los Dióscuros. Así en la Oda 1.3.2, dedicada a Virgilio, de la que ya hemos dicho deriva la Silva de Estacio 3.2, en la que Horacio implora, entre otras, la ayuda de los hermanos de Helena para que guíen la embarcación de Virgilio:

    sic fratres Helenae, lucida sidera ... regat.

    Estrellas y protectores pues. Más amplio es el pasaje de la Oda 1. 12 en la que se recogen diversas alabanzas

    a dioses y héroes. En dos estrofas sáficas (vv. 25-32) aparecen los hijos de Leda (antes sólo nombrado el Alcida) cuya estrella al brillar lleva la paz a las aguas:

    Dicam et Alciden puerosque Ledae hunc equis, illum superare pugnis nobilem, quorum simul alba nautis

    stella refulsit, defluit saxis agitatus umor, concidunt uenti fugiuntque nubes et minax, quod sic uoluere, ponto

    unda recumbit.

    En 4. 8, en la oda dedicada a Mario Censorino en la que se encuentra una ala-banza de la poesía, Horacio afirma que la Musa proporciona la inmortalidad ... Así es como Hércules participa en la fortuna de Júpiter y así la brillante estrella

    Teseo y Pirítoo estuviese motivada por sus largas expediciones, y que por lo mismo los Dióscuros hayan sido llamados guardianes del mar y protectores de los navegantes. Puede verse también: Plut. De deject. orac. 30 y Epic. 23; Diodoro 4. 43, Epiménides D.K. I p. 37, Filolao D.-K. I p. 402.

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  • ¿HELENA CONVERTIDA EN ESTRELLA?

    de los Tindáridas10 arrebata del fondo de las aguas a las destrozadas naves:

    sic clarum Tyndaridae sidus ab infímis quassas eripiunt aequoribus rates

    También en 3. 29,64, al final de una oda dedicada a Mecenas, al que invita a su casa, y en la que aparece el tema de la voluble fortuna, de la necesidad de vivir el presente, etc. y en la que afirma que no le preocupa si la suerte le abandona ni si la mercancía se pierde por causa de la tempestad, concluye con el deseo de que la brisa y el gemelo Pólux le conduzcan seguro al amparo de una barca de dos remos por las tempestades egeas (vv. 62-64).

    tune me biremis praesidio scaphae tutum per Aegaeos tumultus

    aura feret geminusque Pollux.

    En Propercio 1. 17, 18, aunque en alusión breve, se encuentra presente la vir-tud de los Dióscuros como salvadores de los que se encuentran en peligro en el mar. El poeta es víctima de una tormenta cuando huye de Cintia. Desconfía de que se aplaque el temporal: Nullane placatae ueniet fortuna procellael (v. 7). Por eso más adelante confiesa que hubiese sido más fácil cambiar a Cintia (domi-nae peruincere mores, v. 15) que buscar y esperar esa calma que le libre del peli-gro en que se encuentra: quam ... opiatos quaerere Tyndaridas (v. 18).

    Si bien ellos son propicios cuando aparecen, Propercio no parece confiar en su ayuda y va a dirigir sus súplicas a las Nereidas, divinidades también invocadas en estas circunstancias, y que forman parte de los tópicos incluidos en esta clase de composiciones11.

    En 2.26 de nuevo Propercio, y en contexto semejante pero en esta ocasión tra-tándose de un sueño, alude a la condición de protectores del mar. El poeta ha contemplado mientras dormía, en una pesadilla, el naufragio de Cintia y ha temi-do la muerte de la amada; por eso prometió muchas cosas a Neptuno y a Leucó-tea12 y a los Dióscuros, al hermano con Castor (cum Castorefratri, v. 9), es decir a Pólux y Castor (vv. 9-10):

    quae tum ego Neptuno, quae tum cum Castore fratri, quaeque tibí excepi, iam dea Leucothoe!

    10 El escolio a Tyndaridae sidus explica: Castorem et Pollucem dicit, quorum navigantibus salu-bre sidus carminibus memoratur. Cf. PseudoAcron, Scholia in Horatium uetustiora I, II. Recensuit Otto Keller, Teubner 1967 (= 1904), p. 355.

    1 ' Cf. por ejemplo la Silva citada. 12 Traduzco Leucótea aunque los manuscritos y ediciones ofrecen Leucothoe, porque como Leu-

    cothea aparece en toda la tradición literaria a excepción de este pasaje de Propercio y de su mención en el calendario romano según Boissier (cf. Roscher, Lexicón der griechischen und romischer Mythologie II2, col. 2017). No se trata de una de las Nereidas así llamada según Higino Fab. Praef., sino de la divinidad marina en la que fue convertida Ino.

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    También en Ovidio Fastos 5 aparecen como estrellas propicias para ias naves (v.720):

    Utile sollicitae sidus utrumque rati.

    Está explicando Ovidio la constelación de Gemini, con la que se identifican también los Dioscuros, pero mezcla dos versiones, pues la aparición de esta constelación propicia la navegación, pero no por eso es probable ni haya que deducir que salva a la nave en peligro.

    En los versos anteriores después de referir Ovidio el enfrentamiento de los Dioscuros y sus primos Linceo e Idas, y la muerte de Castor, expone la petición de Pólux a Júpiter de compartir el don del cielo13 (vv. 715-20):

    Iamque tibi, Pollux, caelum sublime patebat, cum 'mea' dixisti 'percipe uerba, pater:

    quod mihi das uni caelum, partiré duobus; dimidium toto muñere maius erit'.

    Dixit et alterna fratrem statione redemit: utile sollicitae sidus utrumque rati.

    Igualmente en Tristes 1. 10 45 ss. Ovidio se dirige a los Tindáridas como pro-tectores:

    Vos quoque, Tyndaridae, quos haec colit ínsula, fratres, mite precor duplici numen adesse viae.

    altera namque parat Symplegadas iré per artas, scindere Bistonias altera puppis aquas.

    vos facite ut uentos, loca cum diuersa petamus, illa suos habeat, nec minus illa suos.

    Un pasaje significativo y muy importante es el de Valerio Flaco 1. 568 ss., del que no tenemos antecedentes poéticos conocidos y que explica cómo durante el viaje de los Argonautas el padre Júpiter confiere a los Dioscuros la facultad de ayudar a los marineros:

    Dixit et ingenti flammantem nubila sulco derexit per inane facem, quae puppe propinqua in bifidum discessit iter fratresque petivit Tyndareos, placida et mediis in frontibus haesit protinus amborum lumenque innoxia fundit purpureum, miseris olim implorabile nautis.

    "Así habló y a través del aire lanzó una antorcha que inflamó las nubes en ingente surco, la cual, en las cercanías de la nave, se dividió en dos y se dirigió a

    13 Ciertas variantes ofrecen los textos sobre la lucha, muerte e inmortalidad de los Dioscuros (cf. entre otros Píndaro y Teócrito ya citados, Ovidio Fast. 5.709-720, Higinio 14. 12 y 80, etc.).

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  • ¿HELENA CONVERTIDA EN ESTRELLA?

    los hermanos Tindáreos y plácida se colocó inmediatamente en medio de sus frentes y difundió inofensiva una luz purpúrea, a la que imploran los marineros en apuros".

    He dicho que sin antecedentes poéticos conocidos. Creo que podría decirse sin temor a equivocarse que sin antecedentes, pues las noticias de Higino no in-validan esta afirmación14.

    Que los Dióscuros son implorados por los marineros se ve en Silio Itálico 15. 82-83, en quien se añade a los hermanos hijos de Leda el dios Quirino, divinidad romana a la que se confiere poderes semejantes:

    quid suspiratos magno in discrimine nautis Ledaeos referam fratres uestrumque Quirinum

    Más tarde Claudiano, Bell. Gild. 1. 222 recoge la propiedad de salvadores de las naves en un símil que le sirve para ensalzar a los Teodosios (219-222):

    sic cum praecipites artem uicere procellae adsiduoque gemens undarum uerbere nutat descensura ratis, caeca sub nocte uocati naufraga Ledaei sustentant uela Lacones,

    Con este repaso, quizá demasiado extenso aunque no exhaustivo, de la pre-sencia de los Dióscuros en la Literatura Clásica15, hemos intentado poner de relieve el amplio eco que éstos tuvieron para poder contrastarlo con la exigua

    14 Higino en Fab. 14 (Argonautae conuocati), enumeración de héroes que viajaron con Jasón, en 12, después de referirse a Castor y Pólux, hijos de Júpiter y Leda a los que se llama también espartanos, dice: His (se. Castor y Pólux) eodem quoque tempere stellae in capitibus ut uiderentur accidisse scribitur. Rose (cf. Hygini Fabulae. Recensuit, prolegomenis commentario appendice instruxit H.J. Rose. Lugduni Batavorum in aedibus A.W. Sythoff 1963 p. 17) no debía conocer el pasaje de Valerio Flaco puesto que en nota dice: unde haec, plañe nescio, sin hacer referencia alguna al texto de los Argonautica, que creemos hubiese mencionado aun considerándolo posterior a Higino. Podríamos pensar que si Higino es anterior a Valerio Flaco, habría una fuente para Higino y Valerio, que de existir sería con toda certeza algún pasaje de los Argonautica que P. Varrón Atacino escribió siguiendo, aunque no fielmente, a Apolonio de Rodas (en éste no hay nada que se le parezca). Pero de no ser así la innovación con toda seguridad es de Valerio Flaco y éste, a su vez, la fuente de Higino. Considerado así, Higino sería contemporáneo o posterior a Valerio Flaco, cosa no improbable y que no se puede contradecir con dato alguno, ya que lo único que tenemos es un término ante quem, el año 207 Í.C. en que las Fábulas fueron traducidas al griego (cf. Ruiz de Elvira,

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    presencia de alusiones a la inmortalidad de Helena, su conversión en estrella y su influencia sobre los navegantes.

    Al principio del trabajo veíamos que en Estado Helena está convertida en es-trella, era considerada inmortal y diosa. Nos detendremos ahora en estos aspec-tos. No es nuestro propósito, empero, recoger todas las fuentes que directa o in-directamente dan alguna noticia sobre su condición de diosa (santuarios, culto, etc.) pues nos interesan las fuentes propiamente literarias, y sobre todo las que dicen que era una estrella, favorable o no.

    El hecho de la divinización de Helena es muy antiguo, puesto que, como acon-tece en muchos casos, no sería una heroína divinizada sino una antigua diosa transformada en heroína; como parece, la mejor etimología es la que hace proce-der su nombre de FéXa FéXeiv (brillo, brillar) que la aproxima a Σέλας, Σελήνη;16

    quizá fuera una personificación local, en sus orígenes laconiense, de la Luna; su culto estaba extendido, como es sabido, por el mundo griego.

    En Atenas se la honraba junto a los Dióscuros, según Eustacio ad Hom. p. 1425,62yPínd. 01.3.1; en Rodas bajo el nombre de Δενδρϊτις (Paus. 3.19.10),y abundante era el culto de Helena en Egipto, en donde, según una tradición per-maneció el tiempo que duró la guerra de Troya; en Menfis había un templo a Afrodita Ξείνη (Herod. 2. 112.1), que los sacerdotes confundían con Helena. Es posible que donde se honrase a los Dióscuros se hiciese también a Helena; en Ita-lia hay datos suficientes de su culto17.

    Pero volviendo a las fuentes estrictamente literarias, sabemos por Isócrates (Encom. Hel. 61) que alcanzó la inmortalidad y un poder igual al de los dioses; que a sus hermanos, ya sometidos por el destino, los hizo dioses y les dio honores tan patentes que, cuando son vistos por los que corren peligros en el mar, salvan a cuantos les invocan18:

    Ού γαρ μόνον αθανασίας έτυχεν, άλλα και την δύναμιν ΐσόθεον λαβοϋοα πρώτον μεν τους αδελφούς ήδη κατεχόμενους ύπό τής πεπρωμένης είς θεούς άνήγαγεν, βουλομένη δε πιστήν ποιήσαι την μεταβολήν ούτως αύτοίς τάς τιμάς εναργείς έδωκεν ώσθ' όρωμένους ύπό των έν τή θαλάττη κινδυνευόντων σψζειν, οϊτινες αν αυτούς εύσεβώς κατακαλέσωνται.

    Y dice también que a Menelao lo transformó de hombre mortal en dios y le hizo vivir con ella y estar a su lado para toda la eternidad (62), añadiendo que en Terapne de Laconia les hacen sacrificios no como héroes sino como dioses (63).

    Parcarum ab Inferís redierunt), 224 (Quijacti sunt ex mortalibus inmortales), en donde nada se dice acerca de Helena; Myth. Vat. 2.132, Higinio Poet. astr. 2.22; más alusiones en Estacio Silva 4.7 v. 48 y Marcial De spect. 25.5.

    16 Cf. Daremberg-Saglio, Dictionnaire des antiquités III1, p. 56y RoscherLexicón 12, col. 1977. 17 En Termesos una moneda con los tres, Cf. Daremberg-Saglio ΙΠ 1, p. 57 y Roscher I 2, col.

    1972. Para el culto en Italia cf. Ch. Picard, "La Tríade des Dioscures et d'Hélene en Italie", R.E.L. 17.2,1939, pp. 367-390.

    18 Esto evidentemente es una variante de la tradición. Fue Zeus quien los inmortalizó y los hizo favorables para la navegación; en otros lugares Poseidón fue quien les encargó la protección del mar.

    668

  • ¿HELENA CONVERTIDA EN ESTRELLA?

    Sigue diciéndonos Isócrates (64) que mostró su poder al poeta Estesícoro, a quien dejó ciego por haber escrito cosas no justas de ella; al saber el poeta la causa de su desgracia, continúa Isócrates, le hizo la llamada Palinodia19 y reco-bró la vista:

    Ένεδείξατο δε και Στησιχόρψ τώ ποιητή την αυτής δύναμιν δτε μεν γαρ αρχόμενος της φδής έβλαοφήμησέν τι περί αυτής, ανέστη τών οφθαλμών ¿στερημένος, επειδή δε γνούς τήν αΐτίαν τής συμφοράς την καλουμένην παλινψδίαν έποίησεν, πάλιν αυτόν είς τήν αυτήν φύσιν κατέστη σεν.

    Conocemos otros poderes de Helena, como el que refiere Heródoto 6. 61, a saber, convirtió en bellísima a una niña fea confiada por su nodriza a Helena.

    El que Helena fue inmortal lo refieren más tarde, con una explicación cierta-mente ingenua, Servio ad Aen. 2. 601 y Myth. Vat. 2. 132 y 3. 3.8 en los mismos términos. Dice Servio:

    Helenam uero inmortalem fuisse indicat tempus. nam constat fratres eius cum Argonautis fuisse: Argonautarum filii cum Thebanis bello di-micauerunt. ite illorum filii contra Troiam bella gesserunt. ergo si inmor-talis Helena non fuisset, tot sine dubio saeculis durare non posset...

    Pero el hecho concreto de la conversión en estrella aparece en la literatura griega sola y exclusivamente en Eurípides, aunque en varios textos, uno de los cuales es el más precioso. Igualmente está en Eurípides que Helena es protectora de la navegación, de los marineros, una versión totalmente distinta a lo que dice Estacio.

    Veamos los textos. En Helena 1662 ss. los Dióscuros dirigiéndose a Helena di-cen: Muerta serás honrada como diosa unida a tus hermanos, nosotros los Diós-curos. En tu honor habrá festines y libaciones (1666-1669):

    "Οταν δε κάμψης και τελευτήσης βίον, θεός κεκλήση και Διοσκόρων μέτα σπονδών μεθέξεις ξένια τ' ανθρώπων πάρα έξεις μεθ' ημών• Ζευς γαρ ώδε βουλεται.

    1 9 Tenemos varias noticias. Así Platón Fedro 243a lo recoge afirmando que al rectificar Estesícoro recobró la vista (Homero por el contrario no la recobraría jamás). Cita los versos de Estesícoro en los que se dice que nunca Helena embarcó para Troya: ούκ έοτ έτυμος λόγος ούτος, / ούδ' έβας έν νηυσϊν εύσέλμοις /ούδ' ϊκεο περγαμα Τροίας.

    En República 586c igualmente se dice que la verdadera Helena no fue a Troya. Horacio Epodo 17. 42 ss., aunque haciendo responsable de la pérdida y devolución de la vista a Castor y Pólux: Infamis Helenae Castor offensus uice I Jraterque magni Castoris, uicti prece, I adempta uati reddi-dere lumina. El schol. Cruq. (cf. D.L. Page, Poetae Melici Graeci, Oxford at the Clarendon Press 1975 (= 1962) p. 104, lo confirma: Stesichoruspoeta graecus scripsit Helenae uituperationem; quare irati Castor et Pollux Mi lumina ademerunt, sed postea monitus Stesichorus illius laudem decan-tauit, quare oculos iterum Mi reddiderunt.

    669

  • FRANCISCA MOYA DEL BAÑO

    No se explícita que se convierta en estrella, pero si ellos lo son, como repe-tidamente se ha visto, se deduce que también ella lo será, y si ellos protegen a los marineros podríamos colegir que también ella.

    En Orestes 1683 ss. Apolo manifiesta claramente que va a conducir a Helena al palacio de Zeus donde brillan las estrellas y que ella se sentará cerca de Hera y de Hebe, la esposa de Hércules, y será honrada como diosa por las libaciones de los humanos, participando con los Tindáridas hijos de Zeus de la vigilancia de los mares para salud de los navegantes:

    εγώ δ' Έλένην Δίοις μελάθροις πελάοω, λαμπρών άστρων πόλον έξανύσας, ένθα παρ' "Ηρα τη θ' 'Ηρακλέους "Ηβη πάρεδρος θεός άνθρώποις έσται σπονδαϊς έντιμος άεί, σύν Τυνδαρίδαις, τοίς Διός υίοϊς, ναύταις μεδέουσα θαλάσσης.

    Este texto es más elocuente que el de Helena; sin embargo mucho más im-portante es un pasaje anterior del Orestes, los versos 1633 ss. Apolo ha dicho que Helena no puede morir, que él la ha salvado porque Zeus se lo mandó, que nació de Zeus y es inmortal, añadiendo que, como Castor y Pólux, reinará en el éter y que será estrella de salud para los navegantes (1635-1637)20:

    Ζηνός γάρ ούσαν ζην νιν άφθιτον χρεών, Κάστορί τε Πολυδεύκει τ' έν αιθέρος πτυχαϊς σύνθακος έσται, ναυτίλοις σωτήριος.

    Estos son los únicos testimonios literarios que existen referidos a Helena convertida en estrella; tendrán que pasar varios siglos para que vuelva a apare-cer, pero ocurrirá, como ya sabemos, con características totalmente diferentes: propicia en Eurípides, nociva en Estacio21.

    Así pues, igual que la interpretación estaciana carecía de tratamientos poéti-cos que la antecediesen, así la euripidea carece de continuadores. Y mientras la de Estacio está corroborada por otros testimonios, como más adelante veremos, la de Eurípides no sólo no los tiene sino que la desautorizó el historiador Sosibio.

    20 La condición de diosa está implícitamente en Electra al principio y final del canto del coro (v. 988-997). No aludimos, por ser ajeno a nuestro objeto, a la versión de Helena inmortal que como esposa de Aquiles vive en la Isla Blanca.

    21 Una excepción podría suponerla Horacio en dos ocasiones; una velada alusión a la conversión en estrella no perniciosa sino propicia, podría estar en el Epodo 17 vv. 40-41; se compara a Helena y a Canidia en este poema, las dos han sido injuriadas, Helena por Estesícoro, Cánida por Horacio, Estesícoro rectificó y fue perdonado, él también ha rectificado. Canidia (¿quizá como Helena?) será convertida en estrella (v. 40 s.): tu púdica, tu probalperambulabis astra sidus aureum. La segunda es Od. 1. 3 en donde se podría pensar que implícitamente también Horacio se refiere a Helena, que no debe aparecer y sí sus hermanos. De todas formas no son textos claros y es válido lo dicho, al menos en poesía.

    670

  • ¿HELENA CONVERTIDA EN ESTRELLA?

    El problema que se plantea es si Eurípides está aislado porque deliberada-mente cambia la creencia generalizada de que la estrella de Helena era perni-ciosa, o si por el contrario expone lo que, aun sin tener testimonios que lo con-firmen, en su época así se creería22. Evidentemente no tenemos una respuesta válida, pero lo que sí se puede afirmar es que esa estrella de Helena favorable a la navegación como la de los Dióscuros no podía ser de naturaleza distinta a esos fuegos o estrellas con los que se identifica a éstos y que hoy se conocen con el nombre de fuegos de San Telmo23, no habiendo razones para deducir que la aparición de un solo fuego, que sería el de Helena, fuera presagio desfavorable y la de dos, es decir el de Castor y Pólux, favorable puesto que un mismo fenómeno no puede producir efectos contrarios.

    22 Sea como fuere, hoy se sigue diciendo que los fuegos llamados de San Telmo, si se presentan en un solo penacho luminoso (una sola luz, fuego o stella), se llaman helena (Véase por ej. J.M. Jansá, Manual del observador de Meteorología, Madrid 1968, pp. 140-141).

    23 Los Dióscuros, como hemos dicho, fueron asociados a estrellas, Constelación de Gemmi, (cf. por ej. Eratóstenes 10, Higino 2. 22); estrellas de la mañana y la tarde; así Castor y Pólux serían equivalentes a los Aávins del sánscrito (cf. el comentario de Frazer a Pausanias 10.9.7, v. 5 p. 264) y Mommsen Philologus 11,1856, pp. 706-714, recogido en el comentario de Pease a Cicerón De Diu. 1. 75. Evidentemente eran considerados siempre propicios. Pero concretamente son invocados como protectores y sobre todo salvadores de la nave en peligro. Según la tradición aparecían, brillaban, se sentaban en los mástiles y su llegada era interpretada como anuncio de calma. Y se dio en la antigüedad el nombre de Castor y Pólux a una doble luz de naturaleza eléctrica que aparece en los mástiles o velas de los barcos al final de la tormenta (de color más o menos azulado). Se les llamó en la Edad Media y Moderna. Juegos de San Telmo. Este nombre puede estar emparentado, según recoge Frazer (op. cit. II1,9) con el fenicio y significar gemelos. Este fuego de San Telmo es un electrome-teoro consistente en una descarga eléctrica luminosa de intensidad débil o moderada que emana de objetos elevados (por ej, mástiles de barcos). De cualquier punta saliente pueden brotar esos penachos luminosos (como un copete, una lengua) con ruido de chisporroteo cuando están cerca las nubes de la tierra. Aparecen especialmente en tiempos de tormenta cuando la atmósfera está bastante ionizada, aunque no lo suficiente como para que se produzca el rayo (los mástiles se cargan por una nube electrizada o por la lluvia y por la presión estática la carga tiende a ser expulsada fuera del conductor, y esto se consigue en los puntos donde carga y presión es máxima. Se consideraba presagio favorable. Como decíamos, de cualquier punto saliente (hasta de las puntas de los dedos y encima de la cabeza y por supuesto en las puntas de las lanzas, etc.) pueden brotar estos penachos luminosos (cf.Plinio 2. 101,Séneca/V.(?. 1. 1.14) y solían interpretarse como augurios favorables; en la cabeza cf. Cicerón De diuin. 1. 121, Rep. 2. 37, Livio 1.39,1-2,25 39.16, Plut. Caes. 63; en poesía Virgilio Aen. 2.680 (Ascanio) y 7.73 ss. (Lavinia), 8.680-81 (Augusto); paramas datos cf. Pease com. a De diu. 1. 121 (caput arsisse). De estas apariciones de fuegos habla Potocki (Voyages dans les steps d'Astrakhan et du Caucase I. p. 143, citado en Frazer ad Paus. 2. 1.9) y Pease recoge unos pasajes de una carta del Prof. G. F. Moore que cuenta cómo en un tiempo muy caluroso una noche tuvieron una tormenta eléctrica entre Gettysburg y Harrisburg, y de repente, en la negra obscuridad, pequeñas lenguas de luz aparecían en cada punta de metal. Sería al aparecer en los mástiles cuando se les llamara Castor y Pólux, por ej. en Egospótamos (cf. Plutarco Lisandro 18 y Frazer a Pausanias 10. 9.7), luego en Salamina; después de esta batalla se le dedicó una estrella a los dioses (cf. Herod. 8. 122, Cic. De diu. 1. 75, con comentario de Pease, y Jacoby, Die Fragmente der griechischen Histori-ker, dritter teil b p. 655). En Roma también en la batalla del lago Regilo (Cic. Nat. Deor. 2. 13, Dion. Hal. 6. 13, Plutarco Aem. Paulus 25). Puede verse Th. Henri Martin, Revue archéologique, N.S. 13, 1886, pp. 168-174. Sebillot, Légendes, croyences et superstitions de la mer (París 1886, 2 p. 87-109, citado en Frazer a Paus. 2. 1.9. A.B. Cook Zeus, A study ¡nancient Religión, Cambridge 1914, 1. 162

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    HOMENAJE ADRADOS, Π. — 4 3

  • FRANCISCA MOYA DEL BAÑO

    El historiador Sosibio (s. III-II a .C) , como anticipábamos, rechaza la inter-pretación de Eurípides y considera no favorable la estrella de Helena. El escolio al v. 1637 de Orestes así lo confirma24.

    ούνθακος έσται ναυτίλοις σωτήριος: δτι και ή Ελένη τοϊς χειμαζομένοις κατά θάλασσαν έπήκοός έστι κατά Εύριπίδην, σεσημείωται. ό μέντοι Σωσίβιος (frag. 16) έμπαλιν οϊεται ούκ ευμενώς αυτήν έπιφαίνεσθαι. Πολέμων δε εν τώ δ των προς Άναξανδρίδην (frag. 76a) τήν μεν των δυοϊν αστέρων έπιφάνειαν των Διοσκούρων άνωμολογήσθαι, τήν δε * * των λεγομένων Ζοβείρων:

    Como se ve, el escolio explica que Helena muerta es saludable a los navegantes porque ayuda a los que están expuestos a las tempestades según dice Eurípi-des. Y también dice que Sosibio, por el contrario piensa que ella no aparece, no brilla favorablemente. También menciona que, según Polemon, la epifanía de dos estrellas (fuegos) se reconocía como la de los Dióscuros.

    No sabemos si Sosibio representa la auténtica interpretación de la estrella de Helena, siendo la de Eurípides inventada y falseada, o si, por el contrario, en su época recibía también el nombre de Helena otro fenómeno electrometeorológico considerado desfavorable por sus efectos (quizá anunciador de tormentas, favo-recedor de incendios, etc.).

    Que se llamase Helena a un fenómeno considerado negativo no tiene nada de extraño, puesto que sería el resultado de la valoración negativa que hacían los antiguos del personaje de Helena, por haber sido la causante de tantas desgracias y muertes, y que está representada abundantemente en la literatura, con excep-ciones sin embargo notables como la de Estesícoro que siguió Eurípides en va-rias de sus obras. Un pasaje que puede ponerse en relación directa con la inter-pretación de Helena desfavorable para los navegantes sería el de Esquilo Aga-menón 687 ss., en especial 688 en donde, con un juego de palabras, se la llama destructora de las naves (έλένας o έλέναυς), de hombres y ciudades:

    έπει πρεπόντως έλένας, έλανδρος, έλέ-πτολις, έκ τών άβροτίμων προκαλυμμάτων έπλευσεν ζέφυρου γίγαντος αύρα,

    Yo creo que Eurípides y Sosibio no se referían a la misma estrella. Hemos dejado para el final y en un intento de tratar de identificar esta estrella

    de Helena, unos pasajes importantes de la prosa latina en que se hace referencia a ella. El primero es de Plinio Nat. Hist. 2. 37,101 y dice así:

    ss., de obligada mención para todos los que de un modo u otro se enfrentan con estos motivos. Y Jan-sá, op. cit., p. 140; Hernández Yzal, Meteorología y Oceanografía, Barcelona 1968, p. 282; J.Ma. Lorente, Meteorología, Labor 1966(1930), p. 141.

    24 Cf. Scholia inEuripidem. Collegit recensuitedidit Eduardus Schwartz, Berolini Reimer 1887, v. I p. 235 s., y Jacoby Die Fragmente .... Leiden Brill 1964, Dritter teil Β ρ. 717 (frag. 20 (16)).

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  • ¿HELENA CONVERTIDA EN ESTRELLA?

    Existunt stellae et in mari terrisque. uidi nocturnis militum uigiliis inhaerere pilis pro uallo fulgurum effigie eas, et antemnis nauigantium aliisque nauium partibus cum uocali quodam sonó insistunt ut uolucres sedem ex sede mutantes, graues, cum solitariae uenere, mergentesque nauigia, et si in carínae ima deciderint, exurentes, geminae autem saluta-res et prosperi praenuntiae, quarum aduentu fugari diram illam ac mina-cem appellatamque Helenam ferunt, et ob id Polluci ac Castori iis nomina adsignant, eosque in mari déos inuocant.

    "Existen estrellas en el mar y en la tierra. Las he visto en las nocturnas guardias de los soldados adherirse a las armas sobre las trincheras con apariencia de resplandores. Y se apoyan en las entenas de los navegantes y en otras partes de las naves con un cierto sonido sonoro25, cambiando como las aves de lugar en lugar, peligrosas cuando llegan solas, y hundiendo los navios y quemándolos si caen en el fondo del barco; sin embargo las dobles son favorables y presagian un viaje próspero; con su llegada dicen que se pone en fuga aquella cruel, amenaza-dora y llamada Helena, y por ello a éstas dan el nombre de Castor y Pólux y en el mar los invocan como dioses".

    Otra alusión a la estrella de Helena aparece en un pasaje ciertamente sorpren-dente, como la mayoría de noticias que transmite, de Solino. En 1.5426, hablando de los terribles efectos de la menstruación femenina (a su contacto los campos no producen, se avinagra el vino, muere la hierba, pierden sus frutos los árboles, el hierro se oxida, etc.), destaca solamente un efecto favorable:

    Habet plañe illud in se solum salutare, quod auertit sidus Helenae per-niciosissimum nauigantibus.

    Al igual que Plinio, la llama por su nombre. Otros textos que hacen referencia a la estrella de Helena son el Comentario de

    Lactancio a la Tebaida y las noticias de los Mitógrafos Vaticanos, muy semejan-tes unas a otras y dependientes con toda seguridad de Estacio y Plinio.

    Dice Lactancio ad Theb. 7. 792, explicando sororis igne:

    quia nautae, cum stellam Helenae uiderint -quae Vrania dicitur, cuius tanta est uis incendii, ut malum cauet et nauis ima pertundat, ut etiam si aes fuerit, hoc calore soluatur- ergo si haec stella naui insiderit, sciunt se nautae sine dubio perituros. et contra Castorum sidera sunt nauiganti-bus sanitaria.

    "Porque los marineros, al ver la estrella de Helena, que se llama Urania, cuya capacidad de incendio es tan grande que abrasa el mástil y traspasa el fondo de la nave de tal manera que incluso si fuera bronce ésta se derretiría por el calor, así

    Un cierto sonido sonoro, como un chisporroteo, corresponde efectivamente a los fuegos de San Telmo.Cf.Jansáp. 140.

    C. IuliiSolini, Collectanea rerum memorabilium, iterum recensuitTh. Mommsen (editio altera ex editione anni MDCCCXCV lucís ope expressa). Berolini apud Weidmannos MCMLVIII p. 54.

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  • FRANCISCA MOYA DEL BAÑO

    pues si esta estrella se posase en la nave saben los marineros que sin duda pere-cerán. Y por el contrario las estrellas de los Castores son favorables a los na-vegantes".

    El Myth. Vat. 2. 132, después de decir que Castor y Pólux son propicios a los marineros, añade:

    quum stella sororis nautis signum sit perditionis ... Cuius stella, Urania dicta, malum perhibetur cauare et nauis ima pertundere, tanto incendii flagrans ardore, ut aes hoc soluatur calore. Quam quum nautae naui insidentem considerant, se perituros non dubitant.

    El Myth. Vat. 3. 3.8 coincide, aunque se expresa en otros términos, con las noticias precedentes:

    iuxta altiorem denique scientiam uel opinionem stella Helenae deputata nociua tempestatumque procreatrix est, fratrum uero propitiae. Unde Helena non incongrue causa fuisse mali uidetur. Inde est: quum iam damnata sororis / igne Therapnei fugerunt carbasa fratres.

    Así pues, noticias coincidentes y relación con Estacio y Plinio. En los textos latinos se ha llamado a Helena astra (Estacio, Silvas), igne (Es-

    tacio, Tebaida), stella (Plinio, Lactancio, Mit. Vaticanos), sidus (Solino). Recor-daremos de nuevo que estos nombres no deben interpretarse como astros o cons-telaciones sino como fuegos, resplandores, fenómenos luminosos y eléctricos.

    Los adjetivos que acompañan, además de Ilíaca, son nimbosa (Estacio, Sil-vas), dirá, minax (Plinio), perniciosissimum (Solino), nociva (Mit. Vat. 3). Los efectos que se atribuyen son malum cauare, maris ima pertundere (Lactancio, Mit. Vat. 2, Plinio), tempestatumque procreatrix (Mit. Vat. 3).

    Por tanto, siempre efectos negativos, influencia nefasta para el mar y los na-vegantes, en contra de la acción benefactora de sus hermanos. También se dedu-ce su consideración de diosa, divinidad inmortal igual que los Dióscuros.

    Con estas características representa una tradición aislada en la literatura, o al menos de la que no han quedado testimonios que corroboren su antigüedad ni su permanencia. Sosibio sólo decía que no era favorable, nada más; y la alterior scientia uel opinio del Mitógrafo Vaticano 3, aunque puede referirse a una creencia muy antigua, no es necesario que deba remontarse en cuanto a trata-miento literario más allá de Plinio y Estacio.

    Pero nos preguntamos: ¿cuál es esta estrella, este fuego que produce efectos tales? No debemos dejarnos guiar por el nombre de Urania que se le da en los textos de Lactancio y del Mit. Vat. 2; Urania no es nombre de ninguna estrella, que represente el catasterismo de Helena, ni de ningún fuego especial; Urania es lo mismo que caelestis, es decir que procede del cielo, adjetivo que se aplica a los fenómenos luminosos que aparecen en él. Partiendo equivocadamente de este adjetivo, se ha asimilado a Helena a la diosa Urania, nombre fenicio de Astroar-que de la que habla Herodiano 5. 6 4-5. Aquí, pues, sólo "celeste".

    674

  • ¿HELENA CONVERTIDA EN ESTRELLA?

    Aunque no menciona el nombre de Helena, en algunos textos de Séneca creo que hay evidentes alusiones a lo que así se llamaba, y pueden aportar datos para su identificación.

    Veíamos que en Plinio, Lactancio y los Mitógrafos se ponían en un mismo pla-no las estrellas de los Dióscuros y la de Helena, unas con unas propiedades, la otra con otras distintas.

    También hemos dicho que la de los Dióscuros son los fuegos de San Telmo y que parecería deducirse de estos textos que también la estrella perniciosa lo fue-ra, lo que es imposible27. Estas ideas erróneas podrían ser fruto de una tradición no cuestionada. Por eso pienso que Séneca aporta datos importantes para justi-ficar la no diferenciación por parte de Plinio de estas estrellas.

    Todos los ignes que aparecen en el cielo tienen un mismo origen; trabes et globi etjaces et ardores (N.Q. 1. 5) se producen por una masa de aire sometida a fricciones, lucha interna, etc.; estas colisiones pueden ser muy ligeras y originar "luces pequeñas".

    Lo importante para nosotros de esta explicación, aunque carezca, como es normal para su época, del rigor científico necesario, es que estos fenómenos lu-minosos (eléctricos añadiríamos) tienen el mismo origen; en 1.6, además, se aña-de que se forman igual que los rayos, pero necesitan de menor fuerza: Denique, ut breuiter dicam, eadem ratione fiunt ista qua fulmina, sed ui minore, o lo que es lo mismo, decimos, el rayo es otro fenómeno luminoso fruto de una gran coli-sión o de que las nubes sean grandes.

    Más adelante y después de decir que pueden verse incluso de día si su brillo es muy intenso, en 12, añade: Argumentum tempestatis nautaeputant, cum multae transuolant stellae, lo que se puede relacionar con los astra nimbosa de Estacio.

    Y continúa en 13: In magna tempestóte apparere quasi stellae solent uelo insidentes; adiuuari se tune periclitantes aestimant Pollucis et Castoris numine. Causa autem melioris spei est quod iam apparetfrangí tempestatem et desinere uentos. Si éstos son los Dióscuros, las otras stellae (trasvolant stellae) no pueden ser otra que la de Helena, pero que Séneca con acierto no hace semejantes.

    En 14 habla también de que en el campamento de los romanos pareció que ar-dían las jabalinas, al caer, según parece, unos fuegos (ignes) sobre ellas; a menudo, a modo de rayos suelen herir animales, arbustos, pero si emplean me-nor fuerza sólo se deslizan y posan, no dañan ni hieren.

    qui (se. ignes) saepe fulminum modo animalia ferire solent et arbusta. sed si minore ui utuntur, defluunt tantum et insidunt, non feriunt nec uul-nerant.

    ¿Qué es lo que hiere? Evidentemente el rayo, de ahí que digafulminum modo. Y pienso que no a modo, sino que es el rayo mismo, un rayo de aspecto muy es-pecial, semejante en apariencia pero distinto a otros fuegos y que, aun teniendo unj)rigenj3arecido (cf. 1. 5 y 6) es diferente en su fuerza y efectos.

    27 Aceptando el texto de Plinio especialmente y sin cuestionar nada, se mantiene esta teoría y se transmite la idea. Cf. por ej. Frazer a Pausanias 2. 1.9 donde habla de las luces que aparecen en los mástiles y dice que las dos luces eran una buena señal pero una luz sencilla era conocida por el nombre de Helena y considerada fatal.

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  • FRANCISCA MOYA DEL BAÑO

    Los ignes que hieren, por el contrario, sí pueden ser los mismos que aquellos que anuncian tempestades. Por lo que con estas dos características se está ha-blando de las dos cualidades que Estacio atribuía a la stella de Helena: nimbosa en Silvas, damnosa en Tebaida, daño que los comentaristas explicitan en rom-per, quemar, incluso en derretir metales (efectos todos ellos atribuibles al rayo, fuego, sí, semejante a otros pero más potente: puede verse incluso de día, etc.). Este último efecto, entre los atribuidos al rayo está en Lucrecio 6. 230: et liquidum punctofacit aes et aurum.

    Luego la Helena perniciosa de la que habla Estacio es el rayo. Partiendo pues de la valoración negativa, se ha llamado Helena al rayo, pero

    no al que se considera atribuido de Zeus y se identifica con él, es decir al zigza-gueante (no sería lógico que se arrebatase de alguna manera este rayo a Zeus o que el mismo rayo se considere atribuido de padre a hija) sino a una clase especial de rayo, cuya aparición es menos frecuente, a saber el rayo en bola28 que por su aspecto pudo muy bien ser llamado stella o astra además de ignis. Éste se parece a un globo de fuego de dimensiones variables, de 5 a 20 cms. de diámetro, que flo-ta en la atmósfera y suele moverse lentamente como arrastrado por las corrientes de aire (recuérdese por ejemplo: ut uolucres sedem ex sede mutantes de Plinio y transuolant stellae de Séneca). Pasa a veces entre obstáculos evitándolos; cuando choca con alguno, e incluso sin chocar, explota con gran ruido; sus efec-tos son los mismos del rayo ordinario: anuncia tempestades (recuérdese nim-bosa, tempestatum procreatrix), daña (damnata ... carbaso), incendia, funde metales (si aes ... soluatur), puede producir heridas y muerte (solent jerire), y puede caer en buques sobre todo de madera.

    De lo hasta ahora dicho podemos concluir lo siguiente:

    1. Helena fue divinizada como sus hermanos, pero del hecho de su inmorta-lidad tenemos poquísimas noticias, frente a las que la tradición recoge acerca de los Dióscuros. Ni siquiera Higino, ni Apolodoro dicen nada al respecto.

    2. Su conversión en estrella y su acción sobre los mares tampoco goza de una relevante presencia en la literatura clásica, en contraste con lo que ocurre con sus hermanos. En poesía sólo en Eurípides y Estacio, aunque con la diferen-cia de ser favorable en Eurípides y perniciosa en Estacio.

    3. Si actúa de modo diferente no será la misma estrella, sino que habrá que hablar de las estrellas de Helena, es decir de dos clases distintas de fuegos a los que se dio el mismo nombre. La estrella de Helena de la que habla Eurípides es un fuego de San Telmo como la de sus hermanos, puesto que no es lógico que só-lo por el hecho de que apareciesen una o dos causasen efectos distintos; la de Es-tacio es el rayo en bola, que aparece solo, o de uno en uno, aunque pueda suce-derse con mayor o menor intervalo de tiempo.

    Y por último, la cuestión de la estrella de Helena nos ha servido para poner juntos a dos autores, distantes en el tiempo pero muchas veces comparados por las deudas que Estacio tiene hacia Eurípides. No es aventurado afirmar que,

    28 Cf. J.M. Lorente p. 140, J.M. Jansá p. 136, Hernández Yzal p. 282. 29 Cf. Hernández Yzal p. 282.

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  • ¿HELENA CONVERTIDA EN ESTRELLA?

    aunque fuese también reflejo de una creencia popular en su época, la presencia de la estrella de Helena en Estacio deba explicarse como una imitación literaria de Eurípides, pese a que la interpretación sea distinta.

    Así pues la versión euripídea, que no gozó de eco alguno en autores griegos y romanos durante mucho tiempo, tuvo que esperar a que Estacio, que tan bien le conocía y a quien había proporcionado bastantes de sus peculiares tratamientos de temas mitológicos, lo recogiese30.

    FRANCISCA MOYA DEL BAñO.

    30 Sobre la original manera de tratar Estacio los motivos tomados de Eurípides concretamente en la Tebaida, cf. Rosa María Iglesias Montiel, ANUM XXXI, 1976, pp. 1-37, especialmente las pp. 32-33.

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